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divinos. ¿Y qué hay de los nuestros? ¿Pero tiene sentido el compromiso? ¿Vale la
pena comprometerse, por ejemplo en el matrimonio?
Situados entre los sínodos sobre la familia y el sínodo sobre los jóvenes, el
compromisoes un tema puente que vale la pena plantearse. Comenzamos por la
mirada al ambiente cultural sobre el compromiso y examinamos su significado
antropológico. Nos fijamos luego en el contenido bíblico y cristiano de ese valor.
Por ultimo mostramos algunas características del compromiso propio de la
vocación para formar un matrimonio y una familia.
Según esta filosofa de origen judío, la acción humana evita el aparente sinsentido
de la dinámica humana hacia la muerte. La acción humana es capaz de crear
nuevos procesos, entre otras cosas, gracias a la promesa y al perdón. Tanto para
Nietzsche como para Arendt la promesa es “memoria de la voluntad”. Pero
mientras Nietzsche defiende un sujeto irresponsable y autónomo capaz de olvidar
y destruir las promesas, Arendt subraya el valor de la promesa como herramienta
de responsabilidad que nos hace más libres.
Ser cristiano en el mundo de hoy es un reto que se debe asumir con un tremendo sentido
de responsabilidad cuando se entiende la esencia misma del cristianismo.
Debemos formar una familia, núcleo de toda sociedad, que sea portadora de valores que
la dignifiquen a ella y a su comunidad, teniendo como primer valor la aceptación de
Cristo como el Dios encarnado.
Predicar con el ejemplo en el hogar es fundamental; con lo cual los hijos reciben una
educación en el amor de sus padres como primeros educadores, nadie debe suplir a los
padres en este derecho-obligación.
Debemos luchar por engrandecer nuestra patria solidarizándonos con los demás, para con
el esfuerzo de todos y por encima de nuestras diferencias buscar aquellos valores que
dignificaran esta nuestra casa.
No debemos difamar, cultivar la mentira, hacer daño a nuestros semejantes ni dejar que el
fin justifique los medios.
Debemos estar abiertos a la verdad, venga esta de donde venga, no olvidemos que San
Juan dijo que: "La verdad os hará libres...”.
Ser varones cristianos, es saber respetar a una dama y todo lo que ella representa en
nuestras madres, hermanas, esposas, amigas o conocidas...
Los cristianos debemos saber pedir perdón y saber perdonar; y corregir el rumbo cuando
nos equivocamos.
Nos encontraremos con personas que no pierden ocasión para atacar a nuestra religión e
iglesia, a veces con razón, en otras ocasiones más bien llevados por una fobia propia de su
deformación que les impide ser objetivos y visceralmente atacan cuanta ocasión u
oportunidad encuentran para ello, hay que cuidar no asumir la misma actitud, hay que
tratarlos con respeto y si estar abiertos a corregir cuando alguna observación que nos
hacen es fundamentada, el ser humano no es un ser perfecto sino perfectible...
Que la pasión de Cristo y su redención por medio de la cruz se vean coronados con éxito
sabiendo cargar la cruz de nuestras responsabilidades y, el sacrificio que seamos capaces
de vivir, contribuya a la redención en la búsqueda del bien nuestro y de nuestros
semejantes.
Ser cristianos es muy difícil cuando verdaderamente queremos encarnar las enseñanzas
evangélicas en nuestra vida...pero no imposible.