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San José de Cúcuta, Marzo 13 de 2020

Señores
JUECES DE LA REPUBLICA (reparto)
Ref: ACCIÓN DE TUTELA

MARTHA THERESA SANTANDER DE TORRES, identificada con la cedula de


ciudadanía número 60.309.561 de Cúcuta en mi calidad de agente oficiosa de mi señor
esposo MIGUEL ANGEL TORRES GARCÍA, con cedula de ciudadanía N° 13.227.117 de
Cúcuta, que por su actual estado de salud no puede presentar personalmente, por medio
de este escrito presento ACCION DE TUTELA Contra MEDIMAS E.P.S., según lo
preceptuado en el artículo 86 de nuestra Constitución Política de 1981 y su decreto 2591
de 1991, tendiente a obtener los derechos fundamentales A LA VIDA Y A LA SALUD ,
vulnerados por la entidad accionada al no prestar de manera oportuna los servicios
integrales a la salud .

HECHOS

1. El señor MIGUEL ANGEL TORRES GARCIA, con cedula de ciudadanía


N°13.227.117 de Cúcuta se encuentra afiliado en el régimen contributivo en
MEDIMAS E.P.S. – Cúcuta- Norte de Santander desde hace más de 20 años, en
condición de BENEFICIARIO de afiliación como cotizante pensionado, y
actualmente cuenta con 73 años de edad.

2. A mi esposo MIGUEL ANGEL TORRES GARCÍA, desde hace cinco años padece
de Diabetes enfermedad que lo ha venido degenerando lentamente y limitación de
sus movimientos circunstancia que impide el desarrollo normal de sus actividades a
tal punto de que permanece acostado o en una silla de ruedas.

3. De conformidad con historia clínica de fecha 01 de septiembre de 2019, se puede


apreciar el análisis que padece: “Diagnostico de secuelas de enfermedad cerebro
vascular con Hemiplejia izquierda – SND de inmovilidad – Diabetes Mellitus
insulino dependiente – Hipertensión arterial – Incontinencia urinaria y fecal
concient desorientado afebril tolera vía oral quien requiere visita médica
domiciliaria para seguimiento y control – SS/ Atención terapia físicas
domiciliarias- SS/ Laboratorio de control- toma y muestras de laboratorio (…)”

4. Los servicios de salud, esto es las consultas médicas de los especialistas, los
exámenes de laboratorio y los medicamentos que requiere la atención de la
patología diagnosticada son entregados y garantizados por MEDIMAS EPS.

5. Por la misma limitación que ocasiona la enfermedad diagnosticada, el Médico


Neurólogo Dr. JUAN ANDRES MONSALVE JAIMES con Registro Profesional 54
2912/2009 ha diagnosticado “PACIENTE CON ACV E ORIGEN A ESTABLECER
CON ANTECEDENTE DE HTA, AHORA CON DIFUCULTAD PARA LA MARCHA,
SE INTERROGA DEMENCIA MULTINFARTO, SE SE SOLICITA RNM Y EMG Y
VNC DE 4 EXTREMEDIDADES SE ENCUENTRA PENDIENTE; SE SOLICITAN
LABORAOROSIOS DE EXTENSION, SE REINICIA PREVENCION SECUNDARIA,
CONTINUA TERAPIA FISICA CON RESULTADOS SE DEFINIRA MANEJOS
ADICIONALES. CIF 10:1679- ENFERMEDAD CEREBROVASCULAR NO
ESPECIFRICADA”. (ver anexo).

6. Así mismo me permito manifestar Señor Juez que mi estado de salud (MARTHA
TERESA SANTANDER CONTRERAS) es deficiente, actualmente voy a cumplir 67
años de edad, y de conformidad con el diagnostico otorgado por el doctor RAMON
PATIÑO GUERRERO, Especialista Neurocirujano padezco de Tendinitis Isquiotibial
derecha.
7. Igualmente padezco de Densidad Ósea disminuida. Esclerosis cortical con osteofitos
y disminución del espacio articular femorotibial medial en ambas rodillas hallazgos
anteriores sugieren artrosis bilateral de rodillas. También observa además perdida
del espacio retropatelar y osteofitos posteriores que sugieren artrosis bilateral de
rótulas, lo cual me es imposible atender 100% a mi esposo, ya que hay que bañarlo,
subir y bajarlo de la silla de ruedas y con mi estado me es imposible realizar esas
funciones. Somos dos personas de la tercera edad que vivimos solos y de bajos
recursos.

FUNDAMENTOS DE HECHO Y DE DERECHO

La presente acción se fundamenta en lo siguiente:

1. Constitución Nacional. Art. 11, 46, 47, 48, 49 y 86


2. Decreto 2591 de 1991.
3. Sentencia T – 760 del treinta y uno (31) de julio de dos mil ocho (2008) MP. Dr.
MANUEL JOSÉ CEPEDA ESPINOSA
4. Ley 1251 de 2008

De acuerdo con la Constitución Política de 1991 en su artículos 46 y 47 establecen la


prioridad a las personas de la tercera edad en salud, como en el caso particular de mi
esposo que tiene 73 años de edad y requiere la atención integral inmediata las 24 horas
del día, como en este caso es prioritario que el despacho decrete una ENFERMERA DE
TIEMPO COMPLETO, es decir las 24 horas del día. .
También se pide la autorización de:
1) Pañales PLENITUD AZUL talla M, usa 5 pañales diarios por 30 días para un total
de ciento cincuenta (150) pañales mensuales.
2) CREMA MARLY o CREMA CERO gasta cinco (5) Potes mensuales de los
grandes.
3) PAÑITOS HUMEDOS MARCA PEQUEÑIN de 72 Unidades gasta mensualmente
seis (6) paquetes mensuales.
4) CREMA LOCION EMOLENTE AISLADERM gasta mensualmente cuatro (3)
frascos o potes de los grandes.

Ley 1251 de 2008: Artículo 5) Enunciación de derechos. El Estado de conformidad al


artículo 13 de la Constitución Política brindará especial protección a los adultos mayores
que en virtud a su condición económica, física o mental se encuentran marginados y bajo
circunstancias de debilidad y vulnerabilidad manifiesta, dando con ello aplicación al Estado
Social de Derecho. Para tal efecto se crearán planes, programas y acciones que
promuevan condiciones de igualdad real y efectiva, así como el cumplimiento de los
derechos consagrados para los adultos mayores en la Declaración de los Derechos del
Hombre y Humanos de 1948, los consagrados en la Constitución Nacional y demás
reconocidos por Colombia en convenios o tratados internacionales. Artículo 6) Deberes.
El Estado, la sociedad civil, la familia, el adulto mayor y los medios de comunicación
deberán para con los adultos mayores: Numeral 2 De la Sociedad Civil, literal m)”Proteger
a los adultos mayores de eventos negativos que los puedan afectar o poner en riesgo su
vida y su integridad personal y apoyarlos en circunstancias especialmente difíciles”

Resolución MINSALUDPS 5521 de 2013, “ARTÍCULO 12. ACCESO A SERVICIOS


ESPECIALIZADOS DE SALUD. El POS cubre la atención de todas las especialidades
médico-quirúrgicas aprobadas para su prestación en el país, incluida la medicina familiar.
Para acceder a los servicios especializados de salud es indispensable la remisión por
medicina general, odontología general o por cualquiera de las especialidades definidas
como puerta de entrada al sistema en el artículo 10 de esta resolución, conforme a la
normatividad vigente sobre referencia y contra referencia, sin que ello se constituya en
pretexto para limitar el acceso a la atención por médico general, cuando el recurso
especializado no sea accesible por condiciones geográficas o de ausencia de oferta en el
municipio de residencia.
Si el caso amerita interconsulta al especialista, el usuario debe continuar siendo atendido
por el profesional general, a menos que el especialista recomiende lo contrario en su
respuesta. Cuando la persona ha sido diagnosticada y requiere periódicamente de
servicios especializados, puede acceder directamente a dicha consulta especializada sin
necesidad de remisión por el médico u odontólogo general
CUANDO EN EL MUNICIPIO DE RESIDENCIA DEL PACIENTE NO SE CUENTE CON
EL SERVICIO REQUERIDO, SERÁ REMITIDO AL MUNICIPIO MÁS CERCANO QUE
CUENTE CON ÉL”

PRONUNCIAMIENTO DE LA CORTE CONSTITUCIONAL EN CASOS SIMILARES

Sentencia T-073/13

Reglas de procedencia de la acción de tutela para ordenar el suministro de


tratamientos, procedimientos o medicamentos POSS y NO POSS

Como se señaló en el acápite anterior, con la expedición de la Ley 100 de 1993,


se creó el Sistema de Seguridad Social Integral en desarrollo de los derechos
económicos, sociales y culturales que contempla la Constitución Política de 1991,
el cual se encuentra dividido en dos regímenes: el contributivo, en el cual están los
trabajadores y familias con los recursos suficientes para pagar una cotización al
sistema; y el subsidiado, en el cual están quienes no cuentan con capacidad de
pago.

En ambos sistemas se establecieron unos beneficios denominados el Plan


Obligatorio de Salud (POS), que se constituye como un conjunto de prestaciones
expresamente delimitadas que deben satisfacer y garantizar las Entidades
Promotoras de Salud (EPS).

El Plan Obligatorio vigente está conformado por lo dispuesto en la Resolución


5261 de 1994, expedida por el Ministerio de Salud, el Acuerdo 029 de 2011 de la
C.R.E.S.[17], por el cual se aclaran y actualizan integralmente los Planes
Obligatorios de Salud de los regímenes contributivo y subsidiado, y el Acuerdo 032
de 2012 de la C.R.E.S., por el cual se unifica a partir del 1 de julio de 2012, el
régimen subsidiado al contributivo para los mayores de 18 años de edad, incluidos
manejo por medicina general y especializada, insumos, procedimientos, cirugías,
hospitalizaciones, ayudas diagnósticas, medicamentos, atención domiciliaria y
traslado en ambulancia en caso de requerirlo.

El artículo 14 de la Ley 1122 de 2007 establece que “las Entidades Promotoras de


Salud –EPS– en cada régimen son las responsables de cumplir con las funciones
indelegables del aseguramiento.” Esto comprende, entre otros, la gestión del riesgo
en salud, la articulación de los servicios que garantice el acceso efectivo y la
garantía de la calidad en la prestación de los servicios de salud.

Es decir, que a partir de esta ley, garantizar la prestación de los servicios de salud
que la persona requiera es responsabilidad de las EPS, tanto en el régimen
contributivo como en el subsidiado.

En ese orden de ideas, todo ciudadano puede acceder a cualquier tratamiento o


medicamento, siempre y cuando (i) se encuentre contemplado en el POS, (ii) sea
ordenado por el médico tratante, generalmente adscrito a la entidad promotora del
servicio[18], (iii) sea indispensable para garantizar el derecho a la salud del paciente,
y (iv) sea solicitado previamente a la entidad encargada de la prestación del
servicio de salud.[19]
En relación con la procedencia de los medicamentos y procedimientos no POS, la
Corte determinó como primer criterio para la exigibilidad del servicio, el que se
encuentre expresamente dentro de las normas y reglamentos.

De esa forma, en algunos eventos la Corte Constitucional ha ordenado


procedimientos por fuera del POS, como el caso estudiado en la Sentencia SU-480
de 1997[22], que acumuló 7 acciones de tutela instauradas por enfermos de VIH que
demandaron al Instituto de Seguros Sociales y a la EPS Salud Colmena por la
negativa de suministrarles inhibidores de proteasa en la calidad y cantidad
requeridos, con el fin de mejorar su calidad de vida. En ella la Corte afirmó que el
derecho a la salud y a la seguridad social eran de carácter prestacional, y
sólo fundamentales en conexidad con el derecho a la vida. En ella señaló:

“En el caso en el que dicho medicamento no esté contemplado en el


listado oficial, pero esté de por medio la vida del paciente, la EPS
tiene la obligación de entregar la medicina que se señale, aunque no
esté en el listado (…) poner la paciente a realizar trámites
administrativos y procedimientos judiciales para acceder al
medicamento implica agravarle su estado de salud y por ende,
poner en riesgo su vida”.

Igualmente esta Corporación en la Sentencia T-099 de 1999, tuteló los derechos


fundamentales a la salud y a la vida digna de una persona que sufría de
incontinencia urinaria ocasionada por una disfunción cerebral y a quien la entidad
demandada le había negado el suministro de pañales desechables bajo el
argumento de que se encontraban excluidos del POS. En esa oportunidad
consideró que tal determinación, tornaba indigna la existencia del paciente por
cuanto no le permitía el goce de una óptima calidad de vida. Sobre el particular dijo
este Tribunal:

“En este caso específico, es claro que la omisión de Capresub en otorgar


los pañales a la actora, vuelve indigna su existencia, puesto que no le
permite gozar de la óptima calidad de vida que merece, y por
consiguiente, le impide desarrollarse plenamente. La inhabilidad para
controlar los esfínteres, su avanzada edad (80 años), la situación
económica que no le permite acudir a métodos más sofisticados para la
solución de su problema, la disfunción cerebral que originó dicha
anomalía y el riesgo de infecciones en la zona (heridas, llagas, hongos)
no le permiten una vida normal, ni llevar a buen término sus
actividades diarias, a menos que se le proporcionen en alguna
medida, las condiciones que le faciliten vivir con la dignidad que
demanda la existencia. Recuérdese además que en tratándose de
personas de la tercera edad el derecho a la seguridad social se erige en
fundamental y su protección se torna insoslayable en casos como el
presente.”

Cabe resaltar que varios de los anteriores casos compartían situaciones comunes;
primero, el médico tratante formuló un medicamento o tratamiento que se requería
para garantizar la vida digna e integridad física de los accionantes, segundo, las
entidades prestadoras de salud se negaron a suministrarlo debido a que no se
encontraba contemplado en la lista del plan obligatorio de salud, y tercero, los
actores alegaron no tener la capacidad económica suficiente para acceder por ellos
mismos a lo prescrito por el médico. Sobre la base de aquellas situaciones la
Corte construyó, con el paso del tiempo, criterios que garantizan el acceso a
los servicios de salud (medicamentos o tratamientos) excluidos del POS.

Así las cosas, la Corte estableció los siguientes criterios sobre la regla de acceso a
los servicios de salud que se requerían y no están incluidos en el plan obligatorio:
a) la falta del medicamento o tratamiento excluido por la reglamentación
legal o administrativa, debe amenazar los derechos constitucionales
fundamentales a la vida o a la integridad personal del interesado; b)
debe tratarse de un medicamento o tratamiento que no pueda ser
sustituido por uno de los contemplados en el Plan Obligatorio de Salud o
que, pudiendo sustituirse, el sustituto no obtenga el mismo nivel de
efectividad que el excluido del plan, siempre y cuando ese nivel de
efectividad sea el necesario para proteger el mínimo vital del paciente; c)
que el paciente realmente no pueda sufragar el costo del medicamento o
tratamiento requerido, y que no pueda acceder a él por ningún otro
sistema o plan de salud (el prestado a sus trabajadores por ciertas
empresas, planes complementarios prepagados, etc.); y finalmente, d)
que el medicamento o tratamiento haya sido prescrito por un médico
adscrito a la Empresa Promotora de Salud a la cual se halle afiliado el
demandante[24].

La anterior subregla surgió principalmente del principio “requerir con necesidad”,


que antes de la Sentencia T-760 de 2008 [25], no había sido nombrado con tanta
claridad, pero en cada caso habían sido aplicados los mismos criterios.

En la citada sentencia, la Corte aclaró que:

“requerir un servicio y no contar con los recursos económicos para poder


proveerse por sí mismo el servicio, se le denominará, “requerir con
necesidad”, y aclaró el concepto de “requerir” y el de “necesidad”. Frente
al primero dijo que se concretaba cuando: “a) la falta del servicio
médico vulnera o amenaza los derechos a la vida y a la integridad
personal de quien lo requiere; b) el servicio no puede ser sustituido por
otro que se encuentre incluido en el plan obligatorio y c) el servicio
médico ha sido ordenado por un médico adscrito a la entidad encargada
de garantizar la prestación del servicio a quien está solicitándolo”. Sobre
el segundo afirmó que “(…) alude a que el interesado no puede costear
directamente el servicio, ni está en condiciones de pagar las sumas que
la entidad encargada de garantizar la prestación del mismo se encuentra
autorizada a cobrar (copagos y cuotas moderadoras), y adicionalmente,
no puede acceder a lo ordenado por su médico tratante a través de otro
plan distinto que lo beneficie.[27]”

Igualmente precisó en la citada sentencia que:

“toda persona tiene el derecho constitucional a que


se le garantice el acceso efectivo a los servicios que
requiera, esto es, servicios indispensables para
conservar su salud, cuando se encuentre
comprometida gravemente su vida, su integridad
personal, o su dignidad. El orden constitucional
vigente garantiza a toda persona, por lo menos, el
acceso a los servicios de salud de los cuáles
depende su mínimo vital y su dignidad como
persona.”
Por último, en la sentencia T-1024 de 2010, la Corte estudió la solicitud presentada
por una señora de 82 años de edad, para que se le suministrara una silla de
ruedas, pañales y otros implementos que requería con necesidad. En ella, esta
Corporación señaló que una entidad de salud violaba el derecho si se negaba a
autorizar un servicio que no estuviera incluido en el Plan Obligatorio de Salud,
cuando el servicio se requería con necesidad, como ocurría en el caso concreto, en
el que se logró acreditar la falta de capacidad económica para acceder a todos los
implementos médicos necesarios que garantizaran una vida digna a la accionante.
[29]

De la misma forma, la Corte Constitucional ha ordenado el cumplimiento de ciertas


prestaciones que no han sido prescritas por los médicos tratantes adscritos a las
EPS, al considerar que los padecimientos son hechos notorios que vuelven indigna
la existencia de una persona, puesto que no le permite gozar de la óptima calidad
de vida que merece, y por consiguiente, le impide desarrollarse plenamente.

Sin embargo, la jurisprudencia ha aceptado que en ciertas circunstancias el


derecho a la salud admite un mayor ámbito de protección, aun cuando exceda
lo autorizado en los listados del POS y POS-S, como en los eventos en que
aparezca algún factor que haga estimar la necesidad y/o el requerimiento del
servicio médico para la prevención, conservación o superación de circunstancias
que impliquen una amenaza o afectación del derecho a la salud.

En ese orden de ideas se concluye, que toda persona tiene el derecho a que
se le garantice el acceso a los servicios de salud que requiera, y que no es
posible que se aplique de manera restrictiva la reglamentación, y se excluya
la práctica de procedimientos o intervenciones, toda vez que no es
constitucionalmente admisible que dicha reglamentación restrictiva tenga
prelación sobre la debida protección y garantía de los derechos
fundamentales.

2.2.2.2. Jurisprudencia constitucional sobre el cubrimiento de los gastos de


transporte para pacientes y sus acompañantes por las EPS, para acceder a
los servicios de salud

Esta Corporación ha indicado en varias oportunidades los casos en que el Sistema


de Seguridad Social en Salud debe cubrir el servicio de transporte. No obstante,
cuando el servicio no esté catalogado como una prestación asistencial de salud,
algunas veces suele estar íntimamente relacionado con la recuperación de la
salud, la vida y la dignidad humana, sobre todo cuando se trata de sujetos de
especial protección, como los niños en estado de discapacidad.

La regulación de este servicio se encuentra establecida en el Acuerdo 029 de


2011, expedido por la Comisión de Regulación en Salud, que actualizó los Planes
Obligatorios de Salud (POS), en los siguientes casos:

“ARTÍCULO 33. TRANSPORTE O TRASLADO DE PACIENTES. El Plan


Obligatorio de Salud de ambos regímenes incluye el transporte en
ambulancia para el traslado entre instituciones prestadoras de servicios
de salud dentro del territorio nacional, de los pacientes remitidos, según
las condiciones de cada régimen y teniendo en cuenta las limitaciones
en la oferta de servicios de la institución en donde están siendo
atendidos, que requieran de atención en un servicio no disponible en la
institución remisora.

El servicio de traslado de pacientes cubrirá el medio de transporte


adecuado y disponible en el medio geográfico donde se encuentre, con
base en el estado de salud del paciente, el concepto del médico tratante
y el destino de la remisión y de conformidad con las normas del Sistema
Obligatorio de Garantía de la Calidad de la Atención en Salud.

PARÁGRAFO 1o. Si en concepto del médico tratante, el paciente puede


ser atendido en un prestador de menor nivel de atención el traslado en
ambulancia, en caso necesario, también hace parte del POS o POS-S
según el caso. Igual ocurre en caso de ser remitido a atención
domiciliaria, en los eventos en que el paciente siga estando bajo la
responsabilidad del respectivo prestador.

PARÁGRAFO 2o. Si realizado el traslado, el prestador del servicio,


encuentra casos de cobertura parcial o total, por seguros de accidente
de tránsito, seguros escolares y similares, el valor del transporte deberá
ser asumido por ellos antes del cubrimiento del Plan Obligatorio de
Salud de ambos regímenes, en los términos de la cobertura del seguro y
la normatividad vigente.”

Como se observa, la inclusión del transporte en el Plan Obligatorio de Salud que


garantiza el cubrimiento del transporte para el paciente ambulatorio que requiere
cualquier evento o tratamiento previsto por el acuerdo, en todos los niveles de
complejidad, no es absoluta, dado que se requiere que: (i) la remisión haya sido
ordenada por el médico tratante; (ii) en el municipio donde reside el paciente no
existan instituciones que brinden el servicio ordenado; y (iii) la EPS-S donde se
encuentra afiliado el paciente reciba una UPC diferencial o prima adicional[33].

En los demás casos, la jurisprudencia Constitucional ha establecido que cuando el


paciente no cuenta con los recursos para sufragar los gastos que le genera el
desplazamiento y, éste, sea la causa que le impide recibir el servicio médico, esta
carencia se constituye en una barrera para acceder al goce efectivo de su derecho
a la salud. En éste evento, le corresponde al juez constitucional aplicar la regla
jurisprudencial para la procedencia del amparo para financiar el traslado, en los
casos donde se acredite que “(i) ni el paciente ni sus familiares cercanos tienen los
recursos económicos suficientes para pagar el valor del traslado y (ii) de no
efectuarse la remisión se pone en riesgo la vida, la integridad física o el estado de
salud del usuario.”

De lo visto, tenemos que la jurisprudencia constitucional determina la viabilidad del


servicio de transporte por fuera del lugar de residencia del solicitante, cuando se ha
probado que ni el paciente ni sus familiares cercanos tienen los recursos
económicos suficientes para pagar el valor del traslado y, de no efectuarse la
remisión se pone en riesgo la vida, la integridad física o el estado de salud del
usuario.

En ocasiones, la jurisprudencia constitucional ha sostenido:

“… que la dimensión de los gastos de traslado llega a desbordar la


capacidad económica del paciente y de su familia, en cuyo caso se
advierte la existencia de una barrera informal al acceso del servicio de
salud que debe ser eliminada, según lo ordena el criterio de
accesibilidad, pues en estos casos el disfrute material del derecho a la
salud del individuo resulta entorpecido por un elemento –capacidad
económica- que en ningún caso puede restringir su plena satisfacción.

(…)

Ahora bien, como fue señalado en sentencia T-295 de 2003, en aquellos


eventos en los cuales el procedimiento médico sea practicado a un
menor de edad, a un discapacitado o a una persona de la tercera edad,
se hace indispensable, adicionalmente, cubrir los gastos de
desplazamiento de un acompañante, dado el estado de indefensión y el
grado de dependencia en que pueden encontrarse.”[35]

En efecto, en sentencia T-760 de 2008 la Corte ha reiterado que el transporte es


un medio para acceder al servicio de salud, y aunque no es una prestación médica
como tal, en ocasiones se constituye en una limitante para lograr su
materialización, especialmente cuando las personas carecen de los recursos
económicos para sufragarlo. Por ello, ha considerado que:
“toda persona tiene derecho a que se remuevan las barreras y
obstáculos que [le] impidan… acceder a los servicios de salud que
requiere con necesidad, cuando éstas implican el desplazamiento a un
lugar distinto al de residencia, debido a que en su territorio no existen
instituciones en capacidad de prestarlo, y la persona no puede asumir
los costos de dicho traslado”.

Igualmente, esta Corporación en sentencia T-550 de 2009[37] ha reconocido que:

“(…)… la identificación de los eventos en los cuales es viable autorizar


el servicio de transporte o suministrar ayuda económica depende del
análisis fáctico en cada caso concreto, donde el juez debe evaluar la
pertinencia, necesidad y urgencia de la medida, así como las
condiciones económicas del actor y su núcleo familiar. Así entonces,
cuando deban prestarse servicios médicos en lugares diferentes al de la
sede del paciente, si éste ni su familia disponen de los recursos
suficientes para tal fin y se comprometen sus derechos fundamentales,
procede la acción de tutela para ordenar a la EPS que pague los costos
pertinentes y, posteriormente, recobre a la entidad estatal
correspondiente, por los valores que no esté obligada a sufragar”.

En esas circunstancias, la garantía constitucional de acceso a los servicios de


salud conlleva, además de brindarse los tratamientos médicos para proteger la
salud de la persona la de conseguir los medios para la materialización efectiva del
servicio.

En sentencia T-346 de 2009, se recordó que la jurisprudencia constitucional ha


señalado, que todas las personas tienen el derecho a recibir la asistencia médica
necesaria para la recuperación de su salud, situación que en algunos casos
excepcionales puede conllevar incluso el servicio de transporte, siempre y cuando
(i) ni el paciente ni la familia cuenten con los recursos económicos para cubrir el
mencionado servicio y (ii) que en caso de no otorgarse el medicamento,
procedimiento o tratamiento, se amenace “la vida, la integridad física o el estado de
salud del usuario”. De igual forma, citó que en algunas oportunidades se ha
ordenado la prestación del transporte, junto con un acompañante, cuando el
paciente (i) dependa totalmente del tercero para su movilización, (ii) necesite
de cuidado permanente “para garantizar su integridad física y el ejercicio
adecuado de sus labores cotidianas” y finalmente, (iii) ni el paciente ni su familia
cuenten con los recursos económicos para cubrir el transporte del tercero.

En cuanto al cubrimiento de gastos de traslado para el acompañante, esta


Corporación señala que la protección procede cuando, atendiendo el concepto
médico, el paciente requiere de un tercero para hacer posible su desplazamiento o
para garantizar su integridad física y la atención de sus necesidades más
apremiantes]. Al respecto señaló: “la autorización del pago del transporte del
acompañante resulta procedente cuando (i) el paciente es totalmente dependiente
de un tercero para su desplazamiento, (ii) requiere atención permanente para
garantizar su integridad física y el ejercicio adecuado de sus labores cotidianas y
(iii) ni él ni su núcleo familiar cuenten con los recursos suficientes para financiar el
traslado”

En esos términos, se encuentra establecido que por vía de tutela se puede


impartir la orden para que la empresa prestadora del servicio de salud cubra
el transporte, ya sea urbano o de una ciudad a otra, del afiliado y de un
acompañante, cuando el paciente lo requiera, de forma que pueda recibir
oportunamente los servicios médicos asistenciales.

En cuanto al tema específico del servicio de ambulancia, en los casos particulares


en que se requiera que a los afiliados se les transporte así, las entidades
prestadoras de salud tienen la obligación de proveer los medios para que sus
pacientes puedan adquirir el servicio de transporte a los sitios en los cuales prestan
los servicios médicos, o deben ellos mismos desplazarse hasta el domicilio del
paciente para brindarle la atención requerida de forma ininterrumpida.

Esta Corporación[42] ha precisado que si bien en principio la obligación de acudir a


un tratamiento corresponde de forma prevalente al paciente y a su familia, existen
ciertos presupuestos en los cuales la responsabilidad gravita a cargo de la
institución prestadora del servicio, cuando se acredite que ni el paciente ni sus
familiares cercanos tienen los recursos económicos suficientes para pagar el valor
del traslado y de no efectuarse el mismo se ponga en riesgo la vida, la integridad
física o el estado de salud del usuario.[43]

A ese respecto en la Sentencia T-197 de 2003,[44] la Corte señaló:

“… las normas que establecen la obligatoriedad de las entidades


promotoras de salud en el pago del traslado de sus usuarios restringen
la cobertura a los casos de urgencia debidamente certificada, la
movilización de los pacientes internados que requieran atención
complementaria y, en todo caso, en las zonas donde se paga una
unidad de pago por capitación diferencial mayor.

Sobre el tema, la Corte Constitucional ha señalado las reglas


jurisprudenciales aplicables para la asunción de los costos del transporte
de pacientes, criterios que comparten la misma justificación de los
utilizados para la inaplicación de las disposiciones del Plan Obligatorio
de Salud. Así, se parte de considerar que, de manera general, la
normatividad se aplica íntegramente y que el transporte debe ser
asumido por el afectado o, en razón del principio de solidaridad
consagrado en el artículo 95-2 de la Carta, por su familia. Igualmente, la
responsabilidad es trasladada a las entidades promotoras únicamente
en los eventos concretos donde se acredite que (i) ni el paciente ni sus
familiares cercanos tienen los recursos económicos suficientes para
pagar el valor del traslado y (ii) de no efectuarse la remisión se pone en
riesgo la vida, la integridad física o el estado de salud del
usuario.” (subrayado fuera del texto)

Efectivamente, cuando se comprueba que ni el paciente ni su familia tienen los


recursos económicos para cubrir el costo del tratamiento, del medicamento, de la
cirugía o del transporte en ambulancia, corresponde al Estado la obligación de
brindar el servicio que requiera la persona por medio de las entidades de salud
vinculadas a éste.

Adicionalmente, la Corte ha señalado que la asunción de dichos costos de


traslados deberán igualmente incluir el de un acompañante, cuando los mismos
médicos tratantes así lo consideren estrictamente necesario, o en el evento de que
se trate de un paciente que presente una discapacidad mental y no pueda valerse
por sí mismo, o que corresponda a un menor de edad o a una persona de la
tercera edad.[45]

Para concluir, es obligación del juez de tutela analizar las circunstancias de cada
caso en particular y determinar si se cumple con los requisitos definidos por la
jurisprudencia, caso en el cual, deberá ordenar los pagos de transporte que se
requiera cuando se demuestre que carece de recursos económicos y su traslado
para atender su salud es necesario para su recuperación.

Sentencia T-067/12
2.2.2.2 El derecho fundamental a la salud en especial a las personas de la tercera
edad.
Esta Corporación en reiteradas ocasiones se ha pronunciado sobre el alcance del
contenido de los artículos 13 y 46 de la Constitución Política, respecto a la
protección especial de las personas de la tercera edad.[15] En ellas, ha considerado
que el principio de solidaridad respecto a éste grupo de personas se hace más
exigente[16], ya que en primer lugar le corresponde a la familia y subsidiariamente
al Estado y a la sociedad, velar para que dicha protección se haga efectiva.[17]

Así lo consideró la Corte Constitucional, al manifestar que esa dificultad que


afronta una persona de la tercera edad para procurar su propio cuidado, se debe
ante todo por los cambios morfológicos que disminuyen su capacidad física que le
impiden el goce y disfrute de algunos de sus derechos.

En sentencia T-646 de 2007[18], señaló que:

“Es así como, el artículo 46 constitucional señala el derecho a una


protección mínima frente a la inseguridad que significan determinadas
condiciones de vida, tales como el desempleo, la falta de vivienda, de
educación y salud. Derecho que, de acuerdo con la jurisprudencia de la
Corporación, adquiere el carácter fundamental[19] cuando, según las
circunstancias del caso, su falta de reconocimiento tiene la potencialidad
de poner en peligro otros derechos y principios fundamentales como la
vida, la dignidad humana, la integridad física y moral, o el libre desarrollo
de la personalidad de las personas de la tercera edad.

Es así como, de acuerdo con el contenido de las normas señaladas, la


Constitución, al enunciar los sujetos obligados a prodigar atención o
cuidado a las personas de la tercera edad, señala en una primera
instancia a la familia “en la que los lazos de pertenencia, gratitud,
solidaridad, etc, que se presume, se han generado durante la convivencia
de sus miembros, la obligan a velar por cada uno de ellos, en especial por
aquellos que, dadas sus condiciones especiales, requieran de atención
especial””.[20]

De esta forma se puede concluir, que las personas de la tercera edad cuentan con
la protección especial del Estado para que puedan ejercer sus libertades y
derechos, toda vez que se trata de un sector de la población que se encuentra en
desventaja social[21] proclive a abusos o maltratos, para lo cual las entidades
comprometidas con el sector salud deben brindar toda la atención que requieran,
con el fin de asegurarles una existencia digna.

Pero debido a las circunstancias que rodean al accionante, como persona de la


tercera edad, su precario estado de salud, su situación económica, por la
frecuencia y duración del procedimiento en ciudad distinta de su residencia, hace
que tenga que incurrir en gastos de transporte y alimentación para un
acompañante, los cuales no puede asumir, poniendo en riesgo su integridad física,
su salud y la posibilidad de recuperación, al no poder asistir a las citas
programadas.

En esas condiciones, no existe duda que el accionante, (i) es un sujeto de la


tercera edad de especial protección constitucional, pues cuenta con 73 años de
edad; (ii) padece quebrantos de salud por las enfermedades que presenta como
consecuencia de la Diabetes y secuelas de enfermedad cerebro vascular con
Hemiplejia izquierda; (iii) su situación económica es precaria, que le impide contar
con los recursos para satisfacer sus necesidades básicas; y (iv) sus familiares no
cuentan con los medios económicos para garantizar la protección que requiere.

Estos aspectos, indican claramente que se trata de una persona de especial


protección constitucional, que además de encontrarse en estado de debilidad
manifiesta[42], pertenece a un grupo social vulnerable, frente al cual el constituyente
adoptó la decisión de brindar un cuidado especial [43], que puede ser exigido a
través de la acción constitucional.[44]

Como ya se dijo en acápite anterior, esta Corporación ha reiterado en la necesidad


de que las entidades prestadoras de salud deben dar continuidad a los
tratamientos ordenados a los pacientes, con el fin de garantizarles su efectiva
recuperación. En cumplimiento de ello, deben facilitar los medios adecuados para
que las personas puedan acceder a las instituciones que presten los servicios en
salud que requieren con necesidad. Sobre ello se manifestó en la sentencia T-352
de 2010[45], “… que los gastos de transporte adquieren el carácter de fundamental
y deben ser amparados por este mecanismo constitucional.”

Por lo tanto, esta Sala considera que las entidades accionadas están incumpliendo
sus deberes legales y constitucionales, evidenciando la vulneración del derecho
fundamental a la salud y a la vida digna del accionante, a quien se pone en riesgo
no sólo la salud sino su afectación en el desarrollo de su vida en condiciones
dignas, por cuanto es indispensable la continuidad de los controles médicos. Por lo
tanto se reitera, que los gastos de traslado del paciente y de un acompañante
cuando se requiera, no pueden convertirse en obstáculos para el goce de sus
derechos fundamentales.

En estos eventos, la Sala considera que los gastos de transporte adquieren el


carácter de fundamental y deben ser amparados por este mecanismo
constitucional, teniendo en cuenta que para el goce efectivo y real del derecho a la
salud, es indispensable que el accionante continúe con el tratamiento y los gastos
de traslado de un acompañante, no pueden convertirse en un obstáculo para
asegure su recuperación en condiciones dignas.

Por ello, y teniendo en cuenta la imposibilidad de sufragar los gastos de traslado,


MEDIMAS E.P.S debe asumir los gastos de transporte de su acompañante, pues
en este caso se cumplen los requisitos establecidos por la jurisprudencia
constitucional para que sea dicha entidad la que garantice el acceso al servicio.

PARA EL CASO CONCRETO SEÑOR JUEZ, MI SEÑOR ESPOSO NI NOSOTROS SUS


FAMILIARES CONTAMOS CON LOS RECURSOS ECONOMICOS SUFICIENTES PARA
PAGAR EL VALOR DE UNA ENFERMERA PARA LO ATIENDA EN LAS CONDICIONES
DIGNAS.

PRUEBAS

Téngase como pruebas fotocopia de los siguientes documentos:

1. Historia Clínica de Miguel Ángel Torres García – Resumen de Examen Físico de


fecha 16/08/2019
2. Historia Clínica Medicina Domiciliaria de fecha 01/09/2019
3. Orden Medica control Neurología de fecha 12/11/2019, suscrita por el dr. JUAN
ANDRES MONSALVE, Neurólogo
4. Fallo de Acción de Tutela N°54001-40-71-0003-2019-00412-00 de fecha
23/08/2019 – Oficio: J03PMA-04881
5. Historia Clínica de Martha Teresa Santander Contreras.
6. Estudio Radiografía Rodillas Comparativas de Martha Teresa Santander Contreras
7. Resonancia Magnética Nuclear de Martha Teresa Santander Contreras
8. Fotocopia de la cédula de Miguel Ángel Torres García
9. Fotocopia de la cédula de Martha Teresa Santander Contreras

PETICION ESPECIAL

1) Que se ordene TUTELAR el derecho a la vida y a la salud de mi Señor Esposo


MIGUEL ANGEL TORRES GARCIA.
2) Que como consecuencia a lo anterior se ordene a MEDIMAS EPS, para que
dentro del término de cuarenta y ocho ( 48 ) horas, autorice y ordene ATENCION
INTEGRAL DE ENFERMERA DE TIEMPO COMPLETO DE 24 HORAS AL DIA..
3) Como también la autorización de Pañales PLENITUD AZUL talla M, usa 5 pañales
diarios por 30 días para un total de ciento cincuenta ( 150) pañales mensuales
4) CREMA MARLY o CREMA CERO gasta cinco (5) Potes mensuales de los
grandes.
5) PAÑITOS HUMEDOS MARCA PEQUEÑIN de 72 Unidades gasta mensualmente
seis (6) paquetes mensuales.
6) CREMA LOCION EMOLENTE AISLADERM gasta mensualmente tres (3)
frascos o potes de los grandes.
7) Que se tenga en cuenta mi estado de salud deficiente ya que padezco de
Tendinitis Isquiotibial Derecha y otros.

MANIFESTACIÓN

Bajo gravedad de juramento manifiesto que por los mismos hechos y derechos aquí
reclamados no se ha interpuesto acción de tutela alguna.

ANEXOS

Los enunciados en el acápite de pruebas.

NOTIFICACIONES

Las partes recibiran notificaciones en las siguientes direcciones:

ACCIONANTE. MARTHA THERESA SANTANDER DE TORRES, Avenida 19 Nº19-24


Barrio San José – Teléfono 5825003, Celular: 311-2732179, Municipio de San José de
Cúcuta, Departamento Norte de Santander.

ACCIONADO. Entidad Prestadora de Salud MEDIMAS E.P.S., Calle 8 Nº1E-25 Centro.

Atentamente,

MARTHA THERESA SANTANDER DE TORRES


C.C. 37.237.780 de Cúcuta
Conyugue del Cotizante

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