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El estructuralismo es un enfoque teórico y metodológico que se aplica en diversas ciencias

sociales, como la lingüística, la antropología, la psicología, la sociología y la filosofía. Su objetivo es


analizar las estructuras que subyacen a los fenómenos sociales, culturales y humanos, y que
determinan su sentido y significado. El estructuralismo considera que el lenguaje es una estructura
fundamental que organiza y regula la actividad humana, y que se basa en sistemas de signos y
reglas arbitrarias. El estructuralismo se originó a partir de los trabajos del lingüista suizo Ferdinand
de Saussure1, y tuvo como principales representantes a Claude Lévi-Strauss, Jacques Lacan, Roland
Barthes, Michel Foucault y Louis Althusser, entre otros2. El estructuralismo se puede dividir en tres
grandes escuelas o perspectivas3:

El estructuralismo lingüístico, que estudia el lenguaje como un sistema de signos que se relacionan
entre sí según unas reglas y unas diferencias. El estructuralismo lingüístico se basa en el método de
análisis fonológico desarrollado por Roman Jakobson y el Círculo Lingüístico de Praga3.

El estructuralismo antropológico, que estudia las culturas como sistemas de símbolos que expresan
las estructuras mentales y lógicas de los seres humanos. El estructuralismo antropológico se inspira
en el análisis de los mitos, las costumbres y las creencias de diferentes pueblos, realizado por
Claude Lévi-Strauss3.

El estructuralismo psicoanalítico¡ que estudia el psiquismo humano como una estructura compleja
que se articula en torno al lenguaje y al inconsciente. El estructuralismo psicoanalítico se basa en la
reinterpretación de la teoría de Sigmund Freud realizada por Jacques Lacan3.

El estructuralismo ha tenido una gran influencia en el desarrollo de las ciencias sociales y humanas,
y ha generado numerosas críticas y debates. Algunas de las limitaciones o problemas del
estructuralismo son su tendencia a la abstracción y a la generalización, su dificultad para explicar el
cambio y la historia, y su falta de atención a la acción y a la subjetividad de los individuos2.

La historia del estructuralismo se puede resumir de la siguiente manera:

El estructuralismo surge a principios del siglo XX con el trabajo del lingüista suizo Ferdinand de
Saussure, quien propone el estudio del lenguaje como un sistema de signos que se relacionan
entre sí según unas reglas y unas diferencias1.

El estructuralismo se expande a otras disciplinas como la antropología, la psicología, la sociología y


la filosofía, gracias a la influencia de otros pensadores como Roman Jakobson, Claude Lévi-Strauss,
Jacques Lacan, Roland Barthes, Michel Foucault y Louis Althusser12.

El estructuralismo alcanza su apogeo en los años 60 y 70, especialmente en Francia, donde se


forma una escuela estructuralista que busca analizar las estructuras que subyacen a los fenómenos
sociales, culturales y humanos, y que determinan su sentido y significado12.

El estructuralismo se divide en varias escuelas o perspectivas, según el objeto de estudio y el


método de análisis. Algunas de las más importantes son el estructuralismo lingüístico, el
estructuralismo antropológico, el estructuralismo psicoanalítico, el estructuralismo marxista y el
estructuralismo literario123.
El estructuralismo genera numerosas críticas y debates, tanto internos como externos, por su
tendencia a la abstracción y a la generalización, su dificultad para explicar el cambio y la historia, y
su falta de atención a la acción y a la subjetividad de los individuos12.

El estructuralismo da paso a otra ”corrientes teóricas que lo cuestionan, lo superan o lo


complementan, como el posestructuralismo, el postmodernismo, el hermenéutico, el
deconstructivismo y el análisis del discurso12.

Los autores del estructuralismo y sus aportes son los siguientes:

Ferdinand de Saussure (1857-1913): Fue un lingüista suizo que se considera el fundador del
estructuralismo lingüístico. En su obra “Curso de lingüística general” (1916), publicada
póstumamente, propuso el estudio del lenguaje como un sistema de signos que se relacionan
entre sí según unas reglas y unas diferencias. Saussure distinguió entre la lengua (el sistema
abstracto y social del lenguaje) y el habla (el uso individual y concreto del lenguaje). También
introdujo los conceptos de signo, significado y significante, que son fundamentales para la
semiótica12.

Claude Lévi-Strauss (1908-2009): Fue un antropólogo francés que se convirtió en el fundador de la


antropología estructural. En sus obras, como “Las estructuras elementales del parentesco” (1949) y
“El pensamiento salvaje” (1962), aplicó el método estructuralista al estudio de las culturas,
especialmente de las sociedades indígenas. Lévi-Strauss sostuvo que las culturas se basan en
sistemas de símbolos que expresan las estructuras mentales y lógicas de los seres humanos.
También analizó los mitos, las costumbres y las creencias de diferentes pueblos, buscando las
invariantes y las oposiciones binarias que los estructuran32.

Roland Barthes (1915-1980): Fue un semiólogo y crítico literario francés que aplicó el
estructuralismo al análisis de diversos fenómenos culturales, como la literatura, la fotografía, la
moda, el cine y la mitología. En sus obras, como “Elementos de semiología” (1964), “Mitologías”
(1957) y “S/Z” (1970), Barthes exploró las estructuras que subyacen a los textos y a los discursos, y
que determinan su sentido y significado. Barthes distinguió entre el nivel denotativo y el nivel
connotativo de los signos, y entre los códigos culturales y los códigos personales que intervienen
en la interpretación2.

Michel Foucault (1926-1984): Fue un filósofo y epistemólogo francés que cuestionó el


estructuralismo desde una perspectiva histórica y crítica. En sus obras, como “Las palabras y las
cosas” (1966), “La arqueología del saber” (1969) y “Vigilar y castigar” (1975), Foucault analizó las
estructuras que configuran el conocimiento, el poder y la subjetividad en diferentes épocas y
contextos. Foucault propuso los conceptos de episteme, discurso, formación discursiva, dispositivo,
biopolítica y gubernamentalidad, entre otros2.

Louis Althusser (1918-1990): Fue un filósofo marxista francés que intentó renovar el
estructuralismo desde una perspectiva dialéctica y materialista. En sus obras, como “Para leer el
Capital” (1965) y “La ideología y los aparatos ideológicos del Estado” (1970), Althusser revisó la
teoría de Karl Marx y la adaptó al contexto de la sociedad capitalista contemporánea. Althusser
introdujo los conceptos de estructura, sobreestructura, infraestructura, contradicción,
sobredeterminación, práctica, ideología, interpelación y aparatos ideológicos del Estado2.

Una de las críticas más fuertes al estructuralismo es la que proviene del posestructuralismo, un
movimiento filosófico y literario que cuestiona los presupuestos y las limitaciones del
estructuralismo. El posestructuralismo se basa en las ideas de autores como Jacques Derrida,
Michel Foucault, Gilles Deleuze, Jean-François Lyotard y Jacques Lacan, entre otros1.

El posestructuralismo critica al estructuralismo por su tendencia a la abstracción y a la


generalización, su dificultad para explicar el cambio y la historia, y su falta de atención a la acción y
a la subjetividad de los individuos2. El posestructuralismo propone que las estructuras no son fijas
ni universales, sino que son contingentes y cambiantes, y que están atravesadas por el poder, el
conflicto y la diferencia1. El posestructuralismo también cuestiona la noción de signo, significado y
significante, y propone que el lenguaje es un juego de diferencias y de desplazamientos, que no
remite a una realidad estable ni a una verdad última, sino que genera múltiples sentidos y
contradicciones1.

El posestructuralismo ha tenido una gran influencia en el desarrollo de las ciencias sociales y


humanas, y ha generado nuevas formas de análisis y de crítica, como el deconstructivismo, el
postmodernismo, el feminismo, el psicoanálisis, el marxismo, el postcolonialismo y el análisis del
discurso1. El posestructuralismo también ha abierto nuevos campos de estudio y de reflexión,
como la ética, la política, la estética, la sexualidad, la identidad, la cultura y la literatura1.

Otras críticas al estructuralismo son las siguientes:

Falta de aplicación práctica: El estructuralismo se centró en el estudio de la mente como un fin en


sí mismo, sin preocuparse por sus aplicaciones prácticas o sus implicaciones sociales. El
estructuralismo no ofreció soluciones a los problemas reales de las personas, ni contribuyó al
desarrollo de la psicología aplicada o clínica12.

Ignorancia de los factores biológicos y ambientales: El estructuralismo se basó en la idea de que la


mente es una entidad independiente y autónoma, que se puede estudiar aislando sus elementos.
Sin embargo, el estructuralismo ignoró los factores biológicos y ambientales que influyen en el
funcionamiento mental, como la herencia, el desarrollo, la fisiología, la cultura, la educación, etc. El
estructuralismo no tuvo en cuenta la interacción entre la mente y el cuerpo, ni entre el individuo y
la sociedad12.

Desconocimiento de los procesos inconscientes y dinámicos: El estructuralismo se limitó al estudio


de la conciencia y de los procesos mentales conscientes, dejando de lado los procesos
inconscientes y dinámicos que también forman parte de la psique humana. El estructuralismo no
pudo explicar fenómenos como los sueños, las emociones, los conflictos, las motivaciones, las
defensas, etc. El estructuralismo fue superado por otras corrientes psicológicas que sí se ocuparon
de estos aspectos, como el psicoanálisis, el conductismo, la gestalt, el humanismo, etc12.

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