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Tipologiaescaladas
Tipologiaescaladas
Creo que no sorprendo a nadie si afirmo que entre los múltiples temas
vinculados con la prevención, la gestión y la resolución de conflictos, el
tema de las escaladas ha sido el que mayor atención ha recibido
durante mucho tiempo. Quizás esto está relacionado con dos
cuestiones; por un lado, en la historia de la humanidad los fenómenos
conflictivos más complejos y riesgosos han estado, directa o
indirectamente, conectados con procesos de escalada entre los
diferentes actores. Baste recordar el que probablemente es, hasta aquí,
uno de los momentos más álgidos de la historia vinculada con la
potencial capacidad autodestructiva del ser humano; la denominada
crisis de los misiles cubanos. Por el otro lado, creo que las escaladas han
sido objeto de fervientes investigaciones en virtud de su especial
capacidad para destruir o transformar en inoperantes a una amplia
variedad de métodos pensados y diseñados para solucionar conflictos.
Estas dos razones podrían también explicar el tipo de enfoque que con
mayor asiduidad ha sido usado para el análisis de las escaladas; una
perspectiva vinculada a los conflictos internacionales que presupone la
maldad de este tipo de interacciones.
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parto. En segundo lugar, consideraré algunos de los riesgos más
importantes que considero pueden producir los procesos de escalada; si
ciertos tipos de escaladas no son per se correctas o incorrectas,
cualquier decisión acerca de su utilización deberá considerar los riesgos
que generan. Hasta donde alcanzan mis lecturas muchos de estos
riesgos no han sido, en mi opinión, debidamente explicitados.
Finalmente, consideraré algunas técnicas que pueden ser utilizadas
para controlar estos riesgos.
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un recurso de mayor intensidad que la tenencia de un piedra significa
que las consecuencias que se seguirían del uso del primer recurso, en
condiciones normales, son peores que las consecuencias que se
seguirían del uso del segundo. O en otro ejemplo, sostener que enviar
una carta documento exigiendo la devolución de dinero a un deudor
es de menor intensidad que iniciar un juicio es suponer que las
consecuencias que para el deudor tiene el envío de la carta
documento son menores que las del inicio del juicio. Por lo tanto, la idea
de intensidad de un recurso que aquí utilizaré se relaciona
conceptualmente con las consecuencias que produce en el otro actor
el uso de dicho recurso.
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En este punto mi propuesta difiere en parte de la hecha por Pruitt & Kim en su
libro Social Conflict: Escalation, Stalemate and Settlement, op.cit. Para estos
autores existen tres modelos de escalada; el modelo atacante-defensor, el
modelo espiral conflictiva y el modelo de cambios estructurales. El
antagonismo principal conforme a la presentación de los autores se presenta
en los dos primeros modelos. En el modelo atacante-defensor el
comportamiento de, al menos, uno de los actores es un comportamiento
reactivo; unilateralmente uno de los actores escala el conflicto aunque no hay
respuesta de la otra parte la cual, finalmente, reacciona, normalmente, de
manera explosiva (un gran aumento de la intensidad en un único movimiento).
El ejemplo paradigmático de este modelo son los casos de los chicos que
entran en sus colegios con un arma y disparan a todas las personas que se les
cruzan en el camino. El segundo modelo es el caso de la espiral conflictiva. La
característica principal de éste es que hay tanto comportamiento activo
como reactivo en todos los actores del conflicto. Esta bilateralidad, frente al
carácter unidireccional de los primeros, funciona como proceso de
retroalimentación de la escalada. Pues bien, la propuesta de estos autores no
recepta un ámbito explicativo de este tipo de modelos, esto es, hablar de
tipos de escalada es referirse a estos modelos. Pero ellos mismos no son, o no
son presentados, como una consecuencia de una clasificación previa. Por el
contrario, mi propuesta es distinta en el sentido que, la concurrencia de un
modelo u otro no es definitorio de los tipos de escaladas sino una
consecuencia de la clasificación que propondré a continuación, es decir, hay
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2. Dos criterios para la caracterización de las escaladas
Según el criterio del momento creo que es posible distinguir dos tipos de
escaladas; aquellas que se producen con anterioridad a un proceso de
resolución del conflicto y aquellas que se desarrollan durante el proceso
de resolución4.
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relevante de las situaciones de no observación y no la ausencia de
intercambios expresos o implícitos.
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muy básica, las reglas conceptuales adquirirán una mayor
trascendencia.
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este proceso a los efectos de conseguir la construcción de un acuerdo
para la resolución del conflicto.
El segundo tipo de escalada es aquella que se utiliza por los actores del
conflicto con la intención de disolverlo, esto es, de lograr la solución del
conflicto mediante la eliminación de alguno de los elementos que
conforman el conflicto (el otro actor, el objeto, etcétera). Denominaré a
este tipo de escaladas ‘escaladas de disolución’. La escalada de
disolución se asemeja a la escalada constructiva en que en ambos
casos los actores tienen un objetivo vinculado con la solución de la
situación de conflicto, aunque éste difiere en los dos tipos de escalada
(resolver, disolver). Consecuentemente, las escaladas de disolución son
también susceptibles de un juicio de racionalidad instrumental (por
ejemplo, se puede decir que “la disolución es instrumentalmente
adecuada para la solución de este conflicto”).
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acento en el tema del daño que un actor pretende provocar sobre el
otro9. Esta caracterización permite distinguir los casos en que la
destrucción del adversario es instrumentalmente funcional al objetivo
(de disolución) y los casos en que esa destrucción es un fin que resulta
de considerar la escalada como un objetivo en sí mismo (destrucción).
En mi opinión, esta distinción es muy importante porque, como analizaré
posteriormente, establece diferencias respecto a los riesgos insitos en
cada escalada y a las técnicas que pueden utilizarse para neutralizar
estos riesgos.
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o único medio para superar el impas del conflicto es eliminar al otro
actor.
Pero, obviamente estos juicios son radicalmente distintos a los que cabe
considerar en los otros dos casos.
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cierto elemento del conflicto o se puede aseverar que la eliminación de
un determinado elemento por el proceso de escalada no implica la
disolución del conflicto (por ejemplo, cuando se dice que pretender
eliminar a un actor del conflicto no lo disuelve dado que los hijos de éste
tomarán su lugar en la contienda). Pero también es posible establecer
un juicio en virtud del cual la eliminación del conflicto no es un fin
idóneo dado un conjunto de parámetros valorativos que se deben
sostener.
En primer lugar, creo que hay que destacar que al reconstruir de esta
manera la distinción no hay una diferencia entre las tres escaladas que
esté vinculada con la intensidad en la que se desarrolla el conflicto, esto
es, cualquiera de las tres escaladas puede producirse en un escenario
de intensidad baja, en uno de media o en uno de alta. Esta aclaración
es importante porque es común que, a veces incluso de manera no
expresa, se tienda a equiparar las escaladas destructivas con las
situaciones de alta intensidad en el conflicto. Es cierto que, si la
escalada destructiva se sustenta en la propia escalada
(retroalimentación), las posibilidades de que ésta conduzca a una alta
intensidad son mayores que en los otros dos tipos. Pero, esto no
contradice el hecho de que sea posible una escalada destructiva de
baja intensidad.
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pretende poner de manifiesto que la incompatibilidad en la que se
sustenta la relación conflictual está directamente relacionada con
aquello que los actores quieren. Por el contrario, cuando se hace
referencia a la condición de actoral de un conflicto lo que se afirma es
que el conflicto versa, no sobre lo que quieren las partes, sino sobre
quiénes son las partes en el conflicto. Por ejemplo, este es el caso
cuándo en un divorcio lo relevante no es lo que quiere una de las partes
sino el hecho de que sea él/ella quien lo quiere. En este último caso un
cambio del actor que defiende el objetivo hace que el conflicto
desaparezca o, al menos, se transforme en un conflicto centrado en los
objetivos. Pues bien, así planteada la distinción me parece que es
importante no confundir lo actoral con lo destructivo. Una escalada
destructiva no tiene una relación de implicación con la condición de
actoral del conflicto. El punto de la escalada no es quién escaló, o
mejor dicho, no tiene por qué estar vinculado con quién es la persona
que aumentó la intensidad, sino con el mero hecho de haber escalado.
Es cierto, que el carácter actoral puede potenciar la escalada
destructiva mientras que el carácter objetal puede favorecer el
desarrollo de escaladas constructivas. Pero, esto no significa que detrás
de todas escalada destructiva haya un conflicto actoral ni que todo
conflicto actoral devenga ineludiblemente en una escalada
destructiva.
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O dicho en la terminología ya presentada de Pruitt & Kim, se sobrevalora el
rol de los modelos de escalada atacante-defensor frente a los modelos de
conflictividad circular. Pruitt & Kim, Social Conflict: Escalation, Stalemate and
Settlement, op.cit
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En el primer de los sentidos, no me parece acertada la afirmación según
la cual para que haya escalada es necesario que el otro actor
reaccione. O dicho en otros términos, la omisión de una respuesta por
parte de aquel actor que sufre el aumento de la intensidad no es una
condición suficiente para que la escalada se estabilice o desaparezca.
Por lo tanto, creo que no hay razones para suponer que aquél que
escala asumirá algo como lo siguiente: “como él no respondió al
aumento de la intensidad, pararé la escalada del conflicto”. En mi
opinión, la única condición de estabilización o desaparición en los casos
de la escalada constructiva y de disolución es precisamente la
consecución del objetivo que sirve como fundamento de cada una de
estos procesos (la constitución del proceso de resolución y la
eliminación de uno de los elementos). Consecuentemente de la omisión
del otro actor no se sigue necesariamente el cese de la escalada y, por
lo tanto, no se requeriría la interacción para entender el proceso de
escalada.
Este es el caso señalado por Pruitt & Kim de los chicos que después de un
tiempo de ser presionados por sus compañeros sin generar respuesta, acaban
reaccionando con un único movimiento de alta intensidad y entran en sus
colegios armados matando a todo aquél que se cruza en su camino.
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Esto es, podemos encontrar tanto los modelos atacante-defensor como
circular conflictivo en los casos de las escaladas constructivas y de disolución
indistintamente.
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n+2, esto condiciona indefectiblemente la respuesta de A ya que se ve
compelido a subir en la intensidad por encima de n+2. Pero, esto nada
dice acerca de la necesidad de la interacción para el proceso de
escalada12.
3. Tipos de escalada
Previas Durante
Constructivas 1 2
De disolución 3 4
Destructivas 5 6
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Debo a las preguntas de María Ines Suarez el haberme forzado a reflexionar
sobre esta cuestión. Aunque queda totalmente exculpada respecto a posibles
errores en la respuesta.
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problema de falta de conciencia o de legitimación es aquel en el
que uno de los actores, aunque reconoce la relación conflictual con
otro, no le concede a éste último la condición de actor en un posible
proceso de búsqueda de una solución para el conflicto. Esta
ausencia de reconocimiento puede deberse a múltiples razones;
porque considera que no tiene las habilidades necesarias para
buscar una solución (por ejemplo el conflicto de un padre con su hijo
en el que el primero asume que el segundo no sabe en realidad lo
que le conviene) o porque considera que el otro no tiene la
legitimidad suficiente como para participar de ese proceso (por
ejemplo cuando se considera que el otro es una persona inmoral o
poco confiable como para participar del proceso de solución del
conflicto) En estos casos, la respuesta de aquél que se ve privado de
reconocimiento es proceder a la escalada del conflicto con la
intención de que el aumento de la intensidad haga revisar al otro
actor su negativa a favor de la constitución de un proceso de
resolución.
Por el otro lado, están los supuestos en los que los actores, aunque
identifican el comienzo del proceso, lo que buscan es entrar en él con
una mejor posición a partir del uso de la escalada previa.
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fenómeno como la ‘falta de madurez del conflicto’. Las razones de que
esto ocurra pueden ser múltiples y variadas pero, a modo meramente
de ejemplo, se pueden señalar las siguientes; una restricción temporal
que hace inviable cualquier proceso para la resolución, la existencia de
fuertes dificultades para individualizar quiénes son los otros actores del
conflicto, una firme convicción acerca de la falta de confiabilidad de la
otra parte o un reconocimiento manifiesto de la incapacidad de
influenciarse mutuamente. Estos factores, entre otros, conducen a que
uno o los dos actores estén desincentivados a la hora de asumir la
búsqueda de un proceso de resolución del conflicto.
Un caso claro creo que sería aquél en donde hay una fuerte
asimetría de poder que hace que el actor manifiestamente débil
renuncie a la defensa de sus objetivos conflictuales.
Pero, también puede ser que uno de los actores, si bien asume que no
están dadas las condiciones para el inicio del proceso de resolución del
conflicto, crea que cuenta con los recursos suficientes como para
proceder a una escalada que tiene como objetivo la eliminación de
uno de los elementos constitutivos del conflicto. Este último es el caso
típico de una escalada previa de disolución.
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empresa pequeña, logrando así la eliminación del adversario en el
conflicto.
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He sostenido anteriormente que las escaladas destructivas se
conforman a partir del único razonamiento de que el otro está
escalando el conflicto. En este sentido, una escalada destructiva
requiere, como mínimo, el convencimiento de aquél que aumenta la
intensidad de que el otro ya ha escalado el conflicto. Y digo
‘simplemente el convencimiento’ porque una escalada destructiva
puede ser el resultado de un mal entendido, de una falta de
información o de un error de cálculo. Puede ser que el que decide
escalar destructivamente conciba como escalada un movimiento que
de hecho no es visto como un aumento de la intensidad por aquél que
lo realizó. O, también puede ser el caso en que si bien efectivamente el
otro escaló, su intención era desarrollar una escalada constructiva. De
todas maneras insisto que, en mi opinión, lo que hace destructiva a una
escalada no son las razones por las que el otro inició el proceso, sino la
manera en que responde aquél que es objeto del aumento de la
intensidad. Por supuesto, si el actor que actuó inicialmente responde a
la escalada del compulsivo asumiendo también la escalada
destructiva, ésta se habrá consolidado en la interacción conflictual
entre los dos actores. Por el contrario, si alguien le hace ver que no era
la intención del otro actor escalar o que lo hizo pensando en la
consecución de un proceso de resolución, podrá lograrse la
neutralización de la escalada destructiva.
Ahora bien, el paso que media entre estar convencido de que el otro
escaló y asumir que hay que escalar destructivamente puede verse
favorecido por diferentes factores. La concurrencia de éstos podrían, en
mi opinión, explicar por qué bajo ciertas condiciones los actores están
más predispuestos a escalar destructivamente cuando el otro aumenta
la intensidad y no a asumir una escalada de disolución o, incluso,
constructiva. Es obvio que estos factores pueden ser múltiples y muy
variados; desde el problema de la personalidad del propio actor
pasando por patrones de prestigio o culturales hasta cuestiones
meramente contingentes como tener un mal día o encontrarse mal en
el momento en que se produce la reacción. No me ocuparé aquí de
este importante abanico de posibilidades y simplemente presentaré un
posible factor; la falta de punto de madurez acompañada de las pocas
posibilidades para la disolución del conflicto.
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Si los actores no cuentan con los recursos suficientes como para intentar
disolver el conflicto y la permanencia en el conflicto no es una opción
(lo cual no tiene que presuponerse) quedan dos alternativas; (a)
renunciar a la defensa de sus objetivos o (b) hacer de la escalada el
único fundamento de la interacción. Y, en este último caso, según lo
apremiante o preeminente que sea la defensa del objetivo, está servido
el escenario para una escalada destructiva.
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sentido de que el actor no asume los parámetros que definen el camino
hacia la resolución.
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