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CLAsIcOS ESENCIALES SANTILLANA Estudio de EL JUGUETE RABIOSO CLAsicos ESENCIALES SANTILLANA Sociedad y cultura de la época Entre la consolidacion institucional, la democracia y los golpes de estado: Argentina (1900-1943) Drone la segunda mitad del siglo xxx, cuando en el mundo co- menz6 la expansi6n capitalista, la Argentina inicio una etapa de pro- greso. En principio se debia consolidar la organizaci6n institucional. Y la manera de ejercerla fue efectivizar el control territorial por parte del estado, dominando zonas indigenas y definiendo las fronteras con paises limitrofes. Desde 1880 se fortalecié el poder presidencial y fue aumen- tando la incidencia del gobierno en cuestiones econémicas. Se pro- fundizaron las relaciones comerciales y financieras con otros pai- ses, especialmente con Gran Bretafa. Desde las dltimas décadas del siglo el pais comenz6 a recibir grandes cantidades de inmigrantes de Europa, fomentado por la politica del gobierno nacional. Se con- centraron especialmente en las grandes ciudades en tareas de cons- trucciOn de obras pabli para luego volcarse a actividades agro- pecuarias, debido a la facilidad de adquisicion de tierras, lo cual produjo el fortalecimiento posterior de una clase terrateniente. La expansi6n de la agricultura y ganaderia provocé la creacién de nuevas industrias que dio ganancias a los particulares y también al estado a través de impuestos a la exportaci6n. El ferrocarril dinamiz6 las comunicaciones entre las ciudades del interior y la Capital. El estado invirtio su presupuesto en la educacién y la administraci6n publica. La sociedad argentina vivid intensos cambios debido a ese crecimiento econémico y demografico. En 1914 la mitad de la po- blacion de Buenos Aires era extranjera, proveniente especialmente de Italia y Espafia. Estos inmigrantes deseaban el ascenso econdémico ra- pido y, en mayor o menor medida, lograron integrarse a las capas me- dias, luego de atravesar experiencias, en general, de pobreza, ignoran- cia y aislamiento. El juguete rabioso ] 137 [ Estudio CLASICOS ESENCIALES SANTILLANA Pero la sociedad estaba escindida doblemente: por un lado las grandes ciudades modernizadas diferenciadas del interior mds pobre; por el otro, la separaci6n de las clases altas conformadas por criollos, que veian con malos ojos a los extranjeros que llegaban para “invadirles” el pais. Estos mismos hombres provenientes de familias tradicionales, se ocupaban del manejo de las cuestiones politicas. Si bien el sistema institucional era el republicano, los mé- todos electorales eran sostenidos por una estructura partidaria en la que predominaba el caudillismo y la violencia patoteril. No habia lugar para el debate y la disidencia, todo se resolvia unilateral- mente. El estado obtiene cada vez mas presencia en la vida de los ciudadanos, sustentada por la ley de Registro Civil, Matrimonio Civil y Servicio Militar obligatorio. Pero el verdadero lugar de integracion nacional es en la escuela, laica, gratuita y obligatoria. En ocasi6én del Centenario de la Revoluci6n de Mayo, se observaron por un lado los festejos y la alabanza a los logros y el progreso; por el otro una huelga general, tensiones y violencias. Las mayores preocupaciones durante estos tiempos se refirieron al rumbo econémico, como consecuencia de la Primera Guerra Mundial de 1914, y a la emergencia de ciertas problematicas sociales, pro- ducto de demandas fundamentalmente del 4mbito rural, aquietadas en general en forma represiva, 0 con la aplicacién de la Ley de Re- sidencia que permitia expulsar a algunos inmigrantes demasiado mo- lestos. En el espacio urbano los sectores populares comenzaron a organizar asociaciones mutuales, gremiales, culturales, estimulados por la neéesidad de afrontar sus dificultades e integrar la heteroge- neidad lingiiistica y cultural. También surgen nuevas formas de expre- sién (tango, sainete, lunfardo) que expresan la confluencia entre di- versas manifestaciones. Los socialistas empezaron a tener una fuerte participacion en el Congreso, pero la representatividad para encauzar cuestiones obre- ras fue nucleada por el sindicalismo. El radicalismo comenzé6 a crecer con la presencia de nuevos sectores sociales y de jévenes. El juguete rabioso ] 138 [ Estudio CLAsicos ESENCIALES SANTILLANA En 1912, con Sdenz Pena, el sufragio pasa a ser obligatorio y las minorias obtienen representaciOn politica. En la elecci6n de 1916, inaugurando una nueva etapa institucional, triunfa el radical Hipdlito Yrigoyen. La Primera Guerra Mundial habia producido muchos cambios a nivel economico, social, politico y cultural. Yrigoyen sostuvo una postura de neutralidad, y el mantenimiento de las relaciones comer- ciales con los paises europeos. Esta posicion lo distancia de los Es- tados Unidos, contra los cuales manifiesta su hostilidad. Pero las con- diciones empeoraron por las dificultades en el comercio exterior, la retraccion de capitales, la baja de salarios y la creciente desocu- pacién. Comenzé6 una etapa de fuerte resistencia social; las huelgas se expandieron entre 1917 y 1918, en especial de los transportistas, luego los frigorificos, los ferroviarios, y, en 1919, los movimientos rurales que estallaron en la Semana Tragica y llegaron hasta 1921. La actitud gubernamental a través de la policia fue durisima y represo- ra, como en el caso de los fusilamientos de la Patagonia. De la misma manera que se desarrollan agrupaciones con fuerte influencia anar- quista, aparecen sectores que, desconfiados de la efectividad de la 1919 Semana Tragica. El movimiento buelguista El juguete rabioso J 139 [ Estudio CLASICOS ESENCIALES SANTILLANA democracia, proclamaban la presencia militar y eclesiastica en la cosa publica. En 1922 asume el gobierno Alvear, otro radical, quien limit6 la creacién de nuevos empleos ptiblicos y no dispuso de interven- ciones federales por decreto, dos modos de operar clasicos de la po- litica yrigoyenista. La division interna en el radicalismo se profundiz6 y hacia 1926 la idea de la reelecci6n de don Hipélito era un hecho. Este vuelve con la bandera de la “nacionalizaci6n del petroleo” y con su imagen mitica gana por amplia mayoria las elecciones de 1928. Pero la crisis mundial, la fuerte inflacién y la baja de sueldos provo- can la pérdida de la credibilidad en su gobierno. Hasta que el 6 de setiembre de 1930, un golpe militar lleva al gobierno al general José F. Uriburu. La politica aplicada tuvo como reacci6n consiguiente la desmovilizacién social, por el creciente elitis- mo autoritario de un sector, la revalorizacién de ideas fascistas. Lo sucedié el general Agustin P. Justo en 1932, promoviendo fuertes cambios econémicos como la regulacién del tipo de cambio y el impuesto a los réditos; el reflotamiento de empresas britanicas como ferrocarriles y colectivos, con grandes beneficios para ese pais; el control del mercado de carnes. En 1935, en el Senado de la Naci6n, fue asesinado Bordabehere. Entre el '35 y el '37 se efectuaron nuevamente numerosas huelgas, al mando de la CGT recientemente constituida, con la pos- terior reaccién del gobierno. En 1938 sucede a Justo el presidente Roberto M. Ortiz quien procur6 con su intervenci6n mediar en los conflictos sindicales. Se propuso depurar los mecanismos electorales y desplazar a los diri- gentes tradicionales. Pero por una enfermedad debié delegar, hacia fines de los '40, el mando al vicepresidente Castillo, el cual desmo- roné todo intento de democratizacién. La Guerra Mundial desencadenada en 1939 volvié a modificar el panorama nacional. En especial la continuidad de los intercambios comerciales con Inglaterra y USA. La postura argentina volvi6 a ser la neutralidad, situaci6n comprometida en 1941 cuando Estados Unidos interviene en la 2* Guerra Mundial y presiona a los paises americanos para que los apoyen. El juguete rabioso J] 140 [ Estudio CLASICOS ESENCIALES SANTILLANA El sector militar cobra cada vez mds fuerza en nuestro pais con respecto a los temas politicos. Surge un nuevo nacionalismo ba- sado en consignas antiimperialistas. Finalmente, en 1943, un nuevo golpe de estado, comandado por el ejército, depuso al presidente Castillo. El juguete rabioso ] 141 [ Estudio NTILLANA Roberto Arlt El juguete rabioso ] 142 / Estudio CLASICOS ESENCIALES SANTILLANA Sobre la vida y la obra de Roberto Arlt S. nombre fue Roberto Godofredo Christophersen Arlt. Nacié en Buenos Aires el 26 de abril de 1900, aunque él mismo se ha encar- gado de desconcertar, presentando otras fechas. Era hijo de una fami- lia de inmigrantes: su padre aleman y su madre austriaca. Estos ha- bian legado a fines del siglo xix y establecido en el barrio porteno de Flores. Alli pas6 su infancia Roberto. Seguin él mismo ha contado, fue a la escuela solamente hasta tercer grado: Autobiografias humoristicas de Roberto Arlt (Semanario Don Goyo N® 63, 14 de diciembre de 1926, pag. 20.) Me llamo Roberto Godofredo Christophersen Arlt, y he naci- do en la noche del 26 de abril de 1900, bajo la conjunci6n de los planetas Mercurio y Saturno. Esto de haber nacido bajo dicha con- junci6n es una tremenda suerte, segiin me dice mi astrélogo, por- que ganaré mucho dinero. Mas yo creo que mi astrélogo es un solemne badulaque, dado que hasta la fecha no tan s6lo no he ganado nada, sino que me he perdido la bonita suma de diez mil pesos. Ademiés, por la influencia de Saturno —aqui habla mi astré- logo— tengo que ser melancélico y hurafio, y no sé cémo hacer para estar de acuerdo con dicho senor y mi planeta, ya que cola- boro en una revista que es humoristica y no melancdlica. Ahora bien: Como el sefior director de Don Goyo me ha ase- gurado que hasta que Kublatran y la Nigricia recibe cartas pidién- dole detalles de mi maravillosa existencia, no tengo inconveniente en complacer a tantas lectoras lejanas. He sido un “enfant terrible”. A los nueve afios me habian expulsado de tres escuelas, y ya tenia en mi haber estupendas aventuras que no ocultaré. Estas cuatro aventuras pintan mi personalidad politica, criminal, don- juanesca y poética de los nueve afios, de los preciosos nueve afios que no volveran. El juguete rabioso ] 143 { Estudio CLAsIcOS ESENCIALES SANTILLANA Yo y Ferrer Aunque parezca mentira, ya tenia un concepto profundo de lo que era politica internacional y derecho privado y social. En esa €poca fue cuando en Montjuich (Espafa) fusilaron a Ferrer, el fundador de la Escuela Moderna. Este hecho, comenta- do por mis padres, me indigné de tal forma que, fabricando con papel barrilete una bandera espafiola, resolvi vengarlo a Ferrer. Al efecto, colocandole un asta a la bandera seguido de todos los vagos del barrio, me coloqué frente al almacén de un asturiano bruto, y en medio de la griteria de los muchachos incendié el sim- bolo espafiol. Luego, de una pedrada, le rompi al comerciante un vidrio del escaparate, y hui contento, seguro de que Ferrer, desde el cielo, aplaudia mi desagravio. Jefe de la Mano Negra En aquellos dias se hablaba mucho de los procedimientos de la Mano Negra para extorsionar a los que amenazaba. El asunto me interes6 de tal forma que resolvi hacer la prueba, y escogien- do como victima a una sefiora vecina que sufria terribles ataques de epilepsia, le escribi una carta en la cual la informaba que si no ponia mil pesos en un drbol de su jardin, una noche de esas la degollarian. Al final de la esquela habia impreso con betin una descomunal mano negra, y eso ya no parecia una carta, sino el mensaje de un carbonero con oficial residencia en el infierno. Cuando la pobre sefiora leyé el brulote, fue tal el susto que recibi6, que le sobrevino un ataque del que casi se muere. Su esposo, que averigu6 que yo era el autor del desaguisado, me hizo dar por mi padre una formidable paliza, y desde aquel dia las comadres del barrio murmuraron que yo moriria en la carcel porque tenia madera de futuro ladr6n. Mi primer amor Era pecosa y bizca, pero yo la creia mas hermosa que la luna, y por eso le escribi esta carta: “Senorita; Escapémonos al mar, Vestido de terciopelo negro la voy a llevar a mi barco pirata. Juro por el cadaver de mi padre ahorcado que la amo. Suyo hasta la muerte: Roberto Godofredo, caballero de Ventimiglia, senior de Rocabruna, capitén del balle- nero -El Taciturno». Todos estos nombres los habia tomado de una novela de Sal- gari, Pues, gcreeran ustedes?, la madre de esta pelandusquita, ha- biendo secuestrado la carta, casi me hace procesar por corruptor de menores. El juguete rabioso | 144 | Estudio CLAsicos ESENCIALES SANTILLANA Mi personalidad literaria Yo soy el primer escritor argentino que a los ocho afios de edad ha vendido los cuentos que escribié. En aquella época visitaba la libreria de los hermanos Pelle- rano. Alli conoci, entre otros, a don Joaquin Costa, distinguido ve- cino de Flores. El seior Costa, que conocia mis aficiones estram- bdticas, me dijo cierto dia: —Si traes un cuento te lo pago. Al siguiente domingo fui a verlo a don Joaquin, jy con un cuento! Recuerdo que en una parte de dicho esperpento, un protago- nista, el alcalde de Berlin, le decia a un ladr6n que, escondido debajo de un ropero, no podia moverse: —jInfame, levanta los brazos al aire o te fusilo! A don Joaquin lo impresioné de tal forma mi cuento que, emocionado, me lo arrebat6 de las manos, y prometiéndome leer- lo después me regalé cinco pesos. Y ése fue el primer dinero que gané con la literatura. Sefor Director de Don Goyo. Lo que he hecho después de los diez aftos de edad ocuparia, sin exagerar, diez volimenes, Y mejor es terminar aqui. (Don Goyo (semanario humoristico argentino). Ed. Haynes. Sale los martes, Director: C, Nalé Roxlo. Afio I N® 1, octubre de 1925.) Su infancia y adolescencia estuvieron marcadas por el autori- tarismo paterno y las dificultades econémicas, Ya siendo un mucha- cho salié a probar diferentes trabajos y oficios, hasta que fue expul- sado de la casa por su padre, luego de un enfrentamiento con él. Desde chico comenzé a leer e interesarse por la literatura universal, en especial los autores rusos y franceses, que le Ilegaban en traduc- ciones baratas; también los clasicos espafioles y los folletines. Durante esos anos conocié a Conrado Nalé Roxlo, con quien frecuentaba reuniones literarias y compartia el interés por la lectura y la escritura: “Arlt escribia con una celeridad extraordinaria. Muchas mafia- nas llegaba a mi casa, y sin despertarme se sentaba a mi mesa, frente a una ventana, y escribia paginas y mas paginas de apreta- da escritura, que al despertarme me leia mientras tomébamos el desayuno que mi madre nos servia. El juguete rabioso ] 145 [ Estudio CLAsICOS ESENCIALES SANTILLANA Por aquel entonces era, te6ricamente, corredor de papel de envolver y su madre lo hacia levantar muy temprano para dedi- carse al corretaje, pero él preferia venirse a casa y llenar las gran- des hojas de ordinario papel con extraordinarias fantasias.” (Conrado N. Roxio: Borrador de memorias, Buenos Aires, Plus Ultra, 1981, pag. 142.) Luego de realizar varios empleos para sobrevivir y de un frus- trado intento de ingreso a la Escuela de Mecanica de la Armada, a los 18 aflos comenzé a colaborar en algunas revistas con sus cuentos Su primera publicaci6n fue en 1920: Las ciencias ocultas en la ciudad de Buenos Aires. En ese afio se traslada a Cordoba y conoce a una joven, Carmen Antinucci, con quien se casaria poco después. Durante el tiempo que vive en esa provincia se afianza su personalidad de escritor. Pero en 1924 regres6 con su mujer y su pe- quena hija a la Capital. Alli se reencontré con sus amigos y con sus padres; y dio a conocer a algunos la novela que habia comenzado a escribir en Cérdoba. Por su amistad con Ricardo Giiraldes, quien formaba parte de Proa, publica en esta revista un capitulo como adelanto, el cual finalmente no aparecera en la novela: El poeta parroquial Adelanto de La vida puerca (El juguete rabioso) aparecido en la rev. Proa, N° 10, marzo de 1925. Juan se eché a reir. —Yo no entiendo de esas cosas... Decime, ;querés venir con- migo a ver un poeta? Tiene dos 0 tres libros publicados y como soy secretario de una biblioteca, estoy encargado de surtirla de libros. Por lo tanto, visitamos a todos los escritores. Querés venir? Vamos esta noche. —,Como se llama? —Alejandro Villac. Tiene un libro “La Caverna de las Musas” y otro “El collar de terciopelo”. —Qué tal son esos versos? —Yo no los he leido. Publica en “Caras y Caretas”. iAh! Si publica en “Caras y Caretas”, debe ser un buen poeta. El juguete rabioso | 146 [ Estudio CLASICOS ESENCIALES SANTILLANA —Y en “El Hogar” le publicaron el retrato. —En “El Hogar” le publicaron el retrato? —tepeti asombra- do—; pero entonces no es un poeta cualquiera. Si en “El Hogar” le publicaron el retrato... caramba... para que le publiquen en “Caras y Caretas” y el retrato en “El Hogar”... Esta misma noche vamos —y asaltado de un sibito temor—; pero gnos recibi iPorque para que le publiquen el retrato en “El hogar”! —Bueno, claro que nos va a recibir, Yo llevo una carta de bi- bliotecario. Entonces esta noche me venis a buscar. jAh! espera que te traigo “Electra” y la “Cita Morta”. Cuando nos apartamos, yo no pensaba en los libros, ni en el empleo, ni en la sincera generosidad de Juan el Magnifico; pen- saba emocionado en el autor de “La Caverna de las Musas”, en el poeta que publicaba en “Caras y Caretas” y cuyo retrato exhibiera gloriosamente “El Hogar’. El poeta vivia a tres cuadras de la calle Rivadavia, en una ca- llejuela sin empedrar, con faroles de gas, veredas, Arboles afiosos y casitas adornadas de jardines insignificantes y agradables, es decir, en una de esas tantas calles, que en los suburbios portefios tienen la virtud de recordarnos un campo de ilusi6n, y que cons- tituyen el encanto de la parroquia de Flores. Como Juan no conocia exactamente la direccién del autor de “La Caverna de la Musas”, tuvimos que informarnos en el barrio, y una nina apoyada en la pilastra de un jardin nos orient. —iEs la casa del poeta la que buscan no?, del seftor Villac. —Si, seforita: al que le publicaron el retrato en “El Hoga —Entonces es el mismo. ;Ven esa casita de frente blanco? —Aquélla con el arbol caido?... —No, la otra; esa antes de llegar a la esquina, la de la puerta de reja. —iAh, si, si! —Ahi vive el sefior Villac. —Muchas gracias —y saludandola nos retiramos. Juan conservaba su sonrisa escéptica, Por qué? An no lo sé. Siempre sonreia asi entre incrédulo y triste. Sentiame emocionado; percibia nitidamente el latido de mis venas. No era para menos. Dentro de pocos minutos me encon- waria frente al poeta a quien habian publicado el retrato en “El Hogar” y apresuradamente imaginaba una frase sutil y halagado- ta que me permitiera congraciarme con el vate. Rezongué: —éNos recibira? Como habiamos llegado a la puerta, Juan por toda respuesta se limito a golpear reciamente la palma de sus manos, lo que me pareci6 una irreverencia. ¢Qué diria el poeta? En esa forma sdlo Fl juguete rabioso | 147 [ Estudio CLASICOS ESENCIALES SANTILLANA lamaba un cobrador malhumorado. Se escuché el roce de suelas en las baldosas, en lo oscuro la criada atropell6 una maceta, des- se disefé una forma blanca a cuyas preguntas Juan res- pondi6 entregandole la carta. En cuanto aguardébamos, oianse ruidos de platos en el co- medor. —Pasen; el senor viene enseguida. Esta terminando de cenar. Pasen por aqui. Tomen asiento. Quedamos solos en la sala iluminada. Frente a la ventana encortinada, un piano cubierto de funda blanca. Ocupaban los cuatro angulos de la habitacién esbeltas columnitas, donde ofrecian las begonias en macetas de cobre sus hojas estriadas de venas vinosas. Sobre el escritorio, adornado por retratos de marco portatil, veiase en poético abandono una hoja donde estaba escrito el comienzo de —_ poema, y olvidadas en cierto taburete color de rosa un montén de piezas musicales. Habia también cuadritos, y delicadas chucherias suspendidas de Ja arafia atestiguaban la diligencia de una esposa prudente. A través de los cristales de una biblioteca de caoba, los lomos de cuero de las encuadernaciones duplicaban con sus titulos en le- tras de oro el prestigio del contenido. Yo, que curioseaba los retratos, dije: —Mira, una fotografia de Usandivaras, y con dedicatoria. Juan comenté burlonamente: —Usandivaras... si no me equivoco, Usandivaras es un pela- fustan que escribe versos pamperos... algo asi como Betinotti, pe- ro con mucho menos talento. —A ver... este... José M. Brafia! —Este es un poeta lanudo. Escribe con herraduras. En la ga- leria escuchamos los pasos del vate que publicaba en “Caras y Ca- retas”. Nos levantamos emocionados cuando el hombre aparecié. Alto, romantica melena, nariz aguilefia, rizado bigote, renegri- da pupila. Nos presentamos y cordialisimamente indicé los sillones. —Tomen asiento, j6venes... ;Asi que ustedes vienen delega- dos por el centro Florencio Sanchez? —Si, sefior Villac, y si no tiene ningun... —Nada, nada, con el mayor agrado... ¢Gustan servirse una tacita de café? Asomése a la galeria y al momento estuvo con nosotros. —Cenamos algo tarde, porque la oficina, ocupaciones. —Ciertamente... Efectivamente, las exigencias de la vida. —Y conversando en tanto saboreaba el café en su tacita, con sencillez encantadora, el poeta El juguete rabioso | 148 [ Estudio CLAsICOs ESENCIALES SANTILLANA —Agradan estas solicitudes. No dejan de ser un estimulo para el trabajador honrado. Ya he recibido varias de la misma indole y siempre trato de satisfacerlas. No se moleste, joven... esta bien asi —acomodando la taza en la bandeja—. Como les decia, la se- mana pasada recibi una carta de una dama argentina residente en Londres. Fijense ustedes que “The Times” le pedia informes acer- ca de mi obra aplaudida en diarios argentinos. —El sefior tiene publicados “El Collar de Terciopelo” y la “Caverna de las Musas”? —También otro volumen; fue el primero. Se llama “De mis vergeles”, pero naturalmente, una obra con defectos... entonces tenia 19 afos. —Tengo entendido que la critica se ha ocupado de usted. i, de eso no me quejo. Principalmente “La Caverna de las Musas” ha sido bien acogida... Decia un critico que yo uno a la sencillez de Evaristo Carriego el patriotismo de Guido Spano... y no me quejo... hago lo que puedo —y con un magno gesto des- vid el cabello de las sienes hacia las orejas. —Y ustedes, sno escriben? —£] sefor —dijo Juan. —(Prosa 0 verso? —Prosa. —Me alegro, me alegro... Si necesita alguna recomendacié1 Traigame algo para leer... Si gustan visitarme los domingos a la mafiana, hariamos un paseito hasta el Parque Olivera. Yo acos- tumbro a escribir alli. ;Ayuda tanto la naturaleza! —jCémo no! Gracia Juan, viendo empalidecer el diélogo, pregunt6 mintiendo: —Si no me equivoco, senor Villac, he leido un soneto suyo en “La Patria degli Italiani”. {Usted escribe también en italiano? —No, puede ser que lo hayan traducido; no tendria nada de extrano. Juan insistio: Sin embargo voy a ver si encuentro ese numero y se lo envio. Bello idioma, gverdad, sefior Villac? —Hfectivamente, sonoro, grandilocuente... Yo, con candidez, pregunté: —Y a usted, sefior Villac, ¢quién lo emociona mds, Carducci o D’Annunzio? —Como novelista, Manzoni... ¢eh? Mas vida no es cierto? Me recuerda a Ricardo Gutiérrez. —Si, es verdad; mas vida —repiti6 Juan, mirandome casi asombrado. vamos a aprovechar su invitacion. El juguete rabioso ] 149 [ Estudio CLAsICOS ESENCIALES SANTILLANA © —Ademis, Carducci... qué quiere que le diga... sinceramen- te... pocos poetas hay que me agraden tanto como Evaristo Ca- rriego, esa sencillez, aquella emoci6n de la costurerita que dio el mal paso... esos sonetos... sera porque yo soy sonetista y “El sone- to es una lira de hebras de oro”. “Una caja... —Ciertamente —observ6 Juan, impasible— ciertamente, me he fijado que la critica lo aplaude mucho como sonetista. —Una caja de encantos” escribi vez pasada en “Caras y Ca- retas”... y no me he equivocado. Nuestro siglo prefiere el soneto, como en un estudio indi... La entrada de la criada con un bulto que contenia “La Caver- na” y otros volimenes, interrumpié sus palabras y desgraciada- mente, no pudimos saber qué indicaba en su estudio el hombre del retrato en “El Hogar’. Para no pecar de indiscretos, nos levantamos, y acompafiados hasta el umbral de la puerta, nos despedimos efusivamente del sonetista. Yo le prometi volver. Cuando pasamos frente a la casa de nuestra informadora, la nina estaba atin en la puerta. Con voz timida pregunto: —iLo encontraron al sefiot —No es verdad que es un talento? Oh!... —dijo Juan— un talento bestial. Fijese que hasta en el “Times” se interesan por saber quién es. En 1926, con el aval de Enrique Méndez Calzada, la Editorial Latina publicé el libro al cual, por sugerencias, se le ha cambiado el nombre de La vida puerca por El juguete rabioso. Entre 1926 y 1927 public6 en la Revista Don Goyo breves relatos y cuentos, con influencia de hechos de su vida; y fue cro- nista de policiales en el diario Critica de Natalio Botana. En 1928 comienzan a aparecer en el diario El Mundo, dirigido por Alberto Gerchunoff, sus Aguafuertes portefias y algunos cuentos que en 1933 integraran El jorobadito. Escribi6 en esa seccion hasta 1935. En 1929 apareci6 Los siete locos, premio municipal de no- vela en 1930 y en 1931 su continuacién, Los lanzallamas. Su tltima novela es de 1932, El amor brujo. Por esa €poca Arlt se presentaba asi: El juguete rabioso ] 150 [ Estudio CLASICOS ESENCIALES SANTILLANA Roberto Arlt AUTOBIOGRAFIA (en Cuentistas argentinos de hoy - 1921/1928. Compilada por Miranda Klix. Ed. Claridad, Buenos Aires, 1929). He nacido el 7 de abril del afio 1900. He cursado las escuelas primarias hasta el tercer grado. Luego. me echaron por inutil. Fui alumno de la Escuela de Mecdnicos de la Armada. Me echaron por inutil. De los 15 a los 20 afios practiqué todos los oficios. Me echaron por inttil de todas partes. A los 22 afios escribi “El juguete rabioso”, novela. Durante cuatro afios fue rechazada por todas las editoriales. Luego encon- tré un editor inexperto. Actualmente tengo casi terminada la novela “Los siete locos”. Me sobran editores. Lecturas actuales: Quevedo, Dickens, Dostoievsky y Proust. Curiosidades cinicas: Me interesan entre las mujeres deshones- tas, las virgenes, y entre el gremio de los canallas, los charlatanes, los hipécritas y los hombres honrados. Certidumbres dolorosas: Creo que jams sera superado el feroz servilismo y la inexorable crueldad de los hombres de este siglo. Creo que a nosotros nos ha tocado la horrible misién de asis- tir al creptsculo de la piedad, y que no nos queda otro remedio que escribir deshechos de pena, para no salir a la calle a tirar bombas o a instalar prostibulos. Pero la gente nos agradeceria mis esto ultimo. El hombre en general me da asco, y tengo como Gnica virtud el no creer en mi posible valor literario sino cinco minutos por dia, Autobiografia Roberto Arlt (“Critica", 28 de febrero de 1927). “Me llamo Roberto Christophersen Arlt, y naci en una noche del afio 1900, bajo la conjuncién de los planetas Saturno y Mercurio. Me he hecho solo. Mis valores intelectuales son rela- tivos, porque no tuve tiempo para formarme. Tuve siempre que tabajar y en consecuencia soy un improvisado 0 advenedizo de la literatura. Esta improvisaci6n es la que hace tan interesante la El juguete rabioso ] 151 / Estudio CLAsicos ESENCIALES SANTILLANA figura de todos los ambiciosos que de una forma u otra tienen la necesidad instintiva de afirmar su yo. Creo que la vida es hermosa. S6lo hay que afrontarla con sin- ceridad, desentendiéndose en absoluto de todo lo que no nos hace mejores, pero no por amor a la virtud, sino por egoismo, por orgullo y porque los mejores son los que mejores cosas dan. Actualmente trabajo una novela que se titular Los siete locos, un indice psicolégico de caracteres fuertes, crueles y torcidos por el desequilibrio del siglo. Mis ideas politicas son sencillas. Creo que los hombres nece- sitan tiranos. Lo lamentable es que no existan tiranos geniales. Quiza se deba a que para ser tirano hay que ser politico y para ser politico, un solemne burro 0 un estupendo cinico. En literatura leo s6lo a Flaubert y a Dostoievsky, y socialmente me interesa mis el trato de los canallas y los charlatanes que el de las personas decentes.” Autobiografia “Roberto Arlt, autor de la novelita ‘Una noche terrible’ que se publica en este nimero, hace para los lectores de Mundo Argentino su propia Biografia”. Buenos Aires, 26 de agosto de 1931. Filiacién: Edad, 31 afios, estatura 1,73 m. Cabello castaiio. Ojos negros. Sabe leer y escribir. Signos particulares: algunas faltas de ortografia. Obra realizada: 3 novelas, 20 volimenes de impresiones por- tefas en el diario “El Mundo”. Premio Municipal. Instrucci6n: Tercer grado de las escuelas primarias. Oficios: Varios. Filiacion psiquica: Humor cambiante. Necesidades: reducidisi- mas. Ideales: ninguno. Convicciones: Ninguna. Cosas que le interesan: los hombres cuando tienen historia, las mujeres cuando se dejan leer, los libros cuando estan bien escritos. Defectos: Vanidoso como todos los autores. Susceptible, des- confiado, a veces injusto. Egoista. Virtudes: Sinceridad absoluta. Fe en si mismo. Aceptacién tran- quila de todo fracaso y desilusion. Voluntad desarrollada. Posibilidades: Si trabaja con asiduidad y no se deja marear por el éxito facil, sera un escritor de alcances sociales estimables. Juicios externos: Segin algunos, un cinico, para otros un amar- gado: y para mi mismo, un individuo en camino a la serenidad interior definitiva. El juguete rabioso ] 152 [ Estudio CLAsIcos ESENCIALES SANTILLANA En la década del ’20 se gestaron dos grupos de intelectuales que, si bien se ha comprobado que sus diferencias fueron agigantadas més por una critica que los vio ubicados en dos polos irreconciliables que por un enfrentamiento real, marcaron ciertas tendencias en el campo literario argentino. Por su agrupacién en respectivas calles y lugares de Buenos Aires, se los designé con los nombres de Florida y Boedo, Arlt tuvo acercamientos a ambos grupos. Publicé en Proa, revista de Florida, fue secretario y compafero entrafable de uno de sus miembros, Giiiraldes; y desarrollo una mirada moderna y una estética urbana para nada alejada de las innovaciones vanguardistas. Pero tal vez compartié més cierta visi6n del mundo, cierta ética, que lo unia a los escritores de Boedo, representantes de la izquierda argentina, nucleados en la revista Los pensadores, desde su interés por darle la voz a quienes no la tenian o el uso de ciertos registros de la lengua. La tarea periodistica lo Ilev6 a viajar con frecuencia por el pais y el exterior. Vivid un tiempo en Espana donde escribio las Agua- fuertes espatolas. Retorné en 1936, poco antes de producirse la guerra civil espanola. Paralelamente a su vocacion de escritor, manifest6 gran in- terés por los inventos. Habia patentado la fabricacion de unas medias de mujer que no se corrieran, mediante la aplicacién de una solucion gomosa con un sistema de vulcanizaci6n. Tenia esperanzas de que su invento le proporcionara ganancias economicas, pero no pudo avan- zar demasiado en él. Otro de sus intereses, que le ocup6 los Giltimos afos de su vida, fue el teatro. En 1938 se estrena en el Teatro del Pueblo su obra Africa, Otros titulos publicados de este género fueron: Saverio el cruel, 300 millones, La isla desierta. En 1940 reine cuentos en El criador de gorilas. Muere su esposa y al poco tiempo se casa con Elizabeth Schine en Uruguay. El 26 de julio de 1942 fallecid Roberto Arlt, de un ataque al corazon. El juguete rabioso | 153 [ Estudio CLAsICOsS ESENCIALES SANTILLANA Anilisis de El juguete rabioso Leer para vivir E. “La inutilidad de los libros’, una de las Aguafuertes, dice Arlt: “Lo que hacen los libros es desgraciarlo al hombre, créalo. No conozco un slo hombre feliz que lea. Y tengo amigos de todas las edades. Todos los individuos de existencia m4s 0 menos com- plicada que he conocido habian leido. Leido, desgraciadamente, mucho. Si hubiera un libro que ensefiara, fijese bien, si hubiera un libro que ensefara a formarse un concepto claro y amplio de la existencia, ese libro estaria en todas las manos, en todas las es- cuelas, en todas las universidades; no habria hogar que, en estan- te de honor, no tuviera ese libro que usted pide. ;Se da cuenta? No se ha dado usted cuenta todavia de que si la gente lee, es porque espera encontrar la verdad en los libros. Y lo mas que puede encontrarse en un libro es la verdad del autor, no la ver- dad de todos los hombres. Y esa verdad es relativa... esa verdad es tan chiquita.,. que es necesario leer muchos libros para apren- der a despreciarlos.” (Obras completas, Tomo II, pag. 519.) En El juguete rabioso el protagonista, Silvio Astier, se rebela de alguna manera a esa premisa. Mas alla de afirmar o negar la futi- lidad de la literatura, leer le permite salir de una realidad hostil. Desde su iniciaci6n como lector de aventuras heroicas y ban- dolerescas, pasando luego por los textos robados, hasta los manuales de ciencia y técnica de sus momentos de ocio, los libros son el mo- delo del hacer, el lugar donde aprende a vivir. Y Silvio desea ser lo que ha leido, La imaginaci6n le sirve para evadirse y compensar los su- frimientos de la vida con algunos suefios. En la fantasia estan los in- ventos, el dinero, las mujeres, el sexo, la fama. Quiere ser un bandido como Rocambole: El juguete rabioso ] 154 [ Estudio CLAsICOS ESENCIALES SANTILLANA “Entonces yo sofaba con ser bandido y estrangular corregido- res libidinosos; enderezaria entuertos, protegeria a las viudas y me amarian singulares doncellas.” (Ver pag. 13.) No acepta la moral burguesa del culto al trabajo. Porque: “Si, el dinero adquirido a fuerza de trapacerias se nos fingia mucho mis valioso y sutil [...] No era el dinero vil y odioso que se abomina porque hay que ganarlo con trabajos penosos, sino dinero agilisimo...” (Ver pags. 26-27.) Quiere ser inyentor para salir de una sociedad en la que no tiene espacio. La fantasia técnica, el descubrir algo que revolucione la ciencia y lo haga famoso y rico, es una de las formas de ensofacion para los pobres ¢ inventores con dificultades de acceso a las institu- ciones de la cultura. Instalado en la marginalidad de los inmigrantes, aprende el saber cientifico en manuales de-divulgacion yen su prac- tica de aficionado. Quiere ser traidor, porque la Gnica forma de trascender en la vida es a través déUn acto canallesco, delito legitimado y justificado por sus lecturas y los modelos de héroes que alli se proponen: “Yo vi mi existencia prolongada entre todos los hombres. La infamia hago eso me condeno para siempre. Y cariote. Toda la vida Ilevaré una pena.” * estiraba mi vida entre ellos estaré solo, y seré como Judas (Wer pig. 124.) Robar, incendiar, inventar, delatar, son las acciones que orga- nizan la vida de“Astier y que Se apoyan en el acto de leer. El modo de adquisicion de los bienes culturales no es facil; y Arlt plantea los obstdculos. Los libros —para los desposeidos— son un objeto de se- gunda mano: se alquilan, se roban, se venden usados, se queman, son inttiles. Memorias de un aprendizaje El juguete se presenta como un texto autobiografico; y el na- rrador, Astier, cuenta en cuatro capitulos unos pocos momentos de su vida, entre los 14 y 17 afos. El juguete rabioso ] 155 [ Estudio CLASICOS ESENCIALES SANTILLANA. Aqui las memorias son una instancia posterior; el yo evocador es un adulto: Pero como los dioses son arteros de coraz6n, no me sor- prende al escribir mis memorias enterarme...” (Ver pag. 13.) “Una tristeza enorme pas6 por mi vida. Mas tarde recordaria siempre ese instante.” (Ver pag. 131.) Tiene una estructura aditiva, cada capitulo contiene una his- toria casi aut6noma, un universo definido, cuyo eje es el propio per- sonaje. Es una novela de iniciacion. Pero no es la tipica novela de for- maci6n —Bildungsroman— ya que el protagonista no se integra a la sociedad sino que decide ser un excluido. Se destaca por su trans- gresiOn; muestra vidas que escapan a las normas y valores de la moral dominante. El aprendizaje se produce mediante los actos de lo que Ma- sotta llama “fenomenologia de la aparici6n del mal”. Acciones como la construcci6n de un cah6n capaz de matar y destruir todo, robar los libros de una biblioteca escolar, incendiar la libreria donde trabaja, arrojarle un fésforo encendido a un linyera, intentar un suicidio, trai- cionar a un amigo; son acontecimientos que van emergiendo de cada etapa y que resultan fallidos. Excepto el tltimo, que es la culmina- ci6n del proceso de exclusion del mundo que lo rodea. Astier_recha- za integrarse en la sociedad burguesa pero negandose a ser un lum- pen, ante la constatacién de la imposibilidad de vivir segin el modo imaginado. La vida puerca En el capitulo I, “Los ladrones”, Silvio comienza narrando sus inicios en la lectura “devorada por entregas”, facilitada por el zapa- tero andaluz. Asi conoce las peripecias de Rocambole, el personaje de Ponson du Terrail. Y suefia con imitarlo. De esa manera forma un club de ladrones, “Los Caballeros de la Media Noche”, junto a dos vecinos, con quienes se dedica a robar. Planean las acciones a seguir para cometer diversos hechos delictivos y se distribuyen las tareas de acuerdo con los saberes especializados El juguete rabioso J] 156 [ Estudio CLAsicos ESENCIALES SANTILLANA de sus miembros: Silvio, el inventor; Enrique el falsificador; Lucio, el entusiasmado neéfito. Estos adolescentes, fuera del ambito de la legalidad, desean destruir la sociedad en la que les ha tocado vivir. Al robar y obtener dinero facilmente, gozan de estar inmersos en un mundo imaginario. Bajo las apariencias de simples jovenes de clase media, bulle una vida secreta ¢ impune, donde sienten que tienen un lugar ganado por sus saberes y habilidades; se creen excepcionales. El robo a la biblioteca de una escuela es el fin de sus haza- fas, antes de la disolucién del grupo, acordada por el temor a ser encontrados por la policia y caer dentro de los limites de la ley. Para ellos la escuela es un espacio de donde fueron exclui- dos; alli esta el saber consagrado del cual ellos no forman parte. La manera de adquirirlo es mediante la apropiacion ilegal de sus bienes simbdlicos. En esa escena los libros son considerados mercancias (se roba para venderlos y obtener dinero de ellos) y plantean un debate sobre su valor en términos econémicos. Pero habra algunos que seran repartidos entre ellos: Baudelaire o manuales de ciencias, los cuales ponen de manifiesto sus preferencias, y son los materiales arltianos de la formacién como escritor. En el capitulo II, “Los trabajos y los dias” se describen las experiencias de Silvio en el mundo del trabajo y el derrumbamiento de sus fantasias. Para él el trabajo es una actividad denigrante, pero debe hacerlo porque no tiene opcin frente al mandato materno y a los sufrimientos por los que atraviesa su familia, Falta de un padre, po- breza, desposesi6n, enfermedad: “Tenés que trabajar, Silvio [...] rencor a sus palabras tercas, odio a la indiferencia del mundo, a la miseria acosadora de todos los dias, y al mismo tiempo una pena innominable: la certeza de la propia inutilidad.” (Ver pags. 45-46.) La necesidad y el sentimiento de culpa lo llevan a emplearse en una libreria del centro, cuyos duefos, un matrimonio de inmi- grantes italianos, venden libros usados. Alli sufre maltratos y privaciones, se avergiienza de mostrarse como un esclavo frente a los clientes 0 a personas de condiciones El juguete rabioso ] 157 [ Estudio CLASICOS ESENCIALES SANTILLANA ciales superiores que pasan por alli. Presencia el espectaculo de violencia cotidiana de esa pareja s6rdida. En el trabajo pierde su individualidad y sus ideales. Los libros dejaron de ser aquel objeto preciado donde encontrar el mundo imaginario de los héroes o el lugar de busqueda del saber de auto- didacto, Aqui son mercaderias sucias, tocadas, viejas, con las que intentan negociar seres ignorantes que sdlo se preocupan por el di- nero. La miseria y la humillacion lo llevan a intentar un incendio, ensofaci6n que le permite reivindicar la libertad que anhela y no posee. Pero ese acto es fallido, ya que la brasa con la que pretendia quemar todo, se extingue en un charco de agua. Fracasado el plan, deja el empleo. En “El juguete rabioso”, el siguiente capitulo, vuelve a apare- cer el reclamo de la madre por el trabajo frente al contacto de Silvio con los libros de electrotécnica y el proyecto de llegar a ser un gran inventor. Entonces se presenta en la Escuela Militar de Aviacion, don- de requieren aprendices para mecdnicos. Pese a la ausencia de va- cantes, consigue que lo incorporen luego del despliegue de un dis- curso donde demuestra sus conocimientos. Por un momento siente renacer en él el sentido de la existenci Conventillo El juguete rabioso |] 158 [ Estudio CLAsicos ESENCIALES SANTILLANA “Yo podria ser un ingeniero como Edison, un general como Napole6n, un poeta como Baudelaire, un demonio como Rocam- bole.” (Ver pag. 81.) Desarrolla frente a los oficiales el saber de pobre aprendido en la experiencia y los escritos de divulgacion. Pero poco le iba a durar su entusiasmo porque verifica que nunca saldria de su condi- ci6n, la vida en el cuartel no dista de las carencias a las que est4 acos- tumbrado. Y finalmente, a los pocos dias, es despedido con el absur- do argumento de que: “Aqui no necesitamos personas inteligentes, sino brutos para el trabajo.” (Ver pag. 86.) La angustia y la desolaci6n lo invaden. Ya no puede regresar a su casa con una derrota m: que quiere: . Comprueba que nunca alcanzara lo “{...] es menester saber las miserias de esta vida puerca, comer el higado que en la carniceria se pide para el gato, y acostarse tem- prano para no gastar el petrleo de la lampara.” (Ver pag. 86.) Se aloja en una pieza de hotel y, luego de un suefo alucina- do donde se mezcla un viaje a Europa y una escenografia urbana (absolutamente surrealista, tiene un encuentro con el muchacho ho- ‘mosexual, que le cuenta su vida, sus sufrimientos y sus anhelos im- posibles. Astier sale de alli dispuesto a suicidarse “no he de morir pero tenfd que matarme” repite obsesivamente. Finalmente no lo logra. Este es el dltimo acto fallido, ya que en el cuarto capitulo, “Judas Iscariote”, va a ejecutar la accion definitiva de las que se han deno- minado “el aprendizaje,del mal”. El personaje, ya dos o tres ahos mayor que al comienzo, esta trabajando como vendedor de papel para envolver a diferentes co- merciantes. Nuevamente la apreciacién de los vendedores aparece en sus aspectos mas viles y miserables, y Astier los observa sabiéndose distinto a ellos. Vuelve a encontrar a su amigo Lucio, transformado e integrado a la sociedad, y recibe la noticia de que Enrique estaba El juguete rabioso | “159 [ Estudio

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