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Tribunal: 18º Juzgado Civil de Santiago

Carátula: BANCO DEL ESTADO DE CHILE/ TRADE NUTS SPA

Rol: C-5251-2023

Cuaderno: Principal

En lo principal: Opone excepciones. - En el primer otrosí:


Medios de prueba. - En el segundo otrosí: Objeta documentos. -
En el tercer otrosí: Suspensión del procedimiento. - En el
cuarto otrosí: Patrocinio y poder.

S.J.L. EN LO CIVIL DE SANTIAGO (18°)

JAIME ANDRÉS SEPÚLVEDA GAMBOA, cédula de identidad n º


13.036.371-7, chileno, casado, comerciante, con domicilio en
Camino Carampangue 980, comuna de Talagante, en autos
ejecutivos caratulados, BANCO DEL ESTADO DE CHILE/TRADE NUTS
SPA, causa rol C-5251-2023, cuaderno principal; a US., con
respeto, digo:

Que, dentro de plazo, vengo en oponer excepciones y contestar


la demanda ejecutiva incoada en mi contra, solicitando que ésta
sea rechazada en todas sus partes, con expresa condenación en
costas al ejecutante en razón de los fundamentos de hecho y de
derecho que constituyen las excepciones que en este acto opongo
a la demanda:

1. Opongo primeramente la excepción establecida en el Nº 1,


del artículo 464 del Código de Procedimiento Civil; esto es,
la incompetencia del tribunal ante el cual se ha presentado la
demanda, excepción que fundamento en las siguientes
circunstancias y consideraciones:

La presente causa se fundamenta en el pagaré en cuotas


00007910098, suscito con fecha 27 de diciembre de 2019, a la
orden del Banco del Estado de Chile, estableciendo como lugar
de pago la oficina de Talagante, comuna de Talagante, sin que
en el mismo instrumento las partes constituyeran domicilio
especial en la comuna de Santiago, sin perjuicio del que
corresponda a la residencia del deudor.

Esta operación crediticia se perfeccionó en la comuna de


Talagante y el pagaré respectivo, fue asimismo autorizado ante
ministro de fe, de la comuna de Talagante, lugar que por lo
demás no corresponde al domicilio de mi representado.

Mi mandante nunca ha señalado como domicilio suyo el


señalado en la demanda, donde se consignó, como domicilio suyo
el de calle LOS MILITARES 5620, comuna de Santiago.

Que en ese orden y tal como SS. podrá apreciar, ocurre


que, en el mismo pagaré, se señala el domicilio de mi
representado el cual corresponde a la comuna de Talagante,
comuna en la cual efectivamente se notificó la demanda de autos.

De esta forma, la presente demanda ha debido necesariamente


interponerse ante el Juez correspondiente a la comuna de
Talagante, único competente para conocer de este asunto según
las normas que consagran los artículos 108 y siguientes del
Código Orgánico de tribunales, que regulan la competencia.

Mi mandante no ha celebrado convención alguna con la


ejecutante en orden prorrogar la competencia a otros tribunales
de la república y en ese mismo sentido, cabe recordar en todo
caso que la jurisprudencia de nuestros tribunales superiores de
justicia se ha encargado de precisar que no son válidas las
cláusulas en que se expresa que cualquier tribunal puede conocer
de un asunto, o aquellas en que se deja al arbitrio del
demandante la determinación, como se pretende en este caso
particular.

Así las cosas, resulta evidente que la demanda de autos se


presentado ante un tribunal que resulta ser jurídicamente
incompetente, razón por la cual corresponde acoger esta
excepción con el mérito de los antecedentes acompañados por la
propia demandante.

2. La del n º 14 del artículo 464 del Código de Procedimiento


Civil, esto es, la nulidad de la obligación.

Consta de los documentos antecedentes de la presente


ejecución, que el pagaré cobrado en autos fue suscrito en mi
representación, por un mandatario, Banco del Estado de Chile,
sin embargo, lo suscribió ante notario y liberó al tenedor de
la obligación de protestarlos, en virtud de mandato de Contrato
de autos.

Si bien efectivamente dicho mandato existe, éste adolece de


un vicio de nulidad que lo invalida, a lo que me referiré
latamente en la siguiente excepción que opongo a la ejecución.

Sin perjuicio de ello, y en relación con esta excepción de


nulidad de la obligación, es del caso que Banco del Estado de
Chile, como mandatario, excedió las facultades conferidas por
mí en virtud del referido mandato. El reproche que esta parte
alega, junto con haber suscrito el pagaré de autos en virtud
de un mandato viciado, es haberlo suscrito autorizando la firma
del suscriptor ante notario y liberando al beneficiario del
pagaré de la obligación de protestarlo, circunstancias que
exceden las facultades otorgadas al mandatario. Esto priva de
eficacia a tales cláusulas del pagaré y, por lo mismo, al pagaré
como título ejecutivo, pues sin éstas no podría sustentarse la
acción ejecutiva de autos, de forma tal que el pagaré es nulo
y debe negarse lugar a la ejecución.

Al respecto Su Señoría, cabe señalar que la suscripción de


un pagaré puede hacerse bajo distintas modalidades: a) pura y
simple, esto es, suscribiendo el documento y entregándolo al
beneficiario; b) liberando al tenedor o beneficiario de
protestar el documento, dejando sin aplicación las
disposiciones que lo reglamentan, esto es, el párrafo séptimo
de la ley 18.092 (artículos 59 a 78); c) autorizando un notario
u oficial de registro civil, en las comunas en donde no tenga
asiento un notario, la firma del obligado.

Conforme lo dispone el n º 4 del artículo 13 en relación con


el artículo 107 de la citada Ley, el pagaré además de las
menciones esenciales, puede contener la cláusula “sin
obligación de protesto”, con lo que queda claro que se trata
de una cláusula accidental y que requiere mención expresa, de
lo contrario no se entiende incorporada al contrato. Es una
facultad totalmente ajena a la regulación normal que se le da
al pagaré constituyéndose de esta manera en una facultad
específica que debió haber estado incluida en las cláusulas del
mandato.

Por el contrario, la obligación de protesto por falta de


pago constituye una obligación de la naturaleza del pagaré,
como se desprende de los artículos 59 y siguientes en relación
con el artículo 107, todos de la Ley 18.092.
La forma cómo se suscriba el pagaré determinará el
procedimiento a utilizar, debiendo dejarse en claro que siempre
originará una acción cambiaria, la que podrá ser ejecutiva u
ordinaria según el caso. De este modo, podrá fundar los trámites
de protesto y luego un procedimiento ordinario o, previa
realización de los trámites pertinentes, podrá dar origen a la
gestión de preparación de la vía ejecutiva prevista en el
artículo 434 N º 4 del Código de Procedimiento Civil y, en su
caso, ser el antecedente directo de un procedimiento ejecutivo
al aceptarse la firma ante un notario.

De conformidad con lo que prescribe el artículo 3º en su


número 10, del Código de Comercio, el mandato conferido por el
ejecutado a Banco del Estado de Chile, constituye un mandato
comercial, contrato que, a su vez, por definición del artículo
233 de ese ordenamiento es aquél por el cual una persona encarga
la ejecución de uno o más negocios lícitos de comercio a otra
que se obliga a administrarlos gratuitamente o mediante una
retribución y a dar cuenta de su desempeño. Concepto el recién
transcrito que armoniza con el proporcionado por el Código
Civil, en su artículo 2116, según el cual: “El mandato es un
contrato en que una persona confía la gestión de uno o más
negocios a otra, que se hace cargo de ellos por cuenta y riesgo
de la primera”.

Ambas nociones son indicativas de uno de los elementos de la


esencia del contrato en mención, esto es, que el mandatario se
hace cargo del negocio encomendado por cuenta y riesgo del
mandante. En la especie, la comisión se confirió para que la
mandataria acreedora llenase el pagaré firmado de modo antelado
por su mandante cliente con el importe de la deuda que arrojara
la ejecución del Contrato de autos, acordado entre ambos y que
este no pagare.
Así, entonces, aunque el Contrato de autos otorga beneficio
a ambas partes, se observa con claridad que el negocio encargado
en virtud del mandato que de autos en cuanto permite al acreedor
suscribir un título de crédito representativo de una obligación
morosa o retardada por su deudora, de modo primordial, interesa
al apoderado. En efecto, producida la hipótesis prevista por
los contratantes, esto es, la existencia de una deuda insoluta
relativa al uso de la línea de crédito convenida, se hacía
operativo el encargo asumido por la mandataria bajo la lógica
de proceder al cobro de su acreencia de expedir un pagaré
firmado en nombre y representación de su mandante.

Conforme lo dispone el artículo 2.131 del Código Civil, el


mandatario se ceñirá rigorosamente a los términos del mandato,
fuera de los casos en que las leyes le autoricen para obrar de
otro modo.

No estamos ante un caso en que la ley autoricé al mandatario


para suscribirlo ante Notario Público y liberar al beneficiario
de la obligación de protestarlo, ya que como señalé
anteriormente, ambas constituyen cláusulas y facultades
accidentales, que requieren de mención expresa, sin la cual no
se entienden conferidas por el mandante al mandatario.

De lo expuesto SS., no resulta intrascendente o de menor


entidad la liberación de la obligación de protesto y la
autorización de la firma ante notario del suscriptor obligado.
Es por lo anterior que resulta necesario que tales modalidades
en la suscripción del pagaré se consignen expresamente en el
mandato tanto por ser un encargo “especial y especifico”, que
no puede comprender las facultades ordinarias de
administración, como por constituir excepciones al régimen
normal que la ley prevé para este instrumento, del que se
desprenden consecuencias más gravosas para el suscriptor o
deudor. En efecto, el legislador ha sido particularmente
riguroso en reglamentar el trámite del protesto, desde el
momento que representa la solicitud del pago que formula el
acreedor, que dota de diversas garantías para evitar la
indefensión del deudor. Por otra parte, la autorización ante
notario de la firma del o los obligados al pago del instrumento,
le otorga mérito ejecutivo directo en el evento que no se pague
al presentarlo a cobro, sin perjuicio del cumplimiento de la
obligación de protestarlo.

Al análisis del tema planteado bajo la sola perspectiva de


la ejecución del contrato de mandato, nos lleva a concluir que
el mandatario, Banco del Estado de Chile, se excedió en sus
facultades y, por lo mismo, la sanción que correspondería
aplicar seria la inoponibilidad pues actuó fuera de los límites
del mandato. La obligación contraída por el mandatario en
representación del mandante, con un tercero, habiéndose
excedido de las facultadas contenidas en el mandato, es
inoponible al mandante. Sin embargo, como SS. sabe, esta
ineficacia dice relación con terceros y en este caso se trata
de dilucidar la validez de un acto que nace como consecuencia
de la ejecución de un mandato entre acreedor y deudor, por lo
que no se está ante un supuesto de inoponibilidad. Ambos son
partes del contrato de mandato, y ambos son partes de la
obligación.

Al tener en consideración las circunstancias de hecho


señaladas, en orden a que otorgué un mandato especial y
especifico a la ejecutante para que en mi nombre y
representación suscribiera pagarés a su favor, el pagaré
suscrito por el mandatario en su propio beneficio como acreedor
hace que nos encontremos ante un autocontrato, pues la
ejecutante es el acreedor y actúa por el deudor mediante mandato
con representación. En esta óptica, exclusivamente bajo la
perspectiva de la ejecución de un mandato mediante la
determinación de una deuda a favor de la propia mandataria,
ello evoca la institución del autocontrato, el cual, sin lugar
a dudas resulta procedente en todos los casos en que la ley lo
autoriza expresamente, como igualmente prohibido cuando el
legislador no lo permite. Por razones fundadas en el principio
de la autonomía de la voluntad se argumenta que en los demás
casos igualmente resulta lícito, pero, sobre la base de iguales
principios de la apariencia del buen derecho, se excluye o
desconoce su procedencia, en el evento que exista
incompatibilidad de intereses o, a lo menos, que en la ejecución
del autocontrato se perjudique a quien resulta obligado.

Son razones de interés público y buenas costumbres las que


racionalizan la aceptación amplia de las instituciones en
análisis. Lo anterior, no se ve empañado con la voz “facilitar”
utilizada por los contratantes en el contrato y cláusula
mencionados, puesto que, la finalidad expeditiva envuelta en
la aludida forma verbal ya se encontraba satisfecha con el
poder para comparecer a nombre del mandante otorgando un título
de crédito a favor del acreedor y mandatario, por concepto de
la deuda insoluta, que el primero mantuviera a favor de este
último. De lo anterior, es claro que cualquier mejora
introducida al instrumento autorizado a suscribir, en términos
de perfeccionar su calidad jurídica, posibilitando recurrir
derechamente a la vía procedimental más ágil o expedita, fue
en manifiesto provecho del acreedor, con el simultáneo
deterioro de la situación en que se hubiera encontrado el
mandante y deudor sin aquélla.
En el entendido indicado, de la interpretación armónica de
los artículos 2.122, 2.129, 2.131, 2.132, 2.149 y 2.154 del
Código Civil, no puede reconocerse validez al autocontrato en
cuanto grave o perjudique al mandante (deudor) por una parte y
beneficie o favorezca al mandatario (acreedor) por otra en la
ejecución o cumplimiento del encargo. Esto es confirmado por
el legislador en el artículo 2.147 del mismo Código, el que
dispone que podrá el mandatario usar los medios que le permitan
realizar su encargo con mayor beneficio y menor gravamen para
el mandante, con tal que no se aparte de los términos del
mandato, pero, en ese caso, se le prohíbe al mandatario
apropiarse de cuánto excede al beneficio o minore el gravamen
que los designados en el mandato, y por el contrario, si
negociare con menos beneficio o más gravamen que los designados
en el mandato, le será imputable la diferencia.

De esta forma, la inoponibilidad se transforma en nulidad


por la transgresión de las ideas fundantes de buena fe,
probidad y conflicto de intereses que se encuentran en actos
que constituyen una autocontratación, sanción que queda
limitada a todo cuánto beneficia a la acreedora mandataria,
esto es, al verse liberada de la obligación de protesto y
constituir inmediatamente un título ejecutivo, lo que perjudica
al deudor mandante. Evidentemente ambas cláusulas benefician
enormemente al acreedor mandatario, pues se ha provisto de un
título ejecutivo directo y, por otro lado, perjudican de igual
forma al deudor mandante.

Por su parte S.S., de conformidad a la parte final del


artículo 1.461 del Código Civil “hay objeto ilícito en todo
contrato o acto prohibido por las leyes” norma que debe
necesariamente relacionarse con el artículo 10 del mismo
Código, de acuerdo al cual, los actos que prohíbe la ley son
nulos y de ningún valor. En el mismo sentido el inciso 1º del
1.682 del citado cuerpo legal prescribe que la nulidad
producida por un objeto ilícito es una nulidad absoluta.

De este modo las actuaciones a que se ha hecho referencia


adolecen de objeto ilícito por vicio del objeto, de manera tal
que debe considerárselas nulas y de ningún valor, afirmación
que trae aparejada como ineludible consecuencia que el
documento hecho valer por el ejecutante es también nulo y pierde
su eficacia ejecutiva.

El pagaré objeto de la presente ejecución, en consecuencia,


es nulo conjuntamente con la obligación en él contenida, por
lo que debe negarse lugar a la ejecución. Se ha configurado,
así, la excepción de nulidad de la obligación contenida en el
n º 14 del artículo 464 del C.P.C.

3. La del nº 7 del artículo 464 del Código de Procedimiento


Civil, esto es, “La falta de alguno de los requisitos o
condiciones establecidos por las leyes para que dicho
título tenga fuerza ejecutiva, sea absolutamente, sea con
relación al demandado”.

Fundamento esta excepción en 2 argumentos independientes entre


sí, pero que constituyen por sí solos, la excepción en comento:

a) La nulidad de la obligación conlleva necesariamente la


pérdida de eficacia ejecutiva del pagaré respecto del
ejecutado

Opongo esta excepción en virtud de los mismos antecedentes


de hecho y fundamentos de derecho señalados en el número uno
de esta contestación, los que doy por expresamente reproducidos
a fin de evitar repeticiones.
En efecto, junto con ser nulos tanto el pagaré como la
obligación contenida, porque las actuaciones a que se ha hecho
referencia adolecen de objeto ilícito por vicio del objeto,
ello trae aparejada como ineludible consecuencia que el
documento hecho valer por el ejecutante pierde su eficacia
ejecutiva.

b) De todas formas, el mandato es nulo, lo que determina


que el título no empecé al deudor por lo que carece de
mérito ejecutivo.

Sin perjuicio de lo anteriormente expuesto y a mayor


abundamiento, al título igualmente le faltan requisitos para
que tenga mérito ejecutivo por cuanto el mandato adolece de un
vicio de nulidad. El mandato es un contrato según lo dicen
literalmente los artículos 2.116 y 2.124 del Código Civil, y
atendida su naturaleza debe tener por objeto una o más cosas
determinadas que se trata de dar, hacer o no hacer. La cantidad
puede ser incierta con tal que el acto o contrato fije reglas
o contenga datos que sirvan para determinarla. Así lo disponen
los artículos 1.460 y 1.461 del citado cuerpo legal.

Este principio se traduce en el pagaré en cuanto, entre sus


enunciaciones esenciales contempla la “promesa no sujeta a
condición de pagar una determinada cantidad de dinero”, según
lo prescribe el artículo 102 N º 2 de la Ley 18.092. En
consecuencia, el encargo para suscribir un pagaré que es objeto
del mandato debe determinar la cantidad que el mandatario
obligará al mandante a pagar.

A mayor abundamiento, la ley N º 19.496 priva de todo efecto


a las cláusulas que incluyan espacios en blanco, lo que
evidencian el espíritu general de la legislación en cuanto a
rechazar las cláusulas que contengan facultades ilimitadas de
una de las partes.

Todos estos principios son mayormente exigibles en un pagaré


en cuanto constituye un acto jurídico abstracto que no necesita
expresar la causa en su texto mismo y en un mandato, que es un
contrato de confianza.

Es del caso que el mandato contenido, no determina la


cantidad específica que el mandatario obligará al mandante a
pagar, ni tampoco contiene los datos necesarios para su
determinación.

Así, el mandato en cuya virtud se suscribió el título


ejecutivo invocado en estos autos, adolece de nulidad, por no
haberse determinado la cantidad de las deudas que el mandatario
podría reconocer a su propio favor en representación del
deudor. Dicha determinación cuantitativa constituye una
formalidad legal prescrita para el valor de todo acto o contrato
en consideración a su naturaleza, según lo dispone el artículo
1.682 del Código Civil.

En consecuencia, el pagaré suscrito inválidamente por el


mandatario en nombre mío, no me empecé, de modo que la
obligación que contiene no es actualmente exigible en mi
contra, y así, al título invocado en esta ejecución, falta un
requisito establecido por las leyes para que tenga fuerza
ejecutiva, con relación al demandado.

De esta forma, en virtud de todos los fundamentos antes


expuestos, procede que la excepción del n° 7 del artículo 464
del C. de P.C. sea acogida por SS. y así, se niegue lugar a la
ejecución.
POR TANTO, y de conformidad con lo expuesto, y lo dispuesto
en los artículos 460 y siguientes del Código de Procedimiento
Civil, y normas legales citadas del Código Civil,

RUEGO A US.: Se sirva tener por formuladas excepciones a la


ejecución, declararlas admisibles; y, en definitiva, acogerlas
todas o cualquiera de ellas, y negar lugar la ejecución de
autos, en todas sus partes, con costas.

PRIMER OTROSI: Sírvase US. tener presente que, a fin de


acreditar las excepciones invocadas por mi parte, me valdré de
los siguientes medios de prueba que me franquea la ley, a saber:
documentos, testigos, confesión, inspección personal del
tribunal, informe de peritos, presunciones, libros de los
comerciantes; y demás legales.

SEGUNDO OTROSI: Dentro de plazo vengo en objetar los documentos


acompañados por la contraria, consistentes en:

I. Pagaré fundante de la presente ejecución con su respectiva


acta de protesto, en virtud de lo establecido en el artículo
346 nº 3, pues no consta su autenticidad ni integridad,
conforme lo expresado en lo principal de este escrito,
dando por reproducidos los fundamentos señalados en lo
principal.

POR TANTO;

RUEGO A US. tener por objetados los referidos documentos y


restarles mérito probatorio. –
TERCER OTROSI: RUEGO A US. disponer la suspensión del
procedimiento de apremio, atendido el estado de la causa, y
las excepciones opuestas a la ejecución, en lo principal de
este escrito. –

CUARTO OTROSI: Ruego a US., tener presente que vengo en conferir


patrocinio y poder para que me represente en estos autos al
abogado habilitado para el ejercicio de la profesión, don
CAMILO VERDUGO OLIVOS, cédula de identidad 17.675.731-0, con
domicilio en calle Arturo Prat N.º 197, comuna de Peñaflor,
Regio Metropolitana; el poder conferido al abogado mencionado
comprende todas y cada una de las facultades contempladas en
ambos incisos del artículo 7 del Código de Procedimiento Civil
las que se dan por expresamente reproducidas.

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