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Evaluación EDUCACION PARA LA PAZ

Eliana Elizabeth Barbaro

Dni: 26498245

Responda las siguientes preguntas:

1. ¿Cómo puede definirse el término paz?

2. ¿Qué se entiende por Educación para la Paz?

3. ¿Por qué se dice que la Educación para la Paz es un tipo de Educación en Valores?

4. ¿El desarrollo de qué tipo de valores implica la Educación para la Paz?

Respuestas:

1) Se puede definir paz como el vivir en armonía con uno mismo, con los demás y con el
medio ambiente.

La palabra Paz es muy antigua, proviene del latín pax (pacis), que significa “acuerdo, pacto”.
Por lo general se asocia a un estado de quietud o tranquilidad. Pero en realidad dicho término
está cargado de connotaciones. En forma genérica el término se asocia a la ausencia de guerra;
todo aquello centrado en los conflictos violentos entre Estados. En el Derecho Internacional, es
considerada como tratado o convenio que se concuerda entre las partes beligerantes para
poner fin a una guerra.

A nivel individual y social, la paz es el estado ideal que puede tener o aspirar un ser humano, o
una sociedad, puesto que así se alcanza una situación de total armonía y equilibrio entre el
corazón y la mente del individuo; es pues una ausencia de conflictos y luchas.

Podemos decir que existen dos tipos de paz: la paz negativa y la paz positiva.

La paz negativa, puede considerarse como la ausencia de conflictos y de guerras. Es pasiva, “la
calma después de la tormenta”.

La paz negativa pone el énfasis en la mera ausencia de guerra, de violencia directa. Presupone
un aparato militar que garantice el orden, disuada al enemigo y asegure la perpetuación del
statu quo. Si la paz consiste solo en eso, poco tendrían que hacer las personas que se dedican a
la educación. La paz negativa puede entenderse como resignación, como huida o inexistencia
de conflictos.

Por otro lado, la paz positiva, es la construcción activa de la justicia (Paco Cascón).

La paz positiva presupone un nivel reducido de violencia directa y un elevado nivel de justicia.
Se persigue la armonía social, la justicia, la igualdad y, por tanto, el cambio radical en la
sociedad, la eliminación de la violencia estructural. La paz positiva acepta el conflicto como
una parte natural de la vida y procura su pacífica solución. La paz no es lo contrario de la
guerra, sino la ausencia de violencia estructural, la armonía del ser humano consigo mismo,
con los demás y con la naturaleza.

La paz positiva es un concepto dinámico que nos lleva a hacer aflorar, afrontar y regular los
conflictos de una forma noviolenta.

Para concluir con la conceptualización de término “paz”, es interesante rescatar una definición
de paz que resulta acabada, actual y completa:

“Paz es tener presente en cada instante la igual dignidad de todos los seres humanos, capaces
de crear, de inventar su destino, de no resignarse. Paz es vivir, serenamente, intensamente,
sembrando cada día semillas de amor y de concordia. Paz es caminar a contraviento, todos
distintos, todos unidos por valores comunes. Paz es compadecer, compartir, desvivirse. Paz es
transitar resueltamente desde una cultura secular de imposición y violencia a una cultura de
comprensión y conciliación. Paz es, en suma, atreverse a pasar de la fuerza a la
palabra”. Federico Mayor Zaragoza, presidente de la fundación cultura de paz.

Para finalizar, podemos afirmar que la paz es un espacio de encuentro y un tiempo de


relaciones humanas gozosas. No es solo ausencia de guerra, tampoco significa ausencia de
conflictos. Convivir en tolerancia y armonía puede suponer un conflicto continuo, pero es
positivo en el sentido que es una derrota continuada de la violencia. Las relaciones humanas
son siempre conflictivas y la superación pacífica y positiva de estas situaciones es precisamente
la forma de convivencia armónica de las distintas culturas, pueblos, religiones, sexos, razas y
demás diferencias que puedan servir de excusa para la división, el antagonismo, el odio o la
incomprensión.

2. A aquellos conceptos podemos agregar que la Educación también puede definirse como el
proceso de socialización de los individuos. Es decir que, al recibir Educación, una persona
asimila y aprende conocimientos que le permiten una inserción social. La educación también
implica una concienciación cultural y conductual, donde las nuevas generaciones adquieren los
modos de ser de generaciones anteriores.

El proceso educativo se materializa en una serie de conocimientos, habilidades y valores, que


producen cambios intelectuales, emocionales y sociales en el individuo.

Es decir, la educación es un proceso global de la sociedad, una herramienta básica de creación


y regeneración de la cultura.

El término cultura, que proviene del latín cultur, hace referencia al cultivo del espíritu humano
y de las facultades intelectuales del hombre.

La cultura abarca las distintas formas y expresiones de una sociedad determinada, es decir: las
costumbres, las prácticas, las maneras de ser, los rituales, los tipos de vestimenta y las normas
de comportamiento son aspectos incluidos en la cultura. La cultura es el modo de pensar y
operar, lo cual permite que las personas nos situemos activa y críticamente en el mundo,
vivamos en él y lo construyamos a nuestra humana medida.
Esa medida debe ser igual para todos a través de una forma de organización social que
llamamos democracia, es decir una democracia participativa consagrada a hacer del mundo el
mejor de los posibles a través del respeto y el ejercicio del derecho humano a la paz.

Al repensar el proceso de construcción de la noción de Paz, observamos que Occidente fue


delineando el concepto y descartando el aspecto social y político que primaba en la
antigüedad.

Pax deriva del latín “pangere”, que significa comprometerse y establecer un pacto, llegar a un
acuerdo entre dos o más partes. Entonces, podemos decir que el acento está puesto en una
comprensión colectiva y comunitaria, como un evento del ser en el mundo que se articula a
partir de la extensión del pacifismo, entra en un movimiento organizado, articulado y
estructurado a favor de la paz. Se trata, fundamentalmente, de establecer relaciones y
desarrollar un sentimiento de pertenencia más que de posesión.

Cómo vimos en el módulo anterior, el concepto de paz puede ser definido desde dos
vertientes: por un lado, tenemos la paz positiva y por otro la paz negativa. Por otro lado, si
hablamos de Cultura de Paz, nos damos cuenta que es una tentativa largamente tejida en la
historia de la humanidad, cuyos hilos han conformado, parcialmente, un modo de organizar el
mundo.

Desde esta visión holística e imperfecta de paz, se basa en el derecho de vivir juntos, que se
puede definir como el conjunto de valores, actitudes, tradiciones, comportamientos y estilos
de vida que inspiran una forma constructiva de relacionarnos para alcanzar la armonía del ser
humano consigo mismo, con los demás y con la naturaleza.

Convivir en paz es un derecho humano reconocido a través del cuerpo jurídico que sostiene la
democracia y representa un gran desafío para la humanidad.

Diversos autores coinciden que la paz o convivencia pacífica afecta a toda la persona. Es un
proceso complejo que incide en todos los ámbitos de la vida, de modo que el individuo se
siente y actúa en armonía consigo mismo, con los demás y con el medio ambiente. Armonía es
sinónimo de orden, de equilibrio, de sentido justo de la realidad.

Debido a ello, debemos comprender que la educación es una de las herramientas más valiosas
para hacer prevalecer el derecho humano a la Paz.

Por tal razón, los organismos internacionales, desde su creación, pusieron especial interés en
dotar al derecho a la educación de unas finalidades y contenidos explícitos.

Por ejemplo, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en su artículo 26, inc. 2,
expresa que la educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el
fortalecimiento del respeto a los derechos del hombre (…); favorecerá la comprensión, la
tolerancia y la amistad entre las naciones y todos los grupos étnicos y religiosos; y promoverá
el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.

3.) Educar para la Paz puede entenderse como trabajar por un proceso educativo que implique
contribuir a alejar el peligro de la guerra, enseñar desde y para la no-violencia, aprender a
considerar el conflicto como un vehículo de cambio si sabemos resolverlo sin recurrir a la
violencia, integrar al alumnado en un proceso de transformación de la sociedad hacia la
justicia, etc.

Es decir, Educar para la Paz debe tomar en cuenta las siguientes cuestiones:
 Tomar partido en el proceso de socialización en valores que alienten el cambio social y
personal.

 Cuestionar el acto educativo en forma continua alejándose de la concepción


tradicional que toma a la enseñanza como una mera transmisión de contenidos.

 Concebir el proceso de enseñanza-aprendizaje como un proceso activo-creativo en el


que el alumnado es protagonista fundamental de transformación.

 Contribuir a combatir la violencia simbólica, estructural, presente en el marco escolar.

 Combinar ciertos conocimientos sustantivos con la creación de una nueva sensibilidad,


de un sentimiento empático que favorezca la comprensión y aceptación del otro.

 Prestar especial atención al aprendizaje tácito de normas, valores, hábitos y


disposiciones.

 Contribuir a generar un pensamiento y un accionar desprovistos de violencia donde la


paz no sea algo quimérico, sino un proceso por el que se irá pasando de la desigualdad
a la igualdad, de la injusticia a la justicia, de la indiferencia al compromiso.

4) La Educación para la Paz supone un proceso educativo continuo y permanente, en tanto que
exige educar desde determinados valores tales como la justicia, la cooperación, la solidaridad,
el desarrollo de la autonomía personal, etc. Este tipo de educación no solo busca propiciar la
paz, sino también generar propuestas para afrontar y superar las acciones vinculadas con la
violencia y sus diferentes manifestaciones: la discriminación, la intolerancia, la desigualdad y
cualquier otra que atente contra una vida enmarcada en los derechos humanos, en su sentido
más amplio.

Es una educación para la acción y el compromiso, la participación y el diálogo, una lección de


comportamientos y actitudes prácticas que los educadores deben manifestar ante sus
alumnos, porque el ejercicio de los derechos es la mejor preparación para una ciudadanía
democrática y responsable; y el aula es su ámbito primordial.

Educar para la Paz, implica contemplar contenidos como: derechos humanos, resolución
pacífica de conflictos, interculturalidad, valoración de la diversidad, etc.

Educar para la Paz, implicar cimentar en los alumnos una cultura de la paz, una paz entendida
como la mejor forma de defender los derechos humanos y la convivencia, erradicando o
reduciendo toda forma de violencia que atente contra ella.

Por lo tanto, consideramos que Educar para la Paz, debe ser un objetivo permanente y
continuo en el tiempo, que no debe estar circunscripto a la mera celebración de actos
ocasionales en alguna fecha señalada, sino que debe ser abordado desde las distintas áreas y
en distintos momentos del año escolar.

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