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Sabemos que la barba cerrada no facilita la labor de la maquinilla de afeitar eléctrica, y que en
tal caso lo mejor ha sido la navaja de afeitar, porque de lo contrario queda una sombra en los
carrillos.
La maquinilla de afeitar la inventó el estadounidense King Camp Gillette (1855 – 1932) a finales
del siglo XIX. King C. Gillete viajaba constantemente por su trabajo. Necesitaba afeitarse a
diario y en muchas ocasiones debía afeitarse con navaja en los lavabos de un tren. Algo
realmente arriesgado y peligroso.
Tuvo la gran idea de crear un producto sencillo, de pocos usos (desechable) y barato, ya que
las navajas de barbería eran un producto bastante caro.
Era una maquinilla de afeitar de una sola hoja y con un sistema que impedía el excesivo
contacto del filo de la hoja con la piel. Esto impedía que se pudieran producir cortes de
importancia en la cara o cuello.
La Primera Guerra Mundial propagó el invento por todo el mundo, ya que el Ejército de Los
Estados Unidos suministró maquinillas a todos sus soldados. Al finalizar el conflicto Gillette
había vendido casi 4 millones de maquinillas y 32 millones e cuchillas.
De este modo, cuando Gillette se retiró del negocio en 1931 ya era archimillonario. Había
amasado una fortuna, pero a pesar de éxito tan fulminante estaba contrariado porque algunos
utilizaban dos veces las hojas de afeitar que él recomendaba para un solo uso.