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EL VALOR DE LA ANTICIPACION EN EL VOLEIBOL

Introducción

El Voleibol es, por las características específicas del contacto con el balón y
la velocidad a la que pasa este de un campo a otro, un deporte particularmente
veloz. Por tanto, el papel de la anticipación es primordial para poder defender,
recibir o bloquear.

Recordemos, que cuando hablamos de la capacidad de reacción dijimos que


en un remate en Voleibol, la velocidad del balón es de 90.37 a 100.91 Km/h
(Cloes et al, 2004) y que el tiempo de reacción de un jugador que se encuentra
en defensa es de 300 a 500 milisegundos y que la distancia entre el atacante y
el adversario nunca es superior a 9 o 12 metros (Fontani, 1994).

Por esta razón, un defensor tiene que anticiparse a la acción del atacante,
eligiendo la zona previsible donde puede caer el balón. Para poder realizar esta
ación táctica con eficacia deberá analizar los movimientos del atacante, la
trayectoria del balón y los movimientos de sus compañeros en el bloqueo.

Si analizamos la acción anterior, podemos comprobar que la anticipación no


es sólo una capacidad que se puede mejorar mediante la repetición sucesiva
de acciones, sino que tan sólo con la experiencia en competición, debería
mejorar.

El jugador experto es capaz de discriminar los estímulos que se suceden en


una acción de juego en Voleibol, y reconocer algún gesto o movimiento que le
permita anticiparse al adversario, consiguiendo una situación de ventaja
ejecutando una acción técnica con eficacia. En otras palabras, lo que los
entrenadores llamamos “saber leer el partido”.

Esto es así debido a que debemos entender como anticipación al proceso


que regula un comportamiento, partiendo de un análisis de la situación que
conlleva la interpretación y la realización de un movimiento que tiene
significación dentro de una acción de juego.
 

Fases en la estructura del comportamiento. Adaptado de Nitsh (1987 cfr. Nitsh


et al., 1997)

Donde la anticipación contrae una planificación y un calculo del movimiento,


la realización un proceso de regulación y la interpretación un control y una
evaluación del comportamiento (Nitsch, 1987 cfr. Nitsh et al., 1997).

Recordemos que el Voleibol es un “deporte de situaciones” (Fontani, 1994),


donde el jugador debe estar sumamente concentrado pues tiene ante sí un
gran número de estímulos, de los que debe evaluar cuales son los realmente
más importantes (atención selectiva) a una elevada velocidad de decisión.
Conocer estas situaciones de juego aumenta el bagaje táctico del jugador que
le permitirá reducir el tiempo de inicio de la respuesta (tiempo de reacción) o
iniciar antes la repuesta (anticipación).

Modelo de un deporte de situaciones (A partir de Fontani, 1994)


 
Al ser el Voleibol un deporte donde la velocidad del balón es muy elevada y
se producen una gran cantidad de movimientos en cada acción de juego,
requiere del jugador una capacidad de atención capaz de variar la selección del
estímulo contantemente. Por tanto, el jugador debe pasar rápidamente de
una atención amplia, también llamada difusa (Fontani, 1994) o cambiante (Ruiz
et al., 1997) a una atención selectiva (Fontani, 1994; Ruiz et al., 1997):

Atención amplia, difusa o cambiante: Visión del campo de juego (jugador


al saque), movimientos de los compañeros y de los adversarios.
Atención selectiva: Visión del balón (trayectoria del balón), del jugador
que lo posee o del jugador (colocador) que va interceptarlo (rematador)

La realización de este proceso, el paso de una atención de amplio espectro a


una atención más focalizada, permite al jugador elegir el estímulo necesario
para elaborar su respuesta lo más rápidamente posible, teniendo la posibilidad
de anticiparnos a la acción del adversario.

De esta forma podemos comprobar como la velocidad de respuesta juega un


papel muy importante en el rendimiento de los jugadores de Voleibol, siendo
más beneficiados los que llevan un mayor número de competiciones en sus
carreras deportivas, pues saben responder más rápidamente a situaciones de
juego. Debido, fundamentalmente, a que es capaz de anticipar las acciones
técnicas y tácticas de sus adversarios.

En este sentido, vemos que la anticipación facilita el rendimiento de una


acción al reducir el número de elecciones y decisiones que deben ser
realizadas por el jugado, mejorando la posibilidad de realizar un ajuste más
fluido del esfuerzo ante la dificultad de tener que elegir y decidir (Ruiz et al.,
1997). Los autores nos dicen que se consigue de la siguiente forma:

Valorando la probabilidad de posibles acontecimientos.


Evaluando la probabilidad de los acontecimientos que pueden jugar un
papel importante en la determinación de la rapidez de las decisiones que
vendrán después del gesto técnico anticipado.

Es decir, anticiparse a una acción mediante la elección de un gesto técnico


determinado, en función de las veces que se repite durante un partido y de las
causas que esta decisión conlleva.

Es por esto, que la eficacia de la anticipación viene condicionada por la


duración del periodo previo a la respuesta, ya que éste incrementa la
información y los niveles de incertidumbre (García Manso et al., 1998).
 
En los deportes acíclicos, la anticipación responde a diferentes tipos de
comportamiento que hacen referencia a dos bloques de movimientos (Konzag
et al., 1988):

Movimientos extraños al deportista (rivales, compañeros o móviles).


Movimientos motores propios del deportista.

El proceso de anticipación se ha clasificado a lo largo de la historia de


diferentes formas, destacando la realizada por Poulton (1957):

Anticipación efectora: “Relacionada con la producción de una respuesta


motriz y que supone una predicción del tiempo que se empleará en la
realización de un gesto técnico”. Tiene principal importancia en los
deportes donde se tengan que realizar cálculo de trayectorias, para
poder coincidir con algún acontecimiento externo (rematar un balón).
Anticipación receptora: “Hace referencia a la predicción del tiempo que
empleará un determinado acontecimiento en suceder. Supone la
previsión de acontecimientos y la preparación del sujeto para el futuro
más inmediato”. Se puede observar cuando un colocador, durante los
puntos finales de un set, busca al jugador más importante de su equipo
en ataque y el adversario dispone su sistema de bloqueo/defensa en
función de lo que prevé que va a realizar el colocador.
Anticipación perceptiva: “Anticipación de las características de los
estímulos cuando éstos no están presentes”. Dependen del aprendizaje
y, por tanto, de la experiencia del deportista. “Consisten en anticipar las
acciones de un determinado jugador cuya forma habitual de actuar
permite conocer cuáles van a ser sus acciones a partir de determinados
estímulo o señales anticipando toda una secuencia de acciones”. El
ejemplo claro lo tenemos en el jugador que al enfrentarse a un doble
bloqueo bien formado siempre finta por temor a ser bloqueado. El
jugador experimentado adelantará su posición, anticipándose a la acción
del atacante.

Posteriormente, Schmidt (1986) destacó el componente espacio – temporal


en el proceso de la anticipación:

Anticipación espacial o de acontecimientos: Precisa de un conocimiento


previo del tipo de estímulo que se va a producir y de la respuesta
necesaria para solucionar el problema.
Anticipación temporal: El deportista debe conocer la repuesta que puede
ser realizada.

Por otro lado, Platonov (1993): acepta dos tipos de anticipación:


 
Anticipación perceptiva: Consiste en controlar el movimiento del objeto
para interceptarlo en un lugar determinado.
Anticipación receptora: Consiste en extrapolar el momento en que
aparece el objeto a partir de una valoración de los períodos temporales.

Muchos autores han iniciado sus investigaciones sobre la anticipación,


partiendo de la propuesta anteriormente mencionada. Mechling (1990)
introduce el término “anticipación activada” relacionándolo con “la activación
previa de todos los elementos perceptivos – motrices que deben ser utilizados”.
Este autor añade que el otro tipo de anticipación es el fruto del aprendizaje y la
experiencia (anticipación perceptiva y efectora), “lo que supone poder realizar
un cálculo de trayectoria del balón sin tener que mirarlo para después entrar en
contacto con él”.

Recordemos que en Voleibol, ésta es una de las características de los


bloqueadores cuando se enfrentan a un atacante:

Calculo de trayectoria cuando el balón sale de las manos del colocador.


Observar la carrera del atacante y posición del cuerpo al final de la
batida.
Fijarse en el hombro ejecutor del adversario.
Atender al contacto del balón con la mano del rematador.

Por tanto, es necesario realizar un estudio pormenorizado del contrario para


que los jugadores conozcan las características tácticas del equipo adversario
(quien es el jugador más importante en ataque, distribución del colocador, etc.)
y técnicas (particularidades de cada uno de los atacantes). Para así poder
desarrollar una estrategia de juego para atacar las zonas o jugadores más
débiles en bloqueo, aumentando, de esta forma, las posibilidades de éxito.

En este sentido, la escuela oriental plantea una serie de movimientos en


ataque que se basan en una gran diversidad de combinaciones que no
permiten predecir el ataque, aumentando el factor sorpresa en el adversario,
intentando encontrar espacios libres en el bloqueo o el “uno contra uno” que
favorezca el éxito del atacante.

Como conclusión a todo lo expuesto anteriormente, creemos que a la hora


de plantear los ejercicios destinados a mejorar la anticipación, hay que partir de
una serie de factores (Magill, 1989):

Posibilidad de predecir los estímulos: Cuanto más predecible (en el


espacio o en el tiempo) sea el estímulo, más fácil es elaborar una
respuesta adecuada.
Velocidad del estímulo: A menor velocidad más facilidades y viceversa.
 
Tiempo de presencia del estímulo: El estar acostumbrado a los
estímulos y a la información que existe en el Voleibol determinará que
sea posible anticiparse o no.
Cantidad de entrenamiento: Como ya hemos dicho anteriormente, la
experiencia del jugador va a ser determinante para desarrollar los
procesos de anticipación.
Complejidad de la respuesta: En el deporte las situaciones y los
movimientos pueden llevar a producir una respuesta errónea, por tanto,
cuanto más sencilla sea la repuesta a realizar por el jugador mayor
porcentaje de éxito en la anticipación.

Entrenamiento de la anticipación en el Voleibol

Por tanto, el entrenamiento de la anticipación en el Voleibol, se presenta


como un factor determinante para la mejora de la velocidad de acciones
específicas. Debido principalmente a que es un deporte donde hay que
controlar o golpear un balón que está en continuo movimiento, que no se puede
retener, describiendo una serie de parábolas y trayectorias que hay que
calcular para encontrarnos con él.

Esta característica hace del Voleibol un deporte donde toman importancia la


trayectoria del balón (por la derecha o por la izquierda), que puede ser más
fácil o más difícil dependiendo de la lateralidad del jugador (diestro o zurdo) y el
tipo de parábola, ya que un jugador puede encontrar mayor dificultad para
recibir un balón que viene con una parábola más rápida que otro que tenga una
parábola más acentuada, o viceversa.

Para afrontar el entrenamiento de la anticipación debemos recordar que nos


encontramos ante un movimiento motor que se divide en tres niveles:

Valorar la trayectoria del balón y anticipar el momento donde se va


contactar con el mismo.
Controlar el movimiento del cuerpo.
Controlar el movimiento de las extremidades superiores durante la
ejecución del gesto técnico (remate, bloqueo, colocación,...).

Por tanto, la anticipación que podemos encontrar en el Voleibol afecta a la


parábola del balón y al desplazamiento del cuerpo del jugador para poder
realizar el gesto técnico más eficaz en ese momento de juego. Lo que nos da
que la habilidad fundamental del jugador de Voleibol es la capacidad de
aglutinar en un tiempo muy breve una gran cantidad de valoraciones sobre la
trayectoria y parábola del balón para, en función del tiempo que se disponga,
poder realizar el gesto técnico que sea más eficaz y adecuado a la acción de
juego.
 
Por ejemplo, un jugador que se encuentra en recepción, observa al jugador
que se encuentra al saque en el campo contrario y lo primero que debe
observar es la parábola que trae el balón en el momento que éste sale de la
mano del sacador. Una vez evaluada realizará el desplazamiento oportuno
para posteriormente adaptar la ejecución técnica de la recepción. Si el jugador
ha anticipado la trayectoria del balón podrá realizar el gesto técnico de la
recepción con mayor garantía de éxito que si debe, por el contrario, realizar
distintas adaptaciones al movimiento, ya que no tendrá tiempo de realizar el
gesto técnico con precisión.

Como hemos ido comentando, el cálculo de la trayectoria de vuelo del balón


es imprescindible para poder anticipar o retardar el golpe en función de las
necesidades. Pero, la efectividad del ataque no sólo se basa en este aspecto
fundamental, sino que afecta a otro aspecto determinante como es el cruce con
la trayectoria del balón, es decir, el momento de golpeo.

Este aspecto consiste en una anticipación mental del momento adecuado


para golpear el balón en función de su trayectoria y el comportamiento del
contrario. Por tanto, se debe coordinar el desplazamiento del balón con los
distintos movimientos del atacante. En este sentido, el profesor Mazzali (1994)
nos dice que para golpear el balón se precisa:

Anticipar mentalmente la parábola (trayectoria) del balón.


Anticipar mentalmente el desplazamiento del propio jugador.
Coordinar el encuentro de las dos trayectorias en el lugar adecuado.
Coordinar el tiempo de realización de las dos trayectorias.
Anticipar mentalmente el momento del golpeo del balón con el gesto
técnico elegido (ataque duro, finta, block – out ,...).

Es preciso realizar cada uno de estos pasos para evitar los errores clásicos
del jugador novel que no consigue un ataque eficaz debido a:

Una carrera incompleta.


Una batida realizada de forma descoordinada con la parábola del balón.
Un movimiento del brazo incompleto,...

Por consiguiente, para poder conseguir golpear el balón en el momento


adecuado con garantías de éxito el jugador debe realizar una percepción,
elaboración y una anticipación mental del gesto que va a realizar.

La forma de entrenar este golpeo del balón es proporcionando al jugador un


bagaje de recursos que pueda poner en práctica cuando se encuentre en
competición:

Alternar la colocación lenta o alta con la rápida o tensa.


 
Alternar el ataque anticipado con el golpeo retardado.
Alternar la trayectoria de la carrera de aproximación perpendicular a la
red con la trayectoria diagonal.
Alternar el ataque ante colocaciones cerca de la red con colocaciones
separadas de la red,...

Bibliografía

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