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MARIOLOGÍA

S
1. El fenómeno mariano en
la Iglesia y en el mundo

S ¿Cuál es la situación de la Mariología en la actualidad, tanto en la


reflexión de la Iglesia Católica, como en otras Iglesias cristianas y
religiones?

S Las tendencias a lo largo de la historia en la Mariología pueden


dividirse en dos: la “maximalista” y la “minimalista”. Con la
mejor intención del mundo, la primera trata de afirmar de María
el máximo posible, para exaltación y alabanza de nuestra Señora;
la segunda, con el deseo de proteger la mediación única de Cristo,
sólo aceptan atribuirle el mínimo estricto de lo que sobre ella
afirma la Escritura, incluso con una interpretación menguada.
María como “tipo”
(figura de la Iglesia) CVII

S La Iglesia fue el tema central


del Concilio. María es la figura
de la Iglesia, de ahí el interés de
tratar la doctrina de la Iglesia y
de María juntas en un mismo
esquema. Esto facilitaría el
ecumenismo, porque los
orientales conocerán mejor a
María y entre los protestantes
son muchos los que ven en
María la figura de la Iglesia
(LG VIII).
LG VIII

S Sitúa a María en el
conjunto del misterio de la
redención para que no
quede como pieza aislada.
El Padre, al trazar el
designio de salvación,
escoge para su realización
la encarnación del Hijo en
el seno virginal de María
(n. 53).
LG VIII

S Más aún, fue voluntad del


Padre de la misericordia
que la encarnación
precediera la libre
aceptación de María, para
que quedase constituida
nueva Eva (n. 56).
LG VIII

S María, en ese misterio


central de la fe, tiene su
puesto como elemento
integrador. Su vocación
excepcional y única, la
relaciona de una manera
singular con la Trinidad y
con la Iglesia, de la que,
como redimida, forma parte
y en la que se continúa y
revela el misterio de la
encarnación (nn. 52-53).
Presentación más ecuménica…

S El Concilio se esfuerza por lograr una presentación más


ecuménica de la doctrina, por eso comienza con los datos
de la Escritura, asentando así, una plataforma para un
diálogo eficaz entre los cristianos. A su vez, se destaca un
lenguaje teológico con citas frecuentes de los Padres de la
Iglesia, cuya autoridad crece de día en día en todas las
confesiones cristianas.
S En efecto, la Virgen es figura de la Iglesia, no en cuanto
prefiguración imperfecta, sino como plenitud espiritual, que
se manifestará de múltiples maneras en la vida de la Iglesia.
La particular relación que existe aquí entre imagen y
realidad representada encuentra su fundamento en el
designio divino, que establece un estrecho vínculo entre
María y la Iglesia. El plan de salvación que establece que
las prefiguraciones del Antiguo Testamento se hagan
realidad en la Nueva Alianza, determina también que
María viva de modo perfecto lo que se realizará
sucesivamente en la Iglesia.
Las Iglesias cristianas y su perspectiva
mariológica

S Nos acercamos a tres


visiones: en el
protestantismo (movimiento
que nace a partir de la
Reforma en el s. XVI); en la
Iglesia Anglicana
(movimiento reformador
que se focaliza en Inglaterra
en el mismo siglo); en la
Iglesia Ortodoxa.
María en el protestantismo

S Los primeros reformadores defienden sistemáticamente no


sólo la maternidad divina, sino también la virginidad de
María, aunque cada uno de ellos con sus matices
peculiares.

S Para Lutero (1483-1546), la maternidad divina es el título


mayor de María, el verdadero secreto de su grandeza, la
“obra grande” que Dios realizó en ella. Para él (al igual
que para Calvino y Zwinglio) María fue virgen, antes,
durante y después del parto, incluso cree que María
mantuvo siempre la decisión de permanecer virgen. María
es modelo de virtudes cristianas, sin que obste a ello sus
dudas acerca de su Hijo, que la rechaza en Caná, y su
desesperación cuando llega a perderle.
S Calvino (1509-1564), S Zwinglio (1484-1531) pone
defendiendo la divina en estrecha relación la
maternidad, prefiere usar la maternidad de María con la
expresión “madre de Cristo” condición virginal de la
(Christotókos) por ser más madre del Salvador.
clara, menos peligrosa y
ambigua, ya que el título de
Theotókos, puede inducir al
pueblo sencillo a pensar que
María es “madre de la
divinidad”.
S Los puntos de vista encontrados, sobre varios aspectos de la
doctrina Mariana, y que con el tiempo fueron haciéndose
cada vez más conflictivos en relación con la Iglesia de
Roma, han sido: la santidad de María a partir del momento
mismo de su concepción; el tema de la glorificación de
María; su condición de medianera de la gracia (niegan la
invocación), y el culto que en la Iglesia se le rinde (niegan
cualquier tipo de culto a los santos).
S Para Lutero la Asunción es
una invención de los papistas
sin fundamento en la Escritura.
Rechaza todo culto a los
santos como opuesto al de
Cristo. Conserva las fiestas de
la Virgen que podían ser
interpretadas como de Cristo:
Anunciación, Presentación.
S Calvino excluye toda
invocación de María,
porque sólo Cristo es
S Zwinglio celebró la fiesta
mediador y toda
de la Asunción de María y
invocación a María va
admitió la Inmaculada
contra esta verdad de fe.
Concepción. Pero no es
María, ni mediadora ni
intercesora. La veneración
de las imágenes es una
idolatría.
María en el
anglicanismo
Se distingue la Iglesia
anglicana en diversos niveles:
Iglesia Alta; Iglesia media,
Iglesia baja.
La Iglesia Alta se aproxima
mucho a la doctrina y culto
marianos de la Iglesia
católica. Admite casi todas las
tesis marianas, pero no las
considera necesarias para la
salvación, exceptuada la
maternidad divina.
S La Iglesia Media, abierta a
las corrientes laicas
independentistas, teme que
el dogmatismo católico
transforme el culto a María
en adoración. Prefiere dejar
el asunto de la devoción
Mariana a la vida privada.
S La Iglesia Baja, de
tendencia antirromana,
influenciada por la teología
liberal y el modernismo,
rechaza muchos puntos
esenciales de la doctrina
Mariana. María es
favorecida particularmente
de la gracia, pero con escasa
importancia en la economía
de la fe.
S En un principio, los teólogos anglicanos de los siglos XVI
y XVII enseñaban y defendían la plenitud de la gracia de
María: su inmunidad de todo pecado actual, su santidad
en el cuerpo, su fe; su inmaculada concepción y su
asunción al cielo. Pero, los excesos culturales y
devocionales Maríanos de la Iglesia católica, fueron
llevando al anglicanismo a una progresiva pero
implacable supresión de todas las prácticas de piedad
referidas a María.
S Esta actitud anti-mariana, en el orden
práctico del culto y de la devoción, no
impide que en el orden doctrinal, la
figura de María sea estimada y
venerada, siempre dentro de un
contexto marcadamente Cristológico.
Es la relación de María con Cristo la
que fundamenta y da sentido al título
central de la Virgen: Theotokos, la de
ser la “Madre de Dios”.
S Para ellos, los puntos doctrinales Maríanos como la
virginidad perpetua de María, su Inmaculada Concepción,
su Asunción a los cielos, son “piadosas opiniones”, pero no
artículos de fe, se consideran como creencias propias de la
Iglesia ortodoxa y de la Iglesia católica romana, pero
algunos anglicanos han creído y creen en estas doctrinas.
S En lo referente al culto, ha rechazado toda manifestación de
culto, ya que sólo Dios Padre, por medio de Jesucristo, en el
Espíritu es el único objeto de todo culto.
S La Iglesia anglicana actual, acoge la mariología contenida
en la Biblia y la proclamada por la tradición de los diez
primeros siglos. Han aceptado con gozo y esperanza la
Mariología Cristocéntrica propugnada por el Vaticano II en
la Constitución dogmática “Lumen Gentium”.

S En general se observa una acentuada irrelevancia de la


persona de María, tanto en el aspecto doctrinal como el
aspecto cultural y devocional.
María en la Iglesia Ortodoxa

S La Iglesia ortodoxa tiene


una impronta muy
mariana, se le podría
llamar la “Omnipresencia
de María”. Hay una
carencia de una cierta
sistematicidad sobre la
figura de María.
S La manifestación progresiva del
plan salvífico de Dios, por el que
decidió la Encarnación del verbo
para divinizar al hombre
mediante la comunión con él, se
hizo a través de María,
“predestinada” por Dios como
madre del Hijo Unigénito. Ésta
es la importancia de María
según la ortodoxia.
S Hay que contemplar a
María en el Misterio de la
sabiduría creadora de
Dios: una sabiduría
única, que la envuelve
completamente y que se
entrega a Ella y que se
entrega por Ella.
S A la luz del “Misterio”, es preciso ver y considerar la
Anunciación, en cuanto aceptación gozosa y consciente
del Misterio de la Encarnación en nombre de toda la
humanidad; la presencia de María junto a la cruz,
fundamento de su mediación; la Asunción de María, en
cuanto consumación del Misterio. Ella es mediadora
después del Mediador.
Se puede afirmar que el oriente,
al igual que el catolicismo:

S Basa su Mariología
no sólo en la
Escritura, sino
también en la
Tradición.
S Profesa una antropología
fundamentalmente
optimista. Defiende para la
criatura humana la
posibilidad de llegar a ser
cooperadora de Dios.
Ayudado por la gracia
puede el hombre hacerse
intermediario, llevando la
salvación de Cristo a los
demás.
S Entiende la doctrina de la
“comunión de los santos” en un
sentido amplio. Entre los que
están definitivamente “junto al
Señor” (1 Tes 4,17) y los que
todavía “peregrinamos hacia él”
(2 Cor 5,6), existen lazos
profundos y vivos, en virtud del
cual pueden ayudar y ayudan de
hecho a los otros en la oración.
La doctrina mariana de la Iglesia ortodoxa es muy
similar a la de la Iglesia católica en cuanto a sus
contenidos, no así en cuanto a la dogmatización
de las verdades marianas realizadas con
posterioridad a la ruptura (Inmaculada
Concepción de María y la Asunción corporal de
María al cielo).
S Sobre todo porque rechazan
que el obispo de Roma, a
título personal, la haya
“dogmatizado”, en lugar de
haberlo realizado en el
contexto colegial de un
sínodo o concilio universal.
En relación con el título de
“corredentora”, las iglesias
del oriente lo rechazan en
general.
María en el Judaísmo y el Islam

S La LG 55, al hablar de María como de la “hija excelsa de


Sión”, reconoce en ella nuestras raíces judías. Conciencia
que lleva a redescubrir en la madre del Señor una hija
auténtica del pueblo de Israel.

S El nacimiento de Jesús en María se da de forma prodigiosa.


Este tipo de nacimientos aparecen constantemente en el AT,
en donde la criatura que nace es puro don de Dios. Ejemplo
la madre de Sansón, Ana, Rebeca.
S El testimonio más antiguo sobre
María en el mundo judío se
encuentra en un apócrifo de
finales del siglo I o principios
del II: las Actas de Pilato o
Evangelio de Nicodemo, donde se
narra el nacimiento de Jesús
fruto de una fornicación, o de
José, su esposo, ya que los
judíos no admitían el
nacimiento sobrenatural de
Jesús.
En el islam…

S Los musulmanes llaman a


María con el nombre
coránico de Maryam, y
muchas veces la dicen
también Sayyida, que
significa “señora”.
Atracción que va unida al
respeto que tienen hacia su
hijo Issa, o Jesús, que es
considerado como el mayor
entre los profetas.
S María, para los musulmanes,
representa el único caso de una
virgen que da a luz un gran
profeta por intervención
directa de Dios; a su vez,
representa el modelo de fe
absoluta y de una perfecta
sumisión. Mahoma mostró, a
lo largo de su vida, una
admiración constante por la
persona y figura de María.
S En el libro sagrado del islam,
el Corán, el nombre de
Maryam se lee 34 veces, de
las cuales 24 están asociadas
al de su hijo Jesús. El Corán
expone cinco episodios en la
vida de María: natividad,
retiro en el templo,
anunciación, parto y defensa
contra una calumnia atroz.
2. María en la Sagrada Escritura

S Hay que tener en cuenta las


distinciones realizadas por
algunos exégetas en el estudio de
los textos bíblicos para descubrir
su significado. Por una parte,
tenemos el sentido literal, verbal
o histórico, es el sentido que
tienen las palabras del texto en
su significado obvio y conforme
con las leyes ordinarias del
lenguaje humano, de acuerdo
con la lógica, mentalidad y
cultura del escritor sagrado.
Sentido espiritual…

S El sentido espiritual es el que entra dentro de las intenciones


del autor principal (el Espíritu Santo) que lo introdujo en el
texto al margen del autor secundario –el hagiógrafo
humano–, el cual se atiene únicamente al sentido literal.
Este sentido espiritual es típico, si se expresa mediante
figuras o realidades históricas que simbolizan personas o
sucesos futuros, dentro de la continuidad del plan salvífico
de Dios en la historia; es pleno, si se expresa mediante
palabras. El sentido espiritual aflora, a la luz de sucesivas
lecturas de un texto hechas por las fuentes de la Revelación:
por otros pasajes de la Escritura o por la Tradición eclesial.
María en el A.T.

S Comentaremos los
textos que considera
la Lumen Gentium al
hablar de María:

S Gen 3,15

S Is 7,14ss

S Miq 5,1ss
Gén 3,15

S a) Interpretación naturalista. Para los defensores de esta


interpretación, en el texto del Gn 3,15 se recoge la etiología de la
enemistad secular entre el hombre y la serpiente. No será, por lo tanto,
más que la explicación mitológica del sentimiento del miedo que el
hombre experimenta ante la serpiente, que parece acometer al hombre.
S b) Interpretación ética. Se trata de representar la lucha entre el bien y
el mal a lo largo de la historia, pero ni siquiera se insinúa la victoria del
bien sobre el mal. Los autores que la defienden no admiten un sentido
salvífico. Creen que éste va más allá del texto.
S c) Interpretación abierta a un sentido salvífico. Considera que el texto
es salvífico, porque, de una o de otra manera, se afirma la victoria del
bien sobre el mal, que se logrará por medio de Cristo. En el marco de
esta interpretación es donde cabe el contenido mariológico de Gn 3,15.
S 1. Sentido mesiánico: La S 2. Sentido mariológico: Desde
oposición comienza entre dos el siglo II, los Santos Padres
individuos: la serpiente y la establecieron el paralelismo
mujer. La lucha se continúa Adán-Cristo con las mujeres
entre dos colectividades: el asociadas: Eva y María. La
linaje de la serpiente, contra el primera, al desobedecer, se
linaje de la mujer; para constituyó en causa de muerte
concluir entre dos individuos, para sí y para todo el género
porque si el sujeto de 15d es la humano. María, obedeciendo,
serpiente, ha de corresponderle fue la causa de la vida para
en el 15c no una colectividad todos los hombres (relación
sino un individuo. entre Gn 1,3-15 y Lc 1,28).
Is 7, 14ss

S Los reyes de Siria y Samaría tienen que pagar un tributo


grande a los asirios. No pueden pagarlo y quieren hacer
una coalición a la que invitan al rey de Judá, Ajaz. Esto
sucede por el año 734- 732 a.C., Ajaz se niega y los reyes
de Siria y SaMaría le atacan e invaden el territorio de Judá.
Ajaz pide auxilio al rey de Asiría, Tiglathpileser, lo que
trae como consecuencia

S La conversión del reino de Judá en vasallo de Asiría y la


influencia de ideas paganas en la religión de Israel. Esto
motiva la intervención de Isaías.
S 1. El texto alude a la esposa y al
hijo de Ajaz (Cf. 2Sam 7,12-16).

S El texto alude a la esposa y al


hijo de Isaías (Cf. Is 8,1-4).

S El texto alude a María y a


Jesucristo
Miqueas 5,1ss

S El profeta Miqueas escribe unos 30 años aproximadamente


después de Isaías. Su vaticinio parece un reflejo del de
aquél. Los dos anuncian el nacimiento del libertador de la
invasión Asiría (Is 9,5-6; 7,16 y Miq 5,1-5); los dos del
pueblo que dura hasta la llegada del libertador (Is 7,16, 18ss
y Miq 5, 2.4), los dos anuncian a la madre que va a dar a luz
al dominador que salvará el rebaño de Dios (Is 7,14 y Miq
5,1). El evangelio de Mateo (2,1-6) ve cumplido en este
oráculo el nacimiento de Cristo en Belén, según la respuesta
de los sumos sacerdotes y escribas de Jerusalén a la consulta
del rey Herodes interrogado por los Magos.
S María en el AT está sólo en
sentido espiritual pleno (LG 55).
Esta revelación plena, unas
veces será a cargo de la misma
Escritura (Mt 1,22s
interpretando la encarnación del
Verbo a la luz de la profecía del
Emmanuel). Otras veces será la
Tradición eclesial la que
desempeñe esta función, como
en la contraposición Eva-María.
María en el kerigma primitivo

S Los evangelios de la
infancia (Mateo y Lucas),
como los escritos de San
Juan, pertenecen a una
época tardía. Por eso, el
análisis por separado de los
datos más primitivos nos
permite acercarnos a la
historia y a la fe de la
Iglesia primitiva.
María en Gálatas 4,4-5:

S Por lo que el texto quiere


afirmar, por un lado la
S “Cuando llegó la plenitud pertenencia de Jesús a la
de los tiempos, envió Dios raza humana (porque
a su Hijo, nacido de mujer, nació de mujer), y por otro
nacido bajo la Ley, para su pertenencia al pueblo
rescatar a los que se judío (porque nació de la
hallaban bajo la Ley y para ley). Es una afirmación
que recibiéramos la directamente cristológica e
filiación adoptiva”. indirectamente
mariológica.
S El texto está estructurado sobre una
doble antítesis: Dios envía a su Hijo,
pero lo envía sujeto a la ley (Israel),
para que los sujetos a la ley (los
judíos) reciban la libertad (de la
filiación divina adoptiva); y nacido
de mujer, es decir, esclavo de todas
las servidumbres de la naturaleza
humana, para que la humanidad
entera (no sólo Israel) sea también
liberada de los “elementos del
mundo” por esa misma adopción
filial.
María en Marcos 3, 31-39

S Los vv 31-35 no son un S María está vinculada a Jesús con


reproche contra María. Jesús lazos más fuertes por cumplir la
aprovecha el tema de la
voluntad del Padre que por ser su
familia natural para hablar
madre; o mejor todavía, sólo llegó
de la otra familia, la que
nace de la fe. Pero alabar la a su maternidad biológica, porque
fe de esta familia, no es primero fue la mujer creyente.
negar la de María y menos,
si tenemos en cuenta que Él
mismo ensalza la fe de su
madre frente a la maternidad
biológica (cf. Lc 11,27).
María en Marcos 6,1-6

S “¿No es éste el carpintero, el hijo de


María?” Expresión que llama
poderosamente la atención por cuanto
la costumbre judía de designar al hijo
por el nombre del padre, no por el de
la madre. Algunos afirman que Mc ha
alterado intencionadamente la
fórmula original, para afirmar la
concepción virginal de Cristo. Es una
hipótesis posible, porque se acomoda
al estilo del segundo evangelista que
relaciona a Jesús únicamente con su
Padre (Dios) y con María.
María en Hechos 1,14

S Es el evangelista Lucas el que desarrollará su propia


Mariología. Si comparamos Lc 1,35 y Hech 1,8 vemos
cómo subraya la relación Anunciación-Pentecostés, como
dos momentos importantes en la Historia de Salvación y
que son fruto de la acción del Espíritu. El origen de Jesús
según la carne y la aparición de la Iglesia son frutos de la
acción trascendente del Espíritu. En la Anunciación, María
lo recibe en plenitud y el Verbo se hace carne, cabeza del
cuerpo místico. En Pentecostés, la primera comunidad
recibe también el Espíritu y comienza la Iglesia. En las dos
ocasiones María está presente como modelo de la
receptividad del Espíritu.
La Mariología de San Lucas

S Lc 1-2 - En el nacimiento de
Jesús, se ve una manifestación
clara de que él es el Mesías
esperado, por el canto de los
ángeles en su nacimiento, por
las profecías de Simeón y Ana,
donde Lucas subraya la
superioridad de Jesús ante Juan
Bautista. Con Jesús llega la
Salvación Universal.
S En los Evangelios de la
Infancia encontramos a dos
teólogos (Lc/Mt) que quieren
transmitirnos una verdad de fe,
con una subyacente memoria
histórica.

S La teología y la historia no se
contraponen, sino que se
complementan. La teología es
la explicación del hecho y éste,
el fundamento de aquélla.
S Lucas presenta a María
como signo de la presencia
liberadora de Dios en
medio de los hombres, y la
desarrolla con dos
referencias
veterotestamentarias:
mostrando a María como
la Hija de Sión y como
Arca de la Alianza.
Hija de Sión

S La promesa de liberación se ofrece


a una ciudadela que, pasando el
tiempo, llega a ser símbolo del
“resto de Israel”, de los pobres de
Yahve y de la nueva Jerusalén.
Zac 2,14 y 9,9 vuelve a tomar el
vocabulario de la alegría por la
Hija de Sión, de la alegría sin
medida por la liberación
mesiánica, porque el Señor viene a
ella como Rey humilde a habitar
en medio de su Pueblo.
Lc 1,35

S “El poder del Altísimo te cubrirá con


su sombra”. Numerosos autores ven en
la respuesta del ángel una referencia
implícita a la presencia del Altísimo
simbolizada por una nube que cubría el
santuario (Ex 40,35; Num 9,15; 2 Cro
5,7.13.14).

S María por consiguiente, está en este


texto asimilada al Arca de la Alianza,
bien a la tienda de la reunión en el
Éxodo, que posteriormente se convirtió
en el Tabernáculo del Templo.
S A manera de conclusión, podemos observar como casi toda la
Mariología de Lucas se encuentra en su evangelio de la infancia.
Para Lucas, María es signo de la presencia liberadora de Dios,
todo el cuerpo de María (no aislado, sino como mediación de
toda su persona) está al servicio total de esa Palabra creadora: el
sentido de su virginidad es el de ser signo de la acción
exclusivamente divina.

S Encontramos como grandeza de María, la fe con la que responde


a la vocación con que el Señor la llama para colaborar con él en
la realización de su plan, como madre de su Hijo.
María en los escritos joánicos

S En la óptica del evangelista


Juan hay una
consideración
particularmente
eclesializada de la
presencia de María. María
es donada a la Iglesia y a
una Iglesia que refleja en
su misión y función
algunas características
propias del papel de María.
Las bodas de Caná (Jn 2,1-11)

S En Juan, María aparece


como una especialista
sobre Jesús, pues lo
conoce, ha profundizado
su relación con él, así
cuando Jesús inicia su
ministerio María
aparece como la que
sabe qué debe hacer el
hijo, y Jesús acepta esta
ayuda de María.
María al pie de la cruz (Jn 19, 26-27)

S Aquí María es llamada


“Madre”. El discípulo amado
no se sabe quién es
históricamente, pero de algún
modo es la figura de todos los
hermanos de Jesús, de todo
aquel que es capaz de acoger el
amor de Jesús. Entre todos
estos y María hay una relación
de maternidad. Jesús emplea
otra vez el término mujer.
María en el Apocalipsis (12,1-6)

S Cuando María es llamada en


el evangelio “mujer” se deja
entrever una relación con la
Iglesia que en Apocalipsis
aparece más claro. En los
pasajes de Caná y de la Cruz
el término mujer ya
preanuncia su significación
de Iglesia, pero es hasta el
Apocalipsis que se esclarece.
La Iglesia aparece como la
que ha aprendido de María.
S Cuando encontramos a la Iglesia que tiene en el
vientre, este gran contenido que la Iglesia tiene,
Cristo, lo ha tenido también de María. Si María estaba
en la Iglesia con la misión específica de ser de nuevo
madre Cristo, de generar los valores de Cristo, nos
esperamos una Iglesia en la que los valores de Jesús
son plenos y realizados.
3. María en la fe de la iglesia a
través de los siglos

S Dentro del patrimonio


común de la Iglesia católica,
hay unas verdades reveladas
sobre la Virgen María: la
Maternidad divina, la
Virginidad perpetua, la
Inmaculada Concepción y la
Asunción de María a los
cielos. Estas verdades
constituyen el núcleo de la
dogmática Mariana.
La maternidad divina de María

S Este es el principal de todos


los dogmas Maríanos, es la
raíz y fundamento de la
dignidad singular de la
Virgen María, porque explica
su relación con Cristo su
Hijo, con los miembros de la
Iglesia, Cuerpo Místico de
Cristo y con toda la
humanidad.
La peculiaridad de la maternidad de María

S La autenticidad de su maternidad
humana y biológica que garantiza
la autenticidad de la naturaleza
humana del Verbo encarnado.

S El carácter virginal de su
maternidad que pone de relieve su
densidad teológica, más que el
prodigio físico del hecho.

S La amplitud y trascendencia de su
maternidad.
La controversia sobre
la maternidad divina de María

S En el siglo V, Nestorio,
Patriarca de Constantinopla
afirmaba los siguientes errores:
“María no es la Madre de Dios
pues es solamente la Madre de
Jesús hombre. Jesús nació de
María sólo como hombre y
más tarde “asumió” la
divinidad, y por eso decimos
que Jesús es Dios”.
Concilio de Éfeso (431)

S “No nació primero un hombre vulgar de la Virgen, al que


descendió después el Verbo, sino que unido a la carne en
el mismo seno se dice engendrado según la carne,
estimando como propia la generación de su carne [...].
Por esto (los Santos Padres) no dudaron en llamar a la
santa Virgen, Madre de Dios, no en el sentido de que la
Naturaleza del Verbo haya tenido su origen en la Virgen
Santa, sino porque tomo de ella el cuerpo, se dice nacido
según la carne”. (Dz 111a).
Verdades que el dogma presenta

S 1. María es verdaderamente
madre: Esto significa que ella
contribuyó en todo en la
formación de la naturaleza
humana de Cristo, como toda
madre contribuye a la
formación del hijo de sus
entrañas.
La maternidad de María
en el Concilio Vaticano II

S Es un concepto dinámico de
maternidad, que va del ser, al
obrar para la salvación. Tiene
su eje fundamental en la
encarnación, se completa en
el curso de la vida de la
madre y del Hijo y se
perfecciona en la gloria de la
asunción (Cf. LG 56-59.61).
La virginidad de María

S La virginidad de María antes


del parto ha sido vista,
presentada y creída en la
Iglesia desde los primeros
siglos. La Iglesia profesó su fe
en la virginidad de María ya
desde sus credos más antiguos.
Así, en la fórmula del símbolo
apostólico (215): “fue
concebido por obra del
Espíritu Santo y nació de
María Virgen” (Dz 7).
S A partir del siglo IV, en el 370 con S. Zenón de Verona,
junto a la maternidad virginal de María, se presentan
también los aspectos “virginidad en el parto” y “virginidad
después del parto”.

S El símbolo de san Epifanio de Salamina (374) usó por


primera vez la fórmula “siempre virgen”, manifestada
explícitamente desde principios del siglo por los obispos
africanos en la fórmula ternaria: “virgen antes del parto,
virgen en el parto, virgen después del parto”.
Concilios que hablan
de la virginidad de María

S De manera implícita:
Calcedonia (año 451): Dz 310;
Constantinopolitano II (año
553): Dz 422; Vaticano II (año
1962-1965): LG 53.63.

S De manera explicita: Concilio


I de Letrán (Sínodo Romano,
año 649); Dz 502-503.504;
Concilio IV de Letran (año
1215); Dz 801.
S La virginidad de
nuestra Señora fue
definida bajo anatema
en el tercer canon del
Concilio de Letrán
celebrado en tiempos
del Papa Martín I, en el
año (649).
S A la fórmula de Epifanio alude, el Papa Paulo
IV al condenar, en 1555 a aquellos que dicen
“que nuestro Señor… no fue concebido según
la carne en el vientre de la beatísima y siempre
Virgen María, por obra del Espíritu Santo,
sino como los demás hombres del semen de
José... o que la misma beatísima Virgen María
no es verdadera madre de Dios; ni permaneció
siempre en la integridad de la virginidad, a
saber, antes del parto, en el parto y
perpetuamente después del parto” (Dz 993).
Significado teológico

S Signo que, con la encarnación, indica una nueva creación: la “Palabra” a la


que se refiere el ángel, por la cual, “nada es imposible para Dios”. (Lc
1,37), es, por muchos Padres, la Palabra creadora que en la primera
creación ha plasmado al hombre. Signo de la preexistencia de Jesús en
cuanto Dios.

S Signo del nuevo nacimiento al que es llamado el cristiano. Los Padres han
visto un paralelo entre la virginidad de María y la Maternidad de la Iglesia,
que por medio del Espíritu Santo, introduce, genera a sus hijos a la vida
nueva.

S Signo de la consagración total de María a Dios. La grandeza de María, por


la que “todas las generaciones me llamarán feliz” (Lc 1,48), no está en el
ser siempre virgen (cosa que sería desfavorecer el valor del matrimonio),
sino en el ser consagrado totalmente a Dios en respuesta a su llamada.
S María, respondiendo a la
llamada de Dios, no ha
encontrado otro sentido a su
existencia que la de ser la
madre del salvador, tomando
parte, así, de su misión
mesiánica. Por esto, se ha
consagrado de manera total a
Dios, sea espiritual que
corporalmente. Esto es el
sentido de la virginidad
perpetua de María.
Virginidad de María en CVII

S La virginidad del cuerpo de María


viene a ser signo de total
disponibilidad al proyecto salvador
de Dios en Cristo. Por eso la
maternidad virginal de María es
imagen de la Iglesia, que con razón
es llamada también madre y virgen
(LG 63). Es condición
imprescindible la fidelidad a la
palabra recibida de Cristo. Esta
fidelidad hace de la Iglesia una
madre virginal (LG 64).
El dogma de
la Inmaculada Concepción

S El dogma de la Inmaculada
Concepción significa, que
María fue inmune de
pecado original. Es decir,
que a María le compete una
santidad excepcional
singular, en razón de su
destino irrepetible de ser
madre de Dios, a su vez,
está unida a la obra de la
redención de Cristo de
manera íntima.
S Los Santos Padres no se plantean la
cuestión sobre la Inmaculada
Concepción, pero son tales las
alabanzas que dirigen a la pureza de
María, que hubieran llegado a esa
verdad por el mismo camino que
seguían.

S S. Efrén de Siria: «Ciertamente tú


(Cristo) y tu Madre sois los únicos que
habéis sido completamente hermosos;
pues en ti, Señor, no hay defecto, ni en
tu Madre mancha alguna».
la Inmaculada Concepción
en la Iglesia Oriental

S A partir del S. VI, el término


“Inmaculada” o “Purísima”,
no se refiere ya a la sola
virginidad de María en
Oriente. Tiene un significado
preciso y concreto: la exención
de María del pecado original.

S Desde el siglo VII, la Iglesia


oriental celebra la fiesta de la
Inmaculada Concepción,
aunque no universalmente.
la Inmaculada Concepción
en la Iglesia Occidental

S Ante la necesidad de defender el dogma de la universalidad del


pecado original y sus consecuencias, deben tratar este punto
antes que la excepción de María a la ley universal del pecado.

S Sin embargo,
también en occidente
se tienen un alto
concepto de la
grandeza espiritual y
moral de María.
S En el s. VII, por obra de San
Ildefonso, Arzobispo de Toledo,
ya se celebraba la fiesta de la
Concepción Inmaculada en
España. Algunos lo dudan, pero
con toda seguridad se celebraba
ya en el s. IX, consta en el
calendario de Nápoles. Sabemos
que se celebraba también en
Irlanda e Inglaterra, en los s. IX,
X y XI.
Controversia escolástica
siglos XIII-XIV

S Las posiciones
doctrinales se habían ido
endureciendo y
reduciendo a dos grandes
bloques: los maculistas
concentrados en la Orden
dominicana y los
inmaculistas
personificados por los
franciscanos.
Duns Escoto

S Cristo no fuera perfectísimo redentor, si por lo menos en


un caso no redimiera de la manera más perfecta posible.
Ahora bien, es posible prevenir la caída de alguno en el
pecado original. Si debía hacerlo en un caso, lo hizo en
su Madre».

S Desde Cristo Redentor perfectísimo, desde el pecado o


desde María, Escoto llega siempre a la misma conclusión.
Su argumento pasó a la posteridad: “pudo, convino,
luego lo hizo”.
S Si el alma de María no hubiese sido Sto.Tomás
jamás manchada con el pecado
original, esto derogaría a la
dignidad de Cristo que está en ser el
Salvador universal de todos. Y así,
bajo la dependencia de Cristo, que
no necesitó salvación alguna, fue
máxima la pureza de la Virgen.

S La Santísima Virgen contrajo


ciertamente el pecado original, si
bien quedó limpia de él antes del
nacimiento». Y en otra parte se
pregunta cuándo fue santificada, y
responde: «Poco después de su
concepción».
Ineffabilis Deus

S El Papa Pío IX da el último


paso, el 8 de diciembre de 1854,
en una solemne ceremonia,
acompañado de 92 Obispos, 54
Arzobispos, 43 Cardenales y de
multitud de fieles mediante la
Bula “Ineffabilis Deus”:
S «La doctrina que enseña que la bienaventurada Virgen
María fue preservada inmune de toda mancha de
pecado original en el primer instante de su Concepción
por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente,
en atención a los méritos de Jesucristo, Salvador del
género humano, es revelada por Dios, y por lo mismo
debe creerse firme y constantemente por todos los
fieles».
Significado del dogma: perspectiva
antropológica

S Su significación es que
Dios tiene la iniciativa
en la vida del hombre:
“Somos llamados a la
existencia, con el sello
de un punto de partida
concreto, que la
inapelable y
todopoderosa voluntad
de Dios, nuestro
creador, ha fijado”
(Ranher, 1967).
S María, en plenitud de
gracia desde el primer
momento, representa
el modelo humano sin
fisuras, sin
vacilaciones ante el
mal y todo
condicionamiento
humano, a la
posibilidad de dar una
respuesta libre al
servicio de un proyecto
santo.
S La santidad de María, ya a
partir de la Concepción, no
excluye un proceso o
crecimiento, puesto que ella
fue respondiendo siempre
fielmente a las nuevas gracias
de Dios. Su crecimiento fiel y
generoso fue un camino de fe
y en la fe (cf. LG 58; RMa 2,
5-6).
Perspectiva teológica

S Se hace manifiesta la gratuidad y fidelidad del amor del


Padre a la humanidad. Dios lleva hasta el final y con
todas las consecuencias su propósito amoroso. En el caso
de María actúa antes de la respuesta responsable de la
criatura; por lo que la Inmaculada revela a su vez, la
profundidad de la fuerza redentora del amor de Cristo.
María la radicalmente redimida, nos recuerda la
centralidad de Cristo en la historia de Salvación.
S El pecado original no es una carencia natural del
hombre, sino que se establece en contexto de la
relación hombre-Dios. La Inmaculada nos dice
al respecto que el pecado original, la ruptura
entre lo que el hombre es en sí mismo y lo que es
a partir de Dios, ha sido superada en ella.

S María Inmaculada, aparece como una nueva


criatura en virtud del Espíritu de Jesús
Resucitado.
Función tipológica

S María dentro de la Iglesia personifica el proyecto de


Dios sobre la comunidad eclesial y sobre cada uno de
sus miembros (cf. Ef 5,27).
S María inmaculada es símbolo de que la primera
palabra de Dios sobre cada criatura: es gracia,
felicidad, salvación y no condenación.

S María es la llena de gracia en orden a su maternidad


divina.
El dogma de la Asunción
de María a los cielos

S Al final del siglo IV la situación en el Oriente es en síntesis la


siguiente: Hay una convicción bastante generalizada de la
gran santidad de María, Madre de Dios; por otro lado, una
ignorancia total de las circunstancias del fin de su vida; y la
existencia en Jerusalén de una fiesta de María, celebrada a
mitad de agosto como Memoria general de la Virgen. En los
primeros años del siglo V se encuentra ya un testimonio del
presbítero Timoteo de Jerusalén que habla de la Asunción.
La definición dogmática

S El 1 de Noviembre de 1950 Pio XII


proclamaba solemnemente la
Asunción de María a los cielos:

S Proclamamos, declaramos y definimos


ser dogma divinamente revelado que
la Inmaculada Madre de Dios,
siempre Virgen María, cumplido el
curso de su vida terrestre, fue elevada a
la gloria celestial en cuerpo y alma
(Dz 2333).
Significación teológica

S “La madre de Jesús, de la misma


manera que, glorificada ya en los
cielos en cuerpo y alma, es
imagen y principio de la iglesia
que habrá de tener su
cumplimiento en la vida futura,
así en la tierra precede con su luz
al peregrinante Pueblo de Dios
como signo de esperanza cierta y
de consuelo hasta que llegue el
día del Señor” (Cf. 2P 3,10) (LG
68).
S Es considerada a nivel eclesiológico como imagen y
principio de la Iglesia futura.

S A nivel antropológico: María, una mujer, un ser humano


como nosotros, de nuestra raza, que ha llorado, que ha
sufrido. Con su glorificación corporal lleva a su plenitud
toda la realidad humana.

S Aspecto escatológico: “fe en la Asunción corporal de María


al cielo, haga más firme y más activa la fe en nuestra
resurrección”.
La Asunción de María
en cuerpo y alma a los cielos:

S Ha sido una verdad que ha ido tomando cuerpo poco a poco en


el transcurso de la tradición eclesial hasta su definitiva
dogmatización por el Papa Pio XII en 1946.

S Supone la plena e integral glorificación de la persona de María


poco después de su vida terrestre sin esperar a la Parusía ni a la
resurrección universal de la carne.

S Significa una prenda dada a la Iglesia peregrina como


comunidad escatológica de salvación que alienta su esperanza de
una futura glorificación.
Fundamentos teológicos
del culto mariano

S Al celebrar el tránsito de los


S A. El culto a los santos santos de este mundo al cielo,
la Iglesia proclama el misterio
pascual cumplido en ellos, que
sufrieron y fueron glorificados
con Cristo, propone a los fieles
sus ejemplos, los cuales atraen
a todos por Cristo al Padre, y
por los méritos de los mismos
implora los beneficios divinos
(SC 104).
S B. El culto a María S Las formas más
adecuadas de traducir en
la vida práctica la piedad
mariana son: la
veneración existencial y
la veneración cultural.
Veneración existencial

S Comenta MC 39 “que la finalidad


última del culto a la bienaventurada
Virgen María es, glorificar a Dios y
empeñar a los cristianos en una vida
absolutamente conforme a su
voluntad”. Por lo que, la veneración
de la Madre del Señor se traduce, en
primer lugar, en la vida del cristiano
en una actitud de imitación de
“aquella que brilla ante la comunidad
de los elegidos como modelo de
virtudes” (LG 65).
Veneración cultural

S Carácter trinitario, cristológico y eclesial.

S Orientación bíblica y litúrgica. Inspirarse en la Sagrada


Escritura no significa utilizar textos y símbolos bíblicos, sino
que es necesario escuchar la Palabra de Dios y vivir en la
práctica según su espíritu. La influencia de la liturgia frena las
manifestaciones exageradas de una afectividad quizá bien
intencionada, pero no siempre oportuna, al mismo tiempo que
deja espacio libre para adaptar los ejercicios piadosos a las
necesidades de cada comunidad eclesial.

S Sensibilidad ecuménica y antropológica.


María modelo de vida
para el hombre actual

María no es imitable en cuanto


persona histórica concreta, sino en
cuanto criatura humana que,
sometida a unas determinadas
condiciones históricas, ha llevado a su
plenitud su ser cristiana. El cristiano,
para seguir de cerca a María necesita
hacer una traducción: debe actuar
aquí y ahora de la misma manera que
la Madre del Señor actuó en las
situaciones concretas de su vida.

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