Está en la página 1de 71

':l: ..

~ ¡;j
t"'" :ll
C'l
n
.... ~
~
Z '1:l
""
~
""
::1
- ~
n
o
><
en
~
n
....
~
z
n
....
>
CAPÍTULO Xl

LAS DISTORSIONES CULTURALMENTE IMPUESTAS

Los hábitos mentales regulados socioculturalmente pueden inter­


nalizarse o asimilarse tan cabalmente que el científico llegue a ob­
tener tanta satisfacción inconsciente con las distorsiones mismas y
con su obediencia a las exigencias sociales como Milton después
de justificar "las obras de Dios para con el hombre".
Es inevitable que haya cierta conciencia de esos hábitos menta­
les -aunque no siempre se reconocen como causa de disloTsión­
en las sociedades que esperan del científico que justifique las ideas
imperantes, en sociedades donde el científico está, en algunos res­
pectos, en una posición psicológica privilegiada. Ni siquiera tiene
el científico que aparentar para consigo mismo que su pensamien­
to es culturalmente neutral. En cambio, allí donde se le permite
profesar una neutralidad ideológica o proclamar que la luna es
de queso, la misma existencia de leyes que protejen la libertad
de investigación puede darle una excusa para escotomizar las pre­
siones latentes que guían, impulsan, engañan, o seducen su pensa­
miento y lo llevan por las antiguas rodadas. Es precisamente el
científico de una sociedad libre el que menos puede tomarse la
libertad de delegar en la colectividad la tarea de proteger su inde­
pendencia intelectual. Es él quien debe vigilar con suma atención
su propia mente y asumir la plena responsabilidad de su integridad
intelectual. Porque es e~as sociedades libres dondsJ~ inYisible..
P.9li~ta..de.L.R.eIlsa~ieiü~. opera con iñ.~fó(~~~c~cia;··precisamente
pOIq!lf:.. IlQ .se cree que. existe. El científico que quisiera ftenética­
mente ;¡brirse paso a como diera lugar para escapar de una prisión
tangible podría, como algunas aves migratorias, seguir ciegamente
señales apenas visibles, de cuya existencia misma no tiene conoci­
miento.
Probará este punto un ejemplo afectivamente neutral.
Caso 117: Según E. T. Bell (1937), Henri Poincaré sabía al de­
dillo todo lo necesario para formular la teoría de la relatividad y
de hecho, él mismo fue el creador de buena parte de ese conoci·
miento. Pero no pudo dar el paso final y decisivo sencillamente
porque para entonces estaba ya demasiado viejo como para renun­
[169]

i
,., '( /. o , "'... ,<
.. _. ~ . . /--.-- r' ';
't-..(J\;~'''''-}\ ." ~~
1
;---
1.10-----=------,--
........
~ EL CIENTfFICO y SU CIENCIA DISTORSIONES CULTURALMENTE IMPUESTAS 17l
é/ ciar a la C~!ill1J,1u'~que había tenido toda la vida de pensar en eso es fácil concordar con Marbe (1916-19) en que la pauta cultu­
. . térnrtlrOSñewtonianos. ral a veces prescribe la trayectoria del pensamiento tan rígidamen­
En una ciencia que cambia rápidamente, como la física, se da te que resulta en extremo difícil pensar con independencia.
por sentado que los creadores de las innovaciones radicales serán Algunas presiones culturales son bien francas.
jóvenes que no se hayan interiorizado cabalmente de los hábitos Caso 119: Un gran investigador de psiquiatría decía de un pro­
mentales existentes. Creo que otro tanto sucede con las ciencias de yecto que se debía a él mismo: "Es lícito que administremos hor­
la conducta: La mayoría.de nqsotros.pasamos lil...yjda d~s-an:Qllan­ monas sexuales a los esquizofrénicos para contrarrestar su falta de
~Q.... id.eas básicas-·que (ormula~os en nuestra juveJ.ls~d. Así por libido. Pero ¿hemos de permitirles también acercarse a una mujer?
ejemplo, muchas de mis propias contribuciones a la teoría etno­ Claro está que no."
psiquiátrica estaban prefiguradas en aquellas partes de mi diserta­ Algunos experimentos potencialmente válidos deben realizarse
ción doctoral que me vi obligado a borrar porque me habían dicho
en secreto y sus resultados comunicarse a los colegas sólo en pri­
en términos nada equívocos que dejara la teoría para los mayores.
vado:
El atractivo de los modelos de pensamiento consagrados parece
Caso 120: Kinsey (1948) menciona de pasada intentos experi­
ser especialmente fuerte en la ciencia del comportamiento.
mentales de cruce entre hombre y mono, pero no cita sus fuentes.
Caso 118: Muchas teorías psiquiátricas modernas se configuran
sin saberlo siguiendo modelos de pensamiento no científicos, pu­ Algunos científicos que han reunido datos poco comunes se sien­
ramente culturales (Devereux, 1958b), mientras que en otros in­ ten obligados a explicar que no los recogieron de un modo prohi­
fluyen los modelos de pensamiento tradicionales de la medicina bido (caso 75) o tienen buen cuidado de idear dispositivos expe­
(Scheffen, 1958). rimentales que no violen determinados tabúes.
Para el científico del comportamiento, uno de los modelos de Caso 121: En ciertos estudios experimentales· de la fisiología del
pensamiento más seductores es el creado por los físicos. Los inten­ coito sólo se emplearon coma sujetos parejas casadas. Por otra par­
tos de copiar este modelo suelen llevar a experimentos con ratas, te, se desatendió el tabú de no presenciar el coito.
supuestamente psicológicos, que no sólo no nos dicen nada acerca Innecesario es mencionar que la "osadía" de un experimento no
de la psicología de la especie rata, sino que en realidad culminan quiere decir nada de su bondad intrínseca.
en un "modelo de pensamiento de la rata" casi platónico ("stat. Caso 122: Se dice que una institución científica despidió a va­
rata") que, si bien técnicamente semejante a algunos conceptos fí­ rios científicos por estudiar la fisiología del coito. Creo que los
sicos legítimos,! la verdad es que no tiene relación con las reali­ (r despidieron por una razón errada. Los debían haber despedido
dades psicológicas, humanas ni animales, puesto que elimina lo por creer que las reacciones de sujetos observados, filmados y car­
psicológico de la psicología. En cambio, si se nos permite una hi­ 1
gados le instrumentos podían arrojar luz sobre el acto de amor.
pérbole, los modelos de pemamiento del físico son, si acaso, aún \ Farber criticó convincentemente (1964) un proyecto semejante.
¡
más matematicofísicos que su realidad inorgánica. El científico puede incluso verse obligado a adoptar la técnica
La imitación impropia de la teoría física por algunos teóricos del "vestido nuevo del Emperador", escotomizadora de la realidad:
del aprendizaje conduce inevitablemente a un género de psicolo­ Caso 123: Los griegos habían antecedido en parte a los descu­
gía en que las teorías diferentes ya no se derivan de hechos dife­
brimientos de Galileo. El delito de éste fue decir en alta voz lo
rentes 2 sino de diferentes tipos de experimentos, dispuestos de
que muchos estudiosos sabían ya (caso 282).
modo que sustenten una teoría particular del aprendizaje. En se­
mejante estrategia operacional, el prototipo de la física ya no hace Los factores subjetivos influyen también en la actitud del cien­
de modelo científico bona ¡ide, sino de ideología seductora. Por tífico respecto a los descubrimientos de los demás.
Caso 124: Un científico citó una vez aprobatoriamente la apre­
1 Cómparese la observación de Dirac: "El electrón es una ecuación dife­ ciación de Bender y Blau (1937) dp que no son del todo perju­
rencial:' diciales los efectos del coito con adultos en los niños. Después de
2 La óptica (corpuscular) newtoniana se derivó primordialmente de una ex­
plicación de la reflexión de la luz. La óptica fresneliana (ondulatoria) se derivó haber sido padre de una niña, el mismo científico escribió otro
de las explicaciones del fenómeno de interferencia. artículo en que no sólo no mencionaba esos datos y el respaldo que
/>-'1.....
\
17~ \ EL CIENTÍFICO Y SU CIENCIA
DISTORSIONES CULTURALMENTE IMPUESTAS 17~
anteriormente les había dado él, sino que calificaba el seducir a antiguos modelos culturales de pensamiento compulsiva e insus­
. ,-niños de indicativo de grave enfermedad psíquica. 3 tancialmente vueltos del revés (Devereux. 1940b), o bien -como
Siendo el innovador a veces un sujeto difícil de tratar, la socie· la psicología analítica de Jung- una visión del mundo obsoleta y
dad suele arreglárselas para castigarlo de modo que resulte casi trasnochada disfrazada de lo que llama La Barre (1966) "teología
imposible demostrar que lo castigó por su originalidad y no por liberal" seudocientífica.
su conducta disidente. Este método puede emplearse también para Caso 127: Stravinski sólo consiguió superar la desdichada ten·
impedir toda averiguación de los aspectos más insólitos de una dencia de sus líneas melódicas a oscilar entre la tónica y la domi­
disciplina consagrada. nante ciñéndose el corsé de la chifladura dodecafónica. que lo hace
Caso 125: Hasta que en 1958 fue promovido Weston La Barre al imposible. El caso del neofreudiano "culturalista" es muy seme­
profesorado de tiempo completo, ningún antropólogo psicoanalí­ jante: cae del psicoanálisis malo en la antropología peor.
tico tuvo jamás el título de profesor titular en ningún departa­ No podemos desprendernos por entero de la influencia de los
mento norteamericano de antropología. moaeToS--culturales que nos enseñan tanto aobeilec-er-mrrIo a re­
Caso 126: Antes de la era atómica, muchos físicos nucleares hoy belarnos (Gluckman. 1953). ni la fecundidad de determinado- modo-..,.
famosos desempeñaban papeles muy secundarios en los departa­
mentos de física a que pertenecían.
de pensaf' depende de que sea o no convencional. Un modelo es l'
fecundo si es consciente y representa una sublimación; y es estéril '1,
Estos hechos llaman particularmente la atención si observamos e inútil si se trata de una defensa inconsciente. Aunque no poda- 1 ¡
que incluso la rebelión contra un modo particular de pensar de­ mos ser todos genios, sí hay muchas maneras de evitar el ser unos'
terminado culturalmente suele justificarse apelando a otro modelo tontos.
de pemamiento -igualmente cultural- (Kahn, 1962).
Una rebelión compulsiva y poco considerada -por su motiva·
{
ción inconsciente- contra los modos de pensar tradicionales tam­
poco es necesariamente, claro está, creadora. El rebelde compulsivo
sólo suele descubrir problemas nuevos. pero es muy po-co--Clpa:cde­
~lverlos, sencillamente pórqtie, adHerencia delpimlero debue­
na je,rio -lo mueven sublimaciones sino una necesidad inconscien·
fe -de rebelarse e impugnar. Por consiguieñte: sus plariteamientos
s'uelen estar fommiados tan indebidamente que no se les puede
dar una solución científica mientras no los redescubren y rep1an­ 'j
~~ tean en su forma debida, s~lucionab~e, científico~ ~enuinos.~
1
" Naturalmente, la ortodoXIa angustiada de la VIeja guardIa des-
provista de talento es tan estéril en la ciencia y las artes como la 1
angustiada heterodoxia del rebelde desprovisto de talento (Kahn,
1962), que trata de disfrazar su falta de inspiración con extrava·
gancias puramente externas y que por lo tanto no importan en
la ciencia -o las artes-. y además suelen no ser otra cosa que los

• Las nociones ~ubjetivas de lo que puede ser "verdad" hicieron que SieboJd
rechazara el trabajo de N. 'Vagncr acerca rle la peculiar reproducción de un
jején (Wigglesworth, 1964). Beattie sigue atacando el desciframiento, general­
mente aceptado, de la escritura lineal B por M. Ven tris (Charlwick, 1958). Este
comportamiento equivale a una fausse non-reconnaissance (Devereux, 1951a,
1967c).
• Precisamente de este tipo son el "planteamiento de problemas" de Groddeck.
o W. Reich 'f el de Korz'fbski 'f sus partidarios en lógica 'f psiquiatría .

• tíWCh0· ..... ,.
ANTECFDENTES SOCIALES 175

CAPíTULO XII
desempeña un papel importante en el pensamiento psicológico de
Europa occidental. En cierto sentido, la influencia de los factores
LOS ANTECEDENTES SOCIALES DEL CIENTíFICO ideológicos es análoga a la ejercida por las afiliaciones cultural,
de clase y ocupacional y difiere de la última primordialmente por
solerse manifestar en la forma de un sistema postulacional formal
y explícito.
La influencia de la ideología del científico occidental en su tra­
bajo es particularmente difícil de explorar, en parte porque él se
interesa poco en su propia ideología o tiene poca conciencia de
Se ha estudiado relativamente poco la influencia que ejercen la
ella. Esto en sí es un fenómeno cultural. Es un reflejo de la in­
ideología del científico y su condición étnico-cultural, de clase y quietante heterogeneidad e incoherencia de la actual ideología oc­
de ocupación, operando dentro del marco de ciertas tendencias de
cidental; casi la única ideología en perfecto estado y coherente
la historia de la cultura, así como de las modas científicas. Sucede
de occidente es en la actualidad la de la religión. Su prestigio no
esto incluso con los biógrafos que cuando escriben de poetas o
se debe a ninguna contribución sustancial que pueda hacer al
novelistas suelen poner de relieve -aunque a veces de modo poco
modo de vida occidental sino sencillamente al hecho de ser la úni·
convincente- la influencia de los antecedentes en su obra, pero
ca ideología sistemática con que cuenta el hombre occidental, que
por lo general no lo hacen con los científicos ... quizá por eso
sólo parece saber qué es lo que no quiere. El hecho de que toda­
de que la ciencia es suprapersonal. Las pocas excepciones a la re­ vía no se formule una ideología original de la libertad explica
gla no son muy satisfactorias.
en parte también el inter~s. aterradqr(l!J1~n~e_~~c_a_so_qu~_ tit:n_~ eJ
Caso 128: En lo relacionado con el insight real, poco cabe es­
occide~tal por su. 010([0-d<: vida (Devereux, 1956a). Pero sólo el
coger entre la acusación que hace Jung al psicoanálisis de ser una ocCidente está hoy en condiciones de formular una ideología co­
ciencia manchada por la condición de judío de Freud y la "de­
rrespondiente a su ideal del Yo racional y no al código brutal y
mostración" por Bakan (1958) de que el descubrimiento del psico­
negativo del irracional Superyó.
análisis por Freud fue inspirado en parte por la tradición mística Este hecho explica por qué abundan los estudios excelentes acer­
judía. Bakan no demostró que en el tiempo en que Freud descu­
ca del trasfondo ideológico de la ciencia de grupos primitivos,
bría el psicoanálisis supiera algo del misticismo judío y desdeñó antiguos, extraños y sobre todo de los hostiles, mientras que son
el hecho de que todos los misticismos se parecen, lo que significa "¡
pocos y dispersos los estudios relativos al trasfondo ideológico de
que con igual justificación podríamos aducir que el psicoanálisis la ciencia occidental.
fue inspirado por el orfismo, el gnosticismo o el budismo zen. Casi Los pocos estudios existentes de este tipo analizan además no
todas las semejanzas entre el pensamiento místico (judío) y la tanto la influencia de las ideologías conscientes y explícitas en la
teoría psicoanalítica se deben al hecho de que uno y otra se ocu­ labor científica como la de los modelos de pensamiento culturales
pan en los procesos psíquicos inconscientes. Bakan simplemente no explícitos (Devereux, 1958b), radicados más bien en la pauta
olvidó que lo importante en el psicoanálisis no es la materia de cultural no explícita y no en una ideología explícita.
que se ocupa, sino sus perspectivas y su método (capítulo XXIV). Idealmente, claro está, la ciencia progresa con rapidez máxima
Se reconoce que el misticismo y el chamanismo han explorado mu­ cuando está relativamente libre de las trabas de una ideología ex­
chos aspectos del inconsciente, pero han tratado lo irracional irra­ plícita o de un patrón cultural implícito, y es un valor cultural
cionalmente, mientras que el psicoanálisis lo ha tratado racional­ autónomo. Pero esto ha sucedido raramente en la historia: casi
mente (Devereux, 1961a). siempre la ciencia -y sobre todo la de la conducta- está inextri­
La ideología del científico -que es producto de una cultura '1 cablemente enredada en las mallas de la ideología y de la pauta
a la que pertenece- influye de modo radical en su obra, como se cultural (Devereux, 1958b).
ve por el hecho de que hay alguna forma de teoría conductista I Dado que, como ya dijimos, el hombre occidental no suele con­
tar con una ideología explícita y coherente, la influencia de los
subyacente en la mayor parte de la labor psicológica realizada en
Estados Unidos y en toda la realizada en Rusia, mientras que no ,Llrngm,mo,
1

d, idoologla que pueda tme, " mauili'''a pdudpal.


[174]
ANTECEDENTES SOCIALES 177
EL cIuiTlFICO y SU CIENCIA
176 Caso 131: El trabajo de Li An-che (1937) sobre los ZUÍÍIS, que
mente por medio de sus afiliaciones étnico-culturales, de clase y es bastante bueno, recibió al principio una atención un poco exce­
ocupacionales, y por eso nos proponemos estudiarla en función de siva porque la convergencia (parcial) de sus apreciaciones con las
estas variables. de trabajadores de campo norLeamericanos se consideraba prueba de
El carácter étnico, que implica la adopción de un punto de vista la exactitud sin deformación tendenciosa de origen étnico que te­
o marco de referencia para apreciar la realidad, es una causa prin­ nían las apreciaciones de investigadores anteriores. Es más, sus
cipal de distorsiones. Además, las consecuencias científicas del he­ apreciaciones divergentes fueron aceptadas como verdades del Evan­
cho de que prácticamente toda nuestra información y teorización gelio. Nadie tomó en cuenta que si bien Li era un chino formado
acerca de la conducta es obra de los científicos del comportamien­ en China, sus estudios habían sido con obras de occidentaleS. Tam­
to occidentales ha sido pasado por alto en gran parte incluso por poco se le ocurrió a nadie que su formación china era una fuen­
sociólogos enterados, muchos de los cuales se interesan más en la te de deformaciones (diferentes) y no garantía de objetividad
"sociedad" y la ciencia que en las personas que constituyen la pri­ perfecta.
mera y crean la segunda. Además, buena parte de la ciencia de la Las obras de etnografía de los autores no occidentales son in­
conducta no sólo es el producto de la cultura occidental sino que apreciables si se emplean con sabiduría y sumamente engañosas
se basa primordialmente en el estudio del hombre occidental. si uno da ingenuamente por sentado que sus informes de campo
Casi la única psicología que empleó desde el principio datos rela­ son del todo objetivos. Este autoengaño data por lo menos de las
tivos a los no occidentales en la formulación de su concepto básico Cartas persas de Montesquieu, por más que las obras etnográficas
del hombre es el psicoanálisis. Esto acaso explique por qué toda­ de un Herodoto, un Abén Batuta o un Li se caracterizan por un
vía es el psicoanálisis -para todos los fines prácticos- la única "astigmatismo" cultural específico no menor que el de las obras
psicología que se ocupa ante todo de lo que es distintiva y singu­ de los autores occidentales.
larmente humano en el hombre (Devereux, 195!lc, 1958c, d).l Caso 132: El empleo de largos látigos como armas descrito en
La ciencia de la conducta en su conjunto se muestra resignada un enigmático pasaje de Herodoto (4.3.4.) a propósito de los esci­
o indiferente a la influencia que los antecedentes étnicos (cultura­ tas es probablemente un hecho, pero de tal modo mal entendido
les) del investigador ejercen en su labor y sólo trata de contrarres­ que sólo se puede desentrañar su significado si tomamos en cuen­
tarla en casos excepcionales. ta la parcialidad específicamente griega de Herodoto, que le hizo
Caso 129: Cuando en 19!12 me envió Kroeber a los mohaves, dijo: suponer que los hijos de los esclavos bárbaros tenían un temor in­
"Le propongo que estudie su vida sexual. No tenemos hasta ahora nato a los látigos. Lo que aquellos rebeldes temían en realidad
ni un solo informe satisfactorio acerca de la vida sexual de los era, según creo, el largo látigo empleado a manera de lazo -o más
indios americanos, en parte porque, a diferencia de los mohaves, bien como un tipo de bola- como el que todavía emplean los
la mayoría de los indios son algo reticentes en estas cuestiones, pero vaqueros húngaros (csikós). Es decir: temían simplemente a la
principalmente debido a los remilgos de los antropólogos norteame­ captura, más que a la muerte en el campo de batalla.
ricanos. Usted, que es europeo, podría así hacer una valiosa apor­ No es nada fácil leer de modo inteligente un informe etnológico
tación a la etnografía de América." escrito por un no occidental.
Caso 130: Habiendo decidido patrocinar un proyecto de inves­ Al esmdiar el informe de campo de un occidental debemos to-
tigación en gran escala acerca de los negros norteamericanos una mar en cuenta solamente:
organización norteamericana, pedí a un sabio sueco, Myrdal (1944) 1] La parcialidad o tendenciosidad étnica de sus informantes, y
que la dirigiera porque un sueco podía indagar este peliagudo 2] la parcialidad étnica del autor, que se asemeja a la nuestra.
problema más objetivamente que un norteamericano. En cambio, cuando estudiamos, por ejemplo, lo que dice un
Alguna que otra vez se hace el intento de enviar trabajadores chino de los zuñis debemos tomar en cuenta:
de campo no occidentales a tribus ya descritas por científicOs oc­ 1] La parcialidad étnica de sus informantes (zuñis),
2] la parcialidad étnica del autor (chino), y
cidentales. !l] nuestro propio "astigmatismo" en relación con:
1 Véase, per contra, la metamorfosis cultural del psicoanálisis en Japón (Mo­ a] la cultura de la tribu estudiada por el autor (chino),
loney. 1953). 1
~
178 EL CIENTÍFICO Y SU CIENCIA ANTECEDENTES SOCIALES 179
b] la cultura del autor (o sea nuestra idea de la cultura china) Cook estimulara los empeños misioneros protestantes en Polinesia,
c] y nuestra propia cultura. mientras que los informes de Bougainville incitaran a enjambres
Para emplear una analogía geométrica diremos que si estudia­ de rebeldes sexuales a huir, al menos con la imaginación, de la
mos un informe etnológico escrito por un occidental, nuestro modo "antinatural" y anafrodisiaca Europa rumbo a la Citera de los Ma­
de ver la cultura que describe puede compararse con un cálculo res del Sur. Estos dos tipos de gentes se hicieron a continuación
de distancia "a ojo", y todos sabemos más o menos cuán deficien­ "expertos" en la vida sexual polinesia. Por ejemplo, muchos misio­
tes son las mediciones realizadas por el ojo. Si empleamos inge­ neros insistían en que sus neófitos hicieran camas individuales para
nuamente una fuente no occidental, la idea que nos da ésta se ase­ dormir en ellas. Esta regla parece inútil a menos que comprenda­
meja también a un cálculo de distancia a ojo. " pero sin conciencia mos que es más fácil y menos ruidoso visitar a una muchacha en
de las insuficiencias específicas de ese "ojo" en particular (el chino, su petate que en una cama crujiente. 2
~ por ejemplo). Mas si empleamos la fuente occidental junto con Tanto los vagabundos como los misioneros se hicieron empero
t una china, por ejemplo, en forma experta y teniendo presentes las expertos de un tipo muy especial. Hay indicios de que al llegar
.. ~: insuficiencias específicas (ddormaciones tendenciosas, astigmatis­ a Polinesia con ideas preconcebidas manipularon -quizá en parte
mos) de ambos "ojos", la precisión del conocimiento que alcanza­ sin darse cuenta de ello-- a los isleños de modo tal que obtuvieron
¡ mas puede compararse con la que se puede obtener por medio de el comportamiento que de ellos esperaban. Los vagabundos, con
f la t~l~ción. dinero para gastar, solían trasformar en prostitutas a muchachas
, Diciéndolo de un modo algo diferente, desde el punto de vista que estaban simplemente acostumbradas a la actividad sexual pre­
de un occidental, el informe de campo de un occidental acerca de conyugal. Los misioneros consiguieron un resultado análogo al tras­
una tribu primitiva es como un diagnóstico sucinto basado en un formar una sexualidad sincera en pecado excitante. Cuando los
test nuevo, cuyas mañas todavía no conocemos bien. . misioneros de cierta isla hicieron obligatorio el que las mujeres
Las observaciones que anteceden sólo toman en cuenta las de­ se pusieran una bata suelta, nació entre los isleños una curiosidad
formaciones etnocéntricas. La misma "triangulación" puede lograr­ sexual tan obsesiva que los misioneros se vieron obligados a cam­
se también tomando en cuenta las diferencias psicológicas, por biar de regla y multaban a toda mujer que se cubría los pechos
ejemplo, entre Fortune (1932b) por una parte y Fletcher y La fuera de la iglesia (Festetich de TaIna, 1903).
Flesche (1905-6) por la otra al estudiar sus respectivos informes En un sentido limitado, los vagabundos y los misioneros no sólo
acerca de los omahas. sobrestimaron la "masa social" (Devereux, 1940a) de la sexualidad
Estos hechos nos hacen comprender algo muy simple: que la polinesia. sino que contribuyeron de muchos modos a incremen­
distorsión etnocéntrica, específica de cada cultura, es inevitable. tarla.
En lugar de deplorarlo, debemos tomarlo en cuenta como una Otro tanto parece haber sucedido con la belicosidad y las nor­
causa de error sistemática. Haciéndolo así, y comparando dos in­ mas de valentía de los indios de las praderas. Los intentos norte­
formes acerca de la misma tribu por autores pertenecientes a cul­ americanos de penetrar en aquellos llanos y dominarlos, obligaron
turas diferentes y/o con personalidades de distinto tipo de modo a los indios, que se veían entre la espada y la pared, a desplegar
tal que descubramos los errores sistemáticos del autor A y los "co­ increíbles recursos de ingenio y valor para combatir con sus con­
rrijamos" calibrándolos con los (diferentes) errores sistemáticos del trincantes, mejor armados y disciplinados... cualidades que no
autor B -y viceversa, naturalmente-, por esta "triangulación" po. tenían que manifestar a tal grado peleando con otras tribus in­
dernos llegar a una objetividad que será superior a la de cualquiera dias, armadas más o menos como ellos. A su vez, esto deslumbró
de los dos autores. a los observadores norteamericanos, que no tardaron en empezar a
Caso 133: Los datos de Cook y Bougainville acerca de la sexua· exagerar el papel de la guerra en la sociedad de las praderas, así
lidad polinesia son más o menos igual de precisos e imprecisos. como la hondura histórica de esa norma, sin tener en cuenta el
Los de Bougainville muestran que Cook ponía de rePeve sobre hecho de que fueron las pr~siones de los norteamericanos las que
todo la "inmoralidad" de los polinesios; las notas de Cook reve·
lan que Bougainville idealizaba los aspectos "idílicos y naturales" I Debo. los datos que anteceden al doctor M. L. StolJer, quien hizo un es­

de la vida sexual polinesia. De ahí que la publicación del relato de tudio especial de los misioneros en los Mares del Sur.
180 EL CIENTIFICO y SU CIENCIA
ANTECEDENTES SOCIALES 181
"jI
obligaron a aquellos indios a ser más guerreros de lo que nunca ! personas escudriñan las complejidades de su cultura, y aun quizá
habían sido. Como señalaba Linton (1956), la inmensa mayoría de no sean capaces de hacerlo, porque sus defensas de origen cultural
los relatos personales recogidos por los primeros antropólogos sobre les ayudan tanto como les obligan a escotomizar ciertas implicacio­
los indios de las praderas pertenecen sobre todo a las actividades nes latentes. Esto explica algunos defectos de la sociología, que en
bélicas y descuidan otros aspectos de la vida. En cierto sentido tanto estudia nuestra propia sociedad, es "autoetnografía", sujeta
llegó a haber algo semejante a una conjura entre los informantes i a la paradoja de Epiménides (capítulo II).
de los indios de las praderas y los antropólogos para maximizar t Caso 134: Mi mejor informante sedang exclamó una vez: "¡Nun­
el papel, de por sí verdaderamente grande, que desempeñaba la \ ca había advertido que hubiera tantas cosas en nuestra cultural"
I
guerra en la cultura de dichos indios. El haber elegido por infor­ ) Caso 135: Habiendo obtenido una serie de creencias mohaves
mantes a guerreros famosos hizo lo demás. En cuanto a la cuestión anteriormente no comunicadas acerca de los gemelos y completa­
de la "hondura histórica", aunque todo antropólogo sabe que la mente en desacuerdo con la serie principal, me coStó trabajo per­
forma de guerrear en las praderas sólo apareció después de la in­ suadir a mis informantes de que las dos series de creencias eran
troducción del caballo, probablemente en el siglo XVII, los aspectos lógicamente -ya que no psicológicamente- inconciliables (Deve­
reactivos y de antiaculturación de la norma guerrera de los indios reux, 1941).
de las praderas tendían a ser pasados por alto. En el mismo sen­ Ni siquiera la formación antropológica nos protege de las ten-l
tido, la norma totalitaria e intelectualmente atrasada de Esparta denciosidades y los puntos ciegos cuando se trata de nuestra propi:/
nació solamente a consecuencia de la desesperada lucha de los es­ cultura.
partanos por la posesión de Mesene; antes de la guerra mesenia, Caso 136: A principios de 1957 me utilizó Margaret Mead como
Esparta estaba civilizada (Huxley, 1962). La única diferencia es informante acerca de la cultura húngara. Fue una experiencia me­
que la pauta belicosa de los indios de las praderas duró unos 200 morable, que aumentó aún más mi fe, ya grande, en la validez de
años, mientras que la de Esparta duró mucho más. los datos recogidos sobre el terreno, puesto que su destreza para
Las anteriores consideraciones no tratan de minimizar la vali­ interrogar al informante -a mí- era maravillosa. Al pasar la en­
dez objetiva del concepto de tema dominante ni la masa sociocul­ trevista de la averiguación de hechos al sometimiento a test de al­
tural de esos temas ni su validez como medio de distinguir entre gunas de las inferencias ad hoc de Margaret -que pude confirmar
los diversos tipos culturales. Sencillamente indicamos que las dife­ en su casi totalidad- empecé a comprender que ella veía muchos
rencias temáticas entre culturas tal vez sean menos marcadas y las aspectos de la cultura húngara cuya existencia yo ni siquiera sos­
actividades relacionadas con los temas dominantes tal vez consuman
menos tiempo en la realidad que en el papel. De cualquier modo, pechaba (caso 134). )
Luego las autobiografías de los indígenas y las autodescripciones
las personas y las culturas se parecen más que se difierencian, sen­ culturales sólo son útiles teniendo presente que el pertenecer a la
cillamente porque todos los seres humanos son primero humanos sociedad que uno describe es una fuente de escotomas y crea dis- '
y sólo en segundo lugar son esquimales o bantúes, y porque todas torsiones tan grandes como las que uno halla en la imagen que
las culturas son muestras auténticas de la Cultura, definida como de sí se hace el hombre normal no analizado. Además, con fre­ I
un producto del hombre, característico de la especie; solamente de cuencia olvida uno que toda descripción de la cultura de un autor
modo secundario son muestras de una zona cultural. De hecho den­ semejante se dirige conscientemente a lectores de otras culturas ...
tro de ciertos contextos es legítimo_ ver en cualquier cultura, tal hecho que deforma notablemente sus datos y disquisiciones. Esto
y como se le comunica al niño, tan sólo un modo particular de en sí nos hace dudar de la validez de la opinión filológica clásica
humanizar un organismo -que originalmente sólo es definible en según la cual es menester estudiar a los griegos exclusivamente de
términos zoológicos- (Devereux, 1956a). acuerdo con lo que queda de sus escritos y su cultura, sobre todo
Actualmente se hacen intentos de contrarrestar las' distorsiones dado que los filólogos tratan tales datos como "autoetnograffa". \
de este tipo alentando, por ejemplo, a los africanos cultos para 1. Los intentos de reivindicar nuestra cultura pueden incluso
que describan su propia cultura. Esta sana idea no debería suscitar hacernos defender insensatamente prácticas dudosas.
esperanzas excesivas, porque "uno no puede estar en el panorama Caso 137: La homosexualidad fue siempre una norma aristocrá­
y tener al mismo tiempo una vista de él" (Gramont, 1929). Pocas tica marginal en Atenas (Plutarco, Solón, 1). Pero debido a sus

:<E1I:'
e. /

EL CIENTIFICO y SU CIENCIA

inclinaciones políticas y a la configuración de su personalidad,


ANTECEDENTES SOCIALES

leemos sabiendo que es la obra de un enemigo, clarividente pero


183

Platón (Simposio) insistía en que era la verdadera esencia del empedernido, de la democracia ateniense.
amor y por lo tanto de la verdadera nobleza. Caso 141: El mismo tipo oe tendenciosidad caracteriza también
2. El no occidental aculturado suele tratar de "embellecer" aqueo a la República de los lacedemonios del Jenofonte genuino. Su ideo­

f
llos aspectos de su cultura que podrían desagradar a sus lectores
occidentales.
Caso 138: El interesante libro de Soga (1932) acerca de los ama·
xosas trata de atenuar ciertas costumbres que a sus lectores occi­
logía antidemocrática y su admiración apasionada por las institu­
ciones oligárquicas de Esparta se revelan con suma claridad en el
capítulo XIV de esta obra, donde el observador ateniense objetivo,
Jenofonte, menciona muchas de las deficiencias fundamentales del
dentales podrían parecerles objetables. Según La Barre (sin fecha), sistema espartano, pero donde el teórico espartanófilo Jenofonte
otro tanto sucede con algunos informes indostánicos occidentalizados atribuye esas deficiencias a un declinar de las llamadas Institucio­
del hinJuísmo. nes de Licurgo, y no a los defectos fundamentales de esas institu­
3. La descripción que hace un autor aculturado de su tribu es ciones (Devereux, 1965a) (caso 345).
a veces la autocrítica pública de un "renegado". Caso 142: Las primeras crónicas húngaras, redactadas en un mo­
Caso 139: Los primeros datos relativos a los paganos húngaros, mento en que el poder del monarca era verdaderamente absoluto,
presentados por sus descendientes cristianizados, se parecen nota· aseveraban que las siete tribus húngaras originales estaban go­
blemente a un mea culpa en que se debate un orgullo ingenuo por bernadas por el jefe de la tribu principal, o sea por un antecesor
la valentía de las luchas de sus antepasados paganos con el horror de la dinastía de Arpád. En cambio, algunas de las crónicas escri­
de los cristianos ante la destrucción de sus iglesias, ante aquellos tas después de haberse instalado el feudalismo en Hungría, pre­
ritos y costumbres paganos, el idólatra consumo de carne de caba­ sentaban a Arpád, si acaso, como el prímus ínter pares (Hóman
llo y la bebida de leche fermentada de yegua. De ahí que el cuadro y Szekfü, 1941-43).
que aquellos escribas húngaros recién cristianizados trazan de la Caso 143: La antigua práctica etnológica de omitir de plano los
vida de sus antepasados fuera tan sensacionalista y casi tan con­ datos relativos a la sexualidad y la práctica misionera de describir
denatorio como el que pintaban los cronistas occidentales víctimas el comportamiento sexual primitivo en forma denigrante, para con­
de aquellos terribles paganos. Los relatos húngaros de las usanzas seguir apoyo a su labor, sólo hace poco se vieron superadas por
y las crueldades -horripilantes, lo reconozco- de los invasores mon­ la de publicar información objetiva. Este cambio refleja, natural­
goles (Rogerius) e incluso de las costumbres de los paganos inmi­ mente, un cambio semejante en las costumbres occidentales. Pero
grantes cumanos (culturalmente afines), también reflejan bastante merece mención de todos modos el que mientras los informes cien­
la influencia del hecho de que condenar las cóstumbres de mon­ tíficos más antiguos acerca de la sexualidad primitiva, como los
goles y cumanos indirectamente significaba también repudiar las de Mantegazza (1888), Ploss y Bartels (1927), Stoll (1908) y Wes­
costumbres -en aquella época todavía apenas empezando a caer
en desuso- de los húngaros paganos (Hóman y Szekfü, 1941-43).
No es difícil que se nos ocurran ejemplos de descripciones aná­
logas de tipo mea culpa que de su propia cultura hace algún re­
termarck (1901) conservaban todo el sabor de lo vivo y citaban
material de casos, los datos más recientes de este tema (Ford y
Beach, 1951) son en gran parte estadísticos.
El pertenecer a una clase influencia la labor del científico tan­
to como su afiliación étnica. .. unas veces para bien y otras para
¡
negado cultural contemporáneo.

t
En resumen, las autodescripciones culturales no son más obje­ mal.
tivas que las imágenes que de sí tiene una persona. Parafraseando Caso 144: Aunque los maestros de inglés han luchado durante
el ingenioso dicho de Bernfeld podríamos apuntar que hay tanta siglos por enseñar a los extranjeros a pronunciar correctamente
"contratrasferencia" en una autoetnografía como en un autoanálisis. los dos sonidos escritos "th", que yo sepa la primera persona en
Las tendencias históricas son culpables de otras distorsiones, tan­ indicar un método sencillo e infalible fue Herzog, quien señaló
to en la autoetnografía como en la etnografía comparadora de que bastaba con decir al alumno que ceceara. Sospecho que la in­
distintas culturas. geniosa observación de Herzog (1949) se debe a la clase a que
Caso 140: La República de los atenienses del llamado "Oligarca pertenecía. Intelectual húngaro de clase media, Herzog estaba sen­
Antiguo" (seudo-Jenofonte) nos da valiosísima información si la sibilizado negativamente a las particularidades del habla de algunos
~ EL CIENTÍFICO Y SU CIENCIA I\,NTECEDENTES SOCIALI!S 185
, ~ócratas húngaros, que pronunciaban la "r" de un modo par­ se trasforman en -y redefinen como- diablos. Esto ocurrió al co­
ticular y a veces ceceaban también. menzar la Edad Media tanto con los dioses de la Antigüedad clá­
El estatus ocupacional tiende a afectar a la labor antropológica sica (por ejemplo, "la gran maga Venus") como con las divinida­
de funcionarios y misioneros más que a la de los antropólogos pro­ des primitivas locales que habían sobrevivido al impacto de la re­
fesionales sencillamente porque -como en la situación psicoanalí­ ligión grecorromana.
tica- hay menos distorsión cuando el único objetivo del investi­ Caso 147: Un erudito, ingenioso y razonable misionero que ha­
\ gador es la investigación misma que cuando su labor tiene otro ~ bía hecho sólidas aportaciones a la etnología de los papúes me
fin ulterior. Además, la dist'orsión tiende a ser menor en los estu· aseguró personalmente que el diablo -representado por los "dio­
- dios de antropología aplicada -como la investigación de la salud ses" locales- estaba tan contrariado con los misioneros que había
pública- emprendidos por el bien de la tribu que cuando el ob­ acosado y amarrado a una de las monjas relacionadas con la misión.
jetivo último de la investigación es convertir a la tribu o subyu­ Además, en su excelente obra, bastante conocida, sobre los papúes,
1 garla. el padre Dupeyrat (1954) manifiesta su creencia en los dones so­
Caso 145: Muchos de nuestros informes más detallados de reli­ brenaturales -y no digamos malos- de los brujos indígenas y dice
I giones primitivas los escribieron misioneros, que sólo las estudia­ que uno de ellos casi consiguió matarlo a él incitando a una ser­
¡ ... , ron para remplazarlas más eficientemente por su propio credo: Esto, piente a morderlo. De modo semejante, el padre Dourisboure (1929)

'~l
naturalmente, los obligaba a demostrar que el paganismo era in· da a entender con bastante claridad que él destruyó la paraferna­
ferior al cristianismo y además lo bastante contrario a la política lia religiosa de una aldea bahnar recién convertida, no porque

~~
oficial como para justificar el apoyo administrativo a la labor mi· pudiera recordar a sus neófitos las prácticas paganas de que ha·
sionera (Priest, 1942). De ahí que incluso los informes exactos de bían abjurado, sino porque estaba tan seguro como los bahnares
Ci los misioneros acerca de las religiones indígenas destaquen -a ve­ de que en aquellos objetos moraban las divinidades locales, que

'4'~ ces hasta un punto bastante molesto- los rasgos de esas religiones
que resultan especialmente molestos para los cristianos. En otros
para él equivalían al diablo.
Al adoptar esta actitud, el misionero perpetúa realmente la creen­

I~{ casos, la religión de una tribu no se analiza en función de su pro­


pia lógica interna sino de las categorías básicas del supernatura­
lismo occidental. Esto conduce a distorsiones comparables a las
cia del neófito en la realidad de sus dioses ancestrales, sólo que
le enseña a temerlos y a considerarlos malos.
Caso 148: Cuando trabajaba entre los mois sedang supe que un
~-l que se producen cuando un lingüista aficionado escribe la gramá­
tica de una lengua no indoeuropea de acuerdo con las categorías I
funcionario indígena de escaso relieve estaba tratando de conquis­
tarse los favores de alguien recogiendo para él artefactos indíge-'
gramaticales latinas. Varias fallas menores de los excelentes infor­ nas antiguos. Lo que el segundo, persona seria y honorable, no sao
mes de Kemlin (1909-10, 1910, 1917) acerca de la religión reungao \
I bía era que el funcionario indígena no siempre compraba aquellos
de los mois constituyen ejemplos de este tipo de mal enten­ objetos, sino que a veces se los apropiaba sin más ni más. Por eso
dimiento. no me sorprendió el que unos visitantes de una aldea vecina me
Una causa de distorsiones particularmente notorias es la tenden­ dijeran que aquel individuo estaba planeando llevarse un antiguo
cia de algunos misioneros a creer, tanto como sus futuros conver­ escudo sagrado que pertenecía a su aldea. Como yo también esta­
sos, en la realidad de las divinidades de la comarca y en las facul­ ba tratando de obtener aquel escudo para el Musée de l'Homme,
tades mágicas de los chamanes indígenas. La única diferencia es me ofrecí a comprárselo, pero me dijeron que desgraciadamente no
que los primitivos ven en esos seres sobrenaturales a divinidades podían vender los objetos sagrados y por eso tenían que aceptar
y creen que las facultades de los chamanes son sobre todo bené· el que salieran por la fuerza de su aldea. Para entonces ya era yo
ficas, mientras que el misionero cree que esas divinidades son en­ un experto en triquiñuelas legales sedang y dije que "sería una
gendros locales del infierno y que las facultades del brujo son un verdadera lástima" que "robaran" el escudo (caso 420). Mis visi­
don del diablo. tantes agarraron la insinuación al vuelo y con un guiño me pro­
Caso 146: Es un lugar común en historia el que cuando un pue· pusieron la venta de los huevos que me habían llevado de regalo.
blo se convierte a otra religión no hayal principio pérdida de la Después de un pequeño regateo los huevos cambiaron por fin de
fe en la realidad y el poder de los dioses anteriores. Sencillamente manos por una suma que -de no haberse dado a entender que
,18 EL CIENTÍFICO Y SU CIENCIA

representaba un pago justo por el escudo- hubiera sido grotesca­


ANTECEDENTES SOCIALES 187;

tados con los jefes indios relativos a cosas sobre las que aquellos \
mente exorbitante. Mis visitantes me dijeron entonces que "te­ jefes no tenían una jurisdicción verdadera, les imputaban sistemá­
mían" que fuera "robado" el escudo en determinado día en que ticamente facultades que no poseían, para dar a aquellos tratados'
todo el mundo estaría trabajando en el campo, y con una an­ forzosos una apariencia de legalidad. Es al mismo tiempo proba­
cha sonrisa se despidieron. El día designado tácitamente dije a ble que esta imputación de facultades absolutas a los jefes no fuera
mi intérprete, Paul Deng -un reungao cristiano y ex eatequista­ del todo cínica y que se debiera en parte a las nociones puramente

JI
que fuera a "robar" el escudo para mí. Aquel joven, que no co­ occidentales acerca de la naturaleza de los poderes del monarca.
nocía en lo absoluto el temor físico, que había estado presente en Algo semejante ocurrió también en la compra por particulares de'
las negociaciones y sabía que nadie se lo estorbaría, parecía muy tierras poseídas por el grupo de los kikuyus (Leakey, 1952).
agitado cuando volvió con el escudo unas horas después. Me dijo En algunos casos, la organización política de una tribu es tan
que inmediatamente antes de tomarlo no sólo había rogado a los diferente de las teorías políticas occidentales que su análisis re­
santos que le protegieran contra los "diablos" nativos que en él sulta muy difícil incluso para los antropólogos experimentados.
"­ I
moraban sino que además, por si acaso, había informado a aque­
llos "diablos" que él no hacía más que obedecer a lo que le man­
Caso 151: Es mi opinión bien considerada que no entendemos'
verdaderamente la organización política primitiva de los mohaves
.!)
daban y que por lo tanto no era responsable del sacrilegio. ni en estas fechas podemos ya obtener los datos necesarios para'

~ El estatus ocupacional del aficionado a estudiar las usanzas suele


hacerle equivocarse en cuanto a la esencia de la costumbre cuyos
ello. Nuestras primeras fuentes españolas describían las funciones
del jefe principalmente en función de las ideas españolas acerca de'
~ detalles concretos acaso conozca mejor que muchos antropólogos.
Caso 149: Muchos antiguos misioneros y funcionarios que inevi­
la soberanía, y -mutatis mutandis- otro tanto hicieron los pri­
meros documentos oficiales norteamericanos. El breve examen que
"­ tablemente la creían comparable a la compra de esclavos han des­ hace Kroeber (1925a) de la organización política mohave es in­
& crito cuidadosamente -y condenado con toda energía- la compra
de esposa de los africanos. Sólo cuando los antropólogos estudia­
completo en muchos aspectos. Mi propio trabajo (Devereux, 1951b)
}........
ron esta costumbre se vio claramente que el pago de una cantidad
describe principalmente los contactos políticos mohave-americanos
y por ello no arroja una luz auténtica sobre la estructura del poder
por la novia protegía a la esposa de groseros malos tratos y al tribal mohave originaria. La "épica histórica" publicada por Kroe­
r esposo de un abandono caprichoso. Aunque la "compraban", la es­ ber (195la) es demasiado fabulosa y estilizada para dar algo más'
posa verdaderamente maltratada podía volver con su familia, que

J
que una idea vaga de la organización política en los tiempos pri­
no estaba obligada a devolver el dinero al esposo abusivo. Por otra mitivos. Todos los demás datos sobre el gobierno mohave son
parte, si la esposa abandonaba caprichosamente al marido, su fa­ igualmente defectuosos, debido sobre todo a que la organización

~
milia solía obligarla a volver con él, para no tener que devolver política mohave no concuerda con nuestras ideas habituales acerca
la cantidad pagada por la novia. El pago de la novia no degradaba de la organización política. Siendo indefendible la suposición (po­
así a la mujer a la categoría de una vaca sino que estaba destinado sible en teoría) de que la organización política de los mohaves era

i
a garantizar exactamente la estabilidad y dignidad del matrimo­ sólo un modo de anarquía, es evidente que nuestras ideas acerca
nio, que misioneros y funcionarios habían erróneamente querido del gobierno mohave sencillamente no son lo suficientemente ex-­
favorecer al tratar de abolir aquel pago. En cuanto a las mujeres plícitas ni precisas para permitirnos siquiera la constitución d~ un'

t~I kiowas, se alaban de haber alcanzado un precio elevado y se bur­


lan de las que no lo alcanzaron (La Barre, sin fecha).
Ciertas interpretaciones erradas de las costumbres indígenas son
consecuencia casi inevitable de los objetivos extracientíficos perse­
guidos por los no antropólogos que estudlan-la-s--costumores indí­
genas. Entre paréntesis, esto explica también el que el psicoanalis­
modelo teórico.
Las modas y los caprichos científicos influyen hondamente e¡jl
la investigación (caso 51).
Caso 152: La manía de interpretar sistemáticamente todos los
mitos como mitos de la naturaleza tiene mucha vida en los estu­
dios clásicos: testigo, los primeros volúmenes de Roscher (1884-).
ta no pueda funcionar debidamente si tiene un interés extratera­ Caso 153: Un profesor de antropología de una de las máximas
péutico en el análisis o el paciente. universidades norteamericanas, que había recibido muchas becas
Caso 150: Los funcionarios norteamericanos que negociaban tra- de investigación para su labor de campo, me hizo ver que actual­
EL CIENTÍFICO Y SU CIENCIA
ANTECFDENTES SOCIALES 189­
188
mente era casi imposible obtener alguna donación para un estudio a] El pasar a la apelación "cuñado" hubiera hecho casí Impe­
-etnográfico general de campo ... y apuntaba, lamentándolo, que rativo (caso 364) para Mbra:o el coqueteo con su hija política
ahora se publican pocas etnografías generales. (= hermana política), aunque antes la llamara "tía". Esos coque­
Las modas pasajeras influyen también en la elección e interpre­ teos hubieran creado intolerables tensiones edípicas que pudieran
tación de temas que, en un momento dado, se consideran el ca­ haber trastrocado el equilibrio dinámico de la familia.
mino real hacia la "esencia" de la sociedad primitiva y garantía b] Si el padre y el hijo se hubieran llamado mutuamente "cu­
del grado de "cientificidad" o "cuantificabilidad" que para muchos ñado", su redefinición de la relación hubiera sido sin duda recha­
antropólogos es el distintivo de la respetabilidad científica. zada por los espíritus, que en muchas cosas son unos meros chan­
Caso 154: Uno de esos caprichos fue -y es- la preocupación tajistas, siempre al acecho de la ocasión para exigir sacrificios.
casi obsesiva por el parentesco, sencillamente por suponerse (de Además, los espíritus se hubieran negado también a considerar
modo gratuito) que la terminología de la parentela es un esquema conducta legítima entre un hombre y la hermana de su esposa un
nada ambiguo ni equívoco, que pueden aplicar mecánicamente a coqueteo entre Mbra:o y su hija política; la hubieran considerado
la clasificación de las relaciones sociales tanto el antropólogo como incestuosa y su impropiedad hubiera requerido otro sacrificio.
sus informantes. Poca atención se concede al hecho patente de 2. Una vez casado con su tía materna, el hijo de Mbra:o tenía
que en un grupo pequeño y endógamo son muchas las personas que llamarla "esposa" y adoptar con ella la pauta d~ esposo, que
que tienen alguna relación de parentesco con otras de más de es más funcional pero menos restrictiva que la de sobrino. Por
un modo; luego tiene que haber, junto al sistema de parentesco cierto que su continuo apego a la restrictiva pauta de interacción
principal, también un procedimiento para determinar si a un "pa­ tía-sobrino hubiera hecho imposible la realización del matrimonio.
riente doble" se le debe llamar por ejemplo "primo" o "cuñado". La imperiosa necesidad de pasar a esta nueva pauta de interacción
Además, sucede que los mejores informantes son a veces incapaces explica probablemente por qué, el hijo de Mbra:o y su esposa to­
de definir las reglas que rigen el sistema de clasificación suple­ maron medidas para impedir una calamidad, mientras que el pa­
mentario. No obstante, la observación directa suele revelar que en dre y el hijo, que seguían apegados a la más restrictiva de las dos
esas situaciones ambiguas la designación empleada en la realidad o tres pautas de interacción teóricamente posible, no tenían que
designa la relación en que entra mayor número de restricciones. tomar esas precauciones. 3
Las excepciones a esta regla suelen ser ante todo casos en que el El parentesco resulta así mucho más ambiguo en la práctica de·
-empleo del término de parentesco técnicamente más restrictivo ha­ lo que algunos estudios parecen indicar; tiene además muchas raí­
ría imposibles la mayoría de las transacciones que requiere la rela­ ces inconscientes (Devereux, 1965 j). De ahí que, aunque el estudio.

I
ción funcionalmente más importante. del parentesco sea una actividad sublimatoria, la ficción de que
Caso 155: Cuando murió su primera esposa, Mbra:o se casó con el parentesco es un sistema inequívoco, aun en la práctica real,.
una de las hermanas de la difunta y poco después uno de sus hijos es una manía que sólo puede producir distorsiones.
mayores se casaba con la otra hermana de su difunta madre, de No me hago la ilusión de haber agotado este complejo asunto;
modo que se convirtió en el cuñado de su padre y su propio tío mis comentarios son poco más que blancos a que apuntar. Lo que­
por matrimonio. Esta unión era tan atípica que en la boda los importa en realidad no es tanto el que mis interpretaciones parez­
recién casados mordieron un trozo de hierro, esperando que esa can admisibles y mis ejemplos bien escogidos o no, sino más bien
muestra de "ferocidad" intimidaría a los espíritus, que de otro que pasen a estudiosos más calificados que yo para resolverlas. En
modo hubieran podido castigarlos por su insólita elección de pare­ esta obra por lo menos no puedo hacer otra cosa que plantear la
ja. Las dificultades terminológicas ocasionadas por aquella unión cuestión y destacar la necesidad de solucionarla.
se resolvieron de la manera siguiente:
1. El hijo siguió llamando a su padre -que ahora era también
Su cuñado y tío por matrimonio- "padre" y éste le siguió llaman­
do "hijo", porque la relación padre-hijo es al mismo tiempo más • En otra parte (Devereux, 1961a, 1965j) se hallará un análisis ulterior de
restrictiva y más funcional que las relaciones de cuñado y tío por ciertos problemas y complicaciones, hasta ahora al parecer desdeñados, debidos·
matrimonio. al matrimonio entre parientes,

• . cri6itee:sÚ'5c&$'ftWh« ¡'d' ............- A<·. 4 t ......MM- .l~V..... A:(......\;,-)·· .•


CONDICIÓN HUMANA Y AUTOPERTINENCIA .9
.cAPÍTULO XIII social es con seguridad más importante analizar a los (relativa­
mente) sanos y brillantes, para aumentar su productividad al re.
LA CONDICIóN HUMANA y LA forzar sus sublimaciones.
AUTOPERTINENCIA DE LA INVESTIGACIóN El examen indirecto de sí mismo es particularmente obvio en
las ciencias de la conducta. El que estudia al hombre sabe que ,
tanto él como su sujeto son humanos y que al estudiar al segundo \
f inevitablemente se estudia también a sí mismo, del mismo moao \
~ qúe el _<l:!1_~ii~ta~ <il.JrataLa sus.=pacien!~_glIitinúa también' su pro- )

f~
piQ ~~i~s ... en parte para impedir una identificación neurÓtica
'Toda investigación es autopertinente en el nivel del inconsciente, y una interacción complementaria con sus analizandos (capitulo

{~ ·por muy alejado de la personalidad que se halle el objeto de es· XIX). El estudio del hombre es por eso solamente un grado menos
[ ·tudio en el nivel manifiesto. Esto lo demuestra cabalmente el aná­ difícil que el de sí mismo, que requiere que el Yo -compuesto en 1\
\., lisis de los determinantes inconscientes de la elección de profesión. parte de defensas contra el ínsíght- aprecie su propia renuenc~a .~,.
I -..: Caso 156: Un investigador químico se había especializado en el enfrentarse a la realidad. Es esta diITcultad la que hizo decir a )
,estudio del status nascendi porque inconscientemente deseaba to­ Ifernfeld que "el ~,e&impo¡i~q\lg hay demasiada
.davía satisfacer su insaciable curiosidad infantil acerca del naci­ cQ~!ra~<:!".~ªda:'.
miento de los bebés (Abraham, 1927). Puesto que la condición de humano del científico del comporta­
Caso 157: Un físico esperaba inconscientemente que el estudio miento que le hace percibir el estudio del hombre como impor­
de un tipo de fenómenos en particular arrojara luz sobre el com­ tante en sí y aun como estudio de sí, conduce a distorsiones de
'P0rtamiento incomprensible e incontrolable de su medio ambiente contratrasferencia, a veces trata de reducir al mínimo esta dificul- ..
infantil y (simbólicamente) deseaba contribuir a controlarlo. Ade. tad no mejorando sncapa.cidad de estudiarse a_~í mismo -aurn:en­
más, manejaba a ciertas personas exactamente igual que si fueran nrmtó siIsinsights de sí mismo- sino ideando IIú~dios para au­
'piezas del equipo de investigación. méri1iir'el abismo psico~jal que media entre él y sus sujetos. Uno
Caso 158: Un músico de profesión adquirió el tono absoluto deesos'artificios consiste en estudiar a los pÍ"imitivos, en lugar de
·únicamente después de haberle hecho comprender su análisis que a sí mismo, aunque tres perspicaces antropólogos por lo menos
en la infancia había sido para él causa de angustia la identificación han utilizado retrospectivamente su experiencia de trabajo de cam­
exacta de los sonidos sexuales procedentes de la cama de sus pa­ po como medio para revaluar su propia identidad (Lévi-Strauss,
.dres (Devereux, 1966c). 1955, Balandier, 1957, Condominas, 1965). .
Toda investigación es, pues, autopertinente y representa una in­ Pero en la mayoría de los casos, el que estudia al hombre trata
trospección más o menos indirecta. Así sucede con el constante de convertirse en un investigador "idealmente" (o sea disfuncio­
nalmente) objetivo del género humano. Su modelo es el "hombre
,autoexamen del psicoanalista y así también con los intentos de
de Marte" del lego. La circularidad de razonamiento que subyace
. fotografiar el lado oculto de la Luna. Dado que tanto la práctica
a este ideal la demuestra el hecho de que se habla de este obser­

I
)JsieoanaIítica como la teoría de, las sublimac,ion"e"s indican que f!!IDl­ vador hipotéticamente perfecto como de un hombre -siquiera de
to más se analiza una sub!~I!lªción más fu~ne.se-~e (Jokl, Marte- y no de una máquina de Marte. Ahora bien, es evidente
1950), parece evidente que en una época en que el progreso cien­ que el volverse uno un hombre de Marte científicamente es algo
tífico ha de ser el que decida cuál de los modos de vida en como estéril. Un psicólogo o investigador de campo marciano, incapaz
j
·petencia será el que sobreviva, la corroboración rutinaria de las su­
- -••" • • '--'--._-- ,- .,- •••• ~.---
de empatizar con sus sujetos, podría describirlo todo menos lo qué
o.limaciQneLC1~.Lc.ientíficopº-r me~io de\lIl:ªgáliSlS terapeutic.2-es

l
en el hombre hay de característicamente humano, precisamente
cuando men0s..J~ impor!ª-I!te. cOIllil..:elmeioramiento de los pro­ porque su propia no humanidad le ocultaría la importantísima
.gramas académicos y la construcióE..de llUevos laboratorios para capacidad que tiene el hombre de autoexaminarse, y que radica
.mvesugaClón. En el plino'lndTvidual, tal vez sea más urgente ana­ en el sentido que tiene de su propia identidad y en su c'!Pacidad
¡hzar a los neurótic9s, ayudarles a superar su infelicidad; en el plano de hacer simultánea y cons~!:~t.~~e_r.z!.:._<!.~~<:'~~ y o~~or. . . _
(190)
192 EL CIENTÍFIco y su CIENCIA
CONDICIÓN HUMANA Y AUTOP:ERTINENCIA
,.......
l.""·,.....\.. jI' ,; '/ L ~ .,1!¡3
,A'-. . r'"

bre es una máquina, que una vez más idept!fic~ba al hombre con \
cosa que ni los animales ni las máquinas parecen capaces de lo­
grar. l los animales. Una consecuencia de este modo de ver es la tendencia '
Los intentos de contrarrestar la tendencia (motivada por la con­
contemporánea a estudiar al hombre vía la rata blanca y, en el
tratrasferencia) del observador a identificarse con sus sujetos tienen
último decenio, a considerar incluso la actividad mental del hom­
una larga historia.
bre tan sólo como una variante del funcionamiento prototípico
Caso 159: Herodoto trató de resolver este problema fungiendo
de los "cerebros" electrónicos. Pero un momento de reflexión hu­
deliberadamente como griego. Esto le permitió guardar su distan­
biera debido hacer ver que es el cerebro electrónico el que funcio­
cia respecto de los bárbaros y ver "que desde tiempos antiguos el
na como un cerebro humano y no a la inversa, porque es la mente
helénico siempre se distinguió de los extranjeros por su mayor in­
humana la que creó esas máquinas a manera de réplicas de ella
teligencia y por estar exento de tonterías y locuras" (Herodoto,
misma, mientras que las computadoras electrónicas todavía no han
1.60). Esta posición se asemeja mucho a la de los misioneros y pro­ podido hacer "mentes" como las suyas.
pagandistas modernos, que se consideran los únicos depositarios de
Hay, claro está, científicos que hacen cuanto pueden por pensar
la verdad.
y ser como computadoras electrónicas. y fallan notoriamente, por­
,Caso 160: Montesquieu (1721) trató de describir y analizar la
que su perversa ambición es impulsada por su inconsciente, cosa
sociedad francesa objetivamente inventando un viajero persa cu­ que las computadoras todavía no tienen.
yas cartas a sus paisanos intentaban explicarles el modo de vivir Dos cosas parecen claras:
1. La antr~o~orfiza.ción de máquinas y aniIll~}es (que es una
de los franceses. El fracaso de su intento se aprecia sobre todo por
el hecho de que sus Lettres persanes se leen hoy principalmente en
¡ ""
proyección) conduce necesariamente, al oscilar el péndulo hasta ;
calidad de literatura, mientras que las Memorias vehementemente
el otro extrelJJ.9.'a una zoomorfización yfo mecanomorfización del
subjetivas de Saint-Simon (1829-30) siguen dando información acer­ hombre (lo que es una introyección). -.l
ca de la vida social de la monarquía.
2. La antropomorfización de máqUInas y animales -aunque erró­
Otro medio estéril consiste en una "reclasificación" del sujetíC>
lea- tiene al menos la excusa de constituir un intento (fallido)
humano. Esta reclasificación se da también, naturalmente, en b
'c entender por completo. La zoomorfización o mecanomorfización
cultura primitiva, aunque el primitivo suele propender más a a'h
tropomorfilizar lo no humano que a deshumanizar al hombre. ¿ ,( ~l hombre trata en cambio de segmentalizar la comprensión, de­
ido a las ansiedades que la empatía provoca en el científico, y
Caso 161: El brillante análisis que hace Hallowell (1960) d­ t ::..<lr ello conduce a groseras deformaciones de la realidad.
concepto de personalidad en la cultura de Saulteaux demuest ~,
.1. El El enfoque segmentario, naturalmente, rinde datos verificables;
que se co~s~~~ra :'pe.rsonas" a algunos animales, pero olvida d€l1-·
') que interesa es sencillamente saber si esos datos son pertinentes
tacar q'ue-esto sólo ocurre cuando se comportan de una maner\
t"ara el asunto que se entiende hay que averiguar. La acústica es
no animal. r
ma rama importante de la física y los surcos de un disco fonográ­
La ciencia contemporánea de la conducta suele operar de Ull fico pueden medirse con gran precisión; lo que está por ver es que
modo diametralmente opuesto. Hasta hace relativamente poco, tan­ esos datos nos digan algo que valga la pena saber acerca de un
to la ciencia "filosófica" de la conducta como los tribunales de jus· cuarteto para cuerdas de Mozan. Ese estéril reducir_!2~o. ~.t~J~§,.ª,-
ticia tenían una idea notablemente antropomórfica de los anima'­ COsas no esenciales no es metodología sino una d'E1ens a contra la
les. Incluso la Iglesia, que profesaba distinguir absolutamente er!­ mgusti,q,. No-resuelve el problema de la: "ooje'iividad y~sÓl~)-jo"'es~­
tre hombre y animal, empañó esta distinción, por ejemplo, fe 10teá.- No es necesario decir que nadie pone en duda la utilidad .
juzgar por brujería a los animales. Además, apenas intentó Mar e los datos obtenidos en Io§ experimentos con ratas ni siquiera, l'

branche abolir la antropomorfización de los animales postulanr''' Jtl muchos casos, su interpretación. Lo que nQ nos parece bien es ~
d
que eran tan sólo semimáquinas vivas, incapaces siquiera de sen r: .Ji!- tendencia a imputarles un alcance y una relevancia que no tie­ .",~~~~:
el dolor, La Mettrie (1748) desarrolló el concepto de que el ho' :n ni pueden teñer.
Un modo mucho má's"objetable de aumentar la distancia entre
1 La especificación de "consciememente" elimina de la consideración las JY 10 y su sujeto (animal o humano) era -hasta que los médicos
quinas que operan cibernéticamente. i(
._,_, .u;"'~_····
lzis empezaron a experimentar con seres humanos en los campos

""

-, .11,; o ••
195 "
CoNDICIÓN HUMANA Y AuTOI'ERTINENCIA
194 EL CIENTíFiCO Y SU CIENCIA
por el procedimiento ,puramente ,formal de no tomar en cuenta
sU lado hu~ano ~, so?re tod? su caeaci?~d.<l~ .~?nci,encia y de
de concentración (Mitscherlich y Mielke, 1949)- más común en
la vida pública que en la ciencia. Puede enfocarse mejor con un hacer enunCiados pertmentes acerca de enunCiados. En' el capítu­
análisis de las maniobras no científicas que empiezan por deshu­ lo XIX se examinan los defectos lógicos de esta operación verbal; .:
manizar al hombre, para que la empatía por él parezca descabe­ su equivalencia esencial con 10 que Bohr llama Abtotung (des­
llada, y someterlo después a una agresión física o psíquica, que trucción) en la experimentación animal se examina en el capítulo
su condición de no humano parece justificar y que a continuación
XXII. (Véase también Devereux, 1960b.)
10 pone para siempre al margen. Los mismos resultados, o casi, pueden conseguirse en el plano
Caso 162: Los hombres libres se convierten primero en anima­ social negando arbitrariamente la categoría humana completa a
les esclavizándolos (casos 168, 169) Y a continuación se les tras­
cierta clase de gente. ",...,....
forma a veces también en eunucos, para que ya no puedan aspirar Un modo de que el observador ingenuamente satisfecho pueda
nunca a la categoría de seres humanos. 2
disociarse de sus sujetos es poner las razas humanas por orden de
Caso 163: El oligárquico Jenofonte (Ciropedia, 7.5.58 ss.) fue, su mayor o menor parecido con los monos. Lo que distingue a '(lf~'-O
según parece, el único griego del período clásico que preconizara
la castración de hombres, caballos y perros. Argumentaba que los
muchas de esas clasificaciones no es su mayor o menor validez ob­
jetiva sino la aé!.icaei~n neuróticamen.~i~o.s.i-ªtivaque de ellas se ~d'
eunucos eran los servidores más fieles, ya que la buena voluntad
hace, pa,san~~!?!:-,!!to~J~~chº_deque los diferenteuzritt!DJlS para
c<'-~ lv7
de su amo era la única protección que tenían COntra un mundo ordenar jerárquicamente las razas dan' resultados diferentes. En C\~
desdeñosamente hostil. 3
realidad, muchas veces se manipula cínicamente la ordenación je­
Caso 164: La ley priva al insano de buena parte de su condición rárquica de las razas por la ponderación diferencial -o el olvido
de humano. Por eso se lobotomiza a algunos de ellos, aunque la de plano- de ciertos criterios pertenecientes en principio al mismo
lobotomía no cure las psicosis, sino que sencillamente hace al psi­
cótico más manejable. Una vez lobotomizado -o sea psicológica­ método de ordenación jerárquica.
Caso 166: El negro es más "parecido al mono" que los blancos
mente castrado- el paciente, se le trata como si fuera infrahuma­ en 10 tocante a su pigmentación parda -no verdaderamente ne­
no. y así, un "famoso" lobotomista visitante, entrevistando a unos
gra-, su prognatismo. etc. Es menos "parecido al mono" si se con­
pacientes lobotomizados, les dijo tan brutalmente que por estar
sideran rasgos tan excepcionalmente característicos de 10 humano
lobotomizados no podían, por ejemplo, aspirar a ser elevadoristas, como el gran desarrollo del talón y la curvatura lumbar, la ever­
que escandalizó al cuerpo médico y al personal de enfermería del
sión de los labios, 10 "lanudo" de su pelo 4 y la largura de su fémur.
pabellón de lobotomía. Caso 167: Mientras que el australiano -por razones que aquí
Caso 165: La complicada justificación que el difunto Dr. Hawke no nos interesan- ocupa un puesto bajo en la capacidad de con­
(1950), antiguo inspector de la Kansas State School, en Winfield, ceptualizar, ocupa uno excepcionalmente alto en su adaptación
para anormales, hace de la castración de los niños de inteligencia
al medio ambiente (Porteus, 1931, 1937).
inferior a la normal, hay que leerla para creerla posible. Los subterfugios conceptuales suelen afianzar más esos ordena­
La psicología del recurso a esos procedimientos para aumentar
mientos jerárquicos.
la distancia que separa al observador del sujeto se estudia en el Caso 168: El piadoso Sur consideró psicológicamente necesaria
capítulo XIX, en relación con la designación de animales paraliza­ la racionalización de que los negros eran animales y por eso a
dos experimentalmente como "preparados" (caso 369). veces llamaban "veterinarios" a quienes curaban a los esclavos.
A veces se hace "preparado:' a, un sujeto humano no mutilado Además, aunque la cohabitación con una negra no era jurídica­
mente "bestialidad", era tan temida psicológicamente porque para
• Muchos emperadores bizantinos eliminaban sistemáticamente a todos IOB pre­
tendientes potenciales al trono. Los jefes de familias nobles que tenfan algÚD los sureños, que idealizaban a la "pura mujer blanca", todo 10
derecho al trono trataban por ello a veces de salvar la cabeza de su hijo ha. sexual era bestial. Este modo de razonar les permitía entonces
ciéndolo castrar, ya que los eunucos no podían ser emperadores.
• La baronesa von milzen -mejor conocida por Isak Dinesen- menciona en • El pelo y la lana rizados están prácticamente ausentes en los animales sil­
sus memorias africanas que los bueyes requieren mayor protección contra las vestres 'f parecen ser consecuencia de la larga domesticidad.
fieras que los toros, porque su castración los hace incapaces de defenderse.
196 FL CIENTÍFICO Y SU CIENCIA
CONDICIÓN HUMANA Y AUTOPERTINENClA 197
considerar como ganado humano todo cuanto nacía de semejantes
actos "bestiales". tal" (catexia objetal) es una contradicción en los términos, puesto
Caso 169: Una de las designaciones griegas del esclavo, andra­ que sólo puede amarse con madurez a una persona que no se con­
podan, seguramente se formó sobre la palabra zoológica tetrapoda. cibe como "objeto" sino como "sujeto". Sólo en relación con las
Naturalmente, en algunos casos es el aborigen quien niega que perversiones es legítimo hablar de elección de "objeto", puesto
él y el extranjero pertenezcan a la misma especie o sean de na­ que la perversión no gira en torno al otro sino al acto "sexual".
turaleza semejante. Un modo históricamente antiguo y extrañamente difundido de
Caso 170: Algunos australianos creían que los blancos eran los a_umentar la distancia entre uno mismo~~emeFnte (o sujeto)
espíritus de sus antepasados que habían retornado y pensaban que trata no de exclUlrIüñGimentalmente -al sujeto de la humanidad . ~
los blancos no hubieran podido encontrar el camino "de vuelta" .-.sino_ de '~sea-st mtsma::.r:1Dompañfa-OO:Ta.-lmmanidaJ:l.Los jt~)(
a Australia si no hubieran vivido allí en una vida anterior. científicos engañados por el culto a la "objetividad" favorecen
mucho esta estratagema.
.~~
Caso 171: Los aztecas creían que los españoles eran los. dioses
blancos, tan esperados, y fueron necesarios innumerables hechos El fenómeno en sí no puede entenderse debidamente sin analizar v tVfJ •
de crueldad y traición para que cambiaran de idea (caso 389). el más antiguo de todos los procedimientos de deshumanizarse uno
Caso 172: Los europeos cristianos pensaban que los mongoles mismo: la co~isión de un crimen inhumano. '-- - - - - - - ­
no eran hombres sino los monstruos del Tártaro, concepto erró­ ---C-aso 176: En la mitología esquimal, las personas que cometen
neo que probablemente facilitó la semejanza entre el "Tártaro" el canibalismo se proclaman seres sobrenaturales y no meros hu­
y los "tártaros". Quizá aprovecharan esta creencia los mongoles, manos (Rasmussen, 1927, Boas, 1907).
que aterrorizaban a sus enemigos yendo al combate con monstruo­ Caso 177: Un cazador ba thonga que se dispone a cazar una
sos maniquíes amarrados a la silla de caballos llevados de la rienda. bestia particularmente peligrosa comete a veces primero incesto con
Algunos grupos cazan a otros menos civilizados que ellos como su hija, porque cree que este crimen lo hará tan terrible (o sea no
si se tratara de fieras, o practican el genocidio, como los nazis. humano) como el animal que intenta matar (Junod, 1927).
Caso 173: En el este de Tailandia y en Laos, llaman a los pri­ Caso 178: Tiestes, a quien su hermano Atreo había hecho comer
mitivfsimos phi tong luang "espíritus de las hojas amarillas" y engañado la carne de sus propios hijos, cometió incesto con su
como los consideran unas "sabandijas" les dan caza (Bernatzik, hija Pelopia porque un oráculo le dijo que ello le permitiría to­
1958) con la misma brutalidad -pero con eficiencia mucho me­ mar un desquite (igualmente odioso) de su hermano (Escolio al
nor- con que los ingleses daban caza a los tasmanios (Roth, 1899). Orestes de Eurípides, 15; Apolodoro, Epítome, 2.14; Hyginus, Fá­
Otros problemas relacionados con la raza y en que no entran bulas, 87, etc.) ,
imputaciones de naturaleza animal o fantasmal se verán en el ca­ La creencia de que la comisión de un crimen repugnante per- .
pítulo XIV. mite a quien lo perpetra desprenderse de la comunidad humana
La disociación de los extranjeros puede también efectuarse por ha sido incluso explotada por los exponentes del terrorismo poll­
medio de la creencia de que nuestro grupo es genuinamente -o tico en cuatro sociedades diferentes por lo menos.
cuando menos arquetípicamente- humano. Caso 179: Según Leo Alexander (1948) muchos mongoles y te­
Caso 174: Los navajos, y también otros atabascanos, se llaman rroristas nazis eran hombres que habían sido persuadidos u obliga­
a sí mismos sencillamente "la gente" o "el pueblo" y reservan de­ dos a perpetrar un acto inhumano, que los comprometía para siem­
signaciones tribales específicas para otros grupos (Leighton y pre con el régimen de Gengis Kan o el de Hitler. De modo aná­
Kluckhohn, 1947). Lo mismo sucede con otras muchas tribus. logo, los juramentos de los mau mau violaban deliberadamente
Reacciones disociativas semejantes pueden también observarse en todas las nociones kikuyus de decencia y piedad para que quien­
la ciencia. Sólo daremos aquí un ejemplo, ya que esto se verá con quiera los pronunciara, se excluyese irrevocablemente de la socie­
mayor detalle en los capítulos XIV y XIX. dad kikuyu normal. Si es válida la interpretación que hace Jean­
Caso 175: La ambigüedad "objetiva" está tan arraigada en la maire (1939) de los Crypteia, algo así sucedió en la antigua Es­
jerga científica que me pareció necesario insistir en otra parte (De­ parta (Devereux, 1965a).
vereux, 1966b) en que la denominación psicoanalítica "amor obje- Un fenómeno análogo parece ser la condición "aparte" del que
hace curaciones, a que se niegan tenazmente a renunciar unos
.~. /.~
198 EL CIENTÍFICO Y SU CIENCIA
CONDICIÓN HUMANA Y AUTOPEJlTINENCIA
~
.-'. ~ cuantos médicos contemporáneos. Raramente se reconoce que esta en su lecho de muerte: "¡Ay de mí, creo que me estoy volviendo
condición de puesto aparte del que cura no es diferente de la del un dios!" (Suetonio, Vidas de los doce césares, Vespasiano, 23).
"criminal inhumano": el "crimen" del médico es que (en apa· El hecho de que algunos científicos del comportamiento se di­
riencia) no le conmueve el dolor humano sino que reacciona a él socien también de sus sujetos y adopten una posición más o menos
racionalmente, cortando con tranquilidad los miembros estropea­ extrahumana de observador convirtiendo a los sujetos humanos
dos y tocando sin temor cuerpos cubiertos de espantosas llagas (Hi­ prácticamente en conejillos de Indias es una causa de angustia in­

1#'
pócrates: De Flatibus, 1.6; Luciano: Bis Accusatus, 1). El que la consciente que suscita gran variedad de defensas, desde la actitud
adquisición de la impasibilidad médica requiera un esfuerzo con­ profesional hasta una mecanomorfización (de rebote) o cuando
siderable se echa de ver por el hecho de que el primer año los menos una zoomorfización del hombre.~ La consiguiente.,Eérdida
de senti~entoy-el menoscaoo'-aa'se'ntido"=muy'- tranqufÍiza­
0.

estudiantes de medicina tratan tradicionalmente de sobreponerse


a su horror por los cadáveres mediante muchas payasadas en ex­ (foi:::....:~elll.lestrapr~ia humanida<Cserfan-en sí razones suficientes ~f"1..vJ7.
tremo ofensivas -y aun obscenas- en la sala de disección. Esta para" evitar esa. fr...~. al.
. . . ~..~lfc.ec..i.~ªa~ aun el.landO no fuera eVidenteJ~ .
formación reactiva contra el temor normal de los humanos a los que'er 'm6aoi!!~~ fructífero de estudiar al hombre es por media· r
cadáveres y las enfermedades puede volverse tan neuróticamente ción d~~~r.~p'ropia condición de humanos. ~. '...
. Erpróximó objetivo"ffi' 13.1nvestIgaoón comportamental ser{ )'
compulsiva que algunos médicos crean defensivamente un imper­
pues, la..reintroducción del afec.to eI!J~Il~~stiga~~ón.
r
sonal "enfoque de depósito de cadáveres" para con sus pacientes
(Lewin, 1946, véase también capítulo XIV). Las consideraciones que preceden arrojan mucha luz sobre una

_cp.n.sciente, l~ observación desapegad!d~n~~meiante es un ~¿ ­ r


Naturalmente, la pretensión médica de tener una categoría apar­ causa principal de ansiedad en el estudio del hombre. Para el in­
te es a veces en ventaja propia; lo atestigua, por ejemplo, el hecho
de que los grupos médicos de presión han logrado imponer una ~pecáaón -de voyeurismo y de faItade soli~~!c.iad-::::.....que,~_~ra
legislación que concede a los médicos una graduación superior y al observador, poiJomenós'lem.'pora1ñi-éllfe, más allá de las fron­
una posición más privilegiada en las fuerzas armadas norteameri­ te~~s (fe la,', humanidad. Esta sensación de. "pecado... ~-s me.vnable ~v""'""
canas que por ejemplo la de los ingenieros, igualmente útiles en lo sencillamente porque cad.a ser humano, mcluso el CIentífICO del J'>
militar -e igualmente escasos-, que no pretenden ser algo aparte comportoami.en..t.o. tiene impul¡m~voyemistas 'l.. tendenc.. i.a.s . disocia- ~J
en la humanidad y cuya profesión no los obliga a conducirse como ~ no sublimados_ a::::::IDS. .qÜe~.esta actitud . .de...Jrialda.d. pero ~:J
si fueran inaccesibles a los seres humanos. , -s o a costa de sentimientos de culpa que afectan nocivamente a
No es menester decir que hablo aquí tan sólo de los grupos mé­ suregTsffó'-e-lnterpretación de datos. Qtra fuente de sentimientos
dicos de presión. Habiendo trabajado durante casi diez años de de culpabilidad es el hec1io'Qe que l-ª.J~senSihmda(:Ltªm..Qi6L'da
tiempo completo y varios años de tiempo parcial en ambientes satiSfaCCIÓn a las egodistónic~~_.E.ulsiones de poger, puesto que el
médicos, sé por experiencia que los doctores verdaderamente bue­ negarse a-responder con humanidad a un ser humano mina la fuer­
nos son invariablemente seres humanos primero y médicos sólo za del Yo de la víctima y su seguridad interna. Los mismos niños
después, Y'[sí debe ser. Ningún' m&l1coconScle'í1teerivía-a'unpa­ saben que uno puede acobardar fácilmente a un compañero de
cíéiitecon un virtuoso de la cirujía más interesado ~que los hay­ juego desagradable aplicándole la ley del hielo.
en los éxitos técnicos de la operación que en la supervivencia del Caso 180: Cooley (1902) explicaba de modo convincente el aura
paciente. La serenidad del buen cirujano durante la operación no casi pavorosa de prestigio y poder que rodeaba al estatúder holan­
\ se debe a un distanciamiento respecto de la compasión y la preo­ dés Guillermo el Taciturno por la intimidadora reserva y la impa­
p cupación "no profesionales" sino que representa una sublimación sibilidad de aquel príncipe.
El negarse a reaccionar afectivamente puede incluso ser una ma­
[ al servicio de su compasión y saca su fuerza de su humanidad y niobra de poder neurótica.
conmiseración. La grandeza humana y profesional de estas perso­
nas es la que hace tan odioso al politiquero médico por contraste. Caso 181: Un Don Juan compulsivo mencionaba en su análisis
El único remedio para el género de grandiosidad que se justifi­ que se hacía deliberadamente silencioso e impasible cada vez que
ca en función de su alejamiento de la membrecía humana es el una muchacha rechazaba sus insinuaciones: "Eso las aterroriza.
sano sentido del ridículo que hizo al grave Vespasiano exclamar Pocas son las que aguantan más de 15 minutos; después de eso,
200 EL CIENTÍFICO Y SU CIENCIA CONDICiÓN HUMANA Y AUTOPERTINENCIA 201
están dispuestas a hacer lo que sea con tal que uno cese de negar lico. Ella se negó, fundándose en que eso entrañaba interés no en
su existencia al no hacer ningún caso de ellas." el ser humano que ella era sino en la que por casualidad naciera
El negarse a responder afectivamente es un pecado cardinal en india. En su análisis, el hecho de que yo fuera también un antro­
tres culturas por lo menos. pólogo resultó durante cierto tiempo causa de resistencias. Se que­
Caso 182: La famosa respuesta de Caín: "¿Soy yo acaso el guar­ jaba de que yo la estaba tratando no porque me interesaran ella
dián de mi hermano?", se nos presenta (Génesis, 4.9) como un y su enfermedad sino porque siendo antropólogo, me interesaban
crimen casi tan odioso como su fratricidio. los indios.
Caso 183: El no haber Parfisal preguntado al Rey pescador lo O!ra maniobra disociativa amplía las difer~n~ias. y. ~«:~.!~c.a obse­
que le aquejaba lo descaijficó temporalmente en la búsqueda del sivamente lo singular, exagerando por ejemplo sistemáticamente
santo Graal (Weston, 1920). ~--rnsgos y mlll1mizando la pauta subyacente, o sea el entrelaza­
Caso 184: Según los mohaves, cuando quemaron al dios Mata­ miento y la compensación recíproca de los rasgos. La búsqueda
vilye todos, salvo los blancos, se lamentaron francamente. De ahí de lo singular y distintivo hace que algunos científicos del com­
que la dureza y el no dejarse implicar emocionalmente sean hasta portamiento nieguen prácticamente la unidad psíquica del género
hoy, según los mohaves, de las características más repulsivas de los humano y atri~uyan una psicología "especial" a cada grupo ét­
blancos, de quienes a veces se dice que son prácticamente inhu­ nico. 6 La consecuencia es que algunas descripciones de ciertas cul­
manos. Este episodio del mito de la creación, que claro está que turas sean tan desproporcionadas y exageradas como la imagen que
es posterior a la llegada del hombre blanco, se formó probablemen­ nos da Melanie Klein (1948, 1951) de la psiquis infantil o como
te de acuerdo con la tradición del atroz comportamiento del Co­ los informes de tests diagnósticos, repletos de jerga, de psicólogos
yote en el funeral de Matavilye, que le valió una mancha negra clínicos incompetentes, por la excelente y suficiente razón de que
en el hocico y le' convirtió en un loco indeseable, errante por el hay ciertos límites incluso a la flexibilidad humana. Prueba esto
desierto (Kroeber, 1948b). (Compárese con el caso 321.) en antropología la reciente corrección que del brillante pero exa­
La no responsjyidad es partic.ula.rm.ente injustificable en las c.ien­ gerado retrato que traza Benedict del "paranoidismo" kwakiutl

L•.
cias de la conducta, ya que puede provocar graves regcciones de hace Codere (1956) en su estudio de la amabilidad kwakiutl (caso
ansiedad y regresión en _~ill1ellc.>s__ .?_guieJ1_~L!1-º.Q..l!a~e._seQ!iIs~ co­ 308), así como mi comprensión de que la ruda cultura de los se­
neJIllos de IndIas. Esto explica, entre paréntesis, por qué los ana­ dang tiene su lado humano compensatorio (caso 393) y que no todo
IÍzandos con Vos gravemente dañados no debieran ser sometidos a es dulzura y claridad entre los mohaves (caso 333), o la importan­
silencios prolongados en el tratamiento psicoanalítico y por qué, cia que se le ha dado recientemente a los aspectos irracionales de
cuando hay una. r~~:::ó~~~:n:~ excesiva.J:L.t!:J;:ªp~utat!~l!~que la cultura griega (caso 329). Es harto curioso que la tendencia a
~ respons1V01mned¡,ata rn ente. atribuir una psicología "especial" a cada grupo sea particularmen­
. Caso 185: Por razones que no estaban claras en aquel momen­ te señalada entre los antr-opólogos antipsicoanalíticos, que tienden
to, una muchachita moderadamente neurótica empezó súbitamente a no hacer caso de los rasgos latentes que contrarrestan los rasgos
a tener alucinaciones de que sentía el falo de su padre en la va­ manifiestos extremados.
gina. Su analista le dijo al punto que Se levantara del sofá y se Claro está que la unidad psíquica del género humano es un he­
sentara en un sillón frente a él. Esta respuesta súbita y firme del cho incontrovertible, ya que la conformación diferencial de los
analista hizo que la muchacha se salvara de un brote psicótico.1I mismos impulsos y defensas explica suficientemente las diferencias
A veces incluso una impersonalidad ilusoria puede ocasionar pro­ entre caracteres étnicos e individuales.
. blemas en la terapia psicoanalítica. La Úl.tim.a-maniobra-diseeillti\Q que veremos aquí es una singu­
Caso 186: Una india de las praderas mencionó en su análisis que larñi'ente divergente, porque en realidad parece entrañar solidari­
siendo enfermera del ejército en la segunda guerra mundial, un dad con el resto del género humano. Consiste esencialmente en
fotógrafo deseó tomarle una fotografía para un periódico, para considerarse uno (y a su ~.a) arqH€ltípica o por lo menos pro­
demostrar que los indios también participaban en el esfuerzo bé­
• Esto parece ser el equivalente psicocultural de la recurrente noción de que
a Debo el conocimiento de este caso a un colega muy experimentado. la& diferentes razas descienden de antepasados prehumanos diferentes.
¡i
·r ~ 202 EL CIENTÍFICO Y SU CIENCIA

totípicamente humano. Esto puede conducir a descuidos de diag­


nóstico en medicina (capitulas XIV y XV) Y a errores de imputación
CONDICIÓN HUMANA Y AUTOPERTINENCIA

y de garantizar la objetividad, inhibiendo incluso la fecunda ~


ciencia de la igualdad de condición con nuestros sujetos y por qué'
/-
/ ......-.,
20~· )

'1 ~ -y de depreciación- en la ciencia de la conducta. se idean tan pocos para fomentar el sentimiento de afinidad, aun­
(~~- Caso 187: La hospitalidad sexual de los esquimales sólo es enig. que la única empatia metodológicamente pertinente es la que ra­
mática si se interpreta como debida a una "atrofia" de la pauta dica en el reconocimiento de que tanto el observador como el
~~ celosa "innatamente" humana (= occidental). En realidad, el es­
observado son humanos.
i .{ f\. quimal es tan celoso como cualquiera y manifiesta celos cuando Según parece, Freud fue el primero en comprender que los prO'

l:J se producen relaciones extraconyugales "irregularmente", o sea fue­ blemas planteados por la hum'amaadcóm:únal observador (ana-·

~,~
ra de la pauta de hospitalidad sexuaL Sencillamente, distingue
entre hospitalidad sexual y adulterio. De ahi que la existencia de
la hospitalidad sexual esquimal no nos obligue a poner en duda el
j~~~l ~ estudio de la definicum contextuatde "situaciOnes que suscitañ-'­
que los celos sean un rasgo humano fundamental; sólo requiere
l[sta) y el observado (analizando) no r.~.!!~-ríélIl._una_-".l~n.i.obra d.e­
fensiva smo un tratamiento y aflrovech-ª!I!ientQ... co!l~c:iente __y racio·
rrnl -ee este hecho ""íñevltable. Por eso hizo de la autoobservadón
directa y vIcana y del añálisis de las distorsiones resultantes de la
J
I:! ~\
,-~los" ("adülterio verdadero") y de-llefensas culturalmente con· autoobs.e.r.v.ación.
consigo . tendenciosa
y para' con los demás ele cami.no. realque
insistió en a la
la ObjetiVida
. d I'..ara
objetividad para.)
.~radas que inhiben ll!.>~tªpr.:lOJÍ·de 10s celos 'en'situaciones en .con los demás presupone la objetividad ~ra ~nsigo mÍsmo, Siñ
~
queeso ~onsidera·1ndebido. Las m:Ismascoiisideraciones se apli· ~.!de~B _~~t.It!do de la propia ide!1~id_ad. Y astcásTla única~-
-~,
can también al préstamo ritual de la esposa en aquellas partes de tuación observacion~E1-----9E~!10se queri~.~~'prodü]era una·
África donde se castiga severamente la infidelidad secreta e infor­ aesoIidanzaCIón es el psicoanálisis, aunque a veces no se observa
~'" mal de la esposa prestada (Brelsford, 1933).
Si un grupo no parece reaccionar de acuerdo con nuestros con­
esta- regla, como"iOmuestra el hecho de que alguno~_~~J1.ta,riUl
ant~la.Era.D.C:.<l.d eclaración de Nacht (1962) de quef uno-4e-be--amar \ ji
ceptos de la "naturaleza humana", su conducta suele calificarse a sus pacientes\-como yo opino quei~º'o debe amar a sus sujetos. ,.' ....,

( despreciativamente de "inhumana" (crueldad) o "bestial" (sensua­ --'Ni el psicoanalista ni ningún otro científico de la conducta pue­
idad). Aunque hoy se evitan esas palabras valorativas, la menta­ de obviar el hecho de que quiéralo o no, su instrumento más im­
lidad que reflejan todavia anima buena parte de la ciencia de la portante y su principal "órgano sensorio" es S1.!_._it.!C;;9!1_SCH~!1re~ en
conducta. qm:mrraTambIéri--eI campo de los afectos. Y asi, precisamente por
En definitiva, importa poco saber si nuestra autodefinición de ~--bueft psicoanatista-U'lffiCaménfeno responsivo y objetivo, al
"hombre arquetípico" nos hace decir ingenuamente que tales per­ mismo tiempo que en~abla~~iá19go deLinc.onscie.E!e"
sonas no son humanas porque no reaccionan igual que nosotros con su analizando, puede provocar _l:IIl,ª-.J:'_egresión en su paciente
o disertar doctamente acerca de las irreductibles diferencias entre '(M'eÍ1liinger, 1958); slñ-qUe--esiOTe dé la horrorosa serisaCiOri de'
la cultura ateniense y la barbarie hotentote, como era tan coléri- que están haciendo de él un mero "objeto". Por eso puede pro­
I ' camente propenso a hacer Wilamowitz (caso 365). Las consecuen­ vocar un comportamiento humano -y no simplemente de "rata"
,I '\:) <-.. cias son las mismas en uno u otro caso.
:¿
\ <'"l~
.¡ El simple hecho es que dos individuos pueden diferir uno de
otro sólo por ser especimenes de la flexible especie "hombre" y
y aun de "cosa"- en su sujeto (analizando).
Por desgracia, hay incluso psicoanalistas que reaccionan al des­
gaste y la fatiga del contacto diario con el inconsciente volvién­
~. que las culturas pueden diferir significativamente una de otra sólo dose meros instrumentos de elaboración de datos para el material

ji "
.-"G <=\ por ser todas ellas especímenes de la cultura, o sea productos de
la capacidad caracteristica de crear cultura que tiene la especie
humana; El ra.sgo m.á.s . . car~cteristieo •qu~ tieIl.en .todos los ho~bres
inconsciente. Más de la mitad de las. veces se topan al ruego in·
c0J.l§{:~nte -y a veces consciente- d.~,..suS..':1:.nalizandos de que no se
~n sus problemas sino que se s.!:1pr.!.!!ym simplemente, de qUe"

ill .
~.
e!! comun eSTa capaCIdad (le'-ser mas dtferentes de sus congéneres
que UIl león de unos leones~.--·--' .-..-.--..- .. ----.. - - .
~El ~~~ de}, ob~e¡:y-ad.or..por-eLhecho de que al estudia.r los ~\.
su~esos.~.':ll!1:ln()s I~evlta1:>lemente se estudia también a si mIsmo, \
'~plIca por qué se mventan tantos modos de' aumentar el-desapego ;~ "
los ayuden a no sentir nada. De este modo, algunos seudohomo­
sexúales--Ilegan al análisis no para hacerse heterosexuales sino con
la esperanza de volverse neutros sin sexo.
Tal no es ni puede ser la meta del psicoanálisis ni de ninguna'
otra ciencia de la conducta. El cuchillo, real o simbólico, de cas-­
204 EL CIENTíFICO Y SU CIENCIA

trar ha desempeñado durante demasiado tiempo un papel prin­ CAPiTULO XIV


cipalisimo en la evolución de las sociedades opresoras 7 y brutal­
mente centradas en el Superyó, cuyos puntales son masas de des­ EL AUTOMODELO: SOMATOTIPO y RAZA
alentados iE.,válidos físicos, emocionales ejDtelectuales. Se asemejan
a las sociedades de las abejas, sustentadas por abejas obreras so­
metidas a castración hormonal por medio de un régimen alimen.
ticio restringido (Wigglesworth, 1964). Ha llegado la hora de
{;omprender que u a sociedad y una cultura que sólo pueden ha­
!\. cer frente a la espontaneI au'-de 10s- sere~ vi~os.fe~ti~n.gi~n(ri:>los La percepción e interpretación correcta de la realidad se fa.C:!.!iE!:
: brutalmente es tan autoanuladora como una CIenCIa que trata de y obstaculiza al mismo tiempo por la tendencia del hombrea con­
•. ser objetiva con el hombre despersoiiaIízándolo. sídéfar su propio ser, su cuerpo, su conducta y su modo de sentir
Los datosy'cons[(leiaciones- que -ani"eceden indican que e.lc~~~- o experimentar como arquetípico o al menos prototípico y de re­
tífico de la conducta reacciona defensivamente a la comprehensión
~
ferir a ella -y modelar sobre ella- su imagen del mundo que lo
~ena de la comunlcaCiOn aTechva coñ·sus sujetos. El objetivo rodea. Constru'ye [Jara sí un automodelo más o menos inconsciente'
verdadero, si bien no reconocÚfo'emeoiisClente;-de muchos de sus y en partemuchas veces idéalizado, que emplea después como una
artificios técnicos y de sus posiciones metodológicas es por eso la suerte de piedra de toque, norma o línea de base en función de la
iñierrupción del capital diálogo de lo inconsciente. '-.. . ... 'cT:ÜiTevalua a los dcmá"sseres y aun los oójetoijn~!.eriale.~ ..... ­
ltr-papel del autoIlIodelu--esoDvió- tanfo"in la metrología como'
en la numeración. Esas unidades de medición como el "pie" o
la "braza" se basan en las dimensiones del cuerpo; a la inversa,
yard (yarda como medida, y en los buques verga), es una palabra
común para designar el pene. Todas las unidades sedang de me­
dida de longitud y de la circunferencia se basan en las dimensio­
nes del cuerpo humano.
Psicológicamente fue un gran logro el que la Revolución fran­
cesa inaugurara el sistema métrico, basado en el metro, que se de­
fine como la diezmillonésima parte de la distancia medida sobre
un meridiano de la tierra, del ecuador al polo, es decir, una uni­
dad que no se basaba en las dimensiones del cuerpo humano. El
sistema decimal se basa en el hecho de que tenemos diez dedos.
Tanto en el inconsciente como en la creencia romana (Plutarco,.
Cuestiones romanas, núm. 2, 264A), el número 2 suele simbolizar a
la mujer (dos pechos), mientras que el 3 simboliza al varón (pene
y testículos). Algunos conceptos, como el de "par" y probablemente
también el de "simetría", se inspiran en la figura del cuerpo hu­
mano, que puede incluso servir de procedimiento mnemónico. Al­
gunos radicales verbales húngaros que denotan las funciones del
, En el caso 163 apunté que Jenofonte de mente de inclinación oligárquica organismo en que entra el empleo de órganos pares terminan en
preconizaba la castración de hombres, caballos sementales y perros, aunque esto ''}'': halo (oír), ál- (estar, tenerse); por eso se enseña a los niños
era contrario a la usanza griega. Platón, orientado no menos oligárquicamente que esos verbos llevan dos eles porque uno oye con dos oídos y
{Protágoras, 314c) es uno de los pocos que mencionan esclavos eunucos en Ate­ se tiene en dos pies: hallok (oigo), állok (estoy en pie). Recuerdo
nas. Herodoto, mucho más democrático, se horroriza ante la castración de seres
humanos y en muchos pasajes da a entender que es una señal de tiranía. que enojaba mucho a mi maestro de primaria cuando le pregun·
[205]
207
-206 EL CIENTÍFICO Y SU CIENCIA EL AUTOMODELO: SOMATOTIPO y fAAZA

taba por qué, en ese caso, no lleva cuatro eles el verbo ál· cuando noscabado O incluso muy por encima- es a veces difícil y causante
ose trata de cuadrúpedos. de angustia, porque requiere reapreciar la utilidad del automodelo
En un nivel más amplio, hace tiempo que destacaba Ferenczi que como dechado. Esto explica en parte la falta de insight del psicó­
todas las cavidades tienden a ser vistas como símbolos de la va· tico. Su tenaz creencia de que todos menos él están discordes es
gina y todas las protuberancias como símbolos del pene, lo que probablemente la defensa de la última trinchera, contra una frag­
-explica por qué se habla de enchufes macho y hembra.· En el mentación irreversible del Yo, que apenas mantiene unido lo que
mismo sentido se habla de tornillos de rOsca a derechas y a izquier­ queda del automodelo.
das, y siempre se habla de la "derecha" antes que de la "izquier. Además, uno suele resistirse y negarse a una degradación drás­
da", tal vez porque la mano derecha es la predominante. tica de la imagen de sí. Los amputados a veces sienten dolor en
En un nivel aún más general, Róheim (1952) pudo demostrarme el lugar donde "debería estar" el miembro que les quitaron; es el
que el mundo en apariencia externo del contenido manifiesto de fenómeno bien conocido del miembro fantasma. Eurípides, en sus
un sueño es proyección del propio cuerpo del soñante, visualizado Hijos de Heracles, nos da una soberbia descripción de la repug­
'Como casa o paisaje. nancia de Jolao a roorganizar el automodelo de acuerdo con su
El automodelo subyace incluso a nuestra concepción de lo "na­ incapacidad física. 1 En la Odisea, el protagonista se siente algo
tural" y lo "irreductible". Tal vez los niños quieran saber de dón­ confuso por el hecho de que su protectora, Atenea, cambie de as­
de vienen; no preguntan por qué están vivos o tienen cuerpo. El pecto súbita y repetidamente. Las metamorfosis y, a fortiori, la
mismo automodelo determina también qué parte de la realidad trasmigración de las almas, siempre fascinaron a escritores y teó­
externa requiere una "explicación" (metafísica). Ningún mito ex­ logos. Ovidio escribió un volumen entero de Metamorfosis míticas;
plica por qué las vacas, como nosotros, tienen cuatro miembros; lo Kafka describió la trasformación de un hombre en cucaracha; Gar-
que explican es por qué, a diferencia del hombre, el ave tiene alas, nett escribió Lady into fox.
el pez aletas y las serpientes carecen de miembros. Mais nous avons La misma perfección y acendramiento del automodelo puede ser
.changé tout cela'" L. J. Henderson (1913) trató incluso, entre causa de conflicto.
otras cosas, de explicar por qué -no cómo, sino por qué- es buena Caso 189: Los adolescentes reaccionan de un modo ambivalente
·el agua ¡para los pecesl a su maduración sexual. Un neurótico recordaba haber deseado
El hombre también establece órdenes de categorías para las de­ poder amputarse el pene, cuyas erecciones no podía controlar (caso
más personas -y aun los animales- según su conformidad o falta 26). Algunas adolescentes comprimen sus pecho en capullo. Una
de conformidad con el modelo que él tiene de sí mismo. mohave pubescente se querellaba con sus compañeras, que la "acu­
Caso 188: En un relato griego. un hombre salva a un águila de saban" de tener vello púbico (Devereux, 1950a). Jones (1923) des­
una serpiente porque el águila le parece a él una bestia más na­ cribe la fantasía de la inversión de generaciones, que para mí es
tural (AeIiano: De la naturaleza de los animales, 17-37). Parsifal una manifestación del mismo confIiéto, como la difundida creen­
-salva a un león de un dragón por el mismo motivo. cia primitiva de que nuestro hijo es la rencarnación de nuestro
La única excepción visible a esta regla es el disgusto que el hom· padre. _.
bre siente por los monos superiores, que se parecen al automodelo Alguos neuróticos sieJ:1!~l! ~~cluso
__ que el desenvolvimiento dD
al mismo tiempo demasiado y demasiado poco. Esta observación OU~~~E(lpacidªde.!i~. uu_..I!eligio intoleraolepirasu-aUfomó'ddo,
suscita problemas que se estudian mejor a propósito de la impor­ sobre todo si esas nuevas "capacidades" no representan sublima­
tancia del modelo de personalidad para entender las reacciones del ciones sino defensas neuróticas. •
:género humano a lo masculino y lo femenino (capítulo xv). Caso 190: Al igual que el profeta Jonás (fonás, 1.3), el primitivo
Siendo el automodelo una pauta humana hondamente grabada, que recibe el "llamado chamanista" puede tratar de rechazar la
el reconocimiento de que uno está "discordando" -enfermo, me­ "misión" o el "poder" que le ha sido otorgado. Algunos sedang
• En español tenemos un ejemplo bastante parecido en el verbo machihem­
1 Suele opinarse que en este drama Iolao se rebela contra la ancianidad; yo
brar [T.]
•• Frase clásica del francés: Pero ahora hemos cambiado todo eso. Como opino que se rebela contra su artritis reumatoide. y espero demostrarlo en otra
quien dice que estamos más adelantados ... que lo natural [T.] publicaci6n (Devereux, 1957f).
208 EL CIENTÍFICO Y SU CIENCIA 209
EL ·AVfOMODELO: SOMATOTIPO y RAZA
que creen haber recibido esas (molestas) facultades llegan hasta a dose- por ejemplo si su experien..~ia ... de...~'jo amarillo" es ig:nal que
beberse su orina, esperando que esto disguste tanto a los dioses la de sus semejanteS: Claro está que esta cuestión no tiene respues­
que les retiren esos dones no deseados. ta, y por eso está precisamente lo bastante desprovista de sentido
Caso 191: Algo de semejante conflicto puede haber también en como para fascinar a los metafísicos.
el origen del trágico deterioro de Arturo Rimbaud, quien dejó de En el otro extremo tenemos la suposición de que sólo nuestro
escribir poesía antes de llegar a la edad viril. János Bólyai, que modelo de personalidad tiene una validez general y que todo apar­

~)~
con .poco más de veinte años formuló el concepto de un espacio tamiento de los otros respecto de esta norma es intencional y ma­
curvado negativamente como alternativa al quinto postulado de licioso. Tal "narcisismo de las pequeñas diferencias" (Freud, 1955c)
Euclides, nunca hizo nada más. El inexplicable declinar temprano

]~
refleja las dudas del hombre acerca de la validez general de su
~ i de muchos adolescentes brillantes y el hecho de que otros desper­ automodelo. Una consecuencia directa de la oscilación del hombre
dicien sus dotes en pequeñeces y nunca lleguen a escribir el mag­ entre el conv~ci~~nt~_~~.q~~_s~l?_.~u aut;;~~del~'es u~h:~r.sa1­
num opus que todo el mundo espera de ellos puede también de­ mente. \,~I~do].slJ..temor-deJl1!~._n.<U9_se.a es su tendencia anegar
berse en parte a conflictos por un perfeccionamiento en el auto­ las diferenciªLy_ª-.roaximizarlas... esto último por lo general,
Ii I
modelo.
, para justificar la depreciación y/o la opresión de quienes difieren
La estabilidad del automodelo es a veces poco más que un indi­ de su modelo o se ven obligados a diferir de él (Dollard, 1937,
cio de fijación neurótica, rezagada respecto de la realidad. Por Devereux, 1965a).
cierto que incluso el adulto común y corriente que vuelve a ver Como no podemos entrar aquí en la exploración a fondo de este
una casa donde no había entrado desde la infancia suele sorpren­
problema del automodelo y su papel en el pensamiento y la con­
derse al verla más pequeña que como la recordaba. Los automo­
ducta humanos, examinaré sólo el papel de automodelo somático
delos infantiles, así como los modos de percepción y experimenta­
en la raza, el sexo y la enfermedad, con referencia especial a la
ción, a veces se manifiestan en sueños (Devereux, 1965e) y por lo
práctica médica, definida aquí como una de las ciencias de la con­
general nos permiten determinar la "fecha psicológica" (Devereux,
1949a) del sueño -o sea la edad a que se refiere. Esto a veces per­ ducta (aplicadas).
mite al analista determinar también con bastante precisión la fase
en que se produjo la fijación del analizando.
Caso 192: Hace algunos años, una compañía especializada en
muebles y adminículos para baño infantiles expuso un departa­ 1. SALUD Y ENFERMEDAD: EL MODELO "NORMAL"
mento que contenía enormes muebles y lavabos perfectamente in­
accesibles, para que los adultos comprendieran las dificultades que La_.l;;gnstrucción de un automodel?-.._~.?.m.á.t.ic<;>~I?Jllica una objetivi- ._]
tenían los niños en las casas amuebladas para adultos. Es significan­ zación de n~~stro P!ºE.Ü:U;.!lerpo ~?!ll0cosa aparte delluesira pro­
te que esta exhibición desempeñó un papel importante en el aná­ PÜI.-personalidad real, por ejemplo, en el· sentido de la antigúadi- .
_lisis de un paciente que todavía se veía como niño. cotomía de--cuerpo-alma. En casos más extremos, el modelo del
I El automodelo, naturalmente, es un componente importante del cuerpo es tan fragmentado que se sienten sus partes como entidades
t sentido de nuestra propia identidad, que se forma en respuesta al separadas.
1, trato que se le ha dado al niño. No sólo la formación de un auto­ Caso 193: El griego homérico no sólo no tenía palabra con que
modelo sino la posibilidad de revisarlo periódicamente, de acuerdo expresar el cuerpo en su conjunto sino que en algunos dibujos
con las exigencias de la realidad, pueden deteriorarse radicalmen­ griegos primitivos la silueta del cuerpo humano ni siquiera es con­
te si se le niega al niño su autonomía y su categoría de sui juris tinua. Está representado el cuerpo como una especie de rompeca­
(Devereux, 1966b, 1967d). El análisis de este complejo problema bezas, con vacíos en las uniones principales (SneIl, 1953). (Com­
queda sin embargo fuera del alcance de nuestro libro. párese con la creencia mohave de que el hombre tiene cuatro almas,
Siendo el automodelo el marco de referencia más estable del hom­ Devereux, 1937b).
bre, desde la Antigüedad ha especulado éste acerca de si los demás Caso 194: En muchas tribus indias -entre ellas los mohaves- a
experimentan la realidad del mismo modo que él ... preguntán- veces se prohíbe tocarse uno el cuerpo con los dedos; hay que ras­
210 EL CIENTÍFICO Y SU CIENCIA EL AUTOlllODELO: SOMATOTIPO y RAZA 211 )
carse con un palito, para que la piel no se llene de manchas (De­ destaca la in.certidm~_b.Je del hombre en cuanto a k validez_~e~
vereux, 1949c, 1950c). automode1ooomo linea de base y, .por eX~~Jlsión y defensivamen·
La objetivación (extrayección) de por lo menos las partes las­ te, asn'msmo-ae--toaaJIiléa-ae-oase absoluta. De hecho, a pesar
timadas del cuerpo aparece ya en forma rudimentaria en el nivel de la idea no relativista que tenía Freud de lo normal, aun algu­
de los artrópodos, como lo muestra el hecho de que la langosta nos psicoanalistas tienden actualmente a confundir ajuste con nor­
americana se ampute una pinza dañada (autotomía). malidad. El lema del ajuste o adaptación (Devereux, 1939b) es
En la práctica médica hay, pues, un automodelo objetivado, que particularrnente-ten.i<idoi-parálos pSlcfiiillras que viven en una-­
representa a veces una suerte de Yo ideal corporal, que es la línea sociedad que cambiarállloanierileY·· a- \iec-e-s--en-torm:a<tisrominua,
de base del diagnóstico real. 10 qUe- exigeoemasladó"dc-Ia capacidad que el hombre corriente
La influencia del automodelo en la labor diagnóstica no puede tiene de sobrevivir mediante un reajuste racional y continuado,
estudiarse sin aclarar primero la naturaleza de las normas en me· aunque, contrariamente a lo que sucede con el "lavado de cerebro",
dicina. esta conformidad externa no implica una ruptura en el sentido
Se suele considerar la enfermedad -a veces con cierta precipi tao de la propia continuidad de identidad en el tiempo (Devereux,
ción- sencillamente como una desviación respe~joQ~!!~__ ~sta90 1966b, 1967d). Poco importa al respecto saber si el cambio social
_ ·'!!..orma.t. (de varia definición) llamadü'sáIücr.La_idea de que..Ja requiere una conversión ideológica (Lifton, 1961) o religiosa
s.alud es "normal" ~J:~ce_i~Llilla cafegiíÍ"ía E~s!(~a' del pensamiento (Dodds, 1965) con un cambio radical de identidad o bien si, como

L humano. Discutiendo conmigo de su propia especialidao curaaora,


~chamán mohave insistía en que los hombres estaban hechos
"con la intención" de que fueran sanos (Devereux, 1961a), y yo
en las sociedades nuevas en rápida coalescencia que todavía no
han tenido tiempo de crear un ethos auténtico, la sociedad exige
sólo una conformidad externa que no entrañe "conversión" índma
no conozco ninguna colectividad primitiva ni moderna que consi­ (Devereux, 1958b).
dere estado normal la enfermedad. Quizá sea la mejor prueba de que las ideas estadísticas de nor­
Caso 195: Incluso en el cuerpo detestado por los ascetas y la malidad no son buenas el hecho de que aun cuando los hombres
lamentación de un gran biólogo francés ("la vida es una enfer­ definan la enfermedad negativamente -como ausencia de salud­
medad que no tiene cura") se considera normal la salud y anor· en la práctica hacen el diagnóstico básico de "enfermedad" y el
mal, siquiera en forma torcida, la enfermedad. diagnóstico específico de "cierto tipo de enfermedad" no en fun­
Caso 196: Aunque los sedang tienen un modo esencialmente pe­ ción de una desviación de la norma ideal (= "no sano") sino de
simistade ver la vida Y ';t). esperan.queles--suéedá gran COsa de la congruencia de los síntomas con una norma positiva, formulada
bueno naturalmente" también definen la salud como normal y la explícitamente, o modelo mental de "enfermedad" y más concre­
eníermedad como anormal. tamente, de "enfermedad X" (Devereux, 1963a, 1966g). Este he·
Caso 197: Los elmolo de la gran falla del lago Rodolfo tienen cho es de considerable importancia en nuestro contexto, puesto
un régimen de alimentación tan deficiente en calcio que muchos que muchos errores y descuidos de diagnóstico interraciales e in­
de ellos son patizambos. Pero nada indica que consideren esta con­ tersexuales resultan deberse a la sustitución de la norma, menos
dición normal, bella ni deseable. Reconocen que es una enferme­ subjetiva, de normalidad absoluta por la norma del automodelo.
dad y así han ideado procedimientos para aliviar el dolor que En el otro extremo del espectro hay conceptos aparentemente
ocasiona (Dyson y Fuchs, 1937). científicos de lo normal (salud) que son al mismo tiempo arbitra­
Aunque la prevalencia de una enfermedad dada no ha indu­ rios y estadísticamente nada realistas.
cido, que yo sepa, a ninguna colectividad a creer normal la en· Caso 198: Los textos de oftalmología afirman ex cathedra que
fermedad, algunos psiquiatras y antropólogos psiquiátricos han la vista normal del hombre "es" de 20/20, aunque sólo una parte
equiparado -creo que erróneamente (Devereux, 1956c, 1961a, 1963a, de los que no tienen ningún defecto morfológico ni funcional de­
Boyer, 1964, Bastide, 1965a)- la salud psíquica con los tipos de mostrable en los ojos poseen una visión de 20/20. Habiéndose con­
estructura de la personalidad prevalecientes estadísticamente, quizá vertido ya esta norma en verdad eterna, los directorios telefónicos,
con el fin de justificar la indefendible opinión de que ajmte es igual los periódicos y las notas de pie de página se imprimen con un
a normalidad. El relativismo diagnóstico de este tipo simplemente tipo de letra tan pequeño que sólo unos cuantos pueden descifrar­
212 EL CIENTÍFICO Y su CIENCIA 213
EL AUTOMODELO: SOMATOTIPO y RAZA
los sin esfuerzo. Esto debería ser evidente para todo aquel que haya 2. EL AUTOMODEW RACIAL
visto alguna vez incluso a personas jóvenes sin gafas tratando de
consultar un directorio telefónico en una cabina pública. y luego, Los caracteres raciales son de los principales componentes del auto­
por un razonamiento circular, este tipo de letra anormalmente pe· modelo. Por eso se trata a veces como a extraños, y aun se elimina,
queño se convierte en la norma con que los optometristas determi· a los miembros de una raza cuyo aspecto difiere del de ese modelo.
nan la cantidad de corrección que "necesitan" los ojos de un Caso 202: La tradicional y proverbial desconfianza para con los
paciente. Esta norma no se basa en consideraciones de orden esta· pelirrojos que reina en ciertas partes de Europa la explican, inclu­
dístico ni objetivamente científicas. Es probable que Se deban a un so algunos científicos, como secuela de un conflicto prehistórico con
problema de índole económica actualmente obsoleto. En un tiem· una raza pelirroja vencida, aunque nada haya en la historia ni
po en que el trabajo del impresor y la vista del erudito eran ba­ la protohistoria europeas que sustente esta explicación.
ratos y el papel caro, los libros se imprimían con el tipo de letra Caso 203: Entre los tanalas de Madagascar, la gens zafiakotry, de
más pequeño posible, y desde entonces, aquel tipo fino ha sido el piel oscura, de los menabes mata a sus neonatos de piel clara,
origen de las normas optométricas. Por eso nos preguntamos cuál mientras que la gens maromena, de piel clara, mata a los de piel
hubiera sido el criterio optométrico de la visión normal de haberse oscura (Lintol1, 1933).
debido a un oftalmólogo de la tribu de los calmucos, conocidos Cada raza selecciona de entre varios somatotipos igualmente sa-
por su miopía. nos y característicos uno que se convierte a continuación en el
Caso 199: La influencia del automodelo en el quehacer cientí­ ideal del grupo, el blanco social a que apuntar en el sentido de
fico se demuestra implícitamente por el hecho de que yo me in­ La Barre (1946a) y por ello acaba por considerarse implícitamente
teresé en las normas de optometría y estudié su historia porque hermoso.
constantemente se me estaban fatigando los ojos al leer impresos Caso 204: Lo rubio se equipara de un modo tan constante con
con tipo fino. lo bello en Estados Unidos (hipotéticamente "nórdicos"), que los
El empleo de normas somáticas arbitrarias basadas en el auto­ periódicos pueden hacer interesantes las aventuras de la mujer más
modelo puede incluso tener consecuencias sociales catastróficas. corriente diciendo que se trata de una rubia.
Caso 200: Varios intelectuales haitianos, entre ellos dos médicos, El automodelo colectivo influye en el modelo individual, y todo
me aseguraron que la llamada rebelión "Caco" contra las tropas intento de impugnar su validez objetiva se considera hiriente.
de ocupación norteamericanas se debió en gran parte al hecho de Caso 205: Hace unos años, la revista Time comunicaba que un
que los inspectores norteamericanos castigaban a los trabajadores
estudio antropométrico en que se hada pedazos el mito del '''texa·
haitianos, subalimentados y parasitados, por no poder realizar la
no alto" había suscitado una gran indignación en aquel estado.
cantidad de trabajo considerada normal para obreros norteameri­
El automodelo racial suele además tener su copyright, y su "usur­
canos sanos y bien alimentados.
Caso 201: Los españoles acabaron con la población india de las pación" por extraños se siente como un engaño deliberado.
Antillas, en parte por exigir de sus esclavos indios la misma canti­ Caso 206: A nadie odia tanto el sureño como al negro lo sufi­
dad de trabajo que habían puesto por norma los esclavos negros, cientemente claro como para que "pase", y el antisemita al judío
racialmente más robustos y mejor adaptados a los trópicos que los que no es fácil de reconocer como tal.
indios. Caso 207: Las rubias oxigenadas y las negras que se alisan el pelo
En resumen, la idea de que.....prom~.esta.dístico es i~ual asa· son, como es bien sabido, objeto de chistes crueles y desdeñosos
l:ud está vicia~ por una parte por la prevalencia estadística de (véase caso 225).
ciertas condiciones patológicas y por la otra, por la explotación Incluso los hombres de ciencia dictaminan a veces airados en
de una norma subjetiva y/o sociocultural del automodelo, que por materia de somatotipos subestimados socialmente.
lo tanto no tiene valor científico. Además, si el médico toma su Caso 208: Dado el hecho de que la clasificación y el análisis más
automodelo -o el de su raza- como línea básica de diagnóstico, eficientes y acertados y mejor documentados de los somatotipos
es probable que cometa errores y omisiones en su diagnóstico. son los de Sheldon (1940, 1942), no tiene más remedio que sor·
prendernos la erupción de hirviente cólera y desprecio que se apre.
214: EL C1EI'l'JÚ1CO y su CIENCIA I:L AlITOMODELO: SOMATOTIPO y RAZA 215
cia en su discusión del "endomorfo germinante", • que en realidad labios evertidos o el cabello ensortijado de un negro como con­
se refiere a los judíos y negros obesos. No sería difícil hallar otros templar la manga vacía de un manco. 2
muchos casos parecidos.
Caso 211: Un negro profesor de ciencia comportamental sólo
Los que tienen la suerte de pertenecer a un somatotipo apre­ conocía a un blanco que siempre dijera "negro" con el mismo tono
ciado tienden a tratar su cuerpo como una mercadería muy vendi­ de voz con que decía "inglés" o "francés". "Los demás por lo ge­
ble, mientras que los "compradores" emplean su "propiedad" con
neral parecen embarazados o bien emplean una circunlocución."
fines de consumo de ostentación en el sentido de Veblen (1912). Caso 212: Después de una conferencia a una clase de estudian­
A la inversa, los que pertenecen a un somatotipo poco apreciado tes de medicina de segundo año sobre las diferencias de las enfer­
suelen verse obligados a contraer matrimonios hipógamos, cuya medades según las razas, una estudiante blanca superigualitaria
descendencia, enfrentada a dolorosos problemas de identificación, me regañó por fomentar el "racismo".
a veces esquiva sus dificultades mediante una identificación neu­ Excepcionalmente, pueden producirse graves trastornos del auto­
rótica "hacia ~bajo" o declinante con el padre o la madre social­ modelo y de la imagen del cuerpo en el caso de individuos perte­
mente menospreciados (Devereux, 1965h).
necientes a minorías raciales desposeídas, que aceptan sin crítica
Tal vez sea el estético el enfoque más positivo del problema de el automodelo racial de la mayoría.
los automodelos raciales.
Caso 213: Un candidato psicoanalítico no blanco y norteameri­
El individuo corriente es capaz de apreciar la belleza de un cano por nacimiento tuvo que dedicar varios meses de su análisis
percherón dentro de las normas de los percherones, y de un caba­ didáctico a analizar su tendencia a despreciar su propio cuerpo
llo árabe dentro de las normas de éstos, pero es incapaz de apreciar por no estar conforme a las normas blancas '" y eso a pesar de
la belleza de un chino de acuerdo con las normas raciales chinas ser un hombre verdaderamente hermoso según cualquier tipo
o la de un blanco según las normas de los blancos.
de norma.
Caso 209: Los chinos solían considerar a los blancos horrenda Caso 214: Una muchacha judía norteamericana ingenuamente
y diabólicamente feos y por eso los llamaban los "diablos extran­ archiartificiosa decía que, en su círculo, el acostumbrado regalo
jeros".
de cumpleaños de los "dulces dieciséis" era una operación de ci­
En algunos casos la reacción a caracteres raciales desconocidos rugía plástica nasal, y añadía que esperaba conocer y casarse con
y ajenos linda con el pánico y provoca el retomo de lo reprimido
en forma de sueños de angustia. un profesional judío "muy gentil y de porte Harvard". (Cómpa.
rese también con las operaciones plásticas de las japonesas en la
Caso 210: Un miembro de una troup'e somalí que visitaba Bu­
posguerra.)
dapest acariciaba en sueños a una húngara cuyo pubis, a diferen­
En algunos casos, estos trastrocamientos del modelo de la per­
cia del de las somalíes, no estaba rasurado. El somalí visualizaba
sonalidad pueden incluso conducir a un acting out autodestructor.
ese vello púbico femenino como un rostro barbado amenazador y
Caso 215: Un médico negro me contó que una muchacha aco­
tuvo un sueño de angustia que reflejaba graves ansiedades de cas­
tración (Róheim, 1932). modada y encantadoramente bella, de piel dorada, gastaba la ma­
yor parte de su fortuna en un horripilante tratamiento endocrino
Estos datos hacen ver claramente que el hombre es capaz de
apreciar la belleza de los caballos de acuerdo con las normas debi­ que sólo conseguía hacerla parecer albina y además acabó por tras­
das, porque su automodelo no afecta a su juicio, pero es incapaz tornar su salud permanentemente.
de hacer otro tanto cuando se trata de miembros de otras razas, Una manifestación particularmente notoria de trastorno del auto­
porque su automodelo en este caso menoscaba su objetividad. modelo es la vinculación de los caracteres raciales con el dimor·
En muchos casos, los rasgos raciales característicos de los demás fismo sexual.
se equiparan inconscientemente con un defecto físico. Por eso al­ Caso 216: Una muchacha china norteamericana, bella y culta,
gunas personas piensan que es tanta falta de "tacto" mirar los decía que a las muchachas chinas norteamericanas les parecen los
blancos hirsutos más atractivos y viriles que los lampiños chinos.
• Denota una persona obesa, de vientre grande y con piernas y brazos enor.
mes; su contrario es el ectomorfo: magro, huesudo, de rasgos (nariz, pómulos,
etc.) acentuados. (R.T.] • Más adelante veremos el papel que en la tarea de diagnosticar desempefia
ese "tacto".
216 EL ~TÍFIco y SU CIENCIA EL AUTOMODELO: SOMAToTIPO y KAZA 217

Pero se consideran a sí mismas más atractivas y femeninas que las pero también muy neurótica, se interesaba sólo en los negros mu­
muchachas blancas, porque la falta de vello en Su cuerpo les pa­ cho más jóvenes, incultos y de preferencia groseros y aun depra­
rece particularmente femenina y el complemento más satisfactorio vados y se había hecho incluso un modelo mental del negro "real"
para la viril pelambre de los hombres blancos. y "vital", que defendía con muchos argumentos de apariencia cien­
Los caracteres raciales y los sexuales suelen vincularse también tífica. Dado que no le interesaban en lo absoluto los profesionales
por los miembros neuróticos y socialmente negativistas (Devereux, negros guapos y cultos, que para ella habían dejado de ser "ver­
194üb) del grupo dominante. Algunos de ellos sencillamente tratan daderos" negros, es evidente que su tipo del negro "ideal" era tan
de parecer exóticos; otros intentan realmente imitar el aspecto de despreciativo como el de cualquier racista. Simbolizaba simplemen.
una raza "inferior" (que se supone sexualmente desinhibida). te el arroyo donde buscaba refugio respecto de los problemas edí­
Caso 217: Una estudiante universitaria neurótica y bastante pro­ picos.
miscua, que probablemente tenía inclinaciones lesbianas reprimi­ La única prueba objetiva de que nuestro automodelo no desem­
das, había hallado el cuerpo sin vello de su compañera de cuarto peña un papel inhibidor y deformante es nuestra capacidad de
japonesa-norteamericana tan "incitantemente" femenino, que ofre­ evaluar la belleza de un miembro de otra raza de acuerdo con
ció a su amante del momento hacerse más atractiva depilándose criterios apropiados para esa raza. Algunos miembros de razas sub­
todo el cuerpo. Es probable que motivara inconscientemente esta privilegiadas son al menos preconscientemente conocedores de este
proposición el hecho de que visualizaba a veces el pubis lampiño hecho.
y protuberante de la muchachita como un falo femenino rudimen­ Caso 220: Señalaba un blanco a un intelectual nacionalista ne­
tario (Brunswick, 1943).3 gro una hermosa muchacha de puro origen africano y el otro le
Algunas veces, la modificación deliberada que de su modelo de preguntó con cierta suspicacia qué era exactamente lo que le hada
personalidad hace el individuo socialmente negativista puede ser hallarla tan atractiva. Y habiendo replicado el blanco que era
aún más drástica. un bronce vivo del Benin, su interlocutor repuso con mucho sen­
Caso 218: Un jazzista blanco borderline -que consideraba casi timiento: uU sted al menos nos entiende."
un dios a un legendario jazzista negro y por eso le rezaba- solía Claro está que hay que distinguir rigorosamente entre la apre­
pedir prestada la ropa a sus colegas negros, imitaba el paso indo­ ciación estética de las características reales de una raza y los cri­
lente, de hepcat, del jazz y compulsivamente evertía los labios para terios de belleza explícitos -yen parte nada realistas- de esa
parecer negroide. raza.
La importancia del automodelo en ninguna parte es tan noto­ Caso 221: Habiendo yo alabado a un joven sedang la belleza de
ria como en ciertos tipos de seudoatracciones sexuales interracia­ la muchacha con la que acababa de casarse, negó que fuera bo­
les, que suelen ejemplificar tan sólo lo que Freud (1%7b) denomi­ nita y me hizo ver que tenía los ojos grandes, que para los sedang
naba "la gran tendencia universal a la degradación en la vida eró· son feos. Pero como los sedang suelen tener los ojos de un tamaño
tica". Estas seudoatraccíones no representan una reacción positiva mediano por lo menos, es evidente que yo había estimado de acuer­
a una pareja exóticamente bella sino una huida de las parejas de do con este criterio realista la belleza de su novia.
la propia raza, cuya semejanza racial con el padre o la madre sus­ Los ci~!?-tíficos deL...!:omportamiento -entx~e)o~ cuales incluyo a
cita intolerables ansiedades edípicas. Tales reacciones -antes limi­ los médicos- que se forman en una sociedad con""coiiClencia de
tadas casi exclusivamente a los hombres- se han manifestado desde raza, inevitablemente forman su automodelo de acuerdo con las
la emancipación de la mujer en forma más marcada en la conducta características de su raza y -por lo general de un modo casi in­
femenina (Devereux, 1965h). consciente- lo comparan con su modelo mental de otras razas. De
Caso 219: Una científica de la conducta atractiva e inteligente, ahí que su automodelo pueda ejercer una influencia nefasta en
su función diagnosticadora.
• Esto puede explicar el papel prominente que la depilación total desempefia
en una novela "erótica", en lo artístico meritoria pero en lo psicológico es­
pantosamente pervertida, en que se trata a las mujeres digamos como si fueran
sodomitas. En esta novela se dice que el vello púbico es un obstáculo para el
coito.
218 EL CIENTiFICO y su CIENCIA EL AUTOMODELO: SOMAT<YrlPO y RAZA 219'
3. EL AUTOMODELO RACIAL EN EL DIAGNÓSTICO restudiaran los diagnósticos de metabolismo anormalmente bajo y
ligero hipogonadismo, ya que las razas mongoloides suelen tener
Muchas de las observaciones que vamos a presentar las hice en la un índice metabólico relativamente bajo y escasísimo vello púbico.
Comprehensive Medical Care Clinic de la Escuela de Medicina de Otras dificultades de diagnóstico se deben a una renuencia "llena.
la Temple University, donde una mañana cada semana durante de tacto" -y probablemente sólo preconsciente- a examinar de­
dos años enseñé a los estudiantes de medicina de cuarto año (de tenidamente las partes más distintivas del cuerpo de un paciente
aquí en adelante llamados "doctores") a observar e interpretar los racialmente diferente.
indicios psiquiátricos que emergen en el curso de los exámenes fío Caso 224: Nunca vi a un doctor examinar rutinariamente los.
sicos. 4 En general, observaba a parejas de blanco y negro, doctor y anillos inguinales de un negro ... tal vez a causa del mito de que:
paciente, y siempre que podía escoger entre varias de esas díadas, una característica racial del negro es su gran pene.
observaba de preferencia las parejas en que doctor y paciente eran Caso 225: Una muchacha negra, de unos 16 años, alta, bien des­
además de distinto sexo. Cuando hay información obtenida de otras arrollada y ligeramente gordita llegó a la clínica quejándose de
fuentes lo consigno así. pérdida capilar; tenía el cráneo cubierto tan sólo de un fino y
El supuesto de que el paciente de otra raza debe tener un as­ escaso vello, de 5 o 7 cm de largo y erguido. Aunque el doctor
pecto "diferente" conduce a inadvertencias en el diagnóstico con le había examinado el cuero cabelludo atentamente, no había abor­
tanta frecuencia como el desconocimiento de las diferencias racia­ dado de frente la historia de su estado y por eso no pudo presentar
les genuinas. un diagnóstico cuando el inspector médico y yo entramos en la
Caso 222: U na doctora blanca capaz y concienzuda hizo un es­ sala de reconocimiento. El médico jefe, hombre muy capaz y de
tudio diagnóstico completo de un negro de treinta y tantos años. agradable franqueza, echó un vistazo al cabello de la muchacha y
La anamnesis, los antecedentes médicos y las apreciaciones neuro­ en cosa de segundos vio que ésta había empleado un alisador ba­
lógicas, todo sugería que la notable delgadez de las pantorrillas rato para el pelo, descuidadamente y en exceso. El otro doctor no
del paciente se debía en parte a una sífilis terciaria y en parte había indagado la posibilidad de un accidente cosmético, proba­
acaso a un accidente cerebrovascular (ataque) leve. Por eso, el diag­ blemente por su renuencia "llena de tacto" a hablar con la pacien­
nóstico y tratamiento correctos de este paciente requerían cuando te de su extraño pelo y por su conocimiento del hecho de que los.
menos una "conjetura de experto" acerca de hasta qué punto eran blancos tienden a burlarse de las negras que emplean alisadores
causas la sífilis o el ataque de la delgadez de sus pantorrillas. Pero para el cabello. No es probable que hubiera dejado de averiguar
en el momento en que el paciente se levantó de la mesa de exa­ la posibilidad de un accidente cosmético de haberse tratado de
men -y dejó caer accidentalmente su paño- se hizo patente que una rubia blanca oxigenada, o sea una mujer cuyo cabello hubiera
debía tomarse en consideración un tercer factor. La conformación sido por lo demás "normal" según el automodelo de quien hacía
general del cuerpo del paciente -ligera lordosis, algo de esteato­ el diagnóstico.
pigia, cabello en grano de pimienta y las pantorrillas delgadas­ También puede haber una renuencia "llena de tacto" a pro­
indicaban que era descendiente de alguna de las tribus sudafrica­ pósito de la oscura piel del negro y de sus lesiones. No puedo re­
nas que se cruzaron con los hotentotes y/o los bosquimanos. Si cordar así, de pronto, un solo caso en que un doctor interrogara
bien este descubrimiento no afectaba a la validez del diagnóstico espontáneamente a un pacient~egro acerca de una lesión cutánea
de atrofia muscular debida a la sífilis y/o al ataque, modificaba o una cicatriz que no estuvieran supurando o causando molestias.
considerablemente la apreciación del "coeficiente de patologicidad" Caso 226: Un doctor no preguntó a un negro por una antigua
de sus delgadas pantorrillas y por eso influía en la evaluación de y horrible cicatriz que tenía en el cuadrante inferior derecho del
la gravedad de su estado. abdomen. Interrogado acerca de la omisión, explicó que le había
Caso 223: Estando yo trabajando en un gran hospital donde ha­ parecido un tajo propinado con una navaja barbera, aunque pa·
bía muchos pacientes indios tuve que proponer repetidas veces se rece difícil de imaginar cómo hubieran podido herir al paciente
con una navaja en semejante lugar. En respuesta a una pregunta
• Los exámenes físicos favorecen la producción de material psiquiátricamente directa, el paciente declaró que era una cicatriz de apendicecto­
importante (caso 12). mía y que su deficiente sutura se debía a que la operación se la
JlL. AUI'OMODELO: SOMATOTlPO y RAZA 221
220 EL ClEoNTÍFIOO y SU CIENCIA
servé que sus pies eran masas informes llenas de callos, juanetes,.
había practicado un médico general en un hospital sureño de una dedos torcidos y uñas mal cortadas. El estado de sus pies la había
-comarca apartada. inmovilizado prácticamente, yeso había impedido que perdiera
Caso 227: A un negro de cierta edad no se le preguntó por muo
chas cicatrices curadas, de 1.5 a 3 cm de diámetro y distribuidas peso.
Algunas veces hay también tendencia a pasar por alto las con­
por una región de unos 100 cm 2 en cada espinilla. Acabamos por diciones que se sabe son raras en una raza dada.
descubrir que había sido barrendero y que las lesiones se las habían Caso 231: Un doctor no hizo ningún caso del notorio hirsutis­
producido los botes de basura pegándole en las espinillas. Este mO facial de una joven negra por más que, dada la clara piel de
caso es muy digno de atención porque el doctor era un joven
la paciente, fuera bastante llamativo.
excepcionalmente capaz y consciente, y decidido defensor de los En cambio, el doctor joven suele tener bien presentes, como debe
negros. ser, las enfermedades conocidas por su frecuencia en determinada
Otra parte que suele descuidarse en el cuerpo de los pacientes raza. De ahí que nunca haya visto al doctor joven menos capaci­
negros es la mitad inferior, característicamente prógnata, del ros­ tado descuidar una indicación de anemia drepanocítica en un
tro. Muchos doctores examinaban la nariz y la cavidad bucal de paciente negro, ni dejar de buscar cuidadosamente tumores fibroi­
sus pacientes negros con cierta precipitación, a menos que la ín·
dole de las quejas del paciente hiciera necesario un reconocimien­ des en el útero.
En general, los descuidos debidos al automodelo parecen limi­
to detallado. tarse a dolencias relativamente poco importantes y en verdad, nun­
Caso 228: Una mujer negra bastante joven se quejaba de diver­ ca tuve la impresión de que se reconociera a los pacientes negros
sos síntomas gastrointestinales. Aunque el doctor examinó rutina­ menos atentamente que a los blancos, ni tal negligencia hubiera
riamente su boca y garganta, no advirtió, inxeplicablemente, que sido tolerada en ninguno de los tres hospitales mencionados en·
.casi no le quedaban dientes. Fue el médico jefe quien al fin des­
los casos que preceden. 5
cubrió que buena parte de los trastornos gastrointestinales de la El papel que desempeña el automodelo en el diagnóstico psi­
paciente se debían a una masticación insuficiente. quiátrico sólo puede verse brevemente, en parte porque este capí­
El hecho de que muchos negros tengan los pies planos explica tulo está consagrado ante todo al análisis del automodelo somático
tal vez el que raramente se los examinen con atención. y en parte porque ya he estudiado el problema en otras publica­
Caso 229: Haciendo la visita con un profesor auxiliar de pedia­ ciones (Devereux, 1951a, 1956c, 1961a, 1963a). Baste destacar que'
tría en una escuela de medicina del sur vi que un estudiante de en el diagnóstico psiquiátrico intercultural, las distintas experien­
medicina de cuarto año y el pediatra residente examinaban per­ cias culturales de terapeuta y paciente constituyen obstáculos de
plejos a un niño negro de 6 años de edad que llevaba varios días gran magnitud para el diagnóstico adecuado y la comunicación
~altando a la paticoja. Como el compañero de juego habitual del
terapéutica. Dificultades semejantes se hallan en la psiquiatría in­
pequeño paciente acababa de ser hospitalizado con poliomielitis,
fantil (Devereux, 1965b).
lo estaban reconociendo con particular cuidado para ver si presen­ En cuanto al problema caro a los antropólogos antipsicoanalí­
taba síntomas de esa enfermedad, pero los resultados fueron total­ ticos, ningún analista sensato duda verdaderamente de que haya
mente negativos. Cuando advertí que el profesor tampoco llegaba apegos y hostilidades edípicos diferentemente distribuidos, en las
a un diagnóstico sugerí con cierta timidez que vieran si el chiqui­ sociedades matrilineales y también en aquellas donde, debido a la
llo tenía los pies planos. Después de algunas bromas bonachonas influencia de un sistema clasificatorio de parentesco, hay varias­
acerca de mis talentos de pediatra, no sólo descubrimos que tenía personas que cumplen funciones maternas (y jo paternas). Es evi­
los pies muy planos sino que además, para corregir este defecto, la dente asimismo que la orientación de las hostilidades edípicas ha­
madre le había comprado unos zapatos ortopédicos sin prescrip­
ción, y le venían tal mal que se veía obligado a andar a la pa­ • La discriminación racial es inimaginable en el Temple University Hospital.
ticoja. El director médico del Western Hospital, muchos de cuyos pacientes son indios,
Caso 230: Una mujer negra muy obesa, de edad mediana, vol· es un notorio defensor de las derechos de los indios. En cuanto al Southern
vió varias veces a la clínica porque, aun siguiendo escrupulosa. Hospital, es conocido entre los negros como el único de la región que los trata
no sólo con competencia sino también con cortesla.
mente las instrucciones dietéticas, no perdía peso. Finalmente ob·

.~~. ~~~t¿,~.;~., :-' -;-<:-'."', ~"'~~"·"'''-'ft¡,:~:'~'~","M"w~:~~,,;.,~·~.fI'd,ri.w.ll··itt


¡¡ • . ~ te el,.?
:222 EL CIENTÍFICO Y SU CIENCIA

cia el tío materno y del afecto positivo (homosexual) hacia el pa­ CAPíTULO xv
<lre biológico (Malinowski, 1932) pueden confundir a un analista
sin preparación antropológica cuya propia reacción edípica infan­ EL AUTOMODELO: EL SEXO
til de amor y bdio no se escindió entre padre y tío materno. Todo
,esto, claro está, no tiene nada que ver con la validez básica de la
teoría psicoanalítica.
El automodelo influye en el diagnóstico psiquiátrico de dos
modos:
1. Antes de tomar un curso de etnopsiquiatría, los residentes
La materia de que se ocupa este capítulo no es la sexualidad sina
psiquiátricos -y a veces incluso los psiquiatras calificados- tienden
el papel que el automodelo sexual del científico del comportamien­
a considerar toda desviación respecto de las normas de su propio
to desempeña en su mal entendimiento de aquélla.
grupo como patognomónica de enfermedad psicológica; las pautas
.de comportamiento indias acostumbradas pueden así evaluarse
-como síntomas. El papel de un automodelo más individual en el
diagnóstico y en la formulación de objetivos terapéuticos se hace
1. EL DESAFío DEL DIMORFISMO SEXUAL
resaltar con el amargo chiste que debería llevar todo libro de texto
.de psiquiatría: "Cómo ser más como yo."
El hecho de que la humanidad se componga de machos y hembras
2. Después de tomar un curso de etnopsiquiatría, los residentes
nunca ha sido aceptado como un hecho irreductible, que es y ya.
psiquiátricos a veces se vuelven muy exagerados en sus apreciacio­
Se sentía como un desafío intelectual y una causa de ansiedad des­
nes y Son capaces de definir cualquier síntoma manifiesto de en.
de los tiempos más antiguos de que hay documentos humanos,
fermedad psiquiátrica como "comportamiento indio normal". Una
incluyendo los mitos. Los mitos de los primitivos, el famoso mito
vez hube de salvar de la silla eléctrica a dos indios pueblo cuyas
platónico (Banquete, 189E ss.) del hermafrodita primordial y cier­
.alucinaciones y fantasías habían sido diagnosticadas erróneamente
·-como "creencia india" (Devereux, 1956c). tos géneros de "ciencia" moderna por igual tratan de "explicar"
-no es necesario decir que metafísicamente-, un hecho irreducti­
En resumen, las observaciones que quedan hechas indican que
ble, cuyas propiedades e implicaciones sólo pueden estudiarse cien­
la aplicación por el diagnosticador de su automodelo idealizado so­
tíficamente. 1
mático, psicológico y cultural, como línea directriz para el diag­
Ahora bien, es evidente (capítulo XIV) que el hombre trata de
nóstico tiende a impedir la formulación de diagnósticos atinados.
"justificar" (=explicar metafísicamente) o mitologizar sólo aqueo
En cuanto a la influencia de los diversos modelos de pensamien.
llos fenómenos naturales cuyo carácter irreductible se niega a acep­
10 -que corresponden en el nivel cultural al automodelo de diag­
tar. De ahí que el hecho de que el género humano siempre haya
nóstico som~tico- en la labor psiquiátrica, ya fUe examinada en
mitologizado -y últimamente con jerga científica- la existencia
-otra parte (Devereux, 1958b) y no es necesario que nos ocupe más
.en este contexto. de los dos sexos sea una prueba prima facie de que se niega a acep­
tar que es un hecho irreductible, cuyo entendimiento sólo puede
impedir el supuesto de que sea algo que requiera "explicación",
o sea una justificación metafísica en forma de ]ust so stories para
graduados de universidad.
En resumen, cada ser humano se sentía y siente perplejo ante
el hecho de que otro ser, congruente en casi todos los respectos

1 De modo semejante. muchos textos de sociología empiezan con una explica­


ción del gregarismo humano. olvidándose del hecho de que siendo el hombre
una especie gregaria (aunque no necesariamente "social"), el que requiere una
explicación científica -no metafÚlica- no es el hombre gregario sino el ermitafio.

, [223]

- . ,'; "
_"";c·· ..
-.M.tr.-_~.. -l,.~,' ~;... t.~ .,../, ,,"A:-"~ .X.f.,':',:':'l\;,~ :~j) rO ~~·;M ... t ' .3ft ñtttr'd&r,e:.: ~·rtbt
224 EL eIENTÍFlOO y su CIENCIA
EL AUfOMODELO: EL SEXO 225
con su propio automodelo (de él o de ella), tuviera que ser tan dia del pene en la mujer y su complejo de castración, aunque uni­
diferente en uno: la sexualidad. Nuestro azoro y exasperación en versales, sólo están ligados al sexo en el sentido de que los provoca
presencia del otro sexo no es muy diferente del que sentimos la existencia del macho, que tiene pene.!'; De modo semejante, el
en presencia del mono superior, que sencillamente no tiene "de­ complejo de castración del varón está indisolublemente ligado a
recho" de ser al mismo tiempo tan parecido a nuestro automodelo la existencia del sexo femenino, sin pene, y representa una reac­
y a pesar de todo tan diferente. 2 Más aún, hombres y mujeres pro­ ción a él. También parece evidente que el deterioro del auto­
bablemente se sienten aún más perplejos que los perros se senti­ modelo femenino -cuyo ejemplo es el complejo de castración fe­
rían si pudieran pensar que el sexo opuesto pertenece a su misma menino- corresponde al deterioro del modelo que tienen de sí
especie, simplemente porque el dimorfismo sexual es más pronun­ las minorías raciales oprimidas. La mujer se siente inadecuada
ciado en el género humano -aunque no en el mismo grado en sólo porque, a diferencia del hombre, no posee pene; el negro
todas las razas- que en la mayoría de los demás mamíferos. Añá· norteamericano se siente inadecuado sólo porque, a diferencia del
dase a esto que buena parte del alto grado de dimorfismo sexual blanco, no tiene la piel clara y el cabello suave. Y a la inversa,
se debe a la femineidad conspicua de la mujer, que siempre es se­ algunos hombres se sienten inferiores porque, a diferencia de las
xualmente receptiva y tiene pechos permanentes. El hombre no es mujeres, no tienen pechos y no pueden parir (caso 246), mientras
mucho más obviamente macho que el caballo semental; la mujer que algunos blancos se sienten inferiores a los negros, que tienen
es mucho más visiblemente hembra que la yegua, aunque, para· fama de estar mejor dotados que ellos sexualmente. Esto explica
( dójicamente, la envidia del pene sea en la mujer más pronunciada en parte por qué se interpretan a veces los caracteres raciales como
que la envidia del pecho en el hombre. a si fueran caracteres sexuales y se les atribuye un "significado" se­
En años recientes se ha estudiado cuidadosamente (Mead, 1949a) xual (capítulo XIV).
la conducta ligada al sexo determinada por la cultura y los cien­ La distinción entre características auténticamente inherentes li­
tíficos ya no la confunden con el comportamiento innato. En gadas al sexo y las que podríamos llamar complementarias o con­
cambio, los tipos conjugados de comportamiento ligado al sexo jugadas ligadas al sexo, y provocadas por la existencia del otro
que -como el interés de las mujeres por los hombres y el de los sexo no se ha tomado, que yo sepa, explícitamente en cuenta en
hombres por las mujeres- son en puridad respuestas y reacciones las investigaciones acerca de las diferencias ligadas al sexo, aunque
a la existencia y/o las características del sexo opuesto, siguen sien­ esto representaría sin duda un paso en dirección de una mayor
do tratados, franca o implícitamente, como comportamiento inhe­ racionalidad.
rente ligado al sexo. Pero en realidad parecen ser, al menos en La distinción que acabamos de hacer tiene además importantes
parte, medios de autodefinición sexual (Greenson, 1965). consecuencias prácticas. El reconocimiento de que algunos rasgos
Ni siquiera el psicoanálisis está a salvo de todo reproche a este universalmente vinculados con el sexo no son primarios e inheren­
respecto. No cabe duda que la tendencia de las mujeres a soñar tes sino que representan respuestas complementarias y conjugadas
(más o menos simbólicamente) con el coito durante una mitad del a la irreductible existencia del otro sexo implica que, dentro de
ciclo menstrual y con bebés durante la otra es un comportamiento ciertos límites, pueden ser modelados y modificados por la educa­
inherente ligado al sexo, puesto que está sincronizado con cambios ·ción. Por eso no creo posible impedir totalmente la aparición del
demostrables del equilibrio hormonal que ocurren durante el ci­
complejo de castración masculino ni del femenino. Pero en tanto
clo menstrual (Benedek y Rubinstein, 1942).4 En cambio, la envi­
representa un comportamiento conjugado, es claramente posible
• El hombre parece más preocupado por repudiar su parentesco con el mono impedir quCl tome proporciones catastróficas y se vuelva núcleo de
que con otros animales. De ahí que aun cuando ya Arquíloco menciona el mono Una grave neurosis.
(d. 224 L. B.) (siglo VII a. de C.). no conozco ningún mito griego de cohabita­
Caso 232: Una joven ama de casa de edad mediana, en análisis,
ción con un mono. Esto acaso explique también por qué son pocos los indivi­
duos y menos aún las agrupaciones que tengan por animal favorito el mono. insistía en que las mujeres no tenían verdaderos órganos genita­
a Aunque algo profeminista. la disquisición más imaginativa. pero atemperada les; lo que las personas llamaban amablemente genitales femeninos
y seria que conozco de las implicaciones sociopsicológicas del dimorfismo sexual
humano es la de La Barre (1954). • Al formular así mi enunciado he evitado. según creo, la falacia de no tratar
• Últimamente se han impugnado estas apreciaciones. 1:1. coexistencia de los dos sexos como un hecho irreductible.

• Jrlc,_..:~;...:{._~·~,~-~.;;. 'Í!I<J~:'.~ ,-,,:,,:~,,,, ~ :.,~~~~


. ... .• ... , =- :' N
bSttl'·t*.... . , -'r""U1C$
226 EL CIENTIFICO y SU- CIENCIA EL AUTOMODELO: EL SEXO 227
era solamente un vacío o una carencia. Por consiguiente, recha­ a la mujer excepcionalmente capaz de cargar grandes pesos, ya que
zaba todas mis menciones de los genitales femeninos como eufe· primero lleva al feto en el seno y después al hijo en la cadera.
mismos insinceros, inventados para la ocasión. Este estancamiento Algunas diferencias al parecer universales, aunque claramente
duró hasta que la analizanda descubrió que mi artículo sobre el ligadas al sexo, no son innatas sino que representan un ajuste se­
complejo de castración femenino (Devereux, 1960a) aseveraba ex­ xual específico a las características del sexo opuesto.
plícitamente que las mujeres poseen órganos sexuales. Aunque esto Caso 235: La tendencia, que parece universal, de la mujer a ser­
no la persuadió al punto de que las mujeres tenían genitales ver­ monear, regañar e intrigar es probablemente poco más que el in­
daderos, al menos demostraba que yo -quizá erróneamente- creía tento por su parte de medirse con el varón, físicamente más
en su existencia mucho antes de que ella entrara en análisis, y que fuerte. 7
por lo tanto no estaba tratando de consolarla con mentiras deli· La maximización de las diferencias puede llevar a opiniones ex­
beradas. Esta ligera mella en sus frenéticas negaciones no tardó tremosas, y aun a veces grotescas.
en conducir a la desintegración de aquel núcleo particularmente Caso 236: Algunos mahometanos creen que sólo los hombres tie­
resistente de su multifacética neurosis. Cuando al fin pudo reco­ nen alma.
nocer que las mujeres tienen genitales verdaderos se convirtió, des­ Caso 237: Tanto los campesinos como las campesinas húngaros
pués de casi 20 años de matrimonio, en una esposa amante y apa­ llaman a veces a la mujer asszonyi állat (animal femenil). Esto no
sionada y una madre afectuosa. 6 es una expresión peyorativa puesto que la palabra asszony (mujer)
Los humanos reaccionan de modos muy diversos a la "paradoja" no puede aplicarse a las hembras de los animales; fue original­
de que los hombres son muy diferentes de las mujeres aunque per­ mente palabra de respeto, equivalente de "dama". Además, no
tenezcan a la misma especie. El más típico es el del reconocimiento implica que la mujer no tenga alma, puesto que un campesino
seudoobjetivo de las diferencias, su maximización o minimización, húngaro, cuando habla compasiva o afectuosamente de un animal
así como ciertas soluciones de transacción que apunta a crear un doméstico, suele llamarlo lelkes (que tiene alma). De hecho, como
automodelo y un tipo intermedio (y a veces neutro) o bien a abo­ la palabra lelkes, la expresión asszonyi állat la emplean también?
lir todo tipo de automodelo vinculado con el sexo. sobre todo en sentido compasivo los hombres, mientras que las
La mera existencia de diferencias se acentúa de diversos modos: mujeres se sirven de ella para manifestar lástima de sí mismas o
por la división del trabajo, por vestimenta y conducta distintos, por un sentimiento de desamparo. I

la creación de un lenguaje especial para las mujeres, y así sucesi· Caso 238: Pocas mujeres exageran su femineidad exterior más
vamente. Estas normas diferenciales suelen racionalizarse después que las norteamericanas, desfeminizadas pero archivestidas; y po­
postulando que hay algo innatamente propio de los hombres con· cos hombres exageran la actitud de "macho" más que los nortea­
forme a la pauta masculina (formulada culturalmente) y de las mericanos, regidos por la mamá.
mujeres a la femenina. La minimización de las diferencias es una maniobra mucho más
Caso 233: Un mohave le decía enojado a su esposa que llevar compleja. Su argumento básico es que la mujer es humana antes
agua era tarea femenina porque la mujer tiene vagina. .. que al que mujer, lo que suele conducir, no a la innegable conclusión
parecer simbolizaba para él un recipiente. de que es un ser humano y como a tal hay que tratarlo, sino a
Caso 234: Según Engle (1942), los griegos atribuían el buen asien­ una afirmación de su derecho de ser un hombre. Los feministas
to y equitación de las amazonas a sus grandes nalgas y caderas. que profesan abordar este problema de frente, lo hacen tan sólo
Algunos otros grupos consideran que la anchura de la pelvis hace para mejor'sosJayarlo. Su premisa habitual es que hasta ahora sólo
a los hombres se permitía ser humanos. Esta declaración les per­
• El entendimiento de la verdadera amplitud r variedad de los rasgos r reac­ mite entonces tratar incluso rasgos netamente masculinos como ge­
ciones conjugados ligados al 5exo conducirla a una relación más feliz, satisfac­
toria r fecunda entre los sexos. Naturalmente, esto es razón suficiente para que ~ En el mismo sentido, la notoria capacidad que el perro tiene de halagar
quienes, como los buitres se alimentan de carroña, viven de la miseria sexual es en gran parte consecuencia de su simbiosis con el hombre; los POC08 espe­
de la humanidad, se opongan a esos estudios con todos los medios de que dmenes de perros salvajes que han sido domesticados son visiblemente menos
disponen. propensos a la adulación.

0"" "... .;.. ,·~~~w~·.~ •.r~;.~.~.... -,4<"'t$ria:f·t-! t.·orcenh ntKt


228 EL CUlNTIFIOO y su CIENCIA EL AUTOMODELO: EL SEXO 229
nérkamente humanos, lo que equivale a negar que la masculinidad teocrática "Ciudad de Dios", pero es difícil que gustara a las per­
sea un fenómeno sui generis. De este modo se nos hace volver a sonas normales.
la antigua falacia de que la mujer sólo puede ser humana siendo La segunda solución de transacción, que sería la abolición de
hombre. Con toda seguridad, la envidia del pene no puede ir más todos los automodelos vinculados con el sexo, es más hipotética
allá, ni la irracionalidad que desencadena manifestarse de modo que real, porque los modelos vinculados con el sexo parecen ser
más claro. singularmente resistentes a las medias tintas. Ninguna mujer re­
El argumento de que la mujer es un ser humano antes que mu­ nuncia al modelo femenino de personalidad y ningÚn hombre al
jer entraña otra falacia, y muy reveladora, que indirectamente nie­ masculino -ni siquiera fuera de la esfera sexual- sin adoptar de
1 ga la irreductibilidad de la existencia de dos sexos. Ciertamente, inmediato el automodelo del otro sexo.
! no se puede ser humano antes que varón o mujer, porque es im­ Caso 239: Vong, el hombre más alto y fuerte de Tea Ha, se
I posible ser humano sin ser varón o mujer: la virilidad y la femi­ identificaba conscientemente con las mujeres y trataba de hacer
~ n~Ldad son_constituyentes intr~as tanto delCOñCepfocoino de sus cesterías tan bellas como los tejidos de ellas. Al mismo tiempo,
la reallttáCl de los seres humanos. Es, a~em~~, probablemente ile­ no era más apreciablemente homosexual que cualquier otro sedang
gítimo, incluso en forma operacional, decir que el~pto de soltero.
''llli~~ño''_~E!A~_:~eneré!l:'o más "com¡>rensivo" que el conce.m:0 En cuanto a la imitación del automodelo del sexo opuesto, in­
de_"llYél.t:ór1" o "f!l~~- "sexuado"), puesto que una de las ca­ cluso por los trasvestistas primitivos (Devereux, 1937a), este fenó­
racterísticas básicas de o varonil es una sene de pautas de com­ meno es demasiado bien conocido como para que merezca un exa­
portamiento que representan una reacción a las mujeres, cuya exis­ men detallado.
tencia presupone entonces ... y viceversa, claro está. Si estas pautas Aún más reveladora es la existencia de medios señaladamente
conjugadas dejaran de existir, lo masculino y lo femenino (o sea viriles o femeninos para ser en la práctica, un neutro; el tipo de
lo que tiene un sexo) dejaría de tener significado en sentido ope­ la solterona asexuada difiere de modo radical del tipo igualmente
racional. En suma: es imposible ser humano sin ser simultáneamen­ asexuado del solterón. E incluso en el comportamiento de los eunu­
te sexuado: masculino o femenino. Tanto lo viril como lo feme­ cos se advierte la influencia de automodelos vinculados con el sexo.
nino presuponen implícitamente la existencia del otro sexo y re­ Caso 240: Algunos eunucos que en su' mocedad habían sido so­
presentan reacciones significantes a su existencia. En cierto modo metidos a prácticas homosexuales se hicieron invertidos. Otros, que
podríamos incluso aducir que la existencia de los hombres "crea" como el bíblico Putifar se hicieron ricos e influyentes, a veces se
la femineidad y la de las mujeres "crea" la masculinidad. casaban y, en Turquía, tenían grandes harenes. En cuanto al in­
El pobre subterfugio de que el concepto de "humano" es más válido eunuco bizantino N arsés, fue después de Belisario el mejor
"generalizado" y por ende más "fundamental" que los conceptos general de su tiempo. Según Stendhal, un eunuco fue durante cier­
de "varón" y "mujer" nos lleva directamente a la solución de tran­ to tiempo el amante oficial de una condesa italiana (Stendhal: Cró-­
sacción que es el automodelo sexual intermedio o, si se prefiere, nicas de 1talía).
"generalizado". En efecto, esta transacción limitaría la manifesta­ Las componendas que tratan de abolir los automodelos sexuales
ción comportamental de lo masculino y lo femenino a la esfera radicalmente llevan -como suele suceder con las componendas- a
coital y de la reproducción. Pero como el dimorfismo sexual, tanto extremos grotescos. Unos pocos científicos de la conducta suelen
físico como psicológico, de la especie humana está especialmente preconizar lo que podría denominarse la concepción de un "am­
desarrollado, esta transacción empobrecería y esquematizaría todas plio espectro" de la normalidad sexual, que ya no distingue entre
las relaciones humanas, aun dentro de grupos de un mismo sexo, sexualidacf masculina y femenina y considera normal no sólo la
puesto que en todo el mundo, incluso la interacción dentro de un elección de cualquier pareja -o de ninguna (como en la mastur­
grupo de un solo sexo gira en gran parte en torno a la conciencia bación)- sino también toda forma de comportamiento "sexual",
de la existencia del sexo opuesto (ausente). El empobrecimiento de fundándose en que todos proporcionan satisfacción y alivio. s
la relación entre los sexos seria naturalmente aún mayor, sobre • Este modo de ver va más allá de la sexualidad "de amplio espectro" de los
todo en lo sexual. Esto deleitaría a Platón, quien ideó una "repú. griegos, que incluso en la homosexualidad imitaba la norma de macho y hembra
blica" impersonalmente promiscua, o a San Agustín, inventor de la (caso 64).
280 EL CIENTÍFICO Y su CIENCIA EL AUTOMODELO: EL SEXO 231
Una falla relativamente mínima de tales teorías es que las per­ dimorfismo sexual impide la comprensión empática y autorreso­
versiones, como es sabido, procuran menos satisfacción y alivio que nante del organismo y de las !unciones del otro sexo vinculadas
los actos normales. Esto me llevó a concluir que uno de los ob­ con lo sexual. Esta dificultad se manifiesta con máxima claridad
jetivos inconscientes de la perversión es la reducción y el control en la práctica ginecológica, aunque can seguridad no se limita
de la intensidad de la gratificación sexual (Devereux, 1961a). a ella.
El defecto fundamental de estos modos de ver es que separan el Las diferencias anatómicas pueden negarlas no sólo los primiti­
impulso sexual -implícita y tendenciosamente definido como fuer­ vos sino también el inconsciente de los ginecólogos neuróticos.
za independiente de la masculinidad y la feminidad- de la exis­ Caso 241: Un marido somalí, cuya esposa no pudo orinar por la
tencia de los dos sexos, olvidando que la amiba no tienen ninguna ventana de la mezquita en que accidentalmente habían quedado
pulsión sexual porque las amibas no son hembras ni machos, ya encerrados, maldijo a la persona que la había c1itoridectomizado
que no tienen sexo. La noción de un impulso sexual "normal" (ge­ (Róheim, 1932). Esto implica que la c1itoridectomía -a que se so­
neralizado) que no sería fundamentalmente macho ni hembra es, meten todas las mujeres somalíes- era como una ablación del pene
tanto lógica como operacionalmente, no sólo una ficción sino ade­ (no existente) de la mujer. Y también creía, como muchas mujeres
más una tontería de marca mayor. 9 creen, que las mujeres orinan por el clítoris.
Realmente, el modelo sexual es tan fundamental e ineludible Caso 242: Un psicoanalista médico había analizado a un ciruja­
que aunque los egipcios (helenísticos [?]) creían que todos los bui­ no ginecólogo (1) de excepcional habilidad que creía firmemente
tres eran hembras y las preñaba el viento, sus nociones acerca del que las mujeres tenían pene, aunque su formación y experiencia
comportamiento "coital" de los buitres ("hembras") procedían del profesionales hubieran debido decirle que no era así. Se aferraba a
comportamiento observable en las hembras de las aves en el pro­ esta idea -al principio inconsciente- tan tenazmente que su ana­
ceso de fecundación por los machos de su especie (Plutarco: Cues­ lista hubo de mostrarle periódicamente un libro de anatomía, para
tiones romanas, núm. 93, 286C). De donde, por muy "exótico" que convencerlo, al menos de momento, de que las hembras no tienen
pueda ser el comportamiento o la elección de objeto sexual,lO su pene. El análisis reveló que el objetivo inconsciente de las ope­
modelo inconsciente -si bien a veces distorsionado o incluso nega­ raciones ginecológicas de aquel cirujano era encontrar el falo fe­
tivo- es de todos modos básicamente la pauta masculina o feme­ menino.
nina (caso 240). La negación inconsciente de las diferencias sexuales anatómicas
La comprensión de estas falacias no basta para hacernos racio­ puede incluso hacer que los médicos neuróticos ejecuten opera­
nales en las cosas del sexo, pero por lo menos nos ayuda a enten­ ciones cuyo objeto inconsciente parece ser la eliminación de los
der cuán enorme es nuestra irracionalidad, sobre todo cuando que­ órganos característicos ·del otro sexo, que parecen "superfluos" se­
remos ser imposiblemente racionales (capítulo IX) acerca de lo gún el automodelo ligado al sexo del médico.
sexual. Caso 243: Un médico general neurótico practicó la ablación del
útero innecesariamente a su esposa y a todas sus hijas. Un hombre
cuya esposa había muerto de cáncer del pecho persuadió a un ci­
rujano de que le hiciera la ablación de los "pechos" a su hijo.
2. LA INFLUENCIA DEL AUTOMODELO EN LA Caso 244: Un aviador aliado que había sido abatido por los ale­
INVESTIGACIÓN SEXUAL Y LA LABOR DE DIAGNÓSTICO manes y al parecer tenía una herida en el músculo del muslo fue,
hasta donde pudo determinarse posteriormente, castrádo también
Siendo nuestro cuerpo la base del automodelo y un importante sin justificación alguna por una doctora nazi que trabajaba en un
punto de referencia en la organización perceptual del medio, el hospital de prisioneros de guerra.
Como quiera que ya Menninger (1938) analizó detalladamente
• Aunque estas teorías representan en parte una reacción a la insensata per­ la motivación neurótica de las operaciones innecesarias, baste des­
secución contra lo sexualmente anormal, dan más crédito a la humanidad de
sus exponentes que a su sentido común.
tacar aquí el papel que la negación inconsciente del dimorfismo
10 El empleo de la palabra "objeto" es legítimo cuando se habla de las per­
sexual desempeña en las operaciones que entrañan extirpación to­
versiones, que siempre minimizan la humanidad del compañero (capitulo IX). tal o parcial de los órganos sexuales de pacientes del otro sexo. Es

~ •.•. ~c,,) .d~, •• ,";'>""""",,,,,,,,,,,,,,,..;o¡._. : rl "ti wmt. *'116'1:'" t tn,


2!12 EL CUlNTÍFlCO y su CIENCIA EL AUTOMODELO: EL SEXO 255
posible que se hicieran menos histerectomías si todos los cirujanos fantaseaba durante el coito que él y su querida estaban en comer­
ginecólogos fueran mujeres, y lo mismo puede decirse de las mas­ cio lesbiano, sino incluso que era su querida la invertida "hom­
tectomías. Y a la inversa, la tendencia norteamericana a circunci· bre" y él era la lesbiana "mujer" (Devereux, 1966b).
dar a todos los varoncitos recién nacidos tal vez esté relacionada Caso 248: El afán frustrado de querer empatizar con las sensa­
con el creciente número de mujeres que ejercen la profesión mé­ ciones corpóreas del sexo opuesto explica probablemente en parte
dica. Ciertamente, eso es innecesario en medicina (caso 76). la creencia mohave de que las mujeres eyaculan (Devereux, 1950a).
Estas negaciones extremosas de las diferencias sexuales son re­ (Para los kgatlas: Schapera, 1941.)
lativamente raras en el campo de la anatomía, pero bastante comu­ Caso 249: La imitación del comportamiento del sexo opuesto por
nes en relación con las funciones sexuales diferentes del otro sexo. los trasvestistas -o también en la couvade- representa en parte el
Caso 245: Una vez tuve que decirle a un trabajador social joven intento de empatizar con las funciones sexuales del otro sexo, al que
que era incongruente decir a una cliente que se quejaba de calam· esta maniobra pone en una relación de compendencia· forzosa
bres menstruales: "Sé exactamente cómo se siente usted." Claro (Devereux, 1957a) con las funciones de nuestro propio sexo.
está que este dicho era ante todo propio de la jerga del trabajo Caso 250: Un psicoanalista médico, experto también en metodo­
social, pero el hecho de que se le ocurriera en una coyuntura tan logía de la investigación, me habló una vez largo y tendido del
impropia debe interpretarse cuando menos como negativa incons. humor irritable con que reaccionan algunos obstetras varones cuan­
ciente de su incapacidad de empatizar autorresonantemente, con do sus pacientes encinta engordan demasiado. Ambos dedujimos
repetición en sí mismo, de una experiencia exclusivamente feme· que algunos obstetras masculinos inconscientemente ven la fecun·
nina ... y posiblemente incluso una negación inconsciente de to­ dación y el embarazo en términos orales, es de suponer que por·
das las diferencias sexuales funcionales. que son capaces de empatizar autorresonantemente con la preñez
La incapacidad de empatizar autorresonantemente con las expe· sólo en términos de las funciones digestivas, que su propio cuerpo
riencias diferentes del sexo opuesto -que sencillamente no son (masculino) también puede experimentar, y por eso equiparan el
parte del repertorio potencial de nuestro propio sexo- no puede embarazo al estreñimiento y el henchimiento del vientre de la pre­
vencerse ni por la preparación médica ni por el psicoanálisis. In­ ñada a un abotagamiento.
necesario es decir que lo que crea el problema científico no es esa Esta interpretación del embarazo está relacionada con teorías in­
incapacidad irreductible sino los intentos más o menos inconscien· fantiles de preñez oral y nacimiento anal y puede incluso ser im­
tes de equiparar las funciones ligadas al sexo del sexo opuesto, plementadas por la cultura.
bien con ciertas funciones no homólogas, ligadas al sexo, de nues­ Caso 251: Los trasvestistas mohave del sexo masculino, que tra·
tro propio organismo o bien con algunas funciones fisiológicas no dicionalmente imitan todas las funciones femeninas, toman una
específicamente sexuales. decocción constipante de semillas de mesquite, hacen como si es·
La necesidad de persuadirse uno de que entiende autorresonan­ tuvieran embarazados y después llaman al duro escíbalo que aca·
temente las experiencias del otro sexo conduce a algunas curiosas ban por expeler su "niño nacido muerto" (Devereux, 1937a).
fantasías neuróticas, culturales y aun médicas. Esta observación puede, como es de imaginar, arrojar alguna
El neurótico puede negarse a reconocer que el sexo opuesto tie· luz sobre el síntoma subjetivo de la náusea matinal de las mujeres
ne funciones distintas porque todo lo que queda fuera de su pro· encinta y sobre el hecho cultural de que los primitivos habían ya
pio repertorio lo interpreta como una manifestación de misterioso descubierto que los purgantes fuertes pueden provocar el aborto
poder. (Devereux, 1955a) o por lo menos apresurar el alumbramiento.
Caso 246: Un individuo gravemente obsesivo compulsivo insis­ El equip~rar inconscientemente la defecación con el nacimiento
tía tenazmente en que los hombres no nacían del órg-ano sexual de un hijo puede, según parece, ser causa incluso de intervenciones
femenino, sino del ombligo, que tienen igualmente hombres y mu­ médicas.
jeres. "Si los hijos nacieran de los órganos femeninos, eso querría Caso 252: El obstetra de una paciente analítica le prescribió
decir que el poder de las mujeres es superior al de los hombres" enemas repetidos porque según él su alumbramiento debería ha­
(caso 429). berse producido hada seis días (1).
Caso 247: Un analizando borderline aún más obsesivo, no sólo • O dependencia correlativa o covariante. [R.T.]

"

. '. ":~;'.~1'f'tt. t ~~.;~~.,.


...... <+«ttéi ¡1#t~>lt···%#t(
$ f"'m
254: EL CIENTÍFICO Y SU CIEJl/CIA fL AUTOMODELO: EL SEXO 235­
El acting out, en un contexto médico, de problemas relaciona­ opuesto. Por más adiestramiento profesional que se tenga no se]
dos con la existencia de un "sexo opuesto" tiene muchas fuentes, puede suprimir del todo la tendencia a responder con excitación
una de las cuales al menos, que yo sepa, ha sido hasta ahora pasada a la excitación de otra persona y aun de un animal.
por alto. Caso 254: Una ayudante de investigación tenía que estimular se­
El caso es que una mujer que trata de explicar a un hombre xualmente algunos animales machos. Esto la ponía tan angustiada
lo que se siente al amamantar está más o menos en las mismas que fue necesaria una psicoterapia.
condiciones que una persona (vidente) que tratara de explicar el Caso 255: Un antropólogo empleaba al principio exclusivamen­
[ color a un ciego. .. y otro tanto sucede con el hombre que trata te informantes varones, porque los pechos desnudos de las mujeres
de explicar la experiencia de la eyaculación a una mujer. de la tribu africana que estaba estudiando le perturbaban. Des­
Dado que ni el científico del comportamiento ni el médico son pués empezó a tener también por informantes a mujeres viejas~
capaces de entender las experiencias sexuales específicas del sexo porque Slj.S pechos marchitos no le excitaban. Sólo hacia el fin de
opuesto autorresonantes por medio de sensaciones paralelas pro­ su estadía pudo tener también de informantes a mujeres jóvenes~
pias, a veces, tratan, sin darse cuenta de ello, de entenderlas por para entonces se había acostumbrado ya a su escasa vestimenta.
medio de sensaciones conjugadas o complementarias propias que, Caso 256: El "drapeado" (con gasas) de las mujeres que pasan
en otras circunstancias, conducirían al coito. En realidad, la nece­ un examen de la pelvis es algo paradójico, porque los paños cu­
sidJad básica de acomodarse a la existencia del otro sexo y de tratar bren las porciones menos "secretas" del cuerpo pero dejan al des­
de empatizar -mediante sensaciones conjugadas o complementa­ cubierto los genitales. No obstante, este drapeado ayuda al médico
rias- con sus experiencias no entendibles en forma autorresonante a permanecer objetivo, puesto que rompe la Gestalt del cuerpo y
puede ser uno de los mecanismos más importantes y menos com­ hace que los genitales casi dejen de ~serorganOSY;- vuelvan es­
prendidos de la heterosexualidad humana. u pecím_en~_anatómicos privad6soe-'va!or de eSfímUl6sexual. (C6iii::
Mi experiencia de analista me convenció incluso de que para- párese con el caso 77.) ----------------------
al~nas penonas el coito representa j!1CO!!s.ci~n
.. t._~ll1.eºte.,~º-m~_Qtras

I
Pero ni siquiera el drapeado puede eliminar del todo la tensión.
cosas, un intento de llegar a obtener un "insight" del "funciona· Esto explicaría el descubrimiento del doctor Henry Guze (1951).
, ~Q'~_ ..de_bLsex.ualid.ad:de.L.seXQ.ºIll!Wo. - u. -- de que en el curso de los exámenes de la pelvis pueden darse sor­
Caso 253: Tuve que señalar a más de un analizando que trataba prenden tes inadvertencias.
el cuerpo de su pareja como si fuera parte de un .aparato com­ Como simpre, el buen modo para tratar los obstáculos con ob­
plicado, cuyo funcionamiento trataba de entender aprendiendo a jetividad es hacerles frente francamente.
manipularlo. La respuesta de su pareja significaba simplemente Caso 257: Un médico ya mayor, recordando su internado rota­
para él que podía manejar debidamente una "máquina" tan como torio en un gran hospital, perteneciente a una organización reli­
plicada. De modo semejante, una muchacha neurótica relativa· giosa en extremo mojigata y situado en una provincia desusada­
mente inexperta sentía como que le habían dado su "licencia de mente conservadora, mencionaba que una vez tuvo que practicar
manejar" cuando por primera vez logró dar placer a su pareja un reconocimiento de la pelvis a una bella joven en extremo se­
de una manera nueva para ella.

¡
ductora. Con sorpresa por su parte, sus apreciaciones no fueron
El hecho de que la sexualidad sea el único instinto que requiere "controladas" -como se solía- por uno de los residentes más an­
para su satisfacción completa la reacción favorable de otra persona tiguos sino por varios de ellos. Cuando mencionó esto casualmente
lefuerza la tendencLa a compensar con respuestas complementarias al jefe del servicio ginecológico, éste alabó su disposición de en­
nuestra incapacidad de empatizar autorresonantemente con el sexo frentarse a 10s hechos y dijo: "Su sinceridad me garantiza que su
conducta como médico será impecablemente objetiva y ética."
u Un hecho, algo trivial, tal vez aclare esto. Cuando dos personas de distinto A veces es la reacción de la paciente al examen de la pelvis la
sexo son incapaces de establecer contacto en los campos donde podr{an tener
experiencias paralelas, suelen sustituir la conversación por un contacto sexual
que inquieta al ginecólogo a tal punto que trata de inhibirla para
exento de significado. Así decía una muchacha universitaria describiendo una proteger su propia ecuanimidad. Los medios a que puede recurrir
cita colectiva a ciegas: "Las que encontraron pareja interesante, hablaron: las son algo pasmosos, por no decir más.
que no, se acariciaron." Caso 258: Dickinson y Beam (1931) recomendaban que los exá­

"c,:, ::~...::._...... u L.J.-'~"'. > •• ....:.~, ~ ,,,,~,,,j""_~~J6 t:1


.. -1'«'9' ti'di:?'
'236 EL CIENTIFIOO y SU CIENCIA v. AUTOMODELO: EL SEXO 231
menes de la pelvis se hicieran con cierta tosquedad para no excitar insistentemente- se ofrecieron a cohabitar con él sin remuneración.
a la paciente,12 Esta recomendación no toma en cuenta el hecho Probablemente motivaban estos ofrecimientos dos necesidades per­
de que algunas mujeres se excitan precisamente con el trato tosco. tenecientes a dos niveles diferentes de consciencia:
En algunos casos, los problemas y angustias de la sujeto o la a] Inconscientemente, esas mujeres necesitan la constante segu­
paciente la mueven a tratar de provocar un comportamiento com­ ridad de que sus genitales no son repulsivos. Esto explica en parte
plementario por parte del observador científico o el médico (véase el que se hayan hecho prostitutas, cuyas actividades constituyen
~aso 402). una maniobra compleja y tortuosamente destinada a fracasar, ins­
Muchas mujeres se niegan a consultar a ginecólogos hembras. A pirada por el complejo de castración femenino, que arranca cierto
.algunas les parece más "natural" que les toquen las partes geni­ género de "victoria" de la derrota. Su promiscuidad las reasegura
tales médicos varones, y otras gozan más o menos francamente con acerca del atractivo y la idoneidad de sus órganos, pero a costa de
, I .el reconocimiento (Devereux, 1966e) mientras que otras más, cons­ degradarlas. en su calidad de personas. Esto representa una ganan­
-eiente o inconscientemente, esperan provocar una reacción sexual cia neurótica, puesto que un sentido psicológicamente más tolera­
¿el médico, aunque sólo sea para demostrarse a sí mismas que sus ble de degradación ética remplaza a un sentido mucho más angus­
,órganos no son repulsivos,13 Prueba esto el comportamiento tími­ tioso de insuficiencia biológica (complejo de castración femenino).
.damente seductor de algunas mujeres antes del reconocimiento pél­ b] Preconscientemente, la no responsividad sexual del entrevis­

~
vico y durante el mismo y su conducta posterior, de "el infierng tador representa para tales mujeres una amenaza implícita a su
no conoce furia como la de una mujer desdeñada". -­ estatus económico, qu~ depende de su capacidad de excitar a cual·
. Las mujeres que actúañ-(act-out} sexualiileiite pero saben por quier varón e, incidentalmente, les permite además jugar el juego
-experiencia que no pueden obtener una respuesta sexual del gine­ neurótico de multar al macho y de "robarle" su virilidad (La
.cólogo, a veces se niegan a someterse a un reconocimiento de la Barre, sin fecha) .
pelvis, y sobre todo si lo ha de practicar una doctora. A veces, la objetividad del entrevistador enoja tanto a tales mu­
Caso 260: La única de unas cuarenta voluntarias, estudiadas en jeres que actúan como si hubieran tenido que rechazar una propo­
-relación con un importante proyecto de investigación médica y sición sexual.
"Sociopsicológica, que se negó a dejarse reconocer la pelvis era tam­ Caso 262: Una vez entrevisté a una mujer a quien los mohaves
bién la única habitual y ostentmamente promiscua. Los datos psi­ consideraban la única verdaderamente kamalo:y (mujer objetable­
.quiátricos indicaban que se negó al reconocimiento porque era de mente promiscua) de su tribu. El hecho de que yo tuviera sólo
prever que el médico que lo practicara no se excitaría yeso hu­ interés en obtener información acerca de la muerte de una bruja
biera sido peligroso para la imagen que de sí tenía, de que era la en que se decía que ella había estado mezclada, la decepcionó O"
mujer sexualmente más excitante de la tierra. asustó lo suficiente como para hacerla pretender después que yo
La provocatividad sexual a veces crea también problemas en el le había hecho proposiciones. Por fortuna para mí, su familia me
<urso de las entrevistas de investigación sociopsicológica con mu­ conocía tan bien que sus alegatos fueron acogidos con un escepti­
jeres habitualmente promiscuas. cismo total y desdeñoso (Devereux, 1948b).
Caso 261: Un sociólogo que tenía que entrevistar a un grupo de El problema del automodelo psicológico vinculado con el sexO"
prostitutas. (pagadas) descubrió que su objetividad ponía a algu­ es demasiado complejo como para estudiarlo aquí exhaustivamen­
nas de ellas tan angustiadas que espontáneamente -yen ocasiones te. Pone de relieve su naturaleza la controversia acerca del grado­
en que las,.coneeptos psicoanalíticos de la psicología fe~~_ni.llaJ~­
12 Algunos psicoanalistas no son mucho más juiciosos en su razonamiento.
ron influidos por el hecho de que los formularan origi~aJmente
Una psicoanalista preconizaba en una conferencia ante un público profesional Freud y ()tros psicoanalIstas valOíles. Lª,~ mujeres psicoanalistas
que se circuncidara a los varones, para que la limpieza de su glande no preo­ han reac(ioJlaoo:a¡:-iet(Lde_~tasformulaciones- de dos modos. ..
(;upara a sus madres ni excitara a los muchachos mismos. Peor todavía, nin­ Caso 263: Se dice que Ka~~;'-ilomey -(IM1,-mgrse desvió del
guno de los participantes se opuso a este razonamiento.
13 El problema fundamental de la tendencia de la mujer a despreciar sus
psicoanálisis clásico sobre todo porque no pudo aceptar la formu­
órganos sexuales y su necesidad de tranquilizarse acerca de su atractivo ha sido lación freudiana del complejo de castración femenino y de la psi­
examinado en otra parte (Devereux, 1958a, 1960a). cología femenina en general.

'.:J" .#;,.:._~·t).Y':.,*:"",,-'''hW: 1 ' ) -; ~ 2' ir« X.s'.,


! rit~.·"
EL CIENTÍFICO Y SU CIENCIA
2!l8 CAPÍTULO XVI
Caso 264: Algunas otras analistas han aceptado en, cambio las
formulaciones de Freud acerca de la psicología femenina aún más LA EDAD COMO FACTOR DE CONTRATRASFERENCIA
cabalmente de Freud acerca de la psicología femenina aún más
Greenacre (1953), quien hiciera el importante descubrimiento de
que las mujeres no sólo sienten envid,ia sino también pavoroso
respeto por el pene. En cuanto a Helene Deutsch (1944-45), su
excelente obra sobre la psicología de las mujeres añadió nuevas di­
mensiones al concepto freudiano de la femineidad, pero a veces
exageraba algo obsequiosamente la pasividad y el masoquismo bá­ La edad del científico de la conducta suele provocar cierto número
de reacciones trasferenciales -por lo general no reconocidas- y
sicos de la mujer, y así daba un ejemplo de ello.
Caso 265: Dado el hecho de que el papel del pene ha sido estu­ también induce a sus sujetos a hacerlo entrar en el papel comple­
diado psicoanalíticamente durante más de 60 años, parece casi in­ mentario (capítulo XIX) que, según ellos, es apropiado para su
creíble que el primer estudio psicoanalítico del papel de los tes­ edad. E incluso si él no acepta este papel es objeto de crítica.
tículos haya aparecido sólo hace 1} años (Bell, 1960) y además lo Caso 266: Róheim era todavía en 1931, aunque de edad media­
escribiera una mujer psicoanalista. Fue un avance considerable na, un apasionado del deporte, y se causó un esguince en el tobi­
puesto que, como ya demostré en otra parte (Devereux, 1967e), llo jugando al fútbol con los jóvenes de Duau, lo que le valió
muchos factores intervinieron para distraer, de los testítculos,u la pasar varios días de descanso en la cama. El anciano jefe fue a
visitarlo y le dijo en tono de reproche: "No quería hablar de esto
atención de los psicoanalistas. con usted antes, pero ¿qué puede esperarse cuando un hombre
La influencia -a veces para bien, como en el caso de Greenacre
;¡ y de Bell y a veces para mal, como en el de Horney- del auto­
modelo psicológico vinculado con el sexo en la investigación psi­
mayor se conduce como un adolescente?"
Caso 267: Un joven dijo a su analista, mujer de edad mediana,

J
1 cológica se demuestra principalmente por el hecho de que en años
recientes, buena parte de la labor psicoanalítica verdaderamente
que no podría tener una trasferencia de tinte erótico porque ella
era demasiado vieja para interesarle sexualmente. El análisis ul­

!¡ importante sobre las diferencias psicológicas y psicofísicas entre los


dos sexos se debiera a mujeres psicoanalistas. Esto se comprende en
terior reveló que su repulsión consciente respecto de las mujeres
mayores era simplemente una resistencia a reconocer sus impulsos

Ij
, 1
parte por el hecho de que el elevado grado de dimorfismo sexual
de la especie humana se debe en gran parte a la extremada y pa­
tente femineidad de la mujer, más visible ,illle la de la hembra de
edípicos ... que le habían movido a escoger una mujer de edad
para analista.
Por desgracia poseemos muy poca información acerca de las reac­
ningún ottO~~ - -..,-,.. ,. _.. - ,.. _,-,,--,,-~ ciones de trasferencia y contratrasferencia espontáneas relaciona­
1,
¡ Si bien este-examenño agota el tema, basta para destacar la das con la edad en el trabajo antropológico de campo, y aún menos
influencia del automodelo sexual en la investigación científica. La en las determinadas culturalmente.
exploración a fondo de este problema requerirá de los esfuerzos Caso 268: Tal vez la mejor información que tengamos sea la de
conjuntos de muchos científicos del comportamiento, la solución Jacob (1958) cuando cuenta sus experiencias entre los tillamooks,
de muchos problemas teóricos fundamentales Y por encima de todo, a los que visitó por primera vez siendo todavía muy joven. Debi·
la disipación de muchos escotomas. do a la tradicional "definición romántica" de la relación entre
hombres jóvenes y mujeres mayores en aquella tribu -definición
de que en aquél tiempo él no tenía conocimiento- observó que
podía trabajar mejor con las mujeres de edad como informantes.
110 Tal vez ofrezca interés para el sociólogo del conocimiento que estudia la
Caso 269: Yo era asimismo joven cuando visité por primera vez
duplicación en los descubrimientos el que la doctora Anita Bell viniera a pedir­
me información acerca del papel de los testículos en el pensamiento primitivo a los mohaves y comprendí ya entonces que Tcatc me recordaba
en el preciso momento en que yo también habla empezado a hacer un trabajo en algunas cosas a mi queridísima abuela paterna, lo que tal vez
acerca de los testlcUl08, trabajo cuya publicación difirieron circunstancias exter­ explique en parte el que Tcatc soliera llamarme su nieto favorito.
nas (Devereux, 1967e). [239J
EL ClENTIFICO y SU CIENCIA
240 LA EDAD COMO FAcrOR DE CONTIlATIlASFERENCIA 241
El cabello gris y la enorme humanidad de Hivsu: Tupo:ma me nas ancianas, sobre todo en función de la percepción específica del
recordaban a mi amable y enérgico abuelo materno, mientras que adulto por el niño, que lo ve "viejo".
mi intérprete, Hama:Utce:, me recordaba a una prima mayor que Caso 273: Ni siquiera las preguntas directas acerca de la seni­
solía hacer de mediadora entre mis padres y yo. En cambio, no sé lidad lograban hacer que los mohaves dieran información relativa
que haya tenigo ninguna reacción de contratrasferencia notoria a los estigmas fisiológicos de la ancianidad, salvo la observación
vinculada con la edad respecto de ninguna sedang, que, entre pa­ de que los chamanes y las brujas, cuanto más viejos son peores. En
réntesis, no respetan a las personas de edad (caso 273). cambio los sedang se preocupan mucho por los síntomas del en­
Las reacciones contratrasferenciales del trabajador de campo li­ vejecimiento. El anciano Mbra:o, intelectualmente de viveza ex­
gadas a la edad se configuran en gran parte según las reacciones cepcional y cuya memoria era buena incluso para acontecimientos
tradicionales de la tribu a los ancianos y los jóvenes. Algunas tri­ recientes, decía: "Cuando yo era joven, tenía mucha 'oreja' (in­
bus consideran que los niños muy pequeños no son todavía ver­ teligencia). Ahora que soy viejo tengo poca oreja; hasta pego a
daderamente humanos; otras consideran que los muy ancianos ya mi mujer, que es buena y no merece ese trato." Me siento inclinado
no son humanos y ponen en práctica sus modos de ver de diversas a correlacionar estos datos con el hecho de que a los niños mohave
maneras. se les trata con afecto y por eso consideran a los adultos gente ra­
Caso 270: El aborto y el infanticidio se practican por razones zonable, mientras que los sedang son duros con sus hijos y por
frívolas generalmente sólo en grupos en que el feto o el niño to­ consiguiente éstos piensan que los adultos (= los "viejos") son
davía muy pequeños no se consideran del todo humanos, o del todo muy caprichosos y poco de fiar (Devereux, 1961a).2 Presenta inte­
iniciados en la sociedad humana -por ejemplo, por medio de un rés en este contexto el que en la lengua de los sedang la misma pa­
nacimiento segundo (social), correspondiente al ritual griego de la labra (km:) significa fuerte, violento y viejo.
anfidromía. Sospecho incluso que el canibalismo infantil australia­ Una importante contribución al problema de las reacciones de
no es posible en parte por la enorme importancia que los austra­ trasferencia y contratrasferencia vinculadas con la edad es el exce­
lianos conceden al rito de iniciación, como medio de trasformar lente estudio de La Barre (1946a) sobre el objeto de la atención
al adolescente extrasocial en un ser plenamente social. social, que refleja por ejemplo la idealización norteamericana de
A veces es incluso posible que se atribuya una "naturaleza" es­ los jóvenes y la judía, australiana y china clásica 3 de los viejos.
pecial a los muy tiernos o muy ancianos. Tanto la socialización diferida del neonato como la desocializa­
Caso 271: Cuando, siguiendot:L~j~~El2.-de Mead (1928), pedí ción anticipatoria del viejo parecen ser "escenarios preparatorios"

~
a mis informant~s__ql;l~.-!!!~_)escribi~~_aIla~aªa--.hiiQ.it.ª!lfejleTea (Mowrer, 1940). Como la vida de esas dos clases de personas pende
Ha, a- rÓs"riíños muy pequeños los describían sin excepción con de un hilo, el sentimiento de pérdida por su muerte podría ate­
nuarse al no considerarlos miembros plenos de la sociedad. 4
términos puramente biológicos: "Todo cuanto sabe hacer Fulanito
Esta artimaña, naturalmente, no siempre tiene éxito.
es comer, orinar y defecar."
Caso 274: La sensación de pérdida que tienen los indios mohave
Caso 272: Algunos australianos creen que la virgen es una mujer
incluso por la muerte de las personas muy ancianas les hace creer
alkanarintja, una suerte de demonio hembra que debe ser "doma­ (caso 18) que todos los fantasmas son malvados y avariciosos. Ade­
da" (socializada) por el acto sexual. Este concepto de la virginidad más, aunque los mohave no desocializan a los ancianos, una pa­
es sustancialmente semejante al concepto griego de Artemisa, con
sus cohortes virginales, puesto que se ofendía fácilmente y era pro­ • La imagen que el niño tiene del adulto desempeña un papel decisivo en
pensa a enviar diversas calamidades. 1 la génesis de la psicopatía (Devereux, 1955b).
• El profesor La Barre me hizo observar que en la primera redacción de
También puede imputarse una "naturaleza" distinta a las perso­ este pasaje había dejado yo "accidentalmente" (?) de mencionar a los chinos.
Esta omisión estaba claramente determinada por una contratrasferencia nega­
1 Una profesional norteamericana, casada, espera (independientemente de su tiva (casos 297, 332), Y es harto sorprendente, dado el hecho de que entonces
edad) que le digan "señorita". Pasada cierta edad, hasta la profesional francesa precisamente acababa yo de escribir un breve artículo en que citaba un caso
soltera espera que le digan "señora". Esto desorienta a los niños: una vez, de reverencia casi grotesca por los ancianos en China (Devereux, 1964b).
viendo que yo era adulto pero sabiendo que estaba soltero, un niño de diez • Entre algunos primitivos, los niños pequeños no tienen derecho a un rito
años norteamericano me preguntó si yo era un "mister". funeral completo.
'242 EL CIENTÍFICO Y SU CIENCIA LA EDAD COMO FACTOR DE CONTRATRASFERENCIA 243
reja joven que vive con sus padres ancianos acaba por hacerse una tos, que muchos expertos no desean cuestionar para nada (casos
casa propia, para no quedarse sin hogar cuando, a la muerte de 54, 55). El ejemplo más patente de semejante distorsión es la de­
uno de los padres, quemen ritualmente la casa vieja. finición simultánea del niño como encarnación de dulzura y pureza
En algunas colectividades, incluso la fecha de la muerte real de y como pequeño monstruo que, por fortuna para sí y para los de­
una persona anciana se determina socialmente. más, no tiene fuerza con que llevar a cabo sus diabólicos impul­
Caso 275: En algunas tribus, la gente creía que los técnicamente sos. Además, la in.1agen que e~~.~_l.!.!~_sehªcedel niño influye tan
muertos son enterrados vivos (Rivers, 1926) (d. caso 44). Así in­ t=adicalmente en el móIQeaDiiento de éste. por aquél -y _~!1. la teo­
terpreto también el Alcestes de Eurípides. ría pedagógica igualmente- que al estudiar a los niños incluso
Caso 276: En la Grecia antigua, la persona que creía errónea­ algt¡nos analistas confunden una pau.-t"i'·curtürafiñeñTe"inculcada.de
mente haber muerto tenia que pasar por un segundo rito de na· lo i!ij1inlzl con Ia índole natural mfantIl. 1I Esto conduce a ún'Círcu­
cimiento (Plutarco, Cuestiones romanas, núm. 3, 264C). lo viéioso-eñ"el razonamiento, puesto que en este caso las teorías se
A veces, la respuesta social la determina la atribución de una "demuestran" estudiando sU~~?~._<:9...t!_cados para que seconduiéañ
edad ficticia a cierto tipo de personas. de aéuéioü"coñ- esasIiiiSiñas teorías. En"eseiicía,e-sto"mrltifrere
1, Caso 277: En la Holanda del siglo XIX, incluso a las sirvientes mucho del nlódü-Cüñiolossurenos enseñaron primero a los negros
casadas se les llamaba solamente "señorita" (juffrouw); por ser a conducirse de modo objetable (Dollard, 1937) -como los espar­
sirviente no se la podía tratar como a una persona adulta. tanos enseñaban a sus ilotas (Devereux, 1965a)- para después in­
Caso 278: Su comportamiento independiente hizo que a una muo terpretar aquel comportamiento inculcado como manifestación de
chacha campesina se la equiparara a una mujer emancipada des· la "índole natural" del negro (o el ilota).
pués de la menopausia. (Cómparese también caso 69.) Caso 281: Opino que el ejemplo clásico de tales distorsiones es
Caso 279: En otra parte (Devereux, 1939a) he examinado el pa­ el concepto que tiene Melanie Klein (1948. 1951) de la psiquis
pel que en la génesis de la esquizofrenia desempeña la arbitraria
prolongación de la. adolescencia en nuestra sociedad. ~cifu
El caso es que los adultos se niegan a tomar nota del compor­ ~
Caso 280: Incluso la oportunidad o conveniencia de la muerte tamiento real de los niños y se enojan cuando alguien saca a la
-que suele definirse por la edad- a veces puede decidirse por con­ luz lo que todo el mundo sabe pero se niega a reconocer. ~
sideraciones no cronológicas: algunos reyes divinos fueron muertos, Caso 282: El "descubrimiento" por Freud y Moll de que los ni­
sin tener en cuenta su edad, en cuanto perdieron su potencia. Y ños tenían impulsos sexuales escandalizó a científicos y legos por
a la inversa, raramente se dio muerte a los infantes a los que se igual. Pero el hecho era conocido por todos los padres de clase me­
había permitido mamar. dia, que con frecuencia despedían a las nodrizas campesinas por
Estos datos indican que la atribución de una plena categoría hu­ masturbar a los infantes para que se estuvieran tranquilos. Ade­
( mana y social depende de la catectización afectiva de una persona más. cualquier mujer que haya atendido a un bebé ha tenido
\ por su grupo (Devereux, 1966b), y es esta catectización social de ocasión de ver en él algunas erecciones. Pero los padres victorianos
su persona la que el trabajador de campo debe lograr si desea ir aceptaron tan fácilmente el dogma cultural de que los niños pe.
más allá de la superficie de las cosas en la cultura que estudia. queños son sexualmente "puros", que la madre que advertía la
El hecho de que incluso la condición de "estudiante" de un tra­ excitación sexual de su hijito ha de haber sentido como si hubiera
bajador de campo adulto pueda hacer que se le considere, indepen­ dado a luz a un monstruo ... y por ende procedido a reprimir
dientemente de su edad, un joven lo demuestran los casos 385, 386, más radicalmente que nunca la existencia de la sexualidad del niño
387 Y 395. de pañales.
El grado en que la edad y la condición de adulto del científico Si bien estas distorsiones contratrasferenciales son más notables
del comportamiento afectan a su trabajo se advierte mejor por las en relación con los ml.}y tiernos y los muy viejos, cualquier cate­
distorsiones extremas de la personalidad infantil en las teorías de goría de edad puede provocar reacciones de contratrasferencia en
la ciencia del comportamiento. He señalado muchas veces (Deve­ el observador, sobre todo si la propia cultura del sujeto define de
reux, 1956a, 1964a, 1965b) que la mayoría de nuestras nociones
acerca de los niños son proyecciones al servicio de los propios adulo • Una excepción notable es la de R. A. Spitz.

/
._~J.-,
/
244 EL CIENTÍFICO Y SU CIENCIA
CAPÍ'I1JLO XVII
un modo la naturaleza, la psicología y la conducta correcta de los
miembros de un grupo de edad determinado y la cultura del ob­
LA PERSONALIDAD Y LA DISTORSIóN DE LOS DATOS
servador las define de otro modo.
Caso 283: Una explotación brillantemente efectiva de las dife­
rencias culturales entre las actitudes tradicionales del sujeto y del
observador para con ciertos grupos de edad es el estudio que hizo
la Mead (1928) de la adolescencia samoana, señaladamente exenta
de distorsiones contratrasferenciales ligadas a la edad, porque en
lugar de esquivar la cuestión del contraste entre los conceptos nor­ La estructura de carácter del investigador -en que entran tam­
teamericano y samoana de la adolescencia para disimular sus ac­ bién las determinantes subjetivas de su perspectiva científica­
titudes personales para con los adolescentes, la Mead se enfrenta afecta radicalmente tanto a sus datos como a sus conclusiones. Aquí
decididamente a esas diferencias y se sirve sistemáticamente de cada nos ocupamos exclusivamente en las componentes normales pero
una de las dos formas de ver para iluminar y poner de relieve los idiosincrásicas del carácter del científico.
aspectos distintivos de la otra. Lo ajeno e inexplorado fascina a la mente humana y la induce
Las distorsiones contratrasferenciales ligadas a la edad pueden, a llenar las lagunas de su conocimiento con proyecciones, o sea con
como todas las distorsiones análogas, ser minimizadas y volver­ los productos de su propia fantasía, aceptados con demasiada fa­
se científicamente fructíferas si uno examina el asunto de fren­ cilidad, incluso por los demás, como hechos. Lo mejor será docu­
te. Es probable que el mejor modo de hacer útiles para la ciencia mentar esta tendencia con ejemplos que reconocemos extremados,
estas deformaciones sea emprender un estudio psicosocial exhausti­ según el principio aceptado de que siendo lo anormal una exage­
vo de las ideas de los científicos de la conducta acerca de la "ín­ ración tan sólo de lo normal, nos permite observar con gran cla­
dole natural" de los niños. Aunque este estudio no nos diría mucho ridad aquello que en lo normal está tan atenuado que rehúye
de los niños, revelaría bastante de las prácticas educativas y de la nuestra atención, a menos que los casos extremos nos pongan sobre
psicología de la investigación de ellos. aviso acerca de su existencia. l
El proverbio francés de que "quien viene de lejos puede mentir
con impunidad" demuestra que hasta el lego comprende la ten­
dencia a dar rienda suelta a la fantasía cuando quienes nos escu­
chan no están en condiciones de comprobar la exactitud de nues­
tros dichos. Una de las principales determinantes funcionales de
la objetividad bien pudiera ser no tanto el realismo y la concien­
cia del observador como su conocimiento de que puede compro­
barse lo que dice. Los fraudes etnográficos eran fáciles de perpe­
trar en tiempos antiguos, cuando era muy pequeña la probabilidad
de que otros viajeros comprobaran lo que uno contaba de Tarta­
ria o de las siete ciudades de oro de Cibola.
Caso 284: Dos ejemplos famosos de confabulación etnográfica
son los supuestos yiajes de sir John Mandeville (1735) y el extraor­
dinario libro sobre Formosa de un impostor -probablemente fran­
cés-, conocido tan sólo por George Psalmanazar (1704), quien se
hizo pasar con éxito por indígena de Formosa. Naturalmente, hay

1 Una de las r~ones principales de que Freud lograra hacer una contribu­
ción de capital importancia al conocimiento de la mente normal fue su cons­

• tante empleo de lo anormal para iluminar lo normal.

(f)
.......... - . . - ' tri cede' '.étt, btd'o1dbtd
246 EL CIENTIFICO y SU CIENCIA PERSONALIDAD Y DISTORSIÓN DE LOS DATOS 247
también casos en que relatos auténticos de viajes han sido con­ 3] halagan la necesidad escapista de creer que el mundo que
siderados espurios. Y así, como demostró Bolton (1962), la Aris­ está más allá de nuestro horizonte es diferente del que conocemos.
maspea de Aristeas de Proconeso, que durante mucho tiempo se Caso 286: El empleo por Rerodoto de los informes de oídas en
consideró obra de ficción es, en realidad, el relato de un viaje sus descripciones de lugares distantes tenía por motivo alguna de
auténtico por Asia Central, presentado en la forma del viaje del estas razones. En algunos casos, después de exponer lo que ha
alma de un chamán. Al principio también se desconfió de los re­ oído decir, declara su duda acerca de su validez, aunque sólo suele
latos de Marco Polo. hacerlo así cuando el relato choca con sus ideas acerca de lo po­
Las imposturas etnográficas no son enteramente motivadas por sible (Legrand, 1932).
el deseo de notoriedad. Reflejan también, siquiera en forma neu­ El impulso que mueve al hombre a aceptar "pruebas" fantásti­
rótica y degradada, el estupendo afán de conocer lo desconocido, cas -y aun a inventarlas- suscita los intentos igualmente fuertes
el ansia que tiene el hombre de llenar los vacíos de su mapa de de controlarlas. El punto de vista crítico -que representa, según
la tierra y del mundo y de obtener información acerca de lo que los casos, una formación reactiva puramente defensiva o bien una
está más allá del alcance de sus sentidos. Mandeville y Psalma­ sublimación genuina- ha tenido algunas consecuencias muy cu­
nazar son así simplemente las grotescas "pobres relaciones" de los riosas.
filósofos austeramente racionales de Jonia y de los teóricos con­ Caso 287: Tanto los datos basados en hechos COmo las inquie­
temporáneos del universo, cuyo deseo de explicar lo ignoto inspira tantes teorías científicas de precursores como Leeuwenhoek, Dar­
aun a los primitivos. A veces -quizá porque hasta las gaI1inas cie­ win, Pasteur, Freud y Einstein fueron rechazados por muchos como
gas pueden dar con alguno que otro grano- las nociones primi­ tonterías ofensivas que quedaban fuera de los límites, trazados ar­
tivas acerca de lo que está más allá del alcance de sus sentidos pue­ bitrariamente, de "lo posible".
den acercarse a los descubrimientos científicamente probados. Caso 288: Voltaire indicaba que algunas de las precisas declara­
Caso 285: Los mois sedang creen que ciertas enfermedades se ciones de Bougainville acerca de Tahití fueron consideradas in­
deben a la intrusión de organismos invisibles denominados, como verosímiles por algunos de sus contemporáneos (Danielsson, 1956).
los gusanillos e insectos visibles, o:a. Lo importante de esta teoría (Véanse también las observaciones acerca del Arimaspea de Aris­
es que definen esos o:a de una manera completamente naturalista. teas, supra, caso 284.)
Se cree que son organismos reales que penetran en el. cuerpo de A veces, la pieza misma de evidencia que los críticos emplean
un modo natural, y no sobrenatural como los dardos de bruja, para demostrar la mentira manifiesta de una declaración puede
aunque la persona invadida por los o:a suele ponerse enferma por ser, a la luz de un examen científico más perfecto, la que demues­
ser culpable de una trasgresión. La idea de que ciertas enferme­ tre su exactitud.
dades se deben a los o:a se inspiró probablemente en la observa· Caso 289: Rerodoto (4.42) creía que los fenicios circunnavega­
ción de que las heridas abiertas a veces se llenan de gusanos. Sea ron efectivamente África, pero dudaba de lo que afirmaban, que
como quiera, el hecho es que la teoría de la enfermedad por los durante una parte del viaje tuvieron el sol a la derecha~ Sin em­
o:a -aunque de origen puramente cultural y sin formulación cien­ bargo, es precisamente este "increíble" detalle el que prueba al
tífica- se asemeja a las teorías modernas de la enfermedad cau­ científico moderno que los fenicios dieron verdaderamente la vuel­
sada por microbios. ta a África.
La necesidad de llenar los huecos no motiva sólo la imagina­ Algunos datos etnográficos -al parecer absurdos- reunidos por
ción confabuladora y la extrapolación y teorización genuinamente viajeros antiguos fueron rechazados al principio por improbables,
científicas, sino que explica también la tendencia a aceptar prue­ pero confirmados posteriormente por nuevas investigaciones.
bas de oídas sin someterlas a crítica siempre que: Caso 290: Wittfogel (1946) no sólo demostró que algunos de
1] no hay datos válidos disponibles, los datos anteriormente objetados de Marco Polo eran exactos, sino
2] las pruebas de oídas no están en contradicción con las ideas también que habían sido impugnados principalmente por quienes
de lo posible que tiene quien las escucha 2 y no tomaban en cuenta que Marco Polo vio China con los ojos de
• El fenómeno clínico que yo he denominado "fausse non-reconnaissance" tie­ los mongoles. •
ne causas semejantes (Devereux, 1951a, 1967c). Las ideas subjetivas, y por lo general inexpresadas, del que es­
248 EL CIENTIFICO y &U CIENCIA PERSONALIDAD Y DISTORSiÓN DE LOS DATOS 249
cucha acerca de lo que es posible o incluso probable determinan subincisión iniciatorias se están haciendo rápidamente anticuadas,
en gran parte su disposición a creer o no creer -y a veces incluso los ancianos se quejan con enojo de que los jóvenes actualmente
su decisión de tomar o no en cuenta- alguna suerte de datos. Con pueden obtener información esotérica sin que les cueste lo que les
frecuencia esas ideas explican también la desconfianza respecto de costó a ellos (la subincisión). (Cf. también Las nubes de Aristó­
toda inferencia y aun de toda teoría y su negativa a aceptar cual­ fanes, versos 1435 ss.) Como no puede ponerse en duda la integri­
quier dato que no esté documentado fotográficamente o algo que dad científica de Bettelheim, nos vemos obligados a deducir que
no haya sido presenciado en persona, cronómetro en mano. su concepto -formulado sólo preconscientemente- de lo que es
Caso 291: La orientación antiteórica de Boas era a veces muy real (= posible), inconscientemente le hizo pasar por alto textos
exagerada, y algunos antropólogos consideran actualmente que en que refutaban sus opiniones. (Véase caso 76.)
ciertos aspectos ejerció una influencia perniciosa sobre el desarrollo En suma: homines id quod volunt credunt.
de la antropología norteamericana. Estos comentarios no implican que el científico sea perfectamen­
Caso 292: Jules Henry (1961; d. Mensh y Henry, 1953) da a te objetivo si se esfuerza en sobreponerse a sus inclinaciones para
entender que sólo los datos etnográficos observados personalmen­ que su concepto de lo posible (= real) no interfiera con la reco­
te son válidos. En el capítulo XXI se analiza cómo esta opinión lleva lección de datos. Una "liberalidad" excesiva sólo conduciría a una
dentro de sí su propia anulación. recolección acrítica de información que un examen más crítico hu­
Naturalmente, si no se distingue entre el comportamiento real­ biera demostrado ser de hecho imposible. La información de este
mente observado y las declaraciones de un informante, también se tipo debe ser, claro está, consignada... pero sólo como creencia
puede llegar a inferencias erróneas (caso 413). cultural (caso 300).
La posibilidad de apreciar, en función sólo de evidencia inter­ La importancia científica e históricocultural de la credulidad,
na, la exactitud y el alcance de una fuente dada es determinada que es en gran parte una reacción subjetiva estrictamente rela­
en gran parte por lo explícito que sea el concepto del autor acerca cionada con la contratrasferencia, puede aclararse comparando las
de lo posible y probable, sobre todo teniendo en cuenta que el . ideas griegas y cristianas medioevales acerca de lo posible y pro­
sentido de "correcto" y "erróneo" (o de "razonable" y "no razo­ bable.
nable") del autor está a veces tan inextricablemente entretejido Caso 295: Los griegos, aunque a veces también eran irracionales
con su concepto de 10 "posible" que nos recuerda el epigrama (Dodds, 1951) se enorgullecían de ser menos propensos que otros
alemán: "Lo que no debería ser, no puede ser." pueblos a creer relatos disparatados (= improbables) (Herodoto,
Caso 293: El representante clásico de esta mentalidad es Hegel, 1.60; d. también W. K. C. Guthrie, 1954). En cambio, los cristia­
quien, cuando alguien le hacía ver un hecho que contradecía ro­ nos del medioevo se enorgullecían de su propensión a creer en
tundamente una de sus teorías favoritas, respondía, según dicen: milagros y en lo irracional (credo quia absurdum est). De ahí que
"Tanto peor para la realidad." incluso los informes más disparatados de Herodoto acerca de nacio­
Caso 294: Tratando de demostrar que ni siquiera psicológicamen­ nes ajenas parezcan serios en comparación con muchas ideas me­
te es la circuncisión una forma atenuada de castración, Bettelheim dioevales relativas a países distantes. Una causa posible de esta
(1954) cita repetidas veces el libro de Merker (1904) sobre los diferencia puede ser el hecho de que los griegos, pueblo marinero,
masais. Por desgracia, su opinión acerca de lo que es real (= po­ iban más lejos que el hombre de principios de la Edad Media, que
sible) y lo que no, hizo a Bettelheim, pasar por alto lo que dice vivía en un mundo singularmente brutal y raramente se atrevía
Merker acerca de un hombre de quien se burlaban porque cuando a dejar el terruño.
estaban circuncidando a su hijo, "mugía como un toro al que es­ En cuanto al crecimiento inmediato de una ciencia verdadera,
tuvieran castrando". Bettelheim insiste en que la circuncisión de la aversión de los griegos por los datos y teorías fantásticos (= im­
los pequeños no es necesariamente un acto hostil o de represalias probables) y "disparatados" era mucho más útil que la actitud
y cita repetidas veces datos australianos en apoyo de su afirmación. de la cristiandad medioeval, orientada hacia lo milagroso. Pero
Por desgracia no conoció -o no consultó, cosa inexplicable- la fueron probablemente la ingenua credulidad del hombre del me­
clásica obra de Elkin (1938) acerca de los aborígenes australianos, dioevo y su sed de lo extranjero las que en definitiva permitieron
en la que se dice que en algunas tribus donde la circuncisión y al occident~ crédulo, y no a la escéptica Grecia, aprovechar con s­
250 EL CIENTÍFICO Y SU CIENCIA PERSONALIDAD Y DISTORSiÓN DE LOS DATOS 25}
trucciones teóricas firmes que -para el lego- son prácticamente conduce a negar la realidad de datos sorprendentes y a inhibir la
"descabelladas": la noción griega de que la tierra es redonda, que capacidad de construir cuando menos hipótesis heurísticas "forza­
implica el absurdo corolario de que los "antípodas" caminan de das" (Lynd, 1939), que son la única garantía de crecimiento con­
cabeza,· las paradojas del continuo de Zenón -ahora mejor enten­ tinuado de la ciencia a una cadencia que corresponda a una curva
didas-, la teoría de la evolución, la contracción de Fitzgerald­ ex.ponencial.
Lorentz, la teoría de la relatividad, el principio de "indetermina­ En la práctica, las reacciones determinadas caracterológicamente
ción" de Heisenberg, la tesis de que tertium non datur (el tercero no producen de modo necesario datos y conclusiones cuestionables.
excluido) tal vez ni siquiera tengan aplicación en matemáticas, psi. Pueden incluso facilitar el descubrimiento de datos y la formula­
coanálisis, etc. Como creo que el impacto de estas "disparatadas" ción de hipótesis nuevos que, sin esas reacciones subjetivas, bien
pero prestigiosas nociones sobre el "pensamiento" del lego no debe podrían no haber aparecido. Y así, aun cuando un descubrimiento
ser subestimado, a menudo me pregunto si el resurgir de la irra­ o teoría determinado padeciera la influencia del tipo de persona­
cionalidad en la Grecia clásica (Murray, 1951, Dodds, 1951) se lidad del científico, después de revalorado debidamente puede apor­
inspiró o fue alentado en parte por el prestigio de las "disparata­ tar algo nuevo y esencial a la ciencia de la conducta, sencillamente
das" teorías de algunos brillantes científicos griegos. Esta hipótesis porque la verdadera fuente de estéril error no es la contratrasfe­
parecerá plausible a todo aquel a quien le haya dicho un ocultista rencia per se, sino la contratrasferencia pasada por alto y mal tra­
moderno que los espíritus viven en la "cuarta dimensión", o se tada (capítulo Xl).
haya sentido inquieto ante la contaminación del psicoanálisis por Pocas son, pues, las personas que afrontan francamente el hecho
la parapsicología (Devereux, 1953a), o haya observado el interés de que antes de enviar a un etnógrafo a una tribu determinada es
de ciertos eminentes fisicomatemáticos por la parapsicología o, tam­ preciso cerciorarse de que su personalidad no entrará en conflicto
bién al que haya oído -como me sucedió a mí una vez- al director con la pauta básica de la cultura de dicha tribu. Las relevantes
de un museo de arte decir confidencialmente a un famoso físico recomendaciones de Lindgren (1936) han sido por desgracia des­
nuclear que la teoría de la relatividad había influido en el modo oídas por muchos, puesto que así como algunos psicoanalistas afir·
de tratar el "espacio" los pintores contemporáneos. man defensivamente que cualquier analista preparado puede ana­
Luego si bien la credulidad occidental produjo terribles siste­ lizar como es debido a cualquier paciente, otros tantos antropólo­
mas filosófico-religiosos y cosas semejantes, en su conjunto la li­ gos parecen ser de opinión que una buena preparación académica
bertad de la imaginación del hombre occidental y su ansia de "mi­ permite a cualquier antropólogo estudiar con eficacia a cualquier
lagros" tuvieron parte, a menudo vergonzosa pero también muy tribu.
real, en el desarrollo de las teorías científicas modernas y en la Caso 296: Esta complaciente ficción puede refutarse fácilmente
creciente disposición del empírico a tomar conocimiento de hechos comparando la obra de Malinowski sobre los isleños de las Tro­
tan "desconcertantes", pero reales, como el mundo de lo incons­ briand con el resto de su labor de campo, las monografías de Lowie
ciente, el cambio de sexo de los animales protandros, y así sucesi· sobre los crows con sus artículos sobre los hopis, la labor de Kroe·
vamente. ber sobre los mohaves y los yuroks con sus otras obras de etno­
Ciertamente, el científico no debería satisfacer, de manera casi grafía, los datos de Róheim sobre Australia con sus notas sobre
autistica, su sed de cosas sorprendentes y de las que para el sen· los yumas, y así sucesivamente. De hecho, si las obras de un etnó­
tido común son visiblemente improbables y casi impo-sibles, a logo acerca de diversas tribus son de calidad uniformemente ele­
menos que deje de ser científico y actúe compulsivamente (act vada, esto suele deberse ante todo a la juiciosa preselección de las
out) sus problemas neuróticos en su obra. Al mismo tiempo, una tribus que estudió. Esto es patente sobre todo en el caso de la
forma de ver compulsivamente pedestre, una actitud obsesivamente Mead, cuya labor en diversas partes de Oceanía e Indonesia no
hipercrítica respecto de teorías y hechos nuevos y una tímida su­ sólo es siempre excelente sino que oscurece algo su libro sobre los
misión a la metodología tradicional -que con frecuencia llega omahas, aunque éste también merezca un lugar bastante elevado.
hasta el punto en que la metodología deja de ser un medio de Observamos además que mientras Mead había escogido por sí mis­
hacer las cosas del modo debido y se vuelve un código de tabúes ma todos los otros grupos que estudió, podría decirse que la man­
que le impide a uno hacer nada en absoluto- es inservible y sólo daron en cie~to modo a estudiar a los omahas, en condiciones que

#1 <' ttíiltPrii PS
.• :,.,"~.i"...........
252 EL ClEi'lTIFICO y SU CIENCIA
rERSONALlDAD y DISTORSiÓN DE LOS DATOS 25~
describe en sus "Reconocimientos" del libro sobre ellos (Mead, Pero sería apresurado suponer que al acoplar antropólogo a tri­
1932). bu haya que asumir que sólo la empatía producida por la identifi­
La estructura del carácter -o sea el elemento invariante de la cación basada en semejanzas de carácter manifiestas entre el tra­
'Configuración psíquica del trabajador de campo- no sólo filtra los bajador de campo y el grupo que estudia pueden producir
datos que recoge sino que también determina muchas de las reac­ resultados buenos. En algunos casos, por cierto, la identificación
dones de sus informantes y aun su grado de productividad. Cierta­ no se produce en función de la personalidad manifiesta (Yo) del
mente, la situación de la entrevista e incluso la mera presencia de trabajador sino de acuerdo con un segmento no-actualizado de su
un antropólogo en una tribu -aunque sólo sea uno de los llama· Ideal del Yo, que complementa las porciones actualizadas por la
dos "observadores participantes"- representa un "trastorno" en conducta.
el sentido en que, en los experimentos de mecánica cuántica, el Caso 298: Nadie era menos belicoso, fanfarrón y "heroicamen­
experimento mismo es causa de trastorno. Por eso algunos antro­ te" autocomplaciente que el caballero exquisitamente cortés y eru­
pólogos antipsicoanalíticos, que insisten en que el analista "impo­ dito Lowie. Pero su obra sobre los crows es decididamente soberbia,
ne" asociaciones a sus pacientes, deberían estudiar primero los acaso porque, como a muchos otros estudiosos tranquilos, a Lowie
trastornos que su propia presencia crea en el grupo que están es­ también le gustaban las cosas audaces. 4 En tales casos, la identi­
tudiando. Surgen dificultades especiales cuando un individuo de­ ficación se efectúa de acuerdo con un segmento complementaria y
terminado es estudiado por uno o varios trabajadores de campo comportamentalmente no implementado de la personalidad, o sea
tan sistemáticamente y por un período tan largo que empieza a por medio de un ideal del Yo indefinido o de un "doble" simé­
ser parte de la forma de vida de aquél el "ser un informante". Un trico o complementario de su personalidad cotidiana. Si Lowie
ejemplo bien conocido de alguna persona así "sobrestudiada" se hubiera sido capaz de identificarse con sus informantes sólo en fun­
nos vendrá enseguida a las mientes, y también el chiste de que ción de sus actitudes tranquilas, modestas y llenas de tacto, n()
una familia navajo se compone de la madre, el esposo y los hijos hubiera preferido el crow matasiete al hopi "apolíneo" (?), a quien
de ésta, un tío viejo y un antropólogo. En estos casos, el infor· denominaba despectivamente "pequeñoburgués del sudoeste". En
mante y aun el grupo reciben un señalado "papel complementa­ suma, como algunos expertos sedentarios en caballería medioeval,
rio". Esto es inevitable ... y así debería reconocerse, en lugar de parece ser que Lowie completó su vida en su labor de científicl>
quererlo obviar con la ficción del observador participante. (En los empatizando con una pompa ajena, que estaba patentemente au­
'Capítulos xx y XXI examinaremos estos "trastornos".) sente de su vida de estudioso, pero que puso de manifiesto una
Siendo explicable que un antropólogo obsesivo compulsivo en­ parte latente de su Ideal del Yo (caso 352).
contraría a los mohaves tan insoportables como ellos lo encontra­ En otros casos, la identificación se efectúa en el nivel de lo ins­
rían a él, la proposición de Lindgren de acoplar ~tal vez por me­ tintivo, como lo demuestra el caso de los erotistas que se estable·
dio de tests proyectivos- al futuro trabajador de campo con la cieron en Tahití (caso 133).
tribu que ha de estudiar 3 tiene méritos definidos, puesto que todo En algunos otros casos, la identificación parcial se realiza en
antropólogo que haya estudiado de primera mano más de una culo función del Superyó.
tura sabe que no empatiza en el mismo grado con todas. Caso 299: Los jesuitas del siglo XVIII hallaron el talante de los.
Caso 297: Un eminente colega al que confesé que no me era chinos tan a propósito que acomodaron su liturgia a las normas
fácil empatizar con la cultura china, aunque había estado en China tradicionales chinas, transacción sineretista que les procuró serias
(caso 332) ni con la cultura australiana, aunque había estudiado dificultades con el Vaticano (Saint-Simon, 1829-30). No es nece­
las principales obras sobre los indígenas australianos, me dijo que sario decir que es precisamente esta identificación segmentaria (del
durante toda su estadía con cierta tribu -sobre la que escribió Superyó) de los jesuitas con su grey china la que explica la pro­
una monografía apreciable pero no de primera- no pudo vencer fundidad de sus descripciones de China y los chinos.
del todo una sensación de extrañeza. Sí nos tomamos el trabajo de dominar nuestras propensiones ten­
• El problema de armonizar a analista y analizando también se está debatien­ • Naturalmente, Lowie tenía un gran valor moral, como lo demuestra la
do actualmente en drculos psicoanalíticos más refinados. de sus artículos polémicos y sus reseñas de libros.
,
honestidad intransigente
25. EL CIENTÍFICO Y SU CIENCIA PERSONALIDAD Y DISTORSIÓN DE LOS DATOS 255
denciosas podremos lograr notables resultados por la proyección clusivamente -actitud reflejada también en su concepción "super­
de nuestros anhelos instintivos, ya sea repudiados y egodistónicos orgánica" de la cultura (Kroeber, 1952).6
.() egosintónicos pero prohibidos por un tabú cultural, sobre el Ya sobre el terreno deben apreciarse con sentido crítico las creen­
grupo que estamos estudiando. El primero de estos mecanismos cias culturales.
explica las reacciones de los misioneros y el segundo las de los Caso 301: Los sedang dicen que en la noche el hombre ve con
vagabundos a la sexualidad polinesia. el blanco de los ojos, que el cervato tiene otro par de ojos para
En lugar de tratar de analizar primordialmente las distorsiones la noche y que la gallina no tiene ninguno. Yo les pedí que me
.contratrasferenciales relacionadas con el tipo de personalidad del mostraran los ojos nocturnos del cervato y resultaron ser un par
trafuijador de campo en función de los mecanismos de identifica­ de glándulas situadas cerca de los ojos. La creencia sedang de que
-eión, proyección, etc, propongo estudiarlas según sus manifestacio­ el hombre ve en la oscuridad con el blanco de los ojos refleja
nes reales. probablemente una confusa noción del hecho de que en la noche
Las reacciones a examinar caben de una manera general -par- . la acuidad de la visión periférica (que emplea los bastoncillos) es
,óalmente traslapándose- en una de estas tres categorías generales: mayor que la visión macular (Devereux, 1949b). La Barre (1954),
utilizando este mismo indicio, relacionó a continuación la difun­
l. Relación con los datos. dida creencia de que los espectros son de un azul verdoso con el
2. Relación con los infonnantes y la tribu como gente. hecho de que este color es el más visible con poca luz.
3. El papel complementario. Las contradicciones consigo mismo parecen deberse a una ansie­
dad inconsciente.
En este capítulo estudiamos ante todo la relación entre el cien­ Caso 302: Un psicólogo amigo mío descubrió una pequeña con­
tífico y sus datos. tradicción en el manuscrito de mi artículo sobre el alcoholismo de
Las inexactitudes en los hechos, las contradicciones consigo mis­ los mohaves (Devereux, 1948d), que corregí al punto. El hecho
mo y los pasajes oscuros suelen deberse a puntos ciegos del incons­ de que ya no recuerde yo el punto acerca del cual me contradecía
,dente, entre ellos los escotomas relacionados con la actitud profe­ a mí mismo indica que mi "desliz" se debió a la índole causante
'Sional. de ansiedad de mis datos, ya que yo siento por la embria~uez una
Los errores objetivos pueden deberse a una exactitud exagerada aversión irracional. De ahí que después de haberme obligado la
.al registrar las creencias indígenas acríticamente, sobre todo cuan­ perspicacia de mi amigo a encarar el material causante de ansiedad
-do uno se define exclusivamente como estudioso de la cultura. a que se debían mis declarac.iones contradictorias, rápidamente vol­
Caso 300: Según Kroeber (1925a), los cuatro primeros ritos mens­ ví a reprimir todo aquel asunto.
truales de las muchachas mohaves se efectúan cada cuarenta días. Ambigüedades y lapsus calami suelen deberse a resistencias a en­
Esto -como hubiera debido saber Kroeber, muy entendido en bio­ tender cabalmente el material que se está estudiando.
logía, pero que según parece no la recordaba hasta este punto- es Caso 303: En un .artículo sobre telepatía -o sea una cuestión
manifiestamente imposible, puesto que el ciclo menstrual tiene 28 con la que tuvo problemas toda la vida- puso Freud (1955b) "ac­
días. 5 El no haber utilizado Kroeber sus conocimientos de biología cidentalmente" la inicial de padre por la de esposo. Nunca corrigió
-siquiera para hacer preguntas suplementarias- se debió evidente­ el error, ni ninguno de sus traductores lo advirtió. Yo mismo no
mente a: lo vi sino después de haber comprendido (Devereux, 1953a) que
1] su conocimiento de la importancia ritual que tenían los nú­ aquellos datos tenían algunas otras implicaciones edípicas, que el
meros cuatro y cuarenta en la cultura mohave y a mismo Freud no había expuesto plenamente en aquel fragmento.
2] su definición de sí mismo como estudioso de la cultura (ex­ Sólo después de haber yo descubierto aquellas implicaciones por
mí mismo pude advertir también el desliz de Freud, que lo había
• El hecho de que las primeras menstruaciones a veces se presenten con una
ligera irregularidad no importa mucho en nuestro contexto. Además. el ciclo • Estas interpretaciones fueron aceptadas por Kroeber cuando discutl con
de 40 dlas fue explfcitamente denegado por mis informantes mohave (Deve­ él este erróneo enunciado. Al principio, también a mi se me había pasado
reux, 1950c). (Devereux, 1935).
,

_,~,,_<i::.;r;tr."+' *,':ér),6 1
66 #'1 'C
256 EL CIENTÍFICO Y SU CIENCIA
pERSONAUDAD y DISTORSiÓN DE LOS DATOS 257

cometido precisamente por haber entendido de un modo incons­ nos permite entender ciertos aspectos no reconocidos y egodistó­
ciente -pero en aquella ocasión rechazado también de un modo nicos de nuestros datos.
inconsciente- el significado de aquellos datos. Selectividad: La "etnografía completa", como el "psicoanálisis
Caso 304: Un candidato psicoanalítico capaz de empatía verda­ completo", es un ideal, no una posibilidad real. Siempre que otros
dera, pero muy poco diestro para verbalizar sus insights, cometió investigadores reemprenden el estudio de una tribu descubren, in­
una vez deliz tras deliz en la presentación de un caso. Cada una variablemente, no sólo rasgos no registrados, sino también cosas
de sus equivocaciones revelaba que entendía el significado latente de nuevas, que a veces requieren de trascendentes reformulaciones del
su material mejor de lo que él mismo comprendía conscientemente. patrón cultural de esa tribu. Tales reformulaciones suelen repre­
Caso 305: Parte de mi análisis didáctico se efectuó en una len­ sentar además una reacción contra descripciones anteriores dema­
gua que yo tenía ya medio olvidada. Pronto se patentizó que mi siado simplificadas y relativamente poco matizadas de esa cultura.
inconsciente aprovechaba este hecho, y detrás de cada construcción Caso 308: La soberbia pero algo parcial descripción que hace
ambigua y cada palabra impropia asomaban casi siempre insights y Benedict (1934) de la cultura kwakiutl, a la que califica de pa­
recuerdos inconscientes y rechazados. ranoide, provocó un reanálisis teórico de los datos disponibles y
Los insights rechazados pueden afectar a la formulación tanto de una deliberada búsqueda de nuevos tipos de datos. Y así Linton
las anotaciones de hechos como de los trabajos teóricos: (1956) señaló que los jefes kwakiutl podían conducirse de un modo
Caso 306: Los insights suplementarios egodistónicos o bien per­ megalomaniaco y paranoide sólo porque la extremada cooperativi­
cibidos vagamente, que compiten con los datos que uno trata cons­ dad de la nada pretensiosa gente del común les proporcionaba los
cientemente de consignar, suelen ser causa de fragmentos oscuros medios de realizar manifestaciones ostentosas, mientras que Codere
en las notas tomadas sobre el terreno. Siempre que me quedo per­ (1956) hizo un estudio especial del lado amable de la vida kwa­
kiutl. Intentos tácitos de reenfocar el cuadro que presenta Bene­
plejo ante una frase poco clara en mis notas de campo de 1932-33
dict de la vida de los indios pueblo, en que exagera sus rasgos
sobre los mohaves suelo descubrir que la falta de claridad no se
(exteriormente) "apolíneos" pueden hallarse en diversas obras que
debía ni a la premura, ni al estilo telegráfico empleado ni a mi
implícita o explícitamente ponen de relieve el lado chismoso, en­
escaso dominio del inglés en aquella época, sino al hecho de que vidioso y pequeñoburgués de la vida de esos indios (Simmons,
me habían dicho -o había entendido- sólo una de las facetas de 1942, Ellis, 1951, etc.).
una costumbre compleja, y las otras facetas sentidas preconscien­ La selectividad más común y legítima es la atribuible al interés
temente enturbiaban mis notas al querer penetrar en ellas. o intereses principales (pero determinados inconscientemente) del
Caso 307: Cuando corrijo la primera redacción de un original trabajador de campo profesional: parentesco, cultura material, le­
científico busco deliberadamente los pasajes redactados con ambi­ yes, cultura-y-personalidad, etc. A veces puede descubrirse una ten­
güedad, cuya oscuridad suele deberse a la presencia de algún in­ dencia en extremo selectiva aun en monografías supuestamente
sight suplementario todavía latente y preconsciente. Comprendo amplias.
también que mi incapacidad -muy sorprendente y a veces del todo Caso 309: El estudio de los kiliwas por Meigs (1939) dedica 20
exasperante- para expresar, claramente y a la primera, alguna páginas a la cultura material pero sólo 13 a todo el ciclo vital, y
idea al parecer simple se debe casi siempre a agitaciones sublimi­ de ellas deja 10 para los complejos ritos funerales (Devereux,
nales de algunos insights adicionales, todavía reprimidos. Por eso 1940d).
siempre que tal cosa me sucede ceso de debatirme con la sintaxis Otros tipos de selectividad afectan principalmente al modo de
y trato de descubrir en lugar de eso qué idea suprimida está que­ interpretar uno sus datos.
riendo abrirse paso por la "sencilla" declaración que estoy tratan­ Caso 310: Debido en parte a mi escaso respeto por los estudios
do de hacer conscientemente. De este modo doy con algunas de mis atomistas de la cultura y en parte a que en sus primeros tiempos
mejores ideas. la antropología histórica operaba más bien con rasgos que con
Las oscuridades, ambigüedades y equivocaciones se deben, pues, pautas, no me interesé al principio en interpretar mis datos en
a resistencias contra algunos significados de nuestro material. Son relación con la historia, cosa muy sorprendente dado mi interés
actos fallidos que se asemejan a un lapsus calami y cuyo análisis de toda la vida por esta materia. Sólo después de convencerme de
258 EL CIENTíFICO Y SU CIENCIA PEIlSONALIDAD y DISTORSiÓN DE LOS DATOS 259

que la antropología histórica no tenía por qué ser atomista (Kroe­ nadas sobre todo por una insistencia arbitraria en rasgos que en
ber, 1949) empecé a interpretar también históricamente parte de nuestra propia personalidad étnica son poco importantes y una
mi material, buscando por ejemplo los cambios en la pauta de las minimización correspondiente de rasgos de personalidad que tam­
relaciones interpersonales entre los mohaves en los últimos 100 bién caracterizan a nuestro propio grupo. Por desgracia, no estoy
años (Devereux, 1961a), o analizando los antecedentes historicopo­ seguro de que no pueda hacerse la misma crítica a mis primeras
líticos del mito de Edipo (Devereux, 1963b) o bien aplicando el descripciones de la personalidad mohave (Devereux, 1939c).
psicoanálisis a problemas históricos (Devereux, 1965a, Devereux y La falacia exótica en los estudios de cultura-y-personalidad a
Forrest, 1967). veces se combina con una concepción demasiado simplificada de
La selectividad determinada por el carácter se manifiesta de la estructura de personalidad que exagera la plasticidad del hom­
muchos modos, la mayoría de los cuales no requieren de un exa­ bre, combinación que refuerza aquella falacia. La consecuencia es
men detenido. Pero hay un tipo de selectividad tan íntimamente que se nos presentan características psicológicas extremas -o bien
relacionado con la esencia de la labor antropológica que suele pa- . creencias que exigen actitudes psicológicas extremas y singularmen­
sar inadvertido. te inambivalentes- como si fueran "el relato completo". Nadie se
La selectividad exótica ha atormentado toda la antropología y detiene a preguntar cómo puede mantenerse indefinidamente una
la labor de cultura-y-personalidad desde el principio. Siempre ha posición psicológica tan desbalanceada; no se realiza ningún es­
habido una tendencia a registrar normas y actividades primarias fuerzo por descubrir las actitudes y creencias compensatorias que
notoriamente diferentes de las que se advierten en la cultura del hacen posible la versión "oficial" o ficción social, con frecuencia
antropólogo (caso 311). Este "exoticismo" acaso explique la siste­ superficial.
mática exageración del papel del ritual en la vida primitiva (De­ Caso 313: Hasta 1938, todos los informes de creencias del río
vereux, 1957a), así como la ausencia de datos de la vida ordinaria. 7 Yuman presentaban a los gemelos como visitantes celestes y hon­
Caso 311: Un colega distinguido me dijo que -a pesar de un rados, acogidos con alegría y que gozaban de grandes privilegios
minucioso escrutinio del texto- casi no pudo hallar ningún dato durante toda su estadía en la tierra. A nadie -ni a mí tampoco
sobre la vida cotidiana en uno de los informes de campo más fa­ (Devereux, 1935)- se le ocurrió preguntarse cómo el hombre co­
mosos, exhaustivos y minuciosamente documentados y escrito por rriente, por generoso que sea, podría aceptar sin abrir la boca la
uno de los mayores antropólogos de todos los tiempos. subordinación de sus deseos a los de los gemelos. Por eso no se
La deformación exótica en el análisis de carácter étnico tiende debió a penetración sino que fue una suerte inmerecida el que en
a maximizar los rasgos distintivos del grupo y a minimizar el he­ 1938, estudiando el estatus, yo planteara una cuestión ("¿Quién es
cho de que todos los rasgos de carácter étnico tienen sus raíces más considerado, un gemelo o un no gemelo?") cuya respuesta yo
en los mecanismos de defensa, o sea en el subestrato universal de creía saber, pero que me reportó una descripción detallada de otra
todo carácter étnico, que difiere de los demás tan sólo en la con· concepción plenamente desarrollada de los gemelos como indesea­
figuración distintiva de esos mecanismos de defensa. bles reencarnaciones de espíritus odiosamente adquisitivos (caso
Caso 312: Creo que el primero en destacar sistemáticamente (De­ 18J Devereux, 1941).
vereux, 1951a) el componente masoquista y autocompasivo en la Mi teoría (1937e) de que parece haber una suerte de ley de
estructura del carácter de los indios de las praderas, aunque abun­ Newton psicológica en virtud de la cual "para cada acción (mani­
dan en la literatura excelentes datos sobre las torturas infligidas fiesta) hay una reacción igual y opuesta (usualmente latente)", y
a sí mismos y textos de discusos de una autocompasión casi hitle­ de que por eso cada cultura contiene conflictos tipo y soluciones
rianos, incitando a la tribu a la guerra (Lowie, 1935). Esta norma tipo, así como conflictos y soluciones compensatorios secundarios,
sobrevive hasta nuestros días en el comportamiento de algunos terciarios, etc.,B va psicológicamente mucho más allá de la idea de
tipos de personalidad alcohólicos de la Reservación (La Barre, Kardiner (1939), de instituciones primarias y secundarias. La ne­
sin fecha). gativa a tomar en cuenta este "reverso de la medalla" invariable­
Muchas descripciones de personalidades étnicas son desproporcio­ mente presente es la base de muchas simplificaciones exageradas en
• Una tendencia afín explica la hístoria escrita primordialmente en función
de reyes y batallas. • Un amigo mutuo comunicó a Kardiner el original en 1938.

.,.. _.....:.~~:..+M'd'Y''''''' 7
260
PERSONALIDAD Y DISTORSIÓN DE LOS DATOS 261
los estudios de cultura y personalidad (casos 308, 315) ... así como.
del neofreudismo "culturalista". De este modo, la complejidad de un rasgo dado no es medida
Las ambigüedades y ambivalencias de la cultura que uno estu­ de su carácter básico cultural, ya que la complejidad puede de­
dia proporcionan excepcionales oportunidades para la manifesta· berse a los intentos de utilizarla a manera de contrapeso para un
ción de reacciones de contratrasferencia determinadas por el carác- , "rasgo básico" maximizado culturalmente. Lo elaborado de ese con­
ter. De ahí que aunque haya hecho alusión a estas cosas en varios trarrasgo es sencillamente una buena medida de la masa sociocul­
pasajes anteriores sea indispensable dilucidarlas sistemáticamente. tural total de los dos rasgos conjugados, tomados juntos.
Después de haber puesto mucho -y legítimo- énfasis en la in· . Una buena regla práctica para identificar un "contrarrasg~" mi­
terrelación funcional entre todas las partes de una cultura y des­ nimizado (= maximizado negativamente) es comprobar si no está
pués de una erupción -verdaderamente necesaria- de formulacio- . maximizado en otra cultura.
nes de pautas culturales no ambiguas, estamos empezando a como . Caso 315: Nuestra sociedad es oficialmente canófila y la amistad
prender que las culturas son menos inequívocas de lo que parecen. es un componente esencial de nuestro sistema de valores. La socie­
En efecto, si una cultura maximiza francamente el rasgo X e im· dad árabe es en cambio oficialmente canófoba, porque considera
plícita o explícitamente minimiza su contrario (no-X), esta mini­ al perro ritual y objetivamente inmundo. Estos hechos contrastan­
mización de no-X es un rasgo cultural tan importante como la· tes deberían -pero raramente lo logran- hacernos buscar rasgos
maximización del rasgo X. Es incluso probable que algunos rasgos· canófobos oficialmente desaprobados pero fuertes en nuestra cul­
inherentemente marginales pero culturalmente sobreelaborados y lo tura ya la inversa, fuertes rasgos canófilos en la cultura árabe. Una
sobreimplementados sean principalmente contrapesos ("controles vez formulado el problema de esta manera, no es difícil haIlar
y equilibrios") para ciertos rasgos "básicos" culturalmente maxi­ pruebas confirmatorias: las fobias relacionadas con el perro son
mizados (Devereux, 1951a). La "masa sociocultural" (Devereux, comunes en occidente, "perro asqueroso" y "perra" son epítetos
1940a) de un rasgo dado puede por eso determinarse mejor ave­ oprobiosos y los perros -"los mejores amigos del hombre"- con
riguando el número de rasgos no relacionados lógicamente que han frecuencia son más brutalizados (por ejemplo en los laboratorios:
sido introducidos a la fuerza dentro de su ámbito, en una relación caso 370) que las ovejas, económicamente valiosas pero emocional­
de compendencia artificial (Devereux, 1957a). Estos procedimien­ mente incapaces de respuesta. Y a la inversa, el árabe hace una
tos de tipo Procusto se dan tanto en conexión con los intentos de excepción para el sloughi, al que no considera inmundo, y a veces
maximizar un rasgo "básico" como con los de minimizar y supri­ anota su pedigree en el Corán de la familia, junto con el suyo pro­
mir ciertos rasgos "marginales". pio y el de su caballo, culturalmente apreciado.
Caso 314: La cultura de los indios de las praderas, fuertemente Caso 316: Las reacciones culturales oficiales a los gemelos suelen
orientada hacia el valor viril, contiene mecanismos insólitamente ser muy positivas o muy negativas. Cuando la reacción manifiesta
complicados para la represión (implementación negativa) de la es francamente positiva -como entre los mohaves (caso 131)- sue­
cobardía. Tiene incluso retiros o refugios para los cobardes, a le descubrirse también una segunda serie de reacciones, completa­
quienes se permite y aun anima a dejar el grupo orientado hacia mente diferentes de la actitud oficial (Devereux, 1941). Allí donde
la valentía y hacerse -en forma de trasvestistas- miembros del gru­ la reacción oficial es fuertemente negativa, a veces se hace una
po femenino, del que no se espera que sea valiente sino sencilla­ excepción para ciertos tipos de gemelos, como los de ascendencia
mente que aprecie el valor y aliente a los hombres para que sean real, etc, o se va formando después una actitud opuesta a su res­
bravos (Devereux, 1951 a). Este fenómeno puede entenderse en pecto (Loeb, 1958).
parte en términos históricos (caso 318). Otro tanto sucede con la . Dos normas simétricas y opuestas con frecuencia no sólo son ló­
belicosa tribu mohave, donde durante las festividades los trasves­ gica sino también emocionalmente incompatibles entre sí. Repre­
tistas -definidos como mujeres- se unen a las ancianas en público s:ntan los dos polos de una ambivalencia personal y lo cultural y
para humillar a los hombres que se quedan en casa, a los que tlenen que reflejarla, porque ninguna cantidad de condicionamien­
llaman por befa alyha ("cobardes" y "trasvestistas" masculinos) to cultural puede hacer del hombre un ser totalmente inambiva­
lente -sobre todo aIli donde se exige la falta de ambivalencia en
(Devereux, 1937a). Aquí también la humillación y el aislamiento
relación con una cuestión o un valor culturales afectivamente car­
social del cobarde complementan la valoración social del heroísmo.
gados. Porque si bien uno puede ser relativamente inambivalente
252 EL CIENTÍFICO Y SU CIENCIA pERSONALiDAD Y DISTORSiÓN DE LOS DATOS 253

en cosas culturales casuales (de "lo tomas o lo dejas"), uno siem­ roicos" por reacción ante derrotas anteriores, sufridas siendo unos
pre es ambivalente con un rasgo culturalmente sobrecargado, por grupillos dispersos de cazadores y recolectores sin la debida orga­
ser la misma hipercatexia obligatoria de una actitud un subpro­ nización política o bien -en unos cuantos casos- bandas errantes
ducto del intento de negar nuestra propia ambivalencia a su res­ de infantería campesina desarraigada. Sugiere esto el hecho de que
pecto. casi todas las tribus de jinetes victoriosas estaban muy bien orga·
Cada cultura contiene también la negación de sus valores mani­ nizadas. " lo que indica la necesidad de una disciplina rigurosa;
fiestoS) de pauta y básicos, mediante una confirmación tácita de además, cuando eran derrotadas, o privadas de un caudillo em­
pautas latentes y valores marginales. La pauta real completa de una. prendedor, aquellas confederaciones de tribus y a veces incluso las
cultura es el producto de una acción reciproca funcional entre pau­ tribus que las componían pronto se desmembraban. Este hecho ex­
tas oficialmente afirmadas y oficialmente negadas que poseen masa. plica el que sea casi imposible identificar a los actuales descen­
Esta acción recíproca no puede analizarse ni entenderse en función dientes de muchas tribus de jinetes asiáticas importantes -y otrora
del sistema esencialmente no psicológico de la dialéctica hegueliana­ victoriosas- (Hóman y Szekfü, 1941-43).
marxista ni del modelo que traza Kardiner de instituciones "prima­ La formación de pautas de contrarrasgos y el modo que tienen
rias" y "secundarias". de obrar recíprocamente con la pauta de rasgos "oficiales" y entre
La designación de algunos rasgos y pautas como "básicos" o "pri­ sí es un proceso predominantemente psicológico y no cultural. De­
marios" y de los otros como "marginales" o "secundarios" es sólo termina la existencia misma de esas normas acopladas y el grado
una convención útil, basada en la definición que de sí hace el gru­ en que son polares la cuantía de afecto que el hombre está adies­
po, que es tendenciosa o bien representa sólo un modo posible de trado para consagrar a la pauta oficial. La intensidad del afecto
ver la cuestión. ligado a un rasgo cultural no sólo determina la posición de éste
Caso 317: Es hoy una verdad inconcusa que Rusia -a pesar de en la jerarquía de los valores culturales sino que es en sí un rasgo
su definición de sí misma- no es un Estado comunista ni socialista; cultural que pone en marcha los procesos psicológicos conducentes
sin embargo, el occidente sigue obrando como si lo fuera. a la formación de contrarrasgos que instrumentan ambivalencias
Caso 318: Es posible decir que la sociedad de los indios de las básicas. Un rasgo cuya hipercatexia no es en sí componente básico
praderas es sobre todo una sociedad orientada hacia la cobardía y de ese rasgo no puede suscitar una oposición vehemente. Un rasgo
no hacia la valentí;l, en parte porque muchos de sus rasgos princi­ relativamente menor y por lo general no hipercatectizado puede
pales tratan de reforzar las formaciones reactivas contra el miedo
hacerse tema de debate sólo por su relación real o putativa -y su
yen parte porque en la pauta de bravura entran elementos marca­
compendencia artificial- con una pauta principal cargada emo­
damente masoquistas y heroicamente autocompasivos (Devereux,
cionalmente.
1951a). Este modo de ver puede incluso sustentarse en consideracio­
Caso 319: El beber kumiss (leche de yegua fermentada) era una
nes históricas. Los cheyennes y arapahos, proverbialmente bravos
(caso 314), habían huido a los llanos porque los habían derrotado práctica común en la sociedad pagana húngara y no tenía relación
sus vecinos de las selvas orientales. De modo semejante, casi todas señalada con la religión. Se convirtió en cuestión capital cuando el
las tribus de caballistas asiáticas -a excepción únicamente de los clero occidental, queriendo cristianizar a Hungría, decidió arbitra­
mongoles- que aterrorizaron a Europa con su valor inaudito ha­ riamente que denotaba tendencias paganas. La hipercatexia (nega­
bían huido allí para salvarse de enemigos orientales más poderosos. tiva) del clero respecto de la bebida de kumiss hizo después que
En efecto, si los cimerios, escitas, hunos, ávaros, húngaros, patzina­ la supervalorizaran también los húngaros paganos que quedaban,
cos y cumanos hubieran peleado en Asia tan terriblemente como lo y el resultado fue que tanto para cristianos como para paganos
hicieron contra las huestes europeas, no hubieran tenido por qué adquiriera una carga afectiva y una significancia religiosa que no
salir de Asia. El valor de que aquellas tribus hicieron gala en Eu­ tenía en los tiempos paganos (Hóman y Szekfü, 1941-43).
ropa se debió posiblemente a la idea o intuición que tuvieron de Caso 320: La circuncisión de la mujer fue siempre un impor­
que sus derrotas en Asia y el sur de Rusia se habían debido a una tante rito kikuyu, aunque difícilmente podría decirse que fuera
relativa falta de valor y decisión. Yo sospecho, efectivamente, que la esencia del modo de vivir de los kikuyus, como declaró Jomo
casi todas las tribus de jinetes se hicieron unos depredadores "he- Kenyatta (1938) en reacción a las actividades de los misioneros,
264 EL CIENTÍFICO Y BU CII!:NCIA . pERSONALIDAD Y DISJ'ORSI6N DE LOS DATOS 266

que querían impedirla.D Además, para resistir la intervención con- " .. pendientemente de que esa parte sea el lado manifiesto o el laten­
tra esta y algunas otras prácticas de los kikuyus, o los mau mau te de esa cultura.
prestaron juramentos tan opuestos al derecho, la religión y la ética Caso 323: Fortune parece tener especial afinidad por el lado som­
de los kikuyus que literalmente se excluyeron a sí mismos de la brío de las culturas. De ahí que entre los dobuanos estudiara prin­
sociedad kikuyu normal. cipalmente el lado manifiesto (sombrío) de la cultura y entre los
Tanto la emocionalidad como la indiferencia -o indiferencia omahas el lado latente (también sombrío).
fingida- pueden llegar a ser importantes factores culturales. El no Caso 324: Parece que yo tengo especial afinidad por el lado cá·
dar señales de emoción o afecto indigna a una sociedad emocional, lidamente humano de las culturas. De ahí que entre los mohaves
tanto como el manifestar afectos indispone a una sociedad que es· me interesara ante todo la pauta manifiesta y entre los sedangs la
tima la frialdad. latente.
Caso 321: Vimos que los mohaves condenan a los predecesores 2. Algunos eruditos ponen por obra su necesidad subjetiva de
de los blancos por no haber dado muestras de duelo en el fune· consistencia (caso 30S) insistiendo en la pauta manifiesta a expen­
ral de Matavilve (caso 184). En cambio, en Stalky & Co., de Ki­ sas de la latente.
pling, el cuerpo de adiestramiento de oficiales voluntarios de una Caso 325: Si la sociedad homérica hubiera minimizado los va·
escuela pública se disgusta tanto por las emocionales demostracio­ lores más amables tanto como parece creer Adkins (1900). dudo
nes patrioteras de un político visitante que decide disolverse. de que hubiera podido durar muchos siglos. El cuadro que nos
Los conflictos subjetivos pueden también conducir a la hiperca­ presenta Finley (1954) del mundo de Odiseo es mucho menos
tectización idiosincrásica y aun neurótica de un rasgo cultural· parcial. De modo semejante, los estudiosos que acentúan exclusiva·
mente poco importante. mente el lado "vergonzoso" de algunas culturas tienden a olvidar
Caso 322: Un excelente aficionado al ajedrez, desdeñoso y do­ que la culpa edípica es parte del patrimonio humano.
minante, entró en análisis con un tal doctor Bishop. En cuanto 3. Algunos antropólogos aficionados entre los psicoanalistas con­
comprendió que no podía manipular a su analista, resultó también ceden una importancia indebida al lado latente de la cultura, aun­
que en las situaciones clínicas ciertamente saben que no deben
totalmente incapaz de manejar los alfiles· con destreza y dejó de
olvidarse los procesos conscientes. En realidad. el interés exclusivo
ser un buen jugador de ajedrez.
por lo inconsciente es prácticamente lo que distingue a los can­
Los factores culturales polares acoplados son así producto de hi.
didatos inexpertos, a quienes los mayores a veces llaman humorís­
percatexias culturalmente obligatorias y su acción recíprocá es diná­ ticamente "detectives del inconsciente".
micamente comparable a la que se produce entre impulso y forma­ Caso 326: Siendo todavía candidato analicé una vez correctamen·
ción reactiva. te el contenido latente del sueño de una mujer india borderline
Dado que no puede haber normas culturales inequívocas, la des­ acerca de manijas de puerta. pero presté una atención insuficiente
cripción y presentación unilateral de una cultura se debe a que a su contenido manifiesto, que indicaba cómo notaba ella el inicio
el antropólogo no puede tolerar la otra cara -que le causa an­ de un nuevo episodio psicótico que sería causa de que la pusieran
gustia- de la medalla, o bien a su imperiosa necesidad de ser con­ en una celda cerrada sin manijas en las puertas (Devereux, 1953c).
secuente a toda costa. Por eso, su nuevo episodio psicótico me agarró desprevenido.
El observador puede manifestar su tendencia personal de tres No puede negarse que al~unos estudios psicoanalíticos de datos
modos: antropológicos insisten demasiado en su contenido latente; pero
1. Interesándose constantemente en aquella parte de la pauta esto no significa que tengamos derecho a negar la existencia del
total de una cultura que tiene un tono afectivo particular, inde· contenido latente, simplemente por no estar instrumentado con
franqueza en la costumbre.
• Los factores subjetivos (y probablemente inconscientes) que movieron a Caso 327: Posinsky (1956) ha demostrado cómo Lessa (1956) pa·
Jomo Kenyatta a hacer de este problema particular la "cuestión clave" de las rece pensar que el complejo de Edipo sólo puede darse en las
relaciones entre kikuyus y blancos no son pertinentes en la historia de la eul·
tura, salvo en ciertos respectos que no tienen por qué ocupamos aquí. tribus en que los relatos de tipo edípico son absolutamente ex·
• Alfil, en inglés bishop [T.J. plícitos.

• j.~¡;. .
266 EL CIENTÍFICO Y SU CIENCIA PERSONALIDAD Y DIsrORSI6N DE LOS DATOS 267
Caso 328: Róheim (1946) ha demostrado que la preocupación tender la índole de la cultura (Devereux, 1956c). La posesión de
del "culturalista" neofreudiano Kardiner (1939) por el lado mani­ la cultura es un aspecto clave de todo cuanto hay distintivamente
fiesto de la cultura le hacía minimizar -y casi negar- la existen­ humano en la psiquis del hombre y el psicoanálisis es en la ac­
cia del complejo de Edipo entre los isleños de las Marquesas. tualidad la única psicología cuyo objetivo exclusivo y característico­
Por eso el verdadero problema no está tanto en el reconoci­ es el estudio de lo que el hombre tiene de humano (Devereux.
miento de la existencia de pautas duales -simétricas e intercom­ 1953c).
pensadoras- Cúmo en el atento análisis de la acción recíproca entre
ellas.
Caso 329: Sir James Frazer (1911-15), Gilbert Murray (1951) y
Jane Harrison (1921, 1922, 1927) enseñaron a los estudiantes de
los clásicos que la serena y racional cultura de la Grecia clásica
tenía muchos rasgos irracionales -supuestamente desconcertantes.
Sólo con la obra de Dodds (1951), que hizo época, alcanzamos a
entender la relación y la acción reciproca precisas que había entre
la racionalidad y la irracionalidad griegas en general y entre los
serenos cultos de la ciudad olímpica y los arrebatados ritos dioni·
siacos y órficos en particular. Fue Dodds quien hizo ver que la
irracionalidad y los misterios eran componentes básicos e indis­
pensables del paisaje cultural griego y de los procesos culturales­
históricos griegos, y proporcionaron el necesario contrapeso a su
racionalidad oficial. A consecuencia de la obra de Dodds, esos
elementos irracionales, que anteriormente parecían anomalías inex­
plicables, son ahora aspectos clave de nuestro entendimiento de la
cultura griega y, concretamente, de la racionalidad manifiesta
griega.
Sin el estudio de tribus por antropólogos que diferían en tempe­
ramento y orientación de los investigadores anteriores no podemos
saber si alguna descripción Cúnsagrada por el tiempo de una cul­
tura dada es una explicación acerca de los árboles -como en la
obra de Fortune sobre los omahas (1932b)- o sobre las sombras
(igualmente reales) que proyectan. La necesidad de esas reaprecia­
ciones periódicas se advierte claramente en la historia de los estu­
dios griegos, proseguidos sistemáticamente desde los tiempos he­
lenísticos por eruditos étnica, profesional y caracterológicamente
diferentes, con puntos de vista muy diversos. Es probable que pu­
dieran descubrir más fácilmente nuevos rasgos y cuestiones -en
términos de los horizontes científico-culturales de 1966- antropó­
logos capaces de aplicar los procedimientos psicoanalíticos a la
labor de campo de antropología (Devereux, 1957a). A su vez, esto
implica que -a pesar de las opiniones contrarias de Kroeber
(1948a)- el antropólogo psicoanalítico es un antropólogo bona
fide, ya que uno de sus conceptos claves, como el del antropólogo
honesto, es la cultura y uno de sus objetivos principales el de en-
lA PERSONALIDAD Y SU PAPEL 269

CAPÍTULO XVIII El interés en grupos polarmente opuestos no siempre tiene por


qué deberse a una doble identificación. Una tribu puede satisfacer
LA PERSONALIDAD Y SU PAPEL nuestra necesidad de identificación con -y aun de idealización
EN EL ESTUDIO DE GRUPOS E INDIVIDUOS de- un grupo exterior mientras que otra tal vez satisfaga nuestras
necesidades proyectivas a expensas de un tipo de contraideal cul­
tural o béte noire· que solemos confrontar con nuestra tribu
favorita.
Caso 332: A La Barre como a mí nos fascinan -pero de modo
muy diferente- la cultura y la personalidad chinas e hindúes. A
mí me parece la estimación que hace La Barre (1946b) de los
Este capítulo, en que se estudian las reacciones de contratrasferen­ chinos demasiado positiva; y a él le parece mi imagen de los chi­
cia a grupos e individuos, deberla estudiarse junto con los capí­ nos demasiado negativa (caso 297). La India representa para La
tulos XI y XII, en que se examinan las distorsiones debidas a la Barre un contraideal tan grande que fue necesaria toda mi ca­
ideología, el carácter étnico y cosas semejantes, ya que es inevi­ pacidad de persuasión para convencerle de que no publicara un
table cierto traslape entre estos capítulos. En principio, éste con. artículo que había escrito sobre la cultura y la personalidad hindú;
<ede mayor espacio a las reacciones al grupo -portador de cul­ y él sin duda me persuadiría a mí de que no publicara algo que
tura- que a la cultura misma.
pudiera escribir contra la personalidad china.
La tribu "favorita". El tipo de personalidad del antropólogo Caso 333: Son los mohaves un pueblo tan delicioso que al prin­
suele ser causa de su predilección por ciertas tribus. cipio no me di cuenta, como debiera, de sus rasgos menos atrac­
Caso 330: Una compatibilidad emocional bdsica explica mi pro­ tivos, sino después de haber pasado un psicoanálisis didáctico. En
pia predilección por los mohave, a los que elegí volver a visitar cambio, no necesité psicoanálisis para obtener un insight de los
varias veces, aunque lo mismo hubiera podido ir a otra tribu in­ aspectos más amables de los sedang -que en muchos son desagra­
dia. Y a la inversa, es probable que una compatibilidad emocional dables- simplemente porque tenía la necesidad subjetiva de hallar
.complementaria explique la predilección de Lowie por los indios algo bueno en un ser humano.
de las praderas (caso 298).
La tribu contraideal es raramente el interés principal en la
Las personalidades complejas acaso se interesen de modo espe­ labor del antropólogo de profesión, aunque a menudo lo es de
cial en dos grupos cultural y psicológicamente muy desemejantes. los administradores coloniales o los misioneros, que tratan de en­
Caso 331: Durante buena parte de su carrera, Kroeber se inte­ tender su "cultura contraideal" sólo para minarla más eficazmente
Tesó por igual en los tranquilos mohaves y los extremadamente (caso 145). De ahí que algunos de los informes más descriptivos
rígidos yuroks. Es significativo que orientó al extrovertido e ima. de la religión de los primitivos los escribieran los misioneros, lo
-ginativo Róheim hacia los yumas, parecidos a los mohaves, y al que demuestra que la hostilidad como el amor es muy penetrante
formalista Erikson, constructor de sistemas, hacia los yurok.s. Pero -claro que segmentalmente. Pero tengo la impresión de que si se
si bien estas predilecciones distintas permitieron a Kroeber poner enviara a un antropólogo a una tribu que no le gustara, sus reac­
de relieve los temas principales contrastantes de estas dos disím. ciones adversas y el hecho de -a diferencia del misionero- no
bolas culturas, le impidieron advertir también ciertas rigideces tener compromisos con ella para largo plazo podrían afectar ad­
de la cultura mohave y los rasgos más flexibles de la yurok.. En versamente a la calidad de su trabajo, a menos que hiciera un
efecto, el único trabajo de Kroeber que contiene vislumbres del esfuerzo especial para descubrir algo estimable en los que tendría
aspecto más tranquilo y cálidamente humano de los yuroks lo la obligación de estudiar, y sentiría la situación como un reto a
escribió en colaboración con un investigador personalmente quizá su capacidad de amor y sublimación.
menos interesado en el asunto, T. T. Waterman (1934). Parece Caso 334: Habiendo pensado en hacerme especialista en mala·
probable que la predilección escindida de Kroeber por estas dos yopolinesios, me sentí decepcionado cuando me enviaron con los
tribus tan distintas refleje una indirecta preocupación por dos
aspectos contradictorios de su propia personalidad. • En francés en el original: pesadilla, preocupación, tema, manía [T.].

[268]

.~.:;; _<¡,,,,~w.·4é},¡MÍ'stg
'270 EL CIENTIFlCO y SU CIENCIA LA PERSONALIDAD Y su PAPEL 271
mois, y lo que es más, no con los del sur sino con los del norte, ante todo a la víctima de una situación cultural tremendamente
~n cuya cultura no han influido los cham. Como quiera que po­ llena de stress que, debido a sus conflictos subjetivos, no podían
<lía elegir la tribu, elegí la de los belicosos sedang, con la espe­ ni adaptarse pasivamente a ella ni rebelarse contra ella construc­
ranza de que su tipo de personalidad se pareciera al de los biza· tivamente, como lograban hacer mis mejores amigos sedang. Por
rros mohaves o los indios de las praderas, y me sentí bastante consiguiente, me hice de tantos amigos en Tea Ha que cuando
deprimido cuando resultaron mezquinos, pleitistas y bajos. No te­ me iba, la mitad del poblado lloraba... y yo también.
niendo otra alternativa, decidí que tendría que aprender a que­ Así pues, aun cuando uno no pueda elegir la tribu que estu­
rerlos, descubrir su lado más atractivo, que su áspera cultura ten­ diará, su tipo de personalidad sigue operando en función de su
día a borrar. Mientras aprendía su lengua y me acostumbraba a propia selectividad específica. Además, nuestras dificultades ini­
-sus usanzas estudié, pues, deliberadamente, sólo cuestiones afec­ ciales de ajuste pueden al final rendir insights que nunca hubie­
tivamente neutras, como la tecnología, el parentesco y cosas seme· ran podido obtenerse de no haberse experimentado la aversión del
jantes. Ahora comprendo que en aquel tiempo traté también de principio como una incitación a tener, no sólo una actitud profe.
-dar con informantes con los que pudiera tener una relación hu­ sional mecánicamente eficiente, sino también relaciones humanas
mana. Siendo los sedang como son, esto significa que mis primeros positivas.
informantes fueron culturalmente atípicos -o sea amistosos y tran­ El hecho de que durante el período en que andaba buscando
quilos. Cuando empezaban a gustarme como individuos aquellás relaciones humanas genuinas estudiara yo casi exclusivamente
personas atípicas se me ocurrió que ni siquiera ellos eran acultu­ cuestiones afectivamente neutras indica que el análisis de la mo­
rales, sino que representaban otro aspecto -igualmente auténtico tivación que hace a un antropólogo especializarse en la cultura
aunque menos patente y mucho más humano- de la cultura se­ material o en la investigación de cultura-y-personalidad es tan im­
-dango No tardé en descubrir que los sedang aborrecían muchas portante como el estudio de los factores que lo llevan a elegir
de sus costumbres y las seguían sólo porque temían a sus malvados para su labor una tribu determinada o incluso una determinada
dioses, que les habían impuesto aquellas insoportables e insensatas zona cultural.
(plam play) reglas tan sólo para exigirles sacrificios cuando las Por cierto que la antigua y válida distinción entre culturas "sua­
violaran. Por cierto que aun los sedang caracterológicamente más ves" y "rudas", en algunos respectos no presenta con claridad el
típicos y mejor adaptados me dijeron que detestaban a sus dioses; problema. Según calculo, hay también culturas casi de pesadilla,
algunos se ponían en pie y herían acá y allá con sus venablos gri­ una de cuyas características es un modo de distorsión del cuerpo
tando: "Así daría a los dioses en el vientre si pudiera verlos" humano muy particular en el arte representativo y de la expe­
(Devereux, 1940c). Estos sedang típicos declaraban también que riencia humana en la mitología. Lo que importa aquí es, natu­
el coito premarital era éticamente "bueno", pero por desgracia ralmente, no tan sólo el grado de distorsión, ya que todo arte
estaba prohibido, mientras que la masturbación y la homosexua­ es por definición distorsión y estilización (Devereux, 1961c); lo
lidad, desahogos sexuales permitidos a los solteros, eran "malos" que importa es el tipo y la cualidad de la distorsión. Los maoríes
(caso 45). En suma, el sentido de bueno y malo propio de los y marquesanos deforman y estilizan la figura humana tanto como
"Sedang difería a tal punto de las reglas que les habían impuesto algunas tribus de Nueva Guinea, pero mientras su distorsión esti­
sus dioses que más de un "pecador" era multado, a regañadientes, liza sobre todo para hacer la figura del hombre algo más que
no fuera a suceder que los dioses del Trueno castigaran a todos humano, muchas tribus de Nueva Guinea la distorsionan para
por no disociarse de él. hacer de ella algo extrahumano o inhumano... quizá po.rque su
Cuando capté esto, empecé a entender también la complejidad arte representativo está relacionado psicológicamente con el géne­
llena de conflictos de la cultura y la personalidad sedang mejor ro de canibalismo que practican.
de lo que las hubiera podido entender si su vileza me hubiera Parece haber cuando menos tres clases de canibalismo: aquella
gustado. A su vez, esto me permi tió laborar eficazmente con in­ en que el cuerpo humano es poco más que "carne viva", aque­
formantes que eran objetables tanto según mis normas como según lla en que el canibalismo es un sacramento "que eleva" y aquella
la ética privada del sedang. Aprendí a ver incluso en un brujo en que es un sacramento específicamente puesto al servicio de las
trapacero y egoísta o en un ladrón y engañador consuetudinario angustiosas "potencias del mal".

{ _" __ ~'-~'~_~·~.JIU~~~~~·r6-1rlfftr
272 EL CIENTÍFICO Y SU CIENCIA LA PERSONALIDAD Y su PAPEL 273
Caso 335: En las Bacantes, de Eurípides, Agave se prepara ale- " defensa (subjetiva) contra la percepción de la realidad en sus pro­
gremente para el acto sacramental de comerse a su hijo Penteo, pios términos (capítulo VIl). Por eso sólo puedo instar a esos crí­
que no "reconoce" y al que toma por un choto. Pero las ménades ticos a que aprendan a sentir -leyendo por ejemplo la Poética de
asiáticas, que no tienen razón inconsciente para no reconocer a Aristóteles- para que puedan empatizar autorresonantemente ante
Penteo, reaccionan con horror a su invitación de compartir el el material que estudian.
banquete sacrificador. Es residuo o remanente la influencia subjetiva u objetiva que
De modo semejante, un psicótico windigo algonquiano reaccio­ ejercen nuestras esperanzas así como nuestras experiencias anterio­
na, en sus momentos lúcidos, con horror a su hambre sobrena­ res con otra tribu en nuestra actitud para con la tribu que esta­
tural (o sea casi ritual) de carne humána y llega hasta pedir que mos estudiando.
lo maten antes de tratar de satisfacerla (Teicher, 1960). Caso 336: La profesora Mead me dice que a su llegada entre
Estas observaciones quizá arrojen luz sobre los descubrimientos los manus, sus experiencias de Samoa le hicieron exclamar: "¡Qué
de Ackerknecht (1943) relacionados con la ignorancia anatómica gente tan desagradable!" En cambio, las experiencias del profesor
de los caníbales que -si no me equivoco- él explica de acuerdo Fortune con los dobuanos le hicieron opinar: "¡Qué gente tan
con la diferencia entre un interés culinario y uno científico por el agradable!"
cuerpo humano. Otro factor tal vez sea el que, dada la autoper­ A veces el residuo va más a lo hondo e influye permanentemen­
tinencia que toda ciencia tiene para sí (capítulo XIII) y la del auto­ te en el tipo de personalidad del antropólogo, tanto en sentido
modelo en la investigación (capítulos XIV, XV), el cuerpo humano positivo como en negativo.
considerado simplemente carne para comer casi deja de tener im­ Caso 337: Me consta que mi amistad con los mohaves afirmó en
portancia como fuente de insight; sólo la tiene como alimento, y mí de modo permanente la tendencia, determinada cultural y sub­
eso inhibe toda curiosidad científicamente provechosa (Devereux, jetivamente, a apreciar el afecto y la proximidad humana mientras
1952c). que la vida con los sedang corroboró el disgusto que siempre me
En gran parte sucede lo mismo con la distorsión de la experien­ causaron las borracheras y las bajezas.
cia humana en el mito. El terrible mito griego de la casa de El residuo no tiene necesariamente efectos nocivos. A veces au­
Atreo -aunque también comprende un (horrible) canibalismo- 1 menta nuestra perceptividad y nos permite descubrir rasgos, ma­
corresponde psicológicamente (se supone) al canibalismo "que ele­
tices o significados que sin eso podríamos haber pasado inadver­
va" y por ello causa terror pero, como ya comprendiera Aristóteles
(Poética, 6, p. 1449b, 28 s.), también permite en definitiva una tidos.
Caso 338: Un estudio de 400 tribus (Devereux, 1955a) muestra
catarsis placentera. En cambio, la horrible atmósfera de algunos
mitos neoguineanos -o también la de las novelas de Amós Tutuo­ que sólo se conocen dos tribus que creen que una mujer puede
la (1953, 1954)- corresponde más a un sacramento "de pesadilla"; abortar sencillamente queriendo. Los dos informes proceden de
nuestra reacción a eso es una revulsión aristotélica (miaros) que los Beaglehole y son por lo tanto de fiar. Parece razonable suponer
linda con la náusea. Fundamentalmente, la diferencia entre estos que habiéndose encontrado con esta creencia entre los hopis (P.
Beaglehole, 1935), deliberadamente se pusieron a averiguar si exis­
dos tipos de distorsión es la que existe entre lo "terrible" y lo
"horrible" (o repugnante). 1..0 último no puede culminar en ca­ tía o no entre los pukapuka (E. y P. Beaglehole, 1938).
Incidentalmente, esta observación plantea ciertas cuestiones rela­
tarsis; es el movimiento inicial de una pesadilla autoperpetuante
tivas a la validez de los estudios de distribución en que, de uno u
y autorreforzante que se desarrolla en espiral hacia abajo.
otro modo, se toma en cuenta también la ausencia comunicada
Los que están fijados como una estatua en una posición profe­
de determinado rasgo. Hay indicaciones de que no se comunicó la
sional dirán probablemente que mi reacción es "subjetiva" y por
presencia de algún rasgo en una zona dada porque como nadie
ende no realista. Esta acusación se desautoriza suficientemente con
esperaba hallarlo allí, no lo buscaron.
mi demostración de que ese tipo de posición profesional es una
Caso 339: Poco tiempo después de haber afirmado Gayton (1935)
1 Tiestes vomitó cuando le dijeron lo que habia comido (Esquilo, Agame.
que el motivo de Orfeo faltaba en la mitología de las tribus yu­
nón, 1598, ss.). mas publiqué un mito de Orfeo mohave (Devereux, 1948c), obte­

..-,._ ... _~~Ahe ." <tU r's


274 EL CIENTÍFICO Y SU CIENCIA LA PERSONALIDAD Y SU PAPEL 275
nido en 1932, y descubrí una versión de ese mito también en Ró­ naturalmente. El caso es que la obra de Fortune es meticulosamen­
heim (1931), en sus notas de campo inéditas sobre los yumas. te exacta; y además, es una importante aportación a nuestro co­
Caso 340: Kroeber (1948b) publicó un mito mohave que conte­ nocimiento de toda la pauta de los llanos meridionales, precisa­
nía el motivo de la bruja de Endor, pero aseveraba que ese mo­ mente porque destaca algunos de sus aspectos anteriormente des­
tivo no se encuentra en ninguna otra parte en la cultura mohave. cuidados.
Sin embargo, en 1950 uno de mis informantes mencionó espontá­ Pero la novedad e importancia del estudio que hizo Fortune de
neamente la evocación de los muertos en un contexto cultural los omahas no se debe exclusivamente a su capacidad, que todo
enteramente diferente (Devereux, 1961a). Después Kroeber (1957) el mundo reconoce; parece que también había algunas causas de­
publicó también una comunicación acerca de la clarividencia moha­ terminantes subjetivas.
ve, pero concluía -creo que erróneamente- que era un rasgo to­ Como su obra sobre los dobuanos había enfocado su atención
mado recientemente en préstamo y mal integrado 3: la pauta cul­ en la hosqu~dad fundamental de ciertas culturas estaba, por de­
tural mohave -quizá por no haber pensado en el motivo de la mí­ cirlo así, precondicionado para buscar el lado sombrío de la cul­
tica bruja de Endor, muy afín, del que resulta una variante la tura omaha, anteriormente olvidado. El elemento de contratras­
clarividencia ritual. ferencia de este remanente lo revela casi exclusivamente el hecho
Puede uno toparse con algo absolutamente inesperado en forma de que si bien Fortune tenía sin duda conciencia de haber estu­
del todo accidental. diado ante todo la cara manifiesta de la cultura dobuana, no com­
Caso 341: Aunque ninguna etnografía de tribus yumas mencio­ prendía -al menos no tanto- que había descrito principalmente
na el angosto puente por el que deben pasar los muertos antes la cara latente, complementaria, de la cultura omaha (caso 323) ...
de llegar a la morada de los espectros, un informante mohave tal vez porque el clima afectivo de su pauta latente le recordaba
serio proporcionó voluntariamente un informe detallado de esa la cultura dobuana y, además, porque era compatible con su in­
creencia en el curso de una conversación en que se trataba de terés por los aspectos ásperos de la cultura.
temas muy diferentes. Es probable que los trabajadores de campo De no haber habido ningún informe del lado manifiesto de la
-entre ellos yo también- no buscaran este motivo tan sólo porque cultura omaha, su monografía hubiera representado, en el marco
ninguna obra de etnografía dedicada a los yumas lo menciona. de referencia antropológico ordinario, una "distorsión"; incluso
Esto nos lleva a preguntarnos cuántas importantes creencias no es­ hubiera podido aducirse que (en cierto modo) nos decía más de
tarán así sin registrar sencillamente porque, no esperando hallar­ Fortune que de los omahas. Pero como había ya una monografía
las en una zona dada, uno no las busca. .. sobre todo cuando lleva clásica de estas gentes (Fletcher y La Flesche, 1905-6), la obra de
cuestionarios ya listos para su empleo. Fortune hace de "correctivo" y nos dice más del aspecto anterior­
El residuo a veces tiene efectos secundarios al parecer perjudicia­ mente descuidado de la cultura omaha que de la persona de For­
les, pero en realidad beneficiosos. tune. Nos hace comprender que la cultura omaha tiene honduras
Caso 342: Los libros de Fortune sobre los dobuanos (1932a) y psicológicas y aun abismos, anteriormente insospechados. "Astig­
los omahas (1932b) revelan un interés sistemático por el lado mática" en apariencia tomada por separado, en realidad contra­
triste o sombrío de la cultura. 2 Pero estos libros, fueron recibidos rresta el tipo diferente de "astigmatismo" de las obras anteriores
por los antropólogos de modo muy diferente. Siendo la cultura sobre los omahas y nos permite contemplar la cultura de esa tribu
dobuana áspera, incluso en el nivel manifiesto, su obra fue acep­ "en relieve" y sin distorsiones.
tada inmediatamente como etnografía clásica. En cambio, el inte­ Claro está que Fortune no parece haberse puesto deliberada­
rés de Fortune por el aspecto sombrío (latente) de la cultura mente a corregir la impresión creada por las monografías existen­
omaha causó al principio consternación, al menos en privado, tes sobre los omahas, aunque el resultado haya sido el mismo.
puesto que hasta entonces la cultura de los omahas se tenía por Además, uno se pregunta si, sin ese precedente corrector, se hu­
una cultura de tipo corriente en los llanos meridionales -y lo es, biera puesto Codere (1956) deliberadamente a revisar la brillante
• Observa uno en especial su relato, en el prefacio de la monografía sobre pero algo "astigmática" descripción que hace Benedict (1934) del
los omaha, acerca de cómo la penuria económica y social de aquella tribu talante de la sociedad kwakiutl. Hoy día, esas investigaciones co­
aumentó la eficacia de su labor de campo. rrectoras son casi la regla. La original contribución de Fortune a

;';

lIiM;",.,;¡trf!t el
:::: y ....2·.h .'-'-
l ,§
-'o~".~. ~ ...•...-...
............
,,:, r t'eh-'-",....,~:/ .• •. ·'1 ...:~' :-... ~- ~"
276 EL CIENTÍFICO Y SU CIENCIA LA PERSONALIDAI> Y su PAPEL 277
la iniciación de esta nueva forma de proceder no debe empero -pero también insufieiente- decir, como algunos psicoanalistas, que
olvidarse, por grande o pequeño que haya sido el papel que su el rasgo básico del hombre es el conflicto. Este modo de ver olvida
inclinación personal por el lado sombrío de las culturas haya des­ la verdad aún más importante de que la vida del hombre no es
empeñado en ello. el conflicto sino el intento -a veces altamente exitoso- de resol­
En realidad, cabe a la antropología el mérito de haber reaccio­ verlo.
nado tan rápida y constructivamente a este estímulo, como nos Esto hubiera parecido evidente por sí mismo a Freud, que se
hará ver la comparación con lo que ocurrió con los estudios de interesaba en la vida real de la gente y sabía que las "instancias
Grecia. A pesar de su erudición universalmente reconocida, y su psíquicas" o fantasmas eran realidades puramente psíquicas, que
abundancia de ideas, Lobeck (1829) no consiguió verdaderamente sólo existían en el cerebro de la gente. Sabía que no debía dejarse
mellar la serena imagen de Grecia que persistía en la imaginación atrapar por la falacia de la concreción fuera de lugar. Todo esto
de los helenistas; pasó bastante tiempo hasta que se patentizó que parece mucho menos evidente a algunos de sus discípulos que
la cristalina luz de Grecia no llegaba a todos los rincones oscuros -con la sabiduría superior (?) de los epígonos- consideran la cons­
de la civilización griega. La "clásica noche de Walpurgis" de trucción de modelos abstractos más divertida que el estudio de las
Goethe (Fausto) es en última instancia todavía mucho más "clá­ personas de carne y hueso. Temo que no esté lejano el día en
sica" (Winckelmann) que "Walpurgis" o "noche". La gran obra que un psicoanalista sensato y prudente tenga que hacerse eco
de Rohde (1893) Psyche fue, según se reconoce, la que rompió el de lo que dijo una vez el prudente y sensato antropólogo Hallo­
cristal, pero todavía se mantenía unido. La luz -de la ciencia, no well de sus colegas: "Sencillamente, no les interesa mucho la gen­
la proverbial del cielo griego- no penetró realmente en los rin­ te." No es probable que se invierta esta tendencia mientras no
cones oscuros sino cuando una pequeña compañía de helenistas aprendan todos los psicoanalistas a distinguir entre teoría y filo­
ingleses -principalmente Frazer (1911-15) y Harrison (1921, 1922, sofía. La primera sólo nos autoriza a hablar de realidad, mientras
1927), seguidos por Murray (1951)-3 aplicó sistemáticamente los que la segunda nada más nos permite decidir si el lenguaje que
insights antropológicos a las cuestiones griegas. El primer análisis, hablamos es gramatical: no puede decirnos si lo que hacemos o no
y único sistemático, no sólo del lado sombrío de la cultura gTiega hacemos tiene sentido en relación con los hechos. Así como los
sIno también de su relación con la serenidad griega -¡cuestiÓn de cachivaches y artificios empobrecen al observador aún más que al
importancia decisival- se publicó exactamente 122 años después animal experimental, la filosofía empobrece el pensamiento teórico
del Aglaophamus, de Lobeck. Y fue Los griegos y lo irracional, si la aplicamos a fines que no sean el rigor y la "gramatiealidad"
obra de Dodds (1951) que hizo época, la que obligó casi por sí de nuestros enunciados teóricos.
sola a los helenistas a tomar en cuenta los descubrimientos del psi­
Así como el empleo simultáneo de dos lentes astígmáticos de­
coanálisis.
bidamente intercompensantes puede asegurar la no distorsión, así
El análisis de la relación entre el lado manifiesto y el latente
precisamente puede obtenerse insight por la rectificación recíproca
de la cultura es infinitamente más importante que la presenta­
de datos obtenidos por diferentes personas, por diferentes medios
ción de estos dos aspectos por separado. En efecto, la princi pal
causa de distorsión en los estudios de cultura y personalidad no y según diferentes marcos de referencia. No es necesario que in­
es tanto el desconocimiento del "reverso de la medalla" como el sista en esto aquí porque lo veremos ampliamente en el capítulo
no lograr definir la relación conjugada entre las dos caras. Es esta xx. Sólo destacaré que es pereza esperar a que lo inesperado
omisión la que conduce sea a descripciones parciales y no ambi­ -como la monografía de Fortune sobre los omahas- nos obligue
guas de la pauta cultural y de la personalidad étnica sea a inter­ literalmente a cambiar de métodos de explicación y aun de inves­
pretaciones excesivamente bipolarizadas. Es ciertamente legítimo tigación. 4
Una estimación adelantada del residuo probable a veces nos
3 Primeras ediciones: para Frazer, 1890; para Harrison, 1903 (Prolegomena), permite escoger tribus convenientemente contrastantes para el es­
1912 (Themis). 1921 (Epilegomena); para Murray, 1912. Como no estoy e5cri.
biendo aquí una historia de los estudios griegos. sólo puedo mencionar de pa­ • Una analogía podría sen·irnos. Mientras funciona el conmutador, los fe­
sada otros "héroes de la cultura" de este importante movimiento, como A. B. nómenos que produce su manipulación requieren de explicaciones eléctricas.
Cook, F. M. Cornford, A. Lang, etcétera. Si se rompe, el fenómeno requiere una explicación mecánica.

::_._~_ , ~ ,.~ ~,.:,· ~


•.. '''' 1<"f(II:~"""&lÍÍÍjIiiÍ.illllllII
:.¡..J''¡:l>;·,;;\ili1Oi'' ' '. . tr &kw"M(rn •••
278 EL CIEN'IÍFICO y SU CIENCIA LA PERSONALIDAD Y SU PAPEL 279
tudio de la gama de variaciones de un rasgo, pauta o comporta­ tribal Germanía. La idealización por Rousseau (1755) del hombre
miento dados. natural coincide históricamente con la expansión colonial francesa.
Caso 343: Mead (1949b) estudió las variaciones culturales en En cada uno de estos casos, se idealiza al enemigo -o en el caso
la concepción de "masculino" y "femenino" trabajando con tres de Rousseau a la víctima- de la propia nación tan sólo para dar
grupos -los arapesh. los mundugumor y los tchambuli-, cada uno base a la crítica de la cultura propia.
de los cuales define lo "masculino" y lo "femenino" de modo Algunas veces, diferentes efectos de rebote producen el mismo
diferente. tipo de distorsión (caso 133).
Hay una forma especial de residuo que entraña tanto experien­ Un efecto común de rebote se debe al deseo de agradar a los
cia anterior como espectativas -a veces injustificadas. lectores potenciales. Este efecto es notable sobre todo en el caso
Caso 344: Habiéndome especializado. durante mi formación como de aficionados sensacionalistas y oportunistas, aunque sus datos
antropólogo, exclusivamente en Indonesia y Oceanía, para mí el sean en sí mismos buenos.
indio norteamericano "típico" era el cazador de búfalos, a caballo, Caso 346: Kroeber ha mostrado (1925a, 1951b) cómo al tratar
de las praderas. Por desgracia, mi primera experiencia de campo de ser espeluznante lo que hizo Stratton (1857) fue desfigurar el
fue con los hopis que, como a Lowie, me disgustaban tanto que significado implícito en la cautividad de las muchachas oatman
me costó considerarlos indios "verdaderos" (= los de los Plains). entre los mohaves. Pero destaca con razón que si se leen con ánimo
Por eso cuando me dijeron que pasara con los mohaves -de quie­ crítico, algunas partes del libro de Stratton son muy útiles para
nes sólo sabía que (como los hopis) eran cultivadores y peleaban el especialista en cuestiones mohaves.
a pie- quedé desconcertado. puesto que suponía que serían igua­ Por desgracia, ni siquiera los científicos son siempre inmunes al
les que los hopis. Mis negativas previsiones fueron probablemente afán de sacrificar al éxito mundano y entregarse al newspeak (neo­
reforzadas también por mi pasado húngaro. donde se tiene por tan lengua) de Orwell (1949).
cierto que "el caballo hace al hombre" que la palabra gyalog CasO' 347: Nunca pude determinar si un científico del comporta­
(a pie) tiene también el sentido peyorativo de "despreciable" o miento cuya labor seguí atentamente unos dos decenios era o no
"villano". Y me costó varios días comprender que si bien los un exponente del punto de vista psicoanalítico y sospecho que él
mohaves peleaban a pie, no tenían nada de gyalog en el sentido mismo tampoco lo sabía.
figurado de esta palabra. En ocasiones, un efecto planeado de rebote puede lograrse sin
El efecto de rebote: Aunque desde la Antigüedad es sabido que distorsionar los hechos, sencillamente por la elección de determi­
una cultura extraña puede servir de norma para juzgar o calibrar nado medio de publicación.
la propia, en algunos casos también puede favorecer la tendencia Caso 348: Contando con la notoria ausencia de humor de la
personal del científico. época de los nazis decidí publicar en la Alemania nazi un artículo
Caso 345: A pesar de su amor por Atenas y su estima por la en que se estudiaban ampliamente las ideas de los mohaves sobre
democracia, Herodoto, dorio tradicionalmente simpatizante con la la pureza racial, que son prácticamente una caricatura de las de
monarquía, idealizó algo a Ciro y Darío y, a pesar de su entusias­ Hitler. Mi original fue aceptado a vuelta de correo; fue la acep­
mo por la libertad de la Hélade, fue incapaz de disimular su ad­ tación más rápida que tuve (Devereux, 1937d).
miración por Artemisa, reina de su ciudad natal, Halicarnaso, Casi no es necesario decir que en manos de científicos de menor
aunque como vasallo de Jerjes ella en persona -y con harta biza­ cuantía y/o integridad que, por ejemplo, Mead (caso 283), la evi­
rría- hubiera mandado un importante contingente de la flota dente importancia de ciertos datos primitivos para la estimación de
griega que intentaba vencer a Grecia. Jenofonte. discípulo del re­ la sociedad occidental puede conducir a una distorsión del mate­
lativamente antidemócrata Sócrates y Qiudadano de la vencida rial mismo. o a una formulación indebida de su pertinencia para
Atenas, que sólo veía la salvación en colaborar con la victoriosa nuestras costumbres.
Esparta, aristocrática y monárquica (caso 141), pintó en su Ciro­ "Nosotros" vs. "ellos". Los antropólogos difieren considerable­
pedia un cuadro muy idealizado de Ciro el Grande y en su Ana­ mente unos de otros en su capacidad y/o disposición a formarse,
basis, también de Ciro el menor. Tácito evaluaba la decadencia en relación con el grupo que estudian, el sentido del "nosotros",
de sus paisanos de acuerdo con su concepción (idealizada) de la que conviene distinguir del de "ellos". Además, el mismo antro­

r-,-,,J::..tJlM<ÍÍ¡riWiYZrl1itb ''1 e j ' cSte'.1'? 51 &rife; 1ft1t:t 'fiW1? 77


280 EL CIENTÍFICO Y SU CIENCIA LA PERSoNALIDAD Y SU PAPEL 281
pólogo experimenta la sensación de "nosotros" respecto de una pimas (Kroeber, 1925b) -o la de los atenienses en Martón- me
tribu y de "ellos" respecto de otra. Ambas actitudes están deter­ afecta del mismo modo que una antigua balada húngara acerca
minadas por la contratrasferencia y afectan a nuestros resultados, del último combate de Vérbu1csu. En cambio aprecio la defensa
aunque conscientemente tratemos de adoptar la posición del ob­ sorprendentemente ingeniosa de los sedang en Tea Ha contra los
servador participante que -teóricamente más que en la realidau­ franceses de una manera puramente intelectual, como un excelen­
está a caballo entre el "nosotros" y el "ellos". te rasgo de táctica, y la defensa de los espartanos en las Termó­
Caso 349: En las deliciosas memorias del coronel John Masters pilas me provoca esta reacción: "Sólo para eso eran buenos."
(1956) cuando estaba sirviendo en la frontera noroeste de la India Caso 352: Cuando Lowie visitó a un colega a fines de 1956, su
hay un curioso incidente. Después de haber obligado una columna conversación se deslizó inevitablemente hacia la campaña del Sinaí.
inglesa a un grupo de merodeadores patanos a presentar batalla, Inmediatamente antes de salir del despacho de su colega, Lowie
un "agente político" inglés elogió la bizarría de "nuestros mucha­ dijo: "Deberíamos ayudar a Israel, porque es la avanzadilla más
chos", que resultaron ser los patanos, a cuyo estudio y entendi­ oriental de nuestra civilización. Naturalmente, también respeto la
miento había dedicado su vida entera. Como apunta con justeza el civilización árabe (pausa) ... pero la campaña israelí me recuerda
coronel Masters, aquella manifestación, algo falta de tacto, del una partida de guerra de los crows."
sentido de "nosotros" del agente político en relación con "sus" pa­ Reacción característica de "nosotros" que complementa la que
tanos era la mejor prueba de su eficiencia y utilidad. acabamos de citar es la tendencia a sentirse personalmente herido
Nuestro sentido de "ellos" y la oposición al "nosotros" respec­ y rebajado por el mal proceder del grupo por el que sentimos
to de otro grupo suele poderse estimar mediante la regla práctica como "nosotros".
de decidir si a una persona perteneciente a ese grupo la estimamos Caso 353: Aunque el ataque solapado de Pearl Harbor lo per­
exclusivamente como individuo o si su afiliación tribal también petraron los japoneses, muchos norteamericanos odiaban más a los
desempeña un papel en nuestro modo de verla. También es bueno alemanes, según parece porque éstos estaban culturalmente más
preguntarse si sentimos en nuestro amigo informante a un miem­ cerca, de Estados Unidos, de modo que la vergüenza de los alema­
bro típico de esa tribu o a un divergente o aberrante. nes era en cierto modo una vergüenza para toda la civilización oc­
Caso 350: Una familia sedang de Tea Ha me adoptó formal­ .cidental.
mente (caso 420); me dijeron que bebiera agua sacada del propio Caso 354: Yo no me sentía avergonzado cuando los sedang se
conducto del poblado (lo que significaba que yo era, de facto como conducían con bajeza, pero cuando oigo decir que actualmente hay
de jure, miembro del pueblo), se entendía que mi alma de hogar mucha delincuencia juvenil en la reservación mohave me siento
residía en una de las piedras del hogar de una cierta casa larga personalmente humillado -en el sentido más literal de la pala­
(caso 24) e incluso realicé varios ritos por el grupo (caso 59). En bra- porque algunos miembros de "mi" tribu hayan caído tan
cambio no me adoptaron en una familia mohave ni en la tribu, bajo.
aunque los mohaves me dijeron muchas veces que yo no era "en Otro modo de medir nuestro sentido de identificación en rela­
realidad" un blanco sino un mohave. De todos modos, yo tengo ción con un grupo es averiguar hasta qué punto nuestro incons­
un sentido del "nosotros" en relación con los mohaves -y ellos lo ciente concuerda con -y nuestro informante reconoce esa concor·
tienen para conmigo- y un sentido del "ellos" en relación con los dancia- el inconsciente del grupo estudiado (yen especial con
sedang. Además, pienso en mis mejores amigos sedang estricta­ el "inconsciente étnico").5 Al aplicar esta prueba, debemos esme­
mente como individuos y en mis mejores amigos mohaves explí­ rarnos en distinguir cuidadosamente entre las observaciones im­
citamente como fulano el mohave y zutano el mohave, y siento pulsivas, que son verdaderamente producto de nuestro inconscien­
que los primeros son sedangs atípicos y los últimos mohaves tí­ te, y las que tienen sus raíces en los procesos preconscientes.
picos. Caso 355: Una vez que me dijo un mohave que las almas de los
Otra buena regla práctica es considerar el grado en que las ha­ muertos son objeto en el angosto puente que lleva a la tierra de
zañas de un grupo hacen o no "latir más aprisa" nuestro corazón.
• El inconsciente étnico cOfiliene aquello que a lOdos los miembros de un
Caso 351: La resistencia increíblemente brava de un puñado de grupo dado se les enseña sistemáticamefile a reprimir. No tiene relación con
mohaves y yumas contra una hueste mucho mayor de maricopas y el "inconscienIe racial" de Jung (Devereux, l 956c).

....:,.-~ ..b-;·".4..;~¡~~ti· ie te: ,. -"'


282 EL CIENTÍFICO Y SU CIENCIA LA PERSONALIDAD Y SU PAPEL 283
los espíritus de un ataque indecente, impulsivamente solté una tuviera algún conocimiento de psicoanálisis, podía inmediatamen­
observación poco delicada acerca de lo que yo haría en semejante te comprender la tendencia de cualquier sueño mohave, incluso los
situación. Esta salida, que brotó de mi inconsciente, fue acogida sueños de las personas que yo no conoda personalmente y cuyos sue­
con fuertes risotadas y provocó esta respuesta: "¡Eso es precisamen­ ños me contaban mis informantes. 6
te lo que dicen nuestros jóvenes!" El paralelismo se debía a seme­ En algunos casos, un verdadero sentido de "nosotros" en rela­
janzas fundamentales entre mi propio inconsciente y el de los ción con una tribu nos permite entender también los sueños de
mohaves y era por ello una prueba de mi sentido de "nosotros" -y miembros culturalmente afines a ella.
el de ellos. Caso 359: Poco después de mi primera época entre los mohaves
Caso 356: La p,.imera vez que presencié cierta complicada cere­ leí algunos sueños yumas registrados por Róheim (1932) y los en­
monia sedang. mi impulsiva pregunta de "por qué era fulano y tendí tan fácilmente como entendía los sueños mohaves.
no zutano quien tocaba el tambor" interrumpió el ritual. Se había Caso 360: En 1935, tuve que hacer, como parte de un examen
cometido un error, y los ancianos conferenciaron al punto acerca escrito preliminar para mi doctorado en Filosofía un análisis psi­
de los modos y medios de contrarrestarlo sin tener que empezar cocultural de una serie de sueños walapais (Kroeber, 1935). Aun­
otra vez toda la costosa ceremonia. Es el caso que aquí, a dife­ que en aquel tiempo sabía poco o nada de los walapais, nunca
rencia de mi broma con los mohaves, mi pregunta por lo del tam­ había visto antes aquellos sueños y contaba con cuatro horas, en
bor no era material inconsciente, sino simplemente el producto de una hora los tuve analizados. Pero el análisis de una serie compa­
un hecho combinatorio preconsciente que no entrañaba más rable de sueños tomados de mis propias notas de campo entre los
que una comprensión intuitiva de la norma básica de los ritos se­ sedang y soñados por individuos que conod personalmente, me
dang y por eso no reflejaba un sentido de "nosotros". hubieran tomado, estoy seguro, medio día completo.
Reflejándose a menudo el inconsciente por medio del humor A veces uno se forma un sentido empático de "nosotros" incluso
'y
(Freud 1960b), el modo en que una intrusión o participación nues­ respecto a grupos que no ha estudiado personalmente.
tra en un intercambio humorístico afecta a la conversación es una Caso 361: Como lo indica mi psicoterapia de un indio neurótico
buena medida de nuestro sentido de compenetración (nosotros). de lo~ llanos (Devereux, 1951a), entendía la tendencia general de
Caso 357: Un día, dos de mis amigos mois se pusieron a tomarse sus sueños desde un principio, aunque· nunca había visto a un
el pelo en forma obscena, algo parecida a los dozens de los negros indio "lobo" y sabía menos de cultura "lobo" que de los crows y
norteamericanos (Dollard, 1939). Después de haberlos escuchado cheyennes. Mi capacidad de empatizar con mi paciente desde el
un rato, hice yo también una observación humorística, y el choteo principio se debía en parte al hecho de que -como a muchos oc­
se interrumpió de sopetón, visiblemente porque un material in­ cidentales- me resultaba simpática la pauta básica de los indios
consciente indigesto (ajeno) había sido inyectado en la interac­ de las praderas (La Barre, 1946a) y en parte a la incomparable
ción. En cambio, yo soy capaz de meterme en cualquier conversa­ habilidad de Lowie -a veces casi pasmosa- para hacer vivir a sus
ción mohave sin interrumpirla. estudiantes la esencia del modo de vida de los indios de las pra­
Un test psicológicamente afín es el de si en una tribu dada en­ deras.
tendemos mucho más fácilmente los sueños de nuestros amigos La comprensión intuitiva de la etiqueta de un grupo no siem­
personales que los de informantes casuales. pre se debe a las semejanzas entre nuestra cultura y la de la tribu
Caso 358: Había literalmente un solo sedang -amigo estimado­ que estudiamos. De hecho, suele ser más difícil acomodarse espon­
de cuyos sueños podía yo captar la tendencia general mientras me táneamente a una cultura casi, pero no del todo, igual a la nues­
los iba contando; era como si estuviera leyendo un texto sedang tra que a una diferente de modo fundamental, porque en el caso
con una traducción (interpretativa) entre líneas. Los sueños de primero uno da por hecho automáticamente que "agarra la onda",
casi todos los demás sedang sólo los podía entender después de ana­ mientras que en el otro caso sabe bien que no es así.
lizar cada uno de sus elementos por separado y correlacionarlos a Caso 362: Un psiquiatra inglés decía que se le hada más fácil
continuación con la estructura general del sueño. Estoy seguro de
• El psicoanalista también entiende los sueños de algunos de sus pacientes
que tal sería hoy el caso todavía, aunque entretanto me he hecho con mucha facilidad, pero tiene que trabajar enormemente para entender los
psicoanalista. En cambio ya en 1932-33, o sea mucho antes de que de otros.

_. ,_.~~""..&.",¡fflb <SS7
284 EL CIENTÍFICO Y SU CIENCIA LA PERSONALIDAD- Y SU PAPEL 285
acostumbrarse a la India que a Estados Unidos, debido a las claras Fundamentalmente, el sentido de identificación con todos los
diferencias entre la cultura inglesa y la hindú y las engañosas se­ hombres presupone:
mejanzas entre la inglesa y la norteamericana. 1. El sentido de la participación cabal, sin privilegios ni limi­
Caso 363: Poco después de llegar a Estados U nidos fui invitado taciones, en el patrimonio humano. En los capítulos XIV y Xv exa­
a visitar a cierta familia. Según la costumbre europea, llegué des­ minamos varias importantes actitudes de "nosotros" y "ellos" en
pués de las 5 de la tarde y esperé, en vano, que me dieran té. Fi­ relación con la raza y el sexo.
nalmente, a eso de las 6 oí en la cocina ruido de platos y supuse 2. El sentido de la uniformidad psicológica fundamental de to­
que lo iban a servir, pero me invitaron a cenar. Acepté la invi­ dos los hombres. El único sistema psicológico que parte de ahí es
tación, pero seguí preguntándome cuándo servirían el té, puesto el psicoanálisis. Ejemplos de este tipo de identificación se halla­
que daba por descontado que la cena sería a las 8; por eso me rán en toda esta obra y en especial en el capítulo siguiente.
sorprendí cuando me anunciaron que la cena estaba servida. Unos 3. La capacidad de ver en cualquier sistema cultural simplemen­
cuantos días después supe todo abochornado que mis huéspedes se te un espécimen de un fenómeno genérico y característicamente
habían sentido obligados por mí a invitarme a cenar por haber lle­ humano: la cultura per se.7
gado tan tarde. Por otra parte, nunca cometí ningún error de tacto Caso 365: La filología clásica es una de las pocas dencias de la
social grave entre los mohaves y sólo uno entre los sedang (caso conducta que, con raras excepciones (Dodds, 1951, 1965), han re­
364), porque nunca di por supuesto que entendía automáticamen­ sistido en general a las intrusiones de la psicología científica -y
te las señales convencionales de esos sistemas "exóticos" de etiqueta en especial del psicoanálisis- y después de un breve coqueteo con
y por eso me esforzaba en pedir ayuda a cada paso. Frazer, a las de la antropología también, fundándose (Wilamowitz­
La índole de nuestras taux pas· sociales en un ambiente cultu­ MoelIendorff, 1955, 1959) en que los griegos deben ser entendidos
ral dado indica también si operamos en términos de "nosotros" exclusivamente en términos griegos. Tomada en su valor nominal,
o de "ellos". esta opinión de Wilamowitz es semejante a la de la antropología
Caso 364: Un día, mi padre adoptivo Mbra:o me regañó por con­ contemporánea. Por desgracia, en un nivel más profundo, olvida
ducirme "indebidamente" con las esposas de sus hijos verdaderos. el hecho básico -olvidado también por algunos antropólogos a la
Al protestar yo que siempre había sido respetuoso y solícito, repli­ antigua- de que Eurípides sólo pudo ser ateniense primeramente
có: "Precisamente de eso se quejan. Tus hermanas políticas son porque era hombre y después porque la civilización de Atenas era
parientes tuyas para bromear." Habiendo descubierto la índole de necesariamente un espécimen -muy bien logrado- de la cultura en
mi "delito" pedí perdón, prometí enmendarme y pedí a Mbra:o me general. Las ovejas no pueden ser atenienses; ni los hormigueros,
enseñara la manera debida de hacer bromas a mis cuñadas; pero las computadoras o las ideas platónicas pueden crear una civili·
nunca se me hubiera ocurrido preguntar a nadie cómo tenía que zación.
bromear con los mohaves: sabía por instinto desde el principio El sentido de "nosotros", tan raro en la práctica, puede perfec­
que mi inconsdente y el de ellos hablaban la misma lengua cionarse ulteriormente por medio de un sentimiento bien atempe­
(caso 355). rado de "ellos", que permite al investigador descubrir diferencias
En suma, mi taux pas norteamericano (caso 363) se debió a mi tntre diversos grupos, individuos, culturas y personalidades étni­
automática pero injustificada suposición de que la etiqueta nortea­ cas. Aquí es donde encaja el verdadero fin de la investigación del
mericana y la europea eran iguales, mientras que el taux pas co· comportamiento resumido perfectamente por la definición de poin­
metido con los sedang se debió a haber actuado de acuerdo con caré (1913) de que la ciencia es la búsqueda de semejanzas en las
ciertas ideas preconcebidas acerca de la "naturaleza humana", sin diferencias y de diferencias en las semejanzas.
estudiar primero el modo que tiene la cultura sedang de plasmar El sentido de "nosotros" y el de "ellos" representan reacciones
ese aspecto particular de la "naturaleza humana". contratrasferenciales cuyos efectos nocivos y deforman tes a veces
Aunque este análisis de las reacciones de "nosotros" y "ellos" no 7 Es ésta una prueba más de mi tesis de que el estudioso de cultura-y-per­

sea exhaustivo, basta para nuestros fines actuales. ,onalidad y de etnopsiquiatría es un antropólogo en el sentido más estricto
(kroeberiano) de la palabra. Su interés principal es la cultura per se; sin este
• Metedura de pata, falta de tacto (en francés en el original). [T.] concepto no. puede operar de ninguna mancra (Dcvercllx. 1956c).

."'á,_",,.~·,\..-.~~~i";"'·_"d"'t'ieT 'rfi>Pwtr ttU'F'


286 EL CIENTIFICO y SU CIENCIA

pueden reducirse al mínimo estudiando cuidadosamente nuestras CAPÍTULO XIX


reacciones de "ellos" y "nosotros" en relación con un grupo y mez­
clando con mano experta -no meramente balanceándose entre LA CONTRATRASFERENCIA DESENCADENADA:
ellas- estas dos reacciones con el fin de hacer resaltar tanto las EL PAPEL COMPLEMENTARIO
diferencias como las semejanzas entre el grupo y el investigador
del comportamiento que lo estudia.

Aún más importantes que las determinantes contratrasferenciales


que el científico de la conducta lleva a la situación observacional
son las reacciones que sus sujetos le desencadenan insidiosamente
y que a continuación él pone por obra de acuerdo con su ti po de
personalidad. Precisamente porque profesa tener una mente que
se gobierna sola, aun cuando él haga de observador participante,
es posible que no comprenda cómo sus sujetos lo introducen en
el lecho de Procusto de un estatus adscrito, escogido de acuerdo con
las necesidades de ellos. Si el observador participante piensa en­
tonces que debe aceptar ese estatus, tiene una excusa de realidad
plausible para no escudriñar las satisfacciones inconscientes que
con ello pueda tener y por lo tanto desempeñará lo que llama H.
Deutsch (1926) un "papel complementario".
La' excelen te formulación de Deutsch abarca sólo el papel com­
plementario neurótico, en que entra la reacción neurótica del res­
pondiente a una solicitación verdadera, pero neurótica, del desen­
cadenador. Pero puede ampliarse para que se comprenda también
el papel complementario autístico y aun psicótico, en que el res­
pondiente o bien evalúa mal las mismas señales de solicitación
de modo completamente dereísta o bien niega que se haya hecho
-ni pueda hacerse- una solicitación válida; en el último caso des­
empeña un papel complementario respecto de una "no solicitación"
ficticia, que puede desencadenar un comportamiento (dereísta)
igual que una solicitación mal interpretada.!
El papel complementario no tiene por qué ser siempre destruc­
tor, ni siquiera fundamentalmente neurótico. Es posible que pro­
cure simplemente satisfacciones inconscientes de que no alcanza
a tener insight. Esto -y el modo desviante en que puede manifes­
tarse el comportamiento complementario- puede ilustrarse mejor
1 En muchos respectos, esto corresponde a hablar incoherentemente "cada
quien de una C05a", que -como ha demostrado O'Brien Moore (1924)- es el
modo acostumbrado en la llamada comedia nueva de los griegos para indicar
que uno de los dos interloeutores estaba loco. Muchas bromas primitivas se
basan también en este entender cada quién una co<a.
r287]

~
~. 'oO­
288 El. clENTlnco y SU CIENCIA
LA CONTRATRASFEItENCIA DESENCADENADA 289
demostrando que incluso los animales experimentales pueden ha­ impotencia del animal experimental como si fuera una "señal de
cer desempeñar al observador un papel complementario. solicitación" de brutalidad. No es esto muy diferente de la actitud
Caso 366: Un estudiante graduado que durante la depresión tra­ agresiva de la hiena con las hienas heridas e inermes, o del hecho
bajaba de ayudante en un laboratorio de biología ponía tanto em­ de que los tiburones se vuelven locos cuando hay sangre en el
peño en proteger del dolor a las ratas que debía operar que mató agua .. ' aunque sea la de otro tiburón. Demuestra que los hom­
a varias de ellas administrándoles una dosis excesiva de cloro­ bres no son mucho mejores, la insensata brutalidad que provoca
formo. la impotencia del vencido incluso en un vencedor que no tiene
Caso 367: Varios médicos humanitarios me dijeron que cuando "injurias" que vengar. 4 Siendo la impotencia del animal experi­
tenían que aprender técnicas quirúrgicas operando perros sanos 2 mental la que provoca esa brutalidad, es un comportamiento com­
les resultaba particularmente penoso operar a perritos domésticos plementario en el' sentido más estricto de la palabra.
perdidos, que hacían patéticos esfuerzos por caer bien a todo el Algunas veces se priva al animal de sus medios de inspirar com­
mundo. Un médico bondadoso se sentía tan acongojado por ha­ pasión, pero en otros casos es un subterfugio lingüístico el que le
berle quitado parte de los intestinos a uno de esos perritos que niega el derecho a la compasión.
acabó por llevarlo a su casa y hacerlo el favorito de la familia. Caso 368: Los lastimeros aullidos de los perros desagradan tan­
Yo creo que muchos de estos penosos problemas -y quizá to­ to a muchos experimentadores que en algunos laboratorios prac­
dos- podrían evitarse si el experimentalista empleara la cabeza tican rutinariamente la ablación de las cuerdas vocales del perro.
primero y el escalpelo después. Como indica el caso 372, un psicó­ Esto nos recuerda el cuento amargamente irónico de Reine, del
logo inteligente -por humano- logró repetir un experimento ex­ millonario que hizo expulsar a un mendigo porque el relato de sus
cepcionalmente brutal sin infligir ningún daño y por eso obtuvo males le partía el corazón.
resultados más convincentes -por más naturales- que los que pudo Caso 369: Un subterfugio físico y lingüístico combinado paraliza
dar el primer experimento, con las ratas horriblemente dañadas. primero al animal experimental hasta tal punto que apenas está
En realidad, como mostrará el caso 370, la brutalidad de los expe­ vivo y después califica este pobre ser de "preparación". .. lo que
rimentos suele deberse al sadismo latente del que los practica. a
da entender que de ser pasó a "cosa", que ya no merece compa­
Estas apreciaciones nos obligan a analizar las causas de la insen­ sión. En este caso, la reacción complementaria es de frialdad, por
sibilidad en la experimentación con animales -o con humanos en considerarse absurdo el que una mera "preparación" tenga dere­
los campos de concentración nazis- algo más detenidamente. cho a que se la compadezca. Refleja esto, sin necesidad de insistir,
La insensibilidad de muchos experimentadores -justamente fus­ una total divergencia entre el "científico" y la realidad.
tigada por Menninger (1951)- suele ser un despliegue histriónico Dado el hecho de que la idea d,e poder absoluto se instrumenta
de "objetividad" ante una galería interiorizada de colegas críticos. de forma sumamente impresionante por el trato que da el hom­
que opera como una suerte de Superyó. Esta analogía es tanto más bre a los animales (Russell, 1938b), determinado en grado sumo
válida por cuanto el Superyó, por definición, es una instancia psí­ por factores inconscientes (Menninger, 1951) es difícil sostener
quica arcaica, cruel y obtusa (Devereux, 1956a), causante de más -sobre todo en una época que vio realizar experimentos innece­
brutalidades que podría jamás efectuar el Ello más desinhibido. saria e intencionalmente brutales a médicos en seres humanos en
Ahora bien, como la insensibilidad y la bru,talidad producen los campos de concentración nazis (Mitscherlich y Mielke. 1949)­
sentimientos de culpa incluso en el experimentador más endure­ que no se realizan en animales experimentos innecesaria y/o inten­
cido,s se hacen inevitables las maniobras defensivas. cionalmente brutales.
U na reacción peculiar es la tendencia a responder a la total El caso es que muchos experimentos innecesarios (Menninger,
1951) se ejecutan ante todo para satisfacer un sadismo inconscien­
2 Algunos profesores de cirugía ponen ahora en duda la utilidad de este te "del científico" y que por eso revelan más acerca del experi­
procedimiento docente. mentador que de las cuestiones que investiga.
3 Quiero destacar que no me opongo en lo absoluto a toda experimentación

con animales )' yo mismo he realizado algunos experimentos de este tipo. Sen­ • Derrotado Creso. logró persuadir al victorioso Ciro de que detuviera los
cillamente insisto en que en muchos casos se pueden realizar experimentos desmanes de sus soldados señalándole que los bienes que estaban destruyendo
sin infligir daños ni lesiones, empicando la cabeza en lugar del escalpelo. eran ahora propiedad del mismo Ciro (Jenofonte. CiTopedia, 7.2.1I ss.).

eJ.; .i.',.4'·~~"il.n ..... -':·.!.:>i.,.;ú__\o.' :.~_...~Jl¡;':¡:;'<i'ii.;"fflii·"''?I.iAIlll·illÍdj¡¡stllÍl· :'¡¡'"Ii!íiíifl*IiI'laliltll'IlOlllillitIlilllUli.Clt.Z


290 EL CIENTIFlCO y su CIENCIA LA CONTRATRA5FERENCIA DESENCADEl'lADA 291
Caso 370: Durante la ausencia del profesor, un estudiante de bio­ El hecho de que sea posible manejar incluso animales peligro­
logía hizo preparativos para estudiar la química del cerebro en sos de un modo no neurótico y no amante del peligro se ve tanto
los monos muertos de determinado modo. A su vuelta, el compa­ en la historia, consagrada por el tiempo, de cómo domó Alejandro
sivo profesor canceló aquellas disposiciones, recordó a su ayudante Magno a Bucéfalo (Plutarco, Vida y hazañas de Alejandro, 6)
cómo le había dicho que ese problema había sido ya estudiado como en el relato que hace Ferenczi (1955) de las proezas de do­
exhaustivamente en laboratorios mejor equipados para aquel tipo mador de un herrero húngaro.
de investigaciones y le aconsejó que aprendiera a dominar la irra­ La dureza innecesaria en la experimentación con animales es
cional -y visible- antipatía que le inspiraban los monos. poco más que una negación neurótica y una formación reactiva
Incluso experimentos en sí meritorios se realizan a veces de un contra nuestro sentimiento de culpa por haber infligido dolor, y
modo innecesariamente duro, que satisface el sadismo latente. es probable que ésta y algunas otras defensas hayan influido hon­
Caso 371: Aunque puede estudiarse la habilidad de las ratas damente en la teoría conductista del aprendizaje.
para aprender a salir de un laberinto sin indicios visuales constru­ Ciertamente, el modelo conceptual de la rata blanca que sub­
yendo un laberinto oscuro en que se graba el paso de la rata por yace en muchos experimentos sobre comportamiento y halla su ex­
diversos medios mecánicos y electrónicos, un experimentador sim­ presión final en la ficción del "stat. rat", no sólo no es psicoló­
plemente sacaba de golpe los ojos a la rata, sin tomarse siquiera gico y a veces ni siquiera biológico sino que -a diferencia de la
la molestia de anestesiarla primero. labor experimental realizada por los etólogos- no arroja ninguna
El culto neurótico por la pose científica impide a veces al cien­ luz sobre la psicología sui generis de la rata (caso 397). Este insight
tífico servirse de su imaginación y le hace realizar un experimento hizo que algunos experimentadores sesudos llamen a los experi­
innecesariamente brutal, aunque un momento de reflexión le hu­ mentos de aprendizaje una suerte de juego de ajedrez.
biera permitido obtener resultados más convincentes con uno in­ En suma, tanto la índole de la especie animal estudiada como
doloro. el comportamiento idiosincrásico del animal individual pueden,
Caso 372: La teoría de que el aprendizaje entraña la formación en algunos respectos, considerarse "solicitaciones" capaces de pro­
de una serie fija de unidades mínimas de comportamiento motor vocar en el experimentador formas muy extremas de comporta­
se puso a prueba sometiendo ratas, que habían aprendido a co­ miento complementario (positivo o negativo). Por eso es razona­
rrer por un laberinto, a una operación del cerebro, la cual me­ ble el que la tentación de entregarse a un comportamiento como
noscabó tanto su motilidad que después sólo podían salir del plementario sea aún mayor en el estudio del hombre y es este pro­
laberinto rodando. Un experimentador más humano y por lo tanto blema el que ahora nos proponemos examinar.
más imaginativo probó la misma teoría haciendo que las ratas Todos los tipos habituales de interacción social los configura la
-excelentes nadadoras- salieran nadando del laberinto por el que definición por la sociedad del tipo "apropiado" de reciprocidad
primero habían aprendido a correr. El caso habla por sí solo. que es menester lograr entre las personas interactuantes. Muchos
Una formación reactiva -sin insight- contra nuestros impulsos tipos de comportamiento recíproco se inculcan sistemáticamente.
sádicos puede manifestarse en forma de la práctica de llevar al para preparar al individuo a formas estandarizadas de interacción.
extremo una situación peligrosa para allí detenerse -o sea de an­ y así, en muchas colectividades se enseña a hombres y mujeres no
siedad erótica y de masoquismo- en su labor con animales intrín­ sólo el comportamiento complementario intersexual sino también,
secamente peligrosos. por lo general, procedimientos de copulación tradicionales, que
Caso 373: No sólo las personas que tienen en su casa animales se entiende complementan el comportamiento previsible de cual­
peligrosos, como las serpientes (Menninger, 1951), sino también al­ quier miembro del otro sexo. Estas normas complementarias se
gunos zoólogos y directores de zoológicos minimizan compulsiva­ inculcan de un modo tan eficaz que incluso los homosexuales tien­
mente la peligrosidad de las fieras y por ello a veces padecen le­ den a imitar el comportamiento normal entre los dos sexos en sus
siones fatales. La motivación de su conducta es probablemente relaciones con su pareja (Devereux, 1937a).
semejante a la que induce a algunas personas a hacerse domadores Esta regla es bastante general. Aunque a la muchacha victoria­
de circo y se entiende mejor de acuerdo con la psicología del juego na se le enseñara a ser virginal, frígida, sexualmente torpe y mo­
(Bergler, 1943, Devereux, 1950b). nógama mientras que a la polinesia se le enseñaba a ser sensual,

. ._ .."';..... ..J;'ú.":J;~)¡..*é%f*fa¿ftfit*t'
292 EL CIENTíFICO Y SU Cll:NCIA LA CONTRATRASFERENCIA DESEl';CADENADA 29S
sexualmente experta y promiscua y a la ouled nail a ser una pros­ los actos recíprocos tradicionales y a conducirse "debidamente"
tituta profesional, en definitiva la norma de comportamiento que aun en situaciones imprevistas, a veces asimilando una situación
se enseñaba a cada una de estas muchachas era la que se suponía nueva a una tradicional (caso 31). Una situación sin precedentes,
que satisfacía las esperanzas y necesidades de cualquier hombre co­ que el grupo debe regularizar y hacer entrar en el molde de las
rriente con quien fuera probable que viviera. Sólo en casos excep­ reciprocidades de interacción tradicionales, es la entrada en escena
cionales se enseña a una muchacha desde el principio a satisfacer de un antropólogo. Al asignarle un estatus tradicional, la tribu
las necesidades concretas de un hombre en particular. puede tener para con él formas de conducta tradicionales mientras
Caso 374: En algunas pequeñas tribus australianas que tienen que él, a su vez, deberá tener una conducta complementaria apro­
en vigor estrictamente reglas de matrimonio preferencial, desde el piada.
nacimiento se destina a una muchacha para un hombre en par­ Cuando no llega la respuesta esperada a una señal de solicita­
ticular, y es probable que la eduquen en consonancia. ción -tal vez por no haber sido entendida- puede producirse una
Caso 375: En la Europa feudal se prometía a una princesa, prác­ confusión muy grande y aun verdaderas reacciones de pánico.
ticamente desde el nacimiento, a un príncipe joven y se la pre­ Caso 377: El oficial y antropólogo francés Odend'hal fue muer­
paraba sistemáticamente para su matrimonio con ese hombre, por to por negarse a aceptar la comida que le ofrecían ciertos aldeanos
ejemplo confiando su educación a su futura suegra. Estos manejos mois, que consideraban ese gesto un acto amistoso (ritual) com­
no siempre daban buenos resultados: la infame Isabel Báthory, que plementario de aceptación. Por eso, al no conducirse Odand'hal
después se bañaba en la sangre de muchachas campesinas, fue con el comportamiento complementario esperado, lo interpretaron
educada en su adolescencia por su amable y humana futura suegra, como indicación de hostilidad y reaccionaron a la contraseñal "ame­
la condesa viuda Úrsula Nádasdy. nazadora" matándolo. (Información personal; Guerlach, 1906, sin
Caso 376: Si un novio somalí teme cortar los genitales infibu­ detalles.)
lados de su novia para abrirlos, contrata a una anciana que, des­ La sociedad enseña al individuo tanto las señales de solicitación
pués de medir su pene, corta a la novia exactamente lo suficiente debidas como el modo debido de responder a elIas, aunque en
para que deje entrar un órgano de ese mismo tamaño (Róheim, algun"os casos solicitaciones y respuestas se van apartando gradual­
sin fecha). mente de su norma inicial y adquieren un género nuevo y más
Todos los miembros de díadas, triadas, etc. humanas tradicio­ idiosincrásico de aplicabilidad y propiedad. En las fases iniciales
nales desempeñan papeles recíprocos que se complementan mutua­ de una relación, todas las solicitaciones y respuestas deben adap­
mente y forman una pauta, ya que de otro modo la vida social tarse a lo que espera la sociedad, para posibilitar el ulterior des­
seria un caos insondable. arrolIo de la relación. Después, cuando la relación empieza a pro­
No sólo se enseña al individuo a desempeñar el papel que tiene fundizar, las. solicitudes se van haciendo y satisfaciendo cada vez
asignado sino también a esperar y provocar que otro individuo más en función del tipo de personalidad conocido de nuestra pa­
le dé ciertas muestras de consentimiento y el tipo de comporta­ reja. Esta progresión es especialmente patente en los regalos. Uno
miento complementario que tiene el derecho de esperar. da a una persona de condición conocida pero de tipo de persona­
La señal de solicitación de la mano extendida hace que el com­ lidad desconocido un regalo que se piensa ha de gustar a quien­
pañero potencial extienda la suya, si consiente, para hacer posible quiera tenga esa posición. Vienen después los regalos seudoperso­
el apretón de manos. El lobo se reconoce derrotado descubriendo nalizados, como certificados de regalo, que parecen decir: "Deseo
su vulnerable garganta, así como el perro manifiesta su sumisión hacerte un regalo de acuerdo con tus gustos, que todavía no"cO­
echándose panza arriba; estas señales de solicitación mueven en­ nazco, pero espero llegar a conocer bien." Finalmente, cuando uno
tonces al vencedor a perdonar la vida al vencido (Lorenz, 1955). lIega a conocer los gustos del otro, le hace regalos que satisfagan
Hubo incluso en la antigua Esparta lo que sólo puede calificarse las necesidades del que los recibe tanto como las de quien los da

~
de ritual de opresión, conforme en todo con las pautas de interac­ (Devereux, 1952b).
ción estilizadas y cargadas afectivamente que hemos esbozado (De­ Caso 378: Un analizando pequeño y delicado, muy poco seguro
vereux, 1965a). de su masculinidad, decidió regalarme un par de calcetines para
La enculturación enseña al individuo a sentir satisfacción por Navidad, lo que "por desgracia" -o sea con toda intención- hacía
'¡:
~
11
l'
~\ :
t
:1' . ;: .. .J>..i<.:.;¡í'ftr1f'g.,rW
294 EL CIF_'iTIFICO y SU CIENCIA LA CONTRATRASFERENCIA DESENCADENADA 295
necesario que averiguara qué número calzaba yo. Por eso telefo­ ria hostilidad de que dan muestras en definitiva los amigos de los
neó en secreto a mi esposa, quien, muy sensata, se negó a darle la coleccionistas de injusticias y las reacciones maternales-eróticas de
información deseada. Su deseo de hacerme un regalo despersona. las amigas, ordinariamente narcisistas y frígidas, de los parásitos
lizado impropio representaba una solicitación de que yo me dejara varones representan un comportamiento complementario neuróti­
llevar a una posición fálico-exhibicionista (pie = pene), que hu­ co, consecuencia de la movilización de impulsos egodistónicos in­
biera complementado sus necesidades voyeuristas y su compulsión hibidos por las maniobras pavorosamente eficaces de sus neurótico,
de ordenar jerárquicamente a hombres y mujeres según sus "falos" protegidos.
(= deposiciones) reales y/o anales. 5 La tendencia del analizando a identificar a su analista en la
Caso 379: Más o menos por entonces una analizanda, en un es­ trasferencia con una imagen parental temprana representa también
tado de fuerte trasferencia positiva, fantaseó hacerme calcetines de un intento de hacer que el analista desempeñe un papel comple­
punto bien ajustados a mí y no a su esposo, para ella sexualmente mentario. Si esta solicitación acierta a satisfacer las necesidades
imperfecto (calcetín = vagina). neuróticas no resueltas del analista, es posible que acepte impulsi­
La sincronicidad de estas dos reacciones de trasferencia se debió vamente esta identidad imputada y en la contratrasferencia mani­
probablemente al hecho de que -a consecuencia de una caída grao fieste el comportamiento complementario deseado. Sólo el análisis
ve- yo cojeaba por aquel entonces. 6 de la solicitación del paciente y, por encima de todo, de su pro­
Ciertos neuróticos se dan una maña casi sobrenatural para pro­ pio deseo inconsciente de darle gusto con el comportamiento COm­
vocar reacciones egodistónicas incluso en las personas normales. .plementario, permite al analista seguir siendo objetivo.
Una persona ordinariamente sana y decente siente así mucha ano Las personas poderosas implacablemente narcisistas pueden a
siedad cuando una "víctima crónica de las circunstancias" -que veces modificar -por la fuerza o por fraude- la definición normal
en realidad es un "coleccionista de injusticias"- consigue hacer de la situación haciendo solicitaciones ilegítimas cuya extremada
de ella, sin que sepa bien cómo, un ser áspero e injusto. Como le impropiedad impide que la desorientada víctima las rechace con
falta insight, su respuesta a estas maniobras le parecerá a él sobre­ sus defensas usuales o que les dé satisfacción por medio de res·
natural precisamente porque el coleccionista de injusticias no ope· puestas estandarizadas culturalmente. Tales solicitaciones tienden
ra en un vacío psíquico. Y logra su objetivo (inconsc:ente) -que a movilizar defensivamente aquel segmento neurótico de la pero
es demostrar que el mundo está contra él- mediante una moviliza­ sonalidad de la víctima que la aquiescencia a tan fantásticas soli­
ción increíblemente eficaz y tortuosa de la agresividad neurótica citaciones probablemente halagaría. Esto explica por qué los escla·
inconsciente que pueda hallar incluso en sus más generosos ami­ vos, así como las víctimas de un lavado de cerebro, acaban por
gos. De modo semejante, algunos parásitos encantadores pueden amar a sus amos (Hinkle y Wolf, 1956, Devereux, 1965a).
suscitar complejas reacciones maternales-y-eróticas incluso -y a El alejaqliento físico del endogrupo, que inhibe con suma efi­
menudo sobre todo- en las solteronas dominantes. La involunta­ cacia las reacciones desviantes y sustenta al Yo racional (Devereux,
~~I 1942a) tiende a desinhibir las tendencias neuróticas y a favorecer
• En un picnic vio que una muchacha lIevaba unos banquillos muy gran­ el aeting out. El antropólogo sobre el terreno está en esa situación
des y sintió la apremiante necesidad de "estrecharle la mano y reconocer que y por eso debe movilizar los recursos de su Yo (e Ideal del Yo)
elIa era el mejor". para resistir a la tentación de "pasar al acto" (aet out).
• La cojera, que implica un "sugestivo" meneo hacia arriba y hacia abajo Caso 380: Un antropólogo ebrio se condujo en una forma de
tiene un fuerte valor de estímulo sexual para muchas mujeres. En la mitolo­
gía griega, el esposo de Afrodita es el cojo Hefesto, que -salvo el gigante
aeting out bastante exagerada sobre el terreno y tuvo la sorpresa
Pallas- fue el único dios suficientemente sensual para tratar de violar a la de descubrir que -al contrario de lo que ocurre en su propia culo
virgen Atena (Powell, 1906). Un proverbio erólico de las mujeres rllmanas tura- la tribu que estaba estudiando se negara a considerar su
dice que "Dios nos libre de que nos pegue un ciego (que no ve dónde caen embriaguez una excusa legítima.
sus golpes) y de que nos tome un cojo (que cae pesadamente sobre una)". A veces el aeting out se "justifica" pretendiendo representar una
(Habría que recordar que para muchas campesinas, la paliza es prenda del
amor de su esposo.) Un cirujano de guerra me dijo que los amputados de ulla
pierna eran especialmente atractivos para las mujeres. (Cf. Mimnermus [?],
fragmento 23. Edmunds.)
t
"I
observación participante correcta y/o un comportamiento comple­
mentario esperado. En algunos de esos casos, la cultura de la tribu
contiene realmente esa solicitación, pero no dirigida al visitante.

-,.~ ...~<'--"'.d"",",,,,,,,,,,,,""óMeixtWtHweit'1bt(·'11"
296 EL ClENTIFICO y su CIENCIA LA CONTRATRASFERENCJA DUEl'CADENADA 297 l'

Sin embargo, por razones neuróticas, éste puede hacer como si Sería una tontería insigne suponer que es el carácter "neurótico"
fuera para él. de la tribu el que impone al antropólogo el comportamiento com­
Caso 381: Un explorador fue asesinado porque, por razones po­ plementario, aunque sus maniobras -como las del parásito o el
siblemente neuróticas, trató de participar en ciertas actividades de coleccionista de injusticias- movilizan las necesidades neuróticas
que están excluidos los extraños. El relato oficial para quedar bien latentes del antropólogo. La extrañeza de la cultura que estudia,
fue que lo mataron debido a un acto de violencia... que, entre la incomprensibilidad inicial de sus "señales de solicitación" (que
paréntesis, también él había cometido, aunque sabía que aquella ~~ precisamente por ser incomprensibles inciden de modo directo en
tribu era conocida por responder a la violencia con la violencia.
~ su inconsciente), su norma irresistiblemente consecuente y su in­
Por eso debe interpretarse su conducta como una solicitación in­ sistencia en atribuir al antropólogo determinado estatus, indepen­
consciente de que lo mataran; tales maniobras disimuladamente dientemente de que a él le parezca egosintónico o egodistónico e
suicidas son mucho más comunes de lo que puedan pensar los no ';; independientemente de que él entienda o no en verdad todas sus
psiquiatras (Devereux, 1961a). i' implicaciones, movilizan sin remedio reacciones e impulsos neuró­
"
Naturalmente, es buena política satisfacer las solicitaciones tra­ ticos y regresivos aun en el antropólogo normal, cuyas defensas y
dicionales de la tribu que se está estudiando. Si por alguna razón '~ reacciones condicionadas por la cultura suelen ser ineficaces en una
piensa uno que no puede hacerlo sin lastimar su propia integridad, sociedad extraña. 7 Además, precisamente porque cada cultura pone
con un poco de sentido común es probable que salga del aprieto. por obra en forma decidida ciertos impulsos reprimidos en la cul­
Caso 382: Un etnólogo, muy enamorado de su mujer, estudiaba tura del antropólogo, el papel que le asignen estimulará como es
un grupo de polinesios cuyas muchachas persiguen afanosamente
a los hombres "exóticos". Cuando trató de desalentar a la más
audaz diciéndole que estaba casado, le dijeron que estar casado
con una mujer blanca no tiene importancia. A esto replicó el
( natural algunos de sus impulsos de ordinario inhibidos. El que
entonces él los "actúe" (act out) o los reprima, o bien los domine
como una persona madura, dependerá de sus insights sobre sus
impulsos ocultos, y de su capacidad de sublimarlos.
ingenioso etnólogo que su esposa era una polinesia de otra isla.
Siendo contrario a la usanza el seducir al marido de una poline­
{ Caso 383: Como veremos en el caso 391, la condición de "rico
explotador" que los sedang trataron de asignarme estimuló nece­
sia, el etnólogo pudo ser fiel a su esposa sin enemistarse con las
muchachas del lugar.
Al antropólogo al que se le asigna un estatus tradicional sin que
1'j sariamente los anhelos de poder y egoístas que en realidad tengo.
Pero como yo había logrado sublimar esas debilidades mías (y de
toda la humanidad) con bastante eficacia, no las "actué" (acted
él lo advierta puede fácilmente hacérsele tener una conducta com­ out) y hasta conseguí modificar ciertas implicaciones antipáticas

~
plementaria -a veces notablemente egodistónica. Además, si no del estatus que me habían atribuido sin necesidad de sobrecontro­
obra como esperan que lo haga, es probable que tenga diversas larme neurÓticamente. En cambio, mi estatus atribuido entre los
dificultades sin que pueda darse cuenta de cómo sucedió (caso hopis movilizó en mí impulsos que (entonces) tenía yo menos
377). Esto significa que así como el coleccionista de injusticias efectivamente entendidos y sublimados, de modo que cada X tiem­
suele arreglárselas para que lo agreda incluso la persona más ama· po tenía que recordarme a mí mismo cuán desaconsejable era' el
ble del mundo, así el trabajador de campo puede descubrir de acting out de aquéllos dentro del papel que me habían atribuido.
pronto que lo están arrastrando en forma irresistible al papel com­ Digamos de paso que tal vez esto explique en parte por qué me
plementario que le han asignado y por eso ver involuntariamente gustan tan poco los hopis.
la sociedad que está estudiando tan sólo desde el punto de obser­ El hecho de que cada tribu estimule impulsos neuróticos dife­
vación ventajoso del estatus que le atribuyeron. Por cierto que rentes en el antropólgo tiene consecuencias científicas bien marca­
una vez que se ha asignado un estatus al antropólogo, la tribu das. Sin duda, el "diagnóstico" psiquiátrico de una cultura dada
vuelve hacia él, de completa buena fe, sólo aquella de sus facetas representa a veces no una evaluación objetiva de su pauta básica
que complementa el estatus asignado. Esta autopresentación de sino una proyección de aquellos impulsos suprimidos en el antro­
la tribu orientada hacia el estatus se convierte entonces en causa pólogo que esa cultura estimula.
de un género de distorsión y mala interpretación que analizo en
el resto de este capítulo. 1 Algunos reaccionan a esto haciéndose "nativos".

, ,_•. ,,~;.. .:"-,,,,,,,..:.o.iotl sm


die' ti @
298 EL CIF.>iTIFICO y SU CIENCIA LA CONTRATRASFERENCIA DESENCADENADA ~

Aunque una tribu primitiva no es el equivalente de un pa­ ba con su definición de sí mismo como caballero húngaro, dotado
ciente, el predicamento psicológico del antropólogo sobre el te­ de una pasión casi melanesia por el despilfarro prestigioso en for­
rreno -su incapacidad de esquivar del todo el papel complemen­ ma de hospitalidad espléndida. Por eso me pregunto si Róheim
tario que se le impone- es dinámicamente comparable al de una sabía que al aceptar aquella categoría realmente alentaba a las
analista a quien un analizando trata de obligar a un papel com­ gentes de Duau a presentarle aquella faceta de su personalidad
plementario causante de ansiedad. social que suelen presentar a los esa esa.
La contextura total (preexistente) del antropólogo determina Caso 386: Debido a su profundo conocimiento de sus esotéricos
necesariamente los tipos de estatus que se le pueden asignar y los ritos, la posición de Róheim entre los australianos era más o me­
papeles complementarios que se le pueden imponer por medio de nos la de un muchacho que accidentalmente hubiera tropezado
maniobras. con un rito de iniciación y por eso tenía que ser iniciado inme­
Caso 384: Linton, un veterano de la primera guerra mundial, diata [y prematura]mente -o bien muerto- para regularizar la si­
tuvo una vez que desempeñar un papel en un rito comanche que tuación y que el saber. esotérico quedara limitado a los iniciados.
sólo podía efectuar un guerrero probado en el campo de batalla, Como el papel de muchachito ciertamente no concordaba con la
ya que entonces no había ningún comanche en vida que tuviera definición que de sí hacía Róheim, sentía que no entendía su
títulos para ello. Esto significaba que los comanches automática­ estatus entre los australianos con la misma claridad con que había
mente hadan girar hacia él aquella faceta de su cultura que pre­ comprendido su condición de esa esa en Duau.
sentan a sus guerreros experimentados. Esto podría explicar la ex­ Caso 387: La posición de Róheim entre los yumas, de "joven al
celencia de los datos de Linton, por ejemplo, acerca del papel com­ que es menester enseñar" era visiblemente aún menos apropiada
plementario que desempeñan los jóvenes comanches y las mujeres para él que su categoría en Australia, lo que acaso explique por
también, en relación con los guerreros (Kardiner y Linton, 1945).
Ni siquiera la mejor antropóloga, ni el mejor antropólogo no ve­
í qué hallo en su labor sobre los yumas algunas insuficiencias -como
el no haber entendido la diferencia entre el sueño real y el sueño
terano hubieran podido posesionarse de un papel semejante. chamanista, compuesto de mitos (Devereux, 1957c)- que no
Al analizar tanto nuestros datos de campo como las comunica­ encuentro en sus informes de campo de Duau ni de Australia
ciones de otros investigadores, hay que aprender pues, a distinguir (caso 395).
no sólo entre sucesos observados personalmente y declaraciones de En algunos casos, el trabajador de campo acepta sólo una parte
los informantes, sino también entre hechos mejor vistos desde la del estatus que la tribu quiere atribuirle. Al presentar las siguien­
posición atribuida al trabajador de campo y los mejor vistos des­ tes experiencias personales deseo destacar que yo estaba en mejo­
de la posición que se le negó. Una vez ha captado uno la impor­ res condiciones que Róheim para entender mi situación, sencilla­
tancia .de esta distinción suele serle posible -al menos durante mente porque Róheim tuvo que empezar desde el principio, mien­
cierto tiempo- ocupar una posición desde donde un hecho par­ tras que a mí ya me habían señalado el problema sus observacio­
ticular -o bien su lado opuesto o complementario- puede verse nes de pionero en la materia.
del modo más efectivo. El caso 392 muestra cómo pude obtener Caso 388: Acepté gustoso dos segmentos del estatus que me atri­
no sólo el punto de vista del amo de esclavos sino también el del buyeron los sedang:
esclavo acerca de la esclavitud, tanto en calidad de institución a] Me encantaba ser el hijo adoptivo de Mbra:o y -después de
como de conjunto de experiencias conjugadas. mi taux pas inicial- bromeaba gustoso con mis hermanas políti­
Caso 385: Tal vez la mejor apreciación del eStatus atribuido al cas (adoptadas) (caso 364).
b] Me pareció ventajoso reconocer, en respuesta a repetidas pre­
antropólogo por la tribu que él estudia sea la de Róheim (1932),
guntas, que yo me podía volver un hombre tigre. Conseguí que
quien comprendió no sólo que las gentes de Duau lo llamaban
los sedang, que odiaban a los blancos, ansiaran hacerme miembro
esa esa -rico prestigioso que distribuye larguezas- sino también
de su aldea, ya que un aliado tan terrible tenía que ser una buena
las implicaciones del papel de esa condición atribuida. Pero tengo
ayuda para defender a Tea Ha de los vecinos halang. 8 Natural­
la impresión de que Róheim no comprendía con igual claridad
que él acep'tó aquella condición principalmente porque concorda- • Un matrimonio sedang permitió a su hija casarse con un miliciano moi

.~_ 1"
300 EL CIENnFICO y SU CIENCIA LA CONTRATRASFERENCIA DESENCADENADA !I01
mente, al aceptar que yo era un hombre tigre, tenía que aceptar sacción, en parte para convencerlos de que no perdería mis "fa­
también la imputación suplementaria de que -en parte por ser cultades" y en parte para no tener la enemistad de mis codiciosos
hombre tigre y en parte por comer carne a diario, a diferencia de "competidores" chamanes.
los sedang- después de mi muerte mi alma se volvería un tigre Caso 391: Los sedang temían que yo fuera un rico explotador
fantasma, mientras que las almas de mis parientes sedang sólo se y despiadado, de esos cuya alma de gran riqueza aplasta y somete
volverían venados fantasmas. Debido a esta creencia, más de un vergonzosamente (lim) las almas menores y más débiles de los
amigo sedang me hizo prometerle que mi tigre fantasma no pero pobres. Como a pesar de saber esto yo no podía decidirme a tra­
seguiría ni devoraría a su inerme venado fantasma. tarlos mal, seguí pagando lo justo aun a los pobres vendedores de
Caso 389: Los conquistadores españoles aceptaron rápidamente alimentos o artefactos, trataba consideradamente a todos y, cuando
la ventajosa imputación de que ellos eran los esperados "dioses tenía algún problema importante con algún sedang, me ponía a
blancos" cuya llegada cumplía una antigua profecía azteca (caso querellarme con él como con un igual, en lugar de regañarlo como
171). a un inferior.
Caso 390: Trabajando en Tea Ha descubrí que si bien a los Al principio esta conducta -tan impropia de un "rico"- causó
sedang les encantaba tomar mis medicinas, consideraban necesario mucha consternación. Y hacia el final de mi estancia me decía un
completar mi tratamiento del organismo con un tratamiento cha­ amigo sedang: "Cuando llegó usted aquí, creímos que estaba loco
manista del alma. Como quiera que esto significaba que algunas para obrar como lo hada. Como suponíamos que usted sería sober­
personas enfermas e indigentes tendrían que salir en la noche fría bio y abusivo, su generosidad nos espantaba y confundía, pero des­
y lluviosa para ser objeto de un costoso tratamiento chamanista, pués nos demostró usted que se puede ser rico y de buen naturaL"
decidí hacerme chamán yo mismo. Una noche simplemente des­ Hay que decir que esto no era un vano cumplido. Después de
aparecí del poblado y al día siguiente hice creer que me habían acostumbrarse a mis maneras, los de Tea Ha se rieron de un en·
llevado a la tierra de los dioses del Trueno, que me habían otor­ fermo de un poblado lejano que se negaba a aceptar un regalo de
gado facultades chamánicas. Además, pude reforzar mi dicho por­ quinina porque no podía pagar; se burlaban de su temor y le ase­
que en dos ocasiones tuve la suerte de encontrar hachas neolíticas, guniron que nadie esperaba que pagara. El descubrimiento de que
que se entiende que sólo los chamanes pueden localizar. una persona generosa no es necesariamente tonta afectó incluso a
Una vez chamán reconocido, tuve otros problemas. Los sedang las relaciones entre ellos. Al principio de mi estancia oía a la gente
creen que los dioses del Trueno conceden facultades chamánicas ridiculizar a un viudo anciano de buen corazón que ayudaba a
~

sólo a aquellos a quienes quieren hacer ricos. De ahí que si un todo el mundo; hacia el final de mi estancia, muchos eran los
chamán hace curaciones gratuitas, los dioses, considerando que que alababan su generosidad y amabilidad. Además, en Tea Ha
desprecia su don, Se lo quitarán rápidamente. Como mi negativa nadie se aprovechaba de mí, aunque es legal aprovecharse de un
a aceptar pago ponía en peligro las "facultades" que eran últiles rico lo bastante tonto para no abusar de los demás. Y finalmente,
para ellos, los sedang, preocupados, empezaron a meter en mi co­ cosa también importante, cuando un hombre de otra aldea quiso
cina pagos no .solicitados por mis operaciones chamánicas, lo que que se me multara indebidamente, el consejo le advirtió que yo
significaba que, muy en contra de mi voluntad, mis curaciones podía hacerlo multar a él, por haberme acusado sin razón.
se habían convertido en una verdadera carga para mis pacientes. En suma, el prestigio de mi "riqueza", combinado con el hecho
Por eso empecé a aceptar honorarios, pero siempre retribuía la de que yo la había empleado sin aprovecharme, hizo respetable la
generosidad, al menos en Tea Ha, que antes de que los franceses
valiosa jarra que había recibido con dos huevos, que valían cosa
los derrotaran era el poblado más rudo de todos los sedang caza­
de dos centavos. Este trasparente subterfugio satisfacía perfecta­
dores de esclavos. Por otra parte, mi ejemplo no hubiera podido
mente a los legalistas sedang, ya que nada les impedía hacer tratos
dar a los sedang un rasgo que no hubiera estado ya dentro de
ventajosos con un chamán. Y por mi parte, yo aceptaba esta tran­ ellos, y si no hubiera tenido límites incluso el derecho del rico
a explotar a los demás (véase caso 393).
de otro pueblo a condición que éste conviniera en establecerse, después de
desmovilizado, en el pueblo de su esposa. Siendo soldado, se le suponía bra· El hecho de que inevitablemente la tribu vuelva hacia el an­
vura y se consideraba que tendría un gran valor potencial para el poblado. tropólogo aquella de sus facetas que suele volver hacia el que

"~"

. \
..... ;.
'T >:r~." .
302 EL CIENTIFICO y su CIENCIA LA CONTRATRASFERENCIA DESENCADENADA 305
ocupa el estatus que ella le asignó, puede ser causa de serias dis­ sólo había oído decir: "¿Cómo podemos ser buenos nosot1"OS si to­
torsiones en las múltiples complejidades de su cultura. dos nuestros dioses y antepasados fueron malos?" 9
Caso 392: Mientras esperaban todavía que yo me condujera como En suma, tuve que luchar cuando menos con dos de los pape­
un rico explotador descubrí casualmente que también veían en mí les que arbitrariamente me atribuyeran para poder recorrer toda
a un dueño de esclavos. Los miembros de mi casa me llaman pa: la trama social, para que me dijeran cosas que los ricos prefieren
(padre), porque así llaman los esclavos a su amo; y se cortaron el olvidar o disfrazar, para persuadir a mis parientes adoptivos ma­
pelo, no por imitarme sino porque los esclavos deben llevar el pelo yores de que debían llamarme .óhijo" o "hermano menor" y no
<:orto. mbok (señor), o para que mi padre adoptivo Mbra:o se sintiera
Ahora bien, mientras creyeron mis informantes que yo era due· con derecho de regañarme por un involuntario faux p'as (caso 364).
ño de esclavos, claro está que no podían ofenderme describién· De no haber podido lograr esta libertad ele movimientos, sólo hu­
dome las iniquidade~ de la esclavitud desde el punto de vista del biera visto aquellas facetas de la cultura y la personalidad sedang
esclavo. Simplemente trataban de enseñarme a ser un buen amo que se muestran a los ricos y los explotadores "ciudadanos princi­
diciéndome cómo hasta los esclavos tenían ciertos derechos, cómo pales". Naturalmente, podía haber anotado algunos datos que in­
algunos se habían casado con la hija de su amo y otros, que habían dicaran que la situación también tenía otros aspectos, pero hubiera
llegado a ser más ricos que sus amos, se consideraban tan bien tra­ podido considerar esos detalles complementarios tan sólo como
tados que no pensaban que valiera la pena comprar su libertad. muestras de esas peculiares contradicciones -que a veces hasta tras·
tornan la programación de una computadora. No hubiera com­
Nadie me hablaba de brutalidades con los esclavos, ni de esclavi­
prendido que eran precisamente esos aspectos del derecho sedang
tud infantil ilegal. .. ni siquiera mi mozo de cuadra, To:ang, que
los que hacían posible la vida en una cultura ruda y que repre­
al quedar huérfano fue vendido por sus parientes y vivió esclavo
sentaban la rebelión del ser humano sensible contra todo lo bár­
hasta que los franceses lo liberaron. La verdad es que ni siquiera baro e insensato y lo que destruye el amor y las sublimaciones.
supe que había sido esclavo hasta que se hizo tan rico a mi ser­ La imperfección de muchas descripciones de culturas y persona­
vicio que, en su calidad de nuevo miembro de la clase acomodada, lidades étnicas suele deberse al hecho de que el trabajador de cam­
pudo permitirse pensar en demandar a sus parientes por haberlo po estaba entrando involuntariamente en el estatus particular adon­
esclavizado ilegalmente. No pudo darme una opinión de la escla­ de lo llevaban con sus maniobras, y así sólo podía ver aquel aspecto
vitud como esclavo sino cuando -él, que había sido liberado legal­ de la cultura y de la gente que pueden ver quienes tienen ese
mente hacía años- dejó de ser esclavo a sus propios ojos. Si yo estatus particular, y que hacia ellos se vuelve. De ahí que, en lugar
no hubiera repudiado la condición de dueño de esclavos que me de calmar nuestra conciencia científica con la ficción de la posi­
atribuían, mis datos sobre la esclavitud entre los sedang hubieran ción neutral del observador participante, debamos analizar la si­
sido con toda seguridad tan desfigurados como la imagen nostál­ tuación real en que nos hacen entrar ciertos manejos, para que
gicamente autovindicadora de las "glorias de antaño" de un sureño podamos llegar a la objetividad real que sólo el análisis del papel
norteamericano. que se nos ha atribuido posibilita. La ficción del observador par­
Caso 393: De los casos 334 y 392 puede deducirse que si en su ticipante no puede remplazar a ese análisis, ya que con frecuencia
propia cultura no hubieran tenido leyes que restringían la explo­ da una información totalmente engañosa.
tación desenfrenada y la arrogancia desmedida, mi ejemplo no hu­ Caso 394: Un día decidí hacer de observador participante -y
biera podido persuadir a los sedang de que uno podía ser "rico" buen hijo- ayudando a mis parientes sedang a limpiar de mala
y bueno. Pero sólo después de haber aprendido a considerar "na­ hierba su arrozal. El dato más notorio que saqué de aquella jor­
tural" mi bondad me hablaron de las reglas que protegían a los nada de observación participante fue un dolor de espalda. Pero
desvalidos. Sólo entonces supe que un adulto que empuja al suici­ la inferencia "dolorosamente evidente" de observador participante
<.lio a un niño o a una muchacha es castigado como si hubiera de que mis parientes volvieron con dolores iguales hubiera sido un
<:ometido un asesinato, que a los esclavos capturados en una in­ • Sería tentador tratar aquí lo que yo he denominado "el ritual de la
cursión no se les podía obligar a cargar el botín sacado de su aldea, opresión", pero me contentaré con aconsejar al lector un ensayo en que trato
y que no se, debe reir de los animales que padecen. Hasta entonces este asunto con cierta amplitud (Devereux, 1965a).
!1M EL CIENTÍFICO Y SU CIENCIA

desvarío, porque ellos sí estaban acostumbrados a aquel trabajo


y yo no. Este ejemplo sencillo pone de relieve la falacia de la
idea de que la observación participante necesariamente garantiza
LA coNTRATRASFERENCIA DESE.>;CADENADA

tigadores sucesivos se les atribuye necesariamente la misma cate­


gorfa. La aculturación y el trascurrir del tiempo probablemente
desempeñan un papel relativamente pequeño en la determinación
del estatus que se asignará a los diversos antropólogos que laboren
-
la buena objetividad. Otro tanto puede decirse de mis reacciones
de observador participante a la obligación ritual de matar un puer­ con la misma tribu, aunque sin duda hay muchas excepciones a
co con un garrote (caso 59), reacciones que con toda seguridad no esta regla.
solían ser las de los sedang. Caso 396: Habiendo Kroeber trabaiado al principiar el siglo en
Sólo en casos raros permite el estatus atribuido al etnólogo ha­ los últimos mohave ancianos nacidos en los días anteriores a la
cer una labor de campo a fondo. reservación, se hizo una figura casi legendaria, y esto a pesar del
Caso 395: Los mohave decían que yo era un mohave joven, que hecho de creer los mohave que el contacto con su sangre extraña
debía ser enculturado (caso 387). De hecho, el anciano Tcatc me había matado a sus antiguos informantes (caso 411). De ahí que
pidió explícitamente que preservara, poniéndolas por escrito, las al volver con los mohave unos 40 años después lo consideran casi
costumbres y las tradiciones históricas por las que ya no se inte­ un mohave de los días anteriores a la reservación. También fueron
resaban los jóvenes (Devereux, 1951b). En este sentido, pues, me queridos otros cuatro antropólogos, y les dieron una categoría se­
consideraban el enculturador potencial de las futuras generaciones mejante a la mía. Uno -persona particularmente decente- fue
mohaves. Esta definición de mi categoría era tan vaSta que incluso muy mal juzgado y algunos le atribuyeron un estatus que no cua­
mis acciones lejos de la reservación se apreciaban de acuerdo con draba con la verdadera personalidad de aquel antropólogo. Hubo
la cultura mohave. Y así, mientras estaba entre los mois, cazado­ uno al que querían tan poco que algunos de mis informantes se
res de cabezas, de Indochina, el anciano chamán Hivsu: Tupo:ma negaban a trabajar con él, y decían que era un blanco típico, lo
-y también otros muchos amigos- se preocupaban por mí como que también es, claro está, un estatus mohave, pero muy poco en­
por un guerrero joven que está "viajando por el nombre" (Mc­ vidiable.
Nichols, 1944) en territorio enemigo. De igual manera, cuando los Nunca se dirá bastante que sólo el análisis cuidadoso del estatus
mohaves supieron que me había ofrecido voluntario para servir en que uno tiene en la tribu le permite orientar su periscopio por
la segunda guerra mundial y que me hablan dado un nombramien­ todo el campo a voluntad, de modo que pueda averiguar no sólo
to de oficial, no sólo interpretaron esto como el debido comporta­ la opinión del amo, sino también la del esclavo, acerca de la es­
miento de kwanami:hye (bravo tribeño) sino que mi voluntarie­ clavitud.
dad incluso provocó en un joven amigo, que servía de soldado (De­ Naturalmente, hay algunas actitudes que nunca se aprenden del
vereux, 1948d), el "culto al héroe" típicamente mohave (Stewart, todo -por ejemplo, porque uno es hombre y no mujer. Otras no
1947). y hasta tenía respecto de mis padres (a quienes nunca ha­ se pueden aprender enteramente debido a su propio tipo de etno­
bía visto) la actitud que hubiera tenido si ellos también hubieran centrismo, de inflexibilidad neurótica, etc. De ahí que si bien se
ido a la reservación (Devereux, 1961a) y estaba dispuesto a incor­ puede decir poca cosa de la proverbial familia navajo, "compuesta
porar también a mi esposa a la tribu. Cuando alguno de mis amigos por la madre, su esposo, sus hijos, un tío viejo y un antropólogo",
mohave conoció a mi esposa y yo -medio en broma- propuse que sólo si antropólogos y antropólogas con diferentes personalidades y
a ella también la consideraran mohave (honoraria), uno de ellos antecedentes étnicos. y diferentes estatus atribuidos por la tribu,
replicó gravemente: "La llamaremos Vi:mak, de la gens Vi:mak, vuelven a estudiar periódicamente una tribu, podremos tener un
que es la mía." La reacción de "nosotros" de los mohave para con­ cuadro verdaderamente cabal de su cultura y su personalidad ét­
migo la expresó perfectamente mi amiga e intérprete Hama: Utce:, nica desde todos los puntos de vista. Un trabajador de campo con
quien al darle yo las gracias por su cooperación, replicó: "¿Por qué suerte puede a veces lograr una visión amplia de una cultura
no íbamos a cooperar contigo? Con otros antropólogos trabaja­ desde muchos puntos de vista sin hacer ningún esfuerzo especial,
mos ... contigo nos visitamos" (Devereux, 1961 a). pero es más probable que logre este objetivo si trata consciente­
Las diferencias científicamente inestimables entre los informes ~ente de entender la posición a que le han llevado y a continua­
de campo de diversos etnólogos que laboran uno tras otro con la ción analiza tanto su significado subjetivo como sus implicaciones
misma tribu suelen deberse al hecho de que no a todos los inves­ objetivas, a la manera como el psicoanalista analiza la posición

•.• _.<,....," ... ~..,~' ~á1'·i tasé'11M


306 EL CIENTÍFICO Y SU CIENCIA

complementaria en que su analizando trata de ponerlo con sus ma­ CUARTA PARTE
niobras, y cómo reacciona él a eso.
Es decir, lo que de verdad importa en la ciencia no es la atri­ LA DISTORSIÓN COMO CAMINO
bución, aceptación o rechazo de un estatus dado o de un papel HACIA LA OBJETIVIDAD
complementario sino el análisis consciente y el conocimiento del
carácter segmentario de la faceta que nos muestran (automática.
mente), debido a lo que creen que somos. Sólo este insight nos
permite imistir en que nos muestran también lo que normalmente
se oculta a las personas que tienen ese estatus.
Para acabar: muchas descripciones etnológicas son inequívocas Freud describió lo "psicológicamente complementario" que
y exentas de contradicciones, no porque los hechos en sí sean per­ se manifiesta aquí en una formulación extrañamente pá.
fectamente concordantes, sino porque el investigador generalizó recida a las proposiciones de Bohr: "No sólo es constante·
aquella faceta de personalidad y cultura que sus sujetos, en el mente inconsciente el significado de los síntomas; hay tam­
desempeño de su papel complementario, le presentaban. Este sis­ bién una relación de representación reciproca (Vertretung)
tema de comportamiento de presentación de si segmentarío y orien­ entre esta inconsciencia [de su significado] y la posibilidad
tado hacia el estatus inevitablemente parece mucho más claro y de su existencia."
por ende científicamente más satisfactorio que la personalidad ét­
PASCUAL JORDAN (1934, p. 248)
nica vista de cuerpo entero o la cultura vista desde las más diversas
posiciones imaginables. El único defecto de estas imágenes satisfac­
toriamente claras e inequivocas es que da la casualidad de que
inducen a error.

~;''''~~''Ífi "bWeyÚ m' .ti t g *;: ra&" i Ü' 7

También podría gustarte