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Tema 6

Intervención Psicológica en Tercera Edad

Tema 6. Evaluación e
intervención psicológica en
problemas de ansiedad
Índice
Esquema

Ideas clave

6.1. Introducción y objetivos

6.2. Relevancia del problema

6.3. Factores explicativos de los problemas de ansiedad


en la vejez

6.4. La evaluación de la ansiedad en la vejez

6.5. Intervención psicológica con personas mayores con


ansiedad

6.6. Conclusiones

6.7. Referencias bibliográficas

A fondo

Ansiedad en la vejez

Evaluación de la ansiedad en la vejez

Test
Esquema

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Ideas clave

6.1. Introducción y objetivos

Aunque son elevadas las prevalencias de los problemas de ansiedad en las

personas mayores, lo cierto es que los datos indican que otros grupos poblacionales

muestran cifras mayores. Sin embargo, los problemas de ansiedad en la tercera

edad tienen una serie de características que contribuyen a que sean clasificados

como uno de los problemas psiquiátricos más prevalentes en la vejez. Algunas de

estas características son comunes con los problemas depresivos de la vejez (ver

tema «Evaluación e intervención psicológica en problemas depresivos»), tratándose

de aspectos que dificultan el reconocimiento y diagnóstico de problemas de ansiedad

en la vejez.

Resulta fundamental realizar una adecuada evaluación de los problemas de

ansiedad en este grupo poblacional debido a la naturaleza multidimensional,

multinivel y multidireccional de las circunstancias y problemáticas que afectan a las

personas, ya que los problemas de ansiedad pueden surgir de la relación entre

múltiples sistemas de respuesta (verbal, motor y fisiológico). Así mismo, es

importante conocer las diferentes intervenciones psicológicas que han demostrado

ser científicamente eficaces para los trastornos de ansiedad en las personas

mayores, entre ellas, la terapia cognitivo conductual. A lo largo del presente tema se

abordarán todas estas cuestiones, entre las que se incluyen las diferentes terapias

psicológicas eficaces para este tipo de problemáticas en las personas mayores,


prestando especial atención a las características sintomatológicas de los trastornos

ansiosos en las personas mayores, las preocupaciones más comunes y el trabajo

con las mismas.

Los objetivos de este tema son:

▸ Conocer el impacto personal, familiar y socioeconómico de los problemas de

ansiedad en la vejez.

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▸ Describir las principales variables psicosociales implicadas en el origen y

mantenimiento de los problemas de ansiedad en la vejez.

▸ Conocer los procedimientos y herramientas básicas para la evaluación de la

ansiedad en la vejez.

▸ Conocer las principales técnicas psicológicas para la intervención en problemas de

ansiedad en la vejez.

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6.2. Relevancia del problema

Los problemas de ansiedad son comunes en las personas mayores y se asocian

con importantes costes. Teniendo en cuenta los cambios sociodemográficos que

llevan a un importante envejecimiento de la población, los problemas de ansiedad

en la vejez se convertirán en un área de creciente importancia y coste personal

y social.

Un problema de ansiedad se convierte en trastorno en el momento en el que

causa alteraciones de importancia en áreas vitales de las personas (relaciones

sociales, laborales, familiares, etc.) y se asocia con niveles importantes de

incapacidad o malestar.

Por lo tanto, la ansiedad se asocia con una calidad de vida disminuida, alteraciones

en el funcionamiento social, satisfacción con la vida reducida y problemas de salud.

También se asocia con pensamientos e intentos suicidas y con un mayor riesgo de

mortalidad (Miloyan, Byrne y Pachana, 2014a).

Los datos de prevalencia de problemas de ansiedad en personas mayores son

menores que los que se observan para otros grupos de edad. Aun así, como se verá

más adelante, son lo suficientemente importantes como para ser clasificados como

uno de los problemas psiquiátricos más prevalentes en la vejez (Bryant, Jackson

y Ames, 2008).

Identificación de problemas de ansiedad en personas mayores

Aspectos que dificultan el reconocimiento y diagnóstico de problemas de ansiedad en

la vejez (Bryant, 2010):

▸ Criterios diagnósticos: los criterios diagnósticos habitualmente utilizados

presentan importantes limitaciones que, especialmente, pueden afectar a las


personas mayores. Así, por ejemplo, los problemas depresivos y el trastorno de

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ansiedad generalizada comparten diferentes síntomas (inquietud, fatiga, dificultad


para concentrarse y alteraciones del sueño). Por lo tanto, tal y como sugiere Flint
(2005), lo que podría diferenciar a ambos trastornos es la anhedonia. Pero, sin

embargo, es infrecuente que las personas mayores expresen emociones o términos


como depresión o tristeza para definir su estado de ánimo.

▸ Es poco probable que las personas mayores informen de síntomas de

ansiedad. Esto puede deberse a un fenómeno de cohorte más que asociado a la


edad. Parece que las personas mayores de la cohorte actual se sienten poco
cómodas hablando de emociones.

▸ Los síntomas de ansiedad (y la preocupación en particular) pueden manifestarse

de manera diferente en las personas mayores. Las personas mayores suelen


enumerar menos preocupaciones que los adultos jóvenes y, a su vez, los contenidos

de estas también son distintos. Así, por ejemplo, las personas mayores tienden a
preocuparse más por la salud y el bienestar de sus seres queridos, mientras que los
adultos jóvenes se preocupan más por el trabajo y las relaciones interpersonales.

▸ Según un estudio reciente de Miloyan, Byrne y Pachana (2014b), cuyos resultados

se resumen en la tabla 1, las características que diferencian a las personas con


TAG varían en función de la edad. Y, a su vez, conforme avanza la edad, el

número de síntomas que predicen el TAG es menor.

▸ Las personas mayores pueden tener fácil evitar situaciones evocadoras de

ansiedad. En el caso de personas con fobia social, por ejemplo, puede ser más
aceptable que una persona mayor evite situaciones sociales y que esto se respalde
por estereotipos edadistas.

▸ Las personas mayores experimentan menos síntomas de pánico y los ataques de

pánico son menos intensos y más cortos que los que sufren los adultos jóvenes.

▸ Las personas mayores pueden ser menos conscientes de tratamientos

disponibles, especialmente psicoterapéuticos. A esto se une que los psicólogos

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normalmente son más reticentes a trabajar con los mayores y, además, los médicos
de atención primaria tienden, en menor medida, a interesarse por síntomas
psicológicos en comparación con síntomas físicos.

Tabla 1. Características que diferencian a las personas preocupadizas con o sin TAG en función de la

edad.

De forma similar a como ocurría al hablar de los problemas depresivos en la vejez, y

aunque existen similitudes en la manifestación de los problemas de ansiedad en

personas jóvenes y mayores, existen importantes diferencias. Por ejemplo, las

personas mayores se centran más en aspectos somáticos y se observa una

mayor comorbilidad con otros trastornos mentales, así como una mayor
prevalencia de problemas subclínicos (Bryant et al., 2008; Wolitzky-Taylor,

Castriotta, Lenze, Stanley y Craske, 2010).

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Al igual que se señalaba con respecto a los problemas depresivos en la vejez,

también se ha señalado que los problemas de ansiedad en esta etapa están

infradiagnosticados (y poco tratados) pese a que, como se verá más adelante, no

son infrecuentes entre las personas mayores, especialmente a niveles subclínicos

(Cabrera y Montorio, 2009).

Prevalencia

Entre un 0,7 % y un 18,6 % de las personas mayores de 60 años tiene trastornos de

ansiedad. Por su parte, los problemas de ansiedad subclínica ocurren entre un 20 %

(población comunitaria) y un 40 % (población con discapacidad o problemas crónicos

de salud) (Cullyy Stanley, 2008).

Como se puede observar en la siguiente tabla, el trastorno más habitual es el de

ansiedad generalizada (TAG) . A pesar de lo que indican los porcentajes señalados

en la tabla, es importante tener en mente lo que se comentó en el apartado anterior

relativo a la dificultad para el diagnóstico de problemas de ansiedad en la vejez.

Tabla 2. Prevalencia (en %) de problemas de ansiedad en la vejez.

Es importante destacar la importante comorbilidad que existe entre problemas

depresivos y de ansiedad, lo que dificulta también el diagnóstico de la esta última.

Así, entre las personas que tienen problemas depresivos, un 47, 5 % tiene, a su vez,
problemas de ansiedad. Por otra parte, de las personas que tienen problemas de

ansiedad, un 26,1 % tiene también problemas depresivos (Beekman, de Beurs, van

Balkom, Deeg, van Dyck y van Tilburg, 2000).

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Factores asociados a la ansiedad en la vejez

La ansiedad en la vejez se ha asociado con deterioro cognitivo. Así, un estudio

reciente realizado con gemelos (Petkus, Reynolds, Wetherell, Kremen, Pedersen y

Gatz, 2016) muestra que la sintomatología ansiosa se relaciona con un aumento en

la probabilidad de padecer demencia, controlando variables como síntomas

depresivos o neuroticismo.

Existen posibles explicaciones para esta relación, siendo una de ellas que la

ansiedad se asocia con estrés crónico, lo que produce una hiperactivación del eje

hipotalámico-pituitario-adrenal, que puede dañar el hipocampo y el córtex frontal. La

ansiedad también se ha asociado con una alta presión sanguínea, número de

problemas de salud crónica, salud percibida pobre y limitaciones funcionales (Vink,

Aartsen y Schoevers, 2008).

La existencia comórbida de problemas de ansiedad y otros trastornos merece

especial atención. Específicamente, la presencia de depresión se asocia con una

mayor severidad del TAG en personas mayores. A su vez, la presencia de

síntomas de TAG en personas mayores deprimidas parece asociarse con mayor

riesgo de suicidio. Y la presencia de comorbilidad puede limitar la respuesta al

tratamiento (Wolitzky-Taylor et al., 2010).

Fobias o miedos específicos, como el miedo a las caídas, pueden favorecer que las

personas que los padecen reduzcan de forma significativa el número de actividades y

contactos sociales o que aumente la dependencia de otras personas, con

probabilidad de afectar a la sensación de control, autoestima y autoeficacia de las

personas. A su vez, pueden dar lugar a procesos de exceso de discapacidad que,

asociados a la sobreprotección por parte de otras personas, pueden favorecer la

ocurrencia o el incremento de deterioro físico o cognitivo y aumentar el riesgo de

institucionalización (Montorio y colaboradores, 2005).

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Finalmente, no es infrecuente observar síntomas de ansiedad asociados a

cambios neurocognitivos que acompañan a procesos como las demencias.

El desarrollo de ansiedad en personas con demencia es, a menudo, el resultado de

la combinación de factores como los problemas de memoria, confusión y factores

ambientales (por ejemplo, el comportamiento de otros). Estas cuestiones se tratan

con mayor detalle en el tema dedicado a síntomas conductuales y psicológicos

asociados a las demencias.

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6.3. Factores explicativos de los problemas de


ansiedad en la vejez

En comparación con el número de estudios que analizan la existencia de factores

explicativos de problemas depresivos en la vejez, el número de estudios sobre

ansiedad y personas mayores es muy limitado.

Factores biológicos

La salud percibida y las pérdidas de visión u oído son predictores de problemas de


ansiedad en las personas mayores (de Beurs,Beekman, Geerlings, Deeg, van

Dyck, van Tilburg, 2001). Mehtay colaboradores (2003) encontraron que problemas

de salud crónicos, como la incontinencia urinaria, la hipertensión o los problemas de

sueño también se asociaban con problemas de ansiedad. Si bien las limitaciones en

actividades de la vida diaria pueden influir en la aparición de la ansiedad, esta, a su

vez, se asocia con un incremento de discapacidad y un aumento en el uso de

recursos sanitarios (Cullyy Stanley, 2008).

En algunos casos, los síntomas de ansiedad pueden estar enmascarando un

problema de salud física. No es infrecuente que problemas de salud física

produzcan alteraciones psicológicas. Esta alta frecuencia de problemas de salud con

manifestaciones de ansiedad hace imprescindible que se determine cuál es la causa

de los síntomas de ansiedad para así prevenir la ocurrencia de situaciones

indeseables asociadas a la enfermedad.

Factores psicológicos

Vink y colaboradores (2008) enumeran una serie de variables psicológicas que han

sido asociadas a problemas de ansiedad en estudios realizados con personas

mayores. Rasgos de personalidad como el locus de control externo o el neuroticismo,

estrategias de afrontamiento disfuncionales y otros problemas psicopatológicos se

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han asociado tanto en estudios transversales como en longitudinales con problemas

de ansiedad.

También se ha relacionado la ansiedad con una menor satisfacción con la vida y

soledad (Cully y Stanley, 2008).

Recientemente, Márquez-González y colaboradores (2012) hallaron una asociación

entre la ansiedad y variables indicativas de una forma desadaptativa de afrontar las

emociones, esto es, una inadecuada regulación emocional. Específicamente,

encontraron que aquellas personas mayores con mayor uso de la rumiación, la

evitación experiencial o la supresión emocional, informaban más de sintomatología

ansiosa. Estas dimensiones pueden actuar como factores de vulnerabilidad a la

ansiedad que pueden facilitar el desarrollo o mantenimiento de problemas ansiosos

en esta etapa del ciclo vital.

Una baja percepción de maestría personal y una mayor necesidad de apoyo

emocional se han asociado también con la sintomatología ansiosa (Mehta,

Simonsick, Penninx, Schulz, Rubin, Satterfield y Yaffe, 2003).

L a transición a la vejez se asocia a importantes cambios en la vida de las


personas, tales como la jubilación, la aparición de problemas de salud, pérdidas (de

personas queridas, de red social, económicas), etc. A estas circunstancias, que

pueden ser reales o no, hay que añadir que la existencia de estereotipos o

autoestereotipos («la mayor parte de las personas mayores de 65 años tiene una

serie de incapacidades que hace que dependan de los demás») puede contribuir a

que aumenten las preocupaciones por la salud y la incapacidad, a la vez que se

explica la reducción en el número de preocupaciones asociadas al trabajo o la

economía.

Por otra parte, es relativamente frecuente que aparezcan preocupaciones

específicas asociadas a la posibilidad de ser una carga para otros.

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Factores sociales

Si bien muchos estudios han comprobado la relación entre eventos estresantes y

ansiedad en personas mayores, incluido el sufrimiento de eventos traumáticos en la

infancia, menor respaldo existe para la asociación entre aspectos cuantitativos (por

ejemplo, número de amistades) y cualitativos (por ejemplo, apoyo emocional


recibido) de las redes sociales.

Algunos estudios encuentran que ser mujer es un factor de riesgo para tener

ansiedad en la vejez (Vink et al., 2008). Estar soltero, divorciado o separado

también se asocia con ansiedad, comparado con estar casado. A su vez, un menor

nivel educativo también se asocia con ansiedad (Wolitzky-Taylor et al., 2010).

Diferencias entre predictores de ansiedad y depresión en la vejez

De acuerdo con Vink y colaboradores (2008), el número de problemas de salud y

limitaciones cognitivas y funcionales predicen depresión, pero no ansiedad.

Ser mayor parece proteger contra la ansiedad, pero es, sin embargo, un factor

predictor de depresión. Por otra parte, no estar casado se asocia con depresión, pero

no con ansiedad. Y, con respecto a los eventos estresantes, son predictores de

ambos problemas, pero parece que la ansiedad se predice más por eventos

traumáticos.

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6.4. La evaluación de la ansiedad en la vejez

Particularidades de la evaluación de la ansiedad en la vejez

Como se señaló en el tema de depresión en la vejez, resulta necesario un abordaje

que permita captar la naturaleza multidimensional, multinivel y multidireccional

de las circunstancias y problemáticas que afectan a las personas. Los problemas de


ansiedad pueden surgir de la relación entre múltiples sistemas de respuesta

(verbal, motor y fisiológico), lo que hace imprescindible la utilización de métodos de

evaluación que proporcionen información lo más válida y fiable posible sobre tales

sistemas (Kogan, Edelstein y McKee, 2000).

Igualmente, resulta imprescindible la colaboración de otras disciplinas, de tal

forma que se eviten riesgos asociados a la frecuente relación entre problemas de

ansiedad y otras problemáticas como, por ejemplo, los problemas de salud.

Así, como se ha señalado anteriormente, no es infrecuente que la sintomatología

ansiosa surja en el contexto de enfermedades físicas, por lo que la identificación y

tratamiento de dichas enfermedades en tales casos resulta prioritario y básico para la

explicación y reducción de la sintomatología ansiosa.

Relacionado con lo anterior, en el diagnóstico de problemas de ansiedad en la vejez,

es muy importante tener en cuenta la frecuencia de problemas médicos que

coocurren en esta etapa (hipertensión, artritis o problemas de audición). Estas

condiciones médicas pueden dificultar el diagnóstico porque la ansiedad puede

darse como respuesta al problema médico o representar una característica de un

problema médico no diagnosticado. Muchos de los problemas de salud que pueden

acompañar a la vejez se asocian con síntomas fisiológicos que caracterizan a la

ansiedad como la dificultad para respirar, dolores de pecho o palpitaciones.

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En el caso de presentaciones comórbidas con otros trastornos psicológicos,

como la depresión, tiene interés diferenciar ambos valorando cuál ocurrió antes,

cuál causa más dificultades o incapacidad y qué síntomas destacan sobre otros.

Por otra parte, resulta importante destacar que, a la hora de utilizar instrumentos

disponibles para la evaluación de la ansiedad, hay que ser cautelosos por la

posible limitada validez de contenido de los mismos. Así, dado que se sabe poco

sobre la experimentación y presentación de síntomas de ansiedad en la vejez, no

está claro que los instrumentos disponibles recojan las características

específicas de la problemática asociada a la misma. Por ejemplo, preocupaciones

como ser una carga para los demás no están recogidas en los instrumentos de

evaluación de ansiedad y son relativamente frecuentes en la vejez.

Procedimientos

▸ Entrevistas diagnósticas: existen pocos datos sobre el uso de entrevistas

diagnósticas con población mayor, lo que limita las garantías psicométricas de su

utilización. Se ha sugerido que la prevalencia de los problemas en la vejez, basada


en criterios diagnósticos (que han sido desarrollados con muestras jóvenes) está
infraestimada. Estas limitaciones pueden llevar al no diagnóstico o infradiagnóstico
de los problemas de ansiedad en las personas mayores (Wolitzky-Taylor et al.,
2010).

▸ Entrevista general: toda la información incluida en el tema de depresión en

personas mayores, relativa al uso de la entrevista general, es aplicable al proceso de

evaluación y tratamiento de problemas de ansiedad en este grupo de edad.

▸ Así, estas entrevistas proporcionan información sobre múltiples áreas

significativas para la vida de las personas y recogen información específica


sobre el problema como, por ejemplo, cómo lo describe la persona, desde cuándo
ocurre y qué circunstancias rodearon a la aparición del mismo, cuál es la intensidad
actual y cuándo ha sido peor o mejor, qué esfuerzos ha realizado la persona para

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resolverlo, etc. Se puede obtener información a través de la entrevista con la propia


persona que tiene el problema o con allegados (familiares, amigos, etc.).

▸ La información conseguida en la entrevista general puede complementarse con la

obtenida a través de registros de conducta, que los pacientes pueden rellenar


entre sesiones. En estos registros es frecuente solicitar información relativa a las

situaciones en las que ocurren los problemas, cuáles son los antecedentes y
consecuentes de las situaciones problema y los sistemas de respuesta que
intervienen decisivamente en los problemas de ansiedad (cognitivo, motor y
fisiológico).

Toda esta información facilita la realización del análisis funcional de la

problemática de la persona que, sin duda, es clave para el diseño de una

intervención eficaz.

Instrumentos de evaluación de la ansiedad en la vejez

«La gran mayoría de las medidas autoinformadas de ansiedad se han validado con

población adulta joven, generalizándose su empleo a personas mayores, sin hacer una

validación previa de estas, pese a que los cambios físicos, psicológicos y sociales

asociados al envejecimiento normal, así como el efecto cohorte, pudieran poner en

cuestión su uso al aplicarse a este grupo de edad» (Cabrera y Montorio, 2009, p. 109).

Inventario de ansiedad geriátrica (Geriatric Anxiety Inventory, GAI)

Es una de las escasas medidas desarrolladas específicamente para evaluar la

sintomatología ansiosa en personas mayores y evita el uso de ítems somáticos,

lo que incrementa la precisión de la identificación de problemas de ansiedad.

Presenta excelentes propiedades psicométricas e incluso un punto de corte que

permite una correcta clasificación de las personas que padecen ansiedad

clínica. Tiene buenos índices de especificidad.

Además, existe una validación de la escala al castellano realizada por Márquez-

González, Losada, Fernández y Pachana (2012), que muestra una excelente

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fiabilidad (Alfa de Cronbach =0,91), así como asociaciones significativas con otras

medidas relevantes como depresión, supresión, rumiación o evitación experiencial.

La escala consta de veinte ítems con opciones de respuesta (verdadera o falsa) y se

compone de tres factores: síntomas cognitivos, síntomas de activación y

síntomas somáticos. En la tabla 3 se muestran como ejemplo aquellos ítems con

cargas factoriales superiores en cada factor.

Tabla 3. Ejemplos de ítems de la GAI agrupados por factores.

En un estudio dirigido a comparar las propiedades psicométricas de escalas dirigidas

a evaluar la ansiedad en personas mayores, la GAI fue la que mostró las mejores,

indicándose que es la escala que menos problemas relacionados con confusión y

dificultad plantea (Diefenbach, Tolin, Meunier y Gilliam, 2009). En el mencionado

estudio se recomienda esta escala como medida de cribado.

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Escala de preocupaciones para personas mayores revisada (WSOA-R).

Wisocki, 1994

Si bien parece que el envejecimiento se asocia a una reducción de la frecuencia de

las preocupaciones, parece también que existen diferencias en función de la edad en

los contenidos y orientación temporal de las mismas.

La escala de preocupaciones para personas mayores, de la que existe una versión

española (Nuevo, Izal, Montorio, Losada y Márquez, 2003), evalúa cinco áreas de

contenidos de preocupación (economía, salud, familia, competencias personales y

aspectos socioafectivos) que se asocian con niveles de preocupación, ansiedad y

depresión.

Cuestionario de preocupación y ansiedad (Worry and Anxiety Questionnaire,

WAQ). Dugas, Freeston, Provencher, Lachance, Ladouceur y Gosselin, 2001

Existe una versión breve del WAQ adaptada al castellano a través de la cual se

evalúan los criterios diagnósticos del TAG (Nuevo, Ruiz, Izal, Montorio, Losada y

Márquez-González, 2008). Esta escala ha demostrado ser aplicable para la

evaluación del TAG en personas mayores , siendo su estructura factorial idéntica

en personas mayores y jóvenes.

Respuesta psicofisiológica

Desafortunadamente, no existe mucha literatura relativa a la evaluación

psicofisiológica de personas mayores con problemas de ansiedad. Sin embargo, la

consideración de esta respuesta en el proceso de evaluación e intervención es

de gran importancia, por la ya comentada relación entre los procesos cognitivos,

conductuales y fisiológicos en la ansiedad.

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Sin duda, la utilización de procedimientos de evaluación psicofisiológicos, como

la presión sanguínea, la respuesta galvánica de la piel u otros, puede contribuir de

forma importante al tratamiento de problemas de ansiedad (por ejemplo, para el uso

de técnicas de biofeedback).

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6.5. Intervención psicológica con personas


mayores con ansiedad

El número de trabajos sobre intervenciones psicológicas para problemas de ansiedad

en personas mayores es muy limitado. Aun así, hay constancia de tratamientos

psicológicos basados en la evidencia (Ayers, Sorrell, Thorp y Wetherell, 2007).

¿Son necesarias adaptaciones de las terapias para el trabajo con personas


mayores?

Un metanálisis reciente (Gould, Colson y Howard, 2012) mostró que, aunque la

terapia cognitivo-conductual es eficaz para intervenir sobre problemas de ansiedad

en personas mayores, es menos eficaz que para otros grupos de edad. Estos

autores sugieren la necesidad de investigar otras aproximaciones terapéuticas

o buscar la forma de aumentar la eficacia de la TCC para el tratamiento de los

problemas de ansiedad en personas mayores.

Diferentes estudios sugieren algunos predictores de éxito de las TCC, especialmente

en el tratamiento del TAG (Caudle et al., 2007; Hundt, Amspoker, Kraus-Schuman,

Cully, Rhoades, Kunik y Stanley, 2014; Wetherell et al., 2005):

▸ Adherencia a las tareas para casa. El principal mecanismo de acción para el éxito

de una terapia parece tener que ver con el aprendizaje y práctica de nuevas

habilidades, si bien también puede estar explicando esta cuestión la motivación para
realizar las tareas y, por lo tanto, la motivación general hacia la intervención. La
utilización de estrategias de entrevista motivacional podría ayudar a potenciar estos
efectos.

▸ Número de sesiones a las que ha asistido la persona y credibilidad de la

terapia (Hundt et al., 2014).

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▸ Altas puntuaciones y problemas psiquiátricos comórbidos. Las personas con

mayor sintomatología parecen beneficiarse más de las terapias, aunque se ha


sugerido que este resultado puede tener que ver con el fenómeno de regresión a la

media (Wetherell et al., 2005), habiéndose documentado estudios que sugieren que
una menor severidad inicial es un mayor predictor de éxito (Hundt et al., 2014).

▸ La presencia de problemas cognitivos, por ejemplo, asociados a la orientación, se

asocia con una peor respuesta a la terapia en la fase de seguimiento (Caudle et


al., 2007).

▸ Se ha señalado que la terapia grupal puede ser especialmente beneficiosa para

personas mayores, posiblemente debido a la compensación que esta proporciona a


la pérdida de apoyo social a la que pueden estar sometidas las personas mayores.

Intervenciones psicológicas empíricamente validadas para la ansiedad en la vejez

Como se comentó al comienzo de este apartado, Ayers y colaboradores (2007)

encontraron respaldo empírico para el uso de cuatro terapias psicológicas para

trastornos de ansiedad en personas mayores. Concretamente, encontraron

evidencia para la terapia cognitivo-conductual, terapia cognitiva, entrenamiento

en relajación y terapia de apoyo (terapia en la que se incluye una escucha reflexiva


y validación de emociones).

La terapia cognitivo-conductual parece ser la más eficaz para el TAG, mientras que

la terapia de relajación parece demostrar mayor eficacia para síntomas subjetivos de

ansiedad. La evidencia no parece ser muy robusta cuando se compara la eficacia de

la terapia cognitiva o de apoyo con placebo u otras terapias alternativas (Ayers et al.,

2007). De acuerdo con estos autores, las terapias psicológicas son moderadamente

eficaces y, aunque parecen aliviar los síntomas de ansiedad, parece también existir

espacio para mejorar las intervenciones y sus resultados.

La terapia cognitivo-conductual es, quizá, la que ha demostrado proporcionar

mayores mejoras en severidad de la preocupación, síntomas depresivos y salud

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mental general (Stanley et al., 2009). Stanley y colaboradores (2003) desarrollaron

una intervención cognitivo-conductual para personas mayores con TAG. En la tabla 4

se describe la intervención, que resultó ser eficaz para reducir la sintomatología de

preocupación, ansiedad y depresión de los participantes, así como mejoró la calidad

de vida de estos.

Tabla 4. Intervención cognitivo-conductual para TAG.

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Componentes habituales en las terapias para la ansiedad con personas mayores

En la siguiente tabla se muestran módulos habituales en intervenciones para

problemas de ansiedad en personas mayores, especialmente TAG:

Tabla 5. Módulos habituales en el tratamiento de la ansiedad (especialmente TAG).

Trabajo específico con las preocupaciones

Con respecto al trabajo específico sobre preocupaciones, puede resultar de interés el

planteamiento desarrollado por Dugas y Ladouceur (1997), que ha sido aplicado de

forma exitosa con personas mayores en una intervención realizada en nuestro país

por Montorio, Losada, Márquez-González y Nuevo (2000).

Estos autores describen el procedimiento para diferenciar entre preocupaciones en

función de si hacen referencia a problemas reales o irreales y modificables o

inmodificables. En función de la combinación entre ambas categorías, la forma de

intervenir sobre cada preocupación varía (ver tabla 6).

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Tabla 6. Diferenciación entre tipos de problemas y preocupaciones.

Para profundizar más en el tratamiento específico de las preocupaciones de las

personas mayores con ansiedad, se presenta el siguiente recurso: Programa

psicoeducativo de tratamiento de la preocupación. En el mismo, se muestra un

ejemplo de entrevista grupal para tratarla.

Accede al vídeo:
https://unir.cloud.panopto.eu/Panopto/Pages/Embed.aspx?id=56224f68-87a8-
4cd8-9e1b-afc8010322a2

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Otras alternativas terapéuticas

Tomando en consideración lo señalado acerca del efecto moderado de las


intervenciones sobre la ansiedad en la vejez, parece justificada la necesidad de

investigar el efecto de terapias alternativas a las valoradas para el trabajo sobre

esta problemática en la vejez.

Desde este punto de vista, la terapia cognitivo-conductual puede tener sus

limitaciones a la hora de ser aplicada a las personas mayores. Según esta

terapia, las personas pueden ser entrenadas en estrategias que les permitan

comprender los factores que mantienen sus problemas, así como en técnicas para

enfrentarse a ellos. Estas técnicas implican generalmente el cambio de

pensamientos y conductas (por ejemplo, a través de reestructuración cognitiva,

entrenamiento en habilidades o relajación).

Sin embargo, existen muchos problemas a los que se enfrentan las personas

mayores que no son fácilmente modificables. Aunque se pueden producir

ganancias y crecimiento en diferentes áreas en la vejez, el envejecimiento trae

asociados cambios irremediables en aspectos físicos o sociales (por ejemplo,

pérdida de seres queridos), así como en contextos o entornos en los que las

personas mayores viven (jubilación, nido vacío, etc.). Desafiar la validez de

pensamientos asociados a estos cambios puede no ser la mejor forma de afrontar los

problemas, dado que pueden ser realistas.

A su vez, los problemas psicológicos o emocionales de las personas mayores se

asocian frecuentemente con dificultades para adaptarse a sus realidades cambiantes


y es normal que muchas personas mayores tengan complicaciones para aceptar y

adaptarse a estos cambios. Relacionado con esto, las personas mayores pueden

tener tendencia a evitar situaciones, emociones o pensamientos asociados a

cambios o pérdidas.

Intervención Psicológica en Tercera Edad 26


Tema 6. Ideas clave
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Ideas clave

Todo lo anterior se relaciona con la importancia que en la actualidad están

cobrando las terapias conductuales de tercera generación, entre las que se

incluye la terapia de aceptación y compromiso (ACT). A través de estas se intenta

entrenar a las personas en habilidades para aceptar las dificultades y

problemas inherentes a la vida, así como a las experiencias aversivas asociadas

a ellos (pensamientos y emociones). Se entrena a las personas en la aceptación de

situaciones, pensamientos y emociones, a la vez que se les ayuda a actuar en la

dirección de sus propios valores.

La terapia ACT puede ser de interés para el trabajo con personas mayores por los

siguientes motivos:

▸ Las personas mayores con problemas psicológicos suelen tener una larga historia de

esfuerzos para resolver su problema. Es probable que estos intentos infructuosos de


control les hayan llevado a reducir o desengancharse de áreas de valor importantes

y, por lo tanto, puede ser interesante ayudarles a aceptar (y no controlar) los


problemas y así poder centrarse en otras áreas de valor relevantes.

▸ Los planteamientos teóricos de ACT son coherentes con teorías de

envejecimiento con éxito, como las descritas en otros capítulos del temario
(modelo SOC, por ejemplo). Ayudar a las personas a centrarse en áreas de valor
relevantes, siendo proactivos en su desarrollo, puede ayudar a reducir el malestar
asociado a los problemas existentes.

▸ La combinación de los modelos teóricos revisados en esta asignatura con

planteamientos teóricos de ACT proporciona un área de interés para ayudar a las


personas a adaptarse a los cambios, pérdidas y transiciones en la vida, habituales
en el proceso del envejecimiento.

▸ El planteamiento transdiagnóstico de ACT puede, a su vez, dar respuesta a la

frecuente comorbilidad observada en la vejez entre trastornos de ansiedad y


depresivos.

Intervención Psicológica en Tercera Edad 27


Tema 6. Ideas clave
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Ideas clave

▸ El uso de metáforas o ejercicios experienciales puede ayudar a personas

mayores con dificultades educativas asociadas a su cohorte o a problemas


cognitivos, limitando la dificultad asociada a tareas más abstractas o centradas en lo
verbal, típicas de terapias más cognitivas.

De forma complementaria a todo lo señalado hasta el momento, existen diferentes

consideraciones que aumentarán con probabilidad el éxito de una terapia


aplicada a personas mayores con problemas de ansiedad:

▸ Diseñar la intervención de tal forma que exista un claro ajuste entre las necesidades

de la persona y los procedimientos o técnicas utilizados en la terapia.

▸ Toda intervención debe incluir un componente educativo y una justificación racional

del mismo clara y concisa. Los contenidos a tratar deben incluir la información sobre
el reconocimiento de la ansiedad y sus síntomas (físicos, cognitivos y conductuales)
y la lógica de la intervención.

Intervención Psicológica en Tercera Edad 28


Tema 6. Ideas clave
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Ideas clave

6.6. Conclusiones

Las principales conclusiones que se pueden extraer de este tema son:

A pesar de que los datos de prevalencias de los problemas de ansiedad en las

personas mayores son menores que los que se observan para otros grupos de edad,

son lo suficientemente relevantes como para ser clasificados como uno de los

problemas psiquiátricos más prevalentes en la vejez (Bryant, Jackson y Ames,

2008).

Son diversos los aspectos que dificultan el reconocimiento y diagnóstico de

problemas de ansiedad en la vejez, por ello, resulta relevante atender a los mismos

para poder realizar una adecuada evaluación y un correcto tratamiento.

Resulta necesario un abordaje que permita captar la naturaleza

multidimensional, multinivel y multidireccional de las circunstancias y

problemáticas que afectan a las personas ya que los problemas de ansiedad

pueden surgir de la relación entre múltiples sistemas de respuesta (verbal,

motor y fisiológico), lo que hace imprescindible la utilización de métodos de

evaluación que proporcionen información lo más válida y fiable posible sobre tales

sistemas.

Aunque la terapia cognitivo-conductual es eficaz para intervenir sobre problemas de


ansiedad en personas mayores, es menos eficaz que para otros grupos de edad.

Resulta, por tanto, necesario investigar otras aproximaciones terapéuticas o

buscar la forma de aumentar la eficacia de la TCC para el tratamiento de los

problemas de ansiedad en personas mayores.

Se ha encontrado respaldo empírico para el uso de cuatro terapias psicológicas

para trastornos de ansiedad en personas mayores: la terapia cognitivo-conductual,

terapia cognitiva, entrenamiento en relajación y terapia de apoyo.

Intervención Psicológica en Tercera Edad 29


Tema 6. Ideas clave
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Ideas clave

En la actualidad están publicándose numerosas evidencias científicas de las

terapias conductuales de tercera generación, entre las que se incluye la terapia

de aceptación y compromiso (ACT). A través de estas se intenta entrenar a las

personas en habilidades para aceptar las dificultades y problemas inherentes a

la vida, así como a las experiencias aversivas asociadas a ellos (pensamientos y

emociones).

Intervención Psicológica en Tercera Edad 30


Tema 6. Ideas clave
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Ideas clave

6.7. Referencias bibliográficas

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Ideas clave

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Intervención Psicológica en Tercera Edad 35


Tema 6. Ideas clave
© Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)
A fondo

Ansiedad en la vejez

Wolitzky-Taylor, K. B., Castriotta, N., Lenze, E. J., Stanley, M. A. y Craske, M. G.

(2010). Anxiety disorders in older adults: a comprehensive review. Depression and

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http://citeseerx.ist.psu.edu/viewdoc/download?
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Artículo donde se describen y analizan los principales aspectos relacionados con la

ansiedad en la vejez.

Intervención Psicológica en Tercera Edad 36


Tema 6. A fondo
© Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)
A fondo

Evaluación de la ansiedad en la vejez

Kogan, J.N., Edelstein, B. A. y McKee, D.R. (2000). Assessment of anxiety in older

adults: current status. Journal of Anxiety Disorders, 14(2), pp. 109-132.

En este documento se hace una revisión sistemática de los principales trabajos de

intervención psicológica con personas mayores con dolor crónico desde la terapia

cognitivo-conductual y sus respectivos resultados.

Intervención Psicológica en Tercera Edad 37


Tema 6. A fondo
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Test

1. La depresión y el trastorno de ansiedad generalizada en personas mayores:

A. Son fácilmente distinguibles.

B. Son difíciles de diferenciar porque comparten síntomas como inquietud,

fatiga, dificultad para concentrarse y alteraciones del sueño.

C. Son difíciles de diferenciar porque comparten características asociadas a

preocupaciones no reales e inmodificables.

D. Son indistinguibles porque se trata del mismo diagnóstico.

2. Las personas mayores, con respecto a las más jóvenes:

A. No tienen preocupaciones.

B. Suelen enumerar menos preocupaciones que los adultos jóvenes y, a su

vez, los contenidos de las preocupaciones también son diferentes.

C. Presentan un número similar de preocupaciones y no varían los contenidos

de tales preocupaciones.

D. Suelen enumerar más preocupaciones que los adultos jóvenes, pero los

contenidos de las mismas son similares.

3. Te derivan un paciente de 81 años que tiene TAG, según tus conocimientos

sobre los trastornos de ansiedad en la vejez, las características del TAG:

A. Son las mismas que un trastorno depresivo mayor.

B. No varían a lo largo del ciclo vital.

C. Aumentan en síntomas a lo largo del proceso de envejecimiento.

D. Varían a lo largo del ciclo vital.

Intervención Psicológica en Tercera Edad 38


Tema 6. Test
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Test

4. Según tus conocimientos, el trastorno de ansiedad más frecuente en la vejez es:

A. Demencia tipo alzhéimer.

B. Pánico.

C. TOC.

D. TAG.

5. Te dispones a evaluar a Ana, una mujer de 67 años que acude a tu consulta

manifestando problemas de ansiedad, en la evaluación de la ansiedad, resulta

especialmente importante evaluar los siguientes sistemas de respuesta:

A. Respuestas automáticas.

B. Respuestas verbales, no verbales y paraverbales.

C. Cognitivo, motor y fisiológico.

D. Respuestas cognoscitivas, cognitivas y conductuales.

6. Siguiendo con el caso de Ana, ¿cuál de los siguientes instrumentos está

especialmente diseñado para evaluar la ansiedad en personas mayores?

A. BAI.

B. GAI.

C. STAI

D. GDS.

7. Una vez que has evaluado a Ana, te planteas intervenir con su problema de

ansiedad bajo el enfoque cognitivo-conductual. Según las últimas evidencias

científicas:
A. Muestran una menor eficacia que la encontrada en otros grupos de edad.

B. Muestran una eficacia similar en diferentes grupos de edad.

C. No son eficaces.

D. No se han desarrollado estudios científicos.

Intervención Psicológica en Tercera Edad 39


Tema 6. Test
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Test

8. La terapia de aceptación y compromiso podría ser útil para personas mayores

porque:

A. Tienen muchos eventos vitales problemáticos con los que comprometerse.

B. Tiene como principal interés activar conductualmente a las personas.

C. Estas presentan pensamientos y cogniciones claramente desadaptativos.

D. Estas se enfrentan a muchos problemas que no son fácilmente

modificables.

9. ¿Qué estrategia terapéutica parece ser más recomendable para personas que se

enfrentan a problemas reales e inmodificables?

A. Solución de problemas.

B. Aceptación.

C. Restructuración cognitiva.

D. Biblioterapia.

10. Consuelo tiene 67 años y, a pesar de que su médico le ha asegurado

recientemente que las pruebas indican que no tiene ningún problema de salud

relacionado con una posible enfermedad degenerativa, sigue estando preocupada

por ello. ¿De qué tipo de preocupación se trata?

A. Real-modificable.

B. Real-Inmodificable.

C. No real.

D. Irreal-inmodificable.

Intervención Psicológica en Tercera Edad 40


Tema 6. Test
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