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Unidad 4

Causas de Justificación:
Zabala de González señala las causas de justificación “Son factores axiológicos que excluyen la
antijuricidad. Se trata de razones excepcionales que legitiman el acto, ponen de relieve que, a
pesar del mal inferido por el agente, su conducta es justa y el ordenamiento jurídico lo autoriza
y aprueba.”

Como lo expresa la parte final del art 1717 del CCyC, solo la justificación de la acción u omisión
dañosa barrará la antijuricidad de la conducta.

El CCyC enumera expresamente en el art 1718 a 1720 las causas de justificación más
importantes, con lo que deja sin efecto la necesidad de acudir por analogía del art 34 del CP.

Estas suprimen la Antijuricidad, es decir, hay supuestos en donde el obrar antijurídico por
parte del deudor resulta justificable.

a) Ejercicio regular de un derecho


Concepto Requisitos Efectos

El CCyC dispone en el art. 1718 inc a) “Está justificado el hecho que causa un daño: en ejercicio
regular de un derecho…” Asimismo, el art 10 del CCyC establece que: “El ejercicio regular de
un derecho propio o el cumplimiento de una obligación legal no puede constituir como ilícito
ningún acto…”

El Código Penal también exime de pena a quien obrare en cumplimiento de un deber o en el


legítimo ejercicio de un derecho (art 34 inc. 4 y 5).

En primer lugar, cabe aclarar que el ejercicio de los derechos propios deben realizarse en
forma regular y no abusiva, es decir, este debe realizarse sin lesionar los derechos de los
demás ni los fines de la ley y sin causar daños injustos.

Pero en ocasiones, aunque se ejerza un derecho regular, se produce un daño a terceros. En


este caso la ley brinda ciertas pautas para determinar si tal consecuencia genera la obligación
de reparar. Por ejemplo: Quien edifica en terreno de su propiedad puede tapar la luz del
lindero, y ello, aunque puede lesionar un interés ajeno, en principio, no le acarrea ninguna
responsabilidad.

b) Legítima defensa
Concepto
La legítima defensa es el supuesto en que alguien causa daños a otros usando medios
racionales a fin de repeler una agresión ilegítima.

El problema surge a raíz de los daños causados por quien se defiende, lo que exige determinar
si dicho daño admite o no una justificación jurídica, pues el agresor debe soportar civilmente
los perjuicios que sean resultado de su propio accionar.

Este supuesto también se encuentra en el CP (art 34 inc. 6)


El CCyC lo trata expresamente en el art. 1718 inc b) está justificado el hecho que causa un
daño “… en legítima defensa propia o de terceros, por un medio racionalmente proporcionado,
frente a una agresión actual o inminente, ilícita y no provocada; el tercero que no fue agresor
ilegítimo y sufre daños como consecuencia de un hecho realizado en legítima defensa tiene
derecho a obtener una reparación plena”.

Requisitos
La norma fija una serie de requisitos para poder evaluar cuando estamos en presencia de
legítima defensa:

1) Agresión ilegítima: es necesario que el ataque sea contrario a la ley. Si el que lo hace
ejercita regularmente un hecho propio no puede caber la legítima defensa. Por
ejemplo: si un oficial de justicia, cumpliendo con una orden judicial, promueve el
desalojo de una casa el desalojado no podrá oponer una legítima defensa. Además de
ilícita, la agresión debe ser actual, la actualidad significa inminencia del daño, no es
suficiente la mera amenaza y mucho menos el daño consumado. La agresión debió
dirigirse hacia la persona o sus bienes, o hacia otro que se sienta necesitado a proteger
(cónyuge, hijos, padres, amigos), o aún a personas desconocidas sobre las cuales surja
un sentimiento súbito de ayuda.
2) Racionalidad del medio empleado: este requisito hace al comportamiento de quien se
defiende. La racionalidad hace a la proporción entre el ataque, los derechos llamados a
proteger, y los medios utilizados para su defensa. Ejemplo: no sería racional que una
persona para evitar ser mojada en carnaval, recurra a un arma de fuego para repeler la
agresión. La desproporción o irracionalidad de los medios empleados, con relación a
los utilizados para la agresión, hacen caer en el “exceso de defensa” (35 CP) y en este
caso, tanto el agresor como el agredido, deben asumir la carga de responsabilidad en
consideración al grado de causalidad y culpabilidad que se les atribuya.
3) Falta de provocación suficiente: es necesario analizar que las actitudes o
comportamientos del defendido no hayan sido la causa de la agresión.

Efectos
Esta figura importa una causal de justificación, y por ende, el agente no responde por los daños
y perjuicios. Y tiene derecho a ser indemnizado: “… el tercero que no fue agresor ilegítimo y
sufre daños como consecuencia de un hecho realizado en legítima defensa, tiene derecho a
recibir una reparación plena”, conforme lo dispuesto en la parte final del art 1718 última parte.

c) Estado de Necesidad
Concepto
Se ha interpretado que el estado de necesidad “es un peligro que solo puede evitarse
mediante la lesión a un bien jurídico ajeno”. Por ejemplo: un capitán de un barco, para evitar
el naufragio, hecha la carga al mar, o del conductor de ómnibus, que chocó contra un árbol
para evitar embestir a un menor que se le cruzó imprevistamente en el camino. En estos casos,
se daña un bien para salvar otro más valioso.

El CP refiere a esta figura en el art 34 inc 3 aclarando que no es punible “… el que causara un
mal para evitar otro mayor inminentemente a que ha sido extraño”.

El CCyC introduce una regulación expresa de esta figura en el art. 1718 inc c), al disponer que
está justificado el hecho que causa un daño “...c) para evitar un mal, actual o inminente, de
otro modo inevitable, que amenaza al agente o a un tercero, si el peligro no se origina en un
hecho suyo; el hecho se halla justificado únicamente si el mal que se evita es mayor que el que
se causa. En este caso, el damnificado tiene derecho a ser indemnizado en la medida en que el
juez lo considere equitativo”. Supone un conflicto de intereses en el que se sacrifica el de
menor entidad.

El Estado de necesidad siempre supone un conflicto de intereses en el que se sacrifica el de


menor entidad.

Requisitos
a) La existencia de un peligro actual o inminente de sufrir un daño en la persona o en las
cosas.
b) ) Tal peligro no debe ser imputable al autor de un daño, ni debe estar obligado a soportar
la situación de peligro.
c) ) El daño causado debe ser de naturaleza patrimonial ya que no se admite que un hombre
para salvar su propia vida ataque la vida de otro, salvo en caso de defensa propia.
d) Que no exista otra manera de eludir el peligro.
e) Que el daño que se procura evitar sea cualitativa o cuantitativamente mayor al que se
ocasión al tercero.

Efectos
Esta figura importa una causal de justificación, y por ende, el agente no responde por los daños
y perjuicios. Y tiene derecho a ser indemnizado en la medida en que el juez lo considere
equitativo, conforme lo dispone la parte final del art 1718 inc. C

Asunción de riesgos y actos de abnegación


Asunción de riesgos
Concepto, régimen legal, aspectos caracterizantes
El art. 1719 del CCyC dispone “La exposición voluntaria por parte de la víctima a una situación
de peligro no justifica el hecho dañoso ni exime de responsabilidad a menos que, por las
circunstancias del caso, ella pueda calificársela como un hecho del damnificado que
interrumpe total o parcialmente el nexo causal”.

La primera dificultad en este tema, consiste en establecer que significa “asumir riesgos”. La
mayor parte de los actos de la vida moderna entrañan un riesgo: viajar en avión, en automóvil,
etc. El problema jurídico reside en saber qué trascendencia tiene la decisión del damnificado
de realizar tales actos riesgosos sobre el régimen de la responsabilidad civil.

La asunción de riesgos no es una causal autónoma de eximición de la responsabilidad. En este


sentido, La Corte Suprema ha tenido oportunidad de señalar que: la aceptación del riesgo no
es por sí misma una causa de exoneración…, asumir el riesgo no significa asumir el daño, este
supuesto no constituye una causal autónoma de eximición de responsabilidad, si no lo que
debe analizarse es la conducta de la víctima, es decir, se tiene que demostrar la falta de la
víctima.

Lo que importa es lisa y llanamente el hecho o la falta de la víctima, por constituir un riesgo
extraordinario y anormal que si puede actuar como eximente, en su caso, como atenuante.

“La aceptación de riesgos no cubre sino los riesgos que fueran objeto de esta aceptación”, por
ejemplo el enfermo da su conformidad para ser operado conociendo los peligros de la
intervención; el boxeador que acepta el reto de su adversario, etc. Prestan su aquiescencia
para correr los riesgos de la operación o del match, pero, los riesgos propios a los mismos y
nada más que ellos. Si el cirujano o el boxeador adversario cometen en el curso de la actividad
riesgosa, un acto culpable, deben responder de las consecuencias dañosas de su culpa, sin que
el consentimiento de la víctima en aceptar los riesgos baste para liberarlos de esa obligación.

Actos de abnegación
Concepto, régimen legal, aspectos caracterizantes
Consiste en: es el acto de una persona que no tiene obligación jurídica alguna, y acepta
sacrificar o correr riesgo de su vida o integridad corporal para auxiliar a otro.

El Art. 1719 CCyC. 2da. Parte dice al respecto: “Quien voluntariamente se expone a una
situación de peligro para salvar la persona o los bienes de otro tiene derecho, en caso de
resultar dañado, a ser indemnizado por quien creó la situación de peligro, o por el beneficiado
por el acto de abnegación. En este último caso, la reparación procede únicamente en la
medida del enriquecimiento por el obtenido.”

Son casos donde la víctima asume el riesgo del daño, por su arrojo o actos heroicos. Es el caso
en el cual una persona se expone voluntariamente a una situación de peligro para salvar a la
persona o a los bienes del otro (por ejemplo, quien ingresa a un inmueble incendiado para
rescatar a sus ocupantes y sufre quemaduras). El agente tiende derecho a ser indemnizado, y
así lo establece el CCyC, por el responsable, es decir quien creó la situación de peligro o por el
beneficiado por el acto de abnegación, pero, solo en la medida del enriquecimiento por él
obtenido.

Consentimiento libre e informado del damnificado


Ante la producción de un daño, precedido del consentimiento del damnificado, ¿debe
dispensarse de responsabilidad al agente y eximirlo del deber de reparar? El CC anterior no
contenía disposición alguna al respecto. Este tema ha tenido un extenso desarrollo en los
últimos tiempos especialmente en materia de responsabilidades profesionales en el campo de
la salud.

El CCyC eleva al rango de una causa de justificación al consentimiento libre e informado del
damnificado, en el art. 1720 “Sin perjuicio de disposiciones especiales, el consentimiento libre
e informado del damnificado, en la medida en que no constituya una cláusula abusiva, libera
de la responsabilidad por los daños derivados de la lesión de bienes disponibles.”

El artículo exige ciertos requisitos para que la voluntad de la víctima quite la Antijuricidad al
daño por ella sufrido, ellos son:

a) Que el consentimiento del damnificado sea libre e informado, con libre se refiere a un acto
voluntario en los términos del art 260 y con informado hace referencia a las situaciones en las
cuales por existir una desigualdad real entre las partes (de conocimiento, poder, etc.) la ley
pone a cargo de la “parte fuerte” el deber de suministrar información a la otra. En estos
supuestos, el consentimiento únicamente operará como causa de justificación si previamente
se hubiere cumplido con los recaudos exigidos expresamente por la ley.

b) Que la cláusula que instrumenta ese consentimiento no sea abusiva.

c) Que el consentimiento recaiga sobre bienes disponibles, es decir, de naturaleza patrimonial.


Por ende, toda autorización para causar un daño sobre derechos e intereses indisponibles, en
principio, serán inválidas. La excepción a este principio general lo constituye el consentimiento
informado por las prácticas médicas, ya que en tal caso la agresión que sufrirá el paciente en
su integridad física tiene como correlato la búsqueda de un mejoramiento de su salud.
Existen numerosas disposiciones específicas que regulan bajo qué condiciones puede el
consentimiento constituir una causa de justificación. Por eso, el art. 1720 del CCyC es de
carácter subsidiario de la legislación especial que pueda resultar aplicable, como lo indica
expresamente en su primera oración. Esta figura es cada vez más trascendente en aquellas
materias que involucran relaciones entre expertos (profesionales) y legos (personas comunes:
clientes, pacientes, etc.) y que interesa hoy a las responsabilidades profesionales en general.

Ha sido incluida expresamente en el CCyC en el art 59 en los siguientes términos:

El consentimiento informado para actos médicos e investigaciones en salud es la declaración de


voluntad expresada por el paciente, emitida luego de recibir información clara, precisa y adecuada,
respecto a:
a) su estado de salud;
b) el procedimiento propuesto, con especificación de los objetivos perseguidos;
c) los beneficios esperados del procedimiento;
d) los riesgos, molestias y efectos adversos previsibles;
e) la especificación de los procedimientos alternativos y sus riesgos, beneficios y perjuicios en relación
con el procedimiento propuesto;
f) las consecuencias previsibles de la no realización del procedimiento propuesto o de los alternativos
especificados;
g) en caso de padecer una enfermedad irreversible, incurable, o cuando se encuentre en estado
terminal, o haya sufrido lesiones que lo coloquen en igual situación, el derecho a rechazar
procedimientos quirúrgicos, de hidratación, alimentación, de reanimación artificial o al retiro de
medidas de soporte vital, cuando sean extraordinarios o desproporcionados en relación a las
perspectivas de mejoría, o produzcan sufrimiento desmesurado, o tengan por único efecto la
prolongación en el tiempo de ese estadio terminal irreversible e incurable;
h) el derecho a recibir cuidados paliativos integrales en el proceso de atención de su enfermedad o
padecimiento.

Ninguna persona con discapacidad puede ser sometida a investigaciones en salud sin su consentimiento
libre e informado, para lo cual se le debe garantizar el acceso a los apoyos que necesite.
Nadie puede ser sometido a exámenes o tratamientos clínicos o quirúrgicos sin su consentimiento libre
e informado, excepto disposición legal en contrario.
Si la persona se encuentra absolutamente imposibilitada para expresar su voluntad al tiempo de la
atención médica y no la ha expresado anticipadamente, el consentimiento puede ser otorgado por el
representante legal, el apoyo, el cónyuge, el conviviente, el pariente o el allegado que acompañe al
paciente, siempre que medie situación de emergencia con riesgo cierto e inminente de un mal grave
para su vida o su salud. En ausencia de todos ellos, el médico puede prescindir del consentimiento si su
actuación es urgente y tiene por objeto evitar un mal grave al paciente.
Y si bien las disposiciones citadas se refieren específicamente al ámbito de la salud,
constituyen sin duda una referencia necesaria para el consentimiento informado exigible en
todas las relaciones entre profesionales y personas no informadas en determinado arte u
oficio.

¿Qué efecto tendrá la prestación del consentimiento informado ante una propuesta
profesional, si luego de su práctica el interesado sufre un daño? Se ha dicho que el médico o el
abogado no se eximirán de responsabilidad si incurrieron en actos negligentes, imprudentes o
con falta de pericia. En cambio la prestación adecuada y oportuna de información al paciente o
cliente y su consentimiento previo al evento dañoso, podrán impedir que se resposanbilice al
profesional por la materialización de riesgos conocidos, comunicados y asumidos por el
interesado directo.

El solo hecho de que el medico haya omitido proporcionar la información al paciente o lo haya
efectuado de manera deficiente no lo hace responsable civilmente, ya que este solo constituye
un presupuesto de la responsabilidad (antijuricidad).
En principio, el único legitimado para prestar el consentimiento informado es el propio titular
del derecho o interés protegido, ya que, de no ser así, el consentimiento brindado sería
ineficaz. Salvo que nos encontremos frente a determinadas situaciones, como el supuesto de
intervenciones quirúrgicas o tratamientos médicos para un menor o un incapaz o de pacientes
imposibilitados de dar su consentimiento a causa del estado psicofísico, en las cuales las leyes
especiales determinan que el consentimiento puede ser prestado por sus representantes
legales o las personas que expresamente indique la norma.

Consentimiento informado
Hoy en día la dignidad de las personas es el fundamento de todo ordenamiento jurídico. De ahí
que el derecho al consentimiento informado en las prácticas médicas esté catalogado como
uno de los derechos humanos más importantes.

“La prestación del consentimiento informado es un derecho del paciente y su obtención es un


deber del médico”.

En la actualidad los tribunales exigen por parte de los profesionales de la salud el


cumplimiento de la exigencia del consentimiento informado.

En este sentido, resultan de fundamental importancia las anotaciones registradas en la historia


clínica o ficha médica del paciente. A esas anotaciones formuladas de puño y letra, de manera
progresivas y que fueran efectuadas contemporáneamente respecto de los hechos que
registran, los tribunales le suelen dar mucho más valor que a los típicos formularios
preimpresos que se hacen firmar al paciente con carácter genérico ante cualquier internación.

El formulario debe dividirse en dos grandes partes. En la primera se vuelca toda la información
brindada al paciente, y en la segunda los datos del paciente.

Debe tenerse en cuenta que “la carga de la prueba corresponde al médico, y ello de acuerdo
con el criterio establecido en materia de información, en el sentido de que pesa sobre quien lo
afirma la carga de la prueba de la prestación.

Deber de información
La conformidad expresada por el paciente debe ser manifestada por escrito y seguida de la
obtención de una información adecuada.

La información a dar al paciente debe incluir:

a) Descripción del procedimiento propuesto, tanto en sus objetivos como de la manera


en que se llevara a cabo
b) Riesgos, molestias y efectos secundarios posibles
c) Beneficios del procedimiento a corto, mediano y largo plazo
d) Posibles procedimientos alternativos y sus riesgos y ventajas
e) Efectos previsibles de la no realización de ninguno de los procedimientos posibles
f) Los costos del tratamiento

(art 59 CCyC)

Debe tenerse en cuenta que la carga de la prueba corresponde al médico, y ello de


acuerdo con el criterio establecido en materia de información, en el sentido de pesa sobre
quien lo afirma la carga de la prueba de la prestación.

Causa: “Dezeo, José c/Guido, Oscar y otros”


Imprevisión
La unificación en materia de responsabilidad civil, no obsta que existan obligaciones nacidas de
fuente contractual por un lado y con fuente en los actos ilícitos por otro. Así las cosas, Claps
entiende que la imprevisión contractual, encuadra dentro de la categoría de causa de
justificación, a pesar de no haber sido prevista en los arts. 1717 a 1720.

La doctrina la ha identificado como una causa de justificación del incumplimiento contractual


en la medida que supone la modificación de ciertas condiciones básicas del contrato, o bien la
pérdida del equilibrio en las posiciones originarias de las partes. Sería contrario a la equidad
que, cuando se produzcan hechos que causan una importante modificación en las
prestaciones, agravando excesivamente a una de las partes, deba mantenerse el vínculo
contractual y exigirse un cumplimiento como si nada hubiera ocurrido.

La teoría de la imprevisión permite la revisión de un contrato de ejecución diferida o


continuada, cuando por circunstancias sobrevinientes extraordinarias se produce una
alteración importante en las prestaciones, de tal modo que una de las partes resulta
gravemente perjudicada con su cumplimiento por lo que se puede resolver el contrato y
obtener un reajuste equitativo.

La doctrina mediante esta institución plantea la posibilidad de modificar o liberarse del


cumplimiento de lo convenido libremente mediante un contrato.

S enfrentan el principio de la seguridad jurídica y el valor justicia, pues se considera injusto


mantener la integridad de un contrato cuando han variado las condiciones económicas y
jurídicas en base a las cuales se concertó.

La razón del instituto está en que en toda contratación haya un cierto equilibrio jurídico
económico en base al cual las partes regulan sus prestaciones, pero posteriormente se altera
por la aparición del acontecimiento imprevisible y fuera de lo normal, que modifica las bases
del contrato y obligan a una revisión de lo pactado.

Concepto
La imprevisión es una herramienta jurídica que permite modificar ciertos contratos de tracto
sucesivo o de ejecución continuada en el tiempo, que se han visto alterados en su ecuación
económica por causas ajenas a las partes, generalmente provenientes de modificaciones
macroeconómicas sobrevenidas.

Régimen legal
Art. 1091: “Imprevisión. Si en un contrato conmutativo de ejecución diferida o permanente, la
prestación a cargo de una de las partes se torna excesivamente onerosa, por una alteración
extraordinaria de las circunstancias existentes al tiempo de su celebración, sobrevenida por
causas ajenas a las partes y al riesgo asumido por la que es afectada, ésta tiene derecho a
plantear extrajudicialmente, o pedir ante un juez, por acción o como excepción, la resolución
total o parcial del contrato, o su adecuación. Igual regla se aplica al tercero a quien le han sido
conferidos derechos, o asignadas obligaciones, resultantes del contrato; y al contrato aleatorio
si la prestación se torna excesivamente onerosa por causas extrañas a su alea propia”.

En el nuevo régimen legal el contratante afectado podrá pedir la resolución total o parcial o
bien la adecuación del contrato, sea como acción o excepción en el ámbito judicial, como
asimismo, mediante un planteo extrajudicial.

Ante el reclamo por el contratante perjudicado, el demandado puede adoptar diferentes


posturas:
a) Aceptar y allanarse estando de acuerdo con la resolución, este caso se mantendrá el
contrato si el juez considera que el ofrecimiento reúne el carácter que dispone la ley (equidad)
y equilibra el valor de las prestaciones.

b) Oponerse a la pretensión demostrando la inaplicabilidad de la imprevisión contractual al


caso, el juzgador restablecerá el equilibrio contractual originario.

c) Puede ofrecer una mejora equitativa en la prestación para mantener el vínculo jurídico.

De los antecedentes jurisprudenciales se puede extraer las siguientes conclusiones

1) El área de casos alcanzados por la teoría de la imprevisión está trazada,


fundamentalmente, por contratos afectados por devaluación o inflación
2) Para resolver esos casos, los tribunales emplearon un filtro decisivo: el carácter previsible
o imprevisible del fenómeno
3) En la mayoría de los casos se exige, para la procedencia de la tutela, la presencia de
hechos “extraordinarios” e “imprevisibles”.

Teoría de la imprevisibilidad
Es una figura que atenúa el cumplimiento del contrato, al igual que el caso fortuito, para que
se aplique se requiere dos requisitos.

a) Un hecho extraordinario e imprevisible


b) Que ese hecho altere de manera excesiva las circunstancias que se tuvieron en cuenta
al momento del contrato

Si se aplica la imprevisión, la ley autoriza a resolver el contrato o readecuarlo.

Responsabilidad por actos lícitos dañosos


Como regla, no hay derecho al resarcimiento de los daños a favor de la víctima por un acto
lícito dañoso.

Sin embargo, existen excepciones a esta regla, donde el ordenamiento jurídico concede una
indemnización a favor de una persona que pudiera experimentar un acto lícito dañoso.

El fundamento, radica en una cuestión de justicia distributiva en la que, en ciertos casos, se


concede la indemnización. Ante la existencia de un daño injustamente sufrido, en el conflicto
de intereses en juego, el ordenamiento se pronuncia a favor de la víctima, ya que es más
injusto que ella soporte el daño.

Supuestos
Estos supuestos solo proceden de manera excepcional, es decir, en los casos y con el alcance
que expresamente la ley lo determine:

a) Estado de necesidad: en este caso de que se verifica la causa de justificación, solo


cuando el mal que se evita es mayor al que se causa, entra a jugar la equidad: el juez
puede reconocer una indemnización a la víctima si lo considera equitativo.
b) Acto de abnegación: son casos en donde la victima asume el riesgo del daño, por su
arrojo o actos heroicos, es decir, quien se expone voluntariamente a una situación de
peligro para salvar la persona o los bienes de otro. El Agente tiene derecho a ser
indemnizado por el que creó la situación de peligro; la reparación es integral y queda
fuera del ámbito de los actos lícitos. Pero, si el acto de abnegación se traduce en un
beneficio para el sujeto, este tiene el deber de reparar a quien obró de manera
“heroica”, en la medida de su enriquecimiento. No se trata de una indemnización, sino
de uno derivado del principio del enriquecimiento sin causa, es decir, la acción
prosperará únicamente en la medida del enriquecimiento por él obtenido.
c) Responsabilidad del Estado por acto licito dañoso: este supuesto surge expresamente
del art 5 de la ley Nº26994: La responsabilidad del Estado por actividad legítima es de
carácter excepcional. En ningún caso procede la reparación del lucro cesante.
La indemnización de la responsabilidad del Estado por actividad legítima comprende el
valor objetivo del bien y los daños que sean consecuencia directa e inmediata de la
actividad desplegada por la autoridad pública, sin que se tomen en cuenta
circunstancias de carácter personal, valores afectivos ni ganancias hipotéticas. Los
daños causados por la actividad judicial legítima del Estado no generan derecho a
indemnización.
d) El ejercicio regular de un derecho: en ciertas ocasiones, aunque se ejerza un derecho
regular, se produce un daño a terceros. En este caso la ley brinda ciertas pautas para
determinar si tal consecuencia genera la obligación de reparar.

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