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PREGUNTA 2 SELECTIVIDAD

El texto que nos ocupa pertenece al “Mito de la Caverna”. En dicha obra, escrita por Platón en su libro
“República VII”, el filósofo nos plantea una situación en la que hay una serie de prisioneros encadenados
en el interior de una cueva desde pequeños. En dicha cueva, hay una especie de tabiques y un fuego por el
que las sombras son proyectadas por los titiriteros.
La caverna representa el dualismo ontológico y epistemológico de Platón; el fuego, da luz a los
prisioneros; y el tabique, representa la división de la línea del “símil de la línea dividida”, en el que a un
lado hay sombras y objetos, que representan la eikasia y la pistis, respectivamente.
PREGUNTA 3 SELECTIVIDAD
El dualismo ontológico, da a conocer la existencia de dos mundos separados y distintos entre sí: el mundo
sensible y el mundo inteligible. El mundo sensible es el que podemos percibir por nuestros sentidos y es
imperfecto. Por el contrario, el mundo inteligible es el que debemos conocer mediante la razón, y este, sí
que es perfecto, a diferencia del sensible. En el mundo sensible, nos encontramos la realidad a través de
nuestros sentidos, pero no es la realidad, si no que es una “sombra” de las verdades del mundo inteligible,
al que solo se puede acceder a través de la razón.
En el mundo inteligible, Platón introduce la “idea del Bien" como la idea suprema que ilumina la verdad
y da significado a todas las demás. El "Bien" es comparado con el sol en el "símil del sol", donde así como
el sol ilumina y permite la visión en el mundo sensible, el "Bien" es la fuente de la verdad y la
comprensión en el mundo inteligible. En ambos casos, la luz del sol y la luz del "Bien" son esenciales para
el conocimiento.

El dualismo epistemológico de Platón se refiere a la distinción entre dos formas de conocimiento: la doxa
(opinión) y la episteme (conocimiento). Para explicar esta diferencia, Platón propone el "símil de la línea
dividida". En este esquema, la línea se divide en cuatro partes: eikasia (imaginación), pistis (opinión),
dianoia (pensamiento) y noesis (comprensión intuitiva).
En la parte más baja se encuentra la eikasia, que se basa en los sentidos. En el nivel de la pistis, se accede a
la opinión, que implica creencias basadas en la interpretación de los sentidos, pero que no tienen certeza.
La dianoia representa el razonamiento, donde se busca la comprensión a través de la reflexión y la
argumentación. Finalmente, la noesis es el nivel más alto, relacionado con la comprensión intuitiva y
directa de las Formas o Ideas eternas.
El símil de la línea dividida ilustra cómo el conocimiento va desde las sombras y apariencias en el mundo
sensible hasta la verdad en el mundo inteligible. Platón apuesta por la búsqueda de la episteme, un
conocimiento basado en las Formas inmutables y universales, en lugar de depender exclusivamente de la
doxa, que está sujeta a las percepciones sensoriales.

El dualismo antropológico se centra en la distinción entre cuerpo y alma. El cuerpo es material y mortal,
sujeto a las necesidades y deseos mundanos, mientras que el alma es inmaterial e inmortal, conectada al
mundo de las ideas eternas. Este dualismo antropológico es evidente en el "mito del auriga".
En el mito, Platón describe el alma humana como un auriga que conduce un carro alado tirado por dos
caballos, uno noble y divino, que representa la razón y el impulso moral, el otro más impulsivo y
mundano, simboliza los deseos y anhelos físicos. El conductor se esfuerza por mantener el equilibrio y
guiar el carro hacia el cielo. Aquí, el cuerpo y sus impulsos representan el reino terrenal y material,
mientras que el alma encarna las partes divina y espiritual.
Si el auriga logra controlar y guiar adecuadamente los caballos, el alma puede irse hacia el reino de las
Ideas y participar en la contemplación de la verdad. Sin embargo, si pierde el control, el alma se va
arrastrada hacia abajo.

La sociedad está estructurada de acuerdo con la analogía del alma individual y se divide en tres clases: los
productores (trabajadores y agricultores), los guardianes (soldados y defensores de la ciudad) y los
gobernantes (filósofos-reyes). Esta clasificación se basa en la teoría de las partes del alma, donde el alma se
divide en tres componentes: apetitiva, irascible y racional.
Platón propone un gobierno liderado por filósofos, que tienen la sabiduría y la capacidad para distinguir
las Formas o Ideas eternas. Se caracteriza por la virtud y la sabiduría, y se rige por un líder que busca el
bien común y la justicia, guiado por la razón y no por el deseo.
La crítica de Platón a la democracia se basa en su percepción de que la toma de decisiones por mayoría
puede llevar a decisiones erróneas, ya que la mayoría de las personas no poseen la sabiduría necesaria.
Además, critica la educación sofista, que se centra en convencer y no en la búsqueda de la verda. Platón
considera que la educación debe cultivar las virtudes del alma, guiando a los individuos hacia la
comprensión de las formas y la verdadera justicia.

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