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demócrata en 1810, ya por las cantidad de problemas abiertos

II. Continuidad y Transformación en la Ciudades, provin-


que su fugaz producción política, que se inicia a comienzos de
Cultura Política Rioplatense junio de 1810, a los pocos días de incorporarse como cias, Estados:
Secretario a la Primera Junta de gobierno, y concluye a Orígenes de la
Al desplomarse el dominio español, en las principales ciu- comienzos de diciembre del mismo año, al cesar en su cargo Nación Argentina
dades americanas surgen movimientos que posteriormente se y tomar el camino del exilio que sería también el de su muerte. (1800-1846)
encaminarían a lograr la independencia definitiva de la vieja Se lo ha asociado principalmente al nombre de Rousseau,
metrópoli, pero que en sus comienzos se limitan a afirmar un debido a algunas citas suyas del autor del Contrato Social y a
estatuto de autonomía en el marco de la monarquía caste- la significativa edición de una traducción de esta obra que José Carlos
llana. En este cometido, aparece de inmediato la alternativa apareció, con un encomiástico prólogo suyo, en 1810. Chiaramonte
que dividirá profundamente a las fuerzas políticas desatadas Aunque, como hemos comentado más arriba, sobresale tam-
por este proceso y que de hecho configurará el cauce funda- bién en él la preferencia por Gaetano Filangieri, un pensador
mental de la cultura política del período. Por un lado, quienes político hoy menos recordado, cuya fuerte influencia en toda
entendían que las decisiones a tomar debían partir del conjun- Hispanoamérica se debía, entre otros motivos, a ser uno de
to de los pueblos soberanos, los que en términos del Derecho los vehículos de difusión del pensamiento de Montesquieu,1 y
de Gentes eran personas morales en condiciones de igualdad cuya atracción en el Río de la Plata, perceptible en la prensa
independientemente de su poderío y tamaño, y sin cuyo con- periódica de los años inmediatamente posteriores a la
sentimiento, según el mismo Derecho, ninguna decisión que Independencia, parece haber sido bastante prolongada.2
les concerniera poseía legitimidad [ Base Documento N° 55 ].
Y, por otro, quienes consideraban necesario organizar de De la variada colección de temas que abordó en la Gazeta de
inmediato un nuevo Estado, a cuya cabeza debía figurar la Buenos Ayres, en su propósito de utilizar la prensa como
"antigua capital del Reino", en este caso, Buenos Aires y medio a la vez de propaganda revolucionaria y de difusión
frente a la cual los demás pueblos eran subordinados. Este doctrinaria con vistas a la organización política de los pueblos
conflicto asoma ya en algunos de los más tempranos textos de rioplatenses, se destacan los artículos dedicados a examinar
la literatura política rioplatense, los que el Secretario de la
Primera Junta de gobierno, Mariano Moreno, dedicó a exami-
nar las cuestiones implicadas en la posible organización cons- 1 Por ejemplo, la preferencia del guatemalteco José Cecilio del Valle por
titucional de un nuevo Estado. Filangieri, unida a la que muestra por Smith y más tarde por Bentham, se
corresponde con su admiración al autor de la Ciencia de la Legislación
en el terreno del constitucionalismo y de la organización del Estado: "Los
funcionarios de la hacienda pública deben cultivar la ciencia de Necker y
Mariano Moreno y los Cimientos Sully; los de Gobierno deben meditar la de Say y Smith; los del Poder
de una Tradición Política Legislativo deben poseer la de Filangieri y Montesquieu..." Cit. en Jorge
Mario García Laguardia, "José del Valle. Ilustración y liberalismo en
Centroamérica", en José Cecilio del Valle, Obra Escogida, Caracas,
Ayacucho, 1982, pág. XXVIII.
La breve trayectoria del personaje más brillante de los comien-
zos de la revolución de Mayo es fuente de interrogantes poco 2 La Gaceta Mercantil del martes 3 de abril de 1838 incluía el siguiente
aptos para ser objeto de respuestas satisfactorias debido a anuncio de un librero: "Libros de Medicina, Leyes y Jurisprudencia:
esa brevedad de su actuación. Ya fuera por el extraño tránsito Beccaria, Bentham, Filangieri, Cabanis, Mably, Montesquieu, Comte
de su figuración en el entorno de Félix de Alzaga, a la de líder (Tratado de Legislación)".
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la posible organización constitucional de esos pueblos.3 En Es de notar que la condición de Estado no la piensa incompatible,
ellos [Véase Documento N° 21] es fácilmente perceptible la con su inserción subordinada dentro de una unidad política mayor Ciudades, provin-
influencia de Rousseau, más que nada por su democratismo como la monarquía castellana. Esto se observa en un párrafo en cias, Estados:
y por lo que contienen en cuestiones como en la de la el que critica las leyes de Indias por ser útiles para la explotación Orígenes de la
Soberanía, a la que Moreno define como indivisible e inalie- de América como factoría, pero "...inútiles para regir un estado, Nación Argentina
nable, y remitida a la "Voluntad General de un pueblo". que como parte integrante de la monarquía, tiene respecto de sí (1800-1846)
Congruentemente, la Soberanía y la Representación no las mismo iguales derechos, que los primeros pueblos de España".
refiere nunca a la Nación, sino siempre a los pueblos. Pero Este criterio es de interés no sólo porque revela la aún no asu-
es de notar que pesé al explícito elogio de Rousseau, mida, al menos explícitamente, voluntad de independencia total, José Carlos
Moreno adopta una postura, justamente en la cuestión del sino por lo que expresa como modalidad del vocabulario político Chiaramonte
contractualismo, distinta de la de aquél, pues expone la exis- del período.
tencia de dos pactos, el de sujeción -rechazado explícita-
mente por Rousseau- y, el de sociedad como anterior a él y De conformidad a lo que ya explicamos respecto de la pre-
condicionante del mismo. Más aún, en el ya citado prólogo al dominancia de una identidad política americana, Moreno se
Contrato Social elogia el papel de su autor por haber enseña- propone discutir qué conviene más en ese momento para la
do a los pueblos, afirma, que la autoridad no tenía origen organización política de los pueblos americanos, si un con-
divino sino que estaba sujeta a las condiciones del pacto greso de todos ellos o sólo de los más relacionados entre sí.
social. En este texto no hace referencia a otra forma contrac- Distingue así la posibilidad de un congreso de represen-
tualista que la del pacto de sujeción:. gracias a Rousseau, tantes de "toda la América", del convocado por la Junta de
"...los pueblos aprendieron a buscar en el pacto social la raíz Buenos Aires y que representa sólo "una parte de la
y único origen de la obediencia, no reconociendo a sus jefes América".
como emisarios de la divinidad...".
"...podrá una parte de la América -se pregunta en el primero dé
En estos artículos de octubre y noviembre de 1810, el problema esos artículos- por medio de sus legítimos representantes
que se propone analizar Moreno es el de las modalidades que establecer el sistema legal de que carece, y que necesita con
debería asumir la organización constitucional de un nuevo tanta urgencia; o deberá esperar una nueva asamblea, en que
Estado. El hecho constitucional es distinguido como objeto toda la América se dé leyes a sí misma, o convenga en aquella
específico: del congreso convocado por la Junta y la "constitución división de territorios, qué la naturaleza misma ha preparado?".
del estado" es concebida como el acto de fijar las condiciones que
convengan al instituyente del pacto social, entendido éste como
pacto de sujeción:
3 Mariano Moreno, "(Sobre el Congreso convocado, y Constitución del
"La autoridad del Monarca retrovertió a los pueblos por el cautive- Estado. Octubre y noviembre de 1810)", en Mariano Moreno, Escritos, t.
rio del Rey; puede pues aquellos modificarla o sujetarla a la forma II, Buenos Aires, Estrada, 1956, págs. 223 y sigts. Esta edición, prepara-
da por Ricardo Levene, omite uno de los artículos, justamente en el que
que más le agrade, en el acto de encomendarle a un nuevo re-
se encuentra una referencia explícita a Rousseau. Ese texto ha sido
presentante: éste no tiene derecho alguno, porque hasta ahora no
incluido en Noemí Goldman, Historia y Lenguaje, Los discursos de la
se ha celebrado con él ningún pacto social; el acto de establecer- Revolución de Mayo, Con un apéndice documental de Mariano Moreno,
lo es el de fijarle las condiciones que convengan a el instituyente; Juan José Castelli, Bernardo de Monteagudo, Buenos Aires, Centro
y esta obra es la que se llama constitución del estado." Editor de América Latina, 1992, págs. 99 y sígts.
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En su respuesta a esta cuestión, Moreno expone una critica comprovincianos, resultaron tantas representaciones supre-
del "gobierno federaticio". Luego de algunos ejemplos, como mas e independientes, cuantas Juntas Provinciales se Ciudades, provin-
una extensa transcripción de la opinión de Jefferson sobre la habían erigido. Ninguna de ellas solicitó dominar a las otras; cias, Estados:
fede-ración patriarcal de los indios norteamericanos, o el de ninguna creyó menguada su representación por no haber Orígenes de la
los Cantones suizos, unos con gobierno aristocrático, otros concurrido al consentimiento de las demás; y todas pudieron Nación Argentina
democrático, pero todos sujetos a las alianzas, guerras y haber continuado legítimamente, sin unirse entre si mismas." (1800-1846)
otras convenciones adoptadas por la dieta, define la "fe-
deración" como, esencialmente, Es cierto, admite, que la Junta Central las representó luego a
todas, pero su legitimidad, arguye, no derivó de su insta- José Carlos
"...la reunión de muchos pueblos o provincias independientes lación sino del consentimiento de las demás Juntas, algunas Chiaramonte
unas de otras; pero sujetas al mismo tiempo a una dieta o de las cuales continuaron en su primitiva independencia y
consejo general de todas ellas, que decide soberanamente otras se asociaron con el propósito de unir fuerzas frente a
sobre las materias de estado, que tocan al cuerpo de un enemigo poderoso. De hecho, de no mediar ese peligro,
nación." las Juntas hubieran podido asumir "...por sí mismas en sus
respectivas provincias, la representación soberana, que con
Comenta respecto de ella que es quizá el mejor sistema pero la ausencia del Rey había desaparecido del reyno". Más ade-
que es difícil de aplicar en la América, por las dificultades que lante vuelve sobre lo mismo, y añade que si se atendiese al
la distancia supone para reunir esa gran dieta y comunicar y "diverso origen de la asociación de los estados, que forma-
aplicar sus decisiones. Y agrega que prefiere que las "provin- ban la monarquía española", no se comprobaría la existencia
cias", en sus actuales límites, decidiesen por separado la de "un sólo título, por donde deban continuar unidos, faltan-
constitución conveniente a cada una, tratando de auxiliarse do el Rey, que era el centro de su anterior unidad". Los dere-
recíprocamente, de manera que "...reservando para otro chos reasumidos por "nuestras provincias", continúa, en
tiempo todo sistema federaticio, que en las presentes cir- cuanto integrantes de la corona de Castilla y dada la rendi-
cunstancias es inverificable, y podría ser perjudicial; tratasen ción de Castilla, las separó de ese reino, y
solamente de una alianza estrecha..." que garantizara rela-
ciones fraternales entre ellas. Estos comentarios, unidos a su "...nuestros pueblos entraron felizmente al goce de unos
explícita afirmación de que la soberanía es única e indivisi- derechos, que desde la conquista habían estado sofocados;
ble, parecen ofrecer una imagen (le Moreno muy distinta de estos derechos se derivan esencialmente de la calidad de
la federal que le fuera atribuida por Levene. pueblos, y cada uno tiene los suyos enteramente iguales y
diferentes de los demás."
Es también de especial interés en éstos artículos su análisis
de la situación española que, comparativamente a la ameri- No hay inconveniente, prosigue para que "...reunidas aque-
cana, hace en términos de provincias soberanas que, preso llas provincias, a quienes la antigüedad de íntimas relaciones
el monarca, reasumen su soberanía y optan libremente por ha hecho inseparables, traten por sí solas de su constitu-
unirse o no a las otras: ción". Porque si bien no sería arbitrario "...que todos los
pueblos de América concurriesen a ejecutar de común acuer-
"Cada provincia se concentró en si misma, y no aspirando a do la grande obra...", sin embargo, esto "...sería efecto de
dar a su soberanía mayores términos de los que el tiempo y una convención, no un derecho a que precisamente deban
la naturaleza habían fijado a las relaciones interiores de los sujetarse, y yo creo impolítico y pernicioso propender a que
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semejante convención se realizase".4 En suma, sería "...una explicarlo más adelante, cosa que hace efectivamente en otro
quimera pretender que todas las Américas españolas formen artículo posterior -el que Levene suprimió de su edición-, con Ciudades, provin-
un solo estado", pues sería imposible entenderse y conciliar una argumentación que exhibe muy visiblemente su artificiosi- cias, Estados:
intereses con las Filipinas, o México. dad. Allí Moreno ataca la doctrina del derecho divino de los Orígenes de la
reyes, emplea un tono muy acorde con la cita expresa de Nación Argentina
Como vemos, la realidad que tiene frente a sí Moreno es la de Rousseau que intercala, y realiza una maniobra discursiva de (1800-1846)
la existencia de múltiples entidades soberanas -"pueblos", la mayor astucia: analiza largamente el derecho que podría
"provincias"-, las que una vez reasumida su soberanía no tener el monarca a reclamar el vasallaje de los americanos,
tienen obligación alguna de entrar en asociación alguna cuan- negando que lo tuviera, pero admite el vasallaje por "el extra- José Carlos
do no lo deseen. Y si esto ocurre, será por intermedio de la ordinario amor que todos profesamos a nuestro desgraciado Chiaramonte
clásica figura del consentimiento propia del Derecho de Monarca". Importa subrayar el núcleo de su argumentación
Gentes. Como lo explicamos en otro lugar, tenemos en que, como el conjunto de los artículos, sigue más vinculada a
Moreno otro caso en que la adhesión a las más recientes co- la doctrina tradicional del pacto de sujeción que a Rousseau:
rrientes de pensamiento político está contrarrestada por la que los pueblos americanos no están obligados a respetar el
distancia respecto de la realidad social con la que se vasallaje al monarca, desde el momento que su sujeción a la
enfrentan. Así, pese a ser un entusiasta lector del Contrato monarquía arguia deviene de un acto arbitrario de conquista
Social de Rousseau, debe partir del hecho de que todos los y no de un contrato. La América no puede verse obligada,
movimientos de constitución de autoridades locales, tanto en como los pueblos de España, a esperarla liberación del
la península como en América, se amparaban figura de la monarca, pues
retroversión del poder, corolario de la doctrina del pacto de
sujeción. Y consiguientemente, pese a su también entusiasta "en ningún caso puede considerarse sujeta a aquella
adhesión a los principios democráticos e igualitarios expandi- obligación; ella no ha concurrido a la celebración del pacto
dos por la Revolución Francesa, su perspectiva es la de un social de que derivan los Monarcas españoles lo únicos títu-
mundo de derechos desiguales, tal como se desprende del los de legitimidad de su imperio; la fuerza y la violencia son la
muy significativo párrafo que hemos citado más arriba en el única base de la conquista...".
que refere a los derechos de los pueblos, derivados de su
"calidad dé pueblos", que cada uno posee "enteramente Pero si éste era un problema delicado, mucho más lo era el
iguales y diferentes de los demás". Iguales, por ser producto que ya había asomado en el Cabildo del 22 de mayo, al cues-
de la privilegiada calidad de pueblos, que en el seno de la tionarse la legitimidad de la iniciativa de la ciudad de Buenos
monarquía castellana era un derecho que debía ser solicitado
y que era concedido como privilegio. Y distintos, porque la
concesión de ese privilegio era de particular conformación 4 "No hay pues inconveniente -aduce en el mismo lugar-, en que
para cada caso. reunidas aquellas provincias, a quienes la antigüedad de íntimas rela-
ciones ha hecho inseparables; traten por sí solas de su constitución.
Nada tendría de irregular, que todos los pueblos de América concu-
Como ocurrió en casi todas las ciudades hispanoamericanas
rriesen a ejecutar de común acuerdo la grande obra, que nuestras
donde surgieron gobiernos locales, un problema delicado que
provincias meditan para sí mismas; pero esta concurrencia sería efecto
Moreno enfrentó fue también el de cómo conciliar las preten- de una convención; no un derecho a que precisamente deban sujetarse,
siones de autogobierno con la fidelidad a la corona de y yo creo impolítico y pernicioso, propender,. a que semejante conven-
Castilla. En uno de sus artículos elude el problema y promete ción se realizase."
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Aires para decidir por sí sola la formación de un nuevo go- La mayor parte de la historiografía rioplatense ha relatado este
bierno de todo el Virreinato: Moreno no puede dejar de abor- conflicto, y sus prolongaciones, como una lucha entre porteños Ciudades, provin-
darlo, y lo hace exponiendo las razones por las que a su juicio y provincianos, atribuyendo además a este enfrentamiento par- cias, Estados:
el pueblo de Buenos Aires formó un gobierno de todo el terri- ticularista el haber sido la raíz de la división entre unitarios y fe- Orígenes de la
torio sin que los demás pueblos participaran en la decisión. derales.6 Bajo esta equiparación de ambas dicotomías -que Nación Argentina
Acudiendo nuevamente al ejemplo de las Juntas españolas, y constituye la más fuerte de las tendencias interpretativas de la (1800-1846)
al amparo que el Derecho Natural les otorgaba, justifica lo naturaleza de los partidos unitario y federal, pero que como
actuado en Buenos Aires por la urgencia de reaccionar ante veremos es incongruente, entre otras cosas, con la inclinación
los peligros derivados de la situación española; y con un al "federalismo" que predominaría en Buenos Aires más ade- José Carlos
lenguaje muy similar al que emplearía en 1811 el Primer lante- se pierde la sustancia política del enfrentamiento: Por Chiaramonte
Triunvirato al disolver la Junta, alegaba que "estaba reserva- una parte, la postura que partía de la existencia de múltiples
do a la gran capital de Buenos Ayres dar una lección de justi- pueblos soberanos, postura basada en criterios relativos a la
cia". Esta postura de Moreno, reiterada al aducir que Buenos naturaleza y formas de ejercicio del poder, que fundaban la
Aires "no quiso usurpar a la más pequeña aldea la parte que legitimidad de ese poder y que, además conformaban lo fun-
debía tener en la erección del nuevo gobierno" y que, con- damental de lo que podríamos llamar el imaginario político de
siguientemente, éste era provisorio y duraría hasta la rea- la época. Y por otra, la aún minoritaria tendencia que asumía
lización del congreso, escollaría poco después ante la preten- concepciones políticas difundidas a partir de la revolución
sión de los demás pueblos soberanos de incorporar a sus francesa, aunque eran de más antigua data, que no
diputados al gobierno provisorio y motivaría el alejamiento del reconocían otro gobierno legítimo que el que se sustentara en
Secretario. una sola soberanía [Véanse Documentos N" 22 y 23).

El conflicto que Moreno registra con optimista enfoque -conflic- Porque el problema central que explica la sustancia de gran
to que está muy lejos de poder explicarse por la antinomia de parte de los conflictos del período fue la cuestión de la legi-
porteños y provincianos- estaba ya en germen, y por momentos timidad del nuevo poder a erigir. Esto es, el de cómo reem-
explícita, en el seno del Cabildo abierto del 22 de Mayo de 1810,
cuando los hombres de Buenos Aires vieron cuestionada la
legitimidad de su iniciativa por no haber consultado previamente
a los demás Cabildos del territorio, y se encontraron obligados 5 Archivo General de la Nación, Acuerdos del Extinguido Cabildo de
Buenos Aires, Serie IV, Libros LXV, LXVI y LXVII,
a excusar su procedimiento por razones de urgencia.5 El cues-
Buenos Aires, 1927, pág. 122 y sigts.
tionamiento de la iniciativa porteña en el Cabildo del 22 de Mayo
estuvo casi sin excepciones en boca de los partidarios de la per- 6 Escribía Levene: "...en los orígenes nuestro federalismo consistió en la
manencia del Virrey en el cargo. Esto es, en boca del partido lucha de los Cabildos entre sí, para conquistar una situación de igualdad
español. Pero, en cuanto respondía a una doctrina política política con el fin de resolver problemas económicos y sociales del
ampliamente predominante, común a tradiciones jusnaturalis- lugar". Al mismo tiempo se daba el conflicto entre Buenos Aires y las
tas, tanto de raíz escolástica como modernas, el criterio del provincias, de manera que "ambas fuerzas en pugna -la de los Cabildos
entre sí y la de Buenos Aires con las Provincias- deben ser contempla
necesario consentimiento de los pueblos soberanos, reivindica-
das para ta visión integral de este problema de los orígenes del federal-
do por la mayoría de ellos, se impuso y la Primera Junta de go- ismo político ar gentino". Ricardo Levene, Las Provincias Unidas del Sud
bierno debió acoger en su seno a los apoderados de las princi- en 1811 (Consecuencias inmediatas de la Revolución de Mayo), Buenos
pales ciudades, transformándose en la llamada Junta Grande. Aires, 1940, pág. 9.
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plazar la legitimidad de la monarquía castellana por otra
soberanía igualmente legítima, que pudiera garantizar el El Antiguo Derecho de los "Pueblos" Frente a la Ciudades, provin-
orden social. De tal manera, la primera observación que Tradición Borbónica cias, Estados:
debemos efectuar sobre el período 1810-1820 es que en él Orígenes de la
ocupa lugar central el complejo entrelazamiento de dos Nación Argentina
grandes conflictos: el que opone, como ya señalamos, a los Apenas conocidas en la América hispana las derivaciones de (1800-1846)
"pueblos" del territorio del ex Virreinato con la antigua "ca- los sucesos de Bayona, esto es, el proceso de constitución en
pital del reino", Buenos Aires -conflicto entre las tendencias España de juntas locales y provinciales, y la posterior forma-
autonómicas y las centralizadoras. Y el que contrapone las ción de la Junta Central, comenzaron las deliberaciones sobre José Carlos
formas antiguas y modernas de representación. la suerte que podrían correr las posesiones americanas de la Chiaramonte
monarquía acéfala y sobre la posibilidad de emular la reacción
El primero de ellos tiene por base la doctrina de la retrover- de los pueblos de la península constituyendo también en el
sión de la soberanía enunciada desde los primeros momentos Nuevo Mundo órganos de gobierno propio. La decisión de
del movimiento de mayo de 1810 como fundamento dé la ini- reconocer a las Indias el carácter de parte de la monarquía y
ciativa de suplantar la autoridad del Virrey por la de una no de colonias estimuló fuertemente, por el apoyo legal que
Junta. En el Cabildo abierto del 22 de mayo de 1810 fue implicaba, la pretensión de formar gobiernos locales, leales a
argüida por la mayoría de los que apoyaban la constitución de la corona de Castilla pero independientes de los nuevos
un nuevo gobierno, aparentemente sin mayores diferencias. órganos de poder peninsulares.8
En cambio, una discrepancia de fondo fue protagonizada por
el fiscal Villota al impugnar el derecho que se arrogaba el Ante la resistencia de los españoles peninsulares a tolerar la
Cabildo de Buenos Aires para organizar un gobierno para intromisión criolla en la formación de los principales órganos
todo el territorio del Virreinato. Pues, por la misma naturaleza del poder en las posesiones americanas, la tradición política
de la doctrina invocada, la soberanía era atribuida a todos y contractualista, ampliamente difundida en el pensamiento
cada uno de los pueblos que la habrían cedido al monarca.
Juan José Paso admitió la legitimidad del argumento pero jus-
tificó la iniciativa por razones de urgencia, por la necesidad de
poner a Buenos Aires al cubierto de los riesgos emanados del 7 Cf. también Germán J. Bidart Campos, Historia política y constitu-
poderío francés y de la debilidad de la península.7 cional argentina, Buenos Aires, Ediar, Tomo 1, 1976, pág. 31. Asimismo,
Ricardo Zorraquín Becú, "La doctrina jurídica de la Revolución de
Mayo", Revista del Instituto de Historia del Derecho, N° 11, Facultad de
Sin embargo, y al amparo del ejemplo de la constitución de
Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, Buenos
Juntas de gobierno en los "pueblos" de la península, el argu- Aires, 1960, pág. 68.
mento reaparecería como fundamento de las tendencias
autonomistas de la región. Frente a él, aunque la justificación 8 "...el sistema de la libertad, el régimen jurídico y legal que estructura-
de la decisión del Cabildo de Buenos Aires para constituir ba la sociedad política, ya estaba adelantado en lo fundamental por la
gobierno fue fundada en razones circunstanciales, el proceso real orden del 22 de enero de 1809. Ella declaró suprimida la colonia y
la reconoció como parte de la nación española. Más, sin limitarse a una
político posterior mostraría que se trataba de la expresión de
mera declaración, confirió la correspondiente representación política,
una tendencia más profunda, tendencia que a través de diver- dictó reglas, impartió órdenes para su aplicación y estaba consumán-
sas mutaciones concluiría con aflorar en los textos constitu- dose el respectivo proceso electoral cuando estalló la insurrección."
cionales centralizadores de 1819 y 1826. Julio V. González, ob. cit., I; pág. 10.
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político del siglo XVIII, vino en auxilio de los independentistas aislada de textos como éste puede mover a confusión respec-
(entendiendo la independencia no como absoluta, de la coro- to del contenido histórico-polítiço del concepto de pueblo. Por Ciudades, provin-
na, sino relativa a los órganos de poder metropolitanos). La una parte, si bien el lenguaje dé Saavedra y de otros de los cias, Estados:
doctrina invocada desde México hasta Buenos Aires fue que el participantes en el cabildo abierto sugiere un uso del concep- Orígenes de la
pueblo "reasumía" el poder, o la soberanía, doctrina que deri- to acorde con el proceso abierto por las revoluciones norteam- Nación Argentina
vaba de la variante más antigua del contractualismo, la del ericana y francesa, ese pueblo era concebido por muchos (1800-1846)
pacto de sujeción, originariamente enraizada en la Escolástica otros en su conformación política de antiguo régimen, cuyos
pero renovada tanto por la Neoescolástica del siglo XVI como componentes no eran los ciudadanos, esto es individuos
por la tradición iusnaturalista,9 y asimismo presente en la abstractamente considerados y jurídicamente iguales ;sino el José Carlos
Enciclopedia francesa.10 conjunto de los vecinos -condición jurídico-política que expre- Chiaramonte
sa una concepción según status de esa calidad y que implica
Pero por más antiguas y "tradicionales" que pudiesen ser las un contexto de desigualdad jurídica-, más las corporaciones
fórmulas invocadas, lo cierto es que mientras la soberanía "civiles, eclesiásticas y militares", según expresión frecuente
originaria del pueblo y su traspaso al príncipe no eran, para los
protagonistas de los sucesos de la Independencia, más que la
ficción jurídica con que legitimaban su actuar -y no un hecho
real del pasado americano-, la constitución de las nuevas 9 Aunque se suele restringir el concepto de iusnaturalismo a la comente
iniciada en Hobbes, lo utilizamos aquí para manifestaciones anteriores,
autoridades emanadas directamente de ese pueblo era, en
en las que si bien convive con herencias medievales, pueden consider-
cambio, un concreto acto de ejercicio de la soberanía que tuvo arse variantes históricas de una concepción similar. Así Norberto Bobbio,
más sabor a segunda mitad del siglo XVIII que a los lejanos en El problema del positivismo jurídico -Buenos Aires, Eudeha, 1965-
tiempos de la elaboración escolástica de aquella doctrina. admite "tres formas de jusnaturalismo", mientras que posteriormente, en
Estudios de Historia de la Filosofía, De Hobbes a Gramsci, Madrid,
Por otra parte, la comentada cuestión de vocabulario político Debate, 1985, limita ese concepto, por una parte (Cap. I, "El modelo ius-
naturalista"), a lo que va de Hobbes en adelante hasta la aparición del
implícita en el uso del concepto de pueblo, puede ya regis-
historicismo, mientras que, por otra (Cap. 11, "Hobbes y el iusnaturalis-
trarse en los primeros intentos de formular la legitimidad que mo"), vuelve a mencionar la existencia de más de un íusnaturalismo, en
se necesitaba atribuir al nuevo gobierno a instaurarse en este caso dos: uno clásico y medieval y otro moderno.
Buenos Aires. En la fundamentación jurídica del cambio políti-
co expuesta en el cabildo abierto del 22 de mayo de 1810 aflo- 10 Es insostenible la tendencia a reducir este tipo de contractualismo a
ra ya esta cuestión central para lo que examinamos. Se trata la influencia del teólogo español del siglo XVI, Francisco Suárez. Véase
al respecto Tulio Halperín Donghi, Tradición política española e ideología
del concepto de la naturaleza histórico-política del sujeto de la
revolucionaria de Mayo, Buenos Aires, Eudeba, 1961 y Ricardo
soberanía que trasuntan los votos de muchos de los partici- Zorraquín Becú, "Lá doctrina jurídica de la Revolución de Mayo", Revista
pantes. De esos votos, el más conocido, así como el más del Instituto de Historia del Derecho, N° 11, Facultad de Derecho y
apoyado en el cabildo del 22, es el del prestigioso líder militar Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires,
de la resistencia a las invasiones inglesas, Comelio Saavedra, 1960. La doctrina del pacto de sujeción estaba ampliamente difundida
quien sostuvo que "consultando la salud del Pueblo" debía entre diversas tendencias del pensamiento contemporáneo a la
Independencia iberoamericana y se encuentra expuesta por Diderot en
cesar el Virrey y ser reemplazado por él "Cabildo de ésta cap-
un artículo de la Enciclopedia: D Diderot y J. Le Rond d'Alembert, La
ital", hasta tanto se formase una "corporación o Junta" para Enciclopedia.... ob. cit., art. "Autoridad política".
ejercer el mando. Y agregó que no debía quedar duda "de que
el Pueblo es el que confiere la autoridad, o mando".11 La cita 11 A.G.N., Acuerdos..., ob. cit., pág. 128.
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en la época. Es cierto que también la palabra ciudadano "En la parte que le corresponde:" Es en este punto donde surge
existía en el vocabulario político del Antiguo Régimen, desmi- de inmediato el grave problema ya señalado, núcleo de un con- Ciudades, provin-
da por consiguiente en términos corporativos y como referida flicto que anticipa los de las primeras etapas de vida indepen- cias, Estados:
a la condición privilegiada de la ciudad, que hemos comenta- diente: la dificultad de conciliar esa soberanía reasumida en los Orígenes de la
do más arriba: "CIUDADANO -se lee en la primera edición del límites de la ciudad de Bueno Aires con la pretensión de susti- Nación Argentina
Diccionario de la Real Academia Española-: El vecino de una tuir la autoridad de todo el Virreinato. Conflicto entonces entre (1800-1846)
Ciudad, que goza de sus privilegios, y está obligado a sus quienes invocaban sin más al pueblo de Buenos Aires, en
cargas ...".12 Pero en los años que nos ocupan su resonancia cuanto sujeto de la soberanía y protagonista de los sucesos del
estará fuertemente impregnada por el uso francés reciente. momento, y los muchos que no dejaron de expresar su inquie- José Carlos
tud por consultar al resto de los pueblos del Virreinato. Resto Chiaramonte
En cuanto a la calidad de vecino, ella era aún acentuada con que fue generalmente considerado como un conjunto de pue-
restricciones, como la que se lee en el oficio que el Cabildo ele- blos codepositarios de la reasumida soberanía.
vara al Virrey para solicitar la realización del cabildo abierto:
Esta dificultad es percibida de inmediato en el seno del mismo
"...para evitar los desastres de una convulsión Popular, desea cabildo del 22 de mayo, tal como se observa en las no pocas
[el Cabildo] obtener de V E. un permiso franco para convocar intervenciones en que se recuerda la conveniencia, o la
por medio de esquelas la principal y más sana parte de este obligación, según los casos, de consultar la opinión de los
Vecindario, y que en un Congreso público exprese la voluntad demás pueblos o provincias del Virreinato y más aún, tal como
del Pueblo..."13 se expresó en la citada alocución inaugural del Ayuntamiento:

Asimismo, es necesario no olvidar que todas las invocaciones "Tened por cierto que no podréis por ahora subsistir sin la
a la voluntad del pueblo por parte de los participantes del cabil- unión con las Provincias interiores del Reyno, y que vuestras
do abierto -fuesen en clave moderna o tradicional- se refieren deliberaciones serán frustradas si no nacen de la Ley, o del
siempre al pueblo de la ciudad de Buenos Aires; tal como lo consentimiento general de todos aquellos Pueblos."
hacen explícito muchos de ellos, y tal como lo hizo el mismo
Cabildo al dirigirse al "Fiel y generoso pueblo de Buenos Aires" Es de notar que los votos que incluyen alguna referencia a la
en la alocución inicial del cabildo abierto; así como Saavedra lo necesidad de consultar la voluntad de los otros pueblos rio-
hizo de manera implícita al aludir al "Cabildo de esta capital". Si platenses pertenecen, casi sin excepción, a partidarios de la
bien, entonces, muchos de los votos se refieren a la soberanía continuidad del Virrey en el mando. Sirva de ejemplo uno de
del Pueblo sin referencia a Buenos Aires -tal como el muy cita-
do de Antonio Sáenz, "ha llegado el caso de reasumir el
Pueblo su originaria autoridad y derechos"-, cosa que estaba
naturalmente sobreentendida, otros hacen sí explícito que es el 12 Real Academia Española, Diccionario de la lengua castellana...
pueblo de Buenos Aires el que reasume la soberanía: (1729), ob. cit.

13 Archivo General ele la Nación, Acuerdos del Extinguido Cabildo de


"...este Pueblo se halla en estado de disponer libremente de la
Buenos Aires, Serie IV, Libros LXV, LXVI y LXVVI, Buenos Aires, 1927,
Autoridad, que por defecto o caducidad de la Junta Central, a pág. 123. Posiblemente, la inquietud del Cabildo traduzca también la per-
quien había jurado obediencia, ha recaído en él, en la parte que cepción de una laxitud en el uso del concepto de vecino, proclive a la
le corresponde..." ampliación de la participación política.
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los votos que sostiene que hasta que no se confirmara el cese
en la Península de la Ciudades, provin-
cias, Estados:
"...autoridad Suprema legítima de la Nación, no se innove el Orígenes de la
sistema de Gobierno; que siga en el mando el Excelentísimo Nación Argentina
Señor Virrey asociado por los SS. Alcalde de primer voto y
(1800-1846)
Síndico Procurador general de Ciudad: con la advertencia que 14 Voto de Ignacio de Rezaval. Martín José, de Ochoieco afirmó que
por ningún acontecimiento se altere en esta ciudad el sistema "...conociendo el genio de los habitantes de las Provincias interiores, y a
político sin previo acuerdo de los Pueblos del distrito del efecto de evitar la separación de ellas de esta capital..." convenía que José Carlos
Virreinato, por depender su existencia política de su unidad continuase el Virrey, acompañado del Alcalde de primer voto y del Chiaramonte
Síndico Procurador. Asimismo, votos como el de Francisco Orduña "...y
con ellos. "14
porque no se han convocado las demás Provincias"... O el de Nicolás
Calvo, cura rector de la Concepción: "...para no exponerse a una guerra
En cambio, los partidarios de la remoción del Virrey y su civil se debe oír a los demás Pueblos del distrito, y que por lo tanto nos
reemplazo por una nueva autoridad rara vez aluden a los debemos conservar en el actual estado hasta la reunión de los Diputados
demás pueblos del Virreinato. 15 Se trata de una postura que de los Pueblos interiores con el de la Capital". El de Bernardo de la
parece expresar una profesión de fe en términos de soberanía Colina: "por un principio de equidad, y atendiendo a la unidad y precisas
relaciones de esta capital con los demás Pueblos interiores..." Félix
popular moderna, rasgo congruente con el rechazo de la
Casamayor, partidario de la continuidad del Virrey, requería la convoca-
escisión territorial de la soberanía implícita en el uso del plu- toria de "...las Capitales y Ciudades sufragáneas del Virreinato para que
ral "pueblos" -plural generalmente utilizado al invocarse la en consorcio y reunión de sus votos se establezca el método de
doctrina de la reasunción del poder: Gobierno". Hay más votos de parecido tenor, todos partidarios de que
siguiera el Virrey en el mando.
Cabe agregar que la repulsa a la escisión de la soberanía,
15 Aunque hay algunas excepciones. Así, Comine Argerich, partidario de
prevaleciente entre los autores de la época, será prolongada
la reasunción de la autoridad por el pueblo, vota para que los diputados
y constituirá el fundamento de las tendencias centralizadoras del pueblo de Buenos Aires elijan la "Junta general del Virreinato, hasta
de las primeras etapas de gobiernos independientes. De man- que las Provincias decidan el Sistema de Gobierno...". Y Pedro Antonio
era que es lícito interpretar que ante la imposibilidad de afir- Cerviño, concilia proponiendo una Junta de laque podría participar el
mar esa pretensión de una soberanía en un aún inexistente Virrey como presidente, y "convocando a las Ciudades interiores para
pueblo rioplatense, sus partidarios hayan optado por postular que también sus vocales vengan". Véanse también los votos fundados de
Miguel Azcuénaga y Antonio José Escalada, ambos partidarios de susti-
la primacía de uno de los pueblos soberanos, la ciudad de
tuir al Virrey pero partidarios de consultar a los demás pueblos del
Buenos Aires, en función de su calidad de "antigua capital del Virreinato.
reino", según la expresión del Primer Triunvirato en 1811 en
un texto que comentamos más adelanté y en el que, entre 16 "Estatuto provisional del gobierno superior (le las Provincias Unidas
otros argumentos, atacaba a la Junta Conservadora porque del Río de la Plata a nombre del Sr. D. Fernando VII" [22 de noviembre
"como si la soberanía fuese divisible, se la atribuye de un de 18111, Estatutos, Reglamentos y Constituciones Argentinas (1811-
1898), ob. cit., pág. 27.
modo imperfecto y parcial". 16

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"La entidad provincia adquiere poco a poco importancia y
El Problema de la Escisión de la Soberanía desde una situación de hecho, con un simple gobernador, se Ciudades, provin-
transforma en un estado institucionalmente organizado: cias, Estados:
Artigas, en 1813, fue el primero que se propuso instaurar un Orígenes de la
En la investigación del proceso de la Independencia, las régimen provincial y hasta se proyectó una constitución..." Nación Argentina
dimensiones reales de los nuevos sujetos de la soberanía, los (1800-1846)
"pueblos" que la reasumían, según el significativo plural pre- Pero luego, en vez de historiar el Estado provincial, sustituye
dominante en esos años, no han recibido la consideración esa historia por la del caudillo. Algunos autores, escribe, al
que merecen o han sido minimizadas, como señalábamos al estudiar la época de Rosas con criterio apasionado... José Carlos
comienzo, bajo el tema de la importancia de lo "municipal" en Chiaramonte
los orígenes de la Independencia; o, para una etapa posterior, "...se han olvidado de estimar en toda su profundidad el
desaparecen bajo la visión de la historia del período como una nuevo factor. predominante que aparece, en 'el escenario
historia de caudillos. Esto se ve estimulado, en el caso rio- político del país con el nombre de caudillo.[…] ... El caudillo
platense, por la dificultad de ahondar en el significado que se convertirá en el conductor, en la personificación de los sen-
implica el proceso de institucionalización con pretensiones timientos de las masas del campo y de una parte de las ciu-
estatales por parte de las llamadas provincias, en la medida en dades ..."17
que ese ahondamiento lleva a enfrentarse con el carácter
soberano independiente de las mismas, rasgo rechazado por Este cambio de perspectiva no es privativo de la hístoriografía
la ya comentada adopción de supuestos incompatibles. rioplatense. Se observa en la historiografía de otros países
hispanoamericanos, y aún en trabajos que toman nota de la
Lo que ocurre es, entonces, la sustitución de lo que debería emergencia de las soberanías locales pero que luego, posi-
ser una historia de prácticas políticas autonómicas y los con- blemente condicionados por la escasez de adecuada informa-
siguientes conflictos políticos y luchas armadas inherentes a ción histórica relativa a un período en que el interés se con-
esa naturaleza de las partes, por la tradicional historia de centró desde antiguo en las vicisitudes de las guerras de
caudillos, lugar común de la historiografía latinoamericanista, independencia y de las llamadas guerras civiles; abandonan
por más que ella sea renovada por el recurso a recientes esa perspectiva. En todos los casos, el problema clave del
avances metodológicos que favorecen un mejor tratamiento federalismo padece la comentada reducción, de manera tal
del papel de lo individual en la historia. Lo que apuntamos, es que entre otras cuestiones, la de la unidad o divisibilidad de
obvio, no significa negar el lugar de los llamados caudillos en la soberanía, que está también en sus fundamentos y que
la historia de los países iberoamericanos, sino advertir qué se resulta indispensable para su cabal comprensión, desaparece
la ha deformado dé tal modo, al amparo de su innegable totalmente.
atracción dramática, que en lugar de ubicarse a los caudillos
en el escenario dé la evolución de las formas autonómicas de
las ex colonias iberoamericanas, desde las ciudades a las
17 Ravignani, Emilio, "El Congreso nacional de 1824-1827, La
tentativas de organización de provincias-Estados, se reem-
Convención nacional ele 1828-1829, Inconstitución y régimen de pactos",
plaza esa historia por la más atractiva de los conflictos en Academia Nacional de la Historia, Historia de la Nación Argentina,.
caudillescos. Emilio Ravignani, por ejemplo, no había dejado Vol. VII, Desde el Congreso General Constituyente de 1824 hasta Rosas,
de percibir la aparición del Estado provincial: Primera sección, Buenos Aires, 3a. edición, s/f., págs. 11 y 27.

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"El principio sobre el que descansan todas las confedera-
Para una adecuada percepción del nexo por demás significa- ciones es el fraccionamiento de la soberanía. Los legisladores Ciudades, provin-
tivo entre el problema de la soberanía y la visión del federa- hacen poco sensible ese fraccionamiento; llegan aún a ocul- cias, Estados:
lismo, es necesario, como hemos ya explicado, advertir que la tarlo por algún tiempo a las miradas; pero no podrían hacer Orígenes de la
historiografía latinoamericanista ha confundido la noción de que no existiese. Ahora bien, una soberanía fraccionada será Nación Argentina
federalismo con las de autonomismo y confederación, apoya- siempre más débil que una soberanía completa." (1800-1846)
da en el uso de época que, hasta bien entrado el siglo XIX,
englobaba en la común denominación de federalismo cosas Anteriormente había repetido el viejo argumento de que
tan distintas como las confederaciones y el Estado federal.18 José Carlos
De tal manera, es imprescindible observar que luego del "...se ha visto constantemente suceder una de estas dos Chiaramonte
comienzo de los movimientos independentistas, la mayor cosas: el más poderoso de los pueblos unidos, tomando en su
parte de las tendencias denominadas habitualmente fe-
derales, fueron en realidad simplemente autonomistas o, en
todo caso, confederales. Y el punto es decisivo si se advierte 18 Sobre esta distinción, véase nuestro ya citado trabajo "El federalismo
que en el Derecho Político las confederaciones, a diferencia argentino en la primera mitad del siglo XIX". Un análisis del nexo entre el
del Estado federal, son asociaciones de Estados indepen- federalismo y el problema de la soberanía puede encontrarse en R. Carré
de Malberg, Teoría General del Estado, México, F.C.E., 1948, cap. II, § 2,
dientes y soberanos.
págs. 96 y sigts.

En el clásico tema de las diversas formas de gobierno, casi 19 Véase las referencias a los casos de Suiza, Holanda y los Estados
infaltable en los textos de los autores de asuntos políticos, el Unidos de Norteamérica, en el "Apéndice" a su traducción de Genovesi:
federalismo era examinado como una variante del gobierno Antonio Genovesi, ob. cit., Tomo Tercero, pág. 343 y sigts. Respecto de
republicano, con rasgos a veces democráticos y otras aris- Suiza: "Cada uno de los trece Cantones se puede considerar como una
República soberana y todos ellos como un Cuerpo confederado y unido
tocráticos, o ambos a la vez. Montesquieu había dado una
para su defensa. La simplicidad del Cuerpo Helvético es admirable...",
visión no negativa del mismo, y autores de menor relieve
pág. 343.
como Victorián de Villava reflejaban una actitud más bien
favorable hacia el federalismo. 19 Sin embargo, el juicio pre- 20 La doctrina política tradicional basada en la Escolástica parte del con-
dominante a comienzos del siglo XIX sobre el federalismo le cepto aristotélico de la sociabilidad natural del hombre y del origen tam-
era adverso. Los conceptos vertidos en la literatura política bién natural de la Comunidad política, mientras que el criterio de la arti-
ficialidad del poder es el rasgo esencial que distingue a la teoría moder-
respecto de las debilidades de las confederaciones estaban
na del Estado. Una consecuencia de la diferencia entre las doctrinas
vinculados a la crítica de' la tradición escolástica que admitía
tradicional y moderna sobre el origen y naturaleza del poder, es que para
una soberanía compartida entre Rey y Reino?20 En la literatu- la primera existe un dualismo en la concepción de la soberanía, una
ra política de los siglos XVIII y comienzos del XIX se criticaba soberanía radical y otra derivada, criterio rechazado por la teoría moder-
a las confederaciones por la escisión de la soberanía que na del Estado (Hobbes, Kant, Rousseau, entre otros). Pero mientras en
está en sus fundamentos y que daría cuenta de sus debili- Suárez o Victoria, una vez transferido el poder al príncipe la Comunidad
dades. Este criterio lo observaremos también, algo más tarde, carece enteramente de él mientras no lo recobre -por razones de excep-
ción- en Mariana y otros autores "el poder seguiría conjuntamente en
en Tocqueville, por ejemplo, que se ocupará repetidas veces
ambos", de manera de configurarse así una soberanía compartida.
del riesgo de anarquía que llevan consigo las confedera- Véase Joaquín Varela Suanzes-Carpegna, La teoría del Estado en los
ciones, apoyado en el viejo principio de la necesidad de no orígenes del constitucionalismo hispánico (Las Cortes de Cádiz), Madrid,
dividir la soberanía: Centro de Estudios Constitucionales, 1983, págs. 63 y sigts.
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mano los derechos de la autoridad federal, dominó a todos los la Ilustración, conocido en el Río de la Plata en su traducción
demás en su nombre..." al castellano, donde influyó en un personaje como Juan Ciudades, provin-
Manuel de Rosas. En su obra, Real dé Curbán se ocupa de la cias, Estados:
...o se cayó en la anarquía. Mientras que por no haber cono- confederación como una forma de "gobierno compuesto" esto Orígenes de la
cido esta nueva forma de federalismo que es el Estado fede- es, una unión de estados que conservan su soberanía parti- Nación Argentina
ral norteamericano todas las confederaciones han terminado cular pero que se ligan por alguna forma de lazo.23 Este lazo, (1800-1846)
en la guerra civil o en la inoperancia.21 señalaba, puede ser de dos naturalezas. Una, cuando dos
estados distintos, sin incorporarse uno a otro; se unen bajo un
Por su parte, los autores de El Federalista -que citando a mismo monarca, aunque la soberanía sea ejercida por autori- José Carlos
Montesquieu, definían lá confederación como "una reunión de dades distintas; como; por ejemplo, Gran Bretaña e Irlanda, o Chiaramonte
sociedades" o como "la asociación de dos o más Estados en Polonia y el Ducado de Lituania. La otra es propia de "Ia
uno solo"-, sostenían, empero, a diferencia de aquél y respon- segunda especie de gobiernos compuestos", esto es, la de
diendo al condicionamiento de los objetivos políticos que
perseguían en esos años, un juicio adverso a las confedera- "...los estados, que queriendo conservarse en la libertad de
ciones, fundado también en el rechazo a la partición de la gobernarse cada uno por sus propias leyes, y no considerán-
soberanía. dose en un estado de fuerza competente para ponerse a

"La importante verdad que [la experiencia] pronuncia


inequívocamente en este caso es que una soberanía coloca- 21 A. de Tocqueville, ob. cit., págs, 159, 152 y 153.
da sobre otros soberanos, un gobierno sobre otros gobiernos,
una legislación para comunidades -por oposición a los indivi- 22 Hamilton, Madison, Jay, El Federalista, México, F.C.E., 1974, pág.
duos que la componen-, si en teoría resulta incongruente, en 81. Y critica luego que después de la experiencia de la Confederación
de las trece colonias "...queden aún hombres que se oponen a la nueva
la práctica subvierte el orden y los fines de la sociedad civil,
Constitución porque se desvía de un principio que fue la ruina de la
sustituyendo la VIOLENCIA a la LEY, o la COACCIÓN
antigua, y que es en sí mismo incompatible con la idea de GOBIERNO;
destructora de la ESPADA. a la suave y saludable un principio, en suma, que si ha de ponerse en vigor debe sustituir la
COERCIÓN de la MAGISTRATURA. "22 acción violenta y sanguinaria de la espada á la suave influencia de la
magistratura". Asimismo: "El gran vicio de raíz que presenta la construc-
Si tenemos en cuenta que el tema de la organización confe- ción de la Confederación existente, está en el principio de que se legisle
pára los ESTADOS ó los GOBIERNOS, en sus CALIDADES CORPORA-
deral como forma de dar lugar a una nueva entidad política no
TIVAS o COLECTIVAS, por oposición a los INDIVIDUOS que los inle-
es en manera alguna privativo ni de la experiencia del cielo
gran". [las mayúsculas son del texto citado) Id, pág. 59.
revolucionario de fines del siglo XVIII ni de la literatura políti-
ca que lo prepara o acompaña, puesto que el asunto de las 23 [Gaspard] de Réal [de Curban], La Science, dú Gouvernement, Aix-
ligas y confederaciones es antiguo en la literatura política, se La-Chapelle, s.f. Según Sampay, los ocho volúmenes de la obra fueron
podrán hacer más comprensibles ciertos rasgos de su desa- publicados entre 1762 y 1765. Véase al respecto su ya citado trabajo,
págs. 34 y sigts. Si bien Sampay lo califica de exponente de. la "ciencia
rrollo en Hispanoamérica. Es útil así recordar que la cuestión
política de lá reacción";'lo cierto es que parece ser un cartesiano,
había sido también objeto de otros tratadistas políticos del
opuesto, lógicamente, a los filósofos ilustrados. t,as citas que transcribi-
siglo XVIII, desconocidos hoy pero leídos entonces. Por ejem- mos la tomamos de la edición castellana: [Gaspard] de Réal de, Curban,
plo, el problema del gobierno confedera¡ había sido abordado La ciencia del gobierno -trad. de Mariano Joseph Sala, Solanes de
por Gaspard de Real de Curbán, un autor francés adverso a Lunell-, Tomo 1, Barcelona, 1775.
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cubierto de los insultos de sus enemigos, se han unido por provincianos habrían sido integrantes. Pero lo cierto es que
una confederación general, y perpetua para hallar en la unión los pueblos de la época se definían por su calidad de ameri- Ciudades, provin-
las fuerzas, que les han parecido necesarias para la seguri- canos, no por la aún inexistente de argentinos. Esta última cias, Estados:
dad común. "24 denominación, como lo hemos comprobado, al principio de la Orígenes de la
revolución de mayo sólo fue usada muy raramente, y en tal Nación Argentina
Sin embargo, el juicio de Real de Curban sobre las confedera- caso por aquellos que concebían que los pueblos del territo- (1800-1846)
ciones es adverso debido a la pluralidad de soberanías que rio rioplatense eran dependencia natural de Buenos Aires, es
ella implica: decir, eran argentinos por depender de Buenos Aires. Pero los
pueblos que habían decidido reasumir la soberanía se sentían José Carlos
"En suma, la separación de la Soberanía es un principio nece- y se sentirían por mucho tiempo todavía, pueblos americanos, Chiaramonte
sario de alteración, y de enfermedad. Lejos de poner un equi- no argentinos, denominación que, al igual que la de Río de la
librio entre las Potencias, causa entre ellas un perpetuo com- Plata, como se observó en reuniones del Congreso de 1824,
bate, hasta que la una ha abati do a las otras, reduciendo todo tenía el irritante matiz de sugerir la preeminencia de Buenos
al Gobierno monárquico, o a la Anarquía."25 Aires sobre el resto de los pueblos rioplatenses. [Véase
Documento N° 60]
Rosas, de quien hay constancia de que solicitó en dos opor-
tunidades el libro a la biblioteca de la Universidad,26 pudo Reducir entonces el conflicto desatado luego de mayo de
encontraren él sugerencias que le interesarían respecto de 1810 al choque entre porteños y provincianos, considerados
las debilidades de los gobiernos confederales. Pese a acep- como partes enfrentadas de un todo nacional, no sólo pierde
tar la solución confedera) como medio de proteger los intere- de vista su sustancia política si no también desdibuja los
ses de Buenos Aires ante el peligro derivado dé un Estado
nacional no controlado por ella, no se le escaparía segura-
mente que el Río de la Plata y otras regiones hispanoameri-
canas podrían ilustrar la previsión del tratadista del siglo
XVIII: la confederación corría el riesgo de desembocar en una 24 G. de Réal de Curban, ob. cif., págs. 329 y 330.
lucha de sus Estados, componentes entre sí -la temible anar-
quía, para recordar un vocablo frecuente en la boca de 25 Id., pág. 354. Igualmente, en otro lugar de la misma obra advierte
Rosas-27 o de caer bajo el dominio de uno de ellos, cuando que "En estos gobiernos irregulares
el supremo poder reside en dos, o tres, y a veces en cuatro, o cinco
se diese el caso de existir uno cuyo poderío superase al de
clases de personas: y por consiguiente se oponen ellos al primer princi-
los otros. Caso éste en que para el gobernante bonaerense
pio de gobierno, que es la unidad". Y remite en nota a otra obra suya en
en lugar, de riesgo se trataría presumiblemente de la mejor la que "queda aprobado que la soberanía no puede ser separada". Id.,
opción posible. pág. 352.

26 Sobre esto, y sobre la información en teoría política manejada por


La Soberanía de los Pueblos Rosas, véase Arturo Enrique Sampay, Las ideas políticas de Juan
Manuel de Rosas, Buenos Aires, Juárez editor,' 1972.

27 Es curioso observar que el mote de "anarquistas", fuese aplicado a


El enfoque más difundido en la historiografía supone la exis- los unitarios, cuando el uso habitual desde el siglo XVIII, al menos, era
tencia, ya en 1810, de una nación argentina de la que los el de asociar la palabra anarquía ai federalismo.
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diversos caminos que tomó el proceso de organización de una autoridad sea legítima entre las ciudades de nuestra con-
nuevos Estados independientes. Y en este punto, lo primero, federación política debe nacer del seno de ellas mismas..." Ciudades, provin-
que reclama nuestra atención es la emergencia de los "pue- [subrayado nuestro], encendió la mecha del latente conflicto, cias, Estados:
blos" rioplatenses corno primera forma de unidad política con el que estalló de inmediato y llevó a la disolución de la Junta. Orígenes de la
esbozo de rasgos estatales que abriera el proceso de la En clara referencia a la sustancia de ese conflicto, las consid- Nación Argentina
Independencia. Forma surgida de hecho tanto por razón de eraciones previas que el Primer Triunvirato antepuso al (1800-1846)
las características sociales de las ex colonias hispanas -que Estatuto Provisional de noviembre del mismo año, luego de
en el caso rioplatense determinaban que el territorio virreinal haber disuelto la Junta, calificaban al Reglamento que le
no fuera otra cosa que un conjunto de ciudades con una zona había hecho llegar aquélla como "un código constitucional José Carlos
rural bajo su jurisdicción-, como en virtud de la doctrina uni- muy bastante para precipitar a la patria en el abismo de su Chiaramonte
versalmente esgrimida en Hispanoamérica para fundar la con- ruina", y acusaba a la Junta por haber actuado "...como si la
stitución de gobiernos criollos autónomos: la doctrina de la soberanía fuese divisible ..."29 [Véase Documento N° 23]
retroversión de la soberanía, fuente de toda legitimidad posi- Además, esbozando ya otro de los rasgos más sustanciales
ble para los gobiernos de cualquier naturaleza. Como hemos del centralismo que intentará imponerse luego en los proyec-
ya indicado, el problema era decidir si esa soberanía había tos de organización constitucional, alababa a Buenos Aires en
retrovertido definitivamente a los pueblos americanos o sólo su calidad de "capital del reino", y también al Cabildo "...de
transitoriamente hasta la organización de un nuevo y único esta capital, como representante de un pueblo el más dignó y
poder soberano. Los que preferían esta última alternativa se el más interesado en el vencimiento de los peligros que ame-
apoyaban en una larga tradición doctrinaria, que luego nazan a la patria".
comentaremos, además del ejemplo ofrecido por la nación
francesa luego de 1789.28 Pero, ante la evidente inexistencia Esta actitud de someter un documento emanado del organis-
de un solo "pueblo rioplatense" al que poder imputarle la mo que reunía a los representantes de los pueblos soberanos
soberanía, dada la multiplicidad de pueblos que dejaba al al dictamen del ayuntamiento de uno solo de ellos,
descubierto el derrumbe de la dominación metropolitana, se desconocía los supuestos mismos de la existencia de un go-
amparaban transitoriamente en la postulación de la primacía bierno independiente en el Río de la Plata, en cuanto esos
de uno de esos pueblos, Buenos Aires, por su condición de supuestos hacían de ese gobierno la emanación de la sobe-
"antigua capital del reino", sus luces y sus riquezas. ranía de todos los pueblos reunidos en la Junta. Y, por aña-

Hemos visto que esta alternativa tuvo desde el Cabildo del 22


de mayo en adelante una breve vigencia. La otra, luego de 28 "La soberanía es una, indivisible, inalienable e imprescriptible.
derrotar al Secretario de la Primera Junta, llegó a su punto de Pertenece a la nación. Ningún sector del pueblo, ningún ciudadano,
mayor expresión en 1811 en el seno de la Junta Grande, con- puede atribuirse su ejercicio." Constitución francesa del 3 de setiembre
vertida en "Junta Conservadora", y naufragó momentánea- de 1791, Título III, Art. 1., en Ana Martínez Arancon, (comp.), La
mente al chocar con la tendencia opuesta a raíz de las irrec- Revolución francesa en sus textos, Madrid, Ternos, [1989], pág. 12.
onciliables concepciones de la soberanía. Así, cuando en la
29 "Reglamento dela división de poderes sancionado por la Junta
Introducción al Reglamento de la División de Poderes de Conservadora, precedido de documentos oficiales que lo explican" y
setiembre de 1811 [Vease Documento N° 22] la Junta "Estatuto Provisional del Gobierno Superior de las Provincias Unidas del
Conservadora expresó su concepto del tipo de relación exis- Río de la Plata a nombre del Sr. D. Fernando VII...", en Estatutos..., ob.
tente entre los pueblos rioplatenses, afirmando que "para que cit. Las citas, en págs. 15 y 27.
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didura, confería a uno so lo de ellos un carácter rector que el las que comprendía la demarcación del antiguo virreyna-
conjunto no avalaba. to..."31 En cuanto al carácter "comunal" de la confederación, Ciudades, provin-
el diputado de Tucumán a la Asamblea del año XIII, Nicolás cias, Estados:
"...Este paso pareció a los diputados muy ilegal -informaba el Laguna, en comunicación dirigida al Cabildo de aquella ciu- Orígenes de la
diputado Juan Ignacio Gorriti al Cabildo de Jujuy-, ya por no dad, afirmaba que con el propósito de sostener siempre "la Nación Argentina
ser del resorte del Cabildo [de Buenos Aires] intervenir en un magestad de su pueblo", no propugnaría otra cosa que (1800-1846)
asunto para el que la ciudad tenía especiales apoderados
cuales eran sus dos diputados, ya porque esto era dar a esta "...la confederación, de manera que fijándose los deberes con
ciudad cierto derecho de sancionar o repeler lo dispuesto por que el Tucumán queda con respecto a las otras ciudades, se José Carlos
unánime conformidad de los pueblos unidos, lo que nosotros confirme y no se destruya la soberanía de nuestra ciudad..." Chiaramonte
no podíamos tolerar sin hacer traición a nuestra comisión." 30
Y añadía con mayor énfasis:
Destaquemos, por una parte -aunque nos ocuparemos de
esto un poco más adelante-, que es significativo que aparez- "Porque quien juró Provincias Unidas, no juró la unidad de las
ca en el escrito de la Junta el concepto de confederación, que Provincias. Quien juró y declaró las Provincias en Unión, no
para los partidarios del centralismo designaba a una peligrosa juró la unidad ni la identidad, sino la confederación de las ciu-
fuente de anarquía, implicada justamente por la dispersión de dades..."32 [subrayados nuestros]
la soberanía propia de su carácter de asociación de Estados
soberanos, y que en cuanto núcleo de la concepción que No está de más insistir en que esta referencia a la ciudad
difundirá Artigas sobre la forma de unión de los pueblos rio- posee, en el contexto de la organización del nuevo poder
platenses motivará poco después la tajante repulsa impulsa- soberano que debía sustituir la soberanía de la monarquía
da por Buenos Aires. Y, por otra, que es reflejo de la sustan- castellana, calidad política, no urbanística, en cuanto primera
cia misma de esta etapa del proceso de la Independencia la forma de emergencia de sociedades con pretensiones sobe-
definición en términos de ciudad del sujeto de la soberanía. El ranas. Ella designaba una forma de vida política sustancial-
citado Reglamento expresaba el propósito de reglar la forma mente corporativa, como lo expresaba la citada frase del
en que debían operar "las ciudades en calidad de cuerpo Reglamento de 1811. En virtud de esta forma corporativa de
político", pese a que el artículo primero, como una muestra
más de la comentada indefinición del lenguaje de la época,
refería a los "diputados de las provincias unidas".
30 J. I. de Gorriti al Cabildo de Jujuy, 9 de noviembre de 1811, en J. I.
de Gorriti, Reflexiones, ob. cit. pág. 325.
Pero no eran solamente Artigas ni el Deán Funes -al que se
atribuye la redacción del escrito de la Junta- quienes pensa- 31 "Oficio de la Junta Provisional del Paraguay, en que da parte a la de
ban en un vínculo confederal, ni era el diputado cordobés a la la capital de su instalación, y unión con los vínculos más estrechos, e
Junta el único en reflejar el carácter "comunal" de las tenden- indisolubles, que exige el interés general en defensa de la causa común
de la libertad civil de la América, que tan dignamente sostiene", Gazeta
cias confederales. La Junta de Asunción del Paraguay, en una
de Buenos Ayres, 5 de setiembre de 1811, pág. 717-718.
comunicación dirigida a la de Buenos Aires, había aludido a
las relaciones existentes entre los pueblos hispanoameri- 32 Cit. en Ariosto D. González, Las primeras fórmulas constitucionales
canos, concibiéndolas como "la confederación de esta provin- en los países del Plata (1810-1813), Montevideo, Claudio García & Cía:,
cia con las demás de nuestra América, y principalmente con 1941, pág. 95.
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participación política, encarnada en el Ayuntamiento o pular, la representación de ciudad mostraba otro costado
Cabildo en las principales ciudades, quedaba también sin restrictivo, la marginación de la población rural. Esto ocurría Ciudades, provin-
existencia política la población rural que careciera de alguna pese a que la exclusión del habitante rural implicada por el cias, Estados:
forma de vecindad,33 generándose así un conflicto que con- término "vecino" parecía haberse ido difuminando en las últi- Orígenes de la
tará entre los factores de formación de las futuras provincias, mas décadas del período colonial, al punto de que la expre- Nación Argentina
eri cuanto nuevo ámbito político que comprenderá a la vez la sión "vecino de la campaña", usual luego de 1820, comienza (1800-1846)
población urbana y la rural. ya a circular más tempranamente de lo supuesto, aunque,
presumiblemente aplicada al habitante rural con casa abierta
en las ciudades y villas.34 Según los registros de concesión José Carlos
La Calidad de Vecino a Partir de la Independencia y de vecindad del Cabildo de Buenos Aires la calidad de vecino Chiaramonte
la Participación Política de la Campaña parece haber perdido su original rigidez a lo largo del período
colonial, posiblemente por la necesidad de incluir a personas
de extracción social más bien modesta en una ciudad escasa
En el proceso político europeo que tenían a la vista los líderes en categorías sociales altas.35
de la independencia hispanoamericana, y en ia teoría moder-
na del Estado que lo acompaña, se inaugura el sustancial Si bien las características de este desarrollo en la etapa colo-
dualismo de la sociedad política y la sociedad civil. Este dual- nial resultan aún poco claras por falta de información, lo cier-
ismo era inconcebible en términos de la doctrina tradicional to es que luego de 1810 los procesos electorales muestran
para la cual la subordinación jurídico-política era consustan-
cial a la subordinación económico-social, de manera que el
hecho natural de la existencia de la desigualdad social se
expresaba, como tuvimos oportunidad de observarlo en los 33 "Desde el punto de partida de la ley, incluso aquellos colonos
españoles de las Indias que vivían en el campo existían solamente en
textos del jurista guatemalteco José María Álvarez, en la co-
relación a su comunidad urbana. Eran vecinos del asentamiento urbano
rrespondiente existencia de derechos desiguales. Es por lo
más próximo, y era la ciudad la que definía su relación con el estado.
tanto pertinente inferir que el objetivo de rechazar la "escisión Esto estaba en la línea de las tradiciones del mundo mediterráneo..." J.
de la soberanía" e imponer una soberanía única rioplatense, H. Elliot "España y América en los siglos XVI y XVII", en L. Bethell, ed.,
con su correlato de una única ciudadanía, y la correspon- Historia de América Latina, 2, ob. cit., pág. 12.
diente igualdad jurídica que implicaba desligar los derechos
34 "Declaramos, que en la elección que se hiciere en los Cabildos de
políticos de la condición social, abría paso a la aparición del
Pueblo donde no estuvieren vendidos los oficios de Regidores, y otros
llamado "espacio político" o "esfera pública" moderna. Esto no
concegiles, no puedan ser elegidas ningunas personas, que no sean
conciliaba con la tradición estamental dela sociedad colonial, vecinos, y que el que tuviere casa poblada, aunque no sea
expresada en el status de vecino. Encomendero de Indios, se entienda ser vecino." Recopilación de Leyes
de Indias, Ley VI, Tit. X, Libro IV [1554]
Pero la traducción de la desigualdad social en la desigualdad
35 Así lo muestra, además de lo observado respecto de los cabildos
política implicada en la calidad de "vecino" no era el único
abiertos de fines del período colonial, una revisión amplia, aunque no
escollo a la emergencia de un espacio político moderno. Al
completa, de las actas del Cabildo de Buenos Aires: Archivo General de
abrirse el proceso político desatado por los sucesos de mayo la Nación, Acuerdos..., ob. cit., Serie 1, tomos 1 al XIII, serie III, tomos VII
dé 1810, con su necesario montaje del mecanismo electoral al XI y serie IV, tomos I al IV; correspondientes a los períodos 1589-1672
imprescindible para dar lugar al ejercicio de la soberanía po- y 1782-1810 (mayo).
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que la calidad restrictiva de la condición de vecino, parece surgieron intensas resistencias a llevar a la práctica esta
haber adquirido nuevo vigor, dada la fuerte resistencia que ampliación de la participación política, al punto que fueron Ciudades, provin-
encuentran las iniciativas para admitir la participación de la anuladas algunas de las disposiciones respectivas. El cias, Estados:
población rural en esas elecciones. Sobre todo, por cuanto la Estatuto promulgado en 1815 había concedido voto a los Orígenes de la
puesta en marcha de los procedimientos electorales para ele- habitantes de la campaña, no sólo en las elecciones de Nación Argentina
gir diputados a asambleas y congresos constituyentes impli- diputados al Congreso sino también en las de miembros de (1800-1846)
caba de hecho un hipotético espacio político que rebasa al de Cabildo, cosa acorde con el hecho de que los ayuntamientos
ciudad, conformado por habitantes de ciudad y campaña. rioplatenses tenían jurisdicción a la vez urbana y rural.
Espacio político que chocaba con la distinción de dos esferas Reglamentó así las elecciones de "los Pueblos y Partidos de José Carlos
distintas, profundamente arraigada en la mentalidad de la la Campaña sujetos al Excmo. Cabildo", uniformando sus pro- Chiaramonte
época, tal como se refleja en un breve texto de Martín cedimientos con los de la elección de Electores para el nom-
Güemes que distingue "pueblo" -co-rrespondiente a población bramiento de Diputados.39 Pero al reformarse el Estatuto en
de la ciudad de "campaña": cuando informa sobre la ceremo- 1816, en el Congreso de Tucumán, se suprime la partici-
nia de jura de obediencia a la Soberanía del Congreso de pación de la campaña en las elecciones de capitulares,
Tucumán realizada en Salta el día 15 de mayo de 1816,
Güemes escribe que "asistieron todas las corporaciones, un
numeroso Pueblo y mucha parte de la Campaña".36
36 Martín Güemes al Soberano Congreso General de las Provincias de
la Unión, Salta, Mayo 19 de 1816, en A.G.N., Sala VII, Congreso General
Las primeras elecciones rioplatenses se realizaron siguiendo Constituyente 1816-1819, Oficios de Gobernadores y Cabildos, Leg. N°
las pautas de las normas emanadas de la Junta Central de 6. Los rasgos que suelen denominarse "tradicionales" son sin lugar a
España e Indias y del Consejo de Regencia para las elec- dudas predominantes en las sociedades rioplatenses. Respecto de la for-
ciones de diputados americanos a esa Junta y a las Cortes, mas "modernas" de sociabilidad política posteriores a la Independencia,
respectivamente, entre comienzos de 1809 y comienzos de véase Pilar Gonzalez Bernaldo, La creation d'une nation (tesis doctoral),
3 volúmenes, París, Universidad de París I, 1992.
1810, que conferían a los Cabildos la organización y control
del acto electoral,37 en el que participaban los vecinos. Pero 37 Real orden de la Junta Central..., 22 de enero de 1809, Real orden, 6
en febrero de 1811, Bernardo de Monteagudo reclamó la de octubre de 1809, de la misma Junta, que reforma la anterior, Decreto
inclusión de los "labradores y gente de campaña" en "las fun- de la Junta Central, l° de enero de 1810 -los tres documentos relativos a
ciones civiles" y en el "rango de ciudadanos", y urgió la con- la representación americana en la Junta Central-, y Decreto del Consejo
cesión del voto a la población rural [Véase Documento N° 24]: de Regencia, 14 de febrero de 1810, sobre la forma de elección de los
diputados americanos a las Cortes Generales. Julio V González, ob. cit.,
I, págs. 267 y sigts.
"...¿En qué clase se considera a los labradores? ¿Son acaso
extrangeros o enemigos de la patria, para que se les prive del 38 Estatuto provisional para la Dirección y Administración del Estado
derecho de sufragio? Jamás seremos hombres libres si nues- dado por la Junta de Observación, 5 de mayo de 1815, en Estatutos...,
tras instituciones no son justas." ob. cit., pág. 33 y sigts.

39 En la cita versión del Estatuto no están las modificaciones posteriores


La propuesta de Monteagudo no prosperó, ni se modificó la
a su sanción, las que fueron publicadas en la Gazeta del 25 de noviem-
situación en años posteriores. Es recién el Estatuto bre de 1815. Entre esas modificaciones se encuentran las del Cap. IV,
Provisional de 1815 el que, al mismo tiempo que define una "De las elecciones de Cabildos Seculares", art. 2º y sigts., que contienen
ciudadanía, concede el voto a la campaña.38 Sin embargo, las disposiciones comentadas.
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aparentemente por el temor a tumultos populares. El nuevo haría más claro si consideramos que lo afirmado no se expre-
texto -que conocido luego como Reglamento Provisorio de sa adecuadamente como un problema de conceder o negar Ciudades, provin-
1817 sería la normativa de mayor influencia en el Río de la representación política a la población rural. Por el contrario, cias, Estados:
Plata en los años posteriores- eliminó los comicios en la cam- no se trata del grado de participación política, sino de una Orígenes de la
paña, aunque admitía que "...los ciudadanos de las inmedia- modificación substancial de la naturaleza histórica del sis- Nación Argentina
ciones [de la ciudad] y campaña, con ejercicio de ciudadanía, tema representativo, esto es, del abandono de la repre- (1800-1846)
podrán concurrir, si quisiesen, a dichas elecciones". Según el sentación de ciudad. Una forma histórica de representación
periódico del Congreso, al discutirse el artículo correspon- que es también necesario no confundir: ella no implicaba
diente, se adujo que dividir la población en dos segmentos, urbano y rural, conce- José Carlos
diendo representación sólo al primero, sino que suponía un Chiaramonte
"...en las elecciones capitulares no se daba voto a los ciu- solo universo político, el de ciudad, que podía incluir también
dadanos de la campaña por algunas razones bastantes al habitante rural si llenaba los requisitos para alcanzar el pri-
graves que se expusieron, y la experiencia de los inconve- vilegio -familia, casa en la ciudad, propiedad. La tendencia a
nientes que traen semejantes reuniones. Se alegó por otros el conservar este rasgo de la "antigua constitución" estará, como
derecho que les daba la calidad de ciudadanos de la campaña veremos, en el centro de los conflictos de los que emergerían
con exercicio de ciudadanía [para que] puedan concurrir, si los Estados provinciales, en cuanto nuevo ámbito de partici-
quisiesen, a las elecciones capitulares ".40 pación política de una población a la vez urbana y rural. Por lo
que el tránsito de las soberanías de las ciudades a las de las
En la resistencia a la participación política de la población rural provincias, que se generaliza en torno a 1820, no será un sim-
influían distintas razones. Es notorio que el temor al voto pop- ple proceso de ampliación territorial sino, fundamentalmente,
ular -de la campaña como de la ciudad, fuese espontáneo o un profundo cambio de conformación del sujeto de la sobe-
estuviese organizado con procedimientos clientelísticos- sin la ranía y del correspondiente régimen representativo.
garantía de los controles políticos qué la ciudad proveía, era
una de ellas, según se observa en los recién citados argumen-
tos y en las expresiones de influyentes personajes de la elite.
Desde Mendoza, San Martín manifestó su satisfacción porque
en la elección de 1815 de diputados al Congreso de Tucumán,
en lugar de aplicarse las normas del Estatuto -que tampoco se
aplicaron en San Luis y en San Juan-, sólo participó

"...la parte principal del pueblo en quien se considera una dis-


posición más a propósito para subvenir en aquel distinguido
acto [...que] no debe confiarse ni sujetarse al voto de la gente
de los arrabales.41 40 Cit. en José María Sáenz Valiente, Bajo la Campana del Cabildo,
Organización y funcionamiento del Cabildo de Buenos Aires después de
la Revolución de Mayo (18101821), Buenos Aires, Kraft, 1952, pág. 89.
Sin embargo, una razón de más peso era probablemente lo
que esa ampliación de la participación política implicaba como 41 Cit. en Carlos S. A. Segretti, "Cuyo y la forma de Estado hasta 1820",
negación del sistema representativo acorde con lo que en la Academia Nacional de la Historia, Investigaciones y Ensayos (37),
época se llamaba "nuestra antigua constitución". Esto se Buenos Aires, enero junio de 1988, pág. 112.
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