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Prólogo
Colombia estaba sumida en el turbulento inicio de una guerra sin fin, una batalla fratricida
que partiría al país en dos bandos irreconciliables. En lugar de unirse en pos del progreso y
La voluntad de pertenecer a un bando se volvió una prioridad para aquellos que, en su afán
Personas dispuestas a sacrificar tanto la propia como la de los demás, alimentadas por una
la vorágine del conflicto, olvidó que para avanzar y superar las adversidades, debían tomar
enfrentamiento no se limitó a los estadios, sino que se extendió por cada rincón de la
Hubo cientos, miles de víctimas atrapadas en el fuego cruzado de esta guerra fratricida.
Vidas que fueron destrozadas, familias enteras que perecieron bajo la implacable mano del
conflicto. Las humildes casas que una vez fueron hogar se convirtieron en escombros,
obligando a los sobrevivientes a abandonar su tierra y emprender un doloroso exilio interno
nuevo, reconstruyendo sus vidas y recogiendo los fragmentos de sus sueños rotos.
Todo esto, todo este inmenso sufrimiento y destrucción, surgió de una simple palabra:
política. Una palabra que, en lugar de ser un medio para construir una sociedad justa y
Después de tanto horror, después de tantas vidas perdidas y tanto dolor infligido, surge una
pregunta inevitable: ¿todo esto valió la pena? ¿Acaso la nación, dividida y desgarrada, ha
obtenido algún beneficio de esta interminable batalla fratricida? Las respuestas a estas
memoria colectiva que aún palpita con el recuerdo de aquellos días oscuros.
El progreso y la reconciliación parecen utopías distantes en un país que alguna vez fue
próspero y prometedor.
Por aquel entonces vivía en un pequeño pueblo en Boyacá, un pueblo que describiría
tranquilo, acogedor y algo frío. Siempre viví ahí con muy poco, pero tenía una vida feliz, iba
al colegio, tenía una familia estable y se podría decir que socializaba un poco, aunque un
día sentada en el patio de mi colegio, en una enorme y larga silla donde perfectamente
pasar por una especie de grada barata, imagine verme como desde una cámara escondida,
y me visualicé absolutamente sola. Desde ese momento me di cuenta que a veces tenía
actitudes y pensamientos muy diferentes a las personas de mi edad, sentía que mi mente no
punto de vista no tienen sentido como “la rueda rueda”, “la cocinita” o “el corazón de la piña”.
Creo que por esa razón nunca tuve amigos tan cercanos. Yo no entendía como aquellos
niños desconocidos, los cuales encontré por mera coincidencia, no se preocupaban por
departamento, en general de mi Colombia!. Ahora entiendo por qué la clase de historia era
mi favorita.
Esa misma tarde llegué a mi casa un poco cansada, tiré la maleta en mi cama y le pregunté
a mi mamá:
- Hoy hice tu plato favorito María, pero aún lo estoy preparando, así que ve y termina
Hice la única tarea que estaba pendiente y justo cuando estaba guardando y alistando todo
para el último día de la escuela antes del tan ansioso fin de semana, estaba llegando mi
hermano Andres:
- Por suerte hoy tengo el día libre. ¿Quieres hacer algo?- respondió Andres.
Luego de unos minutos de estar hablando y pasando el día con mi hermano, mi madre nos
llamó a comer. Fui corriendo emocionada al comedor esperando el tan anhelado cocido
boyacense que mi madre sabe que me gusta y que solo lo preparaba en días especiales, no
entendía por qué mi mamá había cocinado eso si no era un día para celebrar, sin embargo,
El silencio llenaba el aire mientras caminaba lentamente por el patio, mis pasos
hombres apareció frente a mí. Vestidos de negro, con botas de caucho y portando armas
amenazantes, su presencia heló mi corazón. El líder del grupo, un hombre de aspecto rudo
poco. Pero rápidamente, el hombre, con una frialdad imponente, dejó todo eso atrás y me
Inocentemente, los dejé seguir para que hablaran con mis padres, pero no podía imaginar
que el ambiente se volvería denso. Mis padres sabían que esos hombres no estaban ahí por
algo bueno, así que comenzaron a insultarlos indirectamente y les dijeron que mejor se
fueran. A pesar de la actitud desafiante de mis padres, el líder de la cuadrilla decidió ser
- Voy a ser claro y breve - exclamó el líder - yo solo quiero que se larguen de aquí,
llamará los pájaros, no estamos de acuerdo con muchas cosas de los liberales y ya
que vivimos en Colombia se tiene que hablar con armas. Igualmente, usted señora
En medio de todo el ruido y los disturbios, alcancé a escuchar que le decían "El cóndor". No
sabía si ese era su nombre, su apellido o simplemente un apodo que le daban por respeto.
cruelmente a mis padres y a mi hermano Andrés. La violencia estalló en mi casa, sin vuelta
atrás, como una onda expansiva, arrancando nuestras raíces de felicidad y sembrando puro
y neto dolor y desolación. Sus vidas fueron arrebatadas de manera brutal, sin piedad ni
acabado de suceder.
Fue un acto de maldad despiadada, una muestra inhumana de lo peor que una persona
verdugo, desatando su ira sin consideración alguna por el amor y el vínculo que teníamos
con mi familia. Los gritos y los lamentos llenaron la atmósfera, mezclados con el olor
algún sentido sobre la crueldad desmedida que había presenciado. Lágrimas silenciosas
brotaban de mis ojos, mis mejillas empapadas por ríos de dolor y tristeza que inundaban mi
ser. El suelo que hace algunos minutos fue testigo de juegos alegres, risas inocentes y un
emocionales que nunca sanarían por completo. Las escenas de aquel acto cruel y sin
sentido se repetían una y otra vez en mis pesadillas, acechando mis pensamientos y
convirtió en una carga pesada que llevaba sobre mis hombros, recordándome
corazones humanos.
pérdida, me negaba a dejarme consumir por la oscuridad. Prometí a mis seres queridos
caídos que su memoria viviría en mí, que su espíritu encontraría consuelo y paz a través de
La tragedia había dejado un vacío profundo en mi corazón, pero también había despertado
una determinación feroz en mi ser. Juré encontrar respuestas, buscar la verdad detrás de
aquel acto cruel y sin sentido. Mi camino se había transformado en una búsqueda
incansable de justicia y redención, una cruzada para desentrañar los oscuros secretos que
Y así, con los recuerdos de aquel terrible día grabados a fuego en mi alma, me levanté del
suelo ensangrentado y juré que nunca descansaría hasta que se hiciera justicia por mi
familia y por todos aquellos que habían sufrido la crueldad de aquellos sin corazón.
Enfrentaría los peligros que se avecinaban, armada con la valentía que solo la tragedia
puede inspirar, dispuesta a luchar hasta el final para desentrañar los oscuros misterios que
Hoy fue un día agotador y lleno de expectativas. Mañana se celebraría un importante evento
Eliécer Gaitán en su campaña. No era común que una mujer participara en este tipo de
eventos, menos aún que se me presentara como su mano derecha y futura representante
del Partido Liberal. Estaba convencida de que mi presencia cambiaría la perspectiva política
en Colombia. Aunque ansiosa durante todo el día, finalmente logré conciliar el sueño
Al despertar al día siguiente, mi ánimo se vio empañado por un sueño terrible y desgarrador.
Había revivido la terrible escena del asesinato de mi familia en nuestra antigua casa.
Sucedieron hechos que nunca habían tenido lugar en mi memoria. En mi pesadilla todo
parecía transcurrir con normalidad hasta que, un grupo de hombres liderados por un
misterioso individuo conocido como El Cóndor irrumpieron la escena. Fue en ese instante
regresó a su curso habitual, todo cambió cuando presencié cómo esos hombres cobardes
arrebataron la vida de mis padres. Un resplandor misterioso iluminó el sitio, como si una
fuerza sobrenatural envolviera aquel terrible acto. Cuando me acerqué a los cadáveres de
mi familia, me percaté de que sus heridas no eran resultado de una simple pistola. Parecía
como si hubieran sido atravesados por algo invisible, una entidad siniestra capaz de cegar
vidas sin dificultad. Aún cuando esos detalles perturbadores no dejaban de aterrarme, traté
Séptima. Al acercarme al lugar, noté la multitud que lo esperaba con ansias. Antes de su
llegada, decidí hacer una breve parada en la cafetería Café Colombia para tomar un tinto y
buscar un poco de calma para matar los nervios. Fue entonces cuando el destino pareció
tomar un giro siniestro. De manera inesperada, la calle se vio inundada por un destello
Fue entonces cuando escuché, con un nudo en la garganta, las palabras que resonaron en
el ambiente: "¡Han asesinado al doctor Gaitán!". A pesar del caos ensordecedor, un silencio
invadieron, pero no tuve tiempo ni siquiera para llorar. La urgencia por entender lo que había
ocurrido se apoderó de mí, incapaz de aceptar que esta terrible pesadilla se hubiera
Aquella tarde de trágico suceso despertó en mí una oleada de emociones tumultuosas, una
amalgama de pesar, confusión y rabia. Las lágrimas amenazaban con desbordarse, pero me
mantuve firme en medio del torbellino de caos que había envuelto la ciudad. Mi mente se
inundó de preguntas sin respuesta, mientras mis ojos buscaban frenéticamente alguna señal
Desesperada por encontrar una explicación, me aproximé a las personas que rodeaban el
cuerpo de Jorge Eliécer Gaitán. Sus rostros reflejaban el horror y la incredulidad que
compartíamos en ese momento. Voces sollozantes y murmullos llenaban el aire, cada uno
tratando de articular las palabras que describieran el espanto que habíamos presenciado.
¿Quiénes eran los responsables? ¿Por qué habían arrebatado la vida de un líder
carismático y prometedor?
un hombre misterioso que se desvaneció entre las sombras tras el disparo mortal, mientras
que otros aseguraban haber visto a varios individuos vestidos de manera sospechosa
merodeando por la zona momentos antes del trágico suceso. El pánico se propagaba como
cambio en el país.
Mientras tanto, las personas que se encontraban cerca, desesperadas por ayudar a Gaitán,
selección de hierbas que, según los antiguos mitos transmitidos por nuestras madres,
poseían propiedades milagrosas, como la famosa ortiga. Sin embargo, aunque sus
esfuerzos eran loables, nada parecía ser capaz de evitar el trágico destino que aguardaba a
Gaitán.
se apresuraron a trasladar al atribulado hombre hasta el hospital más cercano. Allí, una
Central, se entregaron con devoción a salvar la vida del ilustre personaje. Realizaron una
Esto no había sido un simple acto de violencia. Había algo más oscuro y siniestro detrás de
todo esto, algo que iba más allá de una confrontación política.
enigmático individuo vestido con un gabán largo de un negro impenetrable, que parecía
unos zapatos negros que parecían tan pulidos que reflejaban el escaso brillo de una farola
inconfundibles. En ese momento supe, con una certeza sobrecogedora, que se trataba del
hombre que había acechado mis sueños con su arma enigmática y que también era
descontrolada.
A medida que profundizaba en mis investigaciones, descubrí que aquellos hombres que
carismático y defensor de los derechos de los más desfavorecidos, fue un golpe devastador
Mi papel como mano derecha de Gaitán había quedado truncado, pero mi compromiso con
su visión y mis ideales se fortalecía con cada nuevo amanecer. Sabía que el camino sería
arduo y peligroso, pero no podía permitir que el miedo me paralizara. Con cada paso que
Así, con la valentía de quienes han perdido tanto y tienen todo por ganar, emprendí mi
Capítulo 3