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Teatro institución y políticas culturales.

Mesa redonda módulo 7 del ciclo de conferencias Historia del teatro en México
Reseña
Fabiola Medellín 2016

La mesa redonda cerró el Ciclo de Conferencias del Seminario de Historia del


Teatro en México, en la que participaron Rodolfo Obregón, Isis García y Patricia
Chavero y como moderadora Rocío Galicia, todos investigadores del CITRU.
La propuesta temática se dio en torno a la problematización del teatro actual en
México y más específicamente en sus aspectos de producción y gestión teatral.
La mesa se divide en cuatro partes.
En la primera parte se plantea el tema de la política cultural como un aspecto
complejo en el que intervienen distintos factores y agentes.
Las condiciones nacionales sobre las que se ha desarrollado la producción
artística son diversas. Existe una zanja entre los productores artísticos y los
estudios sociales que abordan y reflexionan sobre la producción artística, en
donde se anota la falta de marcos regulatorios, así como la falta de
responsabilidad social del mercado hacia las artes escénicas. Dicha limitación
desemboca en la imposibilidad de dar más apoyos y continuidad a un proyecto
teatral. Los investigadores coinciden que México se encuentra en momentos de
transición marcados por la desarticulación de los marcos regulatorios.

En la segunda parte de la discusión la moderadora pone a la mesa una nueva


interrogante a seguir en las intervenciones. ¿Cuáles son nuestras estrategias para
abordar como comunidad teatral?
Se necesita para desarrollar proyectos de la intervención de un gestor en el teatro,
de la evaluación del gasto público en materia cultural enfocado al teatro, y saber a
quién se dirige. Para poder hacerlo hay que partir de saber quién es el gestor y
cuáles son sus funciones. En palabras de Patricia Chavero un gestor cultural es
“aquel que ejecuta la política cultural. Es el mediador entre el productor artístico y
las instituciones y la comunidad o sector social que se elige, es el que se encarga
de las competencias, es decir, de la organización. Es el programador, aquel que
diseña los programas, es el que guía la mirada, es el equivalente al curador en los
museos.”
La propuesta sería transitar hacia la profesionalización de los procesos, que, junto
a la operatividad, así como el desarrollo de técnicas, son herramientas
indispensables.
Es necesario también, generar un lugar de respeto para ambos participantes
creadores y gestores, y para eso es necesario un cambio de pensamiento de la
estructura de los proyectos en la que se le otorgue el lugar necesario al gestor.
El problema es entonces de tipo estructural. La postura del Estado frente a la
actividad teatral y en materia de cultura es de tradición asistencialista y arbitraria
porque hace falta establecer los criterios estructurales que la fundamenten. En
palabras de Rodolfo Obregón el problema de la política cultural “es equiparable al
concepto de reservas ecológicas, es decir, protegidas en ciertos ámbitos y se
mantiene en aislamiento.” En este sentido es que se concluye: “El Estado se hace
a un lado de su responsabilidad”.
Actualmente se enfrenta el recorte al presupuesto en cultura, limitando así la
posibilidad de desarrollo de las artes escénicas
Se plantea que el sector en cuestión se caracteriza por ser una economía
estacionaria, no acumulativa. Las agrupaciones vuelven a empezar cada vez,
como si no tuvieran una trayectoria. Las bases deberían ser distintas para
participar y sería las que marcarían las líneas de la política cultural.

En la tercera parte de la mesa se pide a los participantes expongan sobre la


distribución del dinero ¿Cómo es? ¿Cómo trabajar en tiempos de crisis? Y hacer
la diferenciación entre gestor y productor, ¿son figuras distintas?

Rodolfo Obregón responde: “De un cuestionamiento similar es de donde nace el


proyecto República Teatral, partimos de preguntarnos ¿Cómo hacer más
eficientes las políticas culturales sino no sabemos cuánto se gasta y en que se
gasta?
No hay regulación, tampoco la hay en los contenidos y el Estado tampoco crea
estructuras de contrapeso. El papel del mercado cultural y la falta de regulación
por parte del Estado enmarcan el contexto teatral mexicano. Hay quienes hacen
teatro desde una lógica de empresario dejando de lado el beneficio para la
población en general.
Existe un modelo reciente de subsidio a la creación, son las Fondeadoras. Por
esta vía se espera la participación de la sociedad civil, ya no sólo de los artistas.
Lo que nos deja a la vista otro tema y es que el sector artístico es un campo
endogámico, es decir, los artistas consumen la oferta cultural de los artistas. No se
ha logrado atraer al público.

Como parte final de la mesa se plantean la preguntan, ¿hacia dónde vamos? y


¿Hacia dónde nos deberíamos de dirigir?
En las artes en general no hay un ejercicio de evaluación y evidentemente es
necesario la construcción de uno que aporte bases sólidas. Es necesario
concientizar a los artistas para que se asuman como agentes generadores de
cultura y de economía. Es un derecho la producción y la participación del proceso
artístico. Proyectar una producción a largo plazo y generar organismos
autosustentables.

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