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MODERNISMO Y GENERACIÓN DEL 98

El panorama político y social de España en las últimas décadas del S.XIX se caracteriza por una
enorme inestabilidad por el turnismo en el poder y la pérdida de las últimas colonias españolas. El
Modernismo y la Generación del 98, aunque son fruto de la crisis de fin de siglo, se trata de dos
movimientos diferentes: uno pretende evadirse de la realidad y sus problemas, y otro solucionarlos.

El Modernismo
Surge en el S.XIX (Hispanoamérica) y es una tendencia fundamentalmente poética con fuentes
francesas (parnasianismo y simbolismo), hispanas (Béquer, Rosalía de Castro), norteamericanas
(Edgar Alan Poe, Walt Whitman) y europeas (Oscar Wilde).
En los temas: escapismo, rechazo de una sociedad en crisis en la que no encuentran su lugar. Evasión
a través de tiempo y espacio (épocas pasadas, lugares exóticos), cosmopolitismo, vuelta a los
orígenes con temas americanos (indigenismo) e hispánicas y paraísos artificiales; erotismo (amor
muy pasional); rebeldía y vitalidad alternada con melancolía y tristeza.
Entre sus formas están: esteticismo con el anhelo de armonía, perfección y belleza conseguidas con
la búsqueda de valores sensoriales y enriquecimiento del lenguaje poético subrayando la
musicalidad (renuevan la métrica, innovando versos y estrofas); y la poesía siendo el género más
utilizado.
De autores destacan: Rubén Darío (Azul, 1888), Valle-Inclán (en poesía con La Pipa de Kif, en prosa
con Sonatas), Juan Ramón Jiménez (poesía pura sin sentimientos), Antonio Machado (Soledades,
1903) y Manuel Machado (El mal poema, 1910).

Generación del 98
Sobre los temas, en España destacan: la denuncia/queja de la pasividad social ante la crisis, el afán
de reformas (regeneracionismo) y los problemas existenciales (angustia vital y dudas de fe).
Respecto a las características destaca la importancia de la prosa, el estilo cuidado pero sobrio y el
subjetivismo.
Los autores destacados: en el ensayo, Ángel Ganivet (Idearium español); Ramiro de Maeztu (Hacia
otra España); Miguel de Unamuno (En torno al casticismo); en la novela del 1902, Miguel de
Unamuno (San Manuel Bueno, mártir); Azorín (La voluntad); Pío Baroja (El árbol de la ciencia); en el
teatro, Miguel de Unamuno (El otro); Valle-Inclán (Luces de bohemia, como primer esperpento: una
realidad muy deformada); y en poesía, Antonio Machado (Campos de Castilla).

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