Está en la página 1de 2

El polígono de Willis

Es el área de unión de varias arterias en la parte inferior del cerebro. En él, las arterias carótidas internas se ramifican
en arterias más pequeñas que suministran sangre oxigenada a más del 80% del cerebro .

Es él círculo arterial cerebral, más conocido como polígono de Willis, es un anillo anastomótico de arterias que se ubica
en la base del encéfalo. Este círculo anastomótico conecta los dos principales sistemas arteriales del encéfalo, el
sistema de las arterias carótidas internas y el vertebrobasilar (arterias basilar y vertebrales). Está formado por cuatro
pares de vasos y un único vaso impar con numerosas ramas que irrigan el encéfalo.

La función principal del polígono de Willis es proporcionar un flujo colateral entre los sistemas arteriales anterior y
posterior del encéfalo. Además, ofrece las vías alternativas de flujo sanguíneo entre los hemisferios cerebrales
izquierdo y derecho. De esta forma el polígono protege al encéfalo de isquemia y eventos cerebrovasculares en caso
de obstrucción o daño vascular.

1. Arteria carótida interna

Las arterias carótidas ascienden por el cuerpo hasta la cabeza, por ambos lados del cuello, para terminar penetrando
en el cráneo (momento en que pasan a llamarse carótidas internas). Una vez dentro de él se encargaran de dotar de
sangre a la parte anterior del cerebro, encargándose gran parte del suministro de oxígeno y nutrientes a la mayor parte
del encéfalo (tanto corteza como estructuras subcorticales), para conformar junto con sus ramificaciones la parte
anterior del polígono de Willis. Posteriormente se dividirá en arterias cerebrales anterior y media, entre otras muchas.

2. Arteria basilar

Otra de las principales arterias que irrigan el cerebro, la arteria basilar, aparece tras la unión en el tronco cerebral de
las arterias vertebrales, que se internan en la base del cráneo directamente ascendiendo alrededor de las vértebras.
Esta arteria y sus ramificaciones (las arterias cerebrales posteriores) se encargan de aportar flujo sanguíneo al tronco
del encéfalo y a las regiones posteriores del encéfalo (incluyendo el lóbulo occipital), formando la parte posterior del
polígono de Willis.

3. Arterias comunicantes posteriores

Estamos ante dos arterias de gran importancia, ya que permiten la comunicación entre la carótida interna y la arteria
cerebral posterior de tal manera que las principales arterias cerebrales de un mismo lado del cerebro queden
conectadas entre sí.

4. Arteria comunicante anterior

La arteria comunicante anterior es una pequeña arteria que conecta la arteria cerebral anterior derecha y la arteria
cerebral anterior izquierda, ejerciendo de puente entre ambos hemisferios.

5. Arteria cerebral anterior

Parte de la bifurcación de la arteria carótida interna, esta arteria forma parte del círculo o polígono de Willis de manera
directa. Sus ramificaciones permiten irrigar áreas sensoriomotoras y el orbitofrontal, entre otras áreas de interés.

6. Arteria cerebral media

La ramificación de mayor tamaño de la carótida y las más vulnerable a oclusiones, su aporte sanguíneo tiende a ir
dirigido hacia el interior del cerebro. Su aporte sanguíneo llega al estriado, a la ínsula, y a regiones orbitales, frontales,
parietales y temporales. Sigue la cisura de Silvio, motivo por el que también recibe el nombre de arteria de Silvio o
silviana.

7. Arteria cerebral posterior

Arteria que surge a partir de la conexión entre arteria basilar y arteria comunicante posterior. Especialmente importante
para la irrigación de las zonas inferiores y profundas de los lóbulos temporal y occipital, ya que su acción permite
aspectos relacionados con la visión.

8. Arterias cerebelosas

Se trata de las arterias que contribuyen a irrigar el cerebelo, además de otras estructuras propias del tronco del
encéfalo. Podemos encontrar la cerebelosa superior, Antero inferior y posteroinferior

9. Arterias espinales

La arteria espinal es la arteria que aporta sangre a la médula espinal, resultando de gran importancia para el sistema
nervioso autónomo y la transmisión de la información desde el cerebro hasta los distintos órganos.

Cuando aparecen lesiones


El polígono de Willis es un área de gran importancia para el ser humano, surgiendo en sus interconexiones una gran
cantidad de ramificaciones que pueden llegar a albergar hasta el 80% del riego sanguíneo cerebral. Pero en ocasiones
puede suceder que este polígono resulte dañado tras un traumatismo, que aparezca un aneurisma o que exista un
accidente cardiovascular en esta región.

Si aparece algún tipo de obstrucción en el polígono, es posible que las áreas irrigadas se queden sin oxígeno y
mueran. Las consecuencias pueden ser múltiples, desde la muerte (si por ejemplo se pierden los núcleos que regulan
las constantes vitales) a la pérdida de funciones mentales y físicas, sensibilidad o capacidad motora.

Otro problema que puede acontecer es el hecho de que aparezca un aneurisma (de hecho, el polígono de Willis es uno
de los principales lugares en que suelen aparecer problemáticas de este tipo) y se termine produciendo un derrame,
que puede tener consecuencias nefastas para el sujeto afectado. Y aún si el desenlace no es fatal, es posible que
pierda la visión debido a la compresión del quiasma óptico.

A pesar de que existen variaciones anatómicas significativas, el polígono de Willis está generalmente compuesto por
tres arterias cerebrales y dos comunicantes que unen a las arterias carótidas internas y al sistema vertebrobasilar.

Las arterias carótidas internas irrigan la mayor parte del prosencéfalo.

El sistema vertebrobasilar está compuesto por dos arterias vertebrales y una arteria basilar e irrigan el lóbulo occipital,
tronco encefálico y cerebelo.

La arteria cerebral anterior irriga las porciones mediales de los lóbulos frontal y parietal y el cuerpo calloso. La arteria
cerebral media irriga grandes porciones de las superficies de los lóbulos frontal, parietal y temporal. Las ramas de
estos vasos (arterias lenticuloestriadas) irrigan los ganglios basales y el brazo anterior de la cápsula interna.

Las arterias vertebral y basilar irrigan el tronco encefálico, el cerebelo, la corteza cerebral posterior y el lóbulo temporal
medial.

Las arterias cerebrales posteriores se bifurcan a partir de la arteria basilar para irrigar los lóbulos temporal medial
(incluido el hipocampo) y occipital, el tálamo y los cuerpos mamilar y geniculado.

La circulación anterior y la posterior se comunican entre sí por el polígono de Willis.

También podría gustarte