La sangre irriga el cerebro a través de dos pares de grandes arterias:
Las arterias carótidas internas, que transportan la sangre desde el
corazón a lo largo de la parte interior del cuello
Las arterias vertebrales, que transportan la sangre desde el corazón a
lo largo de la parte posterior del cuello
En el cráneo, las arterias vertebrales se unen para formar la arteria
basilar (en la parte posterior de la cabeza). Las arterias carótidas internas y la arteria basilar se dividen en varias ramas, entre las que se encuentra la arteria cerebral. Algunas de estas ramas arteriales se unen a su vez para formar un polígono (el polígono de Willis) que conecta las arterias vertebrales y las arterias carótidas internas. Desde el polígono de Willis emergen otras arterias como si se tratara de los caminos que salen de una rotonda. Estas ramas transportan la sangre a todas las zonas del cerebro.
Cuando las grandes arterias que irrigan el cerebro se obstruyen,
algunos animales no presentan síntomas o sufren solo un pequeño accidente cerebrovascular. Pero otros animales con el mismo tipo de obstrucción arterial sufren en cambio un accidente cerebrovascular isquémico masivo. Parte de la explicación se encuentra en las arterias colaterales. Las arterias colaterales discurren entre otras arterias y proporcionan conexiones adicionales. Estas arterias incluyen el polígono de Willis y las conexiones entre las arterias que se ramifican desde el polígono.
Desde el corazón la sangre arterial, cargada de oxigeno y de
nutrientes, es impulsada a través de la arteria aorta para ser distribuida a todos los órganos de nuestro organismo con la finalidad de aportar las sustancias imprescindibles para el mantenimiento de su actividad metabólica. El encéfalo es irrigado por cuatro grandes arterias, que emergiendo desde la Arteria Aorta ascienden por el cuello hasta penetrar en el cráneo. Las arterias que irrigan el encéfalo son simétricas a ambos lados del cuello. Por la porción anterior del cuello ascienden las arterias carótidas comunes y por la porción posterior ascienden las arterias vertebrales que hacen parte de su recorrido ascendente protegidas dentro de las vértebras cervicales. Las arterias carótidas comunes se dividen en dos ramas, la Carótida Externa, que nutrirá fundamentalmente estructuras extracraneales (lengua, cavidad oral, faringe, cara, músculos cervicales…) y la Carótida Interna, que penetrando en el cráneo aportará sangre a la mayor parte de la porción anterior del encéfalo que conocemos como cerebro. Las Arterias Vertebrales entran en la cavidad craneana uniéndose y formando un tronco común que conocemos como Arteria Basilar, que irrigara el cerebelo y el tronco cerebral. Las arterias carótidas internas y la arteria basilar se dividen a su vez en ramas de calibre cada vez más pequeño que, distribuyéndose por toda la superficie cerebral, discurren por el espacio subaracnoideo y penetran en el tejido encefálico asegurando la nutrición del mismo.
POLÍGONO DE WILLIS
El círculo arterial cerebral, más conocido como polígono de Willis, es un anillo
anastomótico de arterias que se ubica en la base del encéfalo. Este círculo anastomótico conecta los dos principales sistemas arteriales del encéfalo, el sistema de las arterias carótidas internas y el vertebrobasilar (arterias basilar y vertebrales). Está formado por cuatro pares de vasos y un único vaso impar con numerosas ramas que irrigan el encéfalo.
La función principal del polígono de Willis es proporcionar un flujo colateral
entre los sistemas arteriales anterior y posterior del encéfalo. Además, ofrece las vías alternativas de flujo sanguíneo entre los hemisferios cerebrales izquierdo y derecho. De esta forma el polígono protege al encéfalo de isquemia y eventos cerebrovasculares en caso de obstrucción o daño vascular.