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La secuencia del

Movimento
La secuencia del Movimiento

Movimiento coordinado

El movimiento es esencial para el desarrollo del ser humano, ya que nos permite alcanzar lo
necesario y evitar lo pernicioso, pero, además, tiene una profunda relación con la inteligencia,
ya que es el cerebro el que posibilita el movimiento; este es el movimiento coordinado, es decir,
el movimiento que sirve para ejecutar una idea, para llevar a cabo un plan, con un propósito.

Durante las primeras semanas del nacimiento los movimientos son involuntarios, porque aún
sus fibras nerviosas no están cubiertas de mielina; eso explica porque no pueden levantar la
cabeza por sí mismos ni controlar el movimiento de los ojos. En apenas 12 meses el niño logra
el movimiento coordinado que le permite alcanzar objetos, succionar, sostener la cabeza,
sentarse, reptar o gatear y pararse, para luego, perfeccionar la bipedestación progresivamente.
Por eso es de vital importancia ofrecerle, durante los primeros meses de vida, espacios para la
libertad de movimiento, ropa cómoda y ocasiones para que explore y ejercite el movimiento
coordinado, base de todas las demás adquisiciones posteriores.

El bebé no tiene un movimiento coordinado aparente, pero si lo dejamos moverse en libertad


puede adquirirlo en poco tiempo; el error consiste en la concepción de limitar el movimiento
del bebé como si no pudiese moverse en absoluto. Un bebé puede arrastrarse casi desde que
nace, movimiento que le permite conocer las características de su cuerpo, del espacio, la fuerza
y el ambiente que lo rodea. Lo que favorece el movimiento coordinado y voluntario es dotar al
bebé de un espacio en el que pueda moverse en libertad, con la menor cantidad de ropa posible

El equilibrio
Gracias al patrón cruzado, el gateo le permite al bebé adquirir equilibrio, buscando a su vez
como controlar el peso y atravesando diversos equilibrios y desequilibrios que le permitirán
alcanzar la marcha autónoma.

El proceso de mielinización de las fibras nerviosas comienza en los músculos oculares y es muy
rápida; en un mes el niño aprende a controlarlos, lo que le permitirá seguir con la vista todo lo
que sucede a su alrededor. Luego logrará el control de la cabeza, que es el principio de su
dominio del ambiente. El sentido del equilibrio nos proporciona una orientación permanente en
las tres dimensiones del espacio. Para ello, usa diferentes estructuras como los aparatos
vestibulares, los ojos y la sensibilidad cutánea y profunda. De todas ellas, el aparato vestibular
del oído interno es el órgano más específico del equilibrio. En este lugar se capta la información
de la situación espacial de la cabeza, de las distintas partes del cuerpo y de la presión ejercida
sobre cualquier zona de la piel.

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Toda la información que proviene del sentido visual y auditivo contribuye al desarrollo del
equilibrio. El cuerpo humano dispone de receptores en los músculos, articulaciones y tendones,
que captan aspectos como el grado de aproximación, el tono muscular y la tensión, como así
también las distancias entre obstáculos en el espacio.

El desarrollo del equilibrio incluye no solo el aspecto motor y muscular, sino también otros
sentidos como vista y oido, que hacen del desarrollo del movimiento un proceso complejo en el
que participan varios aspectos diferentes. El desarrollo del equilibrio se lentifica absolutamente
si encerramos al niño en vestimenta ceñida o restringimos su libertad de acción con cunas, sillas
de bebé, silla alta, corral o andadores que restringen esas adquisiciones.

La secuencia del movimiento coordinado


Como otras especies animales, el bebé logra caminar primeros en 4 patas y luego en 2 y tomar
objetos mediante las manos, gracias a la oposición del pulgar y el resto de los dedos. Entre le
3er y 4to. mes seguramente el bebé intentará alcanzar objetos extendiendo las manos, tratando
de alcanzarlos intencionalmente, o acercarlos, arrastrándose hasta alcanzarlos. Esta secuencia
es una interesante concatenación de avances:

1. La idea: alcanzar algo


2. La orden muscular para hacer todo lo necesario hasta lograrlo
3. Una secuencia de estiramientos, prensiones, equilibrios y desequilibrios, posturas y
movimientos hasta que logra alcanzar el objeto

Comprender las complejas secuencias que realiza el niño, en muy poco tiempo, para lograr su
desarrollo, nos ayudan a comprenderlo mejor. Silvana Quattrocchi Montanaro dice al respecto:

“Una vez más debemos reconocer nuestra profunda incomprensión de las capacidades del niño.
De aquí surge nuestra falta de fe en ellos, lo que obstaculiza su desarrollo. Justificamos nuestra
conducta equivocada como necesaria para cuidarlos y protegerlos.”
Silvana Quattocchi Montanaro en Un ser humano

Una vez realizada la mielinización del tronco superior en el bebé, empieza la mielinización de la
parte inferior, y entonces veremos una enorme cantidad de movimientos, posturas, equilibrios,
esfuerzos y estiramientos que dan cuenta de ese proceso. Hay una relación entre la posibilidad
de exploración el espacio en libertad y la experiencia del apego y la separación. Silvana Q.
Montanaro así lo describe:

“Naturalmente, las horas de comida y de los cuidados maternos siguen siendo momentos de
relación íntima, pero éstos se alternan con otros durante los cuales existe libertad de
movimiento. Esto nos da el modelo para las personas sanas y felices. Una gran alegría en la
intimidad y una gran alegría en la libertad del trabajo personal.

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Aún el estar siempre en brazos de un ser querido transforma la relación en una prisión en la cual
ambas partes pierden la oportunidad de seguir creciendo de una manera que enriquezca cada
nuevo encuentro.
Necesitamos apego y separación en los momentos adecuados, y este tipo de relación debe
iniciarse en el nacimiento, reconociendo que el recién nacido necesita un espacio para moverse
que pronto llegará a ser un espacio para el desarrollo personal físico y psicológico. Limitar este
espacio implica limitar el crecimiento de estos dos planos.”
Silvana Quattocchi Montanaro en Un ser humano

Por otro lado, para que el niño realice las secuencias de movimientos que necesita para su
autonomía, además de espacio libre para moverse necesita tiempo, porque primero debe
conocer los movimientos antes de poder empezar a reproducirlos.

Cuando el bebé logra realizar el movimiento que tenía en mente lo embarga una enorme alegría,
el movimiento logrado empieza a formar parte del repertorio de movimientos del que dispone
el niño, y comienza un nuevo ciclo para explorar un movimiento nuevo. Los niños imitan los
movimientos que ven a su alrededor, y ese acto de imitación no es una imitación pasiva Esta
secuencia nunca cesa.

La mielinización y la observación que los niños hacen de lo que sucede a su alrededor son dos
componentes clave de las secuencias motoras. Con cada nuevo movimiento, las conexiones
entre las células nerviosas aumentan, motivando la actividad cerebral. Movimiento, percepción
sensorial y cerebro forman parte de una misma secuencia.

La mano
La mano, junto con la boca, son las dos partes del cuerpo del bebé con mayor cantidad de
terminaciones nerviosas, por eso las actividades que proponemos centrarán en ambas partes la
mayor cantidad de estímulos motores y sensoriales de calidad.

En relación a sus tamaños, la boca y la mano son las partes del cuerpo humano que mayor
cantidad de nervios tienen, con la mayor parte de terminaciones nerviosas del área cortical que
controla el movimiento voluntario. El primer reflejo de prensión no es controlado, intencional
ni consciente, pero luego el niño empieza a ejercer movimientos intencionales: se propone
tomar algo con sus manos y se esfuerza en conseguirlo.

Cuando el niño ya en posición de sentado con autonomía, el instinto de tomar objetos cada vez
más desafiantes es intencional, impulsado por el deseo de aprehensión, lo que motiva al niño a
desplazarse, alcanzar y manipular objetos. Cuando el bebé logra caminar con autonomía,
comienza un período en el que las manos adquieren mayor autonomía, porque están libres para
trabajar y explorar.

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La Dra. Montessori hace referencia a la inteligencia y las manos diciendo: “A través de la
actividad manual, el niño alcanza un nivel más alto de inteligencia; quien haya trabajado con sus
propias manos tiene un carácter más fuerte. Es lo mismo con el desarrollo del carácter, que
parecería ser una actividad típicamente psicológica, aunque permanece rudimentaria si al niño
no se le permite actuar en el ambiente.
Mi experiencia me ha demostrado que si, por algunas peculiaridades del ambiente el niño no
puede utilizar las manos, su carácter se queda a un nivel muy bajo, permanece incapaz de
obedecer o tomar la iniciativa y se vuelve perezoso y triste. El verdadero carácter motor, ligado
a la inteligencia, es el movimiento de la mano al servicio de la inteligencia para ejecutar trabajos.
Maria Montessori, El niño el secreto de la infancia

Es decir, la mano posibilita la autonomía, el desarrollo cognitivo y el conocimiento del ambiente:

“La mano es un órgano elegante y complicadísimo de estructura, que permite las


manifestaciones intelectuales y establece relaciones especiales con el ambiente; el hombre,
puede decirse, toma posesión del ambiente con sus manos, transformándolo con el auxilio de
su inteligencia, cumpliendo su misión de esta manera, en el inmenso escenario del universo.
Maria Montessori, El niño el secreto de la infancia

Para ello, es necesario diseñar el espacio proponiendo motivos de actividad:

• Manipular
• Explorar sensorialmente
• Meter y sacar
• Abrir y cerrar
• Montar y desmontar
• Apilar
• Chupar
• Encastrar
• Arrojar
• Esconder y encontrar
• Ejercitar la pinza

Al principio la pinza es gruesa, con oposición del pulgar y el resto de los dedos, luego, aparece
una pinza más refinada, que es la pinza de tres dedos (pulgar, índice y mayor), preparando así la
mano para el manejo de instrumentos más refinados: cuchara, cepillos, paños y, finalmente, la
prensión del lápiz.

Alrededor del año y medio el niño descubre las posibilidades de su cuerpo adquiriendo
seguridad, y surge la necesidad de hacer el “máximo esfuerzo” apilando cajas grandes, aunque
livianas, o presionando, aplastando o amasando. La fuerza adquiere primacía y atención por
parte del niño.

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A partir de los 2 años y medio empieza el período sensitivo del refinamiento y control sensorial,
período en el que ofreceremos al niño situaciones de actividad que le permitan controlar y
perfeccionar los movimientos de sus manos a través de materiales progresivos que le permitan
la coordinación óculo manual:

• Ensartar
• Trasvasar sólidos o líquidos, con o sin instrumentos
• Enhebrar
• Encastrar
• Meter en agujeros grandes y pequeños
• Apilar
• Abrir envases, cierres, botones, etc.

El uso de instrumentos y la variedad de situaciones de actividad dan una amplia cantidad de


recursos para diseñar este desarrollo. Todas las actividades y materiales deben tener propósitos
claros y los objetos utilizados, deben reunir criterios concretos en función de esos propósitos.
La mano, como instrumento de la inteligencia, amerita diseñar situaciones bien pensadas para
una mano en desarrollo.

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