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El documento discute los desafíos de gestionar la diversidad en la educación mediante la problematización continua y el compromiso con la causa de la inclusión. Señala que las prácticas educativas deben reconocer y atender a las diversidades de los estudiantes y garantizar trayectorias educativas equitativas para todos. También destaca la necesidad de adoptar un enfoque de derechos que incorpore la educación inclusiva y reconozca a todos los estudiantes como sujetos de derecho con diversas características.
El documento discute los desafíos de gestionar la diversidad en la educación mediante la problematización continua y el compromiso con la causa de la inclusión. Señala que las prácticas educativas deben reconocer y atender a las diversidades de los estudiantes y garantizar trayectorias educativas equitativas para todos. También destaca la necesidad de adoptar un enfoque de derechos que incorpore la educación inclusiva y reconozca a todos los estudiantes como sujetos de derecho con diversas características.
El documento discute los desafíos de gestionar la diversidad en la educación mediante la problematización continua y el compromiso con la causa de la inclusión. Señala que las prácticas educativas deben reconocer y atender a las diversidades de los estudiantes y garantizar trayectorias educativas equitativas para todos. También destaca la necesidad de adoptar un enfoque de derechos que incorpore la educación inclusiva y reconozca a todos los estudiantes como sujetos de derecho con diversas características.
Al pensar en gestionar las diversidades en educación (un
proceso que de por si implica una revisión profunda al paradigma
vigente), nuestro gran desafío reside en la problematización continua, individual y grupal, para dejar de ser espectadores y comprometernos con la causa. En otras palabras, en procurar cambiar grandes relatos y conceptos por acciones pedagógicas que reescriban los guiones existentes acerca de las diversidades. (Sánchez, 2022, p.13)
Si nos posicionamos derecho a la educación de todos los
sujetos, ya no podemos continuar con esas prácticas estadísticas que consideran a la mayoría de la población destino según posibilidades: aprender todo lo propuesto o quedar excluido. (Sánchez, 2022, p.14)
El desarrollo de la educación latinoamericana fue marcado
por un doble y simultáneo proceso de inclusión y exclusión. El aumento de las oportunidades y la extensión de la cobertura a nuevos grupos sociales se dieron junto a diversas formas de discriminación cuantitativa o cualitativa que dejaron atrás a numerosos niños y jóvenes; cada vez más la escuela fue un transmisor de las desigualdades propias de cada época. (Rivero, 2010). (Sánchez, 2022, p.22)
El enfoque de la educación como derecho conlleva nuevas
miradas acerca de las prácticas de enseñanza y también su resignificación. Implica: Reconocer las diversidades y atenderlas en prácticas de enseñanza y evaluación. Desarrollar perspectivas de equidad que garanticen no solo el acceso sino también el recorrido educativo. Pensar la escolaridad en términos de trayectorias, con el reconocimiento de las particularidades que estas pueden tener. Incorporar el concepto de educación inclusiva para garantizar los derechos de todos los sujetos. (Sánchez, 2022, p.24)
La concepción de derechos va de la mano del
reconocimiento de las personas como sujetos de derecho; al registrar al otro como "sujeto", se lo reconoce y valora desde las diversidades que lo constituyen. La diversidad hace referencia a una dimensión de la cultura y refleja la multiplicidad e interacción de las que coexisten en el mundo y que, por ende, forman parte del patrimonio común de la humanidad. Los sujetos nos diferenciamos en infinidad de aspectos: físicos, de origen/estructura familiar, socioeconómicos, culturales, étnicos, lingüísticos, de construcción de género, etcétera. Por eso hablamos de diversidades, esa variedad se refleja en la forma en que aprende cada estudiante. (Sánchez, 2022, pp 21,25-26)
Las prácticas inclusivas reconocen a las diversidades como
realidad y potencialidad y no como problema/limitación; procuran distanciarse del paradigma del déficit, que atribuye "dificultades” a estudiantes o sus familias evitando así etiquetamientos y estigmatizaciones. Si nos posicionamos derecho a la educación de todos los sujetos, ya no podemos continuar con esas prácticas estadísticas que consideran a la mayoría de la población destino según posibilidades: aprender todo lo propuesto o quedar excluido. En síntesis, se trabaja para revertir un problema social que se torna barrera en sí mismo: la intolerancia a la diferencia. Por eso las prácticas democratizadoras y que no aceptan la discriminación pretenden eliminar el racismo, el sexismo, el clasismo, la homofobia, la discriminación a la discapacidad, etcétera. (Sánchez, 2022, pp 14,32-33)