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El valor de la Diversidad en la construcción de Conocimiento

Según los últimos registros de la ONU, la pandemia del Covid 19 agrava considerablemente el problema

de exclusión educativa a nivel mundial variables como: el género, la edad, la ubicación geográfica, la

discapacidad, la etnia el idioma, la religión, la condición de migrante o desplazado, la orientación sexual

o la identidad de la expresión de género influyen notablemente frente a los avances que se puedan

lograr en términos de una mejora por la equidad.

Y precisamente las implicaciones de esta coyuntura social obligan a repensar sobre la adopción de

nuevas directrices, para continuar en la reconstrucción de un futuro próximo que atienda al desarrollo

cultural y económico, modificar conductas y asumir una conciencia prospectiva capaz de abordar con

celeridad la necesidad de perfeccionar los parámetros de calidad en la educación, en aras de alcanzar

mayor comprensión sobre la realidad global con sentido crítico.

La Cultura inclusiva está centrada en crear una comunidad segura acogedora, colaboradora y

estimulante en la que cada uno es valorado como el fundamento primordial, para que todo el alumnado

tenga los mayores niveles de logro. Pretende desarrollar valores inclusivos compartidos por todo el

profesorado, el alumnado, los miembros del consejo escolar y las familias, que se transmitan a todos los

nuevos miembros del centro educativo (Boot, T. & Ainscow, 2002). Entender la inclusión como esa

práctica que privilegia el aprendizaje y la participación de todos los estudiantes especialmente de

aquellos que pueden llegar a ser objeto de discriminación o exclusión.

La educación inclusiva supone una senda ardua llena de dificultades, donde también se abre el espacio

para conocer la significación de lo que representa la diversidad y poner a prueba la capacidad que tienen
los individuos, para tolerar la diferencia y aceptar al otro. El proceso reposa sobre una cultura apoyada

en sólidos principios que sustentan las políticas y prácticas tanto educativas como sociales. La diversidad

precisa de repasar el ámbito organizativo y educativo, es decir tanto desde la institución como desde la

comunidad, de acuerdo con lo anterior una respuesta positiva frente a la diversidad depende de valores

y principios inclusivos, que susciten políticas y prácticas acordes a su proyecto.

Cada persona posee características, intereses y necesidades de aprendizaje diferentes que deben ser

atendidos por los sistemas educativos en virtud de esa diversidad, el propósito está en permitir que la

comunidad educativa docentes y estudiantes asuman la pluralidad como la oportunidad para enriquecer

el entorno de enseñanza, mejorar las relaciones en tanto que se reconozcan mutuamente, descubriendo

sus fortalezas y capacidades de manera que, se comprenda la diversidad y fomenta la tolerancia.

Además, vale resaltar que la interacción de los estudiantes, el reconocimiento de los mismos como:

sujetos pensantes y constructores de sus propios conocimientos. Genera un mejoramiento en los

procesos de instrucción y participación inclusiva que fortalece y confirma la validez del modelo

Constructivista.

Uno de los aspectos cuyo especial sentido, es determinante para el tema en cuestión por la

socialización, resignificación de saberes y aprendizajes a partir de la construcción interactiva es la

etnoeducación, que tiene como fundamento la interculturalidad y se sustenta en función del respeto y

la tolerancia cultural. Según Artunduaga (1997), la etnoeducación es un sistema que constituye un

proceso a través del cual los miembros de un pueblo internalizan y construyen conocimientos, valores, y

desarrollan habilidades y destrezas de acuerdo con sus características, necesidades, aspiraciones e

intereses culturales, que les permiten desempeñarse adecuadamente en su medio y proyectarse con

identidad hacia otros grupos humanos.


Además, al ser considerados como principios fundamentales la equidad e igualdad, que por derecho

tienen los seres humanos dentro del componente inclusivo el ejercicio docente, está sujeto a una

constante actualización y capacitación en función de los requerimientos surgidos entre los estudiantes.

Independientemente de sus características personales, estructura familiar, grupo étnicos, lenguaje,

identidad cultural, a fin de consolidar el objetivo de educar con calidad y calidez para desarrollar las

destrezas y potencialidades que les permita convivir y destacarse en el plano de la globalización.

El papel del profesorado es vital pues parte de su responsabilidad, está en la disposición para generar

oportunidades, que garanticen el progreso académico y personal del estudiante, así como el

cumplimiento de metas y la gestión en cuanto a recursos, que coadyuven en la formación total. Acá no

solamente se contemplan las características personales (individuo) sino, el tipo de apoyo que se les

brinde. Algunos ejemplos adversos pueden ser: la carencia de recursos materiales, la rigidez en la

enseñanza, la formación de los profesores, sesiones donde predomina aún el método expositivo, la

escasez de equipos interdisciplinarios en las instituciones, el desconocimiento de los diagnósticos,

informes previos,evaluaciones, las actitudes de todo el personal, la falta de cooperación de la

comunidad educativa esta afluencia de factores, constituye un indudable desafío para afrontar la

realidad.

El desarrollo de una verdadera cultura inclusiva obliga a reformular el proceso formativo con los

distintos grupos desde lo que puede ser una comunicación efectiva y flexible, al interior de la cual se

genera la empatía necesaria para hallar correspondencia entre lo que se expresa, cómo se expresa y la

manera en que la comunidad con necesidades distintas percibe el mensaje. Ahí se evidencia la

capacidad del docente para implicar a sus discentes como sujetos activos, con una mentalidad dispuesta

hacia la construcción del conocimiento. El compromiso es grande más cuando América latina como es

conocido, registra una de las mayores tasas en cuanto a pobreza y desigualdad, gracias a la inequidad en
la distribución de los ingresos, situación directamente proporcional con los altos índices de exclusión.

Aunque vale reconocer que ha mejorado en los últimos años.

Las instituciones que se consideran como inclusivas para el siglo XXI, han de experimentar

verdaderas transformaciones; si el docente está abierto a nuevas metodologías de enseñanza-

aprendizaje la calidad educativa puede mejorar Se requieren cambios curriculares y de innovación

pedagógica con base en una cultura de la diversidad, con miras a la apertura de una verdadera

concepción inclusiva desde la academia.


Referencias

Boot, T. & Ainscow. (2002). Guía para la evaluación y mejora de la Educación inclusiva. Madrid: Consorcio
universitario para la educación inclusiva.
http://formacion.intef.es/pluginfile.php/42200/mod_imscp/content/2/guia_indicadores_inclusiva_unesco.pd

Fernández, I., Véliz, V., y Ruiz, A. (2016). Hacia una cultura pedagógica inclusiva: Experiencias desde la práctica
universitaria. Revista Electrónica Educare, 20(3). 1-15.
https://www.redalyc.org/pdf/1941/194146862013.pdf

Lasso, M. (2015). Cultura Inclusiva en la escuela. Revista para el aula, (14). 24-25.
https://www.usfq.edu.ec/publicaciones/para_el_aula/Documents/para_el_aula. _14/pea_014_0012.pdf

Organización de las Naciones Unidas. (2020).En educación no puede haber diferencias de ningún tipo: Todos
significa todos. Boletín ONU. https://news.un.org/es/story/2020/06/1476352

Politis, D. (2006). Literatura Infantil y prácticas interculturales en la escuela primaria de hoy. Didáctica. Lengua y
literatura, (18), 237-247. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2201311

Suárez, C. C. (2009). Estudios sobre educación intercultural en Colombia: Tendencias y Perspectivas. Memorias:
revista digital de historia y arqueología desde El Caribe, (10), 12. 358- 375.
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3013331

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