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El marxismo historiográfico y el historicismo clásico son corrientes del siglo XIX que se desarrollaron con diferentes enfoques pero también tuvieron influencia mutua, compartiendo el interés por una historia crítica y rigurosa basada en análisis documentales. Si bien difieren en su visión de la razón, el sujeto histórico y la libertad, ambas corrientes enriquecieron la historiografía al aportar nuevos métodos y perspectivas para comprender los procesos históricos de manera más matizada.
El marxismo historiográfico y el historicismo clásico son corrientes del siglo XIX que se desarrollaron con diferentes enfoques pero también tuvieron influencia mutua, compartiendo el interés por una historia crítica y rigurosa basada en análisis documentales. Si bien difieren en su visión de la razón, el sujeto histórico y la libertad, ambas corrientes enriquecieron la historiografía al aportar nuevos métodos y perspectivas para comprender los procesos históricos de manera más matizada.
El marxismo historiográfico y el historicismo clásico son corrientes del siglo XIX que se desarrollaron con diferentes enfoques pero también tuvieron influencia mutua, compartiendo el interés por una historia crítica y rigurosa basada en análisis documentales. Si bien difieren en su visión de la razón, el sujeto histórico y la libertad, ambas corrientes enriquecieron la historiografía al aportar nuevos métodos y perspectivas para comprender los procesos históricos de manera más matizada.
Una posible hipótesis que encontramos a partir de relacionar entre el
marxismo historiográfico y el historicismo clásico a un nivel mundial es la siguiente:
El marxismo historiográfico y el historicismo clásico son dos corrientes que
se desarrollaron en el siglo XIX con diferentes enfoques y objetivos, pero que también tuvieron puntos de contacto e influencia mutua. El marxismo historiográfico se basa en la idea de que la historia es el resultado de la lucha de clases y de las contradicciones económicas y sociales que se dan en cada época. El historicismo clásico, por su parte, se centra en el estudio de los hechos históricos como una totalidad, sin imponer esquemas previos ni leyes generales, sino atendiendo al contexto y a la singularidad de cada acontecimiento.
Ambas corrientes comparten hasta cierto punto el interés por la historia
como una ciencia crítica y rigurosa, que debe apoyarse en el análisis de las fuentes documentales y en el método filológico. También coinciden en rechazar las concepciones idealistas y románticas de la historia, que se basaban en la imaginación, el sentimiento o la voluntad. Sin embargo, se diferencian en el papel que le otorgan a la razón, al sujeto y a la libertad en la historia. El marxismo historiográfico considera que la razón es una herramienta para comprender las leyes objetivas que rigen el desarrollo histórico, que está determinado por las condiciones materiales y las relaciones de producción. El sujeto histórico es la clase social, que actúa según sus intereses y su posición en el sistema económico. La libertad es una posibilidad que se abre con la superación del capitalismo y la instauración del socialismo. El historicismo clásico, en cambio, sostiene que la razón es insuficiente para captar la complejidad y la diversidad de la realidad histórica, que está conformada por múltiples factores y circunstancias. El sujeto histórico es el individuo, que tiene una personalidad única e irrepetible, y que puede influir en el curso de los acontecimientos con su acción. La libertad es una condición inherente al ser humano, que puede ejercer su autonomía moral y política. 2
La influencia mutua entre estas dos corrientes se puede observar en algunos
aspectos. Por un lado, el marxismo historiográfico incorporó algunos elementos del historicismo clásico, como la atención al contexto histórico, la valoración de la diversidad cultural y nacional, o la crítica a las visiones eurocéntricas y etnocéntricas de la historia. Por otro lado, el historicismo clásico también se vio influido por el marxismo historiográfico, especialmente por su análisis de las estructuras económicas y sociales, su visión dialéctica de la historia, o su compromiso con los movimientos emancipatorios. Así, se puede afirmar que ambas corrientes contribuyeron al desarrollo de la historiografía moderna y aportaron nuevos enfoques y métodos para el estudio del pasado.
En cuanto a su impacto en la visión de la historia universal, tanto el
marxismo historiográfico como el historicismo clásico han contribuido a una comprensión más profunda y matizada de los procesos históricos. El marxismo ha proporcionado herramientas para analizar las dinámicas de clase y los conflictos sociales, mientras que el historicismo ha ofrecido una perspectiva más amplia y descriptiva de los acontecimientos históricos.
Por lo tanto, se podría argumentar que la interacción entre el marxismo
historiográfico y el historicismo clásico ha enriquecido la historiografía y ha ampliado nuestra comprensión de la historia universal, ampliando los horizontes a la comprensión de hechos, sucesos y comportamientos y ayudando al estudio de nuestra historia y nuestro avance en esta.