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TEMA 2:

“ESTRUCTURA DEL RECIBO DE SALARIOS: EL


ENCABEZAMIENTO”

En el encabezamiento del recibo de salarios deben figurar los datos


de la empresa y del trabajador. Por un lado, el nombre o razón
social de la empresa, su domicilio, su código de identificación fiscal
y su código de cuenta de cotización a la Seguridad Social; de otro
lado, se hará constar, además del nombre y apellidos del
trabajador, su categoría o grupo profesional, el grupo de cotización
al que pertenece, el número de identificación fiscal, su número en el
libro de matrícula de la empresa y el número de afiliación a la
Seguridad Social.

Seguidamente, deberá expresarse el período de tiempo que


comprende la hoja de salarios, es decir, el total de días naturales
correspondientes al período de tiempo que se liquida y, por
consiguiente, no solamente los días trabajados, sino también los
festivos comprendidos en su período.

No obstante la descripción anterior, es necesario aclarar algunos


conceptos de los mencionados.

1. Empresario, empresa y centro de trabajo

Aun siendo bastante habitual la confusión, no es lo mismo


empresario, empresa y centro de trabajo.

En general, la empresa aparece configurada como una unidad


económica organizativa, compuesta por personas y bienes
materiales que, bajo el poder de dirección del empresario, pretende
la producción de unos determinados bienes y servicios.

Por empresario, o empleador, se entiende a toda persona física o


jurídica, o comunidad de bienes, que recibe la prestación de
servicios de los trabajadores.

Por su parte, el centro de trabajo se configura como una unidad


técnica de producción; es decir, una unidad productiva con
organización específica que deberá ser dada de alta, como tal, ante
la Autoridad laboral.

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2. Trabajador

En la relación laboral se entiende por trabajador a aquella persona


física que, voluntaria y personalmente, está obligada a realizar, o
efectivamente realiza, una actividad retribuida por cuenta y bajo
dependencia ajena.

3. Libro de matrícula

Los empresarios, hasta el 31 de enero de 2001, debían llevar en


orden y al día un libro de matrícula de personal en el que estaban
inscritos todos sus trabajadores desde el momento en que inicien la
prestación de servicios. A partir de 1 de enero de 2002, ya no es
obligatorio.

El libro de matrícula se realizaba, en modelo oficial y habilitado por


el jefe de la Inspección de Trabajo de la provincia, por cada centro
de trabajo, y se conservaba a disposición de los funcionarios de la
Inspección.

La inscripción del trabajador debía efectuarse en el momento de


inicio de la prestación de servicios, debiendo cumplimentarse todos
los datos relativos al mismo, salvo el número de afiliación a la
Seguridad Social si todavía no se conociera. El trabajador insertará
su firma al tiempo de la inscripción y si está conforme con los datos
consignados.

4. Inscripción en la Seguridad Social

Los empresarios, como requisito previo e indispensable a la


iniciación de sus actividades, solicitarán su inscripción en el
sistema de la Seguridad Social haciendo constar si es el Instituto
Nacional de la Seguridad Social, o, en su caso, una Mutua de
Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales la que va a
asumir la protección por las contingencias de accidente de trabajo y
enfermedad profesional del personal a su servicio.

La inscripción del empresario en el sistema de la Seguridad Social


será única para todo el territorio del Estado y válida durante la
existencia de la persona natural o jurídica correspondiente.

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La apertura de centros de trabajo también será comunicada por el
empresario a la Tesorería General de la Seguridad Social para su
identificación.

La inscripción del empresario y la identificación de sus centros de


trabajo se efectuará a nombre de aquél en la Dirección Provincial de
la Tesorería General de la Seguridad Social de la provincia en que
radique el domicilio del empresario o esté situado el centro de
trabajo o en las administraciones o agencias de la Seguridad Social
existentes en dicha provincia.

La solicitud de inscripción de empresa y la identificación del centro


se formulará en modelo oficial (TA.6) acompañado de la siguiente
documentación:

a) Si el titular es una persona natural: DNI o pasaporte o documento


que le sustituya si es un extranjero.
b) Si el titular es una persona jurídica: certificación del Registro
Mercantil u otro documento fehaciente, por ejemplo, escritura
notarial.
c) Documento de asociación o de proposición de asociación con
una Mutua de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales
cuando sea ésta la que vaya a cubrir las contingencias de accidente
de trabajo o enfermedad profesional del personal a su servicio.
d) Declaración que permita determinar las primas aplicables y
conocer, con la debida concreción, cuantos otros datos sean
precisos en aquellos casos en que sea el Instituto Nacional de la
Seguridad Social quien vaya a cubrir las contingencias de accidente
de trabajo o enfermedad profesional del personal a su servicio.

Al formular su inscripción, el empresario debe solicitar la apertura


de una cuenta de cotización en la Dirección Provincial de la
Tesorería General de la Seguridad Social de la provincia en que
realice su actividad.

Solicitará la apertura de tantas cuentas como actividades desarrolle


en la provincia o modalidades de cotización tenga reconocidas por
contar con trabajadores que, por estar excluidos de algunas
situaciones o contingencias protegidas, deban cotizar por diferentes
conceptos, y podrá solicitar cuentas de cotización independientes
cuando quiera individualizar colectivos concretos de trabajadores.

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A cada cuenta de cotización se le asignará un código que deberá
hacerse constar en los documentos de cotización.

Además del código de cuenta de cotización del empresario, se


asignará un número de identificación para cada centro de trabajo.

Las infracciones graves del empresario, en esta materia, son


susceptibles de ser sancionadas con multas de importe
comprendido entre 300,51 € y 3005,07 €.

5. Afiliación de los trabajadores

La afiliación a la Seguridad Social es obligatoria para todas las


personas incluidas en su campo de aplicación y única para la vida
de las mismas y para todo el sistema, sin perjuicio de las altas y
bajas en los distintos regímenes que lo integran, así como de las
demás variaciones que puedan producirse con posterioridad a la
afiliación.

Los empresarios están obligados a solicitar la afiliación a la


Seguridad Social de los trabajadores a su servicio, a no ser que
estuvieran ya afiliados.

Las solicitudes de afiliación de trabajadores ala Seguridad Social


deberán formularse, utilizando el modelo oficial TA-1, ante las
Direcciones Provinciales de la Tesorería General de la Seguridad
Social o administraciones de la misma, con anterioridad a la
iniciación de la prestación de servicios del trabajador, mediante la
presentación, en las citadas dependencias, de los documentos
establecidos al efecto o su remisión, a través de correo o fax,
acompañados de fotocopia del documento nacional de identidad del
trabajador o, en caso de ser extranjero, del documento identificativo
del mismo.

La afiliación del trabajador puede producirse también directamente


por el mismo o a través de la actuación de la Inspección de Trabajo
y Seguridad Social, cuando el empresario hubiera incumplido su
obligación.

Los incumplimientos empresariales en esta materia pueden ser


sancionados con multas cuyo importe está comprendido entre
300,51 € y 3005,07 €.

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A los efectos de su identificación en el sistema de la Seguridad
Social, se asignará a cada trabajador un número de afiliación (NAF),
de carácter vitalicio. Es un dato primordial e imprescindible para la
correcta aplicación de la cotización, así como para el
reconocimiento de las prestaciones a que dicha cotización da
derecho.

Una vez reconocido el derecho a la afiliación del trabajador se le


entregará un documento de afiliación que surtirá efecto ante todas
las entidades gestoras y Tesorería General de la Seguridad Social.

5.1. Altas y bajas

Así como la afiliación supone la incorporación del trabajador al


sistema de la Seguridad Social por estar incluido en su campo de
aplicación, el alta supone el acto formal de adscripción a un
determinado régimen del sistema.

Con independencia de la obligación de solicitar la afiliación de


aquellos trabajadores que no lo estuvieren, los empresarios
deberán comunicar a las Direcciones Provinciales de la Tesorería
General o administraciones de la Seguridad Social de la provincia
en la que figuren identificados los centros de trabajo, las altas y
bajas de los trabajadores que ingresen o cesen en los mismos.

El incumplimiento de la obligación de comunicación de las altas y


bajas de trabajadores por parte de las personas obligadas dará
lugar a que las mismas puedan ser efectuadas a instancia del
trabajador o de oficio por la Tesorería General de la Seguridad
Social sin perjuicio de las sanciones a que hubiera lugar.

La no comunicación en tiempo y forma del alta de cada trabajador


constituye una infracción grave sancionable con multa entre 300,51
€ y 3005,07 €. Sin embargo, no comunicar, en tiempo y forma, las
bajas de los trabajadores que cesen en el servicio a la empresa, así
como las demás variaciones que les afecten, constituye infracción
leve sancionable con multa entre 30,05 € y 300,51 €.

Los justificantes del cumplimiento de las obligaciones de alta se


conservarán por el empresario mientras el trabajador no cause baja,
y en todo caso, durante 5 años; los partes de baja y de variaciones
se conservarán igualmente durante el mismo período.

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El incumplimiento de esta obligación constituye una infracción leve
sancionable con multa entre 30,05 € y 300,51 €.

Las altas, antes de la iniciación de la prestación de servicios, y las


bajas, dentro del plazo de los 6 días siguientes al cese en el trabajo,
se comunicarán necesariamente mediante los correspondientes
modelos oficiales (modelos TA-2), acompañados del documento de
afiliación y, en el caso de alta, del documento nacional de identidad
o el que, a estos efectos, se declare equivalente o fotocopia de los
mismos. Los documentos de alta se presentarán en las
dependencias de la Tesorería General de la Seguridad Social o
serán remitidas a las mismas por medio de correo o fax.

Las empresas, las agrupaciones de empresas y los profesionales


colegiados también pueden realizar las afiliaciones, altas, bajas y
variaciones de datos de los trabajadores, a través de medios
electrónicos, informáticos o telemáticos, previa autorización de la
Tesorería General de la Seguridad Social.

6. Categoría profesional y puesto de trabajo

Mientras que la clasificación profesional consiste en la asignación


de una categoría, prevista en convenio colectivo, a un trabajador de
acuerdo con la función realizada, la calificación del puesto de
trabajo parte de una valoración técnica de la tarea específica del
puesto de trabajo.

Por eso, la distinción entre categoría profesional y calificación o


valoración del puesto de trabajo se refleja en dos tipos de salarios:
el salario de categoría, esto es, el asignado en el convenio
colectivo correspondiente a cada categoría o grupo profesional y el
salario de calificación, resultado de la valoración del puesto de
trabajo, atendiendo a las circunstancias que en él concurran. De
este modo, es posible que trabajadores de igual categoría
profesional y por tanto con derecho a idéntico salario de categoría
perciban retribuciones distintas, en consonancia con el diverso
grado de valoración que hayan merecido sus respectivos puestos
de trabajo.

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La clasificación profesional habrá de realizarse por acuerdo entre el
trabajador y el empresario, con sumisión y en los términos
establecidos en convenios colectivos. Sin embargo, la valoración
del puesto de trabajo se configura expresamente como una de las
decisiones cuya adopción compete al empresario, previo informe,
no vinculante, del comité de empresa.

7. Antigüedad

Se considera como tal aquel período de tiempo que el trabajador


lleva prestando sus servicios en una empresa, tomándose como
término inicial el primer día de trabajo, aun cuando su contratación
lo haya sido a título de prueba.

La antigüedad del trabajador en la empresa se tiene en cuenta a


efectos de ascensos de categoría, de percepción de pluses y
premios, y para calcular las indemnizaciones correspondientes en el
supuesto de despidos disciplinarios, despidos colectivos y en casos
de extinción del contrato por causas objetivas o por otras
circunstancias.

8. Grupo de cotización

Hace referencia a cada uno de los 11 grupos en los que se


clasifican, a efectos de cotización a la Seguridad Social, las
diferentes categorías profesionales existentes.

GRUPO DE
COTIZACIÓN
CATEGORÍAS PROFESIONALES

1 Ingenieros, Licenciados y personal de alta dirección


2 Ingenieros técnicos, Peritos y Ayudantes Titulados
3 Jefes administrativos y de taller
4 Ayudantes no titulados
5 Oficiales administrativos
6 Subalternos
7 Auxiliares administrativos
8 Oficiales de 1ª y 2ª
9 Oficiales de 3ª y Especialistas
10 Peones
11 Trabajadores menores de 18 años

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En la casilla total días, se pone el número de días que ese
trabajador ha cotizado a la Seguridad Social durante el período de
liquidación.

Dependiendo de los grupos de cotización al que pertenecen los


trabajadores será:

- De los grupos 1 a 7: bases de cotización mensual. Por tanto,


siempre 30 días.
- De los grupos 8 a 11: bases de cotización diarias. Por tanto, los
días naturales del mes (28, 29, 30 o 31). Previo acuerdo con los
representantes de los trabajadores, los empresarios pueden optar
por la primera opción para estos grupos de cotización, es decir,
considerar todos los meses de 30 días.

9. Número de identificación fiscal (NIF o CIF)

Cada empresario tiene un código de identificación o NIF (el que


figura en las etiquetas que para el pago de impuestos le facilita
Hacienda) que deberá, igualmente, consignarse completo, tanto en
los recibos de salario como en los documentos de liquidación de
cuotas a la Seguridad Social, y que consta de nueve posiciones. La
primera, cuando este número no es el Documento Nacional de
Identidad, sino el de identificación de las personas jurídicas ante las
Administraciones Públicas, es una letra, las siete siguientes son
números y la última, que actúa como código de control, puede ser
una letra o un número. Por ello, en el caso del número del
Documento Nacional de Identidad, la primera posición quedará en
blanco.

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