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1 No hace al tema de esta clase desarrollar la teoría del sujeto en Husserl, pero es importante destacar que es una
noción se modifica a lo largo de la trayectoria filosófica del autor. Sumariamente, podemos decir que en una
primera etapa (la de Investigaciones Lógicas, justamente) el sujeto es concebido “meramente” como un conjunto de
vivencias; a partir del giro trascendental (Ideas I, 1913), el sujeto aparece como yo puro, polo del que irradian los
actos; y en una tercera etapa que se puede definir en torno al despliegue de la fenomenología genética (desde ‘1917)
el sujeto posee una densidad histórica en un sentido trascendental.
aparece en Investigaciones lógicas que es su posición antirrealista. Expedirse acerca de la existencia
del mundo exterior, para Husserl, es hacer metafísica, en ese sentido tiene una posición antirrealista.
A partir de esto, la manera que tiene de referirse a los objetos es en tanto mentados, en tanto
intencionados por el sujeto o la conciencia. Entonces, el objeto siempre aparece “en” el acto o “en”
la vivencia, como mentado, en tanto intencionado. En la “Primera Investigación lógica” veremos
que este esquema acto/objeto se explicita en distintos niveles de su filosofía del lenguaje. Así, todos
los conceptos que va a desarrollar en su filosofía del lenguaje en el marco de una descripción de la
noción de expresión van a estar descriptos siempre desde estos dos puntos de vista: desde el punto
de vista de los actos, o sea desde el punto de vista del sujeto; y desde el punto de vista del objeto, o
de la trascendencia.
La Primera Investigación se llama “Expresión y significación”. Husserl procura allí
deslindar, a partir de los sentidos que se suelen atribuir a los dos términos del título, qué es una
expresión y cuál es la relación que hay entre expresión y significación. El primer capítulo se llama
“Las distinciones esenciales”. Van a ver que hay muchas definiciones, y es el punto de partida para
un montón de disquisiciones más particulares que van a aparecer en los capítulos posteriores. Pero
más o menos acá se plantea un panorama bastante general de qué es lo que considera que es una
expresión y cómo se relaciona con la significación.
El punto de partida es distinguir entre dos tipos de signos. Habla de los signos en general.
No hay una definición de qué es un signo. Lo que hace Husserl es decir que hay dos tipos de signos:
las expresiones y las señales. Lo que interesa es determinar cuál es la relación de estos signos con la
significación. Entonces lo que hace primero es deslindar el signo que él llama “señal” a partir de la
función que cumplen las señales. Las señales cumplen con una función que es la función indicativa:
sirven para indicar algo. Hay distintos tipos de señales, pero siempre la esencia de la señal plantea
una unidad entre dos términos. Un término que está presente y un término que está ausente. El
término presente me remite a, me señala, me indica, el que está ausente. Podemos pensar muchos
tipos de ejemplos. Desde ejemplos de señales artificiales que se construye uno mismo, como por
ejemplo señales que nos ponemos para avisarnos que tenemos que hacer tal cosa; o señales
naturales como la huella que puede haber dejado un fenómeno meteorológico en la tierra o
encontrar fósiles; o las señales de tránsito. Y hay muchas señales que también tienen una forma
verbal. Hay muchas palabras que muchas veces usamos como señales, que están en lugar de otra
cosa. Siempre en las señales se encuentra una relación de motivación, de referencia entre algo
presente a algo ausente.
Lo característico de la señal es, entonces, que cumple con una función indicativa. A Husserl
no le importan tanto las señales, sino que lo que quiere pensar es qué es la significación. Entonces
ahí va a aparecer la expresión. La expresión como un tipo de signo que significa. El problema es
que no resulta tan sencillo separar a la señal de la expresión. La definición de expresión, como
vemos, dice poco. “La expresión es un signo que significa”. Dice luego: “Tomo por expresión
cualquier discurso o parte de un discurso”. En principio él está pensando en el discurso hablado, en
el escrito también, pero como punto de partida toma el discurso hablado. Entonces, la expresión es
cualquier discurso o parte de discurso, y tomamos, por ejemplo, el discurso hablado en que una
persona tiene la intención de expresar un significado, o una significación. Y eso que yo quiero
expresar tiene que ver con algo previo, que es el hecho de tener un pensamiento. La expresión, por
tanto, notifica a la persona con la que yo estoy hablando de que tengo un pensamiento que quiero
expresar. Este carácter voluntario, que tiene la significación para Husserl, se observa en que el
hablante tiene la intención de expresar un pensamiento. Hay un carácter muy fuerte desde el punto
de vista de la voluntad, de la intención en el sentido del querer: quiero expresar un pensamiento.
Esto implica, en términos de Husserl, que expresiones van a ser siempre expresiones
voluntarias. Con lo cual, la gestualidad por ejemplo, que puede ser también interpretada por parte
del oyente, pueda, o no, tener un sentido o un significado posteriormente, no se va a considerar
como expresión. La expresión va a ser solo la parte hablada. Y la parte hablada con este carácter
voluntario. Porque lo que estamos analizando, y esto es algo que está presupuesto, es la
significación desde el punto de vista del que significa, desde el sujeto que está queriendo llevar a
cabo un acto de dar sentido. La significación no se analiza en primera instancia ni desde el que
entiende la significación, ni tampoco como algo en sí mismo. No. Sino desde el que quiere emitir o
llevar a cabo un acto de dar sentido.
Dice Husserl, en el parágrafo V, donde habla de las expresiones como signos significativos.
“Para entendernos, por de pronto, establecemos que todo discurso y toda parte de discurso,
así como todo sigo, que esencialmente sea de la misma especie, es una expresión; sin que importe
nada que el discurso sea verdaderamente hablado -esto es, enderezado a una persona con propósito
comunicativo- o no. En cambio excluimos los gestos y los ademanes con que acompañamos
nuestros discursos involuntariamente y desde luego, sin propósito comunicativo; y excluimos
también aquellos gestos y ademanes en que, aun sin discurso concomitante, el estado anímico de
una persona recibe una ‘expresión’ comprensible para quienes la rodean.” (p. 238)
A continuación Husserl superpone, junto con los tipos de signos, unas nociones a las que
llama funciones, que tampoco define mucho qué significan. Tenemos paralelamente estos dos
conceptos que son las expresiones y las señales, y paralelamente, Husserl se refiere de cuatro tipo
de funciones. Una función, que es la cumplen las señales, la función indicativa. Otra función es la
función significativa, que justamente es la función de “dar” sentido. Otra función es la función
comunicativa, que no está explicitado en qué consiste, pero apunta a la exteriorización de la
expresión en la relación con otros. La función comunicativa está pensada en la relación de un sujeto
con otro sujeto. Y junto con esto aparece otra función que es muy similar que es la función
notificativa. Las expresiones muchas veces en el discurso hablado cumplen una función notificativa.
En la comunicación cumplen una función notificativa. Notifican al otro, a la persona con la que
estoy hablando, de que tengo un pensamiento. Cuando hablo con otro tengo la intención de notificar
un pensamiento. Poner en palabras un pensamiento es exteriorizarlo. Y eso presupone esta intención
que yo tengo. El otro puede advertir, cuando yo me expreso, que tengo un pensamiento. Es algo que
él no sabía. Porque desde un punto de vista fenomenológico cada uno vive su curso de conciencia.
Yo sé de mis contenidos de conciencia, sé de mis pensamientos, y ustedes saben solo de sus
pensamientos, no saben de los pensamientos del otro. Entonces, cuando yo hablo con una persona,
no solamente me entero de lo que esa persona tiene para decirme, sino que me entero también de
que esa persona tiene ciertos pensamientos, o sea, que los pone en palabra pero que también los
tiene. Es como un extra, un plus, que nos da la comunicación en relación con el conocimiento del
otro.
Algo diferente ocurre cuando yo hablo conmigo mismo. Porque cuando yo hablo conmigo
mismo -y acá se refiere a la vida solitaria del alma, como una especie de monólogo, un soliloquio-
no me aviso de que tengo un pensamiento. Yo sé que tengo un pensamiento porque lo tengo. No me
tengo que notificar de la existencia de mis propias vivencias. Al hablar conmigo mismo lo que hago
es poner esos pensamientos en palabras. Pero yo ya sabía de la existencia de esos pensamientos.
Podemos pensar ejemplos en relación con esto. Entonces si un día que tenés mucha ansiedad, y
haces cosas con violencia o nerviosismo, y vos ya sabés que tenés esas emociones, y en un
momento del día reflexionas y decís “estoy ansiosa porque…”, lo pones en palabras, lo expresas,
aunque sea en tu propia conciencia. Ahí se distinguen estas dos dimensiones. Una dimensión que no
es lingüística y otra dimensión que es lingüística. Esta idea, entonces, también va a ser una noción
general de la fenomenología. La idea de que hay una experiencia que es pre-lingüística o ante-
predicativa. O sea, que antes de las palabras nosotros tenemos un cierto tipo de conocimiento que en
el caso de Husserl es de nuestra propia interioridad. En este autor esto se va a aplicar en muchas
dimensiones, pero también lo vamos a ver en Merlau-Ponty y en Heidegger, aunque de distinta
manera. En Heidegger, por ejemplo, van a ver que hay otro tipo de lenguaje más allá del lenguaje
predicativo, lógico, del lógos, también va a haber algo que tiene que ver con la ante-predicativo.
También en Merlau Ponty. Es una idea que atraviesa toda la fenomenología en general. Lo van a ver
en contraposición con otras posturas, por ejemplo, el análisis de la semántica, que es un análisis del
lenguaje, es una filosofía que se desarrolla sobre el lenguaje. Acá el lenguaje ocupa un lugar, y es un
lugar que no es prioritario para la fenomenología. Es un lugar importante, pero es un nivel del
sentido que está subordinado a otras capas de sentido más fundamentales.
A partir de esta constatación de la diferencia de lo que pasa cuando hablo conmigo mismo y
cuando hablo con otro, se afirma que en la vida solitaria del alma, en este monólogo que tengo
conmigo misma, puedo alcanzar una expresión que se da en su pureza, una expresión que nunca
está atravesada por un componente indicativo o entremezclada con la señal. En el discurso
corriente, en el discurso de nuestra vida cotidiana, cuando hablamos con otros, en general las
expresiones siempre tienen un componente de señal. Muchas veces las expresiones son a la vez
señales, y los signos están mezclados. Pero si llevamos a cabo este aislamiento y nos concentramos
en este tipo de experiencia concreta, ahí podemos encontrar a la expresión solamente en su función
significativa.
Todo esto es bastante controversial, ¿no? Hay algo que dice Derrida que es muy interesante,
en un libro que se llama La voz y el fenómeno, que es un análisis en parte de las Investigaciones
lógicas. Y una cosa que analiza es justamente esta distinción entre expresión y señal. Una cosa
interesante que dice Derrida, al hacer un análisis de los términos, es que es muy contradictorio que
justamente la expresión que implica, pareciera, una exterioridad, un dirigirse hacia fuera en su
propio sentido, este ex – presar, parece muy controversial que lo encontremos en su pureza en un
ámbito de inmanencia y de cerrazón. La vida solitaria del alma no es un ámbito abierto. Eso es uno
de los puntos interesantes para pensar del análisis que estamos trabajando acá. Igual, rápidamente
esto lo deja un poco de lado Husserl, y sigue analizando la expresión en la función comunicativa.
Una clave para leer este tema es pensar ámbito en que la expresión se dé en su pureza, solamente en
su función significativa, sino pareciera que no hay nunca expresión.
En lo siguiente, Husserl analiza la expresión, a partir de distintas instancias que implican el
concepto de expresión. Con lo primero que trabaja es con lo insatisfactorio que parece pensar al
signo expresivo solamente a partir de la materialidad y el significado -quizás como sería en
términos de Saussure: el significante y el significado-. Tenemos que pensar otra dimensión. En esta
línea va a plantear tres dimensiones para pensar la expresión, y siempre en esta relación polar, o a
partir de este carácter intencional que tiene la conciencia para Husserl. Entonces va a pensar tres
dimensiones y de un lado vamos a tener un aspecto subjetivo y de otro lado vamos a tener un
aspecto objetivo. De un lado vamos a tener un acto y de otro lado vamos a tener un objeto. Esto
aparece en el parágrafo 9 que se llama “Las distinciones fenomenológicas entre el fenómeno físico
expresivo, el acto de dar sentido y el acto de cumplir el sentido”.
La expresión implica tres dimensiones. Un lado subjetivo, que tiene que ver con los actos,
en relación con la expresión. Y otro lado que tiene que ver con el componente objetivo. En primer
lugar, lo que tiene una expresión siempre, dice Husserl, es un fenómeno físico expresivo. Este
fenómeno físico expresivo da lugar a la expresión en su sentido físico. Sería la palabra articulada, la
materialidad de la palabra escrita, una palabra que aparece en un monitor. Entonces, el acto de
emitir esta palabra articulada, el acto de escribir, el acto de escribir en un teclado, es el fenómeno
físico que aparece como resultado de ese acto. Junto con este acto se me da otro, que es el acto de
dar sentido. Este acto implica que toda expresión siempre va a estar vinculada con una
significación. O sea, que cada vez que yo emito una palabra, por ejemplo, yo genero ese sonido,
inmediatamente a ese sonido le estoy atribuyendo un sentido. A su vez, ese sentido va a remitir a
una objetividad o a una referencia. Esto va a estar dado porque el acto de dar sentido siempre tiene
una tendencia, hacia otro acto, que es el acto de cumplir el sentido.
Esta palabra, “cumplir”, o “cumplimiento”, es un sinónimo de la palabra “plenificación”
(Erfüllung), y tiene que ver con la posibilidad de percibir algo, de dotarlo de intuitividad. O sea,
todo lo que tiene que ver con el cumplimiento, la plenificación, tiene que ver con el carácter
intuitivo que tiene el mundo de lo perceptivo. El acto de cumplir el sentido es un acto que ya pasa
del nivel lingüístico a un nivel que tiene que ver con el conocimiento. Con el conocimiento en este
sentido, con un mundo de la percepción. Entonces, si yo me mantengo en los primeros dos niveles,
me mantengo en el ámbito del lenguaje. Pero cuando yo ya estoy en relación con un objeto, en el
sentido perceptivo, estoy en el mundo de la percepción. Paso de una filosofía del lenguaje a una
teoría del conocimiento. Husserl afirma que mientras que los dos primeros niveles son esenciales
para la expresión, el último no lo es. Es así que plantea que el acto de cumplir el sentido no es algo
que se dé necesariamente. Hay muchas veces que yo puedo decir algo que tenga sentido sin estar
cargándolo de intuitividad, sin estar percibiéndolo necesariamente. Pero siempre se da esta relación,
esta dinámica. Algo importante para tener en cuenta es que Husserl considera que esta distinción en
estos tres niveles de la expresión, es una distinción a nivel descriptivo. En nuestra experiencia estas
tres dimensiones en relación con la expresión se nos dan unidas. Cuando uno está emitiendo una
palabra, ya está cargándola de sentido, ya está tendiendo a representarse qué es lo que está diciendo.
O sea que estas distinciones se nos dan de manera no consciente, y aparecen en el análisis
fenomenológico, a partir de la descripción fenomenológica.
La distinción entre el segundo y el tercer nivel permite distinguir, de la misma manera que hizo
Frege, entre el sentido y la referencia, a partir de constatar que hay un sentido que apunta a distintos
objetos, así como un objeto que tiene muchos sentidos o significados. Hay toda un discusión si toma
esto de Frege, a partir de las críticas que le hace Frege, o si llega por sus propios medios. Es un
poco irrelevante para nosotros. Lo que es importante es que es un esquema muy similar al que
plantea Frege en Sentido y referencia, y a partir de los ejemplos que son bastantes parecidos.
Husserl retoma la distinción de Frege entre las palabras en alemán que son Sinn y Bedeutung, que
serían “sentido” y “significación”, en términos de Husserl. Esto aparece en el parágrafo 15. Husserl
considera que sentido y significación, Sinn y Bedeutung, hay que tomarlos como sinónimos. En las
Investigaciones lógicas lo van a encontrar como Sinn = sentido y Bedeutung = significación. Y en
Frege lo van a encontrar a esto traducido como “sentido” y “referencia”. Para Husserl estas palabras
hay que considerarlas sinónimas. En realidad lo que se lee en la obra de Husserl, en general, es que
la significación es un aspecto del sentido. El sentido es algo más amplio para Husserl, y abarca
distintos tipos de unidades, distintos ámbitos. Y la significación es uno de ellos. Es el sentido desde
un punto de vista lingüístico. Pero a veces los usa como sinónimos justamente, utiliza sentido como
significación, porque la significación se cumple de la misma manera que se cumple el sentido.
La significación es pensada como un tipo de sentido lo que implica considerar que el sentido
se da de cierta manera o se produce de la misma forma, en distintas dimensiones. Tanto en la
dimensión perceptiva como en la dimensión lingüística. En la dimensión lingüística, el significado,
la significación, aparece como una idealidad pensada como unidad en la multiplicidad. O sea, la
significación para Husserl está pensada como una idealidad, piensa que el significado tiene un
carácter ideal. Una idealidad que se explica en términos de una unidad en la multiplicidad. Pero este
carácter que tiene la significación es en realidad el mismo carácter que tienen todas las
objetividades para Husserl. Él considera a todos los objetos, no solo al lingüístico, sino también al
objeto perceptivo como una unidad en una multiplicidad. Y también con un carácter ideal aunque de
distinta índole. Esto es algo que se va a mantener también posteriormente bajo el planteo de la
fenomenología trascendental de Ideas I. Veamos cómo sería ahí el caso.
¿Qué significa que un objeto, esta silla, es una unidad en una multiplicidad? Significa que
nosotros tenemos experiencia de esta silla a partir de apariciones múltiples. Nosotros tenemos
conocimiento de esta silla a partir de apariciones múltiples, pero la percibimos como una unidad. Yo
percibo esta silla en apariciones múltiples en la medida en que se me da en el tiempo. Pero también
desde un punto de vista espacial, porque la veo a partir de múltiples perspectivas. Tengo múltiples
apariciones del mismo objeto, y en esas múltiples apariciones el objeto se conforma como unidad.
Un acto perceptivo es una síntesis de unidad. Entre las múltiples apariciones, entre las múltiples
perspectivas de un objeto, el acto conforma un sentido. Y ese sentido es justamente lo que permite
una referencia al objeto mismo. Entonces tengo múltiples apariciones y una unidad. Esa unidad es
el objeto, como unidad en la multiplicidad, en la multiplicidad de apariciones. Que en el caso del
objeto se pueden entender fácilmente como apariciones físicas, de distintos aspectos.
Sostiene Husserl:
“La cuestión sobre el sentido y significación del enunciado no será normalmente entendida por
nadie de tal modo que vaya a recurrir al juicio como vivencia psíquica. Todo el mundo contestará a
esa cuestión, diciendo que lo que el enunciado enuncia es siempre lo mismo, sea quien sea el que lo
formule afirmativamente y sean cuales sean las circunstancias y tiempos en que lo haga.” (p. 247)
Entonces, este fenómeno, la expresión como fenómeno físico, está siempre limitado,
condicionado, por las circunstancias. Es una voz que se expresa ahora, en este momento. En
cambio, esa voz se relaciona con un significado, que es lo expresado, que no tiene que ver con un
aquí y ahora, sino que no depende de este momento en el que yo estoy emitiendo esa voz. Y eso
tiene que ver con que el significado significa siempre lo mismo. Entonces dice:
“En esa significación idéntica, que como idéntica podemos siempre traer a conciencia evidente en la
repetición del enunciado, no se descubre nada de un juicio ni de una persona que juzga” (p. 247)
En el contenido del enunciado no hay nada en relación con las personas. La significación no tiene
nada que ver con lo personal, con lo particular que está puesto en juego cada vez que yo me
expreso. Sino que tiene que ver con algo que tiene otra naturaleza.
“Mi acto de juzgar es una vivencia efímera, que nace y muere. No lo es, empero, lo que dice el
enunciado; no lo es este contenido: que tres alturas de un triángulo se cortan en un punto; este
contenido no nace ni muere. Tantas veces como yo -u otro cualquiera- exteriorice con igual sentido
ese mismo enunciado, otras tantas se producirá un nuevo juicio. Los actos de juzgar serán en cada
caso diferentes. Pero lo que juzgan, lo que el enunciado dice, es siempre lo mismo. Es algo idéntico,
estricto sentido de las palabras; es una y la misma verdad geométrica. Así acontece en todos los
enunciados, aunque lo que dicen sea falso e incluso absurdo. También en estos casos distinguimos,
entre las efímeras vivencias del asentir y del enunciar y su contenido ideal, la significación del
enunciado como unidad en la multiplicidad. Esa significación, que es lo idéntico de la intención, la
reconocemos siempre en actos evidentes de la reflexión. No la introducimos caprichosamente en los
enunciados, sino que la encontramos en ellos.” (p. 247)
Entonces, aparecen estas notas. La significación idéntica, el carácter idéntico del significado,
o ideal, tiene que ver con una mismidad que se repite, un contenido ideal que se da como una
unidad en una multiplicidad.
Y acá aparece, en relación al noéma, que apunta al esquema de Ideas donde la relación
intencional ya no se va a pensar en términos de acto y objeto, sino en de términos de noesis, hyle,
noéma. Es un nuevo esquema para pensar la relación sujeto-objeto, desde una perspectiva
trascendental. Lo que antes era el acto va a ser la noesis, la materia va a ser la hyle, y luego aparece
el noéma como objeto o correlato del acto. Husserl hace allí una descripción mucho más
pormenorizada del carácter ideal del objeto como unidad en la multiplicidad.
Veamos en qué consiste el aquí concepto de idealidad y cómo se distingue de un concepto
normativo de idealidad. Eso aparece en la misma investigación lógica, en la página 286, en el
parágrafo 31, “El carácter del acto que tiene el significar. La significación es ideal y una. Dice:
“Si nosotros, o cualquier otra persona, repite la misma proposición con igual intención, cada una
tiene sus fenómenos, sus palabras y sus momentos de comprensión. Pero, frente a esta ilimitada
multiplicidad de vivencias individuales, lo que en ellas es expresado es en todo caso algo idéntico:
es lo mismo, en el sentido más estricto de la palabra. Con el número de personas y de los actos se ha
multiplicado la significación de la proposición; el juicio, en el sentido lógico ideal, es uno.” (p. 287)
Hay múltiples actos de dar sentido, hay múltiples vivencias, pero el significado que
intenciona esas vivencias es siempre el mismo. Y después en el parágrafo 32, dice:
O sea, algunos están en relación directa, inmediata, otros en relación mediata. Si pensamos el
conjunto de los números naturales, por ejemplo, en tanto serie de números, todos conforman esa
serie de números, pero unos están entre sí en una relación directa y otros en una relación indirecta.
El 1 está en relación con el 5, pero a través del 2, 3 y 4. En cambio el 1 y el 2 están en una relación
directa. No sé si es el mejor ejemplo, pero nos permite ver esto.
“Y esto puede ser de manera que todos esos contenidos estén fundados unos en otros inmediata o
mediatamente, sin socorro exterior; o también de manera que, inversamente, todos juntos funden un
nuevo contenido, asimismo sin socorro exterior” (p. 421)
¿Qué es lo importante de todo esto? que ese “todo”, ese conjunto, se conforma a sí mismo por la
relación que establecen entre sí sus partes sin la necesidad de un principio que venga de afuera. La
relación entre sus partes entonces puede ser directa o indirecta, y después pueden llevar a conformar
ese todo como parte de un conjunto más grande. Pero lo importante es que esa fundamentación que
constituye ese todo es una fundamentación inmanente.
Entonces, la tercera Investigación comienza con la distinción entre objetos independientes y
no-independientes que será luego retomada en relación con las significaciones. La distinción entre
objetos independientes o no-independientes la toma Husserl de Carl Stumpf. Afirma en el § 2 de la
3ra. Investigación que “los contenidos que hayan sido representados juntos alguna vez (o que hayan
estado juntos en la conciencia) se dividen en dos clases principales: los contenidos independientes y
los contenidos no-independientes. Los contenidos independientes existen cuando los elementos de
un complejo de representación (complejo de contenido) pueden, de conformidad con su naturaleza,
ser representados separadamente; en cambio existen los contenidos no-independientes, cuando no
es éste el caso” (p. 388). Si relacionamos esta afirmación con la definición anterior de la relación
parte-todo, cuando un contenido (que acá se entiende como un objeto, en una acepción muy amplia
del término) se presenta como una parte de un todo y puede ser separado de las otras partes que lo
conforman, en ese caso se lo llama independiente; en cambio, cuando esa parte está compenetrada
con el resto, se la considera no-independiente. Afirma en este sentido:
“Separadamente representable, en este sentido que acabamos de considerar, son todas las cosas
fenoménicas y todos los pedazos de las mismas. Podemos representarnos la cabeza de un caballo
separadamente o por sí (…) Podemos decir que esto es válido no solo para los fenómenos en el
sentido de los objetos aparentes, como tales, sino también para los fenómenos como vivencias, en
que los objetos fenoménicos aparecen, y asimismo para las complexiones de sensaciones
aprehendidas objetivamente en esas vivencias. Ejemplos favorables de eso nos ofrecen los
fenómenos de sonidos, de olores y otras vivencias, que fácilmente podemos pensar desligadas de
toda relación con la existencia de las cosas” (p. 390).