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El gótico en España e Italia

La influencia del gótico francés, igual que en otras regiones, se hizo presente en la
región española, principalmente en los primeros años del surgimiento gótico en
esta región.
Con el tiempo, el gótico clásico evolucionó para dar los ejemplos españoles más
destacados dentro del gótico flamígero o Flamboyant (extravagante) que, como
mencionamos antes, se considera la última etapa cronológica del gótico y se
caracteriza por una gran cantidad de ornamento, trabajo muy detallado en piedra y
en los vitrales.
Posiblemente las dos zonas en donde tuvo mayor auge el gótico flamígero fueron
en Francia y en España. En ese último destaca notablemente el trabajo de piedra
en las bóvedas, especialmente el juego geométrico y orgánico de las nervaduras,
así como trabajo artesanal sumamente elaborado de las tracerías decorativas.
En España, destaca la catedral de Barcelona, ejemplo espacial un tanto
influenciado por el gótico francés clásico, con una planta de salón, ábside, girola y
9 absidiolos semicirculares rematando la cabecera. Toda la fachada es parte de
una intervención hecha en los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX.
Dentro del mismo barrio gótico, la fachada de la Basílica de Santa María del Pino
en Barcelona nos muestra un gran rosetón con un delicado trabajo orgánico en su
tracería, el cual se perdió en el siglo XV debido a un terremoto, pero fue
reconstruido en el siglo XIX.
Otro ejemplo de influencia francesa lo encontramos al norte de España en la
catedral de León, con una planta muy similar a la Reims, una fachada con triple
acceso en arquivolta y torres laterales que recuerdan a la torre sur de Saint-
Denis, así como la fachada sur, diseñada en el mismo sentido de las catedrales
francesas, principalmente Notre Dame.
Muy cerca de León, en la ciudad de Burgos tenemos un ejemplo de la transición
del estilo gótico al plateresco que se llevó a cabo en la Península Ibérica*1. Las
torres de la fachada principal se caracterizan por sus flechas caladas, así como
por el detalle artesanal en las tracerías del tercer cuerpo.
En el crucero, un enorme cimborrio —poco común para este periodo—
sumamente decorado en el exterior, con pináculos al estilo gótico que lo elevan
visualmente. Sin embargo, la ornamentación podría ya ser considerada de estilo
plateresco. En el interior del cimborrio observamos la transición de la base
octogonal a una cuadrada gracias al uso de trompas. La ornamentación detallada
a base de nervaduras en forma de estrella, tanto en el cimborrio como en las
bóvedas de crucería adjuntas, da muestra del gótico flamígero que permeó en
esta zona.
Finalmente, tenemos la capilla de los Vélez, realizada en el siglo XV dentro de la
Catedral de Murcia, en un estilo que podríamos considerar plateresco, decorada
en los muros con elementos renacentistas como arcos carpaneles y de medio
punto, así como ornamentación mudéjar mediante mocárabes y arcos angrelados.
El elemento gótico que se destaca es la bóveda estrellada que cubre la capilla, un
ejemplo clásico de las bóveda flamígeras españolas.
En Italia, y de manera similar a como sucedió con el románico, la arquitectura
religiosa se mantuvo al margen de varios de los aspectos del gótico realizados en
otras regiones de Europa Occidental. Se mantienen elementos románicos como el
uso del campanil alto y de base cuadrada adjunto al edificio y no como parte
directa del edificio. Por lo tanto, las fachadas carecen de torres campanario. El
arco apuntado en muchos casos no es protagonista, por el contrario el uso del
arco de medio punto prevalece.
En términos ornamentales se mantiene el uso del rosetón, los gabletes, los
pináculos, pero desaparecen las torres de aguja; las arquivoltas se mantuvieron en
arco de medio punto y muy poco ornamentados, los pisos se decoraron
destacadamente en mármol con elementos geométricos y naturales, como sucede
en la catedral de Siena, en la zona de la toscana. Similar al románico, el juego de
mármol blanco, verde y negro se presentará como elemento decorativo y
constructivo.
En el desarrollo espacial imperará la planta de cruz latina, sencilla sin girola ni
absidiolos, cabeceras con ábsides semicirculares y planas; no existe triforio ni
claristorio. En cuanto a la estructura general, el gótico italiano se aleja de las
soluciones más comunes y se mantiene, en la mayoría de los casos, con los
recursos tradicionales heredados del románico. Las naves son de cañón corrido
con bóvedas de arista, no se utilizan los arbotantes y, por lo tanto, las catedrales
tienden a ser de poca altura comparadas con las del resto de Europa. Producto de
esto último, los ventanales clásicos franceses no se dan en esta zona y los
espacios tienden a ser más obscuros. Además del cañón corrido, se siguen
utilizando las cubiertas con estructura de madera a dos aguas de herencia
paleocristiana, muestra de que entre los arquitectos italianos medievales subsiste
parte de la tradición romana imperial.
Con estas características podemos mencionar a la catedral de Orvieto, con un
acceso en arquivolta de medio punto, gabletes pronunciados y pináculos en la
fachada que le intentan dar cierta verticalidad al edificio. Una linda tracería en el
rosetón del tercer cuerpo es rematada por un frontón triangular. El interior es a
base de arcos formeros de medio punto y estructura de madera a dos aguas,
muros laterales macizos con pocos vanos y grandes columnas de base circular.
En Siena tenemos una fachada similar a la de Orvieto, con un triple acceso con un
arco de medio al centro y dos ligeramente apuntados en los accesos laterales; una
ventana coral con tracería y la misma solución de pináculos, gabletes y un frontón
triangular tratando de elevar visualmente un poco más la fachada. De igual
manera, no existe el sistema de bóvedas de crucería ni arbotantes; por el
contrario, tenemos bóvedas de arista, arcos de medio punto y columnas
fasciculadas como estructura. La decoración interior es bidimensional, los
elementos policromados en bóvedas y muros, así como el gran trabajo de los
mosaicos en piso, le dan un aspecto muy llamativo al interior. Un gran campanil,
muy al estilo románico, se erige a un costado del edificio.
La catedral de Milán o il Duomo es, sin duda, la excepción a la regla gótica italiana
siendo más apegada a los conceptos del gótico clásico, especialmente francés. De
cinco naves en planta de cruz y cabecera de cinco lados con deambulatorio, en el
exterior se destaca el gran esqueleto de arbotantes y los detallados pináculos. El
interior es sencillo en ornamentación, con bóvedas de crucería arcos ojivales y
columna fasciculadas.
Cabe mencionar que fue una construcción que pasó por una gran cantidad de
intervenciones, al ser iniciada en siglo XIV y terminada, finalmente, en el siglo XX.
En este proceso se realizaron muchos cambios al proyecto original e incluso, en
diferentes épocas, varios arquitectos propusieron cambiar el estilo del edificio,
principalmente durante el renacimiento. Sin embargo, a pesar de esto, no se
demeritó su carácter gótico.
Como último ejemplo, la Catedral de Santa María de las Flores de Florencia se
presenta como un edifico icónico en la historia de la arquitectura. Este edificio fue
diseñado por Arnolfo Di Cambio, en planta de cruz con tres naves y una mezcla de
mármol verde, rojo y blanco, característico de las construcciones de la toscana.
Una fachada del siglo XIX se presenta con tres rosetones en fachada —uno en
cada nave— y un remate triangular muy clásico. Al interior observamos bóvedas
de crucería, columnas clásicas y, al estilo italiano, una estructura sin arbotantes.
Alineado con la fachada y separado del edificio, se muestra un campanil de caso
85 m de altura diseñado por Giotto en el siglo XIV. La estética de la fachada fue de
diseñada para concordar con el campanil.
El remate del crucero, en donde tradicionalmente se colocaría una torre de aguja,
se dejó inconcluso. Tiempo después, tras un concurso en el que participaron
grandes artistas florentinos, el genio Filippo Brunelleschi presenta una solución
nunca antes vista, aparentemente inconstruible, que hoy en día sigue siendo una
de las obras más importantes en la historia de la construcción: una cúpula de ocho
lados a base de ladrillo y mortero que cambiaría la historia de la arquitectura
mundial.
Sin saberlo, Brunelleschi finalizó el arte medieval e inició la arquitectura
Renacentista.
1* El arte plateresco se desarrolló en la Península Ibérica desde finales del siglo XV y coincidió,
momentáneamente, con el gótico de esta zona. Se caracteriza por ser una mezcla de elementos
góticos, renacentistas o clasicistas y mudéjares. Estos últimos, elementos de origen islámico
producto de la ocupación de los árabes en la península.

El concepto proviene de la similitud en el trabajo artesanal de la piedra alcanzado en este estilo y


el gran trabajo manual que realizaban los plateros.

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