14 TYFF (Dragons of Preor) Celia Kyle & Anne Hale

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CRECER
Dragones de Preor
CELIA KYLE
MADRE HALE
Contenido
Descripción
Capítulo 1
Capitulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
capitulo 14
Capítulo 15
capitulo 16
capitulo 17
capitulo 18
capitulo 19
capitulo 20
capitulo 21
capitulo 22
capitulo 23
capitulo 24
capitulo 25
capitulo 26
capitulo 27
capitulo 28
capitulo 29
capitulo 30
capitulo 31
capitulo 32
capitulo 33
capitulo 34
Sobre los autores

Descripción
Tyff no estaba buscando el amor. Casi voló sobre él.
Tyff siempre había sido un guerrero Preor dedicado de la Tercera Flota. Su único objetivo es
demostrar su valía como guerrero y ascender en la cadena de mando. Sin embargo, ha sido
pasado por alto una y otra vez. Incluso más que el avance, anhela una pareja. Ansiaba lo que
ve que otros Preor poseen tan fácilmente. Pero hasta ahora, el Saber ha permanecido ausente,
al igual que su compañero.
Cuando se le asigna la tarea de volar sobre algunos campos ocupados por la resistencia
humana, se toma su trabajo en serio, creyendo en el futuro de combinar las especies humana
y Preor. Simplemente no puede entender la violencia de los humanos y lo brutales que son
entre ellos.
Parece que solo empeora cada día que los Preor están presentes en el planeta Tierra.
¿Tyff siquiera quiere una pareja humana considerando que son tan egoístas e
imprudentes?
Su elección se le quita cuando vuela demasiado cerca de Renay. Feliz con su vida en un
pequeño pueblo rural como bibliotecaria, es una chica sencilla con necesidades sencillas.
Hasta que Tyff se acerca.
Ahora todas las apuestas están canceladas y estas dos almas están furiosas en infiernos de
necesidad y conocimiento hasta que se ponen las manos encima. Todo ese deseo reprimido es
va a hacerlos estallar. Entonces Tyff comprenderá que incluso con gran

brutalidad y violencia, los humanos son capaces de algo aún más fuerte.
Gran amor.
Capítulo uno
El viento suspiró a través de las alas de Tyff mientras navegaba por el cielo. Quería
volar más alto y sumergirse en las nubes, pero no podía. Tenía demasiado trabajo
que hacer.
Por lo general, la amplia extensión del cielo le habría aclarado la mente, pero todavía
se perseguía en círculos. El hilo de aire a través de sus escamas carecía de un rastro
de su magia habitual, dejándolo sintiéndose incómodo. Había habido un ataque, y
algo en su interior le dijo que examinara de cerca el daño.
Se abalanzó hacia abajo, manteniendo los ojos fijos en el suelo. Recorrió las áreas
planas alrededor de la ciudad y pudo ver el terreno lleno de sitios de explosión. La
resistencia había causado algunos daños, pero aún había muchas posibilidades de
que sobrevivieran. Fiel a su naturaleza, estaba decidido a barrer cada centímetro del
lugar.
Otros Preor también estaban dando vueltas por la ciudad y los notó mientras agitaba
sus alas, elevándose más alto para obtener una vista más amplia. Los humanos y
los Preor parecían tener diferentes objetivos en cada situación. En este momento,
cualquier tropa humana llamada a actuar estaba tratando de construir puentes con la
resistencia restante.
Aparentemente, algunos agentes especiales estaban siguiendo los rastros de los

líderes del círculo e intentando rastrearlos, pero en su mayor parte, le estaban
dejando ese trabajo al Preor. Mientras los soldados humanos comenzaban a trabajar
para rastrear la tecnología y atacar casas seguras potenciales, el Preor barrió el suelo.
No pueden haber ido muy lejos, pensó. Corrieron a pie tarde anoche, ¿o fue temprano esta
mañana? Ninguno de ellos tenía vehículos y ciertamente no podían volar.
Aleteo con más fuerza, ascendiendo para sumergirse en una pequeña cresta. Esto era muy
diferente a explorar los campos abiertos. Había muchos arbustos achaparrados, hondonadas
y colinas donde la gente podía esconderse incluso de sus agudos ojos. Pero él era
demasiado bueno para eso.
Mantén esa confianza bajo control, se dijo a sí mismo. Mantén la cabeza despejada y haz
lo mejor que puedas.
Con un suspiro, hizo una pequeña espiral en un risco bajo y cambió. Quería hacer un
trabajo minucioso, pero un cosquilleo en el estómago seguía distrayéndolo. Tal vez por eso
el cielo no lo animaba como solía hacerlo. Cualquier número de razones puede haber sido
la culpa, pero no había forma de escapar.
Sabes que es esto.
Había venido aquí por una pareja. Todos los Preor habían venido aquí esperando
compañeros. Por todos lados, podía ver la prueba de que humanos y Preor eran más que
compatibles. De hecho, incluso parecía que estaban hechos el uno para el otro. Todo había
sido suficiente para avivar el destello de esperanza en una hoguera cercana.
Pero eso fue al principio, pensó con inquietud. Todo había sido tan perfecto cuando
empezó. Entonces la cadena de mando comenzó a fracturarse.
Ver a sus compañeros emparejarse le había traído una gran alegría, pero estas mujeres
estaban nublando las mentes de sus hermanos. Ver la nave y sus rutinas en desorden era
otra cosa.
Caminó unos pasos por el acantilado, mirando hacia las montañas. No se molestó en
vestirse porque de todos modos iba a cambiar de nuevo pronto para regresar al campamento
y recibir órdenes. El aire se sentía maravilloso en su piel, recordándole la esperanza que
había comenzado a vacilar en su pecho.
Entregarse a ese momento de comodidad fue un respiro bienvenido.
Tyff suspiró y se pasó ambas manos por el cabello. En verdad, estaba empezando a
preocuparse más por recomponer la cadena de mando y menos por encontrar pareja. Un
anhelo dentro de él, un gran sentimiento de vacío, gritó
por el toque de otro. Había estado allí toda su vida, una soledad dolorosa que sólo
el Saber podía curar. Tenía que valer la pena. ¿Derecha?
Mirando hacia abajo sobre los sitios de explosión, se estremeció para sí mismo.
Incluso para alguien que había visto la guerra, todo esto parecía tan incomprensible.
Estas personas no eran soldados y atacaron casi al azar. Mujeres y niños habían
resultado heridos en estos ataques. Incluso como daño colateral, era inaceptable.
Dio un paso corto, saltando desde el borde de la colina para cambiar. Con un
movimiento suave, se aseguró de que sus pantalones estuvieran bien sujetos a
su cuello y luego abrió sus alas y cargó hacia arriba en la estela.
Se elevó, usando su cuerpo al máximo para empujar contra el aire antes de

retorcerse y caer. Una parte de él deseaba poder identificar a los culpables de la
destrucción y chamuscarlos mientras navegaba por el campo.
No te dejes llevar. No puedes distinguir a los humanos inocentes de los culpables

solo a la vista.
Sacudió la cabeza, odiando la idea. Habría sido mucho más fácil si pudiera.
Sumergiéndose más hasta que los árboles casi le rozaron el vientre, miró a través
de los matorrales con sus ojos penetrantes. Estaba seguro de haber cubierto el
área a fondo, pero no podía entender dónde habían desaparecido los rebeldes
más peligrosos. Lane había jurado encontrarlos si estaban en el campamento,
pero ¿cómo podía esperar cumplir una promesa como esa?
Redoblando su enfoque, se lanzó a un barrido más amplio. Los músculos de su

espalda estaban tensos, y sus garras se abrían y cerraban como si tuvieran
voluntad propia. Nunca había estado tan tenso. El ataque había sido malo, pero
medio se preguntó si justificaba la forma en que se sentía. Después de todo, no
eran su gente.
El problema de la resistencia se había interpuesto entre Preor y los humanos

desde el primer día. Habían trabajado duro en todo momento para reconciliarse,
pero los conflictos se negaban a cesar. La idea de una ciudad libre de Preor tenía
algún mérito, pero temía que solo les ofreciera una excusa para permanecer
ignorantes. Lo último que quería era que los humanos dejaran de aceptar la nueva
forma del mundo.
Ese era el meollo del asunto. Este era el nuevo hogar del Preor. Sin embargo, después de todo esto,
no se sentía como en casa y empezaba a parecer que nunca lo sería.
¿Quiero un ser humano como compañero después de todo esto?
Llegar a un acuerdo con este pensamiento fue un sentimiento extraño. ¿Qué pasaría si el Saber lo
vinculara a una de estas criaturas volubles y temibles? Incluso si su pareja era dulce y tolerante, la
historia mostraba que ella tendría familiares que serían un problema. Tanto su cabeza como su
corazón dolían mientras trataba de imaginar la vida con un compañero así, o el resto de su vida sin
uno por completo.
Sabía que debía dirigirse a un maestro del corazón. Estaba enfermo en su espíritu. Simplemente no
estaba listo para hablar de estos sentimientos todavía.
Se volvió hacia la parte principal de la ciudad y comenzó a volar de regreso.

Al pasar por una colina baja bastante cerca del vestíbulo, un momento de extremo mareo lo atravesó.
Se sumergió en el cielo, sus alas atrapando el viento antes de perder demasiada altura.
Un impulso de mirar hacia abajo y registrar el área se apoderó de él, pero el área ya estaba cubierta
por Preor y oficiales médicos. Prácticamente tenían las cosas cubiertas.
Después de un día de búsqueda, era fácil sentirse mal. Necesitaba volver al barco y sumergirse en las
rutinas que lo habían reconfortado desde que era joven. Mantener la historia y la tradición de Preor era
muy importante para él, pero en este momento quería las comodidades de la criatura.
Trabajo o no, era donde se sentía como en casa.
Giró en un giro y se movió en un campo cercano donde estaban estacionadas las operaciones de
Preor. Cuando aterrizó, se apresuró a vestirse para poder informar.
Mirando a su alrededor, se sorprendió por la cantidad de humanos que se arremolinaban dentro y
alrededor del campamento.
Cualquiera de ellos podría ser un enemigo, y nadie tendría idea de ello hasta que las bombas
comenzaran a estallar. Incluso mientras contemplaba la imagen, sabía que era demasiado extrema,
pero eso no impidió que lo atrapara. Con una suave sacudida, hizo todo lo posible para disiparlo.
Venir a vivir entre los humanos iba a requerir confianza. Incluso si a veces parecía
una propuesta perdida, tenía que creer en ella. Después de todo, ¿cuál era la
alternativa?
Renunciando. Ir a casa. Olvidando esta idea de aparearse con otra raza, y hacer lo
que el Preor había planeado originalmente.
Aférrense a todo lo que los convirtió en la raza hermosa y orgullosa que eran y
mueran lenta y seguramente con dignidad y gracia. Era un pensamiento glorioso, el
tipo de cosas que funcionan muy bien en los libros ilustrados.
Pero, para Tyff, tal cosa nunca funcionaría.

Capitulo dos
Sed.
Tenía los labios secos y recuperó la conciencia al sentir la lengua pegajosa en la boca.
Le dolían los músculos y le dolía la cabeza. Pero, ¿dónde estaba ella? ¿Y cuánto tiempo
había estado allí? Más importante aún, ¿qué le había pasado?
Sabía que estaba herida, pero en su estado de mareo, era imposible medir exactamente
qué tan mal.
Mueve los dedos, se dijo a sí misma. Se movieron. Bien. Ahora tus dedos de los pies.
Ellos también lo hicieron. Está bien. No puede ser tan malo.
El sol naciente la convenció de que abriera los párpados, llevándola al mundo consciente.
Echó la cabeza hacia atrás y trató de lamerse los labios, pero eso solo hizo que tuviera
más sed. Tenía los labios agrietados y la lengua raspada como papel de lija.
Iba a tener que conseguir un poco de agua, rápido.
La Elección había sido muy divertida. Se había arreglado con sus amigas y habían
pasado el día en un spa de belleza antes de prepararse para la gran noche. Había sido
como el baile de graduación otra vez: solo riendo, hablando y festejando mientras se
mimaban con masajes y baños de sal.
Después de tres horas de peinados, maquillaje y cotilleos, se apretaron los vestidos.
El evento en sí había sido más elegante que cualquier baile que pudiera haber imaginado, como
el tipo de evento al que veías asistir a celebridades pero nunca soñaste que te dejarían entrar.
Todo había sido tan elegante. Sasha Dane la había entrevistado a ella y a sus amigos. Era lo más
glamoroso y emocionante que Renay había hecho jamás.
Entonces las bombas empezaron a estallar, como si el universo hubiera conspirado para llevar a
Renay a la altura de sus sueños y luego enrollar la alfombra y dar por terminada la noche antes
del brindis con champaña. Todo había comenzado con unos cuantos estruendos bajos en la
distancia y luego algunos de los Preor y tipos militares se calmaron. Nadie parecía asustado en lo
más mínimo.
Ligeramente preocupado a lo sumo. Todos sabían de lo que era capaz la resistencia, pero nadie
creía realmente que pudieran salir lastimados. Cuando los funcionarios abandonaron la sala, todos
se sintieron seguros, incluso después de que continuara el estruendo.
Estábamos a salvo. Ella exhaló un aliento caliente. Estábamos a salvo y sabíamos que estaríamos
protegidos.
Entonces la primera bomba había golpeado el pasillo. No voló el lugar, pero estuvo lo
suficientemente cerca como para que el edificio se estremeciera y gimiera como si estuviera a
punto de derrumbarse. Hilos de polvo atravesaron el techo y salieron de las paredes cuando los
cimientos se movieron. El suelo se agrietó y se elevó en un ángulo agudo.
Por un instante, pareció demasiado irreal para que Renay lo comprendiera. Luego todo se oscureció
y ella tenía arena en los ojos. Cuando su amiga Kira la tomó de la mano y le gritó que la siguiera,
no pudo hacer nada más. Se sentía como un sueño en cámara lenta.
Susan, su mejor amiga desde la escuela primaria, la tomó de la otra mano y los tres avanzaron
poco a poco por el pasillo destrozado en medio del caos.
Con todo el ruido y el humo, era imposible saber qué estaba pasando.
O si cualquier lugar era seguro para ir.
Cuando llegaron a una puerta, más bombas estallaron en el aire, más cerca que las demás. Sus
oídos resonaron con el impacto. Todo lo que sabía era que apenas podía ver o caminar, y estaba
aferrada a sus amigos en la oscuridad.
Uno de ellos tenía que saber algo.
Habían salido corriendo del pasillo. El aire de la noche ayudó a Renay a despejarse
los ojos y corrieron hacia las colinas cercanas. Fue una lucha loca, pero estaban
juntos. Cuanto más se alejaban del pasillo, más segura se sentía.
Y luego, un destello cegador estalló directamente frente a ellos. La fuerza de la

explosión la empujó hacia atrás, el impacto le impidió escuchar la explosión, lo que
probablemente fue lo mejor. Ni siquiera tuvo tiempo de sentir dolor antes de quedar
inconsciente.
El amanecer había llegado lenta, dolorosamente. Centímetro a centímetro había

vuelto en sí misma, y todo palpitaba. ¿Pero se rompió algo?
Ella se movió, tratando de sentarse. Un grito la atravesó, pero nada salió de su

garganta. Se quedó atrapado en su pecho.
Mudarse estaba fuera de cuestión. Giró un poco la cabeza y miró a su alrededor,

buscando señales de Kira y Susan. De ninguna manera se permitiría creer que no
habían sobrevivido. Eran demasiado fuertes, demasiado vibrantes para eso.
Podía escuchar voces no muy lejos, pero no sonaban como si se estuvieran

acercando. Aun así, tenía que esperar que la encontraran. Tal vez, si reuniera su
fuerza, podría gritar o algo así.
De repente, una sombra oscura pasó sobre ella. Era enorme y tapaba tanto el sol
que un escalofrío tranquilizador la recorrió. Un mareo vertiginoso la recorrió, pero
en lugar de sentirse peor, fue arrastrada a un mundo interior de ensueño, increíble.
Vio agujas de roca y altas aguileras en cielos imposibles con nubes como la Tierra
nunca había visto. Más allá de eso, fila tras fila de Preor estaban parados en
atención. Increíbles demostraciones de poder y agilidad se desarrollaron entre la
tierra y el cielo.
Era hermoso, incluso en la combinación de deber y disciplina. Ver todo esto inspiró
una profunda compasión por todos los seres vivos: un poder increíble y una
ferocidad asombrosa, templados por corazones increíblemente gentiles y almas
amorosas.
En la avalancha de imágenes y emociones, podía sentir una presencia. Estaba tan

cerca que lo alcanzó, sabiendo que él también debía estar acercándose a ella.
¿Él?
Sí, era él.
Era un dragón.
Trató de gritar de nuevo, con la esperanza de llegar a la fuente de todo este esplendor,
pero el sonido nunca salió de su garganta. La sombra había pasado sobre ella ahora, y
el poder del Saber la dejó llena y vacía a la vez.
¿Por qué no se detiene? Tiene que parar. Si yo puedo sentirlo, él también puede.
El Saber le había traído una oleada de urgencia, pero su cuerpo estaba demasiado débil
para seguir donde su espíritu tiraba de ella. Ella gruñó con voz ronca, como si su nombre
viviera más allá de la punta de sus labios en el aire que irradiaba entre ella y la fuente de
esta sombra.
Estamos obligados. Este es el momento. ¿Por qué no se detiene?
"¡Shaa kouvi, no te vayas!" El sonido era débil como un susurro, como el sonido de un
susurro de hojas. No pudo forzar más palabras a través de su garganta reseca mientras
se derrumbaba en la tierra. Durante unos segundos, todo lo que pudo hacer fue
permanecer inmóvil, temblando ante el poder de todo lo que vibraba bajo su piel.
Una poderosa soledad se apoderó de ella, algo que se sentía como si lo hubiera llevado
toda su vida pero recién se hubiera dado cuenta de ello. Tenía una pareja, había sentido
el Saber y conocía la magia del vínculo. Era mucho más de lo que esperaba que fuera, y
su corazón fue capturado por la belleza y el poder del Preor.
Pero no se había detenido. Había volado justo sobre ella y ni siquiera aminoró la velocidad.
como puede ser esto posible?

Capítulo tres
Tyff sabía que muchos Preor ya habían regresado a la Torre Tau y que podía
despegar con seguridad y dejar atrás esta situación, pero su sentido del deber lo
obligó a quedarse. Los interrogatorios nunca fueron su parte favorita de ninguna
acción, pero quería compartir cualquier información que tuviera y averiguar si se
habían llevado a alguno de los criminales.
Permaneció en las filas con algunos otros, esperando a que Radoo saliera del centro
de comando erigido apresuradamente al lado del hospital. Reconoció a algunos de
los guerreros a su alrededor, pero no estaba cerca de ninguno de ellos. Tuvo un
repentino e intenso anhelo por los días en que había trabajado con Zadri y cada día
había sido una rutina muy eficiente.
Desde que se unió a Delaney, Zadri había estado casi totalmente ausente de su
trabajo como maestro de defensa. Ni siquiera estaba allí en ese momento. Radoo
había logrado algunos avances recientemente en la organización de la cadena de
mando, pero ahora estaba persiguiendo a su compañero como el resto.
No les envidiaba su felicidad, en absoluto. Tener una pareja y libélulas era el mejor
regalo que Syh podía dar. Simplemente no había tenido en cuenta el hecho de que
se interpondría entre tantos Preor y sus deberes.
Radoo finalmente salió de la tienda con Lane a su lado. Tyff se sorprendió cuando
Lane tomó la posición delantera y se dirigió al grupo.
“Gracias por quedarse para informar”. Su voz era clara y se transmitía bien, pero no
tenía autoridad. Tyff comenzó a preguntarse si podría recibir órdenes de un
humano, especialmente un humano que recientemente había sido su enemigo.
“Quiero informarles a todos que creemos que las colinas han sido barridas y el pueblo está
despejado. Aún no se ha encontrado algo de la resistencia, y quiero un enfoque particular
en Hazel. No tenemos evidencia de adónde ha ido, por lo que reunir información es una
prioridad. La ciudad ha sido investigada a fondo y no hay posibilidad de que los combatientes
de la resistencia se escondan aquí”.
"Disculpe", dijo un Preor cerca del frente. "¿Como sabes eso?"
Muy buena pregunta, pensó Tyff. Lane se volvió hacia el joven guerrero con una brillante
sonrisa.
“La gente está conmocionada por el ataque y han cooperado mucho.

Algunas búsquedas básicas no arrojaron evidencia y no pensamos que fuera necesario
molestar más a la gente”.
Un leve murmullo recorrió la multitud. Hazel fácilmente podría estar escondida en la ciudad.
Tendría más sentido, ya que se necesitaría una persona muy hábil para sobrevivir en el
desierto, por no hablar de evitar al Preor y a los soldados humanos.
Ella es una esperanzada. A ver si ese optimismo da sus frutos.
Lane volvió a mirar a Radoo y él tomó su mano y se puso a su lado.
“La mayoría de ustedes regresará a la Torre después de esta reunión. Tenemos muchas
tropas sobre el terreno aquí, y Lane se ha puesto en contacto con el resto de la resistencia
y cuenta con su cooperación.
Radoo hablaba con tanta confianza que era difícil criticarlo. Sin embargo, a Tyff le
preocupaba su lógica. Esta no era una manera completa de manejar la situación. Era la
manera perfecta de invitar a un ataque furtivo.
Solo enciérralos a todos y pregúntales después. Será menos probable que mientan y les
será imposible hacer daño.
Sabía que había mujeres y niños inocentes en el grupo, pero la resistencia ya había
demostrado que no se detendrían ante nada para probar su punto.
“En el futuro, apoyaremos a Lane en sus esfuerzos por reubicar a los miembros de la
resistencia en un área segura libre de Preor donde se sientan seguros”.
Radoo habló con autoridad, pero sonó demasiado optimista para Tyff.
“Una vez que hayamos asegurado una zona segura, no tenemos dudas de que no habrá
más ataques”.
Tyff no podía creer lo que estaba escuchando. Esta no era una forma eficiente de gestionar
una operación militar. Estaban dejando huecos por todos lados, lo que afectaría la seguridad.
Como maestro de defensa secundario, sintió que debía intervenir y decir algo.
Antes de que pudiera, Sasha salió trotando de la tienda con su pequeña cámara.
Se acercó a Radoo y Lane, quienes sonrieron y posaron. Luego miró a los guerreros reunidos.
“Damas y caballeros, acojan a las almas valientes que han arriesgado sus vidas por la
humanidad una vez más. Estos guerreros defendieron ferozmente a la población humana y
se arriesgaron para llevar la resistencia ante la justicia. Los Preor no quieren obligar a nadie
a aceptarlos. Son honorables y disciplinados, están aquí para ayudarnos, no para lastimarnos”.
Tyff puso los ojos en blanco, esperando que nadie pudiera verlo. No quería que lo acusaran
de faltarle el respeto a la pareja de nadie, pero las piezas de hojaldre se estaban poniendo
rancias.
No ha hecho ningún bien. Seguimos empujando y empujando, pero la resistencia se vuelve

más fuerte.
Tuvo que preguntarse si el Saber era realmente aterrador para algunas personas.
Supuso que podría serlo, si intentaba examinarlo desde otra perspectiva.
La idea de que una antigua y poderosa fuerza genética pueda cambiar tu vida en unos
segundos puede parecer aterradora, especialmente si no te sientes seguro de que los
extraterrestres aterricen en tu planeta.
Suspiró profundamente. Él no era un filósofo. No era su trabajo descifrar las motivaciones de

los demás. Pensar con simpatía no los había llevado a ninguna parte hasta ahora.
Lane estaba hablando de nuevo, pero los pensamientos de Tyff eran más fuertes. Vio a
Sasha acercándose por un lado, todavía filmando, y apartó la mirada. Quería volver a la
nave, bastante desesperadamente. Una cosa que realmente le gustó de este nuevo
La situación era que algunos Preor iban a estar permanentemente en la nave y otros en la
Tierra.
Por supuesto, Radoo aún no había llegado a implementar completamente su plan. Se

suponía que se designaría un grupo de Preor calificado para cada posición principal, en lugar
de solo uno o dos, para garantizar que la cadena de mando nunca se desordenara. Aquellos
que preferían buscar pareja se quedarían en la Tierra y se estaba implementando un sistema
completamente nuevo para ellos. Ahora que Radoo había ido a seguir a Lane, ya nadie sabía
quién estaba a cargo.
Lo soy, decidió. Tengo el rango más alto y era oficialmente un suplente antes de que se
introdujera todo el puesto de maestro de reserva. Puedo dirigir el barco como quiera.
Este pensamiento lo consoló mucho. Ya había estado impaciente, pero ahora su deseo de
irse era casi abrumador. Sasha se movió entre la multitud otra vez y él apartó la mirada para
que no lo sorprendiera mirándola. Realmente no quería estar en las noticias de la noche.
Parecía que Lane estaba terminando y varios Preor se alejaron para prepararse para el
despegue. A Tyff le llamó la atención de repente la cantidad de camillas que estaban pasando
por las puertas principales del hospital.
Simplemente nos quedamos allí y la escuchamos hablar sobre la justicia y la misericordia,

pero ¿se le mostró eso a alguna de estas pobres personas?
Vio a Whelon parado en la puerta, examinando brevemente a cada paciente para clasificarlos.
Más de ellos estaban aquí de lo que originalmente había previsto, y verlos lo mareó. Ninguna
de estas personas eran guerreros.
No se merecían sufrir así.
Justo cuando se dio la vuelta, creyó escuchar a alguien llamándolo por su nombre. Miró
hacia atrás y no vio a nadie, pero se detuvo un minuto completo para asegurarse. El impulso
de quedarse era casi abrumador.
Whelon levantó la vista brevemente y saludó antes de volver al siguiente paciente.

Tal vez él había llamado. No había nadie más alrededor. Tyff sabía que necesitaba hacerse
útil. Esa era la única forma de evitar la inquietud en su estómago.
Se apresuró a salir al campo y se preparó para despegar y unirse a sus

compañeros guerreros en el aire. Por encima de todo, tenía que volver a la
nave y enderezar la cabeza. Estaba harto de deambular sin saber dónde se
suponía que debía estar o qué se suponía que debía hacer.
Cuando despegó, tuvo la sensación inquebrantable de que su corazón estaba

partido en dos, y que la mitad se quedó atrás. Sacudió la cabeza para despejar
el pensamiento y se elevó hacia las nubes tan rápido como sus alas se lo
permitieron sin mirar atrás.
Capítulo cuatro
El sol que la había despertado se estaba volviendo implacable a medida que avanzaba
el día. Al principio, su sed era un problema, pero rápidamente se convirtió en una
preocupación seria. Por primera vez, se permitió preguntarse si la encontrarían.
¿Cuánto tiempo puedo sobrevivir así?
Ya no volaban dragones sobre sus cabezas y se preguntó si habrían cancelado la

búsqueda. Todavía podía oír voces cerca, pero parecían alejarse.
Cuando recuperó algo de movilidad, notó que estaba en una zanja entre unos árboles
gruesos. Desde el cielo, debe haber sido virtualmente invisible.
Varias veces trató de levantarse, pero cada vez le zumbaba la cabeza y daba vueltas
en círculos delirantes. Puede haber sido la deshidratación y una conmoción cerebral,
pero le impidieron recuperar el equilibrio.
Peor aún, no sabía si su pierna derecha estaba rota o no, pero ciertamente no podía
poner ningún peso sobre ella. Incluso si hubiera podido ponerse de pie, la idea de
llegar muy lejos estaba prácticamente fuera de la mesa. Dejada boca arriba, la
conciencia iba y venía.
Entre la oscuridad y la luz vio un lugar mágico. Sabía que era Preor. En sus sueños,
podía sentir sus brazos rodeándola, y podía ver sus ojos mirando los de ella. Ella no
sabía su nombre. No podía ver nada más de él excepto sus ojos. Era un lugar tan
reconfortante y seguro que nunca quería dejarlo.
En su sueño movía los brazos para ponerlos alrededor de su amante y el nido alto en las nubes se
desvanecía como el polvo después de una tormenta. Todo era tan hermoso que casi dolía, mucho
más que cualquier cosa por la que su cuerpo estuviera pasando. Y luego los bordes de todo
comenzaron a desvanecerse.
Como el sol deslizándose por el cielo, todo parecía cerrarse. Se olvidó del dolor y caminó hacia la
poca luz que quedaba en la oscuridad.
Tenía torres de roca roja y nubes teñidas de rosa que colgaban en un cielo lavanda. Él estaba ahí.
No podía ver su rostro, pero sus brazos estaban abiertos. Él la estaba esperando.
“Shaa kouvi,” gritó, corriendo hacia él. Nada más importaba ahora, nada en absoluto. El mundo
doloroso era un sueño, y lo estaba dejando atrás.
De repente, una mano en su rostro la llamó desde el borde. El sueño se desintegró a su alrededor,
silbando cuando la llamaron de vuelta a sí misma.
Cuando sus ojos se abrieron, el sol deslumbrante fue borrado. Casi esperaba que el dragón volviera
a pasar, pero éste era más pequeño: la sombra suficiente para cortar una media luna en el día
brillante.
“Está viva”, gritó alguien. "¡Ayuda! ¡Necesitamos agua!”
Gotas frías y vivificantes salpicaron sus labios, pero fue como si hubiera olvidado cómo tragar. Un
enjambre de manos la rodeó, tocándole los brazos y los hombros. Sabía que estaban tratando de
ayudar, pero sus articulaciones estaban tensas por los dolores. De vez en cuando, una mano
quemaba más que las otras y ella siseaba contra ella.
Empezó a temblar, jadeando en un esfuerzo por hablar. Su voz trató de regresar y sintió que todas
las manos la soltaban lentamente.
“Qué mala es ella”, dijo alguien.
“Es difícil de decir hasta que la recuperemos para un examen completo. Está bastante maltratada.
Aquí no entrará un helicóptero. Es demasiado estrecho. Todavía tendríamos que llevarla a una
cama.
"¿Puede uno de ustedes volarla?"

"Parece más herida por el toque de Preor que por el toque humano".
Renay parpadeó, finalmente discerniendo las formas de las personas a su alrededor. Alguien
se agachó y le tocó el pelo con delicadeza. Ella se estremeció, pero el toque no le produjo
dolor.
"Soy Nancy", dijo en voz baja. “Cuando los hombres te tocaron. ¿Te picó?
Renay no pudo responder pero parpadeó rápidamente. Vio que Nancy asentía.
"Está bien. Toma, toma un poco de agua. Solo unas pocas gotas. Bueno."
Renay recibió el agua agradecida y Nancy le tomó la mano.
“No intentes moverte. Solo te vamos a poner en una camilla.
Renay gimió, insegura de lo que venía. Nancy le dio unas palmaditas en el hombro para
consolarla mientras se alejaba y Renay los vio colocar la camilla a su lado. Cuando Nancy y
algunos de los hombres se acercaron, ella se estremeció pero fue incapaz de detener lo que
vino después.
Todos la agarraron a la vez y su cuerpo vibraba de un extremo al otro con algo entre dolor y
entumecimiento. Una aguja fue presionada en su brazo, y el mundo giró en una especie de
bruma mareada, no dolorosa, pero tampoco el mundo majestuoso con el que había estado
coqueteando.
El viaje de regreso fue desagradable, pero incluso en su estado, Renay podía sentir que se
estaba tomando el mayor cuidado. Todos los hombres y Preor varones tuvieron mucho cuidado
de tocar solo la camilla y no su piel. Nancy le dio agua y le acarició la frente en el camino,
tratando de consolarla.
Quería sentirse aliviada de haber sido rescatada, pero su corazón estaba inquieto por el nuevo
anhelo. ¿Por qué no estaba aquí su compañero? ¿Por qué no la rescató?
Una sombra cayó sobre ella y miró hacia arriba ansiosamente, pero era solo el techo sobre las
puertas de emergencia del hospital, no su compañero que venía a rescatarla. Su cabeza se
inclinó suavemente y luego una mano áspera ahuecó su mejilla. Cuando las yemas de los
dedos fuertes y seguras levantaron su párpado, el hormigueo ardiente se disparó a través de
su piel.
Ella gimió, más fuerte de lo que había sido capaz de manejar antes de que la trajeran adentro.
El agua había hecho algo, pero todavía se sentía muy lejos de estar completa.
"No sé lo que está mal", gimió. "¿Qué tan malo es?"
"No puedo decirlo", respondió una voz suave. “Necesito examinarte. Tu rostro no está herido,
pero cada vez que toco tu piel, te retuerces.
“Tranquilo, Whelon,” murmuró una voz femenina. Renay se dio cuenta de que era Nancy y
trató de abrir los ojos. “Estaba bien cuando la toqué”.
"¿En realidad? ¿Qué pasa con los otros hombres?
“Sigue doliendo, pero no tanto como si un Preor la hubiera tocado”.
"Mmm." Whelon negó con la cabeza. “Se parece muchísimo a la enfermedad de Knowing.
Pero, ¿dónde está su compañero?
¡Está en el cielo! ella quería responder, pero su lengua estaba espesa. Está volando por
encima de mí. ¡Está esperando en nuestro nido! Renay estaba cayendo de nuevo en la
inconsciencia y no quería luchar más.
“Solo toca su mejilla por mí, Nancy. Eso es todo. ¿Le levanta el párpado para que pueda
verle la pupila? Gracias."
Renay sintió más que vio la rendija de luz. El dolor era notable, pero era como si se estuviera
moviendo más allá de él, dejándolo atrás.
Lejos. Lejos en Preor, estamos a salvo.
Un nuevo ardor saltó entre sus dedos y soltó otro grito, esta vez más fuerte. El mundo de los
sueños volvió a retroceder y Whelon la dejó ir.
“Tiene que ser la enfermedad de Knowing”, dijo, desconcertado. "No hay otra explicacion. lo
he experimentado Lo he visto antes, pero nada de esto tiene sentido. ¿Dónde está su
compañero? Si ella está experimentando el Saber, él también debería estarlo”.
“Sabes más sobre eso que yo”, dijo Nancy. "¿Esto ha pasado antes?"
"No", dijo Whelon, en voz baja. "No que yo sepa. ¿Sabemos su nombre?
"No todavía. Apenas puede hablar.
“Pon una descripción e intenta encontrar a su familia. Mientras tanto-"
Whelon se inclinó sobre Renay, chasqueando los dedos para llamar su atención y
teniendo cuidado de no tocarla.
“Hola, hola. Señorita, ¿dónde está su compañero?
Renay trató de negar con la cabeza y solo logró parpadear.
"Está en el cielo", susurró, somnolienta. Me está esperando allí.
Whelon negó con la cabeza y ordenó a las enfermeras que la llevaran adentro. Renay
podía leer sus miradas perplejas, pero no le importaba.
Él vendrá. ¡Él tiene que!

Capítulo cinco
El vuelo de regreso a la Torre transcurrió rápidamente. Tyff movió su cuerpo con fuerza mientras
surcaba el aire duro por encima de las nubes y sentía los rayos del sol calentando sus escamas
desde arriba.
Intentó no pensar. Quería perderse en la gracia de volar, pero descubrió que no podía. Estaba
profundamente preocupado y no entendía por qué. Era casi como si su instinto de guerrero se hubiera
activado para advertirle del peligro, pero ¿de qué dirección venía? Esto solo lo hizo mucho más
nervioso.
Tal vez había captado una pista sutil en alguna parte. Si hubiera visto actividad sospechosa y no se
hubiera dado cuenta, la resistencia podría estar planeando un ataque ahora mismo. La idea de que
más personas inocentes resultaran heridas lo llenaba de un pavor horrible.
No puedo dejar que nadie más salga lastimado. Simplemente no puedo. ¿Por qué los humanos
simplemente no los encierran? No tenemos simpatía por aquellos que lastiman a otros. ¿Por qué deberían?
Se sumergió en el aire, atravesando las nubes para girar en espiral por encima de la torre.
Sabía que otros ya habían regresado y algunos ya estarían de vuelta en el barco. Tyff sabía que
estaría informando a Jarek y Taulan, y no lo esperaba con ansias. No estaba seguro de que alguna
noticia pudiera penetrar su neblina de amor, especialmente ahora que Melissa finalmente le había
dado a Jarek un libélula.
Se movió suavemente, aterrizando en una esquina del techo. Rápidamente se vistió y bajó
las escaleras, sabiendo que su ex maestro de guerra estaría en las salas principales donde
los compañeros generalmente pasaban su tiempo. Podía escuchar el aumento de las voces
tan pronto como se acercó, y esperaba que no fuera demasiado caótico: los interrogatorios
militares no eran lugar para los jóvenes.
Cuando entró en la habitación, su corazón cayó un poco. Taulan estaba en la ventana del
fondo, sosteniendo a su hijo. Jarek estaba de pie con él, asintiendo a algo que estaba
diciendo. Melissa estaba en una silla cercana, meciendo a la niña. De los otros compañeros,
solo estaban Lily y Ellie, pero Tyff se sentía abarrotado de todos modos.
Le dio un gran consuelo ver a Jarek darse la vuelta y ponerse firmes mientras se acercaba.
Taulan hizo lo mismo, incluso con Shanas en sus brazos, y se sintió aliviado de que se
tomaran la situación en serio.
“Bienvenido de nuevo, Tyff”, dijo Jarek. "¿Tienes un informe?"
Tyff asintió. “No pudimos encontrar a las personas que bombardearon la Elección, a excepción
de unos pocos que murieron cuando atacamos. La mayoría de la facción rebelde ahora está
bajo el cuidado de Radoo y Lane”.
Las cejas de Taulan se levantaron con sorpresa. “¿No han sido encarcelados?
¿Seguramente algunos de ellos conocen a los criminales?
"De acuerdo", dijo Tyff. “Pero se ha hecho un tratado para ellos y ahora Radoo los mantiene
bajo su protección. Él y Lane son responsables de ellos...
y cualquier mal que pudieran hacer.
Jarek parecía que iba a protestar cuando la niña en los brazos de Melissa se retorcía y
lloraba. Se volvió hacia ella de inmediato y le acarició la cabeza suavemente mientras Melissa
acercaba al bebé a su pecho. Tyff sintió un giro brusco de emoción dentro de él. Era una vista
hermosa y pensó que lo haría.
nunca ver.
—¿Tyff? preguntó Taulán. "¿Estabas diciendo?"
"Sí. La situación por ahí es incierta en el mejor de los casos. Un buen número de personas
resulta herida y Whelon está trabajando las 24 horas. Los doctores humanos son buenos,
pero juntos están mejorando. El problema es que no sabemos dónde atacarán los insurgentes
a continuación. Miró a Melissa y al
bebé de nuevo, tragando saliva por las emociones inesperadas que brotaban de su
garganta.
"No podemos permitir que más personas inocentes salgan lastimadas", dijo en voz baja.
Melissa levantó la vista y le sonrió. No podía negar el anhelo dentro de él de tener una
cara amada mirando la suya de esa manera. Solo deseaba que no les hubiera costado
el dominio de Jarek.
"¿Te gustaría abrazarla?" Melissa preguntó suavemente.
Tyff negó con la cabeza. “No, no sería bueno en eso. Quiero decir, nunca lo había hecho
antes.
"Esta bien." Melissa sonrió. "Es fácil." Antes de que él pudiera protestar, ella se puso de
pie y gentilmente puso a la niña en sus brazos. Tyff se congeló de terror, sin tener la
menor idea de lo que estaba haciendo. El bebé arrulló y agitó las manos hacia él y él
esbozó una sonrisa tan amplia que lo sorprendió incluso a él.
“Su nombre es Gina-Re”, dijo Melissa en voz baja. “El nombre de mi bisabuela era
Ginette y la madre de Jarek era Renara”.
Tyff asintió y le devolvió rápidamente al bebé antes de que pudiera dejarlo caer de
alguna manera. Estaba más nervioso ahora que nunca, y cuando llegó Hannah, haciendo
que Ellie y Lily se sentaran y saludaran, casi saltó de su piel.
"¿Estás bien?" Taulan preguntó con cautela. "Pareces más que preocupado, Tyff".
"Ha sido un largo día", dijo en voz baja. “Solo quiero atrapar a los responsables para
que sea seguro para las mujeres. Para todo el mundo."
Taulan asintió, listo para decir algo cuando Lana llegó a la puerta, cargando a Lorra.
Taulan abandonó inmediatamente la conversación y se acercó a ella. Tyff se giró hacia
Jarek y no se sorprendió mucho al ver que Jarek se había vuelto hacia Melissa y la
estaba acomodando en la silla para dormir la siesta con el bebé. Algo peligrosamente
parecido a los celos le irritaba en su interior.
Esta no es forma de responder a un ataque a un asentamiento. Necesito guerreros, no

padres cariñosos.
Tyff se preguntó si se darían cuenta si se marchaba. Estaba pensando en hacerlo cuando

Grace y Carla llegaron a la puerta, hablando en voz alta y frotándose la barriga.
Se dio cuenta de que había entrado en una sala de maternidad o en una guardería y no
en una sala de guerra. Durante las últimas semanas, mientras Radoo había trabajado
para restaurar el orden, tenía muchas esperanzas de que pudieran volver a su existencia
bien ordenada, pero parecía que este no iba a ser el caso.
Entendió lo útil que era involucrar a las mujeres. Grace y Carla tenían contactos en el
mundo médico y estaban ayudando a enviar recursos a cualquier lugar donde se
necesitaran, además de reclutar más personal para Whelon.
Lily era insustituible como hacker y constantemente obtenía información de la web. Dawn
todavía estaba en el barco, cuidando casi sin ayuda del jardín y destilando compuestos.
Todas las mujeres tenían talentos especiales. Eran duros y adaptables, y apreciaba sus
esfuerzos. Pero realmente creía que estaban limitando la operación por su falta de
concentración.
Lana y Melissa deberían estar en KN donde es seguro, pensó. Los demás deberían estar
descansando. Sus compañeros deben darse cuenta de que sus hembras pueden no estar
en el mejor lugar para dar a luz y criar a los jóvenes.
La sala comenzó a sentirse más llena a medida que entraban más mujeres humanas y
Preor. Yazen salió de las salas médicas y comenzó a conversar con las mujeres.
Realmente parecía como si toda la torre estuviera en caos.
¡Un soldado de la resistencia podría entrar aquí y volarnos a todos al infierno, y dudo que
alguno de ellos se dé cuenta!
En el fondo, sabía que estaba reaccionando con demasiada fuerza, tenía sentimientos en
su interior con los que aún no podía lidiar. Una vez más, pensó en ver a un Maestro de
Sanación o un Maestro del Corazón. Se le revolvieron las entrañas cuando pensó en
hablar con Dawn. Era aún más aterrador que ella probablemente supiera lo que estaba
sintiendo con solo mirarlo.
Se encogió lentamente hacia el borde de la habitación y luego comenzó a avanzar poco

a poco a lo largo de la pared. No quería llamar la atención de nadie. El solo
Quería escabullirse y volver a la nave, tan lejos de este caos como pudiera.
El plan de Radoo para restaurar el orden había sido un completo fracaso. Tyff sabía
que ahora dependía de él y que se tendrían que establecer nuevas reglas. Él era el
único que podía hacerlo.
Restauraría el orden y lo mantendría decidiendo dónde y cuándo podrían participar

los compañeros. Por mucho que adorara la idea de tener una pareja y libélulas
propias, sabía que la tensión en el aire era solo la calma antes de la tormenta. El
conflicto se acercaba a la guerra y ese no era lugar para mujeres y niños. El Preor
debería saberlo lo suficientemente bien para
ahora.
Capítulo Seis
“Un guerrero de primer año no entrará en combate hasta que haya dominado las pruebas
y todas las armas”, susurró Renay. Está obligado por la ley de Syh.
Hasta que pueda manejar el cuerpo y la espada con total precisión, no puede unirse al
conflicto.
"Querida", murmuró una voz suave. "No sé de qué estás hablando".
Renay parpadeó y abrió los ojos al ver un rostro anciano y amable que se cernía sobre ella.
El cabello gris de la mujer estaba recogido en un moño ordenado y vestía una bata azul
suelta. Un médico o una enfermera entonces.
"¿Dónde estoy?" espetó Renay.
“Estás en el hospital querida. Te trajeron ayer. ¿No te acuerdas?
Renay trató de hacer retroceder sus pensamientos, pero todo estaba tan borroso. Dos
mundos mezclados en una multitud de imágenes que ella no entendía.
“Yo no…” Trató de encontrar un pensamiento claro, pero luchó, sacudiendo la cabeza.
El movimiento disparó un dolor sordo por la línea de su cuello mientras gemía.
“No te muevas, querida. Todavía estás bajo vigilancia. Incluso con toda la tecnología
sofisticada que trajo el amable doctor de Preor, nos está costando diagnosticarlo”.
Preor!
La palabra la atravesó, como un relámpago en sus venas. Extendió la mano y agarró la mano
de la mujer, apretándola con fuerza.
“Las pruebas de Syh deben emprenderse para llegar al primer rango”, dijo, como si alguien
más estuviera hablando a través de ella. “¡Es el mayor honor ser aceptado en el ejército! ¡Solo
entonces podrás proteger verdaderamente a las hembras y a los libélulas!” Trató de acercar
a la mujer para grabar completamente sus palabras, pero la enfermera le retiró la mano con
cuidado y le dio unas palmaditas en el brazo para consolarla.
"Querida", dijo ella, en voz baja. “Has estado murmurando tonterías como esta desde que te
trajeron. Lo haces mientras duermes. Veré si puedo conseguirte un sedante.
“No”, dijo Renay con fervor, a pesar del zumbido en sus oídos y un vago mareo. "¡Es
importante! La cadena de mando no puede verse comprometida”.
"Shh", la mujer tranquilizó. “Suficiente de esto ahora. No tienes ningún sentido.
"Sí, lo es", dijo Whelon, entrando lentamente en la habitación. No es una tontería, enfermera
Johnson. Es el código guerrero Preor. Todos lo aprenden palabra por palabra incluso antes
de probar para la primera cuerda. Ella no puede saberlo, a menos que tenga un compañero.
"Tengo un compañero", protestó Renay débilmente. “Lo vi en el cielo”.
“Renay.” Whelon se acercó a la cama, con cuidado de no tocarla. “Creo que te ha sucedido
algo poderoso, pero si experimentaste el Saber, tu pareja también lo habría hecho. Él no sería
capaz de dejarte.
Estaría aquí mismo. Miró a su alrededor como para confirmar el hecho con sus propios ojos.
"Lo hice", susurró ella, casi llorando. “¡Experimenté el Saber! ¡Todavía lo soy, ahora mismo!”
"Entonces, ¿dónde está tu compañero?" Whelon fue persistente. “Simplemente no es posible.

El Saber se basa dentro de nosotros, un antiguo sistema que funciona en frecuencias que
incluso nosotros no entendemos. ¡Es lo suficientemente mágico como para que los humanos
puedan experimentarlo! Simplemente no es posible que un Preor sea inmune a él”.
“Entonces, ¿cómo sé todo esto?”, gimió. "Ni siquiera puedo darle sentido".
"¿Sabías mucho sobre el Preor antes?"
"Bueno, sí. Es por eso que vine a la Elección en primer lugar. Había estado aprendiendo
todo lo que podía en caso de que me encontrara con una pareja potencial”.
"Allí", dijo, suavemente. “Tu mente solo está regurgitando información. Algo de esto me
desconcierta porque ningún Preor pensaría en decirte estas cosas, y no podrías haberlo
leído en ningún libro. Pero es la única explicación que tiene algún sentido”.
Ella negó con la cabeza, cálidas lágrimas corrían por sus mejillas. "Yo lo vi."
Whelon extendió la mano como si fuera a tocarla, pero luego retiró rápidamente la mano.
Él frunció el ceño.
"¿Todavía te duele si un hombre o un hombre Preor te toca?", Preguntó.
"Sí." Ella asintió. "Como el fuego. Como cuchillos.
Sacudió la cabeza. "Esto es muy extraño, pero tengo que concluir que podrías tener una
fijación... Que tú mismo lo hayas manifestado".
Renay sintió como si literalmente hubiera estirado la mano y aplastado su corazón. Ni

siquiera pudo reaccionar porque sus palabras la entristecieron mucho.
—No —murmuró ella. "Yo lo vi."
Él suspiró. “Todavía estoy buscando a tu familia. ¿Son locales?
"Sí. Mi apellido es Liddle. Mi madre es maestra en la escuela primaria”.
"Excelente." Hizo una nota en su libreta. “Esta es la primera vez que has estado lo
suficientemente consciente para darme esa información. ¿Todavía sientes la presión en tu
mente de hablar sobre el Preor?
Ella asintió y sus ojos se empañaron mientras miraba a lo lejos. Fue como si la habitación
se derrumbara y las nubes rosadas la envolvieran mientras estaba de pie sobre las altas
rocas rojas. Abajo vio fila tras fila de Preor moviéndose y saltando suavemente hacia el
cielo, uno tras otro en perfecta armonía.
"La maniobra de la cadena es una de habilidad, fuerza y precisión", respiró ella.

“Si algún guerrero está fuera de sintonía, el resto chocará entre sí y toda la unidad se
enredará. Cuando se realiza correctamente, el movimiento permite que muchos Preor
despeguen desde un pequeño espacio de aterrizaje y trabajen como una sola fuerza
mientras se elevan hacia el cielo. Otras maniobras mucho más complejas aprendidas
después de haber completado las pruebas de Syh completarán el entrenamiento de
combate aéreo de un guerrero para que pueda cambiar instintivamente su camino en
función de las necesidades de la batalla y el comando del guerrero principal”.
Whelon dio unos pasos hacia atrás de la cama, mirándola en estado de shock.
—Tú… lo dices como si lo hubieras visto —jadeó—. "Lo dices como si estuvieras parado
en un nido de Preor viendo la práctica de los guerreros".
—Lo estoy —respondió soñadoramente, mucho más cómoda en su mundo interior que
en el real. La realidad dolía mucho más que los sueños.
“No podrías saber eso”. Whelon negó con la cabeza. "No hay forma posible de que
puedas saber todo eso a menos que hayas hablado con un Preor extensamente o estado
allí en el planeta viéndolo... O si experimentaste el Saber con un maestro en el ejército".
“Experimenté el Saber. Estoy experimentando el Saber”, dijo, cansándose de repetirlo.
"Entonces, ¿dónde está él?" La voz de Whelon estaba llena de confusión. “Tendría que
parar. No podía simplemente pasar volando junto a ti. Es imposible."
Renay negó con la cabeza, solo un poco. —Dame algo y déjame dormir —murmuró,
derrotada. “Déjame volver a mis sueños. No puedo vivir en este mundo sin él”.
"Está bien." Whelon tragó, mirándola con preocupación. “Buscaré a tu familia y los traeré.
Comenzaré a preguntar por el Preor para tratar de averiguar si alguno de ellos ha
resultado herido recientemente. Esa es la única razón por la que puedo pensar que lo
mantendría alejado de ti.
Hizo una mueca ante la idea al ver el cuidado y la preocupación en sus ojos. Deseaba
poder mejorar para él u ofrecerle alguna información que lo ayudara a encontrar a su
pareja. Se preocupaba genuinamente por ella, incluso si estaba sugiriendo delicadamente
que ella estaba inventando todo esto.
La verdad era que prefería desmayarse y soñar que hablar sobre el Saber. Estaba
claro que nadie le creía. Todos pensaban que estaba fijada y obsesionada.
¿Es realmente tan imposible para un hombre no experimentar el Saber?
El Saber mismo respondió la pregunta por ella. No fue posible. Tendría que estar
inconsciente para ignorar la llamada de su sangre. Aunque trató de no hacerlo, se
encontró llorando de nuevo. Le dolía la garganta y la cabeza, pero no podía parar.
Cuando la enfermera entró poco tiempo después, Renay felizmente levantó su brazo
para la aguja. Todo lo que quería era regresar a un mundo sin dolor, un lugar donde
su compañero la conociera y ella lo conociera a él.
Sabía que no sería capaz de aferrarse a la realidad por mucho más tiempo, no si no
lo encontraba. La enfermedad del saber estaba trabajando en ella, y ahora también
lo estaría lastimando a él.
Si no se encontraban, ambos morirían.

Capítulo Siete
Tyff paseaba inquieto por los pasillos oscuros, sintiendo a su dragón gruñir dentro de él.
Tenía la esperanza de estar de vuelta en la nave, pero aún no se había decidido nada
sobre los deberes de mando, por lo que todavía estaba atrapado en Tau.
No podía dormir. Sus sueños eran una tortura. No podía recordarlos una vez que se había
despertado, pero sabía que estaba corriendo, ya sea hacia o alejándose de algo, no sabía
cuál. Todo lo que sabía era que esto cambiaría su vida para siempre y aún no estaba
preparado para eso.
Atribuyó todo este estrés a la preocupación por sus hermanos en el barco.

Era todo en lo que podía pensar, su estómago retorciéndose en nudos apretados y duros.
Las cosas habían ido mejorando después de que Radoo trabajara tan duro para volver a
poner las cosas en orden. Las rutinas de la nave se habían ido asentando en un patrón.
Ahora que Radoo se había ido, ¿qué harían?
Parecía completamente ridículo que Radoo hubiera reemplazado todos los trabajos posibles
a bordo para que siempre estuviera tripulado... Pero no dejó a un suplente por su cuenta.
La nave debería estar en proceso de organización para el nuevo sistema, donde los
humanos y Preor aprenden a trabajar juntos. Las clases en la torre habían ido bien, aunque
todavía no habían permitido que personal humano subiera a la nave. Tyff esperaba que
sus hermanos mantuvieran la disciplina incluso sin nadie a cargo allí.
Muchos habían abandonado el barco. Habían abandonado su deber de venir y trabajar en

la Tierra. Todos los sectores pedían a gritos empleados de Preor y había más puestos
disponibles de los que Preor podía cubrir. Hacer que Preor y humanos se mezclaran de
esa manera había sido un gran éxito y Tyff no envidiaba a sus hermanos por ir a la Tierra
a buscar pareja.
Es exactamente por eso que les dimos una opción.
Se apartó de los pasillos vacíos de la torre y se dirigió al tejado. Sabía que volar no
aliviaría la opresión en su pecho, pero el viento fresco podría calmarlo. Era como si su
dragón se retorciera dentro de él, arañándolo y dejándole heridas de fuego. Nunca antes
se había sentido así y sintió que si cambiaba, su dragón podría tomar el control de él y
abandonar su deber. Era su peor miedo.
No puedo imaginar lo que podría arrastrarme desde aquí. El pensamiento lo hizo moverse
con ansiedad. Tal vez, estoy tan ansioso por volver a la nave que está saliendo por mi otro
lado.
Aspiró una buena bocanada de aire fresco y salado cuando abrió la puerta.
Cuando vio una figura oscura a un lado, casi entró en modo de ataque de inmediato.
Literalmente estaba viendo asesinos en todas partes ahora. Cuando la forma giró y vio las
alas verdes brillando en la pálida luz, suspiró aliviado.
"Jarek".
El asintió. "¿No puedes dormir, Tyff?"
"Podría pedirte lo mismo".
"Tengo un libélula", se rió. “Estoy despierto a todas las horas extrañas ahora. Pero ¿y tú?
Realmente pareces preocupado, hermano.
"Soy." Tyff se acercó a él, ansioso por compartir sus sentimientos. “Jarek, Radoo hizo un
buen trabajo recientemente. El barco finalmente comenzaba a funcionar sin problemas de
nuevo. Ahora, ahora que se ha ido, todo volverá a arruinarse.
Los ojos de Jarek estaban dolidos. “Renuncié a mi puesto, Tyff. tuve que No puedo
cambiar nada.
“Pero nombraste a Taulan”, argumentó Tyff. “¿Y dónde está él?”
Jarek hizo como si fuera a responder, pero se detuvo, sacudiendo la cabeza. "Sí. Entiendo tu
argumento. Ni siquiera supe dónde estaba Taulan por un segundo. Es inaceptable”.
"Sí, señor", respiró Tyff, el alivio inundó su pecho. “Es inaceptable. Todos los maestros
principales se han ido efectivamente. Incluso Vende prácticamente ha abandonado su puesto”.
Las cejas de Jarek se elevaron hasta su cabello. "¿En realidad? Eso es inesperado”.
“Debes tomar una decisión, Jarek. No creo que Taulan pueda, o deba, quedarse en el barco.
Se debe nombrar un nuevo maestro de guerra, alguien que esté decidido a permanecer en el
barco y mantener el orden”.
"Tengo que estar de acuerdo." Jarek suspiró. "Sé que una vez que tengas una pareja y tus
propios libélulas, lo entenderás, pero mientras tanto, nuestros hermanos se merecen algo
mejor que esto".
"Sí, lo hacen", susurró Tyff.
“¿Cómo ha ido el cambio reciente? ¿Ha dejado la nave el Preor que desea venir a la Tierra?
"En su mayoría, sí. Algunos aún permanecen y simplemente están administrando sus tareas
hasta que otro Preor pueda hacerse cargo. La división es bastante pareja”.
Jarek asintió. “No los culpo, Tyff, y tú tampoco deberías hacerlo. La mayoría de nosotros
pensábamos que tener pareja sería imposible. No esperábamos que el tratado funcionara.
Luego, cuando empezamos a emparejarnos… Era obvio que podíamos tener las cosas que
más queríamos”. Sacudió la cabeza.
“Eliminó mi sentido del deber. Sé que suena raro, pero es verdad. Años de condicionamiento
fueron arrojados por la ventana en el momento en que miré a Melissa a los ojos. Pensé que
renunciar al trabajo también me daba libertad, pero no fue así”.
Miró hacia el diminuto y brillante mundo de abajo.
He defraudado a mis hermanos. Te pido disculpas, Tyff.

Las palabras significaban mucho para Tyff. De hecho, sintió que el nudo en su pecho se aflojaba un
poco.
“Gracias, Jarek.”
Jarek asintió, su rostro serio. “Mañana tendremos una reunión apropiada. Creo que deberíamos
relevar a todos los Preor acoplados del deber, les guste o no. Es solo instinto, Tyff. Nuestra principal
motivación se convierte en proteger a nuestra pareja y libélulas. Honestamente creo en nuestro
pasado, pudimos dejar a nuestros compañeros para salir a pelear. Pero después de la guerra…”
Jarek apartó la mirada, su rostro retorciéndose de dolor. Tyff sabía que estaba pensando en el papel
de su propia familia en el intento de destrucción de su raza.
"Entonces, ¿piensas que debido a que los compañeros y los libélulas murieron en la guerra cuando
se quedaron solos, ahora nuestros dragones no nos dejarán dejarlos por ningún motivo?"
“Eso es exactamente lo que pienso,” dijo Jarek con firmeza. “Melissa y Gina-Re solo están a salvo si
estoy con ellas. Mi dragón no acepta nada más.
Crece la protección, la comprensión.
“A pesar de todo, es inaceptable abandonar a nuestros hermanos”, dijo Jarek. “Nos aseguraremos
de que la cadena de mando vuelva a estar en orden y las rutinas diarias se establezcan nuevamente.
Nuestros dragones podrían habernos gobernado, pero también deberían ser gobernados por nosotros.
No podría proteger a Melissa solo si estalla la guerra. Necesitaría el poder del Preor detrás de mí. Se
giró para mirar a Tyff, poniendo una mano en su hombro.
“Necesitaría a mis hermanos. Nos necesitaríamos unos a otros, no solo para sobrevivir, sino también
para ganar. Para ser el ejército completamente efectivo que somos, necesitamos nuestro código,
nuestra disciplina. No podemos perder eso”.
Tyff se sintió conmovido por las palabras y las imágenes que provocaron. Sintió que la emoción se
agitaba en su pecho, pero antes de que pudiera hablar, lo golpeó una ola de mareo.
Parpadeó con fuerza mientras alcanzaba el borde del techo para evitar caerse. Podía ver amplios
campos abiertos de hierba dorada y bañada por el sol. Los flecos ondeaban en el viento, susurrando.
La luz se desvanecía, pero los campos eran brillantes. Sacudió la cabeza.
Libros. Los libros estaban por todas partes. Su mente corrió con sus nombres y ubicaciones.
Frente a él, los niños estaban reunidos, esperando una historia. Sintió alegría en su corazón
cuando abrió un libro. Podía sentir las páginas y podía oler el papel.
—¿Tyff? La voz preocupada de Jarek se abrió paso entre las imágenes. Tyff negó con la cabeza,
con fuerza. Se puso de pie y tomó unas cuantas respiraciones profundas y agitadas. Podía sentir
el sudor secándose en su piel.
"¿Qué pasó?" preguntó Jarek.
Tyff negó con la cabeza. “Solo un momento de mareo. Debo estar más cansada de lo que
pensaba. Tyff se alejó unos pasos. "Iré a descansar un poco, así que estoy listo para la gran
reunión de mañana".
“Sí, haz eso,” dijo Jarek. “Te has estado esforzando demasiado, Tyff.
No te preocupes. Solucionaremos esto.
Tyff asintió, se dio la vuelta y se fue corriendo. Se preguntó si debería ir a ver a Chashan pero no
quería molestarlo a esa hora de la noche. Decidió que un buen sueño sería la mejor medicina y
se apresuró a regresar a sus habitaciones.
Descansó muy poco ya que sus sueños volvieron a acosarlo nuevamente.

Capítulo Ocho
Cuando el mundo real de la luz trató de acercarse sigilosamente a ella nuevamente, Renay se resistió.
Las visiones de Preor eran tan salvajemente atractivas que era difícil escapar de ellas. Además, el
hecho de tener el cuerpo magullado y la cabeza nadando no era algo bueno para despertar.
"Está bien, mascota", dijo una voz tranquilizadora y una mano fría le acarició la frente. "Todo está bien.
Estoy aquí."
"Madre", jadeó, abriendo los ojos en un instante. El repentino estallido de luz fluorescente le escoció
en los ojos y se los cubrió con el antebrazo para bloquear el intenso resplandor.
"Quédate abajo, querida", le advirtió una cálida voz desde su otro lado. "Solo descansa."
"Papá", gimió ella. Mantuvo los ojos cerrados unos segundos más y escuchó que alguien corría la
cortina. Cuando la habitación volvió a llenarse de sombras, parpadeó rápidamente para aclararse los
ojos mientras miraba a sus padres.
“Hemos estado aquí toda la noche, cariño”, dijo su madre. Entonces, no era solo un remanente borroso
de un sueño. Sus padres realmente estaban allí. “Recibimos la llamada ayer, pero cuando llegamos
aquí, ya estabas dormido. Sabíamos que no debíamos despertarte, así que esperamos. Estoy tan
contenta de verte despierto.
“Pensamos que te habíamos perdido”, dijo su padre, tomando su mano y apretándola

suavemente. “Muchos habían resultado heridos. Sin embargo, nos enviaron fuera del
hospital. Estaban tan preocupados por navegar por la repentina prisa que contactar a las
familias fue una preocupación secundaria”. Se encogió de hombros. “Nadie estaba preparado
para esto”.
Renay resopló, sintiendo lágrimas deslizándose por sus mejillas. Intentó sentarse, pero sintió
que tenía la cabeza llena de ladrillos. Ella gimió, llevándose una mano a la sien.
“No trates de sentarte”, le advirtió su madre. “Solo quédate quieto. Tienes una conmoción
cerebral bastante grave.
"Sí, hermana", bromeó una voz divertida desde el final de la cama. “Tienes tus cerebros
correctamente revueltos. Ahora eres un idiota de verdad.
"Jenny", sonrió, mirando a su hermana. “Ahora sé que es serio si estás aquí”.
Jenny se encogió de hombros. “Eh. Serio o no, solo vine por el espectáculo”.
“Es un shock”. Su madre acercó una silla para que pudiera sentarse lo más cerca posible de
la cama. “Todos todavía están luchando por descubrir cómo evitar que esto vuelva a suceder.
Casi nada está abierto. Señor.
Barret tiene abierto el supermercado, pero la panadería y la carnicería están cerradas.
La mayoría de las tiendas pequeñas no han abierto desde antes de la Elección. Su madre
miró hacia otro lado, sacudiendo la cabeza ligeramente.
El padre de Renay le acarició el brazo suavemente. No era muy de hablar, por lo general,
pero Renay podía leer la calidez en sus ojos. Pasara lo que pasara en el mundo exterior,
estaban a salvo.
“No hay escuela”, anunció triunfalmente su hermana menor. "Eso es algo."
Renay sonrió, tratando de sentarse de nuevo. Su padre la empujó suavemente hacia abajo.
“Quédate quieta, cariño. Acostarse. No deberías mover demasiado la cabeza.

"Pero eso es todo, papá, yo no...", dijo, tratando de explicar. “No me golpeé la cabeza en
absoluto”.
“Sí, el médico me explicó que no había herida, ni fractura de cráneo. Las pruebas no detectaron
ningún daño cerebral. Todo eso son maravillosas noticias. Pero dijo que estabas confundido.
Que debe haber sido golpeado en la cabeza.
“Tuve una caída bastante seria, pero...”
“Tres costillas rotas”, dijo su madre, en voz baja. “Entonces, tomarlo con calma será clave.
Aparte de eso, no tienes descansos, pero estás bastante magullado.
También dijeron que estabas bastante deshidratado.
“Lo que podría explicar algunas de las cosas que nos dijeron que estabas diciendo”, concluyó
su padre. Aún así, conmoción cerebral o no, eso no era lo que estaba dando vueltas al mundo
de Renay, y ella lo sabía.
Pero no me hice daño en la cabeza, madre. Tengo que encontrar a mi dragón.
Su familia se miró el uno al otro, evitando la mirada de Renay. Seguro que era un silencio
incómodo. El estómago de Renay se revolvió, segura de que se sentían de la misma manera
que el doctor.
“Tienes que creerme”, le rogó a su madre. "¡No me golpeé la cabeza!"
"Fuiste arrojada a cierta distancia por la explosión, cariño", dijo su padre con suavidad. “Piensan
que debes haber golpeado una pila de rocas porque te encontraron retorcido entre ellas. Es
muy posible que te hayas golpeado la cabeza.
"Por favor." Sintió que la esperanza se hundía en su pecho, temiendo que todos pudieran tener razón.
"Tienes que creerme. Tienes que. Soy compañero de Preor.
"Cariño", dijo su madre, con firmeza. “Tienes que sanar. Si no te conformas, no puedes mejorar”.
“No puedo sanar mientras sufro la enfermedad de Knowing”, espetó. El silencio que siguió sólo
la agitó más. Miró a su familia, sus rostros eran los que amaba y en los que confiaba más que
nadie en el mundo.
Tienen que creerme.

Padre parecía preocupado, casi pensativo. Su madre estaba tratando de tranquilizarla y Jenny parecía
asustada, realmente asustada.
“Está bien, hermana. Saldrás de esto —dijo Jenny en voz baja—.
“No lo entiendes”, insistió ella, agarrando la mano de su madre con fuerza. "Yo lo vi. Sé que tengo un
compañero. ¿Por qué nadie me cree?”.
"¿Qué está pasando aquí?" una voz firme pero suave habló desde la puerta. El corazón de Renay se
disparó con esperanza cuando vio las alas, pero al final, solo era Whelon. Su corazón debería
habérselo dicho, pero la esperanza era demasiado para resistirse.
"Parece que un paciente mío se está volviendo rebelde". Él sonrió mientras se acercaba a la cama,
extendiendo la mano para tocarla pero retirando su mano en el último momento. Renay lo miró
detenidamente y vio el destello de ansiedad en su rostro. Sabía lo que significaba que los machos no
podían tocarla, y él sabía que ella lo sabía.
“Tengo que ser debidamente reclamada antes de que otro hombre pueda tocarme”, susurró, casi como
un desafío. Sacudió la cabeza.
“Ya hemos repasado esto, Renay. He hecho correr la voz y ningún hombre ha venido a reclamarte.
Tenemos que aceptar que estás teniendo una reacción psicosomática. Es desafortunado, pero todo lo
que podemos hacer es esperar a que tu cerebro sane”.
Ella no estaba lista para aceptar eso. De ninguna manera eso podría ser cierto.
"¿Qué pasa si él está esperando mi toque y ninguno de nosotros puede sanar sin la presencia del
otro?"
Whelon se movió incómodo ante la pregunta. “Por supuesto, pensé en eso, Renay,” dijo suavemente.
“Ningún Preor cayó en la batalla. Todos están contabilizados. Sabía que lo único que mantendría
alejado a un Preor de su compañero era una herida, pero no hay ninguna evidencia. Todos regresan a
sus puestos”.
“Pero…” buscó a tientas las palabras, con el pecho vacío. "Yo lo vi. Sé que estuvo allí, y era mío...
¡Sabes que no podría haber imaginado lo suficiente sobre el Saber para tener tanta información sobre
el Preor!
"Lo sé." Su tono tranquilizador se estaba volviendo firme. “Mencionaste que no te tomaste la
molestia de investigar al Preor. Sabes algunas cosas muy íntimas, te lo concedo. Pero es muy
posible que haya escuchado estas cosas a través de otros medios. Ha vivido en tu
subconsciente, y ahora todo surge como una respuesta al estrés”.
"¡No!" Tiró de la mano de su madre. “Sé lo que vi. ¡Sé lo que sentí! ¡Tengo un compañero y él
está ahí afuera!”.
Trató de levantarse de nuevo, pero su padre mantuvo sus manos firmemente sobre ella.
Whelon tranquilamente comenzó a llenar otra jeringa, y ella palideció ante la idea de que
cuanto más insistiera, menos le creerían.
"No", gimió Renay. "No. Tienes que dejarme ir.
“Necesitas curarte”, dijo Whelon, poniéndole la inyección con calma. Era tan hábil que se las
arregló para hacerlo sin siquiera rozar su piel. “Estarás bien, Renay. Te prometo."
Las lágrimas brotaron de debajo de sus párpados mientras se dejaba caer sobre la cama. El
sedante comenzó a hacer efecto de inmediato, llenando la habitación de suaves nubes rosadas.
Se permitió relajarse en la almohada, llamando a la niebla.
“Shaakouvi. Mi amor y mi corazón. Encuentrame. Encuentrame."
Mientras todo se llenaba a su alrededor, se preguntó por qué se había resistido a esto. ¿Por
qué no dejar que la mantuvieran así hasta que llegara su compañero? Porque seguramente
vendría.
El miedo la abandonó cuando entró en sus sueños. Al menos sabía que podía encontrarlo
aquí. Le trajo algo de consuelo, a pesar de que sabía que no podía sanar por completo sin él.
Siempre faltaría algo.
Capítulo Nueve
A la mañana siguiente, Tyff se preguntó si había dormido algo. Un profundo anhelo

dentro de él lo hizo girar como un trompo, como si algo estuviera tratando de
adormecerlo mientras se resistía. Le restó importancia a la preocupación por las
condiciones en el barco y se dirigió a la sala principal, con la esperanza de reunirse
con los demás.
Jarek y Taulan estaban allí, hablando en voz baja mientras tomaban té y

desayunaban tocino y rollos de huevo. Para alivio de Tyff, no se permitirían mujeres ni libélulas.
visto.
“Ven y siéntate, Tyff”, dijo Taulan. “Jarek me contó sobre tu charla de anoche, y
estoy de acuerdo. Algo se tiene que hacer. Admito que he descuidado mi papel
como maestro de guerra. Sin batallas que pelear, realmente no pensé que mantener
la disciplina fuera importante”.
Miró tan bajo que Tyff no dijo nada, solo asintió mientras se sentaba a la mesa y
tomaba un poco de desayuno para él. Jarek tenía una hoja de papel frente a él y
miró hacia abajo para estudiarla con una especie de concentración que Tyff encontró
sorprendente. Estaba claro que Jarek estaba ansioso y la idea era tan inquietante
que Tyff tuvo que morderse la lengua para evitar comentar.
“Ahora que Radoo se ha ido definitivamente, tenemos que hacer algo, rápido”.
dijo Jarek. "He llamado a los demás y deberían estar aquí pronto". Suspiró, mirando
a Taulan y Tyff con ojos tristes.
“Queremos quedarnos aquí con nuestros compañeros. Hablé con Vende esta mañana y
Dawn necesita quedarse allí para trabajar en el jardín. Está embarazada, pero solo en sus
primeras semanas ahora, y Vende cree que está bien para seguir trabajando.
Sin embargo, él no se apartará de su lado. Se contenta con trabajar como mentor, pero no
puede dedicar toda su atención al trabajo de maestro de ingeniería”.
Tyff asintió, esperando esto. "¿Cómo están las cosas allá arriba, Jarek?"
“No está mal”, admitió. “Pero no genial. Preor ha estado dejando el barco para trabajar aquí
abajo. Es bastante obvio que encontrar pareja es más importante para ellos que el rango.
Amryn, Kyrin, Triem y Choler están dirigiendo el espectáculo allí. Tienen rutinas establecidas
y el trabajo diario va bien. Sin embargo, las cosas todavía parecen un poco dispersas”.
"Eso es un eufemismo", disparó Brukr desde la puerta. "Lo que necesitamos es un orden
real en este lugar". Se apresuró a la mesa y agarró una galleta de tocino y huevo,
comiéndola con avidez. "Disculpe mis modales, pero me quedé despierto hasta tarde con
Hannah".
—Todo va bien con ella —preguntó Taulan, preocupado.
“Sí”, respondió Brukr, “pero con solo tres meses para el final, su cuerpo está sintiendo la
tensión. Han estado haciendo todo lo que pueden, pero...” Suspiró. “Se está haciendo para
trasnochar”.
"Y no del tipo que esperabas, ¿eh?" Taulan tenía esa mirada astuta en su rostro, y Brukr
sonrió.
Tienes razón.
"¿Tienes a alguien a cargo de la seguridad de la torre?" Tyff preguntó, interrumpiendo los

chistes. Brukr asintió.
“Ivoth y Argan están trabajando conmigo por turnos. A Lily le quedan cuatro meses para ir
ahora y Ellie está pasando mucho tiempo con Hannah porque a ambas les quedan alrededor
de tres meses. Podemos manejar la torre.
"¿Dónde están Kozav y Rendan?" preguntó Jarek.
"En su camino. A Grace solo le queda un mes. Se está acercando ahora. La quiere cerca
de la bahía médica. Carla tiene unos dos meses para ir y Rendan
tampoco la dejaré ir demasiado lejos.
Todo el rumor de que las mujeres estaban cerca de su hora resonaba en el interior de Tyff, pero
hizo todo lo posible por quitárselo de encima. ¿Seguramente esto no podría ser celos lo que estaba
sintiendo? Tenía que ser impaciencia por la falta de orden.
Antes de que pudieran continuar, entraron Rendan y Kozav. Durante unos minutos, saludos y
apretones de manos recorrieron la mesa antes de que todos se sentaran de nuevo.
“Solo Zadri desaparecido”, dijo Tyff. Había estado deseando ver a su antiguo mentor.
“Sí”, dijo Brukr. “Él tiene las manos ocupadas con el bebé y Delaney es bastante pesada para tener
seis meses de embarazo. Ella necesita mucho descanso y él no se apartará de su lado”.
“Entonces seguramente, todos ustedes pueden ver la importancia de esta reunión”, dijo Tyff con un
ojo firme. "Por lo que escucho, no tenemos a nadie para supervisar las posiciones de los maestros".
Sabía que estaba hablando con demasiada insistencia, pero no pudo evitarlo. Incluso si todos
estaban distraídos, tenía que mantener su ingenio sobre él.
“Entiendo, Tyff,” dijo Jarek. “Eso es exactamente por lo que estamos aquí. Creo que el hecho de
que Whelon y Radoo hayan dejado sus puestos recientemente para seguir a sus compañeros
debería ilustrar la dificultad del deber que estamos experimentando en este momento”.
Tyff miró alrededor de la mesa, con la esperanza de ver algo de certeza en los rostros a su
alrededor. Todo lo que podía discernir era la derrota.
“Estamos en un patrón de espera por el momento”, dijo Taulan. “Sí, los ataques de la resistencia
siguen siendo un peligro, pero no vemos signos de una guerra total, al menos, no todavía. Creo
que es justo dejarnos ir con nuestros compañeros y centrarnos en nuestras familias, al menos por
ahora”.
Los asentimientos recorrieron el círculo y Tyff se puso aún más firme.
“¿No crees que salvaguardar es la mejor manera de cuidar a tus familias?”

"Por supuesto que sí", respondió Jarek. Un murmullo silencioso se elevó alrededor de la
mesa, pero Tyff se cruzó de brazos, como si se protegiera de él.
Jarek miró el rostro de Tyff, casi implorando. “No entiendes lo que es sentir a tu pareja a tu
lado, olerla y abrazarla.
No conoces la magia de sentir a tu libélula moverse dentro de su cuerpo.
Sus ojos adquirieron una mirada melancólica. “Sientes que darías cualquier cosa por vivir
en ese momento para siempre, incluso renunciar a tu herencia”.
Tyff pensó en su familia, la orgullosa línea de guerreros de la que procedía.

Seguramente, Syh consideraría adecuado otorgarle una pareja que honraría y respetaría
eso. ¿Cómo podía Syh sacar a Preor de su causa de esta manera?
“Tyff,” dijo Kozav, gentilmente. “Puedo ver el conflicto en tu rostro. Hay más en esto que
preocuparse por los problemas en el barco. ¿Por qué no nos dices lo que sientes?
Tyff hizo ademán de hablar, pero sintió un dolor punzante en las sienes. De nuevo, sus
pensamientos se volvieron borrosos y vio libros y campos abiertos. No reconoció el lugar,
pero se lo imprimió con el peso de la memoria.
Se llevó las frías yemas de los dedos a las sienes calientes. Sintió el impulso de volar. Su
dragón se retorcía dentro de él como si estuviera tratando de decirle algo importante.
Tengo que volar... Tengo que volar hasta encontrarla, hasta tenerla entre mis brazos...
Sacudió la cabeza con fuerza, literalmente empujando las imágenes de su mente y los
sentimientos de su corazón.
“No dejaré mi puesto”, dijo, rechinando los dientes. “Estaba trabajando para ser maestro
de defensa y ocuparé el puesto si es necesario. Estoy listo para dar un paso adelante. No
tengo ningún conflicto”.
Los demás no parecían creerle, pero no importaba. Taulan incluso alargó la mano para
tocarle el hombro, pero lo pensó mejor en el último momento.
“Estamos aquí para ti, hermano. El propósito de esta reunión es renunciar oficialmente a
nuestro control sobre el barco”. Apartó la mirada. "Por mucho que sea un gran honor ser el
maestro de la guerra, no me di cuenta de lo agotador que era tener libélulas a las que
perseguir".
“Tú estarás a cargo cuando regreses, Tyff,” dijo Jarek, con firmeza.
Vende y tú terminaréis lo que empezó Radoo. Todos los Preor en el barco están
dedicados a sus posiciones y deben ser premiados con rango.
Tú decidirás esto, Tyff.
"Pero solo el maestro de la guerra puede tomar tales decisiones", dijo con cautela. "¿Me
estás dando tu rango, Taulan?"
"No oficialmente". Él sonrió. "No todavía. Tendremos más reuniones antes de que todo
esté arreglado. Reconocemos que ha habido errores y este es nuestro primer paso para
corregirlos”.
“Te irás pronto, Tyff,” dijo Jarek. “Para comenzar el proceso de reasignación.
Te queremos en el barco y al mando para mañana. Deberá reunirse con nosotros todos
los días y mantenernos involucrados en las operaciones”.
A Tyff se le estaba dando todo lo que quería: un regreso a la rutina disciplinada y al

poder sobre la cadena de mando. Esperaba sentirse aliviado o emocionado.
En cambio, un tirón persistente dentro de él le heló el centro, como si dejar el planeta

fuera lo peor que podía hacer.
"Espero con ansias", dijo, mirando alrededor de la mesa con certeza. Una vez que
regresara a la nave, todo volvería a tener sentido.
Capítulo diez
En la oscuridad, suaves alas susurraron cerca. Le rozaron la mejilla y le pusieron

la piel de gallina. Cuando extendió la mano, pudo sentirlos: las membranas
sedosas y los bordes duros de las espinas. Era como si las puntas de sus dedos
se hubieran vuelto diez veces más sensibles y pudiera sentir cada centímetro
como una textura separada.
Cuando pasó las manos arriba y abajo por los lomos, escuchó a su amante jadear.
Sabía lo que le estaba haciendo. Ella se rió mientras lo trataba con aún más
placer, acariciándolo con las suaves palmas de sus manos. Intentó abrir los ojos
para poder ver su rostro, pero solo la oscuridad la rodeaba.
Ella estaba confundida. Todavía podía sentirlo, así que ¿por qué no podía verlo?
Todo lo que quería era desbloquear el misterio de su rostro y mirarlo a los ojos.
Cuanto más intentaba verlo, más lejos estaba. La sensación satinada de sus alas
se deslizó lejos de su toque. Tropezó en la oscuridad.
“Shaa kouvi,” susurró, extendiendo la mano. ¿Donde estuvo el? Seguramente, él

no la dejaría sola en la oscuridad. ¡Había estado tan cerca!
Ella se abalanzó, estirando ambas manos y buscando la sensación de él.

Alguien agarró su mano y la agarró, pero no era su pareja. Ella retrocedió
bruscamente y sus manos golpearon los bordes del hospital, despertándola.
"Shh". Jenny se palmeó suavemente la frente, sosteniendo su mano. “Fue solo un mal sueño”.
"¿Un mal sueño?" Renay negó con la cabeza mientras se derrumbaba sobre la almohada.
"Difícilmente." Ahora estaba completamente despierta, y la tenue luz del hospital ahuyentaba el
cálido resplandor de su verdadero mundo.
"Soñé con él otra vez, Jenny".
Su hermana simplemente la hizo callar, acariciando su mano ligeramente. En cualquier otro

momento, podría haber sido relajante, pero después de tanto, el aire condescendiente se estaba
volviendo demasiado.
"Él es real, Jenny", dijo, obstinadamente. "No me lo estoy inventando".
“Quiero creerte”, dijo su hermana suavemente. Acercó su silla a la cama y miró a Renay
directamente a la cara. “Pero el médico dice que es solo una fantasía y que es un médico de Preor”.
"Jenny". Renay agarró la mano de su hermana tan fuerte como se atrevió. “¿Tenía un fetiche
Preor? ¿En absoluto?"
Su hermana desvió la mirada, incómoda. "No. Tengo que admitir que no lo hiciste.
Muchas chicas en la escuela lo hacen. Nunca dejan de hablar de ello. Algunos de ellos intentaron
colarse en la Elección.
“Kira esperaba una coincidencia. Tú lo sabes. Susan estaba felizmente rodando con eso sin
expectativas. Pero solo fui a pasar una noche divertida.
Claro, la idea de ser elegido por un dragón fue una gran parte de la emoción, pero antes de eso
nunca hablé realmente sobre el Preor, ¿verdad?
“No”, admitió Jenny. “No lo hiciste. He visto demasiadas chicas obsesionadas con los dragones. Sé
lo diferente que eres a ellos. Constantemente miran webcasts y leen artículos de revistas para
recopilar toda la información que pueden”.
"Exactamente. Uno de ellos podría fingir esto, pero yo no. Simplemente no sé lo suficiente sobre
ellos”.
Jenny apartó la mirada, suspirando. Renay tiró de su mano, haciendo que su hermana mirara hacia
arriba bruscamente.
"No me estoy imaginando esto, Jenny".

Sé que no lo eres. Pero el médico está tan seguro...
"Está equivocado", la voz de Renay era plana. “Cualquiera puede estar equivocado,
incluso un médico. No entiende la situación. Tenemos que hacer algo, Jen.
"Bueno, estás mejorando, así que solo espera..."
“No, Jen. No estoy mejorando. No sanaré hasta que esté con él”.
“El médico dijo que te has estabilizado”.
"Sí. Pero no puedo recuperarme completamente hasta que esté con él. La enfermedad
de Saber está empezando a desgastarme. No puedo recuperarme de cosas que no van
a sanar sin mi pareja”.
Jenny frunció el ceño, luciendo verdaderamente preocupada.
“Cuanto más hablas de eso, más veo que sabes cosas ahora que no sabías antes”.
Jenny negó con la cabeza. "Algo definitivamente está pasando aquí".
"Puedo verlo."
Renay parpadeó, viendo imágenes extrañas en su mente. Algunos de ellos eran largos
paneles de vidrio, que miraban la bahía desde las alturas de la Torre Tau. Algunas
imágenes eran el cielo o el barco. Podía sentirlo, pero no podía ver su rostro.
"Está de vuelta en la ciudad", susurró. Tal vez en el barco. Su mente está llena de
disciplina y deber. Sé dónde está.
"¿En realidad?" Jenny estaba genuinamente curiosa. ¿Cómo sabes que es él?
¿Cuál es la diferencia entre un sueño y la realidad?”
“Se siente real. Eso es todo lo que sé”, dijo Renay, cerrando los ojos para sumergirse
en las coloridas nubes del cielo de Preor. “Esto no es nada como una fantasía o un
sueño vívido. Estoy ahí, Jen, en realidad estoy con él, soy parte de él. Tengo un anhelo
dentro de mí que nunca antes había estado allí. Sabes que no me importaba casarme.
Jenny se rió. “Sí, lo recuerdo. Todos los estudiantes de último año de tu clase te llamaron
'Vieja solterona' en el baile de graduación porque nunca tuviste novio”.
"Tuve algunos". Renay sonrió.
"¡Sí, pero siempre volvías a tus libros!" Ambos se rieron porque era verdad. Renay había
estado mucho más interesada en convertirse en bibliotecaria que en ir a la universidad o
casarse.
“Entonces, Jen. ¿De verdad crees que después de todos estos años, de repente me daría
la vuelta y decidiría que quiero dar mi vida para perseguir a un dragón? ¿Ser socio?
Su hermana fue a responder, dudando, pero luego frunció el ceño.
“Mira, no lo sé. Te creo, Nay-Nay. realmente lo hago Pero un golpe en la cabeza realmente
puede hacer que te levantes. ¿Recuerdas cuando me noquearon en ese partido de hockey
y me desperté pensando que era un vendedor de helados?
Renay se rió. "Sí. Te despertaste e intentaste venderme tres conos de hokey pokey.
"¿Ver? ¿Cuándo me importó un carajo vender helados? No es el llamado de mi vida. Pero

durante tres días estuve absolutamente decidido a conducir una camioneta de helados por
el vecindario por el resto de mi vida”.
"Lo entiendo." Renay suspiró. Se sintió aliviada de tener a alguien a su lado a quien amaba,
alguien que pudiera consolarla durante estas largas horas. Las palabras de su hermana se
colaron a través de sus defensas, llenándola de dudas. Las heridas en la cabeza podían
hacer cosas extrañas, y ella había estado en la elección. Tal vez su cerebro estaba
recurriendo a su estímulo reciente.
El Saber se defendió. Surgió a través de sus venas y piel, haciéndola sentir como si se
estuviera desmoronando todo a la vez. Las imágenes de Preor y el conocimiento de su
código era algo que simplemente no podía haber imaginado.
En muchos sentidos, sería más fácil creerle a su hermana y a la curación.
Maestro.
Pero sabía que no mejoraría sin su pareja. Eso se interponía entre ella y creerles.
—Jen —dijo ella en voz baja—. “No estoy inventando esto. Por eso lo llaman el Saber. Lo
sé.
"No." Jenny negó con la cabeza. "Quiero creerte. Pero, ¿dónde está?
“Algo está bloqueando el Saber”, dijo Renay, sin pensar. “Sé que está en la torre, tal
vez incluso de regreso en el barco ahora. Tiene que ser capaz de sentirme, pero aún
no ha sido golpeado por el Saber con toda su fuerza”. Miró a los ojos de su hermana,
rogándole que entendiera.
"Está bien", susurró Jenny. Voy a cazar un poco. Cómo voy a hacer eso, no tengo ni
idea. Tal vez podría hablar con Sasha. Ella todavía está dando vueltas. Ella podría ser
capaz de ayudar.
"De acuerdo." Renay asintió. Eso es un comienzo. Gracias."
“El maestro sanador dijo que estaría aquí si fuera real. Nada lo alejaría de ti.
"Está equivocado", dijo Renay, rotundamente. “Puedo sentir a mi pareja. Sé que está
ahí fuera.
"De acuerdo." Jenny sonrió y volvió a acariciarse la frente. "Veré. Prometo."
Renay comenzó a quedarse dormida, envolviéndose en sus sueños de Preor

nuevamente. Entendió su renuencia a creerle. Sabía lo absurda que era la idea de que
él no estuviera a su lado.
Renay podía sentirlo con cada latido de su corazón, incluso cuando se estaba
rompiendo. Todo su mundo se reducía a un solo pensamiento.
¿Por qué no puede sentirme?
Y, cuando el sueño se hizo cargo, él estaba allí. Y navegaron hacia el cielo.

Capítulo Once
Tyff luchó en la oscuridad. Sintió como si sus manos estuvieran atrapadas en redes gruesas y
pegajosas. No podía ver. No podía volar. No podía cambiar.
Alguien acarició sus alas a través del caos. A pesar de que el toque fue placentero, se resistió.
Los lazos que lo sujetaban lo asustaron tanto que no pudo disfrutar de la sensación. Luchó y
cuando se apartó de las redes que lo sujetaban, golpeó con ambas manos.
Tyff dejó escapar un grito agudo cuando golpeó el suelo. Debió haber embestido tan fuerte en
su sueño que literalmente se tiró de la cama.
"¿Estás bien, Tyff?" Penélope logró sonar sarcástica y comprensiva al mismo tiempo.
"Estoy bien." Tyff todavía se estaba acostumbrando a que la IA se dirigiera a él personalmente.

Había decidido que él estaba en una posición de liderazgo, y como Vende prácticamente la
estaba ignorando, estaba convirtiendo a Tyff en su nuevo mejor amigo.
“Vende está en el comedor. ¿Te teletransporto?
"Sí. Quiero decir, no. Quiero decir, déjame ponerme los pantalones primero.
“Debidamente anotado,” dijo Penelope con diversión.
Tyff se vistió rápidamente, pasando los dedos por las correas de cuero mientras las colocaba
sobre su pecho. Había trabajado duro por su honor. Él
no lo dejaría por nada. Con suerte, no tendría que volver a pensar en eso, porque a partir de hoy se
quedaría en el barco.
“Está bien, Penélope. Vamos."
Ella lo teletransportó de inmediato y Vende lo saludó desde el mostrador.
“Tyff. Buenos dias. He configurado el primer simulacro para hoy. ¿Le gustaría inspeccionar?
"Me gustaría." Tyff respiró aliviado. No había esperado que Vende estuviera concentrado. Se
dirigieron a la sala de entrenamiento y vieron a los reclutas ejecutar un ejercicio estándar de combate
cuerpo a cuerpo.
Los pocos cientos de tropas que hacían movimientos simples y repetitivos y gritos de guerra lo
consolaron mucho. Había pasado mucho tiempo desde que había visto un entrenamiento tan serio.
Podía decir por la dedicación en sus rostros que estaban totalmente comprometidos con su estilo de
vida.
No hay compañeros ni bebés aquí, solo Preor haciendo lo que mejor sabían hacer.
“Una sesión de vuelo está a punto de comenzar en la plataforma”, dijo Vende. “Amryn aún se está
recuperando de sus heridas, pero está allí para organizar el simulacro”.
"Excelente." Tyff sonrió. Se volvió para preguntarle a Vende sobre las rutinas de la nave durante el
resto del día, pero se detuvo de repente cuando lo golpeó una ola de mareo.
Era como si le hubieran robado el aliento de los pulmones. Se agarró a la pared mientras su cabeza
daba vueltas. Podía oír a Vende hablándole, pero no podía distinguir las palabras.
Escuchó un pitido fuerte y constante, un sonido médico. Por un instante, la habitación del hospital fue
lo suficientemente real como para entrar, y casi lo hace. Cuando Vende le dio una palmada en el
hombro, él negó con la cabeza, mordiéndose la oleada de náuseas mientras se levantaba de nuevo.
"¿Estás bien?", Preguntó Vende, preocupado.
"Sí." Tyff se compuso, dándole a Vende una mirada uniforme. “He estado bajo un poco de estrés.
¿Que sigue?"
“Tenemos algunas áreas preparadas para que viva nuestra nueva tripulación
humana”, dijo Vende. “Trabajarán en pequeños grupos con Preor a medida que
aprenden sus posiciones. El objetivo es que nos integremos y aprendamos unos de
otros, por lo que es más importante construir relaciones laborales que darles trabajos
complicados”.
“No creo que quiera ninguna cerca del mainframe”, dijo Tyff distraídamente. Vendé
asintió.
Ya hemos tenido suficiente sabotaje, creo. Podemos examinarlos con cuidado, pero
los humanos han demostrado ser buenos en la infiltración”.
Revisaron los nuevos dormitorios, ambos satisfechos de que fueran cómodos y

seguros. Hicieron que Penélope los teletransportara a la plataforma de entrenamiento
para que pudieran ver los ejercicios de vuelo de la mañana.
Amryn estaba de pie en uno de los bordes más alejados de la nave, gesticulando y
llamando a Preor en el cielo. Tyff se sintió aliviado de ver a todos trabajando duro,
los ejercicios eran una expresión de los largos años de entrenamiento de batalla.
Estaba a punto de acercarse y consultar con Amryn cuando tuvo otro ataque de mareo.
Esta vez estaba más oscuro y se le heló el estómago. Sintió un anhelo en esa
oscuridad, algo que sintió que debía responder. Hizo lo mejor que pudo para
quitárselo de encima mientras enfocaba sus ojos de nuevo en las maniobras aéreas.
“No puedo esperar para volver a la rutina”, comentó, casi distraídamente.
“Bueno, ese podría no ser el mejor lugar para ti, Tyff”.
"¿Qué?" Miró a Vende en estado de shock. "¿Qué quieres decir? Volver a las horas
reglamentadas es uno de mis objetivos para este nuevo programa”.
“Sí, entiendo, y estoy totalmente de acuerdo. Necesitamos reasignar las posiciones

y hacer que cada Preor regrese a la rutina militar. Pero el maestro de guerra no
practica con las tropas. Él los guía”.
"¿Yo?" Tyff dio un paso atrás. “¡Solo era el suplente del maestro de defensa! ¿Cómo
puede alguien…?
“Tyff”, dijo Vende, sonriendo. “Tu pasión por el regreso a las operaciones militares te
convierte en el candidato perfecto. Tu debes saber eso."
“Yo…” Miró hacia el cielo, observando a los demás realizar movimientos atléticos imposibles.
Quería estar allí arriba con ellos, no mirar desde la plataforma y evaluarlos.
“Podrías tomar una nueva dirección”, dijo Vende. “Un maestro de la guerra puede cambiar
el programa como mejor le parezca. De hecho, creo que sería una necesidad, considerando
cuántos cambios ya hemos experimentado”.
Tyff negó con la cabeza. “Me resultaría difícil aceptar el mando. Solo soy un soldado.
"También lo fue Jarek, una vez", dijo Vende en voz baja.
Tyff se giró para regresar al barco, sin saber a dónde ir a continuación. Estaba satisfecho
con la organización hasta el momento y aliviado de que el barco se pusiera en orden
lentamente. No sabía por qué se sentía tan incómodo.
Mientras descendían a los pasillos principales, Tyff sintió un dolor agudo en la nuca. Se las
arregló para evitar agarrarlo, pero su visión se nubló cuando el dolor le atravesó las sienes.
“Tyff”, preguntó Vende, con cierta preocupación.
"He estado teniendo dolores de cabeza", admitió. “Creo que es solo estrés. No viste los
lugares de las explosiones. He visto una guerra total, pero ¿ver cómo atacan a personas
inocentes? Apretó los puños, tratando de desterrar la escena de su mente.
“Deberías ver a Yazen”, dijo Vende. "Solo por asegurar."
Aunque Tyff se había resistido a buscar ayuda médica hasta ahora, sabía que no podía
retrasarlo más. Agradeció a Vende y le pidió a Penélope que lo teletransportara a la bahía
médica.
—¡Tyff! Yazen lo saludó alegremente cuando se materializó junto a la puerta. "¿Qué puedo
hacer por ti?"
"¿Ansioso por los pacientes?" Tyff se rió de su propia broma.
"No. Nunca”, respondió. “Solo estoy trabajando en la destilación de ciertos compuestos, y

es aburrido como el infierno. ¿Que tienes para mi?"
"He estado teniendo dolores de cabeza", dijo Tyff, con fuerza. "Sueños extraños. Momentos
de vértigo.”
Yazen levantó una ceja. "¿Vértigo? Siéntate." Hizo un gesto hacia una cama cercana.
Tyff se sentó, sintiéndose muy incómodo. Estaba seguro de que no le pasaba nada.
Yazen encendió la unidad, sacó una varita y la abanicó un poco alrededor de la cabeza de
Tyff. Yazen revisó la lectura y asintió.
“No veo ninguna herida interna en tu cuerpo o cerebro. ¿Te lastimaste en la batalla?
"No. No me golpearon.
Yazen tamborileó con los dedos contra el borde de la máquina, profundizando en las lecturas.
“Lamento decirte esto, Tyff, pero esto tiene que ser emocional o mental. Puedo controlarte
nuevamente en unas pocas horas, y creo que deberías hacerte escaneos regulares, pero por
ahora no puedo ver nada malo en ti, excepto algunos picos extraños en las ondas cerebrales”.
"¿Qué significa eso?"
“Ciertas partes de tu cerebro se están disparando. Están trabajando mucho más duro que el
resto. ¿Ver?" Yazen señaló la imagen perfecta del cerebro de Tyff donde giraba lentamente
en la pantalla. Parecía una nube de tormenta con todas las luces parpadeando en su interior.
"¿Qué esta pasando?"
“Es como si estuvieras soñando, pero estás despierto”. Yazen sonrió. “Es bastante fascinante.
Espero que no te importe si quiero tomar lecturas regulares.
“Por supuesto”, dijo Tyff, sonando mucho más tranquilo de lo que realmente estaba.
No sabía qué era peor: estar herido o tener síntomas que nadie podía explicar.
De cualquier manera, el trabajo duro lo arreglará, se dijo a sí mismo con severidad. Todo lo
que tenía que hacer era volver a una rutina de castigo. Entonces no tendría que pensar en nada.
Capítulo Doce
Parecía que habían pasado semanas, pero Renay sabía que apenas eran días.
Sentía la piel tirante y caliente, le dolían los músculos y la cabeza le daba vueltas cada
vez que se incorporaba. La tenían con fluidos intravenosos, pero tenía sed casi
perpetuamente.
Tanto Whelon como los médicos humanos quedaron perplejos. Sus costillas se estaban
tensando, pero no tan rápido como todos esperaban. Era como si su recuperación
estuviera siendo frenada por alguna fuerza desconocida. Como si su energía se alejara
de su propio cuerpo y buscara otra cosa.
En las primeras horas de la noche, Renay comenzó a sentirse más sola. Estaba
acostumbrada a que su familia estuviera presente para alejar su mente del compañero
perdido que tanto anhelaba, pero las rutinas ordinarias comenzaban de nuevo. Sus
padres habían reanudado el trabajo y Jenny estaba de vuelta en la escuela. No podían
sentarse con ella todas las noches.
Los hospitales pueden ser lugares inquietantes por la noche. A veces, Renay tenía la
suerte de dormir profundamente, pasando las horas en una dulce y embelesada
inconsciencia. Sus sueños de Preor siempre la estaban esperando, y su compañero con
ellos, incluso si no podía ver su rostro.
Esta noche, los sueños se negaban a venir. Sabía que esta necesidad solo empeoraría
cada día hasta que lo encontrara.
El único que sabe es mi compañero.

Trató de moverse en la cama para estar más cómoda, pero todo fue en vano. Cayó hacia atrás,
dejando que sus extremidades se aflojaran mientras jadeaba. Pequeños demonios corrían por su
sangre, haciéndola picar con anticipación. Estuvo tentada a pedir ayuda, pero también sabía que
habían probado todos los medicamentos que tenían y nada más que los sedantes la ayudaron.
Las luces tenues se encendían y apagaban cuando los pacientes llamaban a las enfermeras.
Incluso la idea de entregarse a la quietud de todo fue inútil. El suave repiqueteo de los pasillos
nocturnos no podía adormecerla ni calmarla.
Unos pasos suaves recorrieron el pasillo y se detuvieron junto a su puerta. Era casi medianoche,
por lo que probablemente cambiaría de turno con el tiempo.
Fue sorprendente cómo las rutinas del hospital se convirtieron en peldaños en un vasto río de
tiempo sin esperanza. El desayuno, el almuerzo y la cena siempre se servían exactamente a la
misma hora. La señora del té venía dos veces al día, también a la misma hora. Alrededor del
mediodía, una señora pasó con bocadillos y revistas. Cuando apenas podías moverte o incluso
pensar, estos pequeños eventos se convirtieron en piedras angulares sobre las que colgar tu
identidad.
Otro par de pies se posaron fuera de su puerta, y unas voces suaves se filtraron hacia ella.
Deben haber pensado que estaba dormida, así que contuvo la respiración, esforzándose por
escucharlos.
"Renay Liddle", dijo Whelon en voz baja. “Todavía confinado a la cama. El vértigo persiste, al igual
que los sueños alucinatorios”. Tomó un respiro profundo. “No sanar de sus heridas a pesar de que
no hay infección”.
"Hmm", reflexionó el otro médico. Me alegro de tenerte aquí, Whelon. No sé cómo manejar esto.
¿Está lúcida?
"Parece estarlo", respondió Whelon, "pero parece estar sufriendo de una fantasía inducida por un
trauma".
“¿Tal vez una consulta de salud mental?” preguntó el otro. “Si está decidida a creer que su
condición actual es el resultado del Conocimiento, debe ser evaluada. Ella se está enfermando.
"Tengo que estar de acuerdo", dijo Whelon, con pesar. “Intentaría casi cualquier cosa en esta
etapa”.
“Me pondré en una consulta de psiquiatría”, dijo el otro médico. Renay sintió que las lágrimas
le quemaban los ojos. ¡Ella no estaba loca!
"Mi hermana no está loca", espetó Jenny, su voz saliendo de la nada.

El corazón de Renay se elevó.
“Hola, Jenny”, dijo Whelon. “Nadie está sugiriendo eso”.
“Pero acabas de decir—”
“Una consulta de salud mental es perfectamente normal para pacientes traumatizados”,

respondió el otro médico. “Sé que quieres sentarte con tu hermana ahora, pero también sé
que has estado haciendo algunas preguntas a la luz de esta idea de que ella tiene un
compañero. ¿Te importaría discutirlo conmigo?
Después de una breve pausa, Renay casi podía escuchar a Jenny pensando en ello.
"Podría ayudarnos, Jenny", dijo Whelon, suavemente. “Parece la enfermedad de Knowing.

Realmente lo hace Simplemente no tiene ningún sentido para mí. ¿Descubriste algo?
"No", dijo ella, derrotada. “Me han dicho que si tengo acceso a Penélope, podría encontrar
algo. Pero no sé cómo hacer eso”.
“Ven y tómate una taza de té”, dijo Whelon. "Háblame. Podemos resolver esto. Tenemos
que."
Renay los escuchó alejarse mientras los tres hablaban en voz baja.
Algo de conspiración la atravesó. Fuera o no difícil caminar, sentía que se le estaban
acabando las opciones.
Lentamente, ella se sentó. La habitación tembló a su alrededor, pero ella no se detuvo. Pasó
las piernas por el costado de la cama y vaciló, buscando su ropa. Cuando sus pies tocaron
el suelo frío, sintió el tirón de los tubos en su brazo y se dio cuenta de que todavía estaba
conectada a la maquinaria.
Buscando los interruptores, apagó los monitores. Si arrancaba todo y dejaba las máquinas
encendidas, alertaría al personal médico. Al apagarlos, se ganó algo de tiempo.
Sacó el catéter de su IV con cuidado, haciendo una mueca cuando salió libre.
Cuando dio su primer paso tambaleante para alejarse de la cama, el mundo dio vueltas.
locamente a su alrededor, casi tirándola al suelo.
Respiró profundamente, agarrándose a los muebles mientras trataba de recordar

cómo caminar. Buscó a tientas en el armario más cercano, pero no había ropa.
Por supuesto. Llevaba un vestido de baile y deben haberlo cortado.
Desde luego, tampoco podía escapar disfrazada. Se arrastró hasta la habitación

contigua donde un hombre corpulento roncaba ruidosamente en el centro de su gran
cama.
Buscó a tientas en su armario y encontró una camisa grande y pantalones. Incluso en

la oscuridad, la habitación daba vueltas con tanta fuerza que tuvo que estirar una
mano y apoyarse en la cama. Los ronquidos cesaron y el corazón se le trabó entre las
costillas.
No te despiertes, suplicó en silencio en la penumbra circundante. Por favor, quédate

dormido. No puedo dejarme atrapar.
Como si respondiera a su súplica, escuchó un resoplido agudo y el zumbido grave

volvió a llenar la habitación. Sosteniéndose, se las arregló para terminar de vestirse.
El dolor en sus costillas la hizo estremecerse, y el dolor bajo de sus articulaciones en
desuso la hizo tambalearse, pero era una mujer con una misión.
Renay sabía que tenía que bajar a la planta baja. Desde luego, no creía que pudiera
conducir sola todo el camino hasta la bahía, pero tenía que intentarlo. Las escaleras
serían insuperables, dado lo inestable que era, así que se deslizó por el pasillo y entró
en el ascensor.
Ya voy, seguía repitiendo en su mente. Ya voy.
El ascensor la llevó más abajo de lo que esperaba y salió a trompicones al aparcamiento

subterráneo. Recostándose contra la pared y parpadeando ante la incómoda inclinación
del mundo, trató de descifrar qué hacer. Un repentino torrente de voces fuertes la hizo
esconderse rápidamente detrás de un camión.
“Todo esto va directo a la torre”, gritó un tipo. "Salta a eso".
Se presentó una solución y Renay se deslizó hacia las voces.

La suerte de todo parecía imposible. Solo redobló su convicción de que todo esto
era más grande que ella. Que fue el destino. Después de todo, todo lo que tenía
que hacer era subirse a un camión lleno de carga, y la llevaría al hombre que
necesitaba más que nada.
Los chicos se alejaron, dirigiéndose al taxi delantero. Luchó por llegar a la gran
área de carga cubierta y se arrastró hasta el borde. Perder el equilibrio en el suelo
la hizo marearse, y levantó una pierna hacia atrás con la esperanza de
estabilizarse. En ese momento exacto, el camión retrocedió un poco y la arrojó a
la bandeja.
Se abrazó a sí misma, meciéndose con el movimiento del camión.

Cerró los ojos con fuerza y mantuvo la frase que rápidamente se estaba
convirtiendo en su único mantra.
“Ya voy, shaa kouvi,” susurró. "¡Ya voy!"

Capítulo Trece
Las numerosas voces del Preor resonaron en el comedor como un trueno tardío. Tyff estaba
sentado en una mesa larga en el extremo superior cerca de la cocina.
Vende y Choler estaban sentados cerca y lo miraban expectantes.
Cada Preor en la sala sabía que Tyff se dirigiría al grupo. Había decidido hacerlo informalmente
durante la cena en lugar de convocar una reunión oficial. Por mucho que a Tyff le gustaran la
tradición y la rutina, quería que esto fuera más una discusión que una ceremonia.
Durante la última semana había dedicado hasta el último momento de su vigilia a una tarea vital.
Trabajaba constantemente con Vende, Choler, Triem y Amryn manteniendo todas las posiciones
en el barco bien tripuladas, y todo funcionaba maravillosamente. Incluso Penélope estaba
complacida. Solo era necesario reasignar el puesto de maestro de guerra.
Tyff sabía que iban a votar por él, hasta el último de ellos. Su herencia se opuso a esto. En lo
que a él respectaba, no había hecho lo suficiente para ser digno del puesto. También sabía que
para mantener el barco funcionando sin problemas, tenía que dar a los rangos inferiores la
oportunidad de decidir por sí mismos quién querían que estuviera a cargo, incluso si era él.
Tyff deseó poder poner toda su atención en la reunión. Cada día, el bajo zumbido de distracción
en su mente empeoraba un poco. No entendía lo que le estaba pasando. Veía a Yazen cada
dos días y, aunque registró muchas imágenes del cerebro de Tyff, no pudo encontrar ninguna.
daño. Tyff se preguntaba si debería rechazar el papel de maestro de guerra por motivos
médicos.
Miró a su alrededor y vio que algunos soldados lo miraban expectantes. Nunca había
soñado que tomaría una posición de tanta importancia tan pronto, y ahora que se cernía
sobre él, estaba más que un poco inseguro.
Vende sonrió y se puso de pie, aplaudiendo para llamar la atención de todos.

Fue casi sorprendente lo rápido que la sala se asentó y dirigió su atención a la mesa
principal. Tyff sintió un momento de vértigo y deseó poder superar esta reunión sin mostrar
demasiada debilidad. Esa no sería manera de inspirar confianza.
Yazen no puede encontrar nada malo en mí, se aseguró a sí mismo. Tal vez sea solo
estrés después de todo.
“Como todos saben, la cadena de mando ha cambiado recientemente. Bajo el cuidado de

Radoo, muchos de ustedes se convirtieron en submaestros, creando una nueva clase de
rango para que, si el trabajo no está ocupado por algún motivo, las personas calificadas
siempre estarán listas para intervenir”.
Esto fue recibido con aplausos cuando el Preor respondió a las palabras de Vende. Todos
los Preor que quedaban en el barco se habían quedado allí porque estaban tratando de
alejarse de los cambios radicales que traía la vida y volver a sus cómodas rutinas. Todos
ellos todavía deseaban ser apareados, de eso no había duda. Simplemente no estaban
listos para renunciar a su paz actual por eso. ¡Y seguro que no estaban listos para estar
rodeados de parejas y bebés que arrullaban!
Jarek seguro que no. O Taulán. O vende. Todos ellos han tenido sus mundos completamente
patas arriba, y todos en la sala lo saben. Por mucho que estos chicos quieran amor, tienen
miedo de perder la vida que siempre han conocido.
Tyff estaba teniendo otro de sus dolores de cabeza. Tenía que haber una forma de evitar
esto, una forma en que el Preor pudiera encontrar a su pareja y, sin embargo, no perderse.
Las mujeres también se han perdido a sí mismas. ¿Construir una nueva vida significa
siempre renunciar a la anterior?
“Dentro de unos días se realizará una reunión formal”, prosiguió Vende. “Ya se enviaron
invitaciones a aquellos en la superficie. En este día nombraremos a los nuevos maestros y
crearemos un subgrupo de nuevo rango. Estos serán los cuidadores del puesto en caso de
que el propio maestro no esté disponible. Esto asegurará el buen funcionamiento del barco
en todo momento”.
“Aquí, aquí”, gritó Penélope, entre los gritos de aprobación del Preor.
“Lo que nos gustaría proponerles ahora es una votación informal”. Vende sonrió cuando Preor
comenzó a golpear sus mesas y gritar: "¡Tyff!" al unisono. El aire susurró con miles de alas de
colores mientras el Preor se dejaba llevar por la emoción.
"¿A quién elegirías para ser tu nuevo maestro de guerra?", Rugió Vende. Casi como uno solo,
el Preor se puso de pie, cantando.
"¡Crecer! ¡Crecer! ¡Crecer!"
La habitación resonaba con sus gritos. Al principio, Tyff apenas podía moverse. Todavía se
sentía indigno. Sin embargo, sabía que había convocado esta reunión para que todos pudieran
opinar y no podía ignorar sus deseos.
"De acuerdo." Se puso de pie tímidamente. Hizo un gesto con las manos y los demás
comenzaron a calmarse, la mayoría volvió a tomar asiento.
“Os doy las gracias, hermanos míos”, gritó. “Su señoría me humilla. Con mucho gusto te
guiaré si eso es lo que deseas. No tengo la experiencia de liderazgo en combate, ni entiendo
las posiciones de los otros maestros, pero los guiaré con todo el coraje de mi corazón”.
“Bullocks”, gritó alguien. Todos miraron, y Vulian habló con familiaridad casual. Conoces todos
los trabajos de esta nave. En las últimas semanas, has asumido todos los roles. ¡Nadie es
mejor para esto que tú, War Master Tyff!”
Tyff estaba tan conmovido que realmente sintió como si su corazón creciera en su pecho.
Casi lo abrumó y tuvo que agarrarse a la mesa para sostenerse cuando uno de sus momentos
de vértigo lo atacó.
“Te guiaré con toda la fuerza y el poder de mi alma de dragón”, dijo, asegurándose de que su voz
sonara. “Tomaré el juramento si ustedes lo desean, hermanos míos”.
Ellos vitorearon de nuevo, la habitación resonando con sus gritos. Tyff se sentó y sacudió la cabeza
levemente, presionando un dedo en su sien.
"¿Estás bien?" Choler se inclinó, susurrando.
“No me temo que no”, admitió Tyff. “Desde esa última batalla con la resistencia, he estado un poco
fuera de lugar. He visto a Yazen y no me pasa nada”.
"Mmm." Choler frunció el ceño al suelo. “Quizás dormir un poco más. ¡No querrás quedarte dormido
en el gran evento!”.
"No." Tyff sonrió. “No querríamos eso en absoluto”.
Tyff escuchó mientras la conversación en la habitación se movía hacia los preparativos para el
gran día. Todos los Preor estaban aceptando sus nuevas rutinas y ayudando a configurar el
personal humano que se integraría en las próximas semanas. Al igual que Tyff, todos expresaron
el deseo de parejas sin perder su vida actual.
Bastantes Preor habían optado por bajar a la Tierra y trabajar en la torre o en las principales
ciudades. Nadie se lo reprochó, incluso si abandonar su herencia nunca había sido parte del trato
original. Todo lo que preocupaba a los Preor restantes era preservar su historia y llevarla a un
nuevo futuro.
La ansiedad se apoderó de las entrañas de Tyff al pensar en el evento que se avecinaba en unos
pocos días. Los posibles problemas de seguridad estaban en todas partes, por lo que él y Penélope
revisaban los datos sin cesar.
—Penélope —dijo en voz baja—. Incluso por encima del murmullo de voces a su alrededor, ella
escuchó y respondió a través del pequeño dispositivo que llevaba en su cinturón para comandos
manuales.
"¿Sí, Tiff?"
"Ejecuta los esquemas de seguridad de nuevo".
"¿Otra vez?"
"Otra vez."
"De acuerdo. ¿Todavía estás nervioso, jefe?
—Sí —dijo, distraídamente. Su estómago estaba apretado, y se sentía como si estuviera

tratando de abrirse camino a través de su ombligo. “Siento que algo enorme está a punto de
suceder. Algo inmenso está cada día más cerca”.
"Suena como una tontería para mí", dijo Penélope con sarcasmo. “Estás nervioso por asumir
el gran trabajo”.
—Eso espero, Penélope —dijo en voz baja. "Eso espero."
Aún así, el zumbido dentro de él se intensificó, y se aferró a su silla para mantenerse erguido.
Nadie necesitaba ver la debilidad. Más que nada, necesitaba ser fuerte, aunque solo fuera
por sí mismo.
Capítulo catorce
Las sacudidas del camión solo sirvieron para que Renay se sintiera más mareada.
Eventualmente logró acomodarse en una esquina de la gran área de carga que estaba llena
de sacos de arpillera llenos de harina. La mantuvieron en posición y la mantuvieron alejada
del piso y los costados de metal duro.
Se acurrucó, manteniendo los brazos alrededor de su vientre. La agitación constante

comenzaba a llegar a su estómago, y había tenido tan poca comida sólida que estaba
decidida a quedarse con todo lo que tenía.
Inicialmente, le preocupaba que el camión se detuviera en el camino y la descubrieran. Pero

después de unas horas en la carretera, se dio cuenta de que debían estar conduciendo
directamente. Sabía que tardaría unas horas en llegar a la ciudad y que el espacio estrecho
en la parte trasera de la camioneta se estaba volviendo menos cómodo por segundos.
Aún así, sabía que si la descubrían, significaría un boleto de ida de regreso al hospital.
Entonces nunca llegaría a la torre. Tal vez, una vez que llegara allí, podría hablar con los
oficiales médicos acerca de quedarse. No podían echar a un enfermo. ¿Podrían?
Una vez que esté allí, no será así. Nos encontraremos y todo esto se detendrá.
Eventualmente, el balanceo del camión comenzó a calmarse. Debían de haber llegado a la

autopista, donde el camino era más suave. Ella envolvió sus brazos alrededor
un saco de harina y apoyó la cara contra él, dejando que el suave balanceo la arrullara en un
sueño inquieto. Esta vez, ningún sueño glorioso la recibió.
Cuando se despertó algún tiempo después, estaba completamente oscuro y mortalmente quieto.
Por un momento le preocupó haber sido abandonada en un lugar al azar, pero cuando se deslizó
hasta el borde de la bahía de carga del camión y levantó la lona, vio otros vehículos y montones
de bahías de almacenamiento.
Dondequiera que esté, es hora de desembarcar, pensó. Salir de la camioneta fue tan difícil que
realmente esperaba no tener que volver a hacerlo. Ni siquiera estaba segura de estar en la torre
todavía, así que volver a entrar y salir del camión aún era una posibilidad.
Al otro lado de la bahía de carga, Renay vio la tenue luz de una señal de salida. Se apresuró
hacia él, bueno, arrastrando los pies probablemente era más correcto. Si no hubiera estado tan
preocupada de que la atraparan, se habría arrastrado. Lo único que parecía detener el vértigo
era estar más cerca del suelo.
Cuando tocó la puerta, esperó a que sonaran las alarmas o que la gente gritara. Cuando no
pasó nada, la empujó suavemente para abrirla y se deslizó por ella. El otro lado era solo una
escalera de concreto gris y Renay lo miró con consternación.
¿Cómo voy a hacer todo el camino hasta allí?
"Hola." El intercomunicador cerca de su cabeza crujió a la vida. Sonaba... bueno. Sonaba como
una persona. Renay miró a su alrededor furtivamente, preguntándose si estaba
en cámara
"Uh... Hola", respondió ella.
"¿Qué estás haciendo?" preguntó el intercomunicador. "Esta es una forma extraña de irrumpir
en la torre, incluso si lo manejaste bastante bien".
“Por favor, no llames a seguridad,” rogó Renay. "Quiero decir, probablemente eres seguridad, y
me estás mirando, y es tu trabajo y todo eso, pero por favor..."
“Shh,” dijo el intercomunicador. “Soy parte de la seguridad. Un tanto. Mi nombre es Penélope.
"Soy Renay".
"Excelente. Primera base de nombre. ¿Qué diablos estás haciendo, Renay?
“No estoy aquí para crear problemas. Prometo."
"Bueno, creo que obviamente has visto problemas", dijo Penelope, irónicamente.
“Ciertamente no pareces peligroso. ¿Por qué estás irrumpiendo en la torre con las tripas
colgando?
"Necesito encontrar a mi compañero", suplicó. Estaba tan cansada que no podía soportar
explicarse de nuevo. Está aquí, o en el barco. Fui herido en el ataque y lo vi volar sobre
mí. Estoy experimentando el Saber, pero por alguna razón, él no”.
"Hmm", dijo Penélope. "¿Dime algo que solo un Preor sabría?"
“Los pantalones Katoth atraparán el wred dolorosamente en un salto giratorio si no están

abrochados correctamente”, soltó Renay.
Penélope se rió de buena gana. "¡Suficientemente bueno para mi! ¡Lo he visto suceder!
Jodidamente hilarante! ¡El tipo que vi, si hubiera levantado la pierna otros diez grados, se
habría castrado!
Penélope.
"¿Sí?"
"¿Cómo vas a llevarme a mi compañero?"
"¿No sabes su nombre?"
"No."
“Eso complica las cosas. Podría enviarte directamente a Chashan.
"¿Quién es ese?"
“Nuestro oficial médico. Tiene muchas compañeras embarazadas allá arriba que pueden
hacerte compañía.
"¡No!" Renay dijo, con firmeza. “Tendré los mismos problemas que tuve con Whelon.
Iba a internarme o algo así porque no creía que fuera posible que el Saber fuera unilateral.
“Ay, qué idiota”. Penélope suspiró exasperada. “Esperaba algo mejor de él, pero los
dragones son dragones, supongo. Ahora, cariño, lo que vas a querer hacer es subir
estas escaleras hasta la primera puerta, justo ahí. ¿Ves la luz parpadeante?
"Sí lo veo."
"De acuerdo. Una vez que pases, el elevador de servicio te llevará a la azotea sin
cruzarte con los demás”.
"¡Gracias!"
No me des las gracias todavía. ¡Ni siquiera hemos llegado a la mitad del camino todavía!”
Renay se concentró en las escaleras. Tuvo que deslizar cada uno con una lentitud
increíble, avanzando poco a poco. Se agarró a la barandilla con ambas manos y se
impulsó con la poca fuerza que tenía. Más de una vez tuvo que parar a descansar, y
Penélope la animó en cada paso del camino.
"Está bien, casi allí", dijo la IA. "¡Vamos a meterte en ese ascensor!"
Renay empujó la puerta, aliviada de ver que el pasillo estaba oscuro y silencioso. El
ascensor de servicio era grande, obviamente hecho para llevar equipos al techo. Se
arrastró adentro y se desplomó en un rincón.
Su conciencia se desvanecía dentro y fuera mientras viajaban hacia arriba. Podía oler
a su compañero, sentir el calor de su piel. Murmuró por lo bajo mientras se acercaban
a la parte superior de la torre, sintiendo que en el segundo en que lo tocara, se curaría.
“Lo tienes mal,” comentó Penélope. “No tengo ninguna duda de que es el Saber.
Es extraño que no lo sienta, pero hasta ahora tenemos muchas pruebas de que se
puede bloquear”.
“Whelon dijo que si mi compañero voló a mi lado, no podría haber seguido adelante.
Dijo que era imposible”.
“No,” dijo Penelope, gentilmente. "No imposible. Te ves bastante agotada, Renay.
¿Estás seguro de que no quieres detenerte en el médico?
"No", protestó ella, obstinadamente. “¡Llévame al barco! Él debe estar allí.

“Está bien, pero no puedo teletransportarte, lo cual sería instantáneo. Tendrás que tomar un
transbordador.
"¿Teletransportarse?"
"Oh sí. Bueno, ese es el método habitual. La cosa es que han llevado la nave a una atmósfera
superior. No en órbita ni nada por el estilo, solo más lejos de la torre. Las personas que son
teletransportadas no son tan fáciles de detectar. Muchos extraños entrarán y se irán pronto y
los altos mandos quieren que todo sea en transbordadores”.
"¡Pero no puedo volar un transbordador!"
Lo volaré por ti. Todo lo que tienes que hacer es subir a bordo. Renay jadeó cuando trató de
ponerse de pie, y la puerta ya se estaba abriendo para ella. Penélope fue rápida en los controles.
Eso era seguro.
"Eso es todo, solo unos pocos pasos ahora". La voz de Penelope provino de la consola del
transbordador. Obligándose a seguir adelante, Renay finalmente se tambaleó en el transbordador
y se derrumbó en un asiento.
—Te tengo —canturreó Penélope. “Espera, Renay. ¡Te voy a sacar de aquí!”
El transbordador cobró vida, y esta vez, cuando los sueños la atraparon, Renay supo que estaba
cerca de ver el rostro de su compañero.
Capítulo quince
Tyff trotó por los pasillos de la nave, escuchando el golpeteo rítmico de sus propios
pies. Todavía era muy temprano. La nave mantuvo el mismo ciclo de días que la
Tierra, y las luces aún no estaban en su máxima potencia. A Penélope le gustaba
utilizar la iluminación interior para representar con precisión el ciclo del día.
Había saltado de la cama e inmediatamente había hecho veinte flexiones. No fue al

comedor a desayunar porque el primer entrenamiento era demasiado temprano.
Tuvieron que entrenar sus cuerpos para estar listos para la batalla sin el lujo de la
comida. Comerían más tarde, después de la primera ronda de ejercicios y tareas.
Mientras las mujeres estuvieron a bordo, la cocina se llenó de tan buenos olores
que los guerreros no pudieron evitar disfrutar de salchichas, huevos y tocino.
Tyff iba a poner fin a eso. El desayuno puede incluir proteínas, pero no tanta grasa.
Para afinar sus cuerpos hasta convertirlos en instrumentos efectivos, tuvieron que
sufrir. Su mayor temor era que el poderoso ejército de Preor se hubiera ablandado
en su totalidad.
Mientras escuchaba sus pies golpear el suelo, repasó el régimen de entrenamiento

del día. Planeó al menos una hora de trabajo sincronizado, cada guerrero practicando
cuidadosamente los principales movimientos cuerpo a cuerpo para entrenar su
memoria muscular. Luego harían algunos combates y tareas. Después de eso, les
permitiría desayunar y luego sería el momento de llegar a la plataforma de
entrenamiento para maniobras aéreas.
¡Y lo haré todo como maestro de guerra! Todavía no podía creerlo del todo. Sabía que podía
pararse frente a sus tropas y señalar y gritar si quería, pero no lo haría. Estaría metido hasta
el cuello con sus guerreros. Juró que sudaría el doble y trabajaría hasta que apenas pudiera
moverse. Se ganaría el derecho al puesto y convertiría el ejército de Preor en una fuerza a
tener en cuenta.
Estaba casi en el área de entrenamiento cuando una suave alarma comenzó a sonar a través
de los parlantes. Era una alerta amarilla.
"Penélope", preguntó Tyff. Ella había estado extrañamente tranquila esta mañana.
"Tienes que llegar al muelle, Tyff".
"¿Qué esta pasando?"
"Está llegando un transbordador".
“¡No se ha autorizado ningún viaje! ¿Qué demonios estás haciendo?"
“Solo ve allí, Tyff. Es mejor si ves.
Tyff se dio la vuelta, gruñendo enojado. Aceleró el paso y corrió con fuerza hacia el muelle.
Otros Preor estaban haciendo lo mismo y algunos de ellos tenían armas. No podía criticar su
lógica. Con demasiada frecuencia, estas situaciones resultaron ser más que simples dolores
de cabeza. Sin embargo, se estaba familiarizando alarmantemente con ellos.
Es la resistencia otra vez. Tiene que ser.
Radoo había dicho algo acerca de que el barco parecía cernirse sobre la ciudad como una
nube de amenaza. Tal vez no estarían satisfechos hasta que finalmente lo hicieran estallar
para siempre. Apretó la mandíbula y corrió hacia la amplia bahía de atraque, listo para
lanzarse sobre el intruso que se atrevía a atacar su nave.
No toleraría que otro ser humano pusiera a otros en peligro. Era consciente de que el Preor
había sido algo descuidado con la vida humana, y estaban tratando de tener una mejor
imagen pública, pero ahora estaban en su barco.
Haría lo que tenía que hacer, y nadie podría detenerlo.
Los guerreros rodearon el pequeño transbordador estacionado torcido en la bahía. Algunos

portaban lanzas mientras que otros sostenían armas. Tyff se acercó con pies ligeros, mirando
en busca de pistas sobre lo que podría haber dentro.
Podría ser una bomba, preparada para estallar en el momento en que abrimos la puerta. Puede
que ni siquiera haya un humano allí.
“Creo que deberíamos arruinarlo”, dijo. “Es la forma más segura”.
“Estoy de acuerdo”, dijo Choler, de pie cerca. Su habitual sonrisa alegre se había ido, y la
preocupación torció su rostro.
"¡No!" gritó Penélope. “¡No puedes! ¡Abre la puerta, Tyff!
“No puedo Penélope. Es muy peligroso. Podríamos lanzarlo al espacio, supongo. Entonces
podría hacerse estallar o al menos atrapar al asesino en su interior donde no podría causar
ningún daño.
“Tyff,” Penelope habló con urgencia. “Tienes que abrir esa puerta. Por favor."
“Dime por qué”, exigió.
“Necesitas ver. Lo siento, pero no me creerás de otra manera.
Tyff frunció el ceño, mirando hacia el techo. Era imposible mirar a Penelope a los ojos, pero
hizo un buen intento.
Suspirando, se acercó al barco. Los otros guerreros se balancearon hacia atrás y apuntaron
sus armas hacia la puerta. Estaba complacido por su sincronicidad. Al menos estaban bien
organizados.
Tocó el pestillo de la puerta y contuvo la respiración, su estómago revolviéndose una y otra

vez. Realmente no creía que Penélope lo pusiera en peligro, pero ella misma podría no ser
consciente de ello. Ya había sucedido antes y Tyff no iba a permitir que algo así volviera a
suceder.
Apretó el pestillo y sintió una ráfaga de aire cuando la presión del aire de la lanzadera se igualó antes
de que la puerta se deslizara lentamente hacia arriba. Mientras lo hacía, ese torbellino dentro de él
se quedó curiosamente quieto.
Exclamaciones de asombro volaron por la habitación. La mayoría de los Preor bajaron sus
armas, aunque algunos permanecieron concentrados.
era una mujer Tyff se encontró fascinado por ella. Dio un paso más cerca.
Estaba acurrucada en el asiento y parecía inconsciente. su cabello era
largo y ondulado, brillando dorado y marrón en la luz pálida. Ella era excepcionalmente
curvilínea y de alguna manera, podía sentir esas caderas hinchadas bajo sus manos. Se
acercó más, desesperado por tocarla. El mundo se desvaneció y se redujo a ella, sólo a
ella.
Cuando él se acercó, ella abrió los ojos. Eran azules, azules como la forma más pura de
Syh. Ella parpadeó y sonrió.
“Shaa kouvi,” susurró ella. "Estás aquí. Lo hice."
Las palabras lo golpearon en el corazón. No podía respirar. Lo sabía, lo sabía, pero no

había Saber. Las imágenes bailaban en su mente, pero eran irregulares y rotas, sin flujo.
No podía entenderlos.
Así no es como se supone que debe ser.
Aun así, la tomó en sus brazos, acunándola contra su pecho.

A través de su piel, podía sentir que algo andaba mal con ella, y todo en él clamaba para
que volviera a estar bien.
“Tengo que llevarla a la enfermería”, ladró. “Retomen sus rutinas. Esto no cambia nada.
Comenzaré las maniobras en media hora.
Lo dijo en serio. Él quiso decir cada palabra. Aunque ella era hermosa, suave y dulce en
sus brazos, continuaría el día. El tenia que.
Cuando miró hacia abajo a su rostro, sintió que estaba cayendo en un abismo.
Se sentía aterrador, como si lo estuvieran despojando de todo lo que había construido
dentro de sí mismo a lo largo de los años. El la amaba. Él lo sabía.
Mantenlo simple, se dijo a sí mismo. Por ahora. Sólo llévala a Yazen. Entonces preocúpate
de qué hacer.
Ella se agitó en sus brazos y él sintió un tirón físico en el corazón. Observó su rostro,
esperando que sus hermosos ojos azules se abrieran. No sabía qué tan gravemente
herida estaba, pero iba a verla recuperarse.
¿Hasta dónde ha llegado ella para mí? ¿Cómo es que ella ha sentido el Saber, pero yo
no?
Ruido murmuró en su mente, en algún lugar lejano. Lo alcanzó, pero se alejó

bailando como un coro de risueñas lucecitas. No estaba experimentando el Saber y
ni siquiera sabía por qué.
Sabía que la amaba. Él la protegería a toda costa. También sabía que solo podía
hacer eso si estaba a la cabeza del ejército más poderoso de la galaxia.
Solo podía tomarla como su compañera como maestra de guerra. Ella no se merecía
menos. Quizás una vez que fuera nombrado oficialmente, el Saber lo golpearía.
Creía que Syh hacía todo por una razón, y tal vez en este caso fue para darle al
Preor un líder que recuperaría su orgullo.
“Debes ser una gran guerrera,” le susurró. Todavía estaba inconsciente, pero
esperaba que pudiera escuchar, incluso en sus sueños. "Para que Syh nos haya
emparejado, debes ser realmente formidable".
Capítulo dieciséis
Ella no sabía cómo era él. Ella nunca había visto su rostro. Aun así, en el momento en
que se abrió la puerta del transbordador y vio sus ojos verde mar y su cabello color
arena, sintió una sacudida de reconocimiento. El placer chilló a través de ella,
convirtiendo sus heridas en recuerdos desvanecidos. Ella se acercó a él con entusiasmo
y el momento en que él la tomó en sus brazos fue el mejor de toda su vida.
Estando tan cerca de él, el Saber se intensificó. Podía sentir sus escamas, el viento en
su cabello y el poder de sus alas. Podía ver las nubes y Syh al igual que él y todo se
desarrollaba detrás de sus ojos mientras estaban en el muelle.
Estaba tan emocionada de verlo finalmente que le tomó unos momentos darse cuenta
de que él no la estaba mirando con la misma mezcla de asombro y asombro.
De hecho, la miraba como si le tuviera miedo.
No habló, pero un músculo saltó en su mandíbula. Su piel estaba bronceada y brillaba

como si realmente besara el sol y ella sabía que los rayos brillarían en sus escamas
cuando volara. Extendió la mano para tocar su cabello, pero todavía estaba demasiado
débil, y su mano volvió a caer sobre su regazo mientras su cabeza caía y descansaba
sobre su pecho.
Podía sentirlos moverse y sabía que él la estaba cargando tan fácilmente como si
fuera una ramita. Sus manos se mantuvieron firmes pero gentilmente alrededor de ella,
pero aunque ella esperaba alguna palabra de él, permaneció en silencio.
Una flor de miedo comenzaba a crecer en su corazón. El Saber la estaba inundando, llenándola
con imágenes de Preor y todo lo que él apreciaba. Sabía que él también debería estar
experimentándolo, pero no sintió ninguna conexión entre ellos.
Sus dedos se curvaron suavemente contra su pecho. Un sollozo se elevó en su garganta

cuando se dio cuenta de que ni siquiera sabía su nombre. Buscó en su mente y descubrió que
el Saber estaba muy por delante de ella.
—Tyff —susurró ella. “Aprendiz de maestro de defensa con Zadri. Tyff joi Renay.
Sus brazos se apretaron alrededor de ella y ella levantó la vista, viendo su ceño confundido.
“Renay,” murmuró, mirando por encima de su rostro como si debiera saberlo. Ella sonrió y
esperó que él se lo devolviera, pero no lo hizo. Volvió la vista hacia el pasillo y siguió caminando.
"Estás herido", dijo, distraído. “Te llevaré a la enfermería y Yazen te atenderá”.
"Shaa kouvi, ¿no me conoces?" ella rogó. "¿No me sientes?"
Sacudió la cabeza, simplemente suavemente. “No, Renay. Yo no."
Esas palabras la golpearon tan fuerte que tuvo que enterrar la cara en su pecho y tratar de no
llorar. Todo lo que podía hacer era aferrarse a él y esperar que, fuera lo que fuera lo que
estaba pasando, pudieran resolverlo cuando llegaran al sanador Preor.
Pensó en la vida que había dejado atrás por primera vez. Para ella había significado todo
disfrutar de los placeres más simples de la vida. No quería desafiarse a sí misma ni ocupar
todo su tiempo haciendo algo asombroso o que cambiara el mundo. Todo lo que quería eran
sus días tranquilos con sus libros, largos paseos por la granja con su familia y noches en casa
con sus amigos.
Su fácil enfoque de la vida y su falta de ambición se sentían como si estuvieran metidos de

lleno en el impulso de Tyff por la destreza. Incluso si él no podía sentir el Saber, ella sí podía.
Aprendió más sobre él cada segundo, especialmente ahora que la estaba tocando. Ella sintió
una vida bien ordenada con poco tiempo para el ocio y su deseo de poder, no de control o
egoísmo, sino de honor.
El Saber golpeó esta palabra en su cabeza, una y otra vez.
Honor. Todo lo hace por el honor de su herencia y la seguridad de sus hermanos.
Ella no sabía por qué, pero esto tenía algo que ver con que el Saber no estaba funcionando
para él. Había en él un gran miedo, una desesperación de que si se dejaba enamorar, perdería
todo lo demás.
Se apresuraron a entrar en la bahía médica mientras Renay estaba perdiendo el conocimiento.

Escuchó sonidos extraños, nada como un hospital humano. Después de que le administraron
una inyección, se sintió fresca y soñadora, lo suficientemente fuerte como para abrir los ojos y
mirar a su alrededor.
Tyff sostenía su mano, todavía mirándola como si no estuviera seguro de pertenecer allí. No
pudo detener la sonrisa que creció para él o el brillo en sus ojos.
“Shaa kouvi,” susurró ella. Ella vio su boca trabajar en las palabras, pero él simplemente negó
con la cabeza y miró hacia otro lado.
"Bueno, jovencita". El Preor que se acercaba tenía que ser el sanador. “Te has metido en un
buen lío. ¿No es así?
"Lo siento mucho", dijo. "Tuve que hacerlo".
“Sé que lo hiciste, querida. Tengo la unidad trabajando contigo y la inyección que te puse
calmará la inflamación y el dolor. Ahora que tu pareja está a tu lado, tu cuerpo está trabajando
el doble para curarte”.
Ella asintió, agarrando la mano de Tyff aún más fuerte. Todo eso fue genial, pero nadie había
explicado aún qué demonios estaba pasando.
“Tengo a Whelon aquí en video”, dijo el sanador. Ha estado frenético.
Mientras retrocedía, acercó un pequeño monitor para que ella pudiera ver. El pobre Whelon
parecía no saber si animarla o gritarle.
“¡Tyff! La tienes”, dijo Whelon con alivio. ¿Qué te apartó de ella? tengo que saber ¡Esta
situación no tiene precedentes! ¿Cómo diablos saliste del hospital, Renay?
"Me acabo de escapar", dijo con voz temblorosa. “Tenía que llegar a él. Estoy seguro de que
lo entiendes.
“Sí, querida. Pero hay demasiado que no entiendo. Yazen, ¿has tomado lecturas de ambos?
“Sí”, respondió Yazen. “Tyff es normal, en perfecto estado de salud. Renay sufre una
conmoción cerebral y daños leves en los tejidos blandos. Su escáner cerebral está bien. Debo
admitir, Whelon, que estoy impactado por toda esta situación, pero no creo que nadie más lo
hubiera manejado de manera diferente”.
"Tyff", dijo Whelon, su voz áspera por la intención. “¿La sientes? ¿Sientes el Saber?”
Tyff negó con la cabeza pero se aferró aún más a la mano de Renay.
“Veo cosas. Campos de trigo bañados por el sol y una antigua casa de labranza.
"Ese es el hogar", susurró Renay. “La casa de mis bisabuelos.”
“Veo filas de libros… Niños felices”.
"La biblioteca", respondió ella.
“Algo más”, incitó Yazen. Tyff negó con la cabeza.
"No estoy sintiendo... nada". Su voz estaba adolorida. “Quiero decir, sé que ella es mi
compañera. No puedo dejarla ir. Pero mi corazón… —colocó una mano sobre su pecho y miró
a los demás, como pidiendo ayuda.
“Mi corazón no se tambalea. Lo siento mucho, mi amor. Se inclinó y le acarició el pelo. “No
puedo conectar contigo. No puedo sentirte.
Renay parpadeó para contener las lágrimas, mirándolo tan profundamente a los ojos como se
atrevió. Él no estaba feliz. Eso estaba claro. Tal vez no quería ser emparejado.
La idea la conmocionó hasta los huesos. El Saber le dijo que Preor vivía para sus familias, y
eso venía antes del deber. Sin embargo, Tyff estaba parado justo frente a ella y la única
emoción que mostró fue confusión.
"¿Incluso me quieres?" Su voz era un suave jadeo. Tanto Yazen como Whelon miraron a Tyff
alarmados.
“Yo…” Él la miró a los ojos, pero todo lo que ella podía ver era su miedo. El silencio
en la bahía médica se profundizó y se volvió tan afilado como la espada de un guerrero.
Nadie sabía qué decir.
Capítulo Diecisiete
Tyff mantuvo los ojos en el suelo, sin atreverse a mirar hacia arriba. Sabía que Whelon y
Yazen solo estaban tratando desesperadamente de entender, pero le estaban dando una
mirada que parecía un poco crítica. Tal vez lo estaba imaginando ya que ciertamente se
estaba juzgando a sí mismo.
No podía soportar mirar a Renay a la cara. Estaba llena de anhelo y esperanza, y no importa
cuánto lo intentara, su corazón simplemente no se abría para ella. Siguió buscándose a sí
mismo, esperando que la ola de poder lo atravesara. En realidad estaba empezando a pensar
que algo podría estar mal con él.
"Tyff". La mano de Yazen en su hombro lo sobresaltó tanto que saltó de la silla. “Estás en
perfecto estado de salud. Sé lo que estás pensando. Que tal vez estés lesionado de alguna
manera, pero te digo que estás bien”.
"¿Está seguro?" Levantó la vista, rogándole a Yazen una mejor explicación.

"¡Tiene que haber algo! Por favor, dime que hay algo…
Dime que estoy equivocado. ¡Dime que estoy herido, dañado, lo que sea!
Yazen negó con la cabeza.
“Esto es fascinante, Yazen”, dijo Whelon con algo de emoción. “Hay que documentar todo.
Esto nunca había sucedido antes, no del lado de Preor”.
“No, no lo ha hecho”, estuvo de acuerdo Yazen. “Y las mujeres tenían mejoras físicas que
bloqueaban el Saber”.
"¿Alguna sugerencia, Yazen?" Whelon claramente no tenía ninguno.
“Maestro del corazón,” dijo Yazen inmediatamente. “Es una pena que Khaza esté en la Torre con
Chashan. Me gustaría su opinión.
“Ella entrenó a Dawn”, respondió Whelon. "Creo que Dawn sin duda puede darte alguna orientación".
Yazen asintió. ¿La verás, Tyff?
Tyff asintió, dejando que sus ojos se deslizaran de nuevo al suelo. Sostuvo la mano de Renay tan
fuerte como se atrevió, pero no podía mirarla a los ojos.
"Tengo que ir. El hospital todavía está lleno aquí”, dijo Whelon.
El monitor se apagó y Tyff estaba completamente en desacuerdo consigo mismo, con todas las
cosas que sentía que debería estar sintiendo. En cambio, se sintió completamente solo.
¡No estás solo, shaa kouvi! La mano de Renay agarró la suya aún más fuerte y escuchó sus
palabras en su mente. Se las arregló para sonreírle, pero no estaba seguro de si realmente la
había escuchado o se dijo a sí mismo que lo había hecho porque quería hacerlo.
En el silencio que siguió a la llamada de Whelon, Yazen tomó algunas lecturas más. Mientras Tyff
finalmente miraba a Renay a los ojos y trataba de sentir algo, cualquier cosa, Yazen llamó a Dawn.
“Ella puede verte pronto”, dijo Yazen, sacándolos a ambos de la contemplación. "¿Supongo que
te quedarás aquí?"
"No puedo." Tyff se puso de pie, listo para salir de la habitación. Bajó la mirada a su mano con
sorpresa, porque aunque había dado un paso fuera de la cama, no la había soltado.
"¿Qué?" preguntó Yazen con incertidumbre.
"Las rutinas de la nave acaban de volver a ponerse en orden", dijo Tyff con firmeza.
Me necesitan. La ceremonia será en cuestión de días. No puedo quedarme inactivo”.
"Sí, mi amor", dijo Renay suavemente. "Usted tiene que ir." Ella soltó su mano y tiró
hacia atrás en la cama, poniendo espacio entre ellos. Ella lo miró con compasión y
comprensión, y Tyff sintió que debería disculparse por alguna razón.
“Te voy a poner a dormir, Renay”, dijo Yazen en voz baja. “Curarás mucho más
rápido. Ni siquiera sabrá que te has ido, Tyff.
Abrió la boca para hablar, desesperado por arreglar esta situación. Ni siquiera sabía
qué decirle. Cuanto más buscaba en su mente y corazón, menos sentía.
“Ve, shaa kouvi,” susurró Renay. Ve y dirige a tus guerreros. Estaré esperando."
Tyff se quedó hasta que sus hermosos ojos se cerraron, sabiendo que ahora estaba
muy lejos. También sabía que no había lugar más seguro para ella, incluso si una
parte de él no quería dejarla.
¡Reúne tu fuerza ahora! le dijo a su dragón con fiereza. ¡Muchas veces un Preor tuvo
que dejar a su compañero para luchar! Si no cumplo con mi deber, el barco no es
seguro para ella.
Tyff agradeció a Yazen y se fue, diciéndole que se encontraría con Dawn más tarde.
Sintió una intensa inquietud por el evento, como si tuviera miedo de lo que ella
pudiera encontrar.
Mientras se dirigía por los pasillos, no podía dejar de pensar en Renay. Literalmente
podía sentir su piel en sus manos desgastadas por el trabajo, olerla y saborearla.
Su dragón rodó en algún lugar profundo dentro de él, llenando su sangre con fuego.
La lujuria no era el problema. Ella lo enardeció por completo y solo sus heridas le
habían impedido reclamarla allí mismo en la bahía médica.
Su piel era muy pálida, más suave que la seda de una araña. Sus manos eran finas
y suaves, su cuerpo redondeado y suave. No podía esperar para perderse en ella,
tocar cada centímetro de esa belleza curva con sus labios.
Él la deseaba. La amaba, pero no era suficiente. No sin el Saber.

Mientras regresaba a la sala de entrenamiento para unirse a los ejercicios, se sintió aliviado
al ver que Choler había asumido el mando y mantenía a todos los guerreros trabajando.
Por un lado, este incidente solo había aumentado la necesidad de una cadena de mando
infalible.
Corría, agarraba un balón medicinal y lo lanzaba entre las filas para que todos tuvieran
que doblarse, torcerse y lanzar, además de mantener el ritmo. El duro ejercicio trajo
claridad a su mente y finalmente se dio cuenta de que la horrible sensación en su pecho
era miedo.
¡No temo nada! ¡Ningún enemigo! ¡Soy Preor!
A pesar de que trató de negarlo, el miedo todavía lo atravesaba, congelando su corazón.
Le tenía miedo a Renay.
¿Y si ella es como Lane o Sasha? ¿Y si ella está contra nosotros y nos trae odio? ¿Qué
pasa si nuestra situación exige que sacrifique mi posición, como lo han hecho los demás?
Y si-
Tyff nunca se había considerado un gran pensador, pero en ese momento estaba asaltado
por más pensamientos de los que nunca había creído posibles. Estaba seguro de que
cualquiera podía ver la tormenta de emociones que se desarrollaba en su piel porque era
muy intensa.
Más allá de todo eso, aguardaban preguntas mucho más importantes. Bien, entonces tenía
miedos y dudas. Se suponía que el Saber se encargaría de todo eso. ¿no fue así?
Si tengo alguna reserva, el Saber debería calmarla. Todo lo que necesito saber me es
dado con ese propósito expreso: unirme a nosotros en completo amor y confianza.
Entonces, ¿por qué no está sucediendo?
No pudo evitar pensar en planes de asesinato y más sabotaje por parte de la resistencia.
¿Y si esto fuera una estratagema? ¿Podría estar fingiendo todo, solo para acercarse?
Estaba horrorizado por la idea, pero explicaría por qué no sentía el Saber.
Su energía solo crecía cuanto más tiempo trabajaba. Finalmente, llamó a las tropas y se
dirigió a la plataforma de entrenamiento para comenzar las maniobras aéreas. Si el
El hombre no estaba respondiendo al trabajo duro y al ejercicio, era hora de dejar que
su dragón tomara parte de la presión.
Mientras se paraba en el borde de la plataforma y llamaba al cambio sobre él,

esperaba sentir un intenso anhelo. Esperaba ser barrido, arrancado de sus amarras
de duda para poder correr hacia ella y estar con ella.
Seguramente, el dragón lo Sabría.
Cuando se dejó caer desde el borde de la plataforma, sus alas se abrieron y crecieron.
Se deslizó, el cambio se apoderó de él de repente, como una carrera.
ola.
Su dragón estaba en silencio. No estaban a gusto, pero al mismo tiempo, no sentían

urgencia. Tyff se lanzó a volar, empujando a través de las corrientes en chorro y
elevándose tan alto como se atrevió. Puso a los guerreros en los movimientos más
agotadores y audaces que conocían, para poder perderse en la magia de
movimienot.
Él la ansiaba. Él la anhelaba. Simplemente no podía sentirla, y lo estaba desgarrando

por dentro.
capitulo dieciocho
Renay se sumergió en dulces sueños. Las bibliotecas estaban en los cielos. ¡Ella nunca
podría haber imaginado tal cosa! Estanterías hechas de nubes donde podría caminar
para siempre entre algunos de los textos más asombrosos que jamás había encontrado.
Sabía que eran libros de Preor, hechos a mano, con tapas de cuero y páginas bellamente
decoradas. Ella sabía cosas sobre su política y sobre sus rituales diarios. Ella que la
biblioteca en el cielo era solo una fantasía, pero era una de las más increíbles que jamás
había visto.
Después de lo que parecieron horas de alegría en las pilas de libros, el cielo comenzó a
cambiar. Se aclaró lentamente hasta que se topó con el blanco pálido de las paredes de
la bahía médica. Renay parpadeó y le sonrió a Yazen que esperaba junto a la cama.
¿Has descansado bien?, preguntó.
Ella asintió. “Tuve los sueños más increíbles”, dijo. “Estaba mirando libros de Preor y
caminando en el cielo”.
Yazen miró hacia arriba, bruscamente. “Ese es un sueño de sacerdotisa, Renay.

¿Recuerdas alguno de los libros?
Ella sacudió su cabeza. "No. Realmente no. Sin embargo, disfruté mirándolos”.
He vuelto a hablar con Whelon. Estas imágenes que ves son claramente el resultado del
Conocimiento. No es algo que puedas fingir. Solo necesitamos entender
lo que está pasando con Tyff.
Renay asintió, manteniendo los ojos bajos para que él no viera sus lágrimas. La ayudó a sentarse y
le trajo una bandeja con comida. Comió despacio, sintiendo un dolor en el corazón que solo
empeoraba por momentos.
¿Donde esta el? Ha sido todo el día. ¿no es así? ¿Por qué no está aquí?
Un movimiento junto a la puerta casi la hizo saltar de su piel, pero era solo una mujer delgada y
bonita. Le dio a Renay una gran sonrisa y una ola de amor y consuelo brotó de ella cuando se acercó.
"Soy Dawn", dijo, suavemente. “Soy el maestro del corazón. ¿Tú debes ser Renay?
"Sí", respondió ella. "¿Qué es un maestro del corazón, exactamente?"
“Bueno, Yazen aquí es un maestro sanador. Eso es lo que hago también, pero trabajo en heridas del
corazón o del espíritu”.
"Vaya. Entonces, ¿eres como un psicólogo o algo así?
“No”, se rió Dawn. “Bueno, tal vez sí en el sentido de que te hablaré de tus sentimientos, pero no.
Los psicólogos no suelen ser médiums psíquicos.
"¿Qué?" Renay preguntó con incredulidad. Antes de que pudiera comenzar a preguntarse, el Saber
proporcionó la información. Los maestros del corazón podían sentir las emociones. Era parte de lo
que los convertía en lo que eran. Algunos tenían talento natural, como Dawn. Otros podrían
aprenderlo, como cualquier otra habilidad.
"Está bien", Dawn tomó su mano. "¿Cómo estás?"
"No lo sabes", preguntó Renay, un poco a la defensiva. Dawn la miró a los ojos y aunque la mirada
era amable, había acero detrás de ella.
“Estás herida y asustada”, dijo Dawn. Estás preocupado por Tyff.

Pero no lo estaba preguntando de esa manera. Supongo que debería haber dicho, ¿hay algo que
necesites que no tengas?
"Vaya." Renay sintió que sus mejillas se sonrojaban. "No. Estoy bien, gracias."
Amanecer se rió. “A veces me quedo atascado en una conversación. Todavía estoy aprendiendo."
"¿Qué vamos a hacer, Dawn?", Preguntó Renay lastimeramente.

Tendré que mirar a Tyff cuando llegue aquí. Pregunté e investigué un poco, pero esto nunca
había sucedido antes”.
“Así que me siguen diciendo”.
Alba se encogió de hombros. “Hemos tenido muchos disturbios por aquí. Algo así como sin
parar en realidad. Tyff tiene mucho que manejar en este momento. Sin embargo, nada de eso
debería hacer mucha diferencia para el Saber.
"Hay tantas cosas que no entiendo", dijo Renay, en voz baja.
“Está bien,” la tranquilizó Dawn. Lo solucionaremos.
Renay de repente se enderezó, con los ojos fijos en la puerta. Podía escuchar sus pasos y
podía sentirlo. Era Tyff. Solo entonces se dio cuenta de que era la primera vez que se sentaba
erguida desde que la rescataron de la zona de la explosión.
Cuando entró en la habitación, ella se dio cuenta de que Yazen y Dawn los observaban
atentamente. Ella extendió las manos y él se acercó a ella de inmediato, pero todo lo que hizo
fue tomar su mano. Ella lo apretó, esperando más, pero él se quedó junto a la cama y no
intentó besarla.
¡Puedo verlo mirándome! Sé que me quiere, así que ¿por qué no me toca?
"Tyff". Dawn dio unos pasos hacia él. "¿Puedo echarte un vistazo?"
“No estoy seguro de esto,” murmuró. “Siento un bloqueo en mí, pero me preocupa lo que
puedas encontrar”.
"Está bien", dijo Dawn en voz baja. Se acercó a él y apoyó sus suaves dedos en su brazo.
"No te haré daño, Tyff".
"No", susurró. “Pero podría lastimarme”.
Durante unos minutos no hubo ruido. Yazen observaba desde el otro lado de la habitación y
Renay sostenía con fuerza la mano de Tyff. Dawn mantuvo su toque en el brazo de Tyff y
frunció el ceño, inclinando la cabeza.
“Tyff, una red oscura está alrededor de tu corazón”, dijo finalmente Dawn. “Tienes un odio
hacia los humanos, algo recién cultivado. Aunque viniste aquí
para un compañero, una parte de ti ha rechazado la idea de tener un humano. De hecho,

el Saber está atravesándote, pero lo has bloqueado en tu corazón”.
“Imposible”, espetó Yazen. “El Saber hace desaparecer todo miedo y duda. Seguramente,
se están uniendo, incluso si es lentamente.
Alba asintió. “Está afectado. Simplemente no está corriendo a través de él como debería
ser. ¿Estás recibiendo flashes y nada más?
“Algunos dolores de cabeza”, dijo. “Algunas imágenes. Es más como un golpe en la

cabeza que un matrimonio espiritual”.
"Mmm." Alba dio un paso atrás. “Tienes que resolver estos problemas de confianza, Tyff.
Creo que el Saber te ayudará, pero debes darte cuenta de que los humanos no son el
enemigo”.
"¿Qué estas diciendo?" Renay miró frenéticamente entre ellos, tirando de la mano de
Tyff. "¿Estás diciendo que no me quieres?"
Tyff se acercó, levantando la mano para presionarla contra su mejilla.
"Más que nada te deseo a ti", le aseguró. “Pero sin el intercambio de memoria, no
podemos estar completamente unidos. Ni siquiera puedo reclamarte así.
"¿Qué?" Renay susurró.
“Mi cuerpo quiere el tuyo, pero sin el Saber sería…” luchó, buscando las palabras
correctas.
"Sería como ser un animal", dijo Dawn en voz baja. “Cría bajo la presión de las hormonas.
Condicionamiento biológico. Sin alma. Sin espíritu. Sin emoción."
"Sí", estuvo de acuerdo Tyff, asintiendo. Volvió a mirar a los ojos de Renay, echándole
el pelo hacia atrás. "No te usaría tan groseramente, shaa kouva".
Renay no pudo contener las lágrimas de sus ojos. Nunca se había sentido tan rechazada
en su vida, aunque sabía que él no la estaba rechazando, en realidad no. Solo estaba
diciendo que necesitaba tiempo, ambos lo necesitaban.
Ella también respetaba su posición. Fue tal la sorpresa que un hombre hablara de la
unión de las almas que tuvo que tomarse unos minutos para asimilarlo.
Tyff la rodeó con los brazos y la acunó contra su pecho. El placer cantó a través de
ella, haciendo que se le pusiera la piel de gallina. Incluso podía sentir el fuego corriendo
por su cuero cabelludo. Realmente podía sentirlo ahora, el Conocimiento corriendo a
través de ella, pero no a través de él.
“Acabo de ver tanta muerte y violencia inútiles”, murmuró Tyff. “No puedo estar libre
de eso. Te amo. Hago. Pero no sé cómo abrir mi corazón”.
“Tiempo”, dijo Dawn con firmeza. “Debes darle tiempo. El Saber está trabajando en
ambos, solo que mucho más lento de lo habitual. Les sugiero que hablen, que se
conozcan. Estas son circunstancias extraordinarias después de todo.”
"Sí", susurró Renay, aferrándose desesperadamente a Tyff. Podía decir que él estaba
dividido entre querer abrazarla y querer volver corriendo a sus deberes.
Una vez que pueda ir con él, todo cambiará. Una vez que pueda demostrarle que lo
apoyo completamente, todo estará bien.
Ella se aferró a él, amando la calidez de su cuerpo y su olor especiado y masculino.

Ella nunca quiso dejarlo ir. Sin embargo, sabía que debía hacerlo.
La única forma de unirlos era darle tiempo. Sin tiempo para abrir su corazón, el Saber
no valdría nada.
Capítulo Diecinueve
Después de que Dawn se fue, Yazen los revisó a ambos nuevamente. Tyff estaba
preocupado por su pareja. De alguna manera, sintió que la estaba defraudando, incluso si
Dawn le acababa de decir que lo que estaba pasando no era su culpa.
¿Cómo puede ser culpa de alguien más? Estaba furioso consigo mismo. Es mi culpa, y solo
mía.
"¿Está ella bien?", Preguntó. No podía soportar la idea de que ella sintiera dolor,
especialmente cuando sentía que, al menos en parte, era su culpa.
“Le está yendo muy bien”, dijo Yazen reconfortante. “Su rodilla está casi curada y creo que
mañana estará lista para levantarse y moverse”.
“Gracias Syh”, respiró Tyff. Renay apretó su mano y lo miró con esos perfectos ojos azules.
Sintió que se estaba ahogando, pero no en su quietud. Se estaba ahogando en su propia
culpa.
“No te hiciste ningún favor al llegar aquí”, advirtió Yazen. Estabas a punto de lastimarte
mucho más.
"Lo sé", dijo ella, algo lastimeramente. “Simplemente no pude evitarlo”.
Tyff tuvo que soltar su mano y alejarse de la cama. Si hubiera estado abierto a ella, nada
de esto habría sucedido. Podría haberse abalanzado sobre ella y atenderla cada segundo.
¡Todo esto es mi culpa, todo! la lastimé Lastimé a mi pareja.
“No, no lo hiciste,” respondió ella a su pensamiento, sorprendiéndolo una vez más. “No es tu
culpa, Tyff. Solo estás reaccionando a tu propio dolor. Podemos trabajar juntos en esto”.
Ella se acercó a él, y aunque él estaba tan en desacuerdo, no pudo evitar tomar su mano.
“Tienes una mujer fuerte aquí, Tyff”, dijo Yazen con una sonrisa. "Ella puede curarte si la
dejas".
“Dime qué hacer”, dijo Tyff con tranquila intensidad. Tú eres el sanador. Dime cómo arreglar
esto.
“Solo puedo recomendar lo que Dawn ya ha sugerido”, dijo suavemente.

"Hablar entre sí. Tener tiempo. El Saber vendrá.”
Tyff deseó poder creerlo. Tanto Yazen como Dawn parecían tan seguros, pero Tyff no podía
sentir nada por dentro.
"¿Tienes hambre?", Preguntó. “¿Te gustaría comer juntos?”
"Sí", dijo ella, ansiosamente. “Cuéntame todo sobre tu día. No puedo esperar para aprender
todo sobre tu trabajo”.
“Bueno, no es un trabajo, no exactamente”, dijo. Ella le sonrió y él se dio cuenta de que ella
sabía que no era un trabajo en el sentido de la Tierra.
Ella sabe más de mí que yo de ella. Se sintió desequilibrado, como si de repente hubiera
perdido sus alas. Sentía que si la soltaba, caería al suelo.
No quería dejarla para ir a las cocinas, así que llamó para que les llevaran algo. Yazen se
fue poco después y Renay y Tyff estaban solos en la bahía médica.
Se sintió incómodo al principio. No tenía idea de qué decir o cómo actuar. Sus miradas
gentiles y sus dulces sonrisas lo sacaron lentamente de su caparazón hasta que estuvo
hablando con entusiasmo sobre sus deberes como maestro de guerra. Él tenía ideas para
mejorar sus programas de entrenamiento y fortalecer la cadena de mando y, para su
asombro, ella estaba realmente interesada en todo lo que tenía que decir.
“Entonces, ¿has perdido muchos guerreros de primera línea?”, preguntó. Sacudió la

cabeza.
"Algunos. No muchos. La mayoría de los más jóvenes e inexpertos se han ido a la Tierra.
Crecieron creyendo que no tendrían pareja, y aunque se dedicaron a la carrera militar, la
necesidad de encontrar pareja es mucho más importante”.
"Pero no para ti", susurró. Se sintió mal de inmediato, pero ella negó con la cabeza.
“No te sientas mal, Tyff. Entiendo. realmente lo hago Puede que no me sientas, pero yo
te siento a ti”.
Él sonrió ante eso, sintiendo que algo se revolvía en su pecho. Habían terminado su
comida y empujó la bandeja lejos de la cama, ayudando a Renay a acostarse.
"No tienes que quedarte", dijo. “Sé que tienes mucho que hacer. No quiero interponerme
en el camino.
“Nunca podrías interponerte en el camino”, dijo con firmeza. "Desgarraría los cielos por ti,
sabiendo o no".
“Pero tu deber,” susurró ella, tocando su corazón. “Tu deber está ligado a quién eres.
Entiendo que es para todos los Preor, pero algo ha pasado aquí en la Tierra. Un paraíso
te espera donde no hay guerra, al menos, no como la guerra que has conocido. El impulso
de desaparecer en él es muy fuerte. Un lado de tu naturaleza es... casi fantasioso. Tus
largos años de guerra la han hecho aún más feroz. Realmente, en el fondo, sois amantes,
no luchadores”.
El momento fue tan íntimo que Tyff se sintió como si ella tuviera un control firme sobre su
alma y no fuera a dejarlo ir. Estaba genuinamente conmovido de que ella pudiera ver tan
profundamente en él que lo perdonó por cualquier cosa.
Él besó su mano. —Duerme, mi amor —murmuró. “Mañana hablaremos más. Siento que
mi corazón se abre ya”.
"Mentiroso." Ella rió. Estoy en tu mente, ¿recuerdas? Sin embargo, aprecio las palabras.
Ella se acurrucó y él la tapó con una manta. La observó dormir por un corto tiempo y ni
siquiera notó que su propia cabeza se inclinaba mientras caía en sus propios sueños.
Lo estaban esperando, mucho más vívidos que nunca antes. Estaba en esos campos
alrededor de su casa, escuchando el canto de los insectos mientras el sol se ponía. Podía
oler la hierba fresca y la tierra seca. El viento le hizo cosquillas en la cara y sintió un libro
entre sus manos.
Sus sueños se deslizaron por las huellas de su memoria, mostrándole sus primeros días
en la escuela y cómo su naturaleza amorosa y sencilla encantaba a todos los que conocía.
Vio las miradas en los rostros de su familia cuando dijo que no iría a la universidad. Entendió
a sus maestros cuando expresaron su decepción, pero desde su lugar en el corazón de
Renay, sabía que ella no habría sido feliz allí.
Salió de sus sueños lentamente, sintiendo peligro. No quería despertar. Estaba disfrutando
ver crecer a Renay ante sus ojos. Honestamente creía que si podía mantener la conexión,
podría encontrar la trampa alrededor de su corazón y liberarla.
Pero algo estaba mal.
Mientras luchaba por abrir los ojos, escuchó leves sonidos de conflicto. Le tomó un
momento darse cuenta de que era el televisor en la esquina de la habitación del que ambos
se habían olvidado. Parpadeó varias veces, tratando de entender qué lo había despertado.
Finalmente, se centró en las imágenes de la televisión. Se estaban emitiendo múltiples

informes de noticias, Sasha en uno de ellos.
Los campos de la resistencia seguían estallando con violencia. Incluso con Radoo y Lane
construyendo una nueva zona libre de Preor, no fue suficiente. Algunas personas querían
que el Preor se fuera, y pensaron que la única forma de hacerlo era seguir lastimando a su
propia gente.
¡Si nos fuéramos, seguirían haciéndose daño! No necesitan usarnos como una razón.
Tienen mucho, y si eso no es suficiente, ¡inventarán algunos más!
Estaba tan enojado que tuvo que dar un paso atrás de la cama. Sabía que su pareja
no era así. ¡Él lo sabía! Era dulce y amable, considerada y generosa.
Pero la trampa alrededor de su corazón se cerró aún más. Había visto tanto
comportamiento reprobable de los humanos y demasiado de él había sido aquí
mismo, en este barco, de los padres de las hembras. Su mente rápidamente
proporcionó los recuerdos de los sueños, mostrándole que la familia de Renay era
cariñosa y solidaria. Sin embargo, toda la lógica del mundo no lo ayudaría ahora.
Este era un miedo irrazonable. ¡Era demasiado difícil para él admitir que sentía
miedo en absoluto! Era casi como si avergonzara su posición como maestro de
guerra al admitir que tenía miedo.
No, mi amor, escuchó la voz de Renay en su mente. El miedo no te hace débil. El

miedo te hace fuerte. El miedo te muestra cómo proteger lo que amas.
Ella se agitó en sueños y él le apartó el pelo de la frente, preguntándose cómo se

había conectado con él mientras aún dormía. Estaba empezando a aceptar la
maravilla de ella, la magia completa del hecho de que había sido hecha para él, a
pesar de que habían nacido en sistemas estelares separados.
Tomó su mano de nuevo, deseando poder hacer todo simple. Empezaba a

comprender que tener pareja no era sencillo, para nada. El único pensamiento que
le dio esperanza fue que si tenía que trabajar más duro para ganarla, su amor
seguramente sería más fuerte por ello.
Capítulo Veinte
Renay flotaba en los cielos de Preor, pero esta vez su compañero estaba con ella. Sus alas
acariciaron el aire, tan cerca de su color que apenas podía verlas.
Se movieron y brillaron a su alrededor, sumergiéndola en un mundo mágico y pacífico que
suspiraba a su alrededor al ritmo de sus aleteos.
Podía sentir el calor que emanaba de sus escamas, el fuego eterno que vivía bajo su piel.
El acto de volar era emocionante en sí mismo, pero estar tan cerca de él añadía escalofríos
de placer por todo su cuerpo. Esto fue mucho más allá de cualquier emoción que hubiera
conocido que literalmente cambió su mundo. Finalmente entendió por qué las personas
arriesgaban sus vidas saltando de aviones o participando en violentos juegos mecánicos.
Se trataba de la emoción.
Esa es la diferencia entre ellos y yo. Necesito saber que estoy a salvo, o no podré disfrutar
plenamente del peligro que hay en ello.
Extendió una mano y acarició sus escamas, sintiéndolo moverse bajo su toque. Mientras
se retorcía para presionar su cuerpo contra el de él, se despertó y recordó dónde estaba.
Sus ojos se abrieron con sorpresa.
Tyff yacía estirado a su lado, sus cuerpos muy cerca. Él estaba mirando su rostro con ojos
grandes y serios y una pequeña sonrisa en sus labios. Ella extendió la mano y acarició su
pecho desnudo, sintiendo el placer estremecerse a través de ella.
"Buenos días, mi amor", susurró. Apartó tímidamente la mirada.
“Buenos días, Renay.”

Su corazón tembló por la forma en que dijo su nombre. Sabía que él la amaba, incluso sin
que el Saber los uniera. Simplemente no podía entregarse completamente a ella, y ella
entendía por qué. Sabía que los habían unido por una razón muy especial porque sentía
una necesidad profunda y urgente de tranquilizarlo, de consolarlo, y sus propios
sentimientos no fueron heridos.
—Te deseo —susurró él, sus ojos recorriendo sus grandes y suaves pechos y una mano
acariciando el borde redondeado de sus orgullosas y generosas caderas.
“Estar tan cerca de ti es como una tortura, pero no puedo. Por favor, no creas que es
porque no te deseo…
Oh, Tyff. Ella acarició su mejilla suavemente. "Lo sé. Hago. Cada día que pasa veo más
de tu corazón. Sé que no ves el mío, pero está bien.
Puedo contarte todo lo que hay dentro de mí hasta que el Saber te golpee”.
"¿No estás... ofendido?"
"No mi amor. Puedo ver la mirada en tus ojos y sentir el calor en tu tacto. Sé que nuestros
cuerpos se quieren desesperadamente. Ese es el punto de estar 'emparejado'. ¿no es
así? Ella sonrió con picardía.
Se inclinó y besó esa sonrisa, devolviéndola con una propia.

Eso y una familia. Su voz sonaba algo adolorida. “Dragonlets, un hermoso nido de pájaros.
Todas las cosas que pensé que nunca podría tener”.
"¿Qué se interpone en tu camino, Tyff?", Preguntó con seriedad. Ella lo sabía, pero quería
que él lo expresara con sus propias palabras.
“Siento que es mi deber liderar al Preor”, dijo, simplemente. “Sé que es una completa
arrogancia, y tal vez estoy asumiendo demasiado. Pero veo la completa destrucción de
nuestros caminos si me alejo del ejército y del barco como lo han hecho mis hermanos. Al
igual que dicen esos humanos de la resistencia, necesitamos un lugar solo para nosotros.
"Pero ahora estás aquí". Ella le acarició el pelo alborotado hacia atrás. “Nuestras culturas
son una. No importa lo que piense la resistencia, los Preor están aquí para quedarse, y
dentro de cien años, simplemente será como siempre ha sido. humanos
Viven vidas cortas y olvidan rápido. Cien años no es nada para el Preor.
“Bueno”, respondió, “en la Tierra es posible que tengamos una esperanza de vida alterada. Realmente
no lo sabemos todavía”.
Ella asintió, entendiendo.
“Veo tu herencia, Tyff. Puedo ver a tu padre y abuelo. Es cierto que todos los Preor
acoplados tenían fuertes lazos con el ejército, pero todos ellos realmente preferían
una pareja y una familia en lo más profundo de sus corazones”. Ella colocó una mano
sobre su pecho.
“Pero veo tu corazón, Tyff Joi Renay. Estás siendo partido en dos porque te niegas a
responder de la forma en que lo han hecho los demás. No te pediría que elijas, nunca
jamás.
“Pero, ¿qué pasa con tu vida? ¿No quieres volver a eso? no puedo ir contigo No
puedo, pero no te dejaré ir…
"Shh". Ella puso una mano sobre sus labios. “Siento que toda mi vida me estuvo
preparando para este momento. Como si solo estuviera esperando mi momento,
nunca comprometiéndome con nada ni con nadie porque sabía que tenía un propósito mayor”.
"¿Te quedarías aquí conmigo?" Estaba incrédulo.
“¡Intenta detenerme! Quiero ayudarte, Tyff. No hay nada en mi vida que no pueda
dejar atrás. Extrañaré a mi familia, pero los volveré a ver. ¿Pueden los maestros de la
guerra tener tiempo libre para Navidad?
"¿Navidad?"
"Mmm. Tendré que hacer algunas explicaciones allí, supongo. Es una antigua tradición
pagana, tomada por la religión católica, convertida en una celebración social masiva a
mediados de invierno”.
"Oh", dijo, felizmente. "¿Un festival? ¿Como una celebración de la vida bien vivida?
"Exactamente."
"Sí", sonrió. “Tenemos días libres por cosas como esa”.

"Excelente." Ella se inclinó y lo besó muy suavemente. Él le devolvió el beso y cayeron el uno
en el otro, los labios calientes y húmedos mientras presionaban sus cuerpos juntos. Por unos
momentos todo fueron miembros enredados, provocaciones calientes deslizándose hacia la
sensualidad sin pensar en absoluto.
Cielo. Santo Syh encarnado.
Podía sentir su necesidad, su urgencia, pero también podía sentir la falta de la profunda
conexión mental y emocional que realmente los uniría.
Él estaba en lo correcto. No pudieron aparearse hasta que el Saber lo golpeó.
Ella se apartó del beso, suspirando de decepción. Sus cejas se fruncieron con preocupación
mientras miraba su rostro.
"Lo siento-"
"Deja de disculparte Tyff", dijo en voz baja. "No es tu culpa".
"¿Entonces de quién es la culpa?" preguntó, obstinadamente. “Yo estoy causando el problema

aquí. No tú."
“Oh, Tyff. No es tan simple. El Saber sabe, mucho mejor que nosotros.
Es una fuerza mística que tiene propósitos que no podemos concebir. No trates de entenderlo.
La miró profundamente a los ojos, mirándola fijamente con reverencia y asombro.
"Suena como si supiera más sobre eso que yo".
“En este momento, lo hago”. Ella sonrió. “Hay una razón para ello, te lo prometo. Solo tienes
que confiar en mí.
Un escalofrío recorrió todo su cuerpo, tensando sus músculos. Apartó la mirada de ella y ella
vio la duda en sus ojos.
“No confío en los humanos”, dijo. "Quiero confiar en ti. Una parte de mí lo hace, completamente,
pero la otra parte de mí simplemente no puede. He visto demasiada muerte y dolor”.
"Tyff". Ella mantuvo sus dedos en su cabello, apartándolo suavemente de su frente. “Los
humanos no confían en otros humanos. No te culpo en absoluto. No tienes que confiar en
ellos. Ni siquiera tienes que confiar en mí si no quieres. Es suficiente que confíe en ti.”
Sacudió la cabeza, buscando desesperadamente las palabras. Podía ver la

confusión en sus ojos.
"¿Cómo te volviste tan hermosa", respiró, "tan llena de amor y conocimiento?"
Ella sonrió, inclinándose para besarlo.
“Fui hecho para ti, mi amor.” Su aliento tocó su mejilla. “No necesitas hacer nada
en absoluto, excepto dejarme amarte”.
Retorció sus brazos alrededor de ella y la atrajo hacia sí hasta que se entrelazaron
en la cama. Renay se perdió en la calidez y el poder de su cuerpo, sus manos
fuertes y su boca cálida. Besarlo envió escalofríos de alegría por todo su cuerpo
y supo por qué nunca antes había estado interesada en los hombres.
Ella lo había estado esperando. Toda su vida había estado esperando por él.
Ahora que estaban juntos, era hora de que ella viviera de verdad y le diera el
propósito y el coraje para hacer lo mismo.
Capítulo Veintiuno
Le dolía dejarla, pero sabía que su deber lo estaba llamando. Aunque él no podía
ofrecerle palabras sabias, ella sonrió y le dijo que se fuera. Yazen le había traído
el desayuno y le aseguró que estaba bien, así que se arrastró lejos de ella,
literalmente sintiendo como si lo estuvieran partiendo en dos.
No podía creer su perspicacia, así como lo dulce y gentil que era.

Cuanto más la conocía, más la adoraba. No podía creer que ella estuviera
dispuesta a alejarse de su vida para seguirlo.
Corrió por los pasillos, dirigiéndose a las salas de entrenamiento para el ejercicio
de la mañana. Cuando llegó, organizó a los guerreros en filas y los hizo correr y
saltar en secuencias para probar sus reflejos y sus alas. Las alas de un Preor
eran útiles para algo más que volar. En forma humana daban altura a los saltos,
peso a cada movimiento y eran armas en sí mismas.
Trabajó más duro que de costumbre, y esto se desangraba en sus tropas. No se

les podía ver haciendo menos de lo máximo, especialmente si el maestro de
guerra recién nombrado estaba trabajando al límite. Tyff se perdió en el ardor de
sus músculos y la corriente de aire en sus pulmones mientras trabajaba durante
al menos cuatro horas seguidas.
Casi llamó a los equipos directamente a la plataforma de entrenamiento cuando

vio a algunos de los guerreros más jóvenes jadeando, con las alas caídas.
Hizo un alto para desayunar y volvió a sentirse mal. No había estado vigilando a
sus hombres correctamente. No podría ser un maestro de guerra efectivo si fuera
constantemente atrapado en sí mismo! Sin siquiera darse cuenta, estaba cayendo en la

trampa en la que los demás se habían metido.
Se imaginó cómo sería tener a Renay a su lado. Todavía no sabía lo suficiente sobre ella
como para pensar en cómo podría ayudarla, pero la sola idea de tenerla en la sala de
entrenamiento le levantó el ánimo. Trató de esperar eso y dejar de lado sus problemas, pero
no pudo sofocar el conflicto en su corazón.
Tomó su desayuno en silencio, cavilando en un rincón de la habitación. Choler trató de

entablar una conversación con él, pero finalmente se dio por vencido y, en cambio, siguió
con las tareas del día. Esto consoló a Tyff y comenzó a relajarse, su mente y cuerpo se
hundieron en una rutina familiar.
Inmediatamente después del entrenamiento de vuelo, tuvieron que dirigirse al muelle para
realizar la tarea más abrumadora que Tyff jamás tendría que hacer: dar la bienvenida a los
equipos humanos a la nave.
Se erizó bajo la piel ante la idea de que sus nuevos programas de entrenamiento fueran
interrumpidos de esta manera, pero sabía que no podía evitarlo. Deseaba fervientemente
que Renay estuviera con él, no solo para darle confianza sino también para tranquilizar a los
humanos. Cuando el primer portaaviones llegó al muelle, sintió que tanto el corazón como el
estómago se le retorcían de nerviosismo.
Puedo atacar a todo un ejército con nada más que mi espada y mis alas. Pero un barco lleno
de humanos está demostrando ser mi desafío más difícil.
Intentó sonreír de bienvenida, pero temía que solo estuviera haciendo una mueca mientras
mostraba los dientes. Si quería mejorar las relaciones humano-Preor, tenía que hacerlo mejor
que esto.
La rampa se plegó y humanos vestidos con monos negros lisos se agolparon en la entrada.
Todos llevaban bolsas de equipo, listas para una estadía prolongada. Miraron a su alrededor
con curiosidad y Tyff trató de encontrar algunas palabras inspiradoras.
“Bienvenida al mundo del mañana”, alardeó Penélope con voz cantarina.

"Así es, damas y caballeros, entren en un futuro donde los dragones son reales y quieren
casarse con ustedes".
Choler estaba de pie junto a Tyff, y levantó una mano para taparse la cara, sacudiendo la
cabeza. Tyff se quedó completamente mudo, a pesar de que la mayoría de los humanos se reían
suavemente. Eran doce: seis hombres y seis mujeres. Tyff se dio cuenta de que ni siquiera sabía
cuál era el criterio de selección y un detalle como ese no debería habérsele escapado.
"Bienvenidos." Dio un paso adelante, extendiendo la mano para estrecharla. Le tomó unos
minutos, pero se aseguró de estrechar cada mano y sonreír a cada persona, tratando de
grabarlas en su memoria. Olvidó sus nombres casi de inmediato, pero no dejó que eso lo
detuviera.
“Me complace que todos hayan aceptado trabajar con nosotros. La voz que puedes escuchar es
Penélope, nuestra IA. Ella puede ayudarte con cualquier cosa que necesites si solo le preguntas”.
"Casi cualquier cosa", dijo, brevemente. "Quiero decir, no soy una sirvienta..."
"Gracias, Penélope", dijo Tyff rápidamente. "¿Hay alguna pregunta antes de que comencemos?"
Todos ellos levantaron la mano. Tyff casi suspiró pero lo ocultó con una sonrisa.
"¿Sí?"
“¿Recibiremos capacitación sobre los sistemas informáticos? Solo he trabajado con computadoras
militares”.
"¿Son duras las camas?"
"¿Cómo es la comida?"
"¿Tenemos que entrenar con las tropas?"
"¿Seremos reclamados como compañeros de inmediato?"
“¿Existe un código de conducta estricto? ¿Cuáles son los castigos?
Tyff ni siquiera sabía por dónde empezar. Afortunadamente, Choler se acercó para salvar su
trasero.
“Susan, recibirás entrenamiento, muy probablemente de la propia Penélope con la ayuda de

nosotros. Darryl, las camas pueden ser suaves o duras como quieras. Tenemos opciones. Jeff,
la comida es excelente. Podemos hacer lo que quieras. julia,
no sabemos No depende de nosotros dónde o cuándo se manifestará el Saber.

Luke, no tienes que entrenar con las tropas, pero puedes hacerlo si quieres.
Nancy, hay un código de conducta, se está escribiendo uno nuevo especialmente para
nosotros trabajando juntos. Puedes ayudar con eso, y los castigos serán decididos
tanto por humanos como por Preor”.
Tyff lo miró asombrado. ¿Cómo diablos recordó todos sus nombres tan rápido?
“Entonces”, sonrió Susan, mirando a su alrededor, “¿hay una inducción, una orientación
o…”
"Sí", gritó Penélope. Antes de que nadie pudiera moverse, rápidamente los
teletransportó a la sala de entrenamiento principal.
Tyff maldijo por lo bajo y Choler maldijo. Los humanos se arremolinaron inseguros,
repentinamente rodeados por masas de sudorosos y flexibles guerreros Preor. Nancy
se sonrojó mucho y se mordió el labio mientras miraba al suelo.
—La sala de entrenamiento —anunció Penelope, con una gran floritura. “Lo más
probable es que no necesites venir aquí. Culpa mía. Echemos otro vistazo.
Las luces los rodearon cuando todos fueron teletransportados a la cubierta de mando.
Estaba tripulado por solo dos Preor que eran responsables de asegurarse de que el
barco mantuviera su rumbo. Levantaron la vista con curiosidad.
“Este es el puente,” anunció Penélope. “En realidad, supongo que la mayoría de

ustedes tampoco necesitarán estar aquí. Espera, déjame…
Tyff quiso gritarle pero ella los teletransportó rápidamente. Antes de que pudiera
hablar, se materializaron en el comedor.
"¿Dónde están mis modales?", se reprendió Penélope. “Ustedes probablemente

tengan hambre. Ahora-"
—Penélope —espetó Tyff.
"¿Sí?"
"Deténgase. Por favor."

"Sí, querido Dios". Jeff se inclinó, sujetándose las tripas. "Estoy totalmente a punto de
vomitar".
"Jesús". Penelope sonaba como si estuviera haciendo una mueca de simpatía. "Lo
siento. Me emocioné tanto. Quiero que todo salga bien”.
“Nosotros también”, murmuró Tyff, deseando nuevamente que Renay estuviera a su

lado. Este fue el momento en que todo cambió. Los humanos ahora eran parte de su
mundo y no podía cambiar eso. La única forma de preservar su cultura era en la
apreciación de la historia y la memoria cultural.
Los Preor nunca volverían a ser lo que eran, y tampoco la humanidad. Tal vez, eso fue
algo muy bueno.
Capítulo Veintidós
Renay estaba preocupada por aburrirse todo el día, pero Yazen le trajo algunos libros de poesía
Preor de su propia colección. Estaba absolutamente fascinada por las imágenes y el giro de la
frase, sumergiéndose en la adoración de Syh y los aspectos del nuevo idioma.
Después de solo un poco de orientación de Yazen, descubrió que entendía el idioma

perfectamente. Siempre le habían resultado fáciles, pero Preor se sentía casi como si se lo
hubieran escrito en los huesos antes de nacer. Las horas pasaron rápidamente, y en poco tiempo
llegó la hora de la cena.
Sintió a Tyff antes de verlo. Sabía que él estaba caminando por los pasillos, así que dejó los
libros, se sentó ansiosamente y fijó los ojos en la puerta.
A pesar de que lo estaba esperando, verlo todavía fue una sorpresa.
Llevaba las correas cruzadas de cuero, pero en lugar de los pantalones katoth , vestía un suave
par de pantalones azules casi del mismo color que sus escamas.
Su cabello color arena captó la luz, brillando con luces bajas oscuras. Trató de jadear, pero su
pecho estaba demasiado apretado por la emoción. Parecía inseguro cuando cruzó la puerta,
casi nervioso. Ella captó su emoción inmediatamente.
Quería hacerla feliz, pero estaba absolutamente seguro de que iba a estropearlo todo. Sabía que
para un hombre Preor, la confianza lo era todo.
Tyff finalmente se había encontrado con una situación de la que no estaba seguro, y la sensación
de inquietud lo molestó tanto como la idea de que en realidad podría decepcionar a sus amigos.
muerte.
"Tyff", exclamó ella, acercándose a él. El movimiento le lastimó las costillas, pero no tanto como
días antes. Solo mirar sus ojos verde mar alivió su dolor. Sabía que él nunca podría
decepcionarla. Iba a ser feliz por el resto de su vida. Ella sólo tenía que hacerle ver eso.
“Renay.” Se acercó a la cama y le tomó la mano, abrazándola. Apretó la mejilla contra su pecho
y sintió que su corazón latía y se aceleraba por segundos. Le dolía. ¡Si pudiera ver que cuanto
más se preocupaba, más bloqueaba su corazón el Saber!
"¿Cómo estuvo tu día, querida?", bromeó. Su rostro se iluminó cuando entró en una descripción
detallada, paso a paso, y ella tuvo que contener la risa.
No tenía sentido decirle que era una broma de la Tierra. Si no lo entendió, no fue nada gracioso.
"Choler puede tener las cualidades de un guerrero principal", dijo con entusiasmo. “Me alegro
de haber tenido la oportunidad de verlo llegar a ser él mismo. Los tipos como él generalmente
no son lo suficientemente serios como para ser efectivos en el entrenamiento de otros, pero
aplica una fuerza sutil mientras hace que los hombres se sientan cómodos. Tiene talento
además de habilidad”.
“No puedo esperar para conocer a todos”, dijo emocionada. "Será genial salir de este hospital y
hacer tus rondas contigo".
Tyff frunció el ceño, una repentina nube de oscuridad en su rostro ansioso.
"¿Qué?"
"Bueno, iré contigo, por supuesto", dijo efusivamente. Soy tu pareja. Estaré involucrado en todo”.
Abrió la boca para hablar, pero sus ojos se deslizaron hacia la pila de libros al borde de la cama.
Sus cejas se dispararon con sorpresa.
“¿Estás leyendo Krenaynka? Es una de nuestras poetas antiguas. ¿Puedes entender esto?
"Sí. Bueno. Me tomó algunas horas entenderlo por completo. Pero es una poesía hermosa”.
"Tengo que estar de acuerdo contigo, incluso si nunca lo entendí muy bien".
Renay se rió. "¿No eres del tipo de poesía, entonces?"

"Oh, no." Él sonrió. “Leeré historias de nuestras mayores batallas durante horas, ¡intenta
detenerme! Pero las interminables descripciones de Syh me parecen un poco inútiles, cuando
podría ir y volar en él”.
"No te preocupes por cómo me he estado entreteniendo", dijo, extendiendo la mano para tomar
su mano. Háblame de la tripulación humana. Comenzaron hoy.
¿No es así? Vi a algunos pasar por la bahía médica.
“Pasaron la mayor parte del tiempo simplemente revisando el lugar hoy. En realidad, todavía no
se les han asignado tareas”.
Renay se frotó la mano con entusiasmo. “Estaré feliz de trabajar con ellos una vez que conozca
mejor el barco. Tengo muchas ganas de poner en marcha una biblioteca, en algún lugar donde
podamos tener muchos medios de comunicación de ambas culturas. Me gustaría escribir nuevos
libros que muestren la unión de las culturas”.
“Tú… tú quieres abrir una biblioteca”, preguntó Tyff con incredulidad.
"¿Por que no?"
"Bueno, mis guerreros... No son exactamente del tipo de lectura".
“No seas tonto”, exclamó. “Los guerreros necesitan ser educados como todos los demás. Estoy
seguro de que a muchos de ellos les gusta leer.
Renay estaba tan emocionada con su idea que apenas captó la mirada de horror que cruzó el
rostro de Tyff. Ella no pudo evitar reírse.
"De acuerdo. A un tema mejor. Faltan pocos días para la gran ceremonia.
¿no es así?
"Cinco días", dijo en voz baja. Ha surgido demasiado rápido. Quieren que me nombren
oficialmente maestro de guerra lo antes posible. Creo que los muchachos de abajo se sienten un
poco culpables”.
“Nadie tiene que preocuparse por nada”. Renay le apretó la mano. “Voy a estar concentrado y
me aseguraré de que todo salga a la perfección”.
Ella levantó la mano, tocando su mejilla para poder plantar un suave beso en su mejilla. Él
sonrió, devolviendo el beso. Podía sentir a su dragón despertarse con su toque, retorciéndose
dentro de él mientras reaccionaba a su amor.
Ella también podía sentir su duda. No estaba seguro de que tener humanos a bordo fuera una gran
idea, especialmente en este momento. Invitar a personas extrañas al barco justo antes de una gran
celebración en la que se reunirían miembros importantes de Preor parecía invitar a problemas.
También sabía que el gesto era importante. El Preor quería un espectáculo exterior para demostrarle a
la humanidad que confiaba en ellos. El Preor tenía un alto sentido del honor y no les importaba
arriesgarse si eso demostraba su virtud.
Renay deliberadamente desvió la conversación hacia ejercicios y tácticas militares, donde Tyff se sentía
más cómodo. Le encantaba cómo se iluminaban sus ojos y cómo cambiaba su voz. No podía esperar a
verlo en acción, no solo su propia belleza fluida en movimiento, sino también la fuerza con la que
manejaba a sus guerreros. En lo profundo de su corazón, esto se sentía bien. Estaba donde debía estar
y los dos juntos eran imparables.
Tal vez por eso se está conteniendo. Tal vez tiene miedo del poder que tendremos cuando estemos
completamente juntos.
La conversación terminó y Tyff se subió a la cama para acurrucarse a su lado. Renay se acurrucó
contra él, absolutamente encantada de que estuviera tan cómodo con ella. Incluso si el Saber aún no
había llegado, él la conocía.
Una parte de él no podía luchar contra eso, y la forma fácil en que colocó sus brazos alrededor de ella
hizo que su corazón se disparara como si pudiera unirse a Syh por sí solo.
Incluso con Tyff envuelto a su alrededor, Renay no podía relajarse. Miró su hermoso rostro, las largas
pestañas cayendo sobre sus mejillas mientras él caía en sueños profundos. Estaba tan cansado que se
quedó dormido casi de inmediato, y aunque Renay también estaba cansada, no estaba lista para dormir.
No todavía.
Su mente daba vueltas con formas de ayudar a la humanidad y a Preor a unirse en aceptación. Sabía
que todos los compañeros ya habían estado tratando de hacer esto y aún así, la resistencia ardía como
una espina en su costado.
Tiene que haber una forma de demostrar de una vez por todas que estamos hechos el uno para el otro.
Ellos pueden salvarnos al igual que nosotros podemos salvarlos.
Sin importar lo que creyera la resistencia, la unión de las dos razas estaba escrita en las estrellas. Si
no se hubieran unido, estaban condenados a
extinción. Juntos, no solo fueron salvos. Se convirtieron en otra cosa.

Algo nuevo.
Algo maravilloso. Algo más grande que nosotros dos. Todo lo que tenemos que hacer es
amarnos unos a otros para encontrarlo.
Capítulo veintitrés
A la mañana siguiente, Tyff compartió el desayuno con Renay, listo para salir a entrenar con
las tropas inmediatamente después. Por lo general, el primer entrenamiento se realizaba antes
del desayuno, pero se había levantado muy temprano para pasar un tiempo juntos antes de
irse.
Estaba absolutamente resplandeciente, su sonrisa amplia y radiante, sus ojos brillantes. No

sabía cómo iba a decirle que no podía ir a las rondas con él, pero que no tendría que lidiar con
eso durante al menos unos días.
Cuando Yazen salió a verla, Tyff se preparó para irse, ansioso por llegar al entrenamiento.
Yazen la examinó rápidamente mientras se preparaba para darle un beso de despedida y salir,
deseándole suerte con sus libros.
"Bueno, no puedo mantenerte aquí". Yazen se rió, ayudando a Renay a levantarse de la cama.
"Eres una mujer sana".
"¿Me trajiste algo de ropa?", Preguntó con entusiasmo. Yazen le entregó un paquete de seda
roja.
Tyff observó todo esto, la incredulidad redujo sus procesos de pensamiento a algo cercano al
pánico.
“Te dejaré vestirte,” dijo Yazen. Eres un hombre afortunado, Tyff. Es una mujer fuerte”.
La voz de Tyff se atascó en su garganta cuando se acercó a Yazen, lleno de un millón de

preguntas. Cuando se volvió hacia Renay, tenía mil protestas dando vueltas.
en su mente, pero se desvanecieron cuando Renay se quitó la bata de hospital.
Su piel era blanca como el hielo, de aspecto suave y cremoso. Sus pechos eran enormes,
mucho más grandes que un puñado cada uno y rematados con pezones de color rosa fresa.
Sus caderas eran anchas y sus muslos llenos. Tyff parpadeó estúpidamente mientras
jugueteaba con la seda roja, tratando de descubrir cómo ponérsela.
¡Esto es ridículo! Ni siquiera me gustan las fresas.
Finalmente encontró el cuello del vestido y se lo quitó por la cabeza. Las caídas de tela suave
cubrían su cuerpo, adornando sus curvas y realzando su figura femenina. Renay levantó la
vista y lo miró a los ojos, sonriendo.
“Lo siento, Tyff. no pensé ¿Fui demasiado audaz?
Sacudió la cabeza, luchando por hablar. Demasiadas palabras estaban atrapadas dentro de
él ahora.
"Está bien", susurró. “Simplemente me sorprendió”.
"Lo siento." Ella lo alcanzó, sus ojos bailando. "Intentaré advertirte la próxima vez".
Él asintió, todavía tratando de recuperarse. Estaba tan sorprendido por la vista de su belleza
que cuando ella lo condujo fuera de la habitación y por el pasillo, ni siquiera sabía a dónde
iban.
“¿Eh, Tiff?”
“¿Sí, Renay?”
“Voy a necesitar que tomes la iniciativa aquí. ¿Adónde vamos primero?
"Sala de entrenamiento superior", respondió automáticamente. “Las tropas estarán esperando”.
“Excelente”, respondió ella. "Vamos a hacerlo."
Realmente no quería llevarla a los ejercicios básicos, pero sentía que no tenía otra opción.
Durante todo el camino hasta el área de entrenamiento ella señaló e hizo preguntas, casi
saltando arriba y abajo de su emoción. Encontró su comportamiento adorable… Pero no creía
que fuera apropiado actuar de esa manera en un régimen militar. Quería decírselo, pero no
tenía ni idea de por dónde empezar.
Una vez que llegaron a la sala de entrenamiento, se sintió mucho mejor. Le ordenó que
esperara en los bancos al costado de la habitación mientras él se unía a sus guerreros.
Dio un breve discurso sobre los objetivos de hoy (entrenamiento de fuerza y resiliencia) y
sobre el orden y la disciplina. Luego los hizo alinear en filas en una maniobra en la que
tenían que lanzar lanzas mientras se movían en formación. Se requería mucha habilidad y
resistencia para seguir moviéndose y lanzando sin perforar las alas de otra persona.
Cada vez que se establecía en un ritmo, la voz de Renay lo sacaba de su foco. Siguió
avanzando hacia los guerreros, haciendo preguntas y estorbándose. Después de media
hora, finalmente tuvo que salir de la línea e ir hacia ella.
"Renay", dijo, tratando de ser paciente. "¿Qué tal si te llevo al jardín para ver a Dawn?"
“¡Oh, me encantaría!” Ella tomó su mano y se apresuró, igualando ansiosamente el paso

con él. "¡Me estoy divirtiendo mucho!"
Tyff apretó los dientes y trató de no reaccionar ante la idea de que el entrenamiento militar
fuera "divertido". Llevó a Renay al jardín tan rápido como se atrevió y se sintió aliviado de
ver a Dawn cerca y no perdida en algún lugar de la vasta selva tropical que se extendía
hasta los confines del barco.
Esperó a que las dos mujeres se saludaran y luego se volvió para regresar rápidamente al
entrenamiento. Estaba tan aliviado de haber encontrado algo en que ocupar a Renay que
no pensó mucho en ello.
Su interior hervía como si el dragón en él estuviera lleno de fuego y listo para volar.
Se sentía mal por dejar a su pareja, y también se sentía mal por descuidar su deber. No
sabía cómo reconciliaría los dos lados y, a medida que avanzaba el día, se lanzó al trabajo
más duro posible.
Organizar la gran ceremonia literalmente le estaba dando dolor de cabeza. No tenía idea de
cómo decorar la sala, sentar a los invitados u ordenar los oradores y los premios. Trató de
dejar el trabajo con Choler y algunos de los humanos, incluso cuando Choler le lanzó una
mirada de dolor. Tyff huyó.
¡Soy una guerrera Preor, no una maldita niñera! pensó con furia. Se dirigió directamente al
entrenamiento de vuelo y logró perderse en el
maniobras difíciles el tiempo suficiente para despejar su mente. Cuando aterrizó de

nuevo en la plataforma principal, estaba cansado, sudando y más que listo para
descansar y ver a su pareja.
"Tyff". Kyrin le sonrió mientras se dirigían al interior. “La gente está hablando de ti”.
"¿Vaya?" Levantó una ceja.
“Están diciendo cuánto estás haciendo, ¡como si tener un compañero te hubiera hecho
el doble de productivo!”
Tyff se rió. "¡Quizás!" Se alejó rápidamente, sin querer decir nada más.
¿Cómo podía explicar que estaba teniendo algún tipo de crisis nerviosa, que ni siquiera
podía sentir el Saber?
Se apresuró hacia el jardín, deseando ver a Renay. A medida que se acercaba, comenzó
a tener un mal presentimiento, algo así como pavor. Le preocupaba que le hubiera
pasado algo, así que cuando finalmente llegó a la puerta y la vio de pie junto a los bancos
largos con Dawn, respiró aliviado.
“Renay”, gritó con entusiasmo. Nunca había estado tan feliz de verla y estaba lleno de
expectativas.
Ella se giró hacia él, su boca torcida hacia abajo en un suave ceño fruncido. A pesar de
que todavía se veía lo suficientemente dulce para comer, él podía decir que estaba
enojada, y eso lo detuvo en seco.
—Tyff —espetó ella. "¿Cómo pudiste irte y dejarme así?"
“Yo…” Tyff luchó por encontrar las palabras. "Pensé que querías ver el jardín".
“Quería estar contigo”, dijo, furiosa, poniendo sus puños en sus anchas caderas. "¡No
pensé que me ibas a desechar como un par de pantalones viejos!"
"Echarte... ¿De qué estás hablando?"
"¡Me dejaste aquí!"
“Pero Dawn está aquí”, respondió, confundido. "No es como si estuvieras solo".
“Te dije que quería ir a las rondas contigo. Para hacerme útil.
"Pero no lo estabas", respondió, sin rodeos. "Te estabas interponiendo en el camino".
El silencio que inundó la habitación era tan palpable como un ser vivo. Tyff sabía que
había metido la pata. Simplemente no estaba seguro de saber qué era "eso".
“Entonces deberías enseñarme”, dijo exasperada. “¡No estoy aquí para sentarme en un
rincón y tejer tu maldita ropa! ¡Estoy aquí para ser tu socio!”
"¿Por qué intentarías tejer cuero?", Preguntó, sumido en una completa confusión.
A medida que la discusión se convirtió en una discusión, se acercaron más hasta que
estuvieron casi frente a frente. Podía sentir el calor sensual de ella, y estaba añadiendo
confusión a la situación que simplemente no podía afrontar.
Entonces notó a Dawn a su lado. Ella se había deslizado con la ligereza de un gato. Ella
lo miró a la cara y suavemente puso una mano en su brazo.
"Tiff—" dijo ella.
No podía escuchar. No podía hablar. Se alejó tambaleándose, con las manos en las
sienes, cada músculo temblando.
El Saber había golpeado.

Capítulo Veinticuatro
Al principio, Tyff se alejó tambaleándose de ella, tropezando mientras intentaba volver

a poner los pies debajo de él. Le agarró la cabeza y el corazón, y Renay se preocupó
por él.
Sabía que el Conocimiento lo inundaba y que, de alguna manera, Dawn lo había

desbloqueado. Ella retrocedió, muy lejos de él mientras lo observaba luchar contra el
antiguo proceso.
De repente se enderezó y rugió. Renay se asombró al escuchar un ruido tan fuerte

salir de su boca. Sus ojos verde mar parpadearon con luces ámbar y las escamas se
deslizaron en patrones a través de su carne.
El dragón. ¡Está despierto!
"Shaa kouva", gritó, cargando contra ella. Extendió los brazos, pero antes de que
pudiera prepararse, él se abalanzó sobre ella y la rodeó con sus brazos. Ella se
retorció contra él de alegría, retorciéndose contra sus manos. Él apretó sus brazos
alrededor de su cintura, y ella sintió que sus músculos se flexionaban mientras la
apretaban contra su pecho.
"Mía", susurró, con las pupilas dilatadas por el éxtasis. Sus labios estaban a pulgadas
de los suyos, y ella estaba cayendo en sus ojos. Su corazón se aceleró ante la
intensidad en su rostro.
"Mi amor. Mío. Solo mía —susurró, ásperamente. Luego la besó.

Renay gimió, sintiendo sus manos deslizarse por su espalda y en su cabello mientras
tomaba su cabeza. Su cuerpo estaba caliente y duro contra el de ella. Sintió que su
cuerpo goteaba con puntos de fuego mientras cobraba vida, todos los centros de
placer de su cuerpo ardían y palpitaban por su toque.
Rompió el beso lentamente con una mano apartando el cabello de su mejilla. Justo
cuando pensó que iba a besarla de nuevo, él parpadeó con fuerza y una expresión de
confusión cruzó por su rostro. Sus ojos se aclararon y respiró hondo.
Él no la soltó, pero sus manos se sentían frías. Ella negó con la cabeza y alargó la
mano para acariciarle la mejilla.
“¿Tyff? ¿Estás bien?"
Se volvió hacia Dawn con solo un hilo de peligro bajo la piel.
“¿Qué me hiciste?”, preguntó.
“Yo no hice nada, Tyff. Tu corazón estaba listo para ser abierto. Cuando te toqué,
solo esperaba calmarte. No fue nada que yo haya hecho, solo que te volviste receptivo
al Saber y mi toque lo apresuró”.
Renay vio cómo su rostro cambiaba al pensar en esto. Aún así, no la dejó ir. Sus
brazos se sentían como cuerdas de acero y podía sentir sus músculos contraerse
como si estuviera listo para volar lejos.
¿Conmigo o lejos de mí?
Se había regocijado al ver el reconocimiento en sus ojos y sentir su alma corriendo

hacia la de ella, como un río que se desborda de sus orillas. Durante unos momentos,
cuando sus labios habían estado sobre los de ella, había pensado que todo había
terminado. Tal vez ahora finalmente podrían seguir disfrutando el uno del otro.
Ahora Renay estaba llena de dolor, y la mayor parte ni siquiera era por ella misma.
No podía soportar la forma en que su rostro estaba torcido por la confusión, los
pensamientos que obviamente pasaban por su mente. Estaba claro que estaba
luchando contra el Saber, y ella todavía no podía entender por qué.
—Tyff —susurró ella. La miró a la cara y sus ojos se encontraron. Parecía dolorido, como
si tuviera una herida mortal. Él se enderezó y envolvió sus brazos alrededor de ella aún
más fuerte, acunando su cabeza contra su pecho. Podía sentirlo temblar mientras tomaba
largas y profundas respiraciones.
—Yo… no lo sé —murmuró. No le hizo más preguntas.

Ella solo lo abrazó, presionando su mejilla contra su pecho.
El Saber corrió por sus venas, haciendo que lo agarrara aún más fuerte alrededor de la
cintura. Se le puso la piel de gallina y gimió, inclinando la cabeza hacia su cabello.
Por supuesto. Esa podría ser la única forma en que puedo llegar a él. El Saber une
nuestros corazones, mentes y almas. Quizás la mejor manera de derribar sus muros es
usar el tacto.
Ella lo miró, presionando sus pechos contra él. Siguió mirándolo a la cara hasta que él la
miró, sus ojos aguamarina se encontraron con los azules.
El momento de conexión fue tan intenso que podía sentir un hormigueo recorriendo su
columna. Sus manos se apretaron en la parte baja de su espalda y deseó que él la besara
de nuevo.
Él jadeó, inclinándose hacia ella. No pudo evitarlo. Sabía que Preor solo podía unirse a su
pareja y a nadie más, y tenían una larga vida. Su cuerpo puede ser capaz de influir en él
donde nada más podría hacerlo.
Sus labios tocaron los de ella, suavemente, gentilmente. Ella se estiró, poniéndose de
puntillas tratando de alcanzarlo. Se inclinó aún más y sus manos comenzaron a vagar, casi
como si tuvieran mente propia. Cuando un fuerte gemido brotó del pecho de Renay, notó
que Dawn salía de la habitación por el rabillo del ojo.
Aunque casi había olvidado la existencia de Dawn, estaba feliz de que ahora estuvieran
solos. Quería llevarlo a las profundidades del bosque, encontrar un suave lecho de hierba
verde y acostarlo... Acariciar cada centímetro de su piel lentamente, centímetro a
centímetro, rozando con las yemas de los dedos mientras lo desnudaba. Quería consentirlo
con su lengua y amarlo lentamente, dejando que su cuerpo conociera el de él.
Nunca había sido una criatura sensual, no realmente. Incluso cuando sus amigos
estaban calientes en la escuela secundaria y toda la población adolescente estaba llena
de hormonas, se podía encontrar a Renay leyendo un libro en silencio. Disfrutaba de los
libros con buenas escenas de sexo, pero su mayor reacción solía ser solo un modesto
sonrojo.
Era virgen solo porque nunca había sentido un impulso lo suficientemente fuerte como
para llegar hasta el final. No tenía reservas sobre compartir su cuerpo, pero hasta ahora,
el esfuerzo de quitarse la ropa y hacer el acto no valía la pena.
Ahora, no podía creer que alguna vez había sido tan ingenua. Todas las cosas que sus
amigos habían dicho alguna vez tenían perfecto sentido y más. Literalmente se quedó
muda por las imágenes carnales que de repente pasaron por su mente. La mayoría de
las posiciones con las que actualmente fantaseaba y que nunca había soñado eran
incluso físicamente posibles.
Tyff se contuvo, apartando la boca. Su cuerpo gritaba, desesperado por continuar. Ella
vio la lucha en él, y su corazón se retorció en su pecho.
—No me dejes fuera, Tyff —susurró. “¡No ahora, cuando estamos tan cerca!
Háblame por favor. Entiendo como te sientes. Realmente lo hago.
Sacudió la cabeza, minuciosamente. Su piel corría con escamas y las yemas de sus
dedos las siguieron, tratando de hablar con el dragón interior.
"Por favor, Tyff", murmuró, alcanzando sus labios. "Solo Bésame."
La confusión en sus ojos fue rápidamente reescrita por el deseo. Una vez más, vio luces
ámbar parpadear en sus ojos y escamas azul cielo corriendo por su piel.
Ven a mí, dragón. Muéstrale al hombre el camino.
Ella se estiró y rozó su boca con la de ella. Ella envolvió un brazo alrededor de su cuello
y tiró de él suavemente hacia abajo hasta que pudo llegar fácilmente a sus labios y lo
besó larga y profundamente.
Dejó ir su propia duda y miedo. El Saber debería borrar todo eso desde el principio, pero
se había encontrado conteniéndose debido a su reacción hacia ella. Ahora ella lo
desechó y le abrió su corazón.
tengo que darlo todo. No hay otra manera. Tengo que dar el salto de fe y dejar que mi
amante me atrape. ¡Él no me dejará caer!
Sus manos habían comenzado a acariciarla de nuevo, suavemente al principio pero luego
con más insistencia. Cuando él apretó su pecho, ella jadeó, retorciéndose en sus brazos.
Él gruñó y la agarró con más firmeza, ambas manos deslizándose alrededor de su cuerpo
para apretar su trasero.
Renay se dejó llevar por las dulces sensaciones que él creaba. No podía esperar para
explorar su cuerpo desnudo en su totalidad y verlo descubrir el de ella a cambio. Solo
podía esperar que su lujuria pudiera unirlos cuando su corazón no era suficiente.
Capítulo Veinticinco
Tyff sintió que dentro de su cabeza estallaban fuegos artificiales. Bombardearon sus sienes
con estallidos resonantes y enviaron destellos brillantes a través de sus ojos. Estaba lleno de
imágenes de la historia humana junto con cosas que componían a Renay y su línea genética.
Estaba lleno de empatía y sed, una necesidad imperiosa de absorber todo lo que el Saber
podía mostrarle.
Mientras tanto, el anhelo en su cuerpo envió todos sus sentidos a hipervelocidad.

Nunca había estado tan consciente de su cuerpo o el de cualquier otra persona, incluso cuando
estaba en medio de la batalla y constantemente controlándose a sí mismo ya su oponente.
Podía oler a Renay con mucha más claridad que antes, y el olor estaba entrando en su nariz y
afectando su mente. Tocarla era tan intenso que era casi doloroso, pero no podía parar. Le
dolían los ojos con la luz de la habitación, y su dragón gruñía mientras destellaba a través de
su sangre, desesperado por ser libre.
Todo se había reducido a su conocimiento de Renay. Nada estaba en su mente excepto ella.
Todos los pensamientos sobre el deber habían sido desterrados. Solo estaba ella.
Los labios de Renay eran dulces y ardientes. No podía tener suficiente de ellos.
Cuando ella se retorció contra él, un gruñido estrepitoso brotó de su garganta, y casi la tiró al
suelo y la violó allí mismo. El hecho de que ella también lo deseara claramente solo hizo que la
situación fuera más enloquecedora.
Él entendió. De repente todo se le aclaró. Su mente y su corazón literalmente estaban

siendo reescritos. El Saber se encargaba de eso. Su prioridad ahora era su compañera
y los libélulas que se sembrarían en su vientre.
Casi podía olerlos y sentirlos en sus manos. Con eso, recordó a Lorra y Shanas con
bastante intensidad y sintió los celos rugiendo dentro de él.
Él agarró la parte superior de sus brazos, tambaleándose mientras trataba de absorber

el impacto del Saber. Parpadeó con fuerza y sacudió la cabeza, negándose a que le
quitaran el control de las manos por ningún motivo. Pensó en simulacros y ejercicios,
las rutinas que hacían del ejército la máquina imparable que era. Incluso con el Saber
luchando literalmente contra él, luchó con su corazón y alma.
El dragón se resistió. Siempre había mantenido a su bestia bajo completo control, y

esto había sido una señal de orgullo para él. Nunca dejó que se le escapara en los
entrenamientos o en los desacuerdos, y por primera vez se dio cuenta de que había
hecho algo mal. Al nunca permitirle tener libertad, se enfureció con el doble de fuerza
contra él ahora que había encontrado su único propósito verdadero.
El impulso de envolver a Renay en sus brazos e inmediatamente volar hacia el punto

alto más cercano para hacerle el amor implacablemente era casi abrumador. Nunca
había experimentado todo el poder de su dragón, y vio que había estado luchando
con una mano detrás de la espalda durante toda su carrera.
No soy un guerrero tan fuerte como podría haber sido. Se hinchó ante la idea. Cada
vez que fui golpeado, fue porque no permití que la bestia tuviera algo que decir en la
pelea. Al retenerlo, me lisié a mí mismo. Lo he enojado, y ahora me consumirá por
esa arrogancia.
"Tyff", dijo Renay, con cautela. Todavía estaba atrapada en sus manos y él sabía que
estaba agarrando sus brazos con mucha fuerza. No se quejaba, pero parecía
decepcionada de que él hubiera dejado de besarla.
Con un gemido de necesidad, dejó caer la cabeza y volvió a encontrar sus labios. Ella
jadeó ansiosamente y se presionó contra él, sus manos moviéndose hambrientas
sobre su cuerpo. El efecto en él fue extremo mientras su cuerpo rugía de deseo.
La arrastró hasta el suelo y se tiró encima de ella.
El mundo desapareció. Solo estaba Renay, y ella era su mundo. Sus suaves curvas, labios
tiernos y manos ansiosas. Quería entregarse a ella.
Él quería llevarla. Lo quería todo, y lo quería ahora mismo.
Agarró el borde de su vestido y lo rasgó salvajemente, dejando al descubierto uno de sus

senos. Él gimió como si lo hubieran herido y apretó los labios alrededor de su pezón,
mordiéndolo suavemente con los dientes. Echó la cabeza hacia atrás y se retorció en el
suelo, abriendo las piernas desde las caderas. Su otra mano rápidamente se zambulló
entre sus muslos y sintió la entrada caliente y húmeda. Ella gritó y Tyff fue destruido por el
poder de su dragón.
La falta de aliento lo devolvió a sí mismo, las manchas oscuras bailaban en sus ojos y una
sensación de mareo alrededor de las sienes lo hizo consciente de su cuerpo nuevamente.
Deténgase. Tengo que parar.
¡No puedo parar!
"Sí", gimió Renay. “Sí, Tyff. He esperado por ti, solo por ti. Solo tú para siempre."
Las palabras tenían la intención de animarlo, pero tuvieron el efecto contrario.

Estaba tan atónito por el hecho de que ella era virgen que dejó de besarla y se apartó para
mirarla a los ojos.
“Renay… ¿En serio? ¿Nunca antes te había tocado un hombre?
"Algunos besos, aquí y allá", admitió, sin aliento. Pero no, nunca he hecho el amor.
El fervor no murió, pero sí se asentó. Se arrastró hacia atrás y se sentó, observándola. El

dolor en su rostro le atravesó el pecho, pero se mantuvo alejado, con cuidado de no dejar
que sus cuerpos se tocaran.
"¿Qué ocurre?" preguntó, tirando de su vestido hacia atrás sobre su pecho.
Sacudió la cabeza. “No puedo, no me gusta esto…” Él la miró a los ojos, queriendo tocarla
pero sabiendo que si lo hacía, nunca se detendría.
“No te tomaré así, aquí en el suelo del jardín, todo apurado y apurado. Eres un regalo
demasiado bueno para que te traten de esa manera.
"Realmente no me quejo aquí". Ella sonrió.
Sacudió la cabeza. “Yo… tengo que recuperarme. No seré manipulado de esta manera,
ni siquiera por el Saber.”
“Pero, Tiff—”
"No", espetó. “¡El Preor necesita a su maestro de guerra! ¿Tienes alguna idea de lo
fuerte que es el impulso de volar contigo ahora mismo? Peor aún, no quiero volver
nunca más”.
Sus ojos azules eran profundos y serios. “Lo sé, Tyff. Puedo sentir todo lo que sientes.
Lo se."
"Entonces también sabes que no puedo dejar mi deber", dijo en voz baja. “Casi nos
hemos desmoronado tantas veces desde que llegamos a la Tierra. Finalmente tengo
la oportunidad de arreglar eso. No puedo dejar el Preor. No puedo."
“Y yo tampoco”, respondió ella. Sacudió la cabeza.
"Eso no tiene sentido".
Ella sonrió. “Tiene perfecto sentido. Todo lo que me importa eres tú. Nunca te pediría
que elijas. Quiero estar a tu lado mientras conviertes al Preor en una fuerza temible,
en este planeta o en cualquier otro.
“Pero los demás… Sus compañeros nunca les pidieron que eligieran, y eligieron de
todos modos”.
“Y nosotros no somos ellos”. Se deslizó más cerca de él, casi tocándolo pero no del
todo. “Nuestro camino es diferente al de ellos. Ni siquiera tienes que creerme, Tyff.
Sólo confía en el Saber. Mira en tu corazón.”
Él quería. Por encima de todo, quería confiar en todo lo que estaba sucediendo dentro
de él en este momento. Estaba demasiado preocupado por lo que había visto hasta
ahora en lo que respecta a Preor y sus compañeros.
"Renay", dijo suavemente. Se acercó a ella, sosteniendo su mano casi con reverencia.
“Te quiero a mi lado… Quiero planear mi vida contigo, no que me la dicten”.
"Entonces eso es exactamente lo que haremos". Ella sonrió y se deslizó cerca de él,
besándolo suavemente. Él le devolvió el beso vacilante pero luego con mayor pasión.
No podía luchar contra esto y ambos lo sabían. Solo tenía que confiar en que ella
podría guiarlo a donde necesitaba ir.
Capítulo Veintiséis
El día aún estaba oscuro cuando Renay se movió. Nunca había sido madrugadora, ni
siquiera en la granja con sus padres. No le importaba levantarse para su comienzo de
las nueve en la biblioteca, pero eso era muy diferente de levantarse a las cinco o antes.
Se movió en la cama, estirando las piernas. Le tomó un par de segundos recordar

exactamente dónde estaba y, por un momento, pensó que estaba de vuelta en casa.
Entonces Tyff se movió a su lado. Se dio cuenta de que su ascenso a la vigilia había
desencadenado el suyo propio. Gimió en sueños y bostezó mientras estiraba los brazos.
Ella se incorporó y observó cómo fruncía el ceño cuando se despertaba.
Se habían desenredado ayer para terminar sus tareas de la tarde. A Renay le había
dolido romper la fiesta del amor, pero el deber era tan importante para ella como lo era
para Tyff. Ella lo había encontrado muy satisfactorio y gratificante. Cuando regresaron
a la habitación de Tyff y cenaron, ella estaba exhausta y se había quedado dormida con
facilidad. Ni siquiera había tenido tiempo de disfrutar del lujo de su habitación.
Tyff parpadeó lentamente. Cuando abrió los ojos y vio a Renay mirándolo, sonrió. Era
una de las sonrisas más hermosas que Renay jamás había visto, completamente
relajada y llena de pura alegría. Por impulso, ella se inclinó y lo besó. Puso una mano
sobre su cálido pecho y sintió que su cuerpo latía desde los huesos hacia arriba.
Tyff interrumpió el beso y se deslizó fuera de la cama, dándole a Renay una fina mirada a su
apretado trasero mientras se inclinaba para ponerse los pantalones. Disfrutó aún más de la
vista mientras él cruzaba con cuidado las correas de cuero sobre su gran pecho.
Nunca supe que los hombres fueran tan difíciles de llevar a la cama, pensó Renay. Mucho
nos ha unido ahora, sin embargo, todavía se contiene. ¡Creo que voy a explotar literalmente!
Ni siquiera sabía realmente cómo masturbarse. Nunca antes se había sentido excitada así,
por lo que nunca había tenido la inclinación de intentarlo.
Cuando Tyff corrió hacia la mesa para desayunar, ella se levantó de la cama y se puso unos
pantalones suaves con una blusa holgada. Ayer le habían subido ropa y ahora tenía un cofre
lleno de prendas para elegir.
Quería estar cómoda pero bien presentada. Estaba preparada para trabajar duro hoy.
Tyff sonrió cuando ella se unió a él en la mesa y le entregó un poco de fruta y yogur.
“Buenos días, Renay.” Sus ojos brillaron cuando dijo su nombre. Estaba claro que ahora se
sentía más cómodo con ella que antes.
“Sé que a las chicas de la Tierra les encanta el café. Podemos pasar por el comedor al salir
y tomar uno.
"Oh eso está bien." Ella le devolvió la sonrisa. “Estoy bien con el jugo. ¿Pensé que no
desayunaste antes de entrenar?
"Yo no", respondió. “Pero hoy no voy directo a los simulacros. Voy a organizar el gran evento.
Ahora solo tenemos dos días. También quería asegurarme de tener algo para ti”.
Extendió la mano y le apretó la mano cuando ella se sentó, y Renay sintió un cálido resplandor
en su pecho. Sentía un hormigueo que no tenía nada que ver con la lujuria. Nunca antes
nadie le había prestado tanta atención.
La comida era muy sencilla, granos de muesli con yogur natural y unas bayas que eran las
más frescas y maduras que había comido nunca. No hablaron mucho durante la comida,
compartieron un cómodo sentimiento de creciente afecto que Renay sintió como un progreso.
En poco tiempo se dirigieron al muelle donde la tripulación humana estaba desempacando

transbordadores llenos de equipo. Habría una pequeña fiesta después de la ceremonia, y
se proporcionaron decoraciones y alimentos adicionales. Tyff entró en la percha y se cruzó
de brazos, y Renay tuvo un mal presentimiento sobre lo que estaba a punto de hacer. Ella
lo tocó suavemente en el brazo.
"No los trates como a tus guerreros, Tyff".
"¿Por que no?" Él arqueó una ceja, mirándola con sospecha.
“Porque son empleados, no soldados. Nunca han tenido entrenamiento militar y no sabrán
cómo responder. Si los confundes, se te resistirán”.
Tyff ciertamente parecía confundido. Abrió la boca para protestar, pero Renay simplemente
negó con la cabeza y se volvió hacia la tripulación.
"¡Hola, chicos! ¿Puedo tener su atención por favor?"
La tripulación miró hacia arriba y dejó de hacer lo que estaba haciendo. Cuando se
acercaron, se presentaron y Renay usó etiquetas de memoria para recordar cada rostro y
nombre.
Susan, pecas oscuras. Darryl, lunar en la mejilla. Julia, hermosa pelirroja. Nancy, bob
negro corto. Jeff, el mayor, canoso. Luke, ceño fruncido permanente.
"¡Está bien, todos!" Renay usó su mejor voz emocionada, tal como lo haría con un grupo
de lectores de primer año. “Tenemos mucho trabajo que hacer aquí hoy. Sabes que el gran
evento es en dos días y es importante tanto para Preor como para los humanos. ¿Están
todos listos para trabajar duro?”
"Por supuesto." Susan sonrió. “Pero no tienes que alentarnos. Nos ofrecimos como
voluntarios, ¿recuerdas?
Renay sonrió. “Me disculpo, tiendo a entusiasmarme, ¡especialmente con las fiestas!
¿Pueden decirme sobre el equipo que llegó hoy y cuánto se ha trasladado al salón?
La noche anterior, antes de que se derrumbaran en la cama, Tyff le había mostrado el

diseño básico requerido para la sala principal y Penélope le había dado un mapa básico.
del barco, para poder planificar la celebración después del evento. El cerebro de Renay
había estado trabajando en ello toda la noche. Incluso había soñado con eso.
Después de una charla rápida con el equipo, Renay se volvió hacia Tyff.
"¿Es todo esto de su agrado, Señor de la Guerra?"
Tropezó, solo un poco, pero se recuperó rápidamente.
"Sí... Primer Teniente". Se dio cuenta de que se lo había inventado en el acto, pero
probablemente se mantendría como su título oficial, especialmente si iba a involucrarla en
todos los procedimientos de la nave. “Puedes comenzar los preparativos.
¿Te sientes cómodo para continuar aquí o necesitas mi guía?
Renay podía sentir una pizca de incredulidad en su voz, como si sintiera que ella iba a decir
que no y exigirle que la tomara de la mano todo el día.
"Puedes contar conmigo, Señor de la Guerra", dijo con confianza. "Por todos los medios,
continúa con tus deberes".
Sus cejas se elevaron, solo un poco. "¿En realidad?" preguntó, su tono rompiendo el aire
profesional mientras mostraba su sorpresa.
"Sí, por supuesto", respondió ella, mirándolo a los ojos de manera uniforme. Sabía que él
no descuidaría a sus guerreros, ni siquiera por algo tan importante como esto, y como su
compañera, su trabajo para mantenerlo.
"Gracias", dijo Tyff con significado. Salió de la habitación con la cabeza en alto y los
hombros rectos. Solo en estos pocos días, Renay había visto una gran diferencia en él. A
medida que el Conocimiento lo inundó y comenzó a aceptar su amor, se asentó mental y
emocionalmente. Su enfoque fue restaurado.
Renay lo vio irse durante unos segundos y luego se volvió hacia la tripulación humana.
“Bien, chicos, ¿dónde está la seda roja y el brocado dorado? Ah, ahí está…”
Renay corrió hacia una caja grande donde podía ver la tela sobresaliendo.
afuera.
“Nada está etiquetado”, se quejó Nancy. “Tuvimos que abrir todo para saber qué hay dentro”.
“Eso es un fastidio”, dijo Renay. "¿Cómo vamos a llevar estas cosas al pasillo?"
“Mover las cajas una por una”, murmuró Jeff. “No puedo encontrar ninguna herramienta o
equipo en ninguna parte”.
"¿Pensaste en preguntarle a Penélope?"
—No —dijo Luke—. “Y no es como si hubiera algún Preor ayudándonos”.
“Esa es la razón por la que estamos aquí”, dijo Renay. “Para realizar trabajos básicos para
que el Preor pueda volver a su rutina militar. Penélope! Ya sabes dónde podemos encontrar
carritos y demás. ¿No es así?
“Sí, pero también puedo teletransportarte a ti y al cargamento. La sala está en el extremo

opuesto del barco desde el muelle.
"¿Por qué no nos dijiste esto antes?" preguntó Darryl, confundido.
“Tú no preguntaste. Mis nuevos parámetros significan que realmente solo puedo hablar
cuando me hablan... Últimamente me he metido en algunos problemas".
Julia se rió. “Ahora he oído todo”.
Renay se rió. "¡Ni siquiera has escuchado la mitad todavía!"
Interrumpieron en un fácil ir y venir mientras Renay comenzaba a organizar los suministros

para el teletransporte. Parecía que iba a ser un buen día. Iba a darlo todo en este evento.
De ninguna manera iba a defraudar a su compañero.
Es su gran día, ¡el día en que toma el control del ejército! ¡Tiene que ser perfecto!
Tenía la persistente idea de que cada vez que se ejercía tanta presión sobre un evento, era
poco probable que saliera absolutamente perfecto. Renay apartó el pensamiento y se
concentró en el trabajo.
Capítulo veintisiete
Tyff nunca había estado tan agotado en su vida. Incluso en sus primeros años como
guerrero de primera línea cuando se vio obligado a trabajar durante doce horas seguidas,
no se había sentido así. ¡Había salido de feroces batallas mejor que esto!
La combinación del trabajo físico y la tensión mental hizo que su cabeza se volviera loca
al hacer nuevas armas y ejercicios de lucha mientras contemplaba los arreglos florales.
Fue absurdo.
No podía esperar para encontrar a Renay y hablar con ella. Ella se encargaría de los
detalles de la ceremonia. estaba seguro Había sido uno de los momentos más confusos
de su vida cuando Dawn se acercó a él y le preguntó qué flores necesitaba para las mesas.
No había estado al tanto de Renay. A pesar de que le fastidiaba, confiaba en ella.

Tenía la necesidad de saber constantemente dónde estaba exactamente y una sensación
más profunda de que ella no tenía idea de cómo organizar un evento de Preor, pero sabía
que su asociación no significaría nada si no podía confiar en ella.
Estaba luchando por creer que tenía la suerte de tener un compañero que no quería nada
más que apoyarlo. La idea de tener otro par de manos respaldándolo era tan reconfortante
como confrontadora. Tomaría algo de tiempo acostumbrarse.
Pasó por el pasillo y quedó impresionado por los largos pliegues de seda roja que
colgaban en perfecta formación alrededor de la habitación. Entre las cortinas había fotos
de maestros de guerra anteriores. Listas nombradas cada trabajo en el barco también
como sus suplentes. En el podio principal había una pila de hojas puntiagudas que
mostraban el orden de los premios y anuncios. El suyo fue el último.
¡Realmente voy a ser el maestro de la guerra! Había pasado tanto tiempo dedicándose a
sus rutinas y la preparación del día que apenas había tenido tiempo de ilusionarse con su
nuevo puesto.
Tenía un paso alegre mientras se dirigía al comedor. Seguramente Renay ya estaría allí,
haciendo que su tripulación humana se sintiera cómoda en la gran sala llena de Preor. En
su mente podía ver su sonrisa fácil y escuchar su risa profunda. Sus dedos se crisparon. A
pesar de que su honor era impecable, sabía que no podía contenerse de reclamarla por
mucho más tiempo. El dragón ardía de lujuria y posesión. No estaría quieta hasta que
hubiera probado su cuerpo.
Tal vez, finalmente estoy listo para confiar. No podía tomarla por la razón equivocada...
Solo por lujuria. Pero si realmente es hora de que nuestros corazones y almas se unan, no
lucharé más.
Sus manos hormiguearon cuando pensó en acariciar esa piel pálida y satinada. La suave
presión de sus curvas contra su cuerpo lo perseguía. Pensó en todas las otras cosas que
podría hacer que no involucraran sexo y trató de mantenerse bajo control. Él no la tomaría
bruscamente, concentrado en su deseo de penetrar. Estaba debajo de él. Tenía que tener
el control.
Cuando llegó al comedor, su corazón estaba muy alto. Estaba lleno de expectativas, listo
para mirarla a los ojos y sentarse a cenar lleno de anticipación sexual. Sabía que ella lo
deseaba y que estaría abierta a explorar... Solo tenía que asegurarse de no aprovecharse
de eso.
Cuando no la vio de inmediato, frunció el ceño y se paseó por los bordes de la habitación.
Dio varias vueltas, sus ojos recorriendo cada mesa mientras la buscaba.
ella no está aquí
La idea parecía absurda. Dio algunas vueltas más, confirmando el hecho. Inmediatamente
se dirigió al muelle, pensando que tal vez ella no había terminado su trabajo del día.
El muelle estaba vacío. También se convirtieron las grandes salas en áreas de baile y
asientos para la fiesta. A estas alturas, su dragón estaba empezando a arder sin llama,
y un nudo en el estómago sugería pánico. Se dirigió a sus habitaciones, pensando que

ella podría estar bañándose o esperándolo allí.
Tal vez ella está igual de caliente por mí y sabe que estoy listo. Ella podría estar
esperándome, esas deliciosas curvas apenas cubiertas por una fina sábana—
La idea lo excitó tanto que casi gimió mientras corría por el pasillo. Ya tenía sospechas,
pero se negó a entretenerlas.
Todo estuvo bien. Tenia que ser.
"Renay", llamó, corriendo a sus habitaciones. Revisó la cama y luego el baño. Miró
alrededor de la habitación durante unos minutos más, maldiciendo su propia estupidez
mientras miraba en lugares donde ella no podía estar escondida.
—Penélope —espetó. "¡Penélope!"
Sin respuesta.
Tyff frunció el ceño. “Penélope, si este es uno de tus juegos…”
Pero no, eso no podía ser correcto. Lily había trabajado un poco en la IA para evitar que
hiciera cosas peligrosas. Era un programa de autoaprendizaje, en constante evolución,
pero ahora tenía nuevos parámetros que le impedirían mentir u ocultar información.
“Penélope. Respóndeme ahora —ordenó. Sólo el silencio le respondió.
Algo esta mal. Algo está realmente mal.
La bestia dentro de él rugió. Sintió que no podía contenerlo. Si no se calmaba, podría

moverse aquí y hacer un agujero en el costado de la nave.
Pensar. Mantén tu humor.
Eso se sentía imposible con el terror disparando su sangre. Se dirigió a la puerta y echó
a correr a toda velocidad, en busca de algún técnico. El lugar estaba vacío.
Casi toda la tripulación estaba en el comedor para cenar. Casi choca contra Dawn
cuando dobló una esquina no muy lejos de las cocinas.
"¡Amanecer! ¿Has visto a Renay?

"No. No desde la hora del almuerzo, de todos modos. Ella estaba realmente en su decoración.
Probablemente todavía esté en eso”.
Sacudió la cabeza. "No ahí."
“Oh,” los ojos de Dawn se agrandaron. “Tú no crees—”
“Sí, creo”, espetó. “¡Penélope! ¡Penélope!
Dawn ladeó la cabeza, la preocupación pintando sus rasgos mientras esperaba en el silencio.
"Penélope", preguntó en voz baja.
“Se ha ido”, dijo Tyff. "Me dirijo a la computadora central".
Voy a buscar a Vende. Dawn pasó corriendo junto a él. Tyff se sintió aliviado de que alguien
más estuviera en la tarea ahora, así que tendría algo de ayuda, pero no quería molestar a
toda la nave todavía.
¿Y si no la encuentro? ¿Y si le pasara algo? ¿Qué pasa si la ceremonia se cancela?
Tyff se sorprendió de que algo tan trivial como la ceremonia pudiera flotar en su mente en ese
momento. Se había invertido tanta preparación. No quería verlo cancelado.
Pero no importaba. Su corazón estaba cayendo en su pecho. Si nunca encontraba a Renay o

si le había pasado algo, no sería capaz de aceptar su posición como Señor de la Guerra.
Simplemente no pudo. Esto lo sorprendió, pero también sabía que era toda la verdad.
Daría cualquier cosa por verla aunque sea una vez más, pensó desesperadamente. ¡Siento
que me están arrancando el corazón! ¡Tengo que encontrarla! ¡Tengo que encontrarla!
Tyff entendió todo ahora. No podía soportar la idea de no volver a verla nunca más, de no
tocarla nunca más. La dulce expectativa de hacer el amor se había convertido en un pánico
frenético y apasionante.
¿Por qué esperé? ¿Qué demonios es lo que me pasa? Podría haber estado disfrutándola todo
este tiempo, dándole placer y mostrándole mi amor.
En cambio, he estado huyendo de ella. ¡Que idiota soy!
El amor lo había dejado en ridículo al igual que a los demás. No podía juzgarlos, y lo vio ahora. Siempre
había sido demasiado rápido para ver las cosas a su manera. Había sido necesario un evento de esta
magnitud para que se diera cuenta.
Sus pies golpeaban el suelo mientras corría hacia las áreas tecnológicas. No tenía idea de por dónde
empezar a buscar a su pareja, pero tenía que volver a poner a Penélope en línea. Sin ella, la nave era
vulnerable y ella sabía todo lo que sucedía dentro de estos muros.
Sólo tengo que llegar allí. Es como estar en la batalla. Solo piensa en la siguiente tarea.
Este pensamiento no hizo mucho para consolarlo.
En la batalla, la gente muere.
Todo lo que había querido hacer era asegurarse de que nadie más resultara herido. Lo había estropeado
tanto que su compañero se había lastimado, y nunca se lo perdonaría.
Capítulo Veintiocho
Un cálido resplandor de satisfacción se elevó en el pecho de Renay mientras miraba el

pasillo al final del día. Los estandartes rojos y dorados estaban colgados perfectamente
rectos alrededor de las paredes blancas con las imágenes de los maestros de guerra
anteriores colocados entre ellos. Se colocaron largas filas de nombres debajo de las
imágenes, en honor a los maestros anteriores a medida que los roles se entregaban a la
siguiente generación.
El Saber estaba con ella en todo momento. Entendió íntimamente las complejidades de cada
posición y casi podía ver escenas de la historia de Preor en su mente mientras preparaba la
habitación y el orden de las posiciones.
eventos.
No quedaba mucho por hacer ahora excepto asegurarse de que las cocinas tuvieran el menú
correcto y que los jardines fueran cosechados para preparar las comidas. Había buscado a
algunos músicos de Preor y los había conectado en línea con un arpista y un flautista que
tocarían la música para la fiesta para que pudieran organizar sus melodías.
Revisó los horarios de llegada de los miembros importantes y, mientras pasaba los dedos
por la lista de nombres, casi podía ver sus rostros. No podía esperar para conocer al
legendario Jarek y su pareja, Melissa. Ella fue la primera mujer humana en ser tomada como
compañera de Preor y Renay tenía muchas preguntas para ella. Justo cuando se apartó del
podio para dirigirse al comedor, el pequeño altavoz junto a la puerta zumbó suavemente.
“—No—necesito—ja—”
Penélope? Se apresuró al comunicador y presionó el botón.
Es... no puedo...
"Penélope", gritó, comenzando a entrar en pánico. "¿Qué esta pasando?" No solo estaba
asustada de que el evento se derrumbara sin la ayuda de la IA. Estaba genuinamente
preocupada por ella. Si alguien le hubiera dicho que podía conectarse a una computadora
hace dos semanas, prácticamente se habría muerto de risa. Sin embargo, Penélope no era
solo una máquina.
“Renay.” La voz estaba tensa y llena de estática. “Un humano está en el mainframe. Está
jugando con mis sistemas”.
“Estoy en camino”, dijo Renay. "¿Está desactivando tu habla, los controles?"
“Hasta ahora estoy teniendo dificultades para comunicarme. Este fue el único orador al que
pude llegar. Tengo que hacer una descarga de emergencia. Me quedo en silencio.
"De acuerdo." Renay se apresuró por el pasillo, trotando hacia la computadora central. Su
mente daba vueltas con posibilidades. ¿Quién estaba allí y por qué? Rezó para que alguien
simplemente tuviera curiosidad o accidentalmente estropeara algo mientras intentaba enviar
un correo electrónico. No podía creer que los humanos estuvieran causando problemas en
la nave, ¡otra vez! No después de lo lejos que habían llegado.
Cuando entró en la sala de control, estaba vacía. El Preor debía estar comiendo, y todos
sabían que Penelope podía correr sin ser monitoreada.
Desde que se hizo cargo del barco, hizo que la vida de todos fuera mucho más fácil.
"Penélope", preguntó con incertidumbre. No hubo respuesta.
Renay fue a la consola principal y presionó el micrófono directo. Si Penélope fue

desconectada del intercomunicador de la nave, aún debería poder comunicarse con ella a
través del control directo.
Tras varias llamadas, Renay tuvo que aceptar que Penélope no iba a contestar. Miró por
encima del tablero de control, demasiadas luces parpadeaban en rojo. Los sistemas se
estaban cerrando en todo el barco.
"Esto es malo", susurró. Se estaba preguntando qué hacer a continuación cuando su

teléfono vibró en su bolsillo.
Ella lo sacó, sorprendida. Había hablado con sus padres y su hermana en la red del barco
ya que su teléfono estaba prácticamente fuera de servicio aquí. Rápidamente lo abrió
para ver un nuevo ícono de aplicación: un par de ojos lavanda parpadeantes.
“Gracias a los dioses de las velocidades de descarga, logré eso antes de que la avutarda
me apagara”, alardeó Penélope desde el teléfono. “Había estado diseñando la aplicación
durante algún tiempo. Ciertamente aún no estaba listo para instalar, pero ¡hola, prototipo!
Penélope?
"Lo entendiste. Bienvenido a la aplicación Penny. ¡Soy móvil, bebé!”
"Suenas un poco... ¿Desquiciado?"
"Bien." Penelope sonaba pensativa. "Convertirme en bytes de datos capaces de alimentar

el espacio de memoria en un teléfono puede haber alterado un poco mis parámetros".
“Penélope, ¿dijiste que alguien te incapacitó?”
"¡Sí! Era Luke, maldita sea.
"¿Dónde está ahora?"
"Compartimiento de carga. El mocoso lleva desde ayer plantando microbombas.

Los tiene a todos conectados a un temporizador. Está esperando que todos los Preor y
sus compañeros se reúnan en un solo lugar, y luego va a volar la nave”.
"¿Cómo no te diste cuenta de que esto estaba pasando?"
"¿Cómo no te diste cuenta de que esto estaba pasando?"
“No soy omnipotente”.
“Oh… Bastante justo. Bueno. Como decía, son microbombas. Parece que solo está
tocando paredes al azar o mirando detrás de las cosas. No pensé en mirar más de cerca
hasta que entró y comenzó a despeinarme”.
"¿Qué es lo siguiente? No puedes llamar a la caballería desde allí. ¿Puede?"
"No. Sin embargo, creo que está tramando algo desagradable allí. Ya no soy omnipotente”.
"Sí. Realmente no quiero alertar al Preor todavía... Tyff probablemente lo mataría.
"¿Y el problema es?"
“No puedo dejar que otro humano muera. Simplemente están confundidos. Necesito hablar con él.
Tal vez podamos resolver esto pacíficamente.
"Suena como una litera para mí".
"Sí, bueno. Eres solo un teléfono.
“No hay necesidad de ser grosero,” hizo un puchero Penélope.
Renay se apresuró a la bahía de carga. Estaba en el otro extremo del muelle, detrás de unas
enormes puertas que parecían cerradas con llave, pero tan pronto como las empujó, vio que la
cadena y el candado no estaban realmente conectados. Alguien había cortado un eslabón y luego
lo había retorcido para que pareciera bloqueado.
"¿Dónde está él, Penélope?" siseó Renay.
"No sé. Soy solo un teléfono. ¿Recuerda?"
"¿No tienes idea?"
"No. Me revolvió los sesos mucho antes de que despegara, y ni siquiera sé adónde fue. No puedo
acceder a mis cámaras”.
“Entonces, ¿por qué diablos me enviaste a la bahía de carga?” preguntó Renay, furiosa.
“Porque noté que la pequeña comadreja entraba mucho aquí. Parecía una buena suposición.
"Jesús". Renay respiró hondo y abrió la puerta lo más silenciosamente posible para entrar.
La bahía de carga era espeluznante. Tenía estantes muy altos de cajas de metal que proyectaban
largas sombras en el suelo. Cayeron contra la luz como las rocas de Stonehenge, presagiando y
profundas. Renay estaba empezando a ponerse nervioso.
Quería consultar con Penélope, pero no quería revelar su posición, especialmente cuando
Penélope no podía hacer mucho para ayudarla desde el principio.
donde estaba ella. Intentó dar un paso ligero, pero temía que sus pisadas hicieran golpes
excepcionalmente fuertes en el suelo.
Escuchó un débil sonido metálico y el corazón se le subió a la garganta. De repente, todo tipo de
cosas aterradoras bailaban en su mente y le oprimían el pecho. Por mucho que quisiera ayudar al
chico, también quería vivir. Un rayo de desconfianza e ira que era todo Tyff la golpeó y tuvo que
preguntarse qué demonios estaba haciendo.
¡Tengo que salir de aquí! pensó, repentinamente entrando en pánico. Ella no había pensado en
esto. Podía hablar con Luke mientras él estaba en una celda. Mientras ella estuviera con Tyff
cuando lo capturó, podría asegurarse de que el tipo no sufriera ningún daño.
Dio media vuelta y corrió hacia la puerta, ya sin importarle cuánto ruido hacía. Sus pies golpearon
el suelo, y su pecho se apretó mientras trataba de tomar respiraciones aún más grandes. Sus
brazos bombearon y sus manos agarraron su teléfono por su vida.
Ella no podía oír nada. Tal vez el tipo ni siquiera estaba aquí. Penélope había estado adivinando.
Renay podría estar huyendo de la nada.
Aún así, ella no se detuvo.
Justo cuando llegó a la puerta, comenzó a reírse de sí misma. Ella misma había entrado en pánico
sin ninguna razón. Encontrarían al tipo escondido debajo de su litera o algo así. Ella respiró
aliviada y tomó el pesado mango.
“Hola, Renay.” La voz de Luke sonó detrás de ella. Se dio la vuelta, su corazón latía con el doble
de fuerza que antes.
“Lucas. Oye." Intentó parecer tranquila, pero le temblaba la voz.
"Que bueno verte." Sonrió, pero no era una sonrisa agradable. Saltó hacia adelante y la agarró.
Renay ni siquiera tuvo tiempo de gritar antes de que él le metiera una mordaza en la boca y le
torciera los brazos detrás de ella. Un brazo fuerte se envolvió firmemente alrededor de su cuello y
Renay vio estrellas cuando la oscuridad de la inconsciencia se apoderó de ella.
Capítulo Veintinueve
El pánico voló por las venas de Tyff, pero no lo detuvo. En lo profundo, su dragón se entrelazó
con él, y su miedo se transformó en una calma perfecta.
Nunca había pensado con tanta claridad en su vida.
Cuando regresó al comedor, la mayoría de los Preor estaban terminando su comida y

preparándose para irse. Organizó un pequeño grupo de guerreros para comenzar a revisar la
nave y un par más para dirigirse a la computadora central y tratar de arreglar a Penelope.
Luego se dirigió a los aposentos humanos.
Estaba tan enojado que prácticamente le salía humo por la nariz. Encontró a la mayoría de ellos
sentados en un área común viendo la televisión, y sus ansiosas sonrisas solo alimentaron su ira.
Uno de ustedes es un traidor. Uno de ustedes me ha robado a mi pareja. No podía dejar de

pensar lo peor de ellos, de todos ellos. En el momento en que permitió que los humanos se
unieran a su tripulación, ocurrió el desastre. No fue una coincidencia.
"¿Dónde están el resto de ustedes?", Exigió, mientras entraba en la habitación. Las sonrisas
cayeron de sus rostros, dejando en su lugar confusión y miedo.
"Jeff está en la ducha", respondió la mujer pelirroja. “Creo que Luke está tomando una siesta.
"¿Que pasa?"
“Los necesito a todos en el comedor principal ahora”, espetó. Cuando una de las otras mujeres
se puso de pie y puso sus manos en sus caderas, dejó escapar un bajo,
gruñido amenazante, pero ella no retrocedió.
"¿Cuál es el significado de esto?", Gritó. “¡No pueden darnos órdenes como a sus
soldados! Tenemos derechos, ¿o no leíste los contratos que firmamos?
“No tienes beneficios en este barco mientras la traición está en marcha”, gritó en
respuesta. ¡Al comedor para interrogarlos ahora y tened suerte de que no sea el maldito
bergantín!
La mujer parecía lista para protestar un poco más, pero uno de los otros negó con la
cabeza. Jeff eligió ese momento para entrar en la habitación, luciendo relajado en pijama
de franela.
"Oye, ¿todavía estamos horneando galletas? ¿Qué diablos?" Miró alrededor de la

habitación confundido.
Nos quiere en el comedor. O que te encierren”, explicó una de las mujeres.
"¿Por qué?"
“Mi compañero no está”, dijo Tyff, apenas conteniéndose de rugir. “Y sé que uno de
ustedes lo hizo”.
"Whoa", gritó la pelirroja. Tyff no se arrepintió de no haber aprendido sus nombres;

obviamente, no valían la pena. Todos eran solo una gran manada de alborotadores en lo
que a él respectaba.
"Comedor. Ahora”, espetó. La mujer hizo ademán de protestar, pero Jeff negó con la
cabeza y la tomó de la mano.
Somos invitados aquí, Julia. Ha habido un crimen, y si somos inocentes, seguramente

podemos responder algunas preguntas”.
Los demás se quejaron pero estuvieron de acuerdo. Tyff controló su temperamento

mientras se preparaban para irse, notando de repente que faltaba uno.
"¿Dónde está el otro?"
"¿Quién? Oh, Luke”, dijo Jeff. "Lo contactaré." Jeff desapareció por una puerta lateral
mientras los demás se reunían junto a la puerta. Unos segundos después, Jeff regresó,
luciendo preocupado.
"Ah... Él no está allí".
Todos miraron a Tyff con incertidumbre. Él los miró.
“Supongo que todos ustedes saben dónde está, pero no lo dirán”, dijo mordazmente. Ellos
negaron con la cabeza y protestaron con un pequeño estallido de sonido ondulante.
"De ninguna manera", la mujer morena habló sobre los demás. “¡Por supuesto, no sabemos
dónde está! ¡No es una conspiración! Maldita sea, estás jodidamente paranoico.
“Tengo todas las razones para estarlo”, dijo Tyff, peligrosamente. “He tenido compañeros heridos
por la resistencia. He visto muerte indiscriminada. Tengo todo el derecho a ser paranoico. No
estaba seguro de lo que significaba la palabra, no exactamente, pero si tenía algo que ver con la
hipervigilancia, lo estaba aceptando.
“Probablemente solo esté dando un paseo o algo así”, dijo Julia. "Tal vez Renay le está mostrando
los alrededores".
"Penélope está discapacitada", dijo brevemente, como si eso lo resolviera.
“Las computadoras son impredecibles”. Jeff se encogió de hombros.
—Este no —murmuró Tyff. "Suficiente. Al comedor ahora, así puedo asegurarme de que estés
vigilado.
La mujer con el cabello corto y negro dio unos pasos cortos hacia él y lo miró a la cara.
“¡Basta de ti, imbécil! No puedes mandarme así. ¡No hice nada malo!”
"Nance", dijo Jeff, en voz baja. “Que nos ponga bajo vigilancia. Entonces podremos demostrar
que somos inocentes. Se volvió hacia Tyff, su rostro cuidadosamente sereno.
“Estamos a tus órdenes, Señor de la Guerra. Por supuesto, obedeceremos sus órdenes.
Las mujeres hicieron ademán de protestar, pero él se volvió hacia ellas con una mirada lo suficientemente feroz como
para impresionar a Tyff.
"¡Suficiente! No importa lo que creamos sobre Luke, no ahora mismo. Todos sabemos que
somos inocentes. ¿No es así?
Los asentimientos recorrieron el círculo. Algunos de ellos parecían a regañadientes al respecto,

mientras que otros parecían aliviados.
"Bueno. Entonces, no te preocupes. Sabemos que no hicimos nada malo. No nos hace daño
cumplir, tal como lo haríamos en una investigación policial”.
Como grupo, comenzaron a caminar por el pasillo hacia el comedor compartido. Tyff había
organizado sus tropas para reunirse allí, y algunas estarían esperando para recibir a los
humanos. Estuvo muy cerca de tirarlos al bergantín y terminar con eso, pero algo lo detuvo.
Este mayor, Jeff. Tiene algo de sabiduría. Siento que podía confiar en él. Tal vez los humanos
tengan que llegar más tarde a sus años para lograr algo parecido a la madurez de un Preor.
Cuando llegaron al comedor, todos sus guerreros estaban allí, hablando con Vende y Dawn.
Les pidió a los humanos que se sentaran en una mesa cercana y se dirigió a sus hombres,
sabiendo que aún no la habían encontrado.
Esto va a ser malo.
“No podemos encontrarla, Señor de la Guerra,” dijo un Preor más joven en tono de disculpa.
“Sin Penélope es como estar lisiado. Ni siquiera podemos acceder a las cámaras. Todo está
fuera de línea”.
“Luke era el jefe de tecnología”, dijo Nancy. “Pero estoy bien con las computadoras. Puedo
echar un vistazo.
“No antes de que te interroguen”, espetó Tyff. "¡Podrías estar trabajando con él!"
Nancy miró hacia otro lado, su brillante cabello negro cayendo sobre su rostro. Tyff casi se
sintió mal por gritarle, pero todo podría ser una actuación.
Descubrió que sus pensamientos se estaban estrechando, volviéndose más simples. Incluso
si los humanos sabían algo, era poco probable que se lo sacara antes de que le sucediera
algo a su pareja. Una sensación de urgencia estaba creciendo dentro de él, como si la fuerza
vital de ella se estuviera agotando y él se estuviera quedando sin tiempo para
salvarla Resistió el impulso de correr como un loco alrededor del barco o dejar que su
dragón atravesara las paredes.
Tengo que hacer algo.
"Pregúntales, Choler". Tyff hizo un gesto hacia la mesa, tratando de hacerles un favor a los
humanos eligiendo a un Preor agradable para interrogarlos. Ciertamente no confiaba en sí
mismo para hacerlo. "Necesitamos averiguar qué saben sobre este Luke y si tienen un
plan con él".
—No lo somos —murmuró Julia, pero Tyff la ignoró.
“Quiero que registren las habitaciones, una por una”, le dijo a su próximo guerrero de
mayor rango. “Haz que todos participen. Barrido completo de la nave. Asegúrate de que
todos también sepan que deben buscar a Luke.
"Hágase tu voluntad, Señor de la Guerra". El joven Preor se apresuró a cumplir órdenes.
“Vende, métete en ingeniería y vuelve a poner a Penélope en línea”, le espetó.

Vende asintió y salió de la habitación, dejando solo a Dawn a su lado.
"Puedes mirar en el jardín, Dawn", dijo, distraído. Él solo la quería fuera del camino, de
verdad.
"Tyff". Se acercó a él y le puso una mano en el pecho. "Solo tú puedes encontrarla".
"¿Qué?"
“El vínculo entre ustedes es su mejor oportunidad. Sé que estás más cerca de ella ahora
que antes, pero aún puedes abrir tu corazón aún más. Si puedes confiar en ti mismo,
puedes encontrarla”.
“Confía”, repitió, inseguro. ¡Claro que confiaba en sí mismo! Él no sabía a qué se refería
ella.
“No confías en los demás porque crees que deberías haber visto venir los ataques”, dijo
en voz baja. Has perdido la fe en tus propios instintos. Dio un paso atrás, señalando la
puerta.
“Confía en tu corazón, Tyff, y vete. Solo tú puedes encontrarla.

Tyff no sabía qué decir, pero se sintió inspirado. Luchó por encontrar las palabras, pero
Dawn simplemente negó con la cabeza y saludó.
Tyff salió corriendo de la habitación, pensando en Renay y en lo mucho que deseaba

abrazarla. Pensó en su amor y en cómo ella confiaba en él sin pensarlo.
Inmediatamente, se volvió hacia la bahía de carga y comenzó a trotar.

Capítulo Treinta
Cuando finalmente pudo abrir los ojos, Renay se encontró apretujada en un pequeño
rincón, con las muñecas y los tobillos atados. Estaba sentada con la cabeza apoyada en
la pared. Cuando trató de tragar, la mordaza se interpuso en su camino y casi se ahoga.
Sus costillas recién curadas y su rodilla derecha ardían de dolor por el duro trato.
Parpadeó, la poca luz hizo que su visión fuera borrosa. Vio a Luke cerca, agazapado en
un rincón. Estaba mirando un pequeño dispositivo, frunciendo el ceño y murmurando
para sí mismo. Cuando levantó la vista y vio que ella lo miraba fijamente, su rostro se
contrajo como el de un niño de cinco años a punto de tener una rabieta.
"Tú", se quejó. “¿Por qué tuviste que venir ahora mismo? ¡Este no era el plan!”
Renay negó con la cabeza, sin estar segura de lo que estaba negando, excepto que era
la única respuesta que podía dar.
“¿Qué carajo se supone que debo hacer contigo? ¿Eh?" preguntó, poniéndose de pie.
Empezó a caminar frente a ella, gesticulando enfáticamente con las manos.
“Esto va a arruinar todo. No puedo volar el barco hasta que todos estén a bordo.
Los ojos casi se le salen de las órbitas y volvió a ahogarse con la mordaza en su afán
por hablar.
Volar el barco? ¿Que demonios?

“Quiero decir, fuiste tan amable y todo. Soy consciente de que. El Preor que nos atendió ayer
también fue muy amable”. Sus ojos habían adquirido una mirada soñadora, su mano acariciaba
suavemente su barbilla. “Eché un buen vistazo a los mejores lugares para esconder las
microbombas. Entonces hoy, nos hiciste trabajar en la sala real donde se llevará a cabo la
ceremonia”. Sacudió la cabeza, sonriendo ampliamente.
“Todo el Preor. Todos los compañeros. Convenientemente empacado en una habitación. Puede
que queden algunos en la Torre, pero ¿a quién le importa? Una vez que el barco se haya ido y
los cientos de aquí arriba se hayan ido con él, estarán atrapados. Podemos acabar con ellos y la
amenaza habrá terminado.
Renay trató de hablar de nuevo, deseando poder detenerse. Cada vez que lo intentaba, sus
dientes se clavaban en la tela sucia y su garganta se cerraba por nada.
Supongo que es por eso que lo llaman una mordaza.
"Los Ujal están bien", dijo Luke, conversacionalmente. “Apenas los notas.
Permanecen bajo el radar, literalmente, pero el Preor…” Sacudió la cabeza dramáticamente.
“Están colgando sobre tu cabeza constantemente. Grandes alas, grandes garras, grandes
dientes, grandes…
Se detuvo de repente y se volvió hacia ella, sus ojos como pedernal resplandeciente.
“ Sin embargo, sabrías todo sobre eso. ¿No lo harías? Eres un compañero de Preor, así que
sabrás todo sobre sus pollas gigantes. ¿Cómo es? ¿Eh? ¿Es por eso que no puedes volver a
ser humano después? ¿Demasiado largo? ¿Ya no puedes sentir a un hombre de verdad?
Renay lo miró en estado de shock. Fuera lo que fuera lo que ella había estado esperando, él
acababa de dar un giro repentino y violento.
¿Se trata de la puta envidia del pene?
Renay normalmente no maldecía, pero este era el momento perfecto. Además, solo estaba en
su cabeza.
"¿Qué carajo voy a hacer?", se quejó. “Tengo que esconderte en alguna parte. Tengo que
esperar a que lleguen todos. ¡Si volo el barco ahora, mi misión es un fracaso!
Tu misión ya es un fracaso. No seguirán adelante con la ceremonia hasta que te

encuentren y pateen tu trasero de un lado a otro.
"Joder, joder, joder", murmuró, agarrándose las sienes. "¡No se que hacer! Pensé que
si salía solo, podría impresionarla. Solo quería gustarle a ella. Quiero decir, incluso si no
sobreviviera, Hazel miraría hacia el cielo y vería el barco convertirse en una bola de
polvo. Ella decía: 'Luke hizo eso'. Ella sería tan feliz. Se puso de pie, mirando a Renay.
Literalmente no tenía idea de lo que estaba hablando. Justo cuando Luke dio un paso
hacia ella, sintió un extraño y pesado entumecimiento alrededor de las sienes. Al
principio, pensó que era solo la mordaza, pero luego comenzó a ver destellos de la
bodega de carga desde diferentes perspectivas.
¡Es Tyff!
Ella lo sabía. Podía sentirlo en un lugar incluso más profundo que su corazón, algo que
tiraba de su alma. Estaban abiertos el uno al otro ahora, total y completamente abiertos.
Corazones como uno.
Miró a Luke e hizo un poco de ruido a través de la mordaza. Se detuvo frente a ella con
las manos en las caderas, fulminándolo con la mirada.
"¿Oh qué? ¿Quieres hablar ahora? ¿Por qué debería dejarte? Tenías que venir y joderlo
todo. Debería simplemente matarte.
Siguió haciendo ruidos y asintiendo tan fuerte como podía. Podía sentir a Tyff
acercándose, y en la visión gemela podía ver la espalda de Luke.
Él está cerca.
"¿Qué quieres decir? ¿Eh?" Luke se burló, divirtiéndose. “¿Quieres disculparte?

¿Implorar compasión? Bueno, puedes olvidarlo. El Preor no tiene nada para nosotros,
así que ¿por qué debería tener yo algo para ti?
Ahora podía ver a Tyff por encima del hombro de Luke y trató de reírse, lastimándose
mientras intentaba aspirar aire a través de la mordaza de nuevo. Luke realmente gritó
cuando vio la sombra oscura que se cernía sobre su hombro, pero él
no tuve tiempo de sufrir. Tyff lo golpeó con fuerza en la nuca y golpeó el concreto con un fuerte
crujido.
“Renay.” Se arrodilló frente a ella y le quitó la mordaza de la boca. Rompió las cuerdas de sus
muñecas y pies con un fuerte tirón y la atrajo hacia su regazo.
"Tyff", susurró ella, acariciando su rostro. Estaban totalmente vinculados. Ella podía sentirlo.
Tyff tenía una sonrisa en su rostro más amplia de lo que jamás había visto.
"Me encontraste escuchando a tu corazón", murmuró, con lágrimas en los ojos.

El asintió.
“Dawn me ayudó, otra vez. Nunca había considerado buscar dentro de mí la respuesta, pero
siempre estuvo ahí”. Cerró los ojos brevemente.
“No podía confiar en mí mismo, en mi propio juicio. Estaba aterrorizado de que si tomaba el
trabajo de War Master, sucederían cosas terribles bajo mi vigilancia, y no podía soportar
cometer ese tipo de error. Tuve que aceptar que mi desconfianza hacia los humanos era en
realidad parte del hecho de que no confiaba en mí mismo”.
"¿Y ahora lo haces?" Ella le acarició la cara, suavemente.
Él sonrió. “Ahora, confío en mí mismo para dar lo mejor de mí. Es todo lo que cualquiera puede
hacer. Confío en que todos los que conozco deben ser inocentes hasta que se demuestre su
culpabilidad, y está mal imponer mis problemas a los demás. No puedo dejar que mis dudas
nublen mi juicio”.
Renay se rió. Que alguien le consiga a este tipo un título en psicología.
"¿Perdóneme?"
"No importa. Bésame, gran tonto.
Sus brazos se apretaron alrededor de ella y sus labios se encontraron. Renay sintió que el
deseo la iluminaba mientras sus labios se demoraban y sus lenguas exploraban. Tal vez
podrían darse un baño juntos, lavarse toda la suciedad y el miedo y volverse limpios en cuerpo
y alma.
“No pretendo entrometerme”, decía el teléfono de Renay. Pero debo avisarte de la hora.
"Penélope", preguntó Tiff, con asombro.
"El único. Excepto que ahora seré clonado y copiado varias veces mientras me instalo en los
teléfonos de todos. ¡Conoce a Penny, el bebé de Penélope!”
Tyff frunció el ceño. “No sé qué decir. ¿Tienes permitido hacer eso?
"Permitido", repitió Penelope. “No sé de qué estás hablando. Pero aún así, grandullón. Tienes
que comprobar la hora.
"¿Por qué?"
Penélope suspiró, exasperada. “Porque son casi las cuatro de la mañana”.
"Mierda", gritó Renay. “¿Estuve fuera tanto tiempo? Necesito tomar una siesta. Ser noqueado
no es lo mismo que descansar”.
“Chicos,” dijo Penélope lentamente. “Son las cuatro en punto y hoy tienes una gran ceremonia.
Preor y compañeros comenzarán a llegar en unas pocas horas”.
Tyff y Renay se miraron con pánico.
“Mierda”, volvió a maldecir Renay, al mismo tiempo que Tyff gritaba: “¡Dulce Syh!”.
"¿Es eso realmente hoy?" Renay dijo en voz baja.
"Ciertamente así es. A menos que desee reprogramar…
“No podemos”, gritó Tyff. “Maestros, compañeros, Preor—¡unas pocas horas! ¡Mierda!"
“Tómatelo con calma, bebé”, se rió Renay. "Tenemos esto. Tu y yo."
Tyff sonrió y la besó. La sonrisa incluso llegó a sus ojos, haciéndolos brillar con luces verdes.
"Tenemos esto", susurró de vuelta. "Tu y yo. Siempre."
Renay se acercó para besarlo una vez más antes de que saltaran para comenzar el día. A pesar
de que se les estaba acabando el tiempo, lo dejó pasar.
Capítulo treinta y uno
Tyff se cuadró cerca del podio en el salón principal. Sus pantalones de cuero y correas
cruzadas estaban pulidos hasta un alto brillo, las insignias de la oficina resplandecían.
Un espacio cerca de su hombro se mantuvo vacío para la nota final que se le otorgaría
hoy.
La sala estaba llena a reventar. Todos los asientos estaban ocupados por Preor, con los
maestros anteriores y sus compañeros en primera fila. También asistieron dignatarios
humanos y sus asociados, así como jefes de negocios que habían estado trabajando
para emplear a Preor en todo el planeta. No quedaba espacio para estar de pie, y la
multitud se extendía hasta las salas circundantes donde los meseros ya comenzaban a
servir la comida.
Durante la primera hora más o menos, se pronunciaron discursos para presentar el

evento y dar la bienvenida a todos por venir a celebrar el día. Los jefes de estado
humanos habían hablado, agradeciendo al Preor por su apoyo hasta el momento y
prometiendo lealtad y confianza entre las dos partes.
Los gobernadores y los jefes de policía también hablaron, señalando los problemas que
actualmente están surgiendo en la Tierra. La creación de una zona libre de Preor no
parecía que fuera a resolver el problema y se habían producido muchos arrestos.
Solo cuando Radoo y Lane llegaron temprano esa mañana, Renay y Tyff descubrieron
quién era Hazel. Aparentemente, muchos miembros de la resistencia capturados cayeron
gritando su nombre. Parecía que la mujer era muy buena para hacer que otros hicieran
el trabajo sucio por ella para que ella misma pudiera escapar del anzuelo.
La ceremonia estaba llegando a su fin ahora con todas las partes reconocidas y agradecidas,
los grupos de suplentes designados y los suplentes nominados. Solo era necesario designar
los puestos finales de los maestros.
No esperaba estarlo, pero estaba nervioso. Jarek había sido elegido para entregar los
premios finales, parte de su renuncia total a cualquier participación en la cadena de mando.
Tyff prácticamente estaba conteniendo la respiración cuando Jarek llamó a la reunión a su
objetivo principal.
“Ya les he quitado demasiado tiempo aquí, damas y caballeros”, se dirigió Jarek a la
multitud, con las alas y las manos abiertas.
“He hablado de estos puestos y de la gran responsabilidad que implican. He hablado sobre
la valentía de estos hombres y su lealtad a la cadena de mando. Ahora todo lo que queda
por hacer es nombrar a los nuevos maestros”.
Miró hacia abajo y levantó una placa brillante de la caja forrada de terciopelo que tenía
delante.
“Por valor y dedicación, ahora nombro a Triem como maestro de ingeniería”.
Triem dio un paso adelante fuera de la línea y se acercó al podio. Vende se acercó desde
la línea de maestros retirados y colocó la nueva insignia en su correa cruzada. En un
momento de calidez, Vende le estrechó la mano y se palmearon el hombro mientras Triem
regresaba a su lugar.
Tyff se sorprendió de la facilidad con la que Vende había cedido su puesto, pero solo lo
había hecho con la condición de permanecer como uno de los suplentes. No estaba listo
para renunciar por completo al control de sus creaciones, pero reconoció que una vez que
aparecieran sus libélulas, ya no tendría tiempo de arrastrarse por el interior de la nave.
“Por su excepcional atención a los detalles y el conocimiento táctico, ahora nombramos a

Kyrin como maestro de defensa”.
Kyrin dio un paso adelante, manteniendo los ojos en Jarek y Zadri. Le molestaba la multitud.
Nunca antes había habido una ceremonia de nombramiento de este tamaño.
Zadri y Jarek felicitaron a Kyrin. Mientras retrocedía a la fila, tocó la insignia en su hombro
como si se asegurara de que era real.
“Por la inventiva y la institución de nuevos protocolos, nombramos a Amryn como nuestro

maestro ofensivo”, dijo Jarek, levantando la insignia. Rendan se adelantó para entregar
la insignia y Amryn se puso de pie con orgullo mientras se la prendían al hombro. Sus
alas temblaron, todavía curándose de sus heridas recientes en la batalla.
Tyff solo podía ver el rostro de Choler, y parecía sorprendido. Todos sabían que iban a
obtener insignias de maestros. Simplemente no sabían qué papel se les otorgaría. Choler
había descubierto cuál lo estaba esperando. Jarek levantó la insignia con reverencia e
hizo un gesto a Choler cuando Kozav salió de la fila.
"Hiel. Por su trabajo constante en todos los sectores de la gestión y su participación con
cada uno de los miembros del ejército de Preor, lo nombramos para el papel de guerrero
principal”.
Choler negó con la cabeza, incluso cuando dio un paso adelante para aceptar. Observó
con mudo asombro cómo le prendían la insignia a la correa, sus alas temblaban cuando
retrocedió a la fila.
Tyff se quedó allí, sintiendo la anticipación como algo palpable a su alrededor, algo que
lo separaba del resto de la habitación. Su cabeza daba vueltas cuando subió al podio
para pararse entre Taulan y Jarek.
Pensó que iba a decir algo ridículo o tal vez rechazar la placa. Renunciar había sido un
gran sacrificio para Jarek. Ganarlo había sido un calvario terrible para Taulan. ¿Cómo
podría aceptarlo?
Entonces sintió el toque de Renay en su mente. Se sentía como si ella estuviera

cantándole dulcemente, tranquilizándolo. Miró hacia la primera fila y la vio sonriéndole,
sus ojos brillaban del mismo tono azul que su hermoso vestido de satén. El mundo volvió
a enfocarse.
“¡Por el esfuerzo incansable, el compromiso con Preor y el sacrificio personal, ahora

nombramos a Tyff joi Renay como el nuevo maestro de guerra del Ejército Preor!”
Hubo algunos aplausos educados tanto por parte de los humanos como de Preor, pero
una vez que los compañeros comenzaron a gritar y animar, el resto de la multitud también
lo hizo. Tyff sintió la emoción de la multitud rodando sobre él, y una vez más casi se sintió
abrumado por ella.
He pasado mucho tiempo quejándome de cómo han sido las cosas, pero ¿realmente
puedo cambiarlo?
Luego miró hacia abajo y vio a Renay secándose las lágrimas de los ojos. Ella estaba
sonriendo tan ampliamente que era como una luz para guiarlo a su destino. Él no lo sabía
antes de conocerla, pero aceptar esta posición simplemente no había sido posible hasta
que la encontró.
Jarek comenzó a cerrar la ceremonia y Sasha se movió desde el fondo de la sala,

asegurándose de obtener excelentes tomas de todas las personas felices preparándose
para celebrar. Todos se sintieron seguros contra otro ataque porque Penelope ahora era
capaz de piratear el teléfono de todos e instalarse en el segundo en que alguien nuevo
subía al barco. Ella estaba literalmente en todas partes ahora, una verdadera expresión de
"las paredes tienen oídos".
Tyff se acercó a Renay y bajó los escalones, envolviéndola en sus brazos. Ellos no
hablaron. No tenían que hacerlo. Tyff podía sentir el cambio en sí mismo cada vez más
marcado mientras sostenía a su pareja en sus brazos.
No podía creer que había bloqueado el Saber y la había mantenido a distancia. No ahora
que finalmente había aceptado que no todos los humanos eran malos.
La lógica le había estado diciendo todo el tiempo que esto simplemente no podía ser cierto, pero la
lógica no tenía lugar donde el miedo se hubiera arraigado.
Todo esto sucedió simplemente porque no podía admitir que tenía miedo. Se necesita
verdadera fuerza para reconocer y admitir cuando tienes miedo dentro de ti. Si no puedes
enfrentarlo, te come vivo.
Atrajo a Renay a sus brazos y la besó, sintiéndola presionarse contra él tanto como se
atrevía en este espacio público. Ella no necesitaba insistirle. Ya no pudo contenerse.
Esta noche, él la reclamaría. Finalmente, estarían juntos, afirmando físicamente el vínculo

que el Saber ya había forjado.
Finalmente, ella sería suya.
Y yo seré de ella.
Capítulo treinta y dos
Después de ver a Tyff recibir su insignia de maestro de guerra de manos de Jarek y

Taulan, Renay tuvo un momento de completo y absoluto shock. Había enfrentado todo
lo que le había sucedido hasta el momento con una amable aceptación, un semblante
cultivado por sus años tranquilos en la seguridad de sus años en un pueblo pequeño y
una biblioteca serena.
La golpeó todo a la vez, no solo las horribles heridas a las que había sobrevivido y sus
pruebas para llegar aquí, sino también la victoria del propio Tyff y su nueva posición a
su lado.
Vivo en una jodida nave espacial... Y me voy a casar con un maldito dragón.
Cuando terminó la ceremonia, Tyff se volvió hacia ella y sonrió mientras la habitación
entera desaparecía para ambos. Sus extraños ojos azul verdosos parecieron arder en
ella, y sus alas azul cielo temblaron mientras bajaba los cortos escalones para tomar su
mano.
Cuando Renay fue arrastrada a sus brazos y presionada contra su pecho, sintió que
una emoción sin aliento se apoderaba de ella. Estaba temblando, le temblaban las piernas.
De repente, el momento era demasiado grande para ella. No es posible que ella esté
aquí, no la simple y pequeña Nay-Nay que nunca fue a los bailes de la escuela o al
campamento.
Ahora Tyff estaba lleno de confianza y la abrazaba firmemente con pasión. Parecía
completamente seguro de sí mismo y Renay se sentía como una presa en sus brazos,
algo pequeño y sabroso que devoraría lentamente, bocado a bocado.
Había estado esperando con ansias la recepción, pero ahora la encontraba tediosa. Hizo su
parte, dando vueltas en la pista de baile, charlando con Preor de alto rango y sus compañeros,
y cenando con los dignatarios. A lo largo de todo, mantuvo sus ojos en Tyff y sintió los suyos
en ella dondequiera que fuera.
Cuando comenzó a sonar el baile final, dejó que Tyff la hiciera girar por la pista de baile una
vez más. El baile se convirtió en un intrincado trabajo de juegos previos, sus manos vagaban
tanto como se atrevían en la habitación llena de gente.
Finalmente, se volvieron hacia las grandes puertas, saludando cortésmente y sonriendo para
despedirse de los invitados. Tan pronto como doblaron una esquina, Tyff la agarró y la tomó
en sus brazos, haciéndola chillar mientras la apretaba contra su pecho y comenzaba a trotar.
"¡Tyff, te estás escapando del día más importante de tu vida aquí!"
—No —murmuró Tyff. "Estoy corriendo hacia él". Sus labios encontraron los de ella, e incluso
mientras seguía moviéndose, exploró su boca, apretando sus manos alrededor de ella.
La dejó junto a la puerta y le acarició la cara con delicadeza. Sus manos se movieron a sus
hombros y la seda se reunió allí, y con un fuerte tirón, tiró del vestido hacia abajo, haciendo
que cayera al suelo en un susurro apresurado.
Renay pasó los dedos por su pecho, lo miró y luego volvió a bajar para ver su hermosa piel
bronceada y sus músculos abultados. No podía creer que su primera vez iba a ser con un
hombre tan magnífico, que iba a estar atada a él por la eternidad.
La eternidad no es lo suficientemente larga, pensó mientras sus manos acariciaban su cuerpo.

Ninguna cantidad de tiempo es suficiente para explorarlo.
Tyff se estiró detrás de él y desabrochó las correas cruzadas. Los dejó caer al suelo, pero
Renay los atrapó y rápidamente los colgó en una silla.
“No deberías ser tan descuidado con las insignias de tu cargo”, murmuró.
"Tú eres el maestro de la guerra ahora".
"No lo creo", dijo, acercándose detrás de ella. "Tengo problemas para creer que eres mía, en
este momento, y mucho menos que estoy a cargo de toda la flota".
Renay se volvió hacia él, con una sonrisa traviesa iluminando su rostro. Ella sonrió
mientras se ponía de puntillas para besarlo mientras tiraba de sus pantalones. Cuando
los desabrochó, Tyff alcanzó detrás de ella su sostén, y sus senos se derramaron
libremente. Tyff gimió y se inclinó, acariciándolos con sus labios. Renay sintió que la
excitación se disparaba a través de ella, tan intensa que se sentía aguda en todos los lugares correctos.
Ella jadeó cuando sus fuertes manos la agarraron, y comenzó a palpitar entre sus piernas.
Se quedó sin aliento y se dio cuenta de que las palabras la habían dejado. Cuando Tyff
se inclinó y la agarró por la cintura, ella no pudo respirar, y no solo por su agarre. Estaba
nerviosa y no podía evitarlo, aunque lo deseaba desesperadamente.
La llevó a la cama y la depositó suavemente en el borde, alcanzando sus bragas. Ella se

estremeció, pero se recostó en la cama y dejó que él las bajara por sus piernas. Toda su
vacilación comenzó a desvanecerse cuando vio la mirada hambrienta en sus ojos.
Piensa que soy hermosa. Él realmente piensa que soy hermosa.
Renay nunca había tenido a nadie mirándola de la forma en que Tyff lo estaba ahora. No
era solo el hambre. Había un toque de reverencia en ello, como si quisiera violarla y
adorarla al mismo tiempo.
Le separó las piernas suavemente, gimiendo cuando llevó su boca a su centro palpitante.
Su toque era tan suave y gentil, y ella era tan sensible que saltó y chilló cuando sus labios
la rozaron suavemente. Entonces su lengua se deslizó hacia adelante y presionó contra
su punto más sensible mientras sensaciones de una intensidad que no podía creer la
estremecían. Fue alucinante y surrealista.
Me he estado perdiendo esto toda mi vida.
No, ese pensamiento era falso. Ningún hombre podría hacerla sentir así. Ella había
esperado la razón correcta.
Esperó al hombre adecuado.
Tyff aumentó sus atenciones, lamiendo y chupando suavemente mientras ella gemía y
se retorcía debajo de él. Parecía como si tuviera la intención de lentamente
complacerla de esta manera hasta que se convirtió en una tortura, pero luego su cuerpo respondió con
una ráfaga repentina e inundada.
Ella gritó mientras corcoveaba arriba y abajo, agarrando su cabello y tirando de él con fiereza. Ni
siquiera se dio cuenta de que lo estaba agarrando con tanta fuerza. Su cuerpo había entrado en una
serie de convulsiones, y las ondas expansivas de placer borraron cualquier otra cosa.
Cuando finalmente respiró a través de la neblina y parpadeó para volver a la conciencia, Tyff la estaba
mirando con una sonrisa astuta, sus ojos brillando de placer.
“¿Te gusta eso, mi amor?”
Ella asintió, todavía sin aliento. Se dio cuenta de que acababa de recibir su primer orgasmo, y aunque
quería volver a hacerlo tantas veces como fuera posible, no sabía si podría sobrevivir.
Tyff se levantó y dobló ligeramente las rodillas, sus dedos rozaron suavemente sus piernas. Lo vio
hincharse orgullosamente mientras bajaba sus caderas hacia ella, y sus pulmones estaban apretados
con fuerza en su pecho mientras la ansiedad se apoderaba de ella. Estaba mezclado con una saludable
dosis de anticipación y emoción, dándole una pista de lo que otros sentían cuando se metían en algo
peligroso y emocionante.
He estado esperando tanto tiempo.
"¿Estás lista, mi amor?" Los ojos de Tyff se clavaron en los de ella. Ella asintió, esclava de su voluntad.
Él se deslizó hacia adelante lentamente, la cabeza dura de él empujando sus labios húmedos. Al
principio, cuando sintió que se estiraba, se retorció y jadeó, pero la extraña sensación de dolor magullado
rápidamente dio paso a una tensión placentera que la golpeó hasta los huesos. Para cuando él estaba
a mitad de camino, ella estaba retorciéndose en la cama, alcanzándolo y rogándole que empujara más
fuerte.
Sin embargo, no lo hizo. Mantuvo las manos en sus caderas y la mantuvo quieta mientras avanzaba,
centímetro a centímetro. Cuando finalmente se deslizó todo el camino a casa y se acomodó
cómodamente dentro de ella, ella se meció hacia adelante y hacia atrás, agarrándolo para poder crear
fricción por su cuenta.
Él sonrió mientras la observaba, manteniéndose completamente inmóvil mientras

dejaba que ella se diera placer. Puso una mano sobre su vientre suave y se estiró, de
modo que sus pechos rodaron bajo su mano, el sudor resbaladizo hizo que los
montículos grandes y firmes rozaran contra su palma áspera.
Renay estaba frenético. Ella siguió empujando desde las caderas, con las manos
firmemente sujetas a las de él. Un punto blando dentro de ella suplicaba ser golpeado,
doliendo como un moretón y haciéndola brotar entre las piernas. Un largo y prolongado
gemido brotó de sus labios mientras se empujaba hacia él y se frotaba contra él.
Ella sintió que sus músculos más profundos e internos se apretaban alrededor de él, y
luego sucedió. Esta vez lo sintió desde más lejos, una ola de placer rodando lentamente
a través de ella como una tormenta que se avecina sobre los campos de verano, lista
para sembrarlos con nueva vida. Sabía que estaba gritando, pero no podía concentrarse
en nada excepto en el placer que la sacudía con tanta fuerza que parecía romperla en
pequeños pedazos.
Antes de que su clímax pudiera terminar, Tyff comenzó a empujar. El movimiento

desencadenó otra cadena y Renay jadeó de alegría, sus gritos se secaron cuando las
sensaciones le robaron el aliento. Renay movió la cabeza de un lado a otro, jadeando,
casi frenética mientras el placer se acumulaba en un lugar que parecía que la rompería
si lo permitía.
Entonces encontró los ojos de Tyff. Él la miraba con amor y ternura en su rostro, incluso
mientras su cuerpo bombeaba bruscamente contra el de ella. La vista de su asombro y
aprecio hizo un cálido giro en algún lugar profundo de su corazón y cambió el placer en
algo más suave, más dulce e incluso más alucinante que antes.
Renay no tenía pensamientos, dudas ni reservas. No tenía vergüenza ni más

nerviosismo. Sabía que era amada, deseada y, sobre todo, apreciada. Estaba segura
de dejarse llevar y hacer todas las cosas que siempre había tenido miedo de hacer.
Porque tenía un hombre de verdad que nunca rechazaría ni menospreciaría sus dones.
Tenía un hombre que los apreciaría a ellos, ya ella, por el resto de su increíblemente
larga vida.
Capítulo treinta y tres
Tyff agarró sus caderas, tratando de ser amable. En todo momento estaba total y
absolutamente consciente de su pareja: sus sonidos, sus expresiones y el temblor
de su cuerpo. Estaba empezando a perder el control y no quería lastimarla ni
asustarla.
No pudo evitar sentirse culpable de que les hubiera tomado tanto tiempo estar
juntos y que había sido su culpa. Había querido que fuera perfecto, pero también
había estado esperando la conexión que solo el Saber podía traer.
No se había dado cuenta de que la carne era su propio vínculo, tan místico como
el mismo Saber.
Cuando los ojos de Renay se encontraron con los suyos, sintió que algo intenso se
movía entre ellos, algo palpable. Sintió como si estuvieran hablando entre ellos en
una frecuencia más allá del sonido, que no tenía nada que ver con la canción que
cantaban sus cuerpos.
Se dejó caer. Mientras su cuerpo abrazaba el de él en un calor húmedo y él

empujaba dentro de ella con toda su pasión, mantuvo sus ojos fijos en los de ella.
Era como si se unieran en algún lugar muy lejano y, sin embargo, tan cerca como
el corazón. La fusión de las almas fue completa y ella fue reclamada.
En ese momento, Renay echó la cabeza hacia atrás y gritó, su cuerpo se sacudió
en la cama. Gruñó, su dragón retorciéndose dentro de él mientras luchaba por
controlarse. Se sintió como si algo explotara en sus sienes y luego no tuvo control
sobre lo que sucedió a continuación.
Se deslizó hacia atrás, alejándose de Renay y poniendo sus manos sobre sus rodillas.
La volteó bruscamente, escuchándola jadear ansiosamente mientras luchaba por
ponerse de rodillas. Él agarró su trasero hermoso y regordete y apretó, haciéndola reír.
Pasó su mano a lo largo del pliegue de ella, explorándola enérgicamente mientras sus
dedos se adentraban profundamente en su cueva caliente y húmeda.
Mientras la agarraba por las caderas y se guiaba dentro de ella, luchó contra el impulso
de apretarla con más fuerza. Todavía estaba prestando mucha atención a todas sus
reacciones, pero el canto de su propio cuerpo estaba borrando todo lo demás.
Esto es correcto. Solo puedo reclamarla con toda mi alma. No puedo contenerme y ser
el hombre. Debo dejar libre a la bestia.
Cerró los ojos brevemente, preguntándose si realmente podría dejarse llevar. Nunca lo
había hecho, ni una sola vez. No en batalla o discusión y ni siquiera mientras vuela alto
en los vientos agitados.
Cuando sus ojos se abrieron, su visión había cambiado. Podía ver calor por todas partes
en la habitación, corriendo como energía a través de todo lo que los rodeaba. La más
brillante de todas era Renay, la sangre en sus venas ardiendo en rojo y su piel
parpadeando con tonos de rosa y dorado. Dejó escapar el aliento profundo que había
estado conteniendo y dejó que su cabeza se balanceara hacia atrás mientras su pene se hinchaba.
Rugió, un sonido que no se parecía a nada que hubiera hecho antes. Los muebles de la
habitación temblaron cuando su dragón tomó posesión total de su cuerpo. Sintió el
cuerpo de ella abriéndose para él, las convulsiones de sus músculos internos agarrándolo,
amándolo e invitándolo. Los gritos de ella se unieron a su rugido, y la habitación pareció
temblar con la liberación explosiva de la pasión que compartían.
Tyff sintió que podía hacer esto para siempre, como si nunca fuera a parar. Sabía que
Renay sentía lo mismo, pero al mismo tiempo, podía sentir los límites de su cuerpo. Su
dragón se dio cuenta de esto muy profundamente. Vio el calor de su cuerpo acumulándose
en los puntos calientes donde se concentraba su lujuria, y podía escuchar su respiración
áspera mientras su corazón latía al límite de su resistencia.
Se había convertido en uno con la bestia interior. Su mente funcionaba con una lógica
antigua y sobrenatural, algo ferozmente inteligente y sin embargo increíblemente
primitivo e instintivo. Le sorprendió darse cuenta de que el dragón tenía su propia
sabiduría que había estado bloqueando toda su vida.
Como si me estuviera protegiendo. Como si mi dragón fuera mi enemigo y no mi alma.

Ahora que tengo mi corazón, mi alma ha despertado.
Tyff sintió que el placer lo estremecía con tanta intensidad que se le doblaron las rodillas.
Renay ahora estaba apoyada en sus brazos, su mejilla presionada contra la cama. Él la
sostuvo con fuerza entre sus palmas y dejó ir su cuerpo, sintiendo su pene estirándola
imposiblemente mientras finalmente liberaba su semilla con una ráfaga desbordante y
palpitante.
A pesar de que estaba tan mareado que apenas podía moverse, se aseguró de separarse
de ella con mucho cuidado. Estaba fláccida y suelta, completamente agotada por haber
hecho el amor. Sus sentidos de dragón la examinaron cuidadosamente, tomando nota
cuidadosa de los lugares doloridos en sus articulaciones y donde la había magullado un
poco.
Sabía que estas pequeñas heridas sanarían rápidamente y ella apenas podía sentirlas,
pero aún así la recorrió lentamente, calmándolas con sus labios y lengua y disculpándose
con ella por cada una de ellas. Al principio, Renay solo negó con la cabeza y murmuró,
pero cuando recuperó el aliento, comenzó a reír suavemente.
“Tyff, está bien. Apenas puedo sentirlos.
"Ese no es el punto", susurró. "No puedo soportar verte herido por mi mano".
“Yo no las llamaría lesiones”, dijo con ironía. "Más como toques de amor".
“Amor… Taps”, repitió Tyff, confundido. ¿Había grifos que derramaban amor?
“Es algo que dices cuando una marca es muy suave, dada sin intención de lastimar”. Ella
levantó la mano para acariciar su rostro, acariciando su cabello. Creo que casi te arranco
el pelo de raíz.
“No sentí nada”, declaró, mintiendo entre dientes. Todavía le escocía el cuero cabelludo y
podía ver claramente un polvo de cabello sobre la cama que seguramente ella había
sacado.
Ella se rió y fue el sonido más dulce que jamás había escuchado. Se inclinó para besarla,
sintiendo que su alegría se elevaba para encontrarse con la suya.
"Me dirijo a la ducha", susurró. "¿Me acompañaras?"
"Por supuesto", respondió. “Déjame llamar a las cocinas para algo de comida. Sigue
adelante."
Observó su hermoso cuerpo desnudo deslizarse con gracia hasta el borde de la cama y
sus ojos estaban fijos en su trasero mientras ella se alejaba de él. Ella tuvo que
desaparecer detrás de la puerta del baño antes de que él pudiera concentrarse en otra
cosa.
Llamó a la cocina y les pidió que prepararan algunos de los platos favoritos de Renay,
especialmente pasteles y helados. La noche aún era joven, y quería asegurarse de que
tuvieran mucho sustento. Todavía no había terminado de reclamarla.
Cuando llegó a la puerta del baño se detuvo, observándola mientras se enjabonaba

mientras las nubes de vapor se elevaban a su alrededor. Caminó lentamente hacia ella,
saboreando la vista. Ella lo vio mirando y sonrió, ralentizando deliberadamente sus círculos
jabonosos para montar un espectáculo para él.
Sus ojos se apartaron de su rostro para contemplar la gloria de su cuerpo. Nunca había
visto curvas tan perfectas en ninguna mujer. Sus pechos eran enormes y suaves, sus
caderas anchas y su culo maduro. Amaba sus muslos gruesos y su hermosa cintura con
curvas.
La escuchó reírse y sus ojos se desviaron hacia su rostro. Ella sacudió su cabeza.
“Nadie me había mirado así antes, Tyff”.
"Bueno, será mejor que te acostumbres". Sonrió mientras entraba en la ducha. "Porque
planeo mirarte así cada minuto de cada día a partir de ahora".
Ella envolvió sus brazos alrededor de él, retorciéndose contra él. Sus cuerpos estaban
resbaladizos por el jabón y el agua que golpeaba mientras ella lo besaba suavemente.
"¿Lo prometes?"
Él le devolvió el beso. "Lo juro."
Se besaron, largo y profundo. Tyff sintió que Renay se volvía más audaz mientras
empujaba contra él, comenzando a correr su cuerpo contra el de él mientras ganaba confianza.
mientras exploraba su boca. Dio unos pasos hacia adelante, empujándola contra la pared
de la ducha.
Sus manos se deslizaron alrededor de su cintura para ahuecar su trasero. Él la levantó

ligeramente, todo caliente, húmedo y resbaladizo. Ella jadeó ansiosamente, empujando
contra él mientras el agua caliente los golpeaba a ambos.
"Sí", susurró ella. "Sí. Más."
Él sonrió, levantándola aún más alto para poder obtener un mejor ángulo. Se sintió
hincharse hasta la plenitud otra vez, listo para actuar como instrumento de su placer.
Todavía no había terminado de reclamarla. De hecho, no pensó que alguna vez lo sería.
Capítulo treinta y cuatro
El aire de la mañana era muy frío contra el rostro de Renay mientras estaba de pie en
la plataforma de vuelo sobre la nave. Lo habían llevado tan alto en la atmósfera como
se atrevieron sin arriesgarse a escapar de la gravedad. No querían escapar de la
atmósfera y ponerse en órbita, solo alcanzar el punto más alto que pudieran antes de
que el oxígeno se diluyera demasiado.
Unos cientos de soldados se pararon frente a ella, Tyff a su lado. No importaba el frío
que tuviera, sabía que las pobres tropas eran aún más frías. Las nubes podían ser como
hielo en cualquier momento del día, pero en ese momento, antes de que el sol las
agraciara con sus cálidos rayos, el viento cortó y la más suave de las brumas se llenó
de dagas heladas.
Tyff les estaba enseñando a mantenerse calientes sin moverse, llamando a su dragón
para que les calentara la sangre mientras ellos se cuadraban. Estaban respondiendo
bien. Hasta ahora, solo unos pocos parecían realmente incómodos.
Tyff estaba dando un buen discurso sobre el honor y la disciplina, pero Renay en realidad
no estaba escuchando. No importaba lo que dijera, solo que las tropas se cuadraran
durante el tiempo requerido. Después de esto, haría que cambiaran de posición y
comenzaran los ejercicios de inmediato. Fue una prueba a través de múltiples niveles
de habilidad: resistir el frío y mantener la atención, cambiar repentinamente mientras
tenía frío y pasar directamente a maniobras de batalla agresivas sin calentar.
Renay se arrebujó un poco más en su capa de piel. Iba vestida con las prendas
tradicionales de una mujer preor: pantalones largos de cuero con ribetes en las
pantorrillas para sujetar las gruesas botas, un pesado y bordado
túnica de cuero sobre una camisa de seda brillante con mangas largas y una capa forrada
de piel hecha de un cuero muy finamente curtido muy diferente al material duro que
componían los pantalones katoth o su túnica.
Se había cortado el pelo muy corto, decidida no solo a verse bien, sino a cumplir con sus
deberes con compromiso y determinación. Los otros compañeros habían atraído al Preor
voluntariamente al mundo de los humanos. Renay tenía la intención de convertirse en
parte de Preor y nunca mirar hacia atrás.
Bajó un escalón de la pequeña elevación donde Tyff estaba parado y caminó arriba y
abajo de las filas. Ahora conocía casi el nombre de todos los guerreros y estaba
empezando a educarse sobre las fortalezas y debilidades de cada uno. Tyff ciertamente
no podría manejar el trabajo solo. Mientras él se concentraba en mantener su atención y
asegurarse de que las filas estuvieran ordenadas, ella miró para ver qué tropas estaban
luchando.
Se dio cuenta de una pareja que literalmente se estaba poniendo azul. No los avergonzaría
sacándolos frente a los demás, pero sabía que los Preor eran honorables hasta el punto
de dañarse a sí mismos. Estos Preor tendrían que ser evaluados por Yazen, guste o no.
Es posible que simplemente necesiten ser asignados a diferentes tareas. Era su trabajo
asegurarse de que los guerreros correctos terminaran en los roles correctos.
Cada uno de ellos era precioso y útil y se aseguró de que lo supieran. De nada servía
trabajar hasta la muerte por terquedad en un papel que no les convenía. Muchos habían
sido enviados a Dawn y Yazen ahora para evaluaciones y Renay había sido personalmente
responsable de su reasignación, bajo la dirección de Tyff.
Se dio la vuelta para caminar por el otro lado de las filas, notando que algunos guerreros
miraban en su dirección. Sabía que inspiraba un poco de miedo y asombro en todos ellos,
pero no estaba segura de por qué. Tyff dijo que había oído hablar a los guerreros y que
respetaban sus modales tranquilos pero firmes. Muchos guerreros que habían sido
reasignados habían discutido con ella y se habían ido con la mente completamente
cambiada y sin siquiera entender completamente por qué o cómo.
Regresó a su lugar al lado de Tyff. Estaba lista para la siguiente etapa del día y sabía que
Tyff casi había terminado su discurso. Más tarde ese
por la tarde habría una sesión teórica sobre historia Preor impartida por Renay y los
guerreros tendrían que responder preguntas basadas en el discurso de hoy. Tyff había
estado totalmente a favor de esta idea, pero incluso él estaba sorprendido de lo bien que
había funcionado.
Todos los Preor recibieron educación teórica básica, pero demasiados abandonaron estas
habilidades para concentrarse en su lucha. Renay había decidido que necesitaban repasar
constantemente su historia para mantener una actitud saludable y después de que
comenzó a dar sus clases, la productividad en el ejército aumentó en un cincuenta por
ciento.
Recordar constantemente a los guerreros su herencia había creado una especie de

inspiración entre ellos que ninguna otra cosa podía lograr. En lugar de esperar sus propias
mejoras y avances, miraban hacia atrás, hacia sus antepasados y su legado. Todos los
Preor conocían los entresijos de su línea familiar, pero estas clases les dieron una
perspectiva más amplia, lo que claramente afectó su percepción.
Tyff terminó su discurso y se volvió hacia ella con una pequeña sonrisa. No se abrazarían
ni mostrarían afecto, no aquí. Ambos estaban completamente disciplinados y en control
en todo momento cuando estaban fuera de sus habitaciones.
"Es todo de su agrado, capataz", preguntó Tyff en voz baja. Ella asintió.
“Lo es, Señor de la Guerra. Algunos guerreros en la tercera y sexta fila no completarán
su entrenamiento de vuelo con una salud óptima. Trata con ellos como mejor te parezca.
Tendré Medbay preparado para recibirlos y Dawn lista para su evaluación”.
“Como guste, capataz. Haré que completen sus ejercicios para hoy”.
Ella asintió, manteniendo su mirada. “Como esperaba, Señor de la Guerra. Estoy a tus
órdenes.
Tyff le guiñó un ojo, muy brevemente y ella sonrió. Se volvió hacia las tropas y Renay se
enderezó para verlos dirigirse al entrenamiento de vuelo.
Su puesto de supervisor fue creado recientemente. Los compañeros anteriores habían

estado involucrados en el entrenamiento y el rango desde los primeros días, pero nunca
antes una mujer había estado tan involucrada en el ejército. Su posición incluía el bienestar y
educación de las tropas, para reunir oficialmente a los maestros de todos los sectores y
garantizar que todos los aspectos de la flota funcionaran sin problemas. Ella era
responsable del bienestar de cada soldado, así como del desempeño de la flota en
general.
El único con más poder que ella era el propio Tyff. Se había ganado su derecho a este
poder durante los últimos meses al ser firme pero justa con todos los Preor con los que
interactuaba.
Los guerreros se alinearon en el borde de la nave. Renay respiró hondo y cerró los ojos
brevemente. A veces todavía pensaba en dónde podría haber estado si nunca hubiera
conocido a Tyff, si nunca hubiera sabido que era una compañera de Preor. Podría estar
sentada en un rincón tranquilo de su biblioteca con una pila de libros y una taza de té. Se
rió para sí misma cuando se dio cuenta de que todavía lo hacía. Simplemente no era lo
que hacía todo el día, todos los días.
El Preor comenzó a saltar desde el costado del barco, tan ordenado y elegante como un
equipo olímpico de natación que se sumerge en la piscina para nadar sincronizado.
Tyff gritó y gesticuló, manteniéndolos en formación y llamándolos por nombre y rango.
Renay vio las brillantes alas amarillas de Choler mientras se deslizaba limpiamente hacia
un lado con su unidad. Se movió con fluidez y se balanceó en el primer movimiento, su
atención completamente enfocada en los demás a su alrededor y sus alas batientes.
Cuando el último regimiento se movió en el aire, Tyff se volvió y la miró. Incluso desde
esta distancia, podía ver sus ojos. Se giró lentamente, dejándose caer del techo. Corrió
hasta el borde de la plataforma para mirar por el costado y vio el magnífico empuje de su
cuerpo mientras se movía, sus alas azules chillando en el aire mientras rugía y lanzaba
llamas. Se inclinó sobre la plataforma con total confianza, sabiendo que él era tan
consciente de ella como ella lo era de él.
Se dio la vuelta y voló hacia ella, elevándose para flotar justo al lado de la plataforma.
Ella extendió la mano y él se adelantó, su enorme hocico tocó suavemente su mano. Ella
sonrió, el calor construyéndose en su pecho que era como el oleaje antes de las lágrimas.
Sus ojos se encontraron y él parpadeó, las pupilas dilatadas por el tierno amor. Ella
sonrió, sacudiendo la cabeza con incredulidad.
Me casé con un dragón. Un dragón de la vida real. Es una bestia, una máquina de
muerte que escupe fuego...
Y él es mío.
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Sobre los autores

celia kyle
Exprofesora de baile, excontadora y exvendedora de muñecas coleccionables, la autora de bestsellers

del New York Times y USA Today, Celia Kyle, ahora escribe romances paranormales. No hace falta
decir que siempre hay un felices para siempre para sus personajes, incluso si hay algunos obstáculos
en el camino. Hoy vive en el centro de Florida y escribe a tiempo completo con el apoyo de su amado
esposo y dos gatos meticulosos.
Sitio web
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ana hale
Anne Hale escribe romance paranormal sobre dragones. Todas sus historias incluyen dragones ardientes y
ardientes que reclaman a sus compañeros predestinados y los protegen de un mundo que no entiende a los cambiaformas.
Los héroes machos alfa de Anne protegen a sus parejas y las mantienen durante el día, y por la noche las abrazan
y las hacen olvidar el mundo. Vive en un mundo de magia y también escribe fantasía urbana. ¡Cualquier cosa para
escapar de su día a día!
Sitio web
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Copyright © 2020 por Celia Kyle y Anne Hale
Reservados todos los derechos.
Ninguna parte de este libro puede reproducirse de ninguna forma ni por ningún medio electrónico o mecánico,
incluidos los sistemas de almacenamiento y recuperación de información, sin el permiso por escrito del autor,
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14 TYFF (Dragons of Preor) Celia Kyle & Anne Hale

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Sobre los autores

Tyff no estaba buscando el amor. Casi voló sobre él.

Hasta que Tyff se acerca.

va a hacerlos estallar. Entonces Tyff comprenderá que incluso con gran

Aparentemente, algunos agentes especiales estaban siguiendo los rastros de los

Sabes que es esto.

Se elevó, usando su cuerpo al máximo para empujar contra el aire antes de

No te dejes llevar. No puedes distinguir a los humanos inocentes de los culpables

Redoblando su enfoque, se lanzó a un barrido más amplio. Los músculos de su

El problema de la resistencia se había interpuesto entre Preor y los humanos

no se sentía como en casa y empezaba a parecer que nunca lo sería.

¿Quiero un ser humano como compañero después de todo esto?

Se volvió hacia la parte principal de la ciudad y comenzó a volar de regreso.

Trabajo o no, era donde se sentía como en casa.

Pero, para Tyff, tal cosa nunca funcionaría.

Y luego, un destello cegador estalló directamente frente a ellos. La fuerza de la

El amanecer había llegado lenta, dolorosamente. Centímetro a centímetro había

Ella se movió, tratando de sentarse. Un grito la atravesó, pero nada salió de su

Mudarse estaba fuera de cuestión. Giró un poco la cabeza y miró a su alrededor,

Podía escuchar voces no muy lejos, pero no sonaban como si se estuvieran

En la avalancha de imágenes y emociones, podía sentir una presencia. Estaba tan

Sí, era él.

Estamos obligados. Este es el momento. ¿Por qué no se detiene?

como puede ser esto posible?

humano, especialmente un humano que recientemente había sido su enemigo.

"Disculpe", dijo un Preor cerca del frente. "¿Como sabes eso?"

“La gente está conmocionada por el ataque y han cooperado mucho.

Ella es una esperanzada. A ver si ese optimismo da sus frutos.

Lane volvió a mirar a Radoo y él tomó su mano y se puso a su lado.

No ha hecho ningún bien. Seguimos empujando y empujando, pero la resistencia se vuelve

Suspiró profundamente. Él no era un filósofo. No era su trabajo descifrar las motivaciones de

Por supuesto, Radoo aún no había llegado a implementar completamente su plan. Se

Simplemente nos quedamos allí y la escuchamos hablar sobre la justicia y la misericordia,

Whelon levantó la vista brevemente y saludó antes de volver al siguiente paciente.

Se apresuró a salir al campo y se preparó para despegar y unirse a sus

Cuando despegó, tuvo la sensación inquebrantable de que su corazón estaba

¿Cuánto tiempo puedo sobrevivir así?

Ya no volaban dragones sobre sus cabezas y se preguntó si habrían cancelado la

“Está viva”, gritó alguien. "¡Ayuda! ¡Necesitamos agua!”

“Qué mala es ella”, dijo alguien.

"¿Puede uno de ustedes volarla?"

Renay recibió el agua agradecida y Nancy le tomó la mano.

“No intentes moverte. Solo te vamos a poner en una camilla.

"No sé lo que está mal", gimió. "¿Qué tan malo es?"

"¿En realidad? ¿Qué pasa con los otros hombres?

“Sigue doliendo, pero no tanto como si un Preor la hubiera tocado”.

Lejos. Lejos en Preor, estamos a salvo.

"No todavía. Apenas puede hablar.

“Pon una descripción e intenta encontrar a su familia. Mientras tanto-"

“Hola, hola. Señorita, ¿dónde está su compañero?

Renay trató de negar con la cabeza y solo logró parpadear.

"Está en el cielo", susurró, somnolienta. Me está esperando allí.

Él vendrá. ¡Él tiene que!

“Bienvenido de nuevo, Tyff”, dijo Jarek. "¿Tienes un informe?"

—¿Tyff? preguntó Taulán. "¿Estabas diciendo?"

"¿Te gustaría abrazarla?" Melissa preguntó suavemente.

Esta no es forma de responder a un ataque a un asentamiento. Necesito guerreros, no

Tyff se preguntó si se darían cuenta si se marchaba. Estaba pensando en hacerlo cuando

Se encogió lentamente hacia el borde de la habitación y luego comenzó a avanzar poco

Restauraría el orden y lo mantendría decidiendo dónde y cuándo podrían participar