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Despotismo

Para otros usos de este término, véase Tiranía.


El despotismo (griego: Δεσποτισμός , despotismos) es una forma de gobierno en la que una sola
entidad gobierna con poder absoluto. Normalmente, esa entidad es un individuo, el déspota; pero
(como en una autocracia) las sociedades que limitan el respeto y el poder a grupos específicos
también han sido llamadas despóticas.1

El despotismo fue una forma de gobierno que tenían algunas monarquías europeas del siglo xviii,
en las que los reyes, que seguían teniendo poder absoluto, trataron de aplicar medidas ilustradas,
es decir, trataron de educar al pueblo. La frase que sintetiza al despotismo ilustrado es «todo por el
pueblo, pero sin el pueblo». Coloquialmente, la palabra "déspota" se aplica peyorativamente a
aquellos que usan su poder y autoridad para oprimir a su población, súbditos o subordinados. Más
específicamente, el término a menudo se aplica a un jefe de estado o de gobierno. En este sentido,
es similar a las connotaciones peyorativas que se asocian con los términos tirano y dictador.

Etimología
El diccionario define el despotismo como "el gobierno de un déspota; el ejercicio de la autoridad
absoluta". 3
La raíz déspota proviene de la palabra griega desposte, que significa "amo" o "uno con poder". El
término se ha utilizado para describir a muchos gobernantes y gobiernos a lo largo de la historia.
Connotaba la autoridad absoluta y el poder ejercido por los faraones del Antiguo Egipto, significaba
nobleza en las cortes bizantinas, designaba a los gobernantes de los estados vasallos bizantinos y
actuaba como título para los emperadores bizantinos. En este y otros contextos de influencia
griega, el término se usó como un honorífico más que como un peyorativo.
Debido a su connotación reflexiva a lo largo de la historia, la palabra déspota no puede definirse
objetivamente. Si bien déspota está estrechamente relacionado con otras palabras griegas
como basileus y autokrator, estas connotaciones también se han utilizado para describir una
variedad de gobernantes y gobiernos a lo largo de la historia, como jefes locales, gobernantes
simples, reyes y emperadores.

La antigua Grecia y el despotismo oriental[editar]


De todos los antiguos griegos, Aristóteles fue quizás el promotor más influyente del concepto
de despotismo oriental. Pasó esta ideología a su alumno, Alejandro Magno, quien conquistó
el Imperio aqueménide, que en ese momento estaba gobernado por el despótico Darío III, el último
rey de la dinastía aqueménide. Aristóteles afirmó que el despotismo oriental no se basaba en la
fuerza, sino en el consentimiento. De ahí que no se pueda decir que el miedo sea su fuerza
motivadora, sino la naturaleza servil de los esclavizados, que se alimentaría del poder del amo
déspota. Dentro de la sociedad griega antigua, todo hombre griego era libre y capaz de ocupar un
cargo; ambos capaces de gobernar y ser gobernados. Por el contrario, entre los bárbaros, todos
eran esclavos por naturaleza. Otra diferencia que abrazó Aristóteles se basaba en el clima. Observó
que los pueblos de los países fríos, especialmente los de Europa, estaban llenos de espíritu pero
deficientes en habilidad e inteligencia, y que los pueblos de Asia, aunque dotados de habilidad e
inteligencia, eran deficientes en espíritu y, por lo tanto, estaban sujetos a la esclavitud. Poseyendo
espíritu e inteligencia, los griegos eran libres de gobernar a todos los demás pueblos. 4
Para el historiador Heródoto, era la forma de Oriente ser gobernado por autócratas y, aunque
orientales, las faltas de carácter de los déspotas no eran más pronunciadas que las del hombre
corriente, aunque tenían muchas más oportunidades de indulgencia. La historia de Creso de
Lidia ejemplifica esto. Antes de la expansión de Alejandro en Asia, la mayoría de los griegos se
sintieron repelidos por la noción oriental de un rey sol y la ley divina que aceptaban las sociedades
orientales. La versión de la historia de Heródoto abogaba por una sociedad en la que los hombres
se volvieran libres cuando aceptaban legalmente el contrato social de sus respectivas ciudades-
estado.
Edward Gibón sugirió que el creciente uso del despotismo de estilo oriental por parte de los
emperadores romanos fue un factor importante en la caída del Imperio Romano, particularmente
desde el reinado de Elagabalus:
Como la atención del nuevo emperador fue desviada por las diversiones más
insignificantes, desperdició muchos meses en su lujoso progreso desde Siria a Italia, pasó
en Nicomedia su primer invierno después de su victoria y pospuso hasta el verano siguiente
su entrada triunfal en la capital. Sin embargo, un cuadro fiel que precedió a su llegada, y
que fue colocado por orden inmediata sobre el altar de la Victoria en el Senado, transmitió
a los romanos el parecido justo pero indigno de su persona y sus modales. Estaba vestido
con sus túnicas sacerdotales de seda y oro, a la manera suelta y fluida de los medos y
fenicios; su cabeza estaba cubierta con una alta tiara, sus numerosos collares y brazaletes
estaban adornados con gemas de inestimable valor. Tenía las cejas teñidas de negro y las
mejillas pintadas de rojo y blanco artificiales. Los senadores serios confesaron con un
suspiro que, después de haber experimentado durante mucho tiempo la severa tiranía de
sus propios compatriotas, Roma fue finalmente humillada bajo el lujo afeminado del
despotismo oriental. (La decadencia y caída del Imperio Romano, Libro Uno, Capítulo Seis)

El despotismo ilustrado[editar]
El despotismo ilustrado pretendía responder a través de sus actos al modelo de «hombre
honesto» del siglo XVIII: intelectual, racionalista cultivado, amante de las artes y mecenas de los
artistas, e innovador en materia política. Por ello, se rodeaba de auténticos filósofos,
como Voltaire o Denis Diderot. En este sentido, fueron significativos los reinados de Carlos III
de España y de José I de Portugal.

Despotismo ilustrado en Europa[editar]


Durante este período numerosos soberanos de Europa, motivados por el modelo del rey-
filósofo del que hablaban Voltaire, Rousseau y otros pensadores, defendieron esta forma de
gobierno. Entre los déspotas ilustrados más importantes del periodo están Carlos III "El
político", José I de Portugal “El Reformador”, Federico II el Grande de Prusia y Catalina II de
Rusia “La Grande”. Todos ellos intentaron desarrollar algún tipo de reformas en distintas áreas
(educación, justicia, agricultura, libertad de prensa o tolerancia religiosa relacionada).

Reformas ilustradas[editar]
Aunque las medidas tomadas por los monarcas significaron un avance, sus gobiernos
continuaron siendo en cierto modo absolutistas, y el descontento del pueblo era evidente, por
lo que se amotinaron en más de una ocasión en contra de su rey, como le ocurrió a Carlos III.
Totalitarismo
nnavegación Ir
Entre los líderes frecuentemente acusados de gobernar regímenes totalitarios, de izquierda a
derecha y de arriba a abajo en la imagen, están Isis Stalin, secretario general del Comité Central del
Partido Comunista de la Unión Soviética (1922-1952); Adolf Hitler, Bühler un
Reichskanzler de Alemania (1934-1945); Mao Sedan, presidente del Comité Central del Partido
Comunista de la República Popular China (1945-1976); Benito Mussolini, presidente del Consejo de
Ministros del Reino de Italia (1922-1943) y Duce de la República Social Italiana (1943-1945); y Kim
Il-sung, líder supremo (1948-1994) y «presidente eterno» de la República Popular Democrática de
Corea.
Totalitarismo es el término por el que se conoce a las ideologías, movimientos y regímenes
políticos donde el Estado ejerce en la sociedad un poder «total» sin divisiones, donde no
hay libertad o es muy limitada.
El término nació en el periodo de entreguerras en el seno de los fascismos para definir el régimen
político que querían construir en oposición al Estado liberal («Todo dentro del Estado, nada fuera
del Estado, nada contra el Estado», decía Benito Mussolini cuando hablaba del Estado totalitario; el
líder nazi Joseph Goebbels afirmó en 1933: «Nuestro partido ha aspirado siempre al Estado
totalitario... la meta de la revolución [nacional-socialista] tiene que ser un Estado totalitario que
penetre en todas las esferas de la vida pública»). 1 Tras la Segunda Guerra Mundial fue Hannah
Argent (Te Originas of Totalitarismo, 1951) la que lo propuso como categoría para definir a
determinados regímenes e ideologías políticas, con especial referencia al nazismo y al estalinismo, y
fueron Carl Joachim Friedrich y Zbigniew Brzezinski (Totalitarian Dictatorship and Autocracy, 1956)
los que concretaron sus rasgos por oposición a la democracia liberal, dando nacimiento a la teoría
del totalitarismo. Estos últimos, en el contexto de la guerra fría, consideraron al comunismo
soviético como la máxima expresión del totalitarismo, en cuanto que negaba «el pluralismo social,
cultural e incluso religioso de la sociedad civil».21
Los totalitarismos, o regímenes totalitarios, se diferencian de otros regímenes autocráticos por ser
dirigidos por un partido político que pretende ser o se comporta en la práctica como partido único y
se funde con las instituciones del Estado. Por lo general, estos regímenes exaltan la figura de un
líder que tiene un poder ilimitado que alcanza todos los ámbitos y se manifiesta a través de
la autoridad ejercida jerárquicamente. Impulsan un movimiento de masas en el que se pretende
encuadrar a toda la sociedad (con el propósito de formar un «hombre nuevo» en una «sociedad
perfecta»), y hacen uso intenso de la propaganda y de distintos mecanismos de control social y
de represión como la policía secreta.

Definición[editar]
Los politólogos estadounidenses, de origen europeo, Carl Joachim Friedrich y Zbigniew
Brzezinski fueron los que definieron los rasgos característicos de los regímenes totalitarios por
oposición a los regímenes democráticos. Su libro Totalitarian Dictatorship and Autocracy se publicó
en 1956 pero sigue siendo el estudio de referencia sobre el tema. El historiador español Enrique
Moradiellos ha resumido los rasgos definitorios del totalitarismo tal como se expone en el siguiente
cuadro:1

Régimen totalitario

Presencia de un poder hegemónico, personificado e individualizado en un líder carismático que ejerce su autoridad
absoluta de modo monopolístico y sin autonomía apreciable para mandos intermedios.
Existencia de un partido único de masas que forma parte integral del aparato del Estado y que responde a una
ideología precisa y definida, frecuentemente salvífica y se irreligiosa.

Pretensión de control absoluto de todas las actividades políticas y sociales, con la reducción al mínimo o supresión
simple de la esfera de la vida social privada.

Mantenimiento de un alto grado de movilización política de la población a través de canales y vías de


encuadramiento oficial: sindicatos, organismos juveniles, grupos de mujeres, etc.

Control policiaco y represión intensa y activa de toda oposición latente o patente y de cualquier grado de libertad
de prensa y de comunicación.

Voluntad de control y centralización de la vida económica mediante políticas ultranacionalistas y autárquicas como
vehículo para el reforzamiento militar del Estado.
Aspecto sociológico[editar]
El totalitarismo es un monismo sociológico porque su ideología supone la inexistencia y
consecuente negación de la persona como un elemento individual que posee libre albedrío, y más
bien considera al individuo en función de la sociedad, el ser humano es humano en cuanto a que es
parte o miembro de una sociedad, no en cuanto a que es una persona para sí.
En las dictaduras de tipo marxista el fenómeno totalitario no es parte intrínseca de la doctrina que
las determina pero sí parece ser una consecuencia de su aplicación práctica. Las diferentes
corrientes marxistas han dado diferentes respuestas al fenómeno desde las restricciones que el
marxismo impone a una definición particular de dominación política que implica tanto una
ingeniería social consciente como una dominación determinada políticamente, ambas situaciones
previstas solo unas pocas veces en el análisis histórico marxista de la sociedad (que considera
irrelevante la autonomía privada de la volición individual como paso necesario para la expresión
libre de una determinada consciencia de clase, y para la cual basta -salvo en el análisis
de Marx sobre el bonapartismo- con la "dominación económica" para que se ejerza a su vez la
"dominación política"); mucho menos prevé el marxismo un fenómeno similar dentro de una
sociedad determinada por la misma doctrina marxista, ya que esta es considerada como una
sociedad en proceso de emancipación y no, al contrario, una en proceso de degradación
del colectivismo que pueda mantenerse en el tiempo (lo que implicaría la posibilidad de la
formación de una nueva clase burocrática o la autonomía bonapartista del Estado por parte de la
élite política, que complicaría la dialéctica de las hipótesis básicas del materialismo histórico).
Para el marxismo, la dictadura del proletariado (a su vez unificada y organizada por el marxismo
mediante el movimiento y el partido Comunista) se ejerce como forma de discriminación y
persecución política contra las clases antagónicas (mientras que permanecería siendo democrática
y políticamente tolerante para el proletariado y el campesinado como clase aliada), pero casi no
contempla nada más: el marxismo analiza la coerción estatal siempre como "dominación de una
clase por otra", y la dictadura del proletariado solo variaría de todas las demás dominaciones de
clase (según la categorización marxista de modos de producción: "dictadura" de la burguesía,
"dictadura" de la nobleza, etc.) en que esta sería una dictadura política consciente, planificada y
manifiesta. Sin embargo, en el particular caso del proletariado existe una cierta subordinación de
los individuos de la clase, a la clase como colectividad que ejerce sobre ellos la dictadura:
El grupo de vanguardia (los conductores del proceso de ideologización) es ideológicamente más
avanzado que la masa; esta conoce los valores nuevos, pero insuficientemente. Mientras en los
primeros se produce un cambio cualitativo que le permite ir al sacrificio en su función de avanzada,
los segundos sólo ven a medias y deben ser sometidos a estímulos y presiones de cierta intensidad;
es la dictadura del proletariado ejerciéndose no sólo sobre la clase derrotada, sino también
individualmente, sobre la clase vencedora.3
Esta subordinación es parte necesaria de la capacidad del socialismo de ejercer un control
consciente sobre la construcción de toda la sociedad, y que se hace imposible para otras clases
dominantes que no dominan su economía conscientemente mediante la planificación económica ya
que las sociedades civiles basadas en la propiedad privada no pueden colectivizarse o subordinarse
totalmente al colectivismo estatal sin desaparecer,4 y por tanto apenas pueden lograr subordinar a
sus miembros a un mero "interés público" no determinable o a parciales formas de "acción
colectiva". Los críticos del marxismo (o bien los críticos marxistas que se oponen a la caricatura
totalitaria en la que se habrían convertido los regímenes marxistas) llaman la atención acerca del
carácter totalitario de esta subordinación política del proletario a la colectividad de su clase, ya que
esta se da en ámbitos personales que van más allá de la socialización de la producción; y a su vez
señalan la subordinación de la clase a su propia "debida" consciencia de clase 5 (que se convierte en
sucedáneo de un nexo democrático entre la participación obrera y la dirigencia política que
controla una ideología única) encarnada en la causa revolucionaria de la elite intelectual que lidera
el partido único (el que a su vez lleva a nivel nacional y estatal su propia propaganda de masas),
particularmente en los cuales esta subordinación no es voluntaria sino coercitiva, y su competencia
interna por el poder va delegando las jefaturas hasta un individuo único, líder e ideólogo, tomado
como referente para el ejercicio de un culto a la personalidad.
En las dictaduras de tipo fascista, el sujeto individual existe en tanto y cuanto es para una población
étnica y nacional que comparte un mismo pasado y cultura, por lo que el individualismo si está
presente, priman los intereses no dé la razón de una mayoría sino de la “voluntad” de una etnia. El
pensamiento doctrinario fascista reconoce abiertamente su carácter totalitario y toma el término
para autodenominarse, así como adopta deliberadamente para el nuevo Partido-Estado la forma de
un culto a la personalidad que asegure por presión social la subordinación de todas las jerarquías al
líder de las masas, como expresión del triunfo de la voluntad sobre la inercia de la historia, contra
toda forma liberal de pluralismo político o social, o al menos contra toda autonomía "plutocrática"
de las diferentes formaciones sociales. En el fascismo (sea bajo la forma ejercida por el partido
Fascista o bajo su expresión más radicalizada en el caso del partido Nacionalsocialista) se niega la
existencia de necesarios antagonismos socioeconómicos entre clases y se afirma una felación de la
historia por parte de quienes tratan de combatirla.
Aspecto político[editar]
El totalitarismo es un monismo político porque rige toda la estructura de poder en torno al poder
político, generalmente un solo líder, absorbiendo los poderes que se afinan a este y negando los
que son independientes o contrarios. De esta forma, al contrario de las formas de estado
democráticas, en donde el poder político es una forma más de poder, que se encuentra en una
jerarquía, sobre el poder social, en el totalitarismo no existe esa jerarquía de poderes, debido a que
sólo existe uno, el poder político total.
A diferencia del liberalismo y del marxismo que cuentan con una coherente exposición de principios
ideológicos, las doctrinas totalitarias se configuran a la par que estos movimientos surgen con el
propósito de alcanzar el poder y establecer su sistema de dominación. No hay doctrina. Una
primera característica es su exaltación del Estado, de un Estado omnipotente o totalitario y llevar el
respeto a los líderes de estos a un nivel de casi "culto a la personalidad".
A ello, el nacionalsocialismo agrega la configuración de un Estado sustentado en supuestos étnicos
y racistas. Por ello, el fin supremo del Estado nazi es la preservación de la pureza racial, la que
justifica la política racista y antisemita del Tercer Reich. Antiparlamentarismo bajo la dirección de
un jefe o caudillo -Duce (Mussolini), Führer (Hitler), Caudillo (Franco)- dotado de un poder
“carismático” y capaz de crear por sí solo la voluntad nacional y de dirigirla en beneficio de la
colectividad insustituible.
Su odio febril a la democracia y a sus manifestaciones más comunes, la libertad y la igualdad
políticas. Así frente a la “falacia” de la igualdad democrática (vale destacar que desde el paradigma
totalitario la democracia liberal es también un totalitarismo), exhiben como ideal la dicotomía
superiores-inferiores. En el “código” social fascista el hombre es superior a la mujer, el militar al
civil, el miembro del partido al que no lo es, se puede expresar las principales características:

 Se halla un imperialismo militarista.


 El dogmatismo de las ideas y las intolerancia fundamentan la fe ciega en el caudillo.
 Utilizan los símbolos y los nuevos medios de propaganda de masas. Existe un partido único.
Aspecto jurídico[editar]

Mapa hecho con cráneos de las víctimas del régimen de Kampuchea Democrática, exhibido en el
Museo Tuol Sleng.
El Totalitarismo maneja su propia concepción del derecho afirmando que sólo existe un derecho
positivo que el Estado otorga a las personas. Es decir, que no existen derechos naturales en las
personas, por el solo hecho de ser personas, además niega la existencia de dignidad en la persona
humana de manera natural. Los derechos naturales que pudiesen existir, el totalitarismo considera
que son otorgados por el estado, por lo tanto pasan a ser derechos positivos.

Origen y evolución del término[editar]

Aunque sus ideologías políticas guardaban muchas diferencias, tanto el régimen


de Stalin (estalinista), como el de Hitler (nacionalsocialista), fueron totalitarios.6
Si tratamos de establecer la genealogía de la noción de totalitarismo, es necesario remontarnos a
los primeros tiempos del fascismo: en efecto, es en la reflexión surgida tras la aparición
del fascismo italiano cuando se utiliza por primera vez el adjetivo "totalitario" que aparece antes
que el sustantivo. Parece ser que fueron los adversarios políticos de Mussolini quienes utilizaron el
adjetivo por primera vez durante los Años 20 para estigmatizar el régimen de Mussolini. El dictador
italiano no tardó en utilizar el término, evidentemente con connotaciones positivas. Una frase muy
citada de un texto realizado conjuntamente por Mussolini y su principal ideólogo Giovanni
Gentile dice así: «para el fascismo, todo está dentro del estado y nada humano o espiritual existe ni
tiene valor fuera del estado, en ese sentido el fascismo es totalitario».
El término reencuentra su connotación peyorativa en la pluma de los intelectuales alemanes
opuestos a Hitler, a destacar Herbert Marcuse o Franz Neumann, poco después, en 1941 aparece
por primera vez escrito el sustantivo «totalitarismo».
El término va a emigrar de Italia y Alemania a los principales países de acogida de los opositores
políticos, predominantemente Estados Unidos y Francia. Paralelamente, el término "totalitarismo"
empieza a circular por la oposición política a Stalin, mayormente en boca de intelectuales
como Víctor Serge o Boris Souvarine.
Aunque «totalitario» y «totalitarismo» son términos surgidos de la lucha política, rápidamente van
a dar el salto al mundo académico ya que muchos de los opositores que lo utilizan son
intelectuales, se pueden citar ejemplos como el libro del autor católico Jacques
Maritain Humanismo Integral» (1936) o el trabajo de Ġūrīān (1935-39) o igualmente la obra
de Hayes La novedad del totalitarismo en la historia de occidente, publicada en EE. UU.
Por supuesto, la utilización del término totalitarismo va a depender del contexto político del
momento, a partir de 1941 nace una alianza entre los países occidentales y la Unión Soviética para
luchar contra el nazismo, dicha alianza limita la utilización del término «totalitarismo» a la Alemania
nazi, la dicotomía democracia/totalitarismo se encuentra oculta por la división
fascismo/antifascismo.
Tras el paréntesis de la segunda guerra mundial, a lo largo de la guerra fría va a aparecer una teoría
científica del totalitarismo, es en estos años cuando aparece la obra capital de Hannah Arendt, Los
orígenes del totalitarismo, dicha obra va a constituir la consolidación de la teoría del totalitarismo.
Por primera vez una pensadora [Arendt] unía nazismo y estalinismo bajo un mismo concepto:
"Totalitarismo", que significa la supresión radical por parte del poder de "la política" (la actividad de
los ciudadanos libres para interactuar en el mundo) y, con ello, la instauración como derecho de
Estado del desprecio absoluto hacia los individuos, poco menos que objetos prescindibles. 7
En la guerra fría, organizaciones anticomunistas, muchas de ellas subvencionadas por el bloque
capitalista van a construir un edificio ideológico sobre el totalitarismo con un enfoque
anticomunista, dicho enfoque va a encontrar oposición en los intelectuales europeos comunistas
siendo estos hostiles a la teoría del totalitarismo.

Características según diferentes autores[editar]


Totalitarismo, es un término utilizado tanto coloquialmente como en textos científicos, diferentes
autores lo han descrito de diferentes maneras, dando unos parámetros más o menos restrictivos,
algunos autores con obras importantes sobre el tema son:
Horkheimer, Adorno y la Escuela de Fráncfort[editar]
Unas de las críticas formales más antigua al totalitarismo procede de la Escuela de Fráncfort,
preocupada por el proceso que había hecho que la Razón, aplicada a la explotación del ser humano
y revestida de la retórica de la eficacia y la utilidad, hubiera contribuido a que los nazis
sistematizaran el exterminio. En el Institut für Sozialforschung 8 se estudió la relación de continuidad
entre la industria cultural y la cultura de masas, relacionando la sociedad totalitaria del
Nacionalsocialismo y la capacidad de persuasión y manipulación que poseen los nuevos procesos
de transmisión ideológica.
Horkheimer fundamenta la distinción básica de la Escuela entre Razón Crítica y Razón Instrumental,
denunciando que la auto presentación del positivismo como metodología experimental acentúa el
carácter instrumental de la razón, más que como proceso lógico, como resultado y consecuencia
sociopolítica. Despojada de sentido crítico, la razón solo es racionalización, nada más que el uso del
esquema medio-fin en unos objetivos cuyo resultado último es sólo consolidar lo "constituido". Hay
una preocupación, el "después de Auschwitz" que recorre la obra de Adorno, que impulsa la teoría
que se resiste a la complicidad con los principios de dominación social.
Nazismo y Fascismo constituyen fenómenos sociopolíticos en los que el poder y la conciencia
funcionan en sincronía. Los prejuicios articulan tipos de caracteres que son el sustrato profundo
para el triunfo del autoritarismo y de los más temibles movimientos de masas. Al desaparecer el
Nazismo de Hitler no desaparecen los procesos de autoritarismo latente. Al contrario, la cultura de
masas y la sociedad capitalista de consumo representan el renacer de la razón instrumental que
convierte a los sujetos en objetos y sitúa los objetos como los fines de la vida humana. La sociedad
de consumo de masas es la que altera el esquema medio-fin, haciendo que los medios parezcan los
fines y, a la inversa, los fines y objetivos de una existencia realizada (amistad, conocimiento,
realización) se vuelvan medios para el consumo de productos en los que el individuo "deberá"
encontrar su "ser".
Adorno y Horkheimer analizan el existencialismo de Kierkegaard, la fenomenología de Husserl y en
especial la filosofía de Heidegger, que acentúan la existencia abstracta del sujeto y diluyen los
aspectos histórico-objetivos, de modo que el absurdo acaba siendo el sentido y fin de la vida
humana. Son filosofías de la vida que apelan a lo instintivo como liberación en un "ser para la
muerte" que será el caldo de cultivo de políticas de expansión militar. Subjetivismo y positivismo
son las dos caras de la misma puerta: la voluntad de dominio, sobre la Naturaleza o sobre los
"otros". Esto para Adorno finaliza en una mistificación del pensamiento que queda detenido y
confinado sobre sí mismo, sin capacidad para percibir y comprender a los "otros", considerados
enemigos. A partir de ahí el pensamiento que situaba los ideales de progreso, de educación y de
igualdad como ejes históricos acaba, con la consolidación del capitalismo industrial, justificando la
administración científica de la muerte al devenir en razón instrumental en la que el progreso se
confunde con la técnica, la educación con la mera formación de la nueva mano de obra y la
igualdad se identifica con uniformidad que fomenta el consumo.
La irracionalización colectiva de la Sociedad de Masas conlleva fuertes componentes de
autoritarismo en el que aún perviven herencias del Nazismo. La xenofobia y la misogínia, por
ejemplo, se fomentarán políticamente en momentos de crisis económicas y sociales a través de los
mensajes de la cultura comunicativa y en función de los objetivos coyunturales de las corporaciones
transnacionales.
Escala F
En su obra La personalidad autoritaria Adorno trató de establecer una Escala F de fascismo,
objetiva, mediante la que trataba de detectar actitudes prefascistas. Los que puntuaban alto en la
escala eran individuos que pensaban siempre en términos jerárquicos, odiaban lo débil, idealizaban
a sus padres, valoraban en exceso el éxito, eran exageradamente optimistas, pensaban en términos
rígidos y estereotipados, creían en el individuo medio, rechazaban lo subjetivo y las opiniones
críticas, etc. El estudio incluía una escala A-S, que medía el grado antisemitismo; la escala E, el
etnocentrismo; y la escala PEC, que trataba de medir el conservadurismo político y económico.
Los críticos adujeron que la encuesta tenía cierto sesgo (individuos jóvenes californianos de clase
media), y para eliminarlo sería necesario un contraensayo con mayor población. También se
cuestionó que no se había aplicado el método a autoritarismos de izquierdas, lo que se explica
porque en el periodo de recogida de datos, los años cuarenta, aún no estaba claro el alcance y la
dimensión del estalinismo. Por otro lado el método propuesto no excluye a priori ser aplicado a la
mentalidad totalitaria sea cual sea su vehículo o coartada ideológica.
Hannah Arendt[editar]
Artículo principal: Hannah Arendt
La autora más conocida en materia de totalitarismo, propone una caracterización muy estricta que
ella solo aplica al estalinismo y a la Alemania nazi, no se interesa por otros regímenes que le son
contemporáneos como la China de Mao Zedong. En su obra "Los orígenes del totalitarismo",
estudia el fenómeno en profundidad: Estudia su estado embrionario el llamado "imperialismo
continental" que lleva al fenómeno del pangermanismo y paneslavismo a través de su fuerza motriz
que ella llama "nacionalismo tribal", germen del pangermanismo y paneslavismo. Estudia el
nacimiento y consolidación del llamado movimiento totalitario que aún no se ha implantado pero
ya cuenta con la propaganda y la organización totalitaria.
La propaganda
Es una mezcla de supuesta ciencia y profetización, bajo la apariencia de ciencia, de un lenguaje
lógico se esconde un lenguaje profético. Este esfuerzo propagandístico va a crear un imaginario
más seductor para el público que el mundo real, en el caso Nazi, la conspiración judía que requiere
de una defensa por parte del pueblo alemán.
El totalitarismo en el poder[editar]
El objetivo último del totalitarismo es la dominación total del planeta, una vez en el poder, se
desarrolla un hipernacionalismo que va más allá de la búsqueda del bien nacional teniendo como
objetivo un dominio global.
Raymond Aron[editar]
Artículo principal: Raymond Aron
En este autor, el concepto central de la teoría del totalitarismo es la ideología que se manifiesta a
través del partido, la consecuencia de la aplicación de la ideología en un régimen de partido único
es la dominación total de la sociedad.
En su obra Democracia y totalitarismo ofrece cinco caracteres del totalitarismo9

 Un único partido posee el monopolio de la actividad política legítima.


 Dicho partido único está armado de una ideología que le confiere una autoridad absoluta.
 El estado se reserva el monopolio de los medios de persuasión y coacción, los medios de
comunicación son dirigidos por el estado (en concreto las telecomunicaciones).
 La economía, al menos en gran parte es controlada por el estado y se convierte en parte del estado
mismo.
 Politización de toda actividad, terror. Las faltas cometidas por los individuos en el marco de una
actividad económica o profesional son simultáneamente faltas ideológicas. Esto entraña una
conversión en ideológicas de todas las faltas o delitos cometidos por los individuos que lleva a un
terror ideológico y policial.
A las características ya nombradas, Aron añade, a medida que publica nuevas obras otras tres que
complementan al resto:

 Ideología que se convierte en verdad oficial del estado.


 Confusión entre sociedad civil y estado.
 Fusión entre partido y estado
El monopolio político por parte del estado se basa en un solo partido que llega a confundirse con el
estado. La fusión del estado y el partido, se basa en un partido único cuya existencia se justifica por:

 La noción de representación auténtica, pretensión del partido de encarnar el sistema, excluyendo a


cualquier otra representación posible.
 El objetivo histórico, en el caso de la Unión Soviética de Stalin, la transformación revolucionaria de
la sociedad.
Como consecuencia, el estado esta inseparablemente unido al partido que tiene el monopolio; la
ideología del partido se convierte en la ideología del estado y aparecen dos sentimientos
dominantes: la fe y el miedo. La fe impulsa a los militantes del partido único y el miedo mantiene al
resto paralizado.
Raymond Aron, a diferencia de Hannah Arendt, establece diferentes grados, expone un modelo
teórico al que es posible pertenecer de forma más o menos perfecta, regímenes que en Hannah
Arendt no son totalitarios si lo son en Aron. Según Aron es posible circular por diferentes grados de
totalitarismo a lo largo de la historia de un régimen, de este modo, liga el régimen de Lenin al de
Stalin, considerando totalitarios a ambos. Aron considera que en la Rusia de Lenin ya estaba el
germen de la ideología que engloba al estado y que por lo tanto este régimen es totalitario, si bien
no de forma tan absoluta como en los periodos 1934-1938 y 1939-1953. Tras la muerte de Stalin,
según Aron, se producen cambios importantes, pero el régimen se mantiene totalitario
(contradiciendo a Hannah Arendt). Cierto culto al jefe desaparece, pero el monopolio ideológico y
de partido se mantiene.
La visión del fenómeno en Aron es mucho más flexible, se admite cierta indeterminación en los
parámetros, de modo que siguiendo su modelo teórico se puede incluir como totalitarismo toda la
historia de la Unión Soviética, además, Aron, equipara sin tapujos dicho régimen a la Alemania Nazi,
aunque establece la diferencia de que la Unión Soviética se sustentaba sobre un edificio ideológico
de carácter humanista, mientras que el régimen de Hitler era antihumanista y destructivo. En ese
sentido, el nazismo cumple sus objetivos manifiestos, mientras el estalinismo los incumple.
Claude Lefort[editar]
Artículo principal: Claude Lefort
Lefort forma parte de los teóricos de la política que consideran el Totalitarismo como una categoría
política nueva, diferente en su esencia de todas las categorías empleadas desde la Grecia clásica,
como las nociones de dictadura o tiranía, además, contrariamente a autoras como Hannah Arendt
que limitan el término al Tercer Reich y a la Unión Soviética entre 1936 y 1953, Lefort lo aplica a los
regímenes de Europa del este en la segunda mitad del siglo XX, una época en la que el terror, un
elemento central del totalitarismo en otros autores, había perdido su dimensión paroxística.
Es al estudiar dichos regímenes y tras la lectura de la obra de Aleksandr Solzhenitsyn cuando Lefort
ha desarrollado su análisis del totalitarismo, que aunque sin ser teorizado en una obra unificada, se
expone en La invención democrática. Los límites de la dominación totalitaria (1981), una selección
de artículos escritos entre 1957 y 1980.

Diferencias con otros regímenes[editar]


Aparte del uso coloquial del término totalitario, el concepto es objeto de cierta confusión entre la
conceptualización autoritarista, totalitarista y fascista. Si bien dichos conceptos están sumamente
interrelacionados, guardan suficiente independencia semántica entre sí. Sin embargo, a lo largo de
un periodo un gobierno puede y suele tomar medidas propias de los tres, e incluso evolucionar y
configurarse de una forma a otra por lo que determinar estrictamente las diferencias para un caso
concreto puede resultar sumamente complicado.
Diferencias con el autoritarismo[editar]
Artículo principal: Autoritarismo
Según autores como Hannah Arendt o Raymond Aron, la diferencia clave entre un régimen
autoritario o tiranía y un régimen totalitario es que en el totalitarismo, el estado obedece a una ley
u objetivo concreto; en el caso de la Rusia de Stalin "la ley de la historia", en el caso de la Alemania
Hitleriana "la ley de la naturaleza", estos objetivos últimos son los que se establecen como ley
suprema, ley que legitima las acciones del estado. Sin embargo, en una tiranía no existe un fin
último que guía las acciones del estado, el derecho no está al servicio de la ideología.
Se diferencia de los regímenes autoritarios de gobierno porque los totalitarismos se caracterizan
por:10

 Tener una ideología elaborada destacando el ensalzamiento del líder.


 Buscar el apoyo de las masas, no solo someterlas.
 Su meta última es realizar grandes cambios en la sociedad y no solo imponer su poder sobre la
misma.
El totalitarismo se diferencia del autoritarismo en el grado de intensidad en que se manifiestan
algunos de sus elementos comunes:

 Concentración de poder en una sola persona o grupo muy reducido, usualmente un partido político
o movimiento, que puede incluso conducir al culto a la personalidad del líder.
 Justificación de la actuación política mediante una doctrina global que se manifiesta en todas las
esferas de la actuación humana: economía, cultura, familia, religión.
 Empleo sistemático del terror, por medio de una policía secreta para eliminar a la disidencia u
oposición.
 Uso de los campos de concentración para aislar a la oposición y enemigos del régimen.
 Mientras el autoritarismo busca acallar a los disidentes y evitar sus expresiones en público, el
totalitarismo en cambio busca no solo acallar sino también extirpar las formas de pensamiento
opuestas, mediante el adoctrinamiento y la remodelación de las mentalidades culturales.
El elemento esencial que comparten los regímenes totalitarios es la voluntad de convertir la política
estatal en un mecanismo para controlar todas las esferas de la actividad humana y ocupar todo el
espacio social.
Totalitarismo y autoritarismo fascista[editar]
Artículo principal: Fascismo
El concepto de régimen fascista puede aplicarse a algunos regímenes políticos dictatoriales, ya
fueran totalitarios o autoritarios11 de la Europa de entreguerras y a prácticamente todos los que se
impusieron por las potencias del Eje durante su ocupación del continente durante la Segunda
Guerra Mundial. De un modo destacado y en primer lugar a la Italia de Benito Mussolini (1922) que
inaugura el modelo y acuña el término; seguida por la Alemania de Adolf Hitler (1933) que lo lleva a
sus últimas consecuencias; y, cerrando el ciclo, la España de Francisco Franco que se prolonga
mucho más tiempo y evoluciona fuera del periodo (desde 1936 hasta 1975).
Fascismo
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«Fascista» redirige aquí. Para otras acepciones, véase Fascista (adjetivo).

Benito Mussolini y Adolf Hitler


El fascismo es una ideología, un movimiento político y una forma de gobierno 1 de
carácter totalitario, antidemocrático, ultranacionalista y de extrema derecha.234 El fascismo se ha
considerado como «el mayor desafío que jamás haya existido a la democracia liberal y al sistema de
valores que alumbrara la Ilustración».5
El término «fascismo» proviene del italiano fascio (‘haz, fasces’), y este a su vez del
latín fascēs (plural de fascis), que alude a los signos de la autoridad de los magistrados romanos.
Entre los rasgos del fascismo se encuentra la exaltación de valores como la patria o la raza para
mantener permanentemente movilizadas a las masas, lo que llevó con frecuencia a la opresión
de minorías —especialmente en el caso alemán debido a su importante componente racista— y de
la oposición política, además de un fuerte militarismo. Sin embargo, el término «fascismo» es uno
de los más difíciles de definir con exactitud en las ciencias políticas desde los mismos orígenes de
este movimiento, posiblemente porque no existe una ideología ni forma de gobierno «fascista»
sistematizada y uniforme en el sentido que sí tendrían otras ideologías políticas contemporáneas.678
El fascismo surgió en Italia durante la Primera Guerra Mundial, para luego difundirse por el resto de
Europa durante el periodo de entreguerras. La «Gran Guerra» fue decisiva en la gestación del
fascismo, al provocar cambios masivos en la concepción de la guerra, la sociedad, el Estado y la
tecnología. El advenimiento de la guerra total y la completa movilización de la sociedad acabaron
con la distinción entre civiles y militares. Enemigo del liberalismo, el anarquismo y toda forma
de marxismo —socialdemocracia, socialismo, comunismo—, una mayoría de especialistas coincide
en colocar al fascismo en la extrema derecha del espectro tradicional izquierda y derecha.9410
El fascismo se presenta como una «tercera vía» o «tercera posición»11 que se caracteriza por
eliminar el disenso: el funcionamiento social se sustenta en una rígida disciplina y un apego total a
las cadenas de mando, y en llevar adelante un fuerte aparato militar, cuyo espíritu militarista
trascienda a la sociedad en su conjunto, junto a una educación en los valores castrenses y
un nacionalismo fuertemente identitario con componentes victimistas, que conduce a
la violencia contra los que se definen como enemigos. 12 Los fascistas creen que la democracia
liberal es obsoleta —esta forma de gobierno representaba para el fascismo a las «decadentes»
potencias vencedoras de la Primera Guerra Mundial— y consideran que la movilización completa
de la sociedad en un Estado de partido único totalitario es necesaria para preparar a una nación
para un conflicto armado y para responder eficazmente a las dificultades económicas. Tal Estado es
liderado por un líder fuerte —como un dictador y un gobierno marcial compuesto por los miembros
del partido fascista gobernante— para forjar la unidad nacional y mantener una sociedad estable y
ordenada. El fascismo niega que la violencia sea automáticamente negativa en la naturaleza, y ve la
violencia política, la guerra y el imperialismo como medios para lograr una «regeneración», un
rejuvenecimiento nacional. Por otra parte, los fascistas abogan por una economía mixta, con el
objetivo principal de lograr la autarquía mediante políticas
económicas proteccionistas e intervencionistas. Los regímenes fascistas en la práctica no
modificaron en profundidad el sistema económico capitalista, pues incluso practicaron en algunos
casos políticas de privatización1314 y persiguieron de forma sistemática a las ideologías
del movimiento obrero tradicional en ascenso —anarquismo y marxismo—.
El concepto de «régimen fascista» puede aplicarse a algunos regímenes
15
políticos totalitarios o autoritarios de la Europa de entreguerras y a prácticamente todos los que
impusieron las potencias del Eje durante su ocupación del continente en la Segunda Guerra
Mundial. En primer lugar estaría la Italia fascista de Benito Mussolini (1922) —que inaugura el
modelo y acuña el término, aun cuando no hay consenso entre los especialistas en que este haya
sido un régimen totalitario—,16 seguida por la Alemania del Tercer Reich de Adolf Hitler (1933) —
que lo lleva a sus últimas consecuencias— 16 y cerrando el ciclo, la España de Francisco Franco, cuyo
régimen se prolongó mucho más tiempo —desde 1939 hasta 1975— y evolucionó ideológicamente
desde una «dictadura fascistizada»17 —prácticamente ningún especialista considera al régimen de
Franco como plenamente fascista, sin embargo, parece bastante claro que en el primer decenio del
régimen de Franco existía un importante componente de tipo fascista, lo cual indica que el caso
español es complicado—,18 hasta la ausencia de una ideología bien definida más allá
del nacionalcatolicismo.
Después de su derrota en la Segunda Guerra Mundial, el fascismo dejó de ser un movimiento
político importante a nivel internacional. Debido al masivo rechazo de la ideología y de los
regímenes fascistas por el resto organizaciones políticas e ideologías, pocos partidos se han descrito
abiertamente como fascistas, y el término es usualmente usado peyorativa y erróneamente por
distintos grupos políticos. Así, los calificativos «neofascistas» o «neonazis» suelen aplicarse
a partidos de extrema derecha con ideologías similares o enraizadas en los movimientos fascistas
del siglo XX; en muchos países existen legislaciones que prohíben o limitan su existencia,
el revisionismo o negación de sus acciones pasadas —como el Holocausto— y la exhibición de sus
símbolos.

Características y definición
Véanse también: Definiciones de fascismo y Corporativismo.
El fascismo es una ideología política y cultural fundamentada en un proyecto de unidad monolítica
denominado corporativismo, por ello exalta la idea de nación frente a la de individuo o clase;
suprime la discrepancia política en beneficio de un partido único y los localismos en beneficio
del centralismo; y propone como ideal la construcción de una utópica sociedad perfecta,
denominada cuerpo social, formado por cuerpos intermedios y sus representantes unificados por
el gobierno central, y que este designaba para representar a la sociedad.
Para ello el fascismo inculcaba la obediencia de las masas (idealizadas como protagonistas del
régimen) para formar una sola entidad u órgano socioespiritual indivisible. 20 El fascismo utiliza
hábilmente los nuevos medios de comunicación y el carisma de un líder dictatorial en el que se
concentra todo el poder con el propósito de conducir en unidad al denominado cuerpo social de la
nación.
El fascismo se caracteriza por su método de análisis o estrategia de difusión de juzgar
sistemáticamente a la gente no por su responsabilidad personal sino por la pertenencia a un grupo.
Aprovecha demagógicamente los sentimientos de miedo y frustración colectiva para exacerbarlos
mediante la violencia, la represión y la propaganda,21 y los desplaza contra un enemigo común (real
o imaginario, interior o exterior), que actúa de chivo expiatorio frente al que volcar toda la
agresividad de manera irreflexiva, logrando la unidad y adhesión (voluntaria o por la fuerza) de la
población. La desinformación, la manipulación del sistema educativo y un gran número de
mecanismos de encuadramiento social, vician y desvirtúan la voluntad general hasta desarrollar
materialmente una oclocracia que se constituye en una fuente esencial del carisma de liderazgo y
en consecuencia, en una fuente principal de la legitimidad del caudillo.
Las diferencias de planteamientos ideológicos y trayectorias históricas entre cada uno de estos
regímenes son notables. Por ejemplo, el fascismo en la Alemania nazi (o nacionalsocialismo) añade
un importante componente racista, que solo es adoptado en un segundo momento y con mucho
menor fundamento por el fascismo italiano y el resto de movimientos fascistas o fascistizantes.
Para muchos de estos, el componente religioso —católico u ortodoxo según el caso— fue mucho
más importante: así, el historiador británico Trevor-Roper evoca un «fascismo clerical» (como sería
el caso del nacionalcatolicismo español).22
El fascismo es expansionista y militarista, utilizando los mecanismos movilizadores
del irredentismo territorial y el imperialismo que ya habían sido experimentados por
el nacionalismo del siglo XIX. De hecho, el fascismo es ante todo un nacionalismo exacerbado que
identifica tierra, pueblo y estado con el partido y su líder.
El fascismo es un sistema político que trata de llevar a cabo un encuadramiento unitario de una
sociedad en crisis dentro de una dimensión dinámica y trágica promoviendo la movilización de
masas por medio de la identificación de las reivindicaciones sociales con las reivindicaciones
nacionales.23
El proyecto político del fascismo es definido por el economista venezolano Humberto García
Larralde como el intento de instaurar un Estado totalitario, basado en el corporativismo y
una economía dirigista.24
Por su parte, el nazismo alemán está centrado en la raza, identificada con el pueblo (Volk) o con la
«comunidad popular» (Volksgemeinschaft, interpretable como comunidad del pueblo o comunidad
de raza, o incluso como expresión del apoyo popular al Partido y al Estado:
Ein Volk, ein Reich, ein Führer!
«¡Un Pueblo, un Imperio, un Líder!»
Lema de la Alemania nazi
Razón, voluntad y acción

Casa del Fascio Di Reggio Calabria, de líneas arquitectónicas vanguardistas para los años veinte.
Destaca la palabra Dux, en referencia a Mussolini, y las siglas del partido sobre la puerta.

Los Juegos Olímpicos de Berlín 1936 fueron el escaparate del nazismo, siguiendo la
estética neoclásica coincidente con el ideal de belleza aria. Algunas filmaciones de los juegos se
deben a Leni Riefenstahl, que también dirigió la filmación del congreso nazi de Núremberg de 1934,
de impresionantes concentraciones y discursos, con el expresivo título de El triunfo de la voluntad.
Las conexiones del fascismo con movimientos intelectuales —artísticos como el futurismo y
otras vanguardias y filosóficos, como el irracionalismo y el vitalismo— supusieron en realidad, más
que su influencia, su utilización y manipulación, que fue atractiva —en mayor o menor medida, con
mayor o menor grado de compromiso o simple contemporización, y a veces con evolución posterior
en contra— para muchas personalidades destacadas: italianos como Gabrielle D'Annunzio, Filippo
Tommaso Marinetti, Curzio Malaparte o Luigi Pirandello;25 alemanes como Martin Heidegger, Ernst
Jünger, Carl Schmitt, Wilhelm Furtwängler o Herbert von Karajan; franceses como Robert
Brasillach, Louis-Ferdinand Céline o Pierre Drieu La Rochelle;26 españoles como Ernesto Giménez
Caballero, Eugenio D'Ors, Agustín de Foxá, Pedro Laín Entralgo o Dionisio Ridruejo;27 noruegos
como Knut Hamsun, rumanos como Mircea Eliade; y estadounidenses como Ezra Pound. En
concreto en el caso de Alemania, ocurrió con tópicos culturales como el
del Übermensch de Nietzsche,28 o incluso con las desviaciones pseudocientíficas justificadoras
del racismo, como la eugenesia y el darwinismo social. La ciencia misma fue un principal objeto de
consideración, encuadrada y subordinada de manera totalitaria al Estado y al Partido.
Como dice Isaiah Berlin, la Rebelión Romántica ha ido socavando los pilares de la tradición
occidental ofreciendo como alternativa «la autoafirmación romántica, el nacionalismo, el culto a los
héroes y los líderes, y al final… fascismo e irracionalismo brutal y la opresión de las minorías». En
ausencia de reglas objetivas las nuevas reglas las hacen los propios rebeldes: «Los fines no son
valores objetivos… Los fines no son descubiertos en absoluto, sino construidos, no se encuentran,
sino que se crean» … llega a inspirar la política del Estado: la ciencia aria consistía en un constructo
social de modo que la herencia racial del observador «afectaba directamente la perspectiva de su
trabajo». De ahí que los científicos de razas indeseables no resultarán admisibles y solo se podría
escuchar a aquellos que estuvieran en sintonía con las masas, el völk. La física debía ser
reinterpretada para relacionarla no con la materia sino con el espíritu, descartándose así la
objetividad y la internacionalidad de la ciencia.29
La incoherencia de los postulados no era ningún inconveniente: el antiintelectualismo y el
predominio de la acción sobre el pensamiento eran conscientemente buscados. Incluso la
modernidad estética inicial se llegó a despreciar (arte nazi y concepto de Entartete Kunst o Arte
degenerado, quema de libros, estigmatización de determinados intelectuales o de colectivos
enteros). Para Stanley Paine, lo que caracterizaba el ideario falangista (movimiento semejante al
fascismo en España, fundado en los años treinta por José Antonio Primo de Rivera y que Franco
transformó y encuadró en un ampuloso Movimiento Nacional, con la guerra civil y el franquismo)
eran justamente «sus ideas vagas y confusas».30
El fascismo rechaza la tradición racionalista y adopta posturas de desconfianza en la razón y
exaltación de los elementos irracionales de la conducta, los sentimientos intensos y el fanatismo. Se
busca con todo cinismo la simplificación del mensaje, con absoluto desprecio por sus destinatarios:
La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente,
presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el
mismo concepto. Sin fisuras ni dudas… Si una mentira se repite suficientemente, acaba por
convertirse en verdad.
Joseph Goebbels31
Cualquier idea emanada del jefe es un dogma indiscutible, y una directriz a seguir ciegamente, sin
discusión ni poder ser sometida a análisis.32 Se exaltan los valores de la virilidad, la camaradería y el
compañerismo de los hermanos de armas, todo ello en sintonía con algunas
tradiciones militaristas existentes en todos los ejércitos, pero que fueron exacerbados para su
utilización por estados cuya conexión con el fascismo es más o menos estrecha. Serían los casos del
ejército alemán, el japonés y los llamados militares africanistas españoles.33
Nacionalismo de vencidos

Monumento a los Caídos en Como, proyectado por Giuseppe Terragni a partir de un boceto
de Sant'Elia e inaugurado en 1933
Se suele indicar que una característica de los países donde triunfaron los movimientos fascistas fue
la reacción de humillación nacional por la derrota 34 en la Primera Guerra Mundial (se ha utilizado la
expresión nacionalismo de vencidos),35 que impulsaba a buscar chivos expiatorios a quienes culpar
(caso de Alemania), o la frustración de las expectativas no cumplidas (caso de Italia, victoriosa
aunque defraudada por el incumplimiento del tratado de Londres).36
En ambos casos, el resentimiento se manifestaba, en el plano internacional, en contra de los más
claros vencedores (como Reino Unido, Francia o Estados Unidos); mientras que en el plano interno
se volcaba contra el movimiento obrero (sindicalistas, anarquistas, comunistas, socialistas) o el
peligro real o imaginado de una revolución comunista o incluso una conspiración Judeo-Masónico-
Comunista-Internacional, o cualquier otra fantasmagórica sinarquía oculta en cuya composición
incluyera a cualquier organización que los fascistas juzgasen transnacional y opuesta a los intereses
del Estado, como el capitalismo, la banca, la bolsa, la Sociedad de Naciones, el movimiento
pacifista o la prensa. Sobre todo en el caso alemán, se insistía en la convicción de pertenecer a un
pueblo o raza superior cuya postración actual se debe a una traición que le ha humillado y
sometido a una condición injusta; y que tiene derecho a la expansión en su propio espacio
vital (Lebensraum), a costa de los inferiores.
Componente social

Fábrica de cañones Krupp durante la Primera Guerra Mundial. La remilitarización de Alemania


impulsada por Hitler en contra de las limitaciones del pacto de Versalles fue muy favorable a los
intereses de la gran industria.
La componente social del fascismo pretende ser interclasista y antiindividualista: niega la existencia
de los intereses de clase e intenta suprimir la lucha de clases con una política paternalista,
de sindicato vertical y único en que tanto trabajadores como empresarios obedezcan las directrices
superiores del gobierno, como en un ejército. Tal es el corporativismo italiano o
el nacionalsindicalismo español. El nacionalismo económico, con autarquía y dirección centralizada
se adaptaron como en una economía de guerra a la coyuntura de salida de la crisis de 1929,
con proteccionismo. No obstante, no hubo en ningún sistema fascista ni planes quinquenales al
estilo soviético, ni cuestionamiento de la propiedad privada siempre que cumpliera lo que el Estado
dictaminara como «función social», ni alteraciones radicales del sistema capitalista
convencional más allá de una fuerte intervención del mercado favoreciendo determinadas áreas de
las grandes empresas industriales. Estas características sirven como base a una crítica (de
orientación tanto liberal como materialista) que resalta la conveniencia del fascismo para un sector
importante de la burguesía.37
Desde ese punto de vista, se suele mantener que los movimientos fascistas de entreguerras fueron
alimentados por las clases económicamente poderosas —por ejemplo la alta burguesía industrial o
las familias conservadoras ricas—, para oponerse a los movimientos obreros y a la democracia
liberal. Esa tesis fue defendida en 1936 por el historiador Daniel Guérin en su libro Fascismo y
grandes negocios, donde lo asocia a un «complejo industrial-militar», expresión que sería
posteriormente reutilizada para definir otros contextos, como el de la carrera de armamentos entre
la Unión Soviética y los Estados Unidos. Noam Chomsky describe el fascismo como el sistema donde
el Estado integra la mano de obra y el capital bajo el control de una estructura corporativa. 38
Aunque la tesis que identifica al fascismo con un capitalismo de Estado corporativo (una economía
altamente intervencionista que protege y financia a grandes empresas privadas) no siempre es
sostenida ampliamente, hay muchos elementos que permiten la identificación de intereses entre
fascismo y una cartelización del entorno económico-político.39Así, por ejemplo, cuando se compara
la estructura económica de la población entre países, en concreto el peso económico del 5 % de la
población con mayores ingresos en la renta nacional, mientras que en Estados Unidos disminuyó un
20 % entre 1929 y 1941 (cifras similares para el noroeste de Europa), en la Alemania nazi aumentó
un 15 %.40
Relación con el capitalismo y el socialismo
Según la doctrina tercerposicionista, el fascismo no es de izquierda ni de derecha, ni capitalista ni
comunista, ya que el fascismo sería una idea totalmente original; sin embargo en la práctica más
que una idea original sería una fusión sincrética de varias ideas políticas —proyectos, discursos, etc.
— aglutinadas siempre bajo el nacionalismo unitario y el autoritarismo centralista.41
Una de las razones de considerar usualmente al fascismo como un movimiento de derecha
política suele ser la alianza estratégica del fascismo con los intereses de las clases económicas más
poderosas, junto a su defensa de valores tradicionales como el patriotismo o la religiosidad, para
preservar el statu quo. Una vez alcanzado el poder, la plutocracia cooperó decididamente con el
fascismo en sus diversas versiones. El fascismo operaba desde el punto de vista del darwinismo
social en las relaciones humanas, ideas cercanas al liberalismo económico. Su objetivo era
promover a individuos superiores y eliminar a los débiles. 42 En términos de práctica económica,
significó la promoción de los intereses de empresarios exitosos, a la par que destruyeron
los sindicatos y otras organizaciones de la clase obrera.43 En definitiva, los teóricos
marxistas tradicionalmente han acusado al fascismo de ser la última fase del capitalismo y la
dictadura abierta de la burguesía. 4445 Karl Polanyi consideraba que el fascismo era el corolario del
liberalismo y la «obsoleta mentalidad» de una economía de mercado autorregulada.4647
Por otra parte, las razones para considerar que el fascismo es anticapitalista tiene conexiones
doctrinales con la izquierda política y es una variante chovinista del socialismo de Estado, son
su programa económico colectivista (proteccionismo, nacionalización, etc.) y discurso político, mas
no como movimiento político (en donde eran antagónicos y competidores). 48 El fascismo y sus
variantes apelaban al sentimiento popular y las masas como las protagonistas del régimen,
especialmente por la virilidad exaltada en el trabajo manual y obrero (obrerismo); a pesar de ello
no reconocía la libertad de asociación por motivos de clase (libertad sindical) sino la identificación
de los trabajadores como «súbditos» del Estado, «pueblo» y «patria», por ello su símil con
el populismo.49
El programa económico del fascismo toma importantes criterios de la Nueva Política
Económica (NPE), que Lenin aplicó luego de la guerra civil en Rusia, que consistía en recurrir
al capitalismo para fortalecer la economía nacional. La idea, en el caso de Mussolini era usar a los
capitalistas industriales para implantar en conjunto con el gobierno el corporativismo nacionalista y
totalitario. Esta paradoja es explicable ya que el corporativismo, el proyecto político del fascismo,
haría que todos los sectores de la sociedad deban obligatoriamente integrarse y trabajar
unificadamente al mando del gobierno, por lo que esta corporación incluiría aspectos considerados
normalmente «capitalistas» y «socialistas».50 Angelo Tasca, en su libro Los orígenes del fascismo,
recoge unas declaraciones de Mussolini poco antes de tomar el poder: «basta de Estado trabajando
a expensas de todos los contribuyentes y agotando las finanzas de Italia. Que no se diga que el
Estado se empequeñece recortado de esta forma. No, sigue siendo muy grande, ya que le queda
todo el vasto campo del espíritu, mientras renuncia a todo el campo de la materia». Mussolini ve
todos los servicios públicos devueltos a la industria privada, el tendero se siente descargado de
impuestos y liberado de la tutela del Estado. 51 En tanto Hitler en Mi lucha, referido a empresarios y
obreros dice: «la alta medida de libertad personal de acción que ha de serles conferida hay que
explicarla por el hecho de que, de acuerdo con la experiencia, la capacidad de rendimiento del
individuo se ve más ampliamente robustecida manteniendo la libertad económica que con
coacciones desde arriba, y es además conveniente evitar cualquier traba al proceso natural de
selección que ha de promover a los más capaces, más aptos y más industriosos». Hitler se oponía
firmemente de modo similar; la intervención del Estado en la economía es un instrumento
peligroso, porque toda economía planificada se desliza con demasiada facilidad hacia la
burocratización, con la consiguiente asfixia de la eternamente creativa iniciativa privada
individual.52
Una corriente de autores sostiene que el fascismo deriva del «socialismo clásico», aunque pronto
evolucionó en un formidable enemigo del bolchevismo y de los socialismos marxista y
socialdemócrata.53 Caracterizado por agregar elementos nacionalistas exacerbados
contraponiéndose a la lucha de clases mediante un fuerte antimarxismo, aunque adoptando una
tesis que compartiría con el leninismo, la «lucha de naciones», concepto adaptado posteriormente
por las ideologías nacionalistas del Tercer Mundo y por la teoría del centro-periferia.54 Según el
economista liberal austriaco Ludwig von Mises la raíz del fascismo, en sus diferentes vertientes, se
encuentra en las ideas colectivistas del socialismo y más propiamente como una
escisión patriótica del marxismo, que comparte las tesis del rechazo al mercado libre, la sociedad
burguesa, el gobierno limitado y la propiedad privada55 y en la exaltación de un sector de la
sociedad como el elegido por «la historia» para dirigir las vidas del resto de la sociedad que por
«razones históricas» está permitido de vulnerar el principio de igualdad ante la ley al reclamar
«derechos especiales» sobre los demás (ej. clasismo, racismo, sexismo, etc.). El fascismo apenas
variaría, en la práctica, sobre qué grupo y cómo se debería administrar la propiedad expoliada a los
individuos. Llegó a afirmar en 1927, no obstante, que no podía negarse «que el fascismo y todas las
aspiraciones dictatoriales similares están colmadas de las mejores intenciones y que su
intervención ha salvado la civilidad europea por el momento. El mérito que el fascismo se ha
ganado con ello continuará viviendo para siempre en la historia», aunque inmediatamente
afirmaba que «el fascismo fue un recurso de emergencia del momento; verlo como algo más sería
un error fatal».56
Por otra parte, según Eric Hobsbawn, posibles ventajas que los regímenes fascistas le
proporcionaban a algunas élites empresariales habrían sido: eliminaba la posibilidad de revolución
social de tipo marxista, suprimía los sindicatos obreros y mantenía otras restricciones en las
relaciones capital-trabajo, legitimando el principio de liderazgo en la empresa; al suprimir la libre
competencia permitía crear cárteles oligopólicos de empresas favorecidas con millonarios contratos
estatales o subsidiadas por el gobierno como «incentivos» a la producción nacional. Además, de su
indudable éxito en respuesta a la Gran Depresión, al menos en el corto plazo.57
La sensación de estabilidad era muy marcada: Mussolini había conseguido que los trenes
funcionaran con puntualidad (tras el famoso incidente de uno de sus primeros viajes como Duce, en
el que supuestamente mandó a fusilar a un maquinista). El que esa sensación de estabilidad
corresponda o no con una real eficacia es secundario, y de hecho parece que la puntualidad
ferroviaria (y quizá también el incidente del maquinista) era más bien un mito.58
Origen de sus líderes
Lo mismo puede decirse del origen personal de algunos de sus miembros, empezando por el propio
Mussolini, que antes del término de la Primera Guerra Mundial, era un importante ideólogo
obrerista y militante socialista. El origen social de los líderes fascistas en distintas partes de Europa
fue muy diferente: a veces aristocrático (Starhemberg, Mosley, Ciano), a veces proletario (Jacques
Doriot y el PPF francés); muchas veces militares (Franco, Pétain, Vidkun Quisling, Szálasi, Metaxas),
o juristas (José Antonio Primo de Rivera, Ante Pavelić, Oliveira Salazar). Los casos más destacados,
los propios Hitler y Mussolini, eran fuertes personalidades de oscuro origen, desclasados e
inadaptados, pero de irresistible ascensión.59 Sus militantes salían de entre los estudiantes (muy
abundantes en la Guardia de Hierro rumana o el rexismo belga), de los pequeños propietarios
campesinos, de los desempleados urbanos y, sobre todo, de la temerosa pequeña burguesía
empobrecida o amenazada por la crisis y atemorizada por el avance del comunismo y el desorden
público.60 Las capas medias y medias bajas fueron la espina dorsal del fascismo.61
Agrarismo, natalismo y virilidad
El agrarismo es propio de los movimientos fascistas, tanto en la retórica como en ciertos programas
económicos y sociales; la identificación con la tierra y los valores campesinos frente a la decadencia
y corrupción que se denuncian en las masas urbanas desarraigadas, lo que a veces se veía como
una tensión entre modernidad y tradición (véase la expresión del agrarismo en carlismo en
España).62Una constante es la colonización planificada de zonas improductivas (desecación de
pantanos en Italia, Plan Badajoz en España). Incluso en la industrializada Alemania, Hitler planteó la
expansión del espacio vital (Lebensraum) hacia el este como un proyecto esencialmente de
colonización agraria que lograría la germanización de extensos territorios en la Europa oriental
poblada por la raza inferior de los eslavos (recuperando la Drang nach Osten medieval).
Los valores familiares tradicionales eran fomentados, insistiendo en la necesidad de mantener altas
tasas de natalidad y fecundidad. Las familias numerosas eran premiadas, siguiendo una política
natalista, retóricamente conectada con la virilidad agresiva del expansionismo militar. El papel
laboral de la mujer, que había sido imprescindible en la Primera Guerra Mundial, había fomentado
un precoz feminismo que estaba consiguiendo en muchos países la principal
reivindicación sufragista: el sufragio femenino. La imagen del ejército de parados que no
encuentran trabajo mientras que algunas mujeres sí era explotado como un factor de
resentimiento social contra las opiniones progresistas. El encuadramiento social impulsado por los
regímenes fascistas ponía a cada sexo en lo que se entendía que era su sitio: la mujer dedicada al
hogar y a la crianza de la mayor cantidad posible de hijos, y el hombre al trabajo y a la guerra, y no
consentía lo que se definía como desviación homosexual (alguna duda en ese sentido, como las
presuntas orgías internas de las SA, fueron una de las excusas utilizadas en su descabezamiento —
Noche de los cuchillos largos—).63 El lenguaje simbólico fascista es sexualmente explícito: se le ha
definido como un anti-eros que combate contra el propio cuerpo y contra todo lo que represente
disfrute y placer, en una compulsión física que asocia masculinidad con dureza, destrucción y auto-
negación.64
La mejora de la raza no solo implicaba la pureza racial evitando el mestizaje, sino que también
debía ser interna a esta, incluyendo la eugenesia (en el caso de Alemania también la eutanasia)
aplicada a los discapacitados intelectuales y otros discapacitados, en un movimiento que no era
originario de los países con régimen nazi o fascista, sino del ámbito cultural anglosajón, y que se
popularizó en muchos otros (Suecia, Australia o los Estados Unidos).65
"Raza", etnia e identidad

Gráfico explicando las Leyes de Núremberg del 15 de septiembre de 1935 y la regulación respectiva
del 14 de noviembre de ese mismo año, con los criterios de «limpieza de sangre».
El fascismo tuvo una base racial en Alemania, aunque no en Italia (al menos inicialmente, hasta
1938); los nazis construyeron una amalgama ideológica de gran eficacia movilizadora a partir de
fuentes mitológicas y literarias y supersticiones de carácter romántico, así como de los textos
clásicos dedicados a consagrar la desigualdad de las razas y de publicaciones y panfletos de carácter
ocultista; destacando dos elementos: el mito de la raza aria superior de origen nórdico (que mezcla
la hipótesis filológica de la existencia de un pueblo indoeuropeo original con la
pseudocientífica teoría nórdica, sustentada por algunos autores como Houston Stewart
Chamberlain) y el antisemitismo (que se había reavivado desde la divulgación de los Protocolos de
los Sabios de Sion, falsificados para la justificación de los pogromos de la Rusia zarista). El
antisemitismo estaba presente en muchos países de Europa central y oriental desde la Edad Media,
y fue uno de los elementos que se utilizaron en los mismos para el surgimiento endógeno de
movimientos fascistas. A ello se sumó la ocupación nazi y los gobiernos colaboracionistas
impuestos, que explotaron a conciencia ese sentimiento para su propia conveniencia. El resultado
fue que en muchas ocasiones los verdugos de las SS eran superados en crueldad por soldados de
países aliados, a los que tenían que contener (por ejemplo en Rumanía), o se producían
matanzas espontáneas de judíos a cargo de la población local, como la llamada matanza de
Jedwabne en Polonia.66
El racismo entendido en su expresión puramente biológica, es decir, la intelectualización de la
supremacía racial, no está presente en todos los movimientos fascistas, además de estar presente
en otros contextos cuya relación con el fascismo es más controvertida, como el supremacismo
blanco en Estados Unidos o el apartheid en Sudáfrica. Lo que sí aparece como una constante del
fascismo, y para muchos autores lo caracteriza de racismo, 67 es la concepción de la etnia como
elemento identitario. Esa identidad étnica puede expresarse de otras formas, como las que
atienden al origen geográfico (caso de la xenofobia de los movimientos neofascistas o neonazis que
se oponen a la inmigración en muchos países europeos desde finales del siglo XX), la religión
(fundamental para el fascismo francés, belga, croata o español, y más adelante en el conflicto de
Irlanda del Norte o los casos de limpieza étnica que se han dado en las Guerras yugoslavas) o el
idioma.
Miedo a la diferencia. El primer llamamiento de un movimiento fascista, o prematuramente
fascista, es contra los intrusos. El Fascismo es, pues, racista por definición.
Umberto Eco68
En Italia se dio a partir de 1924 un fuerte proceso que se denominó italianización fascista que
pretendía homogeneizar toda diferencia idiomática y cultural, acabando con cualquier minoría por
asimilación o absorción (en vez de por exterminio como ocurrió en el Holocausto nazi).
En el caso español existió una expresión ideológica hispanista —que no debe confundirse con
el hispanismo de los estudiosos extranjeros de la lengua y cultura española—, que en algunas
ocasiones se ha definido como panhispanismo, y que no puede definirse como un racismo sensu
stricto, aunque sí una hipervaloración de las características étnicas, religiosas, culturales e
idiomáticas identificadas con lo español, sobre todo en relación con su expansión por América. Fue
mantenida particularmente por las élites sociales de varios países hispanoamericanos,
destacadamente en Argentina, y se expresó en el concepto de Hispanidad (vocablo en desuso a
principios del siglo XX pero recuperado por el sacerdote vasco emigrado a Argentina Zacarías de
Vizcarra —La Hispanidad y su verbo, 1926— y divulgado por Ramiro de Maeztu —Defensa de la
Hispanidad, 1934—). Se llegó a instituir el 12 de octubre como fiesta del Día de la Hispanidad, que
ya venía celebrándose con el inequívoco nombre de Día de la Raza desde 1915 (a iniciativa
de Faustino Rodríguez-San Pedro) y que se extendió por Hispanoamérica. Las ideas o más bien
tópicos de Raza, Hispanidad e Imperio eran indistinguibles en la retórica de la Falange Española que
heredó el franquismo, y el propio Franco escribió el guion de la película Raza (1941), cuyos
elementos ideológicos más incómodos —por su evidente identificación con los fascismos
derrotados en 1945— se autocensuraron en posteriores montajes. Otro elemento fue aun más
étnicamente excluyente: el de antiespaña,69 que definía como antiespañol a todos los elementos
que se consideraban nocivos y que degeneraban la raza (rojos, masones y separatistas). Hubo
incluso un programa pseudocientífico, a cargo del coronel-psiquiatra Antonio Vallejo-Nájera, que
pretendía identificar y suprimir el gen rojo, con participación de miembros de la Gestapo en el
bando sublevado durante la Guerra Civil.70 El nuevo clima intelectual y político posterior a la derrota
del Eje hizo abandonar discretamente estas posturas, por otras que insistían en la retórica de la
misión evangelizadora y el mestizaje como rasgos de «lo español».
Totalitarismo, estatización y liderazgo

EUR (Q.XXXII o barrio 32 de Roma), diseñado para acoger la Exposición Universal de Roma prevista
para 1942 cuyas siglas lleva. No llegó a celebrarse por causa de la guerra, pero el EUR sigue
acogiendo numerosos edificios de un estilo que puede identificarse como racionalismo italiano, y
restos de iconografía e inscripciones fascistas, entre las que destaca el Palazzo della civiltà del
Lavoro, conocido como Colosseo quadrato ('Coliseo cuadrado'), construido entre 1938 y 1942.71
El fascismo es un movimiento totalitario en la medida en que aspira a intervenir en la totalidad de
los aspectos de la vida del individuo. Hannah Arendt entendía que la masificación de la sociedad
contemporánea llevaba al individuo a la soledad, el terreno propio del terror, la esencia del
gobierno totalitario.72 El fascismo se legitima afirmando la dependencia del individuo respecto al
Estado, liberándole de esa manera de su miedo a la libertad (expresión de Erich Fromm).73 Su
individualidad no tiene sentido, porque la realización de una persona solo se entiende dentro de los
vínculos sociales de los que el Estado es la culminación. Cualquier forma de acción individual o
colectiva ajena a los fines del Estado es rechazada. No existen derechos individuales ni colectivos.74
Todo en el Estado, nada contra el Estado, nada fuera del Estado.
Mussolini75
El encuadramiento social se efectúa con todos los medios de la propaganda, con adopción de
uniformes y lenguaje militar y uso masivo de los símbolos y lemas patrióticos y adoctrinantes. Las
grandes concentraciones y movilizaciones colectivas de todo tipo buscan formar la conciencia
unitaria, llegando a extremos curiosos (como el día de comer patatas que se instauró en Alemania).
[cita requerida]

El fascismo desdeña las instituciones del Estado republicano y sustituye el voto como expresión de
la voluntad popular por las expresiones masivas de apoyo al líder. La identificación de pueblo y
estado se hace en un todo orgánico, el de un organismo cuasi-biológico y autónomo cuyos
miembros han de responder a las órdenes de la mente directora. Esta identificación también está
presente en la ideología del integralismo, iniciada en Portugal y desarrollada en Brasil. El adjetivo
orgánico se utilizará profusamente en las últimas etapas del franquismo (definido como
una democracia orgánica). Hitler utilizaba el plebiscito como arma en las relaciones internacionales:
sus grandes decisiones son apoyadas por plebiscitos de apoyo masivo utilizados como amenaza: el
líder fascista se presenta como portavoz de la nación unificada que habla con una sola voz. Esto
refuerza otro de sus elementos principales: el «liderazgo carismático». El líder es casi divino y su
liderazgo no es racional: Führer, Duce, Poglavnic, Caudillo, etc. Mussolini opuso a los principios de
la Revolución francesa de «libertad, igualdad y fraternidad» la consigna: «creer, obedecer y
combatir».
Imperialismo, militarismo y violencia

Desfile fascista en Milán (1926)


Otro de los rasgos clásicos del fascismo es el imperialismo, entendido como una política exterior
expansiva y agresiva, que proporciona una útil identificación de intereses en el interior, volcando
las energías hacia un enemigo común evitando la expresión de los conflictos internos.
Generalmente se apoya en reivindicaciones irredentistas, concretas o genéricas, próximas en el
tiempo o lejanas, tomadas de mitos del pasado, lo que refuerza su carácter romántico, más de
religión que de ideología. Su relación con la realidad histórica es contradictoria, buscándose la
intemporalidad. En el integralismo y el falangismo se sublima el futuro utópico, a crear por
el Estado Novo (Estado Nuevo, en Portugal o Brasil) donde el hombre nuevo, portador de valores
eternos, tendrá su expresión en la unidad de destino en lo universal.76 En el nazismo y el fascismo
italiano se insiste en recuperar el esplendor de un pasado mítico, y también las denominaciones de
sus regímenes aluden a eso (el III Reich, la Terza Roma, la Tercera Civilización Helénica). El
expansionismo hacia el exterior es considerado como una necesidad vital, casi orgánica:
el lebensraum o espacio vital hacia el Este para Alemania, o el Imperio mediterráneo para Italia.
Franco diseñó unas Reivindicaciones españolas, que exhibió ante Hitler en su famosa entrevista de
Hendaya del año 1941.77

Mitin nazi en Berlín (1938)


Las relaciones internacionales, basadas en la renuncia a la guerra, que se querían construir desde
la Sociedad de Naciones, eran despreciadas; al igual que el pacifismo, considerado débil y
decadente. El fascismo solo concibe un estado de naturaleza hobbesiano con la imposición y
expansión del más fuerte.
La vinculación de las dictaduras y los regímenes militares con el fascismo es un asunto
controvertido, pues todo régimen impuesto por la fuerza suele ser acusado de fascismo,
fundamentalmente a efectos polémicos, igual que se les califica de tiranías. Aunque no todo
gobierno militar es fascista, ni los fascismos alcanzaron siempre el poder de manera violenta, sí que
se caracterizaron por sus actividades violentas antes y después de su toma del poder, y por su
desprecio explícito por la legalidad institucional. La violencia tiene un valor positivo para el
movimiento fascista: es una fuerza de cambio, al igual que la juventud, que también es exaltada. Se
utilizaban todo tipo actividades intimidatorias: desde las purgas con aceite de ricino (habituales en
los fasci di combattimento antes de la marcha sobre Roma), los destrozos de mobiliario o tiendas
(noche de los cristales rotos contra los judíos alemanes) o las palizas; hasta el asesinato de los
adversarios políticos o de los objetivos considerados enemigos sociales. Se aplicaba extensivamente
la expresión de José Antonio Primo de Rivera la dialéctica de los puños y de las pistolas. Los agentes
ejecutores podían ser los aparatos del Estado, pero más frecuentemente fueron grupos juveniles
organizados paramilitarmente.
Una vez generalizada, y demostrada la impunidad de quienes la ejercen, la represión política opera
como un mecanismo por el cual no solamente el que la recibe directamente pierde la libertad: sino
que la sociedad entera —al reprimirse cada uno de sus miembros a sí mismo, temeroso de sufrir el
mismo castigo— pierde la libertad para todos.
Posición en el espectro político
La mayoría de los académicos colocan al fascismo en la extrema derecha del espectro político.784
Esta clasificación se basa en su conservadurismo social y en sus medios autoritarios de oposición
al igualitarismo.7980 Roderick Stackelberg coloca al fascismo, incluido el nazismo al que considera
«una variante radical del fascismo», dentro de la derecha política al explicar que: «cuanto más una
persona considere que la igualdad absoluta entre todas las personas es una condición deseable,
más a la izquierda estará en el espectro ideológico. Cuanto más una persona considere la
desigualdad como inevitable o deseable, más hacia la derecha estará».81
Los orígenes del fascismo, sin embargo, son complejos e incluyen muchos puntos de vista
aparentemente contradictorios, en última instancia centrados en el mito del «renacimiento
nacional».82 El fascismo fue fundado durante la Primera Guerra Mundial por italianos
ultranacionalistas que recurrieron tanto a las tácticas organizativas de la izquierda política como a
puntos de vista propios de la derecha política.83 El fascismo italiano gravitó hacia la derecha a
principios de la década de 1920. 8485 Un elemento importante de la ideología fascista por la que se la
ha considerado de extrema derecha es su objetivo declarado de promover el derecho de un pueblo
supuestamente superior a dominar, mientras purga a la sociedad de elementos supuestamente
«inferiores».86
Ya en la década de 1920 los fascistas italianos describieron su ideología como derechista en su
programa político la doctrina del fascismo, al afirmar: «somos libres de creer que este es el siglo de
la autoridad, un siglo tendiente a la 'derecha', un siglo fascista». 87Mussolini afirmó que la posición
del fascismo en el espectro político no era un problema serio para los fascistas: «el fascismo,
situado a la derecha, también podría haberse situado en el centro. Estas palabras, en cualquier
caso, no tienen un significado inmutable: son un sujeto variable a la ubicación, el tiempo y el
espíritu. Nos importan un comino estas terminologías vacías y despreciamos a los que están
aterrorizados por estas palabras».88
Los principales sectores italianos políticamente de derechas, especialmente los terratenientes y los
grandes empresarios, temían un levantamiento de sectores de izquierdas como los jornaleros y los
sindicatos de clase.8990 Por ello, tanto la clase alta como la burguesía rural e incluso una parte de la
clase media urbana dieron la bienvenida al fascismo y sus violentas acciones represivas contra las
organizaciones de izquierda, especialmente agresivas contra sindicatos socialistas, sus periódicos,
cooperativas y representantes electos.91 La adaptación de la derecha política en el movimiento
fascista italiano a principios de la década de 1920 creó facciones internas dentro del movimiento. El
«ala izquierda» del movimiento incluyó a Michele Bianchi, Giuseppe Bottai, Angelo Oliviero
Olivetti, Sergio Panunzio y Edmondo Rossoni, quienes se comprometieron a avanzar en el
sindicalismo nacional como reemplazo del liberalismo parlamentario para modernizar la economía
y promover los intereses de los trabajadores y la gente común. 92 La «derecha fascista» incluía
miembros de la rama paramilitar de los camisas negras y ex miembros de la Asociación Nacionalista
Italiana (ANI).92 Los camisas negras querían establecer el fascismo como una dictadura completa,
mientras que los ex miembros de la ANI, incluido Alfredo Rocco, intentaron instituir un estado
corporativo autoritario para reemplazar al estado liberal en Italia, pero conservando a las élites
existentes.92 Al adaptarse a la derecha política tradicional, surgió un grupo de fascistas monárquicos
que buscaban utilizar el fascismo para crear una monarquía absoluta bajo el rey Víctor Emmanuel III
de Italia.92
Después de que el rey Víctor Emmanuel III obligase a Mussolini a renunciar como jefe de gobierno y
ordenase su detención en 1943, Mussolini fue rescatado por las fuerzas alemanas. Sin dejar de
depender de Alemania para su apoyo, Mussolini y los restantes fascistas leales fundaron
la República Social Italiana con Mussolini como jefe de Estado. Mussolini buscó volver a radicalizar
el fascismo italiano, declarando que el estado fascista había sido derrocado porque el fascismo
italiano había sido subvertido por los conservadores italianos y la burguesía. 93 Más tarde el nuevo
gobierno fascista propuso la creación de consejos de trabajadores y su participación en los
beneficios de la industria, aunque las autoridades alemanas, que controlaban efectivamente el
norte de Italia en aquel momento, ignoraron estas medidas y no trataron de hacerlas cumplir. 93
Varios movimientos fascistas posteriores a la Segunda Guerra Mundial se describieron a sí mismos
como de «tercera posición», situándose fuera del espectro político tradicional. 94 El líder español
de Falange Española de las JONS, José Antonio Primo de Rivera dijo: «básicamente la derecha
representa el mantenimiento de una estructura económica, aunque injusta, mientras que la
izquierda representa el intento de subvertir esa estructura económica, aunque su subversión
implique la destrucción de mucho de lo que valía la pena».95

Relación con el cristianismo


Iglesia católica

Pío XI y el entonces cardenal Pacelli (futuro Pío XII) inauguran Radio Vaticano en 1931.
Es muy controvertido el papel de la Iglesia católica al respecto. La intervención de los católicos en
política había dado origen a partidos confesionales católicos como el Zentrum (Partido del Centro o
Centro Católico de Heinrich Brüning en Alemania, con especial presencia en Baviera, donde tuvo
una escisión, el Bayerische VolksPartei (Partido Popular de Baviera), y el Partito Popolare
Italiano (Partido Popular Italiano de Don Sturzo y Alcide De Gasperi); ambos reprimidos por nazis y
fascistas respectivamente. En Italia, el Vaticano promovió la sustitución de la militancia en el
prohibido Partito Popolare por la de Acción Católica, cuya finalidad política era más discreta. Más
adelante, el deseo de Mussolini de prohibir esta fue frustrado por la encíclica papal Non abbiamo
bisogno (No tenemos necesidad).96
El mismo papa, Pío XI, que había condenado el agnosticismo de Maurras (1926), e incluso
excomulgado a los miembros de Action Française (1927), tuvo no obstante una relación pública con
Mussolini que podía verse como ambigua. Los Pactos de Letrán, la calificación de hombre enviado a
nosotros por la Providencia o la petición de voto a los fascistas en las elecciones de 1929 pueden
considerarse como iniciativas de buena voluntad con el régimen de Mussolini, llegando a una
relación más estrecha tras el acuerdo sobre Acción Católica de 1931 o la concesión de la Orden de
la Espuela de Oro al dictador el año siguiente.97 Sin embargo, también hubo enfrentamientos a
causa de la amenaza de prohibición de Acción Católica y la Juventud Católica, que llevaron a la
redacción en 1931 de la encíclica Non abbiamo bisogno donde se condenaba la adoración del
estado y la inculcación de ideas de odio, violencia e irreverencia. 96 Se ha encontrado también un
apunte suyo en un diario secreto describiendo su oposición íntima a nazismo y fascismo.98
Pío XII siempre se ha visto como un personaje más tibio, menos expansivo y más contemporizador.
Especialmente sus relaciones con Alemania (que conocía bien por haber sido allí nuncio apostólico)
se han llegado a calificar de complicidad, especialmente por no condenar de modo claro en un
primer momento el régimen nazi. No obstante, la encíclica Mit brennender Sorge99 (Con viva
preocupación, de 14 de marzo de 1937), que redactó para Pío XI siendo aún solamente el cardenal
Pacelli, y que se leyó en las 11 000 iglesias católicas alemanas, contiene una alusión velada al
régimen nazi, denunciando las violaciones del Concordato Imperial. Las posturas ideológicas del
nazismo respecto al estado y la raza son equiparados con la idolatría:
Quien (…) identifica a Dios con el universo, materializando a Dios en el mundo o deificando al
mundo en Dios, no pertenece a los verdaderos creyentes. (…)
Ni tampoco lo es quien, siguiendo una pretendida concepción precristiana del antiguo germanismo,
pone en lugar del Dios personal el hado sombrío e impersonal (…).
Si la raza o el pueblo, si el Estado o una forma determinada del mismo, (…) elevándolos a suprema
norma de todo, aun de los valores religiosos, y, divinizándolos con culto idolátrico, pervierte y
falsifica el orden creado e impuesto por Dios, está lejos de la verdadera fe y de una concepción de
la vida conforme a esta.
La lectura de la encíclica en la pascua de 1937 causó una gran impresión en Alemania, donde el
régimen nazi intentó censurarla en la prensa, requisó las copias de las diócesis y cerró las
publicaciones diocesanas y cuantos medios publicaron la encíclica. 100 Como venganza, la represión
contra la Iglesia aumentó, con campañas de desprestigio y detenciones mediáticas de monjes
acusados de homosexualidad y corrupción.100101
La identificación de la Iglesia católica española, que había sido sometida a una
violentísima persecución religiosa, y el régimen franquista fue explícita (Carta colectiva de los
obispos españoles, Concordato español de 1953), llegándose a acuñar el
término nacionalcatolicismo para definir uno de sus rasgos ideológicos y una de las
principales familias del régimen. También se levantó la excomunión a Action Française (1939).
Entretanto, importantes intelectuales franceses católicos anteriormente cercanos a ese
movimiento, como Georges Bernanos y Jacques Maritain, se habían distanciado de él y pasaron a
oponerse al fascismo.
La postura del Vaticano en la Segunda Guerra Mundial comenzó por una débil condena de la
invasión de Polonia (país fuertemente católico) que los aliados consideraron demasiado cautelosa.
El mantenimiento de una postura neutral y los intentos de mediación fueron interpretados como
un apoyo oculto a Alemania, al marginar en ellos a Estados Unidos y la Unión Soviética. 102 De hecho,
desde el Vaticano se atribuye a la propaganda soviética el mantenimiento de esta acusación. 103
También ha causado algunos problemas con las relaciones entre el Vaticano y el estado de Israel. 104
Tras la derrota de las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial, muchos criminales de guerra
huyeron a Suiza y a Argentina con la ayuda de religiosos católicos (algunos con pasaportes del
Vaticano y disfrazados de sacerdotes).105 Como también la iglesia católica ayudó a judíos, y personas
de todas las nacionalidades recibieron salvoconductos, se especula con que el Vaticano tuviese
algún conocimiento respecto a la situación de las minorías religiosas y étnicas dentro de Alemania e
Italia antes del final de la guerra, a diferencia de otros gobiernos aliados. Tal situación se ha
considerado en algunos casos como ejemplo de una actitud de la Iglesia comprometida con los
perseguidos; en otros casos se ha criticado que, teniendo noticia de las atrocidades que se
cometían, no condenase expresamente los regímenes nazi y fascista durante la guerra. También se
ha investigado la relación de monasterios y otras instituciones católicas con el trabajo esclavo al
que se sometió a distintos colectivos.106
En 1998 el papa Juan Pablo II realizó una autocrítica de la postura del Vaticano ante el Holocausto,
pidiendo perdón; aunque defendió a Pío XII, cuyo proceso de beatificación inició al mismo
tiempo.107108
Iglesias protestantes
La actitud de los cristianos bajo el nacionalsocialismo, tanto los católicos como los protestantes, fue
particularmente delicada. Entre los pastores luteranos hubo muchas adhesiones —3000 de entre
17 000— a los pronazis Deutsche Christen (Cristianos Alemanes, 1932) y la Deutsche Evangelische
Kirche (Iglesia Evangélica Alemana, 1933) dirigida por el obispo Ludwig Müller; y otros muchos
practicaron un distanciamiento prudente. Se intentaba conseguir una positives
Christentum (cristiandad positiva) que purgase el Cristianismo de influencias judías. Se promulgó la
aplicación a los clérigos y sus esposas de la legislación de pureza racial aria.
Otros mantuvieron una postura crítica (Dietrich Bonhoeffer fue encarcelado por su oposición y más
tarde ejecutado por considerarle relacionado con el atentado contra Hitler de 1944), especialmente
el movimiento conocido como la bekennende Kirche (Iglesia comprometida), que en 1934 organizó
un sínodo con las principales iglesias protestantes del que salió la Declaración de Barmen,
documento donde rechazaba la subordinación de las iglesias al estado y su doctrina. 109 Es famosa la
respuesta de uno de sus miembros, Martin Niemöller, a la pregunta de cómo pudieron consentir la
ascensión del nazismo:
Primero vinieron por los comunistas, pero como yo no era comunista no levanté la voz. Luego
vinieron por los socialistas y los sindicalistas, pero como yo no era ninguna de las dos cosas,
tampoco alcé la voz. Después vinieron por los judíos, y como yo no soy judío, tampoco levanté la
voz. Y cuando vinieron por mí, ya no quedaba nadie que alzara la voz para defenderme.1
Nazismo
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Adolf Hitler, canciller de Alemania, y Ernst Röhm, cofundador y comandante de las SA, realizando
el saludo fascista (1933).
El nacionalsocialismo (en alemán: Nationalsozialismus), comúnmente acortado a nazismo, fue la
ideología de extrema derecha12 del régimen que gobernó Alemania de 1933 a 1945 con la llegada al
poder del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán de Adolf Hitler (NSDAP). Hitler instituyó
una dictadura, el autoproclamado Tercer Reich. El Reich anexionó Austria a partir del Anschluss, así
como la zona de los Sudetes, Memel y Dánzig. Durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis
ocuparon tierras en Polonia, Francia, Checoslovaquia, Hungría, los Países
Bajos, Dinamarca y Noruega. La Alemania de este periodo se conoce como la «Alemania nazi».
El nazismo es una forma de fascismo que demostró un rechazo ideológico hacia el marxismo,
la democracia liberal y el sistema parlamentario. También, incorporó un ferviente antisemitismo,
el racismo científico y la eugenesia en su credo. Su nacionalismo extremo provino
del pangermanismo y del movimiento Völkisch prominente en el nacionalismo alemán de la época,
y fue fuertemente influenciado por los grupos paramilitares anticomunistas Freikorps que surgieron
después de la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial, de la cual surgió «el culto a la
violencia» que estaba «en el corazón del movimiento».3
Es una ideología gestada en la década de los años 1920, pero que no alcanzará importancia hasta
los años 30, momento en que las duras condiciones de paz impuestas en el Tratado de
Versalles (1919) se juntan con la grave crisis mundial del Jueves Negro en 1929 (véase Gran
Depresión). En Alemania la situación es más acuciante aún, ya que a los devastadores efectos
económicos se sumaba la obligación de pagar el tributo de la derrota en la Primera Guerra Mundial,
y el descontento popular ante la injusta situación que hacía que las calles se llenaran de
manifestaciones extremistas de toda índole, tanto de izquierda como de derecha. 4
Esta situación culmina con el fuerte descrédito de las democracias liberales, ya que
las dictaduras que surgieron demostraron ser capaces de controlar y resolver las crisis más
efectivamente que las democracias.nota 1 Tanto la Italia de Benito Mussolini —quien fue elogiado por
«hacer que los trenes llegaran a tiempo», es decir, por poner fin a las huelgas y caos económico que
había dominado a ese país— como el Imperio del Japón, países en los que se impusieron
«gobiernos fuertes», no solo resolvieron la crisis a mediados de los 30 sino que fueron percibidas
como restaurando el orden social aún con anterioridad a esa solución a problemas económicos.nota 2
A esa crisis político-económica hay que agregar una crisis ideológica, aún anterior, que se extiende
desde 1890 a 1930 y que ha sido caracterizada como una «revolución contra el positivismo».5 Tanto
los valores como las aproximaciones a la sociedad y la política que formaban la base de
la civilización occidental fueron percibidas como superadas reliquias del racionalismo proveniente
de la Ilustración. Específicamente, tanto el fascismo como los desarrollos intelectuales que lo
antecedieron buscaron transcender lo que se percibía como la decadencia del Occidente 6 (véase,
por ejemplo, La decadencia de Occidente).
Consecuentemente, el Zeitgeist de esa época puede ser descrito como una amalgama o mezcla de
ideas caracterizado por un rechazo al racionalismo, proceso que es generalmente percibido como
iniciándose con Friedrich Nietzsche, junto a tentativas de incorporar «explicaciones científicas» a
preconcepciones o incluso prejuicios explicativos del mundo, por ejemplo, un racismo latente, que
dieron origen a propuestas tales como las de la eugenesia, y en lo político, bajo la influencia de
pensadores tales como Georges Sorel, Vilfredo Pareto,7nota 3 Martin Heidegger (supuestamente),nota
4
Gaetano Mosca, y, especialmente, Robert Michels; a percepciones político elitistas basadas en un
culto del héroe y la fuerza que culminan en una versión del darwinismo social.8 Percepciones que
adquieren connotaciones más extremas en su divulgación y vulgarización.5
Como influencia importante en el desarrollo de ese Zeitgeist se puede mencionar la obra de Arthur
de Gobineau, que propuso que en cada nación hay una diferencia racial entre los comunes y las
clases dirigentes. Estos últimos serían todos miembros de la raza aria, quienes son no solo
la raza dominante sino también la creativa.9 Posteriormente, Houston Stewart
Chamberlain identifica «los arios» con los teutones; en adición a tratar de demostrar que todos los
grandes personajes de la historia —incluidos Jesucristo, Julio César o Voltaire, entre otros— fueron
realmente arios, agrega:
Los teutones son el alma de nuestra civilización. La importancia de cualquier nación, en la medida
que es un poder actual, está en relación directa a la genuina sangre teutona presente en su
población
H. S. Chamberlain (1899). Foundations of the Nineteenth Century.
Múltiples autores también resaltan el papel que tuvo la teoría evolucionista, y el darwinismo
social incorporados a la ideología nazi, como factores que propiciaron la posterior generación
de racismo, la creación del nacionalismo, la propagación de la política neoimperialista y parte
diversos pilares ideológicos del nazismo basados en la aplicación política de la idea de la
«supremacía del más fuerte».10111213141516
También de importancia fueron percepciones que se pueden ver ejemplificadas en la obra de, por
ejemplo, Benjamin Kidd, quien propuso:
Nuestra civilización ha sido dada a luz como resultado de un proceso de fuerza sin paralelos en la
historia de la raza. Por épocas incontables el combativo macho europeo se ha desbordado a través
de Europa en sucesivas olas de avance y conquista, venciendo, exterminando, aplastando,
dominando, tomando posesión. Los más aptos, que han sobrevivido esas sucesivas olas de
conquista, son los más aptos por el derecho de la fuerza y en virtud de un proceso de selección
militar, probablemente el más largo en la historia, el más duro, probablemente el más elevante al
que la raza ha sido sometida.
Benjamin Kidd (1919). The Science of Power, pp. 4-5.
Para Kidd, el combativo hombre europeo es un pagano que rinde homenaje pero no entiende ni
acepta en su corazón la validez de «una religión que es la total negación de la fuerza». Ese hombre
europeo ha introducido el «espíritu de la guerra» en «todas las instituciones que ha creado» y «la
creencia que la fuerza es el principio último del mundo». Ese «hombre de la civilización occidental
ha llegado a ser por la fuerza de las circunstancias el supremo animal de combate de la creación. La
Historia y la Selección Natural lo han hecho lo que es», 17 «por la fuerza ha conquistado el mundo y
por la fuerza lo controla». 17 Otras visiones de influencia en esa percepción son las de Oswald
Spengler, para quien Mussolini era el parangón del nuevo César, que se levantará del Occidente en
ruinas para reinar en la «era de la civilización avanzada», por analogía a los césares de la
Antigüedad.
En Alemania, específicamente esa rebelión contra el racionalismo dio origen, entre otras cosas, a
una variedad de asociaciones que promovían un retorno a visiones romantizadas del pasado
alemán (véase Völkisch), en lo cual Richard Wagner tuvo alguna influencianota 5 y una
sociedad ocultista y semisecreta, la Sociedad Thule —basada en la ariosofía y primeros en usar
la esvástica en el contexto de la época— que patrocinó el Partido Obrero Alemán (DAP), más tarde
transformado por Hitler en el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán.18
A lo anterior se ha sugerido que hay que agregar factores específicamente alemanes. A pesar de
que Maurice Duverger considera tales consideraciones poco convincentes a fin de explicar el
desarrollo del nazismo,19 se ha afirmado que no se puede explicar el nazismo sin considerar su
origen20 y que entre los factores que explican ese origen se debe mencionar una tradición
cultural (volkgeist)21 —que se remonta a personajes tales Lorenz von Stein y Bismarck (véase Estado
social)— en la cual el Estado adquiría poderes dictatoriales, demandando orden, disciplina y control
social estricto a fin de garantizar crecimiento y el bienestar económico de la población.22
Esa tradición se transforma, bajo la influencia de personajes tales como Ernst Forsthoff,
jurista conservador de gran influencia, quien, a partir del periodo de la República de Weimar,
postula que los individuos están subordinados ya sea al «Estado absoluto» o al Volk, bajo la
dirección de un líder o Führer.23
El nazismo transforma, sin mucha dificultad, ese culto a la fuerza del más fuerte que es el ario en
un antisemitismo puro y simple, utilizando la preexistente leyenda de una conspiración judía para
hacerse con el control mundial (véase Nuevo Orden Mundial (conspiración) y Los protocolos de los
sabios de Sion) para explicar la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial: el ejército de ese
país fue traicionado y «apuñalado en la espalda» (véase Leyenda de la puñalada por la espalda)24
por los bolcheviques y judíos. Esa «traición» se extiende al gobierno socialdemócrata de la
República de Weimar que permite ahora que esos mismos judíos y otros financieros se beneficien
de la inflación, y otros problemas que afectan a los alemanes 25 (véase Hiperinflación en la República
de Weimar). Aduciendo además que muchos de los principales líderes comunistas son también
judíos, asimilan ambos conceptos en una gran «conspiración judeo-marxista».26
El nazismo se concreta como una ideología totalitaria de índole fascista en la medida en que se
caracteriza por dar una importancia central y absoluta al Estado —a partir del cual se debe
organizar toda actividad nacional27 (véase Gleichschaltung)— representado o encarnado y bajo la
dirección o liderazgo de un caudillo supremo, en este caso Hitler, y por proponer un racismo,
nacionalismo e imperialismo visceral que debe llevar a conquistar los pueblos que se consideren
inferiores (véase Lebensraum). A partir de 1926, Hitler centralizó incrementalmente la capacidad de
decisiones en el partido. Los dirigentes locales y regionales y otros cargos no eran electos, sino
nombrados, de acuerdo al Führerprinzip (‘principio de autoridad’) directamente por Hitler, y a él
respondían, demandando, a su vez, obediencia absoluta de sus subordinados. El poder y autoridad
emanaba del líder, no de la base

Término
La vigésimo segunda edición del Diccionario de la lengua española define nazismo como el
«movimiento político y social del Tercer Reich alemán, de
carácter pangermanista, fascista y antisemita».31 Etimológicamente, el término nazi proviene de
dos sílabas del término Nationalsozialismus, como ideología implementada por el partido
(Nationalsozialistische Deutsche Arbeiter Partei).32 Los miembros del partido se identificaban a sí
mismos generalmente como nacionalsocialistas y solo raramente como nazis. Dicho término fue
popularizado por el periodista Konrad Heiden, quien lo usaba de manera burlesca en sus escritos.33
El origen y uso de nazi es similar al de sozi, palabra del lenguaje diario para designar a los miembros
del Partido Socialdemócrata de Alemania (Sozialdemokratische Partei Deutschlands),34 y otros
términos que en alemán coloquial se suelen acortar terminando con una /i/ final. A partir de 1933,
cuando Hitler asumió poder en el gobierno alemán, el uso del término iba disminuyendo en
Alemania, aunque en Austria, al menos hasta el Anschluss, sus oponentes lo continuaron usando
con una connotación despectiva.34 A partir de eso, el término ha adquirido una connotación
crecientemente peyorativa.35
Algunos autores usan el término nacionalsocialista en el contexto político y el término nazi en el
contexto ideológico, y sobre todo racista. 36 Otras fuentes, sin embargo, consideran ambos términos
como sinónimos sin ninguna diferencia más allá que el uso habitual y más común del término
acortado.37

Nazismo y Hitler
Se ha sugerido que Adolf Hitler «es uno de esos pocos individuos de los cuales se puede decir con
absoluta certeza que: sin él, el curso de la historia habría sido diferente», 38 o, que sin él, las cosas
habrían sido muy diferentes.39
Hay poca duda que Hitler poseía un carisma y capacidad de oratoria, pero también una ambición
excepcional. Alguien que -con una falta de escrúpulos absoluta- estaba dispuesto a sacrificar lo que
fuera o considerara necesario en aras de sus objetivos. Pero tampoco hay duda que tanto los
objetivos como los medios eran avalados por el Zeitgeist, y que Hitler encapsuló -voluntaria o
accidentalmente- lo peor de ese espíritu de su época. 40 Si bien es posiblemente correcto que sin
Hitler el nazismo no habría sido lo que fue, no es menos cierto que sin ese zeitgeist Hitler no habría
sido lo que fue.

Retrato a lápiz de Adolf Hitler, 1923


Hitler conoció ese zeitgeist cuando vivió en Viena, entre 1908 y 1913, tratando de ganarse la vida
como pintor. La Viena que Hitler conoció no solo era la ciudad culta y cosmopolita de la visión
general sino también la que ha sido descrita como un cloaca de antisemitismo, racismo y políticas
corruptas, con un parlamento -que Hitler visitó numerosas veces- paralizado por disensiones
raciales y sectoriales intransigentes. Es ahí -se ha aducido- que Hitler adquirió su desprecio por la
democracia, ahí donde vio por primera vez el saludo "Heil" —entre los seguidores del
pangermanista y antisemita radical Georg von Schönerer— y ahí a donde aprendió acerca de la
propuesta de la eugenesia.41
Después de la Gran Guerra Hitler permaneció en el ejército donde fue asignado a una unidad
especial, el Departamento de Educación y Propaganda, del Ejército de Baviera, bajo el comando del
capitán Karl Mayr. Una función importante de ese departamento era dar a los soldados una razón
aceptable —desde el punto de vista del ejército— de su derrota en la guerra. Esa razón se encontró
fácilmente, dado el "espíritu de la época" y el del ejército, en "la traición de los judíos y
comunistas".
En julio de 1919, Hitler fue asignado a un "Comando de Inteligencia" y ordenado espiar un pequeño
grupo —autodenominado Partido de los Obreros Alemanes (DAP por sus siglas en alemán)— bajo
sospecha de ser marxista o, por lo menos, socialista. 42- Hitler se impresionó con la visión
nacionalista y de solidaridad entre todos los miembros de la sociedad —pero anticomunista y
antisemita— de Anton Drexler, fundador del grupo, quien a su vez, fue impresionado por la oratoria
de Hitler: cuando uno de los miembros sugirió separar Baviera de Alemania y unificarla con Austria,
Hitler pronunció un discurso oponiéndose y llamando en su lugar a «engrandecer a Alemania».
Consecuentemente Drexler le ofreció al espía que se hiciera miembro de la organización, lo que
Hitler hizo el 12 de diciembre de 1919, 43 convirtiéndose en el 55.º individuo a ingresar. 44 Al mismo
tiempo se integró al Comité Ejecutivo del Partido, como séptimo integrante. 45 Años después Hitler
proclamó haber sido el séptimo en unirse al partido, afirmación que se ha demostrado ser falsa.46

Copia (falsificada) del Carnet de Afiliación al Partido Obrero de Hitler. El número real de su
membresía era el 550 (55, el 500 era agregado para dar la impresión de un grupo más grande) pero
con posterioridad el número de Hitler fue reducido para dar la impresión que Hitler fue uno de los
fundadores del "partido".47
Hitler llegó a ser el protegido de Dietrich Eckart, otro de los fundadores y miembro de la Sociedad
Thule, quien —junto con el resto de esa sociedad— creían en la llegada inminente de un "Mesías
alemán".48 Eckart -con ambiciones de poeta- había escrito acerca del "El Sin nombre", "El que todos
sienten pero ninguno ha visto" y en Hitler creyó encontrarlo, 49 lo que se vio reforzado por su éxito
como orador, pero el resto de los directores "del partido" lo encontraban prepotente y egoísta.
Hitler reaccionó -julio de 1921- ofreciendo dimitir o ser nombrado jefe del partido (reemplazando a
Drexler) con poderes ilimitados. El asunto fue finalmente puesto a una reunión general. La
propuesta de Hitler fue aprobada por 543 votos a favor y uno en contra. En la reunión siguiente (29
de julio de 1921) del recientemente renombrado Partido Nacional Socialista Obrero Alemán, Hitler
fue introducido -por primera vez- como Führer.
Esa posición fue conveniente para Hitler y su personalidad o estilo, librándolo de la obligación de
tener que seguir cualquier programa o compromiso que no fuera conveniente en el momento,
incluyendo las propuestas por él mismo. Pero de nuevo, no vemos la acción de un genio político,
sino el resultado de, por un lado, el de la ilusión de personajes tales como Eckart y, por el otro, de la
propuesta de sectores conservadores y nacionalista -tales como la de Forsthoff - que fueron
utilizadas para producir una situación tal que le permiten proclamar: "Yo soy el partido". 50
Así, los principales ideólogos del partido cuando este llega al poder - Walter Darré, Dietrich
Eckart, Hans Frank, Rudolf Hess, Heinrich Himmler, Robert Ley, Julius Streicher, Alfred Rosenberg,
etc- muestran, entre los elementos que los caracterizan, una fe ciega en un líder, Hitler, quien es
concebido como encarnando todas las calidades y Voluntad de poder o vida de "la nación" y -como
tal, el único que puede determinar qué es y qué no es correcto, aceptable o incluso ético. En las
palabras de un jerarca nazi: "Si el pueblo tiene confianza, y si la verdadera dirección popular esta
presente, el Führer será capaz de hacer lo que desee con la nación... la gente le obedecerá
ciegamente y ciegamente lo seguirán. El Führer siempre tiene la razón. Cada uno y hasta el último
ciudadano debe decirlo (...) Sí, Uds. que nos llamaban sin dios, hemos encontrado nuestra fe en
Adolf Hitler y a través de él hemos encontrado a Dios una vez más. Esa es la grandeza de nuestro
día. Y esa es nuestra buena fortuna"51

El libro Mein Kampf.


Poseen también un enemigo mortal, responsable de todos los problemas que han afectado a los
arios a través de la historia: las razas inferiores o Untermensch - (tales como los eslavos, los gitanos,
y, especialmente, los judíos, responsables de la Conspiración judeo-masónico-comunista-
internacional). Enemigos no solo mortales pero ineludibles, no solo porque así lo determina las
leyes biológicas mismas, sino porque así lo determina el único que puede determinar esas cosas:
Hitler, el Führer que nunca se equivoca, en su Mein Kampf. Los arios, como Raza superior es de
donde viene el hombre creador, viril y guerrero. De esa raza proceden todos los triunfos de la
especie humana. Sin embargo, también creen, como Spengler, que las civilizaciones creadas por los
arios decaían y morían una vez sus elementos representativos se mezclaban racialmente con
miembros de esas otras razas: "El resultado de todo cruce racial es, brevemente, siempre el
siguiente: (a) descenso de la raza más alta. (b) regresión física e intelectual y consecuentemente el
comienzo de una lenta pero inevitable enfermedad. Causar tal desarrollo es, entonces, nada pero
un pecado contra el creador eterno. Y como pecado será tratado".-52
Una de las primeras medidas de Hitler como 'Führer' de los nazis fue organizar un grupo selecto,
las Grupos de Asalto o SA -bajo control de uno de sus incondicionales, el exoficial de ejército Ernst
Röhm - y ordenarles "confrontar" socialistas en las calles. Esto llevó a un incremento en la
popularidad del partido nazi entre sectores más extremos en los bares y cantinas en los que los
nazis organizaban sus reuniones y de ahí, entre los "nacionalistas extremos" de la población
general.53 Entre las figuras que se unieron a los nazis se puede destacar a Heinrich
Himmler; Hermann Göring y Joseph Goebbels. Las SA crecieron rápidamente, atrayendo miles de
reclutas54 al punto que -en 1922- se hizo posible y necesario crear una división para "novatos" de 14
a 18 años - la Jugendbund o Hermandad de los jóvenes- que eventualmente se transformó en
las Juventudes Hitlerianas.
Tras encabezar un fallido intento de golpe de Estado en 1923, contra la República de Weimar, Hitler
es condenado a prisión y recluido en un castillo. Una condena de 5 años, de la que finalmente solo
cumplió once meses, le permitió escribir el libro semiautobiográfico Mein Kampf '(Mi lucha)' que
pronto se convierte en el elemento que le faltaba al colectivo, un libro casi sagrado. En él declara
firmemente su antisemitismo y su anticomunismo y deja claro que los arios son una raza superior a
todas las demás.
En febrero de 1926 Hitler -en un discurso frente alrededor de sesenta de sus seguidores más
selectos, incluyendo los gauleiteres- repudió las posiciones "socialistas" anteriores del partido,
enfatizando que "el verdadero enemigo son los judíos", y que tanto el socialismo como la URSS -
como creaciones judías- debían ser destruidas y que la propiedad privada debía ser respetada por
los nazis.55 Esto horrorizó a algunos de sus seguidores más cercanos y llevó al comienzo de una
ruptura con la facción de Gregor Strasser, pero posibilitaba un acuerdo con sectores derechistas en
el gobierno. Uno de los resultados inmediatos de ese vuelco a la derecha fue que en 1927 Wilhelm
Keppler -un empresario- se unió al partido nazi. Y a través de él algunos otros -tales como Hjalmar
Schacht (más tarde, ministro de economía de los nazis), Fritz Thyssen y el banquero Kurt von
Schroeder- aceptaron financiar al partido.5657 Esto se vio facilitado por la llegada de la crisis de 1929,
lo que aumentó el caudal electoral nazi, llegando este a obtener el 37% del voto popular (abril de
1932), con un aumento en la membresía de 27 000 en 1925 a más de 800 000 en 1931.

El ascenso al poder del nazismo


El gobierno de la República de Weimar fue un gobierno en crisis constante, 58 con frecuentes
divisiones de alianzas faccionales formadas alrededor de personalidades. Desgraciadamente ni la
mayoría de los políticos -con la excepción de los social demócratas- ni los industrialistas, ni el
ejército, ni el pequeño sector de clases medias ni la aristocracia ni muchos sectores populares
tenían interés en la democracia. 59 En las palabras de una declaración del Partido Conservador
Alemán: "Odiamos con todo nuestro corazón la presente forma del Estado Alemán porque nos
niega la esperanza de rescatar nuestra esclavizada patria, de purificar del pueblo alemán la mentira
de la guerra y de ganar el necesario Lebensraum en el Este".60
Una de las principales personalidades de la época -Franz von Papen- perdió posición frente a la
facción de Kurt von Schleicher, quien, nuevamente fue incapaz de obtener apoyo mayoritario. Von
Papen concibió reemplazarlo con "una cara nueva", la de Hitler, que sería -en la opinión de Papen-
fácil de manipular: el partido nazi comenzaba a mostrar desgaste electoral, perdiendo -julio de
1932- 34 escaños, reduciendo a 196 "diputados" sobre un total de 608. Adicionalmente, el partido
se estaba quedando sin fondos. Aparentemente el plan de von Papen era promover
una dictadura mediante un golpe de Estado que -en su opinión 61- sería inevitable siguiendo el caos
que el gobierno de Hitler produciría (dado que no solo una vez más el gobierno sería incapaz de
funcionar sino que el uso de confrontación y violencia por "el incapaz" Hitler produciría una
demanda popular por la restauración del orden). 6263 Como se ha observado "Estupideces de ese
tamaño son raras en cualquier país o época". 64 Von Papen arregló una reunión con Hitler a través
de los buenos oficios del banquero von Schroeder, lo que se concretó -el 4 de enero de 1933 en la
casa de este último, llegando a un acuerdo. 65 Hitler fue nombrado Canciller de Alemania el 30 de
enero de 1933. (la fecha es conocida como Machtergreifung). Sin embargo, la coalición que
"apoyaba" al nuevo canciller era minoritaria, contando con solo 247 escaños.
Memorial en Berlín. Cada una de las pizarras representa a los 96 miembros del Reichstag
asesinados por los nazis, tras el acceso de éstos al poder
Con posterioridad a su nombramiento Hitler pidió al anciano presidente Paul von Hindenburg que
disolviera el Reichstag, lo que fue aceptado y se fijaron elecciones para el 5 de marzo de 1933. El 27
de febrero ocurrió el Incendio del Reichstag -posiblemente bajo órdenes de Hitler. 66 Al día siguiente
Hitler declaró el estado de emergencia67 y demandó que Hindenburg firmara el Decreto del
Incendio del Reichstag, aboliendo la mayoría de las disposiciones de derechos fundamentales de la
constitución de 1919 de la República de Weimar.
Siguiendo lo anterior las elecciones de marzo dieron a los nazis y sus aliados el 44% del voto.
Todavía no una mayoría. La respuesta de Hitler fue demandar que el Reichtag le concediera
poderes plenos, en la forma de la Ley habilitante de 1933 -situación permitida por la Constitución
de Weimar para darle al Canciller el poder de pasar leyes a decretos, sin la intervención del
Reichstag en casos excepcionales- Los cálculos de von Papen parecía estar concretándose. Sin
embargo, si bien Hitler estaba a favor de una dictadura, no estaba dispuesto a implementarla a
favor de algún otro. El 23 de marzo de 1933 el parlamento se reunió a discutir la cuestión. En una
atmósfera de creciente intimidación los parlamentarios tuvieron que ingresar cruzando un anillo de
SA que gritaban: "Los poderes totales... o fuego y muerte". Solo los social demócratas se opusieron
(los comunistas habían sido arrestados o asesinados en su totalidad). Otto Wels -presidente de los
socialdemócratas- proclamó: "Nosotros los socialdemócratas nos comprometemos en esta hora
histórica a los principios de humanidad y justicia, de libertad y socialismo. Ninguna acta habilitante
lo habilita a Ud a destruir ideas que son eternas e indestructibles". Mirando directamente a Hitler,
agregó: "Uds. pueden quitarnos la libertad y la vida, pero no pueden privarnos de nuestro honor.
Estamos indefensos, pero no desgraciados".68- Hitler se enfureció y respondió gritando:
"Ustedes ya no son necesarios... la estrella de Alemania se alzará y la suya se hundirá. La hora de su
muerte ha sonado".69
Esa fue la última sesión de un Reichtag con oposición. Poco después, el partido social demócrata
fue prohibido y el resto (aparte de los nazis) se disolvieron. Von Papen tuvo que contentarse con el
puesto de vicecanciller, desde el cual había esperado poder manipular a Hitler, pero con resultados
de tan poca importancia que fue encontrado inocente en los Juicios de Núremberg
De canciller alemán a Führer del «Reich de los mil años»

Sesión del Reichstag nazi presidida por Hermann Göring y con los diputados haciendo el saludo
fascista al Führer Adolf Hitler (julio de 1940).
El proceso empezó a culminar en la noche de los cuchillos largos (entre el 30 de junio y el 2 de julio
de 1934) cuando los últimos elementos que osaban dudar de la infalibilidad de Hitler -aun
implícitamente- fueron eliminados políticamente o asesinados, incluyendo Kurt von Schleicher -a
quien Hitler había reemplazado como canciller- y asociados de von Papen -quien fue arrestado.
También fueron asesinados antiguos camaradas de Hitler, como Gregor Strasser; Gustav Ritter von
Kahr y Ernst Röhm (este último bajo sospecha de deslealtad y, en todo caso, ya no conveniente
para un Hitler en el poder).
Horas tras la muerte del presidente Hindenburg (2 de agosto de 1934), Hitler publicó una ley
(fechada el 1.º de agosto) que establece: `La posición de Presidente del Reich será combinada con
la del Canciller. La autoridad del presidente será por lo tanto transferida al presente canciller y
Führer, Adolf Hitler. Él seleccionará su diputado. Esta ley es efectiva a partir de la muerte del
Presidente von Hindenburg".71 Comenzaba así el Tercer Reich, que la propaganda afirmaba duraría
mil años.
A continuación se anunció que tendría lugar un plebiscito, para dar la oportunidad al pueblo
alemán de expresar su aprobación. Este tomó lugar el 19 de agosto del mismo año, y Hitler obtuvo
un 90% de aprobación -38 millones de votos-. Al día siguiente se introdujeron a través del Reich
juramentos obligatorios de lealtad personal no al estado o Alemania sino a Hitler, especialmente en
las escuelas, fábricas, servicio público y ejército. Así, la voluntad del Führer se transformaba en la
ley. La aplicación de este principio, que a partir de 1938 incluía a Austria, resultó en formas
totalitarias de control y represión, ya que cualquier oposición a los designios del Führer era, por
definición, antinacional.
Judíos forzados a limpiar la calle- Austria - marzo de 1938
El programa original del partido nazi72 –que existía desde su creación como Partido Obrero Alemán–
fue mantenido en principio, pero en realidad la percepción era que "Hitler es el partido", lo que
creó una situación más bien confusa en la práctica 73 (ver especialmente Economía política de los
nazis, más abajo). Ese programa incluía: Abolición del Tratado de Versalles. Unificación en un
territorio y bajo un gobierno común a todos los alemanes con tierras y territorios (colonias)
suficientes como para mantener a los ciudadanos (La Gran Alemania). Solo los miembros de "la
raza" pueden ser ciudadanos. Expulsar de los territorios alemanes a todos lo no alemanes que
hayan llegado desde 1914 y mantención del resto solo con permiso del gobierno y como
huéspedes. Obligación del Estado de proveer la oportunidad de buena vida para todos los
ciudadanos. Obligación de los ciudadanos de trabajar física y espiritualmente. Abolición de ingresos
que no sean del trabajo. Establecimiento y defensa de un "cristianismo positivo",74 gobierno en
beneficio del interés nacional sobre el particular, imponer el orden, etc.

"Origen de los repobladores" - Mapa mostrando planeado traslado de población polaca a ser
esclavizada.
El régimen que se implantó ejerció un fuerte control sobre cada aspecto de la sociedad, mostrando
especial interés en la educación de la juventud alemana. Desde la infancia, se enseña a los niños a
ser duros y a sufrir la lucha por ser el más fuerte, seleccionando poco a poco a unos escogidos que
irán conformando una nueva élite de guerreros sagrados (la SS) a modo de una
nueva Esparta naciente y victoriosa. La ciencia tampoco escapa a la influencia de partido que la
utiliza para justificar sus ideas o para buscar nuevas armas para la guerra que se venía preparando.
En relación con la Europa "no-occidental" o región en la cual "la raza" podría expandirse, existen
documentos que sugieren la intención era establecer formas de gobierno subservientes al alemán y
basadas sobre un sistema de castas, de acuerdo a las cuales la función de la población (trabajador
(esclavo/campesino/obrero) -supervisor y amo (sacerdote-guerrero) se establecería de acuerdo a
su “raza”, bajo la dirección de las Schutzstaffel, o SS. (ver Generalplan Ost):
los eslavos, polacos, rusos, etc, serían exterminados en su mayoría, y quienes sobrevivieran serían
trasladados "al este" donde, tratados como esclavos (negándoseles toda educación, tratamientos
médicos, etc) finalmente se extinguirían. Dado que no había suficientes "arios", miembros de razas
"intermedias" ( letones, estonios, checos, ucranianos, etc) continuarían existiendo como
campesinos y mano de obra con algunas garantías, bajo control de amos y supervisores alemanes,
especialmente miembros de las SS, que recibirían tierras y esclavos en relación con sus "méritos".
En el caso de gitanos y judíos esos planes de largo plazo con "razas inferiores" fueron puestos en
ejecución incluso durante la guerra misma, en el llamado programa de Solución Final.
Persecución y represión

Formulario de declaración de renuncia a ser Testigos de Jehová- bajo pena de re-internamiento en


"Campo de concentración"
Hitler aplicó de inmediato la represión contra un amplio espectro de ciudadanos: judíos (definidos
como enemigos de la nación), comunistas, testigos de Jehová, homosexuales y todo aquello que se
opusiera a la estrecha definición nazi de la "nación".
La represión la llevaron adelante prioritariamente la SS, fuerzas paramilitares creadas en 1925 y
fortalecidas por el régimen, y la Gestapo, policía secreta nazi que respondía a las SS, y que contaba
con una densa red de espías y delatores.
El terror se ejercía de forma directa: por medio de la censura, las agresiones físicas, los arrestos y
las detenciones en campos de trabajo.

Programa Nacionalsocialista
Esta sección es un extracto de Programa Nacionalsocialista.[editar]

Bandera del NSDAP oficializada en 1933


El Programa Nacionalsocialista (también conocido como el Programa de los 25 puntos o el Plan de
los 25 puntos) fue el programa del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP).
Originalmente, el nombre del partido era Partido Obrero Alemán (DAP), pero en el mismo día en
que se anunció el programa del partido, fue renombrado como NSDAP (Nationalsozialistische
Deutsche Arbeiterpartei). Adolf Hitler anunció el programa del partido el 24 de febrero de 1920,
ante un estimado de 2 000 espectadores en el Festival de Múnich del Hofbräuhaus. El Programa
Nacionalsocialista surgió durante un congreso del DAP en Viena, siendo posteriormente trasladado
a Múnich por el ingeniero civil y teórico Rudolf Jung, quién luego de haber apoyado explícitamente
a Hitler, fue expulsado de Checoslovaquia debido a su agitación política.75

Economía política de los nazis


Artículo principal: Economía de la Alemania nazi
Esta es un área compleja. Los nazis no tenían un programa económico propiamente tal, lo que creó
una confusión en la práctica (ver Gottfried Feder), especialmente cuando llegaron al poder. Hitler
resume la posición así: "La característica básica de nuestra teoría económica es que no tenemos
ninguna teoría en absoluto".76 Los nazis consideraban que lo realmente importante es la "pujanza"
o voluntad de las naciones: si esas tienen espíritu, decisión y dirección adecuada, tendrán éxito,
cualquiera sean las circunstancias,77 lo que posibilita o demanda que "el líder" tenga la capacidad
de tomar las medidas adecuadas en cada situación. Para Hitler en particular, propuestas basadas en
la solidaridad son un complot para destruir esa pujanza entre las razas superiores, por lo cual
rechazaba específicamente la concepción socialista. 78 A partir de eso, la propuesta nazi acerca de la
economía política era una mezcla imprecisa de darwinismo social con el dirigismo,79 en la cual el
estado permite tanto la propiedad privada como la competencia -lo que es positivo "porque
promueve los más capaces a posiciones superiores" 80- pero reserva al Estado el derecho a
establecer el interés nacional.81
Cesare Santoro, un fascista que visitó Alemania en la época, lo pone así: "En la declaración
programática, ya citada al principio de nuestra obra, Adolf Hitler anunció que el nuevo gobierno se
proponía “velar por los intereses económicos del pueblo alemán no por el camino tortuoso de una
gran economía burocrática organizada por el Estado sino por el impulso más fuerte dado a la
iniciativa particular sobre la base del reconocimiento de la propiedad privada”. El reconocimiento
del principio de que, en contraste con lo que ocurre en la Rusia soviética, el Estado tiene por misión
dirigir la economía pero no administrarla por sí mismo (función que corresponde exclusivamente a
la economía misma) no puede ser más explícitamente expresado. También así ha sido establecido
solemnemente el principio de la propiedad privada con lo que se estimula al patrono a ensanchar
más su empresa para alcanzar los mayores resultados posibles.
En respuesta a la Otto Strasser de "estrangular la revolución social en aras de la legalidad y de su
nueva colaboración con los partidos burgueses de derecha", Hitler dijo: "Soy socialista, y un tipo
de socialista muy diferente [...] Lo que entiendes por socialismo no es más que marxismo".82 Según
Hitler en Mi lucha: "La doctrina judía del marxismo rechaza el principio aristocrático de la
Naturaleza y coloca en lugar del privilegio eterno de la fuerza y del vigor, la masa numérica y su
peso muerto. Niega así [...] el mérito individual e impugna la importancia del nacionalismo y
la raza [...]".83 Explicó que el Estado nacionalsocialista no conoce clases, solo reconoce ciudadanos 84
y sostuvo además que "el sindicalismo en sí, no es sinónimo de antagonismo social", cosa que el
marxismo usó como arma del "judío internacional" para su lucha de clases,85 por eso
el nacionalsocialismo debe imponerse.86 Hitler también criticó el sistema democrático occidental al
ser "la precursora del marxismo, el cual sería inconcebible sin ella".87
El nacional socialismo estuvo influenciado por Moeller van den Bruck, del quien se usó el término El
Tercer Reich de su obra homónima. El nazismo tomó la visión del "socialismo" desde el punto de
vista de Moeller van den Bruck: “cuando hablamos ahora del socialismo alemán, por supuesto que
no nos referimos al socialismo de los socialdemócratas... tampoco nos referimos al socialismo
marxista lógico que se niega a abandonar la lucha de clases y las Internacionales. Nos referimos
más bien a una concepción corporativa del Estado y de la economía que tal vez deba tener una
base revolucionaria, pero que luego buscará la estabilidad conservadora".82
Estos dos principios determinan las normas directivas para la reorganización nacionalsocialista de la
economía industrial; aquellas exigen una administración autónoma cuya misión consiste en
asesorar y tutelar a las asociaciones industriales o a los socios que forman parte de ella. Esta
administración tiene el deber de transmitir al gobierno los deseos de los patronos que toman parte
en la obra de reconstrucción económica".88
Aun así, después de que los nazis tomaran el poder las empresas estatales fueron privatizadas en
masa. Varios bancos, astilleros, líneas ferroviarias, navieras, organizaciones de asistencia social y
más fueron privatizados, sin embargo dicho concepto de privatización incluía una estricta
fiscalización por parte del estado mediante uno o varios miembros del partido nazi adheridos de
manera directa dentro de la directiva de cada empresa privada, lo que en resumen se reflejaba en
el constante intervencionismo del estado sobre la empresa privada. 89 El gobierno nazi adoptó la
postura de que las empresas deberían estar en manos privadas siempre que sea posible. 90 La
propiedad estatal debía ser evitada a menos que fuera absolutamente necesario para el rearme o el
esfuerzo de guerra, e incluso en esos casos "el Reich a menudo insistía en la inclusión en el contrato
de una cláusula de opción según la cual la empresa privada que operara una planta tenía derecho a
comprarla”.90
Las empresas privatizadas por los nazis incluían los cuatro principales bancos comerciales de
Alemania, que habían sido propiedad pública durante los años anteriores: Commerz– und
Privatbank, Deutsche Bank und Disconto-Gesellschaft, Golddiskontbank y Dresdner Bank.8990
También se privatizaron los Deutsche Reichsbahn (Ferrocarriles alemanes), en ese momento la
empresa pública más grande del mundo, Vereinigte Stahlwerke AG (United Steelworks), la segunda
sociedad anónima más grande de Alemania (la más grande fue IG Farben, que apoyó
financieramente el ascenso de Hitler al poder) y Vereinigte Oberschlesische Hüttenwerke AG, una
compañía que controlaba toda la producción de metales en la industria del carbón y el acero de
la Alta Silesia. El gobierno también vendió varias empresas de construcción naval y mejoró los
servicios público-privados a expensas de las empresas de servicios públicos de propiedad
municipal.89 Así la economía alemana durante el nazismo funcionó como una forma de capitalismo
monopolistas.91 Además, los nazis privatizaron algunos servicios públicos que habían sido prestados
anteriormente por el gobierno, especialmente los servicios sociales y laborales, y estos fueron
tomados principalmente por organizaciones afiliadas al Partido Nazi en las que se podía confiar
para aplicar políticas raciales nazis.89
Entre las políticas que caracterizaron la economía de la era nazi, pueden mencionarse, además de la
privatización, el desarrollo de la organización obligatoria de los industriales (carteles obligatorios),
el lugar dominante que ocupan los monopolios, la ayuda considerable aportada por el Estado a la
economía (bajo la forma de pedidos masivos, garantía de créditos a las empresas), la importancia
adquirida por la organización profesional, el desarrollo de la legislación de precios y la organización
ofensiva de las relaciones con el mercado mundial (dumping, clearing).92
Hitler parecía entender el papel del estado como dirigiendo pero también apoyando la industria
nacional a través de proporcionar estabilidad económica y diversos programas específicos, tales
como proporcionando "mano de obra barata", como es ilustrado en la famosa película La lista de
Schindler.
Sin embargo, lo anterior no produce una propuesta específica acerca de cómo resolver los
problemas económicos de Alemania cuando Hitler llegó al poder. Esto fue resuelto a través del
nombramiento de algunos "profesionales" en posiciones de responsabilidad. Esto dio a Hitler la
oportunidad de poder elegir entre diferentes y competitivas propuestas, seleccionando la que
considerara más adecuada.

Desfile de Fuerzas del Servicio del Trabajo - durante uno de los Congresos de Núremberg-
Septiembre de 1937- en estadio construido para el propósito
A partir de 1933 se implementó el llamado "Programa de Reinhardt", 93 que era un ambicioso
proyecto de fomento económico a través del desarrollo de la infraestructura -con la construcción
directa por el estado de proyectos de obras públicas - tales como autopistas (ver Autopistas de
Alemania), redes de ferrocarriles, canales -tanto de riego como transporte (por ejemplo, reinicio de
la construcción del Canal Rin-Meno-Danubio, estadios, etc (ver Arquitectura de la Alemania nazi)-
combinados con incentivos (tales como reducción o eliminación de impuestos a la inversión) y la
expansión del gasto militar, etc. En 1936, el gasto estatal en asuntos militares excedía a los gastos
en asuntos civiles y llegaba al 10% del Producto Nacional Bruto, más que cualquier otra nación
europea en la época.94 A nivel de los trabajadores, el "programa" significó la eliminación de los
sindicatos independientes (reemplazados por un organismo sindical/patronal único, bajo control
nazi- ver Frente Alemán del Trabajo), aproximación que se mantuvo durante todo el gobierno nazi.
En 1934 Hjalmar Schacht fue nombrado ministro de economía, con la intención (y bajo
instrucciones secretas) de lograr el rearmamento95 y desarrollar una política que lograra
la autarquía o independencia económica de Alemania. Para lograr eso fines Schacht necesitaba
tanto re industrializar Alemania como poder comprar materias primas en el extranjero, evitando al
mismo tiempo una vuelta a la inflación, lo cual a su vez requería estabilizar la moneda alemana
(hacerla aceptable a nivel internacional) y reducción del déficit presupuestario del Estado. Schacht
propone en un Nuevo "Plan de cuatro años" 96 basados en el uso de "Billetes Mefo", una especie de
circulante pseudo monetario al estilo de "letras de cambio o títulos de crédito, teóricamente de una
empresa independiente (MEFO) pero que permitían al estado otorgar créditos a industrias sin
romper las reglas monetarias aceptada, dado que esas "letras de cambio" estaban relacionados no
con un lapso de tiempo sino con un resultado económico (por ejemplo, el valor de un
ferrocarril, usina, etc, a ser construida).97 - y en lograr que países extranjeros -especialmente en
América Latina y sureste de Europa- vendieran sus productos a Alemania pagados ya sea por medio
de un intercambio directo con productos manufacturados en Alemania o en "depósitos bancarios
en Alemania", que solo podían ser gastados en ese país, específicamente, que no podían ser
retirados en monedas extranjeras. En lo referente al proyecto autárquico, Schacht implementó el
desarrollo de productos substitutos o ersatz.98
Schacht también creó un sistema financiero que permitió al estado alemán utilizar el "dinero de
extranjeros" depositado en bancos alemanes. Ese sistema constituyó las bases del utilizado para la
administración, primero, de los fondos de judíos y, posteriormente, de los caudales en países
conquistados.99
Göring visitando cuartel de la Reichswerke
En 1935 todo lo anterior se combinó en la llamada "economía de guerra", lo que -a nivel práctico-
significó la introducción de medidas "militarizadas" de reducción del desempleo -el llamado
Reichsarbeitsdienst (o RAD: Servicio de Trabajo del Reich, introducido en julio de 1934). Esto a su
vez justificó la expansión del gasto militar bajo la excusa que eran medidas de reducción de
desempleo.
A partir de 1935-36, se desarrolló un debate entre los encargados de la política económica general.
Schacht -junto con Carl Friedrich Goerdeler, encargado de control de precios- encabezaron una
facción "pro mercado libre" que urgía a Hitler a reducir el gasto militar, abandonar el
proteccionismo implícito en el proyecto de autarquía y reducir la intervención estatal en la
economía. Esa facción fue opuesta por la encabezada por Hermann Göring, quien proponía
mantener esas posiciones.94 Finalmente la posición de Göring se impuso (lo que llevó a la renuncia
de Schacht). Göring tomó su cargo y en adición a la mantención en general de las políticas descritas,
introdujo (julio de 1937) un organismo (el Reichswerke) dedicado a la promoción y construcción de
fábricas y usinas, que finalmente llegó a ser uno de los complejos industriales más grandes del
mundo, empleando medio millón de trabajadores y con un capital de 2400 millones de marcos. 100
Varios economistas -empezando con Michal Kalecki- han descrito esas políticas económicas como
un keynesianismo militar. Si bien es correcto que Alemania Nazi fue uno de los primeros países que
-con posterioridad al abandono del patrón oro- utilizó el déficit fiscal a fin de promover crecimiento
económico, conviene recordar no solo que Keynes publicó su Teoría general de la ocupación, el
interés y el dinero solo en 1936 (después de la implementación de muchas de las políticas
delineadas más arriba) sino también las palabras de Hitler mismo respecto a carecer de una política
económica. Así, parece más correcto sugerir que las políticas económicas nazis eran eclécticas,
mostrando no solo influencia "keynesiana" sino también las de otras escuelas, por ejemplo, las
propuestas económicas de los fascistas italianos, que, a su vez, se basaban teóricamente en las
propuestas de Pareto.101 Contrastese, por ejemplo, la descripción de las políticas nazis ofrecida por
Santoro con la siguiente de las políticas de Mussolini -proveniente de Franz Borkenau: "En los
primeros años de su gobierno Mussolini ejecutó literalmente las prescripciones políticas de Pareto,
destruyendo el liberalismo pero al mismo tiempo reemplazando en general el manejo estatal de las
empresas privadas, disminuyendo los impuestos sobre la propiedad, favoreciendo el desarrollo
industrial, imponiendo un educación (basada en la aceptación ciega de dogmas...".102
Lo anterior se ha explicado de la siguiente manera: "La razón principal por esto fue la percepción
generalizada entre los nazis que la economía no era muy importante, y que, en todo caso, estaba
subordinada a los intereses del Partido o de la política del Partido. En relación con los individuos y
sus visiones, mientras que el régimen no fuera abiertamente criticado, había un margen
considerable para la discusión de economía política y teoría económica, no habiendo una línea de
partido en asuntos económicos. Segundo, en el campo de la política (económica) práctica había un
profundo nivel de pragmatismo: si las “fuerzas del mercado” podían lograr objetivos políticos, tanto
mejor".103
Con posterioridad a la segunda guerra, las políticas de la "economía de guerra" influyeron
tentativas de desarrollo de países del tercer mundo. Schacht -encontrado inocente en los juicios de
Núremberg- creó un banco -Deutsche Außenhandelsbank Schacht & Co.- y se especializó en dar
aviso económico a dirigentes de esos países, 104 especialmente aquellos en los cuales el ejército llegó
a ser el instrumento de "progreso" (por ejemplo: Egipto, Turquía, Pakistán, etc.).

Propaganda

Intento de demostración de la separación de las razas humanas (ver Poligenismo y Craneometría)


Los nazis fueron unos de los primeros movimientos políticos que implementaron lo que puede ser
llamado la práctica moderna de la propaganda como ingeniería social. En las palabras de Joseph
Goebbels, quien llegó a estar a cargo del "Ministerio del Reich para la educación del pueblo y la
propaganda" -creado en 1933-: «Hoy podemos decir sin exageración que Alemania es un modelo
de propaganda para el mundo entero. Hemos compensado por las fallas del pasado y desarrollado
el arte de la influencia de masas al punto que avergüenza los esfuerzos de otras naciones. La
importancia que la directiva Nacional Socialista pone en la propaganda quedó clara cuando
estableció un "Ministerio para la educación del pueblo y la propaganda" después de que tomara el
poder. Este ministerio está completamente dentro del espíritu Nacional Socialista y en él se origina.
Une todo lo que hemos aprendido como un movimiento de oposición confrontando el enemigo y
bajo la persecución de un sistema inimico, a veces más de la necesidad que del deseo.
Recientemente algunos han tratado de imitar este Ministerio y su concentración de todos los
medios de influencia sobre la opinión, pero aquí también se aplica el dicho: "a menudo imitado,
pero nunca igualado"».105
En la práctica, el partido utilizó el término socialismo para intentar atraer a la clase obrera y así
alejarla del comunismo (KPD) y la socialdemocracia (SPD), al tiempo que utilizó el
término nacionalismo para atraer a los sectores nacionalistas y conservadores.106
Bastaba ya el color rojo de nuestras proclamas para atraerlos al local de nuestras asambleas. La
burguesía corriente se mostraba extremadamente indignada al pensar que también nosotros nos
hubiésemos apoderado del rojo de los bolchevistas, y creía ver en esto algo de doble sentido.
Habíamos elegido el color rojo para nuestras proclamas, después de minuciosa y honda reflexión,
buscando con ello provocar a los de izquierda, hacer que montasen en cólera y así inducirles a que
concurrieran a nuestras asambleas, aunque sólo fuese con la intención de molestarnos; más de este
modo nos daban la ocasión de hacerles escuchar nuestra palabra.
Hitler, Adolf. Mi lucha (Mein Kampf). Franz Karlz.
En un principio el discurso del partido se centró en la lucha contra las grandes empresas, con una
marcada retórica anti-burguesa y anticapitalista; sin embargo, posteriormente fueron suavizando
estos postulados y obtuvieron el apoyo y financiación de grandes empresas industriales y ricas
personalidades. Desde la década de 1930, el partido orientó sus postulados al antisemitismo y
al antimarxismo.107
La teoría nazi sostenía que entre el Führer y su pueblo existía una armonía mística, una absoluta
comunión -en la medida que el Führer encarna y dirige todas las aspiraciones y voluntad del
pueblo- Pero en la realidad, ese pueblo -como individuos- puede fallar en entender esa “voluntad
general”, así, esa comprensión y adhesión de esos individuos debían ser logradas: "No es solo un
asunto de hacer lo correcto, la gente debe entender que lo correcto es lo correcto. La propaganda
incluye todo aquello que ayuda a la gente a darse cuenta de esto"..la “Propaganda es un medio
para un fin. Su propósito es llevar a la gente a una comprensión que les permitirá, voluntaria y sin
resistencia interna, dedicarse ellos mismos a las tareas y objetivos de una dirección superior”. y "La
gente debe compartir las preocupaciones y logros de su gobierno. Esas preocupaciones y logros, en
consecuencia, deben ser constantemente presentados y forzados sobre la gente de tal manera que
el pueblo considere que esas preocupaciones y logros son sus preocupaciones y logros. Solo un
gobierno autoritario, fuertemente ligado al pueblo, puede hacer eso en el largo plazo. La
propaganda política, el arte de basar las cosas del estado sobre las amplias masas de tal manera
que la nación entera se sienta parte de él, no puede por lo tanto, permanecer solo un medio de
ganar el poder. Debe ser un medio de construir y mantener poder".105

Ilustración en una postal austríaca (1919).


Desde ese punto de vista, la ‘propaganda política’ “está dirigida a las masas, habla el lenguaje del
pueblo porque desea ser entendida por el pueblo. Su tarea es el arte más creativo de poner hechos
y eventos a veces complejos en una forma simple, que pueda ser entendida por el hombre en la
calle.” y “La propaganda es por lo tanto, una función necesaria del estado moderno. Sin ella es
simplemente imposible, en este siglo de las masas, aspirar a grandes objetivos. (La propaganda) Se
sitúa al comienzo de la actividad política práctica en cada aspecto de la vida pública. Es un requisito
importante y necesario”.

"Cuidado que no se repita" (1920) .- " Caballero teutón" amenazado por soldado polaco
y traicionado por un socialista (gorra frigia roja).
Contrario a lo que algunos creen, la técnica básica de la propaganda no era, para Goebbels, la
mentira,108 lo cual no quiere decir que no la empleara. - "Solo la credibilidad debe determinar si lo
que la propaganda propone debe ser cierto o falso" 109 y "Si la propaganda va a ser exitosa, debe
saber lo que busca. Debe mantener clara y constantemente presente su objetivo y buscar los
medios y métodos apropiados para alcanzar ese objetivo. La propaganda, como tal, no es ni buena
ni mala. Su valor moral es determinado por el objetivo que busca". 105 Lo anterior establece una
situación más bien confusa, lo que ha llevado a algunos a sugerir que se pueden derivar cuatro
principios de la "propaganda goebbeliana": 1. No hay verdad.- 2. Toda información (real) es
irrelevante.- 3. La historia y los mensajes de los medios son solo una narrativa.- 4. La verdad es lo
que se escoge creer.110 Alternativamente, se proponen los siguientes principios: Principio de
renovación: Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal
que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. -Principio de la
verosimilitud: Construir argumentos a partir de fuentes diversas. -Principio de la silenciación:
Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen
el adversario. -Principio de la transfusión: Por regla general, la propaganda opera siempre a partir
de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios
tradicionales. -Principio de la unanimidad: Llegar a convencer a mucha gente de que piensa “como
todo el mundo”, creando una falsa impresión de unanimidad.111
Goebbels establece una diferencia entre la propaganda blanca — atribuible y dedicada a promover
— y la negra, dedicada a desprestigiar y no atribuible. La mayoría de las citas de Goebbels
generalmente usadas — por ejemplo: “mentir, mentir, que algo queda” — se refieren a ese tipo de
propaganda. Una vez que un rumor —correcto o no — es generalmente aceptado, se puede usar
como “verdad” en la propaganda blanca. Un ejemplo de su tiempo es la existencia de un putativo
“problema judío”. Una vez que se hizo general la percepción que los ciudadanos alemanes de
religión judía no eran alemanes, la propaganda blanca puede presentar la "solución al problema":
Permitan que de algunos ejemplos recientes. Solo necesito bosquejar los detalles. Están muy
frescos en nuestra memoria para requerir elaboración.... El Marxismo no podría haber sido
eliminado por una decisión gubernamental. Su eliminación fue el resultado de un proceso que
comenzó con el pueblo. Pero eso solo fue posible porque nuestra propaganda le había mostrado a
la gente que el Marxismo era un peligro tanto para el Estado como para la Sociedad. La positiva
disciplina nacional de la prensa alemana nunca habría sido posible sin la eliminación completa de la
influencia de la prensa judía-liberal. Eso solo sucedió debido a nuestra propaganda de años... el
hecho que fue eliminada... no es un accidente, sino más bien dependió en las fundaciones
psicológicas que fueron establecidas por nuestra propaganda... Pudimos eliminar el peligro judío en
nuestra cultura porque la gente lo reconoció a consecuencia de nuestra propaganda.... el
prerrequisito fue y es la propaganda, que aquí también crea y mantiene la conexión con el
pueblo.105
Un ejemplo contemporáneo es el uso por ciertos sectores de la mentira que Barack Obama no es
nacido en EE. UU.112 y es musulmán.113 En la medida que el innuendo se divulga, 114 personajes tales
como Rand Paul, Glenn Beck, Sarah Palin, etc, sugieren hay falta de patriotismo de su parte y la
necesidad de defender los valores cristianos de los “padres fundadores”. 115116117 Encontramos un
ejemplo concreto de Goebbels en su respuesta a la reacción internacional a la introducción de
legislación antisemita -por ejemplo, las Leyes de Núremberg- Goebbels no busca ocultar o
minimizar tal reacción al pueblo alemán, pero la presenta como “campaña de propaganda
internacional por los judíos”. Y esa reacción “a la solución” del “problema judío” por “medios
legales” no afecta el “derecho y determinación del pueblo alemán” a solucionar sus problemas con
“su acostumbrada responsabilidad y seriedad” — “que preferirían “las democracias”... que se
dejara la solución en las manos del pueblo?” pregunta Goebbels — Y concluye: Esa campaña del
judaísmo internacional solo tendrá un resultado: hacer las cosas aún más difíciles para sus
“parientes raciales” en Alemania.-.118
De acuerdo a Goebbels, la planificación de cualquier y todo acto debe considerar sus implicaciones
propagandísticas. Y todo debe contribuir a los objetivos políticos que la propaganda determina, no
en una repetición mecánica, pero para construir una visión general. 119 Consecuentemente, la
propaganda se desarrolló en varias direcciones a través de la totalidad de la sociedad y vida pública
alemana. Se utilizó no solo a los medios de comunicación masivos — libros, periódicos y afiches que
engrandecían a Hitler como salvador y líder de la raza aria cubrieron las ciudades, prohibiéndose
cualquier expresión de duda, llegando incluso a la quemas de libros considerados "perniciosos", no
tanto como acto de censura sino de "expurgación pública". Adicionalmente se organizaron grandes
actos públicos, manifestaciones y desfiles, que glorificaban un pasado alemán mítico, místico y
heroico, junto a la grandeza de Hitler y la disciplina impecable de su ejército; se difundieron
políticas de bienestar (vacaciones, pensiones, etc.), todo sugiriendo una nación de guerreros
liberados por un héroe seleccionado e inspirado por el destino, envueltos en una lucha a muerte no
solo por su supervivencia, pero por todo lo que es justo, bello y de valor, contra las miserables razas
inferiores que, motivados por la envidia y la malevolencia, solo saben destruir.
El cine sufrió no solo la censura, sino además la manipulación. Todas las películas debían contener
algún mensaje pronazi. El propio estado se ocupó de producir películas documentales de
propaganda, utilizando todos los adelantos de la técnica y arte. La radio se convirtió en un medio
muy importante para el régimen, ya que permitía que la voz del Führer entrara en los hogares
alemanes, del mismo modo que la propaganda nazi.
La propaganda no buscaba solo fortalecer la fidelidad al régimen o el odio hacia los judíos, sino
también -en una actitud derivada de la Kulturkampf bismarckiana- difundir formas culturales
consideradas propias o saludables para la nación, identificadas con la raza aria. De esta manera, se
instaba a los jóvenes sanos a casarse, informándoles previamente de los antecedentes raciales de
su pareja, y a procrear familias numerosas. Las mujeres eran alentadas a permanecer en el hogar y
a dedicarse a la crianza de los niños.
Los jóvenes fueron un blanco importante para la propaganda nazi. Se crearon instituciones
destinadas a la socialización de niños y jóvenes, como las Juventudes Hitlerianas. En ellas los
jóvenes recibían una cuidadosa educación física y adoctrinamiento político. La Liga de Muchachas
Alemanas formaba a las niñas para sus futuras tareas en el hogar, mientras los niños aprendían
destrezas militares. No obstante lo anterior, un gran número de mujeres también formó parte de
las Hitlerjugend.
Uso de la economía como propaganda política
Para Hitler, su régimen había restablecido la "primacía de la política", a la cual debía someterse la
economía del Tercer Reich. Sin embargo, la legitimidad del régimen dependía de su habilidad en
proveer un nivel de vida aceptable a la población en general.
Así las demandas (por menores costos) de los industriales se enfrentaron con la necesidad de la
legitimación del régimen, dotando de cierto bienestar a los trabajadores. Estos objetivos
contrapuestos llevan a la adopción de medidas de incremento de productividad, provisión de
productos populares (de bajo costo) y algunas medidas de bienestar públicas. Ejemplos de estas
políticas se encuentran en las competencias nacionales de destreza en el oficio, el lanzamiento
de Volkswagen -el auto del pueblo- y el establecimiento de "centros de vacaciones populares"
('Ver Prora).
Esas medidas de “bienestar” han sido denominadas por algunos como un “estado del
bienestar nazi”, financiado a través del “botín de guerra”. El régimen nazi consideraba la propiedad
del fisco y los ciudadanos de los países conquistados como propiedad del estado alemán, lo que
permitió mantener - para los “miembros de la raza superior”- bajos niveles de impuestos y altos
niveles de consumo incluso durante la guerra misma. Por ejemplo, a pesar de que al comienzo de la
guerra Hitler estableció un impuesto de guerra -50% de todos los salarios- solo el 4% de los
alemanes lo pagó. Para mantener esa situación, el régimen recurrió a la expoliación y al robo
organizado desde el estado a nivel industrial, primero de los comunistas, gitanos y judíos alemanes,
posteriormente de los países ocupados. El 70% de los ingresos del estado alemán durante la guerra
vino de la expoliación, confiscaciones y robos en los países ocupados, algunas de cuyas empresas
llegaron a tener que pagar un impuesto del 112% de sus ganancias para un “fondo de lucha contra
el bolchevismo”.120

Política de higiene racial


Véase también: Experimentación médica nazi
Eugenesia nazi
Artículo principal: Eugenesia nazi

Cartel de 1937 de la revista mensual Neues Volk de la Oficina de Políticas Raciales del NSDAP que
pretende justificar el exterminio de las personas discapacitadas. En él se dice: "Esta persona que
padece una enfermedad hereditaria le cuesta a la comunidad nacional 60.000 Reichsmarks de por
vida. Camarada, ese es tu dinero también".
Los nazis instauran también el control reproductivo de la sociedad alemana. Es imperiosa la
necesidad de crear nuevos arios y de sacar de la circulación aquellos que presenten defectos en
nombre de la higiene racial, promoviendo la eugenesia y recurriendo a la eutanasia si hacía falta.
Así mismo, se buscó la fecundación de todas las alemanas de buena sangre por parte de la élite aria
para que poco a poco la raza perdida recupere su esplendor. El resultado de esto fue el
establecimiento de los campos Lebensborn en los cuales mujeres de origen ario eran inseminadas
con padres seleccionados para la creación de niños racialmente puros.

Czesława Kwoka - Polaca- 14 años de edad. Internada en Auschwitz: 13 de diciembre de 1942-


Muerte: 12 de marzo de 1943 -
El nazismo está imbuido de una paranoia racial que le lleva a tejer todo un entramado científico-
místico.[cita requerida] Por una parte, pretende demostrar mediante la moderna ciencia de la biología,
la selección natural de Darwin y las leyes de la herencia de Gregorio Mendel, de
modo pseudocientífico la realidad de la raza pura y, por otro lado, presenta la creencia mística de
que esta debe recuperar unos poderes que se le suponen perdidos por los cruces
con razas supuestamente degeneradas, como serían los judíos o, en menor medida, los eslavos. En
los judíos se centra el mal de males y hacia mediados de la Segunda Guerra Mundial empezarán a
ser exterminados en los campos de concentración.
El 1 de septiembre de 1939 Hitler firmó un decreto autorizando el exterminio de los discapacitados
físicos y mentales, acto que era ejecutado por médicos y enfermeras alemanes. Se calcula [¿quién?] que
alrededor de unos 70 000 pacientes alemanes y austríacos fueron asesinados bajo este decreto.121
Más de 5000 niños alemanes menores de 10 años y más de 10 000 adolescentes fueron ejecutados
o dejados morir por inanición. Los médicos aconsejaban a los padres deshacerse de cualquier niño
menor de tres años que tuviera alguna dificultad o no pareciera ario.122
Durante el nazismo se asesinaron enfermos mentales, psicóticos, esquizofrénicos, débiles mentales,
discapacitados, disminuidos físicos, débiles de espíritu, inválidos y todo tipo de enfermos
incurables. Todo aquel que no fuera perfecto para los parámetros del nazismo y que era
considerado una amenaza para la pureza genética del pueblo alemán.123
Alrededor de 5000 veteranos de guerra alemanes, que estaban hospitalizados por estrés
postraumático, fueron asesinados en razón de la limpieza y la eugenesia sobre todo aquel que fuera
considerado débil. Esto contradecía[cita requerida] las ideas de Hitler que criticaba a la República por no
proteger a los veteranos.124
Hitler sostuvo que la naturaleza se concentra en la selección de la especie. Así, la vida humana "no
puede tratarse de mejorar artificialmente lo malo subsistente [...] sino por el contrario debe
procurarse asegurar bases más sanas para un ciclo de desarrollo venidero". 125 Comparó la
"concepción racial del Estado nacionalsocialista" con los principios eugenésicos que los Estados
Unidos de América usaron durante a comienzos del siglo XX, como prohibir la entrada de
inmigrantes afectados por enfermedades contagiosas y "excluir de la naturalización, sin reparo
alguno, a los elementos de determinadas razas".126
Antisemitismo nazi
Para Hitler, los comunistas eran enemigos de la nación alemana. Pero había un enemigo mayor aún
que se fusionaba con ese y con los otros posibles: los judíos. Partiendo de una concepción racista,
desde principios de los años veinte Hitler fue reconstruyendo un estereotipo racial del judío, a
partir de las teorías de Walter Darré, Alfred Rosenberg, Spengler (siglo XX), Houston Stewart
Chamberlain y el conde de Gobineau (siglo XIX).
Los judíos encarnaban, para Hitler, todos los males que aquejaban a la nación alemana (no judía):
eran los proletariados agitadores, los financistas avaros y los grandes industriales que exprimían al
pueblo alemán; eran la prensa que difamaba a la nación, y también los débiles y corruptos
parlamentarios cómplices de los humillantes tratados de paz y de la debilidad de la nación. Eran, en
síntesis, el enemigo racial, que desde el interior corrompía y contaminaba a la nación, debilitándola.
El judío era el enemigo absoluto que tanto necesitaba el sistema totalitario para la movilización
política y social, así como para distraer la opinión pública de los propios problemas.
En 1935, las leyes de Núremberg privaron a los judíos de la ciudadanía alemana y de todo derecho.
Se les prohibió el contacto con los arios y se les obligó a portar una identificación. Las leyes
afectaban a todos aquellos a quienes el Estado definía racialmente como judíos. Continuaron la
violencia y el acoso de las SS y de la policía a los judíos, produciéndose masivas emigraciones.
Luego siguió una segunda fase de expropiación, caracterizada por la "arianización" de bienes, los
despidos y los impuestos especiales.
En 1938 se les prohibió a los abogados y médicos judíos el libre ejercicio de sus profesiones y se
obligó a que los que tenían nombres de pila no judíos que antepusieran los de "Sara" o "Israel" a los
propios, para la identificación en los campos de trabajo y en los mismos guetos). El resultado,
distinguirlos.

Página 3 de "Telegrama urgente (secreto)" ( 1:20 a. m., 10 de noviembre de 1938),. firmado por
Reinhard Heydrich, acerca de "medidas contra los judíos esta noche" e instruyendo que los “ judíos
arrestados” sean trasladados a "campos de concentración"
En noviembre, esgrimiendo como excusa el asesinato de un diplomático alemán en París a manos
de un joven judío, fueron atacados por miembros de las SS, en lo que se llamó la "noche de los
cristales rotos". El resultado fue de tal magnitud que el mismo Estado hubo de restaurar el orden
que él mismo había perturbado.
Los judíos fueron considerados globalmente responsables del ataque y obligados a reparar los
daños, a indemnizar al Estado alemán por los destrozos y a entregar el dinero recibido a compañías
de seguros. Se los excluyó de la vida económica, se les prohibió el acceso a las universidades, el uso
de transportes públicos y el frecuentar lugares públicos como teatros o jardines. Adicionalmente
ese momento marcó el comienzo de un programa organizado de internamiento de los judíos
en campos de concentración: en un telegrama de instrucciones firmada por Reinhard Heydrich —
marcado “Urgente y secreto” — en preparación a la Kristalnacht se establece (punto 5): "Tan
pronto como el curso de los eventos durante esta noche permita el uso de los oficiales de policía
asignados para este propósito, serán arrestados tantos judíos como sea posible acomodar en los
lugares de detención de cada distrito. —especialmente judíos ricos. Por el momento solo serán
arrestados judíos varones en buen estado de salud, de edad no muy avanzada. Inmediatamente
que el arresto tenga lugar, se contactara el campo de concentración adecuado para ubicar a los
judíos tan rápidamente como sea posible en esos campos....". 127 — esos campos en realidad eran
“campos de trabajo forzado” en los cuales se explotaba a los internados hasta la muerte.128
Finalmente, los judíos fueron concentrados en guetos (barrios especiales donde vivían hacinados) o
en campos. A esto seguiría la esclavización y el exterminio durante la guerra. Los campos de
concentración, inicialmente destinados a la prisión preventiva de "enemigos del estado" (por
ejemplo: comunistas y social demócratas), se convirtieron en lugares de trabajo forzoso, para
experimentos médicos y para la eliminación física de judíos, gitanos, homosexuales y
discapacitados.

Escena en Buchenwald, el 16 de abril de 1945 - día de su liberación


Sobre este último punto, hay quienes sostienen la inexistencia del holocausto judío, ya sea en su
totalidad o en las proporciones que son comúnmente aceptadas, lo que ha dado lugar a algunos
juicios.129 Los principales expositores de esta visión son Robert Faurisson, Paul Rassinier y David
Irving, Los casos más conocido son A) el del Commonwealth de Canadá contra Ernst Zündel,
ciudadano alemán que vivió en Canadá entre 1958 y el 2000 y quien publicó varios panfletos
cuestionando el holocausto, por lo que fue procesado por "publicar literatura capaz de incitar odio
contra un grupo identificable".130 En dicho proceso, Alfred Leuchter, quien falsamente proclamó ser
ingeniero, el "máximo experto mundial en" y "constructor" de cámaras de gas para las prisiones de
los Estados Unidos131 evacuó el Informe Leuchter, en el que concluyó que "no hubo cámaras de gas
para la ejecución en ninguno de esos lugares" y B) el de Irving contra Lipstadt y otros, en el cual
Irving fue encontrado "un activo negador del Holocausto... un antisemita y un racista".
El Holocausto
Artículo principal: Holocausto

Estrella de David con que se marcaba a los judíos en la Alemania nazi.


El Holocausto fue el genocidio llevado a cabo por el régimen nacionalsocialista del Tercer
Reich sobre los judíos y otros pueblos entre los años 1933 y 1945. Este genocidio fue la culminación
de un largo proceso que se desarrolló paralelamente a la implantación del régimen nazi y que tenía
como objetivo la creación de una comunidad nacional –Volksgemeinschaft– racialmente pura. Lo
que Hitler se proponía –y así lo había anunciado el 30 de enero de 1939- era el exterminio de la
raza judía de Europa.132
Finalmente, en la conferencia de Wannsee, 20 de enero de 1942, se aprobó la "Solución final a la
cuestión de los judíos" - Endlösung der Judenfrage o endgültige Lösung der Judefrage, acortado
simplemente a "la Solución Final - Endlösung. Esta solución consistía en la eliminación física, por
medio de los trabajos forzados, el hambre y las cámaras de gas, de los judíos (y otros "indeseables")
internados en campos de exterminio (Auschwitz-
Birkenau, Chelmno, Belzec, Majdanek, Mauthausen, Sobibor y Treblinka). La estimación histórica
del número de víctimas judías es alrededor de seis millones, aunque los historiadores
contemporáneos creen que el número exacto se encuentra entre los 5 y 7 millones. 133
Otros grupos que el régimen nazi definió cómo "indeseables" eran los homosexuales, los testigos
de Jehová, los minusválidos y disidentes y los opositores políticos de varias nacionalidades y
religiones (polacos, ucranianos, bielorusos, lituanos, letones, estonios,134 rusos,
otros eslavos, gitanos y católicos).
Persecución de los homosexuales en la Alemania nazi
Artículo principal: Persecución de los homosexuales en la Alemania nazi

El Triángulo rosa, símbolo con el que se marcaba a los homosexuales en los campos de
concentración nazis.

Ángel de Frankfurt
La persecución de los homosexuales en la Alemania nazi se fundamentó principalmente sobre la
premisa de que la homosexualidad era incompatible con la ideología nacionalsocialista porque los
homosexuales no se reproducían y por tanto no perpetuaban la raza aria. La homosexualidad
constituía una de las pruebas de degeneración racial que, además, se transmitía por vicio de unos
individuos a otros; por ello las autoridades debían poner todos los medios a su alcance para evitar
su extensión.135
El ángel de Frankfurt fue el primer monumento de Alemania en memoria de los homosexuales
perseguidos por el nazismo, y posteriormente, bajo el artículo 175 del código penal alemán. Como
su nombre indica el monumento es la estatua de un ángel sujetando una banda. La obra fue el
primer monumento conmemorativo de las víctimas homosexuales del holocausto en Alemania. Los
siguientes en ser erigidos en Alemania fueron el Triángulo rosa de Colonia (1995) y Monumento a
los homosexuales perseguidos por el nazismo en Berlín (2008).
En la base de la estatua hay una inscripción en alemán que dice: "Los hombres y mujeres
homosexuales fueron perseguidos y asesinados durante el régimen nacionalsocialista. La matanza
fue ocultada y negada, despreciando y condenando a los supervivientes. Por ello los recordamos y a
los hombres que aman a otros hombres y las mujeres que aman a otras mujeres que
frecuentemente todavía siguen siendo perseguidos. Frankfurt del Meno. Diciembre 1994." La
inscripción alude a que los homosexuales no solo fueron perseguidos durante el régimen nazi, sino
que el artículo 175 siguió vigente y no se reformó la prohibición respecto a las prácticas
homosexuales entre adultos hasta 1973, sirviendo para condenar incluso a los supervivientes de los
campos de concentración. Hasta que fue derogado completamente en 1994. Lo que causó que los
homosexuales no pudieran hacer durante años ninguna reclamación y fueran el último grupo de
víctimas en ser oficialmente reconocido.

Política exterior
El objetivo final de la política exterior nazi era la conquista del Lebensraum o espacio vital alemán.
Su imperialismo era a la vez económico y racial. Hitler sostenía que el pueblo elegido (la raza
superior) debía disponer de suficiente espacio, definido como una relación entre los recursos
(tierras, alimentos) y la población. Su objetivo inmediato eran las tierras de Europa Oriental,
pobladas por razas consideradas inferiores.
La política interior totalitaria del Tercer Reich estaba al servicio de su política exterior
expansionista. El totalitarismo creaba las bases materiales y psíquicas para la conquista exterior y,
al mismo tiempo, los grandes éxitos y la conciencia de la "misión" de la raza distraerían a la
población de la represión interna.
Hitler expresó desde un principio su voluntad de rearme a Alemania. Realizado primero en secreto,
se hizo público después de 1935 y fue tolerado por las naciones europeas que estaban más
preocupadas por el avance del comunismo que el nazismo. La política inglesa y francesa fue la del
"apaciguamiento", que consistía en conceder a Hitler aquello que reclamaba y firmar nuevos
pactos, apostando con esto a mantener a los nazis bajo control.
Ejércitos mayores y mejores entrenados, producción de barcos de guerra, aviones, tanques y
municiones, e investigación de nuevos tipos de armamento, absorbieron crecientes recursos
estatales. Por otro lado, el rearme permitió llegar al pleno empleo y dejar atrás la crisis de 1929.
Esto reactivó la economía alemana y trajo un nuevo prestigio al Reich.
En 1936, las fuerzas militares alemanas reocuparon sorpresivamente Renania. Desde ese momento
y hasta 1939, la táctica consistió en ataques justificados por el derecho alemán al Lebensraum,
seguido por nuevas promesas de paz.
Al episodio de Renania le siguió la intervención en la guerra civil española y la anexión de Austria en
1938. La semidictadura austríaca intentó en vano impedir la campaña de anexión de los
nacionalistas austríacos y dejó finalmente el poder a los alemanes en 1938. Un plebiscito a favor de
la "Gran Alemania" confirmó luego la Unión.
El siguiente objetivo fue Checoslovaquia, donde un conflicto con la minoría alemana de
los Sudetes le sirvió de excusa para la anexión de la región en 1938. Inglaterra y Francia accedieron
a estas pretensiones alemanas por medio de los Acuerdos de Múnich y Chescolovaquia debió
ceder. Pero Hitler invadió el resto de Checoslovaquia en 1939. Esto puso de manifiesto su
verdadera intención y el fracaso de la política de "apaciguamiento" de Inglaterra y Francia. Cuando,
tras firmar un pacto de no agresión con la Unión Soviética (URSS), Hitler se lanzó en septiembre de
1939 a invadir Polonia, Francia e Inglaterra le declararon la guerra. Así comenzaba la Segunda
Guerra Mundial.
Ver: Cronología de la Segunda Guerra Mundial

Claves de la ideología nacionalsocialista temprana

 Nacionalismo alemán.
 Pangermanismo
 Corporativismo, la creación de un cuerpo colectivo entre el Estado, empresarios y trabajadores.
 Economía dirigida por el Estado y keynesianismo militar.
 Romanticismo y tercera posición. Rechazo de las ideologías herederas de
la Ilustración favoreciendo en su lugar los mitos nacionalistas.
o Anticapitalismo, y en general oposición a toda forma de ideología liberal, al capitalismo y
la economía de mercado.
o Anticomunismo y, en general, oposición a toda forma de ideología marxista y materialista y
a la lucha de clases.
 Protección de la propiedad privada (bajo la intervención del Estado).
 Populismo, la representación de los sectores pobres y medios de la sociedad.
 Ocultismo nazi, relación con la mitología de diferentes religiones, incluso paganas.
 Racismo.
o Especialmente el antisemitismo.
o Creación de la Herrenrasse por el Lebensborn (un departamento del Tercer Reich)
o Antieslavismo (al menos hasta la II Guerra Mundial).
o Creencia de algunos ideólogos en la superioridad de la raza aria, alemana y nórdica,
aunque también de la raza blanca europea.
 Eutanasia y eugenesia buscando la supuesta "higiene racial".
 Negación de la democracia (especialmente la democracia liberal), con la consiguiente
prohibición de la existencia de partidos políticos, sindicatos.
 Führerprinzip/creencia en el líder (Responsabilidad ascendente y autoridad descendente).
 Fuerte exhibición de la cultura local.
 Regeneración del arte.
 Amor a la Naturaleza y creación de reservas naturales y leyes de protección de la Naturaleza
(ecofascismo).
 Darwinismo social
 Defensa de Sangre y Tierra (en alemán: "Blut und Boden" - idea representada por los
colores rojo y negro de la bandera nazi)
 "Lebensraumpolitik", "Lebensraum im Osten" (Creación de más espacio vital para los alemanes
en el Este de Europa).
 Relación con el fascismo italiano de Benito Mussolini y el español de Francisco Franco.
 Creación del Frente de Trabajo, que aglutinaba a los trabajadores de Alemania para un mejor
entendimiento de los problemas de estos.
 Proyecto "Belleza en el trabajo" para mejorar las condiciones laborales de los obreros.
 Creación de la "Ayuda de Invierno" para acabar con el hambre y la penosa situación de muchos
alemanes antes del Reich.
 Grandes actos de masas para fomentar el espíritu colectivo.
 Ser miembro de las Juventudes Hitlerianas era voluntario (obligatorio desde 1936), a partir de
los 10 y hasta los 17 años.

El nacionalsocialismo en la actualidad
Tras la Segunda Guerra Mundial, el nazismo ha continuado inspirando a movimientos neonazis.
En Perú en 2010, un partido nazista antichileno liderado por Ricardo de Spirito Balbuena fue
aprobado por el Jurado Nacional del Elecciones (JNE) para inscripción en planillas electorales. 136
El movimiento etnocacerista, originario de Perú, ha sido calificado como una forma de nazismo.137
En muchos países, entre ellos la Alemania actual, está prohibido hacer apología del nazismo y hay
leyes estrictas en contra del nazismo, que es considerado un delito; también está prohibido hacer
apología del Holocausto o negar su existencia, práctica conocida como negacionismo del
Holocausto.
En noviembre del 2017 se hizo público un audio del presidente de la Sociedad de Fomento de
Ingeniero Maschwitz (Buenos Aires, Argentina, partido de Escobar) afirmando ser "simpatizante del
nacional socialismo" y discriminando a una chica por su orientación sexual.13
«Imperio colonial» redirige aquí. Para otras acepciones, véase imperios de ultramar.

El imperialismo (generalmente en forma de un imperio) —que se basa en ideas de superioridad 1 y


aplicando prácticas de dominación— es el conjunto de prácticas que implican la extensión de la
autoridad y el control de un Estado o pueblo sobre otro. También puede ser una doctrina
política que justifica la dominación de un pueblo o Estado sobre otros; habitualmente mediante
distintos tipos de colonización (de poblamiento, de explotación económica, de presencia militar
estratégica) o por la subordinación cultural (aculturación). El sociólogo estadounidense Lewis
Samuel Feuer identificó dos subtipos principales del imperialismo: el primero es el "imperialismo
regresivo" identificado con la pura conquista, la explotación inequívoca, reducciones de los pueblos
no deseados, y el asentamiento de los pueblos deseados en esos territorios. El segundo tipo
identificado por Feuer es "imperialismo progresista" que se basa en una visión cosmopolita de la
humanidad, que promueve la expansión de la civilización a las sociedades supuestamente atrasadas
para elevar los estándares de vida y la cultura en los territorios conquistados, y la asignación de la
gente conquistada a asimilarse a la sociedad imperial. Aunque los términos "imperialismo" y
"colonialismo" están muy relacionados, no son sinónimos.
Cecil Rhodes y el Ferrocarril Cabo-Cairo. Rhodes quiere "pintar rojo el mapa" (rojo representando al
Imperio Británico).2
Los imperios han existido a lo largo de toda la historia, desde su mismo comienzo en la Edad
Antigua, pero el uso del término "imperialismo" suele limitarse a la calificación de la expansión
europea que se inicia con la era de los descubrimientos (siglo XV) y se prolonga durante toda
la Edad Moderna y Edad Contemporánea hasta el proceso de descolonización tras la Segunda
Guerra Mundial.
Más específicamente, la expresión Era del Imperialismo, utilizada por la historiografía, denomina al
período que va de 1871 a 1914, en que se produjo una verdadera carrera para construir imperios
coloniales, principalmente con el llamado reparto de África. A ese periodo se refieren tres de los
textos más importantes que fijaron el concepto: Imperialismo, un estudio, de Hobson, El capital
financiero de Rudolf Hlferding y El imperialismo, fase superior del capitalismo, de Lenin.
La perspectiva marxista entiende el imperialismo no esencialmente como una forma de dominación
política, sino como un mecanismo de división internacional del capital y el trabajo, por el que la
propiedad del capital, la gestión, el trabajo de mayor cualificación y la mayor parte del consumo se
concentran en los países "centrales"; mientras que en los países "periféricos", que aportan el
trabajo de menor cualificación y los recursos naturales, sufren un intercambio desigual que
conduce a la explotación y el empobrecimiento. En politología también se emplea la nomenclatura
"norte-sur" para esta forma de relación.

Etimología y uso[editar]
La palabra imperialismo tiene su origen en la palabra latina imperium',3 que significa poder
supremo, "soberanía", o simplemente "gobierno".4 Se hizo común por primera vez en el sentido
actual en Gran Bretaña durante la década de 1870, cuando se utilizó con una connotación
negativa. 5 Anteriormente, el término se había utilizado para describir lo que se percibía como los
intentos de Napoleón III de obtener apoyo político a través de intervenciones militares
extranjeras. 5 El término se aplicó y se aplica principalmente al dominio político y económico
occidental y japonés, especialmente en Asia y África, en los siglos XIX y XX. Su significado exacto
sigue siendo debatido por absolutismo
describir cualquier sistema de dominación y subordinación organizado en torno a
un núcleo imperial y un periferia.6 Esta definición abarca tanto los imperios nominales como
el neocolonialismo.

Colonialismo versus imperialismo[editar]

Imperios coloniales en 19457


El término "imperialismo" se confunde a menudo con "colonialismo"; sin embargo, muchos
estudiosos han argumentado que cada uno tiene su propia definición. El imperialismo y el
colonialismo se han utilizado para describir la superioridad, la dominación y la influencia que se
percibe sobre una persona o un grupo de personas. Robert Young escribe que mientras que el
imperialismo opera desde el centro, es una política de Estado y se desarrolla por razones
ideológicas y financieras, el colonialismo es simplemente el desarrollo por intenciones de
asentamiento o comerciales. Sin embargo, el colonialismo sigue incluyendo la invasión. 8 El
colonialismo en el uso moderno también tiende a implicar un grado de separación geográfica entre
la colonia y el poder imperial. En particular, Edward Said distingue la diferencia entre imperialismo
y colonialismo afirmando que "el imperialismo implicaba 'la práctica, la teoría y las actitudes de un
centro metropolitano dominante que gobernaba un territorio distante', mientras que el
colonialismo se refiere a la 'implantación de asentamientos en un territorio distante. 9 Los imperios
terrestres contiguos, como el ruso o el otomano, han sido tradicionalmente excluidos de las
discusiones sobre el colonialismo, aunque esto está empezando a cambiar, ya que se acepta que
también enviaron poblaciones a los territorios que gobernaban. 9: 116
Tanto el imperialismo como el colonialismo dictan la ventaja política y económica sobre una tierra y
las poblaciones indígenas que controlan, sin embargo, a los estudiosos a veces les resulta difícil
ilustrar la diferencia entre ambos. 10: 107 Aunque el imperialismo y el colonialismo se centran en la
supresión de otro, si el colonialismo se refiere al proceso de un país que toma el control físico de
otro, el imperialismo se refiere al dominio político y monetario, ya sea formal o informalmente. Se
considera que el colonialismo es el arquitecto que decide cómo empezar a dominar zonas y, a
continuación, se puede considerar que el imperialismo crea la idea de conquista cooperando con el
colonialismo. El colonialismo es cuando la nación imperial comienza una conquista sobre un área y
luego finalmente es capaz de gobernar sobre las áreas que la nación anterior había controlado. El
significado principal del colonialismo es la explotación de los valiosos bienes y suministros de la
nación que fue conquistada y la nación conquistadora obtiene entonces los beneficios del botín de
guerra.10: 170–75 El significado del imperialismo es crear un imperio, conquistando las tierras del otro
estado y por lo tanto aumentando su propio dominio. El colonialismo es la construcción y
conservación de las posesiones coloniales en una zona por parte de una población procedente de
una región extranjera.10: 173–76 El colonialismo puede cambiar por completo la estructura social, la
estructura física y la economía existentes en una zona; no es raro que las características de los
pueblos conquistadores sean heredadas por las poblaciones indígenas conquistadas. 10: 41 Pocas
colonias permanecen alejadas de su patria. Así, la mayoría acabará estableciendo una nacionalidad
separada o permanecerá bajo el control total de su colonia madre.11
El líder soviético Vladimir Lenin sugirió que "el imperialismo era la forma más elevada de
capitalismo, afirmando que el imperialismo se desarrolló después del colonialismo, y se distinguió
del colonialismo por el capitalismo monopolista". 9: 116 Esta idea de Lenin subraya la importancia que
ha adquirido el nuevo orden político mundial en la era moderna. La geopolítica se centra ahora en
que los estados se conviertan en actores económicos importantes en el mercado; algunos estados
se consideran hoy en día como imperios debido a su autoridad política y económica sobre otras
naciones.
La expansión europea hizo que el mundo se dividiera por la forma en que se representan las
naciones desarrolladas y en desarrollo a través de la teoría de los sistemas mundiales. Las dos
regiones principales son el núcleo y la periferia. El núcleo está formado por zonas de altos ingresos
y beneficios; la periferia se encuentra en el lado opuesto del espectro y consiste en zonas de bajos
ingresos y beneficios. Estas teorías críticas de la geopolítica han dado lugar a un mayor debate
sobre el significado y el impacto del imperialismo en el mundo poscolonial moderno.

Diferentes acepciones del término[editar]

Caricatura que representa la partición de China a manos de las principales potencias europeas y
el Imperio nipón en el siglo XIX. Jacques Henri Meyer, Le Petit Journal, 1898.
Se puede entender como la doctrina que sostiene el dominio de unas naciones sobre otras. Existen
imperialismos desde que han existido imperios desde la antigüedad, pero hay una tendencia actual
a limitar como «imperialismo» al proceso de expansión económica que tuvo lugar en Europa a
mediados del siglo XIX, sobre todo a partir de 1870, y este fue conocido como imperialismo
librecambista. Durante este periodo, muchos países europeos, especialmente Gran Bretaña, se
extendieron, primero de forma no oficial y más tarde anexaron territorios y formaron colonias
en África, Asia y el Pacífico. Esta expansión fue consecuencia de la búsqueda fuera de Europa de
mercados y materias primas para la revolución industrial y se dio hasta el comienzo de la Primera
Guerra Mundial, en 1914 y permanecieron sus vestigios hasta la descolonización, en los años 1970.
A partir de finales del siglo XIX el imperialismo se caracterizó sobre todo por la dominación
económica impuesta por las potencias sobre naciones inferiores a éstas, ya que la dominación
política cada vez fue más puesta en duda. A comienzos del siglo XX y durante la segunda posguerra,
en los países subdesarrollados surgieron movimientos nacionalistas que muchas veces acabaron
con la colonización de otras potencias sobre ellos. En ese sentido se debe decir que en la actualidad
la prepotencia de los países más poderosos se verifica más en el terreno económico que en el
político, aunque un análisis exhaustivo de la evolución política del sur muestra la dependencia del
norte también en lo político.
No obstante, en los albores de la Segunda Guerra Mundial, se comienza a usar la denominación de
«imperialismo» para referirse a dos nuevas potencias, más tarde enfrentadas en la Guerra Fría; son
la Unión Soviética y Estados Unidos. En este sentido, una famosa cita del líder político
inglés Winston Churchill, acerca de los vencedores en el conflicto armado, dice: «La historia la
escriben los vencedores»; no obstante, surgirían diversas corrientes de opinión y movimientos
sociales de distinto signo político o ideológico que mantendrían posiciones críticas o abiertamente
contrarias a la visión predominante.
A finales del siglo pasado y comienzos de este (XXI) se imponen las posiciones norteamericanas; la
preponderancia económica de los EE. UU., conlleva además un predominio cultural, encabezado
por industrias del entretenimiento como la cinematográfica y la musical. Este dominio económico-
cultural, unido a la publicidad y en el consumo, se ha valorado por algunos sectores ideológicos
como un tipo de colonialismo cultural (ver Pierre Bourdieu y Loïc Wacquant, Las razones del
imperialismo), mientras que en el campo político, se ha calificado como imperialista la política
exterior de Estados Unidos, Europa Occidental y Japón principalmente, y su intervencionismo en
diversos conflictos.
Por otro lado, Aníbal Quijano, señala que el imperialismo, como sistema de dominación político, es
sucesor al colonialismo y en este sentido sería una expresión de la colonialidad del poder/saber
interiorizado:12
"El imperialismo es una asociación de intereses sociales entre los grupos dominantes (clases
sociales y/o "etnias") de países desigualmente colocados en una articulación de poder, más que una
imposición desde el exterior."

Causas del imperialismo[editar]


Económicas[editar]
La crisis de 1873 provocó el descenso de los precios, y con ello el proteccionismo, es decir, la
protección de los productos propios de cada país prohibiendo la entrada de artículos extranjeros o
gravándolos con impuestos. Esto dio lugar a la necesidad de encontrar nuevos mercados que no
estuvieran controlados por dicho sistema. Por otra parte, potencias capitalistas europeas
como Reino Unido, Países Bajos y Francia necesitan dar salida a su excedente de capital y lo hacen
invirtiendo en países de otros continentes estableciendo préstamos, implantando ferrocarriles,
instalando puertos, etc. Además estos países necesitan buscar materias primas para sus industrias,
ya que empiezan a agotarse o a escasear en Europa. La Segunda Revolución Industrial, por otra
parte, necesita de nuevas materias primas de las que Europa no dispone o escasean, como plata,
petróleo, caucho, oro, cobre, etc. Las causas económicas, por tanto, fueron el fruto de la expansión
del capital industrial, viéndose este obligado a buscar territorios nuevos donde pudiera invertirse el
exceso de capitales acumulados; estos capitales encontraron una salida productiva en forma de
créditos otorgados a la minoría de los indígenas.
Demográficas[editar]
En Europa, entre 1850 y 1914, se produjo un gran aumento demográfico, llegando a duplicarse su
población, por lo que en algunos países empezaban a escasear los recursos. Gran parte de la
población, unos 40 millones de europeos, no tenían otra salida que marcharse a las colonias de su
respectivo país ya que no contaban con trabajo, ni con alimentos suficientes para abastecerse
todos, por ello cambiaron su residencia en busca de riquezas y mejores condiciones de vida.
Darwinismo social[editar]
Véase también: Darwinismo social
Adoptado por los imperialistas, sobre todo en Inglaterra, para excusar sus actuaciones. Tras
conocer las teorías de Darwin sobre la evolución de las especies por selección natural, sostenían
que, al igual que las distintas especies o razas, las sociedades más avanzadas tenían derecho a
imponerse y a seguir creciendo aunque fuera a costa de las más inferiores o atrasadas.
Científicas[editar]
Existía un fuerte interés por descubrir y analizar nuevas especies de animales y plantas, conocer
nuevos territorios y realizar investigaciones de todo tipo. Esto hace que muchos científicos deseen
progresar, lanzándose a la aventura consiguiendo a cambio grandes avances en campos como
la biología y la botánica.
Técnico-políticas[editar]
Algunos políticos quieren hacer olvidar rápidamente sus derrotas consiguiendo nuevos territorios.
La navegación también fue un factor importante ya que los barcos de vapor, necesitan disponer de
puntos costeros para poder reponer el carbón, por lo que cuando esto pasó a manos del estado, en
lugar de limitarse a dicho punto, este intentó controlar cada vez más territorio. Allí donde se tenga
un predominio político se tendrá el predominio de los productos, un predominio económico. 13
Militares y geoestratégicas[editar]
El periodo entre 1871 y 1914 fue de paz entre las principales potencias europeas, la
denominada Bella Época (Belle Époque). La disponibilidad de un creciente potencial demográfico
para el alistamiento se puede emplear en territorios extraeuropeos, siguiendo o precediendo a la
expansión colonial económica de las empresas y a la emigración.
Las razones geoestratégicas eran resultado de la competencia por el dominio de rutas navales
(escalas necesarias para el repostaje de los buques) y de espacios continentales clave, como la
denominada área pivote del Asia Central o el imperio continuo en África (la continuidad territorial
entre las bases navales en mares opuestos).

Consecuencias[editar]
Demográficas[editar]
En general, la población sufrió un incremento al disminuir la mortalidad —por la introducción de la
medicina moderna occidental— y mantenerse una alta natalidad. Ello se tradujo en un
desequilibrio entre población y recursos, que aún hoy día persiste. No obstante, en algunas zonas la
población autóctona sufrió una drástica reducción (especialmente durante la primera fase del
imperialismo) como consecuencia de la introducción de enfermedades desconocidas, tales
como viruela, gripe, etc. En otros lugares, la población indígena fue simplemente reemplazada por
colonos extranjeros.
Económicas[editar]
La explotación económica de los territorios adquiridos hizo necesario el establecimiento de unas
mínimas condiciones para su desarrollo. Se crearon infraestructuras destinadas a dar salida a las
materias primas y agrícolas que iban destinadas a la metrópolis. Las colonias se convirtieron en
abastecedoras de lo necesario para el funcionamiento de las industrias metropolitanas, mientras
éstas colocaban sus productos manufacturados en los dominios. La economía tradicional, basada
en una agricultura autosuficiente y de policultivo, fue sustituida por otra de exportación, en
régimen de monocultivo, que provocó, en gran medida, la desaparición de las formas ancestrales
de producir y la extensión de cultivos.
Sociales[editar]
Las consecuencias sociales se manifestaron en la instalación de una burguesía de comerciantes y
funcionarios procedentes de la metrópolis que ocuparon los niveles altos y medios de la estructura
colonial. En algunos casos, se asimilaron determinados grupos autóctonos dentro de la cúspide
social. Se trataba de las antiguas élites dirigentes y de miembros de determinados cuerpos del
ejército o la función pública colonial. En ambos casos su asimilación fue acompañada de una
profunda occidentalización. Cuando, a raíz del proceso de descolonización, comienzan a surgir
estados a partir de lo que fueron colonias, esos grupos sociales ocuparán una posición relevante en
la administración y el gobierno de los nuevos países.
Políticas[editar]
Los territorios dominados sufrieron un mayor o menor grado de dependencia respecto a la
metrópolis, en función del tipo de organización administrativa que les fue impuesto. Sin embargo,
esta dependencia no estuvo exenta de conflictos, que fueron el germen de
un antiimperialismo protagonizado generalmente por las clases medias nativas occidentalizadas,
que reclamaban la toma en consideración de las tradiciones autóctonas. Ello se canalizó a través de
las premisas del juego democrático que las metrópolis defendían para sí mismas pero que negaban
a sus colonias: libertad, igualdad, soberanía nacional, etc.
Culturales[editar]
El imperialismo condujo a la pérdida de identidad y de valores tradicionales de las poblaciones
originarias y a la implantación de las pautas de conducta, educación y mentalidad de los
colonizadores. Asimismo, supuso la adopción de las lenguas de los dominadores (especialmente el
inglés, el francés y el español). Ello arrastró a una fuerte aculturación. La religión cristiana (católica,
anglicana, protestante, etc.) desplazó a los credos preexistentes en muchas zonas de África o bien
se fusionó con esas creencias, conformando doctrinas de carácter sincrético.
Ecológicas[editar]
La introducción de nuevas formas de explotación agrícola e inéditas especies vegetales y animales
provocaron la modificación o destrucción de los ecosistemas naturales. Así, por ejemplo,
el bisonte fue casi exterminado en las praderas americanas; el conejo se convirtió en una auténtica
plaga tras su introducción en Australia, donde carecía de depredadores naturales; las
grandes selvas tropicales fueron objeto de una deforestación causada por
la sobreexplotación maderera y la introducción de los monocultivos de plantación; los ríos
fueron contaminados con residuos procedentes de los sistemas de extracción de metales preciosos.

Justificación[editar]
Económica[editar]
Las colonias proporcionan materias primas a precios bajos a las industrias y pueden servir como
mercados para colocar productos industriales. También las inversiones en infraestructuras
(puertos, ferrocarriles...) y el transporte se transforman en negocios que interesan a las compañías
del estado.
Política[editar]
Los estados tienden a expandirse por ambición de poder, prestigio, seguridad y ventajas
diplomáticas respecto a otros estados para la economía mundial de hoy en día.
Ideológica[editar]
Los países se ven impulsados a expandir su influencia para a su vez expandir sus valores políticos,
culturales y religiosos a su vez los países son beneficiados con paz, seguridad y prosperidad.
Religiosa[editar]
Los países con estándares religiosos solían expandir su influencia por países cercanos a este para así
propagar su religión. Es un sistema de la actividad humana compuesto por creencias y prácticas
acerca de lo considerado como divino o sagrado, tanto personales como colectivas, de tipo
existencial, moral y espiritual. Por eso se habla de «religiones» para hacer referencia a formas
específicas de manifestación del fenómeno religioso, compartidas por los diferentes grupos
humanos. Hay religiones que están organizadas de formas más o menos rígidas, mientras que otras
carecen de estructura formal y están integradas en las tradiciones culturales de la sociedad o etnia
en la que se practica.
En el caso de los países europeos, estos intentaron expandir el cristianismo a través de misioneros,
escuelas religiosas, entre muchas otras.

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Teóricos del Absolutismo
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Para otros usos de este término, véase Absolutismo (desambiguación).

Luis XIV de Francia, el comienzo del absolutismo pleno.

Fernando VII de España, el final del absolutismo en España.

Nicolás II de Rusia, el último monarca absoluto de Europa (el término utilizado para la definición del
régimen zarista es autocracia).
Absolutismo es la denominación de un régimen político, una parte de un periodo histórico,
una ideología y un sistema político (el 'estado absoluto'), propios del llamado Antiguo Régimen, y
caracterizados por la pretensión teórica (con distintos grados de realización en la práctica) de que
el poder político del gobernante no estuviera sujeto a ninguna limitación institucional, fuera de
la ley divina.1 Es un poder único desde el punto de vista formal, indivisible, inalienable e
intrascendente.
Los actos positivos del ejercicio de los poderes (legislación, administración y jurisdicción) se
apoyaron en la última instancia de decisión, la monarquía. Del monarca emanaban todos los
poderes del estado, no estando por encima sino por debajo del mismo; 2 lo que implica la
identificación de la persona del rey absoluto con el propio Estado:
Status, id est, magistratus (‘Estado, es decir, magistrado’).
L'Etat, c'est moi (‘el Estado soy yo’).
La frase latina, de origen medieval; la francesa, atribuida a Luis XIV.3
No debe confundirse con el totalitarismo, concepto propio de la Edad Contemporánea. En el
régimen del totalitarismo el poder se concentra en el Estado como organización, siendo que a su
vez dicho Estado es dominado y manejado en todos sus aspectos por un partido político; este a su
vez impone a la comunidad una ideología muy definida que penetra en todas las actividades
sociales (el arte, las ciencias, la economía, los hábitos de conducta). En el absolutismo no hay un
«Estado» propiamente dicho (y menos aún un partido político) sino que el Estado se identifica con
un individuo que ejerce autoridad sin necesidad de ideología alguna; de hecho al absolutismo no le
interesa imponer su control e influencia sobre todos los aspectos de la vida social sino que le basta
fijar una autoridad omnímoda a quien los gobernados solo deben obedecer y jamás cuestionar.
El oscuro origen etimológico del término «absolutismo» incluye (además de su relación con el
verbo absolver)4 la expresión latina princeps legibus solutus est (‘el príncipe no está sujeto por la
ley’), original de Ulpiano, que aparece en el Digesto, y que fue utilizado por los juristas al servicio
de Felipe IV de Francia «el Hermoso» para fortalecer el poder real en el contexto de la recepción
del derecho romano durante la Baja Edad Media. Algo más tarde, el jurisconsulto Balde (Baldo degli
Ubaldi, discípulo de Bártolo), usa la expresión poder supremo y absoluto del príncipe en
contraposición al poder ordinario de los nobles.5 La utilización del término se generalizó en todas
las monarquías, independientemente de su poder efectivo, como ocurría en la débil monarquía
castellana de Enrique IV «el Impotente», cuya cancillería emitía documentos redactados de forma
tan pretenciosos como esta: E yo de mi propio motu é ciencia cierta é poderío real absoluto...6
Según Bobbio, en términos kantianos, el poder absoluto consiste en que
«el soberano del Estado tiene con respecto a sus súbditos solamente derechos y
ningún deber (coactivo); el soberano no puede ser sometido a juicio por la violación de una ley que
él mismo haya elaborado, ya que está desligado del respeto a la ley popular (populum legis)». Esta
definición sería común a todos los iusnaturalistas, como Rousseau o Hobbes.7
A pesar de que la autoridad del rey está sujeta a la razón, y justificada en último extremo por
el bien común, explícitamente se niega la existencia de ningún límite externo ni ningún tipo de
cuestión a sus decisiones; de modo similar a como la patria potestad se ejerce por el pater
familias (el rey como «padre» de sus «súbditos» —paternalismo—). Tales justificaciones imponen
de hecho el carácter ilimitado del ejercicio del poder por el rey: cualquier abuso puede entenderse
como una necesidad impuesta por razón de Estado.
El absolutismo se caracteriza por la concentración de poderes; no hay ninguna división de
poderes como la que definirá la monarquía limitada propia de las revoluciones liberales. El poder
legislativo, el poder judicial y el poder ejecutivo son ejercidos por la misma autoridad: el rey como
supremo magistrado en todos los ámbitos. Rex, lex (o, en francés le Roi, c'est la loi, a veces
expresado como ‘la palabra del rey es la ley’); sus decisiones son sentencias inapelables, y al rey la
hacienda y la vida se ha de dar.8
El poder tiene un carácter divino, tanto en su origen como en su ejercicio por el propio rey, que
queda sacralizado. La teoría del derecho divino del poder real (monarquía de derecho divino o
absolutismo teológico) nació en el último cuarto del siglo XVI, en el ambiente de las guerras de
religión de Francia. Aunque en Europa la divinización del monarca nunca llegó tan lejos como en
el despotismo oriental (que identificaba al rey con el mismo Dios), el rey siempre tuvo cierto poder
sobre las iglesias nacionales; no solo en las surgidas de la Reforma protestante, sino en las
monarquías católicas, que supeditan en gran medida a la propia Iglesia católica a través
del regalismo, aunque las relaciones ente Iglesia y Estado son altamente complejas.

Temporalmente, la época del absolutismo es la del Antiguo Régimen, aunque no puedan


identificarse totalmente como monarquías absolutas las de finales de la Edad Media y comienzos
de la Edad Moderna, para las que la historiografía utiliza el concepto de monarquía autoritaria. El
modelo más acabado de absolutismo regio fue el definido en torno a Luis XIV, rey de Francia a
finales del siglo XVII y comienzos del siglo XVIII. La Ilustración del siglo XVIII convivió con un
absolutismo que fue definido como despotismo ilustrado. El absolutismo sobrevivió a
las revoluciones burguesas o revoluciones liberales de finales del siglo XVIII y comienzos del
siglo XIX, hasta que la revolución de 1848 acabó con la Santa Alianza que desde el Congreso de
Viena (1814) había impuesto la continuidad de los reyes «legítimos» restaurándolos en sus tronos
incluso contra la voluntad de sus propios pueblos («Restauración» del absolutismo). El Imperio
ruso mantuvo la autocracia zarista hasta la Revolución de febrero de 1917absolutismo[editar]
Jean Bodin (1531 -1596) sostenía que un rey debía gobernar sin necesidad de ningún
consentimiento ajeno.9
Jacobo Estuardo, rey de Escocia e Inglaterra, consideraba al monarca como lugarteniente de
Dios (Verdadera ley de las monarquías libres, 1598).
Thomas Hobbes (1588-1679) propuso en su obra Leviatán que las naciones prosperan bajo una
Monarquía, no porque tienen un príncipe, sino porque le obedecen (Leviathan).
Jacques Bossuet (1627-1704) consideraba que la monarquía era la forma de gobierno más natural,
sobre todo si es hereditaria. Era «sagrada» y absoluta. Para él, el rey representa a la Majestad
divina: En los reyes… estáis viendo la imagen de Dios (Política sacada de las Sagradas Escrituras).10

Evolución del absolutismo[editar]


El absolutismo tuvo un largo proceso de evolución 2 ligado al surgimiento de los Estados modernos.
Desde principios del siglo XV hasta la primera mitad del siglo XVI existió una primera fase o período
de absolutismo en formación, caracterizada por la tendencia a la concentración progresiva del
poder en manos del monarca, aunque todavía existían unas limitaciones muy claras, especialmente
el poder religioso. La Iglesia era la rectora de la vida intelectual y moral; pero el papado había salido
de su enfrentamiento con el Sacro Imperio Romano Germánico y del Cisma de Occidente sometido
a un gran desprestigio, que (a pesar de, o precisamente a causa de los esfuerzos por evitarlo de los
papas renacentistas) explica en buena parte la Reforma Protestante y la reacción de la
denominada Contrarreforma católica. Incluso el naciente capitalismo comercial se veía sometido a
limitaciones éticas en torno a la legitimidad del préstamo con interés (pecado de usura)
interiorizadas en la preocupación moral de los mismos comerciantes y financieros.11
Las monarquías feudales, en un limitado número de casos (el reino de Portugal, la Monarquía
Católica —España—, el reino de Francia, el reino de Inglaterra) se habían convertido en monarquías
autoritarias, fortaleciéndose frente a la decadencia de los poderes universales, y habían conseguido
un alto grado de centralización del poder en sus manos, haciendo surgir un nuevo espacio político,
lo que se ha denominado naciones-Estado de la Europa Occidental.
Frente al absolutismo pleno que caracteriza, al menos como pretensión, a las monarquías de la
Edad Moderna, surgieron todo tipo de resistencias y contestaciones, incluso en la forma
de revueltas o verdaderas revoluciones (la Guerra de las Comunidades de Castilla, las alteraciones
aragonesas y la crisis de 1640 en España -independencia de Portugal, revuelta de los
catalanes, revuelta de Masaniello-, la Fronda francesa, la Revolución inglesa, etc.).
El absolutismo real o maduro no llegó hasta la segunda mitad del siglo XVII, con el reinado de
Luis XIV en Francia.

Monarquía teocrática[editar]
La principal consecuencia de la monarquía teocrática era que, al ser la voluntad de Dios la que
elegía al monarca, este se hallaba legitimado para asumir todos los poderes del Estado sin más
limitación que la propia ley de Dios. De acuerdo con Richelieu, que teorizó sobre el absolutismo
durante una época plagada de disturbios, los súbditos del monarca, incluyendo a los nobles, debían
limitarse a obedecer los designios del mismo, concibiendo las relaciones entre el poder y el pueblo
como unas relaciones verticales, de total subordinación. Richelieu argumentaba que sólo así podía
el monarca garantizar el bienestar del pueblo, y asumía la teoría platónica de que la justicia del
Estado se basaba en que cada parte se dedique únicamente a su cometido y evite mezclarse en los
asuntos de las demás.
En la práctica, no obstante, esta opinión tan extrema fue irrealizable: en el contexto europeo, la
monarquía absoluta había evolucionado desde el feudalismo, por lo que en la práctica sobre la
voluntad del monarca pesaban multitud de limitaciones de índole feudal, como privilegios
nobiliarios y eclesiásticos, estatutos seglares y territoriales, fueros. Así, en la teoría absolutista
europea, tal y como la analiza Montesquieu, aunque el monarca dictaba todas las leyes de acuerdo
a sus intereses, que se confundía con los del Estado, los grupos privilegiados, esto es, los nobles, se
erigían en consejeros y ayudantes directos del rey en sus decisiones. Los tribunales de justicia (los
«parlamentos» en Francia), aparecían como una administración relativamente independiente, y el
Estado absolutista se concebía como un Estado de leyes, lo que lo distinguía de una tiranía.
El manejo de la religión[editar]
En principio, de acuerdo con la teoría absolutista el Rey debía manejar los hilos de la iglesia y ser el
jefe temporal de la misma. En la práctica, de nuevo, el poder de la iglesia era demasiado grande
como para tomar sus riendas de manera tan radical, y aunque algunos monarcas, como Enrique
VIII de Inglaterra, consiguieron hacerse con el control absoluto sobre la misma, si bien la mayoría
de las monarquías europeas mantuvo su influencia sobre la Iglesia de una forma mucho más venal y
sutil.
En el caso de las naciones católicas, reconociendo tácitamente la supremacía del papado en
cuestiones religiosas. No obstante, monarcas católicos como Carlos V habían obtenido el Patronato
Regio, lo que les permitía el manejo, supervisión (e incluso nombramientos) en la Iglesia de su
jurisdicción imperial.
Como sabéis, el derecho de patronazgo eclesiástico nos pertenece en todo el Estado de las Indias…
Las dignidades, canonjías, raciones, medias raciones de todas las iglesias catedrales de las Indias se
provean por presentación hecha por nuestra provisión real, librada por nuestro consejo Real de las
Indias, y firmada de nuestro nombre... Ordenamos y mandamos que este derecho de patronazgo
siempre sea reservado a Nos y a nuestra Real Corona, ...y que ninguna persona secular ni
eclesiástica, orden ni convento, religión o comunidad ...por cualquier ocasión o causa, sea osado a
entrometerse en cosa tocante al dicho patronazgo real, […]
Real Cédula de Felipe II acerca de los derechos Patronales sobre todas las Iglesias de las Indias, del
1 de junio de 1574

Economía y sociedades[editar]
Las estructuras económicas, esencialmente preindustriales, mantenían la continuidad del modo de
producción feudal o régimen señorial en el campo, verdadero centro de la producción.
El capitalismo, que había nacido en las ciudades medievales continuaba en una fase inicial
(o transición del feudalismo al capitalismo) que, a pesar de la era de los descubrimientos que había
permitido la creación de una economía mundo, se restringía a circuitos comerciales y financieros.
Aunque la relación de intereses y apoyos mutuos que pudiera haberse dado entre monarquía
absoluta, feudalismo y capitalismo (o entre los distintos actores sociales: reyes, burgueses, señores
y campesinos) ha sido objeto de notables polémicas histo-gráficas; en lo que sí hay consenso es el
denominar como mercantilismo al pensamiento económico identificable con el periodo del
absolutismo. El tamaño de la economía de cuyos recursos dependía la monarquía se identificó con
el de un naciente mercado nacional, es decir, un mercado cuyas dimensiones coincidieran con el
territorio de la monarquía, limitado por sus fronteras políticas, sometido a sus impuestos y
legislación comercial, y en el que circulara su moneda y se aceptaran pesos y medidas comunes;
todo ello mediante avances limitados, pretensiones que no se lograron de forma efectiva hasta
el Nuevo Régimen posterior a las revoluciones liberales. Según la
interpretación bullonista (de bullion, lingote de oro), la riqueza del Estado estaba respaldada por las
reservas materiales de metales preciosos (el oro y la plata); según la
interpretación colbertista (de Colbert, el ministro de Luis XIV), de una balanza comercial positiva
estimulada por una inteligente política arancelaria que forzara la sustitución de importaciones por
una producción interior controlada por el rey de todo tipo de productos, pero especialmente de los
productos de lujo y estratégicos (manufacturas reales). Todas las medidas económicas deberían
tener como fin aumentar la riqueza interior para así garantizar el incremento de los ingresos del
Estado. El intervencionismo multiplicaba regulaciones y controles, e ignoraba cualquier concepto
de mercado libre. Los privilegios y monopolios de origen feudal o los de nueva creación
por arbitrio del rey, tenían un importante papel en el sistema económico: exenciones fiscales
estamentales (nobleza y clero) monopolios de los gremios tradicionales o de las nuevas compañías
comerciales y manufacturas reales, etc.
La sociedad estamental más cerrada incluso que en la Edad Media, daba pocas oportunidades para
la movilidad o el ascenso social, entre las que destacaban las
carreras eclesiástica, universitaria y burocrática (nobleza de toga) y la venalidad de los cargos o la
compra de títulos de nobleza. La atracción de la nobleza hacia la corte regia, además de acabar con
la descentralización y ruralización propias de la Edad Media, la sometía a patrones de emulación en
el lujo, la forma de vida y el servicio al rey, cuyo modelo más acabado fue el palacio de Versalles.
Las revueltas interiores, fruto de las resistencias particularistas y del descontento social
incrementado en las coyunturas críticas, fueron relativamente frecuentes.
Interpretaciones historiográficas[editar]
Para el historiador Roland Mousnier, la monarquía absoluta es el resultado de la rivalidad de dos
clases: la burguesía y la nobleza. El rey arbitraba el conflicto, apoyando a la burguesía y
domesticando a la nobleza, conduciendo ese conflicto a un equilibrio que aseguró su poder
personal y la unidad, el orden y la jerarquía en el gobierno y en el Estado; lo que llevó a la sumisión
total y a la obediencia sin límites.
Por el contrario, según Perry Anderson, el estado absolutista nunca fue el árbitro entre la
aristocracia y la burguesía, ni mucho menos, un instrumento en la naciente burguesía contra
la aristocracia. El absolutismo fue en su esencia un aparato reorganizado y potenciado de dominio
feudal, el nuevo instrumento de una nobleza amenazada, a la que permitió seguir ostentando el
dominio del poder político, manteniendo a las masas campesinas en la base de la jerarquía social y
a la burguesía emergente fuera de las clases dominantes. Paradójicamente, según este historiador,
si bien el estado absolutista fue un instrumento para la protección de la propiedad y los privilegios
de la aristocracia feudal, los medios que empleó favorecieron simultáneamente los intereses
básicos de las nacientes clases mercantiles y manufactureras, posibilitando el desarrollo de las
estructuras capitalistas.
Algunos apartados de Anderson tomados del texto El Estado absolutista en Occidente: El
absolutismo fue esencialmente eso: un aparato reorganizado y potenciado de dominación feudal,
destinado a mantener a las masas campesinas en su posición social tradicional.
El señor Anderson también cita en su texto a Althusser: El régimen político de la monarquía
absoluta es tan solo la nueva forma política necesaria para el mantenimiento del dominio y
explotación feudal en un periodo de desarrollo de una economía de mercado.
Los estados monárquicos del renacimiento fueron, ante todo y sobre todo, instrumentos
modernizados para el mantenimiento del dominio nobiliario sobre las masas rurales. P. Anderson.

Instituciones[editar]
Hacienda, burocracia, diplomacia y ejército profesional, todos ellos servidos por funcionarios o
militares que deban a su formación y profesionalidad, y a la voluntad del rey (y no a su propia
riqueza o nobleza) el mantenimiento de su posición; fueron los instrumentos más importantes de
los que se valió la monarquía absoluta para afianzar y aumentar su poder, tanto hacia el interior
como hacia el exterior. Los enormes costes de una marina de guerra y un ejércitos permanentes
de mercenarios equipados con armas de fuego cada vez más modernas, implicaba la desaparición
de las mesnadas feudales, reclutadas por fidelidad vasallática. El poder militar pasó de estar
disperso en la nobleza a estar centralizado en el rey. La fiscalidad necesaria para sostener todos los
gastos del Estado y del monarca, entre los que los que destacaban los gastos militares, los salarios
públicos y los lujos de la corte, incluía todo tipo de impuestos, directos e indirectos, ordinarios y
extraordinarios, además del recurso a la deuda pública, cuyos crecientes intereses terminaban
convirtiéndose en un problema insoluble que llevaba a periódicas quiebras. Un cuerpo
de embajadores se ocupaban de los cada vez más complejos tratados militares, comerciales y
matrimoniales (todas las casas reales europeas se emparentaban para formar o mantener alianzas
y conjuntos territoriales). A partir de la Paz de Westfalia (1648), el nuevo concepto de relaciones
internacionales basado en el equilibrio de potencias dio un nuevo impulso a los ministerios de
asuntos exteriores, y las embajadas dejaron de ser enviados informales para adquirir auténtica
relevancia dentro de los regímenes absolutistas.
Límites del poder absoluto[editar]
El modelo político de la monarquía absoluta tiene como rasgo central la concentración de todo el
poder en el rey sin control o límites de cualquier tipo. No deberían de subsistir poderes ni «cuerpos
intermedios» que obstaculizaran la relación directa entre el rey y cada uno de sus súbditos. A pesar
de estos principios, tanto las condiciones materiales propias de la época (que imposibilitan la
existencia real de un poder ejercido de forma continua en un territorio inabarcable, sin
comunicaciones eficientes -especialmente en los imperios coloniales, donde las leyes se obedecen
pero no se cumplen-), como el incontestable poder ideológico, económico y social de la Iglesia y la
pervivencia del régimen señorial y de costumbres e instituciones particularistas (aduanas interiores,
multiplicidad de lenguas, monedas, pesos y medidas, privilegios forales, Cortes de los distintos
reinos peninsulares en España, Parlaments judiciales en Francia, Parlamento en Inglaterra),
determinaron que, de hecho, el poder de los reyes absolutos tuviera límites; se expresaran o no de
forma explícita.
En términos jurídicos, las limitaciones al absolutismo son tres:

 La ley divina, a la que el rey, al igual que todos los cristianos, está sometido.
 Las partes del Derecho que no pueden ser objeto de legislación por el rey, sino que se
consideran de derecho natural y se determinan por especulación teórica de los juristas, como
el derecho de gentes, que regula tanto los derechos de pueblos ajenos, a los que el rey tiene
que atenerse cuando entabla relaciones internacionales (incluso en caso de guerra); o
determinadas cuestiones del derecho privado de validez interna, como cuestiones relativas a
la propiedad, la herencia, el mayorazgo, etc. Aquellas que se vinculan al ejercicio directo del
gobierno, fueron desplazadas por los monarcas en el proceso de consolidación del absolutismo,
como el recurso a cortes o parlamentos para la definición de ciertas medidas (en Francia
los Estados Generales dejaron de ser citados en 1614, y solo volvieron a sesionar en 1789).
 Las leyes fundamentales del Reino: un conjunto de normas relativas al fundamento del Estado
que no dependen de la voluntad del rey, sino que se basan en la tradición, en una suerte de
«Constitución histórica» (cuya difuso reconocimiento posteriormente justificará la redacción de
textos constitucionales liberales, como la Constitución de 1812). Dentro de estos principios, no
necesariamente escritos, se cuentan:
o El principio de legitimidad, consecuencia de la necesidad de una noción de continuidad del
Estado, que aunque se identifique con la persona del rey no puede dejar de ser
independiente de su persona física: cuando el rey muere, la corona debe pasar a su
sucesor (lo que implicaba complejas ritualizaciones: el doble cuerpo del rey, las
proclamaciones del tipo El rey ha muerto, viva el rey). El rey no podía modificar la ley de
sucesión que le había legitimado a sí mismo para acceder al trono. A pesar de ello, algunas
sí se cambiaron, como la ley sálica que regía tradicionalmente en la monarquía francesa y,
tras la llegada de los Borbones, en la española.
o La necesidad de establecer una regencia en casos como la minoría de edad o incapacidad
del rey.
o El principio de religión; que no es esencialmente un rasgo del absolutismo. La
confesionalidad del Estado implica que el jefe del Estado tiene la confesión del Estado. Esto
era especialmente cierto para las monarquías católicas, fueran absolutas o no. La
conversión de Enrique IV de Francia para poder ser rey dio un claro ejemplo (París bien
vale una misa). Por el contrario, en Alemania la guerra de Esmalcalda había imposibilitado
la formación de cualquier tipo de monarquía absoluta (o ningún tipo de Estado
centralizado); y se estableció el principio opuesto cuius regio eius religio (la religión del rey
es la del reino). En el caso del reino de Inglaterra, la posibilidad de que un católico
accediera al trono era vista como una amenaza de absolutismo; con lo que la identificación
del rey con la cabeza de la Iglesia anglicana suponía uno de los rasgos más de la monarquía
parlamentaria.

Exponentes del absolutismo[editar]

1. Luis XIV de Francia


2. El cardenal Richelieu, ministro principal de Luis XIII de Francia
3. Felipe V de España
4. Carlos XII de Suecia
5. Jacobo II de Inglaterra
6. Carlos II de Inglaterra
7. Federico Guillermo I de Prusia
8. Pedro I de Rusia
9. Fernando VII de España
10. Gustavo III de Suecia
11. Carlos VI de Austria
12. María I de Escocia

El ejemplo francés[editar]
El ejemplo más característico de una monarquía absoluta es el de la monarquía francesa, que
demuestra asimismo cómo lograr hacer caer el régimen feudal no fue tan sencillo.
La frase L'état, c'est moi (‘El Estado soy yo’), es la frase célebre de Luis XIV, uno de los más
famosos monarcas absolutos de Francia.
La Francia en el siglo XV era un mosaico de regiones con distintas tradiciones, privilegios y
regímenes legales. La tendencia de la monarquía francesa a centralizar el poder aparece sobre
todo tras el fin de la Guerra de los cien años. Tras la invasión inglesa y la derrota de la vieja
nobleza en la batalla de Agincourt, su prestigio queda seriamente dañado, algo que es
aprovechado por los monarcas franceses para incrementar su influencia y poder. Hasta
entonces, los reyes de Francia habían sido considerados como un primus inter pares por parte
del resto de la nobleza francesa, y su influencia real se limitaba a los territorios patrimoniales
de la casa Capeto, esto es, la Île de France. El primer monarca en desarrollar la tendencia
centralista fue Luis XI, que se sirvió de múltiples intrigas para extender su autoridad por todos
aquellos territorios que conformaban la Francia del siglo XVI. Sus sucesores continuaron esta
política, que pasó con reducir la potestad de los nobles en sus señoríos jurisdiccionales y el
desarrollo de una administración centralizada. Sin embargo, esta tendencia chocaba con
importantes problemas de comunicaciones: comúnmente, las órdenes reales no llegaban en
tiempo y forma a todos los rincones de Francia, y por lo tanto el poder en los señores locales se
veía favorecido. El nombramiento de gobernadores locales y el control férreo sobre el
nombramiento de cargos públicos tendió a reducir la influencia de los nobles locales a favor de
la del Rey, aunque generó toda una casta de nobles de toga que compraban cargos públicos
para luego beneficiarse de ellos a costa del Rey.
En cuanto a la economía, como en cualquier régimen absolutista, era mercantil y el monarca
intervenía en ella activamente. En lo que a la sociedad se refiere, esta estaba dividida en
órdenes o estamentos, entendidos como la condición social y política de índole colectiva que se
define por un conjunto de libertades. A lo largo del siglo XVI los sucesivos monarcas
incrementaron su influencia, pero de ellos se esperaba que actuaran siguiendo la ley divina y el
derecho natural, esto es, que respetaran las costumbres feudales.
A lo largo del siglo XVII o de los Ministerios, como es llamado en Francia ya que gobernaron dos
primeros ministros en vez de un rey, Richelieu y Mazarino, la autoridad real tiende hacia el
centralismo, y el absolutismo se apuntala: se uniformizan impuestos, se restringe la autonomía
de los Parlamentos provinciales, se integran en Francia territorios hasta entonces
independientes como Navarra, la Lorena y el Bearn, se desarrolla la administración central, se
reforma el ejército y se profesionaliza. Sumida en una profunda crisis económica y en medio de
grandes revueltas tales como la rebelión campesina de los Croquants o la rebelión aristocrática
de La Fronda, que debilitaron en apariencia la autoridad del Rey, a la larga el triunfo de este
sobre los rebeldes apuntaló el absolutismo, y para cuando Luis XIV alcanza la mayoría de edad,
la autoridad del monarca es indiscutible.
Luego de la muerte de Mazarino, Luis XIV instaura su gobierno personal y pasa por arriba de
todo lo existente y se impone nombrando a los ministros de su preferencia para que realicen
las funciones vitales, que acompañados por un pesado sistema burocrático sin pocas
innovaciones, hacen de lo que será la vida de Francia en aquel entonces.
En cuanto a su plan económico, se tiene una economía basada eminentemente en la
agricultura, con predominio del sistema de origen feudal, con aduanas y con altos impuestos
que pueden ser pagados en especias o en diezmos según lo cosechado por los campesinos.
Cuando hay malas cosechas, el país pasa hambre, pero los muchos impuestos no se reducen
pues deben sufragar las continuas guerras del monarca así como el lujoso estilo de vida del este
y de la corte. Para sostener en parte los gastos de la corte se crean las manufacturas reales de
la mano de Colbert, destinadas a satisfacer la demanda de productos de alto lujo por parte de
la nueva burguesía y las demás casas reales. Sin embargo, los trabajadores siguen ordenados
en gremios según el oficio y con escasa conciencia capitalista.
En lo social, Francia contaba con una sociedad altamente estratificada en la época y con
privilegios solo para los nobles y los clérigos, que los distinguían en cuanto a la ley y a los
tributos. Los no privilegiados, entre los que se incluían los campesinos y el Tercer Estado,
estaban sometidos a todos los gravámenes y se encontraban bajo el imperio de una ley mucho
menos benevolente. De ellos se esperaba que obedecieran y respetaran a los otros dos
estamentos, a los que en realidad sostenían económicamente.

Liberalismo
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Para otros usos de este término, véase Liberalismo (desambiguación).

Figuras alegóricas del Monumento a la Constitución de 1812 en Cádiz.


El liberalismo es una doctrina política, social y económica. En lo social defiende la libertad
individual, la igualdad ante la ley y la limitación de los poderes del Estado. En
lo económico propugna la iniciativa privada y el libre mercado. Como actitud vital propone
la tolerancia.1
Representa corrientes muy heterogéneas, con muchas formas y tipos de liberalismo, pero en
general defiende el Estado laico; los derechos individuales —como el derecho de propiedad,
la libertad de asociación, la libertad de culto y la libertad de expresión—; el libre
mercado o capitalismo; la igualdad ante la ley de todo individuo sin distinción de sexo, orientación
sexual, raza, etnia, origen o condición social; y el Estado de derecho o imperio de la ley al que
deben someterse los gobernantes.2
El liberalismo contemporáneo surgió en la Ilustración y se popularizó rápidamente entre muchos
filósofos y economistas europeos y más tarde en la sociedad en general, especialmente entre
la burguesía. Los liberales buscaban eliminar la monarquía absoluta, los títulos nobiliarios,
la confesionalidad del Estado y el derecho divino de los reyes y fundar un nuevo sistema político
basado en la democracia representativa y el Estado de derecho. Los liberales acabaron con las
políticas mercantilistas y las barreras al comercio, promoviendo el comercio libre y la libertad de
mercado. Los líderes de la Revolución francesa y la Revolución americana se sirvieron de la filosofía
liberal para defender la rebelión contra la monarquía absoluta. En el siglo XX, el fascismo y
el comunismo fueron ideologías populares que se oponían abiertamente al liberalismo y lo
opacaron durante el siglo, también surgieron otras ideologías que se plantearon como una vía
intermedia entre el liberalismo y el estatismo.
Los liberales tienen varias ramificaciones. Las ideas del liberalismo clásico de los siglos XVII al XIX —
el adjetivo «clásico» fue agregado a posteriori por teóricos políticos luego del declive a finales del
siglo XIX de este liberalismo de libertades individuales y economía de libre mercado— fueron
recuperadas y repensadas en el siglo XX por los libertarios,34quienes están presentes principalmente
en los Estados Unidos4 y el resto de América.567 En Europa, los llamados liberal-conservadores, que
se llaman así por abogar por reformas menos moderadas, suelen ser una de las ramas menos
notables.8 También se ha señalado una divergencia entre las tradiciones liberales anglosajona y
francesa; el liberalismo anglosajón pretende limitar el poder del Estado, mientras que el liberalismo
francés pretende un Estado fuerte que garantice la igualdad ante la ley y la eliminación de los
privilegios.

Definición[editar]

El Agreement of the People (1647) fue un manifiesto por un cambio político,propuesto por
los Niveladores durante la Revolución inglesa. Se llamó a la libertad de culto, celebración frecuente
del parlamento y la igualdad ante la ley.
Se lo identifica como una doctrina que propone la libertad y la tolerancia en las relaciones
humanas. Promueve las libertades civiles y económicas, oponiéndose al absolutismo y
al conservadurismo. Constituye la corriente en la que se fundamentan tanto el Estado de
derecho como la democracia representativa y la división de poderes.
Desde sus primeras formulaciones, el pensamiento político liberal se ha fundamentado sobre tres
grandes ideas:10

1. Los seres humanos son racionales y poseen derechos individuales inviolables, entre ellos, el
derecho a configurar la propia vida en la esfera privada con plena libertad, y los derechos a
la propiedad y a la búsqueda de la felicidad. Esto se basa en los tres derechos
naturales de John Locke: vida, libertad y propiedad privada.
2. El gobierno y, por tanto, la autoridad política deben resultar del consentimiento de las
personas libres, debiendo regular la vida pública sin interferir en la esfera privada de los
ciudadanos.
3. El Estado de derecho obliga a gobernantes y gobernados a respetar las reglas, impidiendo
el ejercicio arbitrario del poder.
El liberalismo fue un movimiento de amplia proyección (económica, política y filosófica) que
defendía como idea esencial el desarrollo de la libertad personal individual como forma de
conseguir el progreso de la sociedad.
Aboga principalmente por:[cita requerida]

 El desarrollo de los derechos individuales y, a partir de estos, el progreso de la sociedad.


 El establecimiento de un Estado de derecho, donde todas las personas sean iguales ante la
ley (igualdad formal), sin privilegios ni distinciones, en acatamiento de un mismo marco
mínimo de leyes que resguarden las libertades y el bienestar de las personas.
El liberalismo está inspirado en parte en la organización de un Estado de derecho con poderes
limitados —que idealmente tendría que reducir las funciones del gobierno a seguridad, justicia y
obras públicas— y sometido a una constitución, lo que permitió el surgimiento de la democracia
liberal durante el siglo XVIII, todavía vigente hoy en muchas naciones actuales, especialmente en las
de Occidente.
El liberalismo europeo del siglo XX ha hecho mucho hincapié en la libertad económica, abogando
por la reducción de las regulaciones económicas públicas y la no intervención del Estado en la
economía. Este aspecto del liberalismo ya estuvo presente en algunas corrientes liberales del
siglo XIX opuestas al absolutismo y abogó por el fomento de la economía de mercado y el ascenso
progresivo del capitalismo. Durante la segunda mitad del siglo XX, la mayor parte de las corrientes
liberales europeas estuvieron asociadas a la comúnmente conocida como derecha política.
Debe tenerse en cuenta que el liberalismo es diverso y existen diferentes corrientes dentro de los
movimientos políticos que se autocalifican como "liberales"

Características[editar]
Sus características principales son :

 La libertad como un derecho inviolable que se refiere a diversos aspectos: 11 libertad de


pensamiento, de culto, de expresión, de asociación, de prensa, etc; cuyo único límite consiste
en no afectar la libertad y el derecho de los demás, y que debe constituir una garantía frente a
la intromisión del gobierno en la vida de los individuos.
 El principio de igualdad ante la ley, referida a los campos jurídico y político. Es decir, para el
liberalismo todos los ciudadanos son iguales ante la ley y ante el Estado.
 El derecho a la propiedad privada como fuente de desarrollo e iniciativa individual, y como
derecho inalterable que debe ser salvaguardado y protegido por la ley.
 El establecimiento de códigos civiles, constituciones e instituciones basadas en la división de
poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), y en la discusión y solución de los problemas por
medio de asambleas y parlamentos.
 La libertad de cultos y la separación del Estado y la iglesia en un Estado laico.
 La no politización de los cargos de gobierno, y demás elementos públicos, como
la educación (tanto la escolar como la universitaria), la salud y la justicia.
 Tolerancia en la aplicación de la autonomía individual o colectiva.12

Liberalismo social y económico[editar]


Artículos principales: Liberalismo cultural y Liberalismo económico.
Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga en 1831, quienes intentaron sin
éxito acabar con la política absolutista de Fernando VII. Óleo de Antonio Gisbert Pérez (1834-1901).
El liberalismo normalmente incluye dos aspectos: el social y el económico. El liberalismo social,
también llamado liberalismo cultural, está firmemente a favor del Estado laico. El liberalismo social
se opone a la intromisión del Estado en la vida privada o en las decisiones personales de los
ciudadanos y también hace énfasis en la libertad de las personas en cuanto a las normas culturales
o a las tradiciones, oponiéndose al conservadurismo. De esta manera, el liberalismo social defiende
plena libertad sexual, de expresión y religiosa, así como los diferentes tipos de relaciones sociales
consentidas ya sean de carácter amistoso, amoroso o sexual.
El liberalismo social cree que el Estado no debe imponer un modelo de vida ni ningún código
específico de comportamiento, y se ve como una ideología política defensora de los derechos de
aquellas personas que no se ajustan a las normas culturales o a las tradiciones y están a favor de
que expresen su personalidad, siempre y cuando no hagan daño a nadie. Para el liberalismo social
todos los modelos o estilos de vida deben ser respetados, y afirma que siempre y cuando no hagan
daño, ningún modelo o estilo de vida será mejor que otro.
El liberalismo económico es la aplicación de los principios liberales en el desarrollo material de los
individuos, como por ejemplo la no intromisión del Estado en las relaciones mercantiles entre los
ciudadanos, impulsando la reducción de impuestos a su mínima expresión y reducción de la
regulación sobre comercio, producción, etc. Según la doctrina liberal, la no intervención del Estado
asegura la igualdad de condiciones de todos los individuos, lo que permite que se establezca un
marco de competencia, sin restricciones ni manipulaciones de diversos tipos. Esto significa
neutralizar cualquier tipo de beneficencia pública, como aranceles y subsidios, a favor de la
ganancia de cada persona mediante el trabajo, favoreciendo la meritocracia y la producción.

La disolución del gobierno y el derecho a la resistencia: Locke, Kant y Rawls[editar]

John Locke fue el primero en desarrollar una filosofía liberal, postuló el derecho a la propiedad
privada y el consentimiento de los gobernados.
Para John Locke, la sociedad es una creación humana, es decir por consentimiento, debido a ello
puede elegir a sus gobernantes. Sin embargo, como los miembros de la sociedad, o, dicho de otro
modo, los miembros del cuerpo político decidieron a quién elegir, por cuánto tiempo y bajo qué
condiciones, si quienes gobiernan contravienen los principios del gobierno y los derechos del
pueblo, el poder debe regresar a sus manos originarias. De acuerdo con Locke, el pueblo no está
obligado a obedecer cuando se infringen las normas. Sin embargo, Locke no plantea la resistencia
como un derecho natural, sino como una posibilidad cierta con la que todo gobierno debe lidiar.
Para él, "el pueblo no se subleva por nimiedades, y es capaz de tolerar un gran número de
injusticias. Sólo cuando las violaciones a la ley o a los fines de la sociedad se perpetúan en el
tiempo, los pueblos se resisten".13
Otro pensador clásico liberal fue Immanuel Kant, quien también estudia la conformación de la
sociedad, la libertad y la sujeción al gobierno. Para Kant la libertad está directamente relacionada
con el derecho del individuo de obedecer solo aquellas leyes en las que vea reflejada su propia
voluntad legisladora.14 Hasta este punto parece estar de acuerdo con Locke, pero si bien el pueblo
es una suma de voluntades que pactan para una mejor forma de vida, «las ideas de voluntad
general y de contrato no implican, en este marco, el reconocimiento de derechos inalienables del
pueblo, sino que son asumidas, en todo caso, como criterios que permiten al legislador dictar leyes
tales que hubiesen podido ser aceptadas por la voluntad unida de todo un pueblo».14
Si bien el pueblo tiene derechos, estos se pueden y deben enajenar en el momento que se
conforma un gobierno, mismo que se vuelve su representante que puede diseñar y ejecutar leyes
pensando en el bienestar del mismo. De ahí que «Para que una ley sea considerada legítima (y
pueda reclamar el consentimiento de aquellos que se someten a ella), no es preciso que sea el
pueblo reunido en asamblea quien dicte tal ley, ni tampoco es necesario que éste preste su
consentimiento efectivo: si una ley es de tal índole que resulte imposible que todo un
pueblo pueda otorgarle su aprobación, entonces no es legítima, pero con que sea solo posible que
alguna vez el pueblo prestara su conformidad a dicha ley establecida, entonces ésta puede ser
considerada justa».14
Luego entonces, para poder contar con un gobierno justo quienes lo eligen, deben conocer las
cualidades y capacidades de sus elegidos, porque de acuerdo a Kant, una vez electos, no hay
marcha atrás. ¿Perdió algo el liberalismo? Así es, la posibilidad de desobediencia civil.
Ahora bien, ¿Es aplicable la desobediencia civil en tiempos contemporáneos? ¿Qué dicen los
nuevos abanderados del liberalismo?
Ante los problemas sociales de la injusticia, la pobreza y la desigualdad, algunos estudiosos de las
ciencias sociales han planteado el liberalismo como salida o resolución. Ellos sostienen «que las
situaciones de pobreza extrema y miseria existentes en los países del mundo subdesarrollado
constituyen un problema de justicia económica global». 15 Una de las propuestas de John Rawls,
máximo exponente del liberalismo actual, es la implementación de políticas de asistencia social,
pero de ninguna manera cambiar el sistema económico.15
Según Rawls, los problemas sociales actuales nada tienen que ver que las estructuras económicas
internacionales, más bien son problemas locales, que los gobiernos internos han sido incapaces de
resolver.15
Contrario a la mayoría de los pensadores clásicos, que procuran explicar las condiciones
sociopolíticas de su tiempo, pensadores contemporáneos como Rawls buscan justificar el sistema
económico actual. Así pues, nos encontramos con dos posturas: una que defiende la posición del
pueblo y otro que defiende la posición del gobierno. Uno de los desafíos conceptuales de más
relevancia en la teoría liberal es la dicotomía entre libertad y justicia y la forma en la cual estas
interactúan para conseguir el bien común.16

Teorías del óptimo social: Liberalismo benthamiano y paretiano[editar]

Monumento a los liberales del siglo XIX situado en el barrio Agra del Orzán, La Coruña, Galicia,
(España).
Una división menos famosa pero más rigurosa es la que distingue entre el liberalismo predicado
por Jeremías Bentham y Wilfredo Pareto propusieron otras dos concepciones para el cálculo de un
óptimo de satisfacción social.
En el cálculo económico se diferencian varias corrientes del liberalismo. En la clásica y neoclásica se
recurre con frecuencia a la teoría del homo œconomicus, un ser perfectamente racional con
tendencia a maximizar su satisfacción. Para simular este ser ficticio se ideó el gráfico Edgeworth-
Pareto, que permitía conocer la decisión que tomaría un individuo con un sistema de preferencias
dado (representado en curvas de indiferencia) y unas condiciones de mercado dadas. Es decir, en
un equilibrio determinado.
Sin embargo, existe una gran controversia cuando el modelo de satisfacción se ha de trasladar a
una determinada sociedad. Cuando se tiene que elaborar un gráfico de satisfacción social, el
modelo benthamiano y el paretiano chocan frontalmente.
Según Wilfredo Pareto, la satisfacción de que goza una persona es absolutamente incomparable
con la de otra. Para él, la satisfacción es una magnitud ordinal y personal, lo que supone que no se
puede cuantificar ni relacionar con la de otros. Por lo tanto, sólo se puede realizar una gráfica de
satisfacción social con una distribución de la renta dada. No se podrían comparar de ninguna
manera distribuciones diferentes. Por el contrario, en el modelo de Bentham los hombres son en
esencia iguales, lo cual lleva a la comparabilidad de satisfacciones y a la elaboración de una única
gráfica de satisfacción social.
En el modelo paretiano, una sociedad alcanzaba la máxima satisfacción posible cuando ya no se le
podía dar nada a nadie sin quitarle algo a otro. Por lo tanto, no existía ninguna distribución óptima
de la renta. Un óptimo de satisfacción de una distribución absolutamente desigual sería, a nivel
social, tan válido como uno de la más absoluta igualdad (siempre que estos se encontrasen dentro
del criterio de óptimo paretiano).
No obstante, para igualitaristas como Bentham no valía cualquier distribución de la renta. El que los
humanos seamos en esencia iguales y la comparabilidad de las satisfacciones llevaba
necesariamente a un óptimo más afinado que el paretiano. Este nuevo óptimo, que es
necesariamente uno de los casos de óptimo paretiano, surge como conclusión lógica necesaria de
la ley de los rendimientos decrecientes.

Principales corrientes contemporáneas[editar]

Estatua de la Libertad, Isla de la Libertad, NY, Estados Unidos de América. Este monumento del
escultor francés Frédéric Auguste Bartholdi, además de ser un monumento importante en la ciudad
de Nueva York, se convirtió en un símbolo en los Estados Unidos y representa, en un plano más
general, la libertad y emancipación con respecto a la opresión.
El liberalismo, en origen, defiende la libertad individual y económica, siendo reacio a un estado
fuerte (antiestatismo) y a gravar con altos impuestos a los ciudadanos. Sin embargo, a partir de esta
doctrina, han surgido numerosas variantes. A continuación, se presentan las principales
manifestaciones de liberalismo contemporáneo, organizadas de menor a mayor regulación (desde
aceptar cierto nivel de gobierno, hasta no aceptarlo en absoluto):
 Libertarismo: los libertarios defienden una ética política fundamentada en el derecho a la
propiedad privada y el no-inicio de la fuerza como base de las libertades individuales, asimismo
promueven el capitalismo de libre mercado como expresión característica de la libertad
individual. Entre sus variantes más conocidas están la que defiende un gobierno limitado
constitucionalmente y un Estado mínimo, y una forma de anarquismo filosófico que promueve
la ley y seguridad privada o el gobierno voluntario.
Minarquismo: este movimiento defiende el Estado mínimo, es decir, que un gobierno
mínimo es necesario para preservar la libertad, pero restringiéndose a sus funciones
mínimas de "vigilante" (principalmente, tribunales, policía, prisiones, y fuerzas de defensa,
ver: Estado vigilante nocturno), sin intervenir en la economía, aceptando impuestos solo
para casos muy particulares.
Anarcocapitalismo (también denominado voluntarismo): promueve la soberanía del
individuo y rechaza la cualidad principal de un Estado, su capacidad imperativa y coactiva.
Se trata un sistema político-filosófico donde los agentes individuales determinan
libremente las estructuras económicas y sociales a las que se suscriben. Un error común
fuera de la academia, derivado de su denominación, es la extendida creencia de que dicho
sistema obliga a adoptar un rol laboral empresario-trabajador o una estructura concreta.
Los anarcocapitalistas no se oponen a ninguna formulación política o forma de vida siempre
que esta sea voluntaria y no impuesta sobre los individuos. En síntesis, no establece formas
organizativas sino ausencia coactiva bajo el principio de no agresión.

 Socioliberalismo: defiende la compatibilidad de la libertad individual con el Estado y


el bienestar y desarrollo sociales. Para este movimiento, la función del Estado es garantizar la
igualdad de oportunidades evitando abusos y monopolios, y fomentando el desarrollo personal
y la libertad de todos los ciudadanos, pero en ningún caso sustituyéndolos en la toma de
decisiones.
*Nota: se ha omitido en esta escala el neoliberalismo, puesto que su criterio distintivo no es
ideológico, sino cronológico (aunque hay divergencia de opiniones, la acepción más generalizada es
que es el mismo liberalismo tradicional, adaptado al tiempo actual)
Socialismo
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La bandera roja fue el símbolo clásico del socialismo y el comunismo desde su comienzo.

La estrella roja simboliza el socialismo.

Henri de Saint-Simon, considerado padre de la idea de socialismo como proyecto social y fundador
del llamado «socialismo utópico».

Ferdinand Lassalle, fundador de la centroizquierda política y de la corriente socialista


denominada socialdemocracia.

Karl Marx, fundador del llamado «socialismo científico».


El socialismo es una corriente filosófica política, social y económica, y una ideología, que abarca
una gama de sistemas socioeconómicos caracterizados por la propiedad social de los medios de
producción,123 y la autogestión de empresas por parte de los trabajadores. Incluye teorías políticas y
los movimientos asociados con tales sistemas. La propiedad social puede ser pública, colectiva o
cooperativa.45 La RAE define el término socialismo como: «Un sistema de organización social y
económica basado en la propiedad y administración colectiva o estatal de los medios de producción
y distribución de los bienes».6 El sistema socialista implica, por tanto, una planificación y una
organización colectiva consciente de la vida social y económica orientada a la satisfacción de
necesidades.78 No obstante, hay muchos tipos de socialismo y no existe una definición única que las
englobe a todas, siendo la propiedad social el elemento común compartido por sus diversas
formas9 cuyo objetivo es sortear las ineficiencias y crisis tradicionalmente asociadas con
la acumulación de capital y el sistema de ganancias sobre la base de la explotación laboral.1011
La ideología socialista critica los males y las injusticias del capitalismo (como la distribución desigual
de la riqueza, la feroz competitividad en el mercado, o la incapacidad de autorrealización y
desarrollo humano, etc.) trascendiéndolo por un sistema socioeconómico
8
autodenominado moralmente superior.
Subsisten sin embargo criterios encontrados respecto a la necesidad de la centralización de la
administración económica mediante el Estado como única instancia colectiva en el marco de una
sociedad compleja,1213 frente a la posibilidad de formas diferentes de gestión descentralizada de la
colectividad socialista, tanto por vías autogestionarias como de mercado, así como mediante el
empleo de pequeñas unidades económicas socialistas aisladas y autosuficientes. 1415 El primer acto
en que el Estado se manifiesta efectivamente como representante de toda la sociedad: la toma de
posesión de los medios de producción en nombre de la sociedad, es a la par su último acto
independiente como Estado.16
Los sistemas socialistas se dividen en formas de no mercado y de mercado. 17 El socialismo de no
mercado implica reemplazar los factores de mercado y el dinero con planificación e ingeniería
económica integrada o criterios técnicos basados en cálculos realizados en especie, produciendo así
un mecanismo económico diferente que funciona de acuerdo con leyes y dinámicas
económicas diferentes a las del capitalismo.181920 El debate del cálculo socialista, originado por el
problema del cálculo económico, se refiere a la viabilidad y los métodos de asignación de recursos
para una economía planificado socialista,21 ya sea de
forma centralizada o participativa / democrática. Por el contrario, el socialismo de mercado8
8

conserva el uso de los precios monetarios, los factores de mercados y, en algunos casos, el ánimo
de lucro, con respecto al funcionamiento de las empresas de propiedad social y la asignación de
bienes de capital entre ellas. Las ganancias generadas por estas empresas serían controladas
directamente por la fuerza laboral de cada empresa o se acumularían a la sociedad en general en
forma de dividendo social.2223
Existen también discrepancias sobre la forma de organización política bajo el socialismo para lograr
o asegurar el acceso democrático a la sociedad socialista a clases sociales o poblaciones, 24 frente a
la posibilidad de una situación autocrática por parte de las burocracias administrativas.25 La política
socialista ha sido tanto de orientación internacionalista como nacionalista; organizado a través de
partidos políticos y opuestos a la política de partidos a veces se superponen con los sindicatos y
otras veces son independientes y críticos de ellos; y presente tanto en países industrializados como
en desarrollo.26
Las formas históricas de la organización social de tipo socialista pueden dividirse entre
determinadas evoluciones espontáneas de ciertas civilizaciones de carácter religioso y las
construcciones políticas establecidas por proyectos ideológicos deliberados. De estas se destaca
el Imperio inca.27 El movimiento socialista incluye un conjunto de filosofías políticas que se
originaron en los movimientos revolucionarios de mediados a finales del siglo XVIII y por
preocupación por los problemas sociales asociados con el capitalismo. 28 A finales del siglo XIX,
después del trabajo de Karl Marx y Friedrich Engels, el socialismo había llegado a significar
oposición al capitalismo y la defensa de un sistema poscapitalista basado en alguna forma de
propiedad social de los medios de producción. El socialismo marxista fue más tarde denominado
como socialismo científico, caracterizado por la dictadura del proletariado como objetivo para
sentar el comunismo (sistema socioeconómico sin clases sociales), en contraposición a autores
socialistas anteriores, denominados socialistas utópicos. A lo largo del siglo XIX, los términos
"comunismo" y "socialismo" se usaron como sinónimos.29 Por otro lado,
pensadores anarquistas como Pierre-Joseph Proudhon y Mijaíl Bakunin defendieron un socialismo
libertario sin Estado3031 en comparación al socialismo de Estado marxista.
A finales del siglo XIX se originó la socialdemocracia dentro del movimiento socialista, 32 apoyando
las intervenciones económicas y sociales para promover la justicia social.33 Mientras conserva el
socialismo como un objetivo a largo plazo, 343536 desde el período de posguerra ha llegado a abrazar
a una economía mixta keynesiana dentro de una economía de mercado capitalista. 37 No fue sino
hasta la Revolución Bolchevique con Lenin que el término socialismo llegó a referirse a una
"primera fase" a la "fase superior" del comunismo. 3839 En la década de 1920, el comunismo y
la socialdemocracia se habían convertido en las dos tendencias políticas dominantes dentro del
movimiento socialista internacional,40 con el socialismo mismo convirtiéndose en el movimiento
secular más influyente del siglo XX.41 Mientras que el surgimiento de la Unión Soviética como el
primer Estado socialista nominal del mundo condujo a la asociación generalizada del socialismo con
el modelo económico soviético, algunos economistas e intelectuales argumentaron que en la
práctica el modelo funcionaba como una forma de capitalismo de Estado424344 o una economía
administrativa o de mando no planificada.4546 Tras la caída del bloque soviético, el término
«socialismo del siglo XXI» de Heinz Dieterich Steffan como "producto de la reflexión sobre el
socialismo soviético-oriental del siglo XX"47 adquirió difusión mundial por varios líderes
latinoamericanos como Hugo Chávez de Venezuela y Evo Morales de Bolivia.
Actualmente, las ideas y partidos socialistas que van desde los partidos laboristas hasta las diversas
variedades del izquierdismo siguen siendo una fuerza política con diversos grados de poder e
influencia en todos los continentes, encabezando gobiernos nacionales en muchos países de todo el
mundo, los cuales han adoptado las causas de otros movimientos sociales como el ambientalismo,
el feminismo y el progresismo.48 También se afirma que todas las economías son sistemas híbridos
"no simplemente como tipos ideales de todo o nada [...] sino también como variables", como
dice Erik Olin Wright, que combinan la propiedad privada, social y estatal siendo más socialistas o
menos capitalistas.8 La mayoría de los principales partidos se reúnen, a nivel internacional, dentro
de la Internacional Socialista, y a nivel europeo, dentro del Partido Socialista Europeo. Además de la
diversidad vinculada a sus variaciones ideológicas, el socialismo también conoce muchos avatares
vinculados a contextos geográficos y culturales, como el socialismo árabe o el socialismo africano.

Concepto[editar]
Origen de la palabra socialismo[editar]

Folleto socialista utópico de Rudolf Sutermeister.


Para Andrew Vincent, "la palabra 'socialismo' encuentra su raíz en el latín sociare, que significa
combinar o compartir. El término relacionado, más técnico en el derecho romano y luego medieval
fue societas. Esta última palabra podría significar compañerismo, así como la idea más legalista de
un contrato consensuado entre hombres libres".49
Al parecer la palabra socialismo fue empleada por primera vez por el monje Ferdinando
Facchinei en 1766 para referirse a la doctrina de los que defendían el contrato social como el
fundamento de la organización de las sociedades humanas. 20 años más tarde, otro autor italiano
Appiano Buonafede volvió a utilizarla. El término socialismo también se atribuye en Francia a Pierre
Leroux50 y Marie Roch Louis Reybaud, mientras que en Gran Bretaña se asocia a Robert Owen,51
quien sus discípulos de Robert Owen ya habían empleado el término ‘socialist’ para designar a los
adeptos de la doctrina de Owen por 1827 en el Co-operative Magazine.52
Sin embargo, la palabra socialismo, en el sentido moderno del término, no aparece hacia 1830 en
Gran Bretaña y en Francia, casi simultáneamente, para designar las ideas de los seguidores de
Robert Owen, Henri de Saint-Simon y grupos de Europa occidental que habían surgido de
la Revolución Francesa.53 El primer uso preciso del neologismo se suele atribuir
al sansimoniano francés Pierre Leroux quien en el número de octubre-diciembre de 1833 de
la Revue encyclopédique publicó un artículo titulado Del individualismo y del socialismo, aunque en
él criticaba ambas doctrinas por considerarlas el resultado de la exageración de la idea de libertad,
la primera, y de la idea de asociación, la segunda. 54 Sin embargo, en una nota añadida a la
reimpresión del artículo años más tarde escribió:55
Desde hace algunos años, nos hemos acostumbrado a llamar socialistas a todos los pensadores que
se ocupan de reformas sociales, a todos los que critican y reprueban el individualismo… y en este
aspecto yo mismo, que siempre he combatido el socialismo absoluto, soy designado hoy como
socialista. […] Soy socialista sin duda, si se quiere entender por socialista la doctrina que no sacrifica
ninguno de los términos de la fórmula Libertad, Fraternidad, Igualdad, Unidad, sino que todos los
aúna.
Entre agosto de 1836 y abril de 1838 Louis Reybaud publicaba en la Revue des deux mondes tres
estudios bajo el título de Socialistas modernos dedicados a Saint-Simon, a Charles Fourier y a
Robert Owen, y en los que confirmaba que el término socialismo, en su sentido moderno, había
surgido hacia 1830.55
Como ha destacado Jean-Paul Thomas, toda «palabra nueva, responde a realidades nuevas. Las
doctrinas sociales no surgen casualmente a principios del siglo XIX. Tienen como origen inmediato
la revolución industrial y la miseria que le acompaña… Contraponen a la búsqueda egoísta del
provecho la visión de una comunidad de productores ligados unos a otros por una solidaridad
fraternal». Según este autor las raíces del socialismo hay que buscarlas en las propuestas
igualitarias de los grupos «radicales» de la Revolución Francesa, como la del enragé Jacques
Roux que escribió en 1793, denunciando los acaparamientos de los bienes de subsistencia: «los
productos de la tierra, como los elementos, pertenecen a todos los hombres. El comercio y
el derecho de propiedad no pueden consistir en hacer morir de miseria y de inacción a nuestros
semejantes».55
Distinción entre socialismo y comunismo[editar]

Pierre-Joseph Proudhon. Sus pensamientos sobre el socialismo libertario (mutualismo) inspiraron


profundamente a Karl Marx.56
Según El manual de Oxford de Karl Marx, "Marx usó muchos términos para referirse a una
sociedad poscapitalista: humanismo positivo, socialismo, comunismo, reino de la individualidad
libre, asociación libre de productores, etc. Usó estos términos de manera completamente
intercambiable. La noción de que 'socialismo' y 'comunismo' son etapas históricas distintas es ajena
a su obra y solo entró en el léxico del marxismo después de su muerte".57
Unos diez años después de la aparición de los términos «socialismo» y «socialista» surgieron en
Francia las palabras «comunismo» y «comunista» y su uso se difundió rápidamente. Étienne
Cabet y el neobabuvista Jean-Jacques Pillot las emplearon de inmediato y el adjetivo «comunista»
fue usado para referirse a un banquete organizado por Pillot celebrado el 1 de julio de 1840 en las
afueras de París en el que participaron más de mil comensales, en su mayoría obreros, y en el que
se defendió la necesidad de aplicar reformas que no fueran meramente políticas para alcanzar una
«igualdad real».58 En junio de 1843 el poeta alemán Heinrich Heine, quien desde hacía más de diez
años vivía en París, advirtió de su crecimiento: «Los comunistas son en Francia el único partido que
merece atención».59
Desde Francia los términos «comunismo» y «comunista» se difundieron por los Estados alemanes y
por Suiza, gracias al libro de Lorenz von Stein publicado en 1842 en Leipzig con el título El
socialismo y el comunismo en la Francia de hoy (Der Sozialismus und Communismus des heutigen
Frankreichs) —Wilhelm Weitling, August Becker y otros los utilizaron enseguida—, y también
por Gran Bretaña a través de otros canales. Así el término «comunismo» fue sustituyendo
progresivamente al originario de «socialismo» o al menos se confundió con él.60

Esquema político de izquierda a derecha


En la década de 1830, en general, la palabra "socialismo" llegó a significar casi cualquier tipo de
reforma con el propósito de mejorar la situación del proletariado y "comunismo" como más
extremo que el socialismo. Una distinción generalizada era que el socialismo socializaba solo la
producción, mientras que el comunismo socializaba tanto la producción como el consumo. 38
Según Jean Bruhat, en la década de 1840 «comunista» y «socialista» no eran términos
completamente equivalentes ya que los comunistas se distinguían por unas ideas que en ellos
estaban más claramente afirmadas que en los socialistas, como la realidad de la lucha de clases de
la que se derivaba la necesidad de la revolución —la conquista del Estado— para alcanzar la nueva
sociedad, pues para cambiar al hombre había que cambiar el régimen económico y social en el que
vivía, como lo advirtió el neobabuvista Théodore Dézamy cuando criticaba a los que creían «que
para modelar al hombre a su gusto bastaría proponérselo de un modo testarudo y enérgico». 61
Estas diferencias fueron las que motivaron que Karl Marx y Friedrich Engels adoptaran el término
«comunista» y no el de «socialista» para llamar a la Liga que fundaron en 1847 y al manifiesto de la
misma hecho público al año siguiente.
En Principios del comunismo, un programa de la Liga de los Comunistas que sirvió de borrador para
el manifiesto, Engels escribió que había tres tipos de socialistas: los socialistas reaccionarios, los
socialistas burgueses (antagónicos ambos a los objetivos comunistas) y los socialistas
democráticos (que a veces pueden alinearse útilmente con los comunistas). 62 Engels explicó
en Contribución al problema de la vivienda que: "La característica esencial del socialismo burgués
es que pretende conservar la base de todos los males de la sociedad presente, queriendo al mismo
tiempo poner fin a estos males".63 Esta clasificación se mantuvo en el Manifiesto Comunista.
En sus críticas mutuas, tanto Marx como Pierre-Joseph Proudhon aceptaron que el "comunismo" y
"socialismo" eran distintos.38 En la Europa cristiana, se creía que los comunistas habían adoptado
el ateísmo. En la Inglaterra protestante, el término comunismo se parecía al nombre del rito de la
comunión de la Iglesia católica, por lo que socialista era el término preferido.64 El filósofo
británico John Stuart Mill discutió una forma de socialismo económico dentro de un contexto liberal
que más tarde se conocería como socialismo liberal. En ediciones posteriores de sus Principios de
economía política (1848), Mill argumentó además que "en lo que respecta a la teoría económica, no
hay nada en principio en la teoría económica que excluya un orden económico basado en políticas
socialistas"6566 y promovió la sustitución de las empresas capitalistas por cooperativas de
trabajadores.67
La definición y el uso del socialismo se estableció en la década de 1860, reemplazando
a asociacionista, cooperativo y mutualista que se habían utilizado como sinónimos mientras
el comunismo cayó en desuso durante este período.68 Una de las primeras distinciones
entre comunismo y socialismo fue que el último tenía como objetivo socializar únicamente la
producción, mientras que el primero tenía como objetivo socializar tanto la producción como
el consumo (en forma de libre acceso a los bienes finales). 69 En 1888, los marxistas emplearon
el socialismo en lugar del comunismo, ya que este último había llegado a ser considerado un
sinónimo antiguo de socialismo.70
Engels explicó en el prólogo del Manifiesto de 1890 que “socialismo” designaba un movimiento
burgués, el “comunismo” un movimiento obrero debido a que en aquellos años «la parte de los
obreros que, convencida de la insuficiencia de las revoluciones meramente políticas, exigía una
transformación radical de la sociedad, se llamaba entonces comunista» mientras que la mayoría de
los que se hacían llamar «socialistas» «se hallaban fuera del movimiento obrero y buscaban apoyo
más bien en las clases "instruidas"», «y como nosotros ya en aquel tiempo sosteníamos muy
decididamente el criterio de que "la emancipación de la clase obrera debe ser obra de la clase
obrera misma", no pudimos vacilar un instante sobre cuál de las dos denominaciones procedía
elegir».71
Después de 1848, los términos «socialismo» y «comunismo» se afirmaron y se superpusieron,
identificándose en unos períodos y diferenciándose en otros, y también se utilizaron para
caracterizar etapas de desarrollo histórico distintas.72 Marx y Engels cambiaron al uso del término
"socialismo", para significar exactamente lo que antes habían querido decir con "comunismo". 38 El
sociólogo francés Émile Durkheim afirmó que en el «comunismo», a diferencia del «socialismo», la
contribución a la producción común era libre y no planificada mientras que el consumo se vivía en
común.73
En 1888, el socialismo era de uso general entre los marxistas y fue utilizado para significar lo que
antes se había entendido por el término menos popular y más restringido. 38 El programa de
Erfurt de Karl Kautsky de 1891 explicó:74
"Solo la transformación de la propiedad privada capitalista de los medios de producción (tierra y
suelo, pozos y minas, materias primas, herramientas, máquinas, medios de transporte) en
propiedad social y la transformación de la producción de bienes en producción socialista llevada a
cabo por y para la sociedad puede hacer que la gran empresa y la productividad en constante
crecimiento del trabajo social cambien para las clases hasta ahora explotadas de una fuente de
miseria y opresión a una fuente de la mayor asistencia social y universal."

Friedrich Engels, filósofo socialista alemán, compañero de Karl Marx.


Friedrich Engels en Del socialismo utópico al socialismo científico, define el socialismo como un
sistema social y económico caracterizado por el control por parte de la sociedad, organizada con
todos sus integrantes, tanto de los medios de producción como de las diferentes fuerzas de trabajo
aplicadas hacia los mismos.7576 Engels opina que una “sociedad socialista” debe concebirse en un
estado de constante cambio y su diferencia con el orden actual consiste en la producción
organizada sobre la base de la propiedad común de la nación de todos los medios de producción. 77
Según Engels, el objetivo de un partido socialista es comunista, cuyo último era vencer todo al
Estado y superar la "democracia burguesa".78
Mientras tanto, los socialistas no marxistas continuaron hablando de una distinción entre
socialismo y comunismo, aunque no como etapas sucesivas. 38 En la Crítica del programa de Gotha,
Marx diferencia entre una etapa comunista previa en donde el individuo compraría bienes con
vales de trabajo, de una etapa superior, en la que cada persona contribuirá según sus capacidades y
recibirá acorde a sus necesidades.7980 Poco después en 1917, Lenin en su obra El Estado y la
revolución utilizó la palabra «socialismo» para referirse a la primera etapa en la consecución de
la sociedad sin clases o «comunismo», caracterizada por la organización colectiva de la producción
y la distribución en tanto que el consumo seguiría siendo particular.81
Según el marxismo, en un sistema socialista, al establecerse la propiedad social (colectiva) de los
medios de producción, desaparece cualquier forma de propiedad privada de los bienes de capital y
con esta el capitalismo como forma de apropiación del trabajo asalariado, una forma de
explotación por vía económica. Por lo tanto el socialismo constituye el primer paso para la extinción
de las clases sociales (o comunismo) dando así por superada la lucha de clases como motor del
progreso histórico.82
Vladimir Lenin expresó en su escrito "Seis tesis acerca de las tareas inmediatas del poder soviético"
que el Estado socialista organizado por la dictadura del proletariado tenía como objetivo sentar las
bases del comunismo y se encargaría de la dirección de la economía bajo el modo de producción
"socialista" centralizado. El socialismo moderno es, en primer término, por su contenido, fruto del
reflejo en la inteligencia, por un lado, de los antagonismos de clase que imperan en la moderna
sociedad entre poseedores y desposeídos, capitalistas y obreros asalariados, y, por otro lado, de
la anarquía que reina en la producción.75
Socialismo como movimiento político[editar]

Vladimir Lenin definió el socialismo como un etapa sucesiva al comunismo.


No fue sino hasta 1917 después de la Revolución Bolchevique que Vladimir Lenin se apropió del
término para significar una etapa entre capitalismo y comunismo bajo la dictadura del
proletariado del que Marx ya hablaba en la Crítica del programa de Gotha.3883 Según Engels, la
"forma específica" de esta etapa es la república democrática.8485 No fue sino hasta la Revolución
Bolchevique que el término socialismo llegó a referirse a esta etapa previa.74
Lenin utilizó el término para defender el programa bolchevique de la crítica marxista de que
las fuerzas productivas de Rusia no estaban suficientemente desarrolladas para el comunismo. 86 La
distinción entre comunismo y socialismo se hizo notoria en 1918 después de que el Partido
Laborista Socialdemócrata Ruso se rebautizara a sí mismo como Partido Comunista de toda la
Unión, interpretando comunismo específicamente para significar socialistas que apoyaron la
política y las teorías del bolchevismo, leninismo y más tarde del marxismo-leninismo,87 aunque los
partidos comunistas continuaron describiéndose como socialistas dedicados al socialismo.88
Por extensión se define como socialista a toda doctrina o movimiento que aboga por su
implantación. Frecuentemente existen diferentes movimientos políticos que adoptan el título de
Socialismo: desde aquella fecha existen ideas de búsqueda del bien común e igualdad social, hasta
los proyectos reformistas de construcción progresiva de un Estado socialista en términos marxistas,
o las variantes pre y post-marxistas de socialismo (sean obreristas o nacionalistas), o
al intervencionismo, conceptos de socialismo o de sus métodos que pueden variar drásticamente
según varíen los interlocutores políticos y que algunas veces se distancian en mayor o menor
medida de su etimología: estatistas, nacionalistas, marxistas, cooperativistas,
corporativistas gremiales clásicos, socialistas de renta, socialistas de
mercado, mutualistas, socialdemócratas modernos, etc.
El socialismo continúa siendo un término de fuerte impacto político, que permanece vinculado con
el establecimiento de un orden socioeconómico construido por, para, o en función de, una clase
trabajadora organizada originariamente sin un orden económico propio, y para el cual debe crearse
uno público (por vía del Estado o no), ya sea mediante revolución o evolución social o mediante
reformas institucionales, con el propósito de construir una sociedad sin clases estratificadas o
subordinadas unas a otras; idea esta última que no era originaria del ideario socialista sino del
comunista y cuya asociación es deudora del marxismo-leninismo. La radicalidad del pensamiento
socialista no se refiere tanto a los métodos para lograrlo sino más bien a los principios que se
persiguen.
Existen diferencias entre los grupos socialistas, aunque casi todos están de acuerdo en que están
unidos por una historia en común que tiene sus raíces en el siglo XIX, en las luchas de
los trabajadores siguiendo los principios de solidaridad y vocación a una sociedad igualitaria, con
una economía que pueda, desde su punto de vista, servir a la totalidad de la población en vez de a
unos pocos.
Por otro lado el significado de facto del socialismo ha ido cambiando con el transcurso del tiempo.
Así en el marxismo-leninismo el socialismo es considerado como la fase previa al comunismo,
mientras que en la socialdemocracia con el término de socialismo se alude a la redistribución de la
riqueza mediante la aplicación de un sistema fiscal progresivo.

Historia[editar]
La influencia de la Ilustración y el socialismo utópico[editar]
Inglaterra fue una de las dos cunas del socialismo «utópico». Existieron dos causas importantes que
dan al socialismo utópico inglés su carácter peculiar: la revolución industrial, con su cortejo de
miserias para el desarrollo del Proletariado británico, y el desarrollo de una nueva rama de
la ciencia: la economía política, concepto asociado a la búsqueda de dominio titular de las ciencias
políticas.
En Francia tuvo un carácter más filosófico que en Inglaterra. Su primer representante fue el
conde Henri de Saint-Simon, considerado por Engels el creador de la idea en estado embrionario
que sería utilizada por todos los socialistas posteriores. 89 Propuso la Federación de Estados
Europeos, como instrumento político para controlar el comienzo y desarrollo de guerras. Al mismo
tiempo Charles Fourier, concibió los falansterios (comunidades humanas regidas por normas de
libre albedrío e ideologías económicas socializadas).
Henri de Saint-Simon contrastó la doctrina liberal del individualismo que enfatizaba el valor moral
del individuo mientras enfatizaba que las personas actúan o deberían actuar como si estuvieran
aisladas unas de otras. Los socialistas utópicos originales condenaron esta doctrina del
individualismo por no abordar las preocupaciones sociales durante la Revolución Industrial, incluida
la pobreza, la opresión y las grandes desigualdades en la riqueza. Consideraban que su sociedad
dañaba la vida comunitaria al basarla en la competencia. Presentaron el socialismo como una
alternativa al individualismo liberal basado en la propiedad compartida de los recursos. 90 Saint-
Simon propuso la planificación económica, la administración científica y la aplicación del
conocimiento científico a la organización de la sociedad. Por el contrario, Robert Owen propuso
organizar la producción y la propiedad a través de cooperativas.9091
Los debates entre los socialistas clásicos[editar]

Mijaíl Bakunin, ideólogo político, defensor de la independencia individual y colectiva.


Poco después aparece la teoría comunista marxista que desde una teoría crítica del comunismo,
desarrolla una propuesta política: el «socialismo científico». Karl Marx postula en una de sus obras
la diferenciación entre «valor de mercado» y «valor de cambio» de una mercancía y la definición
de plusvalía, siendo estas sus mayores contribuciones a la economía política; no obstante, los
economistas modernos no utilizan estos conceptos del mismo modo que lo hacen los seguidores de
la escuela marxista del pensamiento económico, argumentando que la teoría expuesta por Marx no
contempla la interacción total de la ciencia económica y se ve parcializada por el comunismo. Entre
los socialistas hubo una muy pronta división entre marxistas y anarquistas los cuales eran la esencia
más cercana a la ideología marxista. El marxismo como teoría recibió muchas críticas, algunas de
ellas constituirán durante muchas décadas la base ideológica de la mayoría de partidos socialistas.
Más tarde, a raíz de la Revolución rusa y de la interpretación que le dio Lenin, el leninismo se
convertiría en foco de admiración de los partidos comunistas, agrupados bajo la III Internacional.
La teoría marxista se construye conjuntamente con el anarquismo. El anarquismo se podría inscribir
dentro de los conceptos tempranos del socialismo, que como ideal busca que las personas decidan
sobre sus vidas libre e independientemente; la abolición del Estado y de toda autoridad; exaltando
al individuo. Poco después de que Mijaíl Bakunin y sus seguidores se unieran en 1868, la Primera
Internacional se polarizó en campos encabezados por Marx y Bakunin. Las diferencias más claras
entre los grupos surgieron sobre sus estrategias propuestas para lograr sus visiones. La Primera
Internacional se convirtió en el primer foro internacional importante para la promulgación de ideas
socialistas. «Que la libertad sin el socialismo es el privilegio, la injusticia; y que el socialismo sin la
libertad es la esclavitud y la brutalidad».92
La meta del socialismo es construir una sociedad basada en la igualdad, la equidad económica, la
iniciativa personal, la cooperación moral de un individuo, eliminando las compensaciones
estratificadas por esfuerzo, promoviendo estructuras políticas y económicas de distribución como
por ejemplo el seguro social.
El socialismo en el siglo XX[editar]

"La anarquía económica de la sociedad


capitalista tal como existe hoy es, en mi
opinión, la verdadera fuente del mal. [...]
Estoy convencido de que hay solamente
un camino para eliminar estos graves
males, el establecimiento de una
economía socialista, acompañado por un
sistema educativo orientado hacia metas
sociales. En una economía así, los
medios de producción son poseídos por
la sociedad y utilizados de una forma
planificada. Una economía planificada
que ajuste la producción a las
necesidades de la comunidad,
distribuiría el trabajo a realizar entre
todos los capacitados para trabajar y
garantizaría un sustento a cada hombre,
mujer, y niño. La educación del
individuo, además de promover sus
propias capacidades naturales,
procuraría desarrollar en él un sentido
de la responsabilidad para sus
compañeros-hombres en lugar de la
glorificación del poder y del éxito que se
da en nuestra sociedad actual."93
—Albert Einstein, "¿Por qué el
socialismo?", 1949

El socialismo alcanzó su apogeo político a finales del siglo XX en el bloque comunista de Europa,
la Unión Soviética, estados comunistas de Asia y del Caribe.
Durante la segunda mitad del siglo XX fue de gran importancia para el llamado bloque socialista
(conjunto de los países controlados por la Unión Soviética tras la contraofensiva en el frente
oriental durante la Segunda Guerra Mundial), donde la URSS impuso sistemas de gobierno
socialistas dependientes.
En la década de 1920, el comunismo y la socialdemocracia se habían convertido en las dos
tendencias políticas dominantes dentro del movimiento socialista internacional, 40 con el socialismo
mismo convirtiéndose en el movimiento secular más influyente del siglo XX.41 Mientras que el
surgimiento de la Unión Soviética como el primer estado socialista nominal del mundo condujo a la
asociación generalizada del socialismo con el modelo económico soviético, algunos economistas e
intelectuales argumentaron que en la práctica el modelo funcionaba como una forma
de capitalismo de Estado424344 o una economía administrativa o de mando no planificada.4546
Tras la Segunda Guerra Mundial, la tensión militar-ideológica entre el bloque socialista, encabezado
por la Unión Soviética, y el capitalista, encabezado por Estados Unidos, desembocó en un
enfrentamiento político que se conocería como Guerra Fría. Se conoció de ella extraoficialmente y
fue la competencia por la superioridad en todos los aspectos y lograr así el dominio completo (pero
no directo) de la mayor cantidad de países. Culminó con la disolución política de la URSS, tras una
crisis agravada por su situación económica y política y fuertes presiones externas, acompañada de
una pronunciada crisis en los demás estados socialistas, principalmente los europeos.
El socialismo del siglo XXI[editar]
Artículo principal: Socialismo del Siglo XXI
El socialismo del siglo XXI es un concepto que aparece en la escena mundial en 1996, a través
de Heinz Dieterich Steffan.94 El término adquirió difusión mundial desde que fue mencionado en un
discurso por el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, el 30 de enero de 2005, desde el V
Foro Social Mundial. Dieterich argumentó que tanto el capitalismo industrial de libre
mercado como el socialismo del siglo XX en forma de marxismo-leninismo no han logrado resolver
problemas humanitarios urgentes como la pobreza, el hambre, la explotación del trabajo, la
opresión económica, el sexismo, el racismo, la destrucción de los recursos naturales y ausencia de
una democracia verdaderamente participativa. El socialismo del siglo XXI tiene elementos socialistas
democráticos, pero se interpreta principalmente al revisionismo marxista.95
En el marco de la Revolución Bolivariana, Chávez señaló que para llegar a este socialismo habrá una
etapa de transición que denomina como Democracia Revolucionaria. Hugo Chávez expresó «Hemos
asumido el compromiso de dirigir la Revolución Bolivariana hacia el socialismo y contribuir a la
senda del socialismo, un socialismo del siglo XXI que se basa en la solidaridad, en la fraternidad, en
el amor, en la libertad y en la igualdad» en un discurso a mediados de 2006. Además, este
socialismo no está predefinido. Más bien, dijo Chávez «debemos transformar el modo del capital y
avanzar hacia un nuevo socialismo que se debe construir cada día».
Los partidos socialistas y las ideas siguen siendo una fuerza política con diversos grados de poder e
influencia en todos los continentes, encabezando gobiernos nacionales en muchos países de todo el
mundo. Hoy, muchos socialistas también han adoptado las causas de otros movimientos sociales
como el ambientalismo, el feminismo y el progresismo.48

Listado de corrientes[editar]
Socialismo Socialismo bismarckiano Socialismo
marxista[editar] tercermundista
Socialismo no
marxista[editar]  Otto von Bismarck
 Comunismo  Socialismo de Estado  Socialismo
 Socialismo marxista
 Socialismo de Estado social tercermundista
 Socialismo científico  Kathedersozialismus  Chavismo
derecha
 Marxismo
 Socialismo nacional  Adolph Wagner  Nasserismo
 Marxismo-Leninismo  Friedrich List  Jawaharlal Nehru
 Socialismo
 Marxismo-Leninismo-  Ferdinand Lassalle  Socialismo africano
corporativo
Maoísmo  Kwame Nkrumah
 Socialismo militar Socialismo cristiano
 Marxismo-Leninismo-  Julius Nyerere
 Socialismo de guerra
Maoísmo-  Socialismo árabe
 Ecosocialismo  Doctrina social de la
Pensamiento Gonzalo  Socialismo
 Nacionalsocialismo iglesia
 Marxismo-Leninismo- desturiano
 Strasserismo  Cuestión social
Maoísmo-Camino  Socialismo islámico
Prachanda Socialismo premarxista  Socialismo cristiano  Partido Baaz
 Lucha de clases  Distributismo
 Frente de Liberación
 Dictadura del Socialismo utópico  Karl Polanyi Nacional (Argelia)
proletariado  Socialismo Socialdemocracia  Muammar Gaddafi
 Manifiesto Comunista ricardiano  Tercera teoría
 Estalinismo  Sansimonismo  Socialdemocracia universal
 Trotskismo  Owenismo  Socialismo  Sukarno
 Guevarismo  Falansterio democrático  Pancasila
 Maoísmo  Comuna de París  Socialismo de Marhaenismo
 Juche  Utopía mercado  Ne Win
 Socialismo con La ciudad del sol  Socialismo liberal  Felipe Carrillo
características chinas  Comunismo  New Deal Puerto
 Teología de la primitivo  Sociedad Fabiana  Vía birmana al
liberación  Licurgo de Esparta  Laborismo socialismo
 Eurocomunismo  Despotismo oriental Internacional  Aprismo
 Revisionismo Anarquismo socialista Socialista  Mariateguismo
 Antirrevisionismo  Tercera vía  Partido del
 Socialismo  Socioliberalismo Programa Socialista
 Anarquismo
autogestionario  Keynesianismo de Birmania
socialista
 Socialismo con rostro  Sun Yatsen
 Socialismo libertario
humano  Tres Principios del
 Anarcocomunismo
 Comunismo de Pueblo
 Anarcosindicalismo
izquierda  Socialismo
 Anarquismo
 Comunismo melanesio
colectivista
consejista  Tercermundismo
 Mutualismo
 Escuela de Fráncfort  Movimiento de
 Browderismo Países No Alineados

Socialismo por lugares[editar]


Véase también: Categoría:Socialismo por país

 Socialismo árabe
 Socialismo africano
 Socialismo islámico
 Comunismo soviético
 Socialismo en Argentina
 Socialismo en el Imperio del Japón

Partidos y organizaciones políticas[editar]

 Categoría:Partidos socialistas
 Categoría:Partidos socialistas o socialdemócratas
 Categoría:Organizaciones socialistas
Comunismo
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Este artículo trata sobre el concepto político y social. Para su uso como tipo de sociedad,
véase Sociedad comunista.

La hoz y el martillo, símbolos del comunismo adoptados por los partidos marxistas-leninistas a
partir de la Tercera Internacional, tal como aparecían en la bandera de la Unión Soviética.

La estrella roja, símbolo usado recurrentemente para representar a los partidos comunistas, o al
comunismo en general, tal como aparecía en la bandera de la Unión Soviética.
El comunismo (del latín communis, «común, compartido»)1 es un sistema político y un modo
de organización socioeconómica, caracterizado por la propiedad en común de los medios de
producción, así como por la inexistencia de clases sociales, del mercado y del Estado.234567
El comunismo incluye una variedad de escuelas de pensamiento. La visión filosófica de una
sociedad comunitaria tiene antecedentes hasta la República de Platón y en los primeros
cristianos (comunismo primitivo).1 El comunismo, como proyecto de socialización de los medios de
producción, surgió en el siglo XVI, bajo la forma de diversas teorías económicas basadas en
el colectivismo agrario. Las más conocidas fueron la obra Utopía, de Tomás Moro, Ciudad del
Sol de Tomás Campanella1 y la ideología revolucionaria babuvina, que derivó del
movimiento jacobino de la Revolución francesa.8 El ideario comunista se convirtió, a comienzos del
siglo XIX, en un complejo proyecto económico, gracias a las diferentes corrientes del
llamado socialismo utópico, del anarquismo y de las ramas obreras del socialismo y comunismo
cristiano.
El más conocido de estos movimientos fue el socialismo científico de los pensadores alemanes Karl
Marx y Friedrich Engels, bajo la cual la organización Liga de los justos sería rebautizada como Liga
de los Comunistas. Ambos autores escribieron en 1848 el Manifiesto del Partido Comunista. Por la
influencia de su obra, el movimiento comunista adoptó una interpretación revolucionaria de la
historia y la forma de partido político, convirtiéndose luego en una organización
internacional unificada bajo las tesis marxistas.
Según el marxismo, la historia es entendida como una lucha de clases permanente, cuyo inicio se
debe a la aparición de las diversas formas de propiedad, las cuales estratifican a la sociedad de
acuerdo a sus relaciones de producción, explotadores o explotados (dialéctica amo-esclavo). Estas
relaciones generan, con el tiempo, las condiciones para ser reemplazadas por otras formas
de explotación y una nueva clase dominante, en una secuencia revolucionaria de nuevos modos de
producción. En el capitalismo, las dos principales clases son el proletariado (clase trabajadora), que
constituye la mayoría de la población y vende su fuerza de trabajo a cambio de un salario; y
la burguesía (clase capitalista), que constituye una pequeña minoría que obtiene ganancias a través
del empleo de mano de obra asalariada (plusvalía) mediante la propiedad privada de los medios de
producción. Sin embargo, el modo de producción capitalista genera una serie creciente de
crisis cíclicas que solo pueden ser resueltas con una revolución proletaria, la que requiere a su vez,
de la construcción del socialismo y finalmente del comunismo. 9 Para llegar a este fin, debe
organizarse un partido comunista que conquiste el poder político y pondría a la clase
trabajadora en el poder, a su vez que establecería la propiedad social de los medios de producción,
que es el elemento principal en la transformación de la sociedad hacia el comunismo.
A lo largo del siglo XIX, los términos «comunismo» y «socialismo» se usaron como sinónimos.10 No
fue sino hasta la Revolución Bolchevique que el vocablo socialismo llegó a referirse a la «primera
fase» del modo de producción comunista.11 Tanto Karl Marx12 como Vladímir Lenin13 prevén los
siguientes períodos o fases:

1. Un "período de transición", donde se iniciaría la llamada dictadura del proletariado, a la


cual siguen inmediatamente las restantes dos fases ya como parte del desarrollo del
comunismo como modo de producción;14
2. una "primera fase del comunismo" (que Lenin llamaría "sociedad socialista"), en donde se
recibiría bienes de acuerdo a la contribución laboral (con vales de trabajo o similares)
todavía basada en una forma de derecho;
3. y una "fase superior" en la que cada individuo contribuirá según sus capacidades y recibirá
acorde a sus necesidades atendiendo comunitariamente a las diferentes posibilidades e
intereses personales, yendo más allá de la noción contractual e impersonal del derecho
entendido como «residuo pequeñoburgués»15 de la cooperación social.
El período de transición terminaría cuando desaparecen las clases sociales, lo cual lleva a que
el Estado, entendido como una herramienta de dominación de la clase dirigente sobre la otra,
deba extinguirse como forma de reglamentar internamente la sociedad. 101216 Existen discrepancias
cruciales entre las diferentes corrientes del marxismo, en especial por parte de intérpretes
bolcheviques y no-bolcheviques de las tesis de Marx, 17 así como también posiciones críticas
encontradas desde fuera del marxismo sobre la continuidad o no entre Marx y Lenin, 18 respecto a
cuál debería ser la forma de producción, el rol del Estado y, en general, la naturaleza de cada una
de las fases de desarrollo del comunismo (ver Anarquismo y marxismo). Otras formas de
comunismo no marxista son el anarcocomunismo (Piotr Kropotkin), bakunismo (Mijaíl
Bakunin), comunismo de consejos, eurocomunismo, etc.
Junto con la socialdemocracia, el comunismo se convirtió en la tendencia política dominante dentro
del movimiento obrero internacional en la década de 1920. 19 Si bien el surgimiento de la Unión
Soviética como el primer «Estado socialista» del mundo llevó a la asociación generalizada del
comunismo con el modelo económico soviético y el marxismo-leninismo,2021 algunos economistas e
intelectuales argumentaron que en la práctica el modelo funcionó como una forma de capitalismo
de Estado,222324 o una economía administrativa o dirigida no planificada. 2526 Los «Estados
comunistas» actuales son cinco: la República Popular China (maoísmo y dengismo),27 Corea del
Norte (juche),28 Laos (pathet Lao),29 Cuba (castrismo)30 y Vietnam (doi moi).31 Sin embargo, ninguno
de estos países cumplen con la definición de comunismo y su compromiso con la abolición del
capitalismo es discutible.1
La crítica del comunismo se puede dividir en dos grandes categorías: la que se ocupa de los
principios y la teoría comunistas, y la que se ocupa de los aspectos prácticos de los Estados
comunistas del siglo XX.

Etimología[editar]

Campesinos de San Kilda.


Las palabras «comunista» y «comunismo» surgen en Francia hacia 1840, unos diez años después de
la aparición de los términos «socialista» y «socialismo». 35 Así el adjetivo «comunista» fue empleado
para referirse a un banquete celebrado el 1 de julio de 1840 en las afueras de París en el que
participaron más de mil comensales, en su mayoría obreros, y en el que se defendió la necesidad de
aplicar reformas que no fueran meramente políticas para alcanzar la «igualdad real».3637
En Francia existían entonces dos tendencias «comunistas», el cabetismo, más influyente, y
el neobabuvismo. La primera estaba formada por los seguidores de Étienne Cabet,
llamados icarianos, quien en 1839-1840 había publicado Viaje a Icaria, una obra que retomaba la
tradición utopista iniciada por Tomás Moro y por Tommaso Campanella, aunque bajo la apariencia
de una novela histórica.38 La segunda, enlazaba directamente con la herencia de François Babeuf y
su Conspiración de los Iguales de 1797 y que había mantenido viva Filippo Buonarroti39 Estos
«neobabuvistas» hicieron pública en 1840 la Profesión de fe de los trabajadores igualitarios en la
que decían:38
Ciudadanos, el objetivo que nos proponemos es la verdadera igualdad realizada por medio de la
comunidad de bienes. Una dictadura popular fuerte y abnegada nos parece indispensable para
modelar nuestras costumbres, destruir los obstáculos y allanar los caminos que deben conducirnos
a la aplicación de ese principio.
Desde Francia, donde según el poeta alemán residente en París Heinrich Heine los «comunistas» se
había convertido en «el único partido que merece atención», 36 los términos «comunismo» y
«comunista» se difundieron por los Estados alemanes y por Suiza gracias al libro de Lorenz von
Stein publicado en 1842 en Leipzig con el título El socialismo y el comunismo en la Francia
contemporánea (Der Sozialismus und Communismus des heutigen Frankreichs) —Wilhelm
Weitling, August Becker y otros lo utilizaron enseguida— y también por Gran Bretaña a través de
otros canales.35 Becker en 1844 publicó ¿Qué quieren los comunistas? (Was wollen die
Kommunisten?) en el que decía:35
Es cierto que en el pasado hubo sectas comunistas, pero el comunismo aún no ha aparecido nunca
como partido oficial europeo. Nunca, a no ser la feroz guerra de los campesinos, tuvo la pretensión
de querer reorganizar toda la sociedad política. Platón escribió su República y Tomás
Moro su Utopía comunista; hasta ahora el comunismo nunca ha sido
considerado científicamente por el pueblo y para el pueblo. Hoy han penetrado en el pueblo
nuevos conceptos, nuevas ideas, nuevas necesidades que anteriormente le eran absolutamente
ajenos. Nuevas ideas y una gran necesidad: reformar la sociedad.
El término «comunismo» fue sustituyendo progresivamente al originario de «socialismo» o al
menos se confundió con él.35 Sin embargo «comunista» y «socialista» no eran términos
estrictamente equivalentes ya que los comunistas se distinguían de los socialistas por unas ideas
que en ellos estaban más claramente afirmadas, como la realidad de la lucha de clases de la que se
derivaba la necesidad de la revolución —la conquista del Estado— para alcanzar la nueva
sociedad.40 Estas diferencias fueron las que motivaron que Karl Marx y Friedrich Engels adoptaran el
vocablo «comunista» y no el de «socialista» para llamar a la Liga que fundaron en 1847 y
al manifiesto de la misma hecho público al año siguiente. Engels explicó en 1890 que en la década
de 1840 «la parte de los obreros que, convencida de la insuficiencia de las revoluciones meramente
políticas, exigía una transformación radical de la sociedad, se llamaba entonces comunista»
mientras que la mayoría de los que se hacían llamar «socialistas» «se hallaban fuera del
movimiento obrero y buscaban apoyo más bien en las clases «instruidas», «y como nosotros ya en
aquel tiempo sosteníamos muy decididamente el criterio de que «la emancipación de la clase
obrera debe ser obra de la clase obrera misma», no pudimos vacilar un instante sobre cuál de las
dos denominaciones procedía elegir». 41 No fue sino hasta la Revolución Bolchevique que el término
socialismo llegó a referirse a una etapa de transición de la dictadura del proletariado.11
Después de 1848, los vocablos «socialismo» y «comunismo» se afirmaron y se superpusieron,
identificándose en unos períodos y diferenciándose en otros, y también se utilizaron para
caracterizar etapas de desarrollo histórico distintas.42
“¡Qué es un comunista! Uno que tiene anhelos
por una división equitativa de ingresos desiguales.
Ocioso o chapucero, o ambos, está dispuesto
para desembolsar su centavo y embolsarse tu chelín".
“What is a Communist! One that hath yearnings
For equal division of unequal earnings.
Idler or bungler, or both, he is willing
To fork out his penny and pocket your shilling.”
Ebenezer Elliott, Corn Law3

Orígenes y fuentes históricas del comunismo[editar]


Artículo principal: Historia del comunismo
Comunismo primitivo[editar]
Artículo principal: Comunismo primitivo

Edad de Piedra (1883-85), primera parte de una serie de dos pinturas hechas por Viktor Vasnetsov.
En sociología política y antropología, se atribuye a Karl Marx y Friedrich Engels el
concepto comunismo primitivo, como el estado original cazador-recolector de la especie humana
del que surgió el comunismo temprano, una etapa de desarrollo de las formaciones económico-
sociales con bajo nivel de las fuerzas productivas y caracterizado por la propiedad colectiva y la
distribución igualitaria de los productos.43 Para Marx, solo después de que la humanidad fue capaz
de producir excedentes (y de que algunos miembros de la sociedad se apropiaron de ellos) con
las divisiones del trabajo, se desarrolló la propiedad privada, el Estado y sociedades basadas en
la explotación.44
En 1847, la historia de la organización sodal que precedio a toda la historia escrita, la prehistoria,
era casi desconocida. Posteriormente, Haxthausen ha descubierto en Rusia la propiedad comunal
de la tierra; Maurer ha demostrado que ésta fue la base sodal de la que partieron históricamente
todas las tribus teutonas, y se ha ido descubriendo poco a poco que la comunidad rural, con la
posesión colectiva de la tierra, es o ha sido la forma primitiva de la sociedad, desde las Indias hasta
Irlanda. La organización intema de esa sociedad comunista primitiva ha sido puesta en claro, en lo
que tiene de típico, con el culminante descubrimiento hecho por Morgan de la verdadera
naturaleza de la gens y de su lugar en la tribu. Con la disolución de estas comunidades primitivas
comenzó la división de la sociedad en clases distintas y, finalmente, antagónicas. He intentado
analizar este proceso en la obra "Der Ursprung der Familie, der Priva teigenthums und des Staats"
["El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado".]
Nota de F. Engels a la edición inglesa de 1888 del Manifiesto del Partido Comunista
Comunismo igualitario y cristiano[editar]
Artículos principales: Comunalismo religioso y Comunismo cristiano.

Licurgo de Esparta.
Se designa con esta expresión a todas las doctrinas pre marxistas, que con muchísima diversidad, se
les puede englobar como utopías sociales que abogaban por la propiedad colectiva (a diferencia de
un régimen de propietarios iguales) y la igualdad total (incluyendo todas las necesidades) de todos
los productores. Tales doctrinas primitivas resolvían el problema de las relaciones del individuo con
la sociedad a través de la «sociedades de iguales», que bien podía ser una comuna, el Estado, etc. 44
Tales doctrinas se desarrollaron en la Época Clásica y en la Edad Media. Un ejemplo de comunismo
igualitario es el implantado en Esparta por Licurgo también designado como comunismo militar.
Este gobierno solo consideraba como «iguales» a los ciudadanos de la polis, ya que mantenía un
régimen esclavista. Otro ejemplo de ciertas doctrinas comunistas en un marco antiguo son las
propuestas por Platón en La República:4445
"[...] digo yo, que según el proverbio, todas estas cosas deben ser comunes entre amigos."
La República de Platón, o coloquios sobre la justicia,
trad. José Tomás y García (1805). Volumen 1, p. 169.
Pero el gobierno era pragmáticamente llevado por una aristocracia de filósofos. En la ciudad de
Platón todo era común y solo se aplica a las clases rectoras, rechazado el régimen democrático. La
abolición de la propiedad, se ha dicho, trae consigo la abolición de la familia. 4647 Aristóteles en el
libro II de su Política criticó esta doctrina de su maestro.48
Los pitagóricos y primeros cristianos practicaron la postura de comunidad de bienes. Las tendencias
igualitarias se desarrollaron en algunas de las primeras herejías cristianas, como también en las
comunas anabaptistas.44
43 Todos estaban asombrados por los muchos prodigios y señales que realizaban los
apóstoles. 44 Todos los creyentes estaban juntos y tenían todo en común: 45 vendían sus
propiedades y posesiones, y compartían sus bienes entre sí según la necesidad de cada uno.
Hechos de los Apóstoles 2:43-45

Tomás Moro.
La condena de la propiedad privada y los elogios a la comunidad de bienes ya figuraron en los
programas de algunas insurrecciones campesinas de la época del feudalismo. El desarrollo
sistemático del socialismo y comunismo empieza en el período del nacimiento del capitalismo, en la
época del Renacimiento.49 El pensamiento comunista también se remonta a las obras del escritor
inglés del siglo XVI Tomás Moro. En su tratado Utopía de 1516, Moro retrató una sociedad sin clases
sociales basada en la posesión común de la propiedad, cuyos gobernantes la administraban
mediante la aplicación de la razón.50 En 1623, La ciudad del Sol del monje italiano Tomás
Campanella, describe un Estado donde la propiedad y el trabajo eran comunes, con igualdad de
derechos en las mujeres.44
Comunismo crítico-utópico[editar]
Artículo principal: Socialismo utópico
François Babeuf.
En el siglo XVIII, los principios del comunismo igualitario sirvieron como rendimiento del
pensamiento socialista. Dos franceses Jean Meslier y Étienne-Gabriel Morelly fueron precursores en
esa dirección. Como expresión de las ideas igualitarias (niveladoras) del sector más radical de
la Revolución inglesa, el protestante inglés Gerrard Winstanley abogaba por la colectivización de la
tierra y de todos los recursos naturales como bienes fundamentales de todo el pueblo. 44 Críticas
hacia la propiedad privada y el Antiguo Régimen continuaron durante la Ilustración a través de
pensadores como Gabriel Bonnot de Mably51 y Jean-Jacques Rousseau en Francia.52
El primer individuo al que, tras haber cercado un terreno, se le ocurrió decir "Esto es mío" y
encontró a gente lo bastante simples como para hecerle caso, fue el verdadero fundador de la
Sociedad Civil. Cuántos crímenes, guerras, asesinatos, cuántas miserias y horrores no le hubieran
ahorrado al género humano el que, arrancando las estacas o cegando el foso, hubiera gritado a sus
semejantes: "Guardaos de escuchar a este impostor; estáis perdidos si olvidáis que las frutas a
todos pertenecen y que la tierra no es de nadie..."
Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres
Tras la agitación de la Revolución Francesa, el comunismo surgió más tarde como una doctrina
política.28
No queremos la igualdad escrita en una tabla de madera, la queremos en nuestras casas, bajo
nuestros techos.
François-Noël Babeuf, Conjuration des Égaux, 1795.

Henri de Saint-Simon.
El comunismo como tradición política e ideológica surge a partir del siglo XVIII impulsado por las
fuertes contradicciones sociales en Europa. Durante el gobierno del Directorio (1795-1799) en
la Francia revolucionaria François-Noël Babeuf lleva a cabo la Conjuration des Égaux (Conspiración
de los iguales), la primera acción revolucionaria llevada a cabo en nombre de una ideología
comunista. El babuvismo proponía la abolición de la propiedad privada, la instauración de la
propiedad comunitaria para asegurar la única y verdadera igualdad, no solo política, sino también
económica. El movimiento fue salvajemente reprimido, si bien su pensamiento resistió el paso del
tiempo y engendró la mayoría de los comunismos posteriores.
Sobre 1835, las ideas comunistas prosiguieron su desarrollo fuertemente vinculadas al concepto
de socialismo,53 a partir del llamado socialismo utópico (también denominado comunismo
utópico),54 siendo sus principales exponentes:

 Robert Owen fue el primer autor en considerar que el valor de los productos debía medirse con
base al trabajo incorporado a ellos, y no al valor en dinero que se les atribuye. Owen propuso
un sistema de colonias comunistas para combatir la miseria en Irlanda. Fue así, por este camino
puramente práctico, como surgió el comunismo oweniano.55
 Charles Fourier propuso la creación de unas unidades de producción y consumo, las falanges
o falansterios, basadas en un cooperativismo integral y autosuficiente. 56 Proclamó que el grado
de emancipación de la mujer en una sociedad es la medida de la emancipación general. Para él,
la civilización se mueve en un «círculo vicioso», en un ciclo de contradicciones, que está
reproduciendo constantemente sin acertar a superarlas.55
 Y el Conde de Saint-Simon consideró que la nueva sociedad debía estar planificada para
atender las necesidades de los pobres. Para alcanzar esa sociedad que acabara con la
«anarquía» capitalista proponía la constitución de un nuevo Estado dirigido por los científicos y
por los «industriales» que sustituirían a los «ociosos»: curas, nobles y explotadores. 55 Su
propuesta ha sido calificada como «socialismo aristocrático», lo que se llamaría tecnocracia.57
Estos autores propusieron la transición hacia nuevas sociedades a través de comunidades rurales
autosuficientes por el trabajo de voluntarios; sin embargo, no consideraban que la sociedad
capitalista estuviera compuesta por clases sociales antagónicas, renunciando a la revolución con fe
en que el orden existente puede ser cambiado con ayuda de la propaganda de las ideas del
socialismo. Marx y Engels reelaboraron las doctrinas del socialismo utópico.58

Comunismo en sociología[editar]
El comunismo (de común),6 entendido como concepto sociológico, refiere a un orden
socioeconómico basado en la posesión totalmente en común de los bienes de producción y/o de
consumo.59

Emile Durkheim. Unos de los padres de la sociología.


En la definición del sociólogo Émile Durkheim, el comunismo es descrito como aquel orden
social (propiamente comunal) en el que el consumo se organiza colectivamente, mientras persiste
una elección libre e individual del papel en la producción (aunque el producto del trabajo se
dedique al servicio de la comunidad). El comunismo es así definido en oposición al socialismo en el
cual se pauta colectivamente la producción y la forma del trabajo, mientras que el consumo se
disfruta en privado y depende de un libremente elegido aporte laboral a la sociedad:
Es cierto que uno y otro sistema hacen entrar en el terreno colectivo modalidades de actividad que,
según las concepciones individualistas, deberían corresponder al terreno privado; y, sin duda, eso
es lo que mayormente ha contribuido a la confusión. Pero también en este punto hay una tajante
oposición. Según el socialismo, las funciones económicas propiamente dichas, es decir, las
funciones productoras de servicios (comercio e industria) deben estar organizadas socialmente;
pero el consumo debe seguir siendo privado. No hay, como hemos visto, doctrina socialista que
niegue al individuo el derecho de poseer y emplear como guste lo que ha adquirido legítimamente.
En el comunismo por el contrario, el consumo es común y la producción sigue siendo privada. En
la Utopía cada cual trabaja por su lado, como quiere, y está obligado simplemente a no permanecer
ocioso. Cultiva su jardín, se ocupa de su oficio, como podría hacerlo en la sociedad más
individualista. No hay regla común que determine las relaciones de los diferentes trabajadores
entre sí, la forma en que esas actividades diversas deben concurrir a los fines colectivos. Como cada
cual hace lo mismo, o casi, no hay que reglamentar ninguna cooperación. Sólo que lo que cada uno
ha producido no le pertenece. No puede disponer de ello a placer. Es preciso que lo aporte a la
comunidad, y sólo lo usa cuando ésta misma lo usa colectivamente. Entre estos dos tipos de
ordenación social hay, pues, la misma distancia que separa la organización de ciertas colonias de
pólipos de la de los animales superiores. En la primera, cada uno de los individuos asociados caza
por su cuenta, a título privado; pero lo que atrapa va a parar a un estómago común y el individuo
no puede tener su parte de la riqueza común, es decir, su parte de comida, sin que toda la sociedad
coma al mismo tiempo. En cambio, entre los vertebrados, cada órgano está obligado, en su
funcionamiento, a adecuarse a reglas destinadas a armonizarlo con los otros; es el sistema nervioso
el que asegura este acuerdo. Pero cada órgano, y en cada órgano cada tejido, y en cada tejido cada
célula, se alimentan aparte, libremente, sin depender para de los demás. Incluso cada una de las
partes del organismo tiene su alimentación especial. La distancia entre las dos concepciones
sociales que con tanta frecuencia se han emparejado no es menos considerable.60
El economista y sociólogo Max Weber parece coincidir con esta definición respecto al llamado
«comunismo doméstico», pero no respecto al comunismo en general. Para Weber el término
«socialismo» se puede usar a fines prácticos como una forma de describir una forma "racional" de
comunismo en la cual la producción y el consumo de los individuos son también organizados en
forma colectiva, mientras que en los eventuales comunismos premodernos tanto la producción
como el consumo son individualmente libres pero su objetivo y origen, respectivamente, son
siempre un fondo colectivo común:
El principio del comunismo doméstico, sin "asignaciones" individuales, sino que el individuo
contribuye según sus fuerzas y goza según sus necesidades (en tanto como alcanzan los bienes),
perdura todavía hoy como la característica más esencial de la comunidad doméstica de nuestra
"familia", claro que casi siempre como un residuo limitado al consumo doméstico.61
[...] Comunismo, si por él entendemos la ausencia de "cálculo" en el uso de los bienes y no la
organización racional de su producción con vistas a cualquier ordenación ("socialismo").62
Weber describe la naturaleza de la forma más cabal del comunismo como una planificación general
que organiza la producción, contrastándola con una sociedad de mercado:
En el concepto de "orden administrativo" se incluyen todas las normas que pretenden valer tanto
para la conducta del cuadro administrativo como para la de sus miembros "frente a la asociación",
o como se suele decir, para todos aquellos fines cuya prosecución y logro tratan de asegurar las
ordenaciones de la asociación mediante una acción planeada, y positivamente prescrita por ellas,
del cuadro administrativo y sus miembros. En una organización económica de absoluto carácter
comunista toda acción social sería aproximadamente de esa clase; en un estado de derecho en su
forma pura y absoluta sólo serían, al contrario, de esa clase las acciones de los jueces, policías,
jurados, soldados y las actividades legislativas y electorales. En general -aunque no siempre en
particular- el límite de los órdenes administrativos y reguladores coincide con la separación, dentro
de una asociación política, entre derecho "público" y "privado".63

Pierre-Joseph Proudhon. Sus pensamientos sobre el socialismo libertario (mutualismo) inspiraron


profundamente a Karl Marx.
El sociólogo Ferdinand Tönnies describe cómo en el comunismo la finalidad última de los medios
sociales de producción y de los bienes fabricados es colectiva y a la vez compartida por todos,
mediante la participación directa de los miembros en un único ámbito de vida común que los
implica,64 noción que es compartida como el matiz etimológico para deducir el concepto del
término.536
Karl Marx describió en sus primeros manuscritos la naturaleza del desarrollo y formas que toma la
idea del comunismo como proyecto social en función de la naturaleza de la propiedad privada que
genera las condiciones para su desarrollo, pero sin intentar una definición esencialista ni una
diferenciación entre comunismo y socialismo, en tanto la organización social futura prevista por el
autor, combinaría y superaría los elementos del tradicionalismo comunitario y del conctractualismo
societario:65
[La] idea de la comunidad de mujeres es el secreto a voces de [un] comunismo todavía totalmente
grosero e irreflexivo. Así como la mujer sale del matrimonio para entrar en la prostitución general,
así también el mundo todo de la riqueza es decir, de la esencia objetiva del hombre, sale de la
relación del matrimonio exclusivo con el propietario privado para entrar en la relación de la
prostitución universal con la comunidad. Este comunismo, al negar por completo la personalidad
del hombre, es justamente la expresión lógica de la propiedad privada, que es esta negación. La
envidia general y constituida en poder no es sino la forma escondida en que la codicia se establece
y, simplemente, se satisface de otra manera. La idea de toda propiedad privada en cuanto tal se
vuelve, por lo menos contra la propiedad privada más rica como envidia deseo de nivelación, de
manera que al estas pasiones las que integran el ser de la competencia. El comunismo grosero no
es más que el remate de esta codicia y de esta nivelación a partir del mínimo representado. [...] La
primera superación positiva de la propiedad privada, el comunismo grosero, no es por tanto más
que una forma de mostrarse la vileza de la propiedad privada que se quiere instaurar como
comunidad positiva.
2º) El comunismo a) Aún de naturaleza política, democrática; b) Con su superación del Estado, pero
al mismo tiempo aún con esencia incompleta y afectada por la propiedad privada, es decir, por la
enajenación del hombre. En ambas formas el comunismo se conoce ya como reintegración o vuelta
a sí del hombre, como superación del extrañamiento de si del hombre, pero como no ha captado
todavía la esencia positiva de la propiedad privada, y menos aún ha comprendido la naturaleza
humana de la necesidad, está aún prisionero e infectado por ella. Ha comprendido su concepto,
pero aún no su esencia.
3º) El comunismo como superación positiva de la propiedad privada en cuanto autoextrañamiento
del hombre, y por ello como apropiación real de la esencia humana por y para el hombre; por ello
como retorno del hombre para sí en cuanto hombre social, es decir, humano; retorno pleno,
consciente y efectuado dentro de toda la riqueza de la evolución humana hasta el presente. Este
comunismo es, como completo naturalismo = humanismo, como completo humanismo =
naturalismo; es la verdadera solución del conflicto entre el hombre y la naturaleza, entre el hombre
y el hombre, la solución definitiva del litigio entre existencia y esencia, entre objetivación y
autoafirmación, entre libertad y necesidad, entre individuo y género. Es el enigma resuelto de la
historia y sabe que es la solución.66
Karl Marx, Manuscritos económicos y filosóficos de 1844, Tercer Manuscrito, Propiedad privada y
comunismo.
Por su parte Friedrich Engels tomó del antropólogo Lewis Henry Morgan la idea de que hubo un
período de comunismo primitivo en el inicio del desarrollo histórico de las sociedades humanas, y la
sistematizó en su libro El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, en el cual se describe
la naturaleza del mismo desde una óptica más cercana a la de la sociología empírica.
El marxismo comparte con la sociología clásica posterior que el comunismo se distingue por
implicar la no especialización en la división del trabajo67 y la inexistencia de dinero para la
circulación de los bienes.68697071
Entre los ejemplos históricos concretos de ordenamientos sociales que pueden ser definidos
propiamente como comunistas desde el punto de vista sociológico, se puede contar a:
el comunismo cristiano premoderno (el comunismo familiar de la Iglesia católica primitiva), y el
moderno (sistematizado por Tomás Moro y experimentado por los Shakers de Mánchester,72
los Cavadores de Gerrard Winstanley y el propulsado por el movimiento obrero de la Liga de los
justos de Wilhelm Weitling),73 las formas protocomunistas del mazdakismo persa,74 el
comunismo feudal que llamó la atención del último Marx75 (los Mir tradicionales rusos, los isleños
escoceses de St Kilda76), variantes secularizadas del comunismo religioso milenarista (Gabriel
Bonnot de Mably, Morelly) y movimientos no revolucionarios como el de las comunas hippies y
los kibbutz israelíes, entre otros.77 Mayoritariamente estas formas de vida comunista no han
dependido de una doctrina política que las establezca.

Comunismo en política[editar]
En su forma moderna, el comunismo surgió del movimiento socialista en la Europa del siglo XIX. A
medida que avanzaba la Revolución Industrial, los críticos socialistas culparon al capitalismo de la
miseria del proletariado, una nueva clase de trabajadores fabriles urbanos que trabajaban en
condiciones a menudo peligrosas. Los más destacados entre estos críticos fueron Karl Marx y su
socio Friedrich Engels. En 1848, Marx y Engels ofrecieron una nueva definición de comunismo y
popularizaron el término en su famosa obra, Manifiesto del Partido Comunista.78
El comunismo, en el sentido político, es un movimiento cuya doctrina se basa en el marxismo79 y
que, de acuerdo con esta doctrina, tiene por principal objetivo la toma transitoria del poder del
Estado para la instauración de una revolución social que, a través de tres fases, implante una
organización económica y social socialista/comunista basada en el control colectivo de la
producción.80El comunismo está representado por una organización internacional que lleva el
nombre de Internacional Comunista y que coordina en cada región a un partido político que a su
vez suele llevar el nombre de comunista. Cada corriente doctrinal comunista tiene su propia
«Internacional».81
Para nosotros, el comunismo no es un estado que debe implantarse, un ideal al que ha de sujetarse
la realidad. Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera al estado de
cosas actual. Las condiciones de este movimiento se desprenden de la premisa actualmente
existente.
K. Marx y F. Engels (1845) La ideología alemana, 5. Desarrollo de las fuerzas productivas como
premisa material del comunismo
Desarrollo doctrinal[editar]

Karl Marx, filósofo alemán principal desarrollador de la teoría comunista, además de importantes
doctrinas filosóficas ligadas a este como el materialismo histórico.

Friedrich Engels, filósofo alemán y compañero de Marx, coautor de varias de sus obras y teórico
del socialismo científico.
A lo largo del siglo XIX, los términos «comunismo» y «socialismo» se usaron como
sinónimos.10 Étienne Cabet y el neobabuvista Jean-Jacques Pillot las emplearon de inmediato y el
adjetivo «comunista» fue usado para referirse a un banquete organizado por Pillot celebrado el 1
de julio de 1840 en las afueras de París en el que participaron más de mil comensales, en su
mayoría obreros, y en el que se defendió la necesidad de aplicar reformas que no fueran
meramente políticas para alcanzar una «igualdad real». 82 En junio de 1843 el poeta alemán Heinrich
Heine, quien desde hacía más de diez años vivía en París, advirtió de su crecimiento: «Los
comunistas son en Francia el único partido que merece atención». 36 En la década de 1830, en
general, la palabra "socialismo" llegó a significar casi cualquier tipo de reforma con el propósito de
mejorar la situación del proletariado y "comunismo" como más extremo que el socialismo. Una
distinción generalizada era que el socialismo socializaba solo la producción, mientras que el
comunismo socializaba tanto la producción como el consumo.83
Según Jean Bruhat, en la década de 1840 «comunista» y «socialista» no eran términos
completamente equivalentes ya que los comunistas se distinguían por unas ideas que en ellos
estaban más claramente afirmadas que en los socialistas, como la realidad de la lucha de clases de
la que se derivaba la necesidad de la revolución —la conquista del Estado— para alcanzar la nueva
sociedad, pues para cambiar al hombre había que cambiar el régimen económico y social en el que
vivía, como lo advirtió el neobabuvista Théodore Dézamy cuando criticaba a los que creían «que
para modelar al hombre a su gusto bastaría proponérselo de un modo testarudo y enérgico». 40
El filósofo británico John Stuart Mill discutió una forma de socialismo económico dentro de un
contexto liberal:84
Y para plantear esta cuestión en su forma más simple, supondremos que la forma del socialismo es
el comunismo simple, es decir, la división equitativa del producto entre todos los participantes, o,
según el estándar aún más alto de M. Louis Blanc de justicia, reparto de la misma según la
diferencia de necesidad, pero sin diferenciar la recompensa según la naturaleza del deber ni según
los supuestos méritos o servicios del individuo. Hay otras formas de socialismo, particularmente
el fourierismo, que, por consideraciones de justicia o conveniencia, permiten diferencias de
remuneración para diferentes tipos o grados de servicio a la comunidad; pero la consideración de
éstos puede posponerse por el momento.
Históricamente los múltiples partidos comunistas adoptaron, bajo su liderazgo, la obra de Karl
Marx y Friedrich Engels como doctrina y programa político-revolucionario, la cual fue sistematizada
bajo el nombre de marxismo. En la década de 1840, Engels y Marx se describieron a sí mismos
como "comunistas" y a menudo definieron tácitamente a los "socialistas" como sus opositores.
Entre sus críticas mutuas, tanto Marx como Proudhon aceptaron que Marx era un "comunista",
Proudhon un "socialista", y que estos eran distintos.11 Engels escribió:
En 1847, el "socialismo" designaba un movimiento burgués, el "comunismo" un movimiento
obrero.
Manifiesto comunista, Prólogo de Engels a la edición alemana de 1890 (1848), K. Marx y F. Engels,
Más tarde, Marx y Engels se cambiaron al uso del vocablo «socialismo», que significó exactamente
lo que antes habían querido decir con "comunismo", considerando este último término anticuado. 11
Poco después en 1917, Vladímir Lenin en su obra El Estado y la revolución utilizó la palabra
«socialismo» para referirse a la primera etapa en la consecución de la sociedad sin clases o
«comunismo», caracterizada por la organización colectiva de la producción y la distribución en
tanto que el consumo seguiría siendo particular.1185
Con la toma del poder por parte de los comunistas en el Imperio ruso bajo el mando de Lenin
en octubre de 1917, el liderazgo ideológico sobre los partidos comunistas del mundo pasó a estar
en manos de la Internacional Comunista. Posteriormente a su muerte, las aportaciones teóricas
aportadas por Lenin al marxismo fueron conocidas mediante el nombre de leninismo. Son, por
ejemplo, la teoría del imperialismo como fase superior del capitalismo, o la teoría del partido de
vanguardia como herramienta necesaria para encabezar al movimiento obrero y al resto de clases
explotadas en la conquista del poder político y la subversión del modo de producción capitalista,
mediante la destrucción del Estado burgués y su sustitución por un Estado obrero.
Iósif Stalin, bajo su mandato en la Unión Soviética, utilizaría posteriormente el nombre marxismo-
leninismo para formular su ideología política, oficialmente basada en el marxismo y el leninismo.
Este nombre, sin embargo, no alude a la unión de ambas ideologías, sino que es un vocablo
específico creado para describir la línea que Stalin implantó en el PCUS y la Comintern y sus
partidos, así como en la mayoría de Estados bajo la órbita soviética, gobernados estos. Desde
entonces los partidos marxistas
y leninistas no estalinistas (los trotskistas y leninistas antiestalinistas, como el POUM, entre otros)
han utilizado frecuentemente otros nombres para referirse al leninismo, tales como bolchevique-
leninismo o leninismo a secas, así como indistintamente, el término marxismo-leninismo. A la
muerte de Stalin, el Partido Comunista de la Unión Soviética abandonó oficialmente la versión
original estalinista del marxismo-leninismo y su forma de organizar en forma verticalista la
estructura interna del partido (centralismo democrático) y de éste con el resto del Estado,
acusándola de imponer un culto a la personalidad a la persona del líder (desestalinización). Sin
nuevos liderazgos ideológicos relevantes en la URSS, quedaría en China Mao Tse Tung como
continuador de la estructura política estalinista y de sus posiciones doctrinales. Se produjo
entonces una segunda ruptura entre los partidos comunistas prosoviéticos (en principio marxistas-
leninistas, pero no estalinistas) y los partidos comunistas que siguieron o bien la ortodoxia de Stalin,
autodenominada marxismo-leninismo y por sus críticos estalinismo, o bien la de Mao, luego
denominada marxismo-leninismo-maoísmo.
Organización política[editar]
Desde que el movimiento comunista adoptó los criterios leninistas como forma de organización,
todos los partidos y los estados construidos bajo el control de estos partidos han creado
instituciones similares, organizados bajo la premisa de que cada partido comunista es
una vanguardia del proletariado de cada país y representa sus intereses en tanto clase. La
organización política de las naciones gobernadas por el Comunismo es, generalmente,
una república de partido único. Las repúblicas comunistas se autotitularon oficialmente como
«repúblicas obreras» ya que solo daban acceso a su control a la clase proletaria, pero finalmente y
luego de la Segunda Guerra Mundial pasarían a denominarse como «repúblicas populares» en las
cuales la dirección proletaria da acceso al poder a otras «clases populares» como el campesinado.
En ambos casos el partido comunista se encarga de la dirección ideológica del país.86
En este sistema, el partido subordina las burocracias del Estado y la legislación a sus objetivos
políticos y propagandísticos. A su vez el aparato estatal es utilizado para promover en la sociedad
civil sus objetivos de transformación social y cultural hacia una economía planificada.87 La frecuente
imposición coercitiva de estos objetivos a toda la población así como la eventual subordinación de
la sociedad civil a la militancia del partido comunista han sido usualmente caracterizadas como
parte de un sistema totalitario,88 criticado por algunos de sus defensores como una degradación de
la política comunista,89 y por sus detractores como intrínseco a la misma.90
Proyecto socioeconómico[editar]
La mayoría de variantes de partidos comunistas han adoptado una categorización histórica del
pasado y el futuro social de Occidente de acuerdo a la demarcación de modos de
producción establecida por la doctrina marxista: el comunismo primitivo (sin clases), el esclavismo,
el feudalismo, el mercantilismo,91 el capitalismo, y finalmente el modo de producción comunista
(sin clases), dividido en dos fases, cuya realización estaría en manos de la clase
social llamada proletariado organizada bajo la dirección de un partido comunista revolucionario, y
que desaparecería en tanto clase durante la realización del mismo.
Asimismo, el propio Marx utilizaba una periodización alternativa para describir la historia social de
otras regiones geográficas, como la de despotismo oriental o modo de producción asiático en
países como China.92
Esta conceptualización sociológica de lo que es un orden social comunista posible, es propia de la
doctrina marxista adoptada por los partidos comunistas, y se considera que ha variado con el
marxismo-leninismo respecto a sus características correspondientes. 93 Todos los autores marxistas
sin embargo coinciden en que la sociedad comunista se desarrolla en un período de transición y dos
fases:
Período de transición[editar]
El «período de transición del capitalismo al comunismo» (o «transición al socialismo» propiamente
según Lenin), se define por la toma del poder político por parte del proletariado llamada dictadura
del proletariado:
Entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista media el período de la transformación
revolucionaria de la primera en la segunda. A este período corresponde también un período
político de transición, cuyo Estado no puede ser otro que la dictadura revolucionaria del
proletariado.94
Durante este período y antes de llegar al comunismo, se reemplazará al modo de producción
capitalista y con este a la burguesía, mediante la apropiación estatal de los medios de producción:
¿Será posible suprimir de golpe la propiedad privada? No, no será posible, del mismo modo que no
se puede aumentar de golpe las fuerzas productivas existentes en la medida necesaria para crear
una economía colectiva. Por eso, la revolución del proletariado, que se avecina según todos los
indicios, sólo podrá transformar paulatinamente la sociedad actual, y acabará con la propiedad
privada únicamente cuando haya creado la necesaria cantidad de medios de producción. Una vez
emprendido el primer ataque radical contra la propiedad privada, el proletariado se verá obligado a
seguir siempre adelante y a concentrar más y más en las manos del Estado todo el capital, toda la
agricultura, toda la industria, todo el transporte y todo el cambio. [...] Finalmente, cuando todo el
capital, toda la producción y todo el cambio estén concentrados en las manos de la nación, la
propiedad privada dejará de existir de por sí, el dinero se hará superfluo, la producción aumentará
y los hombres cambiarán tanto que se podrán suprimir también las últimas formas de relaciones de
la vieja sociedad.95
Según el bolchevismo, la violencia política debe ser parte de la dictadura del proletariado en este
período,9697 y por tanto se trataría de una «dictadura» en dos sentidos distintos a la vez: 98 que el
poder del Estado esté en manos de una clase y no de otra, y que ese poder elimine las libertades de
expresión y asociación de la clase enemiga. 99100 La interpretación leninista agregaría que la
vanguardia del proletariado puede gobernar en nombre del proletariado, 101 movilizándolo por
entero o limitándose a organizar a una fracción del mismo, 102 y siendo encabezada ocasionalmente
por solo una persona.103 Además la dictadura del proletariado del período de transición podría
usarse para fines de reeducación ideológica, tanto de la pequeña burguesía como del mismo
proletariado.104
Primera fase del comunismo[editar]
En la Crítica del programa de Gotha se diferencia entre una etapa comunista previa en donde el
individuo compraría bienes con vales de trabajo, de una etapa superior, en la que cada persona
contribuirá según sus capacidades y recibirá acorde a sus necesidades.1012
La «primera fase del comunismo» o «socialismo» según Lenin, se define por establecer la
propiedad colectiva de los medios de producción en manos de una sociedad liderada por
trabajadores. En esta fase las limitaciones de las fuerzas productivas debidas al abrupto inicio del
nuevo modo de producción requieren la utilización del racionamiento y la organización de la
producción de acuerdo a las necesidades colectivas del sistema social y recién luego a la
compensación al trabajador mediante certificados de cantidades de trabajo, 105 y no a las
necesidades de los trabajadores en tanto hombres:
De lo que aquí se trata no es de una sociedad comunista que se ha desarrollado sobre su propia
base, sino, al contrario, de una que acaba de salir precisamente de la sociedad capitalista y que, por
tanto, presenta todavía en todos sus aspectos, en el económico, en el moral y en el intelectual, el
sello de la vieja sociedad de cuya entraña procede. Congruentemente con esto, en ella el productor
individual obtiene de la sociedad -después de hechas las obligadas deducciones- exactamente lo
que ha dado. Lo que el productor ha dado a la sociedad es su cuota individual de trabajo. Así, por
ejemplo, la jornada social de trabajo se compone de la suma de las horas de trabajo individual; el
tiempo individual de trabajo de cada productor por separado es la parte de la jornada social de
trabajo que él aporta, su participación en ella. La sociedad le entrega un bono consignando que ha
rendido tal o cual cantidad de trabajo (después de descontar lo que ha trabajado para el fondo
común), y con este bono saca de los depósitos sociales de medios de consumo la parte equivalente
a la cantidad de trabajo que rindió. La misma cantidad de trabajo que ha dado a la sociedad bajo
una forma, la recibe de esta bajo otra distinta. [...]
Por eso, el derecho igual sigue siendo aquí, en principio, el derecho burgués, aunque ahora el
principio y la práctica ya no se tiran de los pelos, mientras que en el régimen de intercambio de
mercancías, el intercambio de equivalentes no se da más que como término medio, y no en los
casos individuales.
A pesar de este progreso, este derecho igual sigue llevando implícita una limitación burguesa. El
derecho de los productores es proporcional al trabajo que han rendido; la igualdad, aquí, consiste
en que se mide por el mismo rasero: por el trabajo. [...] Pero estos defectos son inevitables en la
primera fase de la sociedad comunista, tal y como brota de la sociedad capitalista después de un
largo y doloroso alumbramiento.106
Aquí las interpretaciones de la categorización marxiana se dividen en dos: la posición de Lenin y la
marxista-leninista en general, establece que esta fase del comunismo es cualitativamente distinta a
la siguiente y debe mejor ser llamada socialismo. En esta fase, para los leninistas, tanto la dictadura
del proletariado como el proletariado subsisten, 107 ya que el Estado debe seguir teniendo el
dominio de los medios de producción por cuanto debe preservarse para la lucha contra potenciales
contrarrevoluciones de exburgueses.108 El marxismo-leninismo, desde su fundación por Stalin,
agregaría a su vez otra diferencia con Lenin: bajo el socialismo podía subsistir la utilización del
dinero, a diferencia del socialismo como era entendido por los bolcheviques y fuera intentado
durante el período que luego sería denominado como «comunismo de guerra».109
La crítica marxista y socialista al leninismo considera, en cambio, que Marx utilizaba
indistintamente los términos socialismo y comunismo para referirse a ambas fases, que la primera
fase excluye la dictadura del proletariado, y que la dictadura del proletariado no puede ser el medio
de organización de la economía socialista o comunista: el Estado en tanto órgano de represión
política no puede controlar los medios de producción si la burguesía ya fue enteramente
expropiada, puesto que dicho dominio implicaría que puede existir un Estado sin clases sociales, 110
que la dictadura se ejerce políticamente sobre la oposición obrera, y que incluso se utiliza la
dictadura (como violencia política y hasta unipersonal) no solo para la representación sino hasta
para la organización interna castrense de la clase proletaria, 111 entendiéndose al socialismo como
un colectivismo de Estado organizado autoritariamente y hasta dictatorialmente por una jefatura. 112
Para estos, si en la primera fase se continúa la política del período de transición, la utilización de las
empresas colectivas seguiría estando al servicio de una función política del partido comunista y no
del proletariado, con lo cual se trataría de un capitalismo de Estado o un colectivismo burocrático
(cuya justificación ideológica solo podría ser la de un «comunismo grosero»), en el cual la existencia
del Estado solo podría explicarse en términos marxistas como herramienta de represión de los
trabajadores por parte de una nueva clase económica o de una élite política (grupo explotador no
formado por una clase suma de propietarios privados e independientes sino colectivamente
propietaria como grupo organizado, en forma similar al modo de producción asiático).113
Fase superior del comunismo[editar]
«La fase superior del comunismo» (o «comunismo» propiamente, según Lenin) se define
igualmente por la propiedad colectiva de los medios de producción en manos de la sociedad
liderada por trabajadores, pero en esta fase se puede superar, gracias al desarrollo de la capacidad
productiva, el derecho burgués de intercambio de equivalentes así como la especialización en la
división del trabajo, por lo cual tanto la contribución a la sociedad como la provisión de bienes sería
gratuita y solo limitada a la libre voluntad de los miembros de trabajar cuando y como deseen, y de
consumir lo que consideren necesario:
En una fase superior de la sociedad comunista, cuando haya desaparecido la subordinación
esclavizadora de los individuos a la división del trabajo, y con ella, el contraste entre el trabajo
intelectual y el trabajo manual; cuando el trabajo no sea solamente un medio de vida, sino la
primera necesidad vital; cuando, con el desarrollo de los individuos en todos sus aspectos, crezcan
también las fuerzas productivas y corran a chorro lleno los manantiales de la riqueza colectiva, sólo
entonces podrá rebasarse totalmente el estrecho horizonte del derecho burgués y la sociedad
podrá escribir en sus banderas: "¡De cada cual, según sus capacidades; a cada cual según sus
necesidades!".106

Al paso que en la sociedad comunista, donde cada individuo no tiene acotado un círculo exclusivo
de actividades, sino que puede desarrollar sus aptitudes en la rama que mejor le parezca, la
sociedad se encarga de regular la producción general, con lo que hace cabalmente posible que yo
pueda dedicarme hoy a esto y mañana a aquello, que pueda por la mañana cazar, por la tarde
pescar y por la noche apacentar el ganado, y después de comer, si me place, dedicarme a criticar,
sin necesidad de ser exclusivamente cazador, pescador, pastor o crítico, según los casos.114
La interpretación marxista-leninista sostiene que esta fase es cualitativamente distinta de la
anterior y que solo en ésta se podrá llegar a la «extinción del Estado», puesto que Lenin atribuye al
Estado funciones no-clasistas como la organización interna del proletariado para la represión de sus
propios miembros que no deseen trabajar para la organización colectivista. 115 Solo en tanto no
existan «haraganes», que se presumen minoritarios, el Estado podrá desaparecer ya que habrá
terminado de combatir las costumbres capitalistas heredadas.116
Para los marxistas que critican esta posición, el Estado ya debería haber desaparecido mucho antes
en tanto ya no existen clases, y que por eso mismo las empresas no podrían ser posesión colectiva
del Estado sino de los trabajadores asociados colectivamente, ni tampoco la represión de los
excesos debería de estar en manos de un órgano separado de los trabajadores armados. Esta
distinción y la propia disolución del Estado carecería de sentido si acaso este puede ser un
instrumento igualmente funcional de administración económica y social por parte de los obreros. 113
Existen discrepancias cruciales entre las diferentes corrientes del marxismo, en especial por parte
de intérpretes bolcheviques y no-bolcheviques de las tesis de Marx, 17 así como también posiciones
críticas encontradas desde fuera del marxismo sobre la continuidad o no entre Marx y Lenin, 18
respecto a cuál debería ser la forma de producción, el rol del Estado y, en general, la naturaleza de
cada una de las fases de desarrollo del comunismo. Entre las principales disidencias consideradas se
mencionan: cuál sería el rol del partido comunista en la dictadura del proletariado; 117118 si la
extensión de la dictadura del proletariado alcanza solo al período de transición contra las clases
enemigas o también a la primera fase del comunismo extendiendo la presencia punitiva del Estado
a los trabajadores contrarrevolucionarios; 119120 si acaso el Estado es el organizador de la economía
también en la primera fase socialista del comunismo, si meramente permanece cumpliendo un rol
político reducido entre conflictos de trabajadores, o si se habrá extinguido; 121 y si en la fase superior
del comunismo, aun sin Estado alguno, la planificación deberá seguir siendo centralizada como en
el modelo leninista de economía comandada, o una coordinación interpersonal voluntaria que
superaría la disociación entre individualismo y colectivismo, etc.122
Aplicación histórica[editar]
Las doctrinas de las diversas corrientes marxistas coinciden en la necesidad de suprimir la
propiedad privada (especialmente la de los medios de producción sociales) para establecer
una economía planificada, y en la emancipación del proletariado como la primera clase oprimida sin
economía propia,123 negación de toda posible apropiación privada y por ende tendiente a
desaparecer como clase en una comunidad comunista.124
Debido a la popularidad de la revolución bolchevique y la polarización política entre los
colectivismos soviéticos y los mercados capitalistas, el comunismo se ha identificado casi
naturalmente con la doctrina marxista-leninista. A diferencia de lo concebido por Marx y Engels,
bajo esta doctrina la primera fase del comunismo, que es la más fácilmente alcanzable, es
considerada «socialismo». Esta reconceptualización leninista se popularizaría en el léxico político-
económico, y desde entonces se afirma que casi todos los gobiernos comunistas han implantado
formalmente economías socialistas y no comunistas, puesto que son excepcionales los casos de
naciones controladas por partidos comunistas que hayan alcanzado la fase superior del comunismo
(o sea, el "comunismo" de acuerdo a esta terminología). Sin embargo el gobierno leninista no había
dejado de entender la organización económica socialista de la producción como una economía
colectiva que decidiera directamente la organización de la producción sin uso del dinero. El
contraste de Lenin con Marx era solo que en su interpretación de la primera etapa del comunismo
se agregaba a la distribución por función prevista por Marx, la idea de una economía estatal dirigida
por una junta de planificación,125 mientras que recién en su etapa final el comunismo funcionaría
como Marx preveía en cambio para las dos fases: como una autoorganización común de todos los
individuos.126
De manera que, a pesar de tal diferencia con Marx respecto a un colectivismo de Estado para la
primera fase, Lenin sí coincidía con este en que ambas fases del comunismo requirieran la abolición
del dinero y una planificación directa de los recursos mediante su provisión centralizada a la
producción y al consumo, por lo cual, coherentemente con esta descripción, fue este el tipo de
sistema que se intentaría implantar durante los primeros años del régimen bolchevique. 127 Luego
del fracaso de este experimento económico, Lenin lideraría la transformación de la economía rusa
de vuelta hacia una economía de mercado bajo el nombre de Nueva Política Económica. Cuando
sus sucesores abolieron nuevamente estas reformas capitalistas para reimponer el socialismo, el
concepto de socialismo (o primera fase del comunismo) ya no implicaba la planificación por
asignación de bienes que Marx y Lenin entendían como un prerrequisito del mismo: 128 sea por parte
de una comunidad de productores en Marx o provisoriamente por parte del Estado en Lenin,
cualquier planificación consciente produce un bien ya conociendo cómo será utilizado y por tanto
en ningún caso requiere del uso de dinero ("producción para el uso").129
Siguiendo el centralismo democrático de Lenin, los partidos leninistas se organizaron sobre una
base jerárquica, con células activas de miembros como base amplia. Estaban formados solo por
cuadros de élite aprobados por miembros superiores del partido como confiables y completamente
sujetos a la disciplina del partido.130 En los juicios de Moscú, muchos viejos bolcheviques que habían
desempeñado papeles prominentes durante la Revolución de Octubre de 1917 o en el gobierno
soviético de Lenin después, incluidos Lev Kámenev, Grigori Zinóviev, Alekséi Rýkov y Nikolái Bujarin,
fueron acusados y se declararon culpables de conspiración contra la Unión Soviética, y fueron
ejecutados.131
Tanto en los modelos personalistas de Stalin y Mao como en el de las burocracias soviéticas
posteriores y los nuevos regímenes comunistas alrededor del mundo, el socialismo terminaría
limitándose a un régimen de metas de producción para un sistema de empresas estatales entre las
cuales operaba un intercambio general de bienes dentro de una economía monetaria en la cual su
compraventa no era determinante directa de los ingresos. 132 En el colectivismo soviético post-NEP,
los bienes de producción (y eventualmente los de consumo) eran producidos como mercancías con
valoraciones abstractas monetarias, pero al mismo tiempo sus precios y cantidades estaban
condicionados por un plan general centralizado al que una economía de empresas estatales debía
adecuarse. Los planes quinquenales se basaban en metas generales de producción por las cuales las
unidades de producción eran compensadas en dinero según criterios ajenos a los precios por los
que eran vendidos los bienes de producción, por lo cual no operaban cabalmente como
mercancías.133 La organización del cálculo económico en este sistema fue problemático para las
juntas de planificación económica y usualmente degeneraba en una provisión racionada de los
bienes de consumo, sea por desinterés o desconocimiento del Estado de los intereses del consumo
individual, o por desabastecimiento producto de la descoordinación de la producción. 134En casi la
mitad de los países del mundo luego de la Segunda Guerra Mundial fue implementado este modelo
de socialismo bajo dirigencias marxistas, sea o no bajo el nombre de partidos comunistas.

Mapa de los países que se declararon estados socialistas políticamente comunistas bajo la doctrina
marxista-leninista entre 1979 y 1983. Este período marca la extensión territorial más grande de la
ideología comunista.
Los territorios más importantes en ser incorporados por el movimiento comunista marxista-
leninista fueron: primero, los que correspondían a las repúblicas que serían asimiladas al nuevo
Estado de la Unión Soviética bajo el control de un mismo partido comunista, entre los que se
encontraban Rusia, Ucrania, Bielorrusia, Armenia, Azerbaiyán, Georgia, Kazajistán, Kirguistán, Eston
ia, Letonia, Lituania, Moldavia, Tayikistán, Uzbekistán y Turkmenistán. A estos se agregaron los
países alineados o satélites de la Unión Soviética en Europa del Este, América Latina y Asia, cuyos
estados serían gobernados por partidos únicos propios (comunistas o no) basados en el socialismo
soviético: Mongolia, Bulgaria, Yugoslavia, Hungría, Checoslovaquia, Polonia, Albania, Alemania
Oriental, Rumanía, Cuba, Vietnam del Norte (luego Vietnam), Corea del Norte, Yemen del
Sur, Camboya (bajo el dominio de Vietnam), China, Laos, Yemen, Etiopía, Angola, Somalía, Congo-
Brazzaville, Mozambique, Guinea-Bisáu, Benín, Argelia, Birmania, Nicaragua, Granada y Afganistán
entre otros.
En el caso de Yugoslavia, Hungría y Checoslovaquia se intentó una variante de este mismo modelo
soviético llamado «socialismo de mercado» que intentaba emular la formación de precios en un
mercado por diferentes vías según el país (empresas autogestionarias, estatales competitivas, etc.)
pero sin posibilitar el derecho a la propiedad privada sobre el capital y la libre empresa en función
de la ganancia.135
Las únicas excepciones en las que se concretó el proyecto marxista-leninista originario de
planificación económica,136 fueron el «comunismo de guerra» en Rusia,137 el «Gran salto adelante»
en China,138 la política del «hombre nuevo» inaugurada por Ernesto Guevara en Cuba,139 y la «vuelta
al campo» de la Revolución camboyana.140 Solo en todos estos breves episodios se alcanzó lo que
Lenin había denominado como socialismo (organización de la producción como «una sola fábrica»
más distribución por función), y en algunos casos se llegó inclusive al comunismo en el sentido que
Lenin aceptaba del término (ídem más distribución por necesidad), pero finalmente se regresaría
en una u otra forma al socialismo en el sentido soviético posbolchevique (estalinista o
posestalinista) que es hoy su denominación usual.
Luego de la caída del «bloque socialista», los países que permanecen hasta el día de hoy en mayor
o menor medida con el modelo económico socialista de tipo soviético bajo control de partidos
únicos marxistas son Corea del Norte y Cuba. En cambio China, Vietnam y Laos son gobernados por
partidos comunistas que han decidido virar sus economías reguladas a formas mayormente
mercantiles y capitalistas.
Además del comunismo como fue entendido por Marx y sus sucesores, existen otras doctrinas
comunistas (algunas previas al marxismo, otras contemporáneas, y otras posteriores) tales como
el anarcocomunismo con fundamento en posturas sociobiologistas (Piotr Kropotkin, Aldous Huxley)
y el comunismo de consejos de base marxista pero no leninista.

El desarrollo de las doctrinas comunistas[editar]


Comunismo científico o marxismo[editar]
Artículos principales: Marxismo, Socialismo científico y Manifiesto del Partido Comunista.
Algunos revolucionarios como Aleksandr Herzen, Dmitri Písarev, Nikolái Chernyshevski, y sobre
todo, Karl Marx y Friedrich Engels, criticaron duramente al comunismo igualitario:44
Este comunismo, al negar por completo la personalidad del hombre, es justamente la expresión
lógica de la propiedad privada, que es esta negación. La envidia general y constituida en poder no
es sino la forma escondida en que la codicia se establece y, simplemente, se satisface de otra
manera.
Manuscritos económicos y filosóficos, Tercer Manuscrito (1844), K. Marx.
Las aportaciones de los socialistas utópicos de Saint-Simon, Fourier y Owen fueron positivamente
valoradas por Marx y Engels, no obstante también fueron criticados duramente por ser poco
realistas:44
Estas descripciones fantásticas de la sociedad del mañana brotan en una época en que el
proletariado no ha alcanzado aún la madurez, en que, por tanto, se forja todavía una serie de ideas
fantásticas acerca de su destino y posición, dejándose llevar por los primeros impulsos, puramente
intuitivos, de transformar radicalmente la sociedad.
Manifiesto comunista, Literatura socialista y comunista (1848), K. Marx y F. Engels,

Monumento a Marx y Engels en Berlín, Alemania.


Marx y Engels fundaron en Bruselas a principio de 1846 el Comité Comunista de
Correspondencia que se introduce en el seno del movimiento obrero revolucionario alemán
llamado la Liga de los Justos (otrora Liga de los Proscritos), que hasta entonces había sido dirigido
por Wilhelm Weitling y se encontraba orientado hacia el comunismo cristiano. Luego del congreso
celebrado a razón de la nueva dirección, la organización revolucionaria cambia en 1847 su nombre
por el de Liga de los Comunistas. La Liga encarga entonces a Marx y a Engels una proclama del
movimiento comunista. En 1848 éstos publican el Manifiesto del Partido Comunista (Manifest der
Kommunistischen Partei)141 basado en el breve borrador Principios del Comunismo de Engels.
El Manifiesto Comunista es considerado uno de los tratados políticos más influyentes de la historia.
En Marx, el término comunismo englobó tanto el movimiento político real de la clase obrera dentro
del capitalismo, tanto la sociedad surgirá tras su victoria.10
I. ¿Qué es el comunismo?
El comunismo es la doctrina de las condiciones de la liberación del proletariado.
Principios del Comunismo (1847), F. Engels,
Lo que caracteriza al comunismo no es la abolición de la propiedad en general, sino la abolición del
régimen de propiedad de la burguesía, [...] que reposa sobre el antagonismo de dos clases, sobre la
explotación de unos hombres por otros. Así entendida, sí pueden los comunistas resumir su teoría
en esa fórmula: abolición de la propiedad privada.142
Manifiesto comunista, Proletarios y comunistas (1848), K. Marx y F. Engels,
Para Marx y Engels, la clase obrera industrial es la única que, por su imposibilidad de una
adquisición privada, puede superar mediante la síntesis comunista la contradicción sin salida de la
socialización estatal: es la negación comunista de la sociedad porque no puede transformarse en
nueva clase explotadora, es la negación comunista del Estado porque solo transformándose ella
misma en poder público puede superar su carácter asalariado remanente de la sociedad burguesa,
y es la negación comunista de la propiedad porque solo distribuyendo de acuerdo a las necesidades
y las capacidades puede adquirir los frutos de los medios de producción. 9 De ello se deriva el
lema De cada cual, según sus capacidades; a cada cual según sus necesidades.12
Relación con el anarquismo[editar]

Fotografía de Mijaíl Bakunin tomada por Gaspard-Félix Tournachon.


Artículos principales: Anarcocomunismo, Anarquismo y marxismo y Marxismo libertario.
En la Asociación Internacional de los Trabajadores se evidenciaron los conflictos ideológicos
entre anarquismo y marxismo. La principal diferencia entre estos dos grupos fue que
los marxistas proponían un período de transición después de la revolución social antes de la
disolución final del Estado, idea que los bakuninistas no aceptaban considerando que la revolución
debía acabar inmediatamente con el Estado. El resultado final de esta división fue la expulsión de
los anarquistas y anarcosindicalistas de la Primera Internacional y su posterior disolución
en 1876. Pierre-Joseph Proudhon, teórico anarquista del socialismo libertario, considera para él a
partir de 1846 que el proyecto de la sociedad comunista conduce a una "dictadura por todas
partes".143
El anarcocomunismo es anarquismo porque niega toda jerarquía y es comunismo porque busca una
sociedad comunista (la sociedad comunista es una sociedad sin Estado donde toda la propiedad es
común), representada entre otros por Piotr Kropotkin y Errico Malatesta.
Anarcocomunismo: la experiencia aragonesa[editar]

Reproducción del escudo del Consejo Regional de Defensa de Aragón.


Artículo principal: Consejo Regional de Defensa de Aragón
Según algunos comentarios se logró algo similar a una sociedad comunista libertaria, es decir,
comunismo anarquista o anarcocomunismo, con tendencias económicas y sociales a las
perspectivas desarrolladas por Bakunin y Kropotkin, en Aragón durante la guerra civil
española gracias a la colaboración de CNT y POUM. Sectores de UGT apoyaron el proceso
revolucionario en Aragón pese a que la dirección del partido consideraba que entorpecería la lucha
contra Franco.
George Orwell describió una escena de Aragón durante este periodo, en el cual participó como
parte de la División Lenin del POUM, en su célebre libro Homenaje a Cataluña:
Yo estaba integrando, más o menos por azar, la única comunidad de Europa occidental donde la
conciencia revolucionaria y el rechazo del capitalismo eran más normales que su contrario. En
Aragón se estaba entre decenas de miles de personas de origen proletario en su mayoría, todas
ellas vivían y se trataban en términos de igualdad. En teoría, era una igualdad perfecta, y en la
práctica no estaba muy lejos de serlo. En algunos aspectos, se experimentaba un pregusto de
socialismo, por lo cual entiendo que la actitud mental prevaleciente fuera de índole socialista.
Muchas de las motivaciones corrientes en la vida civilizada —ostentación, afán de lucro, temor a los
patrones, etcétera— simplemente habían dejado de existir. La división de clases desapareció hasta
un punto que resulta casi inconcebible en la atmósfera mercantil de Inglaterra; allí sólo estábamos
los campesinos y nosotros, y nadie era amo de nadie.
George Orwell
Desarrollos posteriores a la Revolución rusa[editar]
En los desarrollos posteriores a Marx del comunismo marxista, ha existido cierto debate sobre
cuáles son los métodos más eficaces para lograr un cambio del sistema socioeconómico capitalista.
En gran parte estos debates y desarrollos de estrategias consiguientes han estado ligados a
personas influyentes dentro del movimiento comunista internacional. En ocasiones el debate ha
estado más caracterizado por alineamientos personales con los principales teóricos, que por
verdaderas e irreconciliables posturas ideológicas.
Marxismo-leninismo, estalinismo, trotskismo y maoísmo[editar]
Artículos principales: Marxismo-leninismo, Estalinismo, Trotskismo y Maoísmo.
El marxismo-leninismo es una ideología política formulada por Stalin,144 oficialmente basada en
el marxismo y el leninismo. Sin embargo, no es simplemente la unión de ambas ideologías sino que
es una ideología política específica creada para describir la línea que Stalin implantó en el PCUS y
la Comintern. Además, contiene desviaciones tanto del marxismo como del leninismo, como puede
ser el concepto del socialismo en un solo país. No hay un acuerdo entre historiadores sobre si Stalin
realmente siguió los principios de Marx y Lenin.145
El objetivo del marxismo-leninismo es la creación de un Estado unipartidista146 que tenga el control
total sobre la economía. Según el marxismo-leninismo, este Estado refleja el concepto
del socialismo (medios de producción controlados por la sociedad), que eventualmente desarrollara
el comunismo. Otras tendencias comunistas y marxistas no están de acuerdo: argumentan que los
Estados marxistas-leninistas realmente formaron el capitalismo de Estado.147 En definitiva, estas
tendencias concluyen que el marxismo-leninismo no es ni marxismo, ni leninismo, ni la unión de
ambos; sino un término artificial creado para justificar lo que consideran la distorsión ideológica de
Stalin, el PCUS y la Comintern. En la Unión Soviética, esta lucha contra el marxismo-leninismo fue
llevada a cabo por el trotskismo, que se define como una tendencia marxista y leninista.

Detalle del fresco de Diego Rivera “El hombre en la encrucijada” en el Palacio de Bellas Artes de
México. Incluyen a León Trotski con la bandera roja de la Cuarta Internacional.
Según el marxismo-leninismo, la propiedad privada de los medios de producción (el elemento clave
para decidir si se ha llegado al socialismo o no) había desaparecido en los Estados marxistas-
leninistas; sin embargo, según Engels, cofundador del marxismo, la propiedad por parte del Estado
es una forma de propiedad privada con naturaleza capitalista, 148 que solo se convierte en propiedad
pública si el proletariado está en control de este Estado. 149 Según el marxismo-leninismo, contrario
a lo que dicen otras tendencias marxistas, el proletariado estaba en el control de los Estados que
siguen esta doctrina. Por lo tanto, otra crítica de estas tendencias es la falta de democracia (en
varios ámbitos) en Estados como pueden ser, por ejemplo, la Unión Soviética.
El trotskismo es una tendencia marxista y leninista que se opone al marxismo-leninismo y
estalinismo, a través de las teorías de la revolución permanente y el internacionalismo, que se
opone al socialismo en un solo país de Stalin. Trotski y sus seguidores compitieron contra Stalin por
el poder en la Unión Soviética.
El marxismo-leninismo se refiere al sistema socioeconómico e ideología política implementada por
Stalin en la Unión Soviética y después adoptada por otros Estados basados en el modelo soviético
(economía centralizada, estado unipartidista, etc.); mientras que estalinismo se refiere al estilo de
gobernar de Stalin (represión política en la Unión Soviética, culto a Stalin, etc.); el marxismo-
leninismo se quedó después de la desestalinización, mientras que el estalinismo no lo hizo. Sin
embargo, el término «estalinismo» es a veces utilizado para referirse al marxismo-leninismo, a
veces para evitar sugerir que el marxismo-leninismo está relacionado con el marxismo y el
leninismo.

Retrato de Mao Zedong en 1950.


El maoísmo se refiere a la forma del marxismo-leninismo asociada con Mao Tse-tung y que se aplicó
en China. Después de la desestalinización, aunque se preservó el marxismo-leninismo en la Unión
Soviética, tanto el maoísmo como el hoxhaismo argumentaron que las políticas de la Unión
Soviética se habían desviado de este, y por tanto Albania y China se distanciaron de la Unión
Soviética, además de pasarse a llamar «antirrevisionistas» y aplicar otras políticas.
Comunismo de consejos[editar]
Surgido a partir de la revolución alemana y de la ruptura de la izquierda comunista germano-
holandesa con el bolchevismo ruso, el comunismo de consejos hizo centro en la autoorganización
de la clase proletaria en los consejos obreros, en vez de la dirección política de la misma de un
«partido revolucionario». Sus principales referentes fueron Otto Rühle, Anton Pannekoek y Paul
Mattick.
Nuevas corrientes comunistas[editar]
Austromarxismo[editar]
El austromarxismo surge a partir de la mezcla de principios del capitalismo con principios leninistas
y marxistas.150151
Socialismo autogestionario[editar]
El socialismo autogestionario o socialismo de autogestión es el sistema político que está basado en
la participación de las diferentes comunidades cercanas a la vida cotidiana colectivizada (empresa,
sindicato, localidad, partido) en la gestión de comunidades políticas superiores (Estado,
federaciones, confederaciones, etc.).
Eurocomunismo[editar]
El eurocomunismo adoptada por algunas organizaciones comunistas de Europa occidental a partir
de los años 1970 y que se caracterizó por su rechazo al modelo desarrollado en la Unión Soviética,
una mayor proximidad hacia la clase media social surgida del capitalismo y la aceptación del
modelo parlamentario pluripartidista.
Comunismo de izquierda[editar]
Esta sección es un extracto de Izquierda comunista.[editar]
No debe confundirse con oposición de izquierda.
La Izquierda comunista está formada por los grupos que expresan un conjunto de puntos de vista
económica y políticamente comunistas, pero que oponen ideas políticas a los bolcheviques desde
una posición que afirma ser más auténticamente marxista y proletaria que las del marxismo-
leninismo sostenidas por la Internacional Comunista después de sus dos primeros Congresos.
Los defensores de la izquierda comunista han incluido a Herman Gorter, Anton Pannekoek, Otto
Rühle, Karl Korsch, Karl Liebknecht, Rosa Luxemburgo, Amadeo Bordiga y Paul Mattick pero no son
los únicos.
Prominentes grupos actuales dentro de la tradición de las izquierdas comunistas incluyen a
la Corriente Comunista Internacional (CCI) y la Tendencia Comunista Internacional (TCI). También
diferentes facciones del viejo bordiguista Partido Comunista Internacional son considerados
organizaciones de la izquierda comunista.
Historia del movimiento comunista[editar]
Artículo principal: Historia del comunismo
El comunismo se ha desarrollado organizativamente a través de la historia por medio de diversos
movimientos políticos. Este desarrollo se ha llevado a cabo mediante la formación de las
Internacionales Comunistas.
La Primera Internacional[editar]
Artículo principal: Primera Internacional
La Primera Internacional (AIT) fue la primera organización que reunió a los sindicatos y a
los partidos asociados a la clase trabajadora. Se fundó en Londres durante una reunión entre
trabajadores llevada a cabo en Saint Martin's Hall. Su primer congreso se llevó a cabo
en 1866 en Ginebra. En 1872 su sede se traslada desde Londres a Nueva York. En su momento la
Internacional llegó a contar con 1,2 millones de miembros en todo el mundo, aunque su gaceta
oficial publicaba 8 millones.
En la Asociación Internacional de los Trabajadores se evidenciaron los conflictos ideológicos
entre anarquismo y marxismo.
La AIT no debe ser confundida con la Asociación Internacional de los Trabajadores fundada en los
años 1922 y 1923 por los anarquistas y anarcosindicalistas.
La Segunda Internacional[editar]
Artículo principal: Segunda Internacional
Tras varios fracasos por refundar la Primera Internacional, se fundó en 1889 la Segunda
Internacional (SI) que agrupó a diversos partidos socialistas y laboristas. La SI es parte de la historia
del comunismo únicamente en referencia a los grupos al interior de ésta que luego formaron la
Tercera Internacional debido a su carácter eminentemente socialdemócrata. La SI se disolvió
en 1916 después del inicio de la Primera Guerra Mundial. La Segunda Internacional asentaría las
bases de lo que sería la socialdemocracia actual.
La Tercera Internacional[editar]
Artículo principal: Tercera Internacional
Mitin de la Internacional Comunista en Moscú, 1927. El cartel reza: Lenin - Comintern - Dictadura
del proletariado.
Al disolverse la Segunda Internacional los grupos socialistas revolucionarios que se habían opuesto
a la Primera Guerra Mundial convocaron a la Conferencia de Zimmerwald en septiembre de 1915 y
a la Conferencia de Kienthal en abril de 1916. Estas conferencias fueron el antecedente directo de
la Tercera Internacional también conocida por su abreviatura en ruso Komintern (Коминтерн,
abreviatura de Коммунистический Интернационал, «Internacional Comunista»), la cual fue
fundada en su primer congreso de Petrogrado en 1919 por iniciativa del Partido Comunista de Rusia
(bolchevique). La Tercera Internacional rompió definitivamente con los grupos socialdemócratas y
siguió las directrices marcadas por el Partido Comunista de la Unión Soviética. A partir de la Tercera
Internacional y la Revolución de Octubre, el comunismo pasó a ser una formación revolucionaria
dirigida al derrocamiento del capitalismo, y el socialismo pasó a entenderse como un movimiento
constitucional de reforma laboral acumulativa.10
En esta internacional también se manifestó el conflicto entre estalinistas y trotskistas. Los
trotskistas solo reconocen la legitimidad de los primeros cuatro congresos de la Internacional,
ocurridos antes de la llegada al poder de Hitler en Alemania, momento en el que los trotskistas se
separan definitivamente de la Internacional y empieza la formación de una Cuarta Internacional.
El 15 de mayo de 1943, en plena Segunda guerra mundial y tras la Conferencia de Teherán,
el Presidium del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, «teniendo en cuenta la madurez
de los partidos comunistas», y para evitar los recelos de los países capitalistas aliados de la Segunda
Guerra Mundial, decide disolver la Internacional Comunista. Finalizada la guerra, en 1947, sería
fundada una organización para el intercambio de información y experiencias entre los partidos
comunistas denominada la Kominform, considerada la sucesora del Komintern.
Los partidos comunistas a partir de la Revolución de Octubre[editar]
La primera revolución que seguía los postulados marxistas no se produjo en un país central, sino en
el Imperio ruso, en octubre de 1917. El líder del bolchevismo, Vladímir Ilich Uliánov, «Lenin»,
explicó esta imprevista (por Marx y Engels) resolución de las contradicciones capitalistas señalando
que el capitalismo había fallado en su «eslabón más débil». En efecto, Rusia era un país de escaso
desarrollo industrial y predominante base campesina semifeudal en el cual acababa de producirse
la Revolución de Febrero que puso fin a la monarquía de la Dinastía Románov.
A partir de la Revolución de Octubre, la denominación de comunista quedó restringida a los
partidos marxistas que se alinearon con la Unión Soviética. La Revolución de Octubre llevó a cabo la
supresión de la propiedad privada en la industria, creó cooperativas agrarias, fomentando su
incorporación entre los campesinos (convertida más tarde, durante el régimen estalinista,
en colectivización forzosa), y avanzó hacia la multiplicación de los medios de producción, en medio
de una guerra civil que duró cuatro años. Uno de los primeros objetivos de Lenin fue electrificar
Rusia mediante el plan GOELRÓ (Lenin dijo en una ocasión que el comunismo era «el poder de
los soviets más la electrificación»).
Durante la dirección de Stalin, la industrialización se hizo a paso acelerado, dadas las circunstancias
internacionales, sin tenerse en cuenta la capacidad de aguante del proletariado ni condiciones de
explotación resultantes a que se vio sometido junto con el medio. La Segunda Guerra
Mundial agudizó el proceso de creación de industria pesada y de alimentos, al mismo tiempo que
aumentó los controles estatales. Este período se caracterizó por una etapa de transición hacia el
socialismo a través de diversos planes quinquenales, en contraste con la gradual concentración de
poder político en manos de la burocracia del Partido y del Comité Central, según los partidarios de
Stalin, necesaria por las condiciones de Guerra. También conllevó, a nivel político, un aumento de
las persecuciones políticas, por parte del régimen, a los distintos sectores disidentes y de oposición
dentro del Partido Comunista de la Unión Soviética, extendido más tarde al resto de la Tercera
Internacional, cuyo máximo exponente será la Gran Purga y la creación del GULAG.
La Kominform[editar]
La Kominform fue creada como sustituto de la Komintern entre el 22 y el 27 de septiembre de 1947
durante una conferencia de dirigentes de Partidos Comunistas celebrada en Szklarska
Poręba (Polonia). Oficialmente, fue creada el 5 de octubre de 1947. El impulsor de la creación de la
Kominform fue el representante soviético, Andréi Zhdánov, quien en respuesta al Plan
Marshall impulsado por el presidente de los EE. UU, Truman, en Europa Occidental, pronunció un
discurso en el que sentó las bases de la nueva política internacional de la Unión Soviética en la que
se llamó Doctrina Zhdánov. Su creación fue la respuesta de Stalin al Plan Marshall y con ella
buscaba agrupar a los partidos comunistas de la zona bajo influencia soviética (Polonia,
Checoslovaquia, Hungría, Bulgaria y Rumanía), a ella se sumaron los poderosos partidos comunistas
de Francia e Italia. El Partido del Trabajo de Albania solicitó el ingreso en el Kominform el 26 de
octubre de 1947, pero esto no se llegó a materializar.
La Cuarta Internacional[editar]
Artículo principal: Cuarta Internacional
En Francia, Trotski y sus simpatizantes de la Oposición de Izquierda, tras ser expulsado este de
la Unión Soviética a causa de su rivalidad con Stalin (apoyado por la burocracia del Partido),
consideraron que la tercera internacional había quedado sometida al estalinismo y que sería
incapaz de llevar a la clase trabajadora al poder. En consecuencia fundaron la Cuarta
Internacional (CI). A través de su historia, la CI fue perseguida tanto por los gobiernos capitalistas
como por la policía secreta soviética y los miembros de la Tercera Internacional.
Los antirrevisionistas, estalinistas y maoístas consideran a la Cuarta Internacional y al trotskismo en
general como una corriente ilegítima y reformista del marxismo, el bolchevismo y del comunismo
hasta la actualidad.
A partir de 1945, servicios de seguridad estadounidenses y británicos reclutarían a intelectuales de
agrupaciones provenientes de la Cuarta Internacional para promover una ideología que rivalice con
el comunismo soviético, el estalinismo de finales de los 40s, una «guerra psicológica» en contra de
la Unión Soviética.152 Antiguos colaboradores de Trotski como Daniel Bell, Sidney Hook, James
Burnham e Irving Kristol (conocidos como los «New York Intellectuals») trabajarían conjunto a las
agencias de seguridad estadounidenses y formarían las bases del movimiento neoconservador en
Estados Unidos.153
La Cuarta Internacional sufrió una escisión en 1940 y otra aún más importante en 1953. A pesar de
la reunificación parcial ocurrida en 1963, varias organizaciones se atribuyen en la actualidad la
exclusividad como representantes o herederas de la Cuarta Internacional, si bien muchas
reivindican su legado o programa político y, conscientes de la dispersión existente entre sus
organizaciones herederas, reivindican su reconstrucción. Muchas de ellas provienen de algunos
jóvenes dirigentes o miembros de esta organización como Ernest Mandel, Nahuel Moreno, Tony
Cliff, Pierre Lambert o Ted Grant.
Los partidos comunistas en el siglo XX[editar]

Sello de correos de la URSS "¡Las fuerzas de la democracia y el socialismo son invencibles!", 1950.
En cada lugar del mundo tuvieron suertes diversas, pero pocas veces llegaron al poder. Las
excepciones fueron los países del Bloque del Este que estuvieron bajo el control del régimen
político instaurado en la Unión Soviética tras el ascenso al poder de Stalin (heredado por los
sucesivos gobiernos), durante más de 40 años a partir de la derrota del Ejército Nazi y la conquista
militar de la región por el Ejército Rojo después de la Segunda Guerra Mundial; además
de China, Corea del Norte, Vietnam y Cuba, donde el poder lo obtuvieron direcciones militares o
guerrilleras, dirigidas o influenciadas por su respectivo Partido Comunista, con apoyo campesino y
de sectores populares.
En Chile, a comienzos de los 70, la Unidad Popular (UP) llegó al gobierno presidencial, tras ganar
con su abanderado Salvador Allende las elecciones de septiembre de 1970. La coalición de gobierno
era una alianza de partidos y movimientos de izquierda que tenían representación (minoritaria) en
el parlamento. El Partido Comunista conformaba esta alianza junto a otros, como el Partido
Socialista, la Izquierda Cristiana, el Partido Radical, y el Movimiento de Acción Popular Unitaria (o
MAPU, escindido de la Democracia Cristiana), entre otros. Su principal consigna fue la «vía pacífica
al socialismo», base programática de la alianza política en torno a Allende, pero que no era apoyada
por todos los movimientos revolucionarios presentes en el acontecer político de la época. Esta vía
implicaba la construcción del socialismo a través de las instituciones propias del Estado
parlamentario burgués, siguiendo a estrategia de los llamados frentes populares de establecer
gobiernos sobre la base de la coalición electoral entre distintas fuerzas políticas consideradas
«progresistas» o populares. Esta experiencia fue frustrada por la férrea oposición de las fuerzas de
centro y derecha, las que apoyadas por los Estados Unidos, produjeron finalmente un golpe de
Estado en 1973, con la inmediata consecuencia de la aniquilación de los focos de resistencia obrera
(como los Cordones industriales) liderados por el MIR o la facción marxista del MAPU, el suicidio154
del presidente socialista Salvador Allende, el cierre del parlamento y el establecimiento de un
régimen militar, para continuar en los años siguientes con una represión sostenida y sistemática de
los principales dirigentes y activistas de todas las organizaciones políticas y sindicales, tanto del
Partido Comunista, como de los demás partidos políticos que apoyaron o participaron en el
gobierno de la Unidad Popular.
El movimiento comunista internacional atravesó grandes crisis en el siglo XX. La primera de ellas
relacionada con el alejamiento de León Trotski de la conducción de la Unión Soviética debido a sus
diferencias con Stalin. Trotski se exilió en México, donde fue asesinado por un agente bajo el
mando del NKVD: Ramón Mercader. El exconductor del Ejército Rojo postulaba la revolución
permanente. La segunda gran crisis la provocó el enfrentamiento de la Unión Soviética y China en lo
referente a la política internacional. Desde los años del encumbramiento del fascismo en Europa, la
Unión Soviética sostuvo una política de unidad con las fuerzas democráticas de la burguesía para
los partidos comunistas que actuaban en el mundo capitalista y de coexistencia pacífica con
el imperialismo. El Partido Comunista de China tenía una política de confrontación directa con el
imperialismo, aunque apoyaba acuerdos con las burguesías nacionales confrontadas con él mismo.
Esta política provocó otro cisma en muchos partidos comunistas. En los años 70 del siglo XX, el
comunismo prochino viró hacia extrañas alianzas, según fuera la relación de cada gobierno con
Pekín.
Los partidos comunistas después de la Segunda Guerra Mundial[editar]

Alzando una bandera sobre el Reichstag, foto icónica de Yevgueni Jaldéi que muestra a los
soviéticos celebrando sobre las ruinas de Berlín.
Al terminar la Segunda Guerra Mundial, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (Unión
Soviética), que agrupaba los antiguos dominios del Imperio ruso, era una potencia mundial. Con la
muerte de Stalin, en 1953, sobrevino la crítica a sus métodos y al denominado culto a la
personalidad, específicamente al culto a Stalin, tolerados y auspiciados desde el poder. Esta etapa,
abanderada por Jrushchov, fue conocida como etapa del deshielo de Jrushchov que supuso la
liberación de los prisioneros del GULAG. Lo que no impidió que, con posterioridad, se acusase
a Jrushchov de métodos personalistas semejantes a los que él había acusado a Stalin.
La República Popular China, surgida tras la victoria, en 1949, de la dirección militar del Partido
Comunista Chino, liderado por Mao Tse Tung y apoyado por un numeroso ejército, una revolución
campesina en el medio agrario, y una revuelta estudiantil en la ciudad, siguió adelante el proceso,
en medio de crecientes contradicciones, hasta que comenzó a aceptar formas económicas mixtas
desde finales de los años 70, con Deng Xiaoping, sin cambiar el sistema político de partido único, y
aún ejerciendo un fuerte control político y policial estatal.
Después de la Segunda Guerra Mundial, dos partidos comunistas europeos, el francés y el italiano,
crecieron hasta el punto de convertirse en fuerzas políticas clave en sus respectivos países.
Dominaban ampliamente el movimiento sindical, tenían una importante representación
parlamentaria y jugaban una compleja política de alianzas en el plano interno. Fueron críticos, en
muchos aspectos, de la Unión Soviética. Esta posición independiente convirtió a ambos partidos en
núcleo del eurocomunismo, cuyo sesgo distintivo era la confianza en alcanzar el poder en los países
capitalistas a través de las elecciones pluripartidistas parlamentarias. El eurocomunismo se
enfrentó en ocasiones a la Unión Soviética, y terminó encontrando apoyos en un sector de la
burguesía de sus respectivos países (sobre todo en lo referente a fuentes de financiación).
El Partido Comunista Francés no modificó, sin embargo, el método de conducción centralista hacia
lo interno, así como el método dirigista desarrollado en época de Stalin. Menos rígido fue en ese
sentido el Partido Comunista Italiano. Este, además, diseñó una política de compromiso
histórico hacia la Democracia Cristiana (centroderecha) que significaba mucho más que eventuales
alianzas tácticas. El Partido Comunista de España, menos poderoso, se sumó al eurocomunismo,
renunciando, con Carrillo a muchas de las reivindicaciones del movimiento comunista
y obrero desarrollado durante la transición de la dictadura fascista al régimen constitucional,
aceptando así la monarquía y apoyando los Pactos de la Moncloa, y ejerciendo un fuerte control a
su vez sobre la dirección sindical de Comisiones Obreras (CC.OO.).
Los partidos comunistas después de la caída de la Unión Soviética[editar]
En 1991, tras un proceso de sucesivos intentos de reformas económicas conducentes a una
economía socialista de mercado, conocido como Perestroika, que acelerarían la crisis interna, y
presionado por la Guerra Fría y las potencias occidentales, el país sucumbe ante sus propias
contradicciones, dando lugar a la disolución de la Unión Soviética y a que las repúblicas que
integraban la Unión Soviética se independicen. La destrucción del Muro de Berlín que separaba la
zona de influencia soviética de la zona capitalista (herencia de la división territorial posterior a la
Segunda Guerra Mundial) es considerada uno de los símbolos de esta caída.
Después de la caída de la Unión Soviética, los partidos comunistas sufrieron transformaciones y
divisiones en todo el mundo. Algunas fracciones adoptaron una política reformista, otras
desarrollaron una táctica de oposición a la globalización capitalista buscando estrechar sus lazos
con las masas marginadas por el llamado capitalismo consumista, y orientándose en algunos casos
hacia el comunismo libertario. Muchos simpatizantes del marxismo en las décadas anteriores,
apoyaron movimientos socialdemócratas en Europa y América latina.
En Cuba, la revolución de 1959 fue conducida por jóvenes revolucionarios que no pertenecían al
Partido Comunista. Pero este se convirtió en fuerza hegemónica en la medida en que la economía
del país se hacía cada vez más dependiente de la Unión Soviética, en gran parte debido al bloqueo
económico que estableció Estados Unidos. Caída esta, Cuba permaneció como un solitario baluarte
del comunismo en América, aunque aceptando la participación de capitales privados extranjeros en
su débil economía, centrada en el turismo.
Incluso en la República Popular China se han desarrollado profundas transformaciones en torno a
una internacionalización y un modelo económico, la llamada economía de mercado socialista, que
distan mucho de los principios políticos que promulgan. Una mezcla de comunismo en el discurso
político teórico y capitalismo, en la práctica cada vez más amplios sectores económicos.
Vietnam ha iniciado reformas en el mismo sentido de China. Los otros países socialistas de la
actualidad son Laos y Corea del Norte. Este último se ha destacado por el rechazo de reformas
liberalizadoras, y una defensa férrea del patriotismo y la economía socialista, aunque últimamente
está adoptando mecanismos para permitir la entrada de capital extranjero.
En Rusia, se fundó el Partido Comunista de la Federación de Rusia en 1993 a partir del Partido
Comunista de la Unión Soviética. Se ha centrado en las características propias de Rusia, y en
consecuencia ha combinado el comunismo con un fuerte patriotismo en sus planteamientos.
Ideológicamente se ha denominado nacional-bolchevismo a la combinación de la lucha
social anticapitalista con el nacionalismo, tendencia que desde la década de 1920 estuvo presente
en cierto modo en el PCUS.155

Crítica al comunismo[editar]
Artículos principales: Críticas al comunismo, Críticas al marxismo, Anticomunismo y Peligro Rojo.

Monumento a las víctimas del comunismo en Praga.


La crítica del comunismo se puede dividir en dos grandes categorías: la que se ocupa de los
principios y la teoría comunistas, y la que se ocupa de los aspectos prácticos de los Estados
comunistas del siglo XX, que fueron gobernados por partidos marxista-leninistas con el objetivo
oficial de progresando hacia una sociedad comunista, pero que no pretendía haber alcanzado el
comunismo o estar operando bajo un sistema comunista. En este sentido las críticas hacia el
comunismo vendrán dadas por una gran parte del espectro político, desde la derecha hasta la
izquierda.323334
El comunismo se ha confundido con el marxismo-leninismo. En este sentido, la crítica al
«comunismo» no solo ha venido de los sectores derechistas o centristas, sino también
del comunismo de izquierda, p. ej. consejismo, autonomismo.
Existen varias críticas contemporáneas al comunismo marxista y al marxismo-leninismo,
manifestadas en la mayoría de ideologías políticas actuales, de derechas e izquierdas (tanto
extremas como moderadas), incluyendo al nacionalismo, el conservadurismo, el liberalismo,
la democracia cristiana, el socioliberalismo, la socialdemocracia, y hasta ciertas posiciones
de extrema izquierda. También encuentra oposición en doctrinas combinadas como la tercera
posición, y movimientos y filosofías políticas no afiliadas como los anarquistas o libertarios.
El marxismo también está sujeto a críticas generales tales como que requiere la supresión necesaria
de los derechos democráticos liberales; que hay problemas con la implementación del comunismo;
y que existen problemas económicos como la distorsión o ausencia de señales de precios (cálculo
económico). Además, se citan problemas empíricos y epistemológicos.156157158
En la polémica obra El libro negro del comunismo: crímenes, terror y represión (1997) escrito por
profesores universitarios y editado por Stéphane Courtois, director de investigaciones del Centro
Nacional para la Investigación Científica (organización pública de investigación de Francia) se
recopila el número de muertos supuestamente provocados como consecuencia de los sistemas
comunistas, llegando a la cifra de 100 millones de muertos. Se suma la represión directa ejercida
por los regímenes, como aquellas muertes que se debieron a la mala planificación (ej Gran Salto
Adelante chino). 159160161
Debate dentro del cristianismo[editar]
La Iglesia católica rechaza la ideología comunista, por ejemplo, en la encíclica Divini Redemptoris,
del papa Pío XI:
El furor comunista no se ha limitado a matar a obispos y millares de sacerdotes, de religiosos y
religiosas, buscando de un modo particular a aquellos y a aquellas que precisamente trabajan con
mayor celo con los pobres y los obreros, sino que, además, ha matado a un gran número de
seglares de toda clase y condición, asesinados aún hoy día en masa, por el mero hecho de ser
cristianos o al menos contrarios al ateísmo comunista. Y esta destrucción tan espantosa es realizada
con un odio, una barbarie y una ferocidad que jamás se hubieran creído posibles en nuestro siglo.
Ningún individuo que tenga buen juicio, ningún hombre de Estado consciente de su responsabilidad
pública, puede dejar de temblar si piensa que lo que hoy sucede en España tal vez podrá repetirse
mañana en otras naciones civilizadas.162
Sin embargo, existen comunistas cristianos que se distinguen del comunismo marxista (así como de
las justificaciones cristianas a los procesos revolucionarios liderados por los partidos comunistas,
como en el caso de la teología de la liberación), basando en cambio su comunismo directamente en
la religión y recogiendo conclusiones sociales de algunas enseñanzas de los primeros apóstoles, por
ejemplo:
32 Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo
propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. 33 Y con gran poder los
apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos
ellos. 34 Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o
casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, 35 y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se
repartía a cada uno según su necesidad.163
Los cristianos anticomunistas han replicado que la forma de organización socioeconómica descrita
no era una forma de comunismo en el sentido colectivista descrito por el marxismo, sino de una
forma de economía del don o bien un comunitarismo en el cual los integrantes seguían siendo
propietarios privados que contribuían libremente a la distribución, y en su favor agregan a la misma
cita de la Biblia otras que las pondrían en contexto:
6 Sepan que el que siembra mezquinamente, tendrá una cosecha muy pobre; en cambio, el que
siembra con generosidad, cosechará abundantemente. 7 Que cada uno dé conforme a lo que ha
resuelto en su corazón, no de mala gana o por la fuerza, porque Dios ama al que da con alegría. 8
Por otra parte, Dios tiene poder para colmarlos de todos sus dones, a fin de que siempre tengan lo
que les hace falta, y aún les sobre para hacer toda clase de buenas obras.164
Por fuera del debate ideológico, el sociólogo clásico Max Weber clarificó la vida social de la Iglesia
primitiva como una comunidad basada en una organización de propietarios que niegan, sin
embargo, la propiedad en la práctica:
Los comienzos de toda religiosidad éticamente orientada e influida por esperanzas escatológicas se
encuentran bajo el signo de la negación carismática del mundo: son directamente antieconómicos.
Lo son inclusive en el sentido de que carecen del concepto de una especial "dignidad" del trabajo.
Ciertamente que, al no poder vivir mediante donaciones de los mecenas o directamente de la
mendicidad o, como en el Islam, en su calidad de religión bélica, a base de un comunismo guerrero,
los miembros se sustentan a través de un modo de vida ejemplar por medio del trabajo de sus
manos. Así ha ocurrido con San Pablo tanto como San Egidio. Lo recomiendan las advertencias de la
antigua Iglesia cristiana, así como las auténticas prescripciones de San Francisco. Pero no porque el
trabajo en cuanto tal sea estimado. Constituye simplemente una fábula pensar que, por ejemplo,
en el Nuevo Testamento, se atribuya una nueva dignidad al trabajo. "Sigue en tu oficio" es una
expresión de completa indiferencia, dictada por motivos escatológicos, exactamente lo mismo que
le da "al César lo que es del César" no es -como se suele interpretar hoy a menudo- una
recomendación encaminada al cumplimiento de los deberes para con el Estado, sino, al revés, la
expresión de una absoluta indiferencia hacia lo que tiene lugar en esta esfera (justamente en ello
radica la diferencia con respecto a la actitud adoptada por los partidos judíos). Sólo mucho
después, como medio ascético, y por vez primen en las órdenes monásticas, ha sido considerado el
"trabajo" como una honra. Y en lo que toca a la propiedad, la religión no conoce en su periodo
carismático más que una negación de la misma (distribución a los pobres) -para los discípulos
perfectos- o una indiferencia -para todos los creyentes. La expresión de esta indiferencia es aquella
forma más atenuada del comunismo carismático de amor tal como evidentemente existió en la
antigua congregación cristiana de Jerusalén, donde los miembros tenían su propiedad sólo "como si
no la tuvieran", pues esto -el hacer partícipes ilimitadamente a los hermanos necesitados de la
comunidad, con la consecuencia de que los misioneros, especialmente San Pablo, debieran reunir
en todo el mundo las donaciones para esta congregación central que vivía antieconómicamente-, y
no, como se ha supuesto, la organización "socialista" o la "comunidad de bienes", constituye el
sentido de aquella discutidísima tradición. Con la desaparición de las esperanzas escatológicas,
retrocede el comunismo carismático en todas sus formas y se recluye en el círculo del monacato
como una cuestión particular de estos seguidores de Cristo que viven ejemplarmente, monacato
que se desliza hacia la prebendalización. Se hace necesario desaconsejar el abandono de la
profesión y precaver contra los misioneros parásitos (el célebre "quien no trabaja, no debe comer"
es, en San Pablo, una frase que se refiere a ellos y sólo a ellos). El mantenimiento de los hermanos
desocupados y sin propiedades se convierte desde entonces en la misión de un cargo regular, de los
diáconos. Ciertas porciones de los ingresos eclesiásticos (tanto en el Islam como en el cristianismo)
son asignadas a este menester que, por lo demás, es un asunto que pertenece a los monjes y como
residuo del comunismo carismático caritativo subsiste la limosna agradable a Dios y, a pesar de su
tan diverso origen, igualmente subrayada y recomendada por el islamismo, el budismo y el
cristianismo.
Qué es el capitalismo y cuáles son sus características

Por Brian Calvo Sánchez. 25 abril 2022

El capitalismo es el sistema social y económico predominante en los países occidentales. Fue en el


siglo XIX cuando se estableció plenamente gracias a la revolución industrial, adquiriendo
modalidades distintas según cada contexto histórico. Conceptualmente, es una posición contraria al
socialismo en materia económica y social.
Aunque el sistema capitalista predomina actualmente en muchos países, todavía existen algunas
dudas acerca de su funcionamiento, el significado y sus características principales. Por ello, es
importante aclarar todo sobre este sistema económico. Para descubrir qué es el capitalismo y
cuáles son sus características esenciales, en unCOMO te recomendamos que sigas leyendo este
artículo.
Qué es el capitalismo
El capitalismo puede definirse como el sistema económico basado en el libre mercado, la
propiedad privada de los medios de producción y el aumento de capital. Es el mercado el
mecanismo encargado de asignar de forma eficiente los recursos escasos y el capital es la fuente
utilizada para generar riqueza.
El sistema capitalista está basado en la titularidad privada de los recursos productivos: pertenecen
a personas y no a organizaciones públicas como el Estado. La economía tiene como objetivo el
estudio de la mejor manera de satisfacer las necesidades humanas con unos recursos limitados de
los que se disponen y, en este sentido, el capitalismo considera al mercado como el mecanismo
más óptimo para llevarlo a cabo.
De esta forma, el capitalismo ve necesaria la promoción de la propiedad privada y la competencia.
Los factores imprescindibles de la producción son el capital y el trabajo: el sistema capitalista
propone que el trabajo se proporcione y se vea recompensado con salarios monetarios, siendo
aceptado por los empleados libremente.
Origen del capitalismo
Economía libre o economía de libre mercado son otros términos utilizados para denominar el
capitalismo desde sus orígenes. Pese a que el comercio y los mercaderes existen desde el
surgimiento de las primeras civilizaciones, el sistema capitalista apareció en Europa a partir del
siglo XIII.
El capitalismo sustituyó al feudalismo como sistema económico en la mayor parte del mundo.
Antes del sistema capitalista, el trabajo estaba considerado como una obligación derivada de los
vínculos de servidumbre feudal, como obligación socio-moral del propio sujeto hacia su comunidad
o de la esclavitud.
Por ello, el capitalismo surgió como proposición del trabajo a cambio de sueldos (capital),
eliminando las ideas feudales de esclavitud o servidumbre.

Capital como centro y objetivo


¿Cuáles son las características del capitalismo? Una de las principales es acumular capital y riqueza
mediante el trabajo productivo es el centro y objetivo del capitalismo, haciendo referencia
al enriquecimiento individual y las asociaciones con fines de lucro y a un crecimiento económico de
la sociedad. Las políticas gubernamentales deben lograr un equilibrio adecuado entre clases
sociales.
Defensa de la propiedad privada
Otra caracteristica del capitalismo y de la sociedad de clases es la base de la propiedad privada de
los medios de producción. Esto se refiere al derecho de cada propietario de explotar los medios que
tiene para generar beneficios económicos. El capitalismo lo considera como un derecho que
asegura el crecimiento económico de la población, la libertad de los ciudadanos y la eficacia del
sistema.
Fomento de la movilidad social
En el feudalismo, toda persona nacida en un determinado contexto o clase social se veía
condenado a permanecer para siempre en ella. En cambio, entre las características del capitalismo
actual se encuentra la movilidad social, es decir, que cualquier persona pueda ascender
socialmente a través del aumento de su capital y riqueza con independencia de sus orígenes.

vQué es el capitalismo
El capitalismo puede definirse como el sistema económico basado en el libre mercado, la
propiedad privada de los medios de producción y el aumento de capital. Es el mercado el
mecanismo encargado de asignar de forma eficiente los recursos escasos y el capital es la fuente
utilizada para generar riqueza.
El sistema capitalista está basado en la titularidad privada de los recursos productivos: pertenecen
a personas y no a organizaciones públicas como el Estado. La economía tiene como objetivo el
estudio de la mejor manera de satisfacer las necesidades humanas con unos recursos limitados de
los que se disponen y, en este sentido, el capitalismo considera al mercado como el mecanismo
más óptimo para llevarlo a cabo.
De esta forma, el capitalismo ve necesaria la promoción de la propiedad privada y la competencia.
Los factores imprescindibles de la producción son el capital y el trabajo: el sistema capitalista
propone que el trabajo se proporcione y se vea recompensado con salarios monetarios, siendo
aceptado por los empleados libremente.
Origen del capitalismo
Economía libre o economía de libre mercado son otros términos utilizados para denominar el
capitalismo desde sus orígenes. Pese a que el comercio y los mercaderes existen desde el
surgimiento de las primeras civilizaciones, el sistema capitalista apareció en Europa a partir del
siglo XIII.
El capitalismo sustituyó al feudalismo como sistema económico en la mayor parte del mundo.
Antes del sistema capitalista, el trabajo estaba considerado como una obligación derivada de los
vínculos de servidumbre feudal, como obligación socio-moral del propio sujeto hacia su comunidad
o de la esclavitud.
Por ello, el capitalismo surgió como proposición del trabajo a cambio de sueldos (capital),
eliminando las ideas feudales de esclavitud o servidumbre.

Capital como centro y objetivo


¿Cuáles son las características del capitalismo? Una de las principales es acumular capital y riqueza
mediante el trabajo productivo es el centro y objetivo del capitalismo, haciendo referencia
al enriquecimiento individual y las asociaciones con fines de lucro y a un crecimiento económico de
la sociedad. Las políticas gubernamentales deben lograr un equilibrio adecuado entre clases
sociales.
Defensa de la propiedad privada
Otra caracteristica del capitalismo y de la sociedad de clases es la base de la propiedad privada de
los medios de producción. Esto se refiere al derecho de cada propietario de explotar los medios que
tiene para generar beneficios económicos. El capitalismo lo considera como un derecho que
asegura el crecimiento económico de la población, la libertad de los ciudadanos y la eficacia del
sistema.
Fomento de la movilidad social
En el feudalismo, toda persona nacida en un determinado contexto o clase social se veía
condenado a permanecer para siempre en ella. En cambio, entre las características del capitalismo
actual se encuentra la movilidad social, es decir, que cualquier persona pueda ascender
socialmente a través del aumento de su capital y riqueza con independencia de sus orígenes.
Clases socioeconómicas
El capitalismo conforma una sociedad de clases: la burguesía (alta, media y baja), el proletariado y
el campesinado.
 La burguesía alta: controla los medios de comunicación, de producción, el sector bancario,
financiero y la tierra. Es la clase que recibe la renta obtenida por la explotación de los medios de
producción, ya que le pertenecen.
 La burguesía media: ocupa cargos profesionales, administrativos e intelectuales y la pequeña
burguesía corresponde al sector de artesanos pequeños, funcionarios, comerciantes y empleados
asalariados de rango bajo.
 La baja y media burguesía: pueden tener medios de producción bajo su propiedad, pero si no
tienen trabajadores a su cargo no explotan a nadie: los talleres de oficios y de artes son un buen
ejemplo.
 El proletariado: está compuesto por la clase obrera perteneciente al sector industrial, es decir, el
trabajo no cualificado.
 El campesinado: está destinado a la producción del campo.
Libertad de asociación y de empresa
El sistema capitalista defiende y ejerce una libertad de empresa, tanto de servicios como de bienes,
en virtud de los derechos de propiedad sobre los medios de producción. La libertad para
administrar e invertir en empresa privada con autonomía se incluye en la libertad de empresa.
Este aspecto implica la elección del área de trabajo, lucrarse de los beneficios, una inversión libre
de los recursos e incluso cerrar cuando sea preciso la propia empresa.
Ley de oferta y demanda
El modelo de producción del sistema capitalista genera servicios y bienes que, al mismo tiempo,
generan una oferta y demanda a través de las cuales se acuerdan unos precios. El precio de los
servicios y bienes se fija mediante variables como el valor de uso.
La disponibilidad del objeto de intercambio, con un valor de uso (proporción entre un número de
bienes y servicios ofrecidos y los demandados por los consumidores), incide también en el precio.
Así pues, si un producto de necesidad básica se convierte en escaso, aumenta su precio.

Promoción del libre mercado


Para el capitalismo, la libertad de mercado es esencial para que su modelo económico y social sea
eficiente. Esta libertad permite tasar precios o el valor de cambio de acuerdo a la conocida
como ley de oferta y demanda. El sistema capitalista combate de forma activa la interferencia y los
controles del Estado en la regulación de precios.
Reconocimiento de la libertad de trabajo
Otra de las características del capitalismo y de la sociedad de clases es que el crecimiento de capital
es dependiente de la oferta de servicios y de la fabricación a gran escala de bienes de consumo.
Para que sea posible, se requiere la contratación de mano de obra (personal obrero, administrativo
y técnico).
El vínculo entre el capitalista inversor y el trabajador queda establecido en condiciones de libertad,
por lo que el empleado es libre de aceptar el trabajo según sus capacidades, obligaciones e
intereses. Si lo acepta, percibe un salario base por los servicios que presta, quedando liberado de
esta manera de la servidumbre y favoreciendo la movilidad social.
Promoción de la competencia
Al regirse por la ley de la oferta y la demanda, en el sistema capitalista se genera una competencia
entre productores para captar la atención del mercado y obtener unas ganancias superiores. Otra
de las características del sistema económico capitalista es que la competencia sirve para estimular
unos precios más solidarios, con productos y servicios de mejor calidad, representando así un
factor de crecimiento económico.

Interferencias mínimas del Estado


En el sistema capitalista, el Estado no puede interferir directamente en la economía porque su
acción entorpece el crecimiento económico. Según las tendencias del capitalismo, la posición del
Estado puede oscilar entre una participación discreta (que se limita a arbitrar la relación entre
actores sociales y una buena gestión de los recursos conseguidos por la producción privada) y la
abstención absoluta de la ingerencia del Estado.
Ahora que ya sabes qué es el capitalismo y sus características principales, te recomendamos
nuestro artículo sobre las Diferencias principales entre anarquismo y marxismo, dos ideologías en
contra del sistema capitalista, ¡descubre el porqué!
Si deseas leer más artículos parecidos a Qué es el capitalismo y cuáles son sus características, te
recomendamos que entres en nuestra categoría de Formación.

Populismo
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"El arresto del propagandista" es una representación de Ilya Repin que reproduce la represión
zarista del movimiento de estudiantes rusos que bajo el lema "Ir al pueblo", divulgaban entre los
sectores populares las obras censuradas originando el movimiento populista.
El populismo, según la RAE, es una «tendencia política que pretende atraerse a las clases
populares».1 Su origen es un movimiento ruso del siglo XIX, llamado narodnismo (Narodnichestvo,
народничество), término que se traduce al español como populismo, derivado del lema "ir hacia el
pueblo", que obraba como guía para los movimientos democráticos rusos de la segunda mitad del
siglo XIX.
Aunque se trata de un concepto difícil de definir con exactitud ya que designa realidades
diferentes,2 en algunas corrientes de las ciencias sociales es concebido como una ideología que se
basa en la distinción y la oposición dualista entre «el pueblo» (que es visto como una entidad
soberana) y «la élite» (concebida como una expresión de desigualdad política no deseada). 34 Por
otro lado, el uso del calificativo «populista» se hace habitualmente en contextos políticos y
académicos, de manera peyorativa, sin que del término se desprenda por sí mismo una evidente
identificación ideológica, sino estratégica —dentro del espectro izquierda-derecha—.5 En los
últimos tiempos el término «populismo» también es utilizado como cajón de sastre para incluir en
él fenómenos políticos de difícil clasificación.6
Quienes piensan que el populismo constituye una corriente política con características objetivas,
destacan aspectos como la simplificación dicotómica, el antielitismo (propuestas de igualdad
social o que pretendan favorecer a los más débiles), el predominio de los planteamientos
emocionales sobre los racionales, la movilización social, etc.78 Otros estudiosos consideran que el
populismo es la contracara del elitismo y que el sistema político más adecuado es el pluralismo, que
no cae en ninguno de ambos extremos, haciendo que el poder fluctúe entre todos los agentes
políticos, equilibrando las diferencias;9 esta visión cuestiona la idea inicial de la Constitución de los
Estados Unidos, "We the people" (Nosotros el pueblo), para sostener que no existe "el pueblo",
sino que existen múltiples pueblos en cada país.

Definición[editar]
Un término polémico[editar]
El término «populismo» se suele usar de forma retórica en sentido peyorativo con la finalidad de
denigrar a los adversarios políticos,11 hasta el punto de identificar «populismo» con demagogia,
como hace Ralf Dahrendorf: «Populistas a la derecha, populistas a la izquierda. Quien dice
"populismo" se adentra en un terreno difícil… En todo caso, el concepto de populismo es
peyorativo… Hablamos entonces de demagogia, y la demagogia tiene un gran repertorio de
métodos».12 Una posición similar es la que sostiene Francesc de Carreras.13
Asimismo el término «populismo» se suele usar en contextos muy diferentes sin precisar una
definición clara de su significado. 11 Se ha llegado a aplicar en el ámbito religioso para calificar a
la teología de la liberación14 y a la teología del pueblo,1516 —el propio papa Francisco ha sido
calificado como populista—1718 e incluso para referirse a la acción política de los grupos económicos
concentrados, con la expresión «populismo del capital». 19 Hay autores que llegan a negar que se
pueda definir el término populismo. Es el caso, por ejemplo, de Ezequiel Adamovsky que cuestiona
la validez científica del populismo como categoría: «¿Sirve una categoría que se le puede aplicar
tanto a la coalición de izquierda griega de Syriza como a sus enemigos del
movimiento neonazi Amanecer Dorado? Como concepto para entender la realidad, el populismo se
ha extinguido».20 Este mismo autor afirma lo siguiente: 21
Es un término que se utiliza para definir una serie de fenómenos políticos muy disímiles, que no
tienen nada en común, y que agrupan por ejemplo a alguien autoritario, misógino, de derecha y
xenófobo como Donald Trump y también pretende meter en la misma bolsa a Podemos en España,
que en todos esos rubros tiene ideas exactamente opuestas. Pretende meter la ultraderecha junto
con la izquierda; a gobiernos de tendencia centro izquierdista latinoamericanos junto con grupos
neonazis de Alemania. Y el modo en que los agrupa es metiendo en una misma bolsa justamente
todo lo que se aparta de lo que se supone que es el ideal de buena democracia, que no es otra cosa
que la democracia liberal.
Las definiciones del «populismo» desde América Latina[editar]
En América Latina se han formulado cuatro definiciones del término «populismo»: estructuralista,
económica, político-estratégica y discursiva.22
Estructuralista
La estructuralista define el populismo «como un tipo de régimen político que se sustenta en una
alianza multiclasista y un liderazgo carismático con el objetivo de implementar el denominado
modelo de desarrollo de industrialización por sustitución de importaciones».22
Económica
La económica, que tiene un sentido peyorativo, identifica el populismo con «un conjunto de
políticas macroeconómicas promovidas con el fin de ganar elecciones, pero que, una vez
implementadas, terminan por generar niveles de gasto insostenible y desencadenan, tarde o
temprano, profundas políticas de ajuste».22
Político-estratégica
La tercera definición, la político-estratégica, concibe al populismo «como liderazgos personalistas
que son capaces no solo de movilizar a una gran cantidad de votantes que no tienen vinculaciones
entre sí, sino también de montar una maquinaria electoral con escasa institucionalidad que es
dirigida por el líder personalista en cuestión».22
Discursiva
En cuarto y último lugar, la posición discursiva define el populismo como «la construcción de una
identidad popular que articula una serie de demandas insatisfechas mediante la identificación de
una elite que se opone a los designios del pueblo». Hay que señalar que esta última definición se ha
extendido fuera de América Latina gracias a la influencia de los escritos del filósofo
argentino Ernesto Laclau.22
Por su parte el argentino Juan Santiago Ylarri propone como los rasgos que más frecuentemente se
encuentran presentes en aquellos movimientos catalogados como populistas los siguientes:
rechazo a los profesionales de la política; desconfianza en las instituciones públicas existentes;
diálogo directo entre la dirección del movimiento y la base social; fuerte voluntad de movilización y
participación; retórica nacionalista; liderazgo caudillista.23
La definición «ideacional» del populismo[editar]
En la segunda década del siglo XXI se ha difundido el llamado «enfoque ideacional» sobre la
definición del populismo —que es quizás el que ha tenido más éxito— 24 al considerar este como un
discurso, una ideología o una cosmovisión. Cas Mudde y Cristóbal Rovira Kaltwasser, partiendo de
este enfoque, definen así el populismo: «una ideología delgada, que considera la sociedad dividida
básicamente en dos campos homogéneos y antagónicos, el pueblo puro frente a la elite corrupta, y
que sostiene que la política debe ser la expresión de la voluntad general (volonté générale)
del pueblo».2526
Al calificar de «delgada» la ideología populista Mudde y Rovira Kaltwasser quieren decir que está
poco desarrollada ―su núcleo ideológico y sus conceptos son limitados, a diferencia de ideologías
«gruesas» o «plenas» como el socialismo, el liberalismo o el fascismo― por lo que para definir su
mensaje los populistas tienen que recurrir necesariamente a otras ideologías ―«ideologías
huésped», las llaman Mudde y Rovira Kaltwasser―, lo que explicaría que el populismo haya
adoptado múltiples formas en diferentes lugares y épocas y que existan populismos de derechas y
de izquierdas —los de derechas tendrían como «ideología huésped» algún tipo de nacionalismo y
los de izquierdas alguna forma de socialismo—.27 En este sentido el populismo es «una suerte de
mapa mental gracias al cual los individuos analizan y comprenden la realidad política». Sus
ideologías opuestas serían el elitismo, que cree que «el pueblo» es peligroso, deshonesto y vulgar;
y el pluralismo, que es contrario a la visión dualista y maniquea tanto del populismo como del
elitismo.28
En la definición de Mudde y Rovira Kaltwasser se incluyen lo que ellos llaman los tres «conceptos
centrales» del populismo: el pueblo, la elite y la voluntad general. El concepto «el pueblo» es
entendido por el populismo en tres sentidos: como detentador de la soberanía ―los populismos
propugnan «devolverle el gobierno al pueblo» frente a unas elites que lo han usurpado―, como «la
gente común» ―reivindicando la dignidad y el reconocimiento de los grupos que por su posición
socioeconómica o sociocultural son «excluidos» del poder, como los «descamisados»
del peronismo― y como la nación ―como la comunidad nacional definida en términos cívicos o
étnicos―. Por su parte la elite, calificada como «corrupta» y «usurpadora» de la voz del pueblo, es
definida sobre la base del poder, por lo que sería equivalente al establishment e incluiría a los
líderes políticos, económicos y mediáticos. El tercer «concepto central» del populismo es
la voluntad general o «voluntad del pueblo», una idea tomada de Rousseau del que los populistas
comparten su crítica al gobierno representativo y su preferencia por la democracia directa.29 Un
ejemplo de cómo entienden los populistas el principio de la voluntad general puede ser el siguiente
fragmento del discurso inaugural de Hugo Chávez de 2007: 30
Todos los particulares están sujetos al error o a la seducción; pero no así el pueblo, que posee en
grado eminente la conciencia de su bien y la medida de su independencia. De este modo, su juicio
es puro, su voluntad fuerte; y por consiguiente, nadie puede corromperlo, ni menos intimidarlo.
Estos mismos autores señalan tres tipos de movilización populista: el liderazgo personalista —que
constituye «la forma de movilización populista por antonomasia»—, el movimiento social —el
menos frecuente— y el partido político. El predominio de uno u otro tipo de movilización depende
del tipo de sistema político en el que opere. Así, el liderazgo personalista es más frecuente en
los sistemas presidencialistas, mientras que el partido político predomina en los sistemas
parlamentarios.31
El «enfoque ideacional» ha sido cuestionado por otros autores. Por ejemplo, Enzo
Traverso propone considerar el populismo no como una ideología, sino como un procedimiento
retórico consistente en la exaltación de las virtudes «naturales» del pueblo para movilizar a las
masas en contra del sistema.32

Historia[editar]

Andrew Jackson, caracterizado como el "primer presidente populista de Estados Unidos".33


"Populismo" fue el nombre de un movimiento republicano surgido a finales del siglo XIX en
el Imperio Ruso, con el fin de reemplazar la monarquía por una democracia. Ni antes, ni después,
ningún otro movimiento en el mundo se definió como populista. Pese a ello, algunos estudiosos
han sostenido que, tanto antes como después, aparecieron otros movimientos y partidos políticos
"populistas", aun sin que ellos mismos se reconocieran como tales. Otros estudiosos prefieren
utilizar la palabra "popular" para definir los movimientos y partidos políticos que colocan al pueblo,
como sujeto primordial de la vida política, cuestionando el habitual significado peyorativo con el
que es utilizado el mote "populista".34
Mudde y Rovira Kaltwasser sostienen una teoría según la cual todos los movimientos políticos
pueden dividirse en tres grupos: el elitismo, el populismo y el pluralismo. El elitismo es aquel
partido o movimiento que sostiene que el poder político debe ser detentado por las élites, el
populismo es aquel que sostiene que el poder político debe ser detentado por el pueblo ( soberanía
del pueblo) y el pluralismo es aquel que sostiene que el poder debe fluctuar entre todos los agentes
políticos, equilibrando las diferencias.9 Según ellos, desde el siglo XIX, «el populismo ha pasado de
ser un pequeño grupo elitista en la Rusia zarista, y un amplio aunque desorganizado grupo en
algunas regiones de Estados Unidos, a un fenómeno político diverso que cubre el planeta entero». 35
Otro autor, Michel Wieviorka, distingue dos épocas en la historia del populismo: la que concluye en
la década de 1960 o a principios de la de 1970; y la segunda, a la que denomina del populismo
contemporáneo.4 Mudee y Rovira Kaltwasser consideran que, lo que denominan "populismo", ha
tenido un gran desarrollo en América Latina debido a «la combinación de altos niveles de
desigualdad económica y períodos relativamente largos de gobierno democrático».36
Siglo XIX[editar]
Antes del populismo ruso[editar]
En Argentina, historiadores como Luciana Sabina y Rubén H. Zorrilla, sostienen que los
llamados "caudillos", que gobernaron las provincias después de la independencia (1810-1816),
fueron populistas.37 En los Estados Unidos, Andrew Jackson, quien gobernó entre 1829 y 1839 ha
sido considerado el primer presidente populista de ese país.33
El populismo (narodismo) ruso[editar]

Estampilla rumana del socialista ruso Aleksandr Herzen (1812-1870), quien sentó las bases
ideológicas del populismo o narodismo, proponiéndoles a los jóvenes estudiantes que fueran hacia
el pueblo.
El populismo ruso, o narodnismo (de народ = narod, pueblo, gente, nación; y ник = nik, equivalente
al sufijo "ismo") comenzó a mediados del siglo XIX, como un movimiento cultural, inspirado por
pensadores socialistas como Aleksandr Herzen, quien formuló en 1861 el eslogan "¡Al pueblo!",
impulsando un movimiento de estudiantes conocido como "Caminando con el pueblo", que se
definieron a sí mismos como "propagandistas" y tuvieron como misión dar a conocer a los sectores
populares las obras censuradas por el gobierno monárquico.38
El populismo ruso (naródnichestvo) no fue un movimiento único ni homogéneo, sino más bien una
inspiración ética de tomar contacto con los sectores populares, que tuvieron gran cantidad de
movimientos y organizaciones políticas, culturales y artísticas rusas, con el fin de no divorciar a las
élites de pensadores, políticos, artistas y estudiantes, de los sectores populares.
Entre la gran cantidad de organizaciones narodistas o populistas, se encuentran Voluntad del
Pueblo, uno de cuyos miembros asesinó al zar Alejandro II en 1881, y Repartición Negra. Ninguna
de las organizaciones populistas rusas logró establecer un movimiento campesino masivo, pero los
principios del populismo ruso influyeron en la mayoría de los partidos políticos que promovían
la democracia. Los populistas rusos, a su vez, influyeron en los movimientos agraristas que se
extendieron por Europa del Este durante las dos primeras décadas del siglo XX. Estos movimientos
«consideraban al campesino como la principal fuente de moralidad, y la vida agrícola constituía el
cimiento de la sociedad; además, se oponían con vehemencia a la elite urbana, a las tendencias
centralizadoras y a la base materialista del capitalismo, abogando en su lugar por preservar las
pequeñas granjas familiares y la autogestión».39
El "populismo de pradera" estadounidense[editar]
Surge en los estados del medio oeste de Estados Unidos que a finales del siglo XIX estaban viviendo
agudos procesos de cambio económico que afectaban duramente al mundo rural. Allí se desarrolló
en las dos últimas décadas del siglo XIX y la primera del siglo XX el que se ha denominado
«populismo de pradera» (prairie populism) que consideraba que «el pueblo» (puro) eran los
agricultores libres e independientes (yeomen) de origen europeo y «la elite» (corrupta) eran los
banqueros parásitos que vivían de lo que los demás producían (en línea con la extendida ideología
del producerism) y los políticos que estaban a su servicio.
Así la distinción entre el «pueblo» y la «elite» «era moral, geográfica y ocupacional; es decir,
campesinos rurales buenos por una parte y banqueros y políticos urbanos corruptos por otra». 40 En
los Estados Unidos se formó un partido político populista, el Partido del Pueblo, que consiguió
representación en las asambleas legislativas de varios estados en la década de 1890, aunque no
llegó a tener presencia nacional. En las elecciones presidenciales de 1896 se alió con el candidato
del Partido Demócrata, William Jennings Bryan, que escogió como compañero de fórmula al
populista Thomas E. Watson como candidato a la vicepresidencia. 41 La derrota en esas elecciones
supuso un duro golpe para el Partido del Pueblo, del que nunca se recuperó ―se acabaría
disolviendo en 1908―.42
Siglo XX (hasta 1989)[editar]
Los Granjeros Unidos de Alberta (Canadá)[editar]
Los Granjeros Unidos de Alberta (United Farmers of Alberta, UFA) fue un partido que gobernó la
provincia canadiense de Alberta entre 1921 y 1935.43 Según Francisco Panizza fue un movimiento
populista.44
La Revolución mexicana[editar]

Juramento de la Constitución mexicana de 1917, la primera del mundo en establecer


el constitucionalismo social.
En 1910 se inició la Revolución mexicana, que se extendió durante décadas. Adalberto Santana la
caracteriza como una "inédita revolución populista" en los siguientes términos:
Sin duda hay muchas visiones e interpretaciones sobre la Revolución Mexicana. Sin embargo, desde
una interpretación más objetiva se parte del criterio de que esa revolución, lejos de ser la única,
“estuvo lejos de ser una revolución social; más bien constituía una forma, inédita en la historia, de
revolución política, a saber: una revolución populista.45
Argentina: radicalismo y peronismo[editar]
En 1916 asumió en Argentina el primer presidente elegido por voto secreto, Hipólito Yrigoyen, de
la Unión Cívica Radical. Según Rodolfo Richard-Jorba se trató de un movimiento populista, que sería
continuado por el peronismo, entre 1946 y 1955,46 aunque ninguno de los dos partidos se
autodefine como populista. Yrigoyen fue sucedido por Marcelo T. de Alvear en 1922 y reelegido en
1928, para ser derrocado por un golpe cívico-militar de derecha elitista en 1930, el primero de una
larga secuencia de golpes cívico-militares de derecha liberal, que derrocarían a todos los gobiernos
radicales y peronistas hasta 1983. El radicalismo volvió a gobernar con Arturo Frondizi (1958-
1962), Arturo Illia (1963-1966), Raúl Alfonsín (1983-1989) y Fernando de la Rúa (1999-2001). El
peronismo volvió a gobernar con Cámpora-Perón-Martínez (1973-1976), Carlos Menem (1989-
1999), Eduardo Duhalde (2002-2003), Néstor Kirchner (2003-2007), Cristina Fernández de
Kirchner (2007-2015) y Alberto Fernandez (2019-presente). El peronismo desarrolló un programa
en el que la máxima prioridad la tiene la justicia social, a través de una representación combinada
de dirigentes locales, sindicatos y mujeres.[cita requerida]
Estados Unidos: Franklin D. Roosevelt[editar]

Franklin D. Roosevelt con el presidente brasileño Getúlio Vargas, el 27 de noviembre de 1936.


En 1933 ganó las elecciones presidenciales en Estados Unidos Franklin D. Roosevelt, siendo
reelegido tres veces hasta su muerte en 1945, llevando adelante una política de intervención
estatal y redistribución del ingreso con apoyo sindical, conocida como New Deal. David Greenberg
considera que se trató de un movimiento populista.47
Getulio Vargas en Brasil y José María Velasco Ibarra en Ecuador[editar]
En 1930 hubo un golpe de Estado militar en Brasil que colocó a Getúlio Vargas como presidente,
manteniéndose en el poder hasta 1945. Mudde y Rovira Kaltwasser consideran que se trató de un
movimiento populista, que fue consecuencia de la Crisis de 1929 y que estuvo emparentado con
el primer peronismo en Argentina (1945-1955) y el velasquismo en Ecuador (1934-1935, 1944-
1947, 1952-1956, 1960-1961, 1968-1972), formando parte de lo que denominan primera ola del
populismo latinoamericano, que desarrollaron una ideología del americanismo que defendía la
identidad común de todos los habitantes de América Latina y al mismo tiempo denunciaba las
injerencias imperialistas, adoptando tendencias corporativistas.48 Según Mudde y Rovira
Kaltwasser, los tres coincidieron esencialmente en su definición del «pueblo puro», como «una
comunidad mestiza virtuosa compuesta de campesinos y trabajadores» ―excluyendo de ella a los
indígenas y a los negros― y de la «elite corrupta» como una «oligarquía nacional en alianza con
fuerzas imperialistas, que se oponía al modelo de industrialización por sustitución de
importaciones», con lo que no identificaban a esa elite con el establishment sino solo a la parte de
él que se oponía a ellos.49
Partido del Crédito Social de Alberta (Canadá)[editar]
El Partido del Crédito Social de la provincia canadiense de Alberta, dirigido por William Aberhart,
gobernó entre 1935 y 1971. Según Panizza fue un movimiento populista de derecha, que promovió
los principios del crédito social. 50 El movimiento del Crédito Social se desarrolló en Canadá entre las
décadas de 1930 y 1960, articulándose en partidos regionales y en un partido político nacional (el
Partido Crédito Social de Canadá).
Gabriel Terra y Luis Batlle en Uruguay[editar]
Terra[editar]
Gabriel Terra fue presidente de Uruguay entre 1931 y 1938. Instauró un gobierno de carácter
antiliberal, nacionalista, y populista, al que se opusieron el Batllismo (del Partido Colorado),
los Blancos Independientes (escisión del Partido Nacional), y la izquierda. En 1933 dio un golpe de
Estado junto a Luis Alberto de Herrera, mediante el cual disolvió el Parlamento. Tal período
presidencial de facto duró 5 años.
Berres[editar]
Luis Batlle Berres fue presidente de Uruguay entre 1947 y 1955, con apoyo del herrerismo y el
socialismo. Su gobierno ha sido definido como populista por Vivian Trías, asimilándolo al peronismo
argentino y al varguismo brasileño.51
Poujadismo en Francia[editar]
En Francia, en las elecciones legislativas de Francia de 1956, el poujadismo dejó una huella en la
política francesa hasta el punto de que «poujadismo» se convirtió en sinónimo de populismo. 49
Macartismo en Estados Unidos[editar]
En la década de 1950 en Estados Unidos se extendió el macartismo, un
movimiento anticomunista profundamente reaccionario para el que «el pueblo» eran los
(verdaderos) americanos corrientes y patrióticos, y «la elite corrupta», los sectores acomodados del
Nordeste del país que simpatizaba con las ideas socialistas «antiamericanas» y que vivía a expensas
del duro trabajo del «pueblo». El macartismo desapareció cuando se conocieron los excesos
cometidos durante la caza de brujas anticomunista dirigida por el senador por Wisconsin Joseph
McCarthy, pero la estela populista derechista que dejó fue aprovechada por algunos políticos
conservadores como el republicano Richard Nixon, que apeló a la «mayoría silenciosa» en
referencia al (verdadero) «pueblo americano» que no se dejaba embaucar por la elite (liberal) que
pretendía silenciarlo, o George C. Wallace, exgobernador del estado de Alabama, que se presentó a
las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 1968 como candidato del ultraderechista
y segregacionista Partido Independiente Americano ―consiguió casi diez millones de votos, el
13,5% de los emitidos―.52
La Revolución cubana[editar]
En la medianoche que enlaza 1958 con 1959 triunfó la Revolución cubana, con el liderazgo de Fidel
Castro, manteniéndose en adelante en el poder. La Revolución cubana, que adhirió
al comunismo pocos años después del triunfo, ha sido calificada como una revolución populista por
Carlos Alberto Montaner.53
Robert F. Kennedy en Estados Unidos[editar]

Robert F. Kennedy y Martin Luther King.


En 1968 fue asesinado en Estados Unidos Robert F. Kennedy, hermano del expresidente John F.
Kennedy, del que fue uno de sus principales asesores. Robert Kennedy fue asesinado mientras
realizaba la campaña para las elecciones presidenciales, con altas posibilidades de ganar las
mismas. Sus ideas y programa de gobierno han sido caracterizadas como "populismo inclusivo" por
Richard D. Kahlenberg,54 y Stefano Vaccara. 55
Indira Gandhi en India[editar]
Indira Gandhi fue la primera ministra de la República de la India entre 1966-1977 y 1980-1988,
menos de dos décadas después de que su país conquistara la independencia del Imperio Británico,
bajo el liderazgo de su padre, Jawaharlal Nehru, luego de un siglo de dependencia colonial. Indira
Gandhi ha sido considerada por estudiosos como Bharat Wariavwalla y Prabhash Ranjan, como la
primera y más importante líder populista de la historia india.5657
El reaganismo en Estados Unidos[editar]
En 1981 Ronald Reagan fue elegido presidente de Estados Unidos, siendo reelegido en 1985 hasta
1989. Reagan llevó adelante una política económica y social conocida como "revolución
conservadora" y denominada también como reaganomics. Varios autores como Norman
Birnbaum,58 o Terri Bimes,59 califican a Reagan y su política como populismo.
1989-2000[editar]
Mudde y Rovira Kaltwasser sostienen que en la década de 1990 se desarrolla lo que ellos llaman la
segunda ola del populismo latinoamericano que tiene sus ejemplos más representativos en
Argentina, con Carlos Menem; en Brasil, con Fernando Collor de Mello; y en Perú, con Alberto
Fujimori ―cuyo legado fue asumido por su hija Keiko Fujimori― .[cita requerida] Los tres accedieron al
poder en medio de una profunda crisis económica, culpando a la élite de la misma (salvo el caso de
Menem) y proclamando que venían a restablecer la legítima soberanía del «pueblo» (salvo el caso
de Menem). Una vez en el poder los tres aplicaron las duras políticas de
ajuste neoliberales impuestas por el Fondo Monetario Internacional y el Consenso de Washington,
luego de la victoria de Estados Unidos en la Guerra Fría.[cita requerida]
En esta segunda ola populista latinoamericana, la «elite corrupta», a diferencia de la primera, fue
identificada como la «clase política» que defendía un Estado fuerte y se oponía al desarrollo del
mercado libre ―en este caso no se apeló ni al americanismo ni al antiimperialismo―, mientras que
«el pueblo», siguiendo la óptica neoliberal, según Mudde y Rovira Kaltwasser, «era retratado como
una masa de individuos pasivos, cuyas ideas podían deducirse de las encuestas de opinión», Una de
las características de esta segunda ola populista fue la adopción de programas para combatir la
pobreza.60 aunque esa descripción no se ajusta al caso de Menem en Argentina.

Jean Marie Le Pen dirigiéndose a la multitud en París durante el homenaje anual a Juana de Arco (1
de mayo de 2007).
En Europa el populismo irrumpió en la vida política en la década de 1990 adoptando en su mayoría
una forma autoritaria, nativista y xenófoba, como el Partido del Progreso de Noruega, el Vlaams
Belang del estado federado belga de Flandes o la italiana Liga, liderada por Umberto Bossi. Su
modelo fue el Frente Nacional de Francia, fundado en 1972 por Jean Marie Le Pen, antiguo
diputado poujadista, y también, pero en menor medida, el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ)
de Jorg Haider. Otros partidos, en cambio, surgieron de la política tradicional adoptando como
«ideología huésped» el neoliberalismo ―proponiendo rebajas de impuestos y desregulación de los
mercados―. Fue el caso del británico UKIP liderado por Nigel Farage, fundado en 1993, y de Forza
Italia de Silvio Berlusconi, fundado en 1994.61
Donde se produjo la mayor proliferación de partidos y organizaciones populistas (de derecha)
durante la década de 1990 fue en la Europa central y oriental como consecuencia de la
desaparición de los regímenes comunistas tras la Revolución de 1989. En prácticamente todas las
primeras elecciones democráticas que se celebraron se presentaron partidos populistas, como
el Foro Cívico de Checoslovaquia que lo hizo con el eslogan «Los partidos son para su afiliados, Foro
Cívico es para todos». Algunos de estos partidos tuvieron una vida muy corta como el Partido X de
Polonia encabezado por el oscuro empresario polaco-canadiense Stanislaw Tyminski ―que llegó a
competir con Lech Walesa en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Polonia de
1990―. 62 Otros se consolidaron como el populista de izquierda Dirección-Socialdemocracia (SMER)
de Eslovaquia.63
En Estados Unidos el multimillonario texano Ross Perot se presentó como candidato a
las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 1992 con el lema United We Stand,
America (‘Unidos resistimos, América’) y con un programa populista de derechas. Empleaba un
lenguaje llano para atraerse a la gente «pura» del centro del país a la que enfrentaba a la «elite
liberal» (corrupta) de la Costa Este de Estados Unidos ―educada en la «perversa» Ivy League― que
se había «apropiado» del gobierno federal y defendía políticas «antiamericanas». Así prometió al
(verdadero) pueblo americano que «limpiaría el granero» de Washington para que dejara de
socavar los valores del «pueblo» y de otorgar «privilegios especiales» a las minorías, que no los
merecen. Obtuvo el 18,9% de los votos y volvió a presentarse en las elecciones presidenciales de
Estados Unidos de 1996 al frente del recién fundado por él Partido de la Reforma de los Estados
Unidos. Obtuvo el 8,4% de los votos (unos ocho millones de sufragios), diez puntos menos que
cuatro años antes.64
Fuera de Europa y América se produjo el surgimiento de partidos populistas en Australia y Nueva
Zelanda muy semejantes a los populistas de derecha europeos. Tanto Nueva Zelanda Primero (NZF)
como el australiano Una Nación (PHON) fueron el resultado de la frustración creada en ciertos
sectores por el incremento de la inmigración y la aplicación de reformas neoliberales del Estado del
bienestar. Ambos partidos compartían el nativismo como una de las bases de su ideología. 65 Así,
por ejemplo, la líder de Una Nación Pauline Hanson, defendía a los descendientes de los colonos
británicos que habitan la Australia rural frente a la elite intelectual urbana que, según ella, «quiere
poner este país patas arriba devolviendo Australia a los aborígenes».66
1998-2015[editar]

Creación del Banco del Sur. En la foto, de izquierda a derecha: Rafael Correa, Evo Morales, Néstor
Kirchner, Cristina Fernández de Kirchner, Lula, Nicanor Duarte y Hugo Chávez.
En las elecciones presidenciales de Venezuela de 1998 obtuvo la victoria Hugo Chávez abriendo una
etapa de gobiernos latinoamericanos que cuestionaban las políticas neoliberales del Consenso de
Washington y el Fondo Monetario Internacional que habían predominado en la década de 1990.
Gobiernos con tendencias similares se establecieron en Brasil, con Lula y Dilma Rousseff,
en Argentina con, Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, en Uruguay, con Tabaré
Vázquez y Pepe Mujica, en Bolivia con Evo Morales, en Ecuador, con Rafael Correa,
en Paraguay con Fernando Lugo, en Chile con Michelle Bachelet, en Nicaragua con Daniel Ortega,
en El Salvador con Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén. Para definir los elementos comunes
de esos gobiernos se han utilizado adjetivos como "progresistas", "anti neoliberales", "socialistas" o
"de izquierda". Entre las expresiones utilizadas para caracterizarlos también se encuentra
"populistas".67 A propósito de la aplicación del término populista, el expresidente uruguayo José
Mujica dijo:
La palabra populista no la uso porque la usan para un barrido y un fregado. Los que votan en
Alemania por la derecha medio neonazis son populistas, en Nicaragua son populistas. Entonces,
cualquier cosa es populismo. Yo saco esta conclusión: todo con lo que no se está de acuerdo, que
molesta, es populista. Es una categoría que no define.
José Mujica68
Todos ellos critican el neoliberalismo, aplicado en América Latina en las dos décadas finales del
siglo XX uno de cuyos efectos había sido el aumento de la desigualdad, y proponen una alternativa
social dirigida especialmente a las poblaciones pobres. Así, como han destacado Mudde y Rovira
Kaltwasser, «estos líderes han desarrollado un concepto de pueblo puro incluyente que abarca a
todas las personas excluidas y discriminadas», como se puede comprobar especialmente en el
discurso «etnopopulista» de Evo Morales. Todos ellos denuncian a la élite corrupta y la identifican
con el establishment que había gobernado hasta entonces.69
En Estados Unidos en la primera década del siglo XXI surgieron dos movimientos populistas de signo
diferente ―el movimiento populista de izquierda Occupy Wall Street y el populista de derecha Tea
Party―. Sin embargo, ambos coincidían en que pretendían dar respuesta a las graves
consecuencias sociales de la Gran Recesión iniciada en 2008 por lo que compartían algunos rasgos
como su oposición radical al rescate bancario acordado por el presidente republicano George W.
Bush y continuado por el demócrata Barack Obama, además de que ambos decían defender «Main
Street» (el «pueblo sano») contra «Wall Street» (la «elite corrupta»).
2015 en adelante[editar]

El presidente argentino Mauricio Macri (2015-2019) junto al presidente de Brasil Jair Bolsonaro.
En 2015 volvió a irrumpir en la escena política latinoamericana el populismo de derecha con la
victoria de Mauricio Macri en las elecciones presidenciales de Argentina de 2015,7071 y luego con la
victoria en las elecciones presidenciales de Brasil de 2018 del ultraderechista Jair Bolsonaro.7273
El movimiento Occupy Wall Street se dio a conocer con la ocupación de Zuccotti Park en pleno
corazón del distrito financiero de Manhattan y con su retórica de la defensa «del 99%», el pueblo
americano perjudicado por la crisis, y «el 1%», la corrupta elite económica, política y mediática
―retórica que fue asumida en gran parte por el candidato de las primarias demócratas de
2016 Bernie Sanders―. Por su parte el ultraconservador movimiento del Tea Party, uno de cuyos
miembros más destacados fue Sarah Palin ―candidata a la vicepresidencia en las elecciones
presidenciales de Estados Unidos de 2008―, ha recurrido al producerism para exaltar a la mayoría
«productiva» frente a la elite «improductiva» que identifica con los banqueros, el Partido
Demócrata y Hollywood.
Muchas de sus propuestas fueron asumidas por el republicano Donald Trump que ganó
las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2016 y cuya campaña electoral, que
combinó nativismo y autoritarismo y consignas anti-establishment, estuvo dirigida por Steve
Bannon, un ultraderechista próximo al Tea Party. En uno de sus discursos de campaña Trump dijo:
«Nuestro movimiento quiere sustituir un establishment político fallido y corrupto por un nuevo
Gobierno controlado por ustedes, el pueblo americano». 74 Estas mismas ideas las volvió a reiterar
en el discurso inaugural de su presidencia en enero de 2017:75
Durante demasiado tiempo, un grupo reducido de gente en la capital de nuestra nación ha
acaparado los beneficios del Estado, mientras el pueblo soportaba su coste. Washington
prosperaba, pero el pueblo no era partícipe de esa riqueza. Los políticos medraban, pero el empleo
se iba y las fábricas cerraban. La clase dirigente se protegía a sí misma, pero no a los ciudadanos de
nuestro país. Sus victorias no han sido las vuestras; sus triunfos no han sido los vuestros; y mientras
ellos lo celebraban en la capital de nuestra nación, muy poco motivo de celebración tenían todas
esas familias que, por doquier del país, pasan por una situación apurada. Todo esto va a cambiar
desde ya, desde aquí mismo, porque este momento es vuestro momento: os pertenece.
En este periodo en Europa central y oriental se consolidaron los populismos de derechas, llegando
incluso al poder, como en Hungría, con Viktor Orbán al frente de la Fidesz-Unión Cívica
Húngara (2010), y en Polonia, con el partido Ley y Justicia, PiS (2015). Ambos triunfaron con un
discurso de la «revolución robada» ―en referencia a la revolución de 1989 que puso fin a los
regímenes comunistas― según el cual las nuevas elites democráticas no se distinguían de las elites
comunistas por lo que había que desalojarlas del poder para devolverle el poder al «pueblo». Así
Fidesz en cuanto llegó al gobierno en 2010 modificó la Constitución húngara, arguyendo que
«nunca fuimos capaces de hacer lo que quisimos hacer en 1989».76
Algunos de los líderes de los partidos populistas de derecha de Europa central y oriental han
adoptado posiciones antisemitas ―acusando a los líderes de sus respectivos países de estar al
servicio de los judíos o de Israel―, como los de la Unión Nacional Ataque (Ataka) de Bulgaria o los
del Movimiento por una Hungría Mejor (Jobbik). 77

Alexis Tsipras, líder de SYRIZA.


En Europa occidental también se desarrollaron los partidos populistas de derechas ―como la Lista
Pim Fortuyn o el Partido por la Libertad de Geert Wilders en los Países Bajos―. El 8 de abril de 2019
se presentó en Roma la plataforma Hacia la Europa del sentido común! con vistas a formar una gran
alianza de los partidos populistas de derecha y antieuropeístas para las elecciones al Parlamento
Europeo de 2019. En el acto de presentación el principal impulsor del proyecto, el líder de la Liga y
vicepresidente del gobierno italiano Matteo Salvini, que estuvo acompañado por dirigentes
de Alternativa para Alemania, de Verdaderos Finlandeses y del Partido Popular Danés, hizo un
llamamiento a «alzarse» en las urnas para «cambiar la Europa de los burócratas y los banqueros».78
Por otro lado, en este periodo aparecieron en Europa occidental populismos de izquierda como
respuesta a las duras consecuencias sociales y económicas de la Gran Recesión iniciada en 2008. En
Grecia surgió Syriza (Coalición de la Izquierda Radical), que llegó al poder en 2015 con Alexis
Tsipras como primer ministro, con el apoyo del partido populista de extrema derecha ANEL; en
Italia el Movimiento 5 Estrellas, fundado por el cómico Beppe Grillo y liderado desde 2017 por Luigi
Di Maio, y que formó un gobierno de coalición con el partido populista de derecha Liga de Matteo
Salvini; y en España Podemos, surgido de la protesta de los Indignados del 15-M de 2011 y cuyo
líder, en ese entonces, era Pablo Iglesias. Según Mudde y Rovira Kaltwasser, «este populismo de
izquierdas se asemeja al movimiento Occupy Wall Street en Norteamérica, aunque cada actor tiene
sus propios enemigos y terminología específica; para Syriza, la Unión Europea es una parte
importante de la elite, mientras que Podemos se opone principalmente a “la casta”, el término
despectivo que emplea para referirse a la elite política nacional». 79 En Francia ha aparecido
la Francia Insumisa que Michel Wieviorka considera populista de izquierdas.4
Fuera de Europa y América surgieron movimientos populistas en el sudeste asiático como
consecuencia de la crisis asiática de 1997. Todos ellos atacaron a la globalización y a las elites
nacionales que aplicaron las políticas neoliberales. En algunos casos se trató de líderes sin pasado
político que llegaron a alcanzar el poder aunque sus mandatos fueron breves. Fue el caso de Joseph
Estrada en Filipinas, Roh Moo-hyun en Corea del Sur o de Chen Shui-bian en Taiwán. El populista
más prominente del sudeste asiático fue Thaksin Shinawatra de Tailandia que fue derrocado por un
golpe militar pero cuyo proyecto fue continuado por su hermana Yingluck Shinawatra.80
En el África Subsahariana el populismo ha tenido poco desarrollo debido al débil arraigo de la
democracia liberal en la región, con lo que aquí, a diferencia de otros continentes, el populismo se
asocia a caudillos autoritarios como Yoweri Museveni de Uganda o Michael Sata de Zambia. El
primero cuando el Tribunal Supremo de Uganda anuló uno de sus referéndums respondió de la
manera típica populista: «El Gobierno no permitirá que ninguna autoridad, ni siquiera los
tribunales, usurpen los poderes del pueblo». En Sudáfrica surgió otro líder populista Julius
Malema que tras ser expulsado en 2012 del Congreso Nacional Africano fundó un nuevo partido
llamado Luchadores por la Libertad Económica (EFF). 81 En Oriente Próximo cierta retórica populista
apareció en la Primavera Árabe con eslóganes como «¡El pueblo quiere derrocar al régimen!», pero
solo está presente en las pocas democracias de la región como Israel o Turquía ―el israelí Benjamin
Netanyahu o el turco Recep Tayyip Erdogan han recurrido a la retórica populista―.82
En los últimos años se ha producido un crecimiento de un populismo de derecha que el politólogo
neerlandés Cas Mudde ha calificado como derecha radical populista (populist radical right), uno de
los dos subgrupos en que Mudde divide a la ultraderecha (far right) actual (el otro subgrupo sería lo
que Mudde llama extrema derecha, extreme right). Mudde pone como ejempolos la irrupción en
2018 de Vox en España, la entrada en 2019 de EKRE en un gobierno de coalición en Estonia o la
entrada en 2020 del Movimiento de la Patria de Miroslav Skoro en el parlamento de Croacia.83

El uso de término «populismo»[editar]


«Populismo» se usa para designar a la estrategia de las corrientes ideológicas que sostienen la
reivindicación del rol del Estado84como defensor de los intereses de la generalidad de una
población85a través del estatismo, el intervencionismo86y la seguridad social87con el fin de lograr
la justicia social88y el Estado de bienestar.89
En sentido negativo[editar]
El populismo con una «significación peyorativa» es el uso de «medidas de gobierno populares»,
destinadas a ganar la simpatía de la población, particularmente si esta posee derecho a voto, aun a
costa de tomar medidas contrarias al Estado democrático. Sin embargo, a pesar de las
características antinstitucionales que pueda tener, [cita requerida] su objetivo primordial no es
transformar profundamente las estructuras y relaciones sociales, económicas y políticas (en
muchos casos los movimientos populistas planean evitarlo), sino preservar el poder y la hegemonía
política a través de la popularidad entre las masas.
En sentido general, sectores socialistas y comunistas han utilizado el término «populista» para
definir a los Gobiernos que ―aun favoreciendo a los «sectores populares» (principalmente a
la clase obrera)― no pretenden terminar con el sistema capitalista.90
Tanto la economía keynesiana, como una posición crítica de la política exterior de Estados Unidos 91
han sido prácticas sustanciales del populismo latinoamericano, tanto de los años 1930-1950, como
la más reciente ola de la «nueva izquierda» de los 2000. [cita requerida] En el caso europeo de los 2010, la
crítica principal es a la hegemonía y dominio de los intereses políticos alemanes y el sector
financiero global.
La crisis de la representación política es una condición necesaria pero no una condición suficiente
del populismo. Para completar el cuadro de situación es preciso introducir otro factor: una «crisis
en las alturas» a través de la que emerge y gana protagonismo un liderazgo que se postula
eficazmente como un liderazgo alternativo y ajeno a la clase política existente. Es él quien, en
definitiva, explota las virtualidades de la crisis de representación y lo hace articulando las demandas
insatisfechas, el resentimiento político, los sentimientos de marginación, con un discurso que los
unifica y llama al rescate de la soberanía popular expropiada por el establecimiento partidario para
movilizarla contra un enemigo cuyo perfil concreto si bien varía según el momento histórico ―«la
oligarquía», «la plutocracia», «los extranjeros»― siempre remite a quienes son considerados como
responsables del malestar social y político que experimenta «el pueblo». En su versión más
completa, el populismo comporta entonces una operación de sutura de la crisis de representación
por medio de un cambio en los términos del discurso, la constitución de nuevas identidades y el
reordenamiento del espacio político con la introducción de una escisión extrainstitucional. 92
Desde un punto de vista opuesto, los sectores conservadores han utilizado el término «populista»
para definir a los gobiernos que presentan los intereses de las clases económicamente más altas
(grandes grupos económicos, etc.) como separados y contrarios a los de las más bajas consideradas
como una mayoría permanente con intereses homogéneos autoevidentes que no requerirían así
del pluralismo político, destruyendo la posibilidad del disenso político y del crecimiento
económico por vías privadas.93
Según Ylarri, el rasgo más característico del populismo es la construcción de la idea del «pueblo»
como agente histórico, depositario de las virtudes sociales de justicia y moralidad y responsable del
cambio social, confrontado a «otro» que impide el desarrollo del destino del pueblo. 94
El filósofo español Fernando Savater en una entrevista95 recogida en El Confidencial por Javier
Caraballo ante la pregunta: ¿Podemos concluir, entonces, que el auge de los movimientos
populistas y reaccionarios en Europa son fruto de la miseria y de la ignorancia? , responde
estableciendo el siguiente paralelismo:
Son una reacción ante la miseria desde la ignorancia. Y previamente, hay un conjunto de factores
que se suman: una crisis económica muy severa, promesas políticas incumplidas e ineficacia en la
gestión de esa crisis, bolsas de inmigrantes que desequilibran la idea que se tiene de sí mismos en
muchos países… En un entorno así, de forma inmediata surgen los curanderos. Eso es lo que ha
pasado, igual que cuando a una persona le diagnostican una enfermedad muy grave y acude al
curandero o a Lourdes. Eso es el populismo, el curandero de la política que, ante problemas reales,
plantea soluciones ilusorias que nacen y anidan en la ignorancia.95
Fernando Savater
En sentido positivo[editar]
Varios movimientos sociopolíticos a través de la historia mundial moderna han pretendido que «el
pueblo» ―es decir, los agricultores y campesinos, los obreros, los pequeños empresarios, el bajo
clero, las clases profesionales (médicos, maestros, profesores, contables, ingenieros, empleados
públicos, etc.)― sea quien ostente el poder en los Estados democráticos, en contra así de las élites
o clases dominantes.96
Estos movimientos populistas se han basado en las ideas políticas de la cultura autóctona sin
reivindicar necesariamente el nacionalismo, y oponiéndose siempre al imperialismo. Ejemplos de
este tipo han sido el populismo ruso y el populismo estadounidense del siglo XIX (este último
llamado también «productivismo»); el cantonalismo español; el agrarismo mexicano;
los carbonarios italianos. Pueden estar influenciados (o no) por una o varias ideologías o proyectos
políticos definidos. Sin embargo, normalmente no se adhieren a ellos de forma explícita.
En su crítica de la novela Todos los hombres del rey, del premio Pulitzer Robert Penn Warren,
Esteban Hernández hace un interesante análisis de la relación entre populismo y aristocracia.
Hernández sostiene que en los países menos desarrollados, el populismo va de la mano con la lucha
contra el hambre, el aumento de impuestos a los ricos y la supeditación del mundo empresarial a la
política, tal como fue planteado por Franklin Delano Roosevelt en los Estados Unidos con el New
Deal. Hernández señala que, en esos países, el populismo definiría una alternativa a
la aristocracia mucho más probable que el comunismo, y que por esa razón ha sido (y es)
denostado por los sectores conservadores.97
En una conferencia en 2014, los presidentes Enrique Peña Nieto y Barack Obama discutieron el
término populista; para el mexicano, el populismo es un peligro que podría "destruir lo construido"
y para el estadounidense es "una lucha por la justicia social". 98 Cabe señalar a este respeto que
ambos mandatarios se expresan sobre el mismo término en cambio en un contexto semántico
distinto (inglés y español). En español la interpretación peyorativa del término ha tenido mayor
relevancia o uso en la actualidad que la positiva. En cambio, en los Estados Unidos (o la lengua
inglesa) no ha sido así, tanto la interpretación positiva como negativa son usadas. Esta mayor
dualidad para la lengua inglesa, viene reflejada en las propias definiciones del término en los
principales diccionarios de referencia dicha lengua (Merriam-Webster, Collins, Oxford Archivado el
29 de enero de 2018 en Wayback Machine.). En el mencionado encuentro anterior, el entonces
mandatario estadounidense señaló lo siguiente:
"(…) Quiero añadir una cosa, pues lo he escuchado en varias preguntas, y es la cuestión del
«populismo». Quizás algo podría ver rápidamente en un diccionario lo que significa ese término. Yo
no estoy, sin embargo, de acuerdo en conceder que parte de la retórica que hemos escuchado es
«populista».
En 2008 cuando yo fui candidato, y el motivo por el cual fui candidato nuevamente, y el motivo por
el cual después de dejar el gobierno voy a trabajar en el servicio público, es que a mí me interesan
las personas, los individuos, y quiero que todos los niños en Estados Unidos y en América del
Norte tengan las mismas oportunidades que yo disfrute. Me preocupo de los pobres, que trabajan
muy duro, pero que no tienen ninguna oportunidad de progresar. Me preocupan los trabajadores,
para que tengan una voz colectiva en el lugar de trabajo y que reciban su parte. Quiero asegurar
que los niños reciban una buena educación, que una madre trabajadora tenga un cuidado de su
niño en el cual pueda confiar, y deberíamos tener un sistema tributario que sea justo, y que
personas como yo, que se han beneficiado de las oportunidades ofrecidas por la sociedad, deben
pagar un poco más para asegurarse que niños de otros, menos afortunados, puedan también tener
esas oportunidades. Pienso que debería haber límites sobre los abusos del sistema financiero, para
no repetir el desastre del 2008. Debería haber transparencia en cómo funcionan nuestros sistemas,
para que no existan personas que evadan el pago de impuestos, estableciendo cuentas
extraterritoriales, y que aprovechan situaciones que otros ciudadanos no pueden, porque no tienen
los abogados o contadores que permiten usar estos trucos. Supongo que con eso se podría decir
que yo soy un «populista», pero otra persona que nunca ha demostrado preocupación por los
trabajadores, que nunca ha luchado por la justicia social, o en asegurarse que los niños pobres
tengan una oportunidad o que reciban atención médica, y que de hecho han trabajado en contra de
la oportunidad económica de los trabajadores y las personas ordinarias, ellos no se transforman de
la noche a la mañana en «populistas» porque dicen algo controvertido simplemente para obtener
más votos. Eso no es una medición de lo que es ser populista, eso es nativismo o xenofobia quizás,
o aun peor, es ser un cínico.
Entonces yo les diría: tengan cuidado en darle a cualquier persona que emerge en un momento de
ansiedad el título de populista ¿Dónde ha estado?, ¿ha estado luchando por el bienestar del
trabajador?, ¿ha creado oportunidad para más personas? No. Hay personas como Bernie
Sanders que se merecen ese título, porque él realmente se ha preocupado y ha luchado por estas
cuestiones y ahí simplemente podemos decir que compartimos valores y objetivos, y como
lograrlos".
Barack Obama 99

Populismo y democracia liberal[editar]


Los politólogos Cas Mudde y Cristóbal Rovira Kaltwasser han propuesto el siguiente cuadro sobre
los efectos positivos y negativos del populismo en la democracia liberal:100
Efectos positivos
El populismo puede dar voz a grupos que no se sienten representados por las elites políticas.

El populismo puede movilizar a sectores excluidos de la sociedad, mejorando su integración en el


sistema político.
El populismo puede mejorar la capacidad de respuesta del sistema político, fomentando la
adopción de políticas preferidas por los sectores excluidos de la sociedad.
El populismo puede aumentar la rendición de cuentas democrática incluyendo asuntos y políticas
en el terreno político
Efectos negativos
El populismo puede usar la noción y la praxis del gobierno de la mayoría para soslayar los derechos
de la minoría.
El populismo puede usar la noción y la praxis de la soberanía popular para erosionar las
instituciones especializadas en la protección de los derechos fundamentales.
El populismo puede promover el establecimiento de una nueva división política que impida la
formación de coaliciones políticas estables.
El populismo puede propiciar una moralización de la política que dificulte extremadamente alcanzar
acuerdos, o incluso lo imposibilite.

Factio popularium en la antigua Roma[editar]


En el período de la última república romana, aparecieron una serie de líderes
llamados populares (o factiō populārium, ‘partido o facción de los del pueblo’) que se oponían a la
aristocracia tradicional conservadora y apostaban por el uso de las asambleas del pueblo para sacar
adelante iniciativas populares destinadas a la mejor distribución de la tierra, el alivio de las deudas
de los más pobres y la mayor participación democrática del grueso de la población. Entre sus líderes
están varios de los Gracos, Publio Clodio Pulcro, Marco Livio Druso, Sulpicio Rufo, Catilina, Cayo
Mario o Julio César.
Este grupo (factio) contó con la oposición acérrima del partido aristocrático de
los optimates encabezado por Cicerón, que usó su poder político y su retórica para eliminar el
poder político (y a veces la vida) de los líderes de los populares.101

Populismos de derecha y de izquierda[editar]


Artículos principales: Populismo de derecha y Populismo de izquierda.
El populismo de derecha es una categoría específica dentro del populismo, que se utiliza en algunos
casos para identificar a políticos y gobiernos que emplean diversos mecanismos de manipulación
para obtener el apoyo popular, con el fin de poner en práctica políticas de derecha. Se han puesto
como ejemplos de populismo de derecha a políticos como Donald Trump en Estados
Unidos,102 Marine Le Pen en Francia102 y Mauricio Macri y la alianza Cambiemos en Argentina,103104105
106107
el UKIP liderado por Nigel Farage, partido que ayudó a definir el voto del Reino Unido para salir
de la Unión Europea, el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania y el primer ministro
de Hungría, Viktor Orbán, nacionalista de derecha; el dirigente polaco Jaroslaw Kaczynski, entre
otros han sido descritos como populistas de derecha.108109110
En Europa el populismo de derecha posee generalmente un carácter euroescéptico.111 El populismo
de derecha estigmatiza a los grupos que considera peligrosos para la sociedad, como los menos
productivos —generalmente extranjeros y creyentes de religiones distintas a la de la cultura
mayoritaria— y afirma la existencia de conspiraciones contra el bien común.112 En el plano
económico, apoya normalmente una combinación de medidas liberales como la reducción de los
impuestos.113 También tienen en común una hostilidad hacia los inmigrantes, combinado con
discursos xenófobos.114 El populismo de derechas contiene elementos programáticos que forman
parte de su propuesta, como asociar inmigración a la criminalidad y a la disgregación de la patria, o
la preocupación por la seguridad ciudadana.115116
En lo que se refiere a la izquierda populista normalmente se caracterizan ideológicamente por el
anticapitalismo y la antiglobalización, mientras que la ideología de la clase social o la teoría
socialista no es tan importante como para los partidos de la izquierda tradicional. Entre ejemplos de
populismos de izquierdas encontramos el ascenso del partido griego Syriza. En el ámbito
Iberoamericano, el populismo se ha manifestado en diferentes países llegando a gobernar
como Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador, Andrés Manuel
López Obrador en México y Cristina Fernández de Kirchner en Argentina.

Populismo en América Latina[editar]


Artículo principal: Populismo latinoamericano
En América Latina existen varios ejemplos de gobiernos que con sus diversos matices y
características temporales y espaciales han sido tildados de «populistas» por sus opositores:

 México: Andrés Manuel López Obrador (2018-actualidad) 117

 Argentina: En Argentina, todos los gobiernos democráticos electos han sido calificados
como populistas por algún analista, con excepción de Fernando de la Rúa (1999-2001). A
saber: Hipólito Yrigoyen (1916-1922, 1928-1930),118 Marcelo T. de Alvear (1922-1928),119 Juan
Domingo Perón (1946-1955, 1973-1974),120 Arturo Frondizi (1958-1962),121 Arturo Illia (1963-
1966),122 Raúl Alfonsín (1983-1989),123 Carlos Menem (1989-1999),124 Néstor Kirchner (2003-
2007) y Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015).125126127128 Varios artículos
103104105106129130
relacionan Mauricio Macri con el “populismo” y con el “populismo de derecha”.
 Bolivia: Evo Morales (2006-2019).131132 y Luis Arce Catacora (2022-actualidad)133.
 Brasil: Getúlio Vargas (entre 1930 y 1945, y entre 1951 y 1954), 134 Luiz Inácio Lula da
Silva (2002-2006 y 2023-actualidad),135 Dilma Rousseff (2011-2016).136 Jair Bolsonaro (2019-
2022) 137
 Chile: En sentido “positivo”, Arturo Alessandri,138 Carlos Ibáñez del Campo139 y el Frente
Popular;140 en sentido peyorativo, Sebastián Piñera,141 Michelle Bachelet.142
 Colombia: Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957), Álvaro Uribe Vélez (2002-2010), Iván
Duque (2018-2022)143
 Ecuador: En sentido “positivo”, Jaime Roldós Aguilera (1979-1981) , en sentido
negativo José María Velasco Ibarra (1934-1935, 1944-1947, 1952-1956, 1960-1961 y 1968-
1972), Abdalá Bucaram (1996-1997), Lucio Gutiérrez (2003-2005) y Rafael Correa (2007-
2017)144
 Nicaragua: Daniel Ortega (1985-1990 y 2007-actualidad).145146147
 Venezuela: Carlos Andrés Pérez (1974-1979 y 1989-1993),148149 Hugo Chávez (1999-2013),150
151146
Nicolás Maduro (desde 2013).152
 Perú: En sentido "positivo" Guillermo Billinghurst Angulo (1912-1914),153 en sentido
peyorativo Augusto Bernardino Leguía (1919-1930),154155 Luis Miguel Sánchez Cerro (1931-
1933),156157 Manuel Odría (1948-1956),158159 Fernando Belaúnde Terry (de 1963-1968 y de 1980-
1985),160161 Juan Velasco Alvarado (1968-1975),162 Alan García (de 1985-1990 y de 2006-
2011),163164 Alberto Fujimori (1990-2000),165166 Alejandro Toledo Manrique (2001-2006),167
168
Ollanta Humala (2011-2016),169170171 Martín Vizcarra (2018-2020).172173 y Pedro Castillo (2021-
2022)174. De igual manera algunos políticos influyentes también fueron tachados de populistas
como Víctor Raúl Haya de la Torre,175176 Keiko Fujimori,177178179 Verónika Mendoza180181182183
y Antauro Humala.184185186
En esta línea de crítica política, han sido cuestionados como «populistas» tanto gobiernos de
derecha como de izquierda: los primeros identificados con el sistema capitalista y el liderazgo de los
Estados Unidos, y los segundos identificados con posiciones nacionalistas y una posición desligada
de los Estados Unidos.91En 2006, el expresidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, quien
realizara en su país reformas neoliberales, en un artículo titulado «El populismo amenaza con
regresar a América Latina», sostiene que entre los elementos que hacen que un gobierno no sea
populista, se encuentran tener «políticas públicas prudentes y sensatas», así como un mayor
acercamiento a Estados Unidos.91
Francisco Panizza ofrece una lectura del populismo como un espejo de la democracia cuyo punto de
discusión central es la posibilidad de poner al pueblo en un lugar de realidad objetiva. El populismo
no es posible sin la artículación retórica de un pueblo «construido» en tanto actor social colectivo
pero abstracto. En estos procesos los líderes no solo hablan en nombre del pueblo, sino que
recurren al sentido de emergencia para introducir políticas que de otra manera serían
rechazadas.187
Por su parte, Ernesto Laclau (1935-2014) afirmaba que el populismo es la mejor forma de
organización política pues da mayor lugar y representatividad a clases que hasta el momento
estaban relegadas.188 Laclau afirma que el populismo es, de las formas republicanas, la mejor
posible debido a que permite la participación de mayores grupos sociales en la pugna de poder y
recursos. El populismo no deja de ser una mera expresión de la política que enriquece la vida
democrática. El teórico introduce un neologismo, la razón populista para ayudar a comprender su
relación con el aparato ideológico del estado.189
Críticas[editar]
La postura de Laclau fue criticada por algunos estudiosos de izquierda, la mayoría de ellos de
raigambre marxista, por dos temas en específico. El primero es que al ensanchar la base distributiva
de la riqueza, no se corrige la asimetria de base sino que la desigualdad se acrecienta. 190 Ello sucede
no solo por la repatriación del capital en mano de las élites capitalistas sino porque no se
transforma el principio de plusvalía enraizado en el fetichismo de la mercancía, hecho por el cual el
capitalismo puede consolidarse.191192 David Kelman sugiere que existe una nueva forma de hacer
política que toma la teoría conspirativa como forma disciplinaria, con el fin de ganar adhesión en el
propio grupo. De esa forma se produce un vacío el cual es llenado por medio del misterio y de
axiomas que no pueden ser validados empíricamente. En perspectiva, los populismos modernos
adoptan una raigambre de simulacro, mientras en el fondo legitiman los intereses de la elite
capitalista.193
Una parte importante de los estudios latinoamericanos cuestiona el uso eurocéntrico y
universalizador del término «populista», cuando se aplica a corrientes políticas latinoamericanas,
obviando el estudio puntual y las circunstancias históricas particulares de las mismas.194195196
A propósito de la aplicación del término populista, el expresidente uruguayo José Mujica ha dicho:
La palabra populista no la uso porque la usan para un barrido y un fregado. Los que votan en
Alemania por la derecha medio neonazis son populistas, en Nicaragua son populistas. Entonces,
cualquier cosa es populismo. Yo saco esta conclusión: todo con lo que no se está de acuerdo, que
molesta, es populista. Es una categoría que no define
Tiranía
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Para otros usos de este término, véase Tirano.
La tiranía (del latín tyrannus, «gobernante ilegítimo o un solo hombre», y a partir
del griego τύραννος [týrannos], «rey soberano, gobernante de una polis»)12 en el sentido que se dio
al término en la Grecia Antigua, era el régimen de poder absoluto, de ordinario unipersonal,
instaurado por un tirano; el gobernante que había accedido al poder mediante la violencia,
derrocando al anterior gobierno de una polis (las ciudades-Estado griegas), gracias al apoyo popular
(el del demos, «pueblo») o mediante un golpe de Estado militar o una intervención extranjera.
El tirano ocupaba el poder no por derecho (de iure), sino que lo detentaba 3 por la fuerza (de facto).
Para la mentalidad moderna, la tiranía se identifica con un uso abusivo y cruel del poder político
que se ha usurpado, un poder no solo ilegítimo por su origen, sino también injusto por su ejercicio y
que reprime cualquier oposición; pero entre los antiguos griegos, sin embargo, el término no
estaba tan cargado de connotaciones peyorativas: en principio tenía una connotación positiva,
puesto que muchos tiranos eran queridos y muy populares entre los ciudadanos de las polis (hasta
el punto que algunos se contaron en la lista de los siete sabios de Grecia), aunque su forma de
acceder al poder y conservarlo también fueran criticadas por los anteriores ocupantes del poder
(la aristocracia), y la corrupción política de su ejercicio por parte de muchos de ellos terminara
convirtiendo en odiada la figura de los tiranos, que pasaban a ser a su vez depuestos o incluso
asesinados (tiranicidio).
En sentido vulgar un tirano es un rey que gobierna con violencia y sin respeto a la justicia ni a las
leyes. Pero tomándolo rigurosamente, un tirano es un particular que se arroga la autoridad real sin
tener derecho a ella: así entendían los griegos la palabra tiranos, y la atribuían indiferentemente a
los buenos y a los malos príncipes cuya autoridad no era legítima, en cuyo supuesto tirano
y usurpador son dos palabras sinónimas. Para dar diferentes nombres a cosas diferentes, yo
llamaría tirano al usurpador de la autoridad real, y déspota al usurpador del poder soberano. El
tirano es el que se mete contra las leyes a gobernar según ellas; y el déspota es el que se hace
superior a las mismas leyes. Así el tirano puede dejar de ser déspota; pero el déspota es siempre
tirano.

Etimología[editar]
La palabra griega tyrannos («señor», «amo», «soberano», pero no el gobernante hereditario
o basileos, «rey», sino el gobernante absoluto no limitado por ley o constitución) parece ser
un préstamo lingüístico de alguna lengua de Asia Menor, probablemente el lidio.2 También se ha
establecido una comparación con la palabra etrusca turan («señora», «dama»), que se aplicaba
como sobrenombre a Venus.5

Tiranos griegos[editar]

Ánfora de los tiranicidas, del Pintor de Berlín. Ática, 480 a. C.


El término “tirano" aparece por primera vez utilizado por Arquíloco (comienzos del siglo VII a. C.), y
se aplicó inicialmente al rey Giges de Lidia, que en esa época llegó al trono por medios ilegítimos,
según el sofista Hipias de Elis.67 Entre los gobernantes griegos, los primeros a los que se califica de
tiranos fueron Ortágoras de Sición (que llegó al poder hacia el 676 a. C. -entre sus sucesores,
los ortagóridas, estuvo Clístenes de Sición, antepasado
del legislador Clístenes-), Fidón de Argos y Cípselo de Corinto (entre el 657 y el 627 a. C., cuando fue
sucedido por su hijo Periandro). Otros tiranos de esta primera época son de polis de Asia Menor,
como Trasíbulo de Mileto,8 Pitaco de Mitilene, Polícrates de Samos o Ligdamis de Naxos.9 El periodo
de esplendor de tiranía fue el siglo VI a. C., cuando fueron derrocados los gobiernos de muchas polis
de Asia Menor y las islas del Egeo, al tiempo que el Imperio persa tuvo ocasión de hacer sus
primeras incursiones en Grecia, buscando muchos de estos tiranos su apoyo para consolidarse en el
poder. También hubo tiranías en Sicilia y Magna Grecia, con Panetios de Leontinos,10 Fálaris y Terón
de Agrigento. Pisístrato y sus descendientes, los pisistrátidas (Hipias e Hiparco), fueron tiranos
de Atenas. Desde finales del siglo VI, y con las guerras médicas de la primera mitad del siglo V,
decayeron las tiranías, en beneficio de gobiernos democráticos u oligárquicos liderados por Atenas
y Esparta. Tras la guerra del Peloponeso, la crisis de la polis clásica que se extendió por el
siglo IV a. C. trajo consigo un nuevo recurso a la figura del tirano: Dion y Dionisio de
Siracusa, Evágoras de Chipre, Hermias de Atarneo, Licofrón11 y Jasón de Feras, Clearco de
Heraclea,12 Timofano de Corinto, Eufrón de Sición o Cairón de Pelene.13 Tras la conquista
macedónica y el imperio de Alejandro se establecieron distintas monarquías helenísticas, a las que
siguió la conquista romana de Grecia. El último ejemplo de tirano, del siglo II a. C., sería Nabis de
Esparta. La tiranía en Sicilia tuvo connotaciones particulares y se prolongó más a causa de la
amenaza cartaginesa, lo que facilitó la ascensión de caudillos militares con amplio apoyo popular.
Tiranos sicilianos como Gelón, Hierón I, Hierón II, Dionisio el Viejo y Dionisio el Joven mantuvieron
cortes fastuosas y fueron mecenas culturales. Se ha señalado que entre los siracusanos se atribuía
el origen etimológico de la palabra "tirano" (bien erróneamente, bien como un juego de palabras),
al gentilicio "tirreno", que era el que aplicaban a los etruscos, otros de sus enemigos.14
Los tiranos en la literatura y la filosofía[editar]
El uso del término en la literatura griega clásica es neutral, sin connotaciones negativas, entre los
trágicos e historiadores del siglo V: así se usa por Heródoto en su Historia y por Sófocles en Edipo
rey.6 Menos favorables fueron los filósofos inmediatamente posteriores: En las Definiciones del
Pseudo-Platón15 se caracteriza al régimen de los tiranos por su arbitrariedad. 16 Platón utiliza casi los
mismos términos en Político,17 y los da por supuestos en Gorgias.18 Tal como lo recoge Diógenes
Laercio, también los consideraba arbitrarios Solón, que describe cómo valoran a aquellos que creen
tener influencia sobre ellos: como a las piedras de los cálculos, a veces les sirven para representar
una gran cantidad y a veces una minúscula ("igualmente los tiranos exaltan a unos y abaten a
otros").19 Para Aristóteles, en su análisis de las formas de gobierno (Política), la tiranía acumula los
vicios de la democracia y los de la oligarquía, en razón del amor del tirano por las riquezas y de su
hostilidad hacia el pueblo que desarma y esclaviza. 20 También la considera "el peor régimen" y "el
más alejado de una constitución";21 y afirma:
El tirano sale del pueblo y de la masa contra los notables, para que el pueblo no sufra ninguna
injusticia por parte de aquellos. Se ve claro por los hechos: casi la mayoría de los tiranos, por así
decir, han surgido de demagogos que se han ganado la confianza calumniando a los notables.22
De las tiranías, en efecto, unas se establecieron de este modo, cuando ya las ciudades habían
crecido; otras, ante esto, surgieron de reyes que se apartaron de las costumbres de sus
antepasados y aspiraban a un mando más despótico. Otras, de los ciudadanos elegidos para las
magistraturas supremas, pues antiguamente las democracias establecían para mucho tiempo los
cargos civiles y religiosos; otras surgían de las oligarquías cuando elegían a uno solo con poder
soberano para las más importantes magistraturas.23
Para los comediógrafos atenienses, como Aristófanes, la figura del tirano se utilizaba como
representación del enemigo de la democracia ateniense, la tentación de que un ciudadano
particular concentrase todo el poder en sus manos instaurando un poder despótico ("la condena
aristocrática del tirano que habíamos visto en Alceo y en el moderado Solón se transforma en el
antitiranismo de la plaza").24
Tiranos y lucha de clases[editar]
Siguiendo el consejo dado por Trasíbulo,8 tirano de Mileto, a Periandro, "hay que cortar las espigas
que sobresalen".25 Eso significaba una represión brutal sobre los eupátridas:
ejecuciones, ostracismos, confiscaciones y espionaje. Bajo una interpretación socio-económica, la
tiranía griega fue fruto de la lucha de las clases populares contra los abusos de la oligarquía de
los aristoi (aristocracia) y los basileos (reyes-sacerdotes), cuyo derecho a gobernar venía
sancionado por las tradiciones ancestrales y la mitología. Los tiranos llegaron con frecuencia al
poder a través de revueltas populares y gozaron de la simpatía pública como gobernantes, al menos
en sus primeros años en el poder. Pisístrato, pariente lejano de Solón, se atrajo a la facción de los
ciudadanos más pobres de Atenas (los diakriori o hyperakriori -"los de la montaña", campesinos y
artesanos-, opuestos a los pediakoi -"los de la llanura"- y a los paralia -"los de la costa"-,
aristócratas y comerciantes, respectivamente) y mantuvo su apoyo con una política de gasto en
obras públicas (construcción de astilleros, embellecimiento de la Acrópolis) y reformas agrarias.26
Fidón "democratizó" el ejército, superando el combate singular de los campeones homéricos
mediante la unidad disciplinada de los ciudadanos en la falange hoplítica, de tal forma que se ha
llegado a denominar el proceso como "revolución hoplítica".27
... entre el démos hoplita y los nuevos tiranos se estableció una provechosa relación de mutuo
beneficio, pues el pueblo apoyó con su peso militar al tirano dentro de su enfrentamiento con la
aristocracia, y el tirano respondió por su parte favoreciendo, mejorando y consolidando la posición
política y social del pueblo dentro de la ciudad. El démos se convirtió en el sustento del tirano, y el
tirano, en el "campeón" del démos, como reclamaban las fuentes antiguas. Fidón de Argos
constituyó su principal y, en realidad, único ejemplo, pues... el apoyo militar a las tiranías no fue un
fenómeno generalizado, y ... no debía aplicarse a otros casos de tiranías arcaicas como la de Cipselo
de Corinto, Ortágoras de Sición o Pisísitrato de Atenas.28
De Pisístrato cuenta Aristóteles que eximió de impuestos a un agricultor a causa de lo
particularmente infértiles que eran sus tierras.
... con el cultivo de la tierra aumentábanle a él [Pisístrato] también sus ingresos, ya que cobraba el
diezmo de lo que se obtenía. Por esta razón estableció jueces municipales y él mismo salía a
menudo al campo a para inspeccionar y zanjar disputas... A una de estas ... se refiere la anécdota ...
relativa al campesino del Himeto que labraba lo que más tarde se llamó una finca exenta de pago;
vio Pisístrato a un hombre que cavaba y labraba un terreno que era todo piedra, se extraño y
mandó a un criado que le preguntara qué podía producir aquel terreno; respondió el labrador "y de
estos disgustos y dolores es menester que Pisístrato tenga también el diezmo". Dijo esto sin
conocer a Pisístrato, pero a éste le gustó su franqueza y laboriosidad y le eximió de todo tributo.
Aristóteles, Constitución de los atenienses, XVI.29
Para contrastar la "popularidad" de un tirano benevolente con la "impopularidad" de un tirano
opresivo, se dice que Cipselo podía pasear por las calles de Corinto sin escolta de ninguna clase (a
pesar de la violencia de su llegada al poder, exterminando a los baquíadas en el 657 a. C.), mientras
que su hijo Periandro tenía que hacerse acompañar de una guardia de mercenarios de cuya lealtad
se aseguraba personalmente. El sucesor de Periandro, su sobrino Psamético, no pudo mantenerse
en el poder, y fue depuesto a los tres años, siendo el último de los cipsélidas (de los dos hijos de
Periandro, uno era de corta inteligencia y el otro, Licofrón,30 a quien había exiliado en Corcira, actuó
de tirano allí hasta que fue asesinado por los habitantes de esa polis antes de que pudiera volver a
Corinto, a donde le había llamado su padre para sucederle).
Aisymnetes: tiranía electiva[editar]
El aisymnetes (αἰσυμνήτης, de αἶσα, aisa, "justa parte", por lo que se entiende como "el que da a
cada uno su justa parte" -plural aisiymnetai-, a veces transliterado como "esimneta") era
un magistrado electo al que en momentos de stasis (luchas civiles) se le conferían plenos poderes,
con lo que podía considerarse una figura intermedia entre el tirano y el nomothetas (legislador),
haciéndose indistinguible con el gobernante al que se denomina "tirano", 31 pues se establece una
tiranía electiva o tiranía temporal, como la que ejerció Fálaris en Agrigento.32 Se la ha comparado
con la magistratura romana de la dictadura, siendo similares las figuras del griego Pitaco y el
romano Cincinato, quienes por su propia voluntad volvieron a su vida privada como ciudadanos
particulares tras ejercer sin límites el poder.33
Inicialmente el aisymnetes era un juez de los juegos heroicos; en los poemas
homéricos los aisymnetai son personajes de linaje principesco que se encargan de organizar los
juegos durante las festividades.34 Entre los megarenses era un jefe de protocolo que conocía las
convenciones y buenas costumbres, y por ello se le confiaban cuestiones jurídicas que implicaba
convertirle en un magistrado investido de poderes extraordinarios. 35 En algunas
ciudades jonias llegó a ser el magistrado supremo. Aristóteles le considera un árbitro.36 Su historia
se remonta a la época en que los jonios no habían partido de su tierra de origen en Grecia
continental, la Acaya, donde se rendía culto a un Dionysos Aisymnetes.37 En Mileto, una antigua y
noble hermandad se dotaba cada año de un aisymnetes, al que se coronaba, para presidir las
ceremonias públicas. También se denomina aisymnetes al jefe de un tíaso (la comitiva de
Dionisos).38
El cargo se fue convirtiendo en una magistratura suprema: Naxos poseía dos aisymnetai epónimos,
y Teos un aisimnetes que ejercía jurisdicción y podía imponer penas de muerte. 39
Los eolios pudieron disponer del cargo, puesto que Aristóteles lo menciona en la constitución
de Cime, pero se aplica a personajes dotados de poderes extraordinarios encargados de promulgar
un código de leyes, de modo que se convertían en dictadores o tiranos electivos, por un tiempo
limitado o con carácter vitalicio. Así se explica que Pitaco, aisymnetes de Mitilene, fuera tildado de
tirano o de rey por sus adversarios. 40 Por contra, en Megara, los aisymnetai eran los miembros de la
comisión permanente de la boulé.41 Hubo aisymnetai en Selinonte desde el siglo VI a. C., así como
en Selymbria, Calcedonia, Callatis y Quersoneso, ciudades en las que también presidían la boulé.35
La religión y los tiranos[editar]
Llegados al poder, los tiranos se establecían en la acrópolis de su ciudad y procuraban desposeer a
los eupátridas de sus privilegios sacerdotales, para concentrarlos en sí mismos y en sus familiares,
entre los que repartían las magistraturas, creándose una fama de piadosos. Aristóteles indica que el
tirano debe siempre mostrar un celo ejemplar en el culto, para que los ciudadanos crean que tienen
a los propios dioses por aliados, atenuando el sentimiento de injusticia o los agravios que pudieran
tener contra ellos.42 En su cálculo político, los tiranos fomentaban el culto a las divinidades
panhelénicas y las poliades43 (las protectoras de cada ciudad, como Atenea en Atenas, Ares en
Esparta, Hera en Argos, Artemisa en Éfeso, etc.), a los dioses populares y los héroes agrestes,
excluyendo a las divinidades de carácter aristocrático. Así Clístenes interrumpe en Sición el culto
de Adrasto, vinculado a la nobleza doria, y Pisístrato funda el Brauroneion (templo
de Artemisa Brauronia) en la Acrópolis de Atenas.44 La expansión del culto a Dionisos, dios del vino
y la alegría, data de la época de los tiranos.
Véase también: Religión en la Antigua Grecia
Tiranicidio[editar]
El más famoso tiranicidio de la antigüedad es el efectuado sobre el pisistrátida Hiparco por
los tiranicidas Harmodio y Aristogitón, inmortalizados en una pareja de esculturas atribuidas
a Critios y Nesiotes (en torno al 480 a. C.-470 a. C.) que marcan el final del estilo arcaico y el
comienzo del clásico. La sublevación contra Tarquinio el Soberbio, a pesar de ser un rex (rey) fue
justificada por la naciente República romana como un tiranicidio (no obstante el rey fue expulsado
con su familia, no muerto).
Véanse también: Treinta Tiranos, Tiranos de Siracusa, Tiranos de Corinto y Tiranos de Feras.
Véase también: Categoría:Tiranos
45

Tiranía en los autores de época romana[editar]


Historiadores de época romana como Suetonio, Tácito, Plutarco y Josefo suelen oponer el concepto
de "tiranía" al de "libertad", especialmente en el contexto de la crisis de la República romana y la
pérdida del poder de las antiguas instituciones (el Senado) en beneficio de la figura del emperador,
con el episodio clave del asesinato de Julio César.46
Véase también: Sic semper tyrannis

Tiranía en las Partidas[editar]


En la segunda de las Partidas de Alfonso X,47 que glosaría Gregorio López: «Que fabla de los
Emperadores e de los Reyes e de los otros grandes señores» (P.2.ª, título I, ley X), se definió al
tirano como la antítesis del legítimo señor, a quien busca el poder por cualquier medio ilegítimo,
impropio, a fin de fomentar sus propios intereses aun con escándalo del bien común, sirviéndose
del estado en lesa majestad, aunque se dañe al reino y porqué, se infiere después, tienen el puesto
sin mérito, nobleza o derecho, así este reino carece de valor futuro, lo gobernarán con recelo,
contra el pueblo:
Tyrano tanto quiere dezir, como Señor, que es apoderado en algún Reyno, o tierra por fuerza, o por
engaño, o por traycion. E estos tales son de tal natura, que después que son bien apoderados en la
tierra, aman más de facer su pro, maguer sea daño de la tierra, que la pro comunal de todos,
porque siempre biven a mala sospecha de la perder. E porque ellos pudiessen cumplir su
entendímiento más desembargadamente, dixeron los Sabios antiguos, que vsaron ellos de su poder
siempre contra los del pueblo, en tres maneras de artes:
Seguidamente, enuncia tres rasgos convergentes, actividades políticas o «artes» en un quid pro
quo tirano:
«La primera es, que estos tales pugnan siempre, que los de su Señorío sean necios e medrosos,
porque quando tales fuessen, non osarían levantarse contra ellos, ni contrastar sus
voluntades». «La segunda es, que los del pueblo ayan desamor entre si, de guisa que non se fien
unos de otros, ca mientras en tal desacuerdo bivieren, non osaran fazer ninguna fabla contra el, por
miedo que non guardarían entre si fe, ni puridad». «La tercera es, que pugnan de los fazer pobres e
de meterles a tan grandes fechos, que los nunca pueden acabar, porque siempre ayan que ver
tanto en su mal, que nunca les venga al corazón, de cuydar fazer tal cosa, que sea contra su
Señorío».
Así, figuradamente, el denominador común al concepto clásico de tirano es para quien se establece
en reino, proyectando una sombra compuesta de tres temores:

 Difundir incultura para fomentar el temor y valiéndose de esa ignorancia acobardar al pueblo
para establecer autocracia.
 Dividir con políticas que minen la feé pública y privada fomentando la desconfianza del pueblo
entre sí y que por el temor de esa inseguridad nadie se confié con nadie.
 Fomentar la pobreza del pueblo y hacer políticas para establecer algún tipo de deuda o
dependencia perpetua que atemorice en favor del estado del tirano.
La misma ley autorizaba a llamar propiamente «estado tirano» a un reino cuyo statu quo final
fuese:
E sobre todo esto siempre pugnaron los Tyranos, de hacer estragos a los poderosos (fig. nobles,
notables, grandes), e de matar los sabios (fig. matar la sabiduría), e vedaron siempre en sus tierras,
cofradías, e ayuntamientos de los omes, e procuran todavía, de saber lo que se dize, o se faze en la
tierra (fig. espiar al pueblo en vez de velar por él), e fían más su consejo e guarda de su cuerpo en
los estraños (fig. sostenerse más por la razón de extraños al reino, no ciudadanos), porque les
sirvan a su voluntad (fig. adquirir aquellas voluntades para sus fines), que en los de la tierra (los
propios o naturales), que han de fazer servicio por premio (fig. que requieren ser premiados para
que hayan ciudadanos «buenos» en el reino, como decía Ulpiano. (...)
Y así la glosa de las partidas dice que: «Los reyes son guardados por los ciudadanos con su armas,
mientras los tiranos son defendidos por mercenarios extranjeros», citando a Aristóteles en (3,
Política, 10).

Tiranía en Maquiavelo[editar]
Maquiavelo emplea tiranía en sus dos acepciones clásicas. Una referida al modo de ejercicio del
poder y la otra vinculada a la forma con la cual el gobernante se hace con el poder. En la segunda
acepción la palabra tiranía está implícita en la figura del Nuevo Príncipe. ... ¿cuál es el sentido o
significado del término que privilegia el autor? ¿Es posible pensar la tiranía en Maquiavelo como un
concepto sin connotación negativa? De ser así ¿es el príncipe nuevo realmente un tirano? ¿Son sus
modelos de príncipes César Borgia y Castruccio Castracani, modelos de tiranos? ¿Es posible rastrear
alguna concepción similar en los Discursos sobre la primera década de Tito Livio? Finalmente ¿es
necesaria la tiranía como paso previo para el establecimiento de un buen ordenamiento político? 48

Connotación negativa en el tópico moderno y contemporáneo[editar]


El pueblo francés exige la destitución del tirano el 10 de agosto de 1792, de François Gérard.
El uso moderno y contemporáneo del término "tirano", convertido en cliché o tópico, que insiste en
rasgos desmesurados, como la rapacidad, la crueldad, la arbitrariedad y la injusticia; lo hace
sinónimo de los términos, también convertidos en peyorativos, de déspota (título del Imperio
bizantino), sátrapa (dirigente provincial del Imperio aqueménida)
o dictador (magistrado excepcional, pero legal, en Roma).
Sus enemigos presentaban como tirano a cualquier gobernante al que pretendieran deslegitimar,
fuera Carlos I de España para los comuneros castellanos, Felipe II para los protestantes, Guillermo
de Orange para los católicos, Carlos I de Inglaterra para el Parlamento, Jorge III de Inglaterra para
los colonos norteamericanos, Luis XVI para los revolucionarios franceses o Napoleón
Bonaparte para media Europa. En la Edad Contemporánea ha sido una constante la aplicación de
término "tiranía" por parte de los opositores a los distintos sistemas políticos, particularmente a los
que durante el siglo XX se calificaron
de autoritarios y totalitarios (comunismo, fascismo, nazismo...); y de "tiranos" a sus dirigentes.
Como ejemplos de ese uso del concepto en distintos autores, pueden citarse:

 Bartolomé de las Casas, en su Brevísima relación de la destrucción de las Indias (uno de los
orígenes intelectuales de la "leyenda negra" antiespañola), usa repetidamente el término para
designar a los españoles en su relación con los indígenas:
... el capitán, principal tirano, envía gente al dicho hombre cruel (por cuya ferocidad los indios que
eran pacíficos, y sufriendo grandes tiranías y maldades, se habían ido a los montes) el cual fue a
buscallos, y porque no basta esconderse en las entrañas de la tierra, hallaron gran cantidad de
gente, y mataron y despedazaron más de quinientas ánimas, hombres, mujeres e niños; porque a
ningún género perdonaban.49
...
Otro gobernador, o por mejor decir, destruidor de hombres, tirano... enviaba a mandar al tirano
que tenía en su lugar puesto por teniente, dándole prisa que le enviase tantos cientos de
esclavos...50

 Entre otras obras españolas51 que incluyen en su título la palabra "tirano", está El tirano
castigado, de Lope de Vega (1599 );52 mientras que Francisco de Quevedo escribió Política de
Dios, Gobierno de Cristo y Tiranía de Satanás (1626).53
 El Padre Mariana, que justifica el tiranicidio (con gran repercusión en Europa), define al tirano
como el que todo lo atropella y todo lo tiene por suyo.54
 A lo largo de la obra de Calderón es abundante el uso de los términos "tirano", "tiranía" y
"tiranizar", vinculados a los términos "bárbaro", "cruel", "fiero", "impío", "inhumano",
"riguroso", u "opresión".55
 Shakespeare califica así a Ricardo III: era un tirano sangriento y un homicida; alguien criado en
sangre, y en sangre asentado.56
 John Locke usa el concepto de tiranía como parte de su argumento contra el derecho divino de
los reyes en Dos tratados sobre el gobierno civil:
La tiranía es el ejercicio del poder más allá del derecho, donde nadie tiene derecho; y este haciendo
uso de la fuerza que tiene en sus manos, no lo usa para el bien de los que están debajo de él, sino
en su propia ventaja.57
La visión de Locke, no distinta de la todos los autores que siguen la tradición latina, sigue
apareciendo en los escritores de las siguientes generaciones, que ponen a la tiranía como contraste
a las ideas de libertad o gobierno representativo (las de derechos
humanos o democracia contemporánea son bien posteriores). En los philosophes de
la Ilustración "tiranía" servía para calificar el sistema político y social del Antiguo Régimen,
encabezado por la monarquía absoluta (fueran o no un "despotismo ilustrado") y los estamentos
privilegiados (nobleza y clero); no obstante Rousseau distingue conscientemente la totalidad de los
matices del término y su origen (véase el texto de la introducción).58

 Louis Racine (hijo de Jean Racine) retrataba así una anécdota de la historia romana sacada
de Tácito ("si se abriesen los corazones de los tiranos, entonces se vería cuán despedazados
están"):
Al gran Augusto ¿qué ha de perturbarlo? / ¿Qué juez sobre la tierra ha de juzgarlo? / Con todo
gime, llora, y son sus vicios / Su acusador, su juez y sus suplicios. / Siempre de humana sangre
embriagado, / Y no obstante sediento, / En fin por sus maldades entregado / A un despecho
violento, / Él mismo ante el Senado, a quien afrenta, / La imagen deplorable / De su desecho
corazón presenta. / Aun más que sus vasallos miserable / Perece este tirano cada día / A manos de
su cruel melancolía.59

 La frase, atribuida a Thomas Jefferson: El árbol de la libertad debe ser regado con la sangre de
los patriotas y de los tiranos, es uno de los tópicos de la independencia de los Estados Unidos.
 La Francia revolucionaria consideraba tiranos a los reyes europeos, coaligados contra ella, y así
en la letra de La Marsellesa se dice: "Contra nosotros la tiranía alza / su sangriento pendón".
 La novela de Ramón del Valle Inclán Tirano Banderas, fue uno de los primeros modelos de
ficción literaria de los dictadores hispanoamericanos.
 Benito Pérez Galdós en el episodio nacional, Napoleón en Chamartín, incluye en la trama esta
reflexión sobre la tiranía, que pone en boca de uno de los personajes:
¿Quién podrá desmentir aquello de que el tirano es un hombre que abusa de las fuerzas de la
sociedad para someterla a sus pasiones propias, y así la tiranía no es otra cosa que la injusticia
apoyada en la violencia? ¿Qué tal? ¿Pues y dónde me dejan Vds. aquello de los derechos
esenciales, sagrados e imprescriptibles que corresponden al hombre, y que le usurpa el pícaro del
poder absoluto?... Nada, nada, Sr. D. Santiago, amigo Cuervatón, señoras y señoritas: tengan Vds.
presentes estas palabras: «La violencia, la opresión, la credulidad, llegan frecuentemente a
adormecer a los pueblos, a fascinar su entendimiento, a quebrantar en ellos los resortes de la
naturaleza; pero cuando por favorables circunstancias abren los ojos y oyen la voz de la razón;
cuando la necesidad les fuerza a salir de su letargo, entonces ven que los pretendidos derechos de
sus tiranos, no son sino efectos de la injusticia, de la fuerza o de la seducción; entonces es cuando
las Naciones, acordándose de su dignidad, ven que ellas no se han sometido a la autoridad sino
para su bien, y que jamás han podido dar a nadie el derecho irrevocable de hacerlas felices».

Progresismo
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La Libertad guiando al pueblo, cuadro de Eugène Delacroix, erróneamente asociado a la Revolución


de 1789, pese a que corresponde a los sucesos revolucionarios de los años 1830 (Museo del Louvre,
París).
El progresismo es una doctrina política y social orientada, en general, hacia el desarrollo de
un estado del bienestar, la defensa de derechos civiles, la participación ciudadana y
cierta redistribución de la riqueza.1 En este sentido, el progresismo defiende, en líneas generales,
más equidad económica e igualdad social, así como también lo que se consideran mayores avances
o progresos en materia sociocultural.2
En el progresismo, como subespectro político, tienden a confluir diversas doctrinas filosóficas,
éticas y económicas de la socialdemocracia y del socioliberalismo. Como contraste, comúnmente se
considera que estas corrientes aglutinan fuerzas opuestas al conservadurismo en lo cultural y
al neoliberalismo en lo económico.
Por otra parte, los progresistas persiguen principalmente la libertad personal, muchas veces
privilegiándola sobre la libertad económica de mercado; por ello, fomentan reformas en lo social, lo
económico, lo político y lo institucional, con lo cual pretenden profundizar en la libertad del
individuo ampliando sus capacidades dentro de la sociedad (libertad positiva). De esta manera, en
lo socioeconómico, el progresismo propone que el Estado o la misma sociedad generen condiciones
que permitan a las personas superar la desigualdad social a través de procesos de inclusión social.
En general, el progresismo como tendencia política suele entenderse como pragmático, por lo que
frecuentemente no se le define en un punto específico del espectro tradicional izquierda-derecha.
No obstante, al progresismo a veces también se le suele enmarcar dentro del espectro de
las izquierdas,3 pero sobre todo alrededor de la centroizquierda.4 Aunque algunos sectores de la
propia izquierda —sobre todo aquellos que se definen a sí mismos como revolucionarios— buscan
desmarcarse del progresismo por considerarlo como meramente reformista.5
Aunque el término tiene precedentes en la Revolución francesa, cuando políticamente era
sinónimo de reformismo, el progresismo tomó forma como tendencia política de las luchas
contemporáneas por los derechos civiles y políticos que dieron vida a movimientos sociales como
la revolución sexual, el feminismo, el ecologismo, el veganismo, la sexodiversidad, entre otros.

Características generales en la actualidad[editar]


Algunas características del progresismo —que pueden variar de enfoque según cada corriente del
mismo— son las siguientes:

 Laicista: Los laicistas defienden o favorecen la existencia de una sociedad organizada


aconfesionalmente, es decir, de forma independiente, o ajena a las confesiones religiosas.
 Ecologista: Propugna medidas medioambientales para así preservar el medioambiente.
 Pacifista: Los progresistas por lo general son pacifistas, pues rechazan las revoluciones
violentas características de las corrientes extremistas.
 Feminista: Los feministas rechazan la misoginia y el machismo por ser consideradas prácticas
que denigran y degradan las condiciones de las mujeres. Buscan legalizar el aborto para que las
mujeres puedan decidir sobre sus cuerpos.
 Sexualmente liberal: La liberación sexual ha propiciado el respeto y la aceptación de
la homosexualidad, la bisexualidad, las relaciones sexuales prematrimoniales y la difusión de
los métodos anticonceptivos.
 Antirracista: Los antirracistas buscan una sociedad más igualitaria para las minorías étnicas.
 Reformista: Busca cambios constantes que impulsen el progreso indefinido en lo social,
económico e institucional.
 Pragmático: Plantea que el progreso se logra implementando políticas que mediante hechos
han demostrado funcionar. Por lo tanto sus medidas en lo económico y social no están sujetas
a ideologías que propugnen la igualdad y la libertad de manera separada.
 Vegano/Vegetariano: Oposición al consumo de todos o parte de productos de origen animal, ya
sea por conciencia o por su impacto ambiental.
 Cooperativo/a: El progreso se logra trabajando con todos los sectores interesados para el
desarrollo económico, social, político e institucional, e impulsa el reconocimiento de los
derechos individuales.
 Democrático: Se identifica la democracia como el sistema de gobierno que mejor protege
los derechos humanos y la libertad. Rechaza los políticas y regímenes autoritarios.
 Vanguardista: Romper el statu quo en lo social y en lo político se ha vuelto una tendencia en los
partidos que propugnan el progresismo.

Origen del término[editar]


El término progresista, en castellano, proviene de los progressives británicos de finales del siglo XIX.
[cita requerida]
La traducción correcta sería progresivistas pero, intencionadamente o no, se tradujo por
un término con connotaciones más positivas como es progresismo.[cita requerida].
Los términos progresista y progresismo nacieron, en el contexto de la revolución liberal del siglo XIX,
para designar a los reformistas o revolucionarios, partidarios de la idea de progreso en el plano
político-institucional, el cambio social y las transformaciones económicas e intelectuales, frente a
los conservadores, partidarios del mantenimiento del orden existente —tanto
los reaccionarios partidarios de la vuelta al Antiguo Régimen, como
los conservadores o moderados, partidarios de distintas formas de
compromiso lampedusiano entre lo viejo y lo nuevo—.6
Mientras que el término opuesto a reaccionario es revolucionario, el término contrapuesto a
progresista es conservador.
En cuanto a la relación entre los conceptos de revolucionario y progresista, si bien eran plenamente
vinculables en la primera mitad del siglo XIX, fueron alejándose a medida que se imponían
la Revolución Industrial, el capitalismo y la sociedad de clases presidida por la burguesía (revolución
burguesa). De hecho, fue a partir de la revolución de 1848 cuando se definió con claridad la nueva
oposición social entre burguesía y proletariado (organizado en el movimiento obrero). Los antiguos
progresistas fueron dejando de ser revolucionarios y comenzaron a identificarse mucho más con el
término reformista.[cita requerida]
Por otro lado, también se considera que los movimientos sociales de 1968 y la conformación de
la nueva izquierda influyeron en la conformación de lo que hoy es el progresismo. Estos
movimientos tuvieron mayor énfasis en cuanto a la transformación a nivel sociocultural con una
postura más antiautoritaria, antibelicista y partidaria de los derechos civiles, del feminismo y de la
sexodiversidad, aunque con posturas variopintas en cuanto a la transformación socioeconómica
desde reivindicación del socialismo hasta inclinaciones más reformistas. 78 En contraste, la vieja
izquierda mantuvo un énfasis casi exclusivo en las reivindicaciones de clase, fue más autoritaria y
por lo general con poco interés en cambios culturales con inclinaciones por lo general más
conservadoras en este aspecto.9

Posturas[editar]
El progresismo actual varía en sus posturas ampliamente:

 En Europa representa un sinónimo de una izquierda democrática, muchas veces más cercana a
la socialdemocracia que busca defender ciertas posturas como financiamiento público del
sistema de salud, financiamiento público del sistema educativo, legislación de la interrupción
del embarazo, libertad sexual, eutanasia, laicismo y ecologismo, entre otros.
 En América Latina, el progresismo está asociado a muchas corrientes políticas distintas, a veces
contrarias entre sí, aunque también a veces compartiendo ciertos principios rectores:
1. Por un lado, ciertas corrientes que se desarrollan con posiciones que van del centro a
la izquierda política, pero gravitando generalmente hacia la economía social de
mercado de cuño centroizquierdista, aunque también posturas de socialismo
democrático.410
2. Por otro lado, ciertas corrientes asociadas muchas veces con el nacionalismo popular y
el latinoamericanismo, con ciertas propuestas de socialismo sui generis o, en su
defecto, con posturas marcadamente antineoliberales.410
 En Estados Unidos existen distintos grupos que se disputan el uso del término «progresista»:
1. Por un lado, está el ala moderada del Partido Demócrata, en sí más vinculada con
un capitalismo más regulado en comparación con las posturas del Partido
Republicano.2 No obstante, en esta misma ala pueden encontrarse una corriente más
centrista que prefiere el término «liberal» y otra más a la izquierda que prefiere la
etiqueta de «progresista».11
2. Por otro lado, también existe el ala más izquierdista del Partido Demócrata, que
promueve cambios sustantivos en lo económico y en lo político. A veces vinculada con
nociones de socialismo democrático o socialdemocracia.212 En estas corrientes se suele
rechazar el término «liberal» y su militancia se suele identificar más como izquierdista
o incluso como anticapitalista, sobre todo esto último en quienes asumen el socialismo
democrático.11
3. Asimismo, existe el movimiento progresista tradicional, muchas veces más vinculado
con movimientos sociales de base, que busca romper el bipartidismo y generar
«cambios radicales» como, por ejemplo, cambios en la política migratoria, mayor
regulación en una economía más participativa, además de elaborar una política
ecologista con unos objetivos más marcados.2

Significado por países[editar]


España[editar]

Juan Prim, Francisco Serrano y Domínguez y Juan Bautista Topete subastan los atributos del trono
español durante la búsqueda de un nuevo rey. Publicado en la revista La Flaca en abril de 1869.
Los primeros partidos políticos progresistas en España surgen en el seno del liberalismo del siglo XIX.
El Partido Progresista gobernó dos años (el Bienio Progresista, 1854-1856), bajo la jefatura
del general Espartero, al que le sucedió el general Prim, quien lo convirtió en el principal
protagonista de la Revolución de 1868, que puso fin a la Monarquía de Isabel II. Posteriormente,
este partido quedaría dividido en dos: el ala moderada, dirigida por Práxedes Mateo Sagasta, formó
el Partido Constitucional, y otra más "radical", encabezada por Manuel Ruiz Zorrilla, formó
el Partido Demócrata-Radical.13
En el siglo XX, el progresismo español empezó a competir con los incipientes
partidos socialistas además de los tradicionales conservadores. Tuvieron relevancia durante
la Segunda República Española, por ejemplo, el Partido Republicano Radical, fundado por Alejandro
Lerroux, que tuvo ideas progresistas en sus inicios aunque luego moderó su posición. También
destacó Acción Republicana, fundada por Manuel Azaña, que se implicó en la construcción y
consolidación de la república, y llegó a formar parte del Gobierno Provisional, que se hizo cargo del
país tras la salida de España del Rey. Estos partidos fueron declarados ilegales tras la victoria
del bando sublevado en la Guerra Civil, y el progresismo español cayó en desgracia durante los
cuarenta años de la dictadura de Francisco Franco.
Con la Transición Española y la llegada de la democracia, volvió la ideología progresista al país. No
obstante, su discurso cambió con respecto a sus orígenes. El progresismo a finales del siglo XX y
principios del siglo XXI se consideró una serie de ideas orientadas al avance y al futuro frente
al estatismo, y pudo considerarse un sinónimo del centroizquierda en el espectro político. Algunos
partidos socialdemócratas, como el refundado PSOE, lideraron el progresismo político en la mayor
etapa de gobierno durante la democracia con Felipe González (1982-1996). En el siglo XXI, el partido
político progresista Unión Progreso y Democracia obtuvo representación en el Congreso de los
Diputados en 2008 y en 2011.
Más recientemente Albert Rivera, exlíder del partido Ciudadanos, ha definido a su organización
como «centro liberal progresista», aunque rechazando la socialdemocracia. 14 En contraste, Pablo
Iglesias, exlíder del partido Podemos, ha reivindicado también la etiqueta de progresista, 15 pero al
mismo tiempo ha defendido la socialdemocracia.16
Estados Unidos[editar]
En los Estados Unidos, el término «liberal» en algunas ocasiones equivale a «progresista» —siendo
entonces casi sinónimo—17, y está asociado al liberalismo social o liberalismo moderno. En cambio,
a los promotores del liberalismo económico o liberalismo clásico no se les llama liberals,
sino libertarians (en español, libertarios), siendo este último término sinónimo tradicionalmente de
«anarquista» en el habla hispana.18
Véase también: Liberalismo moderno en los Estados Unidos
Esto es herencia del viejo bipartidismo, que consagró el término liberal como sinónimo de la
izquierda, y conservative como sinónimo de la derecha. No obstante, en algunos otros países puede
darse una confusión de términos semejante; por ejemplo, en Colombia el Partido Liberal
Colombiano es socialdemócrata y miembro de la Internacional Socialista; en Honduras, el Partido
Liberal tiene importantes sectores de pensamiento socialdemócrata, y en Reino Unido, el Partido
Liberal Demócrata surgió de la fusión entre el histórico Partido Liberal, y el Partido Social
Demócrata se escindió del laborismo y se considera a menudo como de centroizquierda.
Este uso del término «liberal» en los Estados Unidos como se conoce actualmente tiene
antecedentes a comienzos del siglo XIX cuando la población de los Estados Unidos era
fundamentalmente ignorante de las condiciones (laborales, sanitarias) en las que se desarrollaba la
actividad industrial en las fábricas. En esta situación, se desarrolla el movimiento progresista que
encontró en el republicano Theodore Roosevelt a un líder que pensaba que un presidente debía
usar el poder federal para mejorar las condiciones de vida de su pueblo, para darle al hombre
ordinario lo que él llamó «un trato justo» («square deal»).19 Entonces, a partir de la década de los
30 los partidarios de Roosevelt y de su intervencionismo económico usaron frecuentemente la
palabra «liberal» para referirse a ellos mismos, perdiendo el significado tradicional en ese país que
se refería a un partidario del libre mercado.20
Ocurre el hecho curioso de que, mientras que en otras partes del mundo los sectores progresistas
abanderan nombres ligados generalmente a la izquierda política, en los Estados Unidos parte de
dichos sectores han adoptado el nombre de «liberales», etiqueta que en otros países se relaciona
con sectores que en la actualidad no son vistos como progresistas, lo que ocasiona la confusión de
mucha gente que piensa que, por la coincidencia de nombres, en los Estados Unidos no existiría el
progresismo a la usanza de los otros países.
Por otro lado, el progresismo en los Estados Unidos varía desde posturas centristas hasta gran
variedad de posturas dentro del espectro izquierdista, 2 aunque parte de la militancia progresista
estadounidense —sobre todo quienes se ubican más la izquierda— rechazan el término «liberal»
para reflejar su posición.11 Por otro lado, desde los años 2010 dentro del movimiento progresista
estadounidense el término «socialismo» ha tenido mayor presencia positiva, aunque en general
con un significado más moderado.17
Francia[editar]
A partir de la Tercera República francesa, la palabra progresista en este país ha tendido a significar
lo contrario de su significado literal. Así, hay políticos, periódicos y grupos parlamentarios que se
hacen llamar progresistas republicanos que, por lo general, incluyen el discurso de los republicanos,
pero se declaran antisocialistas en lo económico y en lo social. A partir de la Quinta República
francesa, el término ha recuperado su significado clásico.
Reino Unido[editar]
En el Reino Unido, hay varios partidos que dicen ser progresistas, incluido el Partido Laborista,
el Partido Liberal Demócrata, el Partido Nacional Escocés, Plaid Cymru y el Partido Verde de
Inglaterra y Gales. La coalición entre los conservadores y los liberales demócratas también afirma
ser progresista.21
Venezuela[editar]
En Venezuela, existen distintas organizaciones políticas —tanto partidos como movimientos o
institutos— que se identifican como progresistas.
Por un lado, este término y su significado han sido utilizados, en diversos discursos políticos, por
varios dirigentes de la oposición venezolana, como el caso de Leopoldo López con su
partido Voluntad Popular, el cual ha asumido la socialdemocracia como línea ideológica.22 De igual
manera, el líder opositor y dos veces candidato presidencial Henrique Capriles Radonski se ha
calificado a sí mismo como progresista. 2324 Asimismo, existen partidos políticos como Avanzada
Progresista, el cual fue fundado bajo la categoría de «izquierda progresista», 25 aunque con el
tiempo —a medida que ha avanzado la crisis venezolana— su líder Henri Falcón ha pasado a hablar
de «centro progresismo».26
Por otro lado, en ocasiones al chavismo se le ha considerado como una fuerza progresista. 27 De
hecho, el propio Nicolás Maduro ha utilizado la etiqueta de «progresista» de forma positiva. 28 Sin
embargo, algunos activistas chavistas reconocen que el chavismo como movimiento en ocasiones
ha mantenido posturas conservadoras, sobre todo, en lo cultural-familiar. 29 Otros que aunque
reivindican también la figura de Hugo Chávez, como es el caso del exministro Rodrigo Cabezas, han
criticado específicamente al Gobierno de Maduro por aplicar una serie de políticas a las cuales
Cabezas ha señalado como: «Eso no es socialismo democrático, no es de izquierda, no es
progresista, no es humanismo».30 Asimismo, el economista marxista Manuel Sutherland —quien es
crítico con el chavismo— ha invitado a la izquierda internacional a «criticar a los “progresismos”
con la misma sagacidad y agudeza que aplica a regímenes abiertamente antiobreros y derechistas»,
haciendo referencia que a pesar del uso de una retórica progresista o socialista el chavismo ha
mantenido acciones que evidencian lo contrario.31
Entre las organizaciones no gubernamentales existe también el Instituto Progresista, fundado en
2012, que tiene como misión la formación de liderazgos con vocación de servicio público, bajo los
valores de innovación y solidaridad.32
Colombia[editar]
El partido que puede ser una representación tangible a esta doctrina es la del Colombia Humana —
anteriormente conocido como el movimiento Progresistas— liderada por Gustavo Petro,
exmiembro del desmovilizado grupo guerrillero Movimiento 19 de Abril (M-19), exalcalde
de Bogotá y presidente de Colombia para el periodo 2022-2026, ya que su programa de gobierno
para el 2018 denominado Colombia Humana, combina aspectos de la socialdemocracia, con otros
aspectos de la coyuntura actual como la protección al medio ambiente mediante la eliminación de
la producción y el uso de combustibles fósiles y la reducción de gases contaminantes, el desarrollo
social mediante la educación gratuita pública universal y ha sido uno de los grandes defensores
del laicismo mediante la defensa y construcción de la Constitución de Colombia de 1991. Su política
defiende la práctica de la inclusión y aceptar la diversidad cultural, está en pro de defender el agua
y la vida en todas sus formas. Sin embargo, aunque Petro ha reconocido haber sido de izquierda,
actualmente dice que su propuesta no es socialista sino que busca desarrollar un
«capitalismo democrático» en su país.33
Argentina[editar]
El actual presidente argentino Alberto Fernández se ha catalogado a sí mismo como defensor del
«liberalismo progresista peronista», asegurando también identificarse como un «liberal de
izquierda». Asimismo, Alberto Fernández ha manifestado apoyar las libertades individuales y las
libertades ciudadanas, así como también creer en que «el Estado debe estar muy presente para
equilibrar lo que el mercado desequilibra».34

Críticas[editar]
El adjetivo «progresista» se aplica con fines peyorativos por parte —de forma inicial— de las
corrientes conservadoras o neoconservadoras en Europa y América, y enaltecedora por sus valores
justicieros por parte de sectores liberales o democráticos; y muy frecuentemente este debate tiene
expresión en la literatura y otros medios de comunicación, más allá de su adecuación o no
adecuación a una estricta correspondencia con la ideología o los regímenes políticos progresistas.
Se asocia con las posturas políticas de nueva izquierda y las ideas y actitudes de bondad social
y multiculturalistas, algunas de corte autoritario y otras muy libertarias, siendo los aspectos más
polémicos los relacionados con la xenofobia, homofobia, machismo, entre otros. 3536
Por su parte, Theodore Kaczynski en su obra La sociedad industrial y su futuro describe a los
progresistas como «izquierdistas modernos» que poseen, en general —pero no necesariamente
siempre—, dos tendencias psicológicas generales: sentimientos de inferioridad
y sobresocialización.37 Para Kaczynski, los sentimientos de inferioridad se refieren a rasgos de
«hipersensibilidad» que tienen los activistas con respecto a ciertos grupos sociales manifestándose
en una sobreprotección hacia estos grupos por considerar que no pueden valerse por sí mismos,
sino que la sociedad se tiene que hacer cargo de este pasivamente. 37 Por otro lado, Kaczynski
describe a la sobresocialización como la necesidad del izquierdista moderno de exigirse a sí mismo
y a los demás cierto código moral manifestado en la llamada «corrección política».37
Asimismo, algunos sectores de izquierda son críticos con el progresismo por supuestamente haber
desestimado las transformaciones socioeconómicas defendiendo en su lugar vías más reformistas o
incluso hasta liberales.538 Incluso algunos de estos sectores atribuyen que las reivindicaciones
socioculturales del progresismo desarticularon las reivindicaciones socioeconómicas
Democracia
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Para otras acepciones y tipos de democracia, véase Democracia (desambiguación).
«Democrático» redirige aquí. Para otras acepciones, véase Democrático (desambiguación).

El sufragio es una parte importante del proceso democrático


La democracia (del latín tardío democratĭa, y este del griego δημοκρατία dēmokratía)1 es una forma
de organización social y política que atribuye la titularidad del poder al conjunto de la ciudadanía.
En sentido estricto, la democracia es un tipo de organización del Estado en el cual las decisiones
colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta
que confieren legitimidad a sus representantes. En sentido amplio, democracia es una forma de
convivencia social en la que los miembros son libres e iguales y las relaciones sociales se establecen
conforme a mecanismos contractuales.
La democracia se puede definir a partir de la clasificación de las formas de gobierno realizada
por Platón, primero, y Aristóteles, después, en tres tipos básicos: monarquía (gobierno de
uno), aristocracia (gobierno «de los mejores» para Platón, «de los menos», para Aristóteles),
democracia (gobierno «de la multitud» para Platón y «de los más», para Aristóteles).2
Hay democracia indirecta o representativa cuando las decisiones políticas son adoptadas por
personas reconocidas por el pueblo como sus representantes.
Hay democracia participativa cuando se aplica un modelo político que facilita a los ciudadanos su
capacidad de asociarse y organizarse de tal modo que puedan ejercer una influencia directa en las
decisiones públicas o cuando se facilita a la ciudadanía amplios
mecanismos plebiscitarios consultivos.
Finalmente hay democracia directa cuando las decisiones son adoptadas directamente por los
miembros del pueblo, mediante plebiscitos y referéndums vinculantes, elecciones primarias,
facilitación de la iniciativa legislativa popular y votación popular de leyes, concepto que incluye
la democracia líquida.
Estas tres formas no son excluyentes y suelen integrarse como mecanismos complementarios en
algunos sistemas políticos, aunque siempre suele haber un mayor peso de una de las tres formas en
un sistema político concreto.
No hay que confundir a la república con la democracia, pues aluden a principios distintos.
Según James Madison, uno de los padres fundadores de los Estados Unidos: "Los dos grandes
puntos de diferencia entre una democracia y una república son: primero, la delegación del
gobierno, en esta última, a un pequeño número de ciudadanos elegidos por el resto; en segundo
lugar, el mayor número de ciudadanos, y la mayor esfera del país, sobre el cual puede extenderse
este último.

Origen y etimología
El término democracia proviene del griego antiguo (δημοκρατία) y fue acuñado en Atenas en el
siglo V a. C. a partir de los vocablos δῆμος (dḗmos, que puede traducirse como «pueblo») y -κρατία
-kratía, de la raíz de κράτος (krátos, que puede traducirse como «fuerza», «dominio» o «poder» ).4
Sin embargo, la significación etimológica del término posiblemente sea mucho más compleja. El
término «demos» parece haber sido un neologismo derivado de la fusión de las palabras demiurgos
(demiurgi) y geomoros (geomori).5 El historiador Plutarco señalaba que los geomoros y demiurgos,
eran junto a los eupátridas, las tres clases en las que Teseo dividió a la población libre
del Ática (adicionalmente la población estaba integrada también por los metecos, los esclavos y
las mujeres). Los eupátridas eran los nobles, los demiurgos eran los artesanos, y los geomoros eran
los campesinos. Estos dos últimos grupos, «en creciente oposición a la nobleza, formaron el
demos».6 Textualmente entonces, «democracia» significaría, siempre según Plutarco, el «gobierno
de los artesanos y campesinos», excluyendo del mismo expresamente a los esclavos y a los nobles.
Algunos pensadores consideran a la democracia ateniense como el primer ejemplo de un sistema
democrático. Otros pensadores han criticado esta conclusión, argumentando por un lado que tanto
en la organización tribal como en antiguas civilizaciones en todo el mundo existen ejemplos de
sistemas políticos democráticos,7 y, por otro lado, que solo una pequeña minoría del 10% de la
población tenía derecho a participar de la llamada democracia ateniense, quedando
automáticamente excluidos la mayoría de trabajadores, campesinos, esclavos y las mujeres.
De todas formas, el significado del término ha cambiado varias veces con el tiempo, y la definición
moderna ha evolucionado mucho, sobre todo desde finales del siglo XVIII, con la sucesiva
introducción de sistemas democráticos en muchas naciones y sobre todo a partir del
reconocimiento del sufragio universal y del voto femenino en el siglo XX. Hoy en día, las
democracias existentes son bastante distintas al sistema de gobierno ateniense del que heredan su
nombre.

Historia
Artículo principal: Historia de la democracia

Clístenes, "padre de la democracia ateniense", busto moderno.


La democracia aparece por primera vez en muchas de las civilizaciones antiguas que organizaron
sus instituciones sobre la base de los sistemas comunitarios e igualitarios tribales (democracia
tribal).
Entre los casos mejor conocidos se encuentran la relativamente breve experiencia de algunas
ciudades estado de la Antigua Grecia, en especial Atenas alrededor del año 500 a. C. Las pequeñas
dimensiones y la escasa población de las polis (o ciudades griegas) explican la posibilidad de que
apareciera una asamblea del pueblo, de la que solo podían formar parte los varones libres,
excluyendo así al 75% de la población integrada por esclavos, mujeres y extranjeros. La asamblea
fue el símbolo de la democracia ateniense. En la democracia griega no existía la representación, los
cargos de gobierno eran ocupados alternativamente por todos los ciudadanos y la soberanía de la
asamblea era absoluta. Todas estas restricciones y la reducida población de Atenas (unos 300.000
habitantes) permitieron minimizar las obvias dificultades logísticas de esta forma de gobierno.
En la América del siglo XII se formó la Liga Democrática y Constitucional de Haudenosaunee,
integrada por las naciones Séneca, Cayuga, Oneida, Onondaga y Mohicanos, donde se consagraron
los principios de limitación y división del poder, así como de igualdad democrática de hombres y
mujeres. La democracia de Haudenosaunee ha sido considerada por varios pensadores como el
antecedente más directo de la democracia moderna.8
Durante la Edad Media europea se utilizó el término de «democracias urbanas» para designar a las
ciudades comerciales, sobre todo en Italia y Flandes, pero en realidad eran gobernadas por
un régimen aristocrático. También existieron algunas democracias llamadas campesinas, como la
de Islandia, cuyo primer Parlamento se reunió en 930 y la de los cantones suizos en el siglo XIII. A
fines del siglo XII se organizaron sobre principios democráticos las Cortes del Reino de León (1188),
inicialmente llamado «ayuntamiento», debido a que reunía representantes de todos los
estamentos sociales. En escritores como Guillermo de Ockham, Marsilio de
Padua y Altusio aparecen concepciones sobre la soberanía del pueblo, que fueron consideradas
como revolucionarias y que más tarde serían recogidas por autores
como Hobbes, Locke y Rousseau. En Europa este República de las Dos Naciones con sistema
político de la mancomunidad, llamado Democracia de los Nobles o Libertad dorada, se
caracterizaba por la limitación del poder del monarca por las leyes y la cámara legislativa (Sejm)
controlada por la Nobleza de Polonia (Szlachta). Este sistema fue el precursor de los conceptos
modernos de democracia,9Monarquía constitucional,101112 y federación.13
En Europa el protestantismo fomentó la reacción democrática al rechazar la autoridad del papa,
aunque por otra parte, hizo más fuerte el poder temporal de los príncipes. Desde el lado católico,
la Escuela de Salamanca atacó la idea del poder de los reyes por designio divino, defendiendo que
el pueblo era el receptor de la soberanía. A su vez, el pueblo podía retener la soberanía para sí
(siendo la democracia la forma natural de gobierno) o bien cederla voluntariamente para dejarse
gobernar por una monarquía. En 1653 se publicó en Inglaterra el Instrument of Government, donde
se consagró la idea de la limitación del poder político mediante el establecimiento de garantías
frente al posible abuso del poder real. A partir de 1688 la democracia triunfante en Inglaterra se
basó en el principio de libertad de discusión, ejercida sobre todo en el Parlamento.
En América la revolución de los comuneros de Paraguay de 1735 sostuvo el principio democrático
elaborado por José de Antequera y Castro: la voluntad del común es superior a la del propio rey.
Por su parte, en Brasil, los afroamericanos que lograban huir de la esclavitud a la que habían sido
reducidos por los portugueses, se organizaron en repúblicas democráticas llamadas quilombos,
como el Quilombo de los Palmares o el Quilombo de Macaco.
La Independencia de Estados Unidos en 1776 estableció un nuevo ideal para las instituciones
políticas de base democráticas y se convirtió en la primera democracia moderna,14expandido por
la Revolución francesa de 1789 y la Guerra de Independencia Hispanoamericana (1809-1824),
difundiendo las ideas liberales, los derechos humanos concretados en la Declaración de Derechos
de Virginia y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, el constitucionalismo y
el derecho a la independencia, principios que constituyeron la base ideológica sobre la que se
desarrolló toda la evolución política de los siglos XIX y XX. La suma de estas revoluciones se conoce
como las Revoluciones burguesas.
Las constituciones de Estados Unidos de 1787 con las enmiendas de 1791, Venezuela de
1811, España de 1812, Francia de 1848, y Argentina de 1853 ya tienen algunas características
democráticas, que registrarán complejos avances y retrocesos. La evolución democrática inglesa
fue mucho más lenta y se manifestó en las sucesivas reformas electorales que tuvieron lugar a
partir de 1832 y que culminaron en 1911 con la Parliament Act, que consagró la definitiva
supremacía de la Cámara de los Comunes sobre la de los Lores.
En realidad recién puede hablarse de la aparición progresiva de países democráticos a partir del
siglo XX, con la abolición de la esclavitud, la conquista del sufragio universal, el reconocimiento de la
igualdad legal de las mujeres, el fin del colonialismo europeo, el reconocimiento de los derechos de
los trabajadores y las garantías de no discriminación para las minorías raciales y étnicas.

Tipos de democracia
Clásicamente la democracia ha sido dividida en dos grandes formas: directa y representativa.
Democracia indirecta o representativa
Es aquella donde los ciudadanos ejercen el poder político a través de sus representantes, elegidos
mediante el voto, en elecciones libres y periódicas.
Democracia semidirecta o participativa
En esta el pueblo se expresa directamente en circunstancias particulares, básicamente a través de
cuatro mecanismos:
 Referéndum. El pueblo elige «por sí o por no» sobre una propuesta.
 Plebiscito. El pueblo concede o no concede la aprobación final de una norma (constitución, ley,
tratado).
 Iniciativa popular. Por este mecanismo un grupo de ciudadanos puede proponer la sanción o
anulación de una ley.
 Destitución popular, revocación de mandato o recall. Mediante este los ciudadanos pueden
destituir a un representante electo.
Democracia directa

Un Landsgemeinde (en 2009) del cantón de Glarus, un ejemplo de democracia directa en Suiza.
Se trata de la democracia en estado puro, tal como la vivieron sus fundadores atenienses, se
practica en Suiza. Las decisiones las toma el pueblo soberano en asamblea. No existen
representantes del pueblo, sino, en todo caso, delegados que se hacen portavoces del pueblo, que
únicamente emiten el mandato asambleario. Se trata del tipo de democracia preferido no solo por
los demócratas de la Antigua Grecia, sino también para muchos pensadores modernos
como Rousseau.
Democracia líquida
La Democracia Líquida es una clase de democracia directa en la que cada ciudadano tiene la
posibilidad de votar cada decisión del parlamento y realizar propuestas, pero puede ceder su voto a
un representante para aquellas decisiones en las que prefiere no participar.

Aplicación práctica

Desde la Segunda Guerra Mundial, la democracia ha ganado amplia aceptación. Este mapa muestra
la auto-identificación oficial hecha por gobiernos del mundo en relación a la democracia, en marzo
de 2008. Muestra el estatus de iure de la democracia en el mundo. Gobiernos que se identifican
como democráticos Gobiernos que no se identifican como democráticos: Arabia
Saudita, Afganistán, Brunéi, Fiyi, Emiratos Árabes Unidos, Omán y Ciudad del Vaticano.

En la práctica, existen muchas variantes del concepto de democracia, algunas de ellas llevadas a la
realidad y otras solo hipotéticas. En la actualidad los mecanismos de democracia más extendidos
son los de la democracia representativa; de hecho, se trata del sistema de gobierno más utilizado
en el mundo. Algunos países como Suiza o Estados Unidos cuentan con algunos mecanismos
propios de la democracia directa. La democracia deliberativa es otro tipo de democracia que pone
el énfasis en el proceso de deliberación o debate, y no tanto en las votaciones. El concepto
de democracia participativa propone la creación de formas democráticas directas para atenuar el
carácter puramente representativo (audiencias públicas, recursos administrativos, ombudsman). El
concepto de democracia social propone el reconocimiento de las organizaciones de la sociedad
civil como sujetos políticos (consejos económicos y sociales, diálogo social).15
Estas diferenciaciones no se presentan en forma pura, sino que los sistemas democráticos suelen
tener componentes de unas y otras formas de democracia. Las democracias modernas tienden a
establecer un complejo sistema de mecanismos de control de los cargos públicos. Una de las
manifestaciones de estos controles horizontales es la figura del proceso de destitución o «juicio
político», al que pueden ser sometidos tanto los presidentes como los jueces, por parte de
los parlamentos, de acuerdo con ciertas constituciones, como la de Argentina, Brasil o Estados
Unidos. Otras agencias más modernas orientadas al mismo fin son el defensor del
pueblo u ombudsman, las sindicaturas de empresas públicas, los organismos de auditoría, las
oficinas de ética pública, etc.16
Finalmente, cabe señalar que existe una corriente crecientemente relevante en el mundo
anglosajón que propugna combinaciones de las instituciones actuales con aplicaciones
democráticas del sorteo. Entre los autores más relevantes de esta corriente puede citarse a John
Burnheim, Ernest Callenbach, A. Barnett y Peter Carty, Barbara Goodwin o, en el ámbito
francés, Yves Sintomer. Los autores consagrados que han dedicado más espacio a este tipo de
propuestas son Robert A. Dahl y Benjamin Barber. En el mundo hispanohablante la recepción aún
es muy reducida, si bien autores como Juan Ramón Capella han planteado la posibilidad de acudir
al sorteo como herramienta democratizadora.17

Componentes de la democracia
En la democracia moderna juega un rol decisivo la llamada regla de la mayoría, es decir el derecho
de la mayoría a que se adopte su posición cuando existen diversas propuestas. Ello ha llevado a que
sea un lugar común de la cultura popular asimilar democracia con decisión mayoritaria. Las
elecciones son el instrumento en el que se aplica la regla de mayoría; haciendo así de la democracia
el ejercicio más eficiente, eficaz y transparente, donde se aplica la igualdad y la oportunidad de
justicia, práctica originada en los siglos XVIII y XIX; cuando la mujer se hace partícipe del derecho al
voto. Además, la democracia contemporánea, no se mantiene paralela al régimen absolutista y al
monopolio del poder.
Sin embargo muchos sistemas democráticos no utilizan la regla de la mayoría o la restringen
mediante sistemas de elección rotativos, al azar, derecho a veto (mayorías especiales), etc. 18 De
hecho, en determinadas circunstancias, la regla de la mayoría puede volverse antidemocrática
cuando afecta derechos fundamentales de las minorías, de los individuos o vulnera los principios
fundamentales de la vida del Estado, cuestiones que conoceremos como la esfera de lo
indecidible.19
Las democracias reales suelen ser complejos mecanismos articulados, con múltiples reglas de
participación en los procesos de deliberación, toma de decisiones, en los que el poder se
divide constitucionalmente o estatutariamente, en múltiples funciones y ámbitos territoriales, y se
establecen variedad de sistemas de control, contrapesos y limitaciones, que llevan a la
conformación de distintos tipos de mayorías, a la preservación de ámbitos básicos para las minorías
y a garantizar los derechos humanos de los individuos y grupos sociales. Existe también una
diferencia fundamental entre el concepto de democracia y democratización. El concepto de
democracia esta conectado a la capacidad de la clase política de responder a las necesidades de la
población. En cambio, el concepto de democratización tiene que ver con la capacidad de una
sociedad de adaptarse al proceso de homogeneización cultural, legal y política que tuvo lugar luego
del fin de la Guerra Fría.20
Por esto es que debemos analizar cuales son los principios esenciales de la democracia.
Principios democráticos
La democracia debe entenderse como un sistema político entre las diferentes posibilidades que han
existido para configurar los Estados a lo largo de la historia. Esto es, la democracia es una de las
formas políticas en las que puede organizarse la convivencia social, 21 pues así como una sociedad
puede establecerse como una democracia, también puede hacerlo como una Aristocracia o en una
Autocracia. La democracia conlleva la posibilidad de que existan medios de participación por parte
de la ciudadanía, de que existan diferencias entre los participantes de dicho proceso y de que se
expresen opiniones contrapuestas.22 De este modo, se afirma que la democracia repudia la
posibilidad de que una sola persona se abrogue el poder por propio y exclusivo arbitrio, 23
abriéndose el escaño del poder a una pluralidad de personas así como a la crítica y oposición por
parte de los propios miembros de la sociedad.
De lo expuesto, podemos inferir ciertos principios sin los cuales no es posible afirmar que existe
una democracia, veamos.
La igualdad
La democracia reconoce la posibilidad de que cualquier persona pueda participar en el ejercicio del
poder político dentro de un determinado Estado. Por esto, es necesario reconocer la existencia de
igualdad entre los ciudadanos, ya que, sin ella, no existirían los medios necesarios para que la
participación y la oposición se desarrollen libremente. A la luz de esto, se abre la puerta a dos
paradigmas que condicionan el desarrollo de la democracia por lo que respecta a la igualdad: 24

 El de la redistribución, por lo que respecta a la igualdad de derechos que todo individuo tiene
uno frente al otro y ante el Estado para participar en los procesos democráticos.
 El del reconocimiento, por lo que respecta al hecho de que no todos los participantes del
proceso democrático nos encontramos en circunstancias fácticas igualitarias, por ello nuestras
opiniones serán diferenciadas entre sí.
De esto obtenemos los ideales de igualdad y de libertad, puesto que, por un lado, tenemos la
posibilidad de que una sociedad sea plural y con diversas necesidades e ideales sobre lo que es lo
justo y, por otro lado, se tiene que los miembros de la sociedad –aun cuando no tuvieren entre sí
cuestiones en común– participen en la entidad política que ostenta el poder en igualdad de
circunstancias.
Es ahí que se observa la esencia de la democracia:

 El que primero se reconozcan las divergencias entre la propia sociedad, lo cual es natural al
desarrollarse una vida en libertad;
 Luego, que sea factible que las divergencias sociales sean expresadas libremente;
 Asimismo, la posibilidad de que, no solo esas divergencias sean expresadas, sino que también
se creen los mecanismos para que dichas diferencias lleguen al ente político que ostenta el
poder y desde ahí crear condiciones propias para la vida social, y
 Todo lo anterior en igualdad de circunstancias y sin dejar a individuo alguno fuera de esos
medios de acceso a la entidad política que organiza la vida en sociedad.
Es evidente que, partiendo del supuesto de que todos los individuos que participamos en la toma
de decisiones políticas somos iguales –por lo que respecta a nuestro Derecho a participar–, nace el
concepto de la democracia. Esto es, de la afirmación de que cualquier ciudadano tiene posibilidad
de participar en la entidad política que ostentará el poder, obtenemos que el principal rasgo de la
democracia, mismo que consiste en que la voluntad política proviene de quienes se encuentran
gobernados por el mismo.25Es esta la trascendencia del principio de igualdad, porque, sin ella, no
será posible generar que los individuos se sientan con la responsabilidad de participar en la toma
de decisiones dentro del ente político que ostenta el poder. De algún modo, sin la sensación de
igualdad, los individuos no se sentirán miembros de una misma colectividad, por lo que su
sensación de responsabilidad se disminuirá, afectándose la esencia del Estado democrático.
La limitación del poder
Debe garantizar dicha posibilidad de acceso; es decir, los individuos debemos gozar de una serie de
condiciones que propicien nuestra participación en la entidad política que ostenta el poder, mismas
que solo pueden desarrollarse cuando existen los precursores democráticos ya mencionados.
Se ha afirmado que la Democracia, para el efecto de garantizar las condiciones mínimas para la
participación ciudadana, impone al poder público límites en su ejercicio, mismos que serán
tendientes a salvaguardar los intereses y derechos de los individuos, y, además, determina las
funciones del propio poder y así lo divide; 19 hecho ello, se crean instituciones como
el Legislativo, Ejecutivo y Judicial, y se les asigna a cada rama una función específica del poder, así
como competencias y supuestos para su ejercicio. De algún modo, en un Estado democrático se
busca el límite del poder como garantía para que los ciudadanos participen en la política nacional,
límites que se pueden identificar como dos tipos:

 Del Estado frente al individuo, mismo que se garantiza mediante los derechos fundamentales
que la Constitución establezca a favor del gobernado;
 De las propias instituciones del Estado entre ellas, el cual se garantiza mediante la división del
poder y el establecimiento de competencias entre estas.
 De los individuos entre sí mismos, lo cual se logra mediante la inclusión y reglamentación de los
denominados derechos sociales.
De acuerdo con esto, la Constitución de un Estado democrático contará con límites del poder tanto
público como privado frente a los individuos y ante las propias instituciones que conforman al
Estado; de ese modo se evita, por un lado, que se prive a los individuos de las condiciones
necesarias para que desarrollen su vida y estén en condiciones para participar en la entidad política
nacional, mientras que, por otro lado, se impide que el poder se encuentre concentrado en una
sola persona o institución como sucede en los Estados autocráticos.
Al limitarse el poder, se garantiza que no existirán abusos en el ejercicio del mismo. De acuerdo con
esto, los individuos podrán gozar de condiciones propias para el libre ejercicio de sus derechos
individuales. Además, también se impide que el poder político se concentre en una sola institución
o persona, lo cual resultaría pernicioso al no tener esta sola persona una visión global de las
necesidades sociales y, por otro lado, podría ejercer sin limitación alguna su poder, inclusive sobre
cualquier derecho individual.
La esfera de lo indecidible
La Constitución de un Estado democrático reconoce la posibilidad de que la totalidad de los
miembros de la sociedad participen en la decisión de cómo habrá de configurarse el nuevo ente
político. Esto deriva por la injerencia de los factores reales del poder en la toma de decisiones en el
origen de la vida del Estado. 26 De algún modo, las decisiones tomadas por los factores reales del
poder al haber decidido el rumbo que el Estado emprendería son los principios que regirán su
desarrollo sociopolítico.
A estas se le denominan las decisiones políticas fundamentales, pues la totalidad de los poderes
fácticos que rigen en un determinado lugar y momento erigirán los principios superiores que
caracterizarán al sistema político-jurídico de su comunidad. 27 Por ejemplo, en un dereterminado
Estado democrático podrá decidirse que el desarrollo económico se centre en la creación de
empresas productivas del Estado, mientras que en otro Estado podría optarse por un desarrollo
liberal de tales cuestiones. Tales ideales serán conocidos como las decisiones políticas
fundamentales y, como veremos, formarán parte de la esfera de lo indecidible.
Como se ha visto en otros apartados, una democracia se fundamenta en diversos principios, tales
como el de la división del poder, la igualdad o el respeto a los derechos fundamentales. Así, estos
mismos principios democráticos no pueden ser desconocidos por persona o institución alguna,
incluyéndose a las mayorías.
Así es, hay ciertos principios del Estado Democrático que no pueden ser reducidos por la actuación
de las propias instituciones que se han constituido a la luz de la Democracia y, además, tampoco
pueden ser olvidados por las mayorías democráticas aun cuando estas lo hubieren determinado así
mediante los procesos y mecanismos que se hubieren establecido en la Constitución. De acuerdo
con este postulado es que se constituye una "esfera de lo indecidible", 19 mismas que contienen
decisiones políticas y jurídicas fundamentales que no pueden ser objeto de limitación alguna por
parte de una mayoría.
A razón de esto, es que es factible hacer una diferenciación entre la democracia formal y la
material. Por un lado, se puede considerar que una decisión democrática tomada por una mayoría
es formalmente válida si la misma es tomada conforme al procedimiento que un Estado
democrático estableció en su Constitución; pero, por otro lado, ello no es suficiente para considerar
que dicha decisión también es materialmente válida, pues esto depende de que su contenido sea
acorde con los principios fundamentales adoptados en la Constitución por la totalidad de los
miembros de la sociedad.
Los actos de las mayorías, aun cuando hubieren sido creados conforme a la normatividad formal de
la Democracia, pueden ser inválidos por transgredir aquello que hemos llamado la esfera de los
indecidible: la Democracia sustancial también conocida como material. Las normas y actos de
autoridad no deben ajustarse únicamente a los procedimientos democráticos, sino que también
deben contener criterios mínimos a la luz de conceptos esenciales del Estado.25
Este principio constitucional busca impedir el problema democrático conocido como "tiranía de las
mayorías" y que más adelante es desarrollado.
El control del poder
Por último, se reconoce que un Estado democrático no puede subsistir si no existen herramientas
que garanticen la regularidad de los actos de autoridad con la esencia del Estado.28
De acuerdo con esto, el control de la constitucionalidad de los actos se torna en un eje de la eficacia
constitucional, reforzando el carácter de obligatorio de la propia Constitución y las decisiones
políticas fundamentales que fueron tomadas ahí y dotando de equilibrio a los derechos
fundamentales y las estructuras institucionales determinadas por el acuerdo constitucional.
Entonces, los medios de control de la constitucionalidad se identifican como los recursos jurídicos
diseñados para verificar la correspondencia entre los actos emitidos por quienes detentan el poder
y la Constitución, anulándolas cuando aquellas quebranten los principios constitucionales, 29 de esta
forma también se desprende la naturaleza correctiva de los medios de control, por lo que
destruyen actos ya emitidos. Es con motivo de esta característica por virtud de la cual podemos
afirmar que los derechos y principios contenidos en la Constitución -el cual resulta ser el pacto
político por excelencia de una democracia- adquieren la naturaleza de norma jurídica,
específicamente de una regla, que puede ser oponible frente a todos aquellos actos que la reten,
adquiriendo firmeza inquebrantable al invalidar todos aquellos actos que transgredan su esencia.
Ante esto, se hacen exigibles los principios fundamentales adoptados en un Estado democrático.

Clases de democracias
No es factible considerar que todas las democracias son iguales. La creación de un Estado
democrático deriva de la decisión del pueblo, por lo que la forma en que esta se regulará
dependerá de los intereses de quienes resulten ser los factores reales del poder del momento y
lugar en el que se ha decidido por el régimen democrático. 26 En razón de ello, hemos visto a lo largo
de la historia política moderna la creación de diversas clases de modelos democráticos como los
que a continuación se enuncian.
La democracia liberal
Artículo principal: Democracia liberal
En muchos casos la palabra «democracia» se utiliza como sinónimo de democracia liberal. Suele
entenderse por democracia liberal un tipo genérico de Estado surgido de la Independencia de
Estados Unidos de 1776 y luego más o menos generalizado en las repúblicas y monarquías
constitucionales que emergieron de los procesos de emancipación o revolucionarios contra
las grandes monarquías absolutas y establecieron sistemas de gobierno en los que la población
puede votar y ser votada, al mismo tiempo que el derecho de propiedad es preservado.1530
Así, aunque estrictamente el término «democracia» solo se refiere a un sistema de gobierno en que
el pueblo ostenta la soberanía, el concepto de «democracia liberal» supone un sistema con las
siguientes características:[cita requerida]

 Una constitución que limita los diversos poderes y controla el funcionamiento formal del
gobierno, y constituye de esta manera un Estado de derecho.
 División de poderes.
 El derecho a votar y ser votado en las elecciones para una amplia mayoría de la población
(sufragio universal).
 Protección del derecho de propiedad y existencia de importantes grupos privados de poder en
la actividad económica. Se ha sostenido [¿quién?] que esta es la característica esencial de la
democracia liberal.15
 Existencia de varios partidos políticos (no es de partido único).
 Libertad de expresión.
 Libertad de prensa, así como acceso a fuentes de información alternativa a las propias del
gobierno que garanticen el derecho a la información de los ciudadanos.
 Libertad de asociación.
 Vigencia de los derechos humanos, que incluya un marco institucional de protección a las
minorías.
A partir de lo anterior algunos estudiosos [¿quién?] han sugerido la siguiente definición de democracia
liberal: la regla de la mayoría con derechos para las minorías.[cita requerida]
Al respecto, este tipo de democracia tiene algunas particularidades que la distinguen de otras
formas de democracia, entre ellas la libre confrontación de ideas. En palabras de Pío Moa:
() El liberalismo permite exponer todas las ideas, pero la confrontación entre ellas ha de
facilitar precisamente, la superación de las falsas o destructivas y la reafirmación de las
mejor fundadas, en un proceso sin fin. Por eso la confrontación es indispensable, y un buen
modo de evitar choques físicos.()31
La socialdemocracia
Artículo principal: Socialdemocracia
La socialdemocracia es una versión de la democracia en la que se recurre a la regulación estatal
y a la creación de programas y organizaciones patrocinados por el Estado, para atenuar o
eliminar las desigualdades e injusticias sociales que, según consideran sus defensores, existirían
en la economía libre y el capitalismo. La socialdemocracia se apoya básicamente en el sufragio
universal, la noción de justicia social y un tipo de Estado denominado Estado de Bienestar.3233
La socialdemocracia surgió a finales del siglo XIX a partir del movimiento socialista, como una
propuesta alternativa, pacífica y más moderada, a la forma revolucionaria de toma del poder y
de imposición de una dictadura del proletariado, que sostenía una parte del
movimiento socialista, dando origen a un debate alrededor de los términos de «reforma» y
«revolución».33
En general se ha presentado como ejemplo real de socialdemocracia al sistema de gobierno
que predomina en los países escandinavos, el llamado modelo nórdico de bienestar.34
La democracia como sistema de relaciones horizontales
El término «democracia» también se utiliza ampliamente no solo para designar una forma de
organización política, sino una forma de convivencia y organización social, con relaciones más
igualitarias entre sus miembros. En este sentido es habitual el uso del término
«democratización», como por ejemplo la democratización de las relaciones familiares, de las
relaciones laborales, de la empresa, de la universidad, de la escuela, de la cultura, etc., tales
ejercicios están orientados básicamente al ámbito de la participación ciudadana, cuyos
principales mecanismos utilizados para tales efectos son elecciones a través de voto popular,
asambleas, propuestas de proyectos y todos aquellos en que se canaliza la voluntad de cambios
o aprobaciones con participación directa de los distintos grupos sociales.[cita requerida]
Democracia en las monarquías constitucionales
Dos casos especiales para la idea de democracia son las monarquías constitucionales y
las democracias populares que caracterizan al socialismo real.
La monarquía constitucional es una forma de gobierno que caracteriza a varios países
de Europa (Gran Bretaña, España, Países Bajos, etc.), América (Canadá, Jamaica, etc.),
y Asia (Japón, Malasia, etc.).
Las monarquías constitucionales varían bastante de país a país. En el Reino Unido las normas
constitucionales actuales le conceden ciertos poderes formales al rey y los nobles (designación
del primer ministro, designación de gobernantes en las dependencias de la Corona, veto
suspensivo, tribunal de última instancia, etc.), además de los poderes informales derivados de
sus posiciones.35
Existe una tendencia general a la reducción progresiva del poder de los reyes y nobles en las
monarquías constitucionales que se ha ido acentuando desde el siglo XX. Si bien, por tratarse de
monarquías, en estos países existe una notable desigualdad ante la ley y de hecho de los reyes
y demás nobles frente al resto de la población, la severa restricción de sus facultades de
gobierno y judiciales ha llevado a que su participación en la mayoría de los actos de gobierno
sea excepcional y sumamente controlada por otros poderes del Estado. Ello ha dado origen al
expresivo dicho popular de que los reyes «reinan pero no gobiernan» para referirse a la débil
influencia legal que los reyes y eventualmente los nobles tienen en los actos de gobierno
cotidianos.
En el Reino de España el Rey promulga las leyes, convoca y disuelve las Cortes Generales,
convoca referéndum, propone y cesa al Presidente, ejerce el derecho de gracia (indulto y
conmutación de penas), declara la guerra, hace la paz, etc. En el ejercicio de todas sus
funciones, el Rey actúa como mediador, árbitro o moderador, pero sin asumir la
responsabilidad de sus actos que han de ser refrendados por el poder ejecutivo o legislativo, 36
lo que lo convierte en una figura representativa del estado pero sin poder político. El rey
también goza de inviolabilidad y al igual que otros muchos jefes de estado republicanos, no
puede ser juzgado por crimen alguno.37
Los opositores a las monarquías constitucionales sostienen que no son democráticas, y que un
sistema de gobierno en la que los ciudadanos no son todos iguales ante la ley, a la vez que no
se puede elegir al jefe de Estado y otros funcionarios estatales, no puede
denominarse democracia, si bien en España la monarquía no es constitucional sino
parlamentaria. Los defensores, en cambio, defienden que no tiene que ser democrático; se
carga de ideologías. Es mejor que el jefe de Estado sea una persona imparcial, que alguien
cargado de ideologías; y que, como su cargo es vitalicio, no va a cometer actos con fines
electoralistas.38
Democracia popular
Modelo de representatividad basado en la experiencia de la Comuna de París y en la
superación en el grado de representatividad de la Democracia liberal. Esta Democracia directa
parte desde los puestos de trabajo cotidiano, donde se eligen representantes en cada fábrica,
taller, granja u oficina, con mandato revocable en cualquier momento. Estos delegados se
constituyen en una Asamblea local (soviets) y luego mandaban su representante a la Asamblea
Nacional de Delegados del Pueblo.
Se le niega el voto y el poder político, al 10% de la población que abarca a empresarios,
banqueros y terratenientes, que ya poseen el poder económico. [cita requerida] Por eso se dice que es
Democracia obrera o dictadura del proletariado, ya que se aplica el poder político contra el
poder económico instituido.
Este nuevo Estado debe ser instaurado por la insurrección de las masas, guiadas por un partido
único o frente pluripartidista si fuese posible, con una línea partidaria que apunte a barrer con
las instituciones del Estado burgués y la legalidad que asegura el poder económico de la
minoría. La élite revolucionaria consciente tiene el objetivo de instruir a la sociedad en las
formas de auto gobernarse, insta a elegir sus delegados en los puestos de trabajo, comités de
fábricas, granjas y talleres, mediante el cual se aprenderá a administrar la economía,
transformándose en una ciudadanía cotidiana y un poder permanente.
Se discute sobre la viabilidad de la eliminación de las condiciones de la existencia burguesa,
supuesto para el paso de la sociedad enajenada a la comunista. 39 Esto significa que a medida
que se avance en la socialización del poder político y del poder económico se producirá la
«extinción del Estado» pasando a ser solo una estructura administrativa bajo control de todos
los ciudadanos. Este «no Estado» es el considerado como la etapa final del socialismo:
el comunismo.40
Democracia en el socialismo real
Los países con sistemas políticos inspirados en el comunismo marxista conocidos como
«socialismo real» como Cuba poseen sistemas de gobierno que suelen utilizar la denominación
de «democracias populares». Las llamadas «democracias populares» se caracterizan por estar
organizadas sobre la base de un sistema de partido político único o hegemónico, íntimamente
vinculado al Estado, en el que según sus promotores puede participar toda la población y
dentro del cual debe organizarse la representación de las diferentes posiciones políticas, o al
menos de la mayor parte de las mismas permitidas por el Estado. 41 Por otra parte en las
llamadas «democracias populares» actuales la libertad de expresión y de prensa están
restringidas y controladas por el Estado.15
Según sus defensores, la «democracia popular» es el único tipo de democracia en la cual se
puede garantizar la igualdad económica, social y cultural de los ciudadanos, ya que los poderes
económicos privados no puede influir en el sistema de representación.
Algunos marxistas opinan también que las actuales «democracias populares» no son
verdaderas democracias socialistas y que constituyen una deformación de los principios
originales del marxismo. En el caso concreto de China, sostienen que ha desarrollado una
economía orientada al capitalismo, pero se vale de su título de “República Democrática
Popular” para poder contar con mano de obra barata, mediante la explotación de los
trabajadores chinos, hasta niveles de vida calificados como infrahumanos, tal como pasa en
muchas democracias capitalistas.
Democracia y derechos humanos
Por derechos humanos y de los ciudadanos se entiende el conjunto de derechos civiles,
políticos y sociales que están en la base de la democracia moderna. Estos alcanzan su plena
afirmación en el siglo XX.

 Derechos civiles: libertad individual, de expresión, de ideología y religión, derecho a la


propiedad, de cerrar contratos y a la justicia. Afirmados en el siglo XVIII.
 Derechos políticos: derecho a la participación en el proceso político como miembro de un
cuerpo al que se le otorga autoridad política. Afirmados en el siglo XIX.
 Derechos sociales: libertad sindical y derecho a un bienestar económico mínimo y a una
vida digna, según los estándares prevalentes en la sociedad en cada momento histórico.
Afirmados en el siglo XX.
También se ha distinguido entre derechos humanos de primera (políticos y civiles), segunda
(sociolaborales), tercera (socioambientales) y cuarta generación (participativos).
Democracia, mecanismos de control y accountability horizontal
Guillermo O'Donnell ha puesto de manifiesto la importancia de los mecanismos de control
o accountability horizontal, en las democracias modernas, a las que él prefiere denominar
«poliarquías». El control horizontal, se diferencia del control vertical democrático que se realiza
por medio de las elecciones periódicas, visualizado como una conformación del Estado,
integrado por diversas agencias con poder para actuar contra las acciones u omisiones ilícitas
realizadas por otros agentes del Estado.42
Las democracias modernas tienden a establecer un complejo sistema de mecanismos de
control de los cargos públicos. Una de las manifestaciones de estos contrales horizontales es la
figura del proceso de destitución o «juicio político», al que pueden ser sometidos tanto los
presidentes como los jueces, por parte de los parlamentos, de acuerdo con ciertas
constituciones, como la de Argentina, Brasil o Estados Unidos. Otras agencias más modernas
orientadas al mismo fin son el defensor del pueblo u ombudsman, las sindicaturas de empresas
públicas, los organismos de auditoría, las oficinas de ética pública, etc.16

Temas relacionados con la democracia


Transición y cultura democrática
En aquellos países que no tienen una fuerte tradición democrática, la introducción
de elecciones libres por sí sola raramente ha sido suficiente para llevar a cabo con éxito una
transición desde una dictadura a una democracia. Es necesario también que se produzca un
cambio profundo en la cultura política, así como la formación gradual de las instituciones del
gobierno democrático. Hay varios ejemplos de países que solo han sido capaces de mantener la
democracia de forma muy limitada hasta que han tenido lugar cambios culturales profundos,
en el sentido del respeto a la regla de la mayoría, indispensable para la supervivencia de una
democracia.
Uno de los aspectos clave de la cultura democrática es el concepto de «oposición leal». Este es
un cambio cultural especialmente difícil de conseguir en naciones en las que históricamente los
cambios en el poder se han sucedido de forma violenta. El término se refiere a que los
principales actores participantes en una democracia comparten un compromiso común con sus
valores básicos, y que no recurrirán a la fuerza o a mecanismos de desestabilización económica
o social, para obtener o recuperar el poder.
Esto no quiere decir que no existan disputas políticas, pero siempre respetando y reconociendo
la legitimidad de todos los grupos políticos. Una sociedad democrática debe promover la
tolerancia y el debate público civilizado. Durante las distintas elecciones o referéndum, los
grupos que no han conseguido sus objetivos aceptan los resultados, porque se ajusten o no a
sus deseos, expresan las preferencias de la ciudadanía.
Especialmente cuando los resultados de unas elecciones conllevan un cambio de gobierno, la
transferencia de poder debe realizarse de la mejor forma posible, anteponiendo los intereses
generales de la democracia a los propios del grupo perdedor. Esta lealtad se refiere al proceso
democrático de cambio de gobierno, y no necesariamente a las políticas que ponga en práctica
el nuevo gobierno.
El proceso de expansión mundial de las instituciones representativas entre mediados de los
años setenta y el final del Siglo XX, conocido como Tercera Ola de Democratización según la
denominación de Samuel Huntington (1991), produjo un número considerable de regímenes
híbridos y democracias duraderas pero de calidad menos que óptima. 43 Este saldo no se
ajustaba a las expectativas iniciales de muchos politólogos y puso en cuestión algunos de los
supuestos de la transitología, el paradigma teórico que había predominado en los análisis de la
ola democrática.44 Uno de estos supuestos era que la viabilidad de la democracia no dependía
de la existencia de pautas culturales específicas arraigadas en la sociedad, sino principalmente
de la racionalidad de los actores políticos.45
El problema de la calidad de las nuevas democracias generó un renovado interés por la cultura
política, un enfoque que había surgido a principios de los años sesenta con los estudios
pioneros de Gabriel Almond, Sidney Verba, Harry Eckstein y otros. 46 La difusión de encuestas
transnacionales, como la World Values Survey, la European Social Survey y los Barómetros
regionales, igual que los estudios de caso, han impulsado el progreso de esta corriente. La
investigación empírica desarrollada a partir de la década de los ochenta, en la que sobresalen
los trabajos de Ronald Inglehart, Robert D. Putnam y Christian Welzel, sugiere que un sistema
definido de valores, creencias y hábitos parece ser esencial para la estabilidad, profundidad y
efectividad de la democracia.47
Este conjunto convergente de teorías, hipótesis y modelos subraya la influencia que ejercen en
la calidad de las nuevas democracias rasgos culturales como los “valores de emancipación” o
“autoexpresión”, el “capital social” o “comunidad cívica”, el apoyo de la población al sistema
democrático y la confianza en las instituciones. Entre los elementos específicos de la cultura,
tendrían un papel crítico el respeto por los otros, las aspiraciones de libertad, la igualdad de
género, la confianza interpersonal, la participación política autónoma y la inserción en
organizaciones voluntarias con objetivos que beneficien al conjunto de la sociedad. 48
Democracia y república
Las diferencias y similitudes entre los conceptos de «democracia» y «república» dan lugar a
varias confusiones habituales y diferencias de criterio entre los especialistas.
En general puede decirse que la república es un tipo de gobierno en el que se permite la
participación de personas distintas en el ejercicio del poder político, lo cual evita que una
misma persona ocupe un escaño en el poder. Por su lado, la democracia es un sistema en el
que el poder político emana del pueblo y conlleva diversos principios tales como la división del
poder, el control del poder y el trato igualitario entre los miembros de la sociedad.
Una república puede no ser democrática, cuando se encuentran excluidos amplios grupos de la
población, como sucede con los sistemas electorales no basados en el sufragio universal, o en
donde existen sistemas racistas en los que, si bien permiten la transición del poder político a
distintas personas, desconocen principios como la igualdad, la participación y la posibilidad de
manifestar la oposición por parte de cualquier persona de la sociedad.22
Democracia y autocracia

 Democracia: Participación del pueblo en la creación de las leyes. El poder se constituye de


abajo hacia arriba, es decir desde el pueblo.
 Autocracia: Los ciudadanos no participan libremente en la creación de leyes. El poder se
constituye de arriba hacia abajo, es decir desde el gobernador o el grupo que gobierna.
Democracia y pobreza
Parece existir una relación entre democracia y pobreza, en el sentido de que aquellos países
con mayores niveles de democracia poseen también un mayor PIB per cápita, un mayor índice
de desarrollo humano y un menor índice de pobreza.
Sin embargo, existen discrepancias sobre hasta qué punto es la democracia la responsable de
estos logros. Sin embargo, Burkhart y Lewis-Beck 49 (1994) utilizando series temporales y una
metodología rigurosa han descubierto que:

1. El desarrollo económico conduce a la aparición de democracias.


2. La democracia por sí misma no ayuda al desarrollo económico.
La investigación posterior reveló cual es el proceso material por el que un mayor nivel de renta
conduce a la democratización. Al parecer un mayor nivel de renta favorece la aparición de
cambios estructurales en el modo de producción que a su vez favorecen la aparición de la
democracia:

1. Un mayor nivel de renta favorece mayores niveles educativos, lo cual crea un público
más articulado, mejor informado y mejor preparado para la organización.
2. Un mayor nivel de desarrollo favorece un mayor grado de especialización ocupacional,
esto produce primero el favorecimiento del sector secundario frente al primario y
del terciario respecto al secundario.
La afirmación de que el desarrollo económico conduce a la aparición de democracias ha
merecido también algunas críticas,50 que sostienen que se trataría de una relación espuria. Más
que conducir directamente a la democracia, el desarrollo económico habría producido
transformaciones en la estructura de clases de la sociedad capitalista, que posibilitaron una
progresiva estabilización democrática en el mundo en los últimos 150 años, pero el desarrollo
económico no condujo a la democracia en otros períodos previos de la historia. Asimismo,
incluso en el siglo XX, algunas regiones como América Latina experimentaron retrocesos de la
democracia en medio de procesos de modernización y expansión económica.515253
Un importante economista, Amartya Sen, ha señalado que ninguna democracia ha sufrido
nunca una gran hambruna, incluidas democracias que no han sido muy prósperas
históricamente, como India, que tuvo su última gran hambruna en 1943 (y que algunos
relacionan con los efectos de la Primera Guerra Mundial), y que sin embargo tuvo muchas otras
en el siglo XIX, todas bajo la dominación británica.[cita requerida]
Democracia económica
El término democracia económica se utiliza en economía y sociología para designar a aquellas
organizaciones o estructuras productivas cuya estructura decisional se basa en el voto unitario
(una persona = un voto, o regla democrática), contrariamente a lo que se produce empresas
privadas típicas de carácter capitalista, donde impera el voto plural ponderado por la
participación en el capital (una acción = un voto). El ejemplo típico de empresa democrática es
la cooperativa, uno de cuyos principios cooperativos es precisamente el principio democrático
de decisión. El ejemplo de democratización de la economía aplicado a mayor escala fueron los
consejos de trabajadores y consumidores instituidos en la Unión Soviética.

Argumentos a favor y en contra de la democracia


Funciones fundamentales de un Estado

Este es un intento de medición de la democracia llamada Polity IV data series. Este mapa
muestra los datos presentados en el informe de Polity IV data series en 2003. Los países más
claros tienen una puntuación perfecta de 10, mientras que los países más oscuros (Arabia
Saudita y Catar) son considerados los países menos democráticos, de puntuación -10.
Para BID, la democracia es un requisito esencial para que el Estado pueda:

 Estabilizar la economía con altos niveles de crecimiento económico y empleo, y haber una
inflación moderada.
 Mitigar los equilibrios verticales y horizontales.
 Ser eficientes en la asignación de recursos y suministro de servicios.
 Controlar las acciones depredadoras de los sectores públicos y privados mediante la
preservación del orden público, el control abusos y arbitrariedades, y la prevención de la
corrupción. Estas funciones son vitales para fomentar un crecimiento sostenible y reducir
la pobreza.
Desvirtuaciones
La democracia es una forma de gobierno en el que la toma de decisiones queda legitimada por
una base racional.54 Una crítica común es la debilidad que muestra ante influencias
desequilibradas en la toma de decisiones (conocidas como «democracias autoritarias», ya que
autoridad es el poder legitimado) enmascaradas bajo esta legitimación, generando otras
estructuras tales como:55

 Plutocracia: en esta existe influencias desequilibradas en la toma de decisiones a favor de


los que ostentan las fuentes de riqueza. Por ejemplo mediante una inadecuada
financiación de campañas y partidos políticos.
 Partitocracia: por ejemplo a causa de un mal conducido sistema parlamentario, en vez de
uno presidencial o semipresidencial o mediante la influencia de los partidos políticos en un
representante elegido por la ciudadanía.
 Oclocracia: por ejemplo por la existencia de una ignorancia popular o de una
poderosa acción demagógica. Para evitar esto algunos autores consideran que debe de
tratarse dentro del concepto de separación de poderes un cuarto poder, los medios de
comunicación.
Ignorancia de la ciudadanía
Una de las críticas más comunes a la democracia es la que alega una ignorancia de
la ciudadanía acerca de los aspectos políticos, económicos y sociales fundamentales en una
sociedad, que la inhabilita para elegir entre las diversas propuestas. Este sistema fue
denominado por Polibio como oclocracia.56 Esta ignorancia haría que las decisiones tomadas
por distintos sectores fueran erróneas en la mayoría de los casos, al no estar basadas en
conocimientos técnicos.
El filósofo Sócrates creía que la democracia sin masas educadas (educadas en el sentido más
amplio de ser conocedores y responsables) solo conduciría al populismo como criterio para
convertirse en un líder elegido y no en una competencia. Esto conduciría finalmente a la
desaparición de la nación. Esto fue citado por Platón en el libro X de La República, en la
conversación de Sócrates con Adimanto. Sócrates era de la opinión de que el derecho al voto
no debe ser un derecho indiscriminado, sino que debe otorgarse solo a las personas que
pensaban lo suficiente sobre su elección.57
Este argumento suele ser citado también por políticos para discutir los resultados
de referendos y elecciones legítimas y también en contextos en los que se plantean reformas
en busca de una profundización hacia formas de democracia más participativas o directas que
la democracia representativa. Por otro lado, hay documentos (religiosos, filosóficos, teóricos,
académicos) que mencionan a la clase política y gobernante como responsable de la ignorancia
de la ciudadanía para lograr objetivos personales o elitistas. Para evitar esa circunstancia
existen leyes que obligan a dedicar parte del patrimonio gubernamental a proporcionar
información a la población mediante los boletines oficiales sobre las nuevas leyes o mediante la
publicación de las sentencias sobre decisiones judiciales o mediante campañas a la población
antes de celebrarse un referéndum, todas ellas grandes conquistas judiciales nobles que
buscan mantener la paz social y económica, dejando un claro marco legal que defiende a todos
los ciudadanos de la tiranía.
En algunos países se sabe que la ignorancia se traduce en las elecciones en abstención, en los
países en que todos sus ciudadanos están obligados a votar la ignorancia puede afectar
seriamente (o no) el resultado de las elecciones.
Varias tendencias de izquierda suelen pregonar por el abstencionismo electoral, ya que ven al
sufragio como una «mentira» para el pueblo.
Aunque a efectos de cuantificar el grado de ignorancia popular a través de la abstención, se
considera que la abstención recoge tanto los votos de quienes se dicen desconocedores de
temas políticos (apolíticos) como de aquellos a quienes no les satisface el sistema en sí o
ninguno de los candidatos o partidos que se presentan, por lo que muchas veces es difícil
discernir la abstención por ignorancia y la abstención de protesta.
La tiranía de la mayoría
La regla de la mayoría en la que se basa la democracia puede producir un efecto negativo
conocido como la tiranía de la mayoría, que no debe confundirse con la Oclocracia. Se refiere a
la posibilidad de que en un sistema democrático una mayoría de personas pueden en teoría
perjudicar o incluso oprimir a una minoría particular. Esto es negativo desde el punto de vista
de la democracia, pues esta trata de que la ciudadanía como un todo tenga mayor poder.
He aquí algunos ejemplos reales en los cuales una mayoría actúa o actuó en el pasado de forma
controvertida contra las preferencias de una minoría en relación con temas específicos:

 El tratamiento de la sociedad hacia los homosexuales se suele citar en este contexto. Un


ejemplo es la criminalización de los homosexuales en Gran Bretaña durante el siglo XIX y
parte del XX, siendo famosas las persecuciones a Oscar Wilde y Alan Turing.
 Algunos piensan que los consumidores de droga son una minoría oprimida por la mayoría
en muchos países, mediante la criminalización del consumo de droga. En muchos países,
los presos relacionados con la droga pierden su derecho a votar.
 La democracia ateniense condenó a Sócrates por impiedad, esto es, por disentir, aunque es
objeto de controversia la pertinencia de este hecho de cara a las democracias modernas.
 En Francia, hay quienes consideran que las actuales prohibiciones sobre la muestra de
símbolos religiosos personales en las escuelas públicas es una violación de los derechos de
las personas religiosas.
 En los Estados Unidos:
o La edad de alistamiento para la guerra de Vietnam fue criticada por ser una opresión
hacia una minoría que no tenía derecho a votar, aquellos de 18 a 21 años. Como
respuesta a esto, la edad de alistamiento se subió a 19 años y la edad mínima para
votar se rebajó. Aunque ya podían votar, aquellas personas sujetas al alistamiento
seguían siendo una minoría que podía considerarse oprimida.
o La distribución de pornografía es ilegal si el material viola ciertos «estándares» de
decencia.
Los defensores de la democracia exponen una serie de argumentos como defensa a todo esto.
Uno de ellos es que la presencia de una constitución actúa de salvaguarda ante una posible
tiranía de la mayoría. Generalmente, los cambios en estas constituciones requieren el acuerdo
de una mayoría cualificada de representantes, o que el poder judicial avale dichos cambios, o
incluso algunas veces un referéndum, o una combinación de estas medidas. También
la separación de poderes en poder legislativo, poder ejecutivo y poder judicial hace más difícil
que una mayoría poco unánime imponga su voluntad. Con todo esto, una mayoría todavía
podría discriminar a una minoría, pero dicha minoría ya sería muy pequeña (aunque no por ello
dicha discriminación deja de ser éticamente cuestionable).
Otro argumento es que una persona suele estar de acuerdo con la mayoría en algunos asuntos
y en desacuerdo en otros. Y también las posturas de una persona pueden cambiar. Por tanto,
los miembros de una mayoría pueden limitar la opresión hacia una minoría ya que ellos mismos
en el futuro pueden ser parte de una minoría oprimida.
También hay quienes afirman que la democracia debe tratar asuntos objetivos, ya que esta
clase de “opresión” es subjetiva pues está sujeta al sentir o pensar de unos cuantos y que por
lo general no pasan de la trivialidad.
Un último argumento común es que, a pesar de los riesgos comentados, la regla de la mayoría
es preferible a otros sistemas, y en cualquier caso la «tiranía de la mayoría» es una mejora
sobre la "tiranía de una minoría". Los defensores de la democracia argumentan que la
estadística empírica evidencia claramente que cuanto mayor es la democracia menor es el nivel
de violencia interna. Esto ha sido formulado como «ley de Rummel», la cual sostiene que a
menor nivel de democracia hay más probabilidades de que los gobernantes asesinen a sus
propios ciudadanos
Hitler y la democracia
Una crítica hacia la democracia, derivada a su vez de un equívoco histórico [aclaración requerida], es la
afirmación de que la democracia impulsó el ascenso de Adolf Hitler al poder al ser elegido
democráticamente como presidente de la República de Weimar en 1933.
Los hechos históricos son que en 1932 Hitler perdió las elecciones presidenciales frente a Paul
von Hindenburg, quien obtuvo un 53% frente al 36% de aquel. En las elecciones parlamentarias
de julio del mismo año, el Partido Nazi de Hitler alcanza 230 escaños que lo volvieron el más
numeroso. En ese momento el presidente Hindenburg le ofrece a Hitler la vicecancillería, pero
este la rechaza; sin embargo los nazis concretan una alianza con las fuerzas de centro en el
gobierno, a resultas de la cual, Hermann Goering, uno de los principales colaboradores de
Hitler fue elegido presidente del parlamento (Reichstag).[cita requerida]
En noviembre de 1932 hubo nuevas elecciones parlamentarias en las que el Partido Nazi perdió
dos millones de votos y el bloque se redujo a 196 escaños. La crisis electoral de la alianza de
centro y derecha llevó a la renuncia del canciller Franz von Papen. Hindenburg piensa entonces
en ofrecerle la cancillería a Hitler, pero ante la oposición del ejército nombra canciller al
general Kurt von Schleicher. Este logra debilitar más aún a Hitler quien sufre una nueva derrota
electoral en las elecciones regionales de Turingia. En esa situación las bancadas socialistas y
comunistas quitan su apoyo a Schleicher, lo que lo obliga a renunciar en enero de 1933.
Hindenburg nuevamente oscila entre von Papen y Hitler, decidiéndose por el primero. Pero no
llega a asumir porque las SA (Sturmabteilung), la fuerza paramilitar del nazismo que
dirigía Ernst Röhm, toman el control militar de Berlín. En esas condiciones Hindenburg nombró
canciller a Hitler el 30 de enero de 1933. Hitler entonces disolvió el Parlamento y llamó
elecciones para el 5 de marzo. En el ínterin, se produjo el incendio del Reichstag, lo cual
aprovechó Hitler para anular las garantías constitucionales, impuso la pena de muerte para
aplicar a aquellos que realizaran «alteraciones graves de la paz», y colocó a sus hombres en la
conducción del ejército. En esas condiciones ya dictatoriales se realizaron las elecciones en las
que obtuvo el 44% del Parlamento, número que tampoco le otorgó la mayoría. Para entonces
la dictadura ya se había instalado definitivamente, y el Parlamento no volvió a tener influencia
política.
Además, la constitución vigente en aquel contexto permitía el establecimiento de poderes
dictatoriales y la suspensión de la mayoría de la propia constitución en caso de «emergencia»,
sin ningún tipo de votación, algo impensable en la mayoría de democracias modernas. De
cualquier forma es importante señalar que las violaciones a los derechos humanos más grandes
tuvieron lugar después de que Hitler aboliera por completo el sistema democrático.
Crítica marxista a la "democracia burguesa"
Artículo principal: Marxismo
Dentro de la concepción marxista bajo el materialismo histórico, el Estado es el órgano de la
sociedad para el mantenimiento del orden social al servicio de la clase dominante. 5859
La democracia burguesa se ejerce como una dictadura de la burguesía sobre el proletariado. La
sociedad capitalista está fundada en la explotación humana, al robo del trabajo humano a
través del concepto de «plus valor», legitimado en la propiedad privada. Luego el Estado
burgués no puede ser defensor de los intereses generales, ya que estos se oponen a los de la
propiedad privada. Por el contrario, la dictadura del proletariado, es la dictadura de la clase
más numerosa que no busca sostener su situación de dominio sino hacer desaparecer
los antagonismos de clase. Solo en la sociedad comunista, cuando se haya roto cuando hayan
desaparecido los capitalistas y no haya clases sociales, solo entonces "desaparecerá el Estado y
podrá hablarse de libertad".6061
"Sólo entonces será posible y se hará realidad una democracia verdaderamente completa, una
democracia que verdaderamente no implique ninguna restricción. Y sólo entonces la
democracia comenzará a extinguirse, por la sencilla razón de que los hombres, liberados de la
esclavitud capitalista, de los innumerables horrores, bestialidades, absurdos y vilezas de la
explotación capitalista [...] Por tanto, en la sociedad capitalista tenemos una democracia
amputada, mezquina, falsa, una democracia solamente para los ricos, para la minoría. La
dictadura del proletariado, el período de transición hacia el comunismo, aportará por primera
vez la democracia para el pueblo, para la mayoría, a la par con la necesaria represión de la
minoría, de los explotadores. Sólo el comunismo puede aportar una democracia
verdaderamente completa, y cuanto más completa sea, antes dejará de ser necesaria y se
extinguirá por sí misma."
Vladimir Lenin (1917), El Estado y la revolución, Capitulo V, 2. La transición del capitalismo al
comunismo
Asimismo, Marx pensaba que el sufragio universal tendría como «resultado inevitable […] la
supremacía política de la clase obrera»; sin embargo, también opinaba que el gobierno
representativo, al brindar a los funcionarios amplias facultades, podría debilitar el potencial
emancipador del voto. De esta manera, él proponía —para sancionar inmediatamente a los
representantes— que las elecciones fuesen más frecuentes y con mandatos revocables en
cualquier momento. De igual modo, Marx apoyaba el «mandato imperativo» en el cual la
población tiene influencia directa sobre el proceso legislativo. Además, criticó el poder
ejecutivo excesivo.62
Por su parte, Mao Zedong planteó que durante la revolución china una democrática que él
denominaba Nueva Democracia, la cual precede a una segunda etapa socialista

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