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Eduardo Iván Pérez Fraga

Diez Reglas del Método Teológico y el Depositum Fidei


1 La norma normans de la teología es la misma revelación divina.
Tiene su centro y epifanía en Cristo, su singularidad única y su valor universal, constiuye el
universale concretum de la historia humana.
2 El momento metódico y lógico de la teología puede suponer el uso ponderado de las
ciencias humanas.
La teología puede ser ayudada de la Hermenéutica y filosofía del lenguaje y de otras ciencias.
3 El método teológico deberá conjugar la fe y la razón pensante de forma lógica,
coherente, sistemática y completa.
El discurso del método en teología tendrá por objeto tratar el proceso de elaboración de la
doctrina de la fe y de la experiencia eclesial.
4 La Iglesia apostólica se esfuerza por permanecer fiel a la doctrina recibida y por
observar los mandamientos divinos.
Se tiene que conservar la misma configuración eclesial y atender el mismo cumplimiento de la
esperanza en Cristo, confortada por el mismo don del Espíritu.
5 El testimonio de la comunidad apostólica y la experiencia creyente constituyen un hecho
real y global, que interesa la doctrina teológica y la espiritualidad, la ética e individual y
social.
6 Sobre la divinización del hombre y la gracia victoriosa
Para ser divinizado en Cristo debe estar abierto a la trascendencia y al misterio, contenido en la
historia salutis. La gracia victoriosa no sólo supera y repara el mal en la historia, sino que
recupera la dimensión sobrenatural del designio divino eterno y beatificante.
7 La superación de la crisis teísta.
Se superará acentuando la concentración cristocéntrica en la reflexión teológica. Subrayarse la
dimensión de la praxis, aceptando el compromiso fraterno y la dimensión social e histórica.
8 Es necesario articular la razón y la fe.
Se debe de evitar la reducción racionalista y el integralismo fideísta. El hombre puede conocer a
Dios, a partir de la revelación natural.
9 La doctrina eclesial y la revelación divina.
El auditus fidei debe integrar el testimonio de la palabra divina, transmitida en la escritura y en
la tradición eclesial, con la interpretación auténtica del magisterio.
10 Los pastores y el depositum fidei
Los pastores deben oponerse firmemente a toda doctrina novedosa y extraña, que pone
en peligro la identidad religiosa de la comunidad, rompiendo la comunidad de fe y la
fidelidad al depósito recibido. El depositum fidei está protegido del error por el carisma
de la infalibilidad eclesial.

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