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OBLIGACIONES PROVENIENTES DE HECHOS Y ACTOS ILÍCITOS

Bajo este título, están colocadas en nuestro Código Civil, como fuente de las obligaciones; La
gestión de negocios, el enriquecimiento sin causa, y la declaración unilateral de la voluntad.
LA GESTIÓN DE NEGOCIOS
Concepto: Rafael de Pina, define este instituto, como: "El fenómeno jurídico que se produce
cuando una persona sin mandato y sin estar obligado a ello, se encarga de un asunto de otra".
La finalidad de la gestión de negocios, es dar protección o tutela jurídica a aquel que sin estar
obligado asume el encargo de velar por los intereses de otra persona que no está en condiciones
de atender sus asuntos, por cualquier circunstancia (ausencia, enfermedad, etc.).
De esta manera una persona puede adquirir obligaciones para otra sin haber recibido un encargo
de ésta.
Claro que el gestor, por el hecho de encargarse de un asunto ajeno, adquiere ciertas obligaciones.
Así el Código Civil, en su Artículo.1605, dice: "El que sin convenio se encarga voluntariamente
de los negocios de otro, está obligado a dirigirlos y manejarlos útilmente y en provecho del
dueño".
La gestión de negocios comprende la elevación de tal gestión de un modo espontáneo y lícito,
quedando fuera de su concepto aquellas gestiones asumidas en virtud de un mandato legal (como
la tutela y la curatela) y aquellos que constituyen un hecho ilícito.
Ahora bien, ¿es la gestión de negocios un cuasicontrato? La doctrina moderna, acabó por aceptar
que el concepto de cuasicontrato es una fórmula vacía, sin contenido, pues, en él se han
comprendido tantas fórmulas que lo único que tienen en común es el ser hecho voluntarios
lícitos, tales como el pago de lo indebido, el enriquecimiento sin causa y las formas de
copropiedad semejantes a la sociedad. De manera que comprende tal número de figuras, que en
realidad no abarca nada; y principalmente por las razones ya dichas de que no puede asimilarse al
contrato por no existir el requisito del acuerdo de voluntades que ello implica; cuando se habla de
mandato oficioso, no se está hablando de mandato como contrato, sino en una forma genérica del
que interviene en asuntos de otro sin contrato, pues no puede reputarse un contrato presunto y
menos oficioso, pues el contrato no puede ser tácito por impedirlo su propia naturaleza.
La gestión de negocios no es, pues, un cuasicontrato, por faltar los elementos esenciales para
asimilarse al contrato. La gestión de negocios es un hecho voluntario lícito. Pero ¿es un hecho o
un acto? El gestor puede estar compenetrado de que su actuación va a originar derechos y
obligaciones para el dueño del negocio. Más, ¿toma la ley e n cuenta esta intención? o, ¿basta la
intervención lícita y voluntaria para que la ley le conceda su protección? Es evidente que la ley
no toma en cuenta la intención del gestor sino únicamente su intervención lícita, lo cual basta
para concederle consecuencias jurídicas. De ahí que se le considere como un hecho voluntario
lícito sin convenio, aunque propiamente no es un hecho sino un acto, pues es una manifestación
de voluntad, libre y consciente del gestor.
EL ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA
La base filosófica de esta doctrina son la equidad y la justicia; El enriquecimiento indebido
supone el incremento de un patrimonio a costa de otro. Los romanos fueron los primeros en
esbozar el principio del enriquecimiento sin causa. Ellos no admitían que un hombre sensato se
desposeyera sin causa, de algo de su pertenencia, y que faltando alguna cosa de su patrimonio no
exigiera su reparación. Puig Peña, nos da el siguiente concepto: “Se produce la situación de
enriquecimiento sin causa cuando una persona recibe a costa de otra, un beneficio
pecuniariamente apreciable sin causa jurídica que lo motive".
En el enriquecimiento sin causa hay un desplazamiento de valores de un patrimonio a otro, que
significa el enriquecimiento de uno y el empobrecimiento de otro, sin causa que lo justifique.
Los términos enriquecimiento y empobrecimiento no deben entenderse en su sentido literal, pues
no es necesario que una persona se quede pobre o se vuelva rica. Basta que haya el
desplazamiento de uno o varios bienes de un patrimonio a otro, para que se produzca.
Puig Peña, dice que el concepto de enriquecimiento sin causa, involucra los; siguientes requisitos:
 Un enriquecimiento o atribución patrimonial. Es decir, que el enriquecido se haya
acrecentado a consecuencia de un beneficio. Este incremento del patrimonio puede tener
lugar en forma positiva, a través de la transmisión real de un bien o mediante la prestación
de o en forma negativa, por haber evitado la disminución de ese patrimonio, pagando, por
ejemplo, una deuda.

 Empobrecimiento en otro patrimonio que a su vez determina el enriquecimiento del


otro. Tal empobrecimiento, a su vez puede consistir en una disminución afectiva del
patrimonio o en no haberse producido un aumento en el mismo que era procedente. Se
tiene como condición indispensable el que haya empobrecimiento.

 Que el enriquecimiento producido sea injustificado, es decir, que carezca de causa.


Es cuestión discutidísima, dice Puig Peña, parece que ha adquirido fuerte dominio, la tesis
que transporta a esta materia, el concepto que rige las atribuciones patrimoniales
realizadas por contrato".

LA DECLARACIÓN UNILATERAL DE LA VOLUNTAD


Hay que distinguir dos posiciones en cuanto a la declaración unilateral de la voluntad: por una
parte, la tesis que sostiene que la única fuente de las obligaciones es la declaración unilateral de
la voluntad, y la otra que es la que nos interesa, es la declaración unilateral de la voluntad, como
fuente excepcional de las obligaciones.
Modernamente se admite la declaración unilateral de la voluntad como fuente de las obligaciones
en aquellos casos en que así lo exige el tráfico jurídico, siendo las más frecuentes: La oferta al
público, la promesa de recompensa y los títulos al portador, que son las que admite nuestro
Código Civil.
OTRAS OBLIGACIONES QUE PROCEDEN DE LOS HECHOS Y ACTOS ILÍCITOS
La doctrina moderna rechaza la distinción entre delito y cuasidelito, por cuanto que las
consecuencias de ambos, en el orden civil, son las mismas, es decir, la obligación de su autor de
reparar el daño causado, y prefiere hablar del acto ilícito como fuente de las obligaciones.
Al acto ilícito civil o delito civil se le denomina culpa extracontractual o culpa aquiliana. La
denominación de extracontractual se le da por contraposición a la culpa contractual, en la cual sí
existe vínculo obligatorio entre ambas partes, en tanto que en la extracontractual no existe ningún
vínculo, es decir, en el acto ilícito no hay ninguna relación jurídica que una a las personas.
La noción de delito en el derecho moderno es una categoría abstracta, que comprende todo acto
injusto y lesivo, siempre que sea imputable y se haya verificado con el propósito de hacer daño.
Así, nuestro Código Civil establece en su Artículo 1465, que todo daño debe indemnizarse, sea
cansado intencionalmente, o por descuido o imprudencia, salvo que se demuestre que ha sido por
culpa o negligencia inexcusable de la víctima.
Actualmente no se toma en cuenta dentro del acto ilícito la noción de delito y cuasidelito, que se
distinguen tradicionalmente porque en el primero existe la intención de causar el daño y en el
segundo no existe tal intención de dañar, pero sí hay negligencia por no haber previsto las
consecuencias del hecho.
El ámbito del cuasidelito se ha ensanchado, comprendiendo no sólo los hechos lesivos propios,
sino también los ajenos, los de animales, de terceros y cosas inanimadas que en definitiva son
hechos culposos por no haber cuidado de la persona dependiente, del animal o del edificio. Se
puede decir que, en la actualidad, prevalece en cuanto a hechos culposos el sistema de la
responsabilidad objetiva sobre la subjetiva. Esta última se basa en la existencia de una
culpabilidad en la persona que ha de responder de las consecuencias dañosas, en tanto que, la
primera o sea la objetiva, sostiene que la persona responde de los daños, con independencia de
toda idea de culpa, por la mera causalidad de los daños. En el primer caso, se examina la
conducta del individuo; en el segundo, no se examina la conducta del individuo, sino sólo se
examinan ciertas condiciones externas que lo colocan en la posición de ser la persona idónea para
reparar el daño, por haber creado el riesgo.
Es el caso, por ejemplo, del patrono que tiene que responder por los accidentes de trabajo de sus
trabajadores, por el hecho de que, quien aprovecha los beneficios de una industria, deberá
soportar los inconvenientes. Esto sucede también cuando se hace solidariamente responsables a
los dueños de transportes por los daños causados por los encargados de los vehículos; a los
patronos y dueños de talleres, establecimientos comerciales e industriales, por los daños causados
por sus dependientes, etcétera. Posibilidades todas, que están contempladas en el Código Civil.
Fuera de eso sigue predominando la responsabilidad por culpa, ya que, en definitiva, cuando se
responsabiliza a los dueños de animales, a los propietarios de edificios y a los padres de menores
por los daños que éstos ocasionan, se toma en cuenta el descuido o negligencia, por no haber
puesto la debida atención y cuidado en cada uno de estos casos.
LA RESPONSABILIDAD EN EL ÁMBITO CIVIL
Para estudiarla es importante distinguir dos situaciones:
Una, en la que determinada persona causa daño o perjuicio, y la ley la obliga, a ella misma, al
resarcimiento correspondiente. A esto se le llama responsabilidad civil simple, directa o por actos
propios.
Otra, en la que una persona causa daños o perjuicios, y la ley obliga al resarcimiento a persona
diferente. A esto se le denomina responsabilidad compleja o indirecta, o por actos de terceros.
Responsabilidad civil simple, directa o por actos propios Es la más común y la que menos
dificultad presenta para aceptarla como justa y conveniente: es fácil admitir que quien ejecutó lo
que según la ley no debía hacer o quien dejó de ejecutar lo que legalmente era para él obligatorio,
deba responder de los resultados de su conducta indebida. El Código Civil regula los casos
siguientes:
Personas mayores de quince, pero menores de dieciocho años. Dispone la ley que las
personas comprendidas entre las edades referidas, son responsables de los daños que
causen. Artículo 1660 del Código Civil, Esto constituye, indudablemente, importante aplicación
de la norma contenida en el párrafo tercero del artículo 8 del Código Civil, relativa a que "Los
menores que han cumplido catorce años son capaces para algunos actos determinados por la ley'.
La ley, considera, pues, al mayor de quince años, pero menor de dieciocho, capaz para responder
de los daños que ha causado. Es, por lo tanto, lógico entender que en esas circunstancias el menor
responderá con su propio patrimonio, pero actuará en el juicio o extrajudicialmente por medio de
su representante legal, tal como de manera general lo dispone el artículo 14 del Código Civil al
decir que "Los incapaces pueden ejercitar sus derechos y contraer obligaciones por medio de sus
representantes legales.
En forma que, a mi juicio, constituye excepción a lo referido anteriormente, la Ley de Protección
Integral de la Niñez y la Adolescencia (Decreto número 272003 del Congreso de la República),
al regular lo concerniente a los " Adolescentes en conflicto con la ley penal", establece en el
artículo 191 que "Los representantes legales conjuntamente con el adolescente se comprometen
solidariamente a cumplir con las obligaciones determinadas en el acta de conciliación, cuando se
trate de obligaciones de contenido patrimonial". En tal caso, pues los padres, tutores o protutores
tendrán responsabilidad civil solidaria con el adolescente (persona comprendida entre trece y
dieciocho años según el artículo 2 de la ley citada), para el resarcimiento del daño o perjuicio
derivado del acto que puso a dicho adolescente en conflicto con la ley penal. Se mixtifica en este
caso la responsabilidad civil por acto propio (la del adolescente que fuere mayor de trece años),
con la responsabilidad por actos de tercero (en lo que concierne a los representantes legales del
adolescente).
Apremio ilegal. La ley establece que quienes originen y quienes ordenen un apremio ilegal,
serán solidariamente responsables de los daños y perjuicios que causen. Artículo 1667 del
Código Civil.
Para la mejor comprensión de esto es necesario exponer brevemente en qué consiste la medida
legal denominada apremio: de conformidad con los artículos 178, 179 y 181 de la Ley del
Organismo Judicial son apremios: el apercibimiento, la multa y la conducción personal, y
constituyen medidas coercitivas que pueden imponer los jueces para que sean obedecidas sus
resoluciones, en los casos en que las personas hayan rehusado cumplirlas en los plazos
correspondientes.
De lo anterior, así como de las normas generales del proceso, se colige que el apremio es legal si
habiendo sido dictado por juez competente y notificado al destinatario, hay evidencia de que éste
no ha obedecido la resolución, no obstante que transcurrió el plazo que para el efecto le
fue fijado. De ahí que, si la imposición del apremio no cumple con alguno de los requisitos
referidos, será ilegal y originará la responsabilidad civil solidaria que establece la norma citada al
principio.
profesionales. Dicta la ley que el profesional "es responsable por los daños o perjuicios que cause
por ignorancia o por divulgación de los secretos que conoce con motivo de su profesión ".
Artículo 1668 del Código Civil, para determinar quiénes tienen en Guatemala la calidad de
profesionales, hay que acudir necesariamente a los artículos 2033 y 2036 del Código Civil, de
donde puede extraerse la conclusión de que es profesional todo aquel que tiene título facultativo
o autorización legal para prestar servicios con arreglo a las prescripciones de determinada ciencia
o arte.
La responsabilidad civil la determina el haber causado daños o perjuicios con dolo o con culpa, y
en este último supuesto la ignorancia es inexcusable por la sencilla razón que la obtención de un
título universitario o de una autorización legal de otra naturaleza, supone estudios especializados
que hacen del profesional un perito en su materia.

La divulgación de los secretos profesionales constituye infracción penal. Por consiguiente, el


resarcimiento de los daños o perjuicios que se causaren tendrá la calidad de responsabilidad civil
proveniente de la comisión de un delito. Sobre esto es pertinente decir, finalmente, que la
mayoría de autores opina que todo lo que el cliente confíe al profesional durante el tratamiento de
un asunto, constituye secreto profesional, aunque el interesado no haya pedido que se le
considere como tal. Los códigos de ética profesional generalmente tratan el asunto de la manera
antes referida.
EL CÓDIGO CIVIL PREVÉ LOS CASOS DE ABUSO DE DERECHO SIGUIENTES:
1. Quien, ejercitando una actividad lícita, actúa imprudentemente. Por eso es, por ejemplo,
que las leyes de tránsito sancionan a los conductores imprudentes, aunque no hayan
causado daño alguno.
2. El funcionario o empleado público que causa daños en el ejercicio de su cargo.
3. El profesional que actúa con dolo en el ejercicio de su profesión.
4. El mandatario que ejecuta actividades apartándose o excediéndose de las facultades que le
ha conferido el mandante.
5. El mandatario que, sin autorización del mandante, usa o adquiere para sí o para sus
parientes legales, sumas de dinero o cosas que ha recibido del mandante.
6. El socio que toma del fondo común, para gastos personales, mayor cantidad que la
acordada.
7. El socio que, sin autorización de los demás, traslada a otro el encargo o comisión que se le
hubiere dado, o le transmite su interés en la sociedad.
8. El socio que, sin el consentimiento de los demás, hace innovaciones en los bienes
inmuebles de la sociedad.
9. El socio que, para sus negocios propios, usa el nombre, garantías o patrimonio de la
sociedad.
10. El arrendatario que da a la cosa destino diferente al pactado en el contrato de
arrendamiento.
11. El subarrendatario que usa la cosa para destino diferente de aquel que fue estipulado con
el primer arrendador.
12. El arrendador que estorba o perturba al arrendatario, para hacer en la cosa reparaciones
no urgentes ni indispensables.
13. El comodatario que usa la cosa para fines distintos de los pactados, o contrarios a la
naturaleza de la cosa.
14. El rentista que usa la renta para finalidad distinta de la que se ha establecido en el contrato
de renta vitalicia.
15. El gestor que cambia el giro habitual del negocio.
16. El socio que abusando de sus facultades causa daño o perjuicio en los intereses de la
sociedad.
17. El socio que distrae o segrega del fondo común, para sus gastos particulares, mayor
cantidad que la designada a cada uno en las cláusulas del contrato.
18. El socio que usa, para sus negocios particulares, el nombre, las garantías o el patrimonio
perteneciente a la sociedad.

19. El socio que ejerce funciones administrativas que, según el contrato de la sociedad, no le
corresponde desempeñar.
ESTA DOCTRINA ES APLICADA POR EL CÓDIGO CIVIL, EXCEPCIONALMENTE,
EN LOS CASOS SIGUIENTES:
Los padres o tutores: Que se excedan en las medidas disciplinarias que impongan a sus hijos o
pupilos, El artículo 13, párrafo segundo, de la Ley de Protección Integral de la Niñez y
Adolescencia indica que "El Estado respetará los derechos y deberes de los padres y en su caso
de los representantes legales, de guiar, educar y corregir al niño, niña o adolescente, empleando
medios prudentes de disciplina que no vulneren su dignidad e integridad personal como
individuos o miembros de una familia siendo responsables penal y civilmente de los excesos, que
corno resultado de sus acciones y omisiones, incurrieren en el ejercicio de la patria potestad o
tutela .
Abuso de derecho en el ejercicio de la acción procesal: Las costas procesales restituyen
únicamente los gastos efectuados por el vencedor del juicio, pero no los daños o los perjuicios
que el vencido ocasionó con su acción infundada, la interposición de excepciones simplemente
retardatarias o la formulación de recursos notoriamente improcedentes. Patronos aun en el caso
de culpa del trabajador. No lo serán si el trabajador produjo voluntariamente (dolosamente) el
daño. Artículo 1649 del Código Civil. Acerca de esto es importante destacar que solo se
asegurará contra la responsabilidad civil por daños causados a terceros de manera culposa, El
numeral 49 del capítulo V de la exposición de motivos del Código Civil nunca por aquellos que
se hubieren ejecutado con dolo. Artículo 986 del puntualiza que: "Debe advertirse que el Código
Civil al establecer el principio Código de Comercio. fundamental de responsabilidad para todo
daño que se cause, en manera alguna se sobrepone a las leyes laborales o especiales que norman
las reclamaciones en4. Daños causados por animales. "El dueño o encargado de un animal es
accidentes de trabajo, las cuales quedan sujetas a lo que en esta materia establezcan. Responsable
de los daños y perjuicios que cause, aun en el caso de que se le Los trabajadores afiliados al
Instituto Guatemalteco de Seguridad Social: por ejemplo, hubiere escapado G extraviado sin su
culpa. No lo será si hubiere mediado culpa deben sujetarse a las leyes especiales de dicho
Instituto, las que prevalecen sobre del ofendido, o si el animal fue provocado o sustraído por un
tercero".

LA OBLIGACIÓN CIVIL PROVENIENTE DEL NEGOCIO JURÍDICO


Fuera de una ya añeja corriente doctrinaria, no siempre aceptada, que sostuvo que en virtud de
que el contrato sólo tenía validez si se la reconocía la ley y que, por lo tanto, la ley es la única
fuente de obligaciones (tesis cuya validez cuestioné en la introducción de este libro), nadie ha
dudado o discutido que el contrato es, si no la más importante, sí una de las más fecundas y
prolíficas fuentes de las obligaciones civiles, y que de él emanan útiles, frecuentes y variadas
relaciones obligacionales cuya necesidad parece no tener fin.

Siguiendo el último de los pensamientos referidos, expondré lo que creo pertinente de las
obligaciones civiles provenientes del negocio jurídico, así como lo que concierne a la
responsabilidad civil derivada de su incumplimiento. Para tales efectos adelanto, como meras
ideas preliminares: A. Que el contrato es la más importante especie del negocio jurídico.
También es correcto denominarle negocio jurídico contractual; y, B. Que entiendo por contrato:
"todo negocio jurídico bilateral, nacido del acuerdo válido de voluntades de personas particulares
capaces, por sí o en representación de terceros, para crear, modificar la transmitir o extinguir
obligaciones de naturaleza patrimonial, es decir, de contenido económico, material". En el
capítulo siguiente ampliaré ambas ideas.

Derecho de crédito. El estudio y la regulación de las obligaciones lleva necesariamente a estimar


indispensable la sistematización de doctrinas, principios, normas y jurisprudencia concernientes
al nacimiento, vigencia, cumplimiento, incumplimiento, ejecución y extinción de las diferentes
clases de obligaciones que el derecho civil es capaz de identificar. Eso da lugar al nacimiento del
denominado .

Derecho de crédito o derecho de obligaciones, definido por Boffi Boggero como "Una estructura
jurídica en que una o más personas determinadas o concretamente determinables al momento del
cumplimiento tienen derecho de exigir de otras, igualmente determinadas o determinables,
ejecución de una conducta; subsidiariamente, la indemnización por los daños ocasionados en
caso de incumplimiento o medidas afines; también en subsidio, la ejecución individual o
colectiva del patrimonio del deudor para 4 el caso de incumplimiento del deber de indemnizar; y,
en defecto de ello, el hacer uso de medidas preventivas, reparadoras y afines como garantía del
cobro del crédito.
Definición. Muy pocas instituciones del derecho civil han merecido tanta atención, de manera
ininterrumpida desde épocas anteriores ya lejanas, como la obligación. De ahí que pones
numerosos los autores que la han definido. Unos han enfatizado en el aspecto subjetivo; es decir,
en la sujeción del deudor a determinada conducta exigible; y Otros han acentuado la facultad del
acreedor de exigir la satisfacción de la prestación debida.

Boffi Bogger06 hace la reseña de definiciones de la obligación que, por interesante y completa
reproduzco, de la manera siguiente: Pothier dice que "es un lazo de derecho, que restringe a dar
alguna cosa, o bien, a hacer o no hacer tal cosa". Aubry y Rau la definen como "la necesidad
jurídica por cuya virtud una persona se halla constreñida, con relación a otra, a dar, hacer que a
no hacer alguna cosa Para Plinio. Es el vínculo de derecho por el que una persona está
constreñida hacia otra a hacer o no hacer alguna cosa". Se trata de "una necesidad jurídica por
efecto de la cual una persona está sujeta respecto de otra a una prestación, positiva, ya negativa,
es decir, un hecho o a una abstención Para un vínculo de derecho entre personas, en virtud del
cual, el acreedor tiene derecho a una prestación valorable en dinero efectuada por otro que está
obligado a ella". Para En que pone su acento en el crédito, se trata "del que compete a una
persona, el acreedor, (deudor) debe una determinada prestación a otra (acreedor), que tiene la
facultad de exigirla, constriñendo a la primera a satisfacerla". Para Puig Peña "es aquella relación
jurídica por virtud de la cual una persona, para satisfacer intereses privados, puede exigir de otra
una determinada prestación, que, en caso de ser incumplida, puede hacerse efectiva sobre el
patrimonio de ésta". Para Como es "'la facultad de compeler n alguien para que nos procure un
bien, o un beneficio patrimonial, o económico, ya entregándonos cosa material, ya haciendo, ya
dejando de hacer algo en nuestro favor, con facultad a favor del acreedor para que, en caso de
incumplimiento injustificado, se haga efectivo el derecho de aquél sobre los bienes del deudor".
Para Savigny "es la dominación sobre una persona extraña; no es sin embargo de un modo
completo (pues tendría por resultado la absorción de la personalidad misma), pero sobre actos
aislados que deben considerarse como restricciones Sil libertad y un sometimiento a nuestra
voluntad.

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