Está en la página 1de 42

DEI VERBUM CAPÍTULO III

INSPIRACIÓN DIVINA

E INTERPRETACIÓN

DE LA SAGRADA ESCRITURA
Inspiración de la
Sagrada Escritura

¿Quién escribió la Biblia?

¿Es sólo obra de los hombres?

¿Es sólo obra del Espíritu Santo?


Las revelación que la Sagrada Escritura contiene
y ofrece ha sido puesta por escrito bajo la
inspiración del Espíritu Santo.

Los libros enteros del Antiguo y del Nuevo


Testamento con todas sus partes, escritos bajo la
inspiración del Espíritu Santo tienen a Dios como
autor, y como tales se le han confiado a la misma
Iglesia.

Pero en la redacción de los libros sagrados Dios eligió a


hombres, y se valió de ellos que usaban sus propias
facultades y fuerzas, de forma que, obrando El en ellos y
por ellos, escribieron, como verdaderos autores, todo y
sólo lo que Él quería.
Consecuencia:

Los libros de la Escritura enseñan


firmemente, con fidelidad y sin error,
la verdad que Dios quiso consignar en las
sagradas letras para nuestra salvación.

Así, pues, "toda la Escritura (es) divinamente


inspirada y útil para enseñar, para argüir, para
corregir, para educar en la justicia, a fin de que el
hombre de Dios sea perfecto y preparado para
toda obra buena" (2 Tim. 3, 16-17).
INSPIRACION Y VERDAD

"Puesto que todo lo que los autores inspirados


o hagiógrafos afirman debe tenerse como
afirmado por el Espíritu Santo, hay que
confesar que los libros de la Escritura
enseñan firmemente, con fidelidad y sin
error,
la verdad que Dios quiso consignar en las
sagradas letras para nuestra salvación" (DV
nº 11).
INSPIRACION Y VERDAD
“Verdad” en vez de “inerrancia”.
“Sin abandonar del todo la afirmación de la "inerrancia" de
la Sagrada Escritura, la DV ha preferido insistir menos
en este aspecto negativo y mayormente sobre el
aspecto positivo de la Verdad, fundado en la inspiración
divina.
Cambió la expresión "veritatem salutarem" propuesta en un
esquema previo para evitar una interpretación
demasiado limitativa y adoptó una formulación más
compleja que indica la finalidad de la revelación bíblica.
La perspectiva más positiva sugiere tanto a los exegetas
como a todos los fieles que no perdamos el tiempo en
problemas marginales y le demos mayor atención a la
orientación salvífica de toda la historia bíblica
(A. Vanhoye).
APORTES DE DEI VERBUM
Enseña que tanto Dios como el hombre son
“verdaderos autores" de la Escritura.
“En la redacción de los libros sagrados Dios eligió
a hombres, y se valió de ellos que usaban sus
propias facultades y fuerzas, de forma que,
obrando El en ellos y por ellos, escribieron,
como verdaderos autores, todo y sólo lo que El
quería” (DV. 11).

En resumen:
la Biblia es Palabra ‘escrita’ por hombres
y Palabra ‘inspirada’ por Dios.
LOS TEOLOGOS Y LA INSPIRACION
MODELO PROFÉTICO: En la primera parte del siglo XX. Cada
libro tiene su autor y éste es inspirado a modo de los profetas.

MODELO COMUNITARIO: A mediados del siglo XX, por


influencia de la investigación crítica, y de la aceptación de que
muchos libros de la Biblia fueron objeto de sucesivas
reelaboraciones, se introdujo el modelo comunitario que
subraya la importancia de los carismas en la comunidad.

MODELO LINGÜISTICO: Finalmente, en las últimas décadas, por


influencia de los métodos de análisis lingüísticos y de la
filosofía hermenéutica, se está proponiendo este método que
en el punto de partida, señala la diferencia entre lo oral y lo
escrito, y, al final, la entidad que tiene el texto para ser re-
interpretado y hecho vida en la lectura.
Rasgos esenciales del profeta
MEDIADOR entre DIOS y el PUEBLO

VOCACIÓN-LLAMADA-ESPÍRITU
El profeta es un hombre inspirado por Dios

MISIÓN-ENVÍO-PALABRA
El profeta es el hombre de la palabra
ruah – Inspiración
experiencia de Dios -
Vocación

• PROFETA
PROFETA

dabar – Palabra
Mensajero - Misión

10
LA INSPIRACION EN VERBUM DOMINI
Resalta la acción del Espíritu en la Revelación.

Hace un rápido recorrido sobre la presencia del


Espíritu Santo en la historia de la salvación a la
luz del NT.

Al final, después de afirmar la acción propia del


Espíritu Santo en la encarnación del Verbo, en la
predicación de Jesús, de los profetas, de la
Iglesia y de los Apóstoles; afirma que es el
Espíritu Santo es "quien inspira a los autores de
las Sagradas Escrituras" (nº 15).
LA INSPIRACION EN VERBUM DOMINI
Una gran novedad en relación a DV es "señalar la
importancia de la acción del Espíritu Santo en la vida de
la Iglesia y en el corazón de los creyentes en su relación
con la Sagrada Escritura" (nº 16), hecha por sugerencia de
los Padres sinodales y remitiéndose a una rica tradición
patrística (Ireneo; San Juan Crisóstomo; san Jerónimo; san
Gregorio Magno; Ricardo de san Víctor).
Se agrega también el testimonio de algunos textos litúrgico
antiguos que invocan al Espíritu Paráclito (epíclesis) antes de
la proclamación de las lecturas y luego al final de la homilía.
De todo esto brota una afirmación final: "no se puede
comprender el sentido de la Palabra si no se tiene en
cuenta la acción del Paráclito en la Iglesia y en los
corazones de los creyentes" (nº 16).
LA INSPIRACION EN VERBUM DOMINI

La Inspiración como un concepto clave para


"comprender el texto sagrado como Palabra de
Dios en palabras humanas“ (19).

Analogía de la Encarnación:
el verbo de Dios en el seno de María,
la Sagrada Escritura en el seno de la Iglesia;
ambas por obra del mismo Espíritu.
La Palabra La Palabra
de Dios de Dios
se hizo carne se hizo libro
en María en la Biblia
por obra por inspiración
del Espíritu Santo del Espíritu Santo

«Las palabras de Dios expresadas con lenguas


humanas se han hecho semejantes al habla humana,
como en otro tiempo el Verbo del Padre Eterno,
tomada la carne de la debilidad humana, se hizo
semejante a los hombres»
(DV 13)
LA ESCRITURA EN TIEMPOS DE PABLO

En cuanto al modo de escribir de entonces conocemos 4


formas:
1. Escribir uno mismo;
2. dictar palabra por palabra a un amanuense;
3. dictar el sentido dejando la formulación al secretario;
4. dejar que escriba el secretario y firmar.

Hay indicaciones para suponer que Pablo generalmente


dictaba las cartas a algún amanuense (Rm 16,22) y
ocasionalmente al final escribía de “puño y letra” (1Cor
16,21; Gal 6,11; Col 4,18; Flm 19).
En cuanto al material, lo mejor pero lo más
costoso era escribir sobre cuero de ternera o
vitela.
Luego estaba el pergamino que se obtenía de la
membrana que está debajo de la piel de los
animales, en especial el cordero.
Pero la usanza de los pobres, y que tal vez fue la
que utilizó Pablo, era escribir sobre papiro,
fibras de caña yuxtapuestas y pegadas, que era
más económico, pero más frágil, menos durable
y más difícil de escribir que el pergamino. Esto
explicaría la rápida desaparición de los
originales.
En cuanto al material, lo mejor pero lo más
costoso era escribir sobre cuero de
ternera o vitela.
Luego estaba el pergamino que se obtenía
de la membrana que está debajo de la piel
de los animales, en especial el cordero.
La usanza de los pobres, y que tal vez fue la
que utilizó Pablo, era escribir sobre papiro,
fibras de caña yuxtapuestas y pegadas,
que era más económico, pero más frágil,
menos durable y más difícil de escribir que
el pergamino. Esto explicaría la rápida
desaparición de los originales
Además, la escritura en papiro era sumamente
difícil y agotadora. Nadie soportaba más de
dos horas seguidas escribiendo. Se calcula
que el ritmo o tiempo de escritura era de
aproximadamente 70 palabras por hora.

Para darnos una idea del trabajo de escribir


una carta dictada por San Pablo podemos
tomar en cuenta 1Tes que con sus 1.472
palabras debe haber insumido 20 horas. La
carta a Filemón, la más breve con 335
palabras, 5 horas.
El tamaño habitual de una carta era de
87 palabras como promedio.
Se conocen y se consideran muy
extensas una carta de Cicerón de
295 palabras y una de Séneca de
995.
La carta a los Romanos, con sus 7.101
palabras, es considerada como la
carta conocida más larga de la
antigüedad. Su escritura tiene que
haber llevado 98 horas.
¿Cómo hay que

interpretar
la
Sagrada Escritura?
(DV 12)
“Habiendo, pues, hablado Dios en la
Sagrada Escritura por medio de hombres y
a la manera humana,
el intérprete de la Sagrada Escritura debe
investigar con atención qué pretendieron
expresar realmente los hagiógrafos y plugo
a Dios manifestar por sus palabras, para
comprender lo que El quiso comunicarnos.
Para descubrir la intención de los
hagiógrafos, entre otras cosas hay que
atender a "los géneros literarios“ (DV 12)
“Pues para entender rectamente lo
que el autor sagrado quiso afirmar
en sus escritos, hay que atender
cuidadosamente tanto a las
acostumbradas formas nativas de
pensar, de hablar o de narrar
vigentes en los tiempos del
hagiógrafo, como a las que en
aquella época solían usarse en el
trato mutuo de los hombres“(DV
12).
Esto es: LOS GENEROS LITERARIOS
Primer Principio:
atención al autor humano, al sentido literal

El sentido literal de la Escritura es aquel


Sentido literal

que ha sido expresado directamente por


los autores humanos inspirados. Siendo el
fruto de la inspiración, este sentido es
también querido por Dios, autor principal.
Se lo puede discernir gracias a un análisis
preciso del texto, situado en su contexto
literario e histórico.
El sentido literal está, desde el comienzo,
abierto a desarrollos ulteriores, que
se producen gracias a "relecturas" en
contextos nuevos.
De aquí no se sigue que se pueda atribuir a un texto
bíblico cualquier sentido, interpretándolo de
modo subjetivo.
Es necesario, por el contrario, rechazar, como no
auténtica, toda interpretación heterogénea al sentido
expresado por los autores humanos en su texto
escrito.
Admitir sentidos heterogéneos equivaldría a cortar
el mensaje bíblico de su raíz, que es la palabra de
Dios comunicada históricamente, y abrir la puerta a
un subjetivismo incontrolable.
SALIR ATRAVESAR ENTRAR
Nos sacó; nos hizo salir: Nos condujo, nos guió: Nos introdujo, hizo entrar:
Ex 12,42 Dt 8,2-6. Ex 3,8.17; 13,3-16; Dt 1,32-46
Liberación de Egipto: Mar Rojo - Desierto: Tierra (Canaán): Jos 5,1-14
Esclavitud-Opresión- Ex 16-17; 32-33; Libertad
Angustias
De Babilonia, del destierro, Tierra - Restauración de Israel y
2º éxodo: Jr 16,14; del Templo: Is 40-48; Ag 1-2;
Ez 20,10.38; Zac 1-8; Sl 79; 80; 106
Is 43,14;48,20;52,11
Del pecado: Rm 6,6.17; Gracia - Comunión con Dios
8,2.21; Gal 4,5; 2 Pe 2,19-20.
Temor a la muerte: Heb 2,15.
De la vida = morir. Jn 13,3; Reino celestial (Mc 10,17; Mt
16,28 25,34; Gal 5,21) - Banquete (Mt
22,12; 25,10) - Gloria (Jn 10,1-2)
Segundo principio:
atención al autor divino, al sentido espiritual
(dado por el Espíritu Santo)

Se puede definir el sentido espiritual


comprendido según la fe cristiana, como el
sentido expresado por los textos bíblicos,
cuando se los lee bajo la influencia del Espíritu
Santo en el contexto del misterio pascual de
Cristo y de la vida nueva que proviene de él.
Este contexto existe efectivamente. El Nuevo
Testamento reconoce en él el cumplimiento de
las Escrituras. Es, pues, normal releer las
Escrituras a la luz de este nuevo contexto, que es
el de la vida en el Espíritu.
LA ESCRITURA SE HA DE LEER E
INTERPRETAR CON EL MISMO ESPÍRITU CON
QUE FUE ESCRITA
(DV 12)
Los Padres de la Iglesia, sobre todo en Oriente,
enseñan que hay una especial presencia del Espíritu
Santo en las Escrituras.
Y el principal fruto de esta presencia es hacer de la
Escritura la Palabra viva de Dios.
De aquí el principio hermenéutico:
si fueron escritas por inspiración del Espíritu, deben
ser leídas, comprendidas en este mismo Espíritu
“Quien lee las Escrituras debe estar lleno del Espíritu
Santo porque sólo así las puede interpretar”
(Orígenes)

“Todos pueden entender lo que leen en los libros, […]


pero las cosas que se refieren a Dios y a la salvación
no pueden comprenderse sin la iluminación del
Espíritu Santo”
(Simón el Nuevo Teólogo)
“El hecho histórico es una dimensión
constitutiva de la fe cristiana.
La historia de la salvación no es una mitología,
sino una verdadera historia y, por tanto, hay
que estudiarla con los métodos de la
investigación histórica seria.
Sin embargo, esta historia posee otra
dimensión, la de la acción divina.
En consecuencia la Dei Verbum habla de un
segundo nivel metodológico necesario para una
interpretación correcta de las palabras, que son
al mismo tiempo palabras humanas y Palabra
divina.
El Concilio, siguiendo una regla fundamental
para la interpretación de cualquier texto
literario:

la Escritura se ha de interpretar con el mismo


espíritu con que fue escrita

y para ello indica tres elementos metodológicos


fundamentales cuyo fin es tener en cuenta la
dimensión divina, pneumatológica de la Biblia.
1) Se debe interpretar el texto teniendo
presente la unidad de toda la Escritura; esto
hoy se llama exégesis canónica: es necesario
tener presente la unidad de toda la Escritura.

2) También se debe tener presente la tradición


viva de toda la Iglesia.

3) Es necesario, por último, observar la


analogía de la fe.
Para sacar el sentido exacto de
los textos sagrados, hay que
atender no menos diligentemente
al:
1. Contenido y a la unidad de toda la
Sagrada Escritura.
2. Teniendo en cuanta la Tradición
viva de toda la Iglesia.

3. La analogía de la fe.
Esta ausencia marca la separación Exégesis – Lectio
Divina; entonces, la Sagrada Escritura no es el alma de
la Teología, y por otro lado la Teología no parte de la
Sagrada Escritura como su fuente.

Para la vida de la Iglesia, es necesario superar este


dualismo entre exégesis y teología, y es necesario en la
exégesis tener en cuenta los dos elementos que
presenta la DV 12

(Intervención que Benedicto XVI pronunció el martes 14 de


octubre durante la décimo cuarta congregación del Sínodo
de los Obispos sobre la Palabra)
Principio fundamental:
la Encarnación de la Palabra

DV 13: "En la Sagrada Escritura,


pues, se manifiesta, salva siempre
la verdad y la santidad de Dios, la
admirable "condescendencia" de la
Sabiduría eterna.

Porque las palabras de Dios expresadas con


lenguas humanas se han hecho semejantes al
habla humana, como en otro tiempo el Verbo
del Padre Eterno, tomando la carne de la
debilidad humana, se hizo semejante a los
hombres.
Interpretarla con el mismo Espíritu Santo, no tanto,
muchas veces la exégesis no toma en cuenta estas
dimensiones, y esto tiene consecuencias graves:
La Biblia se transforma en un libro del pasado yla
exégesis no es más teológica sino historiográfica.
Desaparece la hermenéutica de la fe (que supone la
DV) y aparece una hermenéutica positivista, cuya
convicción es que el divino no aparece en la historia
humana y se reduce todo al elemento humano; es la
negación de la intervención divina en la historia.
3. Relaciones entre
sentido espiritual
y sentido literal
3.1. No hay una necesaria distinción
entre ambos. Cuando un texto bíblico
se refiere directamente al misterio
pascual de Cristo o a la vida nueva que
resulta de él, su sentido literal es un
sentido espiritual.
Este es el caso habitual en el Nuevo
Testamento. Por eso es el Antiguo
Testamento la parte de la Biblia a
propósito de la cual la exégesis
cristiana habla más frecuentemente de
sentido espiritual.
3.2. Cuando hay distinción, el sentido
espiritual no puede jamás estar privado
de relación con el sentido literal. Este
continúa siendo la base indispensable.
De otro modo, no se podría hablar de
"cumplimiento" de la Escritura.
Para que haya "cumplimiento", es
esencial una relación de continuidad y
de conformidad.
Pero es necesario también que haya
un pasaje a un nivel superior de
realidad.

También podría gustarte