Toyota Motor Corporation es el principal fabricante japonés de
automóviles que ha experimentado un crecimiento significativo en las ventas globales en las últimas dos décadas. Un problema clave que enfrenta es el diseño de su red global de producción y distribución. Parte de su estrategia es abrir fábricas en todos los mercados que atiende. Toyota debe decidir cuál será la capacidad de producción de cada una de las fábricas, puesto que esto tiene un impacto significativo en el sistema de distribución deseado. En un extremo, cada planta deberá equiparse sólo con producción local. En el otro, cada planta será capaz de proveer a todos los mercados. Antes de 1996, Toyota recurría a sus fábricas locales especializadas en cada mercado. Después de la crisis financiera asiática de 1996-1997, Toyota rediseñó sus plantas de manera que pudiera también exportar a mercados que permanecían fuertes cuando se debilitaba el mercado local, estrategia que recibió el nombre de “complemento global”. También es tema de debate si las plantas de partes de Toyota deben ser globales o locales. ¿Deberían diseñarse éstas para consumo local o debería haber algunas cuantas globales que suministraran a múltiples plantas de ensamblaje? Cualquier fabricante global como Toyota debe contestar las siguientes preguntas respecto a la configuración y la capacidad de la cadena de suministro: 1. ¿Dónde deberían estar ubicadas las plantas y qué grado de flexibilidad debería tener cada una de ellas? ¿Qué capacidad debería tener cada planta? 2. ¿Deberían ser capaces de producir para todos los mercados o sólo para mercados de contingencia específicos? 3. ¿Cómo deberían asignarse los mercados a las plantas y con qué frecuencia debería revisarse esta asignación? 4. ¿Qué grado de flexibilidad debería incorporarse en el sistema de distribución? 5. ¿Cómo debería valorarse esta inversión en flexibilidad? 6. ¿Qué acciones deben tomarse durante el diseño del producto para facilitar esta flexibilidad?