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SÍNDROME DOLOROSO
REGIONAL COMPLEJO (SDRC)
INTRODUCCIÓN
Los síndromes de dolor regional complejo se caracterizan por la presencia de síntomas sensoriales,
autónomos y motores precedidos habitualmente de una lesión o inmovilización con un curso clínico
desproporcionado con respecto a la lesión inicial.
Diagnóstico médico: Llevar a cabo una búsqueda exhaustiva de una posible lesión de nervio con
estudios que valoran perfectamente el estado de las fibras altamente mielinizadas que puedan
pasar por alto una lesión de fibras nociceptivas que quedaría sin diagnosticar. Antes de
diagnosticar el SRDC tipo I tenemos que descartar que haya cualquier otra causa, porque si
existiese sería de tipo II
Evitar procedimientos intervencionistas que no han demostrado evidencia estadísticamente
significativa de ser útiles para el tratamiento: bloqueos simpáticos y la simpatectomía.
No descuidar un posible origen psicológico o psiquiátrico del cuadro clínico ≠ fingir o
autoprovocarse los síntomas.
Es una complicación imprevisible que puede producirse seguido de un traumatismo banal o de una
intervención quirúrgica que son percibidos por ciertos pacientes como agresión. La diabetes, las
patologías inflamatorias y el estrés son factores predisponentes, pero el 30% de los casos es imposible
relacionar la aparición de un SDRC a cualquier etiología.
Numerosos estudios muestran que la afectación de las fibras “A” nociceptivas es marcado y que la
liberación de neuropéptidos contribuye a instalar el síndrome inflamatorio.
DIAGNÓSTICO
Es esencialmente clínico. La atención debe estar puesta ante todo en el dolor espontáneo, contante de
tipo quemante, desproporcionado con relación al traumatismo o que aparece después de la
intervención quirúrgica. Exámenes complementarios:
SDRC TIPO I
En el SDRC tipo I, los síntomas suelen aparecer durante el primer mes tras el acontecimiento nocivo
inicial. Los síntomas y signos pueden extenderse en sentido proximal o involucrar otras extremidades,
en ocasiones etiquetadas como “neurológicamente imposibles”. El hecho de que sólo sean necesarios
los criterios 2 y 4 nos plantea la paradoja de que cualquier dolor mantenido sin causa evidente podría
ser un SDRC tipo I.
SDRC TIPO II
Los síntomas suelen aparecer inmediatamente tras la lesión del nervio, aunque puede hacerlo también
con posterioridad. Puede extenderse en sentido proximal, aunque es muy infrecuente que lleguen a
involucrar otras extremidades. De hecho, cualquier lesión del nervio periférico con dolor, hiperalgesia o
alodinia y cambios tróficos podría ser un SDRC tipo II.
TRATAMIENTOS MÉDICOS
Los tratamientos (tto) para el SDRC tipo I respaldados por evidencia científica de eficacia y poca
probabilidad de efectos adversos son:
Debido a los modestos beneficios y a su agresividad, algunos tratamientos solo deberían ofrecerse tras
un cuidadoso asesoramiento:
INTERVENCIÓN DESDE TO
Tto de reeducación:
Relacional
Kinesiterapia
Ortesis
TO
Fisioterapia
Psicología
KINESITERAPIA
El tto manual comprende de masajes y movilizaciones prudentes. Las sesiones se realizarán, de forma
general, 3 veces por semana.
Se debe privilegiar las amplitudes contrarias a las posiciones de las retracciones cápsulo-ligamentarias:
en los dedos largos, se trabajará las MCF en flexión y las IF en extensión, sin olvidar la apertura de la
primera comisura del pulgar.
Se trabajarán igualmente las pinzas y las diferentes prensiones. La musculatura se solicita sin resistencia,
es estático y en isométrico en el final del recorrido. Además, se llevará a cabo un tto de desensibilización
utilizando diferentes materiales: algodón, lana, arena, lentejas, arroz, pelotas blandas, etc. La
reeducación en espejo está demostrado que en la fase caliente contribuye a disminuir el dolor y el
edema.
ORTESIS
En este momento, son útiles las ortesis que tienen un objetivo antálgico. Estáticas de reposo, de uso
nocturno, antebraquidigital en prevención de actitudes viciosas. Verónica Tapia
TERAPIA OCUPACIONAL
El paciente debe utilizar la mano con el objetivo de instaurar rigideces y la impotencia funcional
protocolo de Watson. Preconiza el ejercicio sobre la mano en razón de activar tracciones y presiones a
través de dos tipos de actividades realizadas en el domicilio:
La primera consiste en tener en la mano un cepillo y ejecutar ejercicios de cepillado sobre la
mesa durante un tiempo que irá aumentando progresivamente movilidad de todo el MS
hasta el hombro.
La segunda actividad es el sostén de una carga, cuyo peso irá aumentando muy
progresivamente.
Baños de contraste: Inmersión de la mano en agua de forma alterna en agua caliente (35ºC-
40ºC) y, luego en agua fría (5ºC6ºC). Sumergir durante 4 minutos en agua caliente, luego 1
minuto en agua fría repitiendo 4 veces seguidas terminando en el agua fría.
La presoterapia se aplica para los efectos vasomotrices y posturales en extensión de las IFP.
KINESITERAPIA
Masajes “de ablande” y desfibrosantes.
Las movilizaciones pasivas se realizan con el objetivo de ganar amplitudes articulares, siempre
realizadas por debajo del umbral del dolor.
Las movilizaciones activas con resistencia y sin esta mejorarán el deslizamiento tendinoso
recuperación funcional
ORTESIS
Ortesis dinámicas globales para la flexión o extensión.
TERAPIA OCUPACIONAL
Estimulación de la destreza en las actividades que necesitan disociación de dedos. Trabajo de fuerza y
resistencia con actividades en las que intervengan “choques” y vibraciones. Agentes físicos: se prioriza el
agua caliente sobre las zonas retraídas y los cuerpos musculares del antebrazo.
INDICACIÓN QUIRÚRGICA
Ante un déficit severo funcional, se valora la intervención del cirujano. Se deben reunir varias
condiciones: