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S
1. El fenómeno mariano en
la Iglesia y en el mundo
S Sitúa a María en el
conjunto del misterio de la
redención para que no
quede como pieza aislada.
El Padre, al trazar el
designio de salvación,
escoge para su realización
la encarnación del Hijo en
el seno virginal de María
(n. 53).
LG VIII
S Basa su Mariología
no sólo en la
Escritura, sino
también en la
Tradición.
S Profesa una antropología
fundamentalmente
optimista. Defiende para la
criatura humana la
posibilidad de llegar a ser
cooperadora de Dios.
Ayudado por la gracia
puede el hombre hacerse
intermediario, llevando la
salvación de Cristo a los
demás.
S Entiende la doctrina de la
“comunión de los santos” en un
sentido amplio. Entre los que
están definitivamente “junto al
Señor” (1 Tes 4,17) y los que
todavía “peregrinamos hacia él”
(2 Cor 5,6), existen lazos
profundos y vivos, en virtud del
cual pueden ayudar y ayudan de
hecho a los otros en la oración.
La doctrina mariana de la Iglesia ortodoxa es muy
similar a la de la Iglesia católica en cuanto a sus
contenidos, no así en cuanto a la dogmatización
de las verdades marianas realizadas con
posterioridad a la ruptura (Inmaculada
Concepción de María y la Asunción corporal de
María al cielo).
S Sobre todo porque rechazan
que el obispo de Roma, a
título personal, la haya
“dogmatizado”, en lugar de
haberlo realizado en el
contexto colegial de un
sínodo o concilio universal.
En relación con el título de
“corredentora”, las iglesias
del oriente lo rechazan en
general.
María en el Judaísmo y el Islam
S Comentaremos los
textos que considera
la Lumen Gentium al
hablar de María:
S Gen 3,15
S Is 7,14ss
S Miq 5,1ss
Gén 3,15
S Los evangelios de la
infancia (Mateo y Lucas),
como los escritos de San
Juan, pertenecen a una
época tardía. Por eso, el
análisis por separado de los
datos más primitivos nos
permite acercarnos a la
historia y a la fe de la
Iglesia primitiva.
María en Gálatas 4,4-5:
S Lc 1-2 - En el nacimiento de
Jesús, se ve una manifestación
clara de que él es el Mesías
esperado, por el canto de los
ángeles en su nacimiento, por
las profecías de Simeón y Ana,
donde Lucas subraya la
superioridad de Jesús ante Juan
Bautista. Con Jesús llega la
Salvación Universal.
S En los Evangelios de la
Infancia encontramos a dos
teólogos (Lc/Mt) que quieren
transmitirnos una verdad de fe,
con una subyacente memoria
histórica.
S La teología y la historia no se
contraponen, sino que se
complementan. La teología es
la explicación del hecho y éste,
el fundamento de aquélla.
S Lucas presenta a María
como signo de la presencia
liberadora de Dios en
medio de los hombres, y la
desarrolla con dos
referencias
veterotestamentarias:
mostrando a María como
la Hija de Sión y como
Arca de la Alianza.
Hija de Sión
S La autenticidad de su maternidad
humana y biológica que garantiza
la autenticidad de la naturaleza
humana del Verbo encarnado.
S El carácter virginal de su
maternidad que pone de relieve su
densidad teológica, más que el
prodigio físico del hecho.
S La amplitud y trascendencia de su
maternidad.
La controversia sobre
la maternidad divina de María
S En el siglo V, Nestorio,
Patriarca de Constantinopla
afirmaba los siguientes errores:
“María no es la Madre de Dios
pues es solamente la Madre de
Jesús hombre. Jesús nació de
María sólo como hombre y
más tarde “asumió” la
divinidad, y por eso decimos
que Jesús es Dios”.
Concilio de Éfeso (431)
S 1. María es verdaderamente
madre: Esto significa que ella
contribuyó en todo en la
formación de la naturaleza
humana de Cristo, como toda
madre contribuye a la
formación del hijo de sus
entrañas.
La maternidad de María
en el Concilio Vaticano II
S Es un concepto dinámico de
maternidad, que va del ser, al
obrar para la salvación. Tiene
su eje fundamental en la
encarnación, se completa en
el curso de la vida de la
madre y del Hijo y se
perfecciona en la gloria de la
asunción (Cf. LG 56-59.61).
La virginidad de María
S De manera implícita:
Calcedonia (año 451): Dz 310;
Constantinopolitano II (año
553): Dz 422; Vaticano II (año
1962-1965): LG 53.63.
S Signo del nuevo nacimiento al que es llamado el cristiano. Los Padres han
visto un paralelo entre la virginidad de María y la Maternidad de la Iglesia,
que por medio del Espíritu Santo, introduce, genera a sus hijos a la vida
nueva.
S El dogma de la Inmaculada
Concepción significa, que
María fue inmune de
pecado original. Es decir,
que a María le compete una
santidad excepcional
singular, en razón de su
destino irrepetible de ser
madre de Dios, a su vez,
está unida a la obra de la
redención de Cristo de
manera íntima.
S Los Santos Padres no se plantean la
cuestión sobre la Inmaculada
Concepción, pero son tales las
alabanzas que dirigen a la pureza de
María, que hubieran llegado a esa
verdad por el mismo camino que
seguían.
S Sin embargo,
también en occidente
se tienen un alto
concepto de la
grandeza espiritual y
moral de María.
S En el s. VII, por obra de San
Ildefonso, Arzobispo de Toledo,
ya se celebraba la fiesta de la
Concepción Inmaculada en
España. Algunos lo dudan, pero
con toda seguridad se celebraba
ya en el s. IX, consta en el
calendario de Nápoles. Sabemos
que se celebraba también en
Irlanda e Inglaterra, en los s. IX,
X y XI.
Controversia escolástica
siglos XIII-XIV
S Las posiciones
doctrinales se habían ido
endureciendo y
reduciendo a dos grandes
bloques: los maculistas
concentrados en la Orden
dominicana y los
inmaculistas
personificados por los
franciscanos.
Duns Escoto
S Su significación es que
Dios tiene la iniciativa
en la vida del hombre:
“Somos llamados a la
existencia, con el sello
de un punto de partida
concreto, que la
inapelable y
todopoderosa voluntad
de Dios, nuestro
creador, ha fijado”
(Ranher, 1967).
S María, en plenitud de
gracia desde el primer
momento, representa
el modelo humano sin
fisuras, sin
vacilaciones ante el
mal y todo
condicionamiento
humano, a la
posibilidad de dar una
respuesta libre al
servicio de un proyecto
santo.
S La santidad de María, ya a
partir de la Concepción, no
excluye un proceso o
crecimiento, puesto que ella
fue respondiendo siempre
fielmente a las nuevas gracias
de Dios. Su crecimiento fiel y
generoso fue un camino de fe
y en la fe (cf. LG 58; RMa 2,
5-6).
Perspectiva teológica