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ORÍGEN DEL NUEVO TESTAMENTO

Original: New Testament Origin


© by George M. Lamsa (The Aramaic Bible Society, 2004)

@ 2024 The Ucli Press (Traducción, edición y publicación para América Latina)

La presente obra ha sido traducida a partir de un ejemplar de la edición en


pasta blanda con las licencias bíblicas de Lucas 11:33 y 1 Corintios 3:22-23,
y sin otro afán que el de difundir gratuitamente lo mejor de la inteligencia
cristiana mundial en idioma español entre las juventudes estudiantiles y
profesionales de América Latina, para fomentar el desarrollo de una fe
cristiana inteligente.

The Ucli Press (ministerio editorial de La Ucli: La Universidad Cristiana Libre


Internacional) invita a sus alumnos, amigos y simpatizantes a que adquieran y
lean las obras del Dr. George M. Lamsa e inviten a otros a hacer lo mismo.

Esta edición libre en español siempre se distribuirá gratuitamente a quien


solicite un ejemplar en formato digital PDF a:

theuclipress@outlook.com
launiversidadcristianalibre@gmail.com
“Padre nuestro…”
Prólogo de Gene Scott

Conocí a George M. Lamsa por primera vez hace casi 40 años.


Dejó una impresión instantánea que nunca he olvidado. Como el
apóstol Pablo, irradiaba un compromiso con un “llamado” y,
como Pablo, tenía la intención de terminar su carrera. Desde
entonces, me tomé el tiempo para familiarizarme con su vida y su
obra, su pasión (o mejor, ese “llamado”) para concienciar al
mundo cristiano de la importancia del arameo, particularmente el
dialecto siríaco, para los primeros escritos del Nuevo Testamento.
La traducción de La Peshitta es el magnífico fruto de la vida de
sacrificio y dedicación de George Lamsa: peleó una buena batalla,
terminó su carrera y “mantuvo la fe”.
Aquí está el versículo en el idioma que amaba (2 Timoteo 4:7):

‫ܐܓܘܢܐ ܫܦܝܪܐ ܐܬܟܬܫܬ ܘܪܗܛ‬


‫ܫܠܡܬ ܘܗܝܡܢܘܬܝ ܢܛܪܬ‬

El legado de George ha sido recogido por la Sociedad Bíblica


Aramea y su presidente, Robert Allen, Jr. Como un “Timoteo”
para el apóstol Pablo, Bob Allen y sus asociados han publicado
nuevamente en inglés esta maravillosa traducción de La Peshitta.
Son dignos de elogio por este logro, y George Lamsa debe estar
sonriendo con su corona puesta en el lugar de sus recompensas.
No se puede subestimar la importancia de este trabajo. Cyrus H.
Gordon y Gary Rendsburg, en su cuidadoso estudio de “La Biblia del
Antiguo Cercano Oriente” (W.W. Norton & Company, cuarta
edición, 1997) afirman en las páginas 21 y siguientes:

“El idioma con la distribución más amplia en nuestro estudio


es el arameo. Hay evidencia del idioma arameo en registros del
segundo milenio a.C., los textos históricos comienzan en el
siglo VIII en las ciudades-estado de Aram (o el interior de Siria),
cuando desplazó al fenicio como lengua franca en Siria y en la
cercana costa de Asia Menor. A finales de siglo, el arameo ya
se había ganado el papel de lengua internacional en los círculos
oficiales, desde al menos Asiria hasta Judá (2 Reyes 18: 26; la
fecha es 701 a.C.). El logro es aún más notable porque los
arameos nunca forjaron un gran imperio, sino que difundieron
el idioma a través de medios relativamente pacíficos, en
particular migraciones y comercio tribales. Los aqueménidos
utilizaron el arameo como lengua interprovincial, al menos
para las áreas al oeste de Irán. Partes de la Biblia están escritas
en arameo, en particular grandes secciones de Daniel y Esdras.
[…] El arameo era tan grande que estaba destinado a reemplazar las
lenguas nativas de todo el Asia semítica fuera de Arabia y permaneció
hasta la conquista islámica en el siglo VII dC.” (el énfasis es mío)

La importancia y la influencia del arameo, y particularmente de


su dialecto siríaco (galileo), en el Nuevo Testamento están fuera de
toda duda. Jesús y sus discípulos hablaban galileo (siríaco); el
ministerio de Pablo comenzó en Siria (Damasco). Cada uno de los
viajes misioneros de Pablo comenzó en Antioquía en Siria —y regresó
allí. La primera ciudad-reino cristiana fue Edesa (siríaca), y la primera
armonía del Evangelio de Taciano fue en siríaco. Todo esto es bien
conocido por los estudiosos, pero la mayor parte del mundo cristiano
occidental ha seguido ignorando este papel crucial del siríaco.
Mientras escribo esto, estoy mirando una copia rara del Códice de Alepo
en mi escritorio, uno de dos grandes manuscritos en los que se basa el texto
recibido de la Biblia hebrea. Los márgenes son notas en taquigrafía aramea.
Las letras mayúsculas que ahora componen el alfabeto hebreo bíblico
fueron “tomadas prestadas” del arameo; los cristianos fueron llamados
“cristianos” por primera vez en Antioquía (Siria). También en mi
colección hay una copia del antiguo manuscrito bíblico, el Codex Bezae,
quinto en la línea de los Antiguos, es decir, “D” después del Sinaítico (‫)א‬,
el Alejandrino (A), el Vaticano (B) y (C) el palimpsista de Efraín. Los
eruditos han reconocido desde hace tiempo la dependencia del Códice Bezae
del siríaco antiguo. Además, el famoso Dr. Edgar J. Goodspeed comentó
sobre este tema (citado por el propio Dr. Lamsa en uno de sus libros) con
estas palabras:

“Jesús hablaba arameo. Todas sus palabras nos han llegado de ese
idioma. Las primeras historias de su vida y muerte fueron contadas
en arameo. Esto, ningún estudiante serio de los Evangelios lo niega
ya. La mayoría de los semitismos genuinos de los evangelios se
explican plena y naturalmente.” (Nuevos capítulos en el estudio del
Nuevo Testamento, MacMillan Co., Nueva York, p.148.)

Un último punto digno de mención sobre el tema es que Armenia


reclama el honor de ser el primer reino (o nación, siendo Edesa sólo una
“ciudad”) en aceptar la fe cristiana como su religión oficial. La
construcción del alfabeto armenio fue intentada por primera vez por un tal
obispo Daniel, que era sirio. El exitoso último alfabeto de Mesrop contenía
cuatro letras tomadas del siríaco. Según Bruce M. Metzger (The Early Versions
of The New Testament, Clarendon Press, Oxford, 1977, p. 157) “existen más
manuscritos de esta versión (armenia) que de cualquier otra versión antigua,
con la única excepción de la Vulgata latina.” (el énfasis es mío). Metzger
comenta en la página 165 de su discusión sobre la “base” de la versión
armenia que el famoso erudito J. C. “Conybeare adoptó la opinión, que
mantuvo hasta el final de su vida, de que la versión armenia estaba hecha del
siríaco.” (el énfasis es mío).
Así es, es importante una traducción al inglés de la Peshitta Siriaca
Antigua. Así que bienvenidos a la traducción del idioma del Galileo,
nuestro Señor y Salvador Jesús el Cristo.
Y realmente sí podemos decir que “algo bueno ha podido salir de
Galilea” (ver Juan 7:41,42,45).
Y felicitamos a Robert Allen, Jr. Y sus asociados en la “Sociedad
Bíblica Aramea” por hacer que esto sucediera. ¡Ellos “guardaron la fe”!

Dr. Gene Scott


Ph.D. Stanford University
Pastor de la Los Angeles University Cathedral
y voz docente de
“La Red Universitaria Mundial”.
Este volumen
está sincera y agradecidamente
dedicado al
Dr. Carlton Brooks Miller
NOTA PRELIMINAR

El autor, el Dr. George M. Lamsa, era un cristiano asirio. Nació el 5 de


agosto de 1890 en la pequeña ciudad de Marbisho, enclavada en un
profundo valle del río Tigris, a unas 50 millas al oeste del lago Urmiah,
en el noroeste de Irán. Sus antepasados eran pastores que vivían en tiendas
de campaña en el verano, mientras trasladaban sus rebaños de ovejas de
un pasto a otro, y en casas de piedra en Marbisho durante los fríos
inviernos. Hablaban el idioma que hablaba Abraham, y sus costumbres,
modales y forma de vida permanecían como desde antaño. El Dr. Lamsa
dominaba eminentemente su idioma nativo, el arameo, así como el inglés,
el turco y el español.
Su lugar de nacimiento estaba cerca de la disputada frontera entre
Turquía e Irán, y antes de la Primera Guerra Mundial, su contacto
principal con la civilización fue a través de misioneros.
Cuando aún era un bebé, su madre cristiana lo dedicó a Dios. Fue un
niño precoz con memoria fotográfica y un deseo constante de
conocimiento. A la edad de cuatro años ingresó a una escuela misionera
presbiteriana. Posteriormente, asistió a escuelas anglicanas y continuó
hasta la escuela secundaria y la universidad en Urmiah, Irán, donde
añadió inglés y turco a su arameo nativo.
La religión era muy importante para los cristianos en esta zona.
Reverenciaban la Biblia aramea como la verdadera palabra de Dios. Sólo
había una Biblia aramea y todas las copias eran idénticas. Los misioneros
occidentales no podían enseñar religión en las escuelas locales porque no
se toleraban ni siquiera las diferencias menores entre el texto arameo y la
versión King James. Por ejemplo, la traducción del texto arameo “Dios
mío, Dios mío, para esto me esperé”, lo que significa que este era su destino
tal como lo predijeron los profetas. Que Dios abandonara a Cristo era una
blasfemia.
Después de que Lamsa llegara a Nueva York en 1916, dedicó su vida
a traducir la Biblia de los textos arameos. Completó los cuatro Evangelios
en 1933, el Nuevo Testamento en 1940, y la Biblia entera en 1956, todos
publicados por la A.J. Holman Co. Aparte, escribió comentarios a la
Biblia y libros que describían los idiomas, costumbres y manerismos de
estos pueblos cristianos antiguos. El Origen del Nuevo Testamento fue
publicado por primera vez en 1947.
Lamsa murió en Turlock, California, el 22 de septiembre de 1975.

LOS PUBLICADORES
Prólogo del autor

FUE MI DESEO, ANTES DE LA TRADUCCIÓN de los cuatro


Evangelios del arameo, publicar una tesis sobre el origen del
Nuevo Testamento que demostrara que ninguna parte del mismo
fue escrita originalmente en griego. Llevo muchos años
estudiando el tema, recopilando material y realizando trabajos de
investigación. Pero, al no tener respaldo financiero, abandoné esa
idea y comencé a traducir el texto arameo del Nuevo Testamento
al inglés. Gracias a Dios, a la prensa estadounidense y británica,
y a la cálida recepción que recibió la obra por parte de los
ministros, los estudiantes de la Biblia y el público, pude continuar
y completar la traducción de todo el Nuevo Testamento y el Libro
de los Salmos, así como la redacción de un comentario a los
Evangelios y otro al resto del Nuevo Testamento.
Desde la publicación de estas obras, han llegado cientos de
cartas de eruditos, educadores, ministros, estudiantes de la Biblia
y hombres y mujeres que aman las enseñanzas de Jesús y están
ansiosos por recibir nueva luz sobre ellas. Algunos quieren saber
por qué este trabajo no se hizo antes. Algunos preguntan si
todavía se habla arameo; otros preguntan sobre el texto oriental,
los dialectos arameos y los cristianos en las tierras bíblicas. Nos
sorprende saber que sólo en Siria hay hoy alrededor de un millón
de cristianos que oran en arameo, y que algunos de ellos lo hablan
bien.
No tengo ninguna teoría propia que apoyar. Simplemente he
traducido el texto oriental del Nuevo Testamento del idioma
arameo, que es mi lengua materna, al inglés, mi lengua adoptiva.
El texto arameo oriental es venerado por todos los cristianos del
Cercano Oriente y la India, por los cristianos orientales
(erróneamente llamados nestorianos), los católicos romanos y los
monofisitas, y su originalidad y autoridad son sostenidas por
todas las iglesias antiguas de Oriente, así como por las
musulmanas. Sólo en las últimas dos décadas los cristianos
orientales han oído hablar de la teoría de que el Nuevo
Testamento se escribió por primera vez en griego.
El texto arameo habla por sí solo; no necesita defensa. Está
fuertemente respaldado por evidencia interna, por el estilo arameo
de escritura, modismos, metáforas y maneras orientales de hablar.
Dado que la fe cristiana es una religión oriental, las Escrituras
deben haber sido escritas en una lengua oriental. Este hecho será
fácilmente reconocido por cualquier filólogo familiarizado con las
lenguas semíticas. Soy uno de los millones de personas en países
bíblicos, tanto cristianos como mahometanos, que creen que el
Nuevo Testamento se escribió por primera vez en arameo y que
nuestros textos fueron cuidadosamente redactados desde tiempos
apostólicos.
Hace veinticinco años el arameo apenas era conocido en
Estados Unidos. Hoy en día, muchos eruditos y estudiantes de la
Biblia destacados están recurriendo al arameo para comprender
mejor las Escrituras. La mayoría de los eruditos prominentes que
sostuvieron, hace algunos años, que ciertas porciones de los
Cuatro Evangelios fueron escritas por primera vez en arameo,
ahora dicen que todo el Nuevo Testamento fue escrito
originalmente en arameo.
El arameo es, de hecho, la clave de las Escrituras y una
respuesta a muchos problemas del Nuevo Testamento. Ni una
palabra de Las Escrituras fueron escritas originalmente en griego.
Los propios cristianos griegos siempre han dado por sentado que
las Escrituras fueron escritas en arameo. Al estar Grecia cerca de
Siria, el pueblo griego fue el primero europeo en abrazar la fe
cristiana.
Mi propio pueblo, los asirios, estuvo gobernado por los turcos
durante casi seiscientos años. Hablamos, escribimos y oramos en
el idioma arameo de nuestros antepasados. Algunos hombres
hablaban turco. Yo era uno de los pocos que había aprendido la
lengua turca.
La afirmación de algunos eruditos de que el Nuevo
Testamento fue escrito por primera vez en griego es la razón
principal por la que, durante siglos, las Escrituras han sido
sometidas a revisiones infructuosas.

GEORGE M. LAMSA
CONTENIDO

CAP. PÁGINA
I. Origen arameo del Nuevo Testamento 1
II. La fe cristiana es una religión semítica 8
III. Las Iglesias griega y romana 13
IV. Griegos opuestos a la fe cristiana 20
V. El evangelio contrario a las instituciones romanas 25
VI. El griego es introducido al Cercano Oriente 30
VII. El griego no era hablado por los judíos 32
VIII. El arameo sobrevive a los persas, los griegos
y a las conquistas romanas 36
IX. Pablo escribió en arameo 38
X. Los judíos hablaban arameo 41
XI. El arameo es todavía una lengua viva 44
XII. Origen del texto del Nuevo Testamento 50
XIII. Dialecto del arameo galileo 57
XIV. El material de los Evangelios 62
XV. Mateo, el autor original 64
XVI. El Cuarto Evangelio 71
XVII. Las epístolas 74
XVIII. Los textos 79
XIX. El texto oriental 81
XX. El texto Peshitta 84
XXI. Los llamados Manuscritos en “Siriaco Antiguo” 89
XXII. Cómo comprobar un original 92
XXIII. La misión del traductor 97
ORÍGEN DEL NUEVO TESTAMENTO
CAPÍTULO I

ORIGEN ARAMEO DEL NUEVO TESTAMENTO

NI UNA PALABRA DEL ANTIGUO O DEL NUEVO


TESTAMENTO fue escrita originalmente en griego o en
cualquier otro idioma europeo. La teoría de que las
enseñanzas de Jesús se registraron por primera vez en griego
fue indudablemente motivada por el antisemitismo. Desde la
época de Constantino se han hecho muchos intentos de
occidentalizar el cristianismo, pero todos han fracasado,
dejando atrás conflictos, divisiones y odio. Los griegos no
sólo tenían su alfabeto y su cultura del Cercano Oriente, sino
también sus dioses paganos e incluso su cristianismo.
En cualquier país, los registros de la enseñanza y el
aprendizaje populares se encuentran invariablemente escritos
en la lengua de la gente común. Esto también se aplica a las
escrituras sagradas, que nunca están escritas en una lengua
extraña. Si preguntaras a los cristianos en tierras bíblicas en
qué idioma se escribió originalmente el Nuevo Testamento,
la respuesta inmediata sería: “En arameo, el idioma que
Jesús y sus discípulos y seguidores inmediatos hablaron y
escribieron”. Éste era el idioma que hablaban los asirios, los
judíos y los sirios, y que hoy se habla y se lee en las iglesias
antiguas del Cercano Oriente.
Nadie en Palestina y Siria pensaría ni por un momento
que los pobres y sencillos seguidores de Jesús, que fueron
reclutados entre los pescadores, intentarían escribir, o incluso
escuchar hablar o enseñar, en cualquier otra lengua que no

1
sea su propia lengua vernácula-aramea. Los Apóstoles
habían oído a su Señor hablar y predicar en arameo, y ellos
mismos naturalmente usaban la misma lengua en su
conversación y enseñanza diaria, y al escribir a su propio
pueblo. ¿Por qué deberían escribir en griego o en cualquier
otro idioma, incluso si pudieran llegar a dominarlo mucho?
Nadie en Estados Unidos dudaría de que John Wesley,
Phillips Brooks, la señora Ellen White (la fundadora de los
Adventistas del Séptimo Día) y la señora Mary Baker Eddy
escribieron sus obras en inglés, el idioma del pueblo a pesar
de que, cuando estos escritores vivían, como hoy, el francés
era el idioma internacional, y millones de personas hablaban
francés en Canadá, Luisiana, Nueva Inglaterra y otras partes
de América del Norte.
La mayoría de los eruditos coinciden en que Jesús y sus
discípulos hablaban arameo y que las enseñanzas de Jesús se
transmitieron en ese idioma. Ahora, por fin, algunos eruditos
europeos y americanos están empezando a admitir que
ninguna porción de las Escrituras fue escrita originalmente
en griego. El interés por el origen arameo está creciendo
considerablemente. Los miembros del actual comité de
revisión del Consejo Internacional de Educación Religiosa
dicen:

Mucho más generalizado que el uso de palabras tomadas


corporalmente del arameo o del hebreo es el moldeado del
estilo y del idioma según patrones semíticos. Esto es
especialmente notable en los Evangelios, la primera parte de
los Hechos y el Apocalipsis. Puesto que el evangelio fue
proclamado por primera vez en arameo, no es sorprendente
que las palabras registradas de Jesús y los apóstoles retienen
2
incluso en la traducción mucho de lo que es característico de
la estructura de las oraciones y el lenguaje semíticos
originales. Si hubo alguna traducción directa de fuentes
escritas arameas, además de la preservación de las formas
semíticas de hablar a través de la tradición y la traducción
oral, es una cuestión sobre la cual los miembros de nuestro
Comité no están de acuerdo. —Una Introducción a la Versión
Estándar Revisada del Nuevo Testamento, pág. 27.

El comité está de acuerdo en que la iglesia primitiva de


Palestina hablaba arameo y que los apóstoles transmitieron
el Nuevo Testamento primero a su propio pueblo en su
lengua nativa.
Los traductores del Nuevo Testamento al griego debieron
tener manuscritos en arameo para traducirlos a la lengua
griega. ¿Cómo podrían haberlo hecho de otra manera? Si no
tenían registro escrito, ¿cómo podemos creer que lo que
escribieron era verdad? ¿Cómo podría alguien intentar
traducir las obras de Shakespeare al chino o al ruso sin tener
un manuscrito en inglés? El Dr. James Henry Breasted dice:

También se había escrito una narración de la vida del


Maestro en arameo, el idioma en el que había predicado.
Éste desapareció, pero también aparecieron los relatos
griegos basados en la narrativa aramea, que fueron
ampliamente leídos por la gente común. —Tiempos antiguos,
una historia del mundo primitivo, pág. 662. Por el Dr. James
Henry Breasted, profesor de Historia Oriental. Universidad
de Chicago. Ginn & Co.

Antes de la traducción del Nuevo Testamento al griego,


el arameo era el idioma eclesiástico de los griegos conversos
3
a la fe cristiana, así como el árabe es el idioma sagrado de
millones de persas, hindúes, birmanos y otras razas que
habían abrazado la religión del Islam; y como el latín durante
muchos siglos fue la lengua escritural de los británicos,
alemanes y franceses.
Cuando el Nuevo Testamento fue traducido del arameo
al griego, los originales arameos en Grecia fueron
descartados y, con el tiempo, se perdieron; así como se han
perdido los originales de muchas obras filosóficas y literarias.
¿Dónde están los originales de la ley mosaica, o de Isaías y
Jeremías, o los originales de Platón y Aristóteles? Hay que
recordar que en aquellos primeros siglos no había bibliotecas
ni museos donde se pudieran guardar los libros de forma
segura. Los escritos sagrados y filosóficos se almacenaban
descuidadamente en los hogares y posteriormente se perdían
durante revoluciones, persecuciones y guerras. Además,
cuando un texto se traduce al habla vernácula de otro pueblo,
el manuscrito original pierde poco o ningún valor. Por
ejemplo, hoy tenemos miles de copias de obras que hace
medio siglo fueron traducidas del inglés e impresas en los
idiomas del Cercano Oriente. Los originales en inglés de los
que se tradujeron estas obras se han perdido, pero las
traducciones todavía están en circulación.
Es cierto que los originales arameos del Nuevo
Testamento se perdieron en Grecia e Italia, pero los
manuscritos arameos copiados de los primeros originales han
sobrevivido en Irak (Mesopotamia), Turquía e Irán, donde
todavía se habla arameo y es el idioma de los asirios y los
caldeos. Estos manuscritos se hallan en iglesias y en posesión
de obispos y sacerdotes.

4
Es interesante saber que, en el Cercano Oriente, cuando
los manuscritos envejecen, se copian con precisión y luego se
queman los originales. El escritor ha sido testigo de varias
quemas de este tipo. Esto se hace porque los orientales
consideran que cada palabra de las Escrituras es sagrada y,
por lo tanto, no quieren ver la escritura sagrada
desmoronarse y ser pisoteada.
Esta quema de textos antiguos puede responder a quienes
se preguntan: ¿Dónde está el original del Nuevo Testamento
que escribieron los Apóstoles? La respuesta es esta: estos
originales fueron descartados y quemados después de ser
copiados. Pero las copias de estos textos han sobrevivido sin
modificaciones hasta nuestros días en arameo, lengua en la
que fueron escritos.
No se menciona la pérdida de las Escrituras arameas en
la historia de la Iglesia de Oriente; ni hay ningún registro de
que se haya hecho una traducción del griego. Por otra parte,
los cristianos de Oriente se jactan con justicia de que ellos,
entre todos los demás cristianos, fueron capaces de conservar
los sagrados escritos de las Sagradas Escrituras desde los
tiempos apostólicos hasta nuestros días sin revisiones,
alteraciones ni falsificaciones.
El Dr. J. Goodspeed dice:

Pero no debemos detenernos en los detalles, por muy


atractivo que resulte explorarlos. Intentemos abordar en
términos generales todo el problema. Jesús hablaba arameo.
Todas sus palabras nos han llegado desde ese idioma. En él
se contaron las primeras historias de su vida y muerte. Esto
ya no lo niega ningún estudiante serio de los Evangelios. La
mayoría de los semitismos genuinos de los Evangelios
5
quedan así explicados plena y naturalmente. —New Chapters
in the New Testament Study, Macmillan Company, Nueva
York, p. 148.

El Dr. Albert T. Olmsted, de la Universidad de Chicago,


afirmó recientemente que los Evangelios no fueron escritos
originalmente en griego, como suponen los estudiosos del
Nuevo Testamento, sino en arameo, el idioma del Cercano
Oriente hablado por el mismo Jesús. (tomado de Associated
Press, 6 de febrero de 1942). El Dr. Olmsted, sin darse cuenta
de que algunos de los manuscritos arameos todavía existen,
sugirió traducir el griego nuevamente al arameo y luego el
arameo al inglés. Un proceso así nunca podría restaurar las
palabras originales de Jesús. Por lo tanto, una traducción
completa y fiel debe basarse en un texto arameo de la Antigua
Iglesia de Oriente. Hoy tenemos el texto arameo de los rollos
del Antiguo y del Nuevo Testamento.
Los libros sagrados de otras religiones han sido revelados
y escritos en los idiomas hablados por los fundadores y sus
seguidores, y luego los escritos originales fueron traducidos a
los idiomas de los conversos de otras razas. La ley de Moisés
fue escrita en la lengua semítica que hablaban los hebreos; el
Corán fue escrito en árabe. La literatura sagrada de las
religiones del Lejano Oriente estaba escrita en chino e hindú,
los idiomas de sus propios pueblos. Martín Lutero escribió en
alemán y Cromwell en inglés. ¿Por qué el evangelio cristiano
debería escribirse en una lengua extraña que los orientales no
podían hablar ni leer y que no se hablaba en Palestina y Siria
más allá de los círculos oficiales?

6
Ireneo lo describe como compuesto originalmente en
“hebreo”, es decir, Arameo; pero nos ha llegado sólo
en griego. —César o Cristo, Will Durant. Simon &
Schuster, Nueva York. pag. 556.

Cuando el Nuevo Testamento fue traducido a los


idiomas europeos, los textos arameos eran desconocidos en
Europa. El griego fue el primer idioma del cristianismo
occidental. Antes de la traducción de la Vulgata por
Jerónimo en el siglo IV, toda la literatura sagrada en Grecia
y Roma estaba escrita en griego. El resto de Europa aún no
se había convertido, por lo que las Escrituras cristianas no
fueron traducidas a otras lenguas occidentales.

7
CAPÍTULO II

LA FE CRISTIANA ES UNA RELIGIÓN SEMÍTICA

ERA NATURAL QUE LA FE CRISTIANA SE


DIFUNDIERA en primer lugar entre la gente de origen y
trasfondo cultural semita. El judaísmo es una religión oriental.
Los profetas, Jesús y sus discípulos fueron orientales, y el
Antiguo Testamento fue escrito en lengua semíticas para los
hebreos. Jesús instruyó a sus discípulos a que no fueran a otra
gente sino a “las ovejas perdidas de la casa de Israel”. Las
tribus perdidas estaban dispersas en Mesopotamia y Persia.
Habían sido llevadas cautivas por los asirios en el 721 a.C. (ver
2 Reyes 17). Los galileos eran descendientes de los pueblos del
lado oriental del Río Éufrates; habían sido forzados por los
reyes asirios a migrar a Galilea, en el norte de Palestina.
Los galileos, los judíos y los sirios fueron los primeros
pueblos en aceptar las enseñanzas de Jesús. Incluso, los apóstoles
comenzaron a enseñar en las sinagogas, y por consecuencia sus
convertidos eran sus compatriotas y sirios, especialmente de
entre aquellos que se habían unido en matrimonio con judíos,
como lo fue el caso de Timoteo y Tito, de quienes el texto
oriental declara que sus padres eran arameos y sus madres, judías
(Hechos 16:1; Gálatas 2:3). En Éfeso, los convertidos a la fe
cristiana eran judíos y sirios. (arameos). “Y esto fue conocido por
todos los judíos y los arameos [sirios] que moraban en Éfeso. Y
el temor cayó sobre todos, y el nombre de nuestro Señor Yeshua

8
fue exaltado” (Hechos 19:17, texto oriental [arameo]). Entonces,
una vez más, los cristianos continuaron durante algún tiempo
adorando en el templo judío y en las sinagogas, observando las
costumbres y tradiciones judías y guardando la ley mosaica y el
sábado. Durante casi dos siglos los obispos de Jerusalén fueron
semitas. En otras palabras, los seguidores de Jesús eran leales a
las enseñanzas de los profetas expuestas por su Maestro, quien
les había dicho que no había venido a destruir la ley y los profetas
sino a cumplirlos. Jesús dijo:

No penséis que he venido para abrogar la ley o los


profetas: no he venido para abrogar, sino para cumplir.
Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la
tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que
todo se haya cumplido. Por tanto, cualquiera que
transgreda uno de estos mandamientos más pequeños y
así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el
reino de los cielos; pero cualquiera que los cumpla y los
enseñe, será llamado grande en el reino del cielo (Mateo
5:17-19).

Evidentemente Jesús no dejó dudas en la mente de sus


discípulos sobre su lealtad a los mandamientos y las enseñanzas
de los profetas.
El Dr. Urquhart lo expresa de esta manera:

También se nos dice que el núcleo de las primeras


asambleas cristianas era mayoritariamente judío: los
apóstoles comenzaron en las sinagogas, y los conversos
que se reunían procedían, en primera instancia, de sus
propios compatriotas, de los prosélitos gentiles que
estaban unidos con ellos, y de los gentiles buscadores de
Dios que frecuentaban las sinagogas judías. Cuando
9
tenemos en cuenta que estos eran los conversos originales;
que serían los maestros de todos los que se reunirían
después; y que para ellos los libros del Nuevo Testamento
estaban destinados, ante todo; entendemos por qué el
carácter hebreo [hebreo significa arameo tal como lo
hablaban los hebreos] del Nuevo Testamento habría sido
inevitable, incluso si no hubiera sido diseñado a propósito.
—The New Biblical Guide, por el Rev. John Urquhart, vol.
VII, pág. 325, 326.

Los cristianos occidentales olvidan que la fe cristiana es


una religión oriental y la Biblia un libro oriental escrito por
orientales para uso de su propio pueblo, en primer lugar.
También olvidan que los manuscritos bíblicos han estado muy
difundidos en el Cercano Oriente desde la antigüedad, en gran
contraste con la escasez y la adquisición y uso
comparativamente reciente de las Escrituras en Europa y
América. Esto era natural, porque la fe cristiana comenzó en
Oriente. Los occidentales olvidan que la versión King James
fue hecha hace sólo trescientos treinta y cinco años. Los
británicos y otros pueblos europeos recibieron sus Escrituras
unos mil setecientos años después de que los cristianos del
Cercano Oriente recibieran las suyas. La mayor parte de
Europa se convirtió a la fe cristiana después de los siglos VIII
y X. Estas conversiones se realizaron mediante edictos
imperiales: el pueblo apenas sabía nada acerca de las
enseñanzas de Cristo. Los francos, lombardos, sajones y
británicos se vieron obligados a aceptar la fe cristiana
occidental. El uso de la Biblia como literatura estuvo prohibido
hasta el siglo XVI y los cristianos europeos fueron quemados
vivos o ejecutados de otro modo por la traducción y posesión
de literatura sagrada. Incluso en Inglaterra, que fue la cuna de
10
la libertad del culto en Occidente, muchos obispos y clérigos se
opusieron a la traducción y publicación de la versión King
James, calificándola de sacrílego. Por otra parte, antes de la
conversión de Constantino, los griegos y los romanos
prohibieron la religión cristiana, y la literatura sagrada
cristiana fue quemada durante las persecuciones que
comenzaron bajo Nerón en el año 64 y duraron hasta el 318.
Antes de la publicación de la versión King James, los
manuscritos latinos estaban encerrados en bóvedas, de modo
que sólo unos pocos sacerdotes y monjes tenían acceso a ellos.
En aquella época los manuscritos arameos eran desconocidos
en Europa y el griego aún no se enseñaba en Europa.
Cuando Erasmo emprendió su trabajo de traducir las
Escrituras, no pudo encontrar una versión griega completa en
Holanda o Inglaterra. Tuvo que reconstruir uno. Desde
entonces, Westcott, Hort y otros han hecho muchos intentos
para reconstruir la versión griega y revivir el aprendizaje del
griego. Este trabajo ha dado lugar a nuevas revisiones basadas
en nuevas teorías que han sido introducidas de vez en cuando,
principalmente por académicos alemanes.
En gran contraste con la escasez de manuscritos bíblicos en
Europa, como se acaba de señalar, las Escrituras circularon y
se leyeron en Palestina, Siria y Asiria (Mesopotamia), en
iglesias y hogares, desde el comienzo mismo de la fe cristiana
hasta el día presente. De hecho, la Biblia ha sido la única fuente
de inspiración para sostener la fe de estos pueblos que tanto
han sufrido por la causa de su religión. En muchas regiones,
las Biblias escritas sobre piel eran la única literatura que se
encontraba hasta hace poco, cuando se introdujeron los libros
impresos por los misioneros. Los manuscritos arameos se han
transmitido sin falsificaciones. Esto se debe a que la Iglesia de

11
Oriente (la fe cristiana en el Imperio Persa) estaba libre de las
herejías y controversias que estallaron en Asia Menor, Grecia,
Roma, Alejandría y en otras partes del Imperio Romano, y que
duraron hasta el siglo XVII. La fe cristiana oriental siempre ha
sido independiente de Constantinopla y Roma. Ni los
emperadores ni los papas bizantinos pudieron establecer su
autoridad en esa parte del mundo antiguo.
Antes del surgimiento del Imperio Británico, los cristianos
de Europa no tenían contactos reales con los del Cercano
Oriente. Sabían muy poco sobre las costumbres orientales y las
lenguas semíticas. Esta puede ser la razón por la que DaVinci
describe a Jesús, la Virgen María y los apóstoles pescadores
vestidos con costosas túnicas carmesí en lugar de simples
prendas campesinas. Los árabes y los turcos eran hostiles a la
fe cristiana europea, y los turcos cerraron la ruta a la India y a
otras partes del Medio Oriente y el Lejano Oriente. Fue esta
situación la que impulsó a Cristóbal Colón a cruzar el
Atlántico en busca de una nueva ruta hacia la India. Además,
durante muchos años Europa estuvo desgarrada por
revoluciones y disputas sobre diversas doctrinas eclesiásticas e
interpretaciones bíblicas.

12
CAPÍTULO III

LA FE CRISTIANA ROMANA Y GRIEGA

LOS PRIMEROS CRISTIANOS EN ROMA FUERON


COLONOS JUDÍOS y comerciantes de Palestina y Siria.
Pablo estaba muy ansioso de visitarlos para compartir con
ellos las verdades que le habían sido reveladas después de
su conversión, y fortalecer su fe en Cristo (Romanos 1:11-
16). Cuando llegó a Roma como prisionero fue recibido por
cristianos conversos (Hechos 28:15). Pablo predicó a los
judíos e hizo otros conversos (Hechos 28:24).
Las Escrituras llegaron a Europa occidental a través de
Roma; por lo tanto, la mayoría de los países europeos
rastrean el origen de su fe cristiana hasta Roma. Hasta la
época de la Reforma se les conocía como “cristianos
romanos”. El idioma eclesiástico durante un tiempo fue el
griego y luego el latín. En el siglo V, las dificultades
geográficas, las guerras, las divisiones y las controversias en
la Iglesia, hicieron que las relaciones entre las iglesias
europeas y las iglesias madres en Oriente, fueran
imposibles. Los emperadores persas y los gobernantes árabes
no tolerarían las visitas de cristianos occidentales a tierras
bíblicas. Es interesante saber que, desde la época de San
Pablo hasta el siglo XIII, sólo un prelado cristiano de Oriente
pudo visitar Italia y Francia. Ese era Barsoma, un cristiano
mongol. Fue enviado a Europa por Khan Argun, Rey
13
oriental, en el año 1287. El papa Nicolás V se sorprendió al
saber que la Iglesia de Oriente había sobrevivido a las
persecuciones paganas y musulmanas. Barsoma, el
representante de la iglesia y del estado del rey Argun, se
sorprendió al descubrir que había cristianos en Europa.
Taciano, un teólogo y filósofo asirio, visitó Roma y otros
centros cristianos en Occidente alrededor del año 150 d.C.
Al parecer, los romanos recibieron sus Escrituras de los
griegos. Algunos de los griegos fueron convertidos por San
Pablo, Timoteo y otros misioneros judíos y sirios, quienes fueron
enviados por las iglesias de Jerusalén y de Antioquía en Siria.
Así, uno puede ver el crecimiento milagroso de la fe cristiana
difundiéndose primero entre la gente de raza y cultura semíticas
tanto hacia el este como hacia el oeste en los imperios persa y
romano. Más tarde, la historia de la cruz fue anunciada de un
pueblo a otro. Esto también se aplica a la literatura sagrada. El
Nuevo Testamento fue traducido de una lengua a otra. Primero,
estaba escrito en arameo, el idioma que hablaban y en el que
escribían los seguidores de Jesús galileos, palestinos y sirios.
Años después ya estuvo disponible para pueblos de otras razas.
En otras palabras, la fe cristiana salió, antes que nada, de tierras
semíticas. Se difundió entre los pueblos semíticos que estaban
emparentados por lazos de sangre, tradiciones y costumbres; y
más tarde se extendió a los griegos, romanos, francos, británicos
y otras razas europeas.
La conquista griega de Asia no alteró las costumbres,
religiones e instituciones sagradas orientales establecidas desde
hacía mucho tiempo. Tampoco cambió el idioma del pueblo.
Fue imposible para cuarenta y cinco mil macedonios (griegos)
cambiar, en un tiempo relativamente corto, la vida cotidiana de
millones de personas en el Cercano Oriente. Después de la
muerte de Alejandro, su imperio se dividió entre sus generales.
14
En Siria, Persia y Egipto se establecieron reinos nativos,
gobernados por generales griegos y administrados por pueblos
orientales. Por otro lado, los griegos tomaron ricos botines de
Babilonia y Persépolis e introdujeron así el arte y la cultura
orientales en el mundo occidental. El Dr. James H. Breasted
dice:

Si bien las victorias y conquistas de Alejandro destruyeron


el poder militar de Oriente, la vida cotidiana y la
civilización de los pueblos de Oriente continuaron siendo
una fuerza permanente, ejerciendo una presión constante
sobre la vida del mundo del Mediterráneo oriental: en
comercio, en forma de gobierno, en costumbres y usos, en
arte, industria, literatura y religión. Por lo tanto, cuando la
fe cristiana surgió de Palestina, como veremos, no fue más
que una entre muchas otras influencias del Oriente que
estaban pasando hacia el Occidente. —Ancient Times, a
History of the Early World, pág. 481, del Dr. James Henry
Breasted, director del Instituto Oriental y profesor de
Historia Oriental en la Universidad de Chicago. Ginn y
Compañía, 1935.

La ocupación griega fue breve. La fuerza expedicionaria


macedonia era relativamente pequeña en comparación con
millones de fuerzas sirias, asirias y babilónicas que se alistaron
en el ejército de Alejandro durante su marcha hacia la India y el
Turkestán. En todas partes el ejército griego se vio reforzado con
fuerzas nativas que estaban esclavizadas por el dominio persa y
que acogieron con agrado la ocupación griega. Además, los
griegos conquistaban en busca de un rico botín. Ningún griego
se estableció jamás en Babilonia, Persia y Asiria, y el griego
nunca llegó a ser la lengua vernácula en Oriente.

15
El concepto engañoso de que se hablaba griego en
Palestina y Siria surgió del hecho de que los griegos
gobernaron durante un breve período (300 a.C. a 65 d.C.) en
esa parte del mundo. Es cierto que el dominio griego estaba
establecido en todo el mundo en aquellos días, pero era una
mera ocupación militar, similar a la que tenemos ahora en
Alemania y Japón. La conquista griega no alteró en modo
alguno las costumbres, el idioma o el modo de vida de
millones de orientales. Los cuarenta y cinco mil griegos que
marcharon desde Siria hasta la frontera con China murieron
en su mayor parte de malaria y otras enfermedades
climáticas. Se dice que sólo unos pocos generales escaparon
al desastre de la audaz penetración del ejército macedonio en
el corazón de Oriente. Incluso el propio Alejandro murió de
malaria en Babilonia.
Es cierto que tras la muerte de Alejandro su vasto imperio
quedó dividido entre sus cuatro generales; Siria cayó en
manos de Antíoco Nicátor. Los griegos lograron establecer
dinastías en Babilonia, Siria y Egipto, pero la administración,
los ejércitos y las cortes de estos reinos eran nativos, como en
el caso de Gran Bretaña, que durante varios siglos ha estado
gobernada por reyes de origen alemán. Los reyes griegos
adoptaron la lengua y las costumbres nativas del mismo
modo que los príncipes alemanes adoptaron el idioma inglés
y el estilo de vida inglés. Por lo tanto, el idioma griego se
hablaba sólo en la corte. Cuando los romanos sucedieron a
los griegos en 67 a.C., algunos de los funcionarios romanos
altamente cultos hablaban griego porque el griego se
enseñaba en Italia y era el idioma de los italianos cultos.

16
Por otra parte, los pueblos de Siria, Palestina y
Mesopotamia, en su comercio, religión e industria,
continuaron utilizando sus propias lenguas y dialectos
nativos, que eran arameos. Hicieron esto incluso durante la
ocupación romana que duró hasta la época de la conquista
árabe en el año 650 d.C. De hecho, el arameo persistió
incluso bajo la ocupación árabe y turca, y se habló en el
Líbano y Siria hasta hace unos siglos. Hoy en día, el arameo
sigue siendo el idioma eclesiástico de casi un millón de
sirios en el Monte Líbano y se habla en Siria y
especialmente en el norte de Mesopotamia. Si el griego
hubiera suplantado al arameo, como sostienen
erróneamente algunos eruditos, hoy esta gente oraría y
hablaría en griego en lugar de arameo.
Los eruditos occidentales deberían recordar que los
romanos gobernaron estos países antiguos durante seis
siglos, pero nunca lograron establecer el idioma latino.
¿Cómo entonces pudieron unos pocos miles de griegos
haber logrado establecer su lengua y forma de vida en el
Cercano Oriente en tres siglos? Esto no es todo. Los turcos
también gobernaron estas tierras durante más de siete siglos,
hasta que fueron expulsados por los británicos en 1918,
pero nunca lograron establecer su idioma o cultura. Los
nativos continuaron como si nada hubiera pasado,
hablando sus propias lenguas nativas, adorando según sus
propias creencias y manteniendo sus antiguas costumbres
bíblicas. Este hecho es ahora conocido por todos los que
han viajado y estudiado en el Cercano Oriente.

17
Antes de la ocupación británica de la India y Egipto, el
mundo occidental apenas sabía nada sobre Oriente. Casi
todo lo que se escribió en Alemania, Inglaterra y América
en relación con la fe cristiana oriental fue conjetural o
tendencioso. Por lo tanto, todo el conjunto de evidencia
relativa a la teología bíblica y la gente de Oriente debe ser
reexaminado a la luz de los hallazgos actuales y del idioma
arameo.
Otro factor es este: si la gente del Cercano Oriente
hablaba griego y sus Escrituras estaban escritas en ese
idioma, ¿por qué sus descendientes no lo sabían? ¿Por qué
a varios cientos de millones de mahometanos y cristianos,
desde el primer siglo, se les ha enseñado que Jesús, sus
apóstoles y los primeros cristianos hablaban arameo y que
las Escrituras fueron escritas en ese idioma? Hace
veinticinco años, este escritor quedó estupefacto al
enterarse de la creencia predominante en Europa y
América de que las Escrituras se escribieron primero en
griego.
Comparemos el dominio británico en el Cercano
Oriente con el de los griegos. Los británicos han estado
gobernando casi tanto tiempo como los griegos, pero de
ninguna manera su lengua ha suplantado a las lenguas
nativas. Las masas de hindúes, árabes, birmanos y egipcios
hablan y rezan en sus propias lenguas nativas. Sólo unos
pocos altos funcionarios y eruditos hablan y leen el idioma
inglés. Además, los libros de texto y los registros judiciales
y gubernamentales están en lenguas nativas. Los
funcionarios británicos aprenden el idioma nativo, pero

18
pocos nativos aprenden inglés. Todo inglés que haya sido
administrador o cónsul dará testimonio de este hecho.
Todos les dirán que ni siquiera el Imperio Británico, con
todo su genio, sus instituciones educativas, sus empresas
misioneras, su prensa y su radio, ha logrado hacer el inglés
el idioma oficial de su vasto imperio asiático y del Cercano
Oriente. Ahora bien, ¿cómo puede alguien suponer que los
griegos habrían logrado derrocar el idioma de tantos
millones de personas en una época en la que se desconocía
la imprenta y en la que la lectura y la escritura estaban
limitadas a los sacerdotes y a unos pocos funcionarios del
gobierno?

19
CAPÍTULO IV

LOS GRIEGOS SE OPUSIERON A LA FE CRISTIANA

LOS GRIEGOS Y LOS ROMANOS HICIERON TODOS LOS


ESFUERZOS POSIBLES para erradicar la fe cristiana, destruir las
Escrituras Sagradas y suprimir las enseñanzas de Jesús. Los griegos
en particular eran hostiles a las enseñanzas de la religión judía.
Arrestaron a Pablo y a Silas, acusándolos de ser maestros de la
religión judía y de costumbres extrañas:

Y los llevó a los magistrados, diciendo: Estos hombres,


siendo judíos, alborotan mucho nuestra ciudad, y enseñan
costumbres que no nos es lícito recibir ni observar, siendo
romanos [ciudadanos romanos] (Hechos 16:20, 21).

Los griegos de Éfeso y de otras partes de Asia Menor eran


devotos seguidores de Artemisa la Grande (Diana), diosa de los
efesios. No estaban interesados en las enseñanzas de un hombre
que había sido condenado y crucificado por los romanos.
Persiguieron y asesinaron a los seguidores de Jesús durante casi
cuatro siglos. Consideraban que la fe cristiana era hostil a las
religiones paganas y contrario a sus instituciones. Los judíos,
especialmente los fariseos, también eran fuertes enemigos de los
griegos.
Los griegos estaban celosos de sus propios dioses paganos y de
sus costumbres religiosas. Demetrio advirtió a los artesanos que
hacían altares de plata para Artemisa, sobre el peligro de las
enseñanzas de Pablo en Éfeso. Cuando los efesios oyeron hablar

20
de la nueva enseñanza se llenaron de ira y se amotinaron (Hechos
19:21-41). Los cristianos en Éfeso eran judíos y arameos (Hechos
19:17, texto oriental).

Los opositores más fuertes de estos amigos de los


griegos eran los hombres piadosos o jasidim que
querían ser a toda costa leales a la ley y las costumbres
de los padres. —Die Geschichte des Volkes Israel [La historia
del pueblo de Israel] de Ludwig Albrecht, Gotha, 1926.

El apóstol Pablo era fariseo y un observador estricto de la


ley y las enseñanzas mosaicas, a las que se oponían los griegos.
Antes de su conversión fue un celoso perseguidor de los
seguidores de Jesús. Confesó que persiguió a la Iglesia en Judea
y participó en el asesinato de Esteban. La persecución en Judea
fue tan severa que los cristianos tuvieron que abandonar sus
hogares y huir a Siria. Pablo, antes Saulo, fue enviado luego a
Damasco por el Sumo Sacerdote para suprimir la nueva fe
cristiana, pero se convirtió a Cristo en su camino a Damasco,
donde fue sanado y bautizado por Ananías (Hechos 9). Luego,
Pablo pasó tres años en el desierto, estudiando las enseñanzas
de Jesús y preparándose para una gran obra misionera. Fue
designado misionero entre los judíos en Asia Menor y otras
partes del Imperio Romano. Cuando los judíos de Corinto lo
rechazaron, él los dejó y se fue a trabajar entre los gentiles.

Y cuando aquellos se opusieron a ellos [se opusieron a


él, en el texto arameo], y blasfemaron, él sacudió sus
vestiduras y les dijo: “Vuestra sangre sea sobre vuestras
cabezas; Estoy limpio; desde ahora iré a los gentiles
(Hechos 18:6).

21
Como hemos dicho, hubo algunos griegos conversos
durante la época de Pablo, pero la obra evangélica entre los
griegos y romanos comenzó en una época en la que la fe
cristiana estaba fuertemente establecida en Palestina, Siria y
Mesopotamia, y después de que el evangelio en arameo había
tenido amplia circulación. ¿Cómo entonces pudieron haberse
registrado las Escrituras en griego después de la conversión de
Pablo, cuando el mismo Pablo estaba ocupado en suprimir
iglesias fuertemente organizadas en Judea y Siria que ya
estaban usando las Escrituras arameas? Estas iglesias debieron
haber tenido copias de las Escrituras en su propio idioma para
poder convertir a la gente de otras razas, y Pablo
evidentemente tenía Escrituras cuando fue por primera vez a
Asia Menor, Grecia y Roma. Por otra parte, la fe cristiana fue
prohibida en el Imperio Romano. ¿Quién se atrevería a
emprender una tarea tan peligrosa cuando miles de cristianos
estaban siendo asesinados? La obra de las Escrituras comenzó
después de la conversión de Constantino, cuando la influencia
del idioma griego comenzó a extenderse en Oriente. Hasta
entonces el arameo había mantenido su supremacía como
lengua tanto del comercio como de la religión. El griego se
utilizó en Egipto y la parte occidental del Imperio.
Las siguientes son citas de Renan, el famoso erudito y
arqueólogo francés, que pasó muchos años en Palestina realizando
trabajos de investigación para el Gobierno Imperial de Francia:

No es probable que Jesús supiera griego. Esta lengua


estaba muy poco difundida en Judea más allá de las
clases que participaban en el gobierno, y las ciudades
habitadas por paganos, como Cesarea. […]
Entonces, ni directa ni indirectamente llegó a Jesús
22
ningún elemento de la cultura griega. No sabía nada
más allá del judaísmo; su mente conservaba esa libre
inocencia que una cultura extendida y variada
siempre debilita. Permaneció, en el seno mismo del
judaísmo, ajeno a muchos esfuerzos a menudo
paralelos al suyo. —The Life of Jesus, de Ernest
Renan, A. L. Burt. págs.90, 92.

El difunto Dr. F.C. Burkitt, de Cambridge, dice:

Pero nuestro Señor y sus discípulos hablaban


arameo; no hay nada que sugiera que conocieran la
versión griega actual [se refiere aquí a la versión
griega del Antiguo Testamento que se hizo en
Alejandría, Egipto, alrededor del año 300 a.C.]. En
las sinagogas oían leer las Escrituras en hebreo
original, seguidas de una traducción más o menos
estereotipada al arameo de Palestina, el idioma del
país, primo en sí mismo del hebreo. Por lo tanto, un
dicho fielmente relatado de Jesús o de Pedro debería
concordar con el hebreo en contra del griego, o al
menos no debería adquirir su sentido e idoneidad a
partir de una traducción peculiar en el griego. […]
Aparte de la cuestión del lenguaje y de la crítica
puramente literaria, los tres evangelios sinópticos
podrían ser traducciones del arameo. Las ideas
principales de los evangelios sinópticos, las frases
fundamentales en torno a las cuales se mueven los
pensamientos pertenecientes al evangelio, tienen
todas su explicación e ilustración en el judaísmo
23
contemporáneo. El reino de Dios, el Cristo o
Mesías, el Día del Juicio, el tesoro en el cielo, el
seno de Abraham… todas estas son ideas judías,
enteramente ajenas al pensamiento nativo del
mundo grecorromano. —Dr. F.C. Burkitt, The
Earliest Sources of the Life of Jesus. págs. 25 y 29. E.P.
Dutton & Company, Nueva York. Constable
Publishers, Londres, Inglaterra.

Los escritores del Nuevo Testamento dan testimonio


del hecho de que esta literatura sagrada fue escrita para los
judíos y los miembros de las Diez Tribus que estaban
esparcidas en Mesopotamia (Asiria) en el Imperio Persa,
Asia Menor y otras partes del Imperio Romano. Que el
evangelio de Jesucristo fue predicado primero a estas
personas, es un hecho conocido basado en la evidencia que
está fuertemente respaldada por los Evangelios, el libro de
los Hechos y las epístolas. En otras palabras, el Nuevo
Testamento es un recordatorio para el pueblo del Antiguo
Testamento, los hebreos, de que Jesucristo es el Mesías
prometido y que las Escrituras se han cumplido. No hay
nada en el Nuevo Testamento que sea ajeno a la cultura
hebrea y semítica.

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Muchas bendiciones y hasta pronto.


The Ucli Press
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