Está en la página 1de 9

Universidad Autónoma del Estado de México

Facultad de Humanidades

Lic. En Artes Teatrales

Literatura Dramática Neoclásica

“La muerte de Danton”


Alumna: Libni Joram Garcia González

Profesor: Eliasib Harim Robles Domínguez


Introducción:
En este trabajo escrito, se analiza la obra titulada “La muerte de Danton” escrita en
1835 cuyo autor es el dramaturgo Georg Büchner de origen alemán. Al principio se
realiza una sinopsis que facilita la comprensión del texto y su desarrollo a lo largo
del ensayo, enseguida se habla sobre el estilo quese maneja y como se puede
visualizar, se realizo un analisis de personajes que se enfoca en descubrir vicios y
objetivos de los caracteres y lo que buscan representar y aportar, de estosurge una
de las tematicas principales que aborda la obra la cual es y se desgloza para
conocer su importancia en la epoca neoclasica, por ultimo se reflexiona sobre el
trabajo y sus aportes y se agrega una conclusion al respecto.

Sinopsis:
La obra está ambientada en el periodo posrevolucionario francés, en la época
llamada “del terror”. El rey Luis XVI fue decapitado por los franceses, estaban llenos
de hambre, pobreza y la disparidad entre ricos y pobres era demasiado grande.
Algún tiempo después del estallido de la Revolución Francesa, en el pueblo francés
surgen Robespierre uno de los protagonistas que atrajo mucha atención pública y es
llamado el "hombre íntegro", fue una vez uno de los grandes autores intelectuales
de la Revolución Francesa. Pero después de la muerte del rey y la fundación de la
república, todavía no tenía suficiente y creía que había que decapitar más cabezas
para acabar con la opresión de los ricos en Francia sobre los pobres es el período
más tarde llamado “terror”. Danton, es un ex ministro que participó activamente en la
revolución y luego decidió retirarse de la política, se vio obligado a reunirse con
Robespierre para detener la masacre. Esto provocará un odio mortal hacia él, lo que
alimentará el odio de todos hacia Danton. Para entrar en este contexto, es necesario
comprender que la Revolución Francesa fue un período de gran estudio tanto es así
que en esta obra el pueblo forma un personaje más, y quizás el más importante y
decisivo. Aunque los dos personajes principales constituyen la mayor parte del
diálogo, en última instancia son el pueblo tiene el mayor peso en la determinación
de su propio destino.

Estilo:
La obra sigue un estilo del romanticismo pues principalmente se deduce ya que
desde el título se habla sobre la muerte que es un tema incluso filosofico, pasional y
social. También la revolución se detona por motivos pasionales ya que la pasión
busca la libertad por medio de pensamientos de la Ilustración que motivaban a
buscar un cambio social y un avance tanto en la vida cotidiana como en la ciencia.
Una cita que llama mucho la atención es el siguiente:
“Ustedes nos dijeron que matásemos a los aristócratas, porque eran lobos. Lo hicimos, los
colgamos de la farola. Nos dijeron que (el señor) Veto (Louis XVI) se comía nuestro pan, y lo
matamos. Ustedes nos dijeron que los girondinos nos hacían pasar hambre, y los guillotinamos.
Pero ustedes han despojado a todos los muertos. Nosotros, en cambio, continuamos descalzos,
como en el pasado. Queremos arrancarles la piel de los muslos para hacernos calzones;
queremos sacarles la grasa para que nuestra sopa tenga mejor sabor. ¡Muerte a todo aquel que
no tenga huecos en su ropa! ¡Muerte a todos los que saben leer y escribir! ¡Muerte! ¡Muerte!
¡Muerte a quien emigra! Miren, ahí va un aristócrata: tiene un pañuelo. ¡A la guillotina!”

Pues su trasfondo nos habla de que las personas están enojadas y sedientas de
venganza, esto es algo bastante pasional pues no piensan en otra cosa más que en
obtener una justicia y restitución por medio de la caída de sangre. Y la obra del
mismo modo nos hace una alusión alusión autor mostrando quizás que este defendía
ideas socialistas.

Y el enfrentamiento entre Danton y Robespierre, nos da claramente una visión sobre


la Revolución francesa. Cuando Saint- Just hace una acusación a Danton, presunto
conspirador con el traidor general Dumouriez para derrocar al gobierno
revolucionario y restaurar la monarquía. Con él, sus partidarios, los dantonistas, los
«indulgentes», son igualmente sospechosos de conspiración.
Se considera también esa visión materialista muy usada en el romanticismo que
muestra un conflicto generalizado que afecta a todos por igual es decir a los
protagonistas tanto como al pueblo. También nos muestra a la naturaleza
constituyendo la dialéctica entre el sufrimiento haciendo alusiones diversas acerca
de la Revolución francesa. Por ejemplo, cuando Hérault dice: “Todos nosotros
estamos locos, pero nadie tiene el derecho de imponerle a los otros su locura
particular. Que cada uno disfrute su locura a su manera, pero que no lo haga a
expensas del otro”. Danton dirá: “Somos unos alquimistas miserables”.
Por último los escenarios usados a lo largo de la obra son muchos se presentan
numerosas escenas de calle, con las turbas del “pueblo”. Otras escenas tienen lugar
en la Convención, con los diputados, en el Tribunal Revolucionario, en la Plaza de la
Revolución, con la guillotina. Esto es algo característico del romanticismo.
Analisis de personajes:
La obra nos hace un despliegue de los personajes de revolución muy interesante
desde los protagonistas Danton, Robespierre, Saint-Just y Camille Desmoulins,
aparecen Legendre, Hérault-Séchelles, Lacroix, Philippeaux, Fabre d’Églantine,
Mercier, Thomas Payne, Barère, Collot d’Herbois, Billaud-Varenne, Chaumette,
Fouquier-Tinville, acusador público del Tribunal, asi como sus presidentes. Más las
esposas de Danton y Desmoulins, Julie y Lucile y desde luego el Pueblo.
Primeramente hablaremos de los protagonistas, pues se subraya una diferencia
esencial que distingue a Danton de Robespierre.
Danton es alguien vital, un “vividor compartiendo su personalidad con los “excesos”
de la Revolución.
Robespierre piensa que Danton y sus seguidores son unos viciosos y él como parte
del pueblo es caracterizado como alguien virtuoso. Pero en realidad sabemos que,
aunque quisiera no puede porque trabajan; no se emborracha porque no tienen
dinero.
Hay un diálogo entre ambos donde Robespierre le dice a Danton que el vicio debe
ser castigado y la virtud debe reinar por medio del terror. Danton le contesta que no
entiende la palabra “castigo” y demeritar su virtud recalcando que nunca se ha
acostado con una mujer haciéndolo incorruptible como si tuviese una consciencia es
pura sin embargo esa conciencia es la que se se rebela Danton, y excusándose le
da derecho a usar la guillotina para impartir su justicia. Analizando esto pienso que
hay una especie de de dualidad entre ambos pero bastante similar entre el
pensamiento revolucionario rebelde y el sadismo disfrazado de justicia.
El pueblo solamente cumple con su deber, y es pobre, virtuoso. Justifica que los
hebertistas hayan sido guillotinados, ya que eran “una facción que le había
declarado la guerra a Dios y a la propiedad”.

Género:
La obra es un drama tragico que según lo que investigue tiene una aportación única dentro del
teatro de la época y en la forma clásica del género dramático. La tragedia trata el episodio
histórico de la Revolución Francesa que consistió en la eliminación de los dantonistas, los
jacobinos partidarios de la «reorganización» de la Revolución y la indulgencia para con los
moderados girondinos, en el curso del terror emprendido por el Comité de Salud Pública bajo la
dirección de Robespierre y Saint Just.

la tradición del teatro histórico shakespeariano, intensamente incorporado a la literatura


dramática alemana, para exponer de forma selectiva los pasos que se siguieron en el episodio:

Danton permite profundizar en las zozobras de su identidad como revolucionario o como objeto
de la Revolución, su vivencia del epicureísmo —que comprende la confesión de Marion acerca
de su forma de vivir la relación amorosa— y los límites del nihilismo en la evocación del
sentimiento amoroso como única evidencia que se resiste a la reducción de la historia a
naturaleza.

Del mismo modo van extrayéndose acciones y situaciones que difícilmente podrían tener cabida
en el conflicto interpersonal del drama tradicional a propósito de Camille Desmoulins,
Robespierre, los miembros del Comité de Salud Pública, la angustia de los presos y, como tema
dominante, los límites de la Revolución —

1794 en que el Comité de Salud Pública se rebeló contra el centralismo y el Terror de


Robespierre y Saint Just, lo que supuso el fin de la Revolución y el libre desenvolvimiento de
una sociedad de clases. Las apreciaciones suscitadas por la obra se corresponden con la
variedad de aspectos convocados en el drama y aún se han acrecido manejando datos ajenos
al propio texto, como los avatares biográficos del autor o los comentarios epistolares que el
autor dirigiera a su familia. Así, una vez defraudado el ingenuo deseo de que el drama se
publicase de forma anónima —algo imposible tras los elogios que Gutzkow le dedicara en la
prensa—, Büchner justificaría ante su familia la inmoralidad que, pese a intervención de los
editores, traslucía su drama atribuyéndole al corrector, por una parte, el empleo de vulgaridades
que él «nunca en la vida» habría dicho y, por otra, justificando el oficio del escritor como una
suerte de historiador. Aunque el poeta sería superior a éste, argumentaba, puesto que «crea la
historia por segunda vez, emplazándonos instantáneamente en la vida de una época en lugar de
procurarnos un seco relato, ofreciéndonos caracteres en lugar de caracterizaciones y figuras en
lugar de descripciones» (carta del 28 de julio de 1835). A causa del afán de fidelidad a la
historia, la obra —sostendría— «no debe ser más moral ni más inmoral que la propia historia;
pero la Historia no ha sido creada por Dios bendito para lectura de jovencitas, por eso no debe
reprochárseme que mi drama tampoco lo sea». La postulación del realismo bajo la especie de
historiografía culminaba en una condena de la literatura idealista —prolongación de las tesis de
Camille (escena II, 1) y anticipación de las de su Lenz— que, sobre afear la obra del Creador, no
procuraría sino títeres de afectado patetismo en lugar de personas de carne y hueso, para
concluir haciendo suya una dicotomía común en la época: «En una palabra, tengo en mucho a
Goethe y a Shakespeare y en muy poco a Schiller». Los estudios büchnerianos ante La muerte
de Danton La justificación del autor ante la familia posee un interés indudable en calidad de
pronunciamiento estético, pero despeja muy poco el debate sostenido en torno a la pieza puesto
que sale por la tangente ante la cuestión capital: «Sólo podría reprochárseme que haya elegido
un asunto de esa naturaleza. Pero esa objeción ya está refutada desde hace mucho tiempo».
Dicho debate ha conocido en nuestro siglo tres acentos predominantes: la interpretación de la
obra como compendio del fatalismo histórico, su apreciación como análisis prematerialista de la
historia, y su consideración como «drama de carácter» o tragedia existencial. La apreciación del
fatalismo histórico ha remitido a menudo a la circunstancia biográfica en que se elaboró la obra
—que habría propiciado el abandono de toda esperanza de cambio político y social— y a la
identificación que cabe suponer entre las posiciones de Büchner y los términos en que se
expresa el personaje Danton[1*]. Como piedra angular del argumento se aduce la coincidencia
ya mencionada entre pasajes de la «carta sobre el fatalismo» y la queja de Danton en la escena
II, 5[2*]. La coincidencia es realmente sorprendente, aunque cualquier admirador de la
desinhibición con que Büchner trató cuanto material le vino a las manos para acentuar la
condición «de carne y hueso» de sus personajes no debería extraer conclusiones precipitadas
acerca del empleo de materiales propios. Un segundo argumento se ha fundado en el complejo
entramado de citas clásicas y referencias a la Antigüedad presentes en la obra[3*]. El sentido de
su continua invocación no se agotaría en el allegamiento de colorido local a un episodio que
buscó su legitimación en el precedente de rebelión contra la tiranía que fue la república romana.
Por el contrario, con la abundancia de referencias a la Antigüedad la obra lograría sugerir su
auténtico norte: mostrar el eterno retorno y la vanidad de los esfuerzos individuales cuando se
intenta alterar un curso inexorable.

Temas:
el enfrentamiento entre Danton y Robespierre, como la clave de la visión del autor
sobre la Revolución francesa.
La pieza tiene lugar en 1794. Saint-Just le fabrica una acusación a Danton, presunto
conspirador con el traidor general Dumouriez para derrocar al gobierno
revolucionario y restaurar la monarquía. Con él, sus partidarios, los dantonistas, los
“indulgentes”, son igualmente sospechosos de conspiración.
Danton había sido, no obstante, el gran “héroe” de la Revolución. Había liderado las
jornadas de agosto de 1792 que echaron a Louis XVI. Luego, sobre él cayó la
responsabilidad de las abominables Masacres de septiembre de 1792, en las que en
apenas cuatro días se ejecutaron sumariamente más de 1300 personas en París, y
unas 130 en el resto de Francia. Horrorizado con el pueblo que hacía justicia con
sus manos, creó el Tribunal Revolucionario para que la violencia revolucionaria se
encauzara institucionalmente. Liquidó a los girondinos, y había dominado el Comité
de Salut Public (comité de salvación pública) entre el 6 de abril y el 10 de julio de
1793.
Büchner pone en boca de Danton la célebre frase que se le debe no obstante a Vergniaud: “La Revolución
es como Saturno, que devora a sus propios hijos”. También, le hace decir a Robespierre lo que en realidad
exclamó Saint-Just: “La revolución social no se ha acabado aún. Quien hace una revolución a la mitad,
cava su propia tumba”.

Danton y los otros fueron guillotinados el 5 de abril de 1794. Danton le dijo al verdugo Sanson: “¡No
olvides sobre todo mostrarle mi cabeza al pueblo!” Como jefe de la “facción”, fue guillotinado el último .
Lucile Desmoulins fue arrestada el mismo día en que fue ejecutado su marido, acusada de conspirar para
liberarlo. Büchner hace que profiera, cuando la cuchilla cae sobre el cuello de su adorado Camille: “Vive le
roi!”, lo que desde luego era el motivo número uno para ser guillotinado. Ocho días después, el 13 de abril
de 1794, la cabeza de Lucile caería, junto con la de otra viuda, la de Hébert.

En la realidad, Lucile no dijo “viva el rey”, sino que habían asesinado al mejor de los hombres, su Camille.
Este “vive le roi” creado por Büchner es, según Paul Celan, la gran palabra de la libertad.

Su fuerza simbólica es extraordinaria, habida cuenta que Büchner huía de la persecución de un monarca
por conspirar contra su poder.

Büchner había comprendido la maquinaria diabólica que podía engendrar una revolución. Si bien se
identifica con Danton, esto no le impidió mostrar al desnudo las contradicciones que desde un principio se
hallaban en el “proceso revolucionario”.

EL PENSAMIENTO DE BÜCHNER EN “LA MUERTE DE DANTON”:

LA ESTRUCTURA DEL DRAMA: EL EVANGELIO DEL REVÉS.

En la mente del autor parece estar representándosele el drama como un


evangelio puesto del revés, de ahí que se molestara cuando su editor
subtituló la obra “Escenas de la Revolución Francesa”, pues Büchner no
pensaba que su obra fuera una sucesión de cuadros históricos, ya que la
estructura del drama responde a la de un evangelio. Danton se pasea por
París rodeado de sus amigos, entre los que hay que destacar uno,
Desmoulins, que es testigo de sus confidencias y con el que parece tener
una relación más estrecha. Hay una conjura para acabar con Danton que
se ha vuelto peligroso para la revolución;

LA REVOLUCIÓN IMPOSIBLE

En “La muerte de Dantón”, Büchner nos plantea el problema de la posibilidad de la


acción política revolucionaria o, dicho de otro modo, ¿qué posibilidades había, en las
postrimerías del siglo de las luces, para una revolución social que transformara las
estructuras económicas y políticas y diera posibilidades de desarrollo a los que
menos tienen, a los pobres? ¿Puede el hombre convertirse en sujeto de la historia?
A menudo se ha discutido si éste es el tema central de la obra o si Büchner pretendía
ofrecernos una pintura del periodo más oscuro de la Revolución. Como él mismo
dijo, no era su intención, aunque la recreación que hace de la misma nos enseña más
que muchos historiadores. Se ha discutido también las razones del pesimismo
histórico que se manifiesta en el drama y que parece incompatible con la fe en la
victoria que debe guiar a todo buen revolucionario, y Büchner parece que lo era. Este
planteamiento estrecho olvida en cualquier caso que para un revolucionario más que
para otros hombres la revolución es un hecho problemático y que sólo un
revolucionario puede haber sido consciente de su miseria y su fracaso.
En el periodo que conocemos como Revolución Francesa, desde la toma de la Bastilla
(14 de Julio de 1789) hasta la caída de Robespierre (1794), se producen realmente
dos revoluciones: la primera, la revolución liberal, pone el acento en la libertad y
favorece a la clase burguesa dedicada a la industria y el comercio; su momento
cumbre es el de la Asamblea Constituyente y la Declaración de los Derechos del
Hombre y el Ciudadano de Agosto de 1789; la segunda es la revolución social y
popular que pone el acento en la igualdad y cuyo momento culminante es La Comuna
de París. De las dos sucesivas revoluciones la primera fue un éxito pues sus
conquistas se mantuvieron pasado el periodo revolucionario, aunque fue superada
por la segunda revolución y gran parte de sus protagonistas murieron como
Mirabeau o tuvieron que huir como Lafayette o Dumouriez; la segunda, la república
igualitaria, fue un fracaso; se ahogó en sus propias contradicciones y condujo al
terror y la dictadura.
Es esta segunda revolución la que escoge Büchner como trasfondo del drama, para
dar respuesta a los interrogantes que él mismo se plantea en ese momento, ya que el
propio Büchner es un revolucionario social:
a) ¿Por qué se vino abajo el primer proyecto de una república social basada en el
principio de igualdad? La respuesta a esta pregunta tiene un interés eminentemente
político, pues el análisis del fracaso de éste primer proyecto podría servirle para
mejorar el proyecto presente. Probablemente fue ésta la idea que le llevó a estudiar la
historia de la Revolución francesa. Pero, tras esta pregunta se esconde otra, más
profunda, de índole metafísico:
b) ¿Puede el hombre luchar contra el destino y vencerlo?
La respuesta a la primera pregunta es posible resumirla en los siguientes puntos:
1. La parte de la humanidad que debiera estar más interesada en una república
social igualitaria, los más pobres, se desentienden de ella, se muestran incapaces de
una acción conjunta revolucionaria. Büchner se da cuenta de la distancia insalvable
que media entre los bellos proyectos de los revolucionarios y los intereses de las
clases populares, por eso cuando Danton, con un matiz de ironía, pregunta a sus
amigos “pero... ¿quien va a realizar todas esas cosas tan bellas?”, Philippeau le
responde:”Nosotros y la gente honrada”, a lo que Danton replica: “Ese ‘y’ de
entremedias es una palabra muy larga. Nos mantiene separados. El trayecto es largo.
La honradez pierde el aliento antes de que nos unamos a ellos y, aun en ese caso, a la
gente honrada se le puede prestar dinero. Se les puede apadrinar y casar a sus hijas
con ellos, pero eso es todo”. (I,1)
2. Falla la comunicación entre los líderes y el pueblo. No hay comunicación entre
los hombres. “Sabemos poco los unos de los otros. Somos paquidermos: extendemos
las manos unos tras los otros, pero todo es inútil. Lo único que hacemos es
despellejarnos. Estamos todos muy solos.”, dice Danton. (I,1)
3. Cuando la comunicación se produce, ésta aparece distorsionada: Legendre no se
da cuenta del efecto que tienen sus palabras. (I, 4.), Robespierre sólo pretendía
asustarles. (I, 6) “Todo esto (el espectáculo de los presos en espera de ser
guillotinados) es lo que habéis dicho — dice Mercier a Lacroix —. Es una traducción
mímica de vuestras palabras.... Estos desgraciados, sus verdugos y la guillotina son
vuestros discursos redivivos”. (III, 3)
4. Por tanto, la comunidad política no es posible; la voluntad general es un
concepto sin sentido.
La respuesta a la segunda pregunta está en el sueño de Danton: “El globo terráqueo,
como un potro salvaje, yo lo había atrapado... la cabeza inclinada hacia abajo... sobre
el abismo... De esta forma yo era arrastrado...” (II,5) : La lucha con el destino
arrastra al hombre al abismo, no hay posibilidad de triunfo.
Y esto nos lleva a la interpretación que hace Büchner de este momento histórico, y
digo interpretación y no descripción porque “es el historiador quien da a luz los
hechos históricos.”[1] Si el historiador no se plantea problemas no hay historia. En
este sentido Büchner se nos revela como un gran hermeneuta, que ha comprendido
como nadie el problema interno que se daba en este momento revolucionario, pero
que, a la vez, logra trascender el momento, verlo como problema humano aún no
resuelto y quizá imposible de resolver. Por ello a la pregunta de si Büchner está
haciendo la historia de la revolución francesa habría que responder que no, si
entendemos por historia una colección de hechos muertos, y habría que responder
que sí, si entendemos por historia la mirada que dirige el hombre hacia el pasado
para interpretar su propio presente. Büchner se ha acercado a la historia de la
revolución francesa porque tiene problemas políticos que no sabe cómo resolver. El
resultado de este trabajo hermenéutico es el drama “La muerte de Danton”, cuyos
personajes, como veremos, se mueven en medio de unas contradicciones tales que
manifiestan una visión fatalista de la historia. Hay un paralelismo entre la visión
política y la visión antropológica de la realidad - visiones que vienen, a su vez,
derivadas del hecho de que la historia es comprendida como un proceso fatalista.
El pueblo y la cínica aceptación del presente

A menudo se olvida el importante papel que juega el pueblo en La Muerte de Danton.


El olvido es más chocante si se tiene en cuenta que las escenas populares, escenas I,2;
II,2; II,6; III,10; IV,4; IV,7 y IV,8, están íntegramente construidas por Büchner.
Confluyen aquí ciudadanos y mendigos, mujeres hambrientas y señoras, prostitutas y
soldados, carceleros y prisioneros, carreteros y verdugos, todos viviendo el presente
con fuerza, con ansia, e incluso con alegría. Estas escenas, que como vemos recorren
toda la obra, son notablemente más ágiles que aquellas en las que los personajes
políticos dominan el diálogo. Los discursos grandilocuentes no tienen lugar aquí,
pero esto no significa que Büchner nos quiera mostrar al pueblo como carente de
ideas, lo que nos quiere mostrar es que los intereses del pueblo son distintos de los
intereses de la clase dirigente, sea esta la representada por el moderado Danton o por
el incorruptible y radical Robespierre: La filosofía del pueblo se podría resumir en los
siguientes puntos:
1. ¿Para qué trabajar para conseguir un traje si el sol y unos andrajos calientan
igual? (II,2). El pueblo que nos presenta Büchner no se caracteriza por realizarse
mediante el trabajo, no pueden pedírsele por tanto misiones trascendentes, obras
cuyo dudoso resultado recogerán las siguientes generaciones. El pueblo vive al día,
no piensa ni quiere pensar en el futuro.
2. No están los hombres al servicio de las ideas sino las ideas al servicio de los
hombres. (II, 6)
3. Ya que la revolución no da a los ciudadanos prosperidad [“Con todos los agujeros
que hacemos en los cuerpos de otras personas, no se ha cerrado todavía ni uno solo
en nuestros pantalones”.(II,6)], debe proporcionarles, al menos diversión. Así la
mujer con los niños intenta acercarse a la guillotina donde van a ser ajusticiados
Danton y sus amigos gritando: “¡Haced paso!, los niños lloran, tienen hambre. Tengo
que conseguir que lo vean para que se callen.” ( VI,7)
Hablamos de “filosofía del pueblo” porque hay que hacer notar que el pueblo actúa
aquí como un personaje coral, que sirve de marco y contrapunto a las ideas
expresadas por los personajes principales, si bien no hay auténtico diálogo entre los
líderes revolucionarios o sus amigos y el pueblo: el entendimiento se hace imposible
porque falta un código común de lenguaje. De este modo, Robespierre y Danton,
aunque pertenecen a facciones enemigas, se entienden entre ellos, como podemos
ver en la escena I,6; por el contrario, Robespierre halaga al pueblo, le conduce, pero
ni comprende sus intereses ni su lenguaje, como el autor pone de manifiesto en la
escena II, 2.
Por todo ello, la revolución social es presentada por Büchner como una parodia.

Reflexion:
La obra resulta muy actual, puesto que, pese a los más de doscientos años que han transcurrido desde esa vertiginosa y
transgresora época, aún sigue habiendo la sensación de que existe una gran distancia (¿insalvable?) entre las familias
adineradas y las familias obreras. Una obra reflexiva, diferente, atrayente y sugerente. ¡Una joya! Una obra apra recrear,
admirar, disfrutar y cavilar.

Conclusion:
En la época del dramaturgo alemán raro era encontrarse con obras donde el pueblo
tomase tanta participación. Además, el texto esta cargado de poesía y filosofía. La
obra, no hay que olvidarlo, salió publicada en 1835, y su aparición no fue
precisamente una casualidad.
En la década de los años 30 se habían procedido movimientos por parte de
revolucionarios de expandir las ideas de la Revolución Francesa a Alemania y otros
países, sin mucho éxito, pues los gobiernos monárquicos e imperialistas hicieron lo
posible por frenar esa nueva oleada de ideas libres.

Sin embargo, el revolucionario de Büchner, habitado por la epopeya francesa,


produjo con su “Muerte de Danton”, una de las obras más profundamente
contrarrevolucionarias jamás escritas.

También podría gustarte