Diez Reglas del Método Teológico y el Depositum Fidei
1 La norma normans de la teología es la misma revelación divina. Tiene su centro y epifanía en Cristo, su singularidad única y su valor universal, constiuye el universale concretum de la historia humana. 2 El momento metódico y lógico de la teología puede suponer el uso ponderado de las ciencias humanas. La teología puede ser ayudada de la Hermenéutica y filosofía del lenguaje y de otras ciencias. 3 El método teológico deberá conjugar la fe y la razón pensante de forma lógica, coherente, sistemática y completa. El discurso del método en teología tendrá por objeto tratar el proceso de elaboración de la doctrina de la fe y de la experiencia eclesial. 4 La Iglesia apostólica se esfuerza por permanecer fiel a la doctrina recibida y por observar los mandamientos divinos. Se tiene que conservar la misma configuración eclesial y atender el mismo cumplimiento de la esperanza en Cristo, confortada por el mismo don del Espíritu. 5 El testimonio de la comunidad apostólica y la experiencia creyente constituyen un hecho real y global, que interesa la doctrina teológica y la espiritualidad, la ética e individual y social. 6 Sobre la divinización del hombre y la gracia victoriosa Para ser divinizado en Cristo debe estar abierto a la trascendencia y al misterio, contenido en la historia salutis. La gracia victoriosa no sólo supera y repara el mal en la historia, sino que recupera la dimensión sobrenatural del designio divino eterno y beatificante. 7 La superación de la crisis teísta. Se superará acentuando la concentración cristocéntrica en la reflexión teológica. Subrayarse la dimensión de la praxis, aceptando el compromiso fraterno y la dimensión social e histórica. 8 Es necesario articular la razón y la fe. Se debe de evitar la reducción racionalista y el integralismo fideísta. El hombre puede conocer a Dios, a partir de la revelación natural. 9 La doctrina eclesial y la revelación divina. El auditus fidei debe integrar el testimonio de la palabra divina, transmitida en la escritura y en la tradición eclesial, con la interpretación auténtica del magisterio. 10 Los pastores y el depositum fidei Los pastores deben oponerse firmemente a toda doctrina novedosa y extraña, que pone en peligro la identidad religiosa de la comunidad, rompiendo la comunidad de fe y la fidelidad al depósito recibido. El depositum fidei está protegido del error por el carisma de la infalibilidad eclesial.