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Arrieta Díaz Saúl

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PARTICIPACIÓN POLÍTICA EN EL MÉXICO CONTEMPORANEO

A partir de 2018 con la victoria de Andrés Manuel López Obrador y su consiguiente


llegada a la presidencia de la república después de otros dos intentos fallidos en 2006 y
2012, el ambiente político del país ha visto cambios importantes. Nuevos movimientos
sociales como el movimiento feminista, el movimiento de madres de personas
desaparecidas, el de defensa de los periodistas, entre otros; aunque ya existían desde antes
de 2018, han cobrado una mayor relevancia y fuerza a partir de ese año.

Los movimientos sociales han sido una forma de participación política sumamente
relevante en nuestro país a lo largo de todo el siglo XXI. La transición a la democracia,
iniciada con las reformas electorales de 1977, ha permitido que cada vez más la ciudadanía
se haya podido integrar más a la vida política del país ya sea con formas de participación
electoral, formando nuevos partidos políticos; o no electoral, en la forma movimientos
sociales y organizaciones de la sociedad civil (INE & IJJ-UNAM, CIUDADANÍA Y
PARTICIPACIÓN: ¿QUÉ ES LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA?, 2020).

Durante casi la totalidad del siglo XX el sistema político mexicano estuvo dominado por un
partido surgido del proceso que hoy se conoce como «La revolución mexicana». Bajo los
nombres de PNR, después PRM y por último PRI; este partido ocupó los tres poderes del
Estado mexicano durante más de 70 años. Sin embargo, a partir de 1968, el régimen priista
empezó a mostrar fisuras que terminarían desembocando en las antes mencionadas
reformas y la victoria de otro partido en las elecciones presidenciales del año 2000.

Heredado de esa época, el sistema político mexicano es un sistema presidencialista. Esto


quiere decir que en nuestro sistema el poder ejecutivo se encuentra reunido en una sola
persona que concentra las funciones tanto de jefe de Estado como de jefe de gobierno. El
titular del ejecutivo es electo mediante voto popular por lo cual no es políticamente
responsable ante el legislativo. En el sistema presidencial la mayoría del legislativo puede
ser controlada por un partido distinto al del ejecutivo, lo cual puede causar diferencias y
conflictos entre ambos poderes (Carpizo, 1996). Por ejemplo, en el sexenio de Vicente Fox
(2000-2006); la mayoría en ambas cámaras del congreso era priista, mientras que él
presidente era del PAN.

El gobierno de López Obrador es un gobierno que cuenta con un amplio respaldo popular,
sobre todo entre las clases populares y las más desfavorecidas del país. La crisis de los
partidos tradicionales que no han sabido cómo conectar con el electorado y que han perdido
su confianza en los últimos años derivaron en que cada vez más gente se haya sumado a la
alternativa que representaba el discurso manejado por Obrador.

A partir de 2018, México ha vivido el enfrentamiento entre dos proyectos de nación


distintos. Una contradicción entre los partidos tradicionales que tiene esperanzas en que el
modelo neoliberal pueda funcionar adecuadamente con un sistema de pesos y contrapesos
en el Estado; y una nueva fuerza política que desconfía de la clase política y su cercanía al
poder económico, que, según sus propias palabras, ve primero por sus intereses económicos
en lugar de los intereses de la nación.

En este clima político tan caliente es que surgen las dos consultas populares de este
sexenio. La consulta popular de los expresidentes en 2021, y la revocación de mandato en
2022. Ambas consultas despertaron un acalorado debate entre la población, pues algunos
consideraban que eran una forma de legitimar el sometimiento del Estado a la voluntad del
presidente y otros las consideraban un paso hacia una democracia más directa en la que la
voluntad del pueblo tuviera una verdadera incidencia en la vida pública del país más allá de
las elecciones.

Ambas consultas no gozaron de una amplia participación de la gente ni alcanzaron el 40%


de participación necesario para ser que el resultado fuera vinculante. La primera solo
alcanzó el 7.11% (INE, Resultados de la Consulta Popular 2021, 2021) de participación
mientras que la segunda contó con el 17.77% (INE, Cómputos de la Revocación de
Mandato 2022, 2022).

Pero ¿cuál es la verdadera motivación detrás de estas consultas? ¿Son mecanismos hacia
una democracia directa o la legitimación de un mayor poder para el ejecutivo? Para resolver
esta pregunta, echar una mirada al pasado puede resultar muy ilustrativo, pues la historia
del quiebre y muerte de los regímenes democráticos en diferentes épocas y lugares del
mundo nos daría pistas acerca de lo que sucede en el México de nuestros tiempos.

Una pista puede encontrarse en las preferencias normativas de los actores por las normas
democráticas; viendo si sus objetivos políticos se encuentran en alguno de los polos del
espectro político (izquierda radical o ultraderecha), y la urgencia que expresan por alcanzar
estos mismos (Pérez-Liñan & Mainwarning, 2015).

En el caso del gobierno encabezado por López Obrador: la primera es objeto de debate,
pues en el discurso manejado por el presidente se ha mostrado cierto rechazo a las reglas e
instituciones emanadas de la transición a la democracia como podrían ser los diputados
plurinominales, el INE, etc. En cuanto al segundo punto, los objetivos de Obrador no se
encuentran ubicados muy a los polos del espectro pues no expresa una necesidad de romper
con el sistema y hacer un cambio demasiado radical somo lo hacen las agrupaciones de
izquierda revolucionaria anticapitalista (comunistas, anarquistas, etc.). Referente al tercer
punto, las acciones emprendidas por la actual administración han demostrado una cierta
prisa por concretar sus proyectos y objetivos, como podrían ser el caso de los
megaproyectos y las reformas constitucionales propuestas durante el sexenio, pero no
demasiada como para considerarlo un intento de cambio revolucionario ni de raíz.

Otra pista para saber si el régimen democrático de un país se encuentra en peligro son las
que Steven Levitsky y Daniel Ziblatt nombran como «Alianzas fatídicas» (Levitsky &
Ziblatt, 2018). Estas alianzas son momentos en los que, ante el descontento y la
desconfianza ante los poderes tradicionales, estos le ceden el poder a un actor que maneja
un discurso radical de cambio pensando que será fácil de controlar y será una retirada
momentánea. Ejemplos históricos de esto los podemos observar en la Italia de 1922 con la
llegada de Mussolini al poder y en Alemania con la de Hitler en 1933. En el caso de
México no podemos observar una retirada o cesión de los partidos tradicionales sino todo lo
contrario, un enfrentamiento entre ambas fuerzas por imponer un modelo de nación.
El descontento de la ciudadanía es un elemento importante que tomar en cuenta a la hora de
analizar un posible quiebre democrático. Pues una población enojada con el sistema vigente
puede ser más propensa a abrir las puertas a actores con un discurso radical y antisistema.
Estos actores ganan a las masas descontentas por medio de discursos en los que pregonan
que ven por los intereses del pueblo (Touraine, 1997).

Como respuesta final a las preguntas planteadas anteriormente; las consultas no son
diseñadas con la intención, al menos consciente, de centralizar el poder y aumentar el
control del ejecutivo. La primera consulta es un intento surgido desde una parte de la
ciudadanía que apoya al presidente, de llevar adelante mecanismos de justicia alternativa
como los aplicados en Argentina y Chile para llevar a la justicia a elementos de las
dictaduras; pero en este caso de hacer lo mismo con personajes que a su consideración
dañaron a la nación. La segunda consulta tuvo como objetivo principal mostrar la fuerza y
la capacidad de movilización que sigue teniendo el presidente, pues los 15 millones de
votos a favor de que siguiera en el cargo no son lo máximo que puede llegar a convocar
sino su base más sólida.

Si bien estas consultas no son echas con el expreso objetivo de dar más poder a la gente o al
ejecutivo, sí pueden representar un precedente para una democracia más directa o al menos
una en la que la población empiece a tener una mayor participación en la vida pública del
país. Son ejercicios que pueden sentar un historial de mayor involucramiento y
movilización de las masas en las decisiones importantes que afecten a la nación.

De esta cuestión surgirán nuevos debates, pues es el resurgir de una contradicción resuelta
hace ya siglos. Hablamos de la pregunta de si la mejor manera de gobernar un país es a
través de la soberanía popular (democracia directa) o de la soberanía nacional (democracia
representativa). Ambas tienen sus pros y contras, por ejemplo, la democracia representativa
puede ser tachada de oligárquica pues al ser representantes de la nación y no de la
población, los políticos pueden ver por intereses que no beneficien a la gran mayoría. Por
su parte, la democracia directa puede desembocar en la tiranía de las mayorías que según
J.S Mill (Bobbio, 2018):
“En la medida en la que algunos, no importa quienes, son excluidos de estos
beneficios, los intereses de los excluidos quedan sin las garantías acordadas para los
demás, y ellos mismos tienen menores posibilidades y ánimos que aquellos que
podrían tener por el desarrollo de sus energías para el bien propio y de la
comunidad”.

Bibliografía
Bobbio, N. (2018). Liberalismo y democracia. Fondo de Cultura Económico.

Carpizo, J. (1996). El presidencialismo mexicano. Siglo veintiuno editores.

INE. (2021). Resultados de la Consulta Popular 2021. Obtenido de


https://computos.cp2021.ine.mx/votos-distrito/mapa

INE. (2022). Cómputos de la Revocación de Mandato 2022. Obtenido de


https://computosrm2022.ine.mx/votos-distrito/grafica

INE, & IJJ-UNAM. (2020). CIUDADANÍA Y PARTICIPACIÓN: ¿QUÉ ES LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA?


Obtenido de Faro democrático: https://farodemocratico.juridicas.unam.mx/que-es-la-
participacion-politica/

Levitsky, S., & Ziblatt, D. (2018). Cómo mueren las democracias. Titivillus.

Pérez-Liñan, A., & Mainwarning, S. (2015). LA SUPERVIVENCIA DE LA DEMOCRACIA EN AMÉRICA


LATÍNA (1945-2005). América Latina hoy, 68, 139-168.

Touraine, A. (1997). ¿Podremos vivir juntos? Fondo de Cultura Económica.

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