Está en la página 1de 3

LA SEGUNDA ETAPA RADICAL, EL PROLETARIADO DE LAS SECCIONES

La segunda etapa radical de la Revolución Francesa se caracterizó por un cambio en el poder


político, pasando de la burguesía conservadora a los sectores populares, especialmente al
proletariado de las Secciones de París. Esta transformación se debió a la desilusión de las
masas populares ante la falta de cumplimiento de las promesas de igualdad y justicia. La
Constitución de 1791 no satisfizo las expectativas populares, y la dificultad para obtener
sustento aumentó.

En junio de 1792, tras el fracaso de la huida del rey al extranjero, se desató una ola de
protestas populares. La Asamblea Legislativa suspendió al rey y los girondinos tomaron el
control del gobierno. Simultáneamente, la Comuna de París, impulsada por las Secciones
proletarias, se convirtió en un poder revolucionario capaz de desafiar a la Asamblea. La
amenaza de los prusianos llevó a la Comuna a organizar la defensa de París, enfrentándose a
una conspiración reaccionaria. El 2 de septiembre de 1792, el pueblo inició juicios sumarísimos
y ejecuciones de realistas contrarrevolucionarios, culminando en la victoria francesa en Valmy.

Esta etapa se distinguió por el dominio del proletariado y la Comuna en el escenario político.
La filosofía liberal de Voltaire y Montesquieu fue reemplazada por la igualitaria y radical de
Rousseau. Aunque la transición estuvo marcada por la violencia extrema, la Revolución se
fortaleció al movilizar la enorme fuerza acumulada en su primer impulso. La guerra contra la
coalición extranjera reaccionaria, inicialmente desfavorable, se transformó en una ofensiva
victoriosa a partir de Valmy.

La segunda etapa radical de la Revolución Francesa reflejó cambios significativos en el


panorama político y social. Tras la elección de la Asamblea Legislativa, se observó un giro hacia
la izquierda, donde los girondinos, inicialmente ubicados en la izquierda, se movieron hacia la
derecha. La desilusión de las masas populares con la falta de cumplimiento de las promesas de
igualdad y justicia, así como las dificultades económicas, fueron factores clave en esta
transformación.

La crisis se intensificó después del fracaso de la huida del rey en 1791. Las monarquías
absolutas extranjeras amenazaron con la guerra, y la declaración de guerra de Francia a Austria
y Prusia en abril de 1792 marcó el inicio de un periodo tumultuoso. La Asamblea Legislativa
suspendió al rey y los girondinos tomaron el control del gobierno, mientras la Comuna de
París, impulsada por las Secciones proletarias, se erigió como un poder revolucionario capaz de
desafiar las decisiones de la Asamblea.

La amenaza de los prusianos llevó a la Comuna a organizar la defensa de París, enfrentándose


a una vasta conspiración reaccionaria. El pueblo, el 2 de septiembre de 1792, inició juicios
sumarísimos y ejecuciones de realistas contrarrevolucionarios. Esta etapa se caracterizó por
una violencia extrema, pero también por una movilización popular sin precedentes. La victoria
francesa en Valmy el 20 de septiembre de 1792 marcó un punto de inflexión, llevando la
Revolución a una ofensiva que rebasó las fronteras y penetró en Bélgica.

La transformación ideológica fue evidente, con la filosofía liberal de Voltaire y Montesquieu


siendo reemplazada por la filosofía igualitaria y radical de Rousseau. La transición también se
vio impulsada por la enorme fuerza acumulada en el primer impulso revolucionario y la guerra
contra la coalición extranjera reaccionaria, que, a pesar de descalabros iniciales, se convirtió en
una ofensiva victoriosa después de Valmy.
LA CONSTITUCIÓN DE 1793

La Constitución de 1793 fue el resultado de la Convención Nacional tras la victoria en Valmy y


la abolición de la monarquía. La Convención, con girondinos a la derecha y jacobinos a la
izquierda, juzgó y condenó a muerte a Luis XVI, proclamando la república. La guerra exterior se
intensificó con la coalición de países como España, Rusia, Inglaterra y Holanda. La insurrección
realista de los "chuanes" en la Vendée agravó la situación. La lucha interna entre girondinos y
jacobinos se intensificó, culminando en la represión, el arresto de líderes girondinos y el
ascenso de la Montaña jacobina como partido dominante.

La segunda Constitución revolucionaria fue promulgada rápidamente, estableciendo el


sufragio universal para mayores de 21 años, aunque excluyendo a mujeres, soldados,
sirvientes domésticos y jornaleros agrarios. Descentralizó el poder, pero mantuvo la propiedad
privada como un derecho natural. A pesar de sus deficiencias, los jacobinos la presentaron
como su estandarte, aunque su aplicación fue postergada debido a las presiones internas y
externas.

La Constitución de 1793 fue el resultado de un período tumultuoso durante la Revolución


Francesa. La Convención Nacional, formada tras las elecciones sin la división de ciudadanos en
activos y pasivos, reflejó una nueva dinámica política. Los girondinos ocuparon la derecha,
mientras que la Montaña, compuesta por jacobinos, se situó en la izquierda. La Convención
juzgó y condenó a muerte a Luis XVI el 21 de enero de 1793, proclamando la república y
abolizando la monarquía. La reina María Antonieta también fue ejecutada en octubre de 1793.

En el ámbito internacional, la coalición contra Francia se intensificó con la entrada de países


como España, Rusia, Inglaterra y Holanda. La insurrección realista de los "chuanes" en la
Vendée complicó aún más la situación. Los girondinos, en el poder, y los jacobinos iniciaron
una lucha en la Convención para abordar problemas como la especulación que causaba
hambruna y la conspiración contrarrevolucionaria interna.

En este contexto tenso, el general girondino Dumouriez, comandante en jefe de los ejércitos
revolucionarios, fue descubierto conspirando con la contrarrevolución y huyó hacia los
austríacos. Esto llevó a una represión por parte de los girondinos, enjuiciando a figuras como
Marat y atacando a la Comuna y las Secciones de París. La lucha interna alcanzó su punto
álgido en mayo y junio de 1793, cuando el pueblo se sublevó y la Montaña jacobina emergió
como el partido dirigente de la Convención.

La segunda Constitución revolucionaria, aprobada en solo 13 días, estableció el sufragio


universal para mayores de 21 años, pero excluyó a ciertos grupos. A pesar de reconocer la
intervención directa del pueblo en los asuntos del Estado, su aplicación se postergó debido a
las amenazas internas y externas. Aunque presentada como la bandera de los jacobinos, la
Constitución de 1793 quedó en gran medida inaplicada, marcando un periodo de tensiones y
cambios constantes durante la Revolución Francesa.

LA DICTADURA JACOBINA; EL TERROR

La dictadura jacobina y el periodo del Terror durante la Revolución Francesa fueron


desencadenados por la resistencia contrarrevolucionaria interna y la coalición extranjera
liderada por Inglaterra. Después de la derrota y expulsión de los girondinos, la Convención
Nacional estableció un Comité de Salud Pública presidido por Maximiliano Robespierre,
concentrando así el poder revolucionario. Este comité, respaldado por clubs jacobinos en París
y provincias, implementó medidas radicales para combatir la contrarrevolución y la crisis
económica, dando inicio al "Terror" en septiembre de 1793.

La ley contra los "sospechosos" y la "ley del máximo", que fijaba precios máximos para
combatir la especulación, fueron instauradas durante este periodo. El Tribunal Revolucionario
juzgaba sumariamente a los acusados, y la guillotina ejecutaba a miles, incluyendo a
contrarrevolucionarios, agiotistas y extremistas. El "Terror" fortaleció al ejército francés,
logrando victorias contra los ingleses, los rebeldes realistas y los austríacos.

Sin embargo, fisuras internas surgieron en el sector jacobino. Los descontentos obreros y
jornaleros, junto con la crisis alimentaria, llevaron al surgimiento de un sector radical llamado
los "rabiosos". Aunque Robespierre ordenó su arresto, la Convención se dividió aún más. Se
descubrió una conspiración de derecha liderada por Dantón, quien abogaba por la paz con
Inglaterra y la abolición de ciertas leyes. Dantón fue juzgado y ejecutado, marcando un quiebre
significativo en la unidad jacobina. La liquidación de los "rabiosos" también llevó al aislamiento
de los jacobinos del apoyo popular, creando las condiciones para su propia caída y el evento
conocido como Termidor.

La dictadura jacobina y el periodo del Terror fueron una respuesta a las amenazas internas y
externas que enfrentaba la Revolución Francesa. La coalición europea liderada por Inglaterra y
la insurrección realista en la Vendée pusieron a prueba la estabilidad de la revolución. Tras la
derrota y expulsión de los girondinos, la Convención Nacional se vio obligada a adoptar
medidas más radicales para enfrentar la contrarrevolución y la crisis económica.

La creación del Comité de Salud Pública en 1793, presidido por Robespierre, centralizó el
poder revolucionario. Este comité tomó decisiones cruciales respaldado por los clubs jacobinos
en París y las provincias. La instauración del "Terror" en septiembre de 1793 fue una respuesta
a los peligros que amenazaban la revolución. La ley contra los "sospechosos" y la "ley del
máximo" buscaban eliminar a los enemigos internos y estabilizar la economía,
respectivamente.

El Tribunal Revolucionario, en funcionamiento durante este periodo, llevó a cabo miles de


ejecuciones sumarias. El "Terror" fortaleció el ejército francés, logrando importantes victorias.
Sin embargo, dentro de la facción jacobina, surgieron tensiones. El descontento entre los
obreros y jornaleros, junto con la crisis alimentaria, condujo al surgimiento de los "rabiosos".
Aunque Robespierre ordenó su represión, la Convención se polarizó aún más.

La conspiración de derecha liderada por Dantón, quien abogaba por la paz y la abolición de
ciertas leyes, marcó un punto de quiebre. Su juicio y ejecución en abril de 1794 debilitaron aún
más a los jacobinos. La liquidación de los "rabiosos" también alienó a los jacobinos del apoyo
popular, allanando el camino para su propia caída. El periodo de Termidor, que siguió a la
caída de Robespierre en julio de 1794, marcó el fin de la dictadura jacobina y el inicio de una
nueva fase en la Revolución Francesa.

También podría gustarte