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La rebelión de Tupac Amarú y la relación 

entre los conflictos internos de la sociedad colonial y


el sistema de explotación. Los objetivos de la rebelión. La figura de Tupac Amarú. El rol de la
mujer.

El movimiento de Túpac Amaru fue punto de culminación de muchos intentos aislados de resistencia y a
la vez punto inicial o precursor de la independencia de América. Este levantamiento se dío
geográficamente en el propio corazón de la economía virreinal, en una extensión que tuvo como
epicentro desde el área limitada por las ciudades del Cuzco y Potosí hasta Jujuy en la actual Argentina.

Fue una auténtica revolución pues se proyectó en sentido positivo generando la visión de un nuevo
orden social. Lo "nuevo" de ese orden debe entenderse, y ésta es una paradoja, como la restauración de
antiguas relaciones sociales destruidas por los españoles, pero combinadas con elementos adquiridos
durante la vida colonial.

La sociedad colonial nunca constituyó un todo donde los individuos, los grupos y las etnias hubieran
establecido relaciones de dominación y subordinación sobre la base de una legitimidad que más o
menos se sobreentendiera. Durante el período colonial hispanoamericano las rebeliones se dieron,
porque esos principios de legitimidad eran extremadamente débiles, o simplemente no existían.

La razón principal de lo arriba expuesto reside en que los españoles americanos se constituyeron en
América como una clase dominante mediante el simple recurso de la apropiación. Una nueva legalidad
configurada por el propio avance del proceso de conquista, esto es, basada en la ley del más fuerte.
Desde el comienzo de la misma conquista tuvo lugar el desarrollo de una clase colonial que dominaba en
términos efectivos, pero que formalmente debía obediencia a un Estado a cuya sociedad ya no
pertenecía, perteneciendo sí a otra que estaba naciendo y que no sólo carecía de principios legales sino
también de legitimidad.

Paralelamente a las rebeliones de naturaleza puramente indígena, que en cierto modo eran parte de un
"pasado viviente", las autoridades coloniales seguían enfrentando rebeliones populares de sectores
criollos realizadas en el estilo iniciado siglos atrás por Gonzalo Pizarro. Se agitaron dos asuntos que serán
una constante de casi todas las rebeliones posteriores: el exceso y monto de los impuestos, y los abusos
cometidos por los corregidores cuya incidencia ya comentaremos. En todos estos últimos
acontecimientos, los criollos, advirtiendo que por sí solos no estaban en condiciones de cuestionar el
poder militar de las autoridades, intentaron, primero tímidamente, buscar el apoyo de algunos caciques
indios.

En medio de aquel período lleno de protestas, levantamientos e insurrecciones estaba desarrollándose


la personalidad de Túpac Amaru, un acomodado cacique que bregaba con la justicia a fin de que se
cumplieran los derechos acordados por la propia legislación española respecto a su persona.

Clase colonial: principalmente dos sectores, los representantes de la administración estatal y los criollos
propietarios de haciendas y minas.

No existe ninguna rebelión en la que el tema de las tributaciones no figure en un lugar destacado.

El Corregidor el más malo de todos los funcionarios. Debía cumplir tres funciones: recaudar los
impuestos, distribuir a los indios en los diversos lugares de trabajo y "protegerlos". No tardó en
convertirse en una suerte de pequeño dictador en cada lugar en donde establecía su mandato. Cinco
años de ejercicio del cargo. Tenia la función de El reparto o repartimiento, "comprendía el monopolio
del comercio obligatorio con los indios de los pueblos. El corregidor, que hacía de intermediario,
propietario y mercader a la vez. Una institución odiada por los indígenas y agricultores pobres, foco de
las rebeliones. Personajes que eran tildados de corruptos. Un eslabon débil de la administración
colonial, tendia a desaparecer.

Los indios. La condición social no era pues, en los días de la colonia, separable de la condición racial. El
núcleo desde donde se originaba la diferenciación social era la llamada mita. Como es generalmente
sabido, la mita, como la encomienda, era una forma muy específica de explotación de la fuerza de
trabajo de los indios: se trataba de un sistema basado en relaciones de producción inherentes a la
propia sociedad indígena precolonial.

Mitayos: los españoles, se sirvieron de estas relaciones de producción orientándolas a la actividad


minera y dándoles un sentido esclavista.

Yanaconas: eran dispuestos para los servicios personales en los trabajos de tipo doméstico y público.

Forasteros: tales indios vagaban por los más diversos lugares y a veces eran empleados en trabajos de
tipo ocasional. Habian quedado fuera de los sistemas de producción originarios. Un permanente
potencial de rebeliones y revueltas de todo tipo. Excelentes guerreros que tenían un odio sin limites
hacia los españoles.

Fueron creados los “obrajes", sobre todo los textiles, verdaderas industrias primitivas donde los indios
trabajaban a cambio de salarios miserables y malas condiciones de trabajo.

Las rebeliones del periodo apuntaban a objetivos muy concretos. En primer lugar, la abolición de
repartimientos y la supresión del cargo de corregidor (reivindicación ésta que también era apoyada por
sectores criollos). En segundo lugar, en contra de la mita y otros tipos de trabajo forzado. Por último, por
reivindicaciones de tipo precapitalista. Y si estos objetivos se unen a los de los movimientos criollos en
contra de los elevados impuestos y la ineptitud de la burocracia, se explica por qué nunca la sociedad
colonial pudo encontrar un mínimo de equilibrio interno.

Curacas: la antigua nobleza incásica, particularmente a los caciques. En momentos dejo de ser un jefe
indio para ser un caudillo popular.

El caudillo

José Gabriel Condorcarqui, que era su nombre de origen, nació el 19 de mayo de 1738 en Surinama,
pueblo de la provincia de Tinta. Descendía del último Inca Túpac Amaru, ajusticiado en el Cuzco en 1572.
Hijo de cacique, se casó en 1760 con Micaela Bastidas, hija de criollo e india. A su posición social,
relativamente privilegiada, sumaba un grado de instrucción bastante peculiar para la época. En sus años
juveniles fue alumno del colegio jesuita "San Francisco de Borja" y posteriormente fue un gran
aficionado a los libros.

El oficio de transportador de mulas le sirvió asimismo para ir estableciendo todo un sistema de


relaciones amistosas entre personas que de distinta manera resultaban afectadas por los
corregimientos, repartos, mitas e impuestos. De este modo la red de amistades de Túpac Amaru se
extendía "en un territorio que abarcaba la comarca de Tinta, Pompamarca, Tungasuca y Surinama.
Se le negó el marquesado de Oropesa.

Apoyado por los criollos, que se oponían al corregidor y a sus impuestos, para que se forjara una
rebelión.

Asociado al nombre de Túpac Amaru encontramos siempre el nombre de su mujer: Micaela Bastidas.
Representaban la expresión más radical de las rebeliones. Realizó funciones como jefe de gobierno. Era
ella también la que organizaba la provisión, movilizaba los destacamentos, administraba las tierras
liberadas,etc. La participación activa de las mujeres en las rebeliones del período tiene que ver
seguramente con el hecho de que se trataba de auténticos movimientos de la población; también se
explica por el propio sentido de la estrategia militar que apuntaba siempre a la constitución de "zonas
liberadas", donde se establecían lugares de residencia y adonde se trasladaban las familias completas de
los combatientes. La radicalidad de las mujeres se basaba en que muchas de ellas sufrieron la
explotación sexual de los conquistadores, como parte de botin de guerra. Las violaciones eran un hecho
cotidiano. La radicalidad extrema de mujeres como Micaela Bastidas debe ser entendida entonces como
expresión de vindicaciones femeninas en el marco de rebeliones sociales amplias.

Tupac Amaru ordeno ahorcar al corregidor Juan Antonio Arriaga. Una crueldad extrema por parte de los
indios, tradicionalemente mansos, actuaban con un odio social como contrapartida por lo sufrido. Hasta
el final de la época colonial las reglas que primaban eran las de la guerra, no las del consenso. Era un
ejercicio de soberanía matar a corregidores pero no a curas ni ha representante de la corona.

La ejecución era, en este sentido, un acto de exorcismo. A partir de ahí emergía un temeroso
sentimiento de libertad. Y lo más decisivo: quien había hecho ejecutar al corregidor era nada menos que
un descendiente de los incas, esto es, el representante de aquel reino que la subconciencia indígena
consideraba todavía legítimo. En ese terrible, acto de violencia tenía lugar nada menos que el ejercicio
de una soberanía política.

Tupac Amaru se puso al mando de la rebelión y destruyo los obrajes. Este acto representaba que los
intereses de los mas pobres (sistemas de explotación social existentes) y no solo de los criollos
descontentos.

Túpac Amaru intentaba presentarse como defensor de la legitimidad del monarca, bajo cuya orden
habría actuado, algo que por lo demás sólo podía probar mediante el recurso de los malabarismos
retóricos

El 16 de noviembre de 1780, Túpac Amaru publicó su famoso "Bando de la Libertad de los Esclavos”. En
este documento la proposición para formar un amplio frente social en contra de los peninsulares,
partiendo de los intereses de los más humillados

Gracias efectivamente al apoyo que le prestaron las muchedumbres plebeyas pudo Túpac Amaru
obtener su primera victoria militar, el 17 de noviembre de 1780, en la aldea de Sangarara, situada a
cinco leguas de Tinta. El triunfo de Sangarara aumentaría todavía más el prestigio y la influencia de
Túpac. Amaru. Pero allí también fueron incendiados la iglesia y el templo del lugar, en un acto que el
Inca no pudo controlar y que después le costaría muy caro.
Pronto comprendería Túpac Amaru que la empresa que tenía por delante era la de realizar una doble
revolución, la de los criollos y la de los indios, y que su estrategia consistía en unirlas, de modo que la
realización de una no anulara a la otra.

Dos revoluciones emergentes no hacían sino expresar la división tajante entre dos naciones potenciales.
Por un lado, la nación criolla, por otro lado, la nación indígena. De acuerdo con la primera revolución, se
trataba de consagrar de hecho a la clase colonial dominante como una clase dirigente. De acuerdo con la
segunda, se trataba de restaurar, sobre la base de las nuevas condiciones, a la nación indígena.

Los signos ideológicos comunes fueron: el reconocimiento de la soberanía del Rey de España y la
aceptación del catolicismo como religión común.

En un momento en que la lucha estaba sólo planteada en contra de los corregimientos y repartos.

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