Está en la página 1de 4

acumular argumentos y en tal sentido solía utilizar el siguiente símil para destacar

la importancia de la construcción de los argumentos: <<Hay que sentido de las


bases y juntar datos; las premisas deben soportar el peso de las conclusiones >>".

Naturalidad

"El buen orador debe ser natural en la exposición de su discurso. Con ellos nos
referimos a que durante su intervención, debe ser tal y como es en su vida
privada, eliminando de su comunicación todo artificio que fuerce la expresión, la
voz, los gestos, etc.... Esto no le impedirá que vaya incorporando las técnicas y
mejoras que le va a proporcionar la oratoria, sino que esos progresos deberán
presentarse con naturalidad, como un añadido que deberá manifestarse de forma
espontánea y natural. El orador, por tanto, no puede transformarse en otra
persona cuando sube a los estrados, sino que tendrá que mantener su forma de
ser, torneada con los conocimientos y técnica que vaya aprendiendo".

Cualidades Morales

Honradez

(...) La honradez es uno de los valores que estructuran nuestro comportamiento


profesional, virtud ésta que para el abogado significa comportarse con integridad,
apegado a la realidad y en función de la verdad. Por ello, el buen abogado, siendo
honesto, se ganará la confianza y el respeto necesario para actuar con
independencia en el ejercicio profesional, actitud ésta que no solo se materializará
a través de la rectitud y probidad con la que el abogado debe desempeñar su
cargo, no perjudicando por acción u omisión, de forma manifiesta los intereses que
le fueren encomendados por su cliente, sino que igualmente, el abogado honesto
será respetado y considerado en sala como digno de atención".

Sinceridad

"Vinculada a la honradez, la sinceridad, o la expresión libre de mentiras, es prenda


del buen orador, puesto que la falta de ésta afectará a una de las consideraciones
más importantes que podemos esperar de jueces, abogados y clientes: nuestra
credibilidad, o lo que es lo mismo, la capacidad de ser creído, concepto que no
está unido a la veracidad del mensaje, sino a los componentes objetivos y
subjetivos que hacen que otras personas crean (o no) en dichos contenidos, lo
que, a su vez, nos lleva a la confianza que genera alguien que tenga credibilidad.
De este modo, un orador debe ser sincero en su actuación (decir y hacer). No hay
nada más desastroso para un orador forense que el haberse ganado fama de
embustero".

Empatía

"(...) Llamada también inteligencia interpersonal en la teoría de las inteligencias


múltiples

De Howard Gardner, es la capacidad cognitiva de percibir en un contexto común lo


que otro individuo puede sentir. También es un sentimiento de participación
afectiva de una persona en la realidad que afecta a otra. El orador forense, a
través de la empatía, o lo que es mismo, mediante la facultad de sentir los
sentimientos de alegría, pena, dolor, compasión etc, que afectan a tercera
persona, puede crear un valioso vinculo con el auditorio. Un orador que de verdad
entiende el sufrimiento de su cliente, es capaz de transmitir dicho sufrimiento; si
siente ira ante la hipocresía o falsedad de un testigo, sabrá trasmitir su ira y podrá
despertar la indignación, etc. Por el contrario, un orador insensible, frío y
calculador, jamás establecerá un contacto con su auditorio”.

Para el autor Pérez Valera: “Las principales cualidad del orador son:

a) Necesidad de hablar con orden y sosiego

Están muy equivocados los que piensan que para ser orador se debe hablar de
modo arrebatado y violento, con gritos y grandes exclamaciones. Cicerón escribe
que no puede ser buen orador:

Quien no puede decir nada con sosiego, nada con suavidad, nada proporcionada,
definida, ordenada y agudamente, sobre todo porque las causas deben tratarse de
este modo, unas enteras, y otras, en algunas de sus partes, si comienza
poniéndole fuego al asunto no estando preparados los oídos, parece que está loco
entre cuerdos y que, por así decir, se desmanda borracho entre sobrios”.”

Lo anterior tiene que ver con la actitud que asuma el orador. El ex abrupto del
mismo Cicerón al principio de su discurso contra Catilina es una excepción.

b) Importancia de la actitud

Para la persuasión es muy importante el modo como se presente el orador, ante


todo interiormente; es decir, debe asumir una actitud ante su auditorio y para ello
necesita captar la actitud que el auditorio asume ante él.65
La coherencia del orador con los valores que predica y los que ejerce en su
ejercicio profesional y en su vida privada es de suma importancia. Por un lado, el
orador debe ser un sujeto de una pieza, de modo que nadie le pueda echar en
cara alguna incongruencia entre lo que dice y lo que vive; por otro lado, la
verdadera vivencia de los valores que practica le proporciona una gran convicción
que impulsa su ímpetu oratorio. (…) Si es importante la actitud interna que asuma
el orador, también lo es el cuidado de su apariencia, ni desaliñada ni demasiada
acicalada. En el medio está la virtud.

(…) El señorío y la dignidad proporcionan al orador una gran seguridad; para


adquirirla, lo

También podría gustarte