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J. Rubén G. Cárdenas.
Por otro lado, los pescadores de las costas de Perú encontraron que en
ciertos años, las aguas donde pescaban estaban más calientes de lo
normal y esto ocasionaba que la pesca fuera mala. En esos mismos
años, había lluvias torrenciales en esa región. Como la anomalía en la
temperatura del océano alcanzaba un máximo hacia finales de año,
durante diciembre, los pescadores asociaron esta especie de corriente
de agua caliente con la llegada del Niño Jesús, por estar próxima la
Navidad. En realidad, esta anomalía en la temperatura superficial del
océano se extiende en los trópicos, del océano Pacífico central a las
costas de Sudamérica. Durante un episodio de El Niño, el índice de
oscilación se transforma en un número negativo de presión; es decir, la
presión baja, y se caracteriza por un calentamiento del océano Pacífico
central y del este y la presencia de lluvias.
En los años cincuenta y sesenta, el meteorólogo Jacob Bjerknes
estableció que la llamada Oscilación del Sur y la corriente de El Niño
eran parte de un mismo fenómeno climático que implicaba interacciones
entre la atmósfera y el océano Pacífico tropical ubicado en las latitudes
de Indonesia, Malasia y Australia. Estas interacciones ocasionaban un
cambio en la configuración climática de la zona que parecía desplazarse
hacia la zona ecuatorial del continente americano. Más adelante se
encontró que las señales de que ocurría el fenómeno no se limitaban a
las regiones tropicales del océano Pacífico, sino que podían afectar a
regiones tan distantes como los EU y Sudamérica. Este fenómeno es
periódico y puede durar entre 2 y 4 años.
Que los alisios cedan en intensidad permite que las aguas más calientes
del Pacífico tropical, generalmente confinadas a la región del Pacífico del
oeste cercana a Australia, se esparzan a lo largo del ecuador y que las
temperaturas de la superficie del mar del Pacífico central y del este que
rodea las costas sudamericanas, se eleven uno o dos grados
centígrados. Aunque esto no parece un gran aumento en la temperatura
del océano, la cantidad de energía que involucra sí lo es. Así, la cantidad
de agua que ahora cuenta con mayor temperatura y que abarca los
mares ecuatoriales del Pacífico del este resulta mayor con respecto a la
de la zona del océano Pacífico del oeste por lo que la zona de
precipitaciones no se confina a ese lugar mientras dura El Niño y
avanza hacia las costas americanas. Esto significa que la formación
de nubes y de precipitaciones va asociada (en los mares) entre otras
cosas, a la temperatura superficial del mar.
Referencias
http://ww2010.atmos.uiuc.edu
http://www.cpc.ncep.noaa.gob
http://www.iri.ldeo.columbia.edu/
http://www.iri.ldeo.columbia.edu