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Filosofía Contemporánea

Segundo Cuatrimestre de 2018


Clase 6/9/2018
Primer capítulo de la Primera Investigación Lógica y Cuarta Investigación

El texto que sigue es un resumen de lo expuesto en clase dictada el 6 de septiembre de 2018 en el


marco de la toma de la FFyLL (UBA) como medida de fuerza frente a la crisis presupuestaria de las
UUNN. Le sigue una síntesis de los temas centrales de la “Cuarta Investigación Lógica” no llegados
a desarrollar en clase.

Veremos algunos conceptos en torno a la filosofía del lenguaje de Husserl presente en


Investigaciones Lógicas. Estas definiciones poseen algunas similitudes con lo que estuvieron viendo
en el planteo de Frege, en la distinción entre sentido y referencia. Hay un esquema bastante
parecido, pero bajo otro proyecto filosófico. Un proyecto filosófico que apunta a desarrollar más
bien una teoría del conocimiento fundado en la experiencia, y pensar los conceptos de la lógica a
partir de su fundamentación en la experiencia. La experiencia entendida como la vivencia
(Erlebnis), como un tipo de conocimiento inmanente que tenemos de nuestra propia interioridad,
por ejemplo, de nuestros actos. El esquema que aplica Husserl va a seguir la línea de su
fenomenología entendida a partir de la noción de intencionalidad: la conciencia en tanto conciencia
intencional. Un concepto que atraviesa toda la filosofía de Husserl es la idea de que la conciencia es
una conciencia intencional. ¿Que significa que la conciencia es intencional? Significa que la
conciencia es siempre conciencia de algo. O sea, que la conciencia siempre tiene una referencia,
remite hacia otra cosa. Pensar la conciencia como conciencia intencional, implica una
reconfiguración de la relación sujeto-objeto en la medida en que la conciencia, o el sujeto 1, está
pensado en una direccionalidad hacia afuera. En esa relación intencional que va a tener el sujeto con
el mundo o con la objetividad, vamos a ver que la objetividad va a aparecer en tanto contenido de
los actos. Entonces, la conciencia se va a pensar en términos de vivencias, a algunas de esas
vivencias vamos a llamarlas vivencias intencionales o actos, y a otras las vamos a llamar vivencias
no intencionales o sensaciones. Entonces el objeto, lo trascendente, va a estar pensado como la
relación entre los actos y las sensaciones. Y el acto va a hacer una donación de sentido que
justamente conforma esa objetividad. Esto se relaciona con otra cuestión, muy importante que

1 No hace al tema de esta clase desarrollar la teoría del sujeto en Husserl, pero es importante destacar que es una
noción se modifica a lo largo de la trayectoria filosófica del autor. Sumariamente, podemos decir que en una
primera etapa (la de Investigaciones Lógicas, justamente) el sujeto es concebido “meramente” como un conjunto de
vivencias; a partir del giro trascendental (Ideas I, 1913), el sujeto aparece como yo puro, polo del que irradian los
actos; y en una tercera etapa que se puede definir en torno al despliegue de la fenomenología genética (desde ‘1917)
el sujeto posee una densidad histórica en un sentido trascendental.
aparece en Investigaciones lógicas que es su posición antirrealista. Expedirse acerca de la existencia
del mundo exterior, para Husserl, es hacer metafísica, en ese sentido tiene una posición antirrealista.
A partir de esto, la manera que tiene de referirse a los objetos es en tanto mentados, en tanto
intencionados por el sujeto o la conciencia. Entonces, el objeto siempre aparece “en” el acto o “en”
la vivencia, como mentado, en tanto intencionado. En la “Primera Investigación lógica” veremos
que este esquema acto/objeto se explicita en distintos niveles de su filosofía del lenguaje. Así, todos
los conceptos que va a desarrollar en su filosofía del lenguaje en el marco de una descripción de la
noción de expresión van a estar descriptos siempre desde estos dos puntos de vista: desde el punto
de vista de los actos, o sea desde el punto de vista del sujeto; y desde el punto de vista del objeto, o
de la trascendencia.
La Primera Investigación se llama “Expresión y significación”. Husserl procura allí
deslindar, a partir de los sentidos que se suelen atribuir a los dos términos del título, qué es una
expresión y cuál es la relación que hay entre expresión y significación. El primer capítulo se llama
“Las distinciones esenciales”. Van a ver que hay muchas definiciones, y es el punto de partida para
un montón de disquisiciones más particulares que van a aparecer en los capítulos posteriores. Pero
más o menos acá se plantea un panorama bastante general de qué es lo que considera que es una
expresión y cómo se relaciona con la significación.
El punto de partida es distinguir entre dos tipos de signos. Habla de los signos en general.
No hay una definición de qué es un signo. Lo que hace Husserl es decir que hay dos tipos de signos:
las expresiones y las señales. Lo que interesa es determinar cuál es la relación de estos signos con la
significación. Entonces lo que hace primero es deslindar el signo que él llama “señal” a partir de la
función que cumplen las señales. Las señales cumplen con una función que es la función indicativa:
sirven para indicar algo. Hay distintos tipos de señales, pero siempre la esencia de la señal plantea
una unidad entre dos términos. Un término que está presente y un término que está ausente. El
término presente me remite a, me señala, me indica, el que está ausente. Podemos pensar muchos
tipos de ejemplos. Desde ejemplos de señales artificiales que se construye uno mismo, como por
ejemplo señales que nos ponemos para avisarnos que tenemos que hacer tal cosa; o señales
naturales como la huella que puede haber dejado un fenómeno meteorológico en la tierra o
encontrar fósiles; o las señales de tránsito. Y hay muchas señales que también tienen una forma
verbal. Hay muchas palabras que muchas veces usamos como señales, que están en lugar de otra
cosa. Siempre en las señales se encuentra una relación de motivación, de referencia entre algo
presente a algo ausente.
Lo característico de la señal es, entonces, que cumple con una función indicativa. A Husserl
no le importan tanto las señales, sino que lo que quiere pensar es qué es la significación. Entonces
ahí va a aparecer la expresión. La expresión como un tipo de signo que significa. El problema es
que no resulta tan sencillo separar a la señal de la expresión. La definición de expresión, como
vemos, dice poco. “La expresión es un signo que significa”. Dice luego: “Tomo por expresión
cualquier discurso o parte de un discurso”. En principio él está pensando en el discurso hablado, en
el escrito también, pero como punto de partida toma el discurso hablado. Entonces, la expresión es
cualquier discurso o parte de discurso, y tomamos, por ejemplo, el discurso hablado en que una
persona tiene la intención de expresar un significado, o una significación. Y eso que yo quiero
expresar tiene que ver con algo previo, que es el hecho de tener un pensamiento. La expresión, por
tanto, notifica a la persona con la que yo estoy hablando de que tengo un pensamiento que quiero
expresar. Este carácter voluntario, que tiene la significación para Husserl, se observa en que el
hablante tiene la intención de expresar un pensamiento. Hay un carácter muy fuerte desde el punto
de vista de la voluntad, de la intención en el sentido del querer: quiero expresar un pensamiento.
Esto implica, en términos de Husserl, que expresiones van a ser siempre expresiones
voluntarias. Con lo cual, la gestualidad por ejemplo, que puede ser también interpretada por parte
del oyente, pueda, o no, tener un sentido o un significado posteriormente, no se va a considerar
como expresión. La expresión va a ser solo la parte hablada. Y la parte hablada con este carácter
voluntario. Porque lo que estamos analizando, y esto es algo que está presupuesto, es la
significación desde el punto de vista del que significa, desde el sujeto que está queriendo llevar a
cabo un acto de dar sentido. La significación no se analiza en primera instancia ni desde el que
entiende la significación, ni tampoco como algo en sí mismo. No. Sino desde el que quiere emitir o
llevar a cabo un acto de dar sentido.
Dice Husserl, en el parágrafo V, donde habla de las expresiones como signos significativos.

“Para entendernos, por de pronto, establecemos que todo discurso y toda parte de discurso,
así como todo sigo, que esencialmente sea de la misma especie, es una expresión; sin que importe
nada que el discurso sea verdaderamente hablado -esto es, enderezado a una persona con propósito
comunicativo- o no. En cambio excluimos los gestos y los ademanes con que acompañamos
nuestros discursos involuntariamente y desde luego, sin propósito comunicativo; y excluimos
también aquellos gestos y ademanes en que, aun sin discurso concomitante, el estado anímico de
una persona recibe una ‘expresión’ comprensible para quienes la rodean.” (p. 238)

A continuación Husserl superpone, junto con los tipos de signos, unas nociones a las que
llama funciones, que tampoco define mucho qué significan. Tenemos paralelamente estos dos
conceptos que son las expresiones y las señales, y paralelamente, Husserl se refiere de cuatro tipo
de funciones. Una función, que es la cumplen las señales, la función indicativa. Otra función es la
función significativa, que justamente es la función de “dar” sentido. Otra función es la función
comunicativa, que no está explicitado en qué consiste, pero apunta a la exteriorización de la
expresión en la relación con otros. La función comunicativa está pensada en la relación de un sujeto
con otro sujeto. Y junto con esto aparece otra función que es muy similar que es la función
notificativa. Las expresiones muchas veces en el discurso hablado cumplen una función notificativa.
En la comunicación cumplen una función notificativa. Notifican al otro, a la persona con la que
estoy hablando, de que tengo un pensamiento. Cuando hablo con otro tengo la intención de notificar
un pensamiento. Poner en palabras un pensamiento es exteriorizarlo. Y eso presupone esta intención
que yo tengo. El otro puede advertir, cuando yo me expreso, que tengo un pensamiento. Es algo que
él no sabía. Porque desde un punto de vista fenomenológico cada uno vive su curso de conciencia.
Yo sé de mis contenidos de conciencia, sé de mis pensamientos, y ustedes saben solo de sus
pensamientos, no saben de los pensamientos del otro. Entonces, cuando yo hablo con una persona,
no solamente me entero de lo que esa persona tiene para decirme, sino que me entero también de
que esa persona tiene ciertos pensamientos, o sea, que los pone en palabra pero que también los
tiene. Es como un extra, un plus, que nos da la comunicación en relación con el conocimiento del
otro.
Algo diferente ocurre cuando yo hablo conmigo mismo. Porque cuando yo hablo conmigo
mismo -y acá se refiere a la vida solitaria del alma, como una especie de monólogo, un soliloquio-
no me aviso de que tengo un pensamiento. Yo sé que tengo un pensamiento porque lo tengo. No me
tengo que notificar de la existencia de mis propias vivencias. Al hablar conmigo mismo lo que hago
es poner esos pensamientos en palabras. Pero yo ya sabía de la existencia de esos pensamientos.
Podemos pensar ejemplos en relación con esto. Entonces si un día que tenés mucha ansiedad, y
haces cosas con violencia o nerviosismo, y vos ya sabés que tenés esas emociones, y en un
momento del día reflexionas y decís “estoy ansiosa porque…”, lo pones en palabras, lo expresas,
aunque sea en tu propia conciencia. Ahí se distinguen estas dos dimensiones. Una dimensión que no
es lingüística y otra dimensión que es lingüística. Esta idea, entonces, también va a ser una noción
general de la fenomenología. La idea de que hay una experiencia que es pre-lingüística o ante-
predicativa. O sea, que antes de las palabras nosotros tenemos un cierto tipo de conocimiento que en
el caso de Husserl es de nuestra propia interioridad. En este autor esto se va a aplicar en muchas
dimensiones, pero también lo vamos a ver en Merlau-Ponty y en Heidegger, aunque de distinta
manera. En Heidegger, por ejemplo, van a ver que hay otro tipo de lenguaje más allá del lenguaje
predicativo, lógico, del lógos, también va a haber algo que tiene que ver con la ante-predicativo.
También en Merlau Ponty. Es una idea que atraviesa toda la fenomenología en general. Lo van a ver
en contraposición con otras posturas, por ejemplo, el análisis de la semántica, que es un análisis del
lenguaje, es una filosofía que se desarrolla sobre el lenguaje. Acá el lenguaje ocupa un lugar, y es un
lugar que no es prioritario para la fenomenología. Es un lugar importante, pero es un nivel del
sentido que está subordinado a otras capas de sentido más fundamentales.
A partir de esta constatación de la diferencia de lo que pasa cuando hablo conmigo mismo y
cuando hablo con otro, se afirma que en la vida solitaria del alma, en este monólogo que tengo
conmigo misma, puedo alcanzar una expresión que se da en su pureza, una expresión que nunca
está atravesada por un componente indicativo o entremezclada con la señal. En el discurso
corriente, en el discurso de nuestra vida cotidiana, cuando hablamos con otros, en general las
expresiones siempre tienen un componente de señal. Muchas veces las expresiones son a la vez
señales, y los signos están mezclados. Pero si llevamos a cabo este aislamiento y nos concentramos
en este tipo de experiencia concreta, ahí podemos encontrar a la expresión solamente en su función
significativa.
Todo esto es bastante controversial, ¿no? Hay algo que dice Derrida que es muy interesante,
en un libro que se llama La voz y el fenómeno, que es un análisis en parte de las Investigaciones
lógicas. Y una cosa que analiza es justamente esta distinción entre expresión y señal. Una cosa
interesante que dice Derrida, al hacer un análisis de los términos, es que es muy contradictorio que
justamente la expresión que implica, pareciera, una exterioridad, un dirigirse hacia fuera en su
propio sentido, este ex – presar, parece muy controversial que lo encontremos en su pureza en un
ámbito de inmanencia y de cerrazón. La vida solitaria del alma no es un ámbito abierto. Eso es uno
de los puntos interesantes para pensar del análisis que estamos trabajando acá. Igual, rápidamente
esto lo deja un poco de lado Husserl, y sigue analizando la expresión en la función comunicativa.
Una clave para leer este tema es pensar ámbito en que la expresión se dé en su pureza, solamente en
su función significativa, sino pareciera que no hay nunca expresión.
En lo siguiente, Husserl analiza la expresión, a partir de distintas instancias que implican el
concepto de expresión. Con lo primero que trabaja es con lo insatisfactorio que parece pensar al
signo expresivo solamente a partir de la materialidad y el significado -quizás como sería en
términos de Saussure: el significante y el significado-. Tenemos que pensar otra dimensión. En esta
línea va a plantear tres dimensiones para pensar la expresión, y siempre en esta relación polar, o a
partir de este carácter intencional que tiene la conciencia para Husserl. Entonces va a pensar tres
dimensiones y de un lado vamos a tener un aspecto subjetivo y de otro lado vamos a tener un
aspecto objetivo. De un lado vamos a tener un acto y de otro lado vamos a tener un objeto. Esto
aparece en el parágrafo 9 que se llama “Las distinciones fenomenológicas entre el fenómeno físico
expresivo, el acto de dar sentido y el acto de cumplir el sentido”.
La expresión implica tres dimensiones. Un lado subjetivo, que tiene que ver con los actos,
en relación con la expresión. Y otro lado que tiene que ver con el componente objetivo. En primer
lugar, lo que tiene una expresión siempre, dice Husserl, es un fenómeno físico expresivo. Este
fenómeno físico expresivo da lugar a la expresión en su sentido físico. Sería la palabra articulada, la
materialidad de la palabra escrita, una palabra que aparece en un monitor. Entonces, el acto de
emitir esta palabra articulada, el acto de escribir, el acto de escribir en un teclado, es el fenómeno
físico que aparece como resultado de ese acto. Junto con este acto se me da otro, que es el acto de
dar sentido. Este acto implica que toda expresión siempre va a estar vinculada con una
significación. O sea, que cada vez que yo emito una palabra, por ejemplo, yo genero ese sonido,
inmediatamente a ese sonido le estoy atribuyendo un sentido. A su vez, ese sentido va a remitir a
una objetividad o a una referencia. Esto va a estar dado porque el acto de dar sentido siempre tiene
una tendencia, hacia otro acto, que es el acto de cumplir el sentido.
Esta palabra, “cumplir”, o “cumplimiento”, es un sinónimo de la palabra “plenificación”
(Erfüllung), y tiene que ver con la posibilidad de percibir algo, de dotarlo de intuitividad. O sea,
todo lo que tiene que ver con el cumplimiento, la plenificación, tiene que ver con el carácter
intuitivo que tiene el mundo de lo perceptivo. El acto de cumplir el sentido es un acto que ya pasa
del nivel lingüístico a un nivel que tiene que ver con el conocimiento. Con el conocimiento en este
sentido, con un mundo de la percepción. Entonces, si yo me mantengo en los primeros dos niveles,
me mantengo en el ámbito del lenguaje. Pero cuando yo ya estoy en relación con un objeto, en el
sentido perceptivo, estoy en el mundo de la percepción. Paso de una filosofía del lenguaje a una
teoría del conocimiento. Husserl afirma que mientras que los dos primeros niveles son esenciales
para la expresión, el último no lo es. Es así que plantea que el acto de cumplir el sentido no es algo
que se dé necesariamente. Hay muchas veces que yo puedo decir algo que tenga sentido sin estar
cargándolo de intuitividad, sin estar percibiéndolo necesariamente. Pero siempre se da esta relación,
esta dinámica. Algo importante para tener en cuenta es que Husserl considera que esta distinción en
estos tres niveles de la expresión, es una distinción a nivel descriptivo. En nuestra experiencia estas
tres dimensiones en relación con la expresión se nos dan unidas. Cuando uno está emitiendo una
palabra, ya está cargándola de sentido, ya está tendiendo a representarse qué es lo que está diciendo.
O sea que estas distinciones se nos dan de manera no consciente, y aparecen en el análisis
fenomenológico, a partir de la descripción fenomenológica.
La distinción entre el segundo y el tercer nivel permite distinguir, de la misma manera que hizo
Frege, entre el sentido y la referencia, a partir de constatar que hay un sentido que apunta a distintos
objetos, así como un objeto que tiene muchos sentidos o significados. Hay toda un discusión si toma
esto de Frege, a partir de las críticas que le hace Frege, o si llega por sus propios medios. Es un
poco irrelevante para nosotros. Lo que es importante es que es un esquema muy similar al que
plantea Frege en Sentido y referencia, y a partir de los ejemplos que son bastantes parecidos.
Husserl retoma la distinción de Frege entre las palabras en alemán que son Sinn y Bedeutung, que
serían “sentido” y “significación”, en términos de Husserl. Esto aparece en el parágrafo 15. Husserl
considera que sentido y significación, Sinn y Bedeutung, hay que tomarlos como sinónimos. En las
Investigaciones lógicas lo van a encontrar como Sinn = sentido y Bedeutung = significación. Y en
Frege lo van a encontrar a esto traducido como “sentido” y “referencia”. Para Husserl estas palabras
hay que considerarlas sinónimas. En realidad lo que se lee en la obra de Husserl, en general, es que
la significación es un aspecto del sentido. El sentido es algo más amplio para Husserl, y abarca
distintos tipos de unidades, distintos ámbitos. Y la significación es uno de ellos. Es el sentido desde
un punto de vista lingüístico. Pero a veces los usa como sinónimos justamente, utiliza sentido como
significación, porque la significación se cumple de la misma manera que se cumple el sentido.
La significación es pensada como un tipo de sentido lo que implica considerar que el sentido
se da de cierta manera o se produce de la misma forma, en distintas dimensiones. Tanto en la
dimensión perceptiva como en la dimensión lingüística. En la dimensión lingüística, el significado,
la significación, aparece como una idealidad pensada como unidad en la multiplicidad. O sea, la
significación para Husserl está pensada como una idealidad, piensa que el significado tiene un
carácter ideal. Una idealidad que se explica en términos de una unidad en la multiplicidad. Pero este
carácter que tiene la significación es en realidad el mismo carácter que tienen todas las
objetividades para Husserl. Él considera a todos los objetos, no solo al lingüístico, sino también al
objeto perceptivo como una unidad en una multiplicidad. Y también con un carácter ideal aunque de
distinta índole. Esto es algo que se va a mantener también posteriormente bajo el planteo de la
fenomenología trascendental de Ideas I. Veamos cómo sería ahí el caso.
¿Qué significa que un objeto, esta silla, es una unidad en una multiplicidad? Significa que
nosotros tenemos experiencia de esta silla a partir de apariciones múltiples. Nosotros tenemos
conocimiento de esta silla a partir de apariciones múltiples, pero la percibimos como una unidad. Yo
percibo esta silla en apariciones múltiples en la medida en que se me da en el tiempo. Pero también
desde un punto de vista espacial, porque la veo a partir de múltiples perspectivas. Tengo múltiples
apariciones del mismo objeto, y en esas múltiples apariciones el objeto se conforma como unidad.
Un acto perceptivo es una síntesis de unidad. Entre las múltiples apariciones, entre las múltiples
perspectivas de un objeto, el acto conforma un sentido. Y ese sentido es justamente lo que permite
una referencia al objeto mismo. Entonces tengo múltiples apariciones y una unidad. Esa unidad es
el objeto, como unidad en la multiplicidad, en la multiplicidad de apariciones. Que en el caso del
objeto se pueden entender fácilmente como apariciones físicas, de distintos aspectos.
Sostiene Husserl:

“La cuestión sobre el sentido y significación del enunciado no será normalmente entendida por
nadie de tal modo que vaya a recurrir al juicio como vivencia psíquica. Todo el mundo contestará a
esa cuestión, diciendo que lo que el enunciado enuncia es siempre lo mismo, sea quien sea el que lo
formule afirmativamente y sean cuales sean las circunstancias y tiempos en que lo haga.” (p. 247)

Entonces, este fenómeno, la expresión como fenómeno físico, está siempre limitado,
condicionado, por las circunstancias. Es una voz que se expresa ahora, en este momento. En
cambio, esa voz se relaciona con un significado, que es lo expresado, que no tiene que ver con un
aquí y ahora, sino que no depende de este momento en el que yo estoy emitiendo esa voz. Y eso
tiene que ver con que el significado significa siempre lo mismo. Entonces dice:

“En esa significación idéntica, que como idéntica podemos siempre traer a conciencia evidente en la
repetición del enunciado, no se descubre nada de un juicio ni de una persona que juzga” (p. 247)

En el contenido del enunciado no hay nada en relación con las personas. La significación no tiene
nada que ver con lo personal, con lo particular que está puesto en juego cada vez que yo me
expreso. Sino que tiene que ver con algo que tiene otra naturaleza.

“Mi acto de juzgar es una vivencia efímera, que nace y muere. No lo es, empero, lo que dice el
enunciado; no lo es este contenido: que tres alturas de un triángulo se cortan en un punto; este
contenido no nace ni muere. Tantas veces como yo -u otro cualquiera- exteriorice con igual sentido
ese mismo enunciado, otras tantas se producirá un nuevo juicio. Los actos de juzgar serán en cada
caso diferentes. Pero lo que juzgan, lo que el enunciado dice, es siempre lo mismo. Es algo idéntico,
estricto sentido de las palabras; es una y la misma verdad geométrica. Así acontece en todos los
enunciados, aunque lo que dicen sea falso e incluso absurdo. También en estos casos distinguimos,
entre las efímeras vivencias del asentir y del enunciar y su contenido ideal, la significación del
enunciado como unidad en la multiplicidad. Esa significación, que es lo idéntico de la intención, la
reconocemos siempre en actos evidentes de la reflexión. No la introducimos caprichosamente en los
enunciados, sino que la encontramos en ellos.” (p. 247)

Entonces, aparecen estas notas. La significación idéntica, el carácter idéntico del significado,
o ideal, tiene que ver con una mismidad que se repite, un contenido ideal que se da como una
unidad en una multiplicidad.
Y acá aparece, en relación al noéma, que apunta al esquema de Ideas donde la relación
intencional ya no se va a pensar en términos de acto y objeto, sino en de términos de noesis, hyle,
noéma. Es un nuevo esquema para pensar la relación sujeto-objeto, desde una perspectiva
trascendental. Lo que antes era el acto va a ser la noesis, la materia va a ser la hyle, y luego aparece
el noéma como objeto o correlato del acto. Husserl hace allí una descripción mucho más
pormenorizada del carácter ideal del objeto como unidad en la multiplicidad.
Veamos en qué consiste el aquí concepto de idealidad y cómo se distingue de un concepto
normativo de idealidad. Eso aparece en la misma investigación lógica, en la página 286, en el
parágrafo 31, “El carácter del acto que tiene el significar. La significación es ideal y una. Dice:

“Si nosotros, o cualquier otra persona, repite la misma proposición con igual intención, cada una
tiene sus fenómenos, sus palabras y sus momentos de comprensión. Pero, frente a esta ilimitada
multiplicidad de vivencias individuales, lo que en ellas es expresado es en todo caso algo idéntico:
es lo mismo, en el sentido más estricto de la palabra. Con el número de personas y de los actos se ha
multiplicado la significación de la proposición; el juicio, en el sentido lógico ideal, es uno.” (p. 287)

Hay múltiples actos de dar sentido, hay múltiples vivencias, pero el significado que
intenciona esas vivencias es siempre el mismo. Y después en el parágrafo 32, dice:

“La idealidad de las significaciones es un caso particular de la idealidad de lo específico en general.


No tiene, pues, en manera alguna el sentido de idealidad normativa, como si se tratase de un ideal
de percepción, de un valor límite ideal, que estuviese contrapuesto a los casos singulares de su
realización más o menos aproximada (…) La idealidad de lo específico es, en cambio, lo opuesto
exclusivo a la realidad o individualidad; no es un fin posible de aspiración, su idealidad es la de la
‘unidad en la multiplicidad’.” (pp. 288-289)

Luego sigue distinguiendo la significación del objeto. Lo significado y lo mentado como el


objeto perceptivo o perceptible. Aparece la función cognoscitiva. Y después en el parágrafo 15
trabaja con distintos equívocos en relación con los términos de significación, sentido, y falta de
significación. Entonces, por un lado, aparece esta diferencia con Frege, justamente en no atribuirle
una diferencia a los términos sentido y significación. Dice que no es necesario. Y después empieza a
analizar distintos ejemplos de problemas en relación con la noción de sentido. Por un lado, la
definición de expresión: la expresión es un signo significativo. No hay expresión que no signifique.
Si hablamos de expresión, hay sentido, hay significado. En ese caso, tenemos signos que no son
expresiones, como por ejemplo construcciones mal formadas, “verde lo casa” o sonidos como
“pttspiskjdssp”. No es una expresión, pero es un signo. Un signo no significativo.
Después dice que en la significación se constituye la referencia al objeto. Y esto nos permite
también distinguir entre “sin sentido” y “sin objeto. Con lo cual, muchas construcciones que son
consideradas desde alguna perspectiva, como sin sentidos, por ejemplo las contradicciones lógicas
como “cuadrado redondo” o cualquiera otras de esas expresiones, para Husserl no son sin sentido,
sino que tienen sentido pero no tienen objeto. Lo que no tienen las contradicciones lógicas es
referencia objetiva. Sí tiene sentido hablar de un cuadrado redondo. Cuando hablamos del cuadrado
redondo sabemos de lo que estamos hablando, independientemente de que sabemos también que no
va a tener una referencia. La distinción entre sentido y referencia, significación y objeto, nos
permite hablar acerca de todo un mundo de significaciones que no tienen referencia. Atribuirle
sentido a todas esas significaciones que no tienen referencia.
Pasamos ahora a la “Cuarta Investigación”, que se llama “Acerca de las significaciones
independientes y no independientes, y la idea de la gramática pura”. Es una investigación que
retoma la distinción entre los términos categoremáticos y sincategoremáticos. ¿Qué es esto? los
términos categoremáticos son los que tienen un significado por sí mismos, y los términos
sincategoremáticos son aquelos cuyo significado depende de otros términos. Acá aparecen como
sincategoremáticos o cosignificativos. Por ejemplo, las preposiciones son sincategoremáticos, los
artículos y otros tipos de construcciones. Si yo digo solamente “de”, “pero”, no significo nada.
Básicamente se retoma esa distinción, para introducir una nueva terminología que es las de
significaciones independientes y no independientes.
Me parece importante que tengan en cuenta para leer esto que se retoman algunas cuestiones
que Husserl trata en la “Tercera Investigación lógica”, que se llama “Sobre la teoría de los todos y
las partes”. El primer capítulo es “La diferencia entre objetos independientes y no independientes”.
Entonces, el primer capítulo de la Tercera es “La diferencia entre objetos independientes y no
independientes”. El primer capítulo de la Cuarta es “La diferencia entre significaciones
independientes y no independientes”. Como ven tenemos un paralelo entre algunas definiciones de
la filosofía del lenguaje de Husserl en relación con su ontología. La “Tercera investigación” es
donde Husserl desarrolla su ontología formal, a partir de la relación parte-todo. Eso se retoma en
términos de la filosofía del lenguaje, retoma el mismo esquema que domina la ontología, que
encuentra Husserl como modo de organización de la ontología. Entonces lo retoma en el ámbito de
la filosofía del lenguaje.
Como les decía antes, la propuesta ontológica de Husserl se da como una ontología formal,
donde se describen los elementos y las relaciones que tiene la ontología sin implicar esto una
presuposición de existencia de estos elementos y relaciones. Y esta idea de pensarlo a partir de la
relación parte-todo, todo-parte, tiene que ver con pensar la fundamentación entre los elementos de
la ontología como una fundamentación inmanente. ¿Qué quiere decir esto? quiere decir que no hay
principios rectores que vengan por afuera y que se impongan para organizar la ontología, sino que
la ontología se organiza por las mismas relaciones que establecen sus partes.
Para ilustrar esta idea quería leer la definición de “todo”.
“Por todo entendemos un conjunto de contenidos, que están envueltos en una fundamentación
unitaria y sin auxilio de otros contenidos. Los contenidos de semejante conjunto se llaman partes.
Los términos de fundamentación unitaria significan que todo contenido está, por fundamentación,
en conexión directa o indirecta con todo otro contenido.” (p. 421)

O sea, algunos están en relación directa, inmediata, otros en relación mediata. Si pensamos el
conjunto de los números naturales, por ejemplo, en tanto serie de números, todos conforman esa
serie de números, pero unos están entre sí en una relación directa y otros en una relación indirecta.
El 1 está en relación con el 5, pero a través del 2, 3 y 4. En cambio el 1 y el 2 están en una relación
directa. No sé si es el mejor ejemplo, pero nos permite ver esto.

“Y esto puede ser de manera que todos esos contenidos estén fundados unos en otros inmediata o
mediatamente, sin socorro exterior; o también de manera que, inversamente, todos juntos funden un
nuevo contenido, asimismo sin socorro exterior” (p. 421)

¿Qué es lo importante de todo esto? que ese “todo”, ese conjunto, se conforma a sí mismo por la
relación que establecen entre sí sus partes sin la necesidad de un principio que venga de afuera. La
relación entre sus partes entonces puede ser directa o indirecta, y después pueden llevar a conformar
ese todo como parte de un conjunto más grande. Pero lo importante es que esa fundamentación que
constituye ese todo es una fundamentación inmanente.
Entonces, la tercera Investigación comienza con la distinción entre objetos independientes y
no-independientes que será luego retomada en relación con las significaciones. La distinción entre
objetos independientes o no-independientes la toma Husserl de Carl Stumpf. Afirma en el § 2 de la
3ra. Investigación que “los contenidos que hayan sido representados juntos alguna vez (o que hayan
estado juntos en la conciencia) se dividen en dos clases principales: los contenidos independientes y
los contenidos no-independientes. Los contenidos independientes existen cuando los elementos de
un complejo de representación (complejo de contenido) pueden, de conformidad con su naturaleza,
ser representados separadamente; en cambio existen los contenidos no-independientes, cuando no
es éste el caso” (p. 388). Si relacionamos esta afirmación con la definición anterior de la relación
parte-todo, cuando un contenido (que acá se entiende como un objeto, en una acepción muy amplia
del término) se presenta como una parte de un todo y puede ser separado de las otras partes que lo
conforman, en ese caso se lo llama independiente; en cambio, cuando esa parte está compenetrada
con el resto, se la considera no-independiente. Afirma en este sentido:
“Separadamente representable, en este sentido que acabamos de considerar, son todas las cosas
fenoménicas y todos los pedazos de las mismas. Podemos representarnos la cabeza de un caballo
separadamente o por sí (…) Podemos decir que esto es válido no solo para los fenómenos en el
sentido de los objetos aparentes, como tales, sino también para los fenómenos como vivencias, en
que los objetos fenoménicos aparecen, y asimismo para las complexiones de sensaciones
aprehendidas objetivamente en esas vivencias. Ejemplos favorables de eso nos ofrecen los
fenómenos de sonidos, de olores y otras vivencias, que fácilmente podemos pensar desligadas de
toda relación con la existencia de las cosas” (p. 390).

La 4ta Investigación se dedicará a aplicar la distinción entre objetos independientes y no-


independientes a la esfera de las significaciones a fin de clarificar categorías esenciales de la
significación. Éstas determinarán formas posibles de la significación sobre las que la lógica pura
deberá determinar su verdad -u objetividad- formal. Entonces, mientras que las leyes de la
significación buscarán obviar el sin sentido, las las leyes de la lógicas apuntarán a eliminar el
absurdo fomrla:
“Estas leyes lógicas puras dicen lo que a priori y sobre la base de la pura forma, exige la unidad
posible del objeto. Aquellas leyes de la complexión de la significación determinan, en cambio, lo
que la mera unidad del sentido exige, esto es las formas apriorísticas según las cuales se unen
significaciones de las diferentes categorías de significación en una sola significación, en vez de
producir un sin-sentido caótico” (p. 437).
Como se puede observar, se retomará en esta investigación la misma problemática con había
terminado la Primera. Esto es, la diferencia entre absurdo y sin sentido que en ese caso había
aparecido a partir de la distinción entre sin sentido y sin objeto.
En primer lugar lo que hay que destacar es que el objeto de estudio aquí no es ya la expresión como
signo significativo, sino la significación en tanto lo mentado por el acto de significar. Lo que
estamos describiendo, entonces, es cierto tipo de objetividad. La Investigación comienza por
distinguir entre expresiones compuestas y simples. Una expresión compuesta se considera una
expresión en la medida en que tiene una significación. Este tipo de expresiones se caracteriza por
poder separarse en otras expresiones que poseen a su vez su significación correspondiente. La
posibilidad de encontrar significaciones parciales encuentra su límite en cierto tipo de
significaciones que ya no pueden separarse; a estas las llamamos significaciones simples.
Luego de descartar que las significaciones compuestas copien una composición real entre objetos,
Husserl analiza el caso de las significaciones implícitas como los nombres propios. Recién en el §4
comienza a tratar lo que va a resultar en la distinción entre significaciones independientes y no-
independientes: el problema del significado de los elementos sincategoremáticos de las expresiones
compuestas. La distinción entre términos categoremáticos y sincategoremáticos apunta a distinguir
en un enunciado términos que poseen un significado propio (como los sustantivos, por ejemplo) de
otros términos cuyo significado otro elementos de la expresión. Los primeros son los
categoremáticos y los segundos los sincategoremáticos. Recordemos que según la Primera
Investigación una expresión era un discurso o parte de un discurso. Entonces, lo que vamos a ver es
que no toda parte de un discurso tiene la misma relación con la significación. El desarrollo repone
en este caso varios argumentos en relación con la pregunta de “si a cada palabra de una complexión
ha de adscribírsele una significación y de si, en general, toda articulación y forma de expresión
verbal ha de valer como sello de una articulación o forma correspondiente de la significación” (p.
442). Vemos que es una complejización de la noción de expresión previamente definida como signo
significativo porque lo que aparece ahora es que, si bien toda expresión es significativa, no todo
elemento de una expresión se corresponde punto por punto con una significación. En efecto,
veremos que puede haber expresiones compuestas que posean una significación simple y, a la vez,
significaciones compuestas expresadas por medio de una expresión simple.
Luego de recorrer los argumentos de Bolzano y Marty acerca de los categoremáticos y
sincategoremáticos Husserl sostiene que la definición más precisa es entre expresiones y
significaciones independientes y no-independientes. Afirma Husserl que:

“una significación es independiente cuando puede constituir la significación plena y total de un


acto concreto de significar. Y la llamaremos no-independiente cuando éste no es el caso. Entonces,
solo puede ser realizada en un acto parcial no-independiente y perteneciente a un acto concreto de
significación y para adquirir concreción necesitará estar enlazada con otras significaciones que la
completen; solo en un todo de significación podrá existir. La no-independencia así definida de la
significación como significación es la que, según nuestra concepción, determina la esencia de los
sincategoremáticos” (p. 449).

Es posible observar cómo se reconduce la discusión acerca de tipos de expresiones a tipos de


significaciones, dado que es justamente esta última la que funda la primera; las distintas partes que
conforman una expresión son fijadas recurriendo a su significación y no al contrario: “...la división
de las expresiones como meros fenómenos sensibles da por resultado partes que son meros
fenómenos sensibles y no significativas” (p. 448).
Se analizan dos dificultades que pueden extraerse de la distinción entre los tipos de significaciones:
1) Se evalúa si esta distinción se funda en la relación que establecen entre sí los objetos
representados por la significación, esta alternativa es descartada, como ya se había hecho
anteriormente (ver más arriba), al afirmar que el vínculo entre la significación y el objeto no tiene la
forma de una copia. 2) Se pregunta en dónde radica la posibilidad de comprender de modo
separado las significaciones no-independientes. Por un lado, se enfatiza la necesidad de que el
cumplimiento significativo de las significaciones no-independientes (es decir, la plenificación
intuitiva, su conocimiento en sentido estricto) debe darse siempre como trozo de un contenido más
amplio. En este sentido: “ninguna significación sincategoremática, esto es, ningún acto de
intención significativa no-independiente, puede estar en la función de conocimiento, como no esté
en la conexión de una significación categoremática” (p. 451). Pero, por otro lado, resiste la
pregunta en relación con la intención significativa (con el sentido propiamente de los
sincategoremáticos): “¿cómo se explica el hecho indiscutible de que los sincategoremáticos
aislados, por ejemplo, la palabra aislada y, sean comprendidos?” (p.452). Husserl propone dos
alternativas. O la comprendemos porque se presenta ya comprensible a partir de un cierto
conocimiento del término que tenemos en nosotros mismos que, podríamos pensar, es producto de
experiencias anteriores donde el término se presentó de manera no aisalda; o la comprendemos
porque nos la representamos en un pensamiento del tipo A y B, donde y resulta ser solo un momento
de dicho pensamiento y de la intención significativa correspondiente.
Ahora bien, luego de determinar algunas leyes a priori de la significación (esto es: del modo
legítimo de establecer complexiones de significaciones) Husserl vuelve a analizar qué ocurre en los
casos del llamado “sin sentido” y contrasentido; es decir que retoma el análisis de la Primera
Investigación donde había distinguido entre sin sentido y contrasentido (con sentido, sin objeto).
Los contrasentidos, como por ejemplo, “cuadrado redondo”, tienen su significación, aunque un
objeto existente que se les corresponda. En cambio las construcciones como “un redondo empero”
no tienen significación alguna, aunque las palabras enlazadas evoquen alguna significación. Es
decir que, aun en el caso de que partes de la construcción formulada pueda poseer significación, es
imposible dar con una significación unitaria del complejo articulado. Los casos analizados se
diferencian porque: “en el primer caso, ciertas significaciones parciales no se compadecen en la
unidad de la significación, en cuanto que la objetividad (o la verdad de todas las significaciones
enteras es alcanzada por ello. Un objeto (por ejemplo, una cosa, una situación objetiva) en el cual
esté unido todo lo que la significación unitaria representa como conviniendo unitariamente en él,
merced a las significaciones incompatibles entre sí, no existe ni puede en general existir. Pero la
significación misma existe desde luego” (p.459). Mientras que en el ámbito de la objetividad no
podremos dar con un todo que vincule lo representado en la significación, si es posible comprender
el enlace de las partes allí vinculadas. Por el contrario, “en el segundo caso es la posibilidad misma
de la significación unitaria la que no tolera que coexistan ciertas significaciones parciales. Entonces
poseemos solo una representación indirecta, que apunta a la síntesis de dichas representaciones
parciales en una significación única; y con ello poseemos al mismo tiempo la intelección de que a
semejante representación no puede nunca corresponderle un objeto, esto es, de que una
significación de la especie que aquí es intencionalmente referida no puede existir. El juicio de
incompatibilidad recae aquí sobre representaciones, allá sobre objetos.” (p. 460).
Ahora bien, a partir de estas definiciones de las significaciones y de las leyes de las complexiones
de las significaciones, Husserl procurará describir una gramática de la lógica pura. Vemos así cómo
la significación que pueda atribuírsele a los términos no-independiente resulta esencial en la medida
en que determina el carácter de términos relevantes para la lógica como las conectivas o los
cuantificadores. El objetivo de tratar este tema acá tiene que ver con la posibilidad de establecer
relaciones con el pensamiento de Bertrand Russell, autor que se abordará en la siguiente clase a
cargo del Profesor Cabanchik. En caso de tener dudas puntuales sobre Husserl, pueden escribirme
por correo electrónico.

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