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PERSONA, DERECHO CONSTITUCIONAL, DERECHO PROCESAL

CONSTITUCIONAL, GARANTÍAS, DERECHO A LA TUTELA JUDICIAL


EFECTIVA
LA PERSONA
Creado por Dios, el hombre es una unidad esencial (hipostática, como dicen los
teólogos) de espíritu y materia, que nace y se desarrolla en esta tierra junto a
otros hombres, seres y cosas, donde desarrolla sus singulares y únicas
potencialidades y trata de alcanzar su destino temporal y trascendente.
Este presupuesto fue reconocido en documentos básicos de la historia del
derecho como en la Declaración de la Independencia de los Estados Unidos, de
1776, en vísperas del nacimiento del constitucionalismo, donde se proclamó:“que
todos los hombres son iguales por la naturaleza; que a todos le ha dotado el
Creador con ciertos derechos inalienables entre los cuales figura la vida, la
libertad y la procuración de la felicidad. Que para seguridad de estos derechos
fueron creados los gobiernos, cuyo legítimo poder dimana del consentimiento de
los gobernados(...)”.
En la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, del 26 de agosto
de 1789, se dijo que: “Los representntes del pueblo francés(...)han decidido
exponer en declaración solemne, los Derechos naturales, inalienables y sagrados
del hombre, (...) y que “Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en
derechos. Las distinciones sociales sólo pueden fundarse en la utilidad común.”
(art. 1)
La Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU de 1948 dice al
comenzar su preámbulo:“(...)que la libertad, la justicia y la paz en el mundo
tienen por base el reconocimiento de la dignidad intríseca y de los derecho iguales
e inalienables de todos los miembros de la familia humana(...)”.Y agrega: “Todos
los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derecho y, dotados como
están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los
otros.”(art.1)“El objetivo de toda asociación política es la conservación de los
derechos naturales e imprescriptibles del hombre. Estos derechos son: la libertad,
la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión.”(art. 2)
Más cerca de nosotros la Constitución de Córdoba de 1987 establece en su
preámbulo como primera “finalidad(la) de exaltar la dignidad de la persona y
garantizar el pleno ejercicio de sus derechos”. En el artículo 20 expresa que:“Los
derechos enumerados y reconocidos por esta Constitución no importan
denegación de los demás que se derivan de la forma democrática de gobierno y
de la condición natural del hombre.”
DERECHO
El hombre cuando intenta desarrollar su personalidad en la vida de relación con
otras personas necesita proteger los bienes que le son propios como el: su
libertad (que reside en su espíritu), su vida (en su cuerpo) y su trabajo (expresión
de su realidad espiritual y material), y para ello es que ejerce el derecho a la
libertad, a la vida y al trabajo, que tienen por límites el derecho que los demás.
El ejercicio de estos derechos obliga a encontrar una relación justa, entendiendo
por justicia el “dar a cada uno lo suyo”, lo que constituye la esencia del derecho.
La ley que es la causa eficiente del derecho, es el ordenamiento de la razón y
mandato por el que determina que es lo justo y que no lo es, teniendo siempre
por finalidad el bien común. Cuando decimos ley nos referimos tanto a la ley
natural, si de derecho natural hablamos, como a la ley positiva, si se trata de la
sancionada por la autoridad social, pero que nunca deben contradecirse, ya que
el orden natural y el derecho natural son el fundamento de la organización social
y de la ley positiva. El hombre ha sido creado, como un “aparato muy complejo”,
según dice Abelardo Rossi, que trae “consigo las leyes fundamentales físicas,
químicas, matemáticas y metafísicas, etc. de su ser y su obrar”, su manual de
funcionamiento, donde están las reglas que lo rigen, que son las leyes naturales.
Cuando los seres humanos se organizan en sociedad, dictan leyes positivas
inspiradas en el derecho natural que, según dice Arturo Ponsati,
es“(...)algo ontológico, en cuanto la naturaleza del hombre es una realidad
ontológica, que existe con el propio hombre, no separadamente de él. Y es algo
ideal, porque se fundamenta en las necesidades inteligibles de esa misma
estructura ontológica”(...)”Los principios del derecho natural deben ser pensados
más que como algo dado, estructurado y establecido en la conciencia moral de
la humanidad, como esquemas dinámicos, de contenido progresivo, histórico,
existencializado, tal cual es posible obtenerlo en las captaciones primeras del
conocimiento por connaturalidad. El orden natural no debe ser tomado como un
dato consumado y adquirido, sino como un proyecto que se nos impone en
conciencia, que existe en las cosas como exigencia de su propia esencia.”
El derecho natural tiene su primera formulación en la filosofía de los estoicos, en
la antigüedad griega; fue asumida y desarrollada luego por la filosofía cristiana,
especialmente por Santo Tomás; es retomado en la Edad Moderna, en clave
racionalista, donde se llegó al exceso de creer que el derecho natural podía
engendrar un derecho positivo universal, válido en toda circunstancia de tiempo
y espacio. Esto trajo las reacciones positivistas negatorias del derecho natural, y
de quienes, como Hans Kelsen, identifican derecho con la ley y declara a “la
norma jurídica totalmente independiente de la noción de norma moral y al afirmar
la autonomía del derecho respecto de la moral”, que luego tuvieron dificultades
para explicar los fundamentos axiológicos y justificativos de las leyes positivas
injustas.
Las leyes positivas no deben prescindir de los principios de derecho natural,
extraídos de la conciencia moral de la humanidad. El conocimiento de la ley
natural ha sido progresivo por parte de la misma y el avance en materia de
derechos humanos ha sido históricamente lento y plagado de obstáculos. Hay
normas positivas en que poco influye el derecho natural, como las determinadas
por convenciones sociales (por ejemplo: las que fijan la dirección del tránsito o
el huso horario). Pero cuando el legislador positivo dicta leyes injustas,
repugnantes a la dignidad del hombre y al derecho natural, como las racista de
Adolfo Hitler, no merecen ser consideradas como ley, ni ser acatadas. No
concebimos, como dice Germán J. Bidart Campos[9], un mundo del derecho
donde tenga cabida lo injusto, lo contrario a lo recto, a lo derecho.
Con Alfredo Fragueiro, podemos decir que el derecho es: la relación interpersonal
justa, que tiene su origen en la ley, de naturaleza ética y dirigida al bien común.
CONSTITUCIÓN
El concepto de constitución, desde el último cuarto del siglo XVIII en que se inició
el constitucionalismo -con la revolución norteamericana y francesa-, incluye en el
contenido de esta palabra de origen latino, constitutio, que a su vez deriva del
verbo constituere: instituir, fundar, una serie de ideas que intentaremos sintetizar
de las siguientes manera:
l. Es una Ley suprema, escrita, sistematizada y rígida, o sea dificultada en la
forma de su modificación, que es síntesis y justificación de las demás normas que
componen la “pirámide invertida” que conforma el plexo legislativo del Estado de
Derecho que implanta.
2. Es el acta de fundación, que organiza y reparte las competencias entre la
sociedad política y el estado, que es parte de la misma, en todos sus niveles
(federal, provincial y municipal) y los órganos del gobierno que la presiden
(poderes legislativos, ejecutivo y judicial, y el ministerio público).
3. Es la garantía de la dignidad de la persona humana, razón de ser de la misma
y de la sociedad y el estado que organiza; de sus bienes fundamentales: la
libertad, la vida y el trabajo, y de los derechos que a ellos protegen, desde que
el hombre se asocia con otros en la vida social. También es garantía de los
derechos de las sociedades o asociaciones intermedias.
4. Limita y desconcentra el poder del estado para garantizar un amplio espacio
de libertad dentro de la sociedad política, de allí la adopción de la teoría de la
“división de poderes” y del necesario equilibrio y diferencia que debe haber entre
gobierno y control.
5. Establece las "reglas del juego" políticas y sociales que regulan, racional e
incruentamente, el conflicto político, que la democracia no suprime, pero que lo
hace más civilizado, y donde se integra en los órganos de gobierno a la oposición.
6. Es un compromiso que el constituyente asume para organizar la sociedad
política y que las generaciones posteriores ratifican, con mayor o menor fidelidad
a sus disposiciones, recreándolas y haciéndolas viva en la aplicación cotidiana de
sus normas.
7. La legitimidad de la Constitución reside en la mayor o menorcreencia de la
gente en la bondad de sus cláusulas y en la razón de ser de su vigencia. Mientras
más creemos en sus principios y "reglas de juego" más legítimas serán las
conductas, los valores y las normas que contiene y signan la vida de la sociedad
que ordena.
8. La estable temporalidad de su vigencia y la permanencia de la idea que se
tenga de ella la constituyen en la mejor garantía de seguridad jurídica de la
sociedad donde tiene vigencia.
9. La futuridad que contienen sus cláusulas –siempre que no sean un mero
“catálogo de ilusiones”-, o sea los anhelos, aspiraciones, propósitos, objetivos,
metas e ideales a los que se compromete una sociedad cuando ejerce el poder
constituyente y en las reformas que se le hagan, son la “carta de navegación”
por donde transitará la historia de la misma.
10. Es, por último, el símbolo de la Democracia, porque sus cláusulas reflejan el
régimen político de “Democracia constitucional” y el estilo de vida “republicano
democrático” que significa: un gobierno elegido por el pueblo, el Estado de
derecho, la garantía a los derecho humanos, la limitación del poder, la libertad
de expresión y el reconocimiento de la influencia de la opinión pública en las
decisiones políticas, la regulación de la contienda política y la pluralidad de
opiniones, partidos, grupos y organizaciones sociales.
Este concepto de constitución se encuadra en lo que Karl Loewenstein denomina
constitución en sentido estricto o garantista, que se contrapone a la nominal o
semánticas, que se conforman con organizar el poder sin limitarlo y a las
constituciones-fachadas, seudoconstituciones o constituciones trampa, ya que lo
que se lee en las mismas no se observa en la realidad y la libertad y los derechos
que declaman son letra muerta para sus destinatarios.
GARANTÍAS

La palabra garantía, que algunas veces se lo usa como sinónimo de derechos


fundamentales, proviene del término anglosajón warranty, que significa
asegurar, proteger, defender o salvaguardar (to warranty) un derecho. Se trata
entonces de remedios, formas o procedimientos destinado a la protección de los
derechos.
La primera garantía que tienen los derechos humanos es la Constitución, que
como ley suprema determina e indica básicamente qué es lo bueno y qué es lo
malo; qué es lo justo y qué es lo injusto y qué es lo permitido y qué es lo prohibido
en una sociedad política organizada por ella misma.
Esta certidumbre se complementa con las instituciones políticas creadas,
también, por la Ley Fundamental, como son el estado federal, las provincias y los
municipios; la división y limitación de los poderes de gobierno, y la representación
democrática, cuyos fundamentos son los principios republicanos y democráticos
destinados a proteger y resguardar los derechos de las personas. Todo esto nos
permite afirmar que la Constitución es un Código de Garantías.
A ello hay que agregar el sistema de control de supremacía constitucional, que
deviene del ejercicio del poder constituyente y que ha sido diseñado por la
jurisprudencia como ser el caso “Sojo” en Argentina fallado por la Cote Suprema
de Justicia, siguiendo a la Suprema Corte de los Estados Unidos a partir de la
doctrina del caso “Marbury” de 1803, sin el cual las cláusulas de la Constitución
serían letra muerta.
A estos tres niveles de garantías debemos agregar los procesos constitucionales
destinados a proteger específicamente los derechos, como son las acciones de
libertad, amparo, acción de protección a la privacidad y popular y las acciones o
recursos de inconstitucionalidad, etcétera.
Pero estos mecanismos, mencionados en el Texto Fundamental, necesitaban ser
reglamentados y explicitados en su procedimiento por las leyes. En la actualidad
estos procesos están regulados en forma eficiente, en el Código Procesal
Constitucional (Ley 254) a diferencia de otros países como en la Argentina donde
estos procesos cuentan con normas dispersas e insuficientes, que merecerían ser
sistematizada en un Código, como lo son otras materias de la legislación de fondo
y de forma. A título de ejemplo podemos decir que el amparo está regulado
todavía por ocho leyes, con modalidades diferentes, todas las cuales fueron
dictadas antes de la reforma constitucional de 1994. Las dos primeras, y las más
importantes, la ley 16.986 – que establece el amparo contra actos u omisiones
de autoridad pública- y el Código de Procedimientos Civil y Comercial de la Nación
–contra actos u omisiones de particulares-, fueron dictadas por gobiernos de
facto, que con dichas disposiciones pretendieron limitar su empleo. El hábeas
corpus (acción de libertad) esta regulado, todavía, por la ley 23.098, dictada
antes de la reforma de 1994, y no prevé los casos de privación de la libertad
física producida por particulares, ni la de desaparición forzada de personas,
incluida en el artículo 43 de la Constitución. No está previsto en su legislación
nacional un procedimiento específico para la acción de inconstitucionalidad, ni la
declaración de oficio de inconstitucionalidad, ni para ejercer el derecho de
rectificación previsto en el artículo 14 de la Convención Americana sobre Derecho
Humanos, ni el procedimiento del amparo colectivo, previsto en el referido
artículo. 43.
1.- CARACTERES GENERALES DE LAS GARANTIAS
En la historia de la humanidad se evidencia una continua violación de los
derechos humanos. En esta tesitura si partimos del Derecho Romano que es
fuente de nuestra legislación vemos que se encuentra plasmado en la ley de las
XII Tablas, la Ley del Talión “ojo por ojo y diente por diente”, es decir que los
propios ciudadanos podían hacerse justicia por su propia cuenta, de otro lado
existía una discriminación entre ciudadanos y no ciudadanos. A propósito existe
en los “Hechos de los Apóstoles” un pasaje mediante el cual el apóstol Pablo en
su calidad de ciudadano romano pide que previamente se le efectúe un juicio, en
parte dice: “es licito juzgar a un ciudadano romano sin previo juicio?”; demuestra
que los no ciudadanos podían ser juzgador sin ningún juicio lo que al presente
se denomina SIN EL DEBIDO PROCESO.
Durante la Edad Media la humanidad fue absorbida por la religión cristiana
instancia en la cual la teología con “la Summa Teológica” de Santo Tomas,
domina todo el pensamiento de la época, de otro lado el Feudalismo nace como
una Institución cuyos caballeros, son dueños y señores de sus feudos donde
administra justicia creando el vasallaje, existían feudos que se vendían junto con
los siervos de la gleba, es decir con los trabajadores convertidos en siervos que
no podían cambiar su situación y eran vendidos como actualmente se vende en
el oriente de nuestro país, terrenos con cabezas de ganado.
Todo cambiará a partir de la Revolución Francesa de 1789 con movimientos e
ideas culturales de la Ilustración con representantes como Robespierre,
Montesquieu con el “Espíritu de las Leyes” que propone la separación de los
poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, Rosseau con obras como el “Emilio” y el
“Contrato Social” y sobretodo en materia penal con la obra del conde CESARE
BECCARIA, “DE LOS DELITOS Y DE LAS PENAS”, en cuyo contenido se humaniza
por primera vez el derecho penal.
Se debería estudiar por separado el pensamiento de Beccaria, hombre de la
Ilustración que nunca ejerció la abogacía y que en un tiempo record de
aproximadamente 6 meses escribió su obra por el año 1740, sin embargo tiene
páginas donde habla de la eliminación de la tortura y la implantación de
verdaderos derechos para cualquier sindicado de un delito.
2.- Garantías Jurisdiccionales.
Las garantías jurisdiccionales son las que tienen mayor tradición y, para muchos
autores, teniendo en cuenta la independencia del poder judicial, constituyen la
mejor garantía de los derechos humanos.
Las garantías jurisdiccionales presuponen la existencia de la garantía denominada
derecho a la jurisdicción, que puede ser definido como "el derecho de carácter
medial que permite la defensa jurídica de todos los derechos, mediante un
proceso garantizado, decidido por un órgano jurisdiccional"
También se puede definir el derecho a la jurisdicción como el derecho que todo
ser humano tiene:
• a no se afectado en su libertad sin intervención de un órgano jurisdiccional
y,
• a que las quejas, agravios, etc, que pueda tener el habitante de un país
sean ventilados ante un órgano judicial del Estado y eventualmente
satisfechos.
El derecho a la jurisdicción tiene una doble dimensión:
• Una dimensión negativa: nadie se puede ver privado de su libertad o de
su propiedad sin un proceso realizado conforme a derecho (due process
of law), en el que sea oído, sus razones sean consideradas y la prueba
concerniente a sus derechos recibida y debidamente apreciada. Ese
proceso regular debe culminar también en un pronunciamiento también
regular, que no implique fallos que puedan descalificarlo como acto
jurisdiccional.
• Una dimensión positiva: todo miembro de la comunidad debe tener a su
disposición remedios rápidos y eficaces que tutelen sus prerrogativas y
pretensiones, de modo que nadie se vea privado del auxilio jurisdiccional.

DERECHO CONSTITUCIONAL
El derecho constitucional es la rama del derecho público en el cual el
ordenamiento jurídico regula las relaciones entre las personas y entidades
privadas con los órganos que muestra el poder público. El poder político es la
rama jurídica que une todos los ámbitos de estudio del derecho que están
relacionadas con el fenómeno político que se encarga de estudiar y dirigir las
leyes fundamentales de los derechos humanos, tanto del mando constitucional
como del estado
DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL
La Constitución es la ley fundamental, que además de dar validez a las demás
normas del ordenamiento jurídico, contiene los principios esenciales que el mismo
despliega y desarrolla. Entre sus cláusulas y principios se establecen
procedimientos que tienen por finalidad hacer efectivo los propósitos que la
misma se fija y hacer funcionar los órganos de gobierno y de la administración
del Estado que la misma crea y organizada.
En consecuencia, el Derecho no es susceptible de ser parcelado, aunque para el
dictado de las leyes y normas haya órganos competentes para hacerlo, atento
las personas, el territorio o las materias que las mismas abarcan y obligan. La
Constitución es la que hace el reparto de esas competencias y la que determina
las materias y organismos encargados del dictado de dichas normas.
Dentro del texto de la Constitución hay procedimientos y procesos, alguno de los
cuales se entienden abarcados por esta nueva disciplina que se denomina
Derecho Procesal Constitucional, aunque todavía no tiene un objeto claramente
determinado, y donde no faltan quienes lo quieren desplazar al campo del
Derecho Procesal, o ubicarlo en una situación intermedia. El estudio de las
garantías constitucionales, los procesos que se han diseñado para hacerlas
efectivas y los órganos encargados para encausarlas han dado pie para el estudio
de lo que se ha dado en llamar el Derecho Procesal Constitucional, que pretende
ser una disciplina autónoma del Derecho Constitucional y del Derecho Procesal.
Para nosotros abarca los procedimientos que establece la Constitución pero no
faltan quienes la limitan a los procesos que se tramitan en lo que se ha dado en
llamar la Jurisdicción constitucional.
En cuando a la legislación es importante señalar la "Ley de Procedimientos
Constitucionales" de El Salvador, aprobada el 14 de enero de 1960 y publicada
en el Diario Oficial de 22 de enero de 1960; la "Ley de Amparo, Exhibición
Personal y de Constitucionalidad" de Guatemala, en vigencia desde el 14 de enero
de 1986; la "Ley de Jurisdicción Constitucional" de Costa Rica N° 7135, publicada
en La Gaceta de 19 de octubre de 1989 y rectificada por Fe de Erratas a La
Gaceta de 9 de noviembre del mismo año; o la "Ley de Control Constitucional"
ecuatoriana, promulgada el 2 de julio de 1997; y en la edición del Diario Oficial
“El Peruano”, del 23 de mayo de 2004, se ha publicado la ley 28.237 denominada
Código Procesal Constitucional, que entró en vigencia el primero de diciembre de
ese año en la hermana República del Perú, que consta de un título preliminar y
trece títulos, 121 artículos siete disposiciones finales y dos transitorias, no usa la
denominación de “garantías constitucionales” sino la de “procesos
constitucionales”. Este código tiene por antecedente la ley 23.506 de Hábeas
Corpus y Amparo, de 1982. Además de los principios generales el Código regula
los procesos constitucionales del hábeas corpus, de amparo, de hábeas data, la
acción de cumplimiento y el control de supremacía constitucional, mediante los
procesos de acción popular ante el Poder Judicial; el proceso de
inconstitucionalidad -por vía directa-, que se ventila ante el Tribunal
Constitucional; y el proceso competencial, entre distintos entes estatales, que
también es de conocimiento y decisión del Tribunal Constitucional.
DERECHO A LA TUTELA JUDICIAL EFECTIVA
Derecho fundamental que asiste a toda personar para reclamar ante los órganos
de la jurisdicción, la protección de los derechos de que es titular, así se ha
establecido por diferentes Autos Supremos y Sentencias Constitucionales de
nuestro país señalándose en lo pertinente que:
“La tutela judicial efectiva o el derecho de acceso a la justicia, es reconocido e
incorporado de manera expresa en la CPE de 2009, en el art. 115, dentro del
capítulo dedicado a las garantías jurisdiccionales, ambos contenidos en la Primera
Parte del texto constitucional, intitulado “BASES FUNDAMENTALES DEL
ESTADO, DERECHOS, DEBERES Y GARANTÍAS”; de ahí, emerge su
importancia dentro de la gama de derechos y garantías que ciñen y sientan los
fundamentos del Estado Plurinacional de Bolivia.

Tanto la doctrina como diversa jurisprudencia es coincidente al afirmar que la


tutela judicial efectiva consiste de manera general en la protección oportuna y
realización inmediata de los derechos e intereses legítimos de las personas por
parte de las autoridades que ejercen la función jurisdiccional; en consecuencia,
es el derecho otorgado al ciudadano de exigir al Estado haga efectiva su función
jurisdiccional.” AUTO SUPREMO Nº 192/2015-RRC de 19 de marzo de
2015

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