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Jason W. Moore
El presente artículo surge a raíz de solicitarle al autor una introducción a la sección «Feudalis-
mo, capitalismo, socialismo, o teoría y política de las transiciones eco-históricas», de su artículo
traducido al español Nature and the transition from Feudalism to Capitalism.
Jason W. Moore es el coordinador del grupo de investigación sobre ecología-mundo del
Centro Fernand Braudel y Departamento de Sociología de la Universidad de Binghamton (Nueva
York). (www.facebook.com/pages/World-Ecology-Research-Network/174713375900335?fref=ts).
Jason escribe frecuentemente sobre la historia de la ecología-mundo capitalista, recursos
naturales y sobre la agricultura, también sobre la crisis del siglo XXI. Muchos de sus escritos se
pueden encontrar en su página web: www.jasonwmoore.com. También escribe regularmente en
su blog, https://jasonwmoore.wordpress.com/.
* Un agradecimiento especial a Diana C. Gildea, Holly Jean Buck, Farshad Araghi, Henry Bernstein, Carole
Crumley, Phil McMichael, Mike Niblett, Roberto J. Ortiz, Dale Tomich, Richard Walker, y a mis alumnos en
las fronteras de las mercancías y el Grupo de Trabajo Mundial de Ecología de la Universidad de Binghamton.
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facturas: conseguir algo a cambio de nada – o si necesarias - pero sin embargo parciales. La
no a cambio de nada, a a cambio de algo lo más necesidad de una síntesis más elevada ha sido
cercano posible a nada. largo tiempo reconocida teóricamente, una en
Marx una vez comentó que la acumulación la que la producción, circulación, intercambio,
de capital es la proletarización del trabajo (1977: y redistribución formen un «todo orgánico,»
764). A esto debemos añadir: la acumulación un «rica totalidad de muchas determinaciones»
de capital es la proletarización del trabajo, es la (Marx, 1973: 99-100; también Tomich, 1987,
apropiación de la naturaleza global. La infinita 1997). Además, para todo el importante y creo
acumulación de capital y la apropiación intermi- que muy útil trabajo sobre la transición hacia
nable de la Tierra son las dos caras de la misma el capitalismo desde el Debate Brenner (Aston
moneda. La una es impensable sin la otra. Esta and Philpin, 1985; ver, inter alia, Kriedte, 1983;
dialéctica está constituida por la tendencia Byres, 1996; DuPlessis, 1997; Mielants, 2007),
hacia la acumulación por apropiación –hacia no ha habido mucho progreso empírico hacia
aquella en la que las cuatro grandes factores de una síntesis más elevada. ¿Por qué este callejón
producción (trabajo, comida, energía y materias sin salida? Creo que hay mucho que hacer con
primas) son apropiadas con la mínima inversión la duradera hegemonía del binomio naturaleza/
de capital y poder territorial– y la tendencia sociedad. La mejor ruta para tal análisis, en mi
hacia la acumulación por capitalización, a opinión, es moverse más allá del materialismo
través de la cual estos «Cuatro Baratos» son cartesiano y hacia una perspectiva del capitalis-
puestos a trabajar por capital intensivo, innova- mo en la telaraña de la vida: capitalismo como
14 ciones para el incremento de la productividad.
(Moore, 2011a, 2011b, 2012). El saqueo de las
ecología-mundo.
formas de conformación del medio ambiente ni medio ambiente –desde la revolución científica
más ni menos importantes que la producción y su visión geométrica hasta los mercantilismos
de mercancías. La relativa importancia de un europeos occidentales, pasando por la Bourse
momento u otro es una cuestión empírica en tal de Ámsterdam– eran el contrapunto necesario
formulación abierta. a las «ejecuciones» de conformación del medio
Lo más eficiente para trascender la oposición ambiente, como las deforestaciones de gran
producción/intercambio es a través de un parte del Atlántico brasileño o la cuenca del
paradigma (ecología-mundo) que comprenda la Vistula en el siglo XVII. Separar «economía» de
producción de mercancías y el intercambio de «ecología» a la manera cartesiana se convierte en
mercancías como formas diferentes de confor- un acto de reproducción del orden simbólico del
mación del medio ambiente, unificadas (dialéc- pensamiento burgués, que rompió en pedazos lo
tica y desigualmente) a través de la acumulación que originalmente era Uno, como diría Hegel.
de capital a escala mundial. La lógica emergente No era simplemente un problema teórico o
de acumulación en el largo siglo XVI era a la vez filosófico, sino un problema práctico, el separar
una productora de nuevas formas de conforma- lo económico de lo ecológico. Mientras carto-
ción del medio ambiente –sobre todo la frontera grafiaba los desarrollos desiguales en la tran-
mercantil– y un producto de las contradicciones sición al capitalismo, me era imposible distin-
en múltiples planos de la civilización feudal y su guir las realidades empíricas coherentes de lo
crisis en el «largo» siglo XIV (Moore, 2002a, económico o lo ecológico. El binomio cartesia-
2003a,105-126, 2013b). no puso «el medio ambiente» (la naturaleza sin
humanos) en una caja y la «sociedad» (humanos
Se trata de una forma de enmarcar el
cambio histórico muy diferente del binomio sin naturaleza) en otra. Pero la realidad seguía 15
ecología/economía. Resultó un punto de partida arruinando el binomio. El desarrollo histórico
necesario, pero un destino menos que satisfac- real del capitalismo continuamente trastocó esas
torio. El binomio, según encontré en mis inves- categorías organizadas, Naturaleza y Sociedad.
tigaciones y esfuerzos para construir un marco Esto fue especialmente verdad en los procesos
analítico y dialéctico conveniente, comenzó histórico-mundiales centrales sobre los cuales
a oscurecer los elementos clave del capitalis- mi análisis se apoyaba –imperialismo, mercan-
mo como una civilización conformadora del tilización, acumulación de capital, los procesos
medio ambiente. Para hacer las cosas aún más de trabajo; los cuales desafiaron y desestabiliza-
confusas, el binomio fue fácilmente disfrazado ron el binomio. Siempre que mirase las trans-
en el lenguaje marxista de valor de uso y valor de formaciones espectaculares de paisajes en la
cambio, con las relaciones de valor ausentes (por temprana era moderna –como por ejemplo las
ejemplo, Foster, Clark, y York, 2010). Fue como deforestaciones o el monocultivo efectuadas por
si uno hubiese decidido estudiar la transforma- el cultivo de la caña de azúcar– no pude dejar de
ción de los procesos de trabajo en el taylorismo ver, en palabras de Schwartz, el surgimiento del
a principios del siglo XX sólo mirando las tareas capitalismo en su constitución
de simplificación en el proceso de producción, no sólo en la Corte de Lisboa o en las oficinas
y no en la totalidad de las relaciones implicadas de contabilidad de Ámsterdam y Londres
en la separación entre concepción y ejecución sino también en los bosques y cañaverales de
(por ejemplo Braverman, 1974; Moore, 2002b). América (1985: 72).
A principios de la conformación capitalista del Me di cuenta que la Bourse de Ámsterdam
medio ambiente, la alienación de la concep- fue en sí misma una «forma de organizar la na-
ción y ejecución no estaban «separadas» –los turaleza» –un hito en la historia precisamente
humanos no podía ser separados de la naturale- porque fue muy potentemente conformadora
za– sino que estaban unidas a través de los anta- de medio ambiente (Moore, 2011c; 2013b). La
gonismos alienantes de la ley del valor. Durante Bourse era distinta de las plantaciones de azúcar,
el auge del capitalismo, por proceso del trabajo las cubetas de amalgama de plata y mercurio, o
se leía conformación del medio ambiente. Por lo de los cultivos de centeno y trigo en el Vístula
tanto, las «concepciones» de conformación del –pero igual de esencial para la conformación
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del medio ambiente global. (2003c, 2009, 2010a, 44). La noción de una coyuntura socio-física era
2010b, 2010c, 2010d, 2010e, 2011a, 2011b, 2011c, tan potente que no pude evitar estar constan-
2011d, 2012, 2013a, 2013b). temente yendo y viniendo entre la apariencia
Mientras mi enfoque empírico en «Natu- medioambiental y la apariencia social. Desde
raleza y la transición» se centraba firmemen- Marx, por supuesto, a veces somos animados a
te en las transformaciones de la modernidad mirar más allá de las apariencias, y quizá sobre
temprana que sacudieron la tierra, mi evolución todo, a desafiar dialécticamente la seducciones
metodológica me inclinaba hacia la perspectiva de lo que parecen ser «unidades básicas» in-
del capitalismo como ecología-mundo: una ci- divisibles (también Levins y Lewontin, 1985).
vilización diferenciada y unificada a través de la Por desgracia, muchos ecologistas marxistas
cual la acumulación de capital, la producción de continúan viendo la naturaleza como un objeto
la naturaleza, y la búsqueda del poder forman en lugar de una red de relaciones [ver Moore,
una totalidad histórico-mundial, una en la cual 2013a].) No había, en el auge del capitalismo (y
cada momento se inscribe en los otros (2003c, también en épocas subsecuentes), un conjunto
2009, 2010a, 2010b, 2010c, 2010d, 2010e, 2011a, de relaciones sociales –el desarrollo de los
2011b, 2011c, 2011d, 2012, 2013a, 2013b). estados nacionales y los imperios coloniales,
Pero es muy fácil hacer del binomio carte- la organización de los mercados transconti-
siano nuestro chivo expiatorio. Era necesario nentales de las materias primas y manufactu-
rellenar la olvidada parte empírica del binomio ras, la gradual y a veces rápida conversión de
sociedad/naturaleza antes de que pudiéramos los derechos consuetudinarios campesinos en
16 hablar de una nueva síntesis histórica. Como
sabemos, durante décadas, el marxismo y otros
propiedad burguesa– que fuesen independien-
tes (incluso «relativamente») de la conforma-
materialistas verdes expusieron una relación on- ción humana del medioambiente y de las condi-
tológica entre los humanos y el resto de la natu- ciones biosféricas como el clima. El movimiento
raleza (Bohm, 2003; Capra, 1982; Harvey, 1974; de la Tierra, la búsqueda de poder, la conforma-
Williams, 1980; Naess, 1973) –a la que llamo ción de mercados: todos estaban dialécticamen-
la perspectiva de la humanidad-en-la naturale- te interpretados en conjuntos especificables de
za. Esto se opone a la filosofía cartesiana de la las naturalezas humana y extra-humana.
humanidad y la naturaleza. Pero era imposible De esta manera, la utilidad del binomio
traducir la filosofía dialéctica de la humanidad- ecología/economía comenzó a erosionarse
en-la-naturaleza a un análisis histórico-mundial conforme continuaban mis investigaciones.
hasta que una historia medioambiental amplia- Comencé con la idea de que el capitalismo actúa
mente definida hubiese alcanzado una masa sobre la naturaleza, imponiendo su terrible
crítica. En otras palabras, el gran logro de las «huella» por todas partes sobre la naturale-
humanidades y las ciencias sociales medioam- za extra-humana. ¿Pero qué sentido tenía esto
bientales era acumular una masa de evidencias en los primeros movimientos en la larga tran-
históricas e interpretación que demostrase, sición hacia el capitalismo? El capitalismo –a
empíricamente, el momento «ecológico» del menudo tratado como una construcción teórica
binomio naturaleza/sociedad. en lugar de histórica en los estudios medioam-
La vasta historiografía y los largos debates bientales críticos– no se inventó en un labora-
sobre la transición del feudalismo al capitalismo, torio social independiente de la red de la vida.
ofrecieron vistazos frecuentes a los momentos Tampoco el capitalismo podría ser tratado
de la crisis feudal y el auge del capitalismo pero como formado completamente: ni en 1450 ó
nadie trató de localizar las relaciones de la 1492 ó 1557 ó 1648... ni incluso, diría, en 1848 ó
humanidad con el resto de la naturaleza como 1873 ó 1929; dialécticamente hablando, el capi-
el centro del análisis. La gran excepción fue talismo está siempre en un proceso de devenir.
Immanuel Wallerstein, quien vio la crisis feudal Con este ejercicio entre manos, mis investiga-
como una «coyuntura socio-física», y que vio el ciones me dejaron considerar cómo el capitalis-
auge del capitalismo como el encendido de una mo se descubrió como una manera de organizar
reorganización de la «ecología mundial» (1974: la naturaleza... pero no, resultó, a la naturaleza
El auge de la economía-mundo capitalista (I)
como un conjunto de recursos, sino a la natu- una «base» ontológicamente separada sobre la
raleza como una matriz – la naturaleza como cual la «superestructura» de la llamada sociedad
relación del total de la red de la vida, y el ca- se desarrolla1. Porque las violentas abstraccio-
pitalismo como una red de relaciones internas nes de Naturaleza/Sociedad separan simbólica-
a la totalidad de la conformación de vida. Este mente lo que está alienado, aunque operativa-
cambio marca una transición desde una visión mente unificado en la historia del capitalismo:
de la naturaleza como fuente de recursos, a la la actividad vital de la especie humana en la red
naturaleza como matriz, desde el capitalismo y de la vida. El capitalismo, desde este punto de
naturaleza al capitalismo-en-la-naturaleza. vista, se desarrolló a través de –no «sobre»– la
Este cambió iluminó una realidad crucial naturaleza durante el largo siglo XVI.
insinuada por los post-estructuralistas y teorías Desde una perspectiva ecológico-mundial,
materialistas del cuerpo (por ejemplo Haraway, la violencia abstracta de la Naturaleza/Sociedad
1991; Havery, 1998) pero nunca adecuadamente es sustituida por una comprensión de la acumu-
fundamentada en el desarrollo del capitalismo: lación interminable de capital como el centro
ésta era el lugar de la naturaleza humana como gravitacional de la civilización capitalista. Decir
un terreno de las transformaciones biofísicas que la acumulación constituye un centro gravita-
del capitalismo, como cuerpos involucrados cional es a la vez una afirmación histórica de un
en producir mercancías «reales» y reproducir procedimiento medotológico. De un lado parece
la «falsa» mercancía, la fuerza de trabajo. Esto razonable, incluso sin controversia, observar que
implicó un cambió más, desde el capitalismo cada vez más espacio –desde los espacios íntimos
como zona de mercantilización, al capitalismo
como desarrollo de las contradicciones entre
de la vida diaria hasta los espacios nacionales de
biopoder de Foucault, pasando por los espacios 17
mercantilización y la totalidad de las condicio- globales del imperialismo y el flujo de capital–
nes de reproducción. El cuerpo humano, como ha estado bajo la influencia de la acumulación de
marco, se convierte en un lugar crucial de las capital. Esta influencia es a veces directa, como
contradicciones de la acumulación de capital a cuando las finanzas municipales se titularizan a
escala mundial. La gran observación de Marx través de la dependencia de los mercados interna-
de que «el suelo y el trabajador» son «simultá- cionales de bonos, y a veces indirecta, como en los
neamente socava[dos]» se aplica bien más allá grandes proyectos modernistas de los desarrollis-
de la era de la industria a gran escala (1977: mos estatales para hacer las naturalezas humana
638); es una observación que la explotación y extra-humana «legibles» como un conjunto de
del trabajo y de la apropiación de la naturaleza unidades intercambiables y medibles (Foucault,
extra-humana están entrelazadas en el camino 2003; Scott, 1998). La agencia de la acumulación
del sistema hacia una mercantilización sin fin. interminable es por lo tanto una, a través de la
De aquí se deduce que todas las relaciones entre cual las cualidades radicalmente cuantificadas y
los humanos son siempre –ya– relaciones a la conmensuradoras de la relación del valor –sobre
vez «de naturaleza» y «con el resto de la natu- la cual, más actualmente– viene a afectar más o
raleza». (Hay un sesgo cartesiano muy profundo menos toda la vida en los albores del siglo XXI.
en nuestro lenguaje conceptual, tanto así que La tendencia es ésta: mientas nada en la historia
hablamos de relaciones humanas con la natura- del capitalismo es reducible al proceso de acu-
leza como si la relación entre humanos no fuera, mulación, todo es impensable en su ausencia.
ya, relación de la naturaleza.) Para organizar un De otro lado, plantear la acumulación de capital
análisis histórico sobre esta perspectiva relacio- como nuestro punto de partida es privilegiar un
nal y holística se necesitaba superar la brecha proceso que se mueve desde la lógica del capital
epistémica mediante la cual la naturaleza se hacia la historia del capitalismo y desde allí va y
convierte en una abstracción violenta, un objeto, viene, en un proceso de teorización incorporada.2
1. Sobre brechas epistemológicas, vea Schneider y McMichael, 2010; Vetter, 2012; sobre la «violencia de la
abstracción» vea Sayer, 1987.
2. Asumo que éste es el enfoque de Marx, lo que se ilustra bien por Hopkins, 1982; McMichael, 1990; Tomich,
1990, 2004. Ver también Moore, 2010a, 2010b, 2010c, 2011a, 2011b.
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de extracción de plata y de derivados foresta- del siglo XVII debió su decadencia en gran parte
les– pero también de regiones interiores, como a la invasión holandesa –por sí sola un modo
cuando la zona azucarera de Pernambuco cedió poderoso de transformación de la Naturaleza.
su primacía a Bahía en la década de 1630. (Como En segundo lugar, el debate de la frontera
siempre en los análisis históricos mundiales, de mercancías procura conectar el movimien-
estamos hablando de capas dentro de capas). to interno de acumulación de capital (capita-
En los primeros siglos del desarrollo capitalista, lización) en las metrópolis con el movimiento
estas zonas se localizaban en la amplia franja exterior de mercantilización en las zonas de
Atlántica. Las Américas y el norte de Europa frontera (apropiación). La frontera de mercan-
eran especialmente importantes (Moore, 2000a, cías ofrece una forma de ver los «modos de
2003a, 2003b, 2010a, 2010b). Otra zona funda- producción» y los «modos de extracción» –
mental –de apropiación sin mercantilización– según la útil nota de Bunker (1984)– como un
podía encontrarse en África, cuyos abasteci- proceso global histórico singular. Los «recursos
mientos humanos hicieron posibles las fronteras baratos» de los que se apropiaron los produc-
de plantación del Nuevo Mundo. tores de mercancías en las fronteras fueron en
El debate acerca de la frontera de mercan- forma de capital –monetario y de circulación
cías va, sin embargo, más allá de una descrip- especialmente–, que a su vez eran necesarias
ción sobre el movimiento geográfico. Su tesis para la reproducción expandida de la produc-
central plantea la frontera de mercancías como ción metropolitana. La plata americana y la ma-
un modelo histórico-geográfico de sobreapro- nufactura holandesa estaban fuertemente rela-
piación secuencial4, mediante el cual el capita-
lismo se adueña –y después agota rápidamen-
cionadas en el siglo XVII; el capital acumulado
mediante las plantaciones de caña de azúcar 19
te– fuentes regionales, de tal forma que termina de las Indias Occidentales fue crucial para la
forzando una expansión geográfica renovada. formación principal de la primera revolución
A lo largo de la pasada década, yo promoví industrial británica (Moore, 2010a, 2010b;
dos propuestas esenciales acerca de las fronteras Blackburn, 1997). Al mismo tiempo, los profun-
mercantiles en la ecología capitalista mundial. damente disminuidos –no se puede evitar decir
En primer lugar, que las fronteras de mercancías devastados– recursos naturales de los Andes
eran esos espacios donde la organización inicial (Moore, 2010a, 2010e) y de las Indias Occiden-
de la producción y el auge posterior estaban or- tales (Moore, 2000b) no fueron sino algunos de
ganizados de formas que necesitaban expansión los daños colaterales de la hegemonía mundial
geográfica renovada, que normalmente sucedía holandesa y británica.
en un ciclo de entre 50-75 años. Las contradiccio- Por consiguiente, la teoría de la frontera de
nes de la frontera de mercancías –y del modelo mercancías argumenta que la producción de
histórico-geográfico que promovía– estaban los bienes primarios se trasladó a zonas de la
fuertemente implicadas en la deforestación, el frontera –tales como los Andes, las Indias Oc-
agotamiento de suelos y otros procesos biofísi- cidentales o el litoral báltico– de una manera
cos. Sin embargo, debemos tener cuidado cuando que era especialmente contraria a la salud de
entendemos la frontera de mercancías como una los recursos humanos y extra-humanos. Las
teoría del cambio ecológicamente orientado en fronteras mercantiles de la era previa asentaron
un sentido cartesiano. Las contradicciones del las condiciones para fronteras mercantiles
capitalismo son siempre maneras de organizar nuevas (y extendidas) en la era siguiente. (Había
la naturaleza, y los momentos de cambio de la crecimiento de la demanda, pero sólo como
Tierra de estas contradicciones, no son condi- parte de la presión geográfica hacia fuera del
cionantes de ninguna manera. Así, la frontera sistema mercantil). Este antagonismo supuso
azucarera brasileña de Pernambuco a principios una gran contradicción – entre la acumulación
5. El talento de Brenner permite capturar la esencia de esta tendencia premoderna hacia la expansión
comercial-manufacturera, que fue siempre, básicamente, socavada por el peso de la tradición sobre la pro-
ducción agrícola: «Obviamente, el crecimiento industrial inglés (en el siglo XVII), sobre todo en los tejidos,
estuvo basado principalmente en exportaciones incentivadas por la demanda extranjera. Ya en la Edad Media
y al comienzo de la era moderna eran comunes esos estímulos basados en la exportación; pero previamen-
te ninguno había sido capaz de mantenerse por sí mismo. Parece que la poca flexibilidad de la producción
agrícola siempre ha establecido límites estrictos en el desarrollo de la producción industrial. La subida del
precio de los alimentos, o quizás un fallo total de la provisión de comida, que resulta del declive de la produc-
tividad agrícola, podría suprimir directamente la industria a través de la limitación en la proporción pobla-
cional que podía dedicarse a asuntos no agrícolas. Si no, se podrían socavar los mercados de los bienes indus-
triales incluso forzando la subida de salarios (el coste de vida) y luego los precios industriales, o disminuyendo
la proporción del sueldo de la población que estaba dispuesta para fines no-alimentarios. Estos mecanismos
demuestran, en particular, que la crisis general agrícola/demográfica del siglo XVII podría incluso significar,
para la mayor parte de Europa, una crisis industrial de larga duración» (1985a: 52).
El auge de la economía-mundo capitalista (I)
nuevas fuerzas de producción, como con el paso regional dio lugar a continuos movimientos de
del molino de azúcar de dos ruedas al de tres expansión geográfica. El veloz proceso de apro-
en el siglo XVII). Las primeras «fábricas en el piación en el interior de las sucesivas fronteras
campo» aparecieron en las áreas azucareras, mercantiles rápidamente derivó en condiciones
precisamente porque el aumento de la intensi- de sobreapropiación –los bosques para extraer
dad capitalista del cultivo de la caña de azúcar combustible y madera se trasladaron más lejos,
(que requiere procesamiento in situ) fue posible las tierras se agotaron, las hierbas y plagas pro-
en el modo de producción capitalista solamente liferaron– y esto debilitaría las condiciones para
debido a que las oportunidades para la acumu- el propio beneficio local. (Por consiguiente, los
lación por apropiación fueron muy numerosas nuevos complejos productivos regionales, donde
en comparación con los restantes competidores. había buena tierra, abundantes bosques y acceso
Por ejemplo Madeira, como zona de frontera, a mano de obra barata, pudieron llegar a ser
sustituyó la producción de azúcar chipriota en preferentes mundiales). Estas condiciones no
los mercados europeos a finales del siglo XV. fueron sólo biofísicas; prosperó cierta escasez
A lo largo de los tres siglos sucesivos, las áreas debido a la interrelación de la resistencia de la
azucareras se trasladaron inexorablemente: clase trabajadora, las transformaciones físicas,
desde Madeira hasta Santo Tomé en los años los flujos de capital y la fluctuación del mercado.
40 del siglo XVI; de Santo Tomé a Pernambu- A través de la longue durée de comienzos
co, y de ahí a Bahía en las décadas de 1580 y del capitalismo moderno, en fronteras de mer-
1630 respectivamente; y finalmente, hasta las cancías tan diversas y alejadas como las zonas
islas caribeñas en la segunda mitad del siglo
XVII, comenzando por Barbados y terminando
pesqueras del Mar del Norte, la maderera de
Noruega, la azucarera brasileña, la extracción 21
en Cuba durante el largo siglo XIX. Cada uno de plata de Perú y los cereales de Polonia, una
de estos movimientos tendió a incrementar la sucesión de regímenes comerciales alcanza-
escala de producción y nuevas organizaciones ron la primacía estratégica en la acumulación
productivas aspiraron a expandir sus oportuni- mundial durante 50–70 años, produciendo su
dades de acumulación por apropiación. relativo declive con la misma velocidad. Luego,
Básicamente, la transformación basada en el las bonanzas regionales no terminaron por lo
valor de las fronteras productivas –desde Bahía general en un colapso absoluto o retroceso de
hasta el Báltico a principios de la era moderna la producción mercantil –como en el caso de
(Moore, 2010a, 2010b)– no sólo crearon los la larga crisis europea del siglo XIV. Más bien,
nuevos patrones de un cambio regional vertigino- las regiones productoras de azúcar, madera o
samente acelerado, a través de los cuales la rápida plata se convirtieron, a lo sumo, en fronteras
apropiación aseguraba prosperidad comercial, la mercantiles de segundo grado– Potosí sigue
quiebra después, sino también la presión rápida- produciendo plata hoy en día. De este modo,
mente generada y renovada para expandirse geo- la sucesivas expansiones de fronteras de apro-
gráficamente hacia nuevas fronteras de mínima piación de Amberes, y Ámsterdam –finalmen-
productividad y efectiva resistencia. te ampliadas desde Bahía al Báltico y la zona
En torno a esta estrategia de la frontera de especias de las islas del sureste de Asia– no
de mercancías, las primeras tentativas de pueden comprenderse solamente en términos
avance hacia el modelo de producción capita- de aumento de la demanda de materias primas
lista después de 1450 produjeron dos rupturas y grano (Moore, 2010b). El crecimiento del
mundiales históricas de gran importancia. mercado del mundo moderno no sólo conlleva
En primer lugar la riqueza biofísica –desde el aumento de la demanda, sino que también
los bosques, campos, minas y clases trabaja- implica un régimen ecológico mundial que
doras– sería extraída del modo más rápido socava las condiciones socio-ecológicas ne-
posible y orientada hacia una producción y acu- cesarias para satisfacer dicha demanda. Para
mulación centradas en lo urbano. En segundo mantenerse a la cabeza –mientras la capitaliza-
lugar, la aceleración de las contradicciones so- ción amenaza con abrumar la acumulación con
cio-ecológicas en los complejos de producción apropiación (Moore, 2011a)– el capital requiere
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Cada gran era del desarrollo capitalista depende apropiación. Por consiguiente, la consecuencia
de la nueva aparición de estos cuatro productos en todo el sistema, del aumento de la intensidad
baratos, a los que yo llamo «los Cuatro Baratos» de capital –la tendencia de la tasa de beneficio
(Moore, 2012). a caer– podía compensarse a través de nuevos
De esta manera, la apropiación máxima modelos de acumulación por apropiación.
representa el momento histórico de máxima Mediante la radical aceleración de apropia-
reducción de la composición en valor sobre el ción –captada en cualquier manera de espacio
curso de un círculo de acumulación dado. Al cerrado, colonial y metropolitano, nuevo y
respecto, nos podemos beneficiar si retomamos antiguo– el capital podía mejorar la producti-
el punto de vista fundamental de Marx de que vidad laboral mientras reducía (o limitaba) la
la fertilidad del suelo podía «actuar como un tendencia creciente de la composición en valor
incremento del capital fijo» (1973: 748). Por productiva. (La composición técnica de pro-
supuesto, Marx comprendió que la fertilidad ducción –la maquinaria y las materias primas
de la tierra en la agricultura inglesa no era tan relacionadas con el trabajo– podía aumentar
natural (fija) como Ricardo pensaba; la fertili- sin debilitar el índice del beneficio). La observa-
dad del suelo podía aumentar mediante la apli- ción de Marx podría ser fácilmente aplicada a
cación de fertilizantes como capital circulante todas las maneras de «fertilidad» extra-huma-
(Marx, 1963: 162-163). Mas donde la fertilidad na –¡pero también humana!: la estrategia capi-
del suelo existió anterior al desarrollo de la talista de la frontera de mercancías ha preten-
agricultura capitalista, los beneficios inespe- dido apropiarse, en el largo plazo histórico, de
rados de la apropiación máxima podían hacer
historia. Las fronteras americanas de grano
las capacidades biológicas y de las distribucio-
nes geológicas de la Tierra en un esfuerzo por 23
del siglo XIX se apropiaron de «los nutrien- reducir composición en valor de la producción,
tes acumulados por la naturaleza a lo largo de y controlar así la tendencia hacia el descenso de
cientos de años», y cuando se combinaron con la tasa de beneficio.6
la granja de capital intensivo familiar, se revo- Cuando las oportunidades de acumulación
lucionó no sólo el capitalismo americano sino por apropiación se debilitan, podemos esperar
que también se enviaron torrentes de comida ver un profundo cambio de soluciones espacia-
barata a Europa (Friedmann, 2000: 492; Moore, les a temporales (Harvey, 1998), pasando de la
2002b). Igual que con el azúcar, aquí también apropiación del espacio a la colonización del
vemos la precoz combinación de la innovadora tiempo: precisamente la gran fuerza de la finan-
producción industrial con la acumulación por ciarización neoliberal.
6. Como ya he comentado antes (Moore, 2011a), considero la «ley más importante» de Marx –la tendencia
hacia la tasa decreciente del beneficio- como una propuesta histórica amplia sobre las dinámicas durante los
primeros años del capitalismo, y no directamente como un descripción empírica de las crisis de acumulación en
este u otro momento de la historia del capitalismo.
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Bibliografía
Jason W. Moore
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I. Los orígenes del capitalismo: el privilegiar una forma mercantilizada de la na-
valor como manera de organiza- turaleza humana (la productividad del trabajo)
como indicador de riqueza, y por lo tanto, tratar
ción de la Naturaleza al resto de la naturaleza como una vasta zona
Debemos recordar los 23 puntos de las de apropiación. Suelos, bosques, arroyos -¡por
transformaciones de la tierra y el trabajo con no hablar también de las sociedades campesinas
las que comenzábamos el artículo. Mi deseo, del Nuevo y Viejo Mundo!- pueden ser movili-
en lo que sigue, es desarrollar las relaciones y zados al servicio del los proyectos de desarro-
condiciones subyacentes al origen del capitalis- llo de la productividad del trabajo y asimismo
mo desde una perspectiva ecológico-mundial. aumentar la masa de plusvalías.
Podría comenzar por afirmar lo que puede ser Tal interpretación nos conduce directamen-
obvio después de leer nuestro listado: las trans- te al valor como una manera de organizar la na-
formaciones del movimiento de la Tierra co- turaleza. Esta cuestión ha sido tratada teórica-
rrespondientes al periodo 1450-1750 sobrepa- mente (Burket, 1999) – pero casi nunca puesta
saron la escala, la velocidad y la capacidad de a trabajar históricamente – en la ecología
las civilizaciones premodernas, frecuentemen- marxista. Aunque eliminada, aparentemente, de
te por un orden de magnitud. Lo que le tomó la cuestión del movimiento de la Tierra, la teoría
a las centurias de civilización feudal lograr en del valor de Marx ilumina la lógica subyacente
regiones particulares – como sería la Europa del la tendencia histórica del capitalismo hacia
del Este del Elba (Bartlett, 1993)- el orden ca- la simplificación radical de la tierra y el trabajo.
pitalista emergente lo cumplió en unas cuantas Esta tendencia de simplificación radical ha sido
décadas. ¿Cómo se explicaría este extraordina- identificada por los investigadores de historia
rio cambio ecológico-mundial? Volvamos a la ambiental (e.g. Worsters, 1990), pero mal reco-
sobresaliente observación de Marx, que la ferti- nocida como una consecuencia de la creación de
lidad del suelo puede actuar como un incremen- mercados en lugar de una expansión de la repro-
to en capital fijo. El genio del capitalismo fue a ducción de las relaciones de valor.
forma que la mercantilización fuera privilegia- mente porque «Europa» ella misma es fácilmen-
da, aunque sólo fuera levemente, sobre la terri- te cosificada. Comencé señalando el desarrollo
torialización. Desde ese punto en adelante – al interno de Europa como atado dialécticamente a
rededor de 1500 (más temprano para Portugal) los desarrollos externos y a la retroalimentación
– la expansión europea privilegió las relaciones proveniente de éstos. Tal aproximación podría
mercantiles. Las guerras no resolvieron la crisis unificar los grandes movimientos de expansión
subyacente del excedente agrario que comenzó colonial de ultramar con la transición al capi-
al final del siglo XIII, y las guerras se adaptaron talismo en la Europa occidental (e.g. Moore,
a las leyes de la competición económica en un 2010a, 2010b) - dos movimientos cubiertos
sentido moderno. Si nos preguntamos por qué la por historiografías particulares, pero rara vez
República Holandesa y no el Impero Español fue unificados en un marco analítico coherente.
la gran superpotencia del siglo XVII sólo nece- Podemos enfatizar dos dialécticas dentro de la
sitamos tener en cuenta la desindustrialización amplia unidad histórico-mundial de un capita-
de Castilla y la precoz industrialización de la lismo emergente. Había, en primer lugar, una
República, lo que Marx llamó «la nación modelo dialéctica interna en Europa a través de la cual
capitalista del siglo XVII» (1977: xxx). Con el entran en pugna capitalistas, estadistas, señores
tiempo España se agotó financieramente por feudales, y agrupaciones campesinas que se en-
las guerras; el modelo de nación capitalista no contraban en una especie de callejón sin salida a
(Moore, 2010b). Dada la correlación de fuerzas lo largo del siglo XIV. El statu quo anterior de la
de clase en Europa oriental y las capacidades era dorada del feudalismo no pudo ser restaura-
24 tecnológicas de la época, un nuevo régimen glo-
balizante de producción y reproducción emergió
do, pero tampoco eran las condiciones idóneas
para algo parecido a una rápida transformación
de la única estrategia que pudo establecer una capitalista (Moore, 2003a, 2003b, 2007, 2013,
nueva base para la acumulación del excedente Wallerstein, 1974). Lo que realmente desestabili-
de riqueza a gran escala: una estrategia basada zó la situación fue la persistencia y la intensifica-
en la expansión geográfica interminable de la ción de las dinámicas competitivas, sobre todo,
producción e intercambio de mercancías. entre y dentro de los estados, señores feudales y
La estrategia de la frontera mercantil, como capitalistas.Esta intensificación transformaría la
ya indiqué, no era sólo una estrategia de produc- convivencia entre el capitalismo y el feudalismo
ción sino también un régimen demográfico que en algo insostenible, a la vez que magnificaba las
distinguiría el capitalismo de todas las civiliza- contradicciones entre ambos dentro de Europa.
ciones que lo precedieron. La expansión global (Esto era, entre otras cosas, la raíz principal de
permitió una salida de los ciclos premodernos de la «crisis general» del siglo XVII).
auges y caídas, donde la efervescencia comercial A continuación surgió una segunda dialéc
invariablemente dio lugar a crisis sistémicas tica, entre estas contradicciones internas y las
demográfico-ecológicas (Goldstone, 2002). externas, en las tierras (las fronteras de las mer-
Estas crisis sistémicas demográfico-ecológicas cancías) de las Américas. A falta de estados
no se materializaron en los siglos siguientes a poderosos o campesinado insurgente, las
1450, incluso cuando el cambio climático y los Américas proveyó un terreno fértil para precisa-
problemas económicos se combinaron en la mente una especie de rápida transformación ca-
«crisis general». En contraste con la larga crisis pitalista, que era imposible dentro de Europa –
del siglo XIV, no ocurrió ninguna crisis fun- con la excepción de la precoz revolución minera
damental de acumulaciones, y la mercantiliza- y metalúrgica del «primer» siglo XVI en Europa
ción, lejos de retroceder, se extendió aún más central. Pero aquí está el problema. La extensión
lejos. ¿Por qué era el capitalimos temprano tan de las relaciones mercantiles a las Américas,
diferente? En pocas palabras, por la frontera de nuestra «dialéctica externa», fue motivada en
las mercancías. parte por las contradicciones inmanentes en
Desde la óptica de la frontera de mercancía, la articulación inestable de las dinámicas se-
yo vi el auge del capitalismo como un proceso, ñoriales y capitalistas en el corazón de Europa.
a la vez, contenido y no en Europa – especial- Al mismo tiempo, la globalización de las rela-
El auge de la ecología-mundo capitalista (II)
ciones mercantiles hacia la costa oeste atlántica el truco, sino más bien la manera específica en
generó un conjunto distintivo de contradic- que fue recibido por, y reformó a, los paisajes
ciones «modernas», entre ellas las recurren- del mundo atlántico mediante la frontera de
tes crisis de sobreproducción y el agotamiento las mercancías. El capitalismo como un modo
de las naturalezas humana y extra-humana, es de acumulación de riqueza (según la visión de
decir, trabajo y tierra. Éstas (y no sólo éstas) Braudel) estaba ciertamente desarmado sin su
sirvieron un potente cocktail de antagonismos modo distintivo de producción de espacio y na-
capitalistas, reforzardas por, y al mismo tiempo turaleza. El momento externalizador es central
transformando, las contradicciones internas en si queremos entender por qué la expansión
Europa. Fue una mezcla inusual que necesitó de europea continuó, continuó, ¡y continuó!
oleadas recurrentes de expansiones geográficas. Estados, mercaderes, hacendados, ganaderos,
Como consecuencia, la expansión geográfica del agricultores y villanos granjeros, ingenieros
capitalismo temprano permanece desconectada civiles, jesuitas, propietarios de minas, ad-
de los momentos «internos» de la transición ca- ministradores coloniales, élites políticas
pitalista, tal que los esquemas coloniales de las indígenas y muchos otros – todos se quedaron
fronteras de mercancías del Nuevo Mundo y los atrapados cada vez más y de manera desigual
esquemas de la agro-manufactura de la trans- dentro de (y a la vez ayudaron a reproducir en
formación europea quedan mecánicamente escala ampliada) un sistema-mundo competi-
vinculados, en vez de dialécticamente unidos a tivo y despiadado que cada vez más definía la
través de los circuitos globalizadores del capital participación en el juego en términos de pro-
y del poder.
Este marco conceptual nos ayuda a explicar
ducción de mercancías, y acceso a riquezas y
poder que fluyó de él (Wallerstein, 1974; Wolf, 25
por qué la expansión europea encuentra su 1982; Moore, 2003a, 2003b).3
carácter epocal en la globalización de las rela- En el largo siglo XVI la acumulación de
ciones mercantiles. La tradición de la sociolo- capital ordenó la incesante apropiación de la
gía histórica, yendo de Marx y Weber a Tilly y tierra y trabajo extra-capitalista en la forma de
Wallerstein2, enfatiza las condiciones competi- mercancías – por lo normal, aunque no siempre,
tivas y conflictivas del bajo medioevo europeo fuera de Europa. No es menos importante que
– en y entre estados, capitales, y clases – como estas naturalezas apropiadas fueran puestas
centro del auge del capitalismo. a trabajar al servicio de la generalización de la
Yo añadiría un giro geográfico a la historia producción e intercambio de mercancías, au-
convencional. Las dinámicas competiti- mentando la productividad del trabajo. Pues el
vas internas de la Europa del bajo medioevo, genio del capitalismo en su auge no fue la mera
dinámicas esencialmente premodernas, mercantilización, sino el reclutamiento forzoso
motivaron la expansión de ultramar de manera de los sectores no-mercantiles en la generali-
tal que se constituyeron regímenes coloniales zación de las relaciones mercantiles. (Conside-
centrados en la producción de mercancías. Una remos por ejemplo los impuestos coloniales al
vez que estas dinámicas competitivas encon- trabajo y a los alimentos de las comunidades
traron una salida externa en la globalización indígenas). Un horizonte lleno de tierra que
de las relaciones mercantiles y éstas fueron tomar – es decir, relativamente libre de las
implantadas en los paisajes extra-europeos, economías y ecologías imperiales y morales
el impulso para explotar la tierra y el trabajo capaces de creciente resistencia efectiva (ésta es
se hizo incesante, un giro inusual en el curso la principal diferencia entre Afro-Eurasia y las
de la historia mundial. Entonces, no fue el Américas) – era necesario aunque no condición
impulso de comercialización solo el que hizo suficiente, para el nacimiento del capitalismo.
2. Respectivamente, Marx, 1977; Weber, 1961; Tilly, 1990; Wallerstein, 1974, 1992.
3. Por supuesto, lo que hemos estado llamando el momento externo del capitalismo emergente aparece
como un momento interno desde la perspectiva de la frontera.
laberinto nº 39 / 2013
tividad, ni mucho menos para revertir el estan- medida por inundar el país con comida barata
camiento agrícola a largo plazo. A pesar de que y con trabajo barato. El estancamiento agrícola
se suele hablar del agotamiento del suelo como no se confinó en Inglaterra, y la productividad
si fuera cuestión de propiedades biofísicas estas flaqueó, las desigualdades aumentaron, y los
propiedades sólo adquieren significado a través precios de la comida aumentaron a lo largo de
de la relación señor-siervo, el centro gravitacio- la ecología-mundo atlántica en ese momento.
nal del feudalismo. Los límites del feudalismo El aumento de los precios amenazó el auge del
eran históricos y relacionales, no absolutos y capitalismo industrial, como Ricardo observó
externos. El agotamiento del suelo inscrito en en ese momento. En Inglaterra, los precios de
esta crisis civilizacional fue una contradicción la comida se incrementaron cuatro veces más
fundamental – porque la productividad de la rápido que el índice de precios industriales
tierra era decisiva para la extracción de exce- de finales del siglo XVIII (O’brien, 1985: 776)
dentes – pero sólo una irritación menor para – un momento clave en la crisis ecológica de-
el orden capitalista que llegaría después, pre- sarrollista. El aumento desorbitado del precio
cisamente porque la tierra se convirtió en un del pan en Francia contribuyó a los problemas
activo fungible y desechable. ¿Se agota la tierra? ya existentes y a los eventos de 1789. (¿Atisbos
Nos movemos a la frontera. Éste fue el lema de la Primavera Árabe?). La productividad
mostrado en el escudo de armas del capitalis- de la tierra se pudo haber incrementado pero
mo temprano. sólo a través de la intensificación del trabajo, y
La cuestión esencial es elemental, y sin esto consumiría el trabajo que la industria y el
embargo, rara vez llegan al meollo: los «límites
al crecimiento» son históricamente concretos. La
imperio necesitaban (Pomeranz, 2000; Moore,
2010c). La solución se encontró finalmente en 27
postura convencional es pensar la crisis ecológica dos grandes fronteras, produciendo dos grandes
en términos de disminución del flujo de subs- fuentes de excedentes «caídos del cielo». La
tancias: insuficiente comida, insuficiente com- primera frontera era vertical, moviéndose hacia
bustible. Pero debe ser más productivo pensar la Tierra para extraer el carbón. La segunda era
la crisis como un proceso a través del cual están horizontal, moviéndose a lo largo de la Tierra
tomando forma maneras fundamentalmente para producir trigo, especialmente en Norte
nuevas de ordenar la relación entre los humanos América. Cuando otra «Gran Depresión» llegó
y el resto de la naturaleza. De hecho, hay un pa- en 1870, la industrialización rápida de la época
ralelismo sorprendente entre nuestra situación fue posible sobre la base de comida barata,
actual y una Europa amplia ampliamente feudal aportada por el trabajo cooperativo de ambas
en 1300: el régimen agrícola, una vez capaz de un fronteras, con hambrunas masivas en el sur de
notable aumento de la productividad, se estancó; Asia y China y genocidio en Norte América
un porcentaje creciente de población vivía en como contrapunto civilizacional.
ciudades; expansivas redes de comercio conecta- ¿Es la consiguiente Gran Recesión del siglo
ban centros económicos remotos, y flujos epide- XXI la última en una larga lista de crisis de-
miológicos entre ellos; un cambio climático (la sarrollistas que el capital ha transcendido, o
«Pequeña Edad del Hielo») tensó un ya sobreex- es un punto de inflexión epocal? Vale la pena
tendido orden agro-demográfico; una extracción recordar la singularidad de la no tan lustrosa
vital de recursos, especialmente plata y cobre, época dorada del liberalismo. En contraste
encaró nuevos cambios geo-técnicos. con las edades de oro americana y británica en
La segunda forma de crisis ecológico-mun- mitad del siglo XX y en mitad del XIX, la era
dial es desarrollista. Estas crisis marcan la tran- comprendida entre 1983 y 2008 no se construyó
sición de una fase del capitalismo a otra. Una sobre una revolución industrial de la producti-
crisis desarrollistas ocurrió después de 1763 y vidad del trabajo. ¡Justamente lo contrario! Las
no pudo ser resuelta hasta después de 1815. La fábricas robotizadas del futuro ampliamente
temprana Revolución industrial también marcó anticipadas en los 70 nunca llegaron a materia-
el fin de la revolución agrícola que hizo posible lizarse. El futuro se ha convertido en un mundo
la industrialización de Inglaterra – en gran de maquiladoras, superpoblación, doctrinas del
laberinto nº 39 / 2013
Bibliografía