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El gótico en Francia

La restauración de monumentos comenzaba a dar sus primeros pasos y es en


varias catedrales góticas en donde podemos ver los primero intentos de esta
disciplina. Incluso la misma catedral de Saint-Denis, se considera una obra
salvada de una demolición inminente en el siglo XIX, gracias a la intervención de
Eugène Viollet-le-Duc, uno de los padres de la restauración de monumentos,.
En los costados de la catedral se puede observar uno de los primeros ejemplos
del sistema estructural de arbotantes y contrafuertes, todavía muy sencillos, con
poca ornamentación, pero con el clásico remate de pináculos, típico de estas
catedrales.
El interior es una gran muestra del gótico francés, en planta basilical de cruz latina.
Se accede por un espacio de tres naves que se convierten en cinco; la cabecera
nos da acceso a la girola que rodea el presbiterio y da acceso a siete absidiolos.
El ábside destaca por su gran decoración a base de vitrales, en la que se puede
sentir la ligereza de la estructura.
Las bóvedas de crucería, enmarcadas por sus nervaduras, nos muestran lo que
sería un sistema estructural y ornamental que se repetirá en la mayoría de las
catedrales europeas. Las columnas son fasciculadas muy estilizadas, con
capitales originales haciendo cierta alusión clásica. Se presenta también otra
característica muy repetida en las catedrales francesas, en la que se jerarquizan
notablemente los accesos laterales a las naves (norte y sur) con accesos
apuntados en arquivolta, rematados por un rosetón muy detallado, que incluso se
destaca más que el rosetón del acceso principal.
En el centro de París tenemos uno de los ejemplos más reconocidos del gótico:
Notre Dame. La fachada nos muestra la mayoría de los elementos ornamentales
del gótico francés con tres accesos en arquivolta muy decorados, una franja
superior conformada por la galería de reyes, un segundo cuerpo con un rosetón
central y ventanas gemelas laterales y las dos torres de remate horizontal que le
restan altura a la composición, pero que resalta por el gran trabajo de piedra en su
ornamentación. La fachada posterior nos muestra uno de los mejores ejemplos en
el trabajo de los arbotantes que rodean todo el ábside. Una serie de pináculos y
gabletes, así como la torre de aguja en el crucero, le dan la verticalidad que no
tienen la fachada.
La mezcla de gárgolas y quimeras *1 labradas en piedra representando animales y
grutescos personajes irreales le dan un aspecto especial a las cornisas de la
catedral —posiblemente éste sea el conjunto de gárgolas más conocido del gótico
europeo. Sin embargo, es importante resaltar que varias de estas gárgolas y las
quimeras fueron parte de un proceso de restauración del siglo XIX realizado por
Viollet-le-Duc, en el que diseñó una serie de esculturas zoomorfas y grutescas, así
como la representación de los 12 apóstoles rodeando la torre de aguja,
composición en la que se puede observar que uno de los personajes presentados,
es el mismo Le Duc.
A unos metros de Notre Dame se encuentra uno de los mejores ejemplos del
gótico radiante*2: Saint-Chapelle, una capilla en dos niveles perteneciente al
antiguo Palacio Real de Luis IX de Francia, mandada a construir para alojar las
reliquias que había recabado durante años.
Sin duda, lo más destacado de esta capilla es el elaborado trabajo multicolor de
los vitrales que circundan, casi por completo, la capilla superior, así como el gran
rosetón que decora la fachada. Una serie de bóvedas de crucería nervada
finamente decoradas envuelven a las capillas baja y alta. La manera en la que los
vitrales proyectan la luz al interior de la bóveda la hacen un ejemplo muy
destacado de la búsqueda de ese nivel de espiritualidad, a través de efectos
luminosos y sensaciones de color.
A unos 90 km de Paris, se encuentra la ciudad de Chartres, en la que se ubica una
de las catedrales más representativas del gótico francés: la Asunción de Nuestra
Señora de Chartres, muestra de la verticalidad en fachada buscada por los
arquitectos góticos. Dos enormes torres se levantan a ambos costados del cuerpo
central que, a diferencia de la mayoría, no son gemelas; por el contrario, tienen un
último cuerpo muy diferente —la torre norte es mucho más elaborada y detallada
—, pero ambas rematadas por chapiteles o flechas piramidales que le dan
monumentalidad a la fachada.
La diferencia en el diseño de las torres se da principalmente porque la fachada fue
realizada en diferentes etapas. La torre sur es mucho más sencilla en su
decoración y, por el contrario, la torre norte se diseñó siguiendo los conceptos del
gótico flamígero —última etapa de gótico francés— que se caracteriza, entre otras
cosas, por la gran cantidad de ornamentación y trabajo artesanal en los
elementos.
En el interior destacan dos elementos muy importantes: los vitrales y el laberinto.
Los vitrales de la catedral se resaltan por el uso de un color no conocido hasta el
momento, el bleu de Chartres. Los artesanos vidrieros de Chartres, por órdenes
del obispo Renault de Moucon, tenían la encomienda de crear una serie de vitrales
que se destacaran por su originalidad. Los artesanos se dieron a la tarea de crear
un color innovador, creando el azul de Chartres, con componentes desconocidos
casi en su totalidad, hasta el día de hoy, ya que nunca fueron divulgados por sus
creadores. Por su originalidad, las 172 vidrierías de Chartres son, sin duda, de las
más importantes en todo el gótico francés.
El otro elemento es el laberinto circular colocado en el piso de la nave central
realizado con baldosas en dos tonos. Según la tradición, el fiel tenía que recorrer
el laberinto, simbolizando así el camino que tenía que realizar para redimir sus
pecados.
Otra teoría de la colocación de laberintos en las catedrales góticas es que servían
como espacio para que los fieles que no tenían la posibilidad de realizar un
peregrinaje lo recorrieran de manera simbólica.
En Amiens, otra de las ciudades dentro del radio de influencia del gótico parisino,
tenemos unas de las fachadas del gótico francés mejor trabajadas —en cuanto a
su ornamentación. Tres accesos en arquivolta sumamente ornamentados nos
muestran usa serie de esculturas que siguen la forma del arco apuntado; en el
segundo cuerpo, se observa la galería de reyes en combinación con una serie de
vanos delicados coronados por la muy detallada tracería orgánica del rosetón
principal, que se destaca, tanto en la fachada como en el interior, gracias a los
efectos de luz que aportan a la nave. Las torres de remate horizontal nos
recuerdan a las de Notre Dame de París.
En el interior, es destacable el trabajo realizado en los pisos, ya que se presenta
una serie de elementos geométricos muy elaborados con bloques negros y
blancos. Podemos observar diseños de dameros, elementos entrelazados a 45
grados, en zigzag, esvásticas y, como elemento principal, un laberinto octogonal -
símbolo del peregrinaje.
Las catedrales de Reims, al noreste de Paris, y Beauvais, al suroeste, son ejemplo
de la ligereza visual alcanzada en el gótico francés, así como del gran trabajo
ornamental de piedra, tanto en fachadas como en los esqueletos exteriores
conformados por los arbotantes, pináculos y contrafuertes. Cabe mencionar que
Beauvais fue una catedral que, al igual que Amiens, estuvo a punto de sucumbir a
la búsqueda de las grandes alturas, ya que tuvo que ser reforzada en algún
momento desconocido, después de dos derrumbes parciales, con una serie de
abrazaderas y soportes de hierro, tanto en el exterior como en el interior, visibles
actualmente.
El gótico francés es, sin duda, el que marcó la tendencia para la construcción de
catedrales en toda Europa occidental, tanto sus sistemas constructivos, como en
sus elementos ornamentales y estructurales. Estos fueron de gran influencia para
que, a partir de este punto, los arquitectos tomaran las bases del gótico francés y
le dieran el carácter propio de su zona geográfica.

1* Una quimera es la representación de un animal mitológico griego pero, en términos


arquitectónicos, se aplica a una escultura que representa a este ser. En el gótico la diferencia
básica entre una gárgola y una quimera es que la primera tiene la función de desagüe y la segunda
es un elemento meramente ornamental.

2* Una manera de dividir históricamente el gótico francés, es en tres etapas básicas: clásico,
radiante y tardío. El radiante se caracteriza principalmente por la búsqueda de una ornamentación
más elaborada y un trabajo artesanal de alto detalle, principalmente en vitrales y rosetones.
Contrario al clásico, no buscan la monumentalidad ni las grandes alturas, sino una escala más
humana.

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