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RESUMEN

Autor de lectura: Rafael Segura

En el capítulo tres cuyo título es Las primeras integraciones de la diversidad: escenarios y expresiones
económicas me enfocaré en la cultura Tiwanaku, en la cual el autor Rafael Segura aborda diferentes
aspectos como su ubicación, la interacción ideológica, la urbanización, el clima asociado a la
producción agraria, los artefactos arqueológicos y el debate al denominarlo estado centralizado. Segura
propone que Tiwanaku tuvo como base una eficiente integración que no significo la pérdida de
autonomía por parte de las regiones que lo conformaban, para elaborar este capítulo el autor se apoya
de las investigaciones arqueológicas de John Isbell, Claudia Rivera, kolata, Erickson entre otros.

Antes de comenzar con la ubicación de la cultura Tiwanaku, es preciso señalar que John Isbell propuso
llamar Tiwanaku a la cultura y Tiahuanaco a la capital central de esta, puesto que Segura emplea estos
términos a lo largo del presente capítulo. Tiwanaku se ubica en el altiplano del Titicaca abarcando los
territorios bolivianos y peruanos, específicamente en la cuenca sureste del lago en Bolivia y la cuenca
norte-oeste en Perú. Con el tiempo estas regiones se unieron convirtiéndose en una cultura más
compleja y pasó a centrarse en Tiahuanaco.

Por la ubicación en la que se encuentra la cultura Tiwanaku tuvo una producción limitada, pues el
clima y el área geográfica no aportaban a una buena producción agraria; sin embargo, esta cultura
logró perfeccionar las técnicas de cultivo como las terrazas agrícolas, las kochas (almacenaban agua de
las lluvias proporcionando parcelas), los camellones o waru waru c(ampos elevados de cultivos que
crean microclimas además de incrementar la productividad). Todas estas técnicas conforman la
tecnología agraria Tiwanakense.

En el siglo IV hubo crecimiento demográfico en Tiahuanaco esto se debía a las migraciones de las
regiones colindantes, ya que se había convertido en un centro urbano que atraía a estas comunidades
foráneas por el uso de la tecnología agraria que permitió maximizar la producción complementándolo
con un discurso ideológico. Así, se mostraba un carácter económico en la cual la circulación de
productos entre regiones, por medio de camélidos, y la intensificación productiva, en parte por la gran
cantidad de mano de obra, fueron la base de una evolución urbana.

Los complejos arquitectónicos monumentales como Akapana con sus siete terrazas superpuestas de
planta cruciforme y sus bases conformadas por enormes bloques de piedras engrapadas con metal son
muestra de centros ceremoniales pues en su interior se encontraron ofrendas y sacrificios; por otro
lado, el complejo de Kalasasaya tiene una orientación que hace sospechar que estuvo vinculado con
el campo astronómico, sin embargo también existían sitios de “2° orden” o “satélites” como
Lukurmata, Pajchiri y Ojje, estos conformaron una red jerarquizada de asentamientos.

Con respecto a los artefactos arqueológicos como cerámica, el más conocido es el vaso Kero que tiene
por diseño un ave (cóndor) usado en actos públicos ceremoniales. En textiles y litoescultura no hay
suficientes investigaciones; no obstante, Claudia Rivera aportó con investigaciones relacionadas a la
cerámica doméstica, en la cual manifiesta que fue un trabajo familiar autónomo, pues se encontraron
evidencia de estas cerámicas en “casas comunes”, aunque también se fabricaban para la elites.

Catalogar a Tiwanaku como estado centralizado con autonomía única es entrar en debate, pues para
otros sería un estado segmentado conformado por diferentes fuerzas políticas con sus propias
autoridades que pudieron ser una especie de confederación o unificación. Para Kolata los proyectos de
agricultura como los camellones solo pudieron ser ejecutadas por un estado con autoridad centralizada
basándose en los estudios que realizó en pampas Koani; a pesar de estas investigaciones no se ha
llegado a un consenso para denominarlo como lo propone Kolata.

En conclusión, Tiwanaku es una cultura que estuvo marcada por poseer un clima frio y un espacio
geográfico que limitaba la productividad; pero la evolución en técnicas agrarias y un discurso
ideológico fueron la base para el desarrollo urbanístico convirtiéndose Tiahuanaco en el eje central de
la cultura. Este fenómeno urbano significo un nuevo orden económico definido por la organización de
producción e intensificación productiva; es por ello que el debate entra en vigor al llamarlo estado
centralizado o segmentado; sin embargo, el autor finaliza el capítulo mencionando que esta integración
cultural y económica no significo la desaparición de la diversidad, sino una eficiente integración.

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