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2.

REFLEXIONES SOBRE EL •
___ ~~~BAJO_~~~~~C~ __
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Este capítulo aborda los aspectos cotidianos del trabajo etnográ-


fico. Dar cuenta del proceso de una manera que refleje la perspecti-
va propuesta implica describir prácticas de investigación y compar-
tir reflexiones sobre la propia experiencia, situada en un tiempo y
lugar particular, vivida a la luz del conocimiento local.
Cuando propuse investigar la práctica docente y la cotidianidad
escolar con los recursos de la etnografía, hacia finales de los años
setenta, sabía que entraba en un campo abierto, donde fue necesa-
rio "hacer camino andando". Si bien la etnografía supone ciertas
condiciones mínimas para ser considerada como tal, no ofrece mé- <!
todos preestablecidos que se puedan aplicar sin mayor reflexión. u
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Siempre se abren preguntas acerca de la ubicación y duración del o::
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trabajo de campo, las interacciones del investigador con los habitan- o


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1-
tes locales, la relación entre lo observable y lo concebible, las for- UJ

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• Una primera versión de algunas partes que integran este capítulo fue publicada o..
x
en el año 1987 con el título "Reflexiones sobre el proceso etnográfico, 1982-1985", en UJ

Documento DIE, n? 13, Departamento de Investigaciones Educativas, México . :5

..................
_ 41
mas de análisis y de síntesis, las maneras de describir y de narrar, durante las últimas tres décadas, ha sido la región de referencia de
Las disyuntivas dependen, a su vez, de las perspectivas epistemoló- casi toda mi producción etnográfica e historiográfica desde enton-
gicas desde las cuales se hace un estudio etnoqráfico. La construc- ces, Me sumergí en los archivos en pos del pasado de las escuelas
ción de una forma específica de hacer etnografía acompaña, de de este estado y, a la par, conversé con personas dispuestas a com-
manera implícita o explícita, el desarrollo de cada investigación, partir conmigo su experiencia y conocimiento, No obstante, también
Esta versión se ofrece como constancia de los caminos construidos he tenido la oportunidad de trabajar en otros lugares que ofrecieron
y de las maneras de concebir y hacer etnografía que han marcado contrastes importantes, incluyendo comunidades en otras regiones
mi trayectoria.' rurales de México, como Chiapas, y un barrio de migrantes afrofran-
El contexto social e institucional en que se realiza la investiga- ceses en París, Por otra parte, la asesoría a más de veinte tesis de
ción siempre enmarca las reflexiones sobre el proceso, pues las posgrado me acercó a muy diferentes experiencias etnoqráíicas. En
condiciones de trabajo y de vida imponen restricciones y abren pers- todos estos proyectos el intercambio con habitantes y colaborado-
pectivas, En mi caso, las condiciones no fueron del todo ortodoxas, res, colegas y estudiantes, siempre ha sido terreno fértil para la
Tradicionalmente la residencia de tiempo completo del etnógrafo reflexión,
[generalmente extraño al lugar] en una "comunidad" durante un año La duración y la estructura discontinua del trabajo de campo
o más ha definido la forma de realizar estudios antropológicos de facilitaron en cambio ciertas cosas que fueron significativas en mi
las culturas diferentes de las propias, En años recientes el criterio trayectoria, La extensión en el tiempo me ha permitido observar
ha variado según los contextos y temas, algunos de los cambios que se han operado en las escuelas duran-
En muchos medios académicos, el tiempo completo laboral con te tres décadas y captar la recurrencia de mecanismos y sentidos
el cual se cuenta se reparte entre el trabajo de investigación [gene- en esos cambios en varios contextos y momentos, Pude, a la vez,
.".
ralmente en desventaja] y las obligaciones docentes y administrati- encontrar una diversidad de configuraciones de la vida escolar,
vas, Mi experiencia de campo fue necesariamente fragmentada por establecer contrastes significativos, conocer y anticipar desenlaces
estas condiciones; proviene de un trabajo realizado en tiempos posi- de reformas educativas, reconstruir redes de relaciones sociales y
bles a lo largo de muchos años, Los primeros proyectos se ubicaron conocer las pequeñas historias que se dieron a lo largo de ese lap-
o
U en escuelas primarias en la ciudad de México, donde resido, Des- so. También abrió la posibilidad de establecer relaciones duraderas
LL
'<I: pués, seleccioné una región cercana a la ciudad, la zona de La Ma- con algunas personas de la región tlaxcalteca, quienes han sido
o:
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lintzi en Tlaxcala, con características rurales e indígenas, si bien en colaboradores valiosos en estudios subsecuentes, ya fuera de las
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1- rápido proceso de urbanización, En esta región realizamos, durante escuelas.
W
o
-, los años ochenta, un proyecto colectivo acerca del trabajo docente? Sobre todo, esta estructura de trabajo permitió una fructífera
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CD [Rockwell 1995L Tlaxcala, lugar al cual he retornado continuamente interacción de observación y trabajo conceptual y, en consecuencia, U
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1- facilitó el desarrollo reflexivo de temas y conceptos apropiados al '<I:
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W contexto, Considero que las horas de trabajo de campo no conducen o
W Z
o: 1. El texto original de este capítulo, que circuló como documento desde 1986, se al conocimiento si no se acompañan de un trabajo teórico y analítico 1-
W
CD
o desarrolló en aquellos años en el trabajo con los integrantes del equipo de investiga- que permita modificar, y no solo confirmar, las concepciones inicia- <I:
(f)
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(f)
ción, estudiantes y colegas, cuyo valioso apoyo quisiera agradecer. Desde entonces se Z
W w
Z han publicado numerosos libros, tanto en español como en inglés, sobre la etnogra- o:
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X fía. Merecen mención algunos del mundo hispanohablante: Velasco y Díaz de Rada CL
W x
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[19971. Piña Osorio [1998). Bertely Busquets [2000). Guber [20041 y Achilli [2005!. 1979 Y 1985, en el Departamento de Investigaciones Educativas. E. Rockwell y J. w
LL
W
o: 2. "La práctica docente y su contexto institucional y social". llevado a cabo entre Ezpeleta [coords.l, :5
les acerca de la localidad y del problema estudiado. Por ello, tam- estas premisas, fue necesario encontrar una versión no posi-
bién hay una relación estrecha entre las reflexiones que retomo y las tivista de la etnografía.
perspectivas teóricas construidas a lo largo de los estudios realiza- 2] Un segundo punto del debate constante se dio en torno del
dos. problema del empirismo. Fue importante distinguir entre el
Esta experiencia particular debe tomarse en cuenta antes de trabajo empírico necesario y una epistemología empirista.
trasladar las ideas presentadas en este capítulo, sin mayor delibera- Esta segunda postura se caracterizaba por la supuesta sepa-
ción, a otros proyectos etnográficos. Ofrezco reflexiones situadas y ración entre teoría y dato, entre concepción y observación,
fechadas, no un método a seguir. A partir de estas reflexiones, espe- que se encontraba en diversas propuestas metodológicas,
ro, se entablarán discusiones, controversias o acuerdos con otros incluyendo algunas de las que tenían mayor vigencia en la
caminos y concepciones de investigación etnográfica. investigación educativa. En la etnografía, se escuchaba a
menudo la recomendación de "despojarse de la teoría" y de
buscar un acceso directo a "la realidad social" o a los signifi-
POLÉMICAS EPISTEMOLÓGICAS cados otorgados a esa realidad por los actores. El reconoci-
miento de que siempre existe una concepción implícita en
La investigación siempre se halla fuertemente vinculada a co- cualquier descripción mostró que el trabajo teórico era, pre-
rrientes académicas que la apoyan o confrontan. Una serie de polé- cisamente, el que permitía una formulación explícita de las
micas vigentes en México en los años ochenta motivó y orientó mis concepciones usadas. Esta, a su vez, hacía más inteligible el
reflexiones iniciales en torno de la etnografía. Resumo a continua- mundo empírico. A partir de la experiencia de observar nue-
ción varias concepciones epistemológicas entre las cuales he inten- vas relaciones al repensar y construir categorías analíticas,
tado navegar, en busca de una manera válida d~ pensar en el traba- fue posible cuestionar la idea de que "las categorías surgen
jo etnográfico. de los datos". El mismo problema se encontraba a veces en
otra corriente, la investigación participante, frecuentemente
1] Una polémica inicial se dio con las posiciones positivistas en asociada con la etnografía. Esta aproximación también tendía
o a anular la teoría y a suponer que es posible recoger en
ü la investigación educativa. Junto con muchos colegas, encon-
ü:
-<1:
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traba inaceptable el uso acrítico de procedimientos y medicio- forma pura el "saber popular". Frente a las frecuentes críti-
(')
o nes supuestamente provenientes de las ciencias naturales, cas al empirismo de la etnografía, fue necesario replantear
Z
1-
W
por aquel entonces dominantes en la investiqación psicológi- la tendencia a considerarla como "mera descripción empíri-
o
-, ca, sociológica y política en el campo educativo. Cuestionaba ca", es decir, como etapa previa al trabajo analítico y teórico
<1: <1:
CD
<1:
la prioridad otorgada a las técnicas de investigación como de la etnología. Por lo tanto, hubo que reconocer que un tra- Ü
o::: ü:
1- medios para superar la subjetividad y garantizar la objetivi- bajo teórico debía acompañar la reflexión en torno de la pre- -<1:
o:::
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W dad, sin considerar el objeto de estudio y la reflexión teórica. sencia implícita de cierta concepción en toda descripción. Al (')
o
W
o::: Z
CD Para la etnografía no tenía sentido la separación tajante entre mismo tiempo, la descripción misma adquirió un nuevo valor, 1-
W
o
Vl el "contexto de descubrimiento" y el "contexto de verifica- al considerarla como producto de un trabajo analítico y con- ~
Vl Ü
W
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ción", entre el dato y la interpretación, entre la teoría y la des- ceptual. Z
W
o 3] La pelea contra la postura empirista en la investigación etno- o:::
X cripción. Aun así, algunas versiones presentaban la etnogra- w
o..
W
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fía en términos del positivismo, intentando otorgarle un gráfica no condujo a una alianza con su contrincante, el racio- x
- LL w
W
o::: carácter "científico" bajo el paradigma dominante. Frente a nalismo. Con esta opción había otras cuentas pendientes. De :s
45
hecho, las recomendaciones metodológicas desde esta pers- relación entre categorías internas o externas a la cultura.
pectiva eliminaban toda posibilidad o sentido de hacer etno- Estos dilemas centrales rebasan la cuestión de lo cualitativo
grafía, ya que exigían una ruptura total con las "prenociones". versus lo cuantitativo.
tanto propias como ajenas, así como la definición formal de 5J El diálogo con otra postura epistemológica, la psicología
todos los elementos y relaciones del objeto de estudio, antes genética de Piaget, ofreció algunos puntos de apoyo.' Según
de ir al campo.' Si bien toda observación implica una concep- la teoría piagetiana, el conocimiento "es resultado de un com-
ción, la formalización conceptual no siempre es cronológica- plejo proceso de interacción dialéctica, en el curso del cual, el
mente previa a la observación empírica. Llevado a un extremo, sujeto y el objeto se modifican mutuamente" [Ferreiro, 1999J.
el racionalismo privilegia métodos deductivos y formalistas; Esta perspectiva supera, así, la oposición entre experiencia y
tiende a despreciar la investigación empírica y anular el proce- conceptos a priori, que caracteriza al empirismo y al raciona-
so mismo de construir conocimiento. En cambio, en la antro- lismo. Dicha idea fue particularmente significativa para com-
pología, una larga interacción entre los sentidos comunes lcul- prender el proceso de la etnografía, sobre todo la dinámica
turales o ideológicosJ y el avance teórico ha forjado nuevos entre trabajo teórico y trabajo de campo como procesos para-
campos de conocimiento. La historia del desarrollo teórico en lelos y entrelazados. Permitía considerar que una nueva con-
cada campo condiciona el grado de formalización teórica con cepción del objeto de estudio es potencialmente el producto
el cual es posible iniciar un estudio. En cuanto a la cotidiani- más importante del trabajo etnográfico. No obstante, la epis-
dad de la escuela, por ejemplo, casi todo quedaba por hacerse. temología psicogenética resultó ser insuficiente para com-
4J Entre las corrientes que más influyeron en la etnografía, se prender aspectos sociales y culturales de la producción de
encontraba la hermenéutica. Si bien esta tradición sustenta el conocimientos. Seguía en pie la necesidad de dar cuenta de la
trabajo de interpretación necesario para toda-investiqación sociogénesis o construcción social del conocimiento en dife-
cultural, particularmente a partir de Schütz [1970J y Gadamer rentes contextos historicoculturales, problema abordado por
[1977], la oposición fuerte entre esta y otras tradiciones po- otros investigadores bajo la influencia de Vygotsky ll.atour y
dría cerrar muchas vías de análisis. La restricción del objeto Woolgar, 1986; John-Steiner, 2000J. De hecho, la apropiación
o
u de estudio a los fenómenos culturales entendidos como siste- de "signos y herramientas culturales" dentro de un ambiente
u::

a:: mas simbólicos, como lo propuso Geertz [1973a], tiende a rico en interacciones sociales da mejor cuenta de las mane-
<!)
o dejar fuera procesos sociales y relaciones de poder [Rose- ras concretas de emprender una investigación. Las condicio-
Z
1-
W
berry, 1989J. La definición de la etnografía, solo en términos nes materiales estructuran, a la. vez, el-abanico de posibles
o
--, de la interpretación de significados, excluye la reflexión sobre
«
recursos y experiencias. Así, nuestras investigaciones nece-
(I)
otras herramientas analíticas. También parecía inadecuada la sariamente remiten a una experiencia situada en un momen- «
«
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u
dicotomía cuantitativo/cualitativo que predominaba en la tra- u::
1-
to histórico particular. .«
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dición sociológica deudora de la hermenéutica. En la antro- <!)
o
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(I) pología, las discusiones planteaban otras oposiciones: la des- Desde esta reflexión, fue clara la necesidad de establecer ciertos 1-
o W
1I1 cripción o la comparación, lo sincrónico o lo diacrónico, la criterios que permitieran apreciar y propiciar la calidad en el trabajo «
1I1 Ü
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3. Un ejemplo de estas recomendaciones se encuentra en Bourdieu, Passeron y 4. Fue particularmente importante el trabajo de Piaget y García 11982 y 19891 Y el w
W
a:: Chamboredon 119751. 5
texto de Ferreiro 119991.

47
etnográfico. Al desechar soluciones positivistas o racionalistas, no Trabajar con la subjetividad
se trataba simplemente de registrar las impresiones 'a la manera de
los antiguos relatos de viajeros. La construcción de criterios propios Establecer las relaciones en el campo y registrar esa experiencia
es una tarea difícil, sobre todo por la nada elogiable tendencia de los involucra necesariamente una dimensión subjetiva. Por ello, las res-
etnógrafos de no explicitar sus formas de proceder en la construc- puestas a muchas de las preguntas sobre el trabajo de campo etno-
ción de descripciones etnográficas. Los intentos de redefinir la etno- gráfico no son técnicas. No hay una norma metodológica que indi-
grafía conforme a los paradigmas lingüísticos lnueva etnografía", que qué se puede o se debe hacer. La interacción etnográfica en el
"etnografía del habla", "etnografía interpretativa "] fueron sugerentes campo, por ser un proceso social, en gran medida está fuera de
pero limitados dadas las diferencias de escala de los diversos obje- nuestro control. Lo que de hecho se hace en el campo depende de la
tos. A la larga, ha sido necesa- rio describir y dar cuenta de esta interacción que se busca y se logra con personas de la localidad y de
forma de construir conocimientos en términos de una epistemología lo que ellos nos quieran decir y mostrar. Intervienen nuestros pro-
aún en proceso de construcción. El punto de partida más útil para pios procesos inconscientes, las formas en que manejamos nues-
avanzar ha sido la descripción de procesos particulares de investi- tras angustias en el trabajo y las interpretaciones de la situación
gación etnográfica. Intento contribuir a la tarea con este texto en que apenas articulamos como tales. Influyen las posturas políticas y
torno de mi particular experiencia. los compromisos éticos que asumimos. El proceso de campo rebasa
el control técnico que puede regir en otros trabajos empíricos; antes
bien, las maneras de trabajar se articulan necesariamente desde
EL TRABAJO DE CAMPO cada investigador: desde ahí cobran sentido.
Sin embargo, la etnografía depende de un buen trabajo de cam-
En un sentido mínimo, la etnografía puede entefiderse como un po. En lo que sigue, intentaré describir algunos caminos y explicitar
proceso de "documentar lo no-documentado". La base de este pro- algunos criterios. En primer lugar, considero que no es válido. negar
ceso es el trabajo de campo y la subsecuente elaboración de los nuestra presencia en el lugar, con todo lo que llevamos ahí: el estar
registros y del diario de campo. En torno de este proceso y cómo ahí en ese momento, con lo que nos genera -interpretaciones, sen-
o
u hacerlo se han centrado muchas preguntas acerca de la etnografía, saciones, angustias- el hecho de estar ahí. Es decir, es necesario
u,

o:::
si bien ello constituye solo una de sus partes [Boumard, 2005J. Aun- cobrar conciencia del lado subjetivo del proceso y reconocer que
o
(!)
que también es importante usar otros procedimientos en el campo nuestra presencia en el campo da un acceso apenas parcial a la
Z
1-
lJJ
[mapas, entrevistas, documentos, redes, juegos] que son más siste- realidad vivida localmente. Esta experiencia no nos convierte en
o
-, máticos, existen ya muchos textos que abordan su aplicación en el "nativos", como solía decirse: siempre se es extraño o marginal al
« «
en campo educativo [Hammersley y Atkinson, 1983; Denzin, 1997; lugar. Los habitantes de la localidad también examinan a quienes u
«
o::: u:::
1- Schensul y Lecompte, 1999; Atkinson y otros, 2001; Wolcott, 2000; llegamos a investigar y reaccionan a partir de la percepción que -«
-1 o:::
(!)
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Spindler y Hammond, 2006J. El proceso central del trabajo de campo tengan de nosotros. o
o::: Z
en -Ia constante observación e interacción en una localidad- es la ¿Cuánto de esta experiencia personal habría que registrar? Lo 1-
lJJ
o «
Vl fuente de mucha de la información más rica y significativa que que se pueda. Lo que sea pertinente. Lo que sea publicable. 0, en U
Vl
lJJ
obtiene el etnógrafo. Su registro y su análisis plantean los retos más otra parte, lo que sea privado. Es muy difícil, a veces angustiante, z
lJJ
Z
o o:::
X difíciles. escribir lo propio, sobre todo en la versión para otros. A veces, no se lJJ
e,
lJJ
-1
u, es consciente de lo mucho que se pone y oculta. No importa. Tam- X
UJ
lJJ
o::: bién las defensas son necesarias frente a lo abrumador, lo agotador, :s
incluso lo aburrido, que puede ser inicialmente la experiencia de datos también se encuentran en la mente del etnóqrafo [Smith,
campo. Estas sensaciones suelen ir desapareciendo, y aparecen 1980J. De hecho, también se encuentran, como argumenta Judith
otras: la fascinación, la curiosidad, la obsesión, la negación del ago- Okely [2008], en el cuerpo del etnógrafo, en los trazos que deja la
tamiento. Siempre habrá situaciones angustiantes; siempre se re- experiencia vivida en las maneras de percibir, sentir, moverse y
curre a defensas para sobrevivir en el campo. Paulatinamente, se actuar en los mundos desconocidos. Los datos incluyen cosas intan-
cobra conciencia de esta faceta subjetiva del proceso; al mirarla, es gibles, no escritas, que uno mismo, como etnógrafo, recuerda, y que
más fácil calibrar sus efectos en nuestras observaciones, interac- matizan y fundamentan la interpretación. Para interpretar un docu-
ciones y valoraciones en el campo. mento etnográfico elaborado por otro, es necesario haber vivido de
primera mano procesos similares en el mismo contexto y poder dia-
logar con quienes hicieron los registros. Esta es una de las razones
El registro público de la experiencia de la horizontalidad en el trabajo etnográfico, opuesta a la usual
división de trabajo entre recolección de datos y análisis que postulan
Si bien estas miradas hacia uno mismo son parte integral de la otras formas de investigar.
experiencia de campo, así como lo son los efectos de espejo [el "ver- Los registros también deben ser públicos en otro sentido: pueden
nos en el otroLla etnografía tiene otro fin: conocer lo desconocido, convertirse en documentos que utilicemos en momentos posteriores
escuchar y comprender a otros. Si bien en todo registro está presen- al trabajo de campo. Los buenos registros permiten reconstruir lo
te la persona que lo realizó, también deben estar los demás. Cuan- observado a la luz de concepciones posteriores más elaboradas que
do esto se logra, es posible volver a ver desde otro lugar lo que su- las que surgieron en el momento inicial. El trabajo de campo, de por
cedió y comprender su significado desde una perspectiva cercana a sí largo, vale la pena solo en función de las posibilidades que dan los
la local. Hacer etnografía cobra sentido cuando ~e logra agregar al documentos producidos, junto con las experiencias vividas, de hacer
acervo registrado otras maneras de mirar, entender y transformar múltiples análisis.
la vida local. El compromiso de volver públicos y compartibles los registros de
Desde esta perspectiva el compromiso es elaborar un registro campo tiene ciertas consecuencias. Implica incluir una versión lo
o que sea público y no privado, no con el afán de eliminar la subjeti- más textual posible de lo que se dijo y se escuchó. Desde luego, no
u
¡¡: es del todo posible representar con exactitud lo que se dijo, aun
-« vidad a lo positivista, sino con la intención de colectivizar el proce-
o:::
c.'l so de construcción del conocimiento, de socializarlo con el uso de cuando se usen grabadoras de audio o video. Al escuchar y transcri-
o
Z
1- registros inteligibles para otras personas, incluyendo los habitan- bir, continuamente se interpreta de alguna de entre 'varias maneras
W
o tes de la localidad. De este modo, pensar en qué se pone por escri- posibles lo dicho por los hablantes. Al anotar pláticas de memoria,
-, «
« se escapan palabras y frases desconocidas, se olvidan las interven- u
(]) to y cómo se anota implica, también, resolver difíciles cuestiones ¡¡:
«
o:::
1- éticas. ciones propias, se resume el sentido de lo dicho, se eliminan repeti- -«
o:::
-.J c.'l
W Tener en mente a otros lectores posibles significa cuidar la clari- ciones y se pierden tonos y matices. No obstante, es posible, en o
Z
W
o::: dad e inteligibilidad de lo que se escribe en el campo. Si se trabaja cierta medida, distinguir y marcar mayores niveles de textualidad 1-
W
(])
o del discurso documentado y aproximarse a lo que se expresó oral- «
Vl en equipo, se puede producir y compartir un conjunto de registros U
Vl mente. En general, son más valiosos los fragmentos más cercanos z
W complementarios. Esto, a la vez, permite validar la construcción, w
Z
o al discurso original que una versión resumida en otras palabras, ñ:
w
x enriquecer y contrastar versiones distintas sobre un mismo proceso. e,
W aunque los dos son posibles, según los intereses y condiciones rea- x
-.J Aun así, el análisis de los documentos etnográficos por quienes no w
lJ...
«
-.J
W
o::: los elaboraron tiene sus limitaciones. En un sentido estricto, "los les de elaboración de los registros.

50
Para conservar mayor fidelidad a lo dicho, es necesario grabar o, acceso y el permiso explícito -el consentimiento informado- de la
por lo menos, tomar notas durante la observación o conversación; población para realizar el estudio que el investigador propone. Debe
sin embargo, esto no siempre es posible o deseable. Una aproxima- ser una localidad donde se pueda presenciar una serie de situacio-
ción a lo textual se logra si se reservan largos períodos dedicados a nes que deben tener cierta representatividad respecto de los proce-
reconstruir de memoria el hecho o la interacción verbal inmediata- sos estudiados. Más allá de esta elección inicial de la localidad, el
mente después de que ocurra. Esto lleva al entrenamiento de proce- trabajo de campo suele ser poco previsible y, por lo tanto, difícil de
sos mentales, al uso de recursos para escuchar y luego recordar lo programar.
dicho. Es posible mejorar esta capacidad con el tiempo y la práctica. En el campo nos enfrentamos a un problema ético: el sentirse
El trabajo requiere un esfuerzo de atención, concentración y obser- extraño en la localidad, sentirse intruso, reportero, espía, académi-
vación mayor al que caracteriza a la conciencia cotidiana, que re- co o evaluador. Sentimos la culpa que eso genera, sobre todo en
curre a tipificaciones para interpretar en términos más familiares lo medios especialmente cargados de susceptibilidad, como la escue-
observado o escuchado en cualquier situación. En la etnografía, jus- la. Tal vez no tenemos buenas respuestas aún para el manejo de
tamente, se intenta romper con estas tipificaciones establecidas y estos sentimientos. Procedemos con la convicción de que es impor-
buscar maneras nuevas de describir y comprender las situaciones tante conocer las escuelas y otras realidades de nuestras propias
que se presencian o comparten. sociedades. Pero no siempre es fácil convencer a las autoridades ni
Por lo mismo, no es posible sostener este esfuerzo de construir a los maestros de ello, ni explicar y acordar con ellos nuestra tarea
registros de tiempo completo en el campo. Se alterna con simple- como investigadores o encontrar formas de devolver lo que senti-
mente convivir, estar en el lugar, familiarizarse con las maneras mos que tomamos del campo. El sentido del trabajo para uno mis-
locales de hablar y comportarse: procesos indispensables para mo y para otros solo puede derivarse del significado tanto teórico
comprender lo que pasa y lo que se dice. La inte-nción de observar y como práctico de construir conocimientos sobre una porción del
registrar todo, que surge inicialmente, se va reemplazando por la mundo que se solía ver a través de los lentes normativos e ideológi-
conciencia de que aun lo fragmentario puede ser significativo; lo cos de algún sentido común, generalmente el de la autoridad.
recurrente puede ser representativo. A partir de esos fragmentos y En las escuelas, el momento inicial adquiere mayor franqueza
o
u regularidades, es posible proponer nuevas maneras de comprender con los niños. Ellos comprueban sus hipótesis directamente: pre-
u:

IY
relaciones, estructuras y procesos que rebasan la particularidad de guntan si somos maestros, enfermeras, madres, o vendedores.
(!)
o las situaciones presenciadas. Otros se muestran más cautelosos. Los maestros toman en cuenta
Z
1-
W
cada pista de saber compartido, para determinar, primero, la perte-
o
--, nencia o no al gremio. Todos intentan adivinar la intención de la visi-
<! <!

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Apertura en el campo ta, la ubicación profesional, laboral, social y política de quien llega a U
IY u:
1- pedir permiso para notar, mirar, preguntar y, sobre todo, escribir. -<{
IY
-l
(!)
W La selección de la localidad en que se realiza el estudio etnográ- ¿Cómo se nos percibe en estas situaciones? Esta pregunta no siem- o
W Z
IY
a¡ fico es cuestión que merece atención. Si bien no se pretende tener pre se puede contestar. ¿Cómo nos imaginamos que nos ven? 1-
W
o :'!
Ifl una muestra de casos, es importante encontrar un lugar que ¿Cómo nos sentimos? Inicialmente, la actividad en el campo parece u
Ifl
W
corresponda a las preguntas de la investigación, lo cual significa que tener poco sentido. Hay preocupaciones típicas: ··¿Y yo qué estoy z
W
Z
o IY
X se deben considerar varias opciones y contar con información previa haciendo aquí?". W
o,
W
-l
l.L acerca de ellas. En la decisión, también adquieren peso considera- No siempre es posible anticipar las situaciones que observamos X
w
W
IY ciones menos teóricas, pero necesarias, como la posibilidad de o en las que participamos. Al inicio, a menudo intentamos determi- ::i

52 . 53
nar las situaciones que se tomarán en cuenta para el estudio. Para nales son, al principio, insuficientes; toma tiempo lograr que se
algunos. es angustiante tener que definirlas; para otros, es angus- acepten las explicaciones acerca del sentido del trabajo. Lo más
tiante no poder hacerlo. De hecho, la interacción en el campo se importante, tal vez, es comunicar con hechos la seguridad de que no
desenvuelve en gran medida implícitamente, con los recursos que utilizaremos ninguna información en contra de quienes nos permi-
cada quien tiene y pone en juego, y con las disposiciones de quienes ten estar en su localidad de trabajo y vida. La confianza se gana al
nos reciben. Inicialmente podemos sentir la angustia de que otros no involucrarse directamente en los problemas particulares que
estructuren la experiencia y que nos digan qué ver. Pero el hecho de ocurren entre las personas, y sobre todo al no tomar ninguna acción
que otros definan e interpreten las situaciones es justamente lo que que pueda perjudicarlos.f Este compromiso tiende a fijar límites a la
permite conocer los saberes y los procesos sociales locales, tan participación en las situaciones relativamente privadas; también,
importantes para el estudio etnográfico. Permanecer en el campo nos obliga a ser discretos respecto de la inclusión de cierta informa-
generalmente abre cada vez más oportunidades de participar. ción en los registros.
En un sentido, la apertura remite a la mirada con la que nos La etnografía implica una definición de compromisos y espacios
aproximamos al campo. Recordemos que el proceso normal de ob- de acción. Por una parte, pesa la responsabilidad frente a las perso-
servación es selectivo: siempre seleccionamos en función de cate- nas de la localidad por la información que nos dan, incluso la de
gorías previas -sociales y teóricas- sobre la situación a la que nos garantizar el anonimato en caso necesario. Por otra, es importante
acercamos [¿Dónde se mira para ver la escuela?). La tendencia considerar la relevancia política del conocimiento que se construye
habitual es eliminar de la vista todo aquello que se supone irrele- para emprender acciones en diversos espacios políticos. A veces,
vante. Por ello, en la tradición etnográfica se insiste en observar to- desistimos de tomar partido en la localidad del estudio, pero nos
do, aunque de hecho esto sea imposible. La tarea de observación proponemos lograr conocimientos que puedan apoyar la acción polí-
etnográfica no procede de un momento en que sé'Ve "todo" a otro en tica en otros escenarios públicos. Esta alternativa significa actuar
que se definen cosas específicas para observar, sino al revés. Ini- conscientemente, para poder develar aquellos procesos más gene-
cialmente, la selección inconsciente es un obstáculo para la obser- rales que atentan contra toda una población, como la discriminación
vación y es necesario entrenarse para ver más. Esto se logra, en racial o la violencia cotidiana. Comprender las raíces de tales proce-
o principio, mediante la apertura a detalles que aún no encajan en
u sos normalmente nos lleva a indagar más allá de la localidad, hacia
u:
•<{
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ningún esquema y también atendiendo a las señales que proporcio- las condiciones sistémicas que propician esas prácticas .
ü
o nan las personas de la localidad y que indican nuevas relaciones La relación entre el investigador y los habitantes de la localidad
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f-
W
significativas. Al recuperar estas pistas nos es posible .pensar de se define de distintas maneras, según los antecedentes y los intere-
o
--, nuevo en las categorías que utilizamos [la palabra "escuela" se des- ses. A veces, puede darse desde el principio un compromiso cerca-
<{ <{
en glosa en una variedad de situaciones observables). Así, paulatina- no con cierto grupo local y asumimos explícitamente su perspectiva u
<{
a:: u:
f- mente. la experiencia nos lleva a "abrir la mirada": permite observar como uno de los marcos del estudio. Por ejemplo, el interés puede -«
-.J
a::
ü
W nuevos elementos y distinciones importantes. ser conocer cómo los niños perciben los exámenes, o bien cómo los o
W Z
a:: La apertura de intercambios con otras personas en el campo es f-
en W
o ::!
Vl otra vertiente. Las posibilidades dependen de nuestra capacidad de u
Vl z
W
Z
explicitar ante los habitantes de la localidad quiénes somos y qué w
o 5. Por supuesto. podemos participar. a petición colectiva y si lo consideramos a::
X sentido tiene el trabajo que emprendemos. Esa es tarea difícil, cru- correcto, en acciones en favor de algún asunto de la comunidad. También puede
w
Q.
W x
-.J
LL
zada por todos los procesos poco conscientes de identificación que haber situaciones a denunciar; en algunos casos, incluso se suspende el proyecto de W
W <{
a:: funcionan en cualquier situación cotidiana. Los argumentos racio- investigación para tomar partido en alguna acción urgente.
-.J

54 55
maestros intentan hacer valer sus derechos gremiales. En cambio, conceptual como del avance empírico. Si muchas horas de campo
en otros casos el compromiso es conocer procesos sociales que no han logrado modificar la concepción inicial, no son suficientes.
afectan a varios grupos: comprender de qué forma los exámenes Pocas horas, en cambio, no permiten construir algo nuevo y solo
limitan tanto a maestros como a niños, o bien cómo ciertos proce- sirven para reproducir los lugares comunes. Es necesario permane-
sos sindicales inciden en la vida escolar. Las posturas y los espacios cer el tiempo suficiente en el campo para romper con lo preconcebi-
de acción serían diferentes en cada caso. do y empezar a pensar de manera distinta sobre los procesos. Por
La posición que asumimos influye en el modo de acceder a una otra parte, en la mejor tradición etnográfica, el análisis debe tomar
localidad y en la forma de presentar el estudio. La vía de entrada mucho más tiempo que el trabajo de campo.
marca la experiencia de campo y debe pensarse con cuidado.
Entrar, por ejemplo, por las autoridades escolares o por medio de
cierta persona conocida, hace posible tener cierta información Los diálogos en el campo
mientras limita el acceso a otra. Se considera la mejor vía de acce-
der al campo en función de los propósitos del estudio. Las observa- En las conversaciones que emergen en el campo, el compartir
ciones y las entrevistas se acuerdan de manera continua durante la conocimientos y posiciones con los interlocutores nos permite dialo-
estancia en el campo, pero en gran medida se van encadenando gar con ellos. Esto se logra por el tipo de preguntas que se hacen,
posibilidades a partir del punto de entrada. las referencias que se dan y aceptan, y hasta los gestos menos
Al iniciar el trabajo de campo, suele ser angustiante no llevar conscientes que se expresan y perciben. Aunque ya se tenga cierta
cosas claras, categorías predeterminadas, planes de dónde estar, información sobre un tema, es importante escuchar a varias perso-
de qué hacer. Conviene prever algunas tareas po~bles, como regis- nas narrar o explicar los mismos sucesos, a fin de poder compren-
trar datos generales o hacer un croquis, mientras se vayan dando derlos. Esto requiere un cuidado en la interacción que no se tiene en
las condiciones para organizar entrevistas y observaciones. El pro- la conversación cotidiana, ya que normalmente, al presuponer un
ceso requiere no solo resolver la logística de campo, sino sobre todo conocimiento compartido con los interlocutores, interrumpimos re-
ir aclarando el sentido del trabajo. Al inicio, podemos tener cosas latos, economizamos palabras y no repetimos versiones. En la etno-
o
u claras, categorías seguras; se trata de descubrir cuáles son y vol- grafía, en cambio, se requiere una convicción real [esto no se puede
G:
.<{
c:: verlas un poco más confusas, para poder empezar a reconocer lo fingirJ de que no comprendemos o no conocemos lo suficiente acer-
(!)
o que no conocemos. Esto último es clave: reconocer lo que uno mis- ca de cómo se dio, vivió o interpretó determinado asunto en el con-
Z
1-
W mo no comprende, hacerse preguntas. Si se parte de ahí, empieza a texto particular y, por lo tanto, que nos importa conocer nuevas ver-
o
-,
<{
adquirir sentido la experiencia de campo, y esto guía las decisiones siones o detalles sobre lo que otros suponen conocido por todos.
m logísticas y orienta la mirada. <{
<{
c::
Esto es particularmente cierto en lugares cercanos, como el mundo u
G:
1-
--1
¿Cómo sabemos cuándo se ha reunido suficiente información? escolar, donde todo lo extraño se ha vuelto aparentemente tan obvio -«
W
c::
W
¿En qué momento es conveniente terminar el trabajo de campo? La y familiar. (!)
o
c:: Z
m observación y la construcción conceptual se van entrelazando y van Cuando la lengua de la localidad es distinta de la nuestra y la 1-
o W
1Il
1Il
adquiriendo coherencia. Empieza a ser posible prever desde lo aprendimos de adultos, una parte importante de los significados s
u
W
Z construido lo que puede ocurrir. Empieza a darse cierto cierre -no siempre se nos escapará. Si dependemos de intérpretes, se generan z
w
o o:
X
W
sin muchos huecos, lagunas, pistas no seguidas- en la concepción mayores malentendidos; algunos se aclaran con el tiempo, pero w
e,
--1
LL que orienta el trabajo de campo. Este momento no es previsible ni muchos permanecen. Incluso cuando compartimos el mismo idio- x
w
W
c:: se puede normar [tantos días u horas); depende tanto del avance ma, nunca logramos manejar todos los registros, giros y estilos de :s
56 57
conversación que utilizan las personas que habitan otros mundos. mite percibir lo significativo de cada nueva situación y desarrollar la
Comprender y poder entablar conversaciones requiere convivir con capacidad de conversar sobre los sucesos que importan localmente,
ellos y aprender a escuchar. de maneras apropiadas, según las normas locales [Briqqs, 19861. Se
En todo este proceso, hay más opciones que reglas. La gama de nos abren oportunidades para el conocimiento del proceso que se
posibilidades para contribuir al desenlace de las situaciones va estudia. A la vez, recibimos invitaciones a asistir a situaciones más
desde anunciar una entrevista formal [lo más correcto en muchos formales o delicadas. La confianza, ganada en parte por renunciar a
casos] hasta iniciar una plática cordial, cuyo tema puede ser el que la intervención inmediata, nos permite ser testigos de procesos que
esté a mano. Entre estos extremos se encuentran las conversacio- normalmente se ocultan frente al extraño. A veces, esto sucede sin
nes en las que intercalamos temas y preguntas de interés central que nos lo propongamos. Presenciar estos momentos requiere la
con referencias que permiten que nos conozcan. La complicidad de aceptación por parte de los habitantes de la localidad y, a la vez, nos
los habitantes, en estas situaciones, puede ser casi explícita: a ve- compromete. En ocasiones, lo correcto es retirarnos, abstenernos
ces, las personas nos indican que nos han estado mostrando o dan- de participar, por respeto a una situación que nos es ajena.
do información que creen importante, aunque solo fuera una plática.
También pueden darse intercambios realmente casuales que luego
adquieren sentido. Las personas con las que convivimos abordan La práctica de escribir
ciertos temas que les interesan, desde pedir favores hasta contribuir
con conocimientos y explicaciones que consideran pertinentes. Una parte importante del trabajo de campo es el tiempo dedicado
Poco a poco, se presentan situaciones privilegiadas: son los mo- a escribir. La actividad de escribir nos coloca en una categoría rara,
mentos en que se logra una conversación "entre pares", gracias a la diferente de la de otras personas que frecuentan las escuelas. Casi no
cual las personas entrevistadas pueden exponer e imponer sus defi- hay en ningún lugar la exhibición continua de comportamientos tan
niciones y categorías para expresar la temática tratada por ambos o extraños como los que mostramos los etnógrafos. Ello contribuye a
comentar la experiencia vivida. Son situaciones en las que nos definir aspectos de los encuentros en el campo.
encontramos realmente dispuestos a aprender y, por ello, no impo- Una primera forma es tomar notas esporádicas, actividad que
o
U nemos lo que sabemos o suponemos acerca de la situación. siempre señala un interés particular en lo que se escucha o se obser-
LL

o::: Finalmente, con algunas personas es posible construir relacio- va. Las notas de campo se pasan en limpio posteriormente y se
(!)
o nes que conducen a un trabajo conjunto, constante, de acercamien- amplían para formar el conjunto de registros del trabajo de campo.
Z
1-
L.U to, sobre ciertas ideas o interpretaciones [Pinxten, 1997l. Para man- Además de estas notas, se lleva un diario de campo, corno registro
o
--, tener estas relaciones simétricas, necesitamos comunicar dónde continuo y personal. Escrito en un momento más privado, el diario
« «
CIl
« nos encontramos y qué entendemos, es decir, mostrar la disposi- puede contener reflexiones más libres, aunque siempre provisionales, u
o::: u:::
1- ción y sensibilidad para poder aprender más. Existe una diferencia sobre la experiencia de campo. -«
--' o:::
L.U (!)
L.U
significativa entre esta actividad y las de enseñar o interrogar, en las Hay situaciones en las que escribir puede ser imposible o inde- o
o::: Z
CIl que se tiende a imponer las propias categorías y definiciones duran- seable, ya que establece otra dinámica en el diálogo. En general, no 1-
L.U
o «
(f)

(f)
te la conversación [Briggs, 19861. se puede registrar y, a la vez, sostener el ritmo normal de una con- U
L.U
Al avanzar en el trabajo, a menudo se tiene la sensación de que versación. Sin embargo, cuando otros aceptan que lo que hacemos z
L.U
Z
o o:::
X
L.U
los encuentros con personas de la localidad son cada vez más for- es un trabajo, también suelen aceptar el acto de escribir como parte L.U
a.
--'
LL tuitos, menos planeados, pero a la vez muchísimo más ricos. Esto del mismo [se tiende a ver como algo raro, pero tal vez inocuo]. x
L.U
L.U
o::: «
resulta del proceso paralelo de conocer una comunidad, lo cual per- Recibimos reacciones a esta actividad, desde la de los niños que nos --'

58 .
explican que "solo hay que escribir lo que está en el pizarrón", hasta tral y explícito, o bien lo azaroso e implícito. La progresiva mejoría
el cambio en los tonos de voz [el hablar más despacio, dictar o repe- en los registros significa tratar de incluir, en lo posible, todo esto.
tir cifras) que asumen algunas personas al ser entrevistadas. Durante el proceso de campo, el trabajo a menudo está centrado
La actividad de tomar notas se acepta con menos suspicacia en la actividad mental que acompaña la observación y el diálogo. El
cuando estas se muestran a las personas entrevistadas. Ellos sue- esfuerzo de atención y de reflexión es tal que no es posible soste-
len reconocer y aceptar un registro sobre lo que se ha hecho o nerlo mucho tiempo y se viven muy diferentes estados mentales,
dicho, anotado con cierto detalle; en cambio los juicios pueden pro- como el estar:
vocar un cierto recelo. Con el tiempo, se aprende lo que es legítimo
- perdido - confundido
preguntar o escribir en cada situación. Paso a paso, se consigue un
- conmovido - cansado
mayor control sobre qué escribir y cuándo hacerla en el transcurso - sintiendo - tratando de percibir todo
de una plática o una observación [Emerson, Fretz y Shaw, 19951. Se - percibiéndose a sí mismo - atento al sentido
aprende a registrar y, a la vez, a mantener el flujo del diálogo para - grabando de memoria - formulando la siguiente pregunta
no interrumpirlo, o bien a suspender el registro, levantar la vista, - negando lo que ve o escucha - recordando
- asociando - anticipando
escuchar y atender a la mirada y los gestos. Escribir también puede
- reflexionando - interpretando
convertirse en una necesidad -es una de las salidas a la angustia- y - estructurando - clasificando ... [entre otros)
es importante vigilar esta tendencia para no hacerla cuando no es
adecuado. El oficio del trabajo de campo tiene que ver con aprender a com-
Para captar lo dicho, y no solo los temas, se debe evitar traducir binar estos procesos mentales, a aceptarlos cuando ocurran y
todo lo observado a categorías conocidas y respetar, en lo posible, las orientarlos cuando se pueda en el esfuerzo para construir un docu-
formas locales de expresión. Es difícil marcar en '"las notas de campo mento, una primera descripción de lo que pasó, a veces frustrante-
las entonaciones o los sentidos de lo dicho. Al principio, es difícil mente fragmentaria. Aun así, estos registros -junto con la experien-
acordarse de anotar las propias preguntas. Poco a poco se aprende a cia de campo- permiten recuperar los sucesos y sus significados
usar marcas, como agregar comillas a lo que es realmente textual y mejor que otras formas de recoger datos [incluso la sola grabaciónl.
o poner entre paréntesis lo que se infiere. En general esta tarea queda
u y respetar tanto a las personas de la localidad como al investigador
¡:¡:
-« para la ampliación de las notas de campo, que se debe hacer ya en la dentro del contexto del encuentro.
a::
(!)
o tranquilidad de la habitación propia, en un tiempo lo más próximo
Z
f-
W
posible a la experiencia de campo [la regla ideal es dentro de las
o
--, veinticuatro horasl. La transcripción de la interacción verbal grabada Describir o interpretar
« «
co enriquece el registro propio y asegura mayor textualidad, pero a la u
«
a:: ¡:¡:
f- vez esa transcripción requiere complementarse con lo que se ha Una cuestión que surge a menudo al elaborar los registros a -«
-l a::
W anotado durante la observación o entrevista, sobre todo para incluir partir de las notas de campo es la distinción entre interpretar y des- (!)
o
W Z
a:: detalles del contexto y anotar la interpretación del momento. cribir. En algunas propuestas, se recomienda marcar esta distinción, f-
co W
o :':!
U1 El acto de escribir se apoya en ciertos procesos mentales que registrando la descripción y la interpretación aparte, en dos colum- u
U1
W son útiles en el trabajo de campo. Dar cierta estructura a las notas nas, bajo el supuesto de poder separar una de la otra. Como entre- z
Z w
o de campo ayuda a la memoria. Hay diversos estilos personales: namiento funciona, obliga a tomar cierta conciencia de los procesos a::
X w
o,
W
-l
atender a la lógica del discurso o a las palabras textuales; captar la más evidentes de interpretación ya practicar mayor fidelidad en el x
lJ... w
W
a:: coherencia del relato o los detalles fragmentarios; recordar lo cen- registro del intercambio verbal y la acción. Lo cierto, sin embargo, 5

60 - . 61
es que la distinción es imposible. A toda descripción le antecede Desde luego, también se toman decisiones acerca de lo que es
algún nivel de selección. El registro está mediado por interpretacio- pertinente incluir en el registro. La selección de focos de observa-
nes semánticas, que a veces solo se notan en momentos en que dos ción es un proceso paulatino, logrado cuando el investigador está
observadores difieren en las palabras mismas que suponen haber más familiarizado con el contexto. No se trata de reportar solo las
escuchado. Por la selectividad propia de toda observación se regis- conductas observables, a la manera conductista, como si estas fue-
tra aquello que es más comprensible o significativo en cierto mo- ran lo más objetivo [aunque pueden ser, desde luego, pertinentes
mento. Quien realiza un trabajo de campo se predispone hacia lo para ciertas búsquedas]. Es importante confiar un tanto en la inter-
que considera normal ver y oír en determinada situación. La forma pretación contextual, inmediata, de las palabras, las acciones y los
en que se narra y describe implica, de por sí, varios niveles de inter- aspectos físicos. Por ejemplo, tal vez no es necesario describir el to-
pretación. no de voz o los movimientos exactos de un gesto, sino anotar el sig-
El uso de la grabación puede complementar las notas, pero no nificado que tienen estos actos en el momento: dictar, pedir permi-
sustituye el registro propio. Al volver a escuchar y observar las gra- so, señalar a un alumno para que pase a leer, etc. Atender a las
baciones, se pueden percibir nuevas facetas de lo que se presenció respuestas verbales o no verbales de personas presentes aporta
en el campo, que sin duda enriquecen el trabajo. Pero la transcrip- pistas para vigilar esta interpretación. Recuerdo haber interpretado
ción del audio, así como la descripción de los aspectos no verbales el tono de voz de una maestra como reprimenda a una niña y haber
del video, también implican interpretaciones en varios niveles. Ade- desechado este juicio al ver su cara de satisfacción ante lo que le
más, la transcripción no se sostiene sola, requiere completarse con decía la maestra.
las notas de campo que dan información sobre el contexto y so- En los registros, normalmente se incluyen solo aquellas interpre-
bre las interpretaciones que surgieron en el momento de grabar. taciones que se hacen en la situación misma de la observación; habrá
Las transcripciones permiten trabajar con versiones más próximas otros niveles de interpretación posibles, que se reservan para el aná-
a las palabras textuales. Sin embargo, la selección de fragmentos lisis posterior. Las descripciones del contexto natural y social obser-
grabados y su edición o reformulación posteriores implican y apoyan vado luego apoyan las interpretaciones alternativas que se construyen
una descripción de los hechos entre muchas posibles. en la etapa de análisis. Si bien esta distinción de niveles de interpreta-
o
U La relación entre interpretación y descripción influye en la forma ción no siempre es clara, da cierta idea de los límites de lo que es
1.L
-<1:
o:: en que se observa y se registra. Reconocer esa relación no significa pertinente incluir en los registros de campo. En el diario de campo se
(!)
o negar la especificidad de la descripción, ni avalar un registro que pueden agregar las ideas, asociaciones, dudas y preguntas que sur-
Z
f-
liJ pierda contacto con lo observado o lo escuchado. Tampoco alimenta gen a lo largo de la estancia en el lugar de investigación.
o
-, La discusión en torno de la descripción y la interpretación se
un relativismo que considere igualmente buenas todas las interpre-
« «
en taciones posibles. Algunas interpretaciones permiten construir una relaciona tradicionalmente con otro cuestiona miento a la etnografía: u
«
o:: u:::
f- mejor descripción, más compleja y más profunda que otras. Ade- la aparente falta de objetividad de los datos. Por ello es necesario .«
-l o::
(!)
liJ
liJ
más, el reconocimiento de la relación entre interpretación y descrip- aclarar el sentido de la construcción de los registros de campo. Su o
Z
o:: propósito no es tanto lograr "la objetividad" como asegurar una ob- f-
en ción obliga a una progresiva modificación de la concepción que se liJ
o
Vl tiene. Este proceso requiere un esfuerzo para ampliar la mirada en jetivación gráfica y escrita, lo más amplia posible, de la experiencia s
U
Vl
Z
liJ
Z el campo a fin de poder notar y recordar más de lo que normalmen- de campo del etnógrafo como sujeto, de tal forma que lo que perci- liJ
o o::
X te se observa y se escucha. La consigna es "reqistrarlo todo", aun bió y vivió pueda someterse después, repetidas veces, a la interpre- liJ
a.
liJ x
-l
1.L sabiendo que es imposible. No es válido hacer registros pobres, bajo tación y al análisis. Es similar al lugar del sujeto en la epistemología liJ
liJ
o:: el pretexto de que no es posible incluir todo. genética: ::s

62 ---------_. --~-
En la concepción tradicional la objetividad aparece cuando se elimina al recurso generalmente no se justifica, ya que todo el tie~po requeri-
sujeto L..l. [Desde la perspectiva de Piagetl la objetividad aparece así do para el trabajo de campo se podría haber ahorrad~ ,utilizando una
como un logro o, mejor dicho, como una tendencia en el desarrollo de técnica estructurada de codificación para la recolección de datos en
las estructuras intelectuales. Ella es también producto de la actividad el campo. Los registros de campo solo son útiles en ~l.p:oceso. de
del sujeto IFerreiro, 1999:110-111]. construcción de conocimientos si se integran en un análisis cualita-
tivo y a la vez exhaustivo. ..,
En la etnografía, la objetividad es también una tendencia relativa El trabajo de análisis etnográfico debe conducir a la construCCl?n
del proceso de análisis, un logro que debe más a la consistencia y de nuevas relaciones conceptuales, no previstas antes del estudio.
coherencia del trabajo conceptual que a las condiciones de la per- Se ha hecho análisis cuando las ideas que se tuvieron acerc~ del
cepción primaria en el campo. Es un logro tanto más sólido, cuanto tema de estudio al inicio son transformadas [modificadas, enn~~~-
más haya podido el etnógrafo ser consciente de su propia subjetivi- cidas condicionadas, o determinadas) en alguna medida. El análisis
dad al redactar los registros y los diarios de campo. En términos de etno~ráfico no responde a un procedimiento técn~co idéntico para
Fabian: "Debe ser claro que la autobiografía no es necesariamente todo estudio. Depende de las características particulares de ca.da
una evasión de la objetividad. Al contrario, comprendida críticamen- problema. Para determinados temas [por ejempl~, pa~ente~co, I~-
te, la autobiografía es una condición para la objetividad etncqráfica teracción verbal, discurso, rituales) existe ya una historia de investi-
[2001 :12].6 La reflexión sobre la propia subjetividad y sus implicacio- gación previa que puede señalar caminos andados; en otros casos,
nes en lo que se construyó, observó y registró en el campo es, por lo la búsqueda de formas de análisis recién empieza.. ,.
tanto, una condición necesaria para un buen análisis etnográfico. El análisis es un proceso que requiere un trabaJ~ ~speclf~c~.
Abarca la mayor parte del tiempo de un estudio etncqráfico. Se ini-
cia, de hecho, con las primeras decisiones tomadas e.n el ~roceso de
EL PROCESO DE ANÁLISIS observación [¿qué mirar? ¿qué registrar?!. y no terml.na .~lnO con l~s
últimas fases de redacción y articulación de la descripcton etn?gra-
El problema central de la investigación etnográfica es qué hacer fica. Entre inicio y fin, el análisis requiere una serie de p~sos inter-
o con el enorme acervo de notas, registros, transcripciones y materia- medios consistentes en la elaboración de escritos sucesivos [notas,
U
1.L les que resultan del trabajo de campo. De hecho, se tiende a pensar registros ampliados, cuadros o fichas,. des.~ripciones. analíticas].
'<1:
o::: en la etnografía solo como el trabajo de campo, olvidando que se
(!) Realizar estos pasos impide que la Investlgaclon se con~lerta en una
o
Z
t-
define centralmente por la producción de un determinado tipo de simple validación o ilustración, con fragmentos .de re.~lstro, de una
W
o
texto, una descripción etnográfica, producto de un proceso analítico. concepción del objeto que se mantuvo sin modificación durante el
-, <1:
<1: Existen muchas soluciones a este problema que no son consecuen- estudio.
U
¡:¡:
en
<1:
o::: tes con el enfoque etnográfico. Las salidas usuales incluyen desde Uso el término análisis y no interpretación para denominar ~ste '<1:
o:::
t- (!)
-l la más sencilla [encarpetar las entrevistas o notas de campo como proceso en términos globales, por varias razones. ~;imero, es Im- o
W Z
t-
W
o::: testimonios, con un texto introductorio!. hasta los esfuerzos más portante deslindarlo de cierta noción de interpretación ~e los datos W
en ~
o sistemáticos [convertir todas las observaciones en cuadros estadís- o de los resultados que, en la tradición positivista, se sitúa fuera del U
fJl
Z
fJl ticos, previo arduo proceso de codificación de los datos]. Este último proceso investigativo. En la etnografía, no es válida la idea de que w
W
Z
¡y
o los datos son los datos y cada quien los interpreta a su manera, w
e,
X x
W
-l desde determinada teoría. Los datos son construidos por el investi- w
1.L
W
gador desde su mirada. :3
o::: 6. Las citas de textos originales en inglés están traducidas por la autora.

64 . --------- ..
También nos interesa distinguir el análisis etnográfico de la in- gorías teóricas de diferentes niveles se precisan o incluso se cons-
terpretación hermenéutica centrada en la comprensión del texto. truyen en el proceso. Se relacionan continuamente los conceptos
Este tipo de interpretación forma parte del proceso analítico en la teóricos y los fenómenos observables que pueden ser relevantes. Se
etnografía en diferentes niveles y órdenes. Para muchos antropólo- trabaja con las categorías teóricas, pero no siempre se las define de
gos, es incluso la característica definitiva de la etnografía [Geertz, antemano en términos de conductas o efectos observables. Esta
1973a; Erickson, 1986J. Sin embargo, hay varios problemas con esta forma de análisis permite la flexibilidad necesaria para descubrir qué
noción de interpretación, por lo que prefiero hablar de un análisis formas particulares asume en la localidad el proceso que se estudia,
etnográfico. En primer lugar, la interpretación se define a menudo a fin de interpretar su sentido específico en determinado contexto.
en términos de la comprensión del significado otorgado por los su- Considero que se ha hecho análisis etnográfico solo cuando se
jetos a su propia realidad social. No incluye necesariamente el pro- modifica sustancialmente la concepción inicial del proceso que se
ceso de transformación conceptual propio del análisis etnográfico. estudia; cuando, a consecuencia de la construcción de nuevas re-
En segundo lugar, la idea de interpretación alude más bien a la lec- laciones, se puede dar mejor cuenta del orden particular, local y
tura y comprensión del material de campo, que a la forma de traba- complejo del proceso estudiado; cuando la descripción final es más
jar con ese material para construir nuevas relaciones conceptuales rica y más coherente que la descripción inicial; cuando se abren
acerca de los procesos estudiados. Por último, la noción de inter- nuevos caminos de investigación, siempre en proceso de construc-
pretación puede sugerir cierto relativismo que considera las alter- ción, siempre inconclusos.
nativas de interpretación como igualmente válidas, dejando poca
posibilidad de distinguir la calidad del trabajo analítico.
La etnografía nos transforma la mirada. Nunca se emerge de la La trayectoria real
experiencia etnográfica pensando sobre el terna'to mismo que al ini-
cio. No se trata, en un sentido estricto, de desechar esa concepción En esta sección intentaremos explicitar algunas formas de hacer
original sino de matizarla, enriquecerla y abrirla, de dar contenido el análisis etnográfico, sin idealizar un método. En el proceso real
concreto a aquellas ideas iniciales, abstractas, que la teoría provee se intercalan períodos de campo con períodos de análisis y elabora-
o
u como puntos de partida. En resumen, se trata del camino por el cual ción conceptual. La secuencia de estas actividades depende de
u::

a::: se construyen relaciones y determinaciones cada vez más específi- muchos factores. Entre estos, se destacan la angustia y la seguri-
(!)
o cas, para llegar al" concreto de pensamiento". dad, la resistencia o la energía para realizar determinadas activida-
Z
1-
W
Por ello, el análisis etnográfico es fundamentalmerlte diferente des en determinados momentos. A veces, se va al campo con una
o
...., del proceso de ofrecer una determinada lectura de los documentos, aparente desestructuración, para pisar tierra o retomar los referen-
« «
en aunque esas interpretaciones sean parte de dicho proceso. También tes más concretos. Otras, se arman modelos conceptuales desde u
«
a::: u::
1- es diferente del de confirmar o rechazar una hipótesis o bien de ilus- lecturas teóricas, que a poco tiempo se quiebran contra la realidad .«
--l a:::
(!)
W
W
trar propuestas deductivas, aun cuando existan momentos que tal observable o bien se fortalecen al construirse los vínculos con los o
Z
a::: 1-
en vez se puedan describir en esos términos. En la etnografía, este pro- elementos observados. En ciertas ocasiones, se sumerge uno en W
o ~
f.I)
f.I)
ceso se da de una manera particular: a diferencia de las investigacio- tareas seguras pero agotadoras como la transcripción o, al contra- U
w Z
Z nes cuantitativas que requieren la definición previa de variables, la rio, se distancia y le dedica tiempo a leer, por la sensación de tener w
o a:::
X etnografía puede prescindir de un modelo teórico acabado que fun- demasiado material o de no tener nada que decir porque todo se ha w
(L
W
x
--l
LL cione como marco al inicio del estudio. Dado el estrecho vínculo vuelto cercanamente familiar. Todo este proceso es normal, son w
W
a::: entre observación y análisis, en la investigación etnográfica las cate- fases necesarias del camino real. :3

66 67
En el análisis etnográfico, el inicio rara vez es claro. Se tienen critura. Siempre es necesario regresar a las notas y a los registros
preguntas, problemas o nociones teóricas más o menos elaboradas iniciales, a aquellos escritos que constituyen, a partir de la experien-
y algunas categorías con poca o mucha vinculación con lo empírico. cia de campo, el primer paso analítico. La lectura de los registros
El análisis se inicia en la proximidad del campo y con una aparente facilita, a un mismo tiempo, una nueva observación. De hecho, al
distancia frente a los modelos o conceptos teóricos, aunque estos releer por enésima vez los registros que uno mismo escribió, con
siempre están presentes. Desde el momento de la observación, con- frecuencia se tiene la sensación de estar viendo por primera vez
viene entrenar la capacidad de observar desde la periferia de la algo que no se había visto. Estas observaciones nuevas son conse-
atención posible; aprender a buscar señales, detalles, indicios, evi- cuencia del trabajo conceptual, también nuevo, que acompaña el
dencias, respecto de los esquemas en construcción. Se dispone uno proceso analítico. El regreso a las versiones grabadas ofrece, inclu-
a aceptar las relaciones que señalan o sugieren las personas con so, mayor posibilidad de dejarse sorprender por nuevos detalles sig-
quienes conversa ya dejar que los indicios se conviertan en pertur- nificativos. Los detalles que sobresalen se convierten en indicios
baciones en sus esquemas iniciales. Se mantiene uno alerta ante la [Ginzburg, 1983J que apuntan hacia posibles vías de análisis.
posibilidad de conectar conceptos abstractos y elementos observa- En las primeras lecturas de los registros de campo, es común
bles, recordando siempre especificar las instancias no incluidas en intentar tres cosas que son poco fructíferas, aunque tal vez inevita-
las categorías [los contraejemplosJ. bles. La primera es algo conocido como la asignación ad hoc de
Al empezar a manejar los registros, empezar a entenderlos, ine- fragmentos de registros a un conjunto de categorías, sin demasiado
vitablemente se ponen en juego recursos que provienen del conoci- orden. Un detalle, discurso o suceso se toma como instancia de tal
miento y sentido común del investigador y no solo los conceptos teó- relación o proceso; otro fragmento se vuelve significativo para otra
ricos reunidos para el estudio. Frecuentemente, dichos conceptos relación, que nada tiene que ver con la primera. Este procedimiento,
parecen quedarles grandes a los materiales: englolfan todo y no de- en general, resulta en una dispersión, reflejada en la incoherencia
jan distinguir entre un suceso y otro, por ser demasiado abstractos. de los primeros textos analíticos, previos al recorte y la definición de
Se recurre de inmediato a conceptos iniciales que resumen o clasi- ejes que ordenen el análisis. A menudo, el uso de los programas
fican lo que observa. No obstante lo abstracto e indeterminado de de análisis por computación lleva a este tipo de errores, sobre todo
o
u estos, cuando no lo difuso y lo rígido, difícilmente apresan la riqueza si se recurre a ellos desde el principio.
u::
'<X:
o::
de la vida cotidiana y no explican las dinámicas sociales y culturales Otra cosa que suele suceder inicialmente es que se lea todo
(!)
o locales. registro como instancia de determinado proceso [todo es reproduc-
Z
f-
lJ.J Paradójicamente, en los momentos iniciales del proceso real se ción o bien todo es resistenciaJ de manera esquemática. No se
o
-, presenta la disyuntiva entre quedarse con una construcción abs- cuenta con categorías suficientemente finas para poder afirmar o
<X: <X:
(IJ
<X:
tracta demasiado precipitada, en general sin haber hecho todo el negar la existencia de ciertos procesos o relaciones de la realidad U
o:: u::
f-
-l
análisis posible, o aceptar un estado de confusión, de caos aparen- estudiada. Nuevamente, solo el trabajo conceptual permite delimitar '<X:
o::
lJ.J (!)

lJ.J
te. Es inevitable, entonces, asumir el hecho de no entender y de los conceptos y desagregar las categorías para poder distinguir los o
o:: Z
(IJ volver a buscar, sea en el campo o en el montón de notas, las pis- matices presentes en los procesos sociales. f-
lJ.J
o :;!;
Vl tas que ayuden a comprender. Al aceptar este momento, se tiene a A veces es necesario este trabajo, que puede llenar muchas ho- U
Vl
lJ.J Z
Z menudo la sensación de perderse. Esta es una parte necesaria del jas al inicio del proceso analítico. Sin embargo, ninguna de las dos lJ.J
o o::
X
lJ.J
proceso. tendencias -la lectura ad hoc y la lectura esquemática- agota las lJ.J
o...
-'
LL El trabajo analítico en la etnografía es, sobre todo, una larga se- posibilidades indiciarias del material de campo ni resuelve la cons- X
lJ.J
lJ.J
o:: cuencia en la que se alternan lectura y escritura, relectura y rees- trucción de una descripción analítica. La interpretación o clasifica- :3
ción prematura de fragmentos particulares de los registros implica, conjunto de usos posibles de los registros es demasiado difícil de
generalmente, descontextualizar el análisis, al no considerar las prever al inicio para poder diseñar un sistema de codificación
secuencias en las que se encuentran insertos esos fragmentos. En exhaustivo. Por último, este tipo de técnicas tiende a requerir una
el segundo caso, el trabajo se localiza en un nivel demasiado abs- gran cantidad de trabajo relativamente mecánico y poco redituable,
tracto, en el que se postula una relación antes de realizar el análisis dada la necesidad y las ventajas del continuo retorno a los registros
del material de campo. Esta construcción puede tener su propia originales. Si bien actualmente existen programas que facilitan el
validez teórica, pero difícilmente permite articular una descripción manejo de datos en la computadora, estos no eximen al investigador
analítica de las relaciones particulares; no apresa los procesos tal del necesario trabajo conceptual, previo a la codificación de los re-
como se dan en la localidad estudiada. gistros. No obstante, pueden facilitar la elaboración de un catálogo
La tercera tendencia en el proceso real de análisis se debe a la temático del material de campo.
misma complejidad y cantidad del material [notas, registros, trans- En comparación con los dos últimos procedimientos [la formali-
cripciones, entrevistas abiertas] que se genera en el campo. Es el zación esquemática y la codificación sistemátical. aparentemente
intento de reducir o de procesar los datos con algún sistema de cla- más ordenados, el proceso del análisis etnográfico puede parecer
sificación y codificación, con miras a manejar posteriormente solo bastante azaroso. El eje ordenador es el trabajo conceptual, la per-
los datos codificados, y no los registros originales. Salvo que se ten- manente tarea de expresar, de manera explícita, las relaciones que
gan ya muy claras las categorías que efectivamente se necesitan está en proceso de construir. Sin embargo, es necesario suspender
para determinado análisis [en cuyo caso se debiera, en general, ha- una formulación demasiado precipitada. Se va elaborando el apoyo
ber utilizado alguna técnica más estructurada en el trabajo de cam- conceptual junto con la relectura del material de campo y los suce-
pol, este camino no funciona muy bien al inicio del estudio etnográ- sivos intentos de redactar descripciones.
fico. Su sistematicidad requiere definir categorías y unidades de Intervienen, en esta instancia, múltiples tareas y habilidades. Por
análisis [¿se codifica la respuesta o el renglón?] para los cuales no ejemplo, el esfuerzo para tornar conscientes los procesos de infe-
se suele estar preparado al inicio del estudio. Por lo mismo, no tiene rencia continua y ponerlos a prueba en la búsqueda en el campo o
sentido hacer un estudio etnográfico para ir directamente a la codi- en las notas; el hábito de discutir las interpretaciones con colegas;
o
u ficación y cuantificación de datos y a la comprobación de hipótesis la disciplina necesaria de escribir, de escribir mucho, todo lo posible
ü: dentro de los marcos siempre demasiado restringidos, dada la enor-
'<1:
o:::
ya establecidas. La mayoría de las categorías que finalmente se
(')
o usan son producto del trabajo conceptual realizado durante las su- me magnitud de los pequeños mundos que exploramos en la etno-
Z grafía. En esta etapa de análisis, las continuidadesy rupturas entre
1-
W
cesivas etapas del análisis, de tal forma que es más fácil realizar
-.
o
<1:
co
una sistematización o codificación de la información pertinente ha-
cia el final del proceso. Una vez que se llegue a este punto, es válido
conceptos teóricos y sentidos comunes [propios y ajenos] se van pre-
cisando. Por ello, en lugar de buscar métodos para procesar los da-
<1:
U
<1: ü:
o::: tos [como la estadística o ciertos tipos de análisis del discurso] que '<1:
1- someter a un análisis sistemático la información que se preste a o:::
(')
--l
W ello, para lograr una idea de distribuciones y contrastes de ciertas sean libres del sujeto [aun cuando estas pueden ser útiles de vez en o
Z
W 1-
o::: prácticas dentro de la localidad y el período del estudio. Sin embar- cuando]. es necesario comprender la subjetividad presente en todo u.J
co <1:
o el proceso analítico para vigilar las afirmaciones que se aventuran.
Vl go, el análisis previo es indispensable; si no se tiene la paciencia Ü
Z
Vl
W para realizarlo, es mejor escoger otra forma de investigar. Poco a poco, al alternar observación y análisis, se van haciendo W
Z o:::
o Otro problema de este tipo de codificación es que los materiales inteligibles cada vez más relaciones, se van descartando esquemas w
o,
x x
W
--l
de campo sirven para varios estudios distintos; un mismo registro o iniciales y construyendo o seleccionando categorías que permitan w
LL
W
observar y distinguir más detalles en los materiales de campo. A :3
o::: fragmento se puede utilizar de distinta forma en cada estudio. El

------l71
70
veces se tiene la sensación de que algo surge de los datos, pero, sión escrita de lo que se ha podido observar, para detectar ahí los
desde luego, sin el trabajo conceptual no surge nada; antes bien, los esquemas implícitos que, de hecho, se han usado durante el traba-
fragmentos analizados van tomando su lugar dentro de concepcio- jo previo. En estos textos pueden observarse las ca~egorías que se
nes progresivamente más articuladas. Se arman nuevas tramas han usado inconscientemente, Y desecharlos SI no sirven. Luego, se
descriptivas y estas, a su vez, exigen reestructurar la concepción de hace una nueva descripción, a partir de una concepción más elabo-
los procesos que se estudian. rada o apropiada.
Los conceptos designan relaciones, no denominan cosas. Las En cierto momento, se llega a un cierre del proceso, hecho que,
relaciones son lo que no es observable en la realidad estudiada' , son , generalmente, implica recortar el problema y descartar. nu~ero~as
justamente, lo que se tiene que construir, lo que permite articular ideas que surgieron en la etapa inicial. Este paso permite fijar ejes
de manera inteligible los elementos observados. Ya que las relacio- que articulen la exposición. A veces, este es el momento en que, s.e
nes no son la suma de interacciones que ocurren entre personas, no puede explicitar la lógica de lo construido como resultado del análi-
es posible inferirlas directamente de los sucesos que se observan y sis de los materiales; se escribe una breve síntesis del argumento,
registran. En la investigación educativa, a menudo se supone que de lo que se espera mostrar, que sirva como guión del texto fina,l.
ciertos procesos, como la negociación o la resistencia, son fáciles Explicitar esta lógica es la instancia central de todo el proceso analí-
de observar directamente en la vida cotidiana de las escuelas. Sin tico. Permite exponer las relaciones que realmente tomaron forma
embargo, la dificultad de relacionar determinados actos con estos en las sucesivas descripciones analíticas y que dan coherencia al
procesos muestra que es necesario construir categorías que no son estudio. Quedan fuera relaciones [nexos, conceptos, vínculos) que no
evidentes en sí mismas. En el proceso analítico, se proponen rela- pueden mostrarse con la información de la localidad, aunque se
ciones que permiten integrar y hacer inteligible~ algunos elementos hayan anticipado teóricamente.
observados. Los conceptos que expresan esas relaciones facilitan Una vez explicitadas las relaciones que conforman el objeto, la
describir, explicar y comprender mejor lo que se observó. lógica o el argumento, el resto del proceso analítico se vuelve más
En este camino, ciertas formas de elaborar el material hacen ordenado que durante las primeras etapas. Casi siempre, los pnme-
posible este trabajo conceptual, al proporcionar los textos sobre los ros intentos analíticos, con todo lo esquemáticos, dispersos o em-
o
u cuales trabajar. Una manera de cumplir esta labor es la redacción píricos que puedan ser, son momentos necesarios para llegar a este
ü:
-4: de lo que he llamado descripciones analíticas. Consiste en producir punto de definición. Después de este momento, es posible estable-
el::
(!)
o textos en los que se muestran las relaciones construidas mediante cer el esquema de la exposición y realizar el último paso analítico:
Z
f-
W una descripción extensa de un hecho observado, reordénándolo de la redacción del texto final. Esta etapa aún requiere mucho trabajo.
o
...., Por lo general, las descripciones analíticas ya redactadas quedarán
acuerdo con las categorías analíticas utilizadas, pero a la vez con-
~
en ~
~ servando sus detalles particulares. En las sucesivas aproximaciones totalmente recortadas y reordenadas bajo las nuevas categorías que u
el:: ü:
.~
f-
-.J
escritas, se va logrando una mayor coherencia. Se empieza a deli- expresan las relaciones construidas. Si la exposición no ha de ser el::
(!)
W
W
near aquello que realmente es posible construir dada la información una larga serie de registros comentados, el material debe ordenar- o
Z
el:: f-
en que se tiene. Se escogen aquellos conceptos que corresponden a lo se con miras a apoyar los conceptos centrales. En el mejor de los W
o s
(j)

(j)
observado, dejando a un lado otros que, tal vez, se consideraron ini- casos, se logra presentar, simultáneamente, la riqueza descriptiva U
Z
w
Z
cialmente. de lo que sucedió en la localidad y la fuerza conceptual de las rela- w
o iY
X En general. solo es posible plantear ejes que den coherencia a ciones que se lograron construir [el argumento de fondol. w
e,
W x
-.J
LL las descripciones analíticas después de varios intentos de analizar A pesar de ser resultado del recorte conceptual, seguir la lógica w
W
el:: algunos registros. Esto se debe a las ventajas de tener alguna ver- de lo construido frecuentemente permite recuperar una gran canti- :3

'72 -....... .
dad de información dispersa que proviene del trabajo de campo. En durante la experiencia de campo. El obj.eto de estudio toma final-
esta última etapa resulta más productiva la búsqueda sist-emática mente la forma de un texto, una serie de narraciones y descripcio-
de los ejemplos o fragmentos que apoyen, o bien que obliguen a nes organizadas de tal manera que muestren ciertas relaciones de
matizar o a modificar las relaciones propuestas. En este momento, un entramado real que siempre será más complejo.
un sistema para ordenar o codificar los registros puede ayudar a La definición del objeto de estudio corresponde a la perspectiva
integrar de manera exhaustiva, y no solo ilustrativa, el material de teórica. Tiene distinta forma según se conciba como significados,
campo, y a dar riqueza a las descripciones finalmente incluidas en tipos, estructuras, sistemas o procesos. ¿Cómo se definen las rela-
la exposición. ciones que constituyen el objeto que se intenta o logra construir?
Las aproximaciones iniciales a lo que será concebido como objeto
de estudio marcan pautas para los modos de recolección y de análi-
Elementos del análisis sis. Concebir el objeto de estudio en términos de relaciones ayuda a
repensar las maneras de llevar a cabo el análisis y de organizar la
El proceso analítico real puede seguir caminos muy diversos descripción.
según los referentes e intereses del investigador o la historia social Al comprender que el objeto de estudio no es la localidad en la
del conocimiento sobre la temática. Sin embargo, es posible distin- que se trabaja, también evitamos convertir a las personas en obje-
guir algunos ejes generales. Entre ellos, los problemas de escala, tos de investigación. En la etnografía, es esencial la colaboración
de unidad de análisis, de nivel de abstracción y de la relación entre con los individuos de la localidad, considerados siempre como suje-
categorías sociales y categorías analíticas. Por otra parte, también tos que conocen su realidad. Con ellos, y mediante las categorías o
es posible compartir algunos de los procedimientos analíticos que lógicas que nos proporcionan, llegamos a nuevos conceptos que
son de utilidad frente a la tarea concreta de qué nacer con los mate- permiten comprender algunas relaciones que se establecen en la
riales de campo. localidad y con el mundo externo. Estas relaciones forman parte del
objeto de estudio. Sin embargo, el mundo real siempre será más
complejo y dinámico que cualquier representación que pudiéramos
o Objeto de estudio
u proponer y, además, es un mundo en constante cambio, en el que
ü:

o:::
seguramente se modificará aquello que pudimos captar en un mo-
o Una primera precisión es recordar que el objeto de estudio es dis- mento dado. Recordar que nuestras versiones son provisionales sig-
o
Z
f-
UJ
tinto del referente empírico. El objeto de estudio no es la situación nifica respetar la capacidad que tienen los sujetos individuales y
o
-, que se observó, sino el producto del proceso de conocer. En términos colectivos de transformar su mundo. Incluir una dimensión tempo-
« «
al
« de Geertz [1973al. es una "ficción", en el sentido de algo que se fabri- ral en el estudio etnográfico de procesos sociales y culturales ac- u
o::: ü:
f- ca para dar cuenta de ciertos aspectos haciendo abstracción de tuales también nos obliga a reconocer su naturaleza cambiante. -«
-l o:::
UJ otros. El referente empírico. en cambio, es la localidad particular o
o
UJ
o::: z
al donde se realiza el trabajo de campo o, más bien, lo que ahí se pudo >-
UJ
o «
<J1 observar. lo que provee la base documental para la investigación. Unidades de análisis U
<J1
UJ
La perspectiva etnográfica subraya el proceso de construcción z
UJ
Z
o o:::
X del conocimiento. Los objetos de estudio son un producto de ese En la etnografía, al igual que en cualquier investigación. se usan UJ
o,
UJ
x
-l
u, proceso. No son lo mismo que las situaciones socioculturales ob- unidades de análisis. En otros tipos de investigación. la unidad es UJ
UJ
o::: servadas; mucho menos, las personas con quienes interactuamos más clara porque se relaciona casi mecánicamente con procedi- :5
mientas como la determinación de la muestra. La unidad es la es- centímetros en un caso con metros en otro, aunque es fácil caer en
cuela si el estudio se basa en una muestra de escuelas, de la cual este error en el análisis cualitativo. Tampoco es válido comparar,
se obtienen datos pertinentes para esa unidad de análisis. Se carac- por ejemplo, el discurso docente en un caso con la práctica doc~nte
teriza a la escuela por su tipo, tamaño, número de alumnos, locali- en otro caso, para inferir contrastes entre dos proyectos educativos.
dad. En cambio, si la unidad es el estudiante individual, la muestra Además, si se codifican o clasifican los registros de manera sis-
será de estudiantes y se usarán categorías que ubiquen sus antece- temática, las categorías deben corresponder a las unidades de aná-
dentes y sus características. lisis.
En un estudio etnográfico esto es mucho más complejo, ya que Finalmente, si bien es importante tener en cuenta las unidades
puede haber muchas unidades de análisis que no siempre tienen de análisis, gran parte de la interpretación etnográfica escapa a esta
una relación lineal con la información de campo. Algunas pueden lógica. En la etnografía tomamos la experiencia en el campo como
ser más o menos fijas, por ejemplo, considerar la clase escolar un todo, para encontrar significados locales o incluso identificar
como unidad que corresponde al registro de una secuencia delimi- procesos de fondo. A veces se recurre a sucesos únicos o fragmen-
tada por materia, tema o actividad. Otras unidades, como la escue- tarios o a pequeñas conversaciones que echan luz sobre grandes
la o la historia del maestro, remiten a información de muy distinto cuestiones, aunque siempre se debe proponer estas relaciones con
tipo y fuente, incluyendo múltiples observaciones, documentos y cierta cautela .
.entrevistas. También puede suceder que la unidad de análisis, de
hecho, rebase la situación formal que se observa en el campo. Por
ejemplo, las asambleas suelen ser incomprensibles en sí mismas; Escalas
es necesario incluir información sobre la preparación o negociación
previa o paralela y el desenlace posterior para eornprender su sen- Una discusión ineludible en torno de la etnografía es la de la dis-
tido. tinción entre el nivel micro y el nivel macro. En lugar de usar esta
¿Cuál es la importancia de la unidad de análisis? Primero, debe dicotomía, prefiero considerar las múltiples escalas que se refieren
corresponder al objeto de estudio y a la escala de los fenómenos a las diferentes magnitudes de unidades de tiempo y de espacio y
o
U que se estudian. El análisis fino, de tipo sociolingüístico, no es ade- que son básicas en la construcción de cualquier tipo de investiga-
1.L
-« cuado para conocer el contexto institucional o .las consecuencias ción [Revel, 1996; Levi, 2003J.
a::
(!)
o sociales de una negociación entre los sujetos; por el contrario, una La escala se relaciona con el tamaño de la unidad de análisis.
Z
1-
W caracterización global de una clase no permite hacer interpretacio- Por ejemplo, se utilizan centímetros, metros o kilómetros como uni-
o
-, nes acerca de las inferencias y las apropiaciones de los sujetos. dades pertinentes para ciertas dimensiones del mundo físico. Lo
<{ <{
al mismo ocurre en lo social: existen estudios de interacción verbal en u
<{ Pensar en la unidad de análisis permite observar más sistemática- ¡:¡:
a:: .<{
1-
mente la variación o identificar recurrencias y contrastes. Por ejem- los que los segundos son significativos; en otros estudios, sobre las a::
-l (!)
W
plo, se puede mantener constante la escuela como contexto y anali- reformas educativas, por ejemplo, aun el año o la década son unida- o
W Z
a:: 1-
al zar lo que sucede en diferentes hechos o temas o, a la inversa, des demasiado cortas para poder registrar cambios significativos. W
o <{
Vl mantener constante el tipo de hecho o tema, y analizar lo que pasa La expresión de la escala de tiempo en la historia es la period.iza- U
Vl z
W
en diferentes escuelas o con diferentes maestros. En cualquier ca- ción, problema que siempre revela la tensión entre el acontecimien- w
Z
o o:
X so, solo es válido comparar cosas comparables. No se pueden utili- to y la larga duración [Braudel, 1958). La etnografía privilegia esca- W
D..
W X
-l
las temporales más próximas a la experiencia en el campo, como w
1.L zar unidades disímiles para mostrar la presencia, ausencia o fre-
W
a:: 5
cuencia de ciertos rasgos. Esto sería el equivalente a comparar los ritmos y las secuencias cotidianas.

77
76
l
En la etnografía, la escala espacial es igualmente importan- menor nivel de abstracción para señalar distinciones y similitudes
te, incluso en un sentido metafórico. Dentro de los horizontes del entre los fenómenos. Así, las escalas mayores no necesariamente
salón de clase, de la vida escolar o de los sistemas escolares, exis- corresponden a niveles más abstractos de categorías. Además, es
ten dinámicas y características particulares, que no necesariamen- importante notar que cualquier categoría o palabra que se usa para
te se dan de la misma manera a otras escalas. Así, elementos del describir determinada realidad implica algún nivel de abstracción.
contexto social influyen en lo que ocurre en una escuela, pero no lo Incluso las categorías sociales usadas cotidiana mente para denomi-
determinan en su totalidad. Lo mismo sucede con las políticas na- nar las cosas del mundo social son abstractas."
cionales o globales, que ayudan a comprender facetas de la locali- En este sentido, en la etnografía no se abstrae a partir de los
dad del estudio. La lógica propia de una escala puede incidir en datos concretos, para llegar a un supuesto contenido esencial; antes
otras, pero no son equivalentes. Finalmente, las escalas también bien, tendemos a empezar con conceptos iniciales bastante abstrac-
responden a una lógica de construcción social [Nespor, 1994J. tos [se suele sintetizar mucho con una palabra, por ejemplo, sociali-
Dentro del trabajo etnográfico, el ámbito cotidiano representa un zación, reproducción, comunidad de práctica o incluso escuela, maes-
recorte de escala. El trabajo empírico, por lo general, se realiza en tro, alumnoJ. Es necesario construir progresivamente categorías
un contexto [o en varios], accesible temporal y espacialmente a la analíticas cada vez más finas, que permitan encontrar lo discontinuo
experiencia directa del investigador. Este marco es el punto de par- en aquello que registramos como un flujo continuo de experiencia
tida. Se trabaja con los elementos que provienen de escalas sociales cotidiana. En este proceso, buscamos categorías que den cuenta de
mayores cuando inciden en lo cotidiano, sobre todo si aparecen la especificidad de lo que ocurre en una localidad delimitada en el
como referencias en la localidad. También se trabaja desde lo coti- tiempo y el espacio, pero que también contribuyan a comprender
diano hacia unidades mayores de tiempo, recurriendo a la memoria, otras realidades.
la tradición oral o la documentación. Hacia el pold de lo micro, en la En la redacción final, es particularmente importante ser cons-
etnografía se seleccionan hechos, secuencias de interacción y otras cientes de los diferentes niveles de abstracción en que se está tra-
unidades menores del discurso o de la práctica social, como delimi- bajando. Se pueden distinguir las afirmaciones que dan significado
taciones necesarias para distinguir lo significativo de la acción hu- general a los resultados, de las que dan cuenta de realidades par-
o
u
¡:¡: mana. Así, la escala de lo cotidiano como horizonte de la vida diaria ticulares. Por ejemplo, al redactar se usan ciertas formas [tiempo
.<!
o::: suele enmarcar la experiencia de campo, pero no necesariamente pasado, plurales, sustantivos adjetivadosJ que limiten los resulta-
(9
o define el alcance o la delimitación del objeto de estudio. Si se plan- dos al caso estudiado en lugar de generalizar ["el maestro X" en
Z
1-
W tea el estudio en términos más generales, el lugar en que se hace lugar de "los maestros", etc.l. En otra parte, se fundamentan los
o
-,
<!
una investigación no limita, de por sí, el conocimiento construido. Se vínculos entre la realidad estudiada y los problemas generales del
m
<! trata de la distinción clásica entre el estudio "de casos" y el estudio campo.
<!
u
o::: ¡:¡:
1-
-.J
"en casos" [Geertz, 1973aJ. Adquirir conciencia de los diferentes niveles de abstracción pre- .<!
W
o:::
(9
W
o:::
sentes en las relaciones construidas es uno de los aspectos más o
Z
m difíciles del proceso etnográfico. Las relaciones pueden plantearse 1-
o W
lJ) Niveles de abstracción <!
lJ)
w Ü
Z Z
W
o
X Por niveles, palabra de múltiples sentidos, me refiero a los nive- o:
w
W
-.J 7. No hay conceptos más abstractos que comunidad [sobre todo si es ilusoria) y o..
LL
W
les de abstracción de las categorías utilizadas en el análisis. Dentro población, si no se reconstruyen en su particularidad histórica. Véase Roseberry
x
w
o:::
de cualquier escala es posible utilizar categorías de mayor o de (1989). :5

................................................................................................................................................................................................................................................ 79
en términos usados o no en el discurso local, pero deben efectiva- Es común que en la investigación etnográfica se asuman como
mente articular de manera inteligible los hechos observados en la categorías analíticas ciertas categorías sociales. A veces, se hace
localidad. Por otra parte, deben proporcionar herramientas concep- por necesidad: por ejemplo, una muestra de escuelas se basa, fre-
tuales que sirvan para comprender procesos similares en otros cuentemente, en las categorías propias del sistema escolar oficial
lugares. [rural, urbana, completa, incompleta, entre otras], bajo el supuesto
de que estas señalan diferencias significativas, aunque la realidad
sea otra. Otras, se asumen categorías sociales de manera incons-
Categorías sociales y categorías analíticas ciente, por no cuestionar a qué corresponden; por ejemplo, las dife-
rencias que se señalan en el magisterio [entre normalistas y no
Un problema central en la etnoqrafía es la construcción de cate- normalistas, empíricos o técnicosl pueden decir más acerca del dis-
gorías analíticas y su relación con categorías sociales. Aparece des- curso gremial que señalar diferencias reales en la práctica de los
de el momento en que pensamos en temas de estudio y escucha- maestros. Algunas categorías sociales pueden convertirse en obs-
mos hablar sobre los fenómenos en el campo. Continúa hasta el táculos, por ejemplo, la dicotomía político versus no político a veces
momento de ordenar y segmentar la exposición final. Es especial- esconde las posturas político-sindicales comunes a todos los maes-
mente importante en la etnografía por la forma en que vamos inter- tros, incluso los que no participan.
actuando con el conocimiento legítimo de quienes conocen las loca- También sucede lo contrario; las categorías sociales, retomadas
lidades en las que realizamos un estudio. desde cierta perspectiva teórica, señalan importantes discontinuida-
Por categorías sociales8 entiendo aquellas representaciones o des en la realidad local. Por ejemplo, más allá de la dicotomía es-
prácticas que aparecen de manera recurrente en el discurso o en cuela/comunidad, que es usual en el discurso académico yadminis-
las acciones de los habitantes locales y que establecen distinciones trativo, emergen categorías sociales locales que indican diferencias
entre cosas del mundo que ellos conocen y manejan. Desde luego, importantes: las localidades llamadas "comunidad" [barrio, colonia,
estas categorías son diferentes de grupo a grupo. Además, el mis- pueblo, agencia, rancho, villa, banda] tienen dinámicas internas y
mo investigador hace distinciones y se refiere a cosas sobre la base grados de autonomía muy diferentes entre sí. Al replantear estas
o
u de sus propias categorías sociales, derivadas de su experiencia en distinciones locales en términos más analíticos, algunos investiga-
ü:

o: otros ámbitos. La teoría establecida provee algunas categorías que dores sociales usan términos abstractos [como grupos, conjuntos,
(!)
o son más eficaces que las del sentido común para captar diferencias configuraciones!. La tendencia en la etnografía, en cambio, es en-
Z
f-
l.U sociales de fondo. Sin embargo, las categorías sociales, sobre todo contrar y conservar aquellas categorías locales que señalan diferen-
...,
o
aquellas que son ajenas al investigador, también señalan diferen-
<1: cias importantes y que no fueron previstas por el investigador. El
en cias y significados que no se aprecian desde la teoría existente." <1:
<1:
o: conocimiento local ha nutrido así, históricamente, la elaboración de U
f- ü:
...J
l.U
las teorías antropológicas. .<1:
o::
(!)
l.U
o:
Las categorías analíticas corresponden, finalmente, a una con- o
en 8. En algunas propuestas, se prefiere el término calegorías culturales. Yo opté por Z
o cepción teórica implícita o explícita. Incluso es siempre desde cierta f-
l.U
IJ) calegorías sociales para incluir aquellas distinciones que no tienen una inscripción
IJ)
l.U cultural explícita, pero que sí se manifiestan en las relaciones sociales.
perspectiva teórica que se perciben y se incorporan las categorías s
U
Z Z
l.U
o 9. Esto es claro en el análisis que Malinowski [1972, capítulo VI) hace de los tipos
X o::
l.U
...J de intercambio basándose en diferencias señaladas material y simbólicamente en la l.U
o,
u..
l.U cultura y que con frecuencia [no necesariamentel son nombradas en la lengua. Este formaba parte más bien de la cultura occidental de su tiempo. como expresión del
X
l.U
o: análisis le permitió refutar la concepción "utilitarista" del intercambio primitivo qUE" liberalismo económico. ~

80 ...
81
sociales significativas para el análisis. Por otra parte, es importante particulares. Al estudiar otras localidades, se pueden encontrar las
notar que las categorías sociales pueden tener términos especiales formas en que se presentan +O no- en la realidad local aquellas
en el discurso local. o bien solo encontrarse implícitos en las accio- relaciones que se construyeron en estudios etnográficos anteriores.
nes o la manera de hablar de algunos habitantes de la localidad. Los procesos estudiados pueden enunciarse en términos abs-
Por ejemplo, las categorías sociales que establecen distinciones de tractos, por ejemplo, la negociación en torno de algún aspecto de
clase o raza tal vez no se nombren como tales, para ocultar un pre- la escuela. A partir de las interacciones observadas y de las entre-
juicio; no obstante, se hacen evidentes en acciones de exclusión y vistas con personas de la localidad, se reúnen referentes empíricos
discriminación. Las distinciones que marcan este tipo de categorías y categorías sociales que muestran lo que está en juego en la ne-
pueden ser un aspecto importante del estudio. gociación, según los participantes. No obstante, estos contenidos
No se trata, entonces, de asumir como propias y analíticas to- -por ejemplo, una celebración cívica o un uniforme escolar- pue-
das las categorías sociales locales para ver la realidad tal como la den articularse desde una nueva concepción acerca de las posi-
ven los habitantes. Tampoco conviene desechar todas esas catego- ciones involucradas en la negociación y sus desenlaces posibles.
rías como prenociones carentes de significado teórico. Al descubrir Así, lo que está en el fondo de una negociación puede ser no la ce-
y usar categorías del conocimiento local, es importante retomarlas lebración o el uniforme en sí, sino la distribución del trabajo y de
en el análisis en la medida que expliquen mejor la dinámica obser- los costos involucrados en la participación escolar. Esta es la lógi-
vada y se puedan integrar al trabajo conceptual y a la elaboración ca que permite abordar otros casos, en los que pueden ser diferen-
del texto etnográfico. tes los contenidos en el momento, pero similares los motivos de
fondo.
La generalización es distinta de la representatividad. Lo que
Lo particular y lo general sucede en una localidad no necesariamente pasa en otras y no se
propone que el caso estudiado sea representativo de alguna mues-
El equilibrio entre lo particular y lo general es uno de los proble- tra mayor. En la etnografía, la cuestión de representatividad se plan-
mas centrales de la investigación etnográfica: no es posible elimi- tea en el interior del caso estudiado. ¿Cúan representativo es lo que
o
u nar ninguno de los polos [Erickson, 1986]. En la antropología, para- se observa de lo que aquí suele suceder en otros momentos? De ahí
u:

cr dójicamente, hay mayor posibilidad de llegar a una formulación la necesidad de permanecer mucho tiempo en el campo, de hacer
(!)
o más general cuando nos sumergimos en lo particular del caso es- múltiples observaciones y entrevistas, en diferentes situaciones,
Z
f-
l.U tudiado. El camino hacia adentro lleva a lo general y permite cons- para encontrar recurrencias que apoyen esa representatividad inter-
o
--, truir conocimientos que pueden tener una fuerza no circunscrita al na, o bien para conocer las circunstancias particulares de lo que no
«
en sitio y momento de su construcción, así como encontrar lógicas «
«
cr parece ser recurrente. u
f-
que pueden ser válidas más allá de la delimitación del estudio. La u:

....J
l.U cr
l.U secuencia particular de los hechos o los detalles de cada evento (!)
o
cr Z
en son irrepetibles. No obstante, en la descripción etnográfica se in- Algunos procedimientos f-
o l.U
Ul
Ul
tenta conocer relaciones o procesos con un valor más general, que ~
l.U U
Z articulen y expliquen tanto los sucesos particulares como su varia- Así como en el trabajo de campo es posible combinar una gran Z
l.U
o
X ción temporal o espacial. Esto no quiere decir que las mismas rela- o::
l.U
....J
cantidad de técnicas, también en el proceso analítico es posible utili- l.U
o,
lJ...
l.U
ciones existan en todos lados, sino solo que han sido formuladas de zar procedimientos y operaciones provenientes de diferentes discipli- X
l.U
cr tal manera que es posible ver si son relevantes o no en otros casos nas. De este modo, se han aprovechado ciertas formas de análisis ~

82
----------
estadístico [no paramétricol. censos y mapas, diagramación de redes - Las entrevistas profundas, generalmente más extensas, con
de relación y análisis del discurso, entre otros. Sin embargo, si consi- personas dispuestas a compartir su conocimiento especializa-
deramos la descripción narrativa como la característica distintiva de do sobre algún tema.
la etnografía frente a otras formas de investigación social, el proble-
ma analítico central se encuentra en la construcción del texto etno- Cada tipo de información sugiere distintas formas de análisis, se
gráfico. Es posible hacer explícitos algunos de los procedimientos integra de diferente manera al texto final. La construcción del texto
que permiten ir transformando el material de campo en el texto final. etnográfico se realiza mediante una serie de descripciones sucesi-
El material recogido en el campo se presenta de muy diferentes vas. La primera descripción es producto de la ampliación de las
formas. Por eso, es necesario escoger procedimientos específicos notas de campo o transcripciones. Este material puede reescribirse
para analizar los materiales en cada caso. En algunos estudios, la de muchas maneras y generalmente se lo transforma por lo me-
información necesaria ya viene etiquetada; existen categorías bien nos dos veces antes de integrarse a la exposición final de los resul-
delineadas en el discurso local para designar ciertos momentos o tados de la investigación. Los textos analíticos pueden ser descrip-
hechos, y normas explícitas y categorías sociales que indican rela- ciones generales de situaciones o características recurrentes, en las
ciones entre las personas. En otros casos, se presenta la informa- que ciertos fragmentos de los registros iniciales sirven de apoyo
ción de manera mucho más fragmentaria y oculta, pues no existen empírico. También pueden ser descripciones detalladas de un solo
categorías explícitas que ayuden a percibir diferencias significativas. hecho registrado, cuya riqueza permita articular otra información
Los materiales de campo presentan la información de diferentes dispersa en las notas de campo. La forma que toman estos escritos
maneras; por ejemplo, hay contrastes entre: analíticos depende del estudio y de la forma en que se encuentra, en
las notas de campo, el material utilizado para construir su objeto.
- Las situaciones recurrentes que reproducen, a"'veces con casi Aunque a veces se deja a un lado alguna serie de registros, ge-
idéntica secuencia o sentido, las tradiciones o prácticas cultu- neralmente los recortes no se dan sobre el material de campo, sino
rales más reconocibles de la vida cotidiana. sobre el conjunto de categorías analíticas que se pensaba usar para
- Los detalles diarios, rutinarios, que tal vez se ven al principio y ordenar los contenidos. Después, los mismos registros de campo
o
el luego se vuelven tan predecibles y familiares que se dejan de suelen servir para nuevos análisis. Desde concepciones alternativas
u..
.« registrar. del objeto de estudio se puede integrar la misma información en
O:::
o - Los fragmentos dispersos en la información que proviene de múltiples sentidos. Pensar sobre un registro de campo con diferen-
O
Z
f-
W
diferentes personas con quienes se conversa, o de observacio- tes conceptos produce diferentes descripciones de un mismo hecho.
-,
O
nes hechas en diferentes momentos que, de manera aislada, En el trabajo de ir construyendo una descripción de cierta parte
« «
Q)
« significan poco, pero se vuelven inteligibles al reconstruir tra- [nunca del todo) del proceso estudiado, es posible distinguir algunos el
O::: i:i:.
f- mas completas, hilando unos con otros. procedimientos analíticos, es decir, lo que se hace con el material .«
-.1 O:::
W
- Las situaciones-síntesis, ricas y comprensibles en función del para transformarlo. A continuación describo cinco: a) interpretación; o
W o
O::: Z
Q) conocimiento previo [del contexto, del momento, de los suje- bl reconstrucción; el contrastación; d] contextualización, y e) explici- f-
W
O
Vl tosl, que permiten articular una gran cantidad de información. tación. Algunas de estas operaciones pueden quedar entrelazadas «
Vl U
W
- Las situaciones-clave, que revelan, de repente, aspectos gene- con otras al elaborar determinado texto descriptivo. No incluyo los z
Z w
O O:::
X ralmente invisibles [para el investigadorl. dada la rutina diaria procedimientos más comunes en la investigación, que también sue- W
Q.
W
-.1
u.. y el discurso normativo; por ejemplo, momentos de trasgresión len utilizarse en el análisis etnográfico [por ejemplo, la clasificación X
w
W
O::: de la norma. o la codificación, el conteo de frecuencias y el análisis de la distribu- ::3
cion, la determinación de tipologías, la elaboración de cuadros o Por ello, es tan importante, en la etnografía, el trabajo de re-
tablas, entre otras], ya que su manejo es más conocido Id Atkinson flexión sobre los marcos de interpretación que solemos usar,
y otros, 2001; Schensul y Lecompte, 1999]. pero que también podemos modificar en cierta medida.
Finalmente, la hermenéutica advierte que no existen significa-
1J Interpretación. Puede entenderse de entrada como la com- dos fijos e inmutables en los discursos o las prácticas, sino so-
prensión del significado de los discursos y las acciones. Esta lo significados creados o apropiados por sujetos. La reflexión
definición no ayuda mucho, ya que existen diferentes niveles o de Ricoeur, si bien referida a textos, es pertinente:
estructuras de significado y muchos lugares desde donde se
comprenden las palabras y las cosas. Retomo aquí solo el Leer es, en cualquier caso, enlazar un discurso nuevo con el dis-
nivel más elemental, la interpretación de lo que se dijo, que es curso del texto L..]. La interpretación es el resultado concreto
un paso continuo en el proceso etnográfico. Escuchar lo dicho, de esa imbricación L..], Entiendo aquí por apropiación el hecho de
que la interpretación de un texto desemboca en la interpretación
y comprenderlo, involucra bastante más que un conocimiento
de sí de un sujeto que, a partir de ese momento, se comprende
del idioma utilizado; requiere no solamente conocer la lengua
mejor o, sencillamente comienza a comprenderse L..], De este
o el léxico local lun reto en sll. sino también los aspectos se- modo, la interpretación aproxima, iguala, hace que lo extraño
mánticos y pragmáticos de las expresiones lingüísticas. Es resulte contemporáneo y semejante, es decir convierte en algo
decir, es necesario no solo comprender el significado de las propio lo que, en un principio, era extraño (Ricoeur, 1999: 74-75].
palabras o las expresiones enunciadas, sino también el senti-
do en que se dicen [por qué se dicen en ese momento, entre Este pasaje ilumina claramente tanto los orígenes como los
esas personasJ y la fuerza que tienen lqué efecto tienen en destinos del texto etnográfico.
quienes las escuchan]. Toda interpretaciórftambién requiere 2J Reconstrucción. Un segundo procedimiento característico del
inferir el significado de mensajes indirectos en la interacción, análisis etnográfico consiste en armar o reconstruir las redes
a partir de tonos y gestos. Es importante distinguir, por ejem- de relaciones y las tramas de pequeñas historias. Esto se
plo, tonos de ironía, humor o seriedad en el habla. logra observando la secuencia de conjuntos de situaciones o
o
U Interpretar requiere, además, comprender, en lo posible, el sucesos entrelazados entre sí. Para reconstruir dichas tramas
LL
,« conocimiento local [Geertz, 1983 y 2000]. Comprender lo dicho se utiliza una cantidad de material, a menudo fragmentario,
el::
(!)
o como lo hacen otros sujetos de la localidad implicaría, entre obtenido en diferentes momentos y situaciones, que puede
Z
1-
W
otras cosas, compartir toda su experiencia común, .10 cual es incluir detalles que se notaron y registraron inicialmente, sin
o
--, imposible. No obstante, la progresiva asimilación de referen- comprender su relación con tramas o sucesos significativos.
« «
(IJ
« cias y sentidos locales es parte de lo que marca el avance en Idealmente, se recurre a versiones de diferentes personas u
el:: ¡:¡:
1- el trabajo de campo. Las situaciones en que participamos po- sobre los mismos hechos lla llamada "trianqulación"], se inte- ,«
-.J el::
(!)
W
w
nen a prueba el conocimiento que tenemos de la cultura local. gran varias observaciones y entrevistas referidas a un mismo o
el:: Z
(IJ Las inferencias que hacemos acerca del significado de lo dicho suceso. La recurrencia de ciertos rasgos puede ser significati- 1-
W
o
lfl
lfl
se apoyan en las respuestas que dan otros participantes [cuyo va para este análisis, o bien una situación única puede revelar, s
U
Z
W
Z significado desde luego también se tiene que inferir], quienes de pronto, una dinámica oculta bajo la rutina de todos los días, W
o el::
X
W
a veces nos muestran alternativas de interpretación. Siempre como cuando alguien transgrede una regla implícita. La re- W
e,
-.J
LL existen, además, niveles implícitos o inconscientes que tam- construcción requiere una sistemática y cuidadosa búsqueda X
w
W
el:: bién influyen en la interpretación de los registros de campo. de todos los indicios en los registros y, de ser posible, una :5

86
-------- 87
puesta a prueba de lo que se reconstruye en una nueva etapa tendencias educativas globales resulta ser imprescindible pa-
de trabajo de campo. ra comprender muchos sucesos locales en el ámbito escolar.
Este procedimiento es similar a la actividad del arqueólogo o 4J Contrastación. Es la forma elemental de trabajar con la dife-
del paleontólogo, quienes articulan un conjunto limitado de rencia en el análisis etnográfico. La búsqueda de ejes de con-
fragmentos recogidos para conocer estructuras completas. En trastación permite describir algo al compararlo con otro caso
este proceso de inferencia, el conocimiento previo del mundo y encontrar diferencias significativas entre dos situaciones
escolar o comunitario, por ejemplo, permite generar buenas similares. Al observar ciertos sucesos [corno una reprimendaJ
hipótesis acerca del lugar que puede ocupar cada fragmento en diferentes condiciones, notamos sus características cons-
dentro de una estructura mayor, así como el conocimiento de tantes, o bien explicamos el efecto de estas condiciones sobre
la morfología o la arquitectura posibilita reconstruir el modelo los sucesos observados [tal vez no se reprende en presencia
de un dinosaurio o un templo, y reconocer los lugares donde de los padres]. La contrastación entre prácticas, situaciones o
encajan los fragmentos obtenidos en el campo. Las recurren- expresiones que registramos en el campo tiene un paralelo
cias y las regularidades observadas también nos dan pautas con el trabajo de los lingüistas. Al estudiar una lengua desco-
que permiten ubicar la evidencia fragmentaria al reconstruir nocida, ellos escogen dos palabras idénticas salvo en un soni-
un proceso mayor. Si la reconstrucción que hacemos es válida, do ["un par mínimo"] y preguntan qué significan. Si los ha-
permite prever ciertas tendencias o desenlaces de situaciones blantes afirman que significan algo distinto, se concluye que
observadas posteriormente en el trabajo de campo. los sonidos diferentes son de hecho dos fonemas de la len-
3J Contextualización. Otro procedimiento constante en el análisis gua. Esto llevó a cierta corriente de la etnografía a sugerir
etnográfico consiste en colocar en un contexto lo observado en que entre elementos culturales también existen diferencias
el campo. Esto, desde luego, también enfierra una gama de significativas, que se denominaron émicas [en alusión a foné-
referencias posibles, sobre todo en función de la escala, ya rnicasl."? En la contrastación etnográfica, al seleccionar y
que el "contexto" puede significar desde el enunciado en que comparar dos sucesos con semejante estructura formal, en
aparece determinada palabra o la conversación que enmarca contextos similares, se encuentran las diferencias que permi-
o
U un enunciado, hasta el entorno local, regional o nacional en ten identificar ciertos elementos significativos y establecer,
LL
-<!
o:: que sucede lo registrado en el campo. Desde luego, es impo- así, categorías culturales. Es particularmente importante, en
(!)
o sible conocer todos estos contextos de los procesos estudia- esta instancia, cuidar los aspectos de escala y nivel de abs-
z
~
UJ dos. Lo que generalmente hacemos es tratar de mostrar en el tracción, para asegurar que se estén comparando cosas del
,
o análisis cómo la consideración de algunas características es- mismo orden. «
« u
al
« pecíficas del contexto puede hacer más comprensibles los fe- 5J Explicitación. Hacer lo observado inteligible para otros obliga ¡:¡:
o:: .«
~
....J nómenos que estudiamos. También podemos descubrir de a un análisis más exhaustivo de algunos de los hechos o su- o::
(!)
UJ
qué manera un nuevo contexto modifica las características del o
UJ z
o:: ~
al elemento o cambia su significado, a veces radicalmente. Por UJ
o 10. Lo "érnico' se derivó por analogía con el nivel fonémico de la lengua. referido «
Vl
Vl
ejemplo, incorporar ciertas prácticas culturales tradicionales Ü
z
UJ a las unidades mínimas que establecen distinciones significativas dentro de una len- UJ
Z al ámbito escolar puede trastocar su sentido original. Es in- gua en particular. Lo émico se refiere, así, a categorías que son significativas dentro o::
o UJ
X
UJ
dispensable tener cierto conocimiento contextual para com- de una cultura en particular. Lo ético, por analogía con el nivel fonético, se refiere a
e,
x
....J UJ
LL prender lo que está pasando, sobre todo en situaciones con- categorías que permiten el análisis comparativo con parámetros constantes ISpra-
UJ
o::
:3
flictivas En la actualidad, por ejemplo, el conocimiento de las dley y McCurdy, 19721.

88 89
cesos [no todos] que, por su riqueza, sintetizan una gran can- El último paso del análisis se realiza al redactar la monografía
tidad de características de los fenómenos estudiados. Se etnográfica. La secuencia y la estructura de este texto respaldan el
trata de reescribir, de una forma mucho más amplia que el conocimiento construido, y este se organiza mediante las catego-
registro original, aunque igualmente cercana a los detalles rías utilizadas. En los años noventa, el carácter del texto etnográfi-
particulares, una situación observada (clase, asamblea, jue- co se convirtió en un tema importante [van Maanen, 1988 y 1995;
go, conversación], tratando de explicarse a sí mismo y a otros Atkinson, 1990 y 1994; Marcus, 1998; Reynoso, 1991; Geertz, 1988 y
lo que está pasando en la situación descrita. El ejercicio de 2000; Goodall, 2000]. La discusión subrayaba la manera en que el
explicitar es mucho más completo que el de solo comentar antropólogo construye su autoría y su autoridad, es decir, su dere-
fragmentos de registros. Confronta al investigador con todo lo cho a escribir lo que escribe." La autoridad etnográfica, en el
que no puede explicar y así tiende a obligar a una búsqueda pasado, se derivaba del hecho de que el autor "estuvo ahí", pero la
de información adicional len otros registros o en el campo] práctica tradicional de borrarse a uno mismo imponía una distancia
que permita comprender la situación. También puede marcar y daba una aparente "objetividad" al texto etnográfico. En la actua-
límites a lo que fue posible reconstruir. lidad, se critica este pretendido realismo y se considera una postu-
El proceso de hacer explícito lo que observamos permite sacar ra más humilde, en la que se aceptan y se describen las limitacio-
a la luz los preconceptos y las categorías que usamos implíci- nes ineludibles que se presentaron en el campo y se admite la
tamente para describir una situación, y por lo mismo, hace relativa ignorancia acerca de muchas cosas. En esta tendencia se
posible repensarlas, discutirlas y modificarlas. En este proce- revela cómo se llegó a la localidad y qué relación se estableció con
so es importante ver los registros como textos que requieren los habitantes, y se describe las condiciones del trabajo de campo.
interpretación, y no como fuentes de "datos" que se pueden La cuestión de la autoría es central en toda ciencia y su solución no
aislar de su contexto de origen. Cuando nos acercamos de es unívoca ni sencilla. No obstante, en la actualidad resulta ineludi-
nuevo a los registros, a veces tenemos la impresión de entrar ble asumir una mayor conciencia de los géneros textuales y de la
en un territorio desconocido, como si fuera la primera vez. retórica que se usa al redactar un texto etnográfico, sin perder de
Esto nos permite seguir nuevas pistas hacia la comprensión vista el objetivo central de contribuir a la comprensión de relacio-
o
u de la situación y hacia la construcción de relaciones no previs- nes o procesos generales que se dan en lugares y momentos parti-
u,
.<!
o:: tas al inicio del estudio. El análisis se presenta así como una culares. En el último capítulo abordaremos algunos aspectos cru-
C!l
o segunda lo tercera o cuarta] observación, donde se modifican ciales del texto etnográfico.
Z
f-
W
los esquemas conceptuales y aparecen, en consecuencia,
o
--.<! nuevos elementos. Esto es incluso más evidente al observar y
<!
m escuchar las grabaciones de audio o video hechas en el cam- EL TRABAJO CONCEPTUAL U
<!
o:: ¡:¡:
f- po. En el texto etnográfico, nunca debemos suponer que el .<!
--l o::
C!l
W
W
lector va a comprender lo que procuramos mostrarle a partir Algunos ensayos sobre la investigación etnográfica parecieran o
o:: Z
f-
m de la simple lectura de un fragmento de registro. Es necesario suponer que el trabajo conceptual es prescindible. He argumentado, W
o
Vl hacerle notar qué detalles se están tomando en cuenta como al contrario, que el trabajo conceptual es fundamental para cual- ~
Vl u
z
W
Z significativos y explicarle cómo apoyan el argumento de fondo. quier estudio etnográfico, aunque no se llegue, necesariamente, a w
o o::
X Explicitar lo que el etnógrafo observa en los registros guía la ur
e,
W
x
--l
u, lectura de un texto etnográfico. w
W
o:: 11. Se desarrolla este tema en el capítulo 7.
:s
90 91
una formalización teórica. Al realizar un estudio etnográfico, aun nes investigativas, suele ser necesario establecer la relación entre
con poco tiempo disponible, se debe abrir un espacio para repensar conceptos y elementos observables al inicio del estudio. Es decir, se
y discutir las categorías utilizadas y, así, enriquecer la concepción requiere "operacionalizar" los conceptos derivados de la teoría
que se tiene al inicio. como variables y establecer indicadores para medirlos. En la etno-
La centralidad del trabajo conceptual dentro de la etnografía está grafía, esta relación permanece, en gran medida, indefinida y se
relacionada con la posición epistemológica desde la cual se asume construye progresivamente, a lo largo del análisis. La idea de man-
esta forma de investigar. Mi reflexión parte del hecho de que se ob- tenerse abierto y flexible durante la construcción etnográfica, en ese
serva y se describe, necesariamente, a partir de determinada con- sentido, no es simplemente un estilo de trabajo; es la condición para
cepción del objeto. Existen muchas descripciones posibles de cual- poder establecer nuevos vínculos entre los conceptos y las acciones
quier fenómeno social. Cada descripción contiene concepciones o situaciones observables.
implícitas, pues no puede haber una descripción "directa" de los Durante el proceso, hay momentos en que se plantean relacio-
hechos que no sea mediada por algún esquema mental. Se logra nes partiendo de toda la riqueza conceptual que se tiene a la mano,
una descripción más coherente y más inteligible de una situación y luego se generan esquemas en abstracto. A veces, estos momen-
particular en la medida en que se hagan explícitas y se formulen en tos son necesarios en alguna etapa de la investigación, pero los
términos generales algunas relaciones que articulan la descripción. esquemas iniciales, generalmente, no resuelven el problema de la
Es decir, no se observa para luego construir una teoría; a partir del construcción de los nexos entre la concepción y lo que se documen-
trabajo conceptual es posible observar ciertos aspectos de la reali- ta en la experiencia de campo. Por eso, existen en la etnografía las
dad. No se describe para después hacer teoría, se hace teoría para consignas de no esquematizar demasiado y más bien suspender o
poder describir mejor. cuestionar las inferencias anticipadas. Por otra parte, las concep-
En el proceso real, la relación entre la teoría yel trabajo descrip- ciones previas no son necesariamente coherentes, ni cerradas ni
tivo se expresa de diferentes maneras. Hay momentos iniciales en únicas. Nos aproximamos al mundo empírico con concepciones
que la teoría está presente. No solamente se trata de la teoría for- múltiples y diferentes entre sí. Esto permite la observación de cosas
mal, sino de todo el conjunto de concepciones, incluso las del senti- aparentemente contradictorias, que intentamos acomodar para
o
U
lJ...
do común, que tiene el investigador en torno de su tema. De hecho, hacer inteligibles. Por fortuna, podemos escuchar las maneras de
.« estos antecedentes permiten empezar a formular preguntas, pues concebir y hablar sobre el mundo desde el conocimiento local, que
a::
(!)
o estas no emergen de la nada, resultan de cierto conocimiento pre- pueden permitir la observación o reconstrucción de otros aspectos
Z
t-
UJ
vio. La teoría también está presente en la previsión acerc-a de lo que importantes.
«-.
o
en
se aceptará como una respuesta a las preguntas, una decisión ini- ¿Cómo es posible que cambien esas concepciones iniciales?
«
« cial acerca de la construcción considerada válida, según se busque ¿Por dónde se inicia el cambio, si la observación y la descripción u
a:: ¡:¡:
t-
...J dar cuenta de estructuras, de sistemas o bien de procesos. En cada son consecuencia de concepciones previas? En general. se piensa -«
a::
(!)
UJ
UJ
caso se plantean posiciones teóricas diferentes como un trasfondo que estos cambios son el resultado de una confrontación con los o
a:: Z
en general que orienta el proceso de construcción. datos empíricos, que proporcionan una comprobación o refutación t-
UJ
o «
Ul
Ul
En la tradición etnográfica, construir conocimiento significa dar independiente de la concepción [o hipótesis) que se intenta verificar. U
UJ
contenido concreto a los conceptos que se elaboran; significa, ade- Sin embargo, los "datos" se construyen siempre desde alguna con- z
Z UJ
o oc
X más, establecer las relaciones no solo entre conceptos en abstracto, cepción. Es necesario recurrir a otras posturas epistemológicas UJ
CL
...J
UJ
lJ... sino entre los conceptos y los contenidos empíricos provenientes de para dar cuenta del cambio . X
UJ
UJ
a:: un contexto histórico en la localidad del estudio. En otras tradicio- En este sentido, la concepción epistemológica basada en el :5

92 93
modelo piagetiano de equilibración puede apoyar la comprensión el arte, hasta ciertas formas de diagnóstico médico. El autor llama a
del proceso:
este tipo de conocimiento "el paradigma indiciario". Dice:
Todo esquema en funcionamiento necesita del objeto asimilable para su
Si la realidad es opaca existen zonas privilegiadas, señales, indicios que
propia conservación L..I: un objeto no inmediatamente asimilable cons-
permiten descifrarla. Esta idea constituye el núcleo del paradigma indi-
tituye una perturbación; los mecanismos de regulación actúan entonces
ciario que se ha abierto camino en los ámbitos cognoscitivos más va-
tratando de compensar la perturbación. El modo más efectivo de com-
riados, modelando en profundidad las ciencias humanas L..l. Surge sin
pensación es precisamente aquel que logra hacer admisible el elemento
embargo la duda acerca de si [el] rigor en este paradigma no será inal-
inicialmente perturbador, lo cual exige una modificación del esquema
interno IFerreiro, 1999: 127]. canzable; en situaciones como esta el rigor elástico del paradigma indi-
ciario parece ineliminable. Se trata de formas de saber, tendencial-
mente mudas, en el sentido de que, como hemos dicho, sus reglas no
En la experiencia etnográfica, hay ciertos momentos en que se
se prestan a ser formalizadas y ni siquiera dichas, nadie aprende el ofi-
observa algo que potencialmente desequilibra el esquema que se te- cio de conocedor o de la diagnosis limitándose a poner en práctica
nía acerca de algún objeto de estudio. Entonces, se da la posibilidad reglas preexistentes; en este tipo de conocimiento entran en juego ele-
de modificar ese esquema inicial, siempre y cuando el investigador mentos imponderables, el olfato, golpe de vista, intuición IGinzburg,
no niegue o deseche lo que percibió, reacción que, por cierto, es 1983:98].
bastante frecuente. En algunos casos, estas observaciones se "asi-
milan" como nuevos ejemplos de los conceptos o esquemas ante- Para que ciertas cosas puedan convertirse en indicios, debemos
riores. El cambio conceptual ocurre cuando se acepta lo que se orientar conscientemente la mirada hacia el detalle, hacia lo hetero-
percibió realmente como "perturbación", advirtiendo que no cabe doxo, lo dispar, lo que no encaja en el esquema. Luego, debemos re-
en el esquema lógico que se tenía al principio. 'tn ese momento las tomarlo como clave para empezar a desenredar toda la trama de lo
concepciones iniciales se tienen que "acomodar", es decir, trans- que está ocurriendo y construir nuevas relaciones que puedan expli-
formar para admitir la nueva percepción. Esto requiere un trabajo car y articular el resto de los elementos observables. La capacidad
específico, una acción mental de quienes construyen conocimientos de encontrar esos indicios requiere un entrenamiento en nuevas for-
o
u nuevos. mas de mirar y de integrar conceptos alternativos que permitan
u:
-<1:
a:: En el proceso etnográfico solo es posible lograr la modificación "dejarse sorprender". La apertura y la sensibilidad ante los indicios
(!)
o de los esquemas previos al integrar los conceptos alternativos que y las señales son elementos necesarios en el proceso etnográfico.
Z
1-
w permitieron observar algo como "perturbación". En esto consiste el Precisamente, el continuo trabajo de elaboración conceptual hace
o
.....,
<t: trabajo conceptual. No es posible "olvidar la teoría" para observar, si posible integrarlas al objeto de estudio .
en
<t:
a::
no se tiene otro lugar desde donde mirar. Ese otro lugar es, en gran El trabajo conceptual permite la elaboración de la descripción, <t:
U
1-
...J medida, el conocimiento local. característica irrenunciable de la etnografía. En parte, esto respon- u:
.<t:
W a::
W Otros planteamientos epistemológicos exploran la transforma- de a la búsqueda de una forma de exposición que rebase al lengua- (!)
o
a::
en ción conceptual ligada a la posibilidad de hacer inteligibles nuevos Z
o je de los especialistas, que alcance a un público más amplio, pero 1-
W
III
III
elementos. Por ejemplo, Bateson [1972) lo concibe como "corazona- hay otras razones importantes para conservar la descripción de la <t:
W U
Z
o
das", generadas por el uso de analogías que provienen de otras dis- localidad estudiada. Primero, ya que la validez del conocimiento que Z
w
~ ciplin~s o estudios. Ginzburg [1983), por su parte, presenta una larga se construye se postula solo para un contexto dado, se requiere la a::
w
...J o,
lJ..
W
historia de formas bastante heterodoxas de conocer, incluyendo especificación de este contexto en el texto. En segundo lugar, la x
w
a::
desde el trabajo del detective y la identificación de falsificaciones en descripción intenta conservar algo de las conexiones entre los he- :3

94
95
chos o procesos estudiados, a pesar de que nunca es posible re- recursos disponibles. Las exigencias de producción, de participación
construir "la totalidad". Como en cualquier proceso investigativo, es y de docencia dificultan el desarrollo de la investigación etnográfica.
necesario recortar, categorizar, generalizar y plantear relaciones La lógica misma de la investigación define ritmos, tiempos y formas
en distintos niveles de abstracción. Sin embargo, en la exposición de relación frecuentemente incompatibles con las exigencias del tra-
descriptiva, de algún modo se recupera parte de la forma en que ··en bajo docente y de otras prácticas educativas. Estas, a su vez, depen-
la vida real" esos niveles analíticos se presentan vinculados entre sí den de posiciones y negociaciones respecto del poder y las relacio-
de manera única. Al conservar el contexto y la especificidad, la des- nes que ordenan jerarquías distintas en la actividad cotidiana. La
cripción también explica por qué un proceso general estudiado combinación de prácticas depende mucho de los contextos, lugares y
adquiere cierta forma o contenido en cada localidad. tiempos específicos en los que trabajamos.
A menudo decidimos hacer un estudio etnográfico desde la pers-
pectiva y con la participación de determinado grupo social. Para ello,
ETNOGRAFíA Y OTRAS PRÁCTICAS es importante distinguir tres aspectos:

Finalmente, es importante la reflexión sobre la relación entre la 1 J La participación de determinadas personas en el proceso de
práctica etnográfica y otras prácticas educativas y políticas. Dada la construcción del conocimiento. La pregunta sería quiénes ha-
gama de posibilidades que permite la observación etnográfica, con- cen la investigación, para quiénes la hacen y qué intereses,
viene distinguir esas prácticas y comprender la relación entre ellas. compromisos y conocimientos tienen respecto a los proble-
La práctica investigativa se emprende en el contexto de un proceso mas que estudian.
de construcción de conocimiento, a menudo dentro de un marco ins- 2J La inclusión del sentido común de determinado grupo en los pro-
titucional u organizativo dado; por lo tanto, está marcada por esa cesos de construcción del conocimiento. El "sentido común" es
inserción. La práctica política, en un sentido estricto, es un-trabajo un conjunto heterogéneo, que abarca tanto mitos y certezas
de organización y coordinación de fuerzas sociales que se ponen en como conocimientos y nociones acerca del mundo. En la etno-
juego en la sociedad política. Estos sentidos no son del todo delimi- grafía, se incluyen de manera deliberada otros saberes y ca-
o tegorías sociales y, además, se vigila de forma consciente el
U tables.
lJ..
-« Ciertamente, no está ausente lo político de la construcción del sentido común propio del investigador, incluyendo el "sentido
o::
(!)
conocimiento ni tampoco está ausente la producción de conocimien- común" académico.
o
Z
f-
w
to de las prácticas políticas. La investigación, como toda actividad 3J La perspectiva política desde la cual se hece el estudio. Esta
o
-, cultural, influye en la formación de grupos políticos de diversas perspectiva está reflejada en elementos ideológicos y cultura-
« «
en orientaciones. Todo conocimiento difundido entra en el juego político, les explícitos e implícitos del discurso y la práctica social de u
«
o:: u:
f- generalmente reinterpretado y rearticulado, en ocasiones en senti- quienes investigan; se debe considerar como dimensión dis- -«
o::
-1
(!)
W dos imprevisibles. A la vez, toda práctica social, incluyendo la políti- tinta de la posición social y el sentido común de quienes parti- o
W Z
o::
en ca, implica algún conocimiento del mundo social y del momento his- cipan en el proyecto. f-
W
o -c
1I1 tórico. Sin embargo, es necesario distinguir estas prácticas. Ü
1I1
W El contexto institucional define, por lo menos en parte, las posibi- La confusión entre estos tres aspectos aparece en la discusión, z
w
Z ¡y
o lidades y las limitaciones reales de la relación entre diferentes prác- pero en realidad no se implican mutuamente. La participación de w
X e,
W x
-1
lJ.. ticas. Toda investigación se realiza dentro de contextos instituciona- ciertas personas en el estudio no garantiza, por sí misma, que se w
W
o:: les y condiciones materiales de trabajo que limitan el tiempo y los haga desde los intereses del sector al que pertenecen. Además, ::í

96··········· ---- 97
elementos de su sentido común pueden ser contradictorios con El esfuerzo para comprender y explicar debe orientar y motivar
su perspectiva política. Es importante ser conscientes de que no también el proceso etnográfico situándolo, así, en el campo de las
podemos ser neutrales ante las cuestiones educativas que se deba- ciencias sociales y marcando delimitaciones, siempre tentativas,
ten, pero tampoco suponer de manera ingenua que la investigación frente a otras prácticas que pueden suponerse parecidas: la litera-
tendrá una incidencia política clara en el sentido esperado [Gledhill, tura, el periodismo, la crónica, el juicio, el chisme ...
20021. Los resultados pueden reflejar determinadas políticas o bien
ser utilizados para apoyar políticas contrarias. Por ello, hacer explí-
citas las maneras de concebir, describir y explicar procesos educa-
tivos se vincula con una creciente conciencia política.
Una pregunta reiterada en este campo se ha dado en torno del
problema de los juicios de valor. Un texto de Pereyra apoyó mi
reflexión sobre este problema. Él planteó, a propósito de la historia
[disciplina en la que se da la misma disyuntiva que encontramos
en la etnografíal. la discusión sobre la neutralidad y el enjuicia-
miento:

Parece obvio que las interpretaciones históricas incluyen siempre juicios


de valor y que ningún apego a la pretendida objetividad del dato anula el
peso de los esquemas ideológicos en la narración explicativa. La ten-
dencia a rehuir los juicios de valor para preservar una supuesta pureza
científica y evitar la contaminación de los ingredientes ideológicos, exhi-
be incomprensión seria de cuáles son los modos en los que interviene la
ideología en la producción de conocimientos L..I. Sin embargo, no solo
las pretensiones de neutralidad son un obstáculo para el desarrollo de
o
u la ciencia histórica. También entorpece este desarrollo la manía de
ü:
•<{
o:: enjuiciar allí donde lo que hace falta es explicar .
(!)
o Es mucho más fácil centrar el examen del proceso social en un núcleo
Z
t- apologético o denigrativo que buscar en serio las causas inmediatas y
UJ
o
..., profundas de los fenómenos históricos l...J. Si la manía de enjuiciar deri-
<{
en va con facilidad en un obstáculo adicional para la explicación histórica, <{
<{ u
o:: ello se debe a que tiende a ocultar la constitución del mundo social: un ü:
t- -«
..J proceso formado por numerosos subprocesos articulados entre sí. Los o::
UJ (!)
o
UJ
o::
juicios de valor inhiben la recuperación de las luchas, sacrificios, force- Z
t-
en jeos y contradicciones que integran el movimiento de la sociedad y UJ
o <{
Vl
Vl borran todo con la tajante distinción entre los principios del bien y del Ü
UJ z
Z mal. El achatamiento del esfuerzo explicativo generado por la propen- UJ
o o::
X sión a juzgar limita la capacidad de pensar históricamente IPereyra, UJ
a.
UJ
..J x
I.J... 1980 :28-301. UJ
UJ
o:: j

98 . ._-~._- 99
LA EXPERIENCIA ETNOGRÁFICA •
1
Historia y cultura
en los procesos educativos

Elsie Rockwell

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UJ
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Agradecemos a las siguientes instituciones su autorización para el empleo del material previa-
mente publicado: Centro de Investigaciones de la Universidad Pedagógica Nacional IBogotá!. íNDICE
Departamento de Investigaciones Educativas del Centro de Investigación y Estudios Avanzados del
IPN IMéxico!. El Colegio Mexiquense A.C. IMéxicol y a la Editorial Germanía.

Rockwell. Elsie
La experiencia etnográfica : historia y cultura en los procesos educativos. - 1a ed. -
Buenos Aires: Paidós. 2009.
224 p.; 22x15 cm. -IVoces de la Educación; 13509/ Rosa Rottembergl

ISBN 978-950-12-1519-9

1. Antropología Cultural. 1.Título


CDD 306

Directora de colección: Rosa Rottemberg

Cubierta de Gustavo Macri

1a edición. 2009

Queda rigurosamente prohibida. sin la autorización escrita de los titulares


PRESENTACiÓN 13
del copyright. bajo las sanciones establecidas en las leyes. la reproducción
parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento. com- 1. LA RELEVANCIA DE LA ETNOGRAFíA 17
prendidos la reprografia y el tratamiento informático.
El sentido de la etnografía 18
La pertinencia de la etnografía 26
© 2009 de todas las ediciones Etnografía y transformación 30
Editorial Paidós SAICF El destino del conocimiento 38
Defensa 599. Buenos Aires
e-mail: difusionlaareapaidos.com.ar
www.paidosargentina.com.ar 2. REFLEXIONES SOBRE EL TRABAJO ETNOGRÁFICO............... 41
Polémicas epistemológicas 44
El trabajo de campo 48
Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723
El proceso de análisis 64
Impreso en la Argentina. Printed in Argentina
El trabajo conceptual.............................................................. 91
Impreso en Primera Clase. California 1231. Etnografía y otras prácticas.................................................... 96
ciudad de Buenos Aires. en marzo de 2009
3 ETNOGRAFíA y TEORíA 101
Tirada: 3.000 ejemplares La herencia histórica 104
Diversos enfoques teóricos 107
ISBN: 978-950-12-1519-9
, "
3. ETNOGRAFIA y TEORIA*
_.-----_._---_ .._------_._-----------_._-_._ ....._ .._-. __ ._._._._-_. __ ... ..~- '
., .

Desde hace tiempo, ha existido una tendencia a escindir la teoría


de la descripción que alimenta una postura etnográfica antagónica a
la teoría. Dos corrientes aparentemente opuestas convergen en esa
postura. Desde las posiciones positivistas, se postulaba el carácter
empírico y "ateórico" de la tarea etnográfica, considerada como pro-
veedora de datos objetivos. Por otra parte, había quienes defendían
el hecho de no "contaminar" el trabajo de campo con supuestos teó-
ricos como rasgo esencial de la descripción etnográfica, cuya meta
sería conocer el mundo tal como lo conocen los sujetos que lo expe-
rimentan cotidiana mente. El debate se dio, así, entre una concep- <{
ción que exigía al investigador la mayor objetividad posible en su 5d
u,
,<{
tarea de describir la realidad, y otra que exigía la mayor fidelidad a:::
(!)
o
Z
1-
w
s
(J
• Una primera versión de algunas partes que integran este capítulo fue publi- z
w
cada en el año 1986 con el título Rockwell, Elsie: "Etnografía y teoría en la inves- a:::
w
a.
tigación educativa", en Enfoques [Cuadernos del Tercer Seminario Nacional de
x
Investigación en Educación!. Bogotá, Centro de Investigación de la Universidad Pe- w

dagógica, págs. 29-56. :5

. 101
posible a la subjetividad de los miembros de una cultura. Para unos, Otras posiciones epistemológicas sostienen que toda descrip-
la etnografía era considerada como mera descripción; para otros, la ción involucra, necesariamente, una concepción del objeto. En toda
etnografía era "el proceso de construir una teoría de la operación de investigación etnográfica se encuentran, implícitas o explícitas,
una cultura particular, en términos lo más cercanos posibles a las concepciones del objeto de estudio que conducen hacia una de las
formas en que los miembros de esta cultura perciben el universo" múltiples descripciones posibles de la realidad estudiada. Aun
[Bauman, 1972l. aquella etnografía que se supone libre de teoría integra supuestos
Ambas concepciones compartían el supuesto de la etnografía que provienen del sentido común antropológico. Es imposible, por
como el proceso de recolección de materia prima. Además, conside- ejemplo, "construir una teoría de una cultura particular", desde la
raban que la perspectiva teórica y las concepciones mismas del perspectiva de los sujetos, sin aproximarse a la tarea con una teo-
investigador no intervenían en la descripción. Considerada como ría particular de la cultura. El etnógrafo no puede atenerse estric-
momento descriptivo y ateórico de la investigación, la etnografía tamente a las categorías propias de la cultura estudiada, ya que
solía ocupar un lugar precientífico. Se argumentaba que solo en la siempre selecciona y ordena lo observable a partir de su propia
etnología se establecen las relaciones, estructuras o leyes que ca- concepción del proceso estudiado. Este hecho ineludible no invalida
racterizan a la antropología como conocimiento científico. Para las por subjetiva o relativista a la descripción etnográfica, como supon-
concepciones que tendían a escindir teoría y descripción, el conoci- drían algunos. Puesto que no es posible hacer a un lado las con-
miento de las realidades particulares no parecía involucrar los pro- cepciones propias al observar y describir los procesos sociales o
blemas epistemológicos de una ciencia social. La etnografía apare- culturales, es necesario tomar conciencia de esas concepciones y
cía en ellas como un "reflejo" de la realidad observada, fuente del realizar el trabajo para exponerlas y transformarlas. Las descrip-
dato empírico objetivo, o bien se la consideraba como un proceso ciones etnográficas que mejor expresan y dan cuenta de las re-
necesariamente subjetivo, una descripción impregnada del sentido laciones y los procesos particulares que se estudian son conse-
común del observador o del grupo estudiado. cuencia de un trabajo teórico y no la materia prima para empezar a
En la historia de la antropología la tendencia a considerar la hacerlo.
etnografía como una actividad que carece de trasfondo teórico se Retomar esta tradición antropológica obliga a hacer consciente
contrapone a una larga tradición que reconoce la imbricación del el uso de la teoría, en lugar de negar la presencia de supuestos
trabajo teórico y la tarea descriptiva. Los iniciadores del trabajo teóricos en la descripción. La antropología cuenta con una larga
de campo antropológico [por ejemplo, Malinowski, 19.72; Mauss, historia de estudio de diferentes procesos Y fenómenos socia-
1971; Evans-Pritchard, 1950) distinguían su proceso de investiga- les, con una amplia gama de apoyos teóricos. Fue objeto de polé-
ción de campo de los relatos de viajeros y misioneros, justamente micas al ser trasladado de las islas del pacífico a los guetos neo-
«
por la utilización de teoría. El trabajo de Geertz [1973a) fue una yorquinos [Hymes, 19741. Es importante recuperar estos ante- ü
¡:¡:
expresión de esa tradición que ha construido estrechos vínculos cedentes para pensar en el uso de la etnografía en la investigación .«
o:
(!)

« entre la descripción etnográfica y el trabajo teórico. Para estos educativa. o


z
'0:: Para explorar la relación entre descripción etnográfica y teoría,
o autores, ha sido claro que las preguntas iniciales en el trabajo ~
w «
1-
>- etnográfico provienen de polémicas teóricas y que la descripción en este capítulo abordamos tres temas. El primero muestra cómo la u
« z
.¡:¡: etnográfica no es un reflejo de la cultura estudiada, sino un objeto antropología no solo conformó un conjunto de procedimientos y tra- ~
« o:
o: construido. Era insostenible considerarla como "mera descrip- diciones del trabajo de campo y de análisis para la etnografía, sino w
a.
(!) x
o
Z ción", si no es ni obvia ni necesariamente relativa a la perspectiva que también le heredó algunos ejes teóricos. El segundo punto revi- w
1-
W subjetiva. sa una gama de concepciones teóricas que sostienen y distinguen :5

103
102
algunos estudios etnográficos hechos en el campo educativo. El ter- 1J Cuestionaron la idea de una "evolución independiente" de las
cer tema plantea el vínculo entre la investigación etnográfica y el diferentes instituciones sociales -supuesto de las recurrentes
desarrollo de nuevas perspectivas conceptuales. En particular, historias de la religión, del matrimonio, de las leyes, del arte,
explora las posibilidades de proponer conceptos que rebasen la tra- de la tecnología, entre otras-. tratados todos estos temas
dicional circunscripción de la etnografía a los fenómenos culturales como fenómenos separados.
y los ámbitos comunitarios. 2J Buscaron relaciones funcionales entre las instituciones de un
grupo social, así como relaciones entre estas instituciones y
las "necesidades universales" de los seres humanos: alimen-
LA HERENCIA HISTÓRICA tación, trabajo, vivienda, arte y otros [que tendían a ser olvida-
das por los estudiosos decimonónicos de lo exótico).
Las condiciones históricas de confrontación entre los europeos y 3J Cuestionaron la validez de comparar rasgos o fenómenos ais-
los pueblos colonizados constituyeron el contexto en que se desa- lados sin haber establecido su significado o posición dentro de
rrolló la etnografía. La aparición de la vertiente funcionalista de la una estructura; por lo tanto, compararon estructuras o siste-
antropología, a principios del siglo xx, tuvo implicaciones ideológi- mas sociales y culturales.
cas, entre las cuales se destaca la negación del carácter histórico 4J Rechazaron la inferencia de etapas evolutivas del hombre a
de los procesos observados. Se ocultaba tanto la tradición de los partir de la "distancia" entre los europeos y las sociedades
pueblos estudiados como la historia de los cambios estructurales actuales que se consideraban primitivas.
provocados por la expansión del capitalismo IWolf, 1987; Wallerstein, 5J Desarrollaron técnicas, aún incipientes en el siglo XIX, para
1979). Aun así, en su momento el funcionalismo significó una ruptu- asumir el trabajo de campo en la observación directa y el
ra importante -tanto teórica como ideolóqicá- con el evolucionismo aprendizaje de la lengua nativa como vías de acceso a la
lineal que caracterizaba a la antropología del siglo XIX. La perspecti- "visión de los nativos" sobre su realidad.
va evolucionista respaldaba una reconstrucción del desarrollo de las 6) Privilegiaron el concepto de cultura, que para muchos autores
instituciones humanas cuya culminación siempre se encontraba en define el nivel de análisis específico que interesa a la antropo-
los modelos europeos. Desde el punto de vista de los centros del logía, aunque en torno de la definición de este concepto no
poder colonial, si bien la antropología había justificado "el progreso hubo consenso.
y la supremacía europea", no había generado un conocimiento ins-
trumental indispensable para el ejercicio del dominio colonial. No La influencia de este giro inicial sigue vigente y se traduce en
fue casual, por lo tanto, el desarrollo de la perspectiva que el funcio- múltiples prácticas: la intención de realizar estudios integrales la
<{
nalismo integró a la antropología, como lo muestran Asad 11973l. veces llamados "holísticos") y buscar relaciones entre los fenómenos u
u::
Leclerc 11978J y Fabian (1983). sociales de diferentes órdenes; la búsqueda de formas y ordena- .<{
a::
(!)

.~ La ruptura con el evolucionismo implicó reorientaciones funda- mientos distintos de los europeos, pero funcionales en relación con o
a:: Z
o mentales en la investigación antropológica que elaboraron inicial- las necesidades de los seres humanos; la atención dada a lo que Ma- 1-
W
w <{
1-
>- mente Malinowski 11972J y Radcliffe-Brown 11976J y, en otro sentido, linowski llamaba "los imponderables de la vida cotidiana". Se ad- Ü
Boas y Stocking 11989J y Mauss 11971J. Haciendo abstracción de las z
.~
u.. vierte, también, en el relativismo etnográfico, es decir, en la suspen- w
<{ a::
a::
(!)
distintas posturas teóricas involucradas en esa ruptura, estos auto- sión de juicios evaluativos respecto del supuesto primitivismo de w
e,
o x
Z
res coincidieron en lo siguiente: diferentes grupos sociales [Geertz, 2000J. Aparece en la búsqueda de w
1- <{
W significados y de comparaciones en el nivel de diversas estructuras --'

______ ._ - 105
104
complejas, de parentesco, de simbología y de socialización, entre ne una homogeneidad social de significados y de categorías. Cues-
otras. tionó la experimentación psicológica, que en ese momento parecía
A partir de aquella ruptura, la antropología generó sus rasgos eliminar del objeto de estudio todo lo contextual, lo cultural y lo sig-
característicos. Inició la acumulación de conocimientos particulares nificativo [Mishler, 1986; Briggs, 1986J. Criticó el análisis social e
sobre la vida humana y se dedicó a la elaboración de teorías para histórico de la información documental existente, mostrando que
explicar tanto la diversidad como la unidad básica de los seres privilegiaba concepciones y perspectivas de las clases dominantes,
humanos. En el proceso, generó una multiplicidad de formas ideoló- mientras ignoraba otras, aún no registradas.
gicas de seguir negando la historia y ocultar las relaciones básicas La etnografía ofrecía la observación de la interacción social en
de dominación y explotación. Sin embargo, también desarrolló for- situaciones consideradas naturales y un acceso a fenómenos no
mas que permitieron a algunos antropólogos develar procesos que documentados y difíciles de incorporar a la encuesta yallaborato-
quedaban ocultos bajo las ideologías dominantes. Como ciencia rio. Los antropólogos expresaban un afán para conservar la comple-
social, la antropología se involucró en prácticas sociales y políticas, jidad de los procesos sociales y para comprender sus contextos;
a menudo de dominación, pero también de denuncia y crítica [Asad, además, mostraban una tendencia a encontrar orden donde otras
1973J. disciplinas veían solo anormalidad y desviación, y manifestaban, por
Un acontecimiento en esta historia fue el traslado de la investi- último, una sensibilidad al lenguaje y a las concepciones de los
gación antropológica a sus sociedades de origen. Este proceso sujetos. Armados con conceptos e instrumentos forjados en las
implicó la transferencia de conceptos derivados del estudio de las islas, los etnógrafos entraron en el campo de las sociedades com-
realidades consideradas primitivas al contexto de las llamadas plejas por medio del estudio de las situaciones particulares de la
sociedades complejas. Así, algunos antropólogos recortaron islas vida cotidiana, en esquinas, barrios y comunidades, en manicomios,
dentro de estas sociedades y vieron ritualesextraños en los actos cárceles, juzgados, clínicas y escuelas.
más familiares. Desde este nuevo marco, la tarea básica de la et- Al desarrollarse en estos campos, clásicamente del dominio de
nografía seguía siendo la de documentar lo no-documentado, ser la sociología, la antropología propuso una nueva mirada, definió
cronista de realidades no descritas. Esta perspectiva, generada en nuevos objetos de estudio y elaboró conceptos pertinentes a la
el contexto de las culturas ajenas, permitía descubrir fenómenos escala estudiada. La búsqueda teórica llevó, a la vez, a una adecua-
propios, demasiado familiares y, por lo tanto, igualmente descono- ción metodológica de la etnografía a los nuevos problemas y con-
cidos. textos.
Un resultado del retorno de la antropología a sus -sociedades de
origen fue el encuentro con otras disciplinas sociales. La etnografía
entró en polémica con la gama de opciones metodológicas existen- DIVERSOS ENFOQUES TEÓRICOS «
u
u::

tes para el estudio de los fenómenos sociales. Se alió con la tradi- a::
(!)
« ción sociológica cualitativa 1 en contra del uso de la encuesta cuanti- Los contrastes metodológicos y conceptuales no se daban sola- o
'0:: Z
o tativa que, a diferencia de la etnografía, generalmente descansa en mente entre la etnografía y el tipo de investigación que caracteriza a 1-
L1J
L1J
f-
>- una relación institucional con los encuestados, y a menudo presupo- otras disciplinas. En el desarrollo histórico de la antropología, diver- S
U
.S Z
u. sas perspectivas teóricas han impreso su sello particular en la etno- L1J
« a::
a::
(!)
grafía, y han introducido técnicas de campo y de análisis, derivadas L1J
el.
o de diferentes concepciones de los fenómenos estudiados. Dentro del X
Z 1. Esta corriente deriva de autores como George H. Mead y C. Wright Mills. y L1J
f- «
--'
L1J otros de la llamada escuela de Chicago. campo educativo, se '1ota la presencia de distintos supuestos teóri-

106 ... 107


cos y sus consecuencias metodológicas, al comparar algunas de las tural". Incluye desde "vestido adecuado" y "la persona bella",
propuestas y los productos de la investigación etnográfica:2 hasta la "propiedad privada", "las ganancias" y "la paz". Es no-
table la falta de categorías que permitan arraigar estos valo-
1) Una si.st~matización muy difundida del trabajo de campo an- res en prácticas o relaciones sociales. En el mismo nivel que
tropologlco fue el uso de las guías de campo para orientar la los valores se encuentran secciones como la "Tecnología", la
observación y clasificar los datos obtenidos.t La intención de "Manipulación social" y las "Instituciones" [dividida esta en
las guías era proporcionar una serie de categorías universa- "Estructura social", "Religión" y "Sistema económico", sin
les, transculturales y neutrales que permitieran abordar el mención del EstadoJ. El instrumento genera, así, una recolec-
estudio d~,los fenómenos en cualquier sociedad. Sin embargo, ción y organización de datos de campo que presupone y apoya
la .seleccl~n y el agrupamiento de las categorías en estas una visión de la sociedad como conjunto de individuos que
gUl~~ reflejan sesgos teóricos implícitos y explícitos. La edu- interactúan en función de valores culturales comunes. Lejos
cacron aparece en algunas guías generales como un aspecto de ser un instrumento neutral, la guía refleja la teoría social
c?n~tan.t,e de cualquier sociedad, en múltiples prácticas de so- funcionalista.
cialización tanto escolares como no escolares. Otras guías se
La forma misma de las guías tiene implicaciones teóricas.
espe.cia~i~aban en este aspecto. La guía de Whiting (1953) Tiende a conducir a la descripción de los elementos aislados
s~ diseno para probar ciertas hipótesis psicoanalíticas a un [frecuentemente poco jerarquizados1. correspondientes a las
nlv~l trans:ultu:al y, por lo tanto, privilegia los procesos de categorías propuestas, con poco apoyo para construir las rela-
soclallzaclon primaria. Henry [19661. en cambio, elaboró su
ciones entre ellos. Sin embargo, pocos estudios siguieron
guía a partir de sus estudios sobre procesos de interacción estrictamente las categorías de estas guías. Las investigacio-
dentr~ del salón de clase en escuelas 'florteamericanas, y se nes más valiosas de Henry [19671. incluso, no se restringen a
c~ntro en la,s .formas de transmisión y en los contenidos explí- las categorizaciones que él mismo propuso, y ofrecen una
crtos e Impllcltos de la educación formal.
visión sugerente de ciertos procesos escolares.
El sesgo teórico de Henry, quien, al igual que Parsons (1973) y
21 Otra corriente que tuvo mucha influencia en el ámbito educati-
Kluckhohn [19621. concebía la cultura como un sistema de vo es la llamada "nueva etnografía" o "etnosernántica", que
va~ores, está presente en las categorías de su guía. La sección propuso lograr mayor coherencia entre teoría y método etno-
mas larga es, ~e hech.o, l~ de 'Valores" [69 categorías1. que se gráfico. Partía, explícitamente, de una concepción de la cultura
d.eflnen como cualquier Idea o sentimiento norr:nativo f...J que
construida por analogía con la competencia lingüística del
sirve para organizar el comportamiento según el estándar cuí-
modelo de Chomsky y, por lo tanto, definida como una "compe-
tencia coqnitiva", es decir, como "aquello que una persona «
u
ü:
tiene que saber o creer para participar en determinado grupo -«
-~
o: 2. La educación fue uno de los objetos tradicionales de estudio de los antropólo-
o:
C!l
o social" [Goodenough, 1970J. La nueva etnografía recogió y enfa- o
lJ..J ?os. Sin embargo, generalmente se incluía en el campo de la "socialización- o de Z
t- tizó la vieja meta de reconstruir "la visión de los nativos", rede- t-
lJ..J
>- cultura y.?ersonalidad". Solo a partir de 1960 se inicia en el mundo anglosajón como
.s campo la antropología de la educación". finida, desde esta perspectiva, como la visión émica: la búsque- «
LL U
« uía da de categorías propias de una cultura. Esta propuesta se z
o: 3. Las 9 s generales más usadas fueron: Royal Anthropological Institute of w
C!l
o Great Bntaln and Ireland, Notes & Queries in Anthrop%gy, Londres, Routledge, 1951; divulgó en el campo educativo por Spradley y McCurdy [1972). o:
w
Z a.
t-
lJ..J
y. George P. Murdock y otros, Outline of Cultura/ Materia/s, New Haven, Human Rela- Dentro de esta corriente, se han generado y establecido técni- x
lJ..J
trons Area Files, 1950.
cas específicas de análisis formal. En las entrevistas, se pro- :5

109
cede desde preguntas descriptivas [¿cómo son sus alumnos?) bal de los actores. Se proponía que estos códigos y competen-
hasta preguntas estructurales [¿qué tipo de alumnos son los cias varían de contexto a contexto, de cultura a cultura, según
que fracasan?) y contrastivas [¿en qué son diferentes los niños diferentes pautas de socialización. El fracaso escolar se expli-
y las niñas?). Se pone gran cuidado en el registro y, posterior- caba como consecuencia del conflicto cultural que resulta de
mente, en la identificación de las categorías culturales o érni- la diferencia entre las competencias de los alumnos y el códi-
cas propias de los sujetos entrevistados. Se organizan estas go escolar.
categorías en dominios [por ejemplo, alumnos) y taxonomías Entre los estudios clásicos realizados desde esta perspectiva,
y, mediante un análisis llamado "cornponenciaí", se contras- se encontraba el volumen editado por Cazden, Hymes y John
tan las categorías obtenidas según sus atributos. [1972) y los estudios de Philips [1983J y de Heath [1983], que
El resultado de un estudio de este tipo toma la forma de una mostraban, en diferentes contextos, los fuertes contrastes
"gramática cultural", un conjunto ordenado de términos y de entre las pautas comunitarias de comunicación verbal y las
reglas implícitas que, de acuerdo con la teoría, generan los prácticas escolares usuales. Como resultado, se proponía mo-
comportamientos. Importa poco conocer los comportamientos dificar las prácticas pedagógicas para lograr un acercamiento
reales, y menos aún las estructuras institucionales en que a las formas de comunicación habituales de los alumnos.
estos ocurren. Este enfoque supone, además, un grado de sis- Esta corriente le dio contenido concreto a la noción del "currícu-
tematicidad en los fenómenos culturales que rara vez se da lo oculto" elaborada originalmente por Jackson [1968], al des-
en la vida real. No es casual. por lo tanto, que los estudios cribir una serie de reglas implícitas en la interacción escolar.
etnosemánticos existentes se refieran sobre todo a los conoci- También detectó estrategias de sobrevivencia y resistencia de
mientos formalizados, por ejemplo el parentesco y la etnobo- los alumnos. El aporte principal, sin embargo, tal vez fue la
tánica, o bien se circunscriban a microsituaciones descritas posibilidad de elaborar una descripción de la interacción y la
sin mayor relación con el contexto social más amplio. Su con- comunicación entre maestros y alumnos distinta de la que se
tribución al campo educativo ha sido relativamente escasa generaba con las categorías formales de la didáctica, utiliza-
pero ha servido para abordar aspectos de las culturas escola- das en la investigación educativa. Agregó, así, una dimensión
res, como la clasificación de alumnos, y sugerir diferencias nueva al análisis de procesos educativos, y permitió aproxi-
c~lturales radicales, inferidas a partir de las categorías implí- marse a la compleja relación entre la práctica docente y la
citas en la lengua. A pesar de su reducido alcance, los presu- experiencia escolar de los niños. Desde esta perspectiva, se
puestos teóricos de esta corriente tuvieron una fuerte influen- han producido muchos análisis de la enseñanza y del aprendi-
cia en la etnografía educativa. zaje en el salón de clase [Stubbs y Delamont, 1978; Green y
«
3) Otro tipo de etnografía que contribuyó a la comprensión de los Wallat, 1983; Cazden, 1988; Hicks, 1996, Varenne y McDer- ü
ü:
mott, 1998; Hornberger, 2003, entre otros). A pesar de su -«
fenómenos educativos, durante los años 1970 y 1980, tuvo sus a:::
(!)

« raíces teóricas en la sociolingüística norteamericana ll.abov, atención en la escala micro de interacción verbal, algunos in- o
Z
'5: f-
o 1979; Gumperz y Hymes, 1972; Gumperz, 1982). Tiende a de- vestigadores de esta corriente han mostrado interés en la re- W
w «
f-
>- nominarse microetnografía por centrarse en el análisis deta- lación entre lo que sucede a esta escala y los procesos socia- Ü
.::!: z
LL llado del reg.istro [grabado o de video) de la interacción que se les más amplios. Se destaca, en este sentido, el reciente libro w
« a:::
a::: w
(!) da en sltua:lOnes educativas de cualquier tipo. En algunos es- de Erickson [2004). CL
o x
Z tudlOS,. se mtentaba reconstruir el código o la competencia La investigación sociolingüística confluyó con dos corrientes ur
f-
de investigación cualitativa sociológica, que también centran 5
W
cornumcat.va que rige y genera la interacción verbal y no ver-

110 111
su análisis en la interacción en situaciones específicas: el conclusiones iniciales de la investigación sociolingüística so-
interaccionismo simbólico y la etnornetodoloqía.é El primero bre procesos de interacción en el aula [Edwards y Mercer,
deriva del trabajo de George H. Mead, Herbert Blumer, Alfred 1987; Candela, 19991. Tanto el interaccionismo simbólico como
Schütz y Erving Goffman, y se difundió ampliamente en educa- la etnometodología han tenido, a su vez, una influencia consi-
ción con el libro de Peter Berger y Thomas Luckmann [19661. derable sobre la etnografía antropológica [Duranti, 19971.
Las propuestas radicales de esta corriente han conducido, 4J La microetnografía coexistió desde el inicio con el modelo
como en el caso de ciertas corrientes antropológicas, a la antropológico clásico, desde el cual se realizaban estudios de
recuperación de las perspectivas y los significados de los suje- "escuela y comunidad", publicados en una serie de libros
tos y a la reconstrucción de procesos de interacción cara a coordinados o editados por George y Louise Spindler (1967 a
cara. En Inglaterra, gran parte de la investigación cualitativa 1974, 1987l. Con la intención de ampliar el enfoqué teórico de
de lo que en la época se llamó la Nueva Sociología de la Edu- la antropología educativa, se construyeron diferentes modelos
cación utilizaba la perspectiva teórica del interaccionismo de "lo educativo". Algunos consideraban la escuela como un
simbólico, aunque muchos autores ingleses también expresa- pequeño "sistema social" (Kleif, 1971J al cual se podían aplicar
ban una preocupación por los aspectos estructurales de la todas las categorías de un estudio de comunidad (economía,
sociedad. Los estudios abordaron la manera en que los alum- tecnología, ideología, rituales, etc.l, Otros autores [Gearing,
nos interpretan la interacción verbal en diferentes situaciones 1976; Levinson y otros, 2000J enfatizaban la transmisión cultu-
educativas y las maneras en que los maestros establecen dis- ral en el conjunto de alternativas de socialización dentro de
tinciones entre sus alumnos, representan el currículo y conci- una comunidad.
ben su propio trabajo. En esta tradición empezaron a aparecer perspectivas críticas.
La etnometodología fue una expresión radical de la sociología John Ogbu [1978, 1987J desarrolló el enfoque ecológico cultu-
cualitativa. Garfinkel [1967J y Sacks [1992], entre otros, elabo- ral que pretendía superar dos problemas que el autor identifi-
raron un conjunto de conceptos y de técnicas para reconstruir caba en la microetnografía. Criticaba, por un lado, la hipótesis
las reglas y los métodos de interpretación utilizados por los del conflicto cultural, señalando que esta parecía funcionar
sujetos al interactuar en determinadas situaciones sociales, y solo para aquellas minorías que por su posición social se
estudiar los mecanismos de inferencia y logro de la comunica- constituían en castas oprimidas, pero no para los migrantes
ción cotidiana. Desde esta perspectiva, se desarrolló el análi- que llegaban de manera voluntaria al país. Por ello, propuso
sis conversacional, una forma de mostrar, con registros deta- estudiar los nexos entre la educación formal y otros aspectos
llados del habla y análisis de los cambios sutiles producidos de la sociedad, sobre todo la estructura de oportunidades eco-
«
en cada turno, la manera en que los participantes interpretan nómicas. Insistió en que una etnografía completa del fenóme- u
ü:
e influyen en las situaciones de comunicación. El análisis no educativo debería incluir las fuerzas históricas y comunita- -«
o::
(!)

.~ detallado de la conversación permitió matizar y ampliar las rias relevantes, y que la unidad adecuada para un estudio o
Z
o:: etnográfico sería el barrio y no el salón de clase. Este enfoque 1-
o l.U
l.U
1- llevó hacia un trabajo de campo más amplio, más clásicamen- «
>- Ü
4. La influencia del interaccionismo simbólico y de la etnometodología se exten- z
~ te antropológico, que combinaba entrevistas, historias de vida l.U
LL
« dió, sobre todo, en contextos orientados hacia la sociología de la educación. Algunos o:
o::
autores que asumieron este enfoque son: Cicourel y otros 11974), Hammersley y
y técnicas documentales con la observación directa de los pro- l.U
Q.
(!)
X
o
Z Woods 11977), Mehan 11979), Adelman 11981), Delamont 11984), Coulon 119881 Y Vás- cesos estudiados. Sus unidades de análisis rebasaban, así, las l.U

«
1-
l.U quez y Martínez 119991. secuencias de interacción verbal que constituían el material -'

:iltl . ----------_ .._----


empírico de la microetnografía y, por lo tanto, abrían la posibi- apoyos teóricos, La intención de este repaso no ha sido mostrar un
lidad de reconstruir los vínculos y las mediaciones institucio- panorama completo, sino dar cuenta de la relación variable entre teo-
nales entre las situaciones observadas y las estructuras so- ría y etnografía, A pesar de que se observan ciertas constantes teóri-
ciales [Levinson, 1992L El enfoque fue desarrollado y también cas y metodológicas en los distintos tipos de etnografía que derivan
cuestionado por otros autores [Gibson, 1988; Fordham, 1995L de su herencia común, también es evidente que cada orientación teó-
5) Finalmente, es ilustrativa la corriente llamada etnografía críti- rica imprime ciertas características específicas al quehacer del in-
ca [Anderson, 1989; Carspecken y Walford, 2001 L El estudio de vestigador, Varían la proporción y las técnicas de observación y de
Paul Willis [1977) fue el detonador para muchos investigado- entrevista, los criterios de selección de hechos y unidades de análisis,
res, al conjugar teorías de la reproducción cultural y social y la así como las formas de establecer categorías y de hacer inferencias.
Nueva Sociología de la Educación en el estudio de la contra- El nivel que se pretende abordar es distinto en cada caso. al igual que
cultura escolar de jóvenes de clase obrera en una escuela la descripción que se construye, Es decir, aparecen las consecuen-
media en Inglaterra, Junto con un trasfondo teórico explícita- cias metodológicas de las diferentes perspectivas teóricas,
mente marxista, Willis utilizó un abordaje etnográfico y ciertos
conceptos del interaccionismo simbólico para mostrar cómo
los jóvenes resistían la cultura escolar y generaban prácticas MÁS ALLÁ DE LO CULTURAL Y LO COMUNITARIO
que los preparaban para una exitosa inserción en la clase
obrera, La etnografía crítica se extendió muy pronto más allá Aun dada esta diversidad de enfoques, existen algunos proble-
del eje de las clases sociales para abordar los temas cruciales mas comunes a las corrientes revisadas, que parecen ser inheren-
de raza, género y etnicidad, generando debates importantes tes a la metodología etnográfica por ligarse a su tradicional objeto
frente a la predominancia de la teoría marxista [Weis, 1988L de estudio. la cultura. y a su tradicional unidad de estudio. la comu-
Esta perspectiva utilizó técnicas para observar y analizar pro- nidad. Habría que preguntarse. por lo tanto. acerca de las posibilida-
cesos sociales más amplios, Abrevó, además, en las corrien- des de utilizar la etnografía en el campo educativo desde perspecti-
tes del pensamiento feminista y se alió con movimientos de vas teóricas distintas de las que respaldan estas corrientes de
minorías de todo tipo, Algunos estudios etnográficos desta- investigación,
caban el carácter negociado de los procesos de resistencia La centralidad del concepto de cultura, en algunos de sus múlti-
social [Connell y otros, 1982; Foley, 1990; Levinson, Foley y ples sentidos. es evidente en casi toda la etnografía educativa, Los
Holland, 1996; Levinson, 200lL Estos, a su vez, contribuyeron diferentes grupos sociales que interactúan en las escuelas se iden-
a una corriente de pensamiento' pedagógico que, retomando a tificaban y caracterizaban en términos de su cultura, aunque varia-
<1:
Paulo Freire, proponía alternativas posibles a las dinámicas ba la definición de esta, según se tomaran pautas de socialización, U
¡:¡:
escolares estudiadas [Giroux y McLaren, 1989 y 1999; Apple, valores, competencias culturales, reglas de interacción o estructu- '<1:
o::
<él
<1: 1980 y 1982L ras de significación. No cabe duda de que el concepto de cultura ha o
'O: Z
o orientado la mirada hacia algunos procesos importantes en la es- f-
W
W
f-
>-
La clasificación anterior no es exhaustiva; quedan fuera algunas cuela. Sin embargo. el sesgo relativista del concepto antropológico <1:
Ü
líneas importantes como la que ha unido la etnografía y la psicología Z
<1:
'¡:¡:
tradicional también ha sido un obstáculo para la reconstrucción de w
<1:
sociocultural. basada sobre todo en Vygotsky [Scribner y Cele. 1981; otros procesos que suceden en la escuela. como la dominación ideo- o:
o:: W
Q.
<él
o
Z
John-Steiner, Panofsky y Smith, 1994; Moll, 1993). Además. durante lógica y el ejercicio del poder político, temas que se abrieron en la X
w
f-
W la última década se han diversificado las líneas de investigación y los etnog rafía crítica. :5
Otro problema general, en estas corrientes etnográficas, fue la límite, límite tradicional ligado a los recortes que hacían los antro-
definición y el recorte de lo educativo y su relación con el contexto pólogos estudiosos de islas y comunidades; pero también límite ob-
social. En algunas opciones se proponía estudiar "la escuela co- jetivo, ya que la etnografía requiere una unidad delimitada en el
mo una pequeña sociedad", o bien aislar la "estructura educativa" tiempo y el espacio, de tal forma que el etnógrafo pueda observar y
como una esfera autónoma de la sociedad. El vínculo entre lo edu- documentar, directamente, situaciones y procesos concretos. La
cativo y lo social era, desde la perspectiva de Parsons [1973], el sis- etnografía se propone conservar la complejidad del fenómeno social
tema de valores de la sociedad. Eran excepcionales los intentos de y la riqueza de su contexto particular; por eso la comunidad, la
relacionar lo que sucede en la escuela con la estructura social, aun- escuela, o en todo caso el barrio y la microzona son el universo
que sí lo hicieron los estudios clásicos de Henry [1967], Leacock natural de la investigación etnoqráfica.f
[1969] y Rist [19741. A pesar de los avances de la etnografía de Ogbu, Pero ¿será necesario que el tamaño de la unidad empírica que
la búsqueda de relaciones entre educación y sociedad no rebasaba, delimita un estudio etnográfico defina, también, los alcances de la
en términos generales, el ámbito de la comunidad, que constituía la investigación? Creemos que no. Toda opción metodológica impone
unidad clásica del trabajo etnográfico [y, además, la unidad admi- ciertos límites a la tarea de recolección de información; pues como
nistrativa del sistema escolar norteamericanol. La limitación a esta recordó Borges [1960], de nada sirve trazar un mapa del tamaño del
escala de análisis era insuficiente para abordar el tipo de problemas mundo. Un estudio sociológico "rnacro" se basa en una muestra de
planteados por la teoría existente sobre las relaciones entre la información que, finalmente, se deriva de una serie de acciones parti-
escuela, la sociedad y el Estado, que se debatían en América Latina. culares: la elaboración de documentos por ciertos individuos; la res-
La Nueva Sociología de la Educación, desarrollada en Inglaterra, puesta individual a una encuesta, siempre generada dentro de algún
se encargó del estudio de las formas en que las relaciones estructu- contexto [el censo, por ejemplo]; la reacción provocada por deter-
rales se presentan dentro de la escuela. Esta Corriente teórica con- minado instrumento o situación experimental; el resultado material
sideraba los procesos escolares fundamentalmente como manifes- de alguna acción pasada, entre otras. No es la naturaleza o distribu-
taciones de la reproducción de la estructura de clases y de la ción de estos datos lo que da la posibilidad de aproximarnos a las
ideología dominante, así como de la desigual distribución de la cul- estructuras sociales o los procesos históricos, sino más bien la cons-
tura, el conocimiento y el poder. Se concebía el proceso de socializa- trucción teórica de los conceptos utilizados en el análisis de los datos.
ción, dentro de la institución escolar, en función de la división social De la misma manera, es posible realizar un estudio etnográfico
del trabajo en las sociedades capitalistas y no solo en función de la que tome en cuenta el contexto social que existe más allá de la
transmisión de valores sociales abstractos. Varios de los exponentes escuela y la comunidad. Para ello, es necesario integrar a la pers-
de esta corriente reconocieron en la etnografía un instrumento me- pectiva el aporte de una teoría social en la cual la definición de
<t:
todológico que permitiría demostrar cómo se expresaban en la es- U
u:
cuela las relaciones sociales establecidas en otras escalas [Young, -«
c::
1971; Connell y otros, 19821. La etnografía crítica en los Estados o
<t: 5. Trascender esta escala, en la tradición antropológica, significa desarrollar una O
'O:: Z
o Unidos retomó esta tradición y la amplió hacia nuevos temas lLevin- "etnología educativa", es decir, construir categorías de procesos educativos y deter- 1-
UJ
UJ
minar relaciones y estructuras constantes, mediante estudios comparativos, como lo <t:
1-
>- son, Foley y Holland, 1996; Anderson-Levitt, 2003J. Ü
ha propuesto Hymes 119961. Por otra parte, se han desarrollado alternativas para rea- Z
,~
LL
El problema teórico de fondo de la investigación etnográfica en UJ
<t:
c:: educación aún es el siguiente: ¿cómo lograr una descripción de la
lizar estudios etnográficos en múltiples sitios Imulti-site ethnographyl. Algunos estu- o::
UJ
o dios se proponen seguir las correas de transmisión que unen a cualquier localidad o,
O escuela como institución articulada a la estructura de determinada x
Z con las fuerzas generadas en sitios muy lejanos, un nuevo campo que propone vincu- UJ
1-
UJ formación social? Aparentemente, la etnografía encontraría aquí su lar lo local con lo globallMarcus, 19981. :3

116 ----- 117


sociedad no sea arbitraria y aplicable a cualquier escala de la reali- cual invalidaría, en principio, cualquier estudio etnográfico. Lo
dad [salón, escuela, nación, mundo]. Implicaría recuperar de la importante es interpretar el fenómeno estudiado a partir de
antropología una perspectiva histórica y comparativa más amplia y sus relaciones con el contexto social más amplio y no solo en
reconocer los procesos educativos como parte integral de formacio- función de las relaciones internas. Este es el sentido original
nes sociales históricas y procesos globales. de considerar la "totalidad social" en la tradición marxista
Existen importantes antecedentes teóricos para apoyar este tra- [Lukács, 1969!. Metodológicamente, esto implica complemen-
bajo. La obra de Antonio Gramsci (1975J tuvo influencia en algunos tar la información de campo con información referida a otros
autores que estudiaban el proceso de hegemonía, pero también órdenes sociales [por ejemplo, a la estructura y la política
ofrece otros fundamentos para integrar la dimensión histórica y educativa del país]. Por otro lado, también implica buscar
anclar los procesos culturales en relaciones sociales y movimientos interpretaciones y explicaciones a partir tanto de elementos
políticos. En particular, su reflexión sobre las heterogéneas y abiga- externos como internos a las situaciones particulares que se
rradas "concepciones del mundo" que caracterizan a cualquier gru- observan.
po humano permite repensar el eje cultural. La apropiación de Fou- 2J Desde esta perspectiva, siempre se tiene presente la dimen-
cault [1976, 1996J y Derrida [1998J en el campo educativo ha sido sión histórica, no como el anexo obligatorio de monografías
otra fuente importante de nuevas herramientas conceptuales para que luego tratan el presente como si fuera eterno, sino como
el análisis etnográfico. Algunos investigadores han aprovechado parte ineludible de todo proceso actual. Se construye, así, un
otros trabajos de Bourdieu [1972, 1988 Y 1991], particularmente los presente histórico en lugar de un presente sistémico, es decir,
conceptos de "campo", "hsbitus" y "práctica", que permiten un ma- un presente en el que se reconocen las consecuencias y las
yor acercamiento a las tensiones históricas que la formulación ori- contradicciones de múltiples procesos de construcción histó-
ginal de la reproducción. Los desarrollos recientes de las teorías rica, y no un presente que supone la coherencia de un sistema
sobre globalización, sistema mundial y poscolonialismo permiten social o cultural acabado. Para lograrlo, es necesario integrar
explorar dimensiones transnacionales de los procesos escolares información histórica [documental y oral) al análisis etno-
[entre otros, Wallerstein, 1979; Mignolo, 1995; Dube, 1999; Chakra- gráfico.
barty, 2000!. 3J En el campo educativo, se debe trabajar sobre una definición
Asumir perspectivas teóricas de mayor alcance tiene conse- de la educación formal que aborde, como problema central,
cuencias fuertes sobre la manera de hacer etnografía en ámbitos sus vínculos tanto con el Estado como con la sociedad civil, tal
escolares. El reto de hacer estudios etnográficos que articulen la como se expresan en la escala del estudio etnográfico. El re-
escala local con procesos sociales y políticos, generados tanto en corte de la escuela no responde a su carácter de institución
<!
espacios nacionales como globales, requiere considerar por lo delimitada por un conjunto de normas. La escuela rebasa el U
¡:¡:
menos los siguientes ejes: espacio físico y temporal que se asigna a las actividades esco- .<!
a:::
(!)

.:::!; lares formales; su espacio real permea otras instituciones y o


a::: Z
o 1) En lugar de suponer que se estudia la localidad en la que se espacios sociales -el trabajo, la política local, la concepción 1-
UJ
UJ
1-
realiza el estudio como "una totalidad", se abordaría el fenó- del mundo de los habitantes, la economía doméstica, las prác- :::!;
>- U
Z
<!
.¡:¡: meno o proceso particular en la localidad en relación a un ticas culturales-o Esta visión apunta hacia nuevos sitios y ac- UJ
<! a:::
a::: contexto mayor que, en alguna medida, lo determina o condi- ciones en los cuales buscar elementos y relaciones significati- UJ
o,
(!)
o x
Z
ciona. Esta forma de aproximarse a la realidad no requiere, vas para estudiar los procesos educativos. Además, implica UJ
1-
UJ como suele entenderse, que todo enfoque sea "rnacro", lo evitar la dicotomía escuela-comunidad característica de otras :s
118 119
perspectivas etnográficas, y construir categorías que descu- Estas consideraciones sugieren otras maneras de hacer etno-
bran tanto la interacción como la distancia entre las escuelas grafía. Sin embargo, no prevén todos los problemas implicados al
y sus entornos sociales, La acción escolar -ya casi universal- integrar la investigación etnográfica al desarrollo de una concepción
se entrelaza con otras acciones educativas generadas en alternativa acerca de las diversas realidades educativas latinoame-
espacios sociales diversos en cualquier localidad. No es posi- ricanas.
ble apreciar las consecuencias de la progresiva escolarización
si no se abordan los procesos paralelos y alternativos de trans-
misión y apropiación cultural. HACIA NUEVAS TEORíAS
4) Desde este punto de vista, los conocimientos, las ideologías y
las acciones de los sujetos no tendrían necesariamente el Para concluir, retomaremos la relación particular con la teoría
grado de coherencia y eficacia que les atribuye frecuentemen- que permite la etnografía. La elaboración teórica no es solo condi-
te la teoría cultural tradicional. Las concepciones del mundo y ción previa para la investigación etnográfica. Dadas sus característi-
las prácticas son, por lo general, incoherentes y contradicto- cas particulares, la etnografía es un enfoque óptimo para vincular la
rias; coexisten sentidos divergentes cuyas raíces se distinguen investigación empírica al desarrollo teórico. El proceso de conocer
solo al estudiar su historia. Esta perspectiva permite cuestio- una localidad concreta nos obliga a elaborar conceptos y a precisar
nar la concepción antropológica de categorías culturales limi- su relación con los fenómenos observables, lo cual a su vez favorece
tada a una esfera simbólica. En su lugar, se podría trabajar el avance teórico en el campo temático que se aborda.
con categorías sociales, utilizadas tanto para pensar como pa- Toda teoría muestra no solo rupturas, sino también continuida-
ra ordenar la realidad, que estén vinculadas a determinados des con el sentido común y el conocimiento social. En la antropolo-
contextos históricos. Estas categorías pueden ser explícitas o gía ha sido particularmente importante la relación entre las catego-
implícitas y, por lo tanto, no siempre coinciden con las catego- rías sociales expresadas en las localidades del trabajo de campo y
rías formales que se encuentran en el discurso local y que a el desarrollo teórico. Un ejemplo de esto es el pensamiento sobre
veces ocultan relaciones sociales. El sentido de las categorías el parentesco, que constituye un eje de la etnografía desde Morgan
sociales se puede establecer solamente al reconstruir los pro- hasta Lévi-Strauss, y que abarca formulaciones teóricas tan diver-
cesos y las relaciones que las sustentan en la práctica. gentes como la cognoscitiva de Goodenough y la marxista de Gode-
5) Los temas más significativos para la investigación etnográfica lier. La comparación entre los múltiples sistemas clasificatorios
desde esta perspectiva son procesos sociales. J.unto con la propios de las culturas estudiadas fue una condición necesaria
socialización, identificada en los estudios tradicionales, exis- para rebasar las categorías del investigador y desarrollar la rique-
<{
ten muchos otros procesos, como los de producción y repro- za teórica actual en el estudio del parentesco. Es decir, la ruptu- u
ü:
ducción, intercambio y negociación, generación y destrucción, ra con concepciones etnocéntricas anteriores se dio al contrastar ,<{
o:
<{ resistencia y lucha. Aun cuando se den mediante mecanismos esas concepciones con las categorías de los diferentes grupos es- (!)
o
'O: z
.....
o y formas culturales particulares, no se reducen a las formas tudiados. w
w
.....
>- de comunicación que fueron privilegiadas, bajo la influencia El diálogo entre las categorías sociales y el desarrollo de catego- <{
Ü
o::!; sociolingüística y el interaccionismo simbólico, en muchos es- rías teóricas es una constante en la antropología. A veces, se z
u, w
<{
o: tudios etnográficos. Al reconstruir procesos sociales, importa emprende una investigación con preguntas precisas que provienen o:
W
(!) Q.
o conocer su contenido histórico y social, más que su configura- de, o bien polemizan con, la teoría existente. En otros casos, no se X
w
z
.....
w ción formal o estructural. tiene una formulación teórica preexistente y el estudio s'e inicia con ::3

120 ---_.---- 121


preguntas que parten del conocimiento local y el sentido común embargo, si el trabajo no atiende a las categorías sociales, se cierra
propio del investigador. En ambos casos, el etnógrafo procede con una de las vías más ricas de construcción de nuevos conceptos teó-
algunas ideas previas al iniciar el trabajo de campo. Con este acervo ricos Yse corre el riesgo de reproducir el sentido común académico,
en mente, selecciona lo significativo del contexto y lo entrelaza con en lugar de transformarlo.
la elaboración teórica que realiza al mismo tiempo. Al enfrentarse al La relación entre teoría y significados sociales es relevante en el
aparente caos de la realidad, que suele provocar inmediatos juicios sentido contrario, frente al desafío de integrar nuevamente el resul-
etnocéntricos, el investigador aprende a evitar la formulación abs- tado de la investigación a la práctica social. Para esta tarea también
tracta demasiado temprana y suspender el juicio inmediato. Cons- es necesario crear una alternativa a la meta clásica de "describir
truye, así, el contenido de los conceptos iniciales, no lo presupone. las culturas" que caracteriza a tanta etnografía. ¿Cómo se transfor-
Genera anticipaciones, realiza múltiples análisis, reinterpreta, for- man las prácticas culturales? Recordemos que el conocimiento solo
mula nuevas concepciones y, sobre todo, redacta descripciones que existe en la práctica lFabian. 2001 J y no en los textos o las mentes
le permiten examinar los presupuestos conceptuales que está utili- individuales. ¿Cómo deviene la teoría, nuevamente, en referencia
zando, a veces sin tener conciencia de ello. En las descripciones, significativa, sentido común y categoría social que oriente nuevas
también procura integrar las categorías sociales que expresan las relaciones entre personas? En tanto investigadores de procesos
relaciones entre los sujetos y sus entornos. En este proceso, se abre educativos, nos es ineludible el retorno a la práctica. La tradición
la posibilidad de generar y de enriquecer la teoría. etnográfica, informada teóricamente por una concepción alternativa
Para repensar los conceptos abstractos [por ejemplo, el autorita- de la sociedad y la educación, puede contribuir a realizarlo.
rismo), es necesario atender al significado que tienen para las per-
sonas ciertos elementos del contexto o de la interacción luna repri-
menda, una puerta cerrada, un silencio]. Esf~ significado se expresa
en sus respuestas o acciones frente a esos elementos y no siempre
coincide con aquello que el investigador presupone desde su senti-
do común. Cuestiones como las relaciones autoritarias se manifies-
tan por medio de muy distintas formas según el contexto; si no se
integran los sentidos sociales al trabajo analítico, se corre el riesgo
de perderlas de vista o de suponerlas donde no existen. Estos signi-
ficados locales se pueden usar para distinguir nueves tipos de rela-
ciones autoritarias en otras situaciones o lugares. El trabajo conti-
nuo de vincular la observación y la concepción permite, así, llegar a «
ü
¡::;:
una mayor elaboración teórica. -«
el::
Las categorías sociales que ordenan significados, relaciones o (!)

-~
el::
prácticas se incorporan al proceso etnográfico no solo como parte
o
Z
f-
o W
W
f-
del objeto de estudio, sino también como esquemas alternativos que «
>- Ü
-~ confrontan, abren, matizan y contradicen los esquemas teóricos y el z
LL
w
«
el:: sentido común del investigador. La tarea etnográfica normalmente ~
w
(!) a.
o rebasa la descripción de las categorías locales y recurre a antece- x
w
Z
f-
W dentes teóricos que ayuden a explicar los procesos sociales. Sin :s
122 123
4. COMO OBSERVAR LA •
REPRODUCCION* 1
...............~ , _" ~ .1

En eL desarrollo de La teorfa social, son decisivos los momentos de


su vinculacion con la investigaci6n empfrica. Pueden ser momentos
repartidos en diferentes puntos, anteriores 0 posteriores a La formali­
zaci6n de La teorfa; momentos que pueden coincidir en un mismo
investigador 0 bien ocurrir en individuos que tienen escaso conod­
miento uno deL otro. A La Larga, en eL enlace entre Los trabajos teori­
cos y empfricos se da eLLargo proceso de precision y eLaboracion de
un concepto, y con ello se da La posibilidad de "pensar con eL concep­
to y no soLo acerca de eL" (Geertz. 1973aJ. Es decir. se da La posibilidad
de empezar a utiLizar el concepto para conocer procesos situados y
j
fechados. No es excepci6n La nocion de La reproducci6n. que ha sido u::
'<1:
priviLegiada como eL concepto expLicativo de La educacion formal. 0:::
(!)
Hemos argumentado que eL proceso etnogrMico propicia una o
z
elaboracion progresiva de Los conceptos que utiliza. Sin embargo, t:u
<I:
U
Z
w
a:w
• Una primera version de algunas partes que integran este capitulo fue publicada a.
en eL ana 1986 can eL titulo "Como observar La reproduccion", en Revista Colombiana ~
de Educacion, nO 17, pags. 109-125. ::s
clas. ademas de la reproduccion. 1... 1Estos estudios elnograflcos ayu­
esto requiere precisar y desglosar cada concepto para vincularlo
dan a mostrar can clandad que no existe ningun proceso mecanico par
con la experiencia de campo y la informacion contextual e histo­ el cual presiones externas de la economia 0 del Estado inexorablemen­
rica. En este capitulo consideraremos como se puede utilizar y ela­ Ie moldeen las escuelas y los alumnos de acuerdo con los procesos de
borar el concepto teorico de la reproduccion en la antropologia la legitimacion y la acumulacion del capital cultural y economico
de la educacion. Las preguntas que planteamos son pertinentes. [1981a: 36),1
a la vez, para otros procesos que interesan en el estudio de la edu­
cacion. Aun asi, ha side escasa la investigacion empil'ica frente al cumu­
El concepto de reproduccian fue desarrollado particularmente en to de problemas y debates conceptuales en torno de la reproduccion.
Francia a partir de 1968. pOI' Althusser [19681. Baudelot y Establet La dificultad de realizar investigacion pertinente para la discusi6n
[1975) y Bourdieu y Passeron (1977], y retomado pOI' otros autores en tearjca fue acentuada por las tendencias prevalecientes en muchos
el campo educativo en muchos paises. La riqueza de la discusion ambitos de la investigaci6n educativa. Los estudios empiricos no
tearica acerca de la reproduccion ha tenido una relacion contradic­ lograban encontrar modes de elaborar y utilizar los conceptos teori­
toria con la investigacion empirica. Algunas de las investigaciones cos que se exponian de manera formal en estudios realizados con
iniciales en contextos educativos tenian una perspectiva funcionalis­ tecnicas tradicionales.
ta que contradeda (a concepcion misma de reproduccion que ofre­ La teoria de la reproduccion. en sus diversas formulaciones. ha
dan. Se privilegio la formalizacion teorica sobre el analisis empirico hecho posible conocer y explicar ciertas relaciones clave del proceso
y se generalizaron conclusiones sin considerar la diversidad de pro­ educativo. Fue particularmente significativa para contrarrestar el
cesos historicos en juego en los diferentes paises. mito liberal que suponia un funcionamiento equitativo de los siste­
Algunos de estes autores reconocieron las implicaciones de mas educativos capaz de revertir los efectos de la desigualdad social
estudios empiricos hechos pOI' investigadores con posiciones expli­ de los educandos. Sin embargo. la reproduccion academica de esta
citas y polemicas frente a la concepcion dominante de la reproduc­ teoria. desligada de la investigacion empirica sobre realidades socia­
cion. Cierta irwestigacion historica y etnogratica. sobre todo, permi­ les, tambien se ha convertido en obstaculo epistemol6gico. Es decir.
tia no 50(0 repensar este concepto clave, sino tam bien desarrollar a partir de la teoria existente. derivada de realidades sociales distin­
su opuesto. la contrarreproduccion 0 la resistencia. Varios estudios tas de las latinoamericanas. se presupone la exislencl2 de procesos
[Sharp y Green, 1975; Willis. 1977; Anyon. 1980 y 1981; Connell y y contenidos de reproducci6n en las escuelas. en lugnr de utilizar y
otros. 1982; Lahire. 1993, entre otros) ofrecieron nuevas concepcio­ reelaborar la teoria para conocer como se dan esos procesos -0 bIen
z nes para comprender el cruce entre las determinaciones estructu­ otros- en nuestros contextos historicos.
'0
u
u
rales. los procesos cotidianos y las practicas de los sujelos. Esta
::> contribucion fue asumida por algunos autores. Por ejemplo, Michael
<5
a Ci:
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o
0::
Q..
Apple, en un comentario critico a su propio libro. Idealagia y curricu­ PREGUNTAS PARA ORIENTAR LA MIRADA a::
C.!)
l.LJ
la, reflexiono: o
0:: Z

<! UJ
-! Las respuestas que intento dar a esta pregunta no constituyen <!
0::
Veia en las escuelas. y especialmente en el curricula oculto. una exilo­ una guia de observacion de campo, sino una serie de reflexiones pa- U
~ Z
0::
sa correspondencia con las necesidades ideologicas del capital: solo l.LJ
l.LJ
V'l cr.
CD fallaba observar como se lograba eslo en la realidad. MIS lormulacio­ l.LJ
(L
o X
o nes de entonces carecian. ahara resulla obvio, del anallsis de las con­ l.LJ
~
'0
u
tradlcclones. los conflictos. las mediaciones y. sabre todo, las resisten­ 1. La traducclon es de la aulora. :3

127
llf,
ra oriental' el trabajo que requiere la construccion de nexos entre la IOcomprenslblemente, a traves de la mediacion de estas cosas, el con­
formulaci6n teorica y la observaci6n empirica. (,C6mo observar la cepto se extiende a la reproducci6n simple del capital 0 hasta la repro­
reproduccion? Es decir, (,que elementos de esa realidad a la que ducci6n de las relaciones sociales como condiciones de la continuidad
tenemos un acceso mediado pOl' diferentes prckticas concretas de de la acumulaci6n capitalista (1981: 481.

construcci6n de datos [documentaciones diversas, entrevistas,


registros) se vuelven inteligibles bajo la concepci6n de la reproduc­ Los contenidos de la reproducci6n pueden corresponder a dife­
cion? (,Que de lo que miramos es evidencia de la reproducci6n y que rentes dominios 0 esferas, como 10 econ6mico, 10 cultural 0 10 esta­
no 10 es? En otros terminos, (,c6mo puede el concepto adquirir el tal [Giroux, 1985). Hubo distinciones fuertes entre las concepciones
poder analitico que permita observar un proceso ahi donde antes no de Allhusser, Bowles y Gintis, y Bourdieu, que remitian a diferentes
se veia? (,De que forma puede el analisis obligar al investigador a contenidos. Diferenciar entre ideologia dominante y relaci6n hege­
elaborar y reformular la teorla de la reproducci6n 0, incluso. a des­ monica. 0 entre c6digo y habitus, pOI' ejemplo, puede ser basico ala
cartaI' su pertinencia segun la realidad estudiada? Estas son cues­ hora de determinar que se observa. La multiplicidad de contenidos
tiones de fondo detras del problema de como observar cualquier posibles de la reproduccion exige al investigador un primer trabajo
proceso social en un contexto dado. conceptual. En un ensayo sugerente, Raymond Williams [1981 :1851
Abordo este problema con la orientacion de cuatro preguntas fre­ ofrece una reflexion sobre el significado de la reproduccion como
cuentemente soslayadas en la discusion sobre la reproduccion. Las metatora social. Contrasta dos sentidos: la reproducci6n mecanica
preguntas son: primera. (,que se reproduce?, (,cual es el conteni­ mediante la imprenta. pOI' ejemplo. produce ejemplares identicos
do de la reproduccion?; segunda, (,en que nivel de abstraccion se unos a otros; en cambio. la reproduccion organica 0 geneal6gica
encuentra ese contenido?; tercera, (,a que escala ocurre el proceso produce individuos que mantienen cierta similitud de especie 0 de
de reproducci6n?, y finalmente, (,desde donde se genera la repro­ familia, aunque no sean identicos. Lo importante es recorda I' que se
duccion? trata de una metatora que utilizamos para estudiar procesos socia­
les mucho mas complejos que cualquiera de estos dos casos.
Estudiar la reproducci6n implica establecer la continuidad de
El contenido de la reproduccion ciertos contenidos sociales en el tiempo. (,Que so toma como nueva
instancia de 10 mismo para poder establecer esa conllnuidad? (,Co­
(,Que se reproduce? Las respuestas posibles a esta pregunta dan mo se establece la identidad necesaria para suponer una continui­
z sentidos divergentes al proceso mismo. En el ambito de la educa­ dad de practicas 0 significados? (,Cuates difer-enclas observables
'Q son significativas y cuales no? Establecer la continuidad de un con­
u cion, la gama ha sido muy amplia. Los contenidos espedficos pro­
U
:::J
puestos incluyen desde relaciones sociales de produccion hasta dis­ tenido resulta problematico. pues nos enfrentamos ya al comienzo a j
o
o
0::: posiciones subjetivas y concepciones del mundo. un panorama social heterogeneo. Como senala Williams, la repro­ u:
.<{
Q. 0:::
W
Asi 10 expreso Willis: ducci6n social rara vez produce copias 0 replicas. como sucede cn (.!)
0::: o
« los dominios tecnicos en donde tiene origen el termino, segun uno Z

-' W
0:::
Uno de los problemas de la noclOn general de "Reproduccion" es la de sus sentidos. Si nos alejamos apenas un poco de la reproducci6n <t
~ U
0:::
W manera en que se reducen a una Isola dimension] varias cosas total­ fisica de ciertas cosas [libros, pOl' ejemplol. entramos en el terreno Z
V1 l.LJ
CD
o
mente diferentes: desde la reproducclon diaria de la fuerza de trabajo de los usos sociales de esas cosas leomo es el caso de dos de los a:
l.LJ
o hasta la reproducci6n biol6gica. la producci6n de la diferenciaci6n libros mas reproducidos historicamente, la Biblia y El capital) Los Q.
X
~ W
'0 sexual y la reposici6n generacional de la fuerza de trabajo: a menudo, usos son tan variables que sugieren mas bien discontinuidades pro-
u j

1211 129
fundas. El reto esta en estabtecer criterios para determinar la conll­ llrlo de manera experimental 0 con lenguaje cotidiano. La relacion
nuidad, que tomen en cuenta la diversidad de usos y contextos. con el saber cientifico es distinta en cada caso. i,Que es 10 mismo,
En el dominic de 10 educativo, ha side usual observar y suponer enlonces. y que es diferente? Es necesario determinarlo para esta­
identicas ciertas practicas pedagogicas que nos resultan tan fami­ blecer y observar el contenido de La reproduccion.
liares y reconocibles de una escuela a otra, 0 de un pais a otro. que Otros problemas surgen al estudiar la reproduccion. i,Se trata de
dan la impresion de continuidad de una cultura escolar casi invulne­ una continuidad de categorias que marcan distinciones perpetuadas
rable frente a las mas diversas transformaciones sociales. Sin em­ mediante el proceso de reproducci6n? Oesde luego. se puede dar
bargo. i,en que medida son idEmticas esas practicas? i,No seran sig­ una continuidad hist6rica de diversas categorfas sociales. En este
nificativas, de hecho. algunas de las diferencias de contexte y de caso, tal vez el proceso de reproduccion se acercarfa al sentido ori­
sentido que las marcan? Por ejemplo, algunos metodos de ense­ ginal que lenia en la biologia. para la cua!. no habiendo replica. la
nanza inicial de la lectura tienen un sentido totalmente diferente en continuidad se establece. sin embargo, por cierta semejanza de
contextos donde la lengua escolar coincide con la que hablan los especie que tolera la variaci6n individual pero conserva las fronte­
ninos en casa y en contextos en que su lengua es distinta. 0 bien. el ras. Este puede ser el sentido asociado at ejemplo del "hijo del pelf­
sesgo "nacionalista" de un curriculo puede ser muy distinto segun cano" utilizado por Bourdieu y Passeron 11977:61. Establecer la con­
la historia politica de paises colonizadores y ex colonias. tinuidad implicarfa reconstruir genealogias mas que determinar
Esto tleva a otras preguntas. i,Se reproducen las formas de una identidades. Un ejemplo en antr-opologia es la propuesta de Barth
practica mientras cambian. a veces radicalmente, su significado. su (1976) de comprender como los grupos etnicos se perpetuan al
contenido social. en nuevos contextos? Este hecho ha sido docu­ mantener las fronteras, a pesar de los cam bios culturales e indivi­
mentado por antropologos, acostumbrados a preguntarse por los duates.
significados nuevos que adquieren las cosas "tomadas en prestamo" En lugar de centrarse en categorfas 0 entidades. el contenido de
de una cultura a otra. Hay algunos ejemplos claros, como el sentido la reproducci6n puede definirse mas bien en terminos de relaciones
tan distinto que pueden tener formas de trabajo colectivo leI tequio 0 [sociales. de produccion, de poder, etc.!. como aquellas que Ie dan
la faena comunitaria en MexicoJ. cuando su organizaci6n responde a especificidad a la forma de explotaci6n caracterfstica del capitalis­
un trabajo comunal tradicional 0 cuando responde a una exigencia mo y cuya reproducci6n ha requerido la transformaci6n de numero­
gubernamental en la construccion de obras publicas: se trata de la sas cosas, desde los medios tecnologicos hasta los marcos legales.
diferencia entre la cooperacion y la explotacion. La continuidad for­ que hacen posible su continuidad historica. Si algo enseno Marx fue.
z mal suele ser mas facit de rastr'ear en el mundo empirico, pero bien precisamente. desconfiar de la identidad de las cosas y buscar su
'0
u puede ocultar contenidos opueslos. contenido social. no en elias mismas, Sino en las relaciones sociales
u <{
;:)
a Lo contrario tambien es cierlo. Se da la continuidad de un mismo que las constituyen y en las que se insertan. En el caso paradigmati­ u
o u:
0: contenido social. como las relaciones de genero 0 clase. mientras co de la mercancfa, estas relaciones son de produccion, pero no 10 -<{
0:
0.. c.!)
w cambian, hist6ricamente, las formas que aseguran su reproduccion.
Do: son necesariamente en todos 105 casos. La conlinuidad de relacio­ o
:3 La distincion misma entre forma y contenido suele ser difleil de nes estructurales bajo realidades historicas cambiantes no es evi­ >­
w
Do:
establecer en los hechos. Cambios aparentemente formales impli­ dente. Aun mas dilled, sin embargo, ha sido la contraparle: com­ ~
~
W can modificaciones sustanciales en el contenido social. Esto apare­ prender como esas realidades cambiantes y contingenles. las
u
zw
rJ1
0:
tIl
o ce, frecuentemente. en La observaci6n de procesos educativos. No alianzas por ejemplo, que tienden a asegurar la reproduccion de las UJ
0..
o es lo mismo representar un concepto cientifico. por ejemplo, en relaciones constantes. pueden ser tan significativas como las es­ x
::r w
'0
u forma esquematica. con terminos cientlficos, que intentar transmi­ tructuras de mayor duracion. :3

150 131
Volviendo al ambito educativo. no siempre es facil saber que se lionen consecuenclas importantes para la concepcion del proceso.
reproduce. Ha sido usual senalar contenidos identificados en otros nsi como para construir los datos observables en el mundo empi­
ambitos sociales. pOI' ejemplo. la reproducci6n de ciertas caracte­ nco. Las relaciones sociales no se observan directamente. pues no
risticas de la fuerza de trabajo IAllhusser. 1974]. Pero. (,son real­ tienen una equivalencia clara con las interacciones sociales que se
mente tan similares los procesos de trabajo industrial y los procesos pueden registrar en determinada situaci6n. 2 En el proceso de
de trabajo escolar? i,En que medida. 0 bajo que condiciones. se construir nexos conceptuales entre ambos actua un gran numero
puede establecer una equivalencia entre ambos. aun reconociendo de inferencias e interpretaciones. presentes en el modo de regis­
que ciertas teorias de organizaci6n leomo el taylorismol influyeron trar un dialogo 0 de clasificar sus segmentos y significados. La
en ambos casos? construcci6n teorica de determinada relaci6n social, a su vez. per­
Mas diffcil. incluso. ha sido construir categorfas para observar 10 mite observar y hacer inteligibles ciertos aspectos de la interac­
propio de la escuela. pOI' ejemplo. los modos de apropiaci6n del co­ ci6n social 0 de otra informacion registrada y dejar fuera otros. En
nocimiento y los valores implicitos en la interacci6n. No es facil este proceso es posible trabajar en muy diferentes niveles de abs­
identificar contenidos ideol6gicos transmitidos mediante determina­ tracci6n. can categorfas distantes 0 cercanas a aquellas que ope­
das practicas escolares y separarlos analiticamenle de los conoci­ ran socialmente en la situacion que se estudia. Para que tenga
mientos que pueden tener un valor general. Tampoco ha sido tarea valor analftico. un concepto requiere una delimitacion que permita
sencilla distinguir. en los hechos. los sesgos culturales transmitidos marcar distinciones en las realidades observables. Esto implica
en las aulas, en el esfuerzo para comprender 0 construir una edu­ aproximarlo a las distinciones que son significativas en la situacion
caci6n en contextos de radical diferencia cultural [Paradise. 1991. que se estudia.
1994]. A menudo. los contenidos de culturas tradicionalmente ex­ Muchos contenidos significativos de la reproducci6n se han defi­
cluidas se incorporan a la ensenanza escolar bajo las reglas episte­ nido en un nivel tan abstracto que se suelen obviar las variaciones
mol6gicas de la cultura escolar dominante, y su sentido se transfor­ formales 0 coyunturales observables en los procesos educativos. La
ma en el proceso. Esla es una de las tantas distinciones necesarias tendencia ha sido considerar manifestaciones concretas muy diver­
para responder a preguntas acerca del contenido reproducido en las sas como identicas. haciendo abstracci6n de los contextos y signifi­
escuelas. cados particulares de esas manifestaciones. Retomando un ejemplo
Finalmente. habria que plantear criterios politicos para distinguir anterior. a partir de la teorla existente se "observa" la semcjanza
aquellos contenidos que vale la pena tratar de rastrear y reconstruir. entre las pautas del trabajo escolar -fragmentadas, inconexas y va­
Z Dos viejas preguntas ayudan a oriental' la mirada. no solo a lo que ciadas de contenido- y los procesos de enajenaci6n en el trabaJo
-0
U es posible observar, sino a 10 que es importante estudiar: i,Que esta industrial. Al efectuar esta comparaci6n. sin embargo. se pierde 10
U <{
=> en juego? i,Que importa y a quien? Las respuestas a estas preguntas espedfico de la organizacion de la escuela y de la fabrica. como u
o
o
u:
--«
0: se encuentran en las luchas sociales que determinan destines contextos en que se construyen relaciones diferentes. Las condiclo- 0:
0.. o
W
alternativos en el orden social. o
0: Z

:5 W
<{
0: 2. Por ejemplo. la relacion de explotacion no se puede infem deltrato de patron a
;; obreros. observable en su "irlleraccion" directa con ellos. Su realidad objellva se
U
zw
0:
W Niveles de abstracci6n construye de Olras evidencias, como el valor producido y el salario. Esta implicita en iX
Vl
(Xl w
o esta discusion una crltica at interaccionismo simb6lico que supone que la realldad 0..
x
o Otra pregunta es: i,En que nivel de abstraccion se define el con­ social se conslruye en la interaccion "cara a cara", como afirman Berger y Luckmann w
~
'0
U lenido del proceso de reproduccion? Los niveles de abstracci6n [19661. entre otros. :5

133
132
nes y relaciones que organizan el trabajo escolar pueden respond('1
[<IS de la reproduccion
a logicas distintas a las de una fcibrica [Apple, 1981 b1.
5i bien la abstraccion es necesaria para establecer cierta conti
Como tercer punto, resulta util distinguir a que escala sucede el
nuidad, (,en que punto se emprende el camino inverso? En cierto r .
proceso de reproduccicn. Frecuentemente, este problema se empal­
analisis, parece que todo elemento observable se fee COmo manifes
rna con el nivel de abstraccion, perc es una cuestion distinta, pues
tacion de la reproduccion. Por ejemplo, todo discurso escolar aparc
no necesariamente los conceptos mas abstractos corresponden a la
ce Como instancia de "ideologia dominante" y sus variaciones inter­
escala mayor.
nas se consideran insignificantes. 5e llega a un extremo en que e
Recordar la dimension temporal permite comprender que los
diHcil encontrar practicas escolares que no reproduzcan las relacio­
contenidos que se reproducen pueden corresponder a muy diferen­
nes dominantes. Bourdieu y Passeron [1977:1 08J sugieren explicita­
tes escalas de tiempo. Una perspectiva histcrica contrarresta la ten­
mente est a posicion, por ejemplo. al plantear que ninguna alternati­
dencia de muchos estudios en los cuales la reproducci6n aparece
va 0 innovacion pedagogica escapa a la [ogica de [a reproduccion en
como la perpetuacion de estructuras sociales invariables. La conti­
el aparato escolar y que todas constituyen variaciones que la hacen
nuidad social es siempre relativa (Heller, 19771. delimitada por e1
mas eficaz. El peligro de (a abstraccion es el ocultamiento de varia­
periodo de tiempo correspondiente a1 origen y desenvolvimiento de
ciones significativas como instancias de contradiccion 0 de resisten­
determinados contenidos 0 relaciones sociales. Vygotsky intento
cia frente al proceso de reproduccion dominante. Por otra parte,
articular muy diversas escalas temporales en su perspectiva sobre
sue (en considerarse equivalentes situaciones historicas en las que
se juegan contenidos sociales muy distintos. la historia del desarrollo cultural tanto de la sociedad como del indi­
viduo [Scribner. 19851. La escala pertinente puede ser de miles 0
En la investigacion etnogrMica sobre el proceso de reproduccion,
cientos de miles de anos, remitiendo a formas sociales que apare­
es posible contrarrestar esta tendencia de subordinar toda variacion
cieron a 10 largo de la evolucion humana y que aun se producen en
historica, coyuntural y contextual a relaciones constantes, abstrac­
la actua1idad. Asi. pertenecen de hecho al genero humane algunos
tas, formales. En esa tendencia las escuelas aparecen invulnera­
contenidos identificables en cualquier proceso educativo, como
bles ante la variacion historica y, por lo tanto. imposibles de trans­
podrian ser ciertas estructuras cognitivas y linguisticas. Su repro­
formal' La reproduccion de relaciones cotidianas, de significados
duccion es un proceso universal. En el polo opuesto se encuentra la
particu[ares y de contenidos correspondientes a escalas temporales
esca1a coyuntural, cuyos contenidos se reproducen en la medida de
menores. puede ser igualmente significativa para la comprension
z su vigencia politica y pueden desaparecer 0 sustituirse tan repenti­
'Q de movimientos sociales y politicos que inciden en las realidades
U namente como emergen en el horizontc publico. Surgen elementos
(.)
::>
escolares, Por ello, es crucial historizar el proceso de reproduccion,
o casi accidentales, efectos de acontecimientos excepcionales y de
o abordar Con otros conceptos las tensiones y los nuevos equilibrios <!
Cl: estrategias recientes. Las formas cambiantes del discurso politico u
a. que intervienen en los campos de [a educacion. El concepto de figu­ u:
LU
Cl: proporcionan numerosos ejemp10s de reproducci6n a esta esca1a. .<!
<! racion (0 configuracionJ de Norbert Elias [[1969J 1982:20-26J provee Cl:
-J El analisis intenta distinguir algunas de las cscalas temporales a <:)
o
ll: una perspectiva seminal para esta tarea y, de hecho, fue un antece­ z
;$ las que pertenecen los multiples elementos que coexisten en el .....
dente para la elaboracion que hizo Bourdieu [1972) sobre la tension w
ll:
LU
,n que 5e genera en los campos. orden social actual. Gramsci recuerda este ordenamiento hist6rico: o<l:
U
OJ Z
o LU
o Cuando la concepcion del mundo no es crftica ni coherente. se pertene­ fi
::2: LJJ
a.
'0 ce simult.aneamente a una multiplicidad de hombres masa. la propia
u i1i
personalidad se forma de manera caprichosa: hay en ella elementos del S
134

135
hombre de las cavernas y principios de la ciencia mas moderna y aVilll (;Hilcteristlcas propias de una escala a partir de aquellas que se
zada; prejuicios de las etapas hist6r'icas pasadas. groseramente locall" Ilbservan en otra. Esta tendencia es particularmente evidente en
tas e intuiciones de una filosofia del porvenir. 11975b:121 ('studios sobre las escuelas. Las formas y los contenidos de la re­
produecion a dilerentes escaLas varian de manera signilicativa. Por
Al estudiar determinada configuracion educativa. surgen diver jemplo, no es posible negar eL eleeto de reproduccion de La estruc­
sas preguntas. LA que escalas corresponde la reproduccion de los tura de clase a eseala del sistema escolar en su conjunto. con el
diversos contenidos? LCuales contenidos se articulan desde la he­ argumento de que existen numerosos casos de "movilidad social"
gemonia estatal en determinada epoca y cuales la rebasan? LQue relacionados con la escolaridad, a escala individual. Las relaciones
practicas corresponden a la forma en que se ha organizado la es­ entre diferentes escaLas son complejas y diflciles de establecer
cuela durante los ultimos dos siglos y cuales anteceden ese [Revel. 1996; Nespor. 19941. pero es necesario resolver estos proble­
marco temporal? LQue contenidos tienen un valor general y cuales mas para comprender tanto la especifieidad de la escuela, su Logica
son propios de una clase social? LCuales son de larga duracion? propia. como la trama de relaciones cambiantes que la vinculan con
LCuales son contenidos politicos. puestos en juego en funci6n del la historia de la sociedad.
mantenimiento 0 la transformacion de relaciones de poder? Este
tipo de precisiones son e5enciales para la valoracion de las expe­
riencias escolares. asi como para la construccion de alternativas. Autonomia y determinacion
La dimension espacial se refiere a unidades de analisis de dife­
rente extension y delimitacion. Generalmente planteada en terminos En cuarto lugar hay dos pregunta centraLes: LDesde d6nde se
de lo "macro" y lo "micro", esta dimension puede aprehender la genera la reproduccion? LCuales son sus determinaciones, en cual­
complejidad social solo cuando se abandona aquella dicotomia y se quiera de los multiples sentidos que puede tener esta paLabra? En la
trabaja con una serie de unidades graduadas e interrelaciona­ teorla de la reproducci6n. la cuesti6n mas discutlda ha sido la "Quto­
das. Diversas integraciones sociales -como familia, comunidad, nomia relativa" de la instituci6n educatlva, Irente a faetores estruc­
organizacion, clase, region. nacion- constituyen unidades espaciales turales externos. Desde aLgunas posiciones, las relaeiones sociales
a las que 5e puede referir el proceso de reproducci6n [Heller, de produccion aparecen como La causa de todo el proeeso de repro­
1977:27-351. ducci6n En ciertas perspectivas. un discurso social univoco parece
La reproduccion del sujeto particular puede delimitar la escala generar un mismo contenido ideol6gico bajo multipLes manifesta­
z espacial minima, la del ambito cotidiano: sin embargo. este ambito ciones concretas y variables. Otras posiciones han buscado delermi­
'2
u no se puede comprender aisladamente. fuera de la red que la vin­ naciones propias de cada instancia social. «
u u
:=J cula con otras dimensiones sociales. La reproduccion del individuo La nocion de "autonomia relativa" supone el recorte de un' u::
o -«
o es siempre un hecho social. Heller lo resumio asi: "La vida cotidia­ eslera 0 unidad analitica, como La escuela. dentro de la cuaL se da 0::
0:: (!)
Q..
Lu
na es el conjunto de actividades que caracterizan la reproduccion un nivel de determinacion independiente de la estruclura economi­ o
0::

:s de los hombres particulares, los cuales, a su vez. crean la posibili­ ca 0 social. Se postula la continuidad de ciertas relaciones y practi­ >­
UI
<I:
0::
dad de la reproduccion social"'1977191. Tiene consecuencias sig­ cas caracteristicas de la escuela, mas alla de cualquier transfor­ U
~ Z
0::
lJJ nificativas dentro de los proeesos de reproduccion releridos a varias maci6n del entorno social 0 politico En la teoria de Bourdieu y UI
iX
V1
CD
o escalas. Passeron [19771. justa mente. esa autonomia asegura la funci6n UI
Q..
><
o La distincion de escala obliga a respetar el ordenamiento propio reproductora de la escuela. La idea de autonomia, para estos auto­ lJJ
~
-0
U de cada unidad social Impone limites a la posibilidad de deducir res. apunta asi a los aspectos mas conservadores de la escuela :s
1~7
lS
[1977:102].3 Oesde esta perspectiva, incluso dentro de la autonomic) ddd hlSlorica se debe a acciones 0 mecanismos provenientes tanto
relaliva de la escuela, la determinacion suele adoptar los mismos de grupos asociados con el poder dominante como de otros sujetos
mecanismos que caraclerizan a cierto eslruduralismo. 5e presu­ (olectivos involucrados. La reproduccion de diversos contenidos 0
pone una estructura profunda, constante, esencial, propia de la relCJciones se produce, asl. pOl' las luchas sociales y no ocurre como
escuela, como origen 0 causa de toda manifestacion observable electo de alguna estructura social inmanenle.
alH. Otros autores han llamado a esto la "gramatica escolar" [Tyack Estas ideas fueron retomadas en la investigacion educativa pOI'
y Cuban, 1996J 0 "forma escolar" [Vincent, Lahire y Thin, 1994]. varios etn6grafos, El punto de partida fue el estudio ya clasico de
Hace ya tiempo que esta perspectiva fue cuestionada desde posi­ Willis [19771. quien se centro en la produccion culturalsubordinada
ciones que retoman lo que se ha denominado la agencia humana entre grupos de j6venes de c1ase obrera y analizo, posteriormente,
[human agency]. El mismo Bourdieu [1972, 1991) contribuy6 a ello, al sus efectos en la reproducci6n de las relaciones dominantes de
desarrollar los conceptos del "sentido practico" y "accion estrategi­ clase. Connell, en un analisis de la reproduccion de diferenciacion
ca" como manera de establecer una relacion entre estruclura y de clase y de genero en la escuela, concluye:
coyuntura. Estos conceptos dan sentido a la autonomia:
La reproducci6n de relaciones de clase y posiciones de clase no es
La practica es a la vez necesaria y relativamenle aulonoma en r'elacion a resultado automatico del funcionamiento del sistema. No es un proceso.
la situacion considerada en su inmediatez, porque ella es el producto de es mas bien un logro -de hecho un logro polftico-. Las practicas pOl'
la relaci6n dialectica entre una situaci6n y un habitus, entendido como medio de las cuales se inlenta realizar pueden malograrse, y frecuente­
un sistema de disposiciones duraderas y transferibles que, integrando mente fracasan [movilidad social descendiente. crisis en las relaciones
odas las experiencias pasadas, funcionan en cada momenta como una de clase, etc.); su exito requiere energfa y organizaci6n I...]. La capacidad
matriz de percepciones, apreciaciones y acciones, y hacen posible la de cambial' es decisiva para ese logro I... ], Podemos reconocer la fuerza
realizacion de tareas infinitamente diferenciadas [Bourdieu, 1972:2611. de la determinacion estructural sin presuponer un ciclo sin fin de repro­
duccion. Esto no implica que la contradicci6n estructural produce meca­
A partir de otr'as concepciones, particularmente de los historia­ icamenle el cambio. Lo que hace es abnr el espaclO en que pueden
dores Williams [1981/ y Thompson [1966), fue posible plantear' la desarrollarse nuevas practlcas I...] que a su vez reconslituyen eslructu­
reproducci6n en terrninos mas dinamicos, vinculados a luchas so­ ras en nuevas formas [Connell y Olros, 1981: 102-1171.
ciales reales. Williams [1981:191-192) definiola autonomia en termi­
nos de la distancia entre las practicas culturales y la reproducci6n Fuera del ambito escolar son muchos los ejemplos. La reproduc­
z cion de formas de organizacion y resistencia que antecedcn a la es­
'Q de relaciones sociales dominantes, distancia que puede tener dife­
u
u rentes significados Esta opcion permiti6 distinguir movimientos tructura social dominante ha contribuido a la formacion de la c1ase
::>
o contradictorios que coexisten dentm de una misma formacion so­ obrera en ciertos contextos historicos [Thompson, 19661. I\l contra­ L3
o
a::
0.. rio, desde los grupos dominantes se aprovechan y reproducen rcla­ u:
llJ cial. Bajo esta mirada. los contenidos de la reproducci6n conservan '<:l:
a::
a:: ciones de regfmenes anteriores, que resultan Gtiles para la cxplo­ (,!)
<:l: su heterogeneidad, corresponden a diferentes escalas temporales 0 o
...J Z
a:: espaciales ya condiciones historicas particulares, y entran en juego taci6n actual de ciertos sectores. La continuidad de algunas formas fo­
w
~ en la formacion social con sentidos politicos variables. 5u continui­ de trabajo de los grupos indigenas ha planteado siempre ese pro­ <:l:
a:: U
llJ
Vl
Q)
blema. i,En que medida se debe su reproducci6n a procesos de w
o idenlidad y resistencia culturlll y, pOI' el contrario, en que medida la cr
o llJ
Q.
::E 3. Algunos la adoptaron con el sentldo contrario, en la busqueda de un "margen" expansi6n del capitalismo ha perpetuado y aprovechado formas de X
-0 UJ
U Irlstlluclonal para la transformacion escolar, previa a la transformacion social. produccion precapitalista leomo la recolecci6n de ciertos recursos <:l:
...J

158
139
naturales), bajo una nueva articulacion? Este tipo de pregunlas les. Por esto, explica Williams, existe una relacion entre produccian
siempre requiere respuestas historicas. y reproducci6n: la primera es posible porque existe un orden 0 una
Comprender el origen y la continuidad historica de ciertas prac­ forma reproducible, y la reproduccion, por su parte, genera cierta
ticas escolares adquiere especial relevancia para pensar su trans­ innovaci6n. La continuidad historica requiere, asi, tanto de ordena­
formacion, Multiples contenidos y relaciones pueden tener una mientos relativamente estables como de cambios profundos. Las
continuidad relativa en el analisis etnogrilfico e historico de las configuraciones sociales y culturales tienen que ser continuamente
configuraciones escolares. GComo distinguir entre aquellos conte­ reconstruidas. Finalmente, Williams distingue los contenidos domi­
nidos que se deben a mecanismos de mediacion y de coercion efec­ nantes en determinado momenta hist6rico, de los elementos "resi­
tivos, ejercidos desde el poder y otros, cuya reproducci6n se debe a duales" lreproducidos mas alla de su periodo de dominacionJ y de
las apropiaciones colectivas, logradas cotidianamente, por otres los elementos "emergentes". Parte de lo "emergente" contribuye a
grupos involucrados en la construccion social de las escuelas? Si la reproduccion de relaciones dominantes, pero hay formas emer­
consideramos al mundo escolar en su conjunto como un complejo gentes que tienden a resistir 0 a reemplazar los contenidos cultura­
campo en el que confluyen diferentes sujetos sociales, con intere­ les dominantes. El problema es como distinguir unos de otros.
ses. recursos y saberes distintos, los desenlaces de la negociacion El hecho de que la reproduccion se haya convert ida en un concep­
continua no siempre son previsibles. En determinados momentos, to explicativo privilegiado en la investigacion educativa ha tenido se­
en particular despues del embate de las politicas neoliberales, la rias consecuencias. La tendencia adicional de vincular el proceso de
reproducci6n de ciertos espacios, practicas y saberes escolares se reproduccion siempre a las clases dominantes y al Estado ha oculta­
vuelve bandera de lucha de los sectores que se encuentran siste­ do ta reproducci6n subalterna, es decir. la continuidad persistente de
maticamente excluidos de la educaci6n, formas culturates 0 sociales alternativas, incluso frente a la imposi­
En alguna zona intermedia entre el determinismo estructural cion de nuevas relaciones sociales mediante la escolarizaci6n, Estas
-que deja pocas opciones para la practica politica- y el voluntarismo formas de resistencia contrarrestan, en cierta medida, los procesos
subjetivo -que pretende poder escapar de cualquier determinacion °
contradictorios destructivos que provienen del Estado mismo.
ajena-, se encuentran las posibilidades concretas de conocer, dis­ Por varias razones. parece ser insuficiente incluso la dicotomia
tinguir y organizar los contenidos y las relaciones para transformar de reproduccion/resistencia. Giroux [1985) mismo advierte contra ta
el orden social. Esta busqueda es valida tambien para la tarea pen­ tendencia de entender como resistencia toda practica que se opone
diente de transformaci6n de las escuelas, a los contenidos de la reproduccion dominante. Resulla mas intere­
z
'0 sante esludiar la dinamica educativa en terminos de un cncuentro
u
U entre varios procesos que interactuan en la formaci6n y la transfor­
::J
o LA REPRODUCCION ENTRE OTROS PROCESOS macion de relaciones sociales. En este sentido, se puede considerar <t
u
o
0:: w::
0­ ala reproducci6n como uno de varios procesos que constituyen his­ .<!
W a::
0:: Finalmente, Gcuales son los limites del concepto de reproducci6n toricamente las realidades educativas, junto con el control y la apro­ (:J
<! o
-..J
para dar cuenta de lo que ocurre en los ambitos educativos? Wi­ Z
0:: piaci6n de espacios institucionales, la generaci6n, conservacian 0 I­
UJ
~ lliams 11981:201-2051. entre otros, marca algunas precisiones im­ destruccion de conocimientos. la socializaci6n 0 individuacion de la ~
0:: U
W
Vl portantes en la idea de reproducci6n. La continuidad hist6rica, afir­ vida social [Rockwell y Ezpeleta. 1985J Z
CD UJ
o ma, nunca es total, slempre se forman "tradiciones selectivas, La La coexistencia de multiples procesos parece expticar algunas de Ci:
o UJ

~ selecci6n misma es necesaria para garantizar la continuidad y las dislancias que existen entre la realidad social y educativa lati­ X
-0 w
U
podcr conservar formas anteriores bajo nuevas condiciones socia­ noamericana y las de los paises desarrollad05. En nuestros paises, j

140
141
se han destruido instituciones y conlenidos educalivos. asf como
tradiciones pedagogicas y culturales. que fueron producto de luchas 5. EL DIALOGO ENTRE
sociales pasadas, La garantfa misma de una escolaridad basica uni­
versal y gratuita requiere la reproduccion de estructuras y mecanis­
ANTROPOLOGfA E HISTORIA*
mos de financiamiento que en la actualidad tienden a reducirse. La
privatizacion y la fragmentaci6n de los servicios educativos son pro­
cesos regresivos, frente a los cuales la oposicion democratica puede
defender. paradojicamente, la reproducci6n de instituciones y prac­
ticas [como la gratuidad, el laicismo. el acceso universal. al igual
que lextos que manlengan viva la memoria hislorica y ofrezcan la
experiencia del conocimiento cienlflico] propios de la educacion
publica del pasado.
Para la investigacion empfrica, esta discusion mueslra la dificul­
tad no solo de observar y de distinguir contenidos. niveles, escalas y
determinaciones de la reproduccion, sino tambien de delimitar la
utilidad del concepto para conocer realidades educativas hisl6ricas y
buscar conceptos que 10 complementen. La teoria de la reproduc­
cion ha hecho posible un avance relativo en la irwestigacion educali­
va. perc tambien es esencial empezar a comprender olros procesos La antropologia y la historia tienen trayectorias convergentes.
sociales -negociacion. control. apropiaci6n, socializaci6n, destruc­ Durantes varias decadas. invesligadores de ambas disciplinas han
cion y resistencia- que entretejen la educaci6n y el movimiento inlentado conjugar sus fuerzas complementarias 1 Los acercamien­
social. tos han sido significativos, a pesar de que muchas practicas institu­
cionales siguen separando a uno y otro gremio En algunos paises.
la convivencia institucional de ambas discipllnas y la fucrza de la
presencia indfgena en la formacion historica obllgaron a una colabo­
racion temprana. y actualmente muchos antropologos y ctnologos
Z
-0
U
U <i
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o u::
0:: '<i
0­ • Una primera version de algunas partes que integran este capitulo rue fJublicada ce:
(!)
w
0:: en el ana 1996 con el titulo "Historia y antropologia. LEs posible un acercamiento o
Z
::s metodologico?", ponencia presentada en el VI Encuentro NaclOnal de Historia de la I­
W
0:: <t
Educacion en Mexico. Guadalajara,
~ 1. De la antropologia, la lisla incluye a investigadores como Sonfil, Fvans Prit­
U
0:: Z
lJ.J W
(/\
(D
chard, Fabian. Friedrich. Roseberry, Sahlins, Sider. Wolf, entre otros. En el campo de (i
W
o la historia. Braudel. Burke. Darnlon, Davis. de Cerlcau, Ginzburg. Leroy Ladurie. LevI. 0­
o Ludkle. Mignolo y Sewell. entre olros, han abordado la dimension cultural 0 antropo­
X
lJ.J
~
o
u logica. :s

147 143
realizan estudios sobre epocas pasadas. Ubicada en medio de am­ los cstudios subaltern os. la historia de las mentalidades y la historia
bas tradiciones, la etnohistoria ha desarrollado sus propias mane­ cultural. entre otras- que se acercan a maneras de investigar de los
ras de integral' la dimension temporal al trabajo antropologico. Los antropologos. Los historiadores tambien examinan los registros et­
historiadores. a su vez, buscan orienta cion en los textos teoricos de nograficos hechos pOl' antrop61ogos en distintas epocas. atendiendo
la antropologfa. para potencial' una nueva lectura de los documentos a las continuidades hist6ricas. A partir de estas formas de entender
de archivo y una interpretacion de otras fuentes que den cuenta de el trabajo historiogratico, ha sido posible avanzar en el acercamiento
la dimension cultural. entre las disciplinas,
No obstante. si comparamos las formas de trabajar del historia­ Las herramientas metodologicas y conceptuales de la historia
dol' y del etnografo. encontramos serias diferencias. La antropologfa han dado una mayor dimension temporal y comparativa al estudio
social nacio con una luerte ruptura epistemica con el estudio de la de los procesos sociales actuales. No obstante. para el etn6grafo.
evoluci6n temporal de los fen6menos sociales. Los fundadores des­ hacerse historiador plantea ya desde el cornienzo cierta decepci6n
cartaron la documentaci6n existente sobre los pueblos indios. como ante los miles de documentos producidos pOI' praeticas de escritu­
los informes elaborados pOl' bur6cratas y misioneros. e insistieron racian y de conservacion sesgadas porIa burocracia. el periodismo
en la obligada estancia prolongada en el campo para la obtencion de y la polltica. Diffcilmente encontrara en ellos las sutilezas cotidia­
descripciones y apreciaciones validas. El etn6gralo tenia. asi. la ex­ nas que suelen ser la materia prima de la antropologfa. Para llegar
cepcional oportunidad y responsabilidad, como afirmaba Malinows­ a estos niveles. tanto la antropologia como la historia se han provis­
ki (1972J. de ser "cronista" de los procesos que estudiaba. Esta ven­ to de una amplia gama de fuentes -los diarios, las cartas. las actas
taja se tradujo en una necesaria reduccion de la escala temporal y de proeesos judiciales. las autobiograflas. las obras arlfsticas y el
espacial. En efecto. el etnografo solo puede documental' 10 que ob­ registro fotografico- que dan idea de la vida cotidiana en epocas
serva y escucha durante su permanencia en el campo. Las descrip­ pasadas. Cierta historiografla ha desarrollado formas de aproxi­
ciones que elabora se limitan a lo que transcurre durante su estan­ marse a estos documentos buscando evidencia de procesos y prac­
cia alli o. a 10 sumo. a 10 que Ie cuentan 0 muestran del pasado en ticas culturales. de manera novedosa y cuidadosa IDarnton. 1984;
ese contexto. Desde la antropologfa. se considera que nada puede Davis. 1975; Ginzburg. 19801. POI' otra parte, los antropologos han
<t sustituir la experiencia personal del investigador en el campo. El empezado a examinar materiales rutinarios de los archivos. bus­
Ci etnografo tiene la ventaja de construir una documentaci6n propia. cando detalles e indicios que normalmente no notan los historiado­
o

<Il pero la manera de trabajar sobre esos documentos en la etapa de res y que cobran sentido a la luz de los estudios sobre las culturas
I
w analisis lo acerca al olicio del historiador. actuales.
<t
'(3 El historiador. en cambio. desconfia de las fuentes documentales Claude Levi-Strauss. como muchos de ambas disciplinas. ha
<t
3o unicas, como el texto de un cronlsta. y finea su reconstruecion de los contribuido al largo debate. Hace anos planteo que la diferencia U

u:::
.<t
o hechos en la comparaeion cuidadosa de multiples fuentes docu­ entre la historia y la antropologia no radicaba en el objeto. el propo­ a:
a: Cl
I-
mentales dislintas. El caracler mismo de su informacion amplla su sito ni el metodo. Mas bien. argumento. la historia atiende a las o
Z
<t
w mirada mas alla de la circunscripcion espaciotemporal de un estu­ "altas expresiones conscientes" de los fen6menos sociales; la elno­ I­
W
a: <t

Z dio etnografico. Aun asf. las limitaciones en la documentacion exis­ logla. en cambio. pretende "la eliminacion de todo 10 que se debe al U
W Z
o lente son considerables IGuha, 1999l. Lo cotidiano suele ser 10 me­ acontecimiento y ala reflexion", para buscar "una arquitectura logi­ w
Cl Ci
3<! nos documentado en los procesos sociales de escrituraci6n del ca a los desarrollos historicos··. Al mismo tiempo. LeVI-Strauss nota w

x
i3 aconleeer historico (de Certeau, 1996l. Sin embargo. existen novedo­ que ambos caminos son indisoclables: "Nada puede una sin la otra w
<t
w sos campos de la historiogralfa -la hisloria social. la historia oral. [' .. J.Todo buen libra de historia esta asi impregnado tambien de --'

145
10404
etnologia" [1977:24.261. Aun aSI, la busqueda de una convergencla Los antrop610gos. en cambio, tienden a buscar en la historia he­
real entre historia y etnografla no siempre se ha dado sin contradlc­ ramientas para recuperar el acontecer y el cambio. Durante las
clones. ultimas decadas han modificado el concepto estatico y sistemico de
cultura que dominaba la disciplina para descubrir como las configu­
raclones culturales aparentemente inmutables han sido producidas,
BUSQUEDAS OPUESTAS epmducidas y transformadas bajo condiciones historicas particula­
I"es, por actos historicos fechables. Buscan devolverles la historia a
Dadas sus trayectorias, la antropologla y la historia parecian los "pueblos sin historia" [Wolf, 19871. Lo paradojico es que justa
caminar en direcciones opuestas. La antropologia social tendia a sel' cuando los antropologos reelaboran su concepto basico. el de cultu­
ahist6r-ica desde un principio. Buscaba estructuras universales y ra, en terminos mas dinamicos e historicos, los histol'iadores bus­
cuestionaba el esquema evolucionista decimononieo, afirmando que can integrar a su disciplina un concepto de cultura que enfatiza
no era posible determinar cual de dos estructuras culturales actua­ estructuras continuas y duraderas En esta mirada de una disciplina
les era la mas "primitiva", La historia. por su parte, tendfa a ser hacia la otra, la antropologfa procura distinguir discontinuidades
"acultural", antes de que la revista de los Annales propusiera perci­ historicas. mientras que la historia espera encontrar estructuras
bir, bajo el devenir y los aeontecimientos politicos, las estructuras que expliquen continuidades fundamentales. Mientras la historia
permanentes, la cotidianidad y las mentalidades. No obstante, camina hacia un concepto que los antropologos ya desecharon, los
ambas disciplinas compartian numerosos vlnculos teorieos y tema­ antropologos buscan conceptos. como el acontecer, que algunos
ticos, e incluso metodologicos, [0 cual ha hecho inevitable el aeerea­ historiadores han cuestionado. Esto explica una de las tensiones en
miento. Asi, la busqueda de los nexos entre la historia y la etnogra­ el dialogo entre antropologos e historiadores.
fla se ha enriquecido en anos recientes. Este contraste se puede observar en dos libros sobre Mexi­
A pesar de ello, alleer text 05 de diversos autores que han hecho co: Los Prineipes de Naranja, de Paul Friedrich 119861. y Ambivalent
explicita esta corwergeneia, nos encontramos con un fenomeno Conquests, de Inga Clendinnen [19871. Ambos autores haccn uso
curiosa: los caminos que paredan acercar unos a otros desemboca­ explicito de enfoques y metodos tanto historiograticos como etno­
ron en posiciones opuestas. Cada disciplina ha buscado en la otra 10 graficos. En el caso de Friedrich, el analisis documental y las en­
3
0::
que no encontraba en su propia historia. Siguiendo la tradicion de trevistas can prolagonistas del pueblo michoaeano muestran los
o

(J)
los Annates, muchos historiadores han mirado hacia la etnografla en profundos cambios que se generaron en la cultura indigena de la
I
w busca de estructuras subyacentes para eontrarrestar su tendencia region a partir de la construccion del estado posrevoluclOnarlo. En
.::! hacia 10 evenementielle [el acontecerl. Historiadores como Braudel cambio Clendinnen, al buscar la perspectiva maya sobre la con­
<!>
o 4:
-' [1966,19861. Le Roy Ladurie 119791 y Le Goff 119961 buscaron en 10 quista espanola de la peninsula de Yucatan, apoyo su lectura de los ~
o u..
a.. doeumentos antiguos en descripciones etnograticas recIentes de la
o eotidiano y en la vida material aquello qu.e perdura, un sustrato casi '4:
Cl::
0:: (')

Z inmutable, de larga duracion, bajo el acontecer historieo. Esta region maya. Ambos autores lograron interpretaciones novedosas y o
<! Z
w nocion de cultura es cercana a la concepcion que expreso Levi­ sugerentes de los periodos analizados. Uno agrega el mOVlmlento f­
W
0::

Strauss, Hay ejemplos evidentes de tal continuidad: en Mexico se historieo al estudio antropologico; la otra agrega una dimension 3
Z u
W
han estudiado eircuitos de mercados entre pueblos que han funcio­ antropologica casi atemporal al estudio de un periodo his\onco, No zw
o
<!>
g nado casi de la misma manera desde antes de la conquista, aSI obstante, sus miradas tienen consecuencias distintas para repre­ ex
w

'<1: sentar la eultura indigena, ya que el antmpologo eneontro cambios x
a como ntuales que amalgaman sentidos prehispanicos con formas w
-'
UJ espanolas. profundos, mientras que la historiadora esperaba mostrar, no sin :s
1·11, 147
admitir "los riesgos de remar rio arriba", una continuidad cultural vldencia de los orfgenes y las transformaciones de configuraciones
de cinco siglos. culturales actuales con lecturas novedosas de la documentaci6n de
Una discus ion de londo, entonces, para entablar una relacion archivo, asf como con diversas fuentes orales y graficas. Entre los
entre la antropologfa y la historia, parece darse en torno del concep­ autores que han contribuido a este esfuerzo estan: Sahlins [19851.
to de cultura. Tanto dentro de la antropologia como en el campo de Sider [1986), Ohnuki-Tierney [1990), Comarolf y Comaroff (1992),
los historiadores, los ultimos treinta anos han visto debates inten­ Trouillot [1995), Dube [20011. Chakrabarty 120001. Fabian 120011. Asad
50S. Muchos de ellos partieron de la posicion inicial de Geertz, quien [2003). La lectura de sus obras, si bien nos lleva a campos muy
entro en polemica con todas las definiciones anleriores del concepto diversos. resulta ser sugerente para encontrar nuevas maneras de
de cultura y propuso delimitarlo a una nocion interpretaliva, herede­ estudiar la dinamica educativa.
ra de Weber y Ricoeur, Su texto La interpretaci6n de fa cultura 11973al La discusi6n acerca de las continuidades y discontinuidades esta
lue de los que mayor influencia tuvo sobre la historiografia [Darnton, presente en muchos campos de investigaci6n, incluyendo el que nos
1984: Levi, 1992: Sewell, 2005). No obstante, el debate continuo des­ interesa, la cultura escolar. Algunos historiadores tienden a propo­
de muchas perspectivas y las posiciones actuales cuestionan, justa­ ner que las culturas escolares han sido resistentes a las reformas
mente, el caracter ahistorico y poco dinamico del concepto que generadas desde esa esfera privilegiada del acontecer, lo polftico,
Geertz habia propuesto. Varios autores han criticado el concepto de por lo menos durante los ultimos dos siglos !Tyack y Cuban, 1996:
cultura considerado como sistema simbolico estatico. Muchos han Chervel, 1998: Vinao Frago, 20021. Los antrop610gos que se acercan
retomado la cultura material, incluyendo la materialidad de lo sim­ a la historia, en cambio, buscan hacer mas dinamico el analisis de
b6lico, que es uno de los recursos mas importantes para ta historia. las culturas, incluyendo las escolares, juveniles y magisteriales [Le­
Otros han cuestionando los cotos culturales aislados, analizando las vinson, Foley y Holland, 1996: Reed-Danahay, 1996: Boyarin. 1993:
fronteras entre culturas, las intersecciones, el sincretismo y los flu­ Holland y Lave, 2000]. La intenci6n es enfatizar el caracter hetero­
jos globales, entre otras lacetas de las culturas realmente vividas en geneo, cambiante y construido de las relaciones y practicas cotidia­
una epoca dada. 2 Finalmente, se ha llegado a una concepcion de nas y de las multiples culturas escolares en el mundo educativo.
cultura historizada, en la cual ninguna cultura puede considerarse
<l:
"pura" y, por lo tanto, incluso nociones como la hibridaci6n, que pre­
cro suponen dos culturas separadas anteriores que se "mezclan", dejan ACERCAMIENTOS POSIBLES

!:!) de tener senti do, pues se considera que toda cultura es "hfbrida" de
:r:
w origen IOhnuki-Tierney, 2001). En el campo educativo, aun son escasos los estudlos hlst6nco­
<l:
'(3 A partir de estas reflexiones, ha crecido la corriente de ta an­ antropol6gicos. 3 Esta ausencia ha sido un obstaculo real a nuestra
o <l:
-J
oQ. tropologfa hist6rica, un esluerzo complementario al de los historia­ comprensi6n de la educaci6n tanto del pasado como del prQsente. u
u:
o
0::
dores que buscaban documental' las continuidades culturates en Muchos estudios cualitativos sobre la interacci6n en el aula, par 'ct
0::
>­ (!)
Z diversas regiones. Los antrop6logos tienden mas bien a encontrar ejemplo, omiten la ubicaci6n hist6rica de la escuela y su contexto o
<l: z
w inmediato. Por otra parte, pocas historias de la educaci6n se aproxl- >­
w
0::
>­ ct
Z
w
U
z
o(!) 2. Para conocer otras definiciones de cullura. y debates con Geertz, son utiles las w
iY
9 siguientes obras: Williams 119811. Rosaldo '19891. Roseberry 119891. Bonfil[19911. 3. En America Latina. los trabajos de Alicia Clvera. Elisa Cragnolino. Gracicla Ga­ w

'<l:
Reynoso 11991 I. Hannerz [19921. Ohnuki- Tierney 120011. Ortner 11984, 19971. Abu-Lug­ lallan. Maria Bertely. Marla Rosa Neufeld. Oresta Lopez, Josefina GranJa, Diana Vidal, x
15 w
-J
W
hod, 119971. de Cerleau [19991. Sewell!20051. entre otros. Virginia Zavala. entre olres. han aprovechado herramientas de ambas dlSClplinas :5

t<le 149
man a la practica cotidiana en las aulas del pasado.~ Sin duda com­ Dada mi experiencia en el campo. solia leer de manera distinta
prenderiamos mejor la transformaci6n educativa si lograramos una los mismos documentos que recolecta el historiador. Una consigna
mayor profundidad hist6rica a nuestros estudios de las escuelas importante fue entender los documentos no como fuentes de datos
actuales y, pOl' otra parte, una mayor sensibilidad etnogrMica en 01 que se extraen de contexto, sino como evidencia material de proce­
estudio del pasado, 50S sociales. De hecho, las condiciones de circulaci6n y conserva­
Los problemas del acercamiento entre la etnografla y la historio­ ci6n de estos textos escritos daban informacion esencial para su
graffa se pueden ilustrar con algunos comentarios ace rca de mi interpretaci6n como evidencia de los procesos de reforma. La exis­
propio trabajo sobre la transformaci6n de la cultura escolar en la tencia misma de los documentos burocraticos hablaba de los inten­
epoca posrevolucionaria en Tlaxcala IRockwell, 2007al. At iniciar la tos de control y de apropiaci6n que buscaba esclarecer. Esto obliga­
investigaci6n. encontre numerosos documentos producidos porIa ba a imaginal' los contextos sociales y discursivos dentro de los
burocracia educativa. tal como se archivaron en la epoca. Pese a 10 cuales se habian producido los documentos consultados y calibrar.
tedioso de la revisi6n del material, intente examinar estes documen­ asi. el sesgo que esos contextos les imprimian.
tos con una mirada antropol6gica, Una primera aproximaci6n fue En general, la etnografia privilegia 10 que se hace sobr-e 10 que se
leer los documentos desde el conocimiento local. Aborde las refor'­ dice. Sin embargo, el analisis documental se restringe pOl' definici6n
mas federales que llegaron a Tlaxcala entre 1910 y 1940 desde la a lo que se dijo, es mas, a 10 que se escribi6. En este caso, la practi­
l6gica politica y educativa que se gestaba allf. Como regIa, tome ca [lo que se hizol fue justamente producir y hacer circular los textos
como base aquellos document os del sistema federal que realmente encontrados en los archivos. En el caso de las reformas educativas.
se encontraban en el archivo estatal. con lo cual pude constatar que, se puede constatar si la llegada de un oficio 0 de un telegrama pro­
pOl' lo menos, llegaron a las autoridades locales, MiraI' las politicas piciaba el envio de otros documentos [respuestas, circulares, convo­
educativas desde este angulo permiti6 reconstruir los caminos que catorias. instructivos, informesl 0 encontrar otra evidencia de las
transitaron las reformas hacia las escuelas, en lugar de inferir la primeras acciones locales frente a las iniciativas centrales. Los cir­
realidad escolar a partir del discurso publico federal. POl' ejemplo, cuitos de la documentaci6n rutinaria. por ejemplo, pan) contratar 0
los ambiciosos planes de Jose Vasconcelos, como Secretario de despedir a un maestro [quien enviaba que texto a quicn. con copla a
<! Educaci6n Publica en 1921, se transformaron, en esta entidad. en quien, quien decidial. permiten reconstruir aspectos cruclales de la
a:o una solitaria remisi6n de su propuesta al gobernador, la cual fue formaci6n del aparato educativo y calibrar el relativo peso de los

U1
I archivada sin respuesta. En cambio, la documentaci6n de la campa­ actores involucrados en el proceso de centralizaci6n del poder osla­
lJJ
na de Educaci6n Popular para Adultos canalizada pOl' el Partido tal que sigui6 a la revoluci6n. Antes de la revolucion, \a firma del
-~
c..:::>
o Mexicano Revolucionario en 1937 Icasi ignorada pOl' los historiado­ gobernador era obligada: despues. la firma de la secreta ria de IJ
..J <t
o
Q.
resl ocupaba decenas de expedientes con oficios membretados de Direcci6n de Educaci6n en todo tramite mostraba el poder que habia U
o lujo y relaciones del pago adicional cobrado pOl' los maestros que adquirido quien ocupaba este puesto burocratico. HaCia finales de u::
0:: '<!
I­ Cl:
Z
<!
daban clases noctumas. Esto da idea de las repercusiones posibles los anos treinta. las autoridades federales y los mandos slndlcalcs c..:::>
o
Z
UJ
0:: de cada proyecto y muestra el tiempo y los recursos realmente des­ se disputaban la posibilidad de nombrar a los docentes. En el proce­ I­
W

Z linados a las reformas generadas desde el centro. so, fueron desapareciendo los oficios de los ayuntamientos y los <!
lJJ U
o agentes locales. quienes en tiempos anteriores solian proponer Z
lJJ
c..:::>
o
..J maestros para sus escuelas 0 solicitar su remoci6n . a:
lJJ
.<! 0­
15 4. Excepcioncs que marcan nuevas posibilldadcs son (os libros reCientes de Gros­ Gtros documentos del archivo habian sido instrumentales en las ~
..J
UJ venor. Lawn y Rousmanlere 119991. Lawn y Grosvenor 120051. y A.-M. Chartier [2007) negociaclOnes politicas de la epoca y no solo informaban sobre lo :5

1',(]
151
ocurrido. Asi, los telegramas con peticiones a los presidentes, los tar de Inferir, detras de la palabra escrita, la apropiacion y propaga­
ejemplares de volantes que hacia circular la Iglesia Catolica en con­ cion de cambios en la cultura escolar.
tra de 103 educacion socialista, las sucesivas propuestas de leyes con Paralelamente, el etnografo tiende a dar mayor peso al mundo
sus tachaduras y enmiendas, daban cuenta de parte de los procesos oral que al mundo escrito. Como notaba Levi-Strauss:
mismos, mas alla de los hechos que registraban.
Los etnografos estamos acostumbrados a escudrinar incluso los El interes del etnologo recae sobre todo en 10 que no esla escrito. no
datos cuantitativos oficiales en busqueda de significados. La con­ tanto porque los pueblos que estudia sean incapaces de escribir sino
porque su objeto de interes difiere de todo aquello que habitualmente
ciencia de que se trabaja con textos producidos mediante determi­
los hombres piensan en fijar sabre La piedra 0 el papel [1977:25).
nadas practicas sociales leomo cumplir con un requerimienlo labo­
ral, dar inlorme publico de los logros de una gesti6n. 0 simple mente
Cuando estudiamos el pasado. esto parece en princlplo Im­
clasificar de alguna manera los datos] impone cierta cautela al
posible. Sin embargo, ciertos documentos son particularmente re­
interpretar los datos de los informes y los censos. Analizar los for­
veladores de la palabra oral que sirvi6, junto can la palabra escrita,
matos y las preguntas utilizadas en diferentes period os para recabar
para difundir las reformas pedagogicas. En mi caso, encontraba en
los datos permite distinguir categorias sociales que indican formas
de pensamiento, 10 que solia llamarse "mentalidades". En el caso las minutas de reuniones. aetas de conferencias y declaraciones de
testigos. huellas de percepciones y expresiones arraigadas en Lo
de Tlaxcala, par ejemplo, era evidente el cambio en la aplicacion de
oral y lo cotidiano. Por ejemplo, el documento que mas revelaba
las categorias "rural" 0 "urbana" a escuelas de diferentes pueblos.
acerca de la vida en la escuela normal rural fue el r-egistro judicial
Este proceso mostro no solo la construcci6n de las categorias para
de una lar'ga denuncia hecha por unas alumnas en contra del direc­
ctasificar a las escuelas, sino tambien las escuelas que se conside­
tor del plantel. Esta evidencia daba idea del horizonte Local desde el
raban "de categoria". Varios pueblos solicitaron que "su escuela
cual se percibian las reformas y politicas educativas que emanaban
rural federal fuera elevada a escuela urbana oficial" del sistema
estatal. Luego, fueron apareciendo otras categorias, como las es­ del centro del pais.
cuelas "completas", las "economicas", y las "tipo", que ocupaban En los procesos poLiticos locales ly centralesl siempre hay puntos
ciegos, aspectos' de dificil acceso tanto para el historiador como
<t niveles en la jerarquia.
n: para el etnografo. No es posible descifrar claramente, por ejemplo.
o Los etn6grafos generalmente desconfiamos de la normatividad

explicita y preferimos inferir el ordenamiento social a partir de la la politica tras bambalinas, dada la practica deliberada del poder de
~
:r: no dejar huella escrita de ciel'las negociaciones y ordenes. El inves­
w prcklica. La produccion de normas para el mundo de la educacion
<t tigador solo puede sospechar que detras de algunos oflcios irnpeca­
'(3 ha dejado un registro abundante. Numerosas disposiciones y reg la­ <t
o bles habra complejos inlereses y motivos en juego. No obstante, el U
-'
o mentos, circulares a los directores, programas y evaluaciones, por­ u:
0­ encadenamiento de ciertos documenlos que iban y venian entre -«
o
0::
taron el deber ser educativo hacia las escuelas y lo conservaron ex
(!)
I­ autoridades. particularmente en torno de conllictos politiCOS, permi­ o
Z para los historiadores. No es posible inlerpretar estos documentos Z
<t te ir mas alia de lo que se informaba de manera explicita. I­
w como evidencia valida de 10 que sucedi6: siempre es un reto tralar LU
<t
0:: A pesar de estas posibilidades, la mirada elnograflca se fruslra 13

Z de comprender procesos detras de toda documentacion normativa. z
w al intentar reconstruir 103 practica cotidiana de las escuelas del pa­ w
o Para ello. recurri a otras lecturas que complemenlaran este tipo de n:
(!)
o documentos. Los informes de inspectores. los oficios de veClnos y sado. La practica educativa, La razon de ser de todo el aparato edu­ w

...J x
.<t cativo, deja escasas huellas en los documentos archivados. Se en­ w
is sobre todo las quejas y denuncias se pueden leer a la luz de pautas
-'
w discursivas reconocibles y de inlereses de ciertos sectores, par'a tra­
cuentran pistas de esa pr,3ctica en algunos cuadernos escolares, S

153
' '7
inforrlles de inspectores cifrados en el discurso de la epoca y quejas urren a herramientas y elementos de muy diferente origen para
de vecinos. Sin embargo, el proceso de ensenanza como tal casi no construir sus practicas.
deja marca escrita. Las voces de maestros y de ninos, el ruido diario
del aula y del patio, rara vez se observan 0 se oyen en los archivos.
No deja de ser extrano que la vida cotidiana de una instituci6n liga­ HACIA UNA ANTROPOLOGIA HISTORICA
da esencialmente a la diseminacion de la lengua escrita este tan
sistematicamente excluida del registro documental. El dialogo entre la antropologia y la historia no es sencillo. En
POI' ello, para aproximarse al pasado reciente es necesario recu­ este recuento, la lectura antropologica de los documentos de archi­
rrir a algunos de los conocimientos del etnografo sobre las escuelas vo permite destacar los procesos de producci6n de los textos y sus
contemporaneas. A menu do interprete los documentos de archivo a posibles apropiaciones en los context os locales. La materialidad de
la luz de 10 que sabia de las escuelas y del magisterio tlaxcalteca los documentos hallados, asi como los detalles de sus contenidos,
entre los anos 1980-1990, periodo en el que realizaba. junto con va­ apuntan hacia dimensiones que Levi-Strauss considero "inconscien­
rios colegas y estudiantes, un trabajo de campo intensivo en la re­ tes", a menudo soslayadas pOI' los historiadores de la politica edu­
gion central del estado. La experiencia etnogrMica da bases para cativa. Sin duda habra otras maneras de leer los documentos y las
interpretar 105 documentos del pasado. POI' ejemplo, haber presen­ evidencias del pasado, para dar cuenta de la dimension cultural. POI'
ciado conflictos en torno de las llaves de las escuelas me alerto otra parte. la producci6n de textos etnograficos ganaria mucho con
ante varios oficios de vecinos y de maestros que hablaban del desti­ un esfuerzo deliberado de integral' la dimension temporal a las rea­
no de las llaves en sus escuelas del pasado [Rockwell. 1996 y 20051. lidades descritas.
POI' otra parte, fue valiosa la ayuda de algunos maestros y habi­ Sea uno historiador 0 elnogr-afo, 0 bien algun hibrido entre am­
tantes que habian iniciado su formacion 0 trabajo durante el pedo­ bos. es importante recordar que en la historia. y sobre todo en el
do. Las entrevistas formales y las conversaciones informales con mundo escolar, las casas suelen hacerse de un modo. decirse de olro
estas personas me dieron pistas para reconstruir los hechos yam­ modo, y escribirse de aun olro IThompson, 1979, citado en Clendin­
bientes de la epoca. Aunque conlleva mayor riesgo de anacronismo, nen. 1987) Esta verdad se renueva continua mente en la tension que
« es posible, tambien, inferir elementos del pasado a partir de la di­ existe siempre entre la formacion de histonador y el olicio de antra­
Ci: versidad que se observa en el presente, por ejemplo, los diferentes pologo. Aunque lrabajemos con textos para producir mas textos, el
o

~ edificios escolares, cuya fecha de construccion se conoce, 0 las interes es apuntar hacia lo que se hizo y lo que se dijo, en un tlempo
I
l.!.J practicas de diferentes generaciones de maestros. Asi, pude regre­ o un espacio de alguna manera ajenos a la nuestra. La doblc tra­
«
'(3 sal' a mis registros de clase hechos en la misma zona durante los duccion que esta tarea implica nos debe hacer consclentes de I
o-.J «
o anos ochenta y noventa. En estos registros encontraba fragmentos enorme distancia que existe entre nuestros textos y las realidades (.)

o

de discursos y practicas sedimentadas cuyo origen se remontaba a descritas.
u::

0::: a::
t-
las sucesivas oleadas pedagogicas y reformas educativas del siglo xx No obstante. siempre es posible captar una variedad de voces en <.!>
o
« Z
w [Rockwell. 2007a y 2007bl. Historizar el analisis de la cultura escolar los distintos documentos que estudiamos 0 elaboramos, como lo t­
LJJ
0:::

Z actual permite comprender los efectos a largo plazo de los diversos planteo tan lucidamente Bajtfn 119821, Algunas voces se comple­ «
w U
o procesos sociales y culturales que inciden en la educacion. Con mentan, otras se contraponen, perc log ran entre todas develar algo, z
LU
<.!> a::
o-.J cualquiera de estos procedimientos, es necesario no presuponer sea en ese mundo no-documentado del pasado 0 en los Intersticios LU
.« 0­
(5 una evolucion lineal de la historia educativa; los procesos, sin duda, de nuestros propios entornos culturales. Todo ello plantea retos al X
w
-.J
W fueron complejos y multiples, ya que los sujetos de cualquier epoca investigador, particularmente a la hora de redactar un texto que «
-.J

154 155
pueda integrar algunos de los multiples significados generados en
el habla y en la practiea. Estos textos encontraran su sentido si
vuelven a inser-tarse en el dialogo. un dialogo a largo plazo en el que
se borren las fronteras entre la historia y la antropologfa. para ilu­
minar mejor algunos de los procesos edueativos que hemos vivido y
que faltan por vivir.
---------
6. LA ETNOGRAFIA
EN EL ARCHIVO* •I

Para los antropologos que se aeerean a la dimension temporal


de los proeesos edueativos, reeurrir a los archivos resulta indispen­
sable, pero se enfrentan a una tarea muy distinta del trabajo de
campo. En lugar de documentar lo no-doeumentado. el antropologo
que trabaja con el registro del pasado solo puede imaginar lo no­
« doeumentado. Los aeereamientos entre la historia y la antropologia
0: han intentado salvar esta distineion fundamental. Pero. l,que signifi­
o

Ul
:r:
ea haeer una antropologia hisloriea? Para algunos, se trata de eono­
UJ eer para otras epocas la eseala local. mediante un acercamiento <J
«
'(3 sujelos particulares y su vida eolidiana. Para otros, impliea la bus­
o
.....J
«
u
o queda de estructuras invarianles de una region. La prioridad otorga­ i:i:
a.. '<1
o
cr: da par los antrop6logos a la alteridad, a los sujelos subalternos y las 0::
<.!)

z o
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UJ UJ
0:: «

Z (J
UJ • Una primera version de algunas partes que integran este capitulo Cue publlcada z
o en el ano 2002 con el titulo "Imaginando 10 no-documenlado: del archlvo a la cultura LU
<.!) 0:
:3

escolar-. en eivera, Alicia; Escalante. C. y Galvan. L. E. Icoords.l. Debates y desalias de LU
a..
x
l5 la his/aria de la educacion en Mexico. Toluca. EI Colegio Mexiquense - Instituto de Clen­ w
...J cias de la Educacion del Estado de Mexico. pags. 209-233. «
...J
UJ

1(1/) 157
csistencias populares orienta a otros estudios basados en materia­ texto de estudios donde la relaci6n entre 10 global y 10 local y donde
les de archivo. Finalmente. los esfuerzos convergen en la dimension los diferentes ritmos de cambio ponen en entredicho las fronteras
cultural. el mundo de la practica y la palabra viva. espaciales y temporales. Cada perspectiva nos conduce a una bus­
n el centro de la mirada antropologica se encuentra el concep­ queda de evidencia en los archivos y otras fuentes, a intentos de
to de cultura 0, mas bien, algun concepto de cuttura. 1 No se trata describir las velas culturales del pasado.
simplemente de agregar el nivel cultural 0 la esfera cultural como En este capitulo, abordaremos los problemas de la antropologia
objeto de estudio. De hecho. algun concepto de cultura esta presen­ hislorica de la educacion en dos sentidos: primero, discutiremos la
teo implicitamente, en todo relato historico. En las historias cuantita­ nocion de cultura escolar que maneja Dominique Julia [1995). tra­
tivas. la cultura entra pOI' las categorias usadas para conlar perso­ tando de hacer expticilas algunas de las tensiones que muestra este
nas y hechos. En las historias polflicas. la cultura constantemente autor; en segundo lugar, presentaremos algunas maneras de en­
atraviesa las perspectivas sociales y los parametros evaluativos de contrar indicios en el registro historico que nos permitan imaginar
los actores y los autores. Lo cullural es ineludible en cualquier tipo "la historia no eseriturada" Ide Certeau, 19961.
de hislol'ia. pOI' ello. cuando nos proponemos estudiar [os procesos
culturales del pasado. es particularmente importante iniciar alguna
reflexion sobre el sentido en que usamos ellermino. DE LOS DOCUMENTOS A LAS PRAcTICAS CULTURALES
Esla reflexion tendria que lomar en cuenta la complejidad del
debate antropologico sobre el concepto de cultura. De haber sido El ensayo de Dominique Julia (19951. un texto que ha tenido reso­
considerado un dominio que incluia "todo 10 humano", el concepto nancia en America Latina, invita a imaginal' una cultura escolar
de cultura ha experimentado una reelaboracion a 10 largo de mas diversa. cambiante y permeable debajo de la aparente monotonia de
de un siglo. Actualmente, se ha abandonado la equivalencia que la documentaci6n buroeratica y del esquematismo de Los reglamen­
asignaba a cad a sociedad 0 grupo una cultura, considerada como tos normativos que han pretendido uniformar la vida escolar a 10
sistema homogeneo, coherente y determinanle de la accion huma­ largo de los anos. El ensayo plantea la tarea de tender puentes entre
na. Se enfatiza, en cambio, el caracter dinamico e historico de 10 los documentos normativos y una practica educativa concebida en
cultural. Continua en debate la delimitaci6n de la cultura a los toda su heterogeneidad. i,Como enconlrar y reconstruir esa colidia­
conocimientos locales 0 sistemas simb61icos, sugerido pOI' Geertz nidad que vivieron los sujetos en las escuelas del pasado? Julia nos
[1973a], 0 bien la inclusion -no sin tensiones- de las practicas so­ proporciona varias posibilidades en su discusion sobre la cultura
ciales como parte de 10 cultural [Ortner, 1984: Sewell, 20051. De escolar.
particular interes en nuestro campo es la creciente atencion a la
~ cultura material como producto del trabajo humano, perc tambien <i
U
:i: u..
u como condicion y soporte de toda practica. POI' supuesto. la confi­ Cueslionar las normas
0: '<i
<i 0:
....J guraci6n de 10 cultural tam bien se vuelve mas compleja en el con­ o
UJ o
Z
UJ
Si bien Julia parte de la concepcion vigente de la cultura de la f­
UJ
0.(
'w~
escuela como un conjunto de "normas y practicas" 11995:132-133). <i
.:{
U
CY. se propone evitar la "ilusion de La omnipotencia de La escuela' que Z
UJ
t') 1. Para conocer dcbates acerca de la cultura son utites las sigUientes obras:
caracteriza a otras miradas. A [0 largo del ensayo, profundlza en el ex
Geertz 119731. WIlliams 119811. Rosaldo /19891. Roseberry 119891. Bonli! [1991 I. Reyno· UJ
Q.
lU so 119911. Hannerz 119921. Ohnukl-Tlcrney 120011. Ortner f 198t:. 19971. de Certeau analisis de las practicas escolares, de tal manera que el concepto X
UJ
/19991. Sewell12005!. entre otros. inicial se desdibuja pOI' completo, Los textos normativos conciben a j

l',R 159
la cultura escolar. nos dice Julia. como "un mundo aislado. inmune - Hay practlcas que fijan la norma lescrita a no] y vigilan su apli­
a las tensiones y contradicciones del mundo exterior". No obstante, cacion.
cualquier conjunto normativo cede ante las complejas practicas cul­ - Algunas normas. producto de practicas. reflejan consensos
turales que ocurren en la vida escolar. Estas practicas se muestran amplios.
heterogeneas. a pesar de la homogeneidad de una norma escrita. - Algunas practicas derivadas de las normas se imponen bajo
Como ejemplo. Julia relata la produccion del documento Ratio Stu­ coercion.
diorum {1995:139-142l. que figura en todas las historias de la peda­
- Ademas. muchas normas y practicas tienen escasa relacion
g09ia como sinonimo de la cultura escolar de las escuelas de la unas con otras.
Compania de Jesus. El proceso duro varios anos. durante los cuales
se enviaron distintas versiones a las escuelas y se recogieron co­ En esta direccion. es importante encontrar formas de leer los
mentarlos para llegar a consensos. En este caso. aparentemente. la documentos que tomen en cuenla el entrelazamiento y La distancia
norma fue resultado de una reflexion sobre la practica. No obstante. entre las normas educativas y las practicas culturales en las
agrega el autor, fue reinterpretada y apropiada de diferentes mane­ escuelas.
ras y para diferentes fines en cada institucion y pais. De hecho. Julia
concluye que es imposible inferir las practicas cotidianas a partir de
la normatividad vigente en cualquier corte sincronico de la historia Indagar las costumbres
escolar. incluso en instituciones tan controladas como las de una
orden religiosa.
Julia plantea el reto de buscar la cualidad cotidiana de las cultu­
Las leyes suelen ser el primer documento at que prestamos ras escolares Y. sobre todo. de reconstruir las maneras de ser y
atencion al tratar de reconstruir el pasado educativo. Tambien sue­ estar que conducen a formas de ver y de pensar 11995:1411. Argu­
len alejarnos de la cultura escolar. Es posible documentar cambios menta que las culturas escolares producen tanto una modificacion
importantes que no contaron con un respaldo legal. asi como identi­ de comportamientos y costumbres como una transformacion de
ficar artfculos legales que tuvieron poca influencia real IRockwell. conocimientos y mentalidades. Para e!!o, Julia examina la fuerza de
2007al. Lo legal incide en las escuelas solo cuando determinadas la tradicion jesuita del modus agendi y nota su incidencia en los
personas se apropian de alguna norma y la hacen valer, defendien­ cuerpos. a la manera de Foucault 119761.
do sus derechos 0 imponiendo sus prerrogativas. En ellargo camino En el esfuerzo para imaginarnos los comportamientos y las cos­
de construccion de las escuelas. atgunas normas quedan abando­ tumbres. algunas normas expllcitas permanecen como referentc
nadas. otras lestando 0 no vigentesJ son interpretadas y utilizadas central. como espejo que refleja y refracta [0 que quisieramos cono­
§; segun las circunstancias.
:cu cer. Par ejemplo. los documentos del siglo XIX que insisten en la dis­ <t
S2
Q; Al indagar con mayores elementos sobre la vida escolar. es evi­ ciplina y en la higiene escolar sugieren ciertos habitos y maneras de u.
« .~

-' dente que existen fuertes tensiones entre norma y practica. Aunque estar en la escuela Los diferentes libros de texto y cuadernos de
0:
(!)
LU
Z solemos equiparar la norma con el discurso y el documento escrito o
trabajo pueden dar testimonio no solo de los contenidos curricula­ Z
LU f­
.::f y la practica con la accion y la oralidad, la relacion entre ambas no W
LJ,.. res. sino tambien de maneras de disciplinar la lectura y la escritura «
« es tan sencilla: [)
Q;
<:I
[Vidal. 2005; A. M. Chartier. 20071. Sin embargo, para indagar sus z
w
o efectos es necesario encontrar otre tipo de evidencia. 1'i
Z w

LU ­ Hay normas no escritas la veces son las mas efectivasl. Desde esta perspectiva, es necesario imaginar los usos de las 0­
X
<t w
..J - Hay practicas discursivas y discursos practicos. cosas y las formas de hacer dentm del ambito escolar, antes de ~
-'

1/,0
1.61
poder inferir los conocimientos y las ideologfas que transmllian las cia con la normatividad. Por eso. el hecho de recuperar la perspecti­
escuelas del pasado. va de los sujetos permite cuestionar la periodizaci6n que se refiere
unicamente al marco legal de la educacion oficial.

Seguir los pasos de las personas


Mirar momentos de crisis y de conflicto
Una tercera indicaci6n de Julia para estudiar las practicas cultu­
rales es acercarse a las personas. sus acciones y sus palabras. El Julia recomienda analizar las crisis que resquebrajan el discur­
autor recomienda fijar la mirada en el reclutamiento y la formaci6n so normativo y dejan entrever las practicas divergentes. las fractu­
del cuerpo docente. Propone estudiar "como y bajo que criterios ras en el sistema. En torno de los conflictos se expresan argumentos
precisos han sido contratados 105 ensenantes de cada nivel escolar; de los diferentes adores involucrados en las escuelas. Lo que cada
cuales son los saberes y las costumbres que se esperan del futuro parte pone en juego en la negociacion cotidiana apunta hacia las
ensenante". Este eslab6n es particularmente importante para acce­ diferentes concepciones y tradiciones educativas. En esos momen­
der a las practicas, ya que "los docentes disponen de una gran liber­ tos se encuentran, dice Julia. las resistencias y las contradicciones
tad de maniobra, pueden modificar lo dispuesto en los libros" [1995: de la practica escolar. Los conflictos, agrega, suelen ocurrir cuando
143-1481. se difunde un nuevo proyecto politico para las escuelas sin que por
En Mexico. como en otros lugares, siempre ha existido una dis­ ello desaparezcan "los antiguos patrimonios culturales". La escue­
tancia fuerte entre las normas oficiales de contrataci6n de docentes. lao "bien 10 saben los maestros. no 10 puede todo" [1995: 1431. Los
por un lado. y la configuraci6n heterogenea del magisterio, por otro. maestros han dado testimonio de las limltaciones de las reformas
Los cuerpos de docentes de diferentes niveles educativos incluyen a estatales. como lo mostro la encuesta destinada a los que vivieron
personas que provienen de diferentes seclores sociales. regiones y las refor-mas de la Tercera Republica en Francia.
formaciones. Muchos maestros heredan de sus familiares ciertos No faltan ejemplos de est a dinamica en Mexico. Sin duda, el pe­
saberes del oficio de ensenar. Estas tradiciones se modifican cuan­ dodo de la educaci6n socialista, entre 1930 y 1940. es una muestra
do ingresan en el servicio do centes de olros sectores y profesiones elocuente de como salen a la luz publica y ocupan un lugar en el
[como personas del medio rural 0 personas sin formacion normalis­ escenario polftico profundas divergencias en torno de la cducaci6n.
tal. trayendo consigo otras maneras de ensenar. Los estudiantes Aunque la lectura de los documentos pr'oducidos en estos pcriodos
tam bien influyen en la continuidad 0 en el cambio de las practicas no es facil, es posible reconstruir. a partir de ellos, muchas practi­
escolares, por ejemplo. cuando obligan a los maestros a modificar cas escolares cotidianas !Quintanilla y Vaughan, 1997: Vaughan,
§: las disposiciones institucionales 0 a adecuar sus clases a los sabe­ 19971. «
u
I
u res que ellos han adquirido anterior mente. Los maestros modifican
u:
.~
0::: 0:::
« 10 dispuesto en los libros a menu do baJo la influencia de los propios o
...J o
UJ
Z alumnos. Entrever resistencias y desenlaces futuros w
UJ
« La acci6n colectiva de las personas involucradas en determina­ «
'u:: U
«
0:::
dos espacios y momentos da continuidad a culturas escolares. al Al final de su ensayo. Julia agrega tres propuestas sugerentes w
o
o reproducir ciertas ideas y practicas educativas en el sistema escolar. que pueden develar la complejidad de las culturas escolares [1995: ex
UJ
Q.
I­ Tambien son ellos quienes logran, en detcrminadas circunstancias, 152-1531. Una veta poco explorada, sostiene el autor, es la resls­ x
UJ UJ

~ generar cambios en las culturas escolares. mas alla de lo que suce­ tencia ante ta ineulcaci6n de pautas eulturales en ta escueta. El texto «
-'

16, 163
cion" de la sociedad [Depaepe, 2000]. El historiador frances Chervel
sugiere que el habitus [Bourdieu, 1991] primario de los estudiantes
[19981. por ejemplo, demuestra que la construccion escolar de la
no opera solo como barrera ante la socializaci6n de la escuela,
gramatica y la ortografla configuro las concepciones culturales
sino que tambien genera practicas alternativas de sociabilidad
acerca de la lengua esc rita en toda Francia. En lugar de adoptar
Las escuelas pueden ser espacios de construccion paralela y si­
respuestas polares, seda importante explorar la heterogeneidad de
multiwea de diferentes ordenes, algunos completamente en
las consecuencias que tiene el paso por la escuela.
manos de los jovenes. Como han mostrado muchos antrop610gos
ILevinson. Foley y Holland, 1996: Weiss y otros, 20081. la afirmacion
de las culturas estudiantiles, sean adquiridas en el ambito familiar­
Historizar la concepci6n de la cultura escolar
o bien producidas en el escolar, puede expresar una resistencia
hacia las condiciones del trabajo escolar. Julia senala la disyuntiva
El ensayo de Julia sugiere historizar la concepcion de la cultura
entre la civilidad propuesta por la escuela y las normas de las cul­
escolar, tanto la del pasado como la actual. Pero i-que significa his­
turas juveniles. Erickson 11986) tam bien ha senalado que en
torizar? Es claro que no equivale a describir la historia social de la
muchas escuelas se deterioran las condiciones de .. civilidad",
escuela en diferentes cortes sincronicos del pasado, si can ella se
entendida como el mutua consentimiento de las partes para reali­
deja la impresion de que la cultura escolar corresponde a la norma
zar el trabajo. En estos casos, dice, la resistencia a aprender bajo
vigente en cada momento. Historizar significa que encontremos en
las condiciones que impone el orden escolar adquiere matices
cualquier corte los sedimentos de periodos anteriores, asi como los
politicos. cambios que se anuncian antes de que queden inscritos en la
En segundo lugar, Julia dirige nuestra atencion hacia las transfe­
nor'ma oficial, es decir, buscar la coexistencia de saldos residuales y
rencias e reinlerprelaciones culturales que ocurren entre sociedad y
de practicas emergentes, que se entrelazan con las tendencias
escuela. El trabajo de ensenar y aprender tiene Lugar siempre en
dominantes en cualquier momenta historico (Williams, 19811.
contextos culturales complejos y multiples. En el pLano historico es
En las culturas escolares siempre estan en juego diferentes
posible observar como practicas y saberes de muy diversas tradicio­
ordenes normativos, que entran en conflicto 0 en complicidad. 2
nes [religiosas, militares, academicas, medicas, populares y muchas
Es posible encontrar docentes que repmducen practicas que corres­
otrasl han formado parte de las culturas escolares de cada Lugar' y
ponden a viejas leyes CllJn tomadas como vatidas, asi como docentes
epoca. Estos elementos son reinterpretados, traducidos y elabora­
que innovan, aunque todos reporten sus actividades con las lormu­
dos por maestros y estudiantes, lo cual nos lleva a imaginar una
las correspondientes a la ley vigente. Es necesario conocer las ten­
cultura escolar dinamica. como un espacio de ereacion, negociacion
dencias anteriores al periodo que estudiamos para entrever las
y transacci6n. practicas que perduran. Ademas. deben explorarse los margenes <1:
U
Finalmente, Julia pregunta: "(Que queda de la escuela despues de u:::
~ del sistema, donde empiezan a circular nuevas ideas y se gestan '<1:
:r: fa escue/a?" i-Como se expresa despues lo adquirido alll, en elmun­ a:::
u maneras distintas de ensel)ar en las escuelas. Historizar las cullu- (!)
a::
do privado 0 en la eslera publica? 5010 una concepcion dinamlca y o
<1: Z
.J I­
W abierta de la cultur-a puede explicar la diversidad de experiencias W
<:[
Z
UJ vividas por quienes transitan por la escuela. La pregunta que plan­ U
z
<1:
.w:: tea Julia ha recibido poca atenciOn. Las respuestas cubl-en toda la 2. Por ejemplo. en las escuelas posrevolucionarias, en Mexico. convivian los ele­ UJ
<1: 1i:
a:: mentos difundidos por los Institutos Cientifico-literarios del porfiriato con los ,niclos w
(!) 9ama : hay quienes alirman que la escuela nada deja; otros atribu­ a.
o de una concepcion socialista de la educaci6n. bajo la egida de la -nueva escuela xw
,IlJ yen a la experiencia escolar el perlil de toda una generacion 0
mexicana" que se conSlruia en la SEP [Rocl<.well. 2007a y 2007b]. :s
muestran como la educacion formal ha contribuido a la "escolariza­

165
1M
ras escolares nos remite a la concepcion de diferentes temporalida­ gua escrita. deja pocos trazos escritos. Incluso los libros de texto y
des expresada por Gonzalbo Aizpuru [20021. Tambien encuentra manuales pedagogicos son elaborados desde luera, desde un ima­
apoyo en otros autores que han aportado a una concepcion historica ginario pedagogico lleno de buenos deseos acerca de como podrfan
de las culturas escolares. como Chervel [19981. Escolano Benito ser las clases. La producci6n escrita cotidiana suele ser desechada;
[2000a y 2000bl. Depaepe [20001. ViRao (2002] y Compere 120021. no es mas que una preparacion para la practica "real" de escribir. ya
La concepcion alternativa de la cultura escolar sugerida por luera del ambito escolar. Al estudiar procesos pedagogicos nos en­
Julia se inscribe en una corriente historiogralica mas amplia. here­ contramos lrente a una practica esencialmente oral. Ademas de la
dera del pensamiento de Michel Foucault [1976.19961 y de Michel de distancia entr"e discurso y practica, nos topamos con la distancia
Certeau 119961. que ha indagado la historia social de las practicas entre la logica de la enunciacion escrita y la logica de la enunciacion
culturales en diversos campos. Chartier [1997 y 1998) ha retomado oral.
de estos autores el problema de encontrarse "al borde del acantila­ La mayor parte de documentos de archivo es producto de la ges­
do". donde se ubican "todos los intentos intelectuales que colocan tion escolar. Los documentos generados por la supervision suelen
en el centro de sus investigaciones 0 reflexiones las relaciones entre hablar de la practica escolar desde la normatividad. Aveces, se ins­
producciones discursivas y practicas sociales··. Este trabajo. dice criben en un discurso construido anos atras. que esta replete de
Chartier... siempre esta amenazado por la tentacion de borrar toda lugares comunes. de quejas consabidas y de formas de negacion de
diferencia entre dos l6gicas articuladas perc heterogeneas: la que una cultura escolar en movimiento. Junto con estos inlormes. el in­
organiza la produccion y la interpretacion de los enunciados y la que vestigador encuentra un sinnumero de oficios y circulares. que com­
rige las acciones y las conductas" [1997:851. El reto es navegar entre ponen la red de comunicaciones de la burocracia escolar.
estas dos logicas. Es necesario buscar olro tipo de inlormacion. Compere [2002J
No es lacil reconstruir el pasado de procesos tan intangibles proporciona una guia para aproximarnos a otras luentes disponibles
como los de la cultura iComo imaginar 10 que ocurria en las escue­ para el mundo educativo. Entre los documentos mas ricos se en­
las si no existe una documentacion de esa realidad? iComo cons­ cuentran las cartas de (as comunidades y las actas de procesos
truir un discurso que capte con mayor fidelidad practicas que lueron judiciales. De vez en cuando aparece algun docurnento escrito por
ocultadas por los discursos que constituyen gran parte de nuestras estudianles, peticiones enviadas a las <lutoridades 0 lestimonios
luentes? Queda mucho espacio para la imaginacion. pero icomo acerca de conflictos escolares. Tambien han side utiles los relatos
manejarla para que no rebase lo probable. pero tampoco se detenga a utobiograficos escritos a posteriori [Roche. 1982; Hebra rd, 1985;
por lalta de evidencia explicita? Quintanilla. 2008). Otros tipos de documentos -cuadernos y exame­
nes. algunas representaciones graficas. fotografias tomadas en
§? momentos oportunos- completan el acervo posible para imaginar­ <t
U
I
u nos la vida en el aula 3 El uso de esta evidencia ha permitido recons­ u:
0:: INDICIOS DE UNA HISTORIA SIN HUELLAS '<!
0::
<! truir aspectos valiosos de la cotidianidad escolar (Grosvenor. Lawn y (!)
-l o
W Z
Z Sin duda. una mirada inlormada por la concepcion de cultura Rousemaniere. 1999; Lawn y Grosvenor. 2005; A. M. Chartier. 2007; I­
W
W
<! escolar basada en las ideas expuestas apoyaria la antropologia his­ Granja. 2004). <l:
(3
'u: Z
<!
0::
tMica de la educacion. Recordemos, sin embargo. que se trata de w
(!)
o describir practicas culturales que rara vez dejan huellas (Julia. a:
UJ
Z 0.

1995:1351. 3. Este acervo se pod ria enriquecer con los registros elnograticos. que algun dia ><
w
W

::5 El trabajo en el aula. si bien es un espacio que privilegia la len­ serian utiles para eSludiar la historia escolar del ultimo siglo. :'3

\/,6 107
Si bien existen olros puntos de partida. Julia invita a "no exage­ Asi, se puede pensar que las numerosas disposiciones que fijaban
rar el silencio de los archivos escolares" [1995:1361. Es posible vol­ multas por no enviar a los hijos a la escuela son evidencia de altos
ver a encontrar el "gusto por el archivo" [Farge, 1989) y hallar en el niveles de ausentismo y, por 10 tanto, de una resistencia local a
el tipo de detalles que interesan al antrop61ogo. Roger Chartier enviar a los hijos a las escuelas. Es necesario tener cuidado con
recuerda la importancia de mantener el respeto a las reglas y las este tipo de inferencias. sin embargo. y buscar otro tipo de eviden­
operaciones propias de la disciplina historiogratica. y "seguir el cia. En un informe local en un pueblo de Tlaxcala. por ejemplo, el
recorrido que conduce del archivo al texto, del texto a la escritura agente municipal confes6 que, si todos los ninos fueran ala escue­
de la historia. y de esta escritura at conocimiento hist6rico" [1998: lao la maestra "tendria que almacenarlos" ya que no podrra trabajar
1051. i-Cuales pueden ser las reglas que nos permitan caminar con todos a la vez. En este caso, la falta de cupo puede explicar
desde el archivo hacia el conocimiento de la cultura escolar del mejor el ausentismo que una supuesta resistencia. Ademas. las dis­
pasado? Sin duda. la crftica permite establecer 0 cuestionar la posiciones para cobrar multas pueden manifestar el interes del
autenticidad y la veracidad de algunos document os de archivo. En ayuntamiento de hacerse de fondos. mas que su esfuerzo por pro­
et caso de las culturas escolares, es importante construir algunas mover la asistencia.
reglas adicionales. En sentido inverso. es posible infer-ir que una practica prescrita
Una de ellas serra verificar si los documentos que exponen nor­ por la nor-ma es poco comun. Estas pistas bien pueden ser r-evela­
mas elaboradas en las oficinas centrales de la administraci6n edu­ doras de datos de la vida cotidiana. Por ejemplo, en 1917 lleg6 una
cativa llegaron alguna vez a las localidades y las escuelas que estu­ circular a los municipios de Tlaxcala. ordenando que los preceptores
diamos. Trabajar en archivos locales permite observar si los actores usaran pantal6n y zapatos. Este documento sugiere que habra maes­
locales recibieron esos documentos y. ademas. si los retomaron 0 tros que se identificaban con los pueblos indigenas, vistiendo calzen
no para normar las acciones hacia las escuelas. Descentrar la blanco y calzando la sandalia llamada huarache. y que posiblemente
mirada. sobre todo en parses de excesivo centralismo escolar, ha tambien hablaban nahuatl. aunque esto no se mencionaba ni se valo­
sido un paso importante de vigilancia crftica. raba en aquel tiempo. La lectura de las disposiclones como indicio de
A partir de mi propia investigaci6n [Rockwell, 2007aJ. basada en lo contrario proporciona las primeras pistas de la realldad cotidiana.
documentos provenientes del ramo de Educaci6n Publica del Archi­
vo General del Estado de Tlaxcala, de los anos 1920 a 1940, en esta
segunda parte propondremos algunas maneras de descubrir. en los Observar la materialidad de los text os escritos
archivos. indicios de la pr,3ctica escolar.
Roger Chartier 11997.19991. entre otros, ha insist/do en examinar
~ la materialidad de los documentos del archivo. Esto implica obser­ <l:
U
I
Leer la norma como evidencia de 10 contrario var la producci6n del documento como tal. antes de analizar su con­ w:
U
0::

0::
« tenido Los documentos son producto de diversas pr-acticas de (!)
-.J
w
o
Z
Z La primera manera de inferir practicas a par'tir' de los documen­ escritura. Par'a el periodo posrevolucionario. par ejemplo [Rockwell. f­
W
LD
« tos consiste en suponer que. como senalan otros autores [Vaughan, 2007al. es interesante tener en cuenta si el documento se escribie a S
'w: u
z
« 2002: Staples. 20021. cuando algo se proscribe en alguna ley 0 regla­ mana 0 a maquina. i-Que tipo de papel se us6. que tipo de pluma. w
0::
<.')
o mento. es probable que haya side practica comlin en la realidad. que estilo de letra? i,Aparece la caligraffa nit ida del escribano y del 0:
w
Z Q..

W
Desde esta lectura, una practica habrra side mas comun mientras maestro del siglo XIX. 0 bien una tetra de un veclno a maestro del x
w
« mas frecuentes eran las disposiciones que intentaban eliminarla. pueblo posrevolucionario? Los errores pueden mostrar los niveles :5
-'

1MI 169
resislencia para tada aquello que no sea la trilogia antigua de "leer,
de dominio del espanol de quien escribia el documento [que puede 0
escribir y cootar".'
no coincidir con quien 10 redacta 0 lo firma) Es posible inferir. a par­
tir de algunos detalles de la escritura, edades y rasgos de los maes­
En este ejemplo, notamos la rete rica acerca de la resistencia lo­
tros que se encontraban al frente de una escuela. 0 bien, en el caso
cal y la consabida critica a la tradician de ensenar a "leer, escribir y
de documentos impresos. es util preguntar dande. cuando y como
contar'. En marzo de ese mismo ano, sin embargo, Alaniz inform6
fueron publicados y diseminados.
lo contrario:
Las diferentes formas de producir los documentos dan una idea
de las capas de historicidad que se encuentran sobrepuestas en
[Los metodos de eosenanza) se han ido modificando de acuerdo con las
cualquier momento sincranico. La materialidad de los textos mues­
tendencias modernas: la tactica escalar se ha translarmado campletamen­
tra -para el perfodo y ellugar que estudie- el paulatino desplaza­ te y se hace que evolucionen los maestros para emplear procedimientos
miento de un conjunto de practicas escolares por otras, con el esta­ que realmente deriven de la naturaleza los conocimientos de positiva uti­
blecimiento de las Direcciones de Educacian del estado de Tlaxcala lidad para los habitantes de esla region. El modo mixto, simultaneo-indi­
y de la federacian. En los archivos se observa la progresiva sustitu­ vidual-mutua va sustituyenda a los antiguas, y la forma experimental a la
cion de prolijos informes manuscritos, presentados ante las autori­ repetitoria mnem6nica. 5
dades locales, incluso firmados por ellos, por formatos impresos
que llenaban los directores de escuela. El ritmo de este cambio per­ Desaparece la denuncia de la resistencia local y aparece La reta­
mite apreciar el crecimiento de una gestion burocratica Es posible rica del logro de la transformaci6n y la modernizaci6n. Para elabo­
reconstruir, asf. un proceso que no fue prescrito ni descrilo por los rar su propio informe, el director usa los informes mensuales de su
contemporaneos. inspector. La comparaci6n entre estos textos permite estimar la
mediacian discursiva. ya que el inspector no describi6 la ensenanza
en el aula en los mismos terrninos que usc el director. De hecho, el
Leer el discurso sobre la practica como practica de un discurso informe de Alaniz mencion6 tendencias que dificilmente se pueden
observar en una visita de inspecci6n. Tambien usa giros que cubren
Para mirar mas alia del discur'so, hacia la practica en el aula, cualquier eventualidad, como hablar del "modo mixto".
pr-imero conviene examinar el discurso mismo. Para ello, es util El discurso oficial se separa de la realidad y se artlcula median­
pensar en el genero al que pertenece el texto y la tradici6n discursi­ te una logica dislinta de la que organiza a la practica. La modalidad
va en la que se inscribe. discursiva de las autoridades educativas tenia su propia histofla.
Este analisis puede mostrar cam bios sorprendentes. Los si­ Contiene, en este caso, elemenlos porfirianos comparlldos por mu­
<{
~
I
guientes fragmentos fueron producidos en 1925 pOI' el director fede­ chos normalistas posrevolucionarios, pOl' eJemplo, pensar en termi­ u
u:
.<{
U
0:
ral de Tlaxcala, quien reporta a la naciente Secreta ria de Educacian nos de "forma experimental" y "simultaneidad". La tendencia a con- 0:
<{ CD
-' Publica el progreso de las escuelas recien fundadas en el Estado. o
w z
~
Z Corresponden al genero de informe a las autoridades, cuyo discurso w
lU <{
.::! resulta familiar. En febrero de 1925, el director Alaniz escribi6 lo U
l.L I.. Informe de las labores realizadas poria DGEF en el Estado de Tlaxcala. enero­ zw
<{
0:
siguiente: febrero 1935. firma Alfonso Alaniz IRockwell. 2007aJ.
CD 0:
o 5. Irlforme general que rinde el direclOr de Educaci6n Publica Federal en cl Esta­ w
CL
Ha sido necesario lucha r intensamente para convencer a la gente de la x

W
do de Tlaxcala ante el secretarJO del ramo. 30 de marzo. 1925, firma Alfonso Alaniz w
<{
bondad de la forma moderna de ensenanza. Sin embargo, existe enorme lias destacados son de 103 autorallRockwel1. 2007031. -'

till 171
denar la resistencia de los padres y prometer la transformaci6n de como los elementos defcticos que reflejan su uso social. Por ejem­
la educaci6n, 0 la de apelar a la modernidad ya la utilidad de los plo, durante los anos 1920 a 1930, en Tlaxcala por lo menos, se es­
conocimientos reaparece peri6dicamente cuando las autoridades peraba que los directores presentaran su informe en la ceremonia
promueven reformas educativas. Por ella es dificil imaginar pr;kti­ de clausura. En los expedientes de esos anos. algunos informes es­
cas escolares a partir de este tipo de informes, aunque sirven para critos todavia se dirigen a la comunidad en segunda persona, agra­
comprender la practica discursiva de la gestion escolar. deciendo 0 amonestando a los vecinos y hablandoles de sus hijos;
No obstante, aun en este tipo de textos se encuentran pistas ademas, traen firmas de la junta local. Podemos imaginar que se
indirectas de lo que posiblemente ocurria en las aulas. Siguiendo la conservaba la practica de leer el informe ante la comunidad para
primera regla, i-por que tendria Alaniz necesidad de recordar la recibir su visto buena. A partir de 1930 se empezaron a modificar las
norma decimon6nica de la simultaneidad, si no fuera porque algunos relaciones basicas del sistema: los maestros dejaron de ser pro­
maestros todavia separaban al grupo para ensenar primero a leer y puestos par los vecinos y pasaron a ser asignados por las autorida­
luego a escribir, tal vez de manera individual? Algunos anos des­ des. Este cambio se refleja en los informes de algunas escuelas,
pues de la revolucion, ya no aparece la recomendaci6n de la simul­ que comenzaron a dirigirse al inspector y contienen quejas 0 ala­
laneidad de la ensenanza de la lectura y la escritura, quiza porque banzas sobre los vecinos, nombrados en tercera persona. En estos
llego a ser una practica comun en las escuelas. Parad6jicamente, a casos, a veces encontramos oficios de las juntas locales con quejas
veces la adopci6n general de una propuesta ocurre justo cuando la de que "el preceptor se fue sin rendir su informe". Nuevamente, la
discusi6n sobre sus cualidades desaparece del discurso olicial. La yuxtaposici6n de ambos tipos de informe. en diferentes escuelas y
practica se vuelve "invisible" por ser tan normal que ya no es nece­ en un mismo ano, muestra las multiples temporalidades de la histo­
sario nombrarla. As!, es evidente que hay que desconfiar tanto de la ricidad cultural.
presencia como de la ausencia de terminos que describen la practi­
ca, para poder transitar desde los documentos hacia las culturas
escolares. Es necesario aprender a interpretar los multiples silen­ Reconstruir practicas de producci6n y circulacion de la norma
cios en la documentaci6n olicial.
Como comenta Julia, es importante acostumbrarse a mirar la
norma como el producto de practicas. La distancia entre norma y
Buscar marcas de uso en los documentos pr;ktica puede ser mayor 0 menor, dependiendo de su forma de
producci6n y circulaci6n. En muchas reformas es pertinente la queja
Julia recuerda que el "manual escolar no es nada sin el uso para consabida de los maestros acerca de los programas .. elaborados
~
I
el cual ha sido hecho" 11995:1501. Los usos de los materiales esco­ desde el escritorio". Sin embargo. hubo momentos en la hlstoria <l:
U
LL
U
a::: lares dejan marcas. Por ejemplo, se pueden encontrar respuestas y educativa en los que el intento de establecer una norma a partir de '<l:
<l:
a::
correcciones de los ejercicios de cuadernos de trabajo yanotaciones la experiencia escolar produjo un mayor acercamiento entre 10 dicho o
....J
W
o
Z
Z en los margenes de libros de texlo 0 manuales didacticos. Eslas y lo hecho. Entre 1920 y 1930, por ejemplo, la riqueza de los infor­ 0­
w W

~ marcas muestran que los libros, efectivamente, entr"aron en el hori­ mes enviados de las nuevas escuelas rurales al director de educa­ <l:
u. U
<l:
a:: zonte cotidiano de las escuelas, y los senalamientos y subrayados a cion rural. Rafael Ramirez, se ve reflejada en las recomendaciones Z
w
o i'i:
o mana dan idea de practicas escolares como la copia. el resumen, la que el enviaba de regreso a las escuelas, yen las circulares expedi­ w
Z Cl.

W lectura y la interpretaci6n de los textos. das en aquellos anos. w
x
5 Algunos manuscritos tambien contienen marcas discursivas Una practica constante del siglo xx ha sido la producci6n de leyes 5

112 173
educativas. proceso que quedo documentado en los debates del graduada. los maestros de cada grupo empezaban a cobrar autono­
congreso y en los archivos. En Tlaxcala se espero mucho para con­ mia dentro de su propio salon.
tar con una ley que regulara la modificacion del articulo tercero Los inventarios escolares tambien dan idea de las condiciones de
constitucional de 1934. En el archivo encontre el borrador de una trabajo. La compra de relojes sugiere un control del tiempo escolar
version de ley enviado en 1939 por el sindicato docente lnuevo actor que ya no dependia de las campanadas de la iglesia. El control de
en el escenario en esos anos) [Rockwell. 2007a1. El documento me­ las llaves escolares por parte de los directores senala el inicio de la
canografiado tiene partes enmendadas y propuestas escritas a ma­ separacion entre el espacio escolar y la comunidad [Rockwell. 1996
no en los margenes. La version original presentaba la educacion y 2005l. La presencia de herramientas agrlcolas identifica los casos
como socia/ista y especificaba que los candidatos a director 0 ins­ en que la comunidad escolar trabajaba las parcelas escolares. Esta
pector "debieran tener definida ideologia socialista". Ellector de es­ imagen del espacio escolar se enriquece cuando se encuentran
ta copia. probablemente algun funcionario del estado, habra tacha­ lotografias en los inlormes escolares. El acercamiento a la cultura
do estas frases, expresion elocuente de la reduccion deliberada del material es uno de los mejor-es pIanos para apreciar el grade de
discurso socialista en los ultimos anos del regimen cardenista en apropiacion local de una propuesta educativa. gestada en los ambi­
Mexico. tos centrales del sistema escolar [Rockwell. 2007al.
La circulacion de normas que pretenden regir la educacion for­
mal no siempre ha seguido el mismo camino. Los archivos locales
dan idea de en que medida la norma llegaba a tener presencia fisica Encontrar las incongruencias en los numeros
en las escuelas y entre los docentes. En otro nivel, los archivos
escolares muestran los programas y las series de libros utilizados Para quienes queremos rcconstruir las practicas culturales de
en determinados perlodos. aunque no siempre es valido suponer olres tiempos. parecerfa irrelevante el analisis cuantilativo. Sin em­
que sus orientaciones se tradudan en practicas en las aulas. bargo. sucede lo contrario: la atencion a los numeros tambien da
indicios de practicas escolares. Para ello. es necesario conocer las
tendencias de series de numeros y, asi. ubi car las anomallas. El
Examinar los registros de la cultura material siguiente ejemplo, tomado de los archivos que he revisado. muestra
10 que este tipo de analisis puede aportar.
Algunos documentos de archivo nos conectan de manera indi­ Despues de la revolucion. los vecinos del barriO de Ixcotla cnvia­
recta con las practicas cotidianas. al proporcionar informacion sobre ron varios oficios solicitando que se restablecieran sus escuelas
la cultura material en las escuelas. Los pIanos escolares, por ejem­ como era la costumbre antes de 1914. cuando un director se encar­
~ plo, muestran la disposicion y las dimensiones del espacio dentro gaba de todos los ninos y una directora de todas las nlnas. En cl <l:
U
I u::
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0::
del cual se trabajaba. Our-ante los anos veinte, en Tlaxcala, muchas viejo sistema, cada director atendia a todos los grados y contaba, -<I;
a:
<l: t!)
-J comunidades rurales todavia preferian construir un aula grande. ademas, con su ayudante, quien generalmente preparaba a los o
UJ z
porque se prestaba para las reuniones de vecinos. Este modelo con­ "parvulos" para el trabajo escolar. Hacia 1929.1a norma habia cam­ .......
UJ
UJ
<l: trastaba con el nuevo plan de construccion de salones separados biado Los inspectores insistfan en mezclar ninos y ninas y separar <l:
(J
'u:: Z
~ por grado. que promovian las autoridades educativas federales. Es­ grupos por grado, y no consideraban a los parvulos Si enviaban a un w
o
t!)
tos tipos de escuelas se relacionaban con practicas difcrentes. En el maestro adicional, este debia encargarse de un grupo mixto. dentro cr:w
0...
w primer caso, los directores supervisaban directamente el trabajo de la misma escuela. X
w
<{ <l:
I docente de sus ayudantes. mientras que, al propagarse la escuela En la negociacion con las autoridades. los vcclnos de Ixcotla -'

1/·\ 175
finalmente [ograron que se les asignara como director al maestro Reconstruir tramas a partir de series de documentos
Andres Lima, miembro de una familia de maestros destacados. for­
mado (con prima ria completaJ en la epoca prerrevolucionaria, y con Una extensi6n de la regIa de buscar multiples evidencias de los
unos treinta anos de experiencia. El maestro rindi6 un informe de su hechos es seguir el encadenamiento de documentos enviados entre
trabajo a finales de 1929, escrito con su impecable caligratra. Repor­ diversas personas. Este analisis da idea del poder relativo de los di­
taba una matrfcula total de 167 alumnos. 59 indigenas y 108 no indi­ ferentes personajes 0 instancias. por ejemplo. para establecer nue­
genas. En elgrupo 1° A habia 39 alumnos. en el 1° B. unos 50. y el vas escuelas 0 contratar maestros. Ademas, revela las complicida­
resto se repartfa entre segundo y tercer grados. La distribuci6n se des de la trama politica local y las practicas omitidas 0 negadas en
parecia a las de otras escuelas de la epoca. Sin embargo. alleer con el discurso explicito.
cuidado el informe aparece algo interesante. Del 1° B. grupo que Los documentos que producen las autoridades locales general­
estaba a cargo del profesor Lima. pasaron 40 alumnos al segundo mente debian apegarse a la norma 0, pOl' 10 menos, no mostrar una
grado. En cambio. del 1° A. solo aprabaron 14 alumnos. perc estos contradicci6n abierta con ella. Es parte del oficio de ser autoridad
ultimos no ingresaron en el segundo grado, como era de esperarse, saber redactar oficios que no contradigan la ley. Pero. ademas. es­
sino en el 1° B. tos oficios no solo informan sobre hechos 0 giran ordenes. por mu­
El detalle de estas cifras permite entrever como perduraron cho que sigan esa logica en su redaccion. El acto de enviar- un oficio
practicas que eran normales antes de la revolucion. Probablemente tiene un sentido en si mismo. es decir que, al enviar oficios, las
el 1° A funcionaba como una especie de escuela de parvulos. donde autoridades "hacen cosas" (Austin, 19751 que no son explicitas en el
la maestra Altagracia preparaba a los ninos y ninas. para que pasa­ texto mismo. Las series de oficios que las autoridades se enviaban
ran [uego al afro primer grado. a aprender a leer y escribir bajo el sobre un mismo asunto a veces dejan ver 10 que en el fondo se esta­
riguroso metoda del profesar Lima. Pasiblemente. la maestra se ba haciendo.
dedicaba a ensenar espanal como requisito para aprender a leer y La reconstruccion de una serie de oficlos localizados en diferen­
escribir, aunque de eso no se hablaba en esos anas. El profesor tes expedientes federales y estatales me mostr6 alga que ya sospe­
Lima seguramenle mantenfa la regIa de pasar al segundo ana solo chaba por otras evidencias: que Adolfo Oondla, el gobernador del
a aquellos que efectivamente habian aprendido a leer y escribir. estado de Tlaxcala entre 1933 y 1936 -contra toda norma del perio­
para 10 cual muchos habrfan de pasar dos 0 mas anos en el primer do- protegia a los sacerdotes cat6licos [Rockwell. 19971. a pesar de
grado. El sistema funciano hasta 1933, cuando llego un maestro proclamar su acuerdo con la educacion socialista de la epoca. Pri­
joven. con nuevas exigencias. En su plan. proponfa habilitar la par­ mero, la Secreta ria de Accion Social del Partido Nacional Revolucio­
ceta escolar y formar organizaciones saciales. La matrfcula -repor­ nario IPNRl envio al gobernador un oficio en el que citaba la denun­
~ tada ese ano escuetamenle en un informe mecanografiado- decayo cia hecha por los inspectores federales en contra de la activldad 4
U
I u:
U
Cl:
de manera drastica. clandeslina de los sacerdotes que se oponian a la educacion socia­ '4
Cl:
<l:
-.J La lectura cuidadosa de estadfsticas del numero de maestros y lisla. Como era costumbre. Bonilla envi6 copia del oficio a los direc­ (!)
o
W
estudiantes, y la comprensi6n de las calegorfas utilizadas para cla­ tares de Educacion, pidiendo que los maestros. lanto estatales como z
Z
w
t;j
<t sificar estes datos revela importantes aspectos de las concepciones federales, dieran "pruebas" de la actividad de los sacerdotes. Nin­ 4
'u: t3
4 y las practicas escolares de cada epoca. gun maestro se atrevio a denunciarlos. con lo cual Bonilla pudo z
Cl: w
(!)
informar a las autoridades del PNR y de la SEP que no habia ningu­ ii:
o w
Z 0­

w na evidencia de tal actividad. En la secuencia de mas de una docena x
w
:3 de oflcios. se observa c6mo Bonilla redactaba las peticiones y los :3

1/(, - 177
informes, sin contradecir la polftica educativa oficial, perc dando a estudios antropologicos muestran que [a lengua y la cultura seguian
entender que sus indicaciones reales eran otras. La fuerza de estos fuertes en esta zona a mediados de siglo xx [Hill y Hill. 1999) y, pOI' 10
oficios iba respaldada pOl' un hecho: Bonilla habia despedido a tanto, deben haber constituido la realidad cotidiana en muchos pue­
muchos maestros que profesaban ideas socialistas, de tal manera blos de La Malintzi en ta epoca posrevolucionaria.
que seguramente se sobreentendia la amenaza implicita hacia quie­ Sin embargo, el hecho de que muchos alumnos fueran hablantes
nes denunciaran a los sacerdotes. Es un ejemplo claro de la vieja del nahuatl recib[a poca atencion en los circulos educativos. Solo en
consigna: la disposicion oficial se acata pero no se cumple. tres informes de inspecci6n de las 34 escuelas asumidas porIa
ederacion en 1925 se menciono el hecho de que muchos ninos no
entendian espanol y que las maestras "batallaban para ensenar".
IMAGINAR LO NO-DOCUMENTADO Tampoco se encuentra mayor comentario sobre este hecho en los
numerosos expedientes de capacitacion de maestros, como con fe­
He intentado mostrar algunas de las maneras de encontrar indi­ rencias, cursos de invierno. normales, congresos pedag6gicos. El
cios en los documentos, indicios que sirven, como sugirio Ginzburg discurso indigenista del gobierno federal. que empezaba a difundir­
[19831. para diagnosticar males y descubrir falsificaciones. Tambien se a otras partes del pais a partir de la epoca cardenista, no parecia
sirven para empezar a comprender la logica de las practicas detras haber llegado a Tlaxcala.
de las logicas de los enunciados. No obstante, los documentos de Si leemos los documentos con atenci6n, podemos encontrar
los archivos educativos tienen limitaciones, algunas bastante serias. huellas de la realidad cultural indigena de la region. Emergen sena­
En mi propio trabajo, pOI' ejemplo, de haber leido unicamente les, pOl' ejemplo, en las actas de las Juntas de Educacion, constitui­
estos documentos educativos para el periodo 1910-1914, podria tener das pOI' los vecinos. En aquellos anos, la norma dictaba una organi­
ta impresion de que no hubo movimiento revolucionario en esos anos zacion de padres de familia pOI' grados escolares, con el director de
en Mexico. Cierto es que algunos oficios de pronto mencionan "ban­ la escuela al frente. Sin embargo. a veces se rcportaban las colabo­
doleros" y varias maestras renuncian pOl' "falta de garantias". Duran­ raciones en especie 0 trabajo que daban los padres pOl' barrio, a la
te este periodo, se giraron ordenes para cerraI' sin mayor explicaci6n usanza tradicionaL En San Isidro Buen Suceso. poblado donde ac­
una cuarta parte de las escuelas. No obstante. no se concibe todo lualmente los ninos hablan mexicano. los vecinos negociaron la en­
esto como efecto de "una revoluci6n". (,Sera que "la Revoluci6n" fue trada de ta nueva escuela rural federal, pidiendo, a cambio de su
solo un mito inventado despues de que ocurrio? 0 bien, desde las anuencia, una dolacion de instrumentos musicales para la comuni­
instancias del poder en esos anos, (,no se quiso 0 no se pudo vel' 10 dad, en [ugar de instrumentos de labranza. Estos detalles revelan
que ocurria como lo que era, un movimiento revolucionario? practicas arraigadas en el Mexico profundo IBontil, 1987] y permiten
§? POI' otra parte, si nos basaramos en los documentos del archivo
I(,) imaginal' configuraciones sociales detras de la documentacion of i­ «
(,)

IX
de educaci6n, seria facil concluir que en la zona de La Malintzi. en cial que las ignora 0 las niega. En efecto, luego constate, pOl' fuen­ u::

« Tlaxcala, quedaba poco de su pasado indigena a pr'incipios del siglo IX
-oJ tes orales. que en Ixcotla la trama social indigena -la misma que to:)
L.IJ o
Z xx. La documentaci6n escolar del siglo anterior aun detallaba la sostenia las fiestas. los cargos y la rotacion de mando- tambien Z
L.IJ t­
« "raza" de los ninos, usando las categorias de indfgena, mezclada y sostuvo con sus colaboraclones la escuela publica local Ivease Ace­
L.IJ
«
'U::
« blanca, perc este rubro se fue eliminando poco a poco de la matrku­ vedo-Rodrigo, 2008). U
IX
to:)
z
UJ
S? lao Segun el censo de 1910, una tercera parte de la poblaci6n de los POl' ello. e5 necesano complemental' los documentos de archivos a:
L.IJ
f=. municipios de La Mallntzi confesaba hablar mexicano [nahuatll. aun­ 0­
UJ educativos con otras fuentes. Incluyendo la historia oral. Algunas de X
·f UJ
que seguramente estos datos subestimaban la situacion real. Los las personas mayores de est a region relata ron ta experiencia de :'3

1111
179
conversar con sus companeros escolares en mexicano y de no haber recor-ridos POI' la Francia rural. A pesar- de las distancias entre las
comprendido el espanol usado por los maestros. Algunos maestros epocas, advertia Bloch. "esta solidaridad de las edades tiene tal
bilingues, nativos de la region, tambien confesaron haber usa do la fuerza que [proporcionaJ (os lazos de inteligibilidad entre elias".
lengua a pesar de las prohibiciones oficiales. Al parecer, hablaban De manera analoga, mientras mas nos acerquemos a las escue­
mexicano para ganarse la confianza de los vecinos y de los ninos, las de hoy y a los tejemanejes de la burocracia educativa, producto
pero despues daban clases en espanol. Sin embargo, el hecho de del siglo xx, mas facil sera imaginar-nos las culturas escolares de
compartir ciertas referencias culturales con sus estudiantes segu­ otras epoeas. Es importante recorrer escuelas actuales, para esti­
ramente modifie6 su manera de proceder en clase. A partir de ello, mar lo que implicaba la construcci6n de aquellas aulas grandes de
es posible imaginal' una cultura escolar entreverada con la eultura piedra y de [echo de vigas, y para pereibir el entomo espaeial del
local, 10 eual nunea se registra en la documentacion ofieial. trabajo escolar. Es fundamental haber preseneiado la llegada de un
En la actualidad, son pocos los ninos que aprenden el nahuatl supervisor a una escuela y haber observado 10 que atiende y [0 que
de la regi6n y la lengua muer-e. No sabemos realmente como se fue desatiende, lo que Ie muestran y 10 que Ie ocultan, para aSI interpre­
sustituyendo pOl' el espanol, ni en que medida las escuelas fueron tar los informes de los inspeetores escolares. Es necesario haber
el vehfculo de ese cambio. Uno se pregunta si la realidad termino observado como trabajan los maestros en la actualidad, especial­
par imitar al discurso. mente los mayores, para imaginarse posibles formas de trabajar en
las escuelas del pasado.
POl' otro lado, eltrabajo sobre las culturas escolares del pasado
HUELLAS DEL PASADO EN EL PRESENTE da profundidad temporal a los estudios sobre los procesos educati­
vos en escuelas actuales. Al vinculaI' antropologia e historia, adquiri­
Retomando el tema del acercamiento entre la etnograffa y la his­ mos mayor conciencia de lo que perdura y 10 que cambi6. La hetero­
toria abordado anteriormente, recordemos que en la antropologla geneidad actual frente a la norma es testimonio de esa historicidad
historica tenemos que imaginal' lo no-documentado en el pasado, que earacteriza a las culturas escolares de toda epoca. Si los estu­
porque ya no es posible registrarlo. dios etnograficos actuales logran documental' esa heterogcneidad,
Para acercarnos a las culturas escolares del pasado necesita­ contribuiran a la consolidaci6n de una mejor comprension de las
mos prestaI' atencion a la recomendacion de uno de los fundadores practicas culturales en las escuelas y de sus trans formaciones pa­
de la historia social, Marc Bloch. El insistla en la necesidad de cono­ sadas y posibles.
eel' bien el presente para poder comprender el pasado:

o
>
x Siempre tomamos de nuestras experiencias cotidianas, matizadas 1- .. 1 «
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los elementos que nos sirven para reconstruir el pasado L.. 1. Porque el u..
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temblor de la vida humana. que exigira un dum esfuer20 de imaginaci6n Ct:
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para ser restituido a los viejos textos, es aqui directamente perceptible a o
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nuestros sentidos [1952: 38-391. LU
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o Bloch admiti6 haber comprendido la 16gica de una batalla solo a ex
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w partir de su propia participaci6n en las guerras mundiales y haber a.
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f'econstruido el ordenamiento del espacio medieval a partir de sus
5
11111
18t
7. NARRAR LA EXPERIENCIA* •
. . . . . . . . . . . . _ __ _. __ ____ _._. __ ._. _ __..__ . __. _. _T

Hace ya tiempo que La crisis posmoderna ha mantenido en j<Jquc


el sentido mismo de la investigacion etnogralica. A menudo est a cri­
sis se asocia con ciertos autores, perc en realidad fue produclo, en
gran medida, de las reacciones y respuestas de los pueblos estudia­
dos ante los textos publicados por investigadores ajcnos a su rcali­
dad. El desenlace evoca la critica que Edward Said 11995J hizo de la
pretendida objetividad intelectual que no pocas veces sirvc () fines
politicos y que supone que los pueblos cal-ecen de la curiosidad y la
capacidad intelectual necesarias para conocer realidades propias y
ajenas. De manera similar, algunos hemos estudiado las realidades
u
«
educativas 3sumiendo que maestros, estudiantes y comunidt:ldes u::

carecen de un interes propio por conocer su entomo pl-oximo y leja- 0::
(.!)
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«
• Una primera version de algunas partes que integran esle capitulo rue pUblica­ U
zUJ
da en el ane 2005 con el titulo "Del campo al texto; dilemas del trabajo elnografico".
~
en Franze, A: Jociles. M. I.; Martin, S.; Poveda, D. y Sarna. S. Iceords.l; Actas de fa UJ

Primera Reunion Cientffica Internacional sobre Etnografia y Educac/on. Valencia. Ger­ ~
mania. :s
183
no. La recepcion crltica de los textos etnograticos propicio mayor prension de procesos que, frecuentemente, han sido estudiados a
conciencia de la diffcil tarea de construir puentes entre la experien­ otras escalas y por otros medios.
cia de campo y La representacion etnogratica. Para lograr este conocimiento, he argumentado, la experiencia
Sirva este capitulo de resumen de lo expuesto hasta ahora y, a la de campo debe transformar al etnogralo. Si no se vive una transfor­
vez, de exploracion hacia cuestiones emergentes en el campo. Si se macion pro'lunda de los marcos de percepcion, de interpretacion y
acepta que la etnograffa no es un metodo, sino un enloque, no se la de comprension de la localidad en la que se realizo el estudio, el
puede tomar como una herramienta neutral 0 aseptica que se utili- largo trabajo de campo y de analisis cualitativo no tiene sentido. El
a en cualquier contexto. Como enloque. esta impregnada de con­ etnografo no va al campo para confirmar 10 que ya creia saber, sino
cepciones implicitas acerca de como se construyen representacio­ para construir nuevas miradas sobre realidades ajenas 0 familiares.
nes de la vida social y como se les da sentido a partir del dialogo con El producto de su trabajo debe ser publico y estar sujeto a contesta­
quienes habitan una localidad. Permite comprender algunos proce­ cion. tanto por parte de academicos como por los habitantes de la
sos sociales y practicas culturales, especialmente a escala cotidia­ localidad estudiada. 1
na, pero tam bien encuentra limites ineludibles. Finalmente, he propuesto que el trabajo etnografico puede ganar
A lo largo de este libro he sostenido que un estudio etnogratico en profundidad temporal y valor conceptual si se Ie integra la di­
tiene, por 10 menos, ciertas caracterlsticas. Requiere una estancia mension historica. Ello implica, sobre todo. reconocer el carckter
relativarnente prolongada en una localidad relativamente pequena, situado y lechado de los procesos que se abordan y mantener una
de tal lorma que el investigador, 0 el equipo de investigadores, pue­ conciencia de que nuestra experiencia da acceso a realidades en
da construir relaciones de confianza con algunos de los habitantes, constante cambio. Al incursionar en los archivos. los antr6potogos
tener acceso a acontecimientos publicos y documentar su experien­ aplicamos las herrarnientas del enfoque etnografico, la atencion al
cia por via escrita 0 gratica. Aunque el investigador consulte censos, detalle y at contexto, la busqueda de prc1cticas y de signllicados loca­
mapas y otros documentos locales, la tarea principal es aproximar­ les encubiertos bajo el registro documental. Esta via permite imagi­
se a los lenguajes y conocimientos locales, lo cual implica tener una nar 10 no-documentado y reconstrulr la historicidad de culturas y
disposicion receptiva y una sensibilidad hacia las distintas lormas de procesos sociales en cualquier epoca 0 lugar. Historizar la etnogra­
interpretar los sucesos y las palabras. La experiencia de campo es fia significa, a la vez, evitar la tendencia a construir versiones esen­
crucial para este enfoque. cialistas y estaticas de "los otros" y respetar, aSl, la capacidad de
Sin embargo, la etnograffa no termina allf, sino que culmina con todas las personas de transformar sus culturas y sus mundos.
la produccion de representaciones textuales de la realidad estudia­
da. textos redactados por las mismas personas que r-ealizaron el
trabajo de campo. El genero textual etnografico privilegia la narra­ DILEMAS ETieaS «
u
cion y la descripcion. Los textos deben conservar, mediante descrip­ u:

::! 0::
u ciones anallticas concentradas ya la vez detalladas, una cuidadosa Todos los que hemos perrnanecldo por un tiempo sulicientemen­ Cl
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l.JJ
ex seleccion de lo observado y escuchado en el campo, ordenada yarti­ te largo en las localidades escogidas -es decir. suficientemente I­
l.JJ W
0.
x culada de tal manera que apoye el argumento de fondo. El resulta­ «
l.JJ
do. si bien describe practicas y saberes locales, tambien responde a D
z
~ l.JJ

<1:
un campo de investigacion que se hace preguntas y pide explicacio­
1. Este requisito se ha enfatizado en los lilt/mas alios. frente a una creclente ten­
ex
l.JJ
0: nes, por tentativas que estas sean. El sentido de la investigacion 0.
., tnogratica es producir una mayor -0 por lo menos distinta- com­
dencia a usar la etnogralfa como instrumenlo de recolecclon de informacion secreta x
l.JJ
en el espionaje y la guerra. practica denunciada par las asociaciones de anlropOlogos. :3

llH
185
largo como para salir mas confundidos que seguros- nos hemos nuestra procedencia, de nuestro trabajo y de su destino y de la posi­
planteado dilemas que no han sido faciles de enfrentar En otras tra­ ble contraparte que ofrecemos a quienes nos permiten vivir con
diciones de investigacion, estos problemas no existen: se trabaja con ellos un tiempo.
documentos publicos, actuales 0 pasados, 0 se aplican encuestas Poco a poco, resulta insuficiente cualquier version que damos
por vias institucionales establecidas y con categorfas conocidas; inicialmente del motivo de nuestra estancia en el campo, por to
muchos estudios usan aquellas clasificaciones abstractas que les general cifrada en palabras cuidadosas. El intento de dar una expli­
sirven a los Estados para mirar a la sociedad. como dice James cacion honesta de nuestro trabajo se complica con la consigna de
Scott [19981. Se trata de categorfas que intentan poner orden en la mantenernos abiertos y, por lo tanto, no enCauzar las respuestas
informacion considerada necesaria para gobernar, pero que a hacia una postura predeterminada. Asumir en la practica una acti­
menudo tienen consecuencias graves cuando se aplican de manera tud de aprender es muy dillcil en ambientes que nos conceden, co­
uniforme a mundos heterogeneos. Como sugiere este autor, elimi­ mo investigadores. una posici6n de privilegio. Invertir la relacion de
nan la diversidad. soslayan 10 particular y prescinden del saber poder implicada en los papeles institucionalizados de entrevistador
local. El caso clasico es el censo; sin embargo, hay encuestas cienti­ y entrevistado requiere mucha reflexi6n y vigilancia.
ficas que operan bajo el mismo supuesto. Se piensa que es posible De mi propio trabajo de campo recuerdo momentos diffciles.
obtener una serie de datos comparables, si solo se especifican con Acercarme a escuelas rurales produda dos reacciones: una era la
cuidado procedimientos uniformes de recolecci6n y de codificaci6n recepcion calurosa de cualquier visita, pues muchos maestros se
que aplicaran los auxiliares de investigaci6n. encuentran tan aislados que no es un acontecimiento frecuente;
La etnograffa nos coloca en otra tesitura. Optamos por abordar otra, el temor ante la observacion de la escuela, de su trabajo, ya
las grandes preguntas sociales mediante estudios realizados en que los modelos disponibles son las visitas de inspeccion. Por mas
pequenos mundos en los que sea posible observar y acercarse que explicaba que no se trataba de evaluar el trabajo, tomaba tiem­
personalmente a las vicisitudes de la vida cotidiana y a los signifi­ po que 10 creyeran. El doble sentido de la palabra "investigar", que
cados que los hechos tienen para los habitantes del lugar. La nos liga con la actividad policial, llevaba a confusiones. El hecho de
experiencia de campo nos obliga a construir las categorias de ana­ garantizar el anonimato de los interlocutores y de las localidades
lisis en dialogo con los significados locales y a modificar en el podia ayudar; sin embargo. implicaba descontextualizar el estudio y
camino los parametros del discurso oficial. Nos unimos, aSI, a un per-der el sentido de 10 particular. Ademas, habia personas que in­
arduo proceso de descolonizar el conocimiento en dialogo con sistlan en el reconocimiento de sus nombres y localidades en lo que
otros. Muchos han cuestionado si esto es realmente posible. Sin se fuera a publicar. El dilema se tendia a r-esolver cuando encon­
embargo, proceder con esa intenci6n pone en evidencia la distan­ traba un punta de confluencia con temas que Inquietaban tambien a
cia que suele haber entre los marcos dominantes y las interpreta­ la poblaci6n local [a los propios maestros y alumnos, en este casol. «
o
ciones locales. Se abrfa el terreno para una labor conjunta.
u::

« 0::
U Estar en el campo lleva inevitablemente a la pregunta "(,que ha­ Si bien el trabajo de campo se caracteriza por una atencion (!)
o
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a: cemos ahf?". No pocos que intentan responder a esta pregunta en constante a los detalles del contexto y de la interacci6n, los habitan­ f­
W
w «
0­ sus primeras exploraciones sobre el terreno han dado la media tes suelen solicitar una delimitacion de los tiempos en que se reali­
X U
l.U
vue Ita y han regresado a la biblioteca 0 al archivo 0, ahora. a inter­ za la investigaci6n y una definicion de las actividades que la constl­ z
w
:5 net. Permanecer ahi puede ser dificil. inquietante. desconcertante. tuyen. Durante la convivencia cotidiana. no siempre es legltimo a:w
0::
« Nos enfrenta no solo con un encuentro intercultural sino tambien

0::
0::
sacar el cuaderno. mucho menos la grabadora. Uno aprecia los mo­ X
w
con dilemas eticos. Debemos dar cuenta a los habitantes locales de mentos en que tomar notas no esta fuera de lugar. Sin embargo. en :5

187
muchas situaciones el unico recurso es la memoria y la creciente del contexto de trabaja formal. En esos casos, solo podemos intentar
comprension de los lenguajes y significados locales. reconstruirlos horas despues y someter la memoria a prueba en sub­
i,Por que eslamos ahi? Esta pregunta surge en nosotros y en los secuentes encuentros en el campo. Paradojicamente, son eslas con­
demas una y otra vez. Elaboramos versiones, tanto para nosotros versaciones las que suelen conducir a una mayor comprension. Aun­
como para los otros. Nos percalamos de que tam bien somos obser­ que no se tenga un registro fiel, estas platicas iluminan perspectivas
vados e interrogados pOl' los habitanles, un proceso que tiene dife­ y significados locales IOkely, 2008]. Conforme pasa el tiempo, las
rentes consecuencias segun los mecanismos del poder discursivo relaciones de mayor confianza se vuelven mas estrechas y es cada
interpuestos entre nosotros y los interlocutores. Puede haber, entre vez menos adecuado registrarlas, De hecho, siempre se siente cierta
ambos, juegos de mascaras y de espejos, proyecciones y recuerdos tension, aUIl en estas relaciones, entre el compromiso y el respeto
[Goffman, 1981], en una busqueda de puntos de apoyo para entablar reciproco y el deseo de ambos de conocer el mundo del otro.
una comunicacion posible. La desconfianza es normal, pues los Esta tension nos puede inquietar. En el fondo, se relaciona con
habitantes -los maestros, padres y ninos- quieren indagar mas las t res condiciones qu e Ha bermas r1987/2000:394-400] consid ero
acer-ca de nuestras intenciones. Ensenarles las notas de campo que debe tener- toda comunicacion sincera. En principia, [0 enuncia­
suele dar seguridad, si hemos tenido el cuidado de registrar- sin juz­ do debe cumplir con dos pretensiones de validez: la verdad [que lo
gar. Tambien es importante aclarar cual sera el destino de la infor­ dicho sea "ajustado a la realidad" segun lo perciba el hablantel y la
macion, que se hara publico y como. En el caso de estudiantes. la rectitud [que 10 dicho sea "correcto en relacion al contexto normati­
legitimidad del trabajo de tesis suele general' una relacion mas igua­ vo", que no este fuera de lugarl. El oyente puede poneI' en duda 10
litaria. Entre maestr-os, la contribucion que los estudios etnograticos dicho y solicitar que el hablante explicite sus argumentos y que jus­
han hecho a la comprension de los problemas cercanos a las escue­ tifique su derecho a decir lo que ha expresado. La tercera pretension
las respalda los esfuerzos para seguir con este tipo de estudios. de validez requerida es la veracidad ["que lo dicho muestre la since­
Establecer redes a par-til' de las personas que nos han aceptado ridad subJetiva' del hablanle), En otras palabras, en la comunicacion
puede ser complicado. A veces, legitimamos nuestra presencia ante sincera no debe haber duplicidad. Si no se cumple con la tercera
cada nuevo interlocutor haciendo relerencia al anterior. Esto nos condicion, se trata, segun Habermas, de una comunicacion eslrate­
lleva de una persona a otra, muchas veces sin que podamos intuir gica, realizada como una mera conversacion, perc que implicita­
las percepciones que ellos se formulan de nosotros dadas estas mente intenta obtener algo a cambio.
referencias. ni los juicios que formulan sobre lo adecuado 0 no de En algunos encuentros en el campo, he sentido que esloy en el
nuestras acciones. Nos encontramos inmersos en una pequena borde entre fo sincero y fo estrategico; pOl' ejemplo, cuando me pre­
comunidad, inevitablemente somos participes de alguna manera y sento como ignorante de ciertos temas, esperando que las personas
nuestro comportamiento provoca comentarios, suspicacias, defen­ con quienes converso den su propia version antes de conocer la mia «
u
sas y, a veces, aprobacion. Las conversaciones en el campo, a veces, S8 acercan a esla situa­ ,«
LJ..
:::f a::
u Poco a poco, vamos encontrando personas con las que se puede cion, cuando el afan de conocer sobrepasa los limites de 10 que es (!)
Z o
UJ Z
Ci: construir cier-to tipo de relacion. Suelen ser personas que se intere­ correcto preguntar. He sentido cierta inquietud, incluso, al partlclpar f­
UJ UJ

x san en el mundo exterior y nos planlean una relacion de proximidad, en conversaciones en las que mantengo una doble atencion, La con­ «
UJ U
en la que si bien ofrecen informacion, tambien esperan recibirla. A tinua reflexion etnogrMica se manifiesla como una voz Interior que z
:3 UJ
menudo, les agrada conversar y relatar experiencias propias yajenas. acompana el desenvolvimiento del dialogo, que recuerda, relaciona y a::
w

Al prlncipio, es posible que las conversaciones con estas personas luego busca maneras de ligar lo platicado con olros temas sin ser x
LU
lenaan cierta formalidad. Posteriormente, se dan intercambios fuera demasiado inquisitivo. Las culpas tienden a diluirse, sin embargo, «
----'

11111 139
cuando comprendo que los interlocutores tambien usan estrategias, Estas reflexiones ayudan a comprender por que e! trabajo etno­
con todo derecho, para proteger su intimidad y para indagar acerca grafico requiere una presencia directa y prolongada en el campo.
de mi identidad y mi sinceridad. La confianza se va construyendo Entablar conversaciones sinceras en torno de intereses comunes es
poco a poco, con el respeto hacia el conocimiento y los intereses de la base del proceso de transformacion personal. es decir, el meollo
las personas y el acto de compartir nuestros pro pi os saberes y posi­ de la etnograffa. Narrar esta experiencia Ie da sentido a lo que suele
ciones con ellas. llamarse el diario de campo. Por eso, es legitimo registrar a solas la
La distension requiere mas tiempo, un tiempo en el cuallos temas experiencia de convivir alli; este registro suele ser, finalmente, el
que nos interesan se van transformando y van coincidiendo con los fundamento mas solido del conocimiento logrado, es lo que permite
intereses de ciertas personas de la localidad. Cuando eso ocurre, el interpretar todo to demas. Comprender "hasta donde alcancemos a
tiempo pasado en el campo se convierte en un tramo mas de la vida ver", como suelen decir las personas en el campo dOnde trabajo, El
personal. Participamos de manera espontanea, poniendo las cartas camino es siempre inconcluso, la comprension de las realidades
sabre La mesa, conversando de manera cada vez mas sincera. En esta tanto propias como ajenas casi siempre sera provisional e incomple­
etapa, nos olvidamos del cuaderno y la grabadora, salvo para entre­ ta; por eso, es necesario escribir.
vistas formales. El conocimiento pasa a formar parte de la compren­
sion familiar que aLcanzamos sobre realidades cercanas 0 distantes.
En los casos mas afortunados, el compromiso adquiere otro sentido, DE LA COMPLICIDAD A LA CONVERSACION
la parlicipacion en acciones locales nos ofrece momentos en los que
ponemos el conocimiento construido al servicio de alguna causa La reflexion sobre estos dilemas ineludibles del trabajo de campo
Local. En ocasiones, acciones como tomar minutas de asamblea 0 nos lleva a revisar las ideas de varios autores. Las maneras de esta­
conseguir informacion documental adquieren relevancia publica. mas blecer una relacion can los habitantes de la localidad donde investi­
alla de los fines de la investigacion. En situaciones en las que nues­ gamos ha sido tema central de la reflexi6n anlropologica. Marcus
tras posturas convergen can las luchas locales, la investigacion como [1997) hizo un desglose de las posiciones que detecta en dlversos
tal puede pasar a un segundo plano, y el conocimiento construido en autores sobre lo que elllama "la complicidad", implleila 0 explicila,
comLin sirve para apoyar acciones justas y necesarias. En estos mo­ que se forma al conversar con las personas de la localidad, Recono­
mentos, el conocimiento se realiza como una dimension mas de las ce el problema etico que existe en el fondo de todo trabajo etnogrMi­
relaciones con el entorno natural y social, una faceta de la vida. Se co, experimentado por muchos que emprenden sus primeras expe­
tiende hacia ese punto de fuga que capto Borges en el cuento "El riencias en el campo. Recuerda que esta inquietud. segun Geert
etnografo" [1969], en el cual un estudiante comprende tan bien el [1968: 1511. proviene de "la inherente asimetria moral de la siluacion
secreta de un rito de iniciacion, que la tarea etnografica de dejar re­ del trabajo de campo" kitado en Marcus, 1997: 91].3 u
<{

gistro escrito pierde todo sentido. Citando a Borges, Leonardo Piase­ Marcus encuentra que Geertz representa una postura clasica de u::

« a::
(3
z re concluye su libro EI etnografo imperfecto con la siguiente reflexi6n: La elnografia, que consiste en describir y narrar, desde la experien­ lCl
w o
1i: "~Que hace el etnografo? Cuando no ha comprendido completamente cia de haber "estado alla", La cultura de una localidad, para poder Z

UJ W
u.
x la vida que Ira vivido, escribe"2 (Piasere, 2002: 1881. "inscribirlo en el registro consultable de las creaciones humanas" :S:
UJ u
loma como ejemplo el estudio sobre ta pelea de gallos en Bali zw
:5
a:: 1i:
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0:: u.
a:: 2. La traducci6n de 13 cita es de la autora. Agradezco a Ana Maria Gomes la refe­ x
<{ w
rencia al texto de Piasere. 3. Todas las citas textuales de obras en ingl&s son traducciones de la autora. :5

190 191
[Geertz, 1973bl. en que el autor relata que durante una repentina plos de esta postura. entre otres a Rosaldo [19891. quienes descri­
irrupcion de la fuerza publica en el local donde se llevaba a cabo ben de manera explfcita [os context os de colonizacion y de domina­
una pelea, actividad ilicita, el se encontraba del lade de quienes se cion que inciden en las vidas de las personas con las que conviven.
defendfan de la polic1a y que, de paso, tambien 10 defendfan a el. La La conciencia de nuestra situacion de privilegio suele ser un primer
"complicidad" que emano de este incidente permitio que se estable­ paso hacia un cambio de actitud,
ciera el entendimiento mutuo necesario para llevar a cabo el trabajo Marcus identifica tambien una tercera opci6n. Se trata de descu­
de campo. El incidente dio a Geertz entrada en un mundo al cual no brir y describir los procesos sociales que afectan a los grupos su­
era facil acceder y Ie abrio puertas para la conversacion que el iden­ balternos, pero junto con ellos. En este caso. el investigador esta­
tifica como la base del trabajo etnogratico, Marcus considera que blece una complicidad con algunas personas de una localidad, no
este tipo de "complicidad accidental" conserva la asimetrfa, y luego para mirar hacia el interior de la comunidad, sino para estudiar
busca posibles alternativas. a/gun fen6meno externo de interes comun. Se acerca a 10 que Nader
La primera salida es sugerida par el trabajo de Clifford 11988] y 119691 hace anos describio como "estudiar hacia arriba", para com­
otros, quienes proponen establecer una r'elacion de igual a igual prender los procesos que afectan. oprimen 0 trastornan a la pobla­
entre el autor y el "informante". que en esta opcion se convierte en cion local. Para hacerlo. es necesario acceder a conocimientos que
"colaborador", Se intenta establecer una complicidad explicit a con no son del dominio publico; esto requiere entrevistar a personas aje­
a/gunas personas de confianza. miembros de la comunidad, Si bien nas a la localidad cuya experiencia y perspectiva es relevante para el
esta complicidad eleva la relacion a una de trabajo conjunto, Marcus estudio. La asimetria del poder se puede invertir cuando se tiene
opina que en el fonda no escapa la asimetria fundamental de la si­ que obtener informacion de quienes trabajan en las empresas y
tuacion de campo: un investigador "viene desde afuera", can interes burocracias que inciden en la vida local. Los resultados suelen llevar
en conocer como viven los "de adentro" y como yen su mundo. En a una toma de posicion mas explicita dellado de personas afectadas
general. no ha sido facillograr una colabor'aci6n igualitaria,t. por estos procesos externos, Un ejemplo es el estudio que realizo
Una segunda opcion senalada por Marcus es el reconocimiento Abu-Lughod [19971. en el que la investigadora indaga las intenciones
abierto de La re/aci6n asimetrica, es decir, el etnografo ad mite. de de las autoras de algunas telenovelas feministas que miraban las
manera autocritica, ser complice potencial de las fuerzas externas mujeres de una aldea remota en Egipto. Las interpretaciones de
que inciden en la vida en el interior de la comunidad. Aceptar esta las mujeres ante 10 que consideraban las "extranas costumbres"
complicidad implica situar a la localidad en un contexto mayor y, de los personajes urbanos de las telenovelas Ie permitieron situar a
ademas, reconocer el papel. muchas veces involuntario, que el in­ la localidad dentro de un ambito global. La aparente similitud tema­
vestigador puede tener en los acontecimientos que afectan la vida tica se contraviene al constatar los diversos marcos de interpreta­
de sus habitantes, Marcus senala a varios antrop6logos como ejem­ cion en juego. La autora concluye afirmando que existen "multiples u
«
formas de ser cosmopolita", es decir. de conocer el mundo. Esta u..
« -<l:
a::
U postura respalda, a menudo. la propuesta de realizar etnografia en o
z o
UJ
crUJ 4. En el campo educativo las opciones de colaboracion lindan con tradic.ones dis­ multiples sitios. al recorrer los caminos que llevan hacia los espa­ z>---­
w
0­ tmtas. como la investlgacion-accion. Bajo el rubro de la colaboracion se ha dado una cios externos desde la perspectiva de las personas de la localidad.
x ::!
UJ divcrsldad de pr<icticas. Incluycndo el contar con un auxiliar sin sueldo. En algunas u
:3 0pclones emparentadas es posible que sc equilibren (as relaciones y se abran cauces
Otros antropologos han ofrecido reflexiones mas incisivas. que z
~
-t hacia una mayor comprensi6n mutua, pero no siempre es el caso A menudo. la enmarcan la experiencia del dialogo en el campo. Por ejemplo. a::
w
I'Y.
Pinxten [19971. quien trabajo entre los indios navajo, sostiene que la a.
(t Intendon implicita es cambiar al otro y no transformarse a uno mismo. desvirtuando x
UJ
~si 10 esencial de la etnograffa. entrevista etnogratica debe ser vista como una conversaci6n inter­ :s
I'J)
193
cultural. Recuerda que en los modelos clasicos de entrevista la cion como interacci6n) es lo que subyace a todo anal isis etnogriifico
transierencia de informacion suele ser unidireccional, hacia el in­ [1997:451.
vestigador~ Notando que los habitantes tambien hacen sus conjetu­
ras sobre quien es el que les hace tantas preguntas, Pinxten relata Esta vision tambien reconoce la naturaleza del conocimiento pro­
que en el caso de los navajo. las respuestas que suelen dar inicial­ ducido como resultado de cierto grado de acuerdo entre los marcos
mente a los etnogratos son una serie de cuentos sobre "el Coyote", de interpretacion que emergen entre el etnografo y las personas con
personaje mitico perc relativamente marginal. Solo despues de quienes conversa sobre algun lema en particular. De ninguna mane­
mucho tiempo y de llegar a tener confianza mutua. com parten infor­ ra es posible elaborar una cartograffa completa de la "otra cultura"
macion mas compleja y profunda. Para avanzar en la comprension y, de hecho, los significados logrados estan imbuidos de los supues­
de otra cultura. es necesario, dice, considerar que las formas de los culturales tanto del investigador como de las personas con quie­
conversacion son, en si mismas, culturales. nes conversa.
Pinxten propone otra descripcion de lo que ocurre [0 puede ocu­ Profundizar en la naturaleza de esta interaccion y del conocj­
rrirl en los intercambios en el campo. El investigador inicia con un miento que produce es tarea continua. De manera similar, Briggs
discurso que necesariamente esta cifrado en terminos de su propia [1986. 19881 expone una re!lexion sobre su propia experiencia en­
cultura. El interlocutor puede reaccionar ante este discurso de mu­ tre la poblacion rural hispanohablante de Nuevo Mexico. Mostro
chas maneras: lo puede ignorar, interpretar, refutar 0 negar. Algun como [a relacion asimetrica, implfcila en la manera usual de entre­
nivel de comprension mutua suele ocurrir, junto can muchas inter­ vistar en las ciencias sociales. choco con las form as correctas de
pretaciones errOneas. En la entrevista abierta, el interlocutor local hablar y de apr-ender de la poblacion local y, ademas, como los arte­
tiene la posibilidad de reorientar la conversacion hacia otros temas: sanos con quienes convivfa poco a poco 10 encauzaron hacia otras
maneras de participar y aprender. A partir de esta experiencia, expo­
El proceso de dar y tomar, de entender a ignorar. aceplar a refutar, ne las limitaciones inherentes a las formas tradicionales de entre­
acceder a negar, es el lormato basico de la entrevista de campo. En este vistar en las ciencias sociales.
formato se pueden identificar intervenciones diversas: persuasi6n. dari­
Finalmente, retomamos [a reflexion de Fabian [20011 acerca de
ficaci6n. aseveraci6n. exigencia. refutaci6n, entre otros [1997:30].
su larga experiencia en Africa. Al mostrar algunos erron~s graves en
La propuesta de Pinxten de lograr un mayor equilibrio en las los cuales incurrio al reportar 10 que "habia compr-endido" de una
entrevistas, al permitir el juego constante entre los multiples mar­ entrevista, Fabian [2001 :33-52) insiste en que [05 malentendidos
cos culturales, apunta hacia la posibilidad de sostener conversacio­ inevitables en el curso de las conversaciones solo s'e pueden corre­
nes mas sinceras, aun considerando todos los desencuentros y gir Con el tiempo, yen la medida en que se tenga mayor conocimien­
malentendidos que pueden ocurrir en el trayecto. to del contexte local y del devenir historico. Su propio trabaJo lo llevo «
u
<:( Pinxten hace extensiva su postura a la observacion; insiste en a descubrir importantes velas de historia local, que constituyen 10 u::
u -«
Z que la observacion tambien esta repleta de supuestos teoricos, cul­ que llama una ··historiologia popular·', una memoria expresada en cr
(!)
LU
versiones orales y formas de representac;on popular, Incluyendo. o
ti: turales e ideologicos. Propone una definicion inleraccional de la ob­ Z
LU f-­
U.
X servacion: par ejemplo, la obra de pintores y dramaturgos locales. Concluye W
<l:
LU
j con una exhortacion a tomar en serio esta memoria, no para inler­ oZ
cr Dado que lodos los datos recogidos en el campo nacen de la interacci6n pretarla como una expresion mas de la cultura popular, sino para w
<:( 0::
0::
cr y comunicaci6n y que no existe ninguna otra fuente de informaci6n ge­ considerarla como un tercer actor en el dialogo entre historia y LU
U.
<:( X
nuina sabre las particularidades culturales. la Interacci6n Iy la observa­ antropologia, capaz de cuestionar y confronlar las versiones cons- UJ
<l:
--!

1'14
195
truidas desde ambas disciplinas academicas. Esta postura implica localidad. El diario se llena de notas que recogen, cuestionan, refu­
asumir que las tres orientaciones -etnologia, historia e historiolo­ tan. corrigen. completan cosas escritas anteriormente. para 10 cual,
gla- comparten una misma matriz epistemologica. en un plano de dicho sea de paso, es util armarse de lapiceras de varios colores,
igualdad: que permitan luego distinguir cuando se hicieron las anotaciones
sobre anotaciones.
El de ser un proceso dialectico. en sf mismo historico y por lo tanto con­ Esta tarea coincide con y respalda un trabajo mas dificil: el pro­
tingente L..J. La verdad es asunto de emancipacion de la ideologfa ceso del analisis cualitativo, el momenta de interpretacion y con­
impuesta L.. 1. no simplemente el resultado de confrontar los "hechos" frontacion. A diferencia de otros enfoques. en la etnografia la inter­
recolectados con parametros transhist6ricos de verificaci6n [2001 :76-84. pretaci6n se hace desde el inicio, no se deja para el final. Este es
citando a Fabian 1996: 3161. uno de los puntos de mayor controversia en los debates sobre su
validez y rigor cientifico, con quienes insisten en la necesidad de
mostrar la distribuci6n y correlacion de los datos obtenidos. El ana­
TRANSFORMAR LA MIRADA lisis cualitativo requiere un procedimiento insustituible. el trabajo
sobre los textos producidos en el campo: leer. releer y releer los
A lo largo de este libro he sostenido que la experiencia etnogrMi­ registros de campo, interpretarlos desde varios angulos, anotar y
ca. en el campo y en el archivo. debe transformar nuestras maneras anotar sobre anotaciones. relacionar. dudar y volver a relacionar,
de pensar y de mirar. incluso de sec Este cambio no se logra sim­ escribir textos descriptivos preliminares, romperlos y escribirlos de
plemente con la estancia en otra localidad. ni con las conversacio­ nuevo, todo ella hasta encontrar como encajan algunas piezas del
nes con otras personas. Depende de la calidad de nuestra experien­ rompecabezas. El proceso mental no recorre un camino logico y
cia prolongada en el campo. Requiere tambien un trabajo constante pautado. Las intuiciones y las corazonadas cobran importancia. En
de escuchar y observar. registrar. leer y escribir. analizar y dudar; una trayectoria que Piasere [20021 ha llamado "perducci6n".5 los
retomar la experiencia y recorrer numerosas veces el mismo cido detalles vividos se van juntando de manera irregular y permiten,
de actividad. Durante este proceso, la experiencia etnogratica se finalmente. transformar la mirada. Poco a poco, se arman descrip­
aparta de otras maner-as de realizar investigaciones. Incluso en el ciones etnograficas, como puntas de i1egada, es decir-, descripciones
archivo, la opcion etnogratica marca una forma particular de leer y que no fueron evidentes al inicio.
analizar la evidencia del presente y el pasado. Para adarar el sentido del analisis cualitativo. Erickson [19861 se
La escritura etnografica se apoya en multiples formas de regis­ efiere al termino en latin de qualilas. considerado como "las propie­
tro. pero llevar un diario de campo es todavia la actividad central del dades de las cosas" que estudiamos. En el analisis cualitativo, dice.
el etnografo intenta discernir los "que" de la investigaci6n, encon­ «
trabajo, pues ahf se registra la transformacion. El diario puede ser u
trando cortes significalivos en el continuo de la experiencia vivida y u:
.<!
una simple bitacora, un mapa de los encuentros y los desencuentros a::
« presenciada. Establece categorias mas finas que las ya dadas par la (!)
U de cada dia. A la vez, puede ser mucho mas: sirve para anotar, en la o
z Z
UJ relativa privacidad, las impresiones y los recuerdos del dia; es nece­ f­
W
0:: :';!;
UJ
a. sario para registrar, cuando el momento lo permite, los detalles no U
x Z
w verbales de un acontecimiento, que no siempre son accesibles a la 5. Piasere propone este neologismo y 10 explica del siguiente modo: "La perduc­ UJ
:5 grabacion. Ademas, en el diario se llevan anotaciones reflexivas so­ cion se configura como un conocimiento por la concatenaci6n reticular irregular que
0::
UJ
a:: a.
« bre el proceso propio de transformar paulatinamente las maneras reune hecho tras hecho sobre la base de nuevas posibilidades de ocurrencia" IPiase­ x
a:: w
a:: <!
'I de pensar. de observar y de relacionarse con las personas de la e. 2002: 166. la lraducci6n es de la aut oral. ...J

19/
1'1
teorla existente y busca mayor validez en los nexos entre los concep­ Si bien durante decadas se han buscado maneras de modifica"
tos y los referentes empiricos: ademas. propone una relacion pro­ algunas de las marcas de esta herencia, queda aun mucha preocu­
funda con la teoria que respalda el estudio. pac ion por los generos textuales de la etnograffa. 6
Desde esta perspectiva, adquiere peso la dialectica entre las Hace algunos anos. van Maanen [1988) ofrecio la siguiente tipo­
categorias teoricas y las sociales, aquellas que ordenan [0 desorde­ logia:
nanlla percepcion y la accion social. Las categorias sociales no son
solo de "los otros", de 10 "local", sino tambien son categorias que a) Primero, los re/atas rea lis tas. que se proclaman como una
usamos nosotros, en tanto miembr05 de otras "localidades" con "descripcion verdadera", "cientifica". de ciertas practicas cul­
otros "sentidos comunes", incluyendo el mundo academico. Reto­ turales observadas por el autor, in situ, quien evita hacer refe­
mar las categorias sociales no es simplemente un "ver desde los rencia a sf mismo, aunque el texto comunica una "autoridad
ojos del nativo", ni tam poco es asumir las categorias locales como basada en la experiencia de quien estuvo alIa". El autor tam­
propias sin mayor r-eflexion. Al realizar el continuo ir y venir entre bien se reserva la ultima palabra, dando la impresian de tener
varias maneras de mirar un proceso social, se crea una tension cuya una omnipotencia interpretativa, a veces fundamentada en
unica salida es una transformacion en los marcos de interpretacion refer-encias tearicas previas. No obstante. el texto debe incluir
y analisis que USilmos. Por eso, la experiencia etnogratica modifica evidencia de las calegorfas locales y los detalles cotidianos de
profunda mente las miradas y, desde ahi, aporta al continuo dialogo la localidad. En esle tipo de relato no se expone la experiencia
que marca el avance del conocimiento. de campo ni se pone en duda la validez de lo descrito.
El trabajo de campo y el analisis cualitativo representan solo una bl Una segunda categoria son los relatas confesionales. Crecen
parte de la investigacion etnografica. La otra mitad es la elaboracion en popularidad, como un rechazo explicito a los lexlos realis­
de textos etnograticos, que integren las descripciones analiticas y las. Incluyen deliberadamente al autor y describen los proble­
ubiquen el desarrollo conceptual dentro del campo de investigacion mas de acceso, de desconfianza y de desencuentro con las
correspondiente. En ellos, se muestran las relaciones internas y personas de la localidad. Son relatos personalizados, escritos
externas que hacen inteligible una parte de la experiencia de campo desde el punta de vista del investigador, quien "confiesa" las
[nunca su totalidadl. Estos textos permanecen, al decir de Geertz peripecias de sus intentos de comprender mejor las practicas
[2000], como nuevas instancias de "conocimiento local", representa­ locales. Segun sus autores, estos relatos son mas naturales.
ciones ofrecidas como parte de un acervo documental que pretende es decir no estan contaminados 0 construidos de manera arti­
dar cuenta de la diversidad humana. ficial. En realidad, comenta van Maanen, usan otros recursos
retoricos para conseguir el efecto deseado.
cl Ellercer tipo senalado por van Maanen consiste en los re/alos «
u
impresionistas. Son relatos con una trama dramatica delibera­
u:

« LA RESPONSABILIDAD DE NARRAR ex:
(!)
U da, que conducen allector al desenlace de una historia y bus­ o
zUJ
GQue nos autoriza a producir estos textos? GQue caracter tienen? can la persuasion. Incluyen personajes concretos, en lugar de I­
0: UJ
UJ
Un aspecto central de la critica posmoderna ha side la creciente <t

X U
UJ
conciencia de la retorica de los textos etnograticos, as! como de la 111
j
0: autoridad que se les atribuye. Las formas institucionales de presen­ 6. Entr·e otros, destacan: Clifford y Marcus r 19861: Geertz [19881. Polier y Ros," IU
,t (1.,
(Y.
n~
tar los productos de la etnograffa estan marcadas por largos anos berry 119891. Atkinson 119901. Reynoso 119911. van Maanen 119951. Webster !199f>1. i~J
·t Marcus 119981.
de insercion en los espacios academicos de los paises dominantes. 'I

1'/1' I'/'
tipos de practicas generalizadas. Recurren a frases. metafo­ Uno de ellos es john Berger, quien, en un ensayo sobre La con­
ras e imagenes elocuentes. La narracion misma implica una versacion [2004), comparte reflexiones sobre el sentido de ser
interpretacion de los hechos. Se logra una transparencia que narrador. Senala una complicidad de fonda entre su propia actividad
da La impresion de mayor acercamiento a "lo real". En este como escritor y la narracion de un viejo amigo campesino, cuyos
caso, La representacion a menudo se apoya en recursos litera­ relatos estan repletos de detalles concretos y verdaderos. Concluye:
rios. "ambos somos historiadores de nuestro tiempo". Si bien en el caso
del campesino, agrega Berger, la circunscripcion comunitaria per­
Se han propuesto otras clasificaciones y se han multi plicado los mite que sus relatos se cifren y compartan en la lengua oral local. y
productos posibles de un estudio etnografico, para incluir los que senalen diferencias mas sutiles entre las personas y los inci­
medios audiovisuales. El resultado ha sido una mayor precaucion en dentes [que los etnografos solemos reducir a nichos, mitos y ritos
la seleccion de recursos de representacion yen el reconocimiento tipificadosJ. los relatos del campesino tambien plantean "las pre­
de su autoria compartida. Al margen de los criterios academicos. guntas mas abiertas y generales, que no siempre tienen respuesta"
que pueden incluir desde las formalidades de una tesis de grade [2004:7].
hasta las forrnas mas abiertas promovidas pOI" algunos editores. Berger encuentra otras similitudes entre los dos procesos de
caben muchas versiones. Las representaciones son productos con­ narrar. Ambos implican, dice, "aproximarnos a La experiencia". Aquf,
temporaneos, accesibles, en principia, a los habitantes de las locali­ retomo el trabajo de campo etnografico para enfatizar su caracter
dades estudiadas: pOI" 10 tanto. las personas que permitieron nues­ de experiencia personal. siempre irrepetible. Nuestras estancias
tra presencia en sus comunidades pueden cuestionar y refutal" 10 prologadas nunca dan mayor acceso a la vida local que lo presencia­
que escribimos 0 mostramos. Ello ha llevado a La busqueda de do en las veredas que nos condujeron a diversos sitios, sucesos y
maneras diversas de representar y de compartir el conocimiento personas. Nos involucran en un proceso de largo aliento, una expe­
logrado para responder al auditorio fuera del campo academico y riencia en el sentido mas complejo que Ie dio Vygotsky 119941. como
corresponder, aSI, al hecho de que este conocimiento siempre pro­ un todo indisociable con vetas biologicas, afectivas y cognitivas.
viene de un trabajo colectivo. Entre to singular de la experiencia de campo y la complejidad de
En el fondo. estas discusiones plantean la cuestion del sentido y nuestro estar-senlir-saber ahf. se juega la construcci6n de una
el derecho de la autoria etnogrMica. Si los text os etnogrMicos tienen narracion.
tanta "mano negra", Lcomo es que resultan ser descripciones validas Regresando a Berger:
de la localidad? Al pensar sobre la autorfa, surge de nuevo la necesi­
dad de responder a las pretensiones de verdad y de rectitud, senala­ El acto de escribir no es nada excepto aproximarse a La experiencia de la
das pOI" Habermas. Esta duda nos asalta a todos los que intent amos que uno escribe 1... 1. impLica. un momenta de escrulinio Icercanfal y una «
u
capacldad de eslablecer conexiones Idistanciamientoll..J. se aproxlma y u:

redactar una version, sabiendo que es una entre muchas versiones
« se retlfa, para finalmente encontrar el sentido 12004: 61. ~
0::
U posibles sobre lo que observamos y escuchamos en el campo.
Z
LLJ
iX Entre las multiples respuestas que se han dado a partir del
U..J
0­ momenta en que se nos recorda que los textos no son "ventanas Esla descripcion del "ir y venir", de hecho, caracteriza el proceso
x
LLJ
transparentes" ante mundos propios 0 ajenos, es posible encontrar etnografico, tanto en el campo y el archivo, como durante la produc
:5 algunos camlnos. Sin pretender que el texto etnografico se aproxime cion de las representaciones textuales y graficas.
a:
« Si 10 que escribimos tiene como referente nuestra propla cxpp
0::
0::
alliterario, creo que algunas reflexiones de parte de dos escritores
« pueden ayudar a salir del embrollo. riencia, es posible comprender de otra manera la acclon de CSCllb"
z

00 2UI
algo acerca de mundos propios 0 ajenos. En realidad, los textos particular de encuentros con la gente de otras localidades, proximas
etnograficos ordenan la percepcion y el conocimiento que construi­ o lejanas. Las ideas de este autor conducen a lo que tambien podria
mos nosotros en interaccion con aquellas personas que acompana­ ser la responsabilidad del etnografo ante la vida, la busqueda de
ron el proceso de campo. No obstante, existe un riesgo en privilegiar "salidas y caminos para todos."
10 autobiogratico [como en el modo confesionalJ. pues esto no sue Ie Resumiendo, aun siento confianza en el quehacer etnogratico.
ser 10 que esperan los lectores de textos etnograticos, incluyendo a sobre todo en el emprendido por los investigadores jovenes, que son
quienes nos dieron permiso de convivir algun tiempo en sus mun­ mucho mas capaces de nivelar 0 de invertir la asimetria moral inhe­
dos. Resulta ineludible buscar un equilibrio en el relato de la expe­ rente a la relacion de campo. La busqueda conjunla de las pregun­
riencia, sin la pretension de hablar por otros. perc con la conviccion las que interesan tanto al investigador como a los habitantes de
de tener algo que decir sobre 10 que se aprendio entre ellos. cada localidad, generalmente, apunla hacia afuera y hacia arriba,
Aqui aparece otra disyuntiva, para lo cual es utilla lectura de un hacia la comprension de las fuerzas, los mecanismos y los procesos
texto de Elias Canetti [2004) que aborda "la responsabilidad de que expliquen su situacion de vida y hacia la invencion de tacticas
narrar". Detras de su reflexion queda la afirmacion: "En verdad, na­ [de Certeau, 1996) que apoyen su lucha cotidiana y sus multiples
die puede ser escritor, narrador. si no duda seriarnente de su dere­ resistencias frente at poder.
cho a serlo". Canetti retoma una anecdota tal vez conocida. del Se que es dillcil encontrar los momentos de acuerdo en que se
hallazgo fortuito de una libreta entre los escombros de una ciudad entrelazan los marcos de interpretacion de varias personas, entre
bombardeada. En ese cuaderno, esta escrita la frase: "si realmente todos los desencuentros del trabajo de campo. A la vez, conllo en la
hubiera side un escritor, habrfa evitado la guerra". Canetti confiesa identificacion con el impulso inherente a la humanidad de narrar su
que su primera reaccion fue considerar est a frase como una "enor­ historia y, ante ello, la validez de asumir la responsabilidad de con­
me presuncion", pero poco a poco acepto la seriedad del asumirse tar una pequena parte de la experiencia que vivimos en et campo,
responsable que comunicaba este autor desconocido. Proponia aquella que mas refleje la com prension construida en cornun. Esta
escribir ante una guerra, hecha inevitable en gran parte por el "tras­ responsabilidad nos autoriza a producir relatos que den nuevos sen­
tocamiento deliberado y reiterado de muchas palabras" [no hay mas tidos a la vida y que senalen las salidas que todos necesitamos.
que pensar en la guerra ordenada por el presidente estadounidense Asumir, ademas, la conciencia de "ta metamorfosis ineludible"
Bush para confirmar este procesol. Y agrega Canetti: ··Entonces. si de la experiencia colectiva nos obliga a encontrar maneras de entre­
las palabras son tan poderosas, tam bien, GPor que no poddan impe­ lazar la experiencia vivida en un momento, en el campo, con el
dir la guerraT. escrutinio de la memoria registrada en la palabra 0 el archivo. Ala
Algo nos debe decir esta anecdota acerca de "la responsabilidad accion de describir 10 que se presencio se Ie suma, asi, ta responsa­
de escribir" como parte del quehacer de la etnografia. Canetti bilidad de narrar como llego a ser, para contribuir a la tarea pen­ <{
(

<{
asume esta responsabilidad par las palabras a pesar de reconocer diente de imaginar como podria el mundo llegar a ser de otro modo. r.1
u n:
z "con profundo sentimiento un fracaso absoluto", pues "solo una <''1
(:)
UJ
ir porcion de la experiencia [del narradorJ fluye a su obra". Situa al I
w

X
narrador frente a un mundo caotico, entre "la metamorfosis ineludi­ '""\
UJ Ll
ble" y "las multiples creaciones de la gente [...J que constituyen una
:3 III
0:: herencia inagotable", La experiencia etnogratica es una expresion
<{
0::
0::
de esa metamorfosis: nos transforma, transforma nuestra concien­
<{
cia y nuestro saber, nuestro sentir y nuestro ser, en ese entrecruce

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