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Instituto de formación docente N° 7.

“Alteridad”

Carrera: Profesorado de educación secundaria


en lengua y literatura.

Espacio curricular: Literatura argentina y


latinoamericana y su enseñanza II.

Profesora: Silvina Herrera.

Alumna: Valeria Anahí Alomo.

Curso: 4to

Año: 2022.
El proceso de formación de la literatura latinoamericana.

La literatura latinoamericana es un espacio de resistencia y de transformación de las dinámicas de


poder. Los escritores la han utilizado como herramientas para expresar realidades y luchas de la
región, aunque como bien sabemos, no es un reflejo exacto sino que se ve transformada por el
elemento ficcional, la ideología del autor, etc. Precisamente, Sylvia Iparraguirre, la autora de “La
tierra del fuego” en su obra nos cuenta acerca de la llegada de los ingleses en el sur de nuestro
país, relata el arrebatamiento de cuatro nativos yámanas y el posterior viaje hacia la “civilización”.

Se abordará el análisis de la obra a partir de “la alteridad” tomando como marco teórico al crítico
francés Tzvetan Todorov “La conquista de América: El problema del otro”. Este ensayo habla sobre
la confrontación cultural en el Nuevo Mundo, cuyas implicaciones van mucho más allá de la
América del siglo XVI. La obra ofrece una interpretación del descubrimiento de América por Colón
y la subsiguiente conquista, colonización y destrucción de México y el Caribe realizada por los
españoles al comienzo de la Edad Moderna.

El francés Todorov examina las creencias y comportamientos de los conquistadores españoles y


los aztecas, adversarios en un conflicto intercultural que supondría la destrucción de los nativos de
Mesoamérica y su cultura. Aborda la cuestión de cómo percibimos y entendemos a las personas
que consideramos “otros” o diferentes a nosotros. Todorov examina la idea de “alteridad”, es
decir, la forma en que las personas tienden a categorizar a los demás como extraños o diferentes.
Argumenta que esta tendencia a la categorización puede llevar a la discriminación, los
estereotipos y los prejuicios. También aborda la noción de otredad en la literatura y la historia,
mostrando la evolución de la representación del otro. Se considera necesario analizar desde esta
perspectiva porque nos permite darle una interpretación más profunda de la noción que tienen los
ingleses de los habitantes nativos de La tierra del Fuego.

La alteridad en las obras literarias.

La obra literaria “La tierra del fuego” fue escrita por Sylvia Iparraguirre en el año 1998. Esta
escritora, licenciada en Letras, nació en 1947 en Buenos Aires. En 1969 conoció a Abelardo
Castillo, con quien se casó.

Participó en la revista literaria El Escarabajo de Oro y fundó, junto a Abelardo Castillo y Liliana
Heker, la revista literaria El ornitorrinco. Ingresó como becaria en el Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Es profesora en la Facultad de Filosofía y Letras
de la Universidad de Buenos Aires.

Tema de la obra: Es el encuentro entre “el buen salvaje” (Jemmy Button) y la civilización
(Inglaterra, Londres) y la decadencia que posee este ideal civilizador. Como ejemplo podemos
citar:

“Londres me mostraba una miseria que yo no conocía. En mi país eran tal vez más bárbaros y
pobres, pero me atrevía a pensar que más felices. En Londres yo recordaba las tormentas que
limpiaban la pampa y se llevaban lejos la pobreza y pestes. En aquellos barrios, la enfermedad y la
miseria se habían estancado sobre los adoquines”.
El tema secundario: Podríamos decir que es el deseo del gobierno británico de crear vínculos
entre dos pueblos (una especie de puente, entre el mundo civilizado y salvaje) a través de una
persona (Jemmy) aunque sus verdaderas intenciones para esta misión (aunque decían
originalmente que era civilizar a los salvajes, enseñarles su lengua, la religión y costumbres) luego
se pusieron de manifiesto.

Personajes principales y secundarios:

John William Guevara: Hijo bastardo de un inglés (William Scott Mallory) y una criolla (Guevara).
Su padre insistió en que su hijo tuviera nombres ingleses pero no le importó que llevara el apellido
de su madre. Era conocido con el nombre Jack (abreviatura de sus dos nombres). Sus padres nunca
se casaron y su madre murió cuando era un niño. Su padre era un borracho, deja la bebida cuando
decide educarlo. Cuando Jack cumplió 17 años decide suicidarse.

Desde ese momento decide emprender la vida en el mar. Al poder hablar sin problemas ambos
idiomas consiguió trabajo y su primera parada fue en Tierra del Fuego, donde conoce Jemmy
Button.

Jemmy Button: Originario de la tribu Yámanas, Omoy-lume comenzó a ser conocido como Jemmy
Button puesto que ese fue el precio que el capitán del barco pagó por él (le arrojó los botones de
su chaleco).

Capitán Robert Fitz Roy: Era un hombre joven, de contextura fuerte y enérgica, con carácter firme
y riguroso. Su seguridad provenía de su formación científica.

Argumento: La historia comienza cuando John recibe una carta proveniente de Inglaterra
pidiéndole que comente como fue que sucedieron los hechos en un juicio realizado hacia 5 años
atrás de Inglaterra contra Jemmy Button por la masacre de una misión en la Patagonia.

Para esto John decide remontarse 30 años atrás hacia el momento en que conoció a Jemmy,
habitante de Cabo de Hornos. Como este fue llevado a Inglaterra para ser educado y como al
volver a su tierra natal, decepcionado con la civilización decide no volver jamás a ella. Luego de no
oír de él durante mucho tiempo se entera de cómo una expedición en su búsqueda fracasó en su
travesía y nunca fue vista otra vez. Una segunda expedición fue realizada esta vez años más tarde
en la que participó John, que finalmente tuvo éxito. Jemmy Button fue llevado hacia la isla Keppel
(Malvinas) dentro de un plan de civilizar a los salvajes puesto en marcha de esta Misión Misionera,
que no era más que una forma de llevar a su pueblo a las islas para trabajar de manera gratuita
puesto que no podrían escapar nunca de allí. Así se planeaba crear una colonia ganadera bajo el
nombre de civilización.

Pero todo término antes de comenzar, con una sangrienta masacre por la que Jemmy Button fue
injustamente acusado de haberla presidido en un juicio en las islas Malvinas.

Estructura de la obra: Está dividida en 7 pliegos. Los primeros 2 pliegues pueden tomarse como
parte de la introducción de la obra, puesto que aportan datos sobre lo sucedido y sobre el
protagonista. Desde el 3er pliegue hasta el 5to puede considerarse el nudo de la historia. El to y
7mo pliegue pueden considerarse como el desenlace de la obra y finaliza con el juicio que
comienza en la segunda mitad del 6to pliego.
La obra literaria “La tierra del fuego” comienza a desarrollarse en un pequeño poblado llamados
Lobos con la llegada de una carta, allí John William Guevara recuerda sus viajes y su primer
encuentro con un indígena de Tierra del Fuego.

En el tercer pliego, página 42, el Capitán y su tripulación arrebatan a cuatro yámanas: Fuegia,
York, Booat y Jemmy Button (su nombre proviene del pago que había dado por él, los botones de
su gabán).

“Capitán, furioso, trajo rehenes a bordo. Los rehenes eran tres y sus nombres y edades
correspondían a los lugares o circunstancias en que habían sido encontrados y a la conjetura: la
pequeña Fuegia, una niña de unos nueve o diez años; York Minster, de más de veinte años, fuerte
y desconfiado, y Boat Memory, más joven y retraído”.

“El Capitán, colérico, decidió tomar otro rehén como para atemorizarlos. Lo agarró violentamente
por el brazo. En el mismo movimiento, el muchacho saltó al bote para no hacer zozobrar su propia
canoa de la que se alzó una voz, tal vez la del padre. El Capitán se arrancó unos botones del gabán
y los arrojó dentro de la canoa, como forma de pago”.

“El último rehén fue bautizado como Jemmy Button en recuerdo del precio que se había pagado
por él”. (Página 42)

En esta historia encontramos diferentes percepciones de los “otros”, en lo que respecta a esto
Tzvetan Todorov en “El problema del otro” nos dice: “El otro puede estar en el interior de la
sociedad: las mujeres para los hombres, los ricos para los pobres; o puede ser exterior a ella, es
decir, otra sociedad que será, cercana o lejana: seres que todo acerca a nosotros en el plano
cultual, moral, histórico: o bien, desconocidos, extranjeros cuya lengua y costumbres no entiendo,
tan extranjeros que dudo en reconocer nuestra pertenencia común a una misma especie”.
Precisamente en “La tierra del fuego” ese otro es extranjero, los ingleses no compren su lengua ni
sus costumbres:

“La memoria mezcla a Button con todos sus compatriotas en una uniforme impresión de seres
extraños, como viniendo del fondo del tiempo por los que sentí rechazo y conmiseración mientras
intentaba asimilar la desnudez de las mujeres en las canoas”.

Esa fue la percepción del otro de Guevara, sentir rechazo por encontrarlos sin vestimenta, es
decir, desconocían sus costumbres y por ello creían que eran salvajes. Con la decisión del Capital
Fitz Roy de llevar a los yámanas a Londres para enseñarles en idioma y “costumbres civilizadas”,
Guevara conoce con más profundidad a Jemmy Button y siente simpatía por él.
El crítico Todorov plantea respecto a la alteridad: Primero hay un juicio de valor: el otro es bueno
o malo, lo quiero o no lo quiero, o bien, es igual o inferior a mí. Entonces, Guevara asimila a ese
otro como bueno, pero en muchas ocasiones lo categoriza como inferior a él. Sin embargo, es
importante recalcar los orígenes de este, ¿por qué? Porque Guevara tiene padre inglés y madre
criolla, es decir, su madre es argentina, había vivido hasta la muerte de su padre en La Patagonia y
por lo tanto, si había tenido un pequeño encuentro con indígenas. En cambio, para los tripulantes
ingleses del barco y el Capitán eran personas inferiores porque no tenían una lengua que ellos
pudieran comprender, no tenían vestimenta, pintaban sus caras, no tenían su misma religión. De
hecho ese es el propósito de Fitz Roy, darles eso que ellos tenían y los hacia “mejores”:

“Era notorio que el Capitán se entusiasmaba cada vez más con la idea de llevar a los yámanas a
Londres. Hacía proyectos que me participaba con su tono seco; se sumergía en planes sobre su
educación y, desde el comienzo, sobre su instrucción religiosa, que era para él fundamental.
Comenzó a hablarle a Button de la Biblia, se la mostraba y pasaba las páginas. Le habló del bien y
del mal, del pecado y de la virtud de Dios y del diablo, cosas que, como pude ver, Button
comprendió a su manera.
La misión del barco era reconocer costas, islas, bahías y puntos favorables y protegidos para
fondear. Button y yo tuvimos innumerables oportunidades de recorrer esa tierra que los yámanas
nombraban Wulaia, y que a él le enorgullecía mostrarme”. (Página 44)

Por otro lado, vemos como John Guevara va haciendo un contacto más familiar con Jemmy,
conoce sus costumbres, su tierra, entabla conversaciones con él. Su percepción del “otro” es
diferente a la de los ingleses ya que no considera Jemmy un salvaje sino inclusive, muy a su pesar,
reconocía que era mejor en ciertos aspectos y hacia el final se vuelven grandes amigos:

“Button sabía mucho más que yo de todo lo que se presentaba. Era mejor marinero, tenía una
vista asombrosa y una puntería con las piedras más asombrosa todavía, podía estar desnudo bajo
la lluvia helada o sumergirse en el mar gélido, sabía cazar y mariscar y descubrir nidos de
cormoranes en los acantilados, sabía qué clase de pingüinos eran malos para comer y dónde
encontrar agua dulce y leña”. (Página 43).

Una de las escenas en donde se pone en evidencia el choque entre dos culturas y costumbres
completamente diferentes es la escena donde los tripulantes cazan animalitos pequeños, esto era
considerado por los habitantes de Wulaia como algo malo y digno de ser castigado por sus dioses:

“Increpaba a uno de los hombres, se le acercaba a los gritos y retrocedía. Repetía este
movimiento. El marino había cazado una foca pequeña y unos patos pichones.
Era el bulto sanguinolento al que el yámana apenas podía mirar. Cuando se dio cuenta de mi
presencia, vino hasta mí y me habló, gesticulando, a pocos centímetros de mi cara. Con total
claridad, me dio a entender que eso no era posible, que se había cometido un acto
irremediablemente malo, que no se podían matar animales pequeños, crías ni madres, y que
innumerables tormentas se nos vendrían encima como castigo. Tal vez se nos hundiría el barco y
todos pereceríamos en el fondo helado del estrecho”. (Página 45)

Otra escena similar es en Montevideo, cuando se hospedan en una pensión y los tripulantes
disparan el rumor de que los indígenas eran caníbales, la gente se alborota y quiere llevarlos a la
cárcel. (Página 51)

Una de las cuestiones que aborda Todorov es respecto al dinero: “Los indios tienen un sistema de
intercambio diferente al europeo y eso equivale para ellos a la ausencia de sistema y de ahí se
llega a la conclusión sobre el carácter bestial de los indios”. Hay que tener en cuenta que el crítico
francés estudia la conquista de América de Colón por lo cual su teoría resulta un poco extrema
para la obra, sin embargo, a pesar del paso de años de ese suceso la concepción que se tenía de
los nativos americanos no era muy diferente.
“—Dinero —decía, separando monedas de diferentes valores. Dinero para trueque, para comprar.
Yo había tomado una gorra que cambiaba al Capitán por una moneda. El Capitán me devolvía
monedas pequeñas. Esta mímica era seguida con toda seriedad y concentración por Button”.
(Página 53)

En esa escena John y el Capitán intentar enseñarle a Jemmy el valor del dinero y para qué sirve:

“Otra cosa era el poder abstracto del dinero; la idea de su posesión por sí misma pertenecía a un
universo de valores inmateriales, de influencia misteriosa, que Button jamás pudo asimilar”.

“Button las sacó del bolsillo y se entretenía en lustrarlas contra su chaqueta y en arrojarlas al aire y
volverlas a atrapar, como había visto que hacía yo. Una se le escapó y salió rodando por los
adoquines; en el acto, una turba de chicos harapientos se levantó de los portales y se arrojó sobre
la moneda. Esto lo dejó atónito y maravillado. Entre gritos, las caras flacas y sucias se volvieron
hacia nosotros esperando más. Con auténtico regocijo, él arrojó una segunda moneda al aire, lo
que produjo un escándalo”.

“Ganó una experiencia extraordinaria: alcanzó a concebir la idea abstracta del poder que otorga la
riqueza”. (Página 53)
De allí en adelante, para lo único que pedía monedas era para tirarlas en la calle. Para un yámana,
la idea de comprar un objeto o alimento era inconcebible; en el Cabo de Hornos cada uno obtiene
lo que necesita y lo demás es de todos, pero esto, como muchas otras cosas, nadie se había
preocupado por averiguarlo.

Sin embargo, Button no llegó a comprender en sí para que servían inmediatamente pero sí logró
comprender el poder que tenía el dinero cuando los niños harapientos se lanzan a ellas. La tribu
yámana no conocía el dinero, no tenía valor porque ellos obtenían su alimento de la naturaleza.

Otro punto del análisis es la perspectiva de la “civilización” completamente diferente que nos
muestra autora en el viaje de Guevara y Button a Londres donde nos relata escenarios de pobreza
extrema, personas consumidas por los vicios:

“En esas casas, mujeres de pecho hundido parían chicos flacos que arrojaban a la calle, y que no
bien aprendían a caminar llevaban ya cargado al que lo seguía. Londres me mostraba una miseria
que yo no conocía. En mi país eran tal vez más bárbaros y pobres, pero me atrevía a pensar que
más felices. En Londres yo recordaba las tormentas que limpiaban la pampa y se llevaban lejos
pobreza y pestes. En aquellos barrios, la enfermedad y la miseria se habían estancado sobre los
adoquines”. (Página 53)

A partir de eso, nos deja entre ver que en Londres también existía el salvajismo y la miseria. No
todo era tan perfecto como los “civilizadores” querían hacernos creer.

El último punto a tratar y quizás el más importante del análisis es la intención de los ingleses a
partir de ese afán de civilizar a los indígenas. Un día son llevados a una granja con la intención de
que aprendan su lengua y algunas labores, pero hay algo que esconden las autoridades inglesas
detrás de esa acción. Al inicio de la obra, con la decisión del Capitán de llevarlos a Londres se
puede percibirlo pero puntualmente se descubre hacia el final, en el juicio en las islas Malvinas
donde acusan a Jemmy Button de haber asesinado a la tripulación y saqueado el barco Allen
Gardier.
En su declaración el Capitán Parker Snow cuenta que las intenciones eran que Jemmy Button
sirviera de intermediario a los misioneros para poder “civilizar” a los indígenas:

“Es más, en ese primer viaje mi consigna era encontrar a Jemmy Button y llevarlo a Keppel. Todos
creyeron que este nativo educado en Inglaterra sería su salvoconducto, sería una inestimable
ventaja en la pesada tarea de establecer los primeros contactos con los nativos”. (Página 119)

Pero se encuentran a su llegada con que Jemmy había vuelto a su estado natural y se comportaba
como lo que ellos consideraban un salvaje.
Cuando llega el turno de Jemmy de declarar revela que los misioneros querían que sus niños se
queden en la isla Keppel y que ellos vuelvan porque ya estaban viejos:

“¿Ignoraban que violaban a sus mujeres y a sus niñas, generalmente a las niñas porque las mujeres
peleaban con tanta ferocidad como los hombres, a tal punto que para reducirlas a menudo era
necesario matarlas a golpes, mientras que las niñas eran como las focas, mucho más fáciles de
atrapar, mucho más aptas para divertir a esos hombres desquiciados? ¿No sabían que de esas
uniones monstruosas resultaban niños cuidados por los yámanas? ¿No sabían que otros hombres
de apariencia más inofensiva llamados científicos les aplicaban una pasta blanca en la cara para
tomar sus moldes y llevarlos a exhibir en países lejanos y que esta práctica se había realizado
incluso hasta la muerte por asfixia o la humillante prueba en los genitales o en los pechos de las
mujeres o los muchachos que inocentemente se les habían acercado? Se mostraron desnudos y se
los calificó de desprovistos de toda moral. ¿Ignoraban los pálidos hombres de Iglesia que la
desnudez era imprescindible para vivir porque las mujeres debían pescar así, sin ropas,
arrojándose de las canoas a bucear? Los misioneros pretendían que les dejaran sus hijos para
arrancarlos de sus tradiciones ancestrales”. (Página 125)

Eso era lo que hacían los misioneros en realidad y no era su único propósito educarlos, sino
querían también tener trabajadores gratis para lo que cultivaban en la isla.
Acerca de esto Tzvetan Todorov plantea: “La propagación de la fe y la sumisión a la esclavitud
están indisolublemente ligadas”. Precisamente eso buscaban, esclavos y la apertura al Pacifico
que les ofrecía Tierra del Fuego, además los cultivos que podían producir en esas tierras y la
riqueza que les ofrecía la naturaleza.

Para finalizar, se puede decir que estos hechos que nos cuenta la autora a través de su obra, son
solo una representación más de la colonización de 1492 que sufrió América Latina en manos de los
españoles. La historia se repite pero esta vez en manos de los ingleses y son los nativos argentinos
de la tribu de Wulaia son quienes sufren la violencia, las violaciones, los arrebatos y los asesinatos
de mano de estas personas.
Esta impactante obra literaria nos invita a reflexionar acerca del sufrimiento que debió atravesar
el continente latinoamericano a causar de la ambición de los colonizadores. Nos hace
cuestionarnos ¿Quiénes son salvajes y quienes son civilizados?
Por otro lado, haciendo una comparación con “Las dos orillas” de Carlos Fuentes visualizamos
que nos dan una perspectiva diferente las historias porque si bien son colonizadores, nos cuentan
desde el amor por la patria que están destruyendo, tanto Jerónimo Aguilar como John William
Guevara buscan el triunfo de los indígenas.

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