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Migdalia Sulbarán

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La complejidad

La teoría de la complejidad tiene sus raíces en el siglo XX y está principalmente

asociada con las obras y contribuciones del filósofo y académico francés Edgar Morin,

considerado uno de los pioneros en la promoción y desarrollo de esta perspectiva de

pensamiento, aunque existían corrientes previas que ya consideraban la complejidad

(Piloto, et al. (2015). A continuación, se presenta un breve resumen de los hitos

relevantes en la historia del pensamiento complejo que se puede observar en la figura 7.

Figura 1
Hitos de la complejidad

Fuente: Adaptado de Piloto, et al. (2015); Torres y Vargas

La figura 7 ilustra los hitos del enfoque de la complejidad. Inicialmente, desde la

década de 1940, surge la investigación y la influencia de varias disciplinas con un

enfoque en comprender fenómenos caracterizados por su compleja organización. En

este contexto, Prigogine (1996, citado en Torres y Vargas, 2021) propone que un

sistema altamente complejo es notablemente inestable, altamente dinámico y su

comportamiento no puede predecirse. Ejemplos simples de sistemas complejos en la

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vida cotidiana incluyen el mercado de valores, colonias de hormigas o abejas, bancos de

peces, torbellinos, ciclones o tifones, erupciones volcánicas, clima, establecimiento de

ecosistemas, remolinos de agua, conciencia y estructuras sociales (como sociedades,

clases, comunidades, poblaciones, entre otros). Por esta razón, se describe como una

estructura disipativa fluctuante.

Posteriormente, en 1970, de acuerdo con Torres y Vargas, (2020) surgió cierto

atractivo por lo multidisciplinario. Comenzaron a establecerse conexiones entre

conocimientos, especialmente para investigar los sistemas o fenómenos en los cuales no

hay previsibilidad en sus comportamientos, lo que conlleva a elaborar y aplicar diversos

métodos, así como a engendrar distintas teorías. Los análisis en torno a sistemas

complejos generan diferentes teorías y concepciones que se integran en la ciencia. Entre

los conceptos se encuentran: desorden, irreversible, impreciso, surgimiento y desorden,

entre numerosos otros, los cuales no se incorporaban en la ciencia, eran pasados por

alto.

Hoy en día adquieren gran importancia y relevancia, en los sistemas humanos,

sociales y medioambientales demostrando que son intrincados. Partiendo del hecho de

que no se tiene exactitud sobre cuáles son las partes y estas no pueden desvincularse del

todo, presentan una diversidad de conexiones, contradicciones, incertidumbres y,

principalmente, coexistencia de organización y desorganización.

Es esencial resaltar las características principales del enfoque complejo, que

incluyen la intricación, estructura y surgimiento; la interconexión, multidimensionalidad

y transdisciplinariedad; el diálogo; la auto explicación ecológica (relacionada con una

manera de razonar más ecologizada); lo holográfico; el suceso; la unidad múltiple; y los

aspectos de retroalimentación y recursividad (vinculados con una complejización en el

método para entender las conexiones causales) (Ballesteros y Solana 2013).

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Ahora bien, llevado al campo laboral, se destaca especialmente la importancia

de la interdisciplinariedad y la comprensión de sistemas impredecibles y cambiantes en

las estrategias y enfoques pedagógicos empleados, esto podría implicar considerar de

manera más holística los elementos presentes en la educación, adaptarse a situaciones

inesperadas y promover un enfoque flexible en la planificación y ejecución de las

actividades. El surgimiento de la complejidad, como se expone, desde el planteamiento

de Morín representa una nueva manera de abordar la comprensión de las interrelaciones

en diversos campos, incluyendo la educación y la investigación científica. Este enfoque

va más allá de lo convencional y ofrece a la educación un significado poco común,

fomentando una comprensión más profunda de cómo diferentes áreas se influyen

mutuamente.

Este enfoque de pensamiento complejo ofrece una visión del mundo como un

sistema intrincado, donde todos los elementos están conectados e interdependen entre sí.

En el ámbito educativo, permite a educadores y estudiantes adoptar un enfoque más

comprensivo y analítico del aprendizaje, considerando las múltiples influencias que lo

afectan, como las diferencias individuales de los estudiantes, el entorno social y

cultural, y las interacciones en el aula.

En torno a lo manifestado por Reynoso (2007) desde una postura paradigmática

critica, se puede agregar que ciertamente no es Morín el primero en abordar temas de la

complejidad, pero si el que más lo ha predicado. Visto desde una postura socio

constructivista, se puede manifestar que se resalta la importancia de considerar la

interacción entre individuos y su entorno social y cultural, así como la dinámica de la

construcción del conocimiento en un contexto complejo y multifacético.

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REFERENCIAS

Ballesteros, Esteban, y José Solana. El concepto de complejidad y su constelación


semántica. 1°. Universidad Internacional de Andalucía, 2013.
Piloto, josé, Olga González, y Hilda Saladrigas. «Discurso URSS: una mirada desde la
teoría de la complejidad.» Revista Latina de comunicación social, nº 70 (2015):
652-672.
Reynoso, carlos. «Edgar Morin y la complejidad: Elementos para una crítica.»
Universidad de Buenos Aires. 2007.
https://d1wqtxts1xzle7.cloudfront.net/73540203/Reynoso_Edgar_Morin_y_la_c
omplejidad_Elementos_p-libre.pdf?1635109831=&response-content-
disposition=inline%3B+filename
%3DEdgar_Morin_y_la_complejidad_Elementos_p.pdf&Expires=1702799230
&Signature=A3H7yRhQ6q9V9.
Torres, Luis, y Germán Vargas. «Complejidad y la organización.» Gestión de las
personas y tecnología 13, nº 37 (2020).

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