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Registro Núm.

18836; Novena Época; Primera Sala; Semanario Judicial de la Federación y su


Gaceta

Tomo XXI, Mayo de 2005, página 360.

CONTRADICCIÓN DE TESIS 18/2003-PS. ENTRE LAS SUSTENTADAS POR EL TERCER TRIBUNAL


COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO, EL TERCER TRIBUNAL COLEGIADO DEL
OCTAVO CIRCUITO Y EL SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO, ACTUALMENTE EN
MATERIA CIVIL.

CONSIDERANDO:

CUARTO. El Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, al resolver el amparo
directo DC. 14103/2001, promovido por Jorge Alfonso Moreno Nieto, su sucesión, relativo al juicio
de amparo número 2682/2000, sostuvo lo siguiente:

"El anterior alegato resulta fundado, dado que si bien es verdad que el llenar con posterioridad a
su firma, los espacios intencionalmente dejados en blanco de un título de crédito, no constituye
propiamente una alteración o falsificación, en tanto que para que esto ocurra, es menester que
primero exista un texto y luego se modifique por uno posterior, o que se imite la firma del
presunto suscriptor; alteración o falsificación que no se da cuando se asienta un dato que
intencionalmente las mismas partes dejaron de señalar en principio; también lo es que el adicionar
el texto de un título de crédito o concretamente de un pagaré con menciones que no contenía al
momento de ser firmado, también implica de algún modo una alteración que si bien resulta lícita
en algunos casos, por estar permitida por la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, y
siempre que se ajuste a lo pactado por las partes, en otros puede acarrear la ineficacia del título y,
por ende, la improcedencia de la vía. En efecto, el artículo 13 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito establece: ‘Artículo 13. En caso de alteración del texto de un título de
crédito, los signatarios posteriores a ella se obligan según los términos del texto alterado, y los
signatarios anteriores, según los términos del texto original. Cuando no se pueda comprobar si una
firma ha sido puesta antes o después de la alteración, se presume que lo fue antes.’. La literalidad
de dicho precepto lleva a establecer que la alteración de un título de crédito se da cuando se
cuenta con un texto original y luego se modifica por otro, o se le agrega algo que no contenía, y
que en esa hipótesis los signatarios posteriores a la alteración se obligan según los términos del
texto alterado, y los anteriores según los términos del texto original. Asimismo, prevé una
presunción legal que opera cuando se establece que hay alteración pero no puede comprobarse si
el documento se firmó antes o después de la alteración; presunción que consiste en considerar
que la firma fue puesta antes de la alteración. En la especie, existe un hecho cierto que, como lo
sustentó la Sala responsable, se prueba con la prueba pericial en grafoscopía y documentoscopía
ofrecida por la quejosa, de que el pagaré base de la acción fue llenado en dos momentos distintos
con posterioridad a la fecha en que fue firmado, esto es, cuando sólo contenía las menciones ya
impresas en el formato o esqueleto respectivo, pero no las puestas a máquina de escribir, entre
ellas, las relativas al importe del pagaré en número y letra, al lugar y fecha de suscripción, a la
fecha de vencimiento, al número del pagaré, a la tasa de interés aplicable, al nombre del
suscriptor y su domicilio. Este hecho probado implica que se alteró por adición el pagaré
fundatorio de la acción y, por tanto, resulta inconstitucional el que la Sala responsable, a pesar de
que precisó que con el dictamen pericial de que se trata se demostró que el pagaré básico de la
acción se llenó con posterioridad a su firma, determine que esa circunstancia no implica alteración
o falsificación del documento. También resulta inconstitucional lo estimado por la Sala en cuanto a
que el hecho de que se demuestre con el multicitado dictamen que el pagaré señalado fue llenado
con posterioridad a la firma que lo calza o en diferentes inserciones a la máquina de escribir, no
destruye la prueba preconstituida que tiene a su favor la parte actora. En efecto, está demostrado
con el referido dictamen que cuando el autor de la sucesión quejosa firmó el pagaré fundatorio de
la acción del juicio natural, no contenía diversas menciones, entre ellas la cantidad a pagar, la
mención del lugar y fecha de suscripción, la fecha de vencimiento. Ahora bien, la circunstancia de
que se acredite que el pagaré fundatorio de la acción no contenía la cantidad a pagar lo vuelve
ineficaz como título de crédito y revela la improcedencia de la vía ejecutiva mercantil. Se expone
tal aserto, porque si bien las menciones relativas al lugar y fecha de suscripción y fecha de
vencimiento, sólo constituyen requisitos de eficacia que pueden ser satisfechos por su legítimo
tenedor antes de ser presentado para su pago, en términos de lo dispuesto en el artículo 15 de la
Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, y no de existencia o esencial, cuya falta sí impide
que surta sus efectos de título ejecutivo; sí constituye un requisito de esta última naturaleza el
asentar desde la emisión del documento la cantidad a pagar. En efecto, el artículo 170 de la Ley
General de Títulos y Operaciones de Crédito establece: ‘Artículo 170. El pagaré debe contener: I.
La mención de ser pagaré, inserta en el texto del documento; II. La promesa incondicional de
pagar una suma determinada de dinero; III. El nombre de la persona a quien ha de hacerse el
pago; IV. La época y el lugar del pago; V. La fecha y el lugar en que se suscriba el documento; y, VI.
La firma del suscriptor, o de la persona que firme a su ruego o en su nombre.’. Ese precepto,
aunque no en forma expresa, establece tanto requisitos de existencia como de eficacia del título
de crédito denominado pagaré, y que pueden distinguirse atendiendo a su naturaleza. Los
primeros son aquellos, sin los cuales, no puede nacer a la vida jurídica y, por ende, no pueden ser
satisfechos en otro momento, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 14 de la Ley General
de Títulos y Operaciones de Crédito, y los segundos, son aquellos que resultan necesarios para que
produzcan plenamente sus efectos legales, pero que en términos de lo dispuesto en el artículo 15
del mencionado ordenamiento legal y, contrariamente a lo alegado por la quejosa en forma
genérica, pueden ser satisfechos por quien en su oportunidad debió llenarlos, hasta antes de la
presentación del título para la aceptación o para su pago, pero cuya falta no impide que nazca a la
vida jurídica. En efecto, del sentido literal del referido artículo 170 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito se desprende que resultan necesarios para la existencia del pagaré, los
requisitos previstos en sus fracciones I, II y VI, y que son: la mención de ser pagaré inserta en el
texto del documento, la promesa incondicional de pagar una suma determinada de dinero, que
implica el señalar la cantidad a pagar, y la firma del suscriptor o de la persona que firma a su ruego
o en su nombre, porque resultan imprescindibles para que pueda ser considerado como tal. Se
asevera lo anterior, porque el requisito de contener la mención de ser pagaré inserta en el texto
del documento, permite diferenciarlo de otros títulos de crédito o de otros actos jurídicos, y es
necesario para que pueda surtir sus efectos como título ejecutivo; el consistente en la promesa
incondicional de pago, permite desvincularlo de la causa que le dio origen y facilitar su circulación
y cobro, del que a su vez se desprende el consistente en el señalamiento de la cantidad a pagar,
que permite tener la certeza del alcance de la obligación y, por ende, de la promesa incondicional
de pago; y el consistente en la firma del suscriptor o de la persona que firma a su ruego o en su
nombre, es primordial porque permite propiamente que la obligación surja, ya que la firma es el
signo gráfico con el que, en general, se obligan las personas en todos los actos jurídicos en que se
requiere la forma escrita. Por otra parte, los requisitos previstos en las fracciones III, IV y V del
referido precepto legal, consistentes en el nombre de la persona a quien ha de hacerse el pago, la
época y el lugar del pago, y la fecha y el lugar de suscripción del documento; son sólo requisitos de
eficacia necesarios para que pueda producir plenamente sus efectos, pero cuya falta no impide
nacer al pagaré y que, por ende, pueden ser satisfechos por su legítimo tenedor, que es el
interesado en el llenado completo del documento y no por el suscriptor como lo pretende la
quejosa, hasta antes de su presentación para su pago, en términos de lo dispuesto por el artículo
15 de la referida Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito. En la especie, está demostrado
que antes de la firma del pagaré, el documento ya tenía impresos los requisitos esenciales a que se
refieren las fracciones I, II y VI del artículo 170 de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito y que son: la mención de ser pagaré inserta en el texto del documento y la promesa
incondicional de pago, pero no el señalamiento de la cantidad a pagar, requisito esencial del
pagaré que no podía válidamente satisfacerse con posterioridad; por lo que resulta evidente que
dicho pagaré no nació a la vida jurídica por falta de ese requisito esencial y, por ende, que no
surtió efectos de título ejecutivo. Al no considerarlo de ese modo la Sala responsable, violó en
perjuicio de la quejosa las garantías de legalidad y debida fundamentación y motivación
consagradas en los artículos 14 y 16 constitucionales, lo que motiva a conceder el amparo y
protección de la Justicia Federal a efecto de que la Sala responsable deje insubsistente la sentencia
definitiva reclamada y, en su lugar, pronuncie otra en la que conforme a los lineamientos de esta
ejecutoria, considere que quedó demostrada la alteración por adición del pagaré base de la acción
y que cuando se firmó carecía del requisito esencial de contener el señalamiento de la cantidad a
pagar y, por ende, que no constituye título ejecutivo, con base en lo cual resuelva la litis de
segunda instancia conforme en derecho proceda. La concesión del amparo comprende a los actos
de ejecución reclamados al Juez Trigésimo Noveno de lo Civil del Distrito Federal, porque no se
impugnaron por vicios propios, sino que su inconstitucionalidad se hizo depender de la
inconstitucionalidad del reclamado a la responsable ordenadora. Tiene aplicación al caso, la
jurisprudencia número ochenta y ocho, publicada en la página setenta del Tomo VI, Materia
Común del último Apéndice al Semanario Judicial de la Federación, compilación mil novecientos
diecisiete-dos mil, Quinta Época, cuyos rubro y texto son del siguiente tenor: ‘AUTORIDADES
EJECUTORAS, ACTOS DE, NO RECLAMADOS POR VICIOS PROPIOS.’ (se transcribe). Finalmente,
siendo fundados los conceptos de violación antes analizados, en el aspecto indicado y que ello trae
como consecuencia que se nulifique el acto reclamado a la Sala responsable, resulta innecesario el
estudio de los demás argumentos expuestos como conceptos de violación, dado que a nada
práctico conduciría. Es aplicable al caso, la jurisprudencia identificada con el número ciento
sesenta y ocho, sustentada por la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
publicada en la página ciento trece del Tomo VI, Parte Suprema Corte de Justicia de la Nación, del
penúltimo Apéndice al Semanario Judicial de la Federación, compilación mil novecientos
diecisiete-mil novecientos noventa y cinco, Quinta Época, que es del siguiente epígrafe y texto:
‘CONCEPTOS DE VIOLACIÓN. CUANDO SU ESTUDIO ES INNECESARIO.’ (se transcribe)."

La ejecutoria anterior, dio origen a la tesis I.3o.C.315 C, cuyos rubro y texto son:
"Novena Época

"Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito

"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta

"Tomo: XV, junio de 2002

"Tesis: I.3o.C.315 C

"Página: 673

"PAGARÉ. LA CANTIDAD A PAGAR ES UN REQUISITO DE EXISTENCIA DE ESA CLASE DE TÍTULOS DE


CRÉDITO, POR LO QUE SU SEÑALAMIENTO NO PUEDE SER SATISFECHO CON POSTERIORIDAD A SU
FIRMA. De lo dispuesto en el artículo 170 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito se
desprenden requisitos tanto de existencia como de eficacia del título de crédito denominado
pagaré, y que pueden distinguirse atendiendo a su naturaleza, dado que mientras los primeros son
aquellos sin los cuales no puede nacer a la vida jurídica y, por ende, deben ser satisfechos desde el
momento de su suscripción, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 14 de dicha ley, los
segundos son los que resultan necesarios para que el pagaré produzca plenamente sus efectos
legales, pero que en términos de lo dispuesto en el artículo 15 del mencionado ordenamiento
legal, pueden ser satisfechos por quien en su oportunidad debió llenarlos, hasta antes de la
presentación del título para la aceptación o para su pago. Conforme a tales distinciones, resultan
necesarios para la existencia del pagaré los presupuestos previstos en las fracciones I, II y VI del
mencionado artículo 170 y que son: la mención de ser pagaré inserta en el texto del documento, la
promesa incondicional de pagar una suma determinada de dinero, que implica el señalar la
cantidad a pagar, y la firma del suscriptor o de la persona que firma a su ruego o en su nombre,
habida cuenta que son imprescindibles para que el documento respectivo pueda ser considerado
como pagaré, dado que el contener la mención relativa inserta en el texto del documento permite
diferenciarlo de otros títulos de crédito o de otros actos jurídicos y es necesario para que pueda
surtir sus efectos como título ejecutivo; el consistente en la promesa incondicional de pago,
posibilita desvincularlo de la causa que le dio origen y facilitar su circulación y cobro, del que a su
vez se desprende el consistente en el señalamiento de la cantidad a pagar, que permite tener la
certeza del alcance de la obligación y, por ende, de la promesa incondicional de pago; y el
consistente en la firma del suscriptor o de la persona que firma a su ruego o en su nombre es
primordial, porque permite propiamente que la obligación surja, ya que la firma es el signo gráfico
mediante la que, en general, se obligan las personas en todos los actos jurídicos en que se
requiere la forma escrita. Los demás requisitos previstos en las fracciones III, IV y V del referido
precepto legal, consistentes en el nombre de la persona a quien ha de hacerse el pago, la época y
el lugar del pago, y la fecha y el lugar de suscripción del documento, son sólo requisitos de eficacia
necesarios para que pueda producir plenamente sus efectos, pero cuya falta no impide concebir la
existencia jurídica del pagaré y que, por ende, pueden ser satisfechos por su legítimo tenedor, que
es el interesado en el llenado completo del documento y no por el suscriptor, hasta antes de su
presentación para su pago, en términos de lo dispuesto por el artículo 15 de la referida ley.

"TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.


"Amparo directo 14103/2001. Jorge Alfonso Moreno Nieto, su sucesión. 23 de noviembre de 2001.
Unanimidad de votos. Ponente: Armando Cortés Galván. Secretario: José Álvaro Vargas Ornelas."

QUINTO. El Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Sexto Circuito, al resolver el amparo
directo D-376/1995, promovido por Armando Josué Macip Echeverría, relativo al juicio ejecutivo
mercantil número 92/93, sostiene lo siguiente:

"QUINTO. Son infundados en parte e inoperantes en lo demás los conceptos de violación. Para así
estimarlo, conviene precisar que en relación con el documento fundatorio de la acción de
veinticuatro de septiembre de mil novecientos noventa y uno, la Sala responsable consideró en
esencia que aun cuando la demandada reconoció haberlo firmado, de las pruebas aportadas,
particularmente de la pericial, la conducían a concluir que tal documento no cumple en estricto
con los requisitos y menciones necesarios para que se le considere un título de crédito. Examinó
los hechos y su contestación, obteniendo, que de la copia al carbón de la nota de remisiones
exhibida, se desprendía que los datos asentados en forma manuscrita no son exactamente
coincidentes, pues en el título de crédito base de la acción se mencionan datos que no aparecen
en la copia. Continuó con el análisis de las pruebas aportadas y concluyó que no era procedente la
condena al pago del documento de que se trata, en virtud de que la cantidad que aparece fue
puesta en época posterior a la suscripción del mismo, es decir que originalmente no constaba
cantidad específica a pagar, por lo que, en concreto, no existía la promesa incondicional de pagar
una suma determinada de dinero en términos del artículo 170 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, de manera que resultaba improcedente la vía ejecutiva mercantil. En
contra de estas consideraciones resumidas, el quejoso alega únicamente que de la literalidad del
documento en cuestión, sí existe la promesa incondicional de pagar una suma de dinero, al
mencionarse ‘debo (mos) y pagare (mos) incondicionalmente’, por lo que es procedente la vía
ejecutiva mercantil, ya que el documento reúne las características propias de un pagaré. Ante tal
situación, los conceptos de violación resultan en parte inoperantes, pues en realidad el quejoso
hace valer sólo una aseveración en el sentido de que el documento fundatorio de la acción sí
reúne los requisitos de ley, concretamente el relativo a que en el documento debe existir la
promesa incondicional de pagar una suma de dinero, pero con esta simple afirmación no combate
ni mucho menos destruye todas y cada una de las consideraciones que condujeron a la Sala
responsable a estimar que el documento de que se trata no reunía los requisitos y menciones
necesarios, para que se le considerara un título de crédito, motivo que sería suficiente para negar
el amparo solicitado, en razón de que si el quejoso no expresa verdaderos conceptos de violación,
consistentes en razonamientos jurídicos concretos en contra de las consideraciones y
fundamentos contenidos en la sentencia reclamada, no puede legalmente hablando hacerse un
estudio oficioso de la misma. Es aplicable sobre este aspecto la jurisprudencia 9 de este Tribunal
Colegiado, que dice: ‘CONCEPTO DE VIOLACIÓN. EN QUÉ CONSISTE.’ (se transcribe). En el mismo
sentido, es aplicable la jurisprudencia 50 de este propio Tribunal Colegiado, que dice: ‘CONCEPTOS
DE VIOLACIÓN. NO LOS CONSTITUYE LA SIMPLE CITA DE PRECEPTOS LEGALES.’ (se transcribe). Por
lo demás, el único argumento expresado a manera de afirmación por el hoy quejoso, resulta
infundado, porque si bien es cierto que el documento de veinticuatro de septiembre de mil
novecientos noventa y uno, contiene la mención impresa que dice: ‘Debo (mos) y pagare (mos)
incondicionalmente’, con lo cual se entiende que se trata de un pagaré, sin embargo, a lo que se
refirió la Sala responsable al expresar que el documento en cuestión no reunía los requisitos del
artículo 170 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, es a la circunstancia de que en
ese documento originalmente no tenía asentada la cantidad que se había obligado a pagar la
suscriptora, ni mucho menos el porcentaje de intereses moratorios supuestamente convenidos,
puesto que de la copia al carbón de la nota de remisión correspondiente, se observaba que el
documento no contenía alguna cantidad a la que se hubiese obligado a pagar la demandada, por
lo que, ciertamente aun cuando en el referido documento se menciona la palabra pagaré, inserta
en el texto del mismo, no contiene la promesa incondicional de pagar una suma determinada de
dinero, de ahí que carece del requisito exigido por la fracción II del artículo 170 de la Ley General
de Títulos y Operaciones de Crédito. En las condiciones anteriores y no existiendo más conceptos
de violación que examinar, procede negar el amparo solicitado."

SEXTO. El Tercer Tribunal Colegiado del Octavo Circuito, al resolver el amparodirecto 627/99,
promovido por Eduardo Castillo Flores y Eduardo Castillo Rendón, sostuvo lo siguiente:

"Aunado a lo anteriormente expuesto, resulta menester señalar que el pagaré en blanco es aquel
que los suscriptores firmaron y entregaron al beneficiario, sin contener los datos legales
necesarios, pero el documento presenta los espacios necesarios para escribirlos. En este caso, el
documento es válido y el tenedor puede escribir los datos necesarios, de acuerdo con el convenio
de emisión, según reiteradamente lo ha sostenido la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pero
si no aparece que hubiera habido ese convenio de emisión, como acontece en la especie, el
ejecutado puede en consecuencia, interponer la excepción personal relativa; misma que en caso
de interponerse por la parte demandada, es a ella, y no a la actora, a quien corresponde la carga
de la prueba del hecho en que fundamente su excepción, precisamente en aplicación del principio
contenido en el aludido artículo 1194 del Código de Comercio consistente en que, de igual manera
que corresponde al actor la demostración de los hechos constitutivos de su acción, toca a su
contraria la justificación de los constitutivos de sus excepciones o defensas, lo cual como ya se dijo
no aconteció en autos; pues en la especie, los demandados manifestaron en su escrito de
contestación, que el pagaré que firmaron fue en garantía de una obligación que posteriormente se
determinaría, y sin embargo, no ofrecieron prueba alguna para demostrar esa situación, pues no
exhibieron el convenio de emisión que corroborara la afirmación que hicieron de que el
documento fue otorgado bajo esa condición, ni tampoco aportaron alguna otra prueba que
convalidara dicha afirmación; de ahí que la responsable esté en lo correcto al estimar que no llegó
a demostrarse la excepción opuesta. Por lo demás, el hecho de que se afirme que no se haya
pactado cantidad alguna en el título de crédito y que por consiguiente se alegue que falta uno de
los requisitos para considerarlo como pagaré; debe señalarse, como se dijo, que al entregársele al
tenedor el documento materia del juicio no se omitieron los requisitos sustanciales que enumera
el artículo 170 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, como lo es la mención de ser
pagaré y la orden incondicional de pago, pues del texto del documento así se desprende, y si a lo
anterior se añade la existencia de espacios en blanco para ser llenados, en realidad lo que ocurrió
es que se le concedió al beneficiario la liberalidad de llenar esos espacios, correspondiéndole a los
demandados demostrar, como se dijo, la excepción que opusieron de ser el documento contrario
a lo convenido por haberse dado en garantía, lo cual no se acreditó en autos. Sirve de apoyo a lo
anterior la tesis aislada, sustentada por la Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, visible en la página 381, Tomo I, Primera Parte-1, enero a junio de 1988, de la Octava
Época, publicada en el Semanario Judicial de la Federación, cuyos rubro y contenido son los
siguientes: ‘TÍTULOS EJECUTIVOS. CARGA DE LA PRUEBA DERIVADA DE LAS EXCEPCIONES
OPUESTAS. CORRESPONDE AL DEMANDADO.’ (se transcribe). Asimismo, tiene aplicación a lo
anterior, la jurisprudencia número VI.2o.C. J/182, sustentada por el Segundo Tribunal Colegiado en
Materia Civil del Sexto Circuito, visible en la página 902 del Tomo XI, abril de 2000, Novena Época,
publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, bajo el tenor literal siguiente:
‘TÍTULOS EJECUTIVOS, EXCEPCIONES CONTRA LA ACCIÓN DERIVADA DE LOS. CARGA DE LA
PRUEBA.’ (se transcribe). En ese contexto, igualmente infundado resulta lo manifestado por los
quejosos en cuanto a que la Sala responsable incorrectamente desestimó el agravio que hicieron
valer ante ella en el recurso de apelación respecto a la aplicación del artículo 1194 del Código de
Comercio, toda vez que dicha autoridad sostuvo que el banco no tiene que demostrar la relación
causal que dio origen a la cantidad amparada en el título de crédito base de la acción, siendo
suficiente para justificar su acción y derecho la exhibición del mismo. Contrario a lo alegado por los
amparistas, cabe puntualizar que la autoridad responsable estuvo en lo correcto al sostener que
los títulos que conforme a la ley tienen el carácter de ejecutivos, constituyen prueba plena
preconstituida de la acción ejercitada en el juicio; lo anterior de conformidad con lo dispuesto por
el párrafo primero y la fracción IV del artículo 1391 del Código de Comercio, que literalmente dice
lo siguiente: ‘Art. 1391.’ (se transcribe). De ahí que los títulos de crédito como el pagaré traen
aparejada ejecución, lo que jurídicamente significa que el documento exhibido por la actora, es un
elemento demostrativo que en sí mismo hace prueba plena, y al satisfacer los requisitos del
artículo 170 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, la vía procedente para reclamar
su pago es la ejecutiva mercantil; de esta forma, al gozar de autonomía dicho documento, lleva
implícita la acción ejecutiva por ser una prueba preconstituida, que trae aparejada ejecución, la
cual exime a su tenedor de la obligación de probar la causa que le da origen al documento; por
ello, si el demandado opuso excepciones tendientes a destruir la eficacia del título es a él y no al
actor a quien correspondía la carga de la prueba del hecho en que fundamentó su excepción, lo
que no aconteció en el caso a estudio; por tanto, la responsable aplicó en forma debida el artículo
1194 del Código de Comercio, transcrito en líneas anteriores. Por otra parte, carecen de razón los
quejosos al argumentar que el documento fundatorio de la acción resultaba inexistente al haberlo
firmado en blanco, pues según adujeron, no contenía ninguno de los requisitos que por ley debe
contener, en específico la cantidad a pagar así como los intereses ordinarios y moratorios, y que
en un momento posterior unilateralmente el banco actor llenó todos los espacios que se
encontraban en blanco. Sobre el particular, la Sala responsable en la sentencia reclamada
estableció textualmente lo siguiente (se transcribe). De lo antes transcrito se advierte que la Sala
responsable no viola las garantías individuales de los quejosos, pues correctamente se ajusta a lo
dispuesto por los artículos 15 y 170 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, los
cuales textualmente disponen lo siguiente: ‘Art. 15.’ (se transcribe). ‘Art. 170.’ (se transcribe).
Efectivamente, contrario a lo estimado por los quejosos, la Sala responsable interpretó
correctamente los artículos mencionados en líneas anteriores, ya que de lo dispuesto por el
aludido artículo 15 de la citada ley, se colige que es permitida la emisión de los documentos
crediticios, sin consignar en ellos las menciones y requisitos para su eficacia, los que podrán ser
satisfechos por quien en su oportunidad debió llenarlos, siempre y cuando esto se haga antes de la
presentación del título para su aceptación o para su pago; es decir, basta la suscripción de un
título de crédito, como aconteció en la especie, para que éste tenga existencia, aun cuando
carezca de los datos relativos a la emisión, valor nominal, fecha de vencimiento, nombre del
beneficiario, toda vez que dichos datos podrán ser satisfechos por el tenedor legítimo, conforme a
lo convenido al momento de emitirse el documento; por tanto, la circunstancia alegada por los
quejosos, relativa a que los datos del documento fueron agregados al título de crédito en cuestión,
el cual refieren fue suscrito en blanco, no implica alteración de documento en los términos del
artículo 8o., fracción VI, de la legislación mercantil de referencia. Aunado a lo anterior, se tiene
que los datos que supuestamente fueron agregados al título, se efectuaron antes de la
presentación para el cobro por lo que debe prevalecer con todas sus características inherentes; en
todo caso, si el tenedor al llenar el documento de mérito, se excedió en las condiciones acordadas,
lo cual no fue acreditado, será responsable de los daños y perjuicios que se lleguen a ocasionar,
mas no puede hablarse de alteración del documento. Además cabe puntualizar que los
demandados, ahora quejosos, admitieron haber suscrito dicho título, aceptando en consecuencia
haber contraído una obligación cambiaria directa con el banco actor a través de la suscripción del
título en cuestión, y máxime que al haber admitido también que el pagaré de que se trata fue
firmado en garantía de una obligación que posteriormente se determinaría, se presume
válidamente que ambas partes acordaron previamente y tenían conocimiento pleno de la cantidad
que como suerte principal e intereses se estipuló al momento de suscribirse el documento, lo cual
no fue controvertido por los demandados en el juicio natural; por ende, aun en el supuesto caso
de que el documento hubiere sido firmado en blanco por los demandados, el banco estaba
legalmente facultado para llenar las menciones y los requisitos que dicho título debe contener
para que el mismo tenga validez y eficacia cambiaria, como acertadamente lo estimó la Sala
responsable. Sirve de apoyo a lo anterior, la jurisprudencia número 269 emitida por la Tercera
Sala, visible en la página 182, Tomo IV, Parte SCJN, Sexta Época del Apéndice de 1995, cuyo tenor
literal es el siguiente: ‘LETRA DE CAMBIO EN BLANCO.’ (se transcribe). Asimismo, tiene aplicación
la tesis aislada sustentada por el Tercer Tribunal Colegiado del Cuarto Circuito, visible en la página
319, Tomo VII, mayo de 1991, Octava Época, del Semanario Judicial de la Federación, cuyos rubro
y texto son los siguientes: ‘TÍTULOS DE CRÉDITO SUSCRITOS EN BLANCO. NO PUEDE HABLARSE DE
ALTERACIÓN DE DOCUMENTO SI SE AGREGAN LOS DATOS FALTANTES.’ (se transcribe). De igual
forma, con relación a lo alegado por los quejosos respecto a que en el caso concreto no hubo
consentimiento ni objeto por no haberse precisado la obligación en el documento base de la
acción; cabe decir que ello es inexacto, tal y como lo sostuvo la Sala responsable, ya que si bien
tanto el consentimiento como el objeto son elementos esenciales que afectan la existencia y
validez de los actos jurídicos, lo cierto es que tratándose de títulos de crédito, éstos son actos
mercantiles de naturaleza especial, mismos que se encuentran regulados por la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito, y por ende, se rigen por reglas especiales que corresponden a su
naturaleza; ello en virtud de que, como ya se dijo, la ley en cita además de establecer
expresamente las menciones y los requisitos que los títulos de crédito deben contener, también
concede la facultad de satisfacer tales requerimientos a quien en su oportunidad debió llenarlos
hasta antes de la presentación del título para su aceptación o para su pago. Ahora bien, resulta
igualmente infundado lo expuesto por los promoventes del amparo en cuanto a que la Sala
responsable valoró equivocadamente los medios de prueba que de su parte fueron ofrecidos y
desahogados en el juicio, consistentes en una documental privada referente a la copia certificada
por un notario público del pagaré base de la acción cuando éste se firmó en blanco; testimonial a
cargo del licenciado Alejandro Jiménez Guerrero, el cual constató que efectivamente el
documento en mención fue firmado en blanco por los demandados a favor de Banco
Internacional, S.A., y que el mismo fue certificado en esas condiciones por un notario público; las
periciales en grafoscopía emitidas por los peritos de la parte demandada y del tercero en
discordia, que concluyeron en similares términos respecto a que efectivamente el documento
base de la acción fue firmado en blanco y posteriormente agregados los datos inherentes al
mismo; lo anterior se dice infundado en virtud de que, aun cuando efectivamente las pruebas
anteriormente relatadas hayan tratado de acreditar en su momento que el título de crédito
fundatorio de la acción fue firmado en blanco y con posterioridad se asentaron los datos en él
consignados por el banco actor; lo cierto es que, con independencia de ello, tal y como ya se
expuso en apartados anteriores, en términos de lo que dispone el artículo 15 de la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito, las menciones y requisitos que un título de crédito o el acto en él
consignado necesitan para su eficacia, pueden ser satisfechos hasta antes de la presentación del
título para su pago, lo cual permite concluir que basta la suscripción de un pagaré para que éste
tenga existencia; de ahí que, quien firma un documento crediticio en blanco, se obliga a pagar en
los términos literales contenidos en él, ya que esa es la naturaleza de esos documentos según se
consigna en el artículo 5o. del ordenamiento legal en consulta, el cual establece lo siguiente: ‘Art
5o.’ (se transcribe). Aunado a lo anterior cabe reiterar que el artículo 15 de la mencionada ley,
pone de manifiesto que sí existe un límite para subsanar las menciones o requisitos no expresados
en un título de crédito, el cual es precisamente ‘hasta antes de la presentación del título para su
aceptación o para su pago’, y dado que los pagarés no se presentan a aceptación, es indudable
que sólo les puede ser aplicada la parte del artículo aludido relativa a ‘para su pago’; esto es, un
título de crédito de tal naturaleza puede ser llenado en cuanto a requisitos que en el momento de
su expedición se hubieran omitido pero únicamente hasta antes de ser presentados ‘para su
pago.’. Sirve de apoyo a lo anterior, las tesis aisladas sostenidas respectivamente por el Segundo
Tribunal Colegiado del Décimo Noveno Circuito y por el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil
del Tercer Circuito, visibles en las páginas 746 y 497, Tomo IV, agosto de 1996 y Tomo I, junio de
1995, ambas de la Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, cuyos rubros
y contenidos respectivos son del tenor literal siguiente: ‘TÍTULO DE CRÉDITO FIRMADO EN
BLANCO.’ (se transcribe). ‘PAGARÉ. LOS REQUISITOS FALTANTES PUEDEN SER LLENADOS POR SU
LEGÍTIMO TENEDOR SÓLO HASTA ANTES DE LA PRESENTACIÓN PARA SU PAGO.’ (se transcribe). En
mérito de lo anterior, resulta igualmente desacertado lo aducido por los quejosos respecto a que
la Sala responsable aplicó en forma incorrecta lo dispuesto por el artículo 1306 del Código de
Comercio, en cuanto a la apreciación en justicia del valor de las presunciones humanas; ello es así,
toda vez que, contrario a lo que se aduce, la autoridad responsable correctamente apreció tales
presunciones humanas dejando de concederles valor probatorio alguno, porque en términos del
artículo 1283 del Código de Comercio, éstas no sirven para probar aquellos actos que, conforme a
la ley, deban constar en una forma legal, como acontece en la especie al tratarse de un título de
crédito que reúne todos los requisitos legales para hacer efectiva la acción cambiaria directa en él
contenida. Por todo lo anterior, resultan inaplicables en la especie las tesis aisladas y
jurisprudenciales que al efecto citaron en su demanda de garantías los quejosos en cuestión."

Dicha ejecutoria dio origen a la siguiente tesis contenida bajo el rubro y texto:

"Novena Época

"Instancia: Tercer Tribunal Colegiado del Octavo Circuito


"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta

"Tomo: XV, febrero de 2002

"Tesis: VIII.3o.5 C

"Página: 942

"TÍTULO DE CRÉDITO. EXISTE AUN CUANDO SE SUSCRIBA EN BLANCO. El artículo 5o. de la Ley
General de Títulos y Operaciones de Crédito establece: ‘Son títulos de crédito, los documentos
necesarios para ejercitar el derecho literal que en ellos se consigna.’. Por tanto, quien suscribe un
pagaré en blanco se obliga a pagar en los términos literales en él contenidos, aun cuando haya
omitido consignar en el documento crediticio las menciones y requisitos necesarios para su
eficacia, como serían los datos relativos a su emisión, valor nominal, fecha de vencimiento o
nombre del beneficiario, ya que estos requisitos podrán ser satisfechos por quien en su
oportunidad debió llenarlos antes de la presentación del título para su aceptación o para su pago,
de conformidad con lo que establece el artículo 15 del invocado ordenamiento legal. Empero, si el
suscriptor omitió anotar esos datos y únicamente suscribió el documento entregándolo a un
beneficiario, esa circunstancia es suficiente para que éste tenga existencia y validez, toda vez que
esos datos podrán ser satisfechos por el tenedor legítimo en el momento en que se haga exigible
su cumplimiento, sin que por ello pueda estimarse que el documento fue alterado para su cobro,
de ahí que el título de crédito tenga validez y eficacia cambiaria plena.

"TERCER TRIBUNAL COLEGIADO DEL OCTAVO CIRCUITO.

"Amparo directo 627/99. Eduardo Castillo Flores y/o Eduardo Castillo Rendón. 18 de octubre de
2000. Mayoría de votos. Disidente: Sergio Eduardo Alvarado Puente. Ponente: Pablo Camacho
Reyes. Secretario: Luis Sergio Lomelí Cázares."

SÉPTIMO. En primer lugar, debe determinarse si en el caso existe contradicción de criterios, pues
sólo en tal supuesto es dable definir cuál es el que debe prevalecer.

Para que haya materia a dilucidar respecto de cuál criterio es el que debe prevalecer, debe existir,
cuando menos formalmente, una oposición de criterios jurídicos en los que se analice la misma
cuestión, es decir, para que se surta su procedencia, la contradicción denunciada debe referirse a
las consideraciones, razonamientos o interpretaciones jurídicas vertidas dentro de las sentencias
respectivas.

En otras palabras, existe contradicción de criterios cuando concurren los siguientes supuestos:

a) Que al resolver los negocios se examinen cuestiones jurídicas esencialmente iguales y se


adopten posiciones o criterios jurídicos discrepantes;

b) Que la diferencia de criterios se presente en las consideraciones, razonamientos o


interpretaciones jurídicas de las sentencias respectivas; y,

c) Que los diferentes criterios provengan del examen de los mismos elementos.

Al respecto, es aplicable la jurisprudencia que a continuación se transcribe:

"Novena Época
"Instancia: Pleno

"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta

"Tomo: XIII, abril de 2001

"Tesis: P./J. 26/2001

"Página: 76

"CONTRADICCIÓN DE TESIS DE TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO. REQUISITOS PARA SU


EXISTENCIA. De conformidad con lo que establecen los artículos 107, fracción XIII, primer párrafo,
de la Constitución Federal y 197-A de la Ley de Amparo, cuando los Tribunales Colegiados de
Circuito sustenten tesis contradictorias en los juicios de amparo de su competencia, el Pleno de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación o la Sala que corresponda deben decidir cuál tesis ha de
prevalecer. Ahora bien, se entiende que existen tesis contradictorias cuando concurren los
siguientes supuestos: a) que al resolver los negocios jurídicos se examinen cuestiones jurídicas
esencialmente iguales y se adopten posiciones o criterios jurídicos discrepantes; b) que la
diferencia de criterios se presente en las consideraciones, razonamientos o interpretaciones
jurídicas de las sentencias respectivas; y, c) que los distintos criterios provengan del examen de los
mismos elementos."

Establecido lo anterior, es procedente examinar si en la especie se da o no contradicción de


criterios.

El Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito y el Segundo Tribunal Colegiado
del Sexto Circuito, actualmente especializado en Materia Civil, sostienen que la circunstancia de
que se acredite que el pagaré fundatorio de la acción no contenía precisada la cantidad a pagar, lo
vuelve inexistente como título de crédito y ocasiona la improcedencia de la vía ejecutiva mercantil,
pues consideran que dicho requisito resulta indispensable para la existencia del pagaré, en
términos del artículo 170, fracción II, de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito.

Por suparte, el Tercer Tribunal Colegiado del Octavo Circuito, sostiene que de conformidad con los
artículos 15 y 170 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, está permitida la emisión
de títulos crediticios sin consignar en ellos las menciones y requisitos para su eficacia, los que
podrán ser satisfechos por quien en su oportunidad debió llenarlos, siempre y cuando esto se haga
antes de la presentación del título para su aceptación o para su pago, es decir, basta la suscripción
de un título de crédito para que éste tenga existencia.

En efecto, el Tribunal Colegiado de referencia sostiene que de conformidad con el artículo 15 de la


Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, es permitida la emisión de documentos
crediticios sin consignar en ellos las menciones y requisitos para su eficacia, los que podrán ser
satisfechos por quien en su oportunidad debió llenarlos, siempre y cuando esto se haga antes de la
presentación del título para su aceptación o para su pago, es decir, sostiene que basta la
suscripción de un título de crédito para que éste tenga existencia, aun cuando carezca de los datos
relativos a la emisión, valor nominal, fecha de vencimiento o nombre del beneficiario, toda vez
que dichos datos podrán ser satisfechos por el tenedor legítimo conforme a lo convenido al
momento de emitirse el documento.
De lo anterior se advierte que, en el caso concreto, existe contradicción de criterios sobre un
mismo tópico jurídico, que es precisamente si para poder considerar la existencia de un
documento crediticio como el pagaré, es indispensable que en éste se hubiera consignado la
cantidad que se obliga a pagar el suscriptor o no, y como consecuencia de ello sea procedente o
no la vía ejecutiva mercantil.

No es obstáculo a lo anterior, la circunstancia de que los criterios en contraposición no constituyan


jurisprudencia, porque los artículos 107, fracción XIII, párrafos primero y tercero, de la
Constitución Federal y 197-A de la Ley de Amparo, que establecen el procedimiento para
resolverla no imponen dicho requisito.

En relación con este punto, cobra aplicación la jurisprudencia sustentada por el Tribunal Pleno,
que es la siguiente:

"Novena Época

"Instancia: Pleno

"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta

"Tomo: XIII, abril de 2001

"Tesis: P./J. 27/2001

"Página: 77

"CONTRADICCIÓN DE TESIS. PARA QUE PROCEDA LA DENUNCIA BASTA QUE EN LAS SENTENCIAS
SE SUSTENTEN CRITERIOS DISCREPANTES. Los artículos 107, fracción XIII, de la Constitución
Federal, 197 y 197-A de la Ley de Amparo establecen el procedimiento para dirimir las
contradicciones de tesis que sustenten los Tribunales Colegiados de Circuito o las Salas de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación. El vocablo ‘tesis’ que se emplea en dichos dispositivos
debe entenderse en un sentido amplio, o sea, como la expresión de un criterio que se sustenta en
relación con un tema determinado por los órganos jurisdiccionales en su quehacer legal de
resolver los asuntos que se someten a su consideración, sin que sea necesario que esté expuesta
de manera formal, mediante una redacción especial, en la que se distinga un rubro, un texto, los
datos de identificación del asunto en donde se sostuvo y, menos aún, que constituya
jurisprudencia obligatoria en los términos previstos por los artículos 192 y 193 de la Ley de
Amparo, porque ni la Ley Fundamental ni la ordinaria establecen esos requisitos. Por tanto, para
denunciar una contradicción de tesis, basta con que se hayan sustentado criterios discrepantes
sobre la misma cuestión por Salas de la Suprema Corte o Tribunales Colegiados de Circuito, en
resoluciones dictadas en asuntos de su competencia."

SÉPTIMO. Debe prevalecer con carácter de jurisprudencia, el criterio sustentado por esta Primera
Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en términos de las consideraciones siguientes:

A fin de poder definir el criterio que debe prevalecer resulta indispensable, en primer término,
acudir al concepto que se ha dado doctrinalmente a los títulos de crédito, toda vez que de ello
derivaremos los elementos esenciales de su existencia.
Así, debemos decir que el autor César Vivante señala que un título de crédito es "un documento
necesario para ejercer el derecho literal y autónomo expresado en él".

Por su parte, Asquini señala que "es el documento de un derecho literal destinado a la circulación
e idóneo para conferir de manera autónoma la titularidad del derecho al propietario del
documento y la legitimación del ejercicio del derecho al poseedor regular del documento".

Por último invocaremos la definición que da A. Florentino, en el sentido de que es "el documento
de un derecho literal, idóneo para conferir de manera autónoma la titularidad del derecho al
propietario del documento y la legitimación para el ejercicio del mismo derecho al poseedor
calificado del documento".

Los referidos autores coinciden en que los títulos de crédito se individualizan como tales cuando
presentan los caracteres de necesidad o incorporación del derecho, literalidad y autonomía.

Como necesidad o incorporación del derecho debe entenderse a la compenetración del derecho
en el documento, por lo cual no es posible concebir el derecho sin el documento, ni el documento
separado del derecho.

La literalidad implica que el alcance del derecho mismo es fijado por el título, es decir, que el
derecho no puede hacerse valer si no es en los términos precisos en que resulta del título, siendo
excluida toda posibilidad de dirigirse a otros elementos extraños al título, o por lo menos a los que
el mismo no se refiere.

Por último, la autonomía implica la independencia de la posición de los distintos poseedores del
título en relación con sus poseedores anteriores.

Además de las características antes señaladas, el derecho mexicano también incorpora como
elementos existenciales de los títulos de crédito, formalidad, representación de obligación
patrimonial y su carácter ambulatorio o circulación.

Específicamente, el artículo 5o. de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito establece:

"Son títulos de crédito, los documentos necesarios para ejercitar el derecho literal que en ellos se
consigna."

En la especie, nos referiremos únicamente al pagaré por ser éste el título de crédito respecto del
cual se suscitó la contradicción tesis que nos ocupa, en cuanto a si la cantidad que ampara dicho
documento debe ser considerada como un requisito formal de existencia o de eficacia y, por tanto,
puede o no estar especificada en el mismo.

En primer lugar, resulta indispensable definir que el pagaré es el título de crédito en virtud del cual
una persona llamada suscriptor, promete y se obliga a pagar a otra, denominada beneficiario, una
determinada suma de dinero, en un plazo determinado, con un interés o rendimiento.

Ahora bien, en el caso del pagaré, los redactores están obligados a cumplir con ciertos requisitos
formales, que de no cumplirse dan lugar a la inexistencia, y hay otros cuya ausencia es presumida
por la ley, supliendo la omisión, por lo cual deben ser considerados requisitos de eficacia.
Al respecto, el artículo 170 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, es el precepto
que establece los requisitos de referencia:

"El pagaré debe contener:

"I. La mención de ser pagaré, inserta en el texto del documento;

"II. La promesa incondicional de pagar una suma determinada de dinero;

"III. El nombre de la persona a quien ha de hacerse el pago;

"IV. La época y el lugar de pago;

"V. La fecha y el lugar en que se suscribe el documento; y,

"VI. La firma del suscriptor, o de la persona que firme a su ruego o en su nombre."

Como se logra desprender del contenido del precepto antes transcrito, el legislador no precisó qué
requisitos eran indispensables para la existencia del pagaré, ni cuáles no lo eran y, por tanto,
podrían ser subsanados en términos del artículo 15 del mismo ordenamiento; sin embargo, dicho
precepto debe interpretarse en el sentido de que tanto las fracciones I, II y VI, contienen requisitos
indispensables para estimar que existe el pagaré y, por tanto, deben encontrarse cubiertos antes
de la suscripción del documento, de lo contrario éste no podrá ser considerado como tal; mientras
que los contenidos en las fracciones III, IV y V, son los que si bien resultan necesarios para que los
títulos de crédito produzcan plenamente sus efectos, éstos pueden ser satisfechos por quien, en
su oportunidad debió llenarlos, hasta antes de la presentación del título para la aceptación o para
su pago, pero su falta de precisión no impide que el pagaré exista como tal.

En efecto, como se logra desprender del contenido de las fracciones III, IV y V del artículo 170
antes transcrito, éstas se refieren al nombre de la persona a quien ha de hacerse el pago, la época
y el lugar de pago, y la fecha y lugar de suscripción del documento, tales requisitos deben ser
considerados de eficacia, pues hacen posible el cobro del documento y, por tanto, pueden ser
satisfechos por el tenedor legítimo del documento que es el interesado en hacerlo efectivo, en
términos del artículo 15 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, además de que la
propia ley prevé la forma de subsanar el defecto, en diversos preceptos del mismo ordenamiento,
lo que corrobora que no se trata de requisitos de existencia sino de eficacia.

A continuación esta Primera Sala procede a justificar la aseveración de que los requisitos
contenidos en las fracciones I, II y VI del artículo 170 de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito, constituyen requisitos de existencia del pagaré, refiriéndonos en primer lugar a por qué se
consideran esenciales los previstos en las fracciones I y VI del artículo 170 transcrito y por último al
contenido en la fracción II del mismo precepto que es la que en la especie interesa.

Como quedó señalado con antelación, el requisito contenido en la fracción I del precepto antes
transcrito, consiste en la mención de ser pagaré inserta en el texto del documento, y tiene como
finalidad diferenciarlo de otros títulos de crédito o de otros actos jurídicos, generando a su vez la
posibilidad de que surta sus efectos como título ejecutivo.

Al respecto, es aplicable la tesis sustentada por la extinta Tercera Sala de este Alto Tribunal, cuyo
criterio es compartido por esta Primera Sala y que es del tenor siguiente:
"Quinta Época

"Instancia: Tercera Sala

"Fuente: Semanario Judicial de la Federación

"Tomo: CXXVIII

"Página: 227

"PAGARÉ. LA MENCIÓN DE SERLO ES UN REQUISITO INDISPENSABLE PARA LA CONSTITUCIÓN DEL


TÍTULO DE CRÉDITO. La mención de ser ‘pagaré’, es un requisito indispensable para la constitución
del título de crédito de que se trata, conforme a los dispuesto por el artículo 170 de la Ley de
Títulos y Operaciones de Crédito, que en lo conducente, expresa: ‘El pagaré debe contener: I. La
mención de ser pagaré, inserta en el texto del documento’. Es un requisito formal justificado por el
propósito perseguido de volver más preciso el tenor del título y más segura su interpretación de
acuerdo con su naturaleza eminentemente formal. De no entenderse en esta forma la cuestión,
sin duda se introducirán graves perturbaciones en la circulación del título, puesto que cabrían
inducciones lógicas allí donde el legislador quiso que la existencia del título mismo apareciera
evidente de sólo su texto; aparte de que se dificultaría su circulación. Se trata, por tanto, en lo que
se refiere a la mención de ser pagaré que la ley establece, de un requisito verdaderamente
sacramental, que, consiguientemente, niega toda posibilidad de substitución de la palabra por
ninguna otra aunque sea equivalente.

"Amparo directo 4445/55. Ismael Cervantes Gutiérrez. 29 de abril de 1956. Unanimidad de cinco
votos. Ponente: Gabriel García Rojas."

Por lo que hace al requisito previsto en la fracción VI, que se refiere a la firma del suscriptor o de la
persona que firme a su ruego o en su nombre, igualmente debe decirse que se considera un
requisito de existencia, toda vez que la firma constituye el signo gráfico que representa la
manifestación de la voluntad del suscriptor de obligarse en los términos del documento o del acto
jurídico de que se trate, por tanto, ésta resulta indispensable para que surja la obligación
respectiva.

Es aplicable por identidad de razón la tesis que a continuación se transcribe:

"Quinta Época

"Instancia: Tercera Sala

"Fuente: Semanario Judicial de la Federación

"Tomo: CVIII

"Página: 1163

"LETRA DE CAMBIO, INEXISTENCIA DE LA, CUANDO FALTA EL GIRADOR O SU FIRMA ES


IMAGINARIA. El artículo 12 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito dispone: ‘La
incapacidad de algunos de los signatarios de un título de crédito; el hecho de que en éste
aparezcan firmas falsas o de personas imaginarias; o la circunstancia de que por cualquier motivo
el título no obligue a alguno de los signatarios, o a las personas que aparezcan como tales, no
invalidan las obligaciones derivadas del título en contra de las demás personas que lo suscriban’ .
Este precepto, parte de la existencia misma del título de crédito y supone que le falten firmas o
éstas correspondan a personas imaginarias, pero en tanto y cuanto no impliquen la falta de un
elemento esencial, pues si tal cosa sucediere, no habrá título de crédito y serán inexistentes todas
las obligaciones derivadas del mismo. Ahora bien, relacionando el artículo 12 con el 76 de la ley
invocada, se desprende que son elementos esenciales de la letra de cambio, la orden incondicional
al girado, de pagar una suma determinada de dinero, que debe ser dada por el girador, así como la
firma de éste; y en los artículos 77 y siguientes se supone siempre la existencia del girador y de su
firma, pues no es un requisito que pueda ser suplido por la misma ley. En consecuencia, es
aplicable al caso el artículo 14 del ordenamiento en cita y conforme al mismo, debe concluirse que
cuando no hay girador o su firma es imaginaria, la omisión de ese requisito esencial, que la ley no
presume ni suple, trae como consecuencia que el documento no valga como título de crédito, lo
cual no impide que el negocio causal que le dio origen, tenga validez como acto jurídico y de
acuerdo con su naturaleza civil o mercantil.

"Amparo civil directo 4170/50. Lomelí Antonia. 4 de mayo de 1951. Unanimidad de cuatro votos.
El Ministro Roque Estrada no intervino en este asunto por las razones que constan en el acta del
día. La publicación no menciona el nombre del ponente."

Por último, procederemos al análisis del requisito contenido en la fracción II del artículo 170 de la
Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, transcrito con anterioridad, en la que
textualmente se dispone:

"Artículo 170. El pagaré debe contener:

"...

"II. La promesa incondicional de pagar una suma determinada de dinero."

El requisito previsto en la fracción antes transcrita del artículo 170 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, consistente en la promesa incondicional del pago de una determinada
cantidad de dinero, debe ser considerado como parte del contenido esencial del pagaré, en primer
lugar porque la incondicionalidad de la obligación implica que no esté sometida a condición
alguna, es decir, que su cumplimiento no dependa de ningún suceso y permite desvincularlo de la
causa que le dio origen, cumpliendo de esta forma con el principio de autonomía, y facilitando su
circulación y cobro.

Al respecto, resulta pertinente señalar que este Alto Tribunal se ha pronunciado en el sentido de
que la incondicionalidad del pago no depende de que ello se exprese en el documento, sino de
que efectivamente la promesa de pago se formule sin sujeción a condición alguna, para que se
cubra así el requisito que la ley impone.

Lo anterior se encuentra apoyado por las tesis que a continuación se transcriben:

"Séptima Época

"Instancia: Tercera Sala

"Fuente: Semanario Judicial de la Federación


"Volúmenes: 121-126, Cuarta Parte

"Página: 97

"PAGARÉ, INCONDICIONALIDAD DEL. El hecho de que la Ley General de Títulos y Operaciones de


Crédito exija que para que un documento pueda ser catalogado como pagaré debe contener la
promesa incondicional de pago, no implica que tal característica de incondicionalidad deba
aparecer expresa en el mismo, sino que, en concordancia con el criterio sustentado por esta
Tercera Sala, en su jurisprudencia que bajo el número 225 aparece publicada en el último
Apéndice al Semanario Judicial de la Federación, relacionada con la incondicionalidad que también
respecto de la letra de cambio exige la fracción III del artículo 76 de la misma ley en cita, basta con
que, en el caso del pagaré, la promesa de pago se formule sin sujeción a condición alguna, para
que se cubra así el requisito que la ley impone.

"Amparo directo 6020/78. Sara Giliy P. viuda de Haydis. 20 de abril de 1979. Unanimidad de cuatro
votos. Ponente: Raúl Lozano Ramírez. Secretario: Pedro Reyes Colín.

"Sexta Época, Cuarta Parte:

"Volumen LVI, página 80. Amparo directo 3371/60. Simón Castrejón. 8 de febrero de 1962.
Mayoría de cuatro votos. Disidente: Gabriel García Rojas. Ponente: José Castro Estrada.

"Quinta Época:

"Tomo CXXVIII, página 227. Amparo directo 4445/55. Ismael Cervantes Gutiérrez. 20 de abril de
1956. Cinco votos. Ponente: Gabriel García Rojas."

"Séptima Época

"Instancia: Tercera Sala

"Fuente: Semanario Judicial de la Federación

"Volúmenes: 139-144, Cuarta Parte

"Página: 149

"PAGARÉ, INCONDICIONALIDAD DEL. BASTA QUE CONTENGA LA PROMESA DE PAGO. Aun cuando
sea verdad que los pagarés materia de la causa no consignen en su texto la expresión ‘promesa
incondicional de pagar’ una suma de dinero determinada, sin embargo, debe hacerse notar que si
bien la ley exige que el documento contenga una promesa incondicional de pagar una suma
determinada de dinero, sin embargo no exige como formalidad esencial que se consignen
sacramentalmente esas palabras, sino basta que del texto se desprenda que, en realidad, se
contiene la promesa incondicional, como ocurre si en el texto del documento aparece la
expresión: debe (mos) y pagare (mos) , lo que revela el compromiso de pagar, sin condición
alguna, la suma de dinero especificada.

"Amparo directo 3454/76. Carlos Rodríguez López. 6 de diciembre de 1978. Unanimidad de cuatro
votos. Ponente: J. Alfonso Abitia Arzápalo.

"Sexta Época, Cuarta Parte:


"Volumen LXXVI, página 36. Amparo directo 8161/61. Miguel García V. 16 de octubre de 1963.
Cinco votos. Ponente: Rafael Rojina Villegas.

"Volumen LVI, página 80. Amparo directo 3371/60. Simón Castrejón. 8 de febrero de 1962.
Mayoría de cuatro votos. Disidente: Gabriel García Rojas. Ponente: José Castro Estrada.

"Quinta Época:

"Tomo CXXVIII, página 227. Amparo directo 4445/55. Ismael Cervantes Gutiérrez. 20 de abril de
1956. Cinco votos. Ponente: Gabriel García Rojas."

Ahora bien, derivado de la incondicionalidad de la promesa de pago, igualmente debe


considerarse como un requisito esencial la necesidad de precisar la cantidad a pagar, que implica
que exista certeza sobre el alcance de la obligación.

En efecto, la promesa incondicional de pago constituye la declaración de voluntad del firmante, en


virtud de la cual se obliga a hacer efectiva la cantidad de dinero reseñada en el documento a la
persona que figure inicialmente como tenedor, o a los sucesivos tenedores del título al
vencimiento de éste.

En términos de lo dispuesto en la fracción que se analiza y de lo expuesto con antelación, debe


sostenerse que el pago ha de referirse forzosamente a una cantidad determinada, es decir, la
cantidad por la que se obliga el suscriptor del pagaré no puede quedar en blanco, sino que debe
estar perfectamente especificada en el título, toda vez que el suscriptor debe estar cierto de la
obligaciónque está adquiriendo, pues sólo de esa forma se entiende que se comprometa a pagarla
de manera incondicional.

Es decir, no se puede separar la incondicionalidad de la promesa de pago de la especificación de la


cantidad en el pagaré, pues el propósito de la norma es evitar que el deudor quede a expensas de
que el tenedor legítimo del documento asiente una cantidad que no necesariamente hubiera sido
la pactada, generando un estado de incertidumbre jurídica y hasta un estado de indefensión pues
dependería de que el deudor pudiera probar que la cantidad asentada no fue la pactada, lo cual en
algunas ocasiones sería imposible.

Es atento a lo anterior, que esta Primera Sala considera que el contenido de la fracción II del
artículo 170 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, no puede dividirse para
considerar que la promesa incondicional de pago sí es un requisito esencial para la existencia del
pagaré como título ejecutivo y la cantidad no lo es y, por tanto, puede ser asentada con
posterioridad a la firma del título, en términos del artículo 15 del propio ordenamiento
mencionado, toda vez que al suscribirse un pagaré, se debe cumplir con el principio de literalidad
que implica que el beneficiario de un título no pueda exigir al deudor nada que no esté previsto en
su texto, pues derivado de dicho principio el universo de obligaciones y derechos creado con la
expedición de un título, no puede, ni debe tener otra interpretación que la realizada respecto de lo
que esté escrito en el documento, por tanto, al no haberse determinado la cantidad materia del
pagaré, no se puede precisar la existencia de la obligación a cargo del suscriptor.

En efecto, como se dijo con antelación, en términos del artículo 5o. de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, la literalidad es el elemento que ilustra acerca de cuáles son los límites
del derecho consignado y, en consecuencia, cuáles son las aspiraciones reales y posibles del
acreedor, es decir, las palabras escritas en el papel son la exacta medida del derecho, en esa
tesitura, es claro que la cantidad que el deudor o suscriptor se compromete a pagar y a la que
tiene derecho el tenedor del título o beneficiario, debe estar perfectamente especificada en el
pagaré, pues de lo contrario se está contrariando no solamente uno de los principios que rigen a
los títulos de crédito previsto en el artículo 5o. referido, sino también la ley que prevé
expresamente que "Artículo 170. El pagaré debe contener: ... II. La promesa incondicional de pagar
una suma determinada de dinero. ...".

Por otro lado, en este mismo sentido debe decirse que el que se firme un pagaré en blanco,
igualmente contraría el principio de incorporación, pues al no determinarse la cantidad que
deberá de amparar, no se puede precisar la existencia de la obligación a cargo del suscriptor, ni
puede, por ende, hablarse de relación entre el título y el derecho objeto del propio documento,
pues como ya se dijo, no se encuentra determinada la obligación derivada del documento.

Asimismo, debe decirse que al no especificar la cantidad a pagar con motivo del pagaré,
igualmente se violenta el principio de la representación de la obligación patrimonial, toda vez que
el tenedor del documento en blanco ignora cuál es la cantidad de dinero materia de la obligación,
ni puede haber una relación jurídica del patrimonio del deudor respecto del acreedor, por no
poderse transmitir una cantidad incierta del pasivo de uno al activo del otro.

Por último, igualmente cabe decir que tampoco se cumpliría con los principios de autonomía y
circulación, pues respecto del primero, el documento quedaría sujeto a una condición suspensiva
como es la de que el signante determinara la cantidad por la que se obliga, y por otro lado, si no se
llenaran ni éste ni los demás requisitos, tampoco podría estimarse satisfecho el de circulación
jurídica, pues no podría considerarse propiamente como un título de crédito.

Como corolario, resulta indispensable señalar que no es óbice a lo anterior lo previsto por el
artículo 15 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, que prevé que algunos de los
mencionados requisitos que necesitan los títulos de crédito para su eficacia pueden ser llenados
por quien en su oportunidad debió llenarlos, pues una correcta exégesis de este precepto obliga a
considerar que la facultad para llenar un pagaré es privativa del signante, por ser él quien a través
de su firma avala la correspondiente obligación, por lo que en el caso de que hubiera sido el
beneficiario el que hubiera determinado la cantidad a pagar con motivo del pagaré y no así el
suscriptor del título, no podrían considerarse satisfechos los requisitos de literalidad,
incorporación, obligación patrimonial, formalidad, autonomía y circulación, que son
indispensables para considerar que se está frente a un título de crédito y, por tanto, no sería
procedente la vía ejecutiva mercantil que se intentara.

En tal virtud y como quedó precisado al principio del presente considerando, debe prevalecer el
criterio sustentado por esta Primera Sala, por lo que con fundamento en el artículo 195 de la Ley
de Amparo, la tesis correspondiente debe quedar redactada en los siguientes términos:

PAGARÉ. LA PROMESA INCONDICIONAL DE PAGAR UNA SUMA DETERMINADA DE DINERO, ES UN


REQUISITO DE EXISTENCIA.-En términos de la fracción II, del artículo 170 de la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito, la promesa incondicional de pago constituye la declaración de
voluntad del firmante en virtud de la cual se obliga a hacer efectiva la cantidad de dinero reseñada
en el documento a la persona que figure inicialmente como tenedor o a los sucesivos tenedores
del título al vencimiento de éste. En ese sentido, el pago ha de referirse forzosamente a una
cantidad determinada que no puede quedar en blanco, ello por dos razones: por un lado, porque
debe cumplirse con el principio de literalidad contenido en el artículo 5o. de la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito que implica que el beneficiario de un título no puede exigir al
deudor algo que no esté previsto en su texto, pues derivado de éste, el universo de obligaciones y
derechos creado con la expedición de un título, no puede, ni debe tener otra interpretación que la
realizada respecto de lo que esté contenido de manera escrita en el documento; por otro lado,
porque se estaría contrariando lo previsto por el artículo 170, fracción II, del mismo ordenamiento
que prevé expresamente que el pagaré deberá contener "La promesa incondicional de pagar una
suma determinada de dinero".

Por lo expuesto y fundado, se resuelve:

PRIMERO.-Sí existe contradicción de tesis entre las sustentadas por el Tercer Tribunal Colegiado en
Materia Civil del Primer Circuito, el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Sexto Circuito
y el Tercer Tribunal Colegiado del Octavo Circuito.

SEGUNDO.-Debe prevalecer el criterio sustentado por esta Primera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, que ha quedado precisado en el último considerando de esta resolución.

TERCERO.-Dése publicidad a esta ejecutoria, en términos del artículo 195 de la Ley de Amparo.

Notifíquese; remítase testimonio de esta resolución a los Tribunales Colegiados antes


mencionados y, en su oportunidad, archívese el expediente como asunto concluido.

Así lo resolvió la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por unanimidad de
cinco votos de los señores Ministros: José de Jesús Gudiño Pelayo, Sergio A. Valls Hernández, Juan
N. Silva Meza, José Ramón Cossío Díaz y presidenta Olga Sánchez Cordero de García Villegas
(ponente).

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