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ENSAYO:

FUSIÓN DE AJÍ Y PUEBLO


Karla López Guevara

La carrera de agronomía nos permite estudiar no sólo un cultivo en específico sino


su historia, diseminación, conexiones con otros cultivos y el impacto en la población
que consume y que, en algunos casos, subsiste de su comercialización. El éxito de
la instauración de un cultivar en un lugar nuevo, que le otorgue circunstancias
favorables para su óptimo desarrollo, puede significar la salida de la situación de
pobreza de muchas familias y su inserción al mercado laboral. En nuestro contexto,
como país multidiverso en todo aspecto, nos permite ser centro de fusiones únicas
que convergen y evolucionan con el ingenio humano y el descubrimiento de nuevas
variedades.
Hace muchos años al norte de Lima, en la provincia de Barranca que es famosa por
su gastronomía, se decía que no había mejor ceviche que el de Puerto Supe; éste es
un distrito principalmente pesquero, en su muelle podemos encontrar tanto
lanchas de pescadores artesanales como también navíos de grandes empresas. El
ceviche no sólo era famoso por la variedad y calidad de los pescados y mariscos
que ofrecen en este plato, sino por su AJÍ, el ARNAUCHO SUPANO (Capsicum
chinense Jacq), éste era el secreto de restaurantes y el orgullo de la zona que lo
cultiva y que tiene un origen milenario, pues se tiene data de su consumo en la
Civilización de Caral y en El Áspero.
El arnaucho supano en Barranca es el ingrediente que le da el toque de sabor y
aroma a los platos criollos. Como no era un producto comercialmente explotado, y
sólo se podía encontrar en algunos puestos del mercado local, los pobladores
comenzaron a cultivar este ají en macetas para que no faltara en casa o en el
negocio. Siendo una provincia también dedicada a la agricultura es poco frecuente
hoy en día encontrar huertas familiares, sin embargo, si se tiene espacio en los
balcones o ventanas no hay excusa para no tener una planta de este ají.
Para alguien que ha vivido en esta zona es abrumadora la cantidad de experiencias
entorno a esta hortaliza que puede despertar recuerdos y nostalgia de nuestro
hogar. Los lugareños solían llevar el arnaucho supano a otras partes del país como
presente o para complementar la sazón en una fiesta familiar. Con el tiempo y el
boom gastronómico y turístico a nivel regional se estudió como viable la
intensificación de la producción de este cultivo en la campiña de Supe, hoy en día
las universidades de la zona reciben capacitaciones y desarrollan técnicas agrícolas
innovadoras mediante la producción de plantines de alta calidad sanitaria y
biológica de esta especie.
La agricultura familiar campesina es la que mantiene la biodiversidad del “Ají
Supano”; este cultivo se involucra en la historia del Norte Chico y las actividades
económicas en él, influye en las tradiciones culinarias y nos da una opción de
desarrollo económico sostenible.

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